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FILOSOFÍA

PRIMERO DE BACHILLERATO.

UNIDAD TERCERA:
FILOSOFÍA DE LA MENTE.
MENTE.
3. Filosofía de la mente. Página 2 de 9

1. Introducción

El problema de fondo que aquí se trata es de qué está hecha la realidad; es decir qué
clase de propiedades o sustancias1, la componen.

Podríamos decir que, aparentemente, las sustancias que componen la realidad son
muchas y variadas. Hay casas hechas de ladrillos, árboles de madera, seres vivos
hechos de carne y huesos, además de otros seres como el agua, el fuego, etc. Sin
embargo parece que todas esas materias resultan estar hechas, al final, de los
mismos elementos; de átomos, los cuales, a su vez, parecen estar hechos de las
mismas partículas subatómicas, como electrones, protones, neutrones. Es decir,
que aunque aparentemente la realidad está hecha de muchas y distintas sustancias,
parece que podemos reducirlas a una, o quizá varias, que pueden dar cuenta de la
enorme variedad que aparentemente hay.

Entenderemos que dos sustancias son distintas cuando no son reducibles una a la otra.
Y esto quiere decir que las leyes, el comportamiento, o modo de ser, de una de ellas
pueda explicar las leyes, el comportamiento, o modo de ser, de la otra.

Y así, tanto los ladrillos, los árboles, como el agua, que aparentemente son
sustancias diferentes, resultan estar hechas de la misma cosa —electrones,
protones y neutrones— y ser, por tanto, la misma sustancia pero en distintas
condiciones.

2. El Dualismo.

El conjunto de soluciones que afirman que existen dos tipos de elementos —lo físico
y lo mental— que constituyen el universo se denomina dualismo.

2.1. Distinción entre acontecimientos físicos y mentales.

Aunque sea de manera aproximada podemos darnos cuenta que parece haber
diferencias radicales entre los seres físicos y los contenidos mentales.

Por contenidos mentales, o qualias, entendemos ideas, sentimientos, voliciones...; es


decir, aquellos contenidos que parecen tener una cualidad mental que los hace “darse”
en nuestra mente, pero no fuera de ella. Mientras que por seres físicos entendemos
aquellas entidades que parecen existir fuera de nosotros, de forma independiente de
nuestra mente.

Existen varias diferencias entre ambos tipos de acontecimientos. Las dos más claras
son las siguientes.

La primera es que mientras todo lo físico parece espacial lo mental parece inextenso;
es decir, su ocurrencia no ocupa espacio.

1
Existen diferentes maneras de definir "sustancia". Algo es sustancia si es soporte, o portador, de
propiedades o características, sin ser él mismo una propiedad o una característica. También se dice
que algo es sustancia si puede existir independientemente; por tanto si puede existir sin depender de la
existencia de algo que no sea él mismo.
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Los seres y acontecimientos físicos, como una mesa, la luz, o la lluvia, son seres y
acontecimientos que ocurren en el espacio, y de hecho ocupan espacio.

Sin embargo, los qualia, como pueda ser un sentimiento o un color imaginado, no
parecen ocupar espacio.

¿Cuánto espacio ocupa un sentimiento? O ¿cuánto pesa la idea de un piano de cien


kilos? Las ideas, los sentimientos, las apetencias, no parecen ocupar espacio.
Cuando de ellas se dice que son grandes o pequeñas se dice metafóricamente. La
imagen que uno tiene en la mente de un caballo no mide nada en el espacio físico.
Las neuronas que están actuando mientras alguien imagina un caballo sí ocupan
espacio y se pueden medir, pero parece que una cosa son las neuronas —seres
físicos— y otra distinta la imagen del caballo imaginada —contenido mental.

La segunda diferencia entre lo físico y lo mental es que los seres, y acontecimientos


físicos, son públicos; es decir que todos podríamos, si se dieran las condiciones
adecuadas, comprobar su existencia; es decir idealmente observables.

Que un ser, o acontecimiento, sea público indica que todos los observadores—por
eso es público— podemos comprobar su existencia. Sin embargo, en ocasiones,
aunque pudiéramos comprobar su existencia si estuviéramos presentes, no lo
estamos, por ejemplo todos podríamos comprobar, si estuviéramos en Segovia, que
en este mismo momento allí hay un acueducto, pero como no lo estamos en este
mismo momento no podemos observarlo. Por eso se indica que los
acontecimientos públicos son idealmente observables, queriendo decir con ello
que si se dieran las condiciones favorables de observación cualquier observador
podría comprobar el hecho.

