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Ya desde la época prehispánica se hablaba del tema, pues entre algunos pueblos guerreros,
como el mexica, el aborto era penalizado como un delito contra la vida, al igual que los
homicidios y las lesiones. La mujer que lo practicaba, al igual que quien la ayudara, eran
condenados a muerte, pues mermaban su capacidad bélica contra otros pueblos. Sin embargo,
se consideraba delito contra la sociedad, más no contra la religión.
Durante la época de la Colonia, en el siglo XVII, para cuidar el honor de las familias y evitar el
aborto, se creó en 1774 el Departamento de partos ocultos, cuya función era recibir al producto
de las mujeres españolas que concebían fuera del matrimonio. Las mujeres embarazadas
llegaban solas al asilo para pobres, con el rostro cubierto y permanencia en celdas aisladas, aun
en el momento del parto, con la anuencia de la Iglesia.
Desde el Código de 1871 ya se contemplaban las atenuantes para el caso de aborto por móviles
de honor, con una pena de dos años de prisión, regla seguida por el Código de 1929. En cuanto
a la legislación penal federal, desde dicho código se sanciona el aborto consentido, procurado y
sufrido.
En su Artículo 569 definía: “llámese aborto en derecho penal a la extracción del producto de la
concepción y a su expulsión provocada por cualquier medio, sea cual fuere la época de la
preñez, siempre que esto se haga sin necesidad. Cuando ha comenzado ya el octavo mes del
embarazo, se le da también el nombre de parto prematuro artificial, pero se castiga con las
mismas penas”.
Cabe mencionar que en dicha legislación de 1871, la conducta incriminada se definía a través de
la maniobra abortiva, esto es, el acto de la extracción o expulsión provocada del producto. En
tanto que en el Código federal vigente, lo que se incrimina es la consecuencia final, es decir, la
muerte del producto, de donde se deriva la protección de la vida.
SIGLO XX
El texto vigente corresponde al Código federal promulgado en 1931, donde establece que:
“Aborto es la muerte del producto de la concepción, en cualquier momento de la preñez”. “Al
que hiciera abortar a una mujer se le aplicaran de uno a tres años de prisión, sea cual fuere el
medio que empleare, siempre y cuando lo haga con el consentimiento de ella…” (…) “Se
impondrá de seis meses a un año de prisión a la madre que voluntariamente procure su aborto o
consienta que otro la haga abortar, si concurren estas tres circunstancias”, (artículos 329, 330 y
332, respectivamente).
Hay que mencionar que aun cuando dicho Código ha influido en forma decreciente en las
legislaciones estatales del país, en la actualidad hay textos penales estatales que establecen
excepciones de no punibilidad más amplias.
Fue hasta 1972, durante la primera convivencia feminista, cuando más de 100 mujeres
examinaron la legislación relacionada con el tema y discutieron sobre el control de la natalidad y
los métodos anticonceptivos.
Un año después, el Gobierno presentó un proyecto para una nueva Ley General de Población, en
el que se reconoce al aborto como un problema social. También reforma y adiciona varios
artículos constitucionales, particularmente el Cuarto que establece que el varón y la mujer son
iguales ante la ley y que ”toda persona tiene el derecho a decidir de manera libre, responsable e
informada sobre el número y espaciamiento de sus hijos”.
En 1974, con las reformas de Luis Echeverría, se incluye como garantía individual y con el fin de
asegurar y reconocer la integración de la mujer al proceso político. De igual forma se insertan
los dos párrafos de su pronunciamiento, en los que se dispone que toda persona tiene derecho a
decidir, de manera libre, responsable e informada sobre el número y espaciamiento de sus hijos.
MOVIMIENTO DE MUJERES
El Movimiento Nacional de Mujeres (MNM) inicia, en 1976, la primera Jornada Nacional sobre la
Liberalización del Aborto, en la que sugirió que la interrupción del embarazo fuera libre y
gratuita, con la voluntad y decisión de la mujer, y practicable en todas las instituciones de salud
pública.
Además, exigió ampliar la información sobre el uso de anticonceptivos, así como subsidios
gubernamentales para la investigación científica de los mismos, a fin de no perjudicar la salud de
las mujeres y evitar esterilizaciones forzosas.
