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2. PODEMOS PREVENIR
3. LA FAMILIA AMOROSA
SI TIENEN DUDAS
P A R A E M P E Z A R
las inquietudes que ustedes pueden tener acerca del consumo de alcohol, de
tabaco y de otras sustancias que causan adicción. Este consumo ha aumenta-
do entre los niños, niñas y jóvenes de manera importante en los últimos años.
Muchos padres y madres de familia desconocen las causas que pueden llevar
a sus hijas e hijos a consumir drogas, las posibles soluciones y las medidas de
prevención que pueden tomar.
En este libro podrán encontrar información sobre cómo prevenir el proble-
ma, qué hacer si sospechan que alguno de sus hijos está en riesgo de adquirir
una adicción, y a dónde acudir para ser orientados sobre cómo manejar el
problema.
En el primer capítulo «¿Por qué un joven se hace adicto?» se proporciona
información sobre las principales causas que promueven el consumo de alco-
hol, de cigarro y de drogas en los niños, las niñas y los jóvenes. Estas causas
pueden ser tanto familiares como sociales.
En el segundo capítulo «Podemos prevenir» se dan recomendaciones para
prevenir el consumo de alcohol, de cigarro o de drogas, destacando el papel
tan importante que tienen los padres y las madres de familia en la prevención
de las adicciones.
En el tercer capítulo «La familia amorosa, el mejor frente contra las drogas»
se presentan las principales señales de alerta que pueden indicar que un niño
o un joven ya está en el camino de la adicción; así como qué hacer en caso de
requerir ayuda profesional. Se indican los tipos de tratamiento que existen y
cómo la familia, los amigos y los maestros pueden
apoyar la rehabilitación del adicto.
En el cuarto capítulo «Para redondear ideas» se brinda
información técnica general sobre las principales drogas
que consumen los niños y los jóvenes y cuáles son los
principales daños que produce su consumo.
Por último, en «Si tienen dudas» se proporcionan las principales direcciones
y teléfonos a los cuales ustedes pueden acudir para recibir mayor orientación
sobre este tema.
En los capítulos encontrarán una historieta y algunas preguntas que los ayu-
darán a reflexionar sobre su contenido. Los invitamos a comentarlas con sus
hijos y con otros padres y madres de familia para compartir experiencias y
así conocer más acerca de este asunto.
El camino más eficaz en la prevención de las adicciones es estar atentos e
informados para orientar a nuestras hijas y nuestros hijos sobre cómo resistir
la presión que los conduce al consumo de alcohol, de tabaco y de otras sus-
tancias que causan adicción; así como interesarnos por lo que les sucede y
mantener una relación de afecto y amor con ellos.
Mamá y papá: junto con ustedes deseamos formar generaciones de niños y
jóvenes sanos y sin adicciones.
1. ¿POR QUÉ UN JOVEN SE HACE ADICTO?
¿Se hace
o lo hacen?
Cada persona tiene su propia historia y una familia diferente a las demás. Las
adicciones son un problema social tan amplio que cada vez existen más fami-
lias en las que alguien sufre de esta enfermedad: hay alcohólicos, fumadores,
consumidores de tranquilizantes u otro tipo de medicamentos como los que
quitan el hambre para bajar de peso.
Si una niña o un niño crece en un hogar donde hay algún adicto, es probable
que aprenda esta manera equivocada de resolver problemas. Por ello, es muy
importante formarlos con seguridad, con afecto, con respeto para que tengan
fortaleza y confianza en sí mismos de manera tal que en una situación difícil
sepan decir «no», resistir a las presiones y rechazar las drogas. Lo importante
es buscar soluciones responsables y adecuadas a sus problemas, no falsas
salidas que atenten contra su salud y pongan en riesgo sus anhelos.
Ustedes se preguntarán: ¿cómo haremos para que nuestros hijos e hijas ten-
gan confianza en ellos mismos? No hay recetas, pero el mejor ingrediente es
el amor y se aplica cada vez que les demostramos nuestro cariño, les recono-
cemos sus éxitos y capacidades y les respetamos sus diferencias. También,
cada vez que sin ofenderlos y sin humillarlos les hacemos ver sus errores o
los ayudamos a entender que tienen que esforzarse en lo que hacen; cuando
confiamos en ellos y les hacemos sentir que cuentan con nosotros en las
buenas y en las malas; y cuando les damos información para entender sus
problemas y tratar de resolverlos.
