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DE TI SERA MI ALABANZA

 
“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas” (Lucas 16:13)
Introducción.
La alabanza es considerada como un servicio, porque dependiendo a quien
sirvamos de él será nuestra alabanza. Si sirves a las riquezas de este mundo,
amaras más lo material, y estimaras preciosa tu vida. “Si tratas de aferrarte a
la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás.    ¿Y
qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero, pero pierdes tu propia
alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma? (Mateo 16:25-26) El señor si
conoce el verdadero valor de un alma, por eso nosotros le alabamos y le
servimos porque él nos compró con su preciosa sangre, nos hizo libres y nos
ha salvado por su infinita gracia.

1. No Podemos Servir a dos Señores: Dios no reparte su alabanza con


nadie, ni con hombre alguno, ni mucho menos con muertos
canonizados, el que invoca a muertos para que le hagan un milagro eso
se llama espiritismo. Dios no divide su adoración en una supuesta
trinidad, la divinidad no está dividida, Dios es indivisible “Yo Jehová;
este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a
esculturas” (Isaías 42:8) no podemos servir a dos señores sencillamente
porque la gloria de Dios no es compartida.

El pueblo de Israel compartió la gloria de Dios con los dioses paganos


de los amorreos, pero Josué los confronta y les dice “...escogeos hoy a
quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres,
cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos
en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué
24:15) la mejor alabanza es cuando tomas la decisión de entregar tu
vida por completo al servicio de Dios.
La mejor alabanza es la que nace de un corazón dispuesto (cuenta
conmigo, dispuesto estoy a donde me quieras llevar, heme aquí envíame
a mí, habla que tu siervo escucha) la verdadera alabanza surge cuando
nos humillamos delante de la presencia del señor.

2. No se puede Adorar a Dios en nuestra Zona de Confort: la zona de


confort es estar en modo piloto automático, automáticamente canta los
coros porque se los aprendió, automáticamente aplaude, levanta las
manos y dice gloria a Dios, porque aprendimos un modelo de culto
rutinario, el problema de adorar en piloto automático es que nos
acostumbrarnos al culto, y después no asumimos riesgos, no asumimos
nuevos retos y eso conduce a un estancamiento espiritual.

En la parábola de los dos hijos, el padre convido a trabajar a sus dos


hijos al viñedo, el primero estaba en su zona de confort, estaba tan
cómodo que se negó a ir, pero después se arrepintió y se fua a trabajar al
viñedo. El segundo estaba muy “dispuesto” le dijo cuente conmigo,
pero le gano la pereza y le incumplió a su padre y no fue a trabajar.
¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?

Para hacer la voluntad de Dios debemos salir del modo piloto


automático, para servir a Dios debemos salir de nuestra zona de confort,
cuando nosotros nos arriesgamos, Dios sacara lo mejor de nosotros para
ponerlo a su servicio.

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