En 1977, luego de la segunda Jornada Nacional sobre la Liberalización del Aborto, convocada por
la Coalición de Mujeres Feministas (CMF), las feministas presentaron a la Gran Comisión de la
Cámara de Diputados el texto final de los trabajos, en el que rechazan el aborto como un medio
de control natal y defendieron la maternidad voluntaria.
Al año siguiente, diputadas de PRI denunciaron la existencia de ”la industria negra clandestina
de abortos”, estimando las ganancias en 9 mil millones de pesos libres de impuestos; en tanto
que los registros oficiales establecían que al año se efectuaban un millón de abortos.
Es en este mismo año de 1978 cuando nace como asociación civil el Comité Nacional Provida
enarbolando “la defensa de la vida”.
Ante la imposibilidad de diálogo con las autoridades gubernamentales, las feministas
intensificaron entonces sus actividades con protestas públicas, marchas y mítines.
En protesta y como señal de luto, en 1979 las feministas marcharon vestidas de negro por todas
las mujeres muertas al practicarse abortos clandestinos. El 10 de mayo de dicho año se instituyó
el Día de la Maternidad Libre y Voluntaria.
En el segundo semestre del 1980, las diputadas María Luisa Oteysa y Adriana Luna Parra
enviaron una carta al presidente José López Portillo, en la que solicitaban que ”el aborto, aun
como último recurso, constituye una solución a la que toda mujer tiene derecho, y que requiere
de atención médica reconocida y capacitada… La penalización del aborto viola a todas luces el
espíritu de nuestra Constitución”.
Durante la sexta Jornada Nacional sobre la Liberalización del Aborto (o Jornada por el Aborto
Libre y Gratuito), realizada en 1981, el Movimiento Nacional de Mujeres exigió a los legisladores
respuesta a su propuesta de iniciativa de ley enviada a la Cámara de Diputados para que la
interrupción del embarazo fuera libre y gratuita, con la voluntad y decisión de la mujer, y
practicable en todas las instituciones de salud pública.
Fue hasta el 3 de febrero de 1983 cuando se reformó el Artículo 4o. constitucional en México,
quedando de la siguiente manera: “El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la
organización y el desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre,
responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos”.
Los grupos feministas discutieron en 1989 un nuevo anteproyecto de Código Penal para el
Distrito Federal en materia de fuero común, y para toda la República en materia de fuero
federal, sobre la despenalización del aborto, sin que prosperara.
HOY
En abril de 2007 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó reformas a la Ley de
Salud y al Código Penal del DF que permiten a las mujeres decidir la interrupción legal del
embarazo hasta las 12 semanas de gestación.
Sin embargo, las modificaciones a la ley que garantiza que las mujeres del Distrito Federal su
derecho a decidir, fue motivo en mayo de ese mismo año de un recurso de inconstitucionalidad
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, promovido por el Ombudsman nacional José Luis
Soberanes y por Eduardo Medina Mora, titular de la Procuraduría General de la República.
El proyecto de sentencia, elaborado por el ministro Salvador Aguirre Anguiano en tan sólo tres
días y que afirma la inconstitucionalidad de la ILE, fue dado a conocer hace unos días.
Y el próximo lunes 25 de agosto, la SCJN iniciará la discusión para que el pleno de ministras y
ministros decida si la ley seguirá permitiendo a las mujeres ejercer su derecho a decidir en el
Distrito Federal.
Con información de Claudia Barrón, Minerva Nájera, Isabel Barranco, Lourdes Godínez y Cladem-
México.
La legislación sobre el aborto en ciudad de México, junto con la de Cuba, se considera de las
más liberales sobre el aborto en Latinoamérica,9 siendo similar a la legislación sobre el aborto
en Estados Unidos y más restrictiva que la legislación sobre el aborto en Canadá. Esta isla
legal en México hace que mujeres de otros estados de la República Mexicana se trasladan
al Distrito Federal para someterse a un aborto inducido. Unas 52.484 interrupciones
voluntarias del embarazo se han realizado en la Ciudad de Méxicodesde su despenalización
en el año 2007 hasta el año 2011