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LOS PRIMEROS SERES VIVOS

Hace unos 3.500 millones de años, aparecieron en el agua las bacterias más
primitivas, las cuales fueron los primeros organismos vivos en la tierra.
Tuvieron que pasar unos 700 millones de años más para que estas primigenias formas
de vida evolucionaran hasta convertirse en algas unicelulares capaces de realizar la
fotosíntesis y expulsar oxígeno. Con la
incorporación de este último elemento a la
atmósfera, hace unos 1500 millones de años,
aparecieron las primeras células eucariotas
(con núcleo diferenciado) y, unos 500 millones
de años más tarde, la evolución de éstas
permitiría el desarrollo de seres capaces de
intercambiar información genética entre sí, es
decir, de reproducirse sexualmente.

Hasta el momento, el registro paleontológico de microorganismos más antiguos fue


descubierto en  rocas del Arcaico de Australia, período de tiempo que abarca desde
3.800 a 2.500 millones de años. En la región de Pilbara (oeste de Australia), se
encontraron microfósiles lamentosos cuya longitud no supera las 30 micras
(millonésima parte de un metro), asociados a estructuras estromatolíticas que,
actualmente, generan comunidades de microorganismos fotosintéticos de áreas
marinas muy someras. La datación de las rocas de Pilbara es concluyente: tienen una
edad de 3.400 millones de años.  Puesto que éstos microfósiles fueron atribuidos a
seres fotosintéticos, razonablemente se podría concluir que  el registro de las vías
fotosintéticas es el más antiguo observado en la Tierra.

Este nuevo descubrimiento viene a con rmar la hipótesis


de que pudieron haber sido varios ecosistemas los que
se desarrollaron en aquel planeta primigenio, y no sólo
los fotosintéticos, "aunque estos microorganismos fueron
esenciales a la hora de producir oxígeno, cuya presencia
varió sustancialmente la Tierra y creó las condiciones
favorables para que surgiera la vida posterior y
evolucionara hasta llegar a lo que conocemos hoy. 

Desde el punto de vista evolutivo, los procariotas son el


grupo de organismos más antiguos sobre la Tierra.
Además, a pesar de su relativa simplicidad, los procariotas contemporáneos son los
organismos más abundantes del mundo. Aunque existen di cultades para de nir las
especies procarióticas sin ambigüedades, se conocen actualmente unas 2700
especies distintas. Los procariotas son los organismos celulares más pequeños: un
gramo de suelo fértil puede contener hasta 2500 millones de individuos.

Dentro de este grupo de organismos encontramos seres unicelulares,


básicamente  bacterias, aunque no todas. Sin embargo los virus no tienen una
clasi cación sencilla y aún genera mucha controversia. Es debido a que no se pueden
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reproducir por si mismos, con lo que no están considerados como seres vivos sensu
stricto. El éxito de los procariotas, biológicamente hablando, se debe indudablemente
a su gran diversidad metabólica y a su rápido ritmo de división celular. En condiciones
óptimas, una población de  Escherichia coli  – probablemente el procariota mejor
conocido- puede duplicar su tamaño cada 20 minutos.

Los procariotas pueden sobrevivir


en  muchos ambientes  que no toleran otras
formas de vida. Se han encontrado en las
extensiones heladas de la Antártida, en las
oscuras profundidades del océano y hasta
en las aguas casi hirvientes de las fuentes
termales naturales.

Algunos procariotas están entre los muy


pocos organismos modernos que pueden
sobrevivir sin oxígeno libre, obteniendo su
energía por procesos  anaeróbios  (obtención
de energía por la célula en ausencia de
oxígeno). El oxígeno es letal para algunos
tipos (anaerobios obligados), mientras que otros pueden existir con o sin él (anaerobios
facultativos).

Cuando las condiciones son desfavorables, algunos tipos de procariotas pueden


formar esporas de paredes gruesas. Estas esporas son formas  resistentes, inactivas.
Permiten a las células sobrevivir durante largos
períodos sin agua o nutrientes o en condiciones
de extremo calor o frío. Pueden permanecer
latentes durante años y algunas se mantienen
viables aún cuando se las hierve en agua
durante varias horas.

Desde un punto de vista ecológico, los


p ro c a r i o t a s s o n l o s m á s i m p o r t a n t e s
como  descomponedores.  Degradan material
orgánico a formas que pueden ser utilizadas
por las plantas. Desempeñan también en papel
principal en el proceso conocido como jación
del nitrógeno. El gas nitrógeno (N2) se reduce a
amoniaco (NH3) o a ion amonio (NH4+).
Aunque el nitrógeno abunda en la atmósfera, los eucariotas (células con núcleo) no
son capaces de utilizar el nitrógeno atmosférico.  Así, el primer paso crucial en la
incorporación del nitrógeno a los compuestos orgánicos depende principalmente de
ciertas especies de procariotas. Algunas de estas especies son de vida libre, mientras
que a otras se las encuentra solamente en íntima asociación con plantas.

Algunos procariotas son fotosintéticos y unas pocas especies son a la ves


fotosintéticas y jadoras de nitrógeno.

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