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Oscar Daniel Elizarraras Luna 2-3.

El acto de leer: entre el placer y el gozo


María del Carmen de la Pena Casares
De acuerdo con Barthes (1982), existen dos formas distintas de leer, una lectura de placer y
una lectura del goce. Se trata de dos formas distintas de aproximarse a los textos. La lectura de
placer busca develar el secreto del texto, es una lectura rápida, interesada principalmente en
la historia (en la anécdota), en los acontecimientos, y finalmente en el desenlace. Es la forma
típica en la que se deja leer o se debe leer una novela policiaca. La lectura de placer es una
lectura curiosa que  pone el acento en la tensión dramática del texto; como señala Barthes,
esta forma de lectura "va directamente a las articulaciones de la anécdota, considera la
extensión del texto, ignora los juegos del lenguaje”. La lectura de placer es una lectura
confortable, se lee el texto de acuerdo con la cultura, no rompe con ella.
La lectura del goce, en cambio, es una lectura lenta, pausada, que se detiene en la letra, en las 
figuras del lenguaje, en la forma, en la palabra misma.
Como señala Barthes, "el goce se produce en el volumen de los lenguajes, en la enunciación y
no en la continuación de los enunciados: no devorar, no tragar, desmenuzar minuciosamente”.
A
diferencia de la lectura de placer, la lectura del goce no es conformista, es una lectura de
ruptura en la cual se hacen vacilar los fundamentos de la cultura y la relación con el lenguaje
entra en crisis [...]

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