El amor también consiste en ponerles límites, cuidar lo que hacen, saber dón-
de están y con quién andan. Sin embargo, no podemos evitar que nuestros
hijos vivan sus vidas y enfrenten sus propios riesgos, ni imponerles tal canti-
dad de normas que los ahoguen.
Recordemos que para las niñas, los niños y los jóvenes no es difícil conseguir
cigarros, alcohol y drogas. Desafortunadamente en ocasiones es bastante fá-
cil, pues se los pueden vender hasta en las paradas del camión o en puestos
callejeros. Por ello es apropiado decirles que aunque puedan conseguir las
drogas, es importante que rechacen consumirlas.
Por otro lado, si nuestros hijos no tienen confianza y seguridad en sí mismos,
probablemente harán todo lo que les pidan con tal de pertenecer a un grupo
de amigos o a una «banda» para sentirse aceptados. Si les exigen fumar,
beber o consumir alguna droga, es probable que lo hagan. Fomentar y contri-
buir a desarrollar la autoestima y la confianza en nuestros hijos es una tarea
muy importante de los padres.
Las adicciones pueden iniciarse con una invitación o con la curiosidad por
experimentar nuevas sensaciones. Algunos niños, niñas y jóvenes pueden
ser más propensos que otros a consumir alcohol, tabaco o algunas drogas,
cuando se encuentran en una o varias de las siguientes situaciones:
Son maltrados
Carecen de atención y comprensión.
No estudian o dejan la escuela.
Son tímidos y con poca confianza y
seguridad en sí mismos.
Son hijos de madres o padres
alcohólicos o adictos a las drogas.
Son hijos de madres o padres
rígidos y sordos a sus necesidades
e inquietudes.
Si nuestros hijos están en alguno de estos casos, lo que debemos hacer es
reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos; aceptar que los podemos
estar afectando; comprender que podemos cambiar la forma en que los trata-
mos; acercarnos a ellos con paciencia, sinceridad y respeto para mejorar las
relaciones familiares y así disminuir el riesgo de que busquen drogas.
¿Qué podemos
hacer?
Sin duda, lo más importante es prevenir que nuestros hijos e hijas consuman
drogas. ¿Cómo evitarlo?
Ya dijimos que el principal ingrediente es el amor, lo segundo es hablar con
ellos y explicarles qué son las drogas, por qué son peligrosas y cuáles son los
daños que nos hacen.
Se trata de hacer una plática agradable e incluir el tema en la vida cotidiana
de la familia. Es necesario escuchar a nuestros hijos, tomar en cuenta los
comentarios que ellos y ellas hacen, y buscar juntos información en los libros
o con otras personas que nos puedan ayudar. Podemos mirar de manera críti-
ca los programas de televisión que tratan el tema o comentar casos de enfer-
mos conocidos para que ellos puedan comprender el dolor, los problemas y
la destrucción que afectan a esas personas y a sus familias.
Las familias unidas que dan atención a sus hijas e hijos hacen un frente con-
tra muchos riesgos sociales. Si ellos crecen en un ambiente de seguridad,
adquirirán una fuerza interna que les ayudará a tomar decisiones, a resolver
problemas y a darle sentido a sus vidas; también tendrán la libertad de expre-
sarse, de desarrollar sus habilidades, de sentir comprensión y estímulo, de
saberse reconocidos y aceptados. Con esa seguridad probablemente aprende-
rán a rechazar lo que daña su cuerpo y su mente, no harán uso del alcohol, del
tabaco o de las drogas y serán capaces de negarse cuando se los ofrezcan.
Hay quienes no hablan con los niños y jóvenes sobre el consumo de alcohol,
de tabaco y de drogas porque no saben qué decir o cómo hacerlo, o porque
tienen miedo de proporcionarles información que los lleve a interesarse en
las drogas.
No esperemos hasta sospechar que alguno de nuestros hijos tiene el proble-
ma. Muchos jóvenes que están en tratamiento dicen haber consumido alco-
hol, tabaco y drogas por lo menos dos años antes de que sus padres lo supie-
ran.
