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Dios estoy agradecido porque tienes misericordia de mí.

Tu no te cansas de sanarme, de
levantarme, me das victoria siempre, Señor perdoname porque me olvido de ti, de tantas maravillas
que hiciste en mi vida. Mi Dios ayúdame, salvame.
,
Soy necio muchas veces no quiero entender que tu siempre estas conmigo. Las circunstancias me
desvían de ti. Mi Dios ayúdame, quiero siempre estar contigo.

El orar, me enseñaste que es hablar contigo. Mi Dios quiero hablar siempre contigo. Mira, oh Dios a
veces me siento débil y no sé qué hacer, pero ahí estas tu y yo sin saber que hacer. Tu me hablas y
no te escucho. ¿Mi carne me domina y llego a ser terco y no comprendo y me cuestiono, por qué?

Pero en ese momento tu luz llega a mi vida y recapacito y digo: ¿Qué estoy pensando? ¿Por qué
pienso así? Y siento que tu luz me rodea y me arrepiento de obrar mal y nuevamente te pido perdón
y tu no dices nada, solo me llenas con tu paz y recuerdo los milagros que me hiciste y las victorias
que me diste. Oh mi Dios insensato soy y no quiero ser así.

Más me acuerdo cuando tu dijiste YO SOY TU PADRE. Y me fortalezco y digo: mi Padre me ama. Y
te doy gracias. Me quebranto y luego me levanto y digo: ¿con mi Padre y yo, quien contra mí? Y de
pronto estoy erguido, se fue esa pesadez, esa pena, esa angustia, ya no hay. Y levanto mis ojos y
digo: gracias Padre.

Me llega a mi mente y repito en el nombre de Jesús hay poder, empiezo a repetir a una velocidad
que no es lenta ni rápida, solo repito. Se abre mis ojos y veo la solución. Tu ya vienes y debo
esperarte como tu quieres que se te espere, nada de queja, nada de afán, nada de angustia, nada
de falta de perdón, nada de nada. Solo obedecer tu Palabra y estar firme en la Doctrina de Jesús.

Todo es vanidad, es decir todo es efímero, en esta tierra el tiempo es muy corto, que a veces parece
que es largo, peros llega a ser tan corto que ni me di cuenta cuantos años paso y estoy en una edad
que no pensé en estar. Luego digo: se acorta el tiempo para la carne, pero no para mi alma. Si mi
alma debe salvarse, entonces reconsidero y acepto que el tiempo pasa muy rápido para la carne,
pero no para el alma.

Digo: alma mía alaba a Jesús, mi Señor y Salvador, eres tú la que debes salvarte, pues alaba y
agradece a mi Padre Eterno que viene por mí. Yo espero a mi Jesús ya viene, mi Dios, mi Libertador
quien me enseño el camino, su Nombre que es sobre todo nombre. Todas las molestias que tiene mi
carne no serán obstáculo de seguir a mi Dios y a cumplir sus mandamientos.

Si mi carne no quiere, pues debo pedir ayuda a mi Jesús, para que mi carne se someta y obedezca.
Esto lo digo porque muchas veces mi carne no quiere perdonar, no quiere dejar la ambición, esta
mirando las cosas del mundo. Quiere tener la razón y habla del éxito que debo tener en esta tierra y
evitar todo fracaso. Debo ser soberbio y rebelde para que nadie se aproveche de mí. Mira el dinero y
dice es lo que mantiene al cuerpo. Y veo un hombre clavado en una cruz. La carne esta clavada y
no puede moverse y salpica su sangre y mi cuerpo tiembla y se resiste a obedecer, lucha con fuerza,
quiere huir, pero no se puede moverse, mira para todo lado menos para ver quien esta clavado.

Cuando mi carne ya se rinde, levanta poco a poco la cabeza y ve al hombre que esta clavado y dice:
es mi Salvador, es mi Dios y grita no puede ser porque esta clavado, ¿Quién lo clavó? Y mi misma
carne responde: tú lo clavaste. No puede entender mi carne esa respuesta, pero de forma inmediata
escucha: maldito el que este colgado en un madero. Mi carne grita. Y escucha mi paz te dejo mi paz
te doy. Mi carne deja de pelear y dice debo entregarme a mi Salvador. Pero en ningún momento dice
su nombre. Y desde lo profundo sale la voz diciendo: Jesús mi Señor, Jesús mi Salvador.
Ahora entiende que la carne debe ser crucificada y sin pensarlo quiere mi carne crucificarse y
escucha: CONSUMADO ES. Mi carne dice entonces ya no puedo hacerlo. Porque Jesús lo hizo para
mi para que yo sea libre, santificado y justificado. Ahora entiendo. La salvación es para el alma. Y yo
carne debo ser perfecto, obedecer la Palabra de Dios, es lo perfecto, justo y verdadero.

Es en ese momento que mi carne se somete a la voluntad de su Creador, para que el alma empiece
a alabar a mi Dios. Más mi carne ya no se interpone para hacer su voluntad. Ahora es que debe
obedecer acompañando a mi alma para dar Gloria a Dios.

¿Me dormí? No sé. Pero tengo un cambio. No, no es cambio en un nacimiento nuevo. Porque mi
espíritu alaba al Señor, mi alma alaba al Señor y mi cuerpo alaba al Señor. Que diferente me siento.
La Gloria de Dios esta aquí. Siento su presencia. Y de forma instantánea escucho una voz:
TESTIGO. Quiero seguir escuchando, pero nada.

¿Testigo? recapacito y digo testigo, de todo lo que hizo Jesús en mi vida desde que nací hasta hoy.
Solo ser testigo, hablar lo que Jesús hizo. Lo siento tan fácil. Hablar de Jesús nada más. Pienso y
digo: es claro solo debo hablar de Jesús NO de mí. Que diferente me siento. Solo hablar de Jesús y
no añadir nada, no disminuir nada, solo hablar lo que hablo e hizo, es decir hablar de su Doctrina, su
enseñanza.

Pero no me acuerdo nada, y escucho: mi Espíritu te recordara todo lo que te dije. Digo: es verdad me
dio su Espíritu y me guiará y hablaré de Jesús únicamente, sin convencer a nadie, ni prometerles
nada, solo decirles que Jesús es Salvador y Jesús es Dios. Ahora estoy seguro cuando Jesús dijo
anda y predica. Me dijo anda y habla de mi todo lo que viste y oíste. Como un testigo sin quitar ni
aumentar. Y escucho una voz que nunca oí porque no es humana: que el mismo Dios de paz te
santifique por completo; y que todo tu ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para
la venida de tu Señor Jesús el Cristo.

Mi alma gime y anhela ver a mi Jesús.

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