Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Qué es dibujo?
El dibujo es una forma de expresión gráfica que consiste en plasmar imágenes sobre un espacio plano a
través de distintos tipos de instrumentos de dibujo. Dibujar implica delinear imágenes de forma manual
sobre un material de dibujo. El concepto de dibujo refiere tanto al proceso mismo como al producto final.
El dibujo infantil no es solo una actividad expresiva, sino que va parejo al desarrollo del niño. A través de él
podemos observar fácilmente la evolución cognitiva y la madurez de la psicomotricidad fina. Asimismo, el
dibujo establece las bases que permitirán, más adelante, el dominio de la escritura.
El dibujo infantil es un modo de expresión que favorece la imaginación, el sistema psicomotriz, fomenta la
creatividad y ayuda a los más pequeños a expresar cómo se sienten. El primer garabato suele aparecer
alrededor de los 18 meses, cuando los niños tienen la suficiente capacidad para sujetar y manejar las
pinturas. El dibujo evoluciona a la par que el desarrollo de los propios niños y es importante dejarles a su
aire para que vayan experimentando por sí mismos. Podemos encontrar varias etapas:
Hasta el final del estadio sensorio motor (18 meses aproximadamente) según Piaget, el niño necesitaba
actuar sobre las cosas o situaciones materialmente. Pero a partir de esta etapa, el niño ya puede utilizar
medios simbólicos para referirse a cosas o situaciones sin tener que hacer las cosas en realidad. Es decir,
el niño ya está preparado para utilizar palabras (puede hablar de objetos que no tiene presentes), aparece
el juego simbólico (una piedra le puede servir de coche), empieza a imitar en diferido (imita cosas que ha
visto con anterioridad que no están presentes)…
Dibujar no es hacer una copia de la realidad, es más que eso, aunque el niño intenta imitar la realidad, al
dibujar hace uso de imágenes internas (de lo que sabe) y nos muestra cómo percibe las cosas y las
comprende.
Como en el juego simbólico, el dibujo también cuenta con un componente afectivo, reflejando lo que le
interesa, preocupa o desea. Es una forma de expresión.
Según Luquet y sus estudios (1913 y 1927) el dibujo infantil atraviesa una serie de etapas en las que
busca sobre todo el realismo. No vamos a hablar de edades, sino de una sucesión de etapas, estas etapas
tampoco son lineales por lo que se encuentran continuos avances y retrocesos (sobre todo cuando el niño
encuentra una dificultad y vuelve a estrategias de etapas anteriores para solucionarlo). Teniendo en cuenta
la dificultad que esto supone ya que el niño está percibiendo una realidad en 3 dimensiones que debe
pasar a un papel bidimensional.
1.- Garabateo
Es una prolongación de la actividad motora, reproduce los movimientos de la mano. Los trazos que realiza
sobre el papel son huellas de sus movimientos, pero importantes para poder avanzar por el resto de
etapas. Para empezar a controlar el trazo, debe de ser capaz de inhibir que este se le escape de la hoja.
Debido a la ley Próximo distal, el niño se desarrolla desde el centro del cuerpo hasta la punta de los dedos,
por eso al principio sus movimientos son amplios con grandes segmentos corporales y progresivamente se
van afinando hasta conseguir coger un lápiz correctamente, controlar el trazo, realizar letras…
Pero no por ello, debemos de quitarle importancia a esta etapa, ya que sienta las bases motoras, por lo
tanto es interesante ofrecerles superficies amplias sobre las que pintar (en vertical, en horizontal)
proporcionarles diferentes medios para ello: al principio pintura de dedos, ya que sus movimientos serán
de grandes grupos musculares, moviéndose al mismo tiempo el brazo, la muñeca, la mano… necesitando
toda la mano para pintar, para progresivamente y mientras el niño vaya dominando, pasar a pintar con el
dedo y después con otros instrumentos que son la prolongación de su cuerpo, como son las ceras,
pinturas, pinceles…
2.- Realismo Fortuito
Conforme van perfeccionando el trazo, llega un momento en el que tras dibujar y mirar lo que han hecho,
el propio niño encuentra coincidencias entre lo que ha dibujado y algo de la realidad. Es un hecho a
posteriori, no lo ha planificado. Pero le motiva para volver a intentarlo una y otra vez, llegando ya a
planificarlo.
Esta es la etapa de los famosos cefalópodos o cabezudos, en las que empieza a aparecer la figura
humana de una manera característica, suelen ser grandes cabezas con brazos y piernas.