Comencemos hoy a hablar con nuestros hijos e hijas sobre adicciones. Man-
tengamos abierta la comunicación.
No tengan miedo de confesarles que no conocen todas las respuestas. Hágan-
les saber que juntos pueden encontrarlas. Hay instituciones que ofrecen orien-
tación profesional, les recomendamos acudir a ellas.
Es probable que a partir de los once o doce años los niños sean invitados a
fumar o a probar el alcohol. Por ello, desde antes debemos reforzar el diálogo
preventivo y darles toda la información que nos sea posible. Nunca es dema-
siado temprano para empezar esta plática.
Los adolescentes desean encontrar su propia manera de ser. En este periodo
pueden acercarse al alcohol, al tabaco y a las drogas porque sus amigos lo
hacen y requieren aceptación del grupo, o por curiosidad, casi siempre sin
tomar en cuenta el riesgo que corren.
Aquí también son indispensables las pláticas de prevención, los valores fa-
miliares que les den seguridad en sí mismos y la confianza que ellos necesi-
tan.
Es necesario que ustedes y sus hijos comprendan:
Qué es una adicción.
Cuáles son sus causas.
Cuáles son las drogas más comunes y cómo dañan la salud.
Cuáles son las maneras más comunes de introducir a niños y
jóvenes al consumo de drogas.
El efecto mortal que pueden tener las adicciones.
La destrucción personal y familiar que generan.
Los problemas sociales que provocan.
La responsabilidad de hablar en familia
de todo esto cuantas veces sea necesario.
La importancia de informar a nuestros
hijos respecto a este tema, pero
sobre todo de formarlos y prepararlos
para que los jóvenes hagan un frente común
contra las drogas.
Hablen con ellos del alcohol, del tabaco y de las drogas como lo
harían sobre deportes, ciencia u otros temas. Si saben que pueden
hablar con ustedes acerca de cualquier cosa, se sentirán en confianza
para platicar cuando algo les preocupe. Por ejemplo, si les
comentan: "A Juan su papá le permite beber una cerveza los
domingos"
ellos desean saber qué piensan ustedes.
Aprovechen la ocasión para dejar que expresen
lo que les preocupa. Pregunten: «¿Tú qué harías
si el papá de Juan te ofreciera una cerveza?».
Oriéntenlos para que reflexionen sobre el
daño que les producirá el consumo de
alcohol a su edad, y que la moderación
fortalece nuestra libertad.
Enséñenles a tomar sus propias
decisiones y a resistir la presión de la
invitación. Permítanles asumir
su responsabilidad.
Señales de
alerta
Como madres y padres de familia no olvidemos tener siempre presentes las
señales de alerta que indican ¡cuidado!, tales como cambios repentinos en la
conducta, nerviosismo, agresividad, insomnio, irresponsabilidad, bajas cali-
ficaciones, ausentismo y abandono de la escuela, inestabilidad emocional,
incomodidad o enojo cuando se habla del tema.
aceptar su enfermedad,
¿Cómo podemos
apoyar?
La participación de los familiares es clave para que el adicto logre su rehabi-
litación.
En la familia todos nos relacionamos unos con otros y lo que le pasa a uno
afecta a los demás. Si ya hay problemas, la presencia de un adicto los agrava.
El ambiente familiar se vuelve muy difícil y todos resultan dañados. Por lo
general, la atención se centra en el enfermo y la situación se empeora porque
se descuida al resto de la familia.
Por esta razón, cuando una persona está siendo atendida en un centro de
tratamiento abierto es necesario que la madre, el padre, las hermanas y los
hermanos platiquen con los terapeutas para saber
cómo pueden apoyar y reforzar el tratamiento en casa. También, si el joven
adicto fue internado, es necesario que la familia reciba capacitación para
saber qué hacer y cómo comportarse cuando regrese a casa.
LOS AMIGOS Y SU
MAESTRO. Si su hijo o hija
está en tratamiento, el
terapeuta les pedirá que
platiquen del problema con las
personas más cercanas para
que le ayuden a mantenerse en
abstinencia. Éste es el caso de
las amistades, la novia o el
novio y los maestros. Hablen
con ellos, pues serán un gran
apoyo. El cariño que le tienen
a su hija o hijo le ayudará en
los momentos difíciles.