Sin embargo los acontecimientos mentales son privados; es decir, no pueden ser
comprobados por alguien diferente de la persona que los tiene.

Por ejemplo, el dolor que alguien pueda sentir sólo es perceptible por la persona
que lo sufre. Desde “fuera” podríamos observar que la persona llora, que grita, que
pone gestos de dolor; pero todos esos sucesos que podemos observar, y que por
tanto se denominarían como físicos, no son el dolor que la persona siente. Y si un
neurólogo pudiera observar el estado neuronal del cerebro de la persona que siente
dolor, mientras lo siente, parece que seguiría sin estar percibiendo —sintiendo— el
dolor que la persona padece, lo que vería serían neuronas, neurotransmisores y
demás elementos cerebrales, pero no el dolor.

Aún se podría intentar sentir ese mismo dolor haciendo que el mismo impulso
nervioso, que el cerebro de la persona “traduce” en dolor, vaya también al cerebro
del experimentador y así se produzca también en él la sensación de dolor. Pero si
pudiera hacer eso lo que sentiría es dolor, pero sería “su” dolor; es decir, que
seguiría sin percibir el dolor que siente la otra persona, cada cual sentiría su propio
dolor y, justamente, el dolor que siente cada uno sería imposible de percibir por el
otro; es decir, el dolor sería una experiencia privada.

La manera en que las personas se dan cuenta de sus estados mentales es a través de un
proceso de inspección, u observación interna, que se denomina introspección.

2.2. Clases de Dualismo

Hay dos clases de dualismo; el dualismo de la sustancia o espiritualismo, y el dualismo


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de las propiedades. La diferencia entre uno y otro está en la autonomía que se de a lo


mental respecto de lo físico.

Para el dualismo de la sustancia lo mental y lo físico constituyen sustancias distintas


y diferenciadas. Las leyes mentales serían distintas de las físicas, y el origen de ambas
clases de sustancias sería, a su vez, independiente; es decir, que ninguna ha producido
o depende para existir de la otra. Para esta clase de dualismo la persona es
esencialmente su mente.

Por eso, en este dualismo, es fácil identificar lo mental con un alma inmortal2,
aunque esta identificación no es necesaria.

El dualismo de las propiedades3 considera que sólo existe la sustancia física, pero
ocurre que esa sustancia física es capaz de combinarse en modos cada vez más
complejos, hasta llegar a producir –emerger- algo radicalmente diferente de ella
misma; es decir, hasta llegar a producir lo mental. Técnicamente se diría que la mente
y sus contenidos son propiedades emergentes del cerebro.

Como lo mental y sus contenidos no son una sustancia propia, si despareciera la


sustancia física del universo, con ella desaparecería también todo vestigio de
mentes y contenidos mentales. Lo mental, al no ser una sustancia sino una
propiedad, no puede existir por sí misma

El problema de esta clase de dualismo es aclarar la noción de emergencia.

Una propiedad de un sistema es emergente cuando esa propiedad no puede ser


explicada con las mismas clases de leyes que se aplican a los elementos que componen
el sistema del que emerge.

Los sistemas físicos tienen propiedades que no pertenecen a los componentes del
sistema sino al sistema entero. Por ejemplo, de un cristal diríamos que es
transparente, pero eso no significa que las moléculas de las que está hecho el
cristal sean transparentes, es el conjunto el que tiene la propiedad. De igual manera
la mente sería una propiedad emergente del cerebro; al ser emergente se evita decir
que las neuronas sean conscientes y que las leyes químicas que se aplican para
comprender el comportamiento de las neuronas puedan aplicarse para comprender
el comportamiento de la mente

Dependiendo de cómo se entienda la autonomía de aquello que emerge, respecto al


sistema del que emerge, y de cómo se entienda la posibilidad de explicar a partir de las
ciencias naturales lo que emerge, se diferencian distintas clases de dualismo de las
propiedades.

