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—¿Justin?
¿Pero qué demonios hacía este tipo en su casa? Alan gruñó, e hizo el
intento de cerrar la puerta, un fuerte brazo lo detuvo con tan solo un
movimiento.
—Hola Alan —murmuró Justin, su ronca voz era como una caricia para
sus sentidos—, ¿no me invitas a pasar?
Alan se quedó como una estatua de piedra, y sus ojos como platos
mirando aturdido al inesperado visitante frente a él.
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Alan se sacudió, y cerró la puerta. —¿Qué rayos haces aquí?
Alan asintió.
—¿Qué demon…?
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Alan se apretó al grande y fuerte cuerpo de Justin, y gruñó de placer
cuando las grandes manos de Justin tomaron su culo, amasando y apretando.
Sí, Justin amaba su culo, una risita poco masculina escapó de sus labios, pero
luego se convirtió en un gran gemido de placer.
Justin lo levantó en sus brazos, y Alan rodeó su cintura con sus largas
piernas. Se aferró al cuello de Justin y bebió de su boca, el sabor era un
afrodisíaco para él. Le encantaba que el quarterback estuviera construido
como una pared de ladrillos, ya que podía sostenerlo sin despegar sus bocas,
y sin hacer ningún esfuerzo por su peso.
Justin rió, y le dio un pequeño beso antes de alejar su rostro, pero sin
soltar el agarre de Alan.
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Las manos de Justin se metieron bajo su camiseta, acariciando en
círculos la piel a su alcance. Alan sentía que estaba a punto de derretirse con
tanto placer, era demasiado.
—Justin…
Alan gimió extasiado, pero aun así se alejó unos centímetros, y gruñó
frustrado al no poder ver el rostro de Justin en ese momento. ¡Joder! Quería
mirar sus azules ojos, y ver en ellos si todo lo que decía Justin era verdad. 5
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a moverse arriba y abajo, enviándolos a ambos al borde. Ondas de calor
fluían por su cuerpo.
Lentamente Alan bajó las piernas, pero sin alejarse de Justin. Sus
brazos aún seguían rodeando su cuello. Miró hacia arriba, y el miedo en la
mirada de Justin lo espabiló.
—Claro que lo digo en serio —gruñó Justin, apretándolo más junto a él.
Justin suspiró.
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—Lo siento —susurró y besó dulcemente los labios de Alan—, lamentó
haber actuado como un idiota e ignorarte estos días después de ese
alucinante beso. Pero era la primera vez que besaba a un chico, y jamás nadie
me había afectado tanto como tú. Eres lo más especial que me ha sucedido
en la vida.
—Te quiero también Justin… —susurró Alan, jalando a Justin para otro
beso.
Justin rió tras él, haciendo que el corazón de Alan se saltara un latido. Sí.
Debía agradecer al artífice del apagón, porque la oscuridad había destruido
cualquier resistencia que hubiera tenido hacía Justin, y además, ambos
habían descubierto bajo el amparo de las sombras, que eran perfectos el uno
para el otro.
FIN
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