A veces, un adicto puede enfrentar problemas como los siguientes: «se le
hace el feo», se le aleja «porque es vicioso», la gente se burla o lo pone como
ejemplo que no se debe seguir. Esto afecta mucho al enfermo y puede echar
a perder su proceso de rehabilitación.
Anteriormente se consideraba que un adicto tenía pocas oportunidades de
rehabilitarse; hoy sabemos que esto no es así. Existe una variedad de alterna-
tivas y modalidades de tratamiento que le ayudan a recuperarse, aunque re-
quieren voluntad y esfuerzo de todos.
Expliquen a los amigos y maestros lo importante que es para la rehabilitación
del enfermo recuperar su seguridad y quererse a sí mismo, confiar en la gente
que lo quiere y que desea ayudarlo.
RECUERDEN QUE:
¿Qué son
las drogas?
Llamamos droga a toda sustancia tóxica que altera la actividad mental, esti-
mulándola o deprimiéndola, que causa adicción y daño físico y psicológico.
Existen varios tipos de drogas:
El alcohol y el tabaco,
puertas de entrada
al mundo de la adicción
Sabemos que el consumo de alcohol y de tabaco es aceptado por la mayoría
de las personas y por lo general se consumen en fiestas y reuniones. Así,
estos productos con frecuencia se encuentran al alcance de niños, niñas y
jóvenes, lo que muchas veces convierte estas sustancias en puertas de entra-
da al mundo de la adicción. Sabemos que en muchas ocasiones su consumo
es visto como natural. El problema no está en su consumo sino en la frecuen-
cia y en el abuso o en la falta de moderación. En general, quienes son adictos
se iniciaron entre los 10 y 12 años, mediante el consumo de tabaco y de
bebidas alcohólicas. Posteriormente, algunos de ellos, entre los 16 y 20 años,
exploraron otras drogas como la mariguana, la cocaína y las pastillas estimu-
lantes o tranquilizantes.
¿Qué efectos nocivos tiene
el alcohol?
Poco a poco y sin darnos cuenta nos hace perder el control, los reflejos y el
equilibrio. El alcoholismo produce desnutrición, pérdida de la memoria,
cirrosis hepática y alteraciones en el sistema nervioso, entre otros daños físi-
cos y mentales.
Cuando una persona desnutrida consume alcohol, sus efectos destructivos
son todavía más rápidos, ocasionando la afectación de órganos tan importan-
tes como el hígado. Por desgracia, esto también sucede con frecuencia en
comunidades rurales o suburbanas muy pobres donde, además, se consume
alcohol producido localmente de muy escasa calidad, como el aguardiente.
Otros efectos dañinos son los que causa en la personalidad del individuo,
aislándolo de los demás o fomentando la compañía de alcohólicos con quie-
nes comparte la misma adicción. El abuso en el consumo de alcohol aleja a
las personas de sus actividades cotidianas, así como de las responsabilidades
que tienen para consigo mismas y con los demás.
El alcoholismo está relacionado con las causas más frecuentes de muerte
entre los jóvenes: accidentes automovilísticos, suicidio y violencia.
Vivir en una familia donde las relaciones son difíciles, provoca que una
persona busque la solución a sus problemas
en el consumo de alcohol y que con esto
aumenten la violencia, el maltrato y
la falta de comunicación. La adicta
o el adicto y su familia caen en un
círculo vicioso de rechazo e
intolerancia del que sólo pueden
salir con ayuda profesional.
Se estima que en México casi cinco millones de jóvenes tie-
nen problemas relacionados con el consumo de alcohol.
Los jóvenes que consumen alcohol a temprana edad tienden
a beber cada vez más y esto aumenta el riesgo de que consu-
man drogas.
Los jóvenes alcanzan una concentración de alcohol en la san-
gre más rápida que la de los adultos y permanecen
alcoholizados más tiempo.
Algunos alumnos, hacia el último año de secundaria, consu-
men regularmente bebidas alcohólicas, al menos los fines de
semana.
