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F° Ciencia
F° Ciencia
Las diversas maneras que el hombre puede expresar algo acercad de Dios es a través del
lenguaje, pero se enfrente a varios problemas al tratar de definir algo de Dios. La filosofía ha
pretendido hablar acerca de Dios a través de el SER, tal como lo afirma Aristóteles en su libro
La metafísica, indicando que Dios es la causa encauzada, no sujeta al tiempo y motor inmóvil.
Sin embargo, la filosofía ha pretendido hablar acerca de Dios sin el Ser. Para tal motivo cabe
argumentos que Marion (19uu) propone para dudar si existe un vínculo de Dios con el ser:
- En primer lugar, el problema de las traducciones hace que una filosofía o teología genere
decisiones en la traducción. “yo soy el que soy” o “yo soy quien soy”.
- En segundo lugar, El autor indica que paso de hebreo al griego realiza una variación en la
traducción “yo seré quien seré”, rompiendo con la plena actualidad de un ser que estaría
desde el inicio.
- En tercer lugar, los padres de la Iglesia determinan el nombre de Dios, jamás el ser.
Marion, afirma que existe una disyuntiva acerca del nombre de Dios, o es Ser según Éxodo, o el
nombre de Dios es Amor según Juan. Sin embargo, no compete a tomar una decisión la filología
ni ninguna exegesis, sino la teología es la mas pertinente en decidir. Pero existe el limite de no
encerrar a Dios en un concepto, y a la vez la pregunta si hay otro camino de pensar en el ser sin
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los limites de un concepto. El autor nos indica que la imposibilidad de encerrarlo en un concepto
no esta relacionada con la falta de pensamiento ni tampoco con una contradicción interna al
pensamiento, pero Marion afirma que “Pero el simple hecho que podamos distinguir lo que nos
impide pensarlos, es la prueba que los podemos pensar” (Marion, 2009, pág.180).
De Dios, admitamos claramente