Los niños tienen una incapacidad todavía de guardar la orientación, la proporción… Apareciendo cosas
separadas, juntas, flotando…
Primera etapa (entre 1 y 3 años). Garabateo descontrolado: los garabatos no están dibujados con una
intención predeterminada. Mediante estos primeros dibujos exploran su yo interior, es una forma más de
experimentar. Los niños disfrutan trazando estas líneas en el papel y les resulta agradable el movimiento
que tienen que hacer. En esta primera etapa el dibujo consiste en una actividad psicológica más que física
que ayuda al desarrollo del sistema motor. Cada trazo es distinto y parece que los pequeños no son
conscientes de la capacidad que tienen, al principio apenas se concentran y muchas veces estarán
mirando a otro lado mientras pintan. Dentro de esta primera fase también se produce un desarrollo
importante: entre los 2 y 3 años los garabatos ya son más coordinados porque los niños empiecen a ser
conscientes de la vinculación entre sus movimientos y los trazos que aparecen en el papel. Al principio los
dibujos solo consistirán en líneas rectas pero a poco a poco se irán introduciendo nuevos trazados como
círculos, espirales, ondas…
Etapa pre-esquemática (de los 4 a los 7 años): la representación que harán en esta fase será más
parecida a la realidad. Los trazos serán más definidos y una persona adulta ya podrá reconocer la
intención que tenía el niño al pintar. Los colores también tienen más parecidos con la realidad aunque
muchas veces siguen escogiendo el que les apetece sin tener en cuenta el color verdadero. En esta fase la
representación por excelencia es la figura humana pero también dibujan otras cosas presentes en su
entorno: casas, coches, flores, soles y nubes, etc.
Es importante dejar a los niños pintar a su aire sin marcarles pautas o mandándoles que pinten algo en
concreto. Los primeros dibujos son una forma de experimentar de los más pequeños y serán ellos los que
poco a poco vayan definiendo solos sus nuevos trazos. Lo ideal es que los padres animen a los más
pequeños a dibujar y que desde bien pequeños tengan acceso a hojas y pinturas.
En esta etapa, los niños ya empiezan a buscar una forma definida a la hora de dibujar, y consiguen
aproximarse al dibujo que pretenden representar. Al principio las piernas y los brazos sólo serás unas
líneas. Poco a poco irán tomando forma e incluso les pintarán los dedos y algunos detalles.
- La etapa esquemática: de los 7 a los 9 años de edad. En esta etapa, las formas al fin se ven definidas.
Incluso dibujan muchos detalles. Los niños ya no dibujan las figuras flotando. Aparece una línea horizontal
que simboliza el suelo y los dibujos se acompañan por varias personas y objetos que llenan el espacio.
- La etapa de realista: de los 9 a los 12 años de edad. Los niños comienzan a buscar el modo de
representar lo que ven tal y como lo ven. Por eso, intentan reproducir las dimensiones reales de los
objetos, así como las luces y las sombras.
- La etapa de la representación espacial: a partir de los 13 años de edad. Las personas ya muestran
diferentes rasgos y se interesan más por las proporciones de los objetos.
Los problemas más comunes en el desarrollo infantil que se aprecian a través de un dibujo
Baja autoestima. Suelen aparecer tachaduras y borrones continuamente, los cuales indican que el niño
no se siente seguro o que teme a la valoración que los demás hagan sobre su dibujo, lo cual le lleva a ir
sobre sus pasos continuamente.
Discapacidad intelectual. Los dibujos suelen ser pobres, no contienen la cantidad de detalles o la
precisión que se espera para su edad. Se suele apreciar una tendencia a repetir los mismos dibujos, sin
introducir cambios significativos.
Déficit de atención e impulsividad. El dibujo es desorganizado y carece de detalles. Es común que el
niño dibuje solo los elementos que le interesan con figuras que aparecen muy distorsionadas. En estos
casos, es común que ocupen todo el espacio en el papel y en muchos casos no les basta.
Agresividad. Las figuras suelen tener dientes muy destacados, brazos demasiado largos y dedos con
forma de garras. De hecho, los dibujos de personas con trazos demasiado rectos suelen denotar cólera
y ofuscación.
Ansiedad y temor. En este caso, aparecen rasgos nerviosos, o el niño se puede dibujar dentro de un
espacio cerrado en el que busca refugio. Las caras de las figuras suelen ser poco expresivas, con
expresiones neutras.
Depresión. Cuando el niño está atravesando una situación conflictiva que le genera tristeza, suele
elegir colores como el gris, negro y marrón. Además, suele dibujarse con una expresión neutra o triste y
con los brazos pegados al cuerpo.
No obstante, al analizar el dibujo infantil, lo más importante es tener en cuenta que no se trata de una
ciencia exacta, por lo que cualquier detalle solo puede conducir a hipótesis que luego se deben
contrastar en la realidad.