FUENTE: Encuesta Nacional de Adicciones, Secretaría de Salud. 1998.
allegarles información,
ganarnos su confianza,
¿Por qué parece tan complicado educar a mis hijos y a mis hijas ?
Estas respuestas tienen que ver con la forma en que se ven y se sienten los
hombres y las mujeres que son padres y madres, así como con la manera de
comunicar y demostrar el afecto entre padres, madres, hijos e hijas.
Es importante destacar que las formas autoritarias de relación en las familias
ponen a sus hijos e hijas en riesgo de consumir alcohol, tabaco y drogas,
afectando su desarrollo personal.
Por eso es importante que cada persona que convive con jóvenes reflexione y
revise cómo es su relación con ellos, y si lo considera necesario, inicie un
proceso permanente de cambio hacia maneras más disfrutables de convivir y
educar a niños, niñas y jóvenes.
Leamos la historia de Luis, y reflexionemos sobre cómo su mamá y su
papá lo están ayudando a vivir mejor su vida.
Las niñas y los niños
tienen derechos:
Es nuestro derecho
que se nos proteja
del consumo,
producción
y distribución
de cualquier droga
Artículos 19 y 34 de la Convención sobre los Derechos del Niño
aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas,
en noviembre de 1989.
Si tienen dudas
Algunas dependencias han establecido una línea telefónica para orientarlos
en el manejo de situaciones delicadas, sobre los signos de alerta frente a un
posible adicto y la manera en que puede recibir tratamiento.
Teléfono 5524-8742
Teléfono 5568-1212
Locatel
En cada ciudad capital del país existe un Consejo Estatal Contra las
Adicciones, que agrupa todas las instituciones que dedican sus esfuerzos a la
prevención y al tratamiento del alcoholismo, del tabaquismo y de la
farmacodependencia.
En el siguiente listado encontrarán los teléfonos a los que pueden dirigirse
para solicitar orientación profesional.
Puesto que dichos teléfonos pueden cambiar, busque el del Consejo Estatal
Contra las Adicciones (CECA), y el de Alcohólicos Anónimos (AA).
AGUASCALIENTES DURANGO
CECA Tel. (01 49) 12 17 42, Fax 18 66 21 AA CECA Tel. (01 181) 711 38, 748 80
(9149) 5- 7497 Fax 717 37
AA Durango( 891 181) 2-0799
BAJA CALIFORNIA Gómez Palacio (91 17) 14-752
CECA Tel. (01 65) 57 15 60, 57 20 84
Fax 57 36 81 GUANAJUATO
AA ENSENADA (91 617) 7- 0330 CECA Tel. (01 473) 210 82, 253 01
TIJUANA (9166) 80-5425 Fax 245 73
AA León (91 47) 7-6147
BAJA CALIFORNIA SUR Irapuato (91 462) 7- 1516
CECA Tel. (01 112) 287 84, 274 69 Salamanca (91 464) 8 35-99
Fax 247 01, 286 12
AA (91 112) 2-9313 GUERRERO
CECA Tel. (01 747) 272 73, 271 27
CAMPECHE Fax 272 73
CECA Tel. (01 981) 123 15, 683 91, 610 00 AA Acapulco (91 748) 3-7382
Fax 654 97 Zihuatanejo (91 753) 4-4770
AA (91 981) 6- 0476 Taxco (91 762) 2-2936
COAHUILA HIDALGO
CECA Tel. (01 84) 15 93 49, 15 92 89,15 62 68 CECA Tel. (01 771) 377 98
Fax 15 69 98 Fax 364 88
AA Saltillo (91 84) 14-8026 AA Pachuca (91 771) 5- 0444
Torreón (91 17) 16-6638
JALISCO
COLIMA CECA Tel. (01 3) 613 48 01, 613 48 02
CECA Tel. (01 331) 246 73, 251 67 Fax 614 03 82
Fax (01 331) 236 55, 414 42 AA Guadalajara (91 3) 613-2640
