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PUCE

FACULTAD ECLELSIÁSTICA DE CIENCIAS FILOSÓFICO-TEOLÓGICAS


ESCUELA DE FILOSOFÍA
Seminario de Autor Contemporáneo
Profesor: Vinolo Stéphane
Nivel IV
Estudiante: César Villao Guerrero
Fecha de entrega: 10 de junio de 2022

Dios sin el ser

Las diversas maneras que el hombre puede expresar algo acercad de Dios es a través del

lenguaje, pero se enfrente a varios problemas al tratar de definir algo de Dios. La filosofía ha

pretendido hablar acerca de Dios a través de el SER, tal como lo afirma Aristóteles en su libro

La metafísica, indicando que Dios es la causa encauzada, no sujeta al tiempo y motor inmóvil.

Sin embargo, la filosofía ha pretendido hablar acerca de Dios sin el Ser. Para tal motivo cabe

cuestionar el texto bíblico Éxodo 3, 14. En el presente trabajo se mencionará algunos

argumentos que Marion (19uu) propone para dudar si existe un vínculo de Dios con el ser:

- En primer lugar, el problema de las traducciones hace que una filosofía o teología genere

decisiones en la traducción. “yo soy el que soy” o “yo soy quien soy”.

- En segundo lugar, El autor indica que paso de hebreo al griego realiza una variación en la

traducción “yo seré quien seré”, rompiendo con la plena actualidad de un ser que estaría

desde el inicio.

- En tercer lugar, los padres de la Iglesia determinan el nombre de Dios, jamás el ser.

Marion, afirma que existe una disyuntiva acerca del nombre de Dios, o es Ser según Éxodo, o el

nombre de Dios es Amor según Juan. Sin embargo, no compete a tomar una decisión la filología

ni ninguna exegesis, sino la teología es la mas pertinente en decidir. Pero existe el limite de no

encerrar a Dios en un concepto, y a la vez la pregunta si hay otro camino de pensar en el ser sin

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los limites de un concepto. El autor nos indica que la imposibilidad de encerrarlo en un concepto

no esta relacionada con la falta de pensamiento ni tampoco con una contradicción interna al

pensamiento, pero Marion afirma que “Pero el simple hecho que podamos distinguir lo que nos

impide pensarlos, es la prueba que los podemos pensar” (Marion, 2009, pág.180).

De Dios, admitamos claramente que no podamos pensarlo más que bajo la fi gura de lo

impensable, pero de un impensable que rebasa tanto lo que no podemos pensar como lo

que podemos pensar; pues lo que no puedo pensar concierne todavía a mí pensamiento y,

por ello, sigue resultándome pensable (Marion, Dios sin el ser, p. 78).

Marion propone que “no somos nosotros quienes tachamos a Dios, sino más bien que es Dios

quien tacha nuestro pensamiento al desbordarlo por todas partes”. Se entiende como el dejarlo

darse a partir de sí mismo, puesto que el tachar a Dios, al venir del exterior, tacha de la misma

manera nuestro pensamiento. A pesar que se tache a Dios, resulta imposible no ver en esa

tachadura la cruz de Dios. Pero en que momento se dio el salto de Dios tachado por una cruz, al

Dios cristiano.

La biblia nos dice acerca del ser en los textos bíblicos mencionados. En el primer texto Marion

nos indica la inferencia del Dios bíblico (Romanos), haciendo referencia a la fe de Abraham tras

constituirse “el padre de todos”, mencionar también el momento que Dios le dice la promesa “Te

he constituido padre de muchas naciones: padre nuestro delante de Aquel a quién creyó, de Dios

que da la vid a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean”, sin embargo, resulta

imposible para nuestro pensamiento este paso de las cosas que no son a cosas que son. San Pablo

no tenía ninguna manifestación de este pasaje, es inconcebible para el ser humano. En el segundo

texto Marion propone una desigualdad al llamar a Dios amor. Para los griegos les resultaba

escandalo esta noticia, debido que ver a Dios como ágape significa un desequilibrio de la

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simetría de la justicia, Dios es amor, corresponde en un verdadero don. Ejemplo. En la parábola

del hijo prodigo Marion interpreta que la herencia es el concepto griego de ousia, que

usualmente se traduce al español, en los textos filosóficos, por “sustancia” o “esencia”, sin

embargo, existe un significada mas propuesto por el autor que es “posesión”. Entonces la historia

del hijo prodigo continúa acentuando antes de recibir la herencia que le tocaba, el hijo ya gozaba

de los bienes del padre (posesión). Pero el uso no se confundía con una verdadera posesión de

ellos, debido que para hacer uso de la ousia intervenía una instancia irreductible que es el Padre.

Cuando el hijo reclama la herencia, reclama la posesión autónoma de esta, sin intermediación del

padre, en otras palabras, casi una ruptura de la filiación, el hijo no quiere deberle nada a su padre,

exige no tener padre ni el don. Sin embargo, apenas se la ruptura la ousia se disipa, se pierde en

la liquidez del dinero, apenas se transforma en dinero se corta del linaje por la falta de filiación,

se pierde. El hijo por haber roto la filiación, la vida se hace imposible, el abandono lo mata de

hambre, lo hace infame, lo deja sin fuerza incluso para pedir renovar la filiación, es decir el

reitero del don “ya no merezco ser llamado hijo tuyo”. El padre, no da ningún objeto, el padre

vuelve a dar el el don al hijo, que es el perdonar. El hijo mayor reclama al padre que se le ha

dado al hijo menor mas que él, pero el padre le dice “todo lo mío es tuyo”

Los hijos no ven más en la ousia que la estabilidad de un bien sustancial que se posee. Al
contrario, el padre ve en esta una filiación por medio del don que, eventualmente, se
reitera mediante un per- don. Por decirlo en pocas palabras, en la ousia, los hijos ven un
bien, el padre una circulación…(Marion, 2009, p. 178).

Por lo cual es el don que enloquece a la sabiduría griega, puesto que se fija sobre la estabilidad

de los entes o ousia. Es necesario pasar del Dios del Éxodo y aproximarnos al Dios de Amor, que

no es sino la manifestación más grande que él., de algo que lo sobrepasa.

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En conclusión, hablar del Dios como Ser, substancia, quedaría en una relación vacía con el

hombre, el salto de Dios amor, ágape, como don, que perdona, de una manera asimétrica,

contribuye en el anhelo mas grande de la persona humana.

Bibliografía

Marion, J, La Fenomenología de la donación, Centro de publicaciones (2009)

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