Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
cambio en los precios de una cesta/canasta de productos y servicios normalmente adquiridos por
grupos específicos de hogares. La inflación se mide también en términos de tasa de crecimiento
anual y en un índice, base anual 2015 desglosado por alimentos, energía, y el total excluídos
alimentos y energía. La inflación mide la erosión de los estándares de vida. El índice de precios al
consumidor se calcula con una serie de medidas integradas del cambio proporcional de precios, de
un periodo a otro, en un conjunto fijo de productos de consumo y servicios con características y
cantidades constantes, adquiridos, usados o pagados por la población de referencia. Cada medida
integrada se obtiene de un promedio ponderado de una gran cantidad de índices básicos
agregados. Cada uno de los índices básicos agregados se calcula usando una muestra de precios de
un conjunto definido de productos y servicios obtenidos en una región específica, o por los
residentes de la misma, de un grupo de tiendas u otras fuentes de consumo de productos y
servicios.
Cuando hay inflación en una economía, es muy difícil distribuir nuestros ingresos, planear un viaje,
pagar nuestras deudas o invertir en algo rentable, ya que los precios, que eran una referencia para
asignar nuestro dinero de la mejor manera posible, están distorsionados.
Cuando se presenta, nos damos cuenta que la cantidad de dinero que veníamos administrando
tiempo atrás, ya no nos alcanza para comprar lo mismo que antes y esto nos afecta a todos: amas
de casa, empleados, productores, ahorradores, inversionistas, empresarios, etc. Y sobre todo a los
que tienen menos dinero y acceso a los servicios financieros
Existen varias causas que pueden desencadenar este fenómeno inflacionario. Sin embargo, la
principal es generada por los excesos de dinero circulando en manos de la población que, al
sentirse con más recursos, incrementa sus gastos generando una mayor demanda de bienes y
servicios en la economía cuando la capacidad productiva del país no está en posibilidades de
cubrirla, provocando escasez y aumentos en los precios.
Para evitar esto, es necesario saber a qué ritmo aumentan los precios y aplicar medidas para
frenar este aumento. Para ello se creó el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que es
un número que refleja cómo han variado los precios de un conjunto de bienes y servicios que
consumen las familias en México.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), encargado de medirla, hace una encuesta
de ingreso y gasto de las familias a nivel nacional para saber qué es lo que consume la gente en
México. Una vez que se tienen identificados los productos, recopilan los precios de esos bienes y
servicios en tiendas de todo el país. Esta información se compara quincenal, mensual y
anualmente para saber cómo han variado los precios en dichos periodos.
Para medir la inflación, cada mes el INEGI da seguimiento a 235 mil precios en 46 ciudades del
país. La información se procesa tomando en cuenta qué tanto se gasta en ellos, para así saber cuál
de los rubros tiene mayor importancia en el consumo de las familias.
Con esa información el Banco de México implementa las medidas necesarias para controlar la
inflación, ya que él es el encargado de regular la cantidad de dinero que circula en el país.
La inflación es el aumento generalizado del nivel de precios de una economía, medida como la
variación porcentual de los de dichos precios. Aunque el IPC y el deflactor del PIB suelan mostrar
resultados similares, existen diferencias importantes entre ambos indicadores que pueden resultar
en medidas dispares. En primer lugar, reflejan un conjunto diferente de productos y servicios, y en
segundo lugar, ponderan los precios de distinta forma.
El IPC es un indicador que mide la variación media de los precios de los bienes y servicios durante
un período de tiempo determinado en una economía. Su objetivo es medir el coste de la vida y
mostrar los efectos de la inflación en los consumidores individuales.
La cesta de la compra del IPC representa los bienes y servicios que se compran para el consumo de
una población específica. Por ejemplo, en España esta cesta incluye más de 479 artículos que se
dividen en doce grupos principales: Alimentación y bebidas no alcohólicas, transporte, vivienda,
HORECA (hoteles, restaurantes y café), ocio y cultura, vestido y calzado, menaje, medicinas,
comunicaciones, bebidas alcohólicas y tabaco, y enseñanza. Finalmente, existe un epígrafe
denominado ‘otros’ que incluye aquellos productos no contenidos en los grupos anteriores.
Una vez fijada la cesta, el siguiente paso en el cálculo del IPC es encontrar los precios actuales y
anteriores de todos los bienes y servicios. Los precios se recogen de una amplia gama de fuentes,
tales como minoristas, supermercados, grandes almacenes y sitios web donde los hogares
compran. Otra serie de precios también se recogen de las autoridades gubernamentales,
proveedores de energía y agentes inmobiliarios.
El IPC es un número índice, por lo que a continuación necesitamos definir un año base. El año base
sirve como punto de referencia para comparar unos años y otros. El índice se calcula entonces
dividiendo el precio de la cesta de bienes y servicios en un determinado año entre el precio de la
misma cesta en el año base. Esta relación se multiplica por 100, lo que da como resultado el IPC. El
año base el IPC siempre asciende a 100.
Por último, una vez tenemos el IPC, ya podemos calcular la tasa de inflación. Concretamente, la
tasa de inflación es la variación porcentual del índice de un período respecto al anterior. Para
calcularla, podemos utilizar la siguiente fórmula
La economía capitalista se caracteriza por presentar fases o ciclos perfectamente definidos por los
eventos que ocurren en cada uno de ellos. La empresa, como parte vital de este tipo de economía,
tiene un comportamiento similar en función a la fase o ciclo en que se encuentre el sistema en
general. Por ende, las decisiones basadas en costos se pueden modificar, tal como se estudiará a
continuación.