AA ( 91 331) 4-5893 Puerto Vallarta (91 322) 2-5659
Ciudad Guzmán (91 341) 2-4300
CHIAPAS
CECA Tel. (01 961) 313 09, 312 57 MÉXICO (ESTADO DE)
Fax 312 58 CECA Tel. (01 72) 15 19 26, 15 19 32
AA Tuxtla Gutiérrez (91961) 3-3898 Fax 14 98 46
Tapachula (91962) 6- 4131 AA Toluca (91 72) 17-3886
San Cristóbal de las Casas ( 91 967) 8- 4450 Los Reyes La Paz (91 5) 855-0191
CHIHUAHUA MICHOACÁN
CECA Tel. (01 14) 26 64 66 CECA Tel. (01 43) 12 25 20, 12 25 21
Fax 26 64 67 Fax 12 07 14
AA Cd. Juárez (91 16) 17- 7052 AA Morelia (91 43) 2-4488
Lázaro Cárdenas (91 753) 2-1910
DISTRITO FEDERAL Pátzcuaro (91 434) 3-0831
CECA Tel. (01 5) 55 34 73 04, 55 34 75 68, 55 34 La Piedad (91 352) 2-5179
78 91
Fax 55 34 90 24, 55 34 73 23, 55 34 78 51
AA 512-0317, 512-3268
MORELOS SONORA
CECA Tel. (01 73) 14 30 13, 12 34 32 ext. 105 CECA Tel. (01 62) 12 20 86, 12 06 58
Fax 18 77 34 Fax 12 47 32
AA Cuernavaca (91 73) 12-8607 AA Hermosillo (91 62) 14-2471
Navojoa (91 642) 2-5953
NAYARIT
CECA Tel, (01 321) 344 27, 441 73 TABASCO
AA Tepic (91 321) 261-30 CECA Tel. y Fax (01 931) 215 98
AA Villahermosa ( 91 931) 4-0918
NUEVO LEÓN
CECA Tel. (01 83) 45 14 72, 44 59 86 TAMAULIPAS
Fax 59 12 43 CECA Tel. (01 131) 211 81, 296 11
AA Monterrey (91 83) 45-2707 Fax 208 14
AA Tampico (91 121) 2-5634
OAXACA Reynosa (91 89) 2-4850
CECA Tel. (01 951) 464 02, Fax 463 94 Cd. Mante (91 123) 2-4977
AA Oaxaca (91 951) 6-4184 Matamoros (91 891) 6-1548
Puerto Escondido (91 958) 2-0802
TLAXCALA
PUEBLA CECA Tel. (01 246) 233 87, 912 46
CECA Tel. (01 22) 46 62 59, 42 32 66 Ext. 122 Fax 236 58
Fax 32 09 38, 32 10 89 AA Apizaco (91 241) 7-5029
AA PUEBLA (91 22) 41-6103 y 46-5559
TEHUACÁN (91 238) 3-1223 VERACRUZ
CECA Tel. (01 28) 15 48 12, Fax 15 90 33
QUERÉTARO AA Jalapa (91 28) 12-7693
CECA Tel. (01 42) 12 14 78, Fax 12 03 34 Orizaba (91 272) 5-6977
AA Querétaro (91 42) 16-8777 Córdoba (91 271) 2-8444
Violencia en la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Rechaza la violencia como forma de vida y promueve un proceso de búsqueda de relaciones armóni-
cas en la familia, en las que prevalezcan la confianza, la comunicación, el afecto y la seguridad. Pro-
pone la cultura del respeto y el rechazo de la violencia.
La nutrición de la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Promueve la reflexión respecto de los hábitos alimentarios de las personas y proporciona informa-
ción a madres y padres para revisar la dieta diaria de su familia y mejorarla de acuerdo con sus nece-
sidades y posibilidades.
La escuela y la familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ofrece sugerencias a madres y padres para lograr una mejor comunicación entre la escuela y el ho-
gar, de modo que los niños y las niñas aprovechen y disfruten más sus estudios.
La escuela y la familia ofrece algunas ideas para mejorar el desempeño de
sus hijos en la escuela, así como para propiciar que vayan con más gusto y que
saquen mayor provecho de ella. La comunicación entre la familia y la escuela
impulsa la educación de las niñas y los niños. La familia puede ofrecer am-
bientes seguros, afectuosos y estimulantes; la escuela debe educar para la
vida.