Y así, hay emergentistas que entienden que el proceso de emergencia produce algo

2
Como Platón o Descartes.
3
Algunos autores denominan a este dualismo materialismo emergentista, y lo sitúan dentro del
monismo, ya que, a fin de cuentas, se mantiene la existencia de una única sustancia: la física.
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tan radicalmente novedoso que no sólo no puede ser explicado, o reducido, a las leyes
que se aplican a las partes que lo componen, sino que no puede ser reducido o
explicado por ninguna clase de leyes de las ciencias naturales. A esas propiedades
emergentes que muestran la anterior característica se las denomina propiedades no
naturales.

Esta forma de emergencia puede ejemplificarse con la noción de sonidos y belleza.


Ciertos sonidos pueden, al combinarse de forma especial, producir una sinfonía
musical, que puede adquirir la propiedad de ser bella. La belleza sería algo que
emerge de los sonidos pero que no es una propiedad de los sonidos, ni tampoco
una propiedad física del conjunto de sonidos; esa autonomía respecto al sonido,
que es el sustrato material en el que se da, hace que no pueda ser explicable desde
las leyes naturales; digamos que se convierte en una propiedad no-natural. De
igual modo, la materia física, al organizarse de manera especial, puede producir la
emergencia de lo mental; lo cual no sería ya reducible a la propia materia, aunque
se asiente en ella, porque las leyes que describen el comportamiento de la materia
física, o incluso las que describen las leyes biológicas, no sirven para describir la
forma de ser de lo mental, éste tiene un modo de ser irreductible a leyes físicas o
biológicas4.

2.3. Problemas dualistas.

Si se acepta el dualismo aparecen una serie de problemas gnoseológicos y ontológicos.

Un primer problema gnoseológico es que, de ser el dualismo cierto, aparentemente no


podríamos conocer la existencia de otras mentes y de otros contenidos
mentales.

La razón está en que la mente y sus contenidos son privados; luego no hay manera
experimental de comprobar que exista otra mente con sus contenidos mentales.

Podemos observar que otras personas tienen un comportamiento similar al nuestro,


e intentar inferir de ahí que, si uno mismo realiza esos actos con la mente,
entonces, si otro ser también los realiza, eso indicaría que también tiene una mente
con la que realizarlos. Sin embargo no parece que sea necesariamente así. Por
ejemplo, un ordenador puede jugar al ajedrez tan bien como uno mismo, y por
tanto, o decimos que jugar al ajedrez se puede hacer sin mente, o tendríamos que
decimos que un ordenador tiene mente5. Por tanto, es dudoso que haya acciones,
que podamos observar en otras personas, para cuya realización necesariamente
tengamos que suponer una mente que los realiza

Además, y como segundo problema, suponiendo que las demás personas tengan
experiencias mentales, no podríamos conocer nunca si sus qualias son de la misma
clase que los propios.

Para ser más concretos; ¿cómo sabemos que cuando sentimos calor sentimos la
misma clase de sensación que otra persona? O ¿cómo sabemos que cuando
miramos el mismo objeto estamos viendo la misma clase de?

Podríamos suponer que cuando uno de nosotros mira la pizarra ve un qualia

4
También irreductible a leyes psicológicas, y en ese caso libre.
5
Esta última posibilidad es defendida, en el presente, por varios pensadores
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distinto al que los demás ven, sólo que lo llamaría del mismo modo. Y así,
mientras uno ve al mirar la pizarra el color verde, otro vería el color rojo, aunque
éste llama “verde” al color rojo porque desde siempre, a todo lo que él veía de
color rojo, le dijeron que se llamaba “verde”, y viceversa6.

Este problema, como el anterior, se basa en la privacidad de la mente.

Un problema distinto a los anteriores es el de la comunicación de las sustancias.


Este problema ya no es gnoseológico, sino ontológico, y se fundamenta en la no
espacialidad de la mente y sus contenidos.

La cuestión viene a resumirse en cómo es posible que sustancias o acontecimientos


tan diferentes, uno es espacial y el otro no, puedan aparentemente comunicarse entre
ellos.