Los costos son el resultado de varios tipos de transacciones, principalmente de aquellas que se
identifican con el uso de recursos o la realización de las actividades; además, los costos deben
erogarse para cumplir objetivos específicos. Lo anterior puede verse modificado en forma
proporcional a los cambios experimentados en la economía. En épocas de inestabilidad o crisis, los
costos tienden a variar debido sobre todo al fenómeno de la inflación. Como los costos deben ser
trasladados al precio de venta, éstos se incrementan, elevando a su vez la inflación. Por ejemplo,
con índices inflacionarios significativos, el costo de una materia prima puede tener un valor en una
fecha determinada y otro valor días después, y si el precio de venta se mantiene constante, se
corre el riesgo de obtener pérdidas. En periodos de estabilidad o prosperidad, por el contrario, los
costos y los precios de venta tienen congruencia.
El maestro Abraham Perdomo, en su libro Contabilidad de decisiones, señala seis fases: auge,
crisis, contracción, depresión, recuperación y prosperidad. Algunos autores mencionan sólo dos: la
prosperidad y la crisis. En las etapas de prosperidad existe el pleno empleo de los recursos que
redunda en producción y ventas crecientes. Aumenta la demanda en relación con la oferta, se
incrementa el número de trabajadores y hay circulación de efectivo. En épocas de crisis empieza el
desequilibrio entre la producción y las ventas, afectando a los costos y presentándose el
fenómeno inflacionario. Algunos indicadores que señalan el comportamiento de los ciclos
económicos son el tipo de cambio, los niveles de tasas de interés, de salarios, de inversiones fijas,
de gasto público, variaciones en el ingreso per cápita, etcétera.
Los ciclos económicos y la toma de decisiones
Los ciclos económicos afectan marcadamente el comportamiento de una entidad pero, sobre
todo, a la toma de decisiones. Por ejemplo, en periodos de estabilidad se pueden prever
situaciones futuras como la compra anticipada de materiales, la elaboración de proyectos,
celebración de contratos en moneda extranjera. Las situaciones descritas no se pueden
pronosticar en épocas de crisis, la información mediante la cual se toman decisiones resulta
irrelevante y se corre un gran riesgo al evaluar y elegir alternativas. En tanto que en prosperidad,
la información es más confiable porque proviene de hechos estables y existe más seguridad de
que la opción elegida alcance los resultados esperados.
Generalidades
Control
El proceso de control de los materiales directos se inicia propiamente desde el diseño del
producto, pues con base en él se determina el consumo unitario de los materiales, así como sus
costos. Después de analizar los volúmenes de producción que se ejercerán, se solicita al área de
compras que adquiera las cantidades de materiales necesarios, así como para mantener
existencias en el almacén al final del periodo. También se debe estudiar a los proveedores
potenciales en función a la calidad, el precio, la disponibilidad y condiciones de compra. Cuando se
efectúa la adquisición, los proveedores envían sus remesas al almacén de materiales, en donde el
personal adscrito al mismo revisa las cantidades y el estado en que se reciben, así como su
confrontación con los valores expresados en la factura correspondiente.
Los departamentos productivos, por su parte, solicitarán gradualmente las cantidades que
requieran para sus funciones de transformación, mismas que son consideradas como “salidas del
almacén de materiales” o también llamadas “consumo” o “utilización” de materia prima.
Suministro de materiales
Los departamentos productivos solicitarán remesas de materiales para que puedan realizar sus
funciones de transformación. El almacén enviará las cantidades físicas requeridas y manejará
documentación que ampare la salida; por otra parte, producción generará información de
entrada. La determinación del costo de las salidas presenta la problemática de calcular su valor
exacto a partir de una diversidad de importes de entrada. Es decir, las existencias del periodo
anterior, que pueden ser utilizadas para la producción de este periodo (inventario inicial), tienen
un valor distinto a los de las compras de materiales que se van realizando. La cuestión consiste en
determinar un valor de salida a partir de distintos valores de entrada.
Derivado del problema planteado arriba, relativo al costo de salida del almacén, conviene aclarar
que este problema es de suma importancia porque representa el costo de los materiales
procesados; por esta razón, se debe tener cuidado al momento de calcular su importe, porque se
integrará a la estructura del costo de producción. Para resolver esta situación, se han utilizado
diversos métodos de valuación, entre los que destacan: el costo de mercado (el más bajo),
primeras entradas-primeras salidas (PEPS), últimas entradas-primeras salidas (UEPS), costos
promedios, costos estándares y UEPS monetario.
a) El costo de reposición o de mercado es una técnica que se puede utilizar en épocas de inflación
y que consiste en determinar el valor de las salidas del almacén de materiales al precio de
reposición de los mismos, en este caso, es necesario contar con la ayuda de peritos calificados.
Esta técnica permite que el precio de venta pueda absorber los incrementos en los precios de
compras anteriores y con valores diferentes, de tal suerte que se puedan renovar las existencias
de los inventarios. Además, se debe crear una cuenta de reserva que permita registrar las
variaciones. El registro debe ser al valor del mercado o el costo, el que sea menor.
b) Primeras entradas-primeras salidas (también llamado PEPS, por sus siglas). Es una técnica
utilizada en el sistema de inventarios perpetuos, para valuar las salidas del almacén de materiales
al precio de sus primeras entradas. De esta forma, el almacén queda expresado a los precios más
actuales, en tanto que los envíos a la producción a las cifras más antiguas. En épocas de inflación,
si se utiliza PEPS, se tiene que actualizar el costo de ventas.