Está en la página 1de 3

Apnea del sueño

El Síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS) se define como un cuadro caracterizado por
somnolencia diurna excesiva, trastornos cognitivo-conceptuales, respiratorios, cardíacos,
metabólicos o inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la vía aérea
superior durante el sueño. Estos episodios provocan despertares transitorios repetidos que dan lugar
a un sueño no reparador y descensos en la saturación de oxígeno que es la causa probable de las
alteraciones cardiovasculares a medio-largo plazo.

Una apnea se define como la ausencia o reducción superior al 90% en la amplitud de la señal de
flujo respiratorio (medida por termistor, cánula nasal o neumotacógrafo) de más de 10 segundos de
duración. La apnea es obstructiva si se acompaña de esfuerzo respiratorio medido en las bandas
toracoabdominales, es central en ausencia de dicho esfuerzo respiratorio y es mixta si comienza
como central y termina con esfuerzo respiratorio.

La fisiopatología del SAHS es compleja y todavía no se conoce bien. Es en las vías aéreas
superiores (VAS), concretamente en la orofaringe, donde se produce el colapso que lleva a la apnea.
La estabilidad en su calibre depende de la acción de los músculos dilatadores orofaríngeos y
abductores, que normalmente son activados de forma rítmica durante cada inspiración. Los factores
que favorecen el colapso incluyen el estrechamiento previo de las citadas vías (factor anatómico),
una pérdida excesiva del tono muscular (factor muscular) y el defecto en los reflejos protectores
(factor neurológico).

Factor anatómico. La hipertrofia amigdalar, el depósito graso en pilares, la macroglosia, la


micrognatia con base de la lengua muy posterior, la retracción de la mandíbula inferior y el cuello
corto reducen el calibre de las VAS lo que comporta un aumento de su resistencia. La presión
negativa faríngea necesaria para la inspiración es mayor, factor que predispone al colapso.

Factor muscular. La actividad dilatadora muscular de la VAS está disminuida y, sin embargo, la
actividad diafragmática se mantiene estable con la consiguiente descoordinación entre ambas. Este
factor se agrava con fármacos relajantes musculares (benzodiazepinas) o con la ingesta de alcohol.

Factor neurológico. Es importante resaltar que, a pesar de que los rasgos de un individuo
predispongan al SAHS, la VAS sigue abierta en la vigilia y se cierra sólo durante el sueño. Es decir,
el SAHS es una alteración que depende de mecanismos del sueño generados en el cerebro. Por
tanto, algún factor reflejo de la actividad cerebral mal conocido debe influir en la patogenia del
mismo.

Cómo los psicólogos pueden actuar ante una situación de trastorno del sueño

Las primeras intervenciones no farmacológicas o psicológicas en los trastornos del sueño, se


enmarcaron dentro del campo de la medicina conductual. Los objetivos de intervención son brindar
herramientas terapéuticas para el manejo de las variables psicológicas que están presentes antes,
durante o después del dormir.

Las primeras propuestas de intervención se enfocaron en la reducción de hiperactivación de la


persona que padece insomnio. Siendo en los años 30´s, la relajación muscular progresiva la primera
propuesta que abordó desde esta perspectiva este padecimiento.  A pesar de las múltiples
investigaciones que demostraron la eficacia de la relajación en los componentes de hiperactivación
dentro del insomnio, las diferencias clínicas arrojaron que el componente de relajación no era el
factor que desarrollaba y mantenía la problemática.

El tratamiento no farmacológico del insomnio tiene una base en las técnicas cognitivo-
conductuales. La aplicación de estas técnicas y de una serie de recomendaciones que veremos a
continuación ayudan a evitar la aparición y perpetuación del insomnio, gracias a que producen un
cambio en los factores fisiológicos, psicológicos y conductuales que tienden a cronificar el
insomnio. Se trata de un tratamiento muy efectivo y que produce efectos positivos a largo plazo. Sin
embargo, exige una participación activa y una elevada implicación del paciente, que tendrá que
poner en práctica las recomendaciones realizadas por el profesional.

Sentadas las bases de la Terapia de Conducta para el Insomnio durante los años ochenta, los
tratamientos tuvieron una nueva faceta al incorporar una nueva técnica conocida como restricción
de tiempo en cama (actualmente se conoce como restricción de sueño). Esta técnica aumentó los
componentes del tratamiento fortaleciendo la evidencia de eficacia y preparando el campo para
protocolos de investigación con mayor grado de control e impacto.

Con la integración de los componentes de pensamiento, se comenzó a observar que los mismos se
interrelacionaban con los factores conductuales y los fisiológicos, creando un patrón de
reforzamiento. Con ello se comenzó a diseñar tratamientos multicomponentes que acogían cada una
de las técnicas ya investigadas y se comenzó a desarrollar el tratamiento psicológico del insomnio.
 Anales Sis San Navarra vol.30  supl.1 Pamplona  2007, recuperado el 23 de agosto del 2022
de https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272007000200005

 Horacio B., Ulises J., (13 de junio del 2020). Intervención psicológica en trastornos del
sueño: una revisión actualizada. Clínica de trastornos de sueño. Universidad Nacional
Autónoma de México. https://www.revistaclinicacontemporanea.org/art/cc2020a9

También podría gustarte