Si quiero mover la mano, que es algo mental, parece que soy capaz de moverla,
que es algo físico. Pero ¿cómo puede un deseo, que no es extenso, mover algo
como una mano que sí es extenso? Sabemos que el cerebro, puede estimular la
mano a través de terminaciones nerviosas, pero la cuestión es cómo puede ser
estimulado el cerebro, que es algo físico, por algo que no es un movimiento
corporal, como es un deseo, algo que no es espacial ni extenso. Y al contrario,
cómo algo que es físico y espacial, como un pinchazo en el dedo, puede producir
un acontecimiento que no es físico como un dolor.

A lo largo de la historia los dualistas han propuesto distintas teorías explicativas


aunque todas, en general, poco convincentes.

Y de hecho, esta falta de explicación da lugar a una crítica general al dualismo, y es


que el dualismo no parece compatible con nuestra explicación científica del mundo.
La razón está en que la ciencia no puede observar la mente o sus contenidos mentales,
al ser contenidos privados se sitúan más allá de su alcance.

La conducta, que si es pública, puede intentar explicarse a partir del comportamiento


del cerebro, sin necesidad de recurrir a lo mental. Y como una teoría que admita la
existencia de una única sustancia es mucho más simple y sencilla que la que explique
con dos, se nos ofrece otra razón, ésta metodológica, para descartar la existencia de la
mente y sus contenidos.

3. El monismo.

Por monismo se entiende el conjunto de soluciones que afirman que todo el universo
está hecho de una única sustancia o elemento. Dependiendo de cuál se considere que
es esa sustancia se obtiene un tipo distinto de monismo.

6 Sin embargo el daltonismo no sería problema. El daltonismo es la incapacidad de hacer ciertas


discriminaciones de color, en general entre el rojo y el verde; un daltónico los percibe igual. En este
caso si podemos convencerle de que él ve mal. Ya que si cogemos tarjetas de ambos colores en el
anverso y un número en el reverso y las ordenamos por el color, el daltónico podría ver que siempre
acertamos, como si realmente viéramos un color que él no ve. Pero en el caso que nos ocupa la
cuestión es distinta.
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Para el idealismo sólo existe la sustancia mental y sus contenidos, y por tanto, según
el idealismo, no existe la sustancia física o materia.

Cuando percibimos un objeto material, como un edificio, una mesa, o cualquier


otro, vemos colores y tenemos otras percepciones. Pues bien, lo que existe son
esas percepciones, pero en la mente, y lo que no existe es una materia que cause
las percepciones que tenemos en la mente. Análogamente a como en los sueños, o
en las alucinaciones, las personas se representan en la mente qualias sin que la
existencia de éstos sea causada por una materia.

Una posición distinta, denominada monismo neutral, considera que existe una única
sustancia en el universo, pero no es ni material ni mental, sino una sustancia diferente
que puede tomar el aspecto de ambas, sin que ella misma sea ni lo uno ni lo otro. Y
así, lo físico y lo mental serían propiedades –modos de darse- de esa sustancia neutral7.

Sin embargo, es la teoría monista denominada materialismo la que se ha constituido,


en la actualidad, como la teoría dominante.

3.1. Materialismo.

Originariamente el materialismo sostenía que la única realidad existente era la materia.


Sin embargo, la investigación científica ha establecido que la materia y la energía son
dos aspectos de una misma realidad, de manera que lo que el materialismo afirmará
es que todo lo que existe en el universo es físico, y por “físico” debe entenderse lo
espacial8.

Existen, y han existido, distintos tipos de materialismo. La versión materialista más


influyente en la actualidad es la denominada Teoría de la Identidad, que viene a
decir lo físico y lo mental no son dos cosas relacionadas sino que son numéricamente
una y la misma cosa.

Un materialista no puede afirmar que, por ejemplo, un sentimiento es algo


producido por el cerebro, porque si A –el cerebro- causa B –el sentimiento-
entonces A es distinto de B, y por tanto lo mental existiría como algo diferente del
cerebro, que el quien lo produce. El materialista afirma que lo físico es lo mental.

La noción clave aquí es la de “identidad”. Hay dos maneras de entenderla, bien como
lo haría el Principio de Identidad9, o bien sólo como identidad en la referencia10, y ésta
segunda manera es la más fructífera para la Teoría de la Identidad11.

Existe identidad en la referencia cuando dos expresiones, que pueden tener distinto
significado, tienen el mismo referente.

7
El monismo neutral ha sido criticado señalando que introduce una sustancia nueva nunca vista, de la
cual no hay ninguna evidencia, luego en vez de solucionar el problema parece que lo agrava.
8
Que una realidad sea espacial no significa que tenga que sea localizable con exactitud en el espacio.
Los electrones, por ejemplo, pueden tener una localización probabilística en el espacio; pero sea de un
modo u otro “están” en el espacio.
9
“A” es idéntico a “B” sii las propiedades de “A” son las mismas que las de “B”
10
Clarificada por el lógico alemán Gottlob Frege.
11
Así la entiende su primer formulador U. T. Place en “¿Es la conciencia un proceso cerebral?
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Por ejemplo, la expresión “el autor del Quijote” significa algo distinto de “el autor
de las novelas ejemplares”, y decimos que significan algo distinto porque
podríamos saber que la primera expresión se refiere a Cervantes y desconocer que
la segunda también lo hace. Cuando se dice que dos expresiones tienen identidad
en la referencia no se dice que signifiquen lo mismo, sino que se refieren a lo
mismo.

Si alguien dice que el agua es H2O la palabra “es” está indicando que aquello que
se puede beber, se usa para ducharse, es incoloro, inodoro e insípido corresponde a
la fórmula química H2O; el agua es H2O porque “agua” y “H2O” se refieren a lo
mismo. Sin embargo, podría no haber sido así, podría pasar que el agua no fuera
H2O sino una fórmula química diferente; y esto es así porque “H2O” no significa lo
mismo que “agua”; es la investigación científica la que ha averiguado que el agua
–que conocemos en nuestra experiencia cotidiana- corresponde realmente a una
molécula que contiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxigeno (H2O).

La Teoría de la Identidad, entendida como identidad de la referencia, es en realidad


una hipótesis científica.

Y así, de igual manera que una investigación científica establece que el agua es
H2O, cabe una investigación científica en la que se termine por establecer si el
dolor es realmente un estado del cerebro.

Desde ese punto de vista cabe entender la identidad en la referencia como un


predicado de composición.

Como cuando se dice que el rayo es, realmente, una descarga eléctrica. O que un
sombrero que vemos en la distancia, al estar hecho de paja, es realmente paja. En
la lejanía yo no tengo porqué conocer que el sombrero esté hecho de paja, pero si
me acerco, si investigo, puedo descubrir que, en realidad, está hecho de paja; y en
ese sentido no es más que paja.

Y así, afirmar la identidad de referencia entre mente y cuerpo indicaría que lo que
llamamos mente está realmente compuesto de un estado cerebral.

Con eso no se dice que el dolor que se siente signifique lo mismo que el estado
cerebral, porque de hecho, una persona puede sentir dolor y no saber que el dolor
consiste en ser un estado cerebral. Lo que se dice es que el dolor está hecho, es, un
estado del cerebro

Como crítica a este tipo de materialismo se ha señalado que el caso de la mente y el


cerebro no es del mismo tipo que el del agua y el H2O.

Los diferencia está en que comprobamos que el agua es H2O a través de la misma
clase de experiencia. Pero en el caso de la identificación entre el dolor y el estado
neuronal nos damos cuenta del dolor a través de la introspección, pero nos damos
cuenta del estado del cerebro por el uso de instrumentos y a través de la
experiencia visual.

Es decir, hay una discontinuidad radical entre ambas experiencias. La experiencia del
dolor se produce a través de la introspección, que es privada, pero la ciencia natural se
basa exclusivamente en la experiencia que puede ser pública. Y por tanto, la ciencia
natural no puede observar que un dolor sea un estado neuronal simplemente porque el
dolor es, para ella, inobservable.
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Eso hace que la ciencia natural nunca pueda establecer la validez, o falsedad, de la
Teoría de la Identidad, ya que no puede observar el estado mental del dolor para
poder establecer que está compuesto de un estado cerebral.

A pesar de lo dicho el materialismo es en el presente la postura más popular entre


filósofos y científicos.

El atractivo del materialismo se encuentra en que, para muchos filósofos, es la única


postura compatible con el conocimiento científico, ya que prescinde de cualquier
entidad no material en sus explicaciones. Sin embargo no esta, evidentemente, libre de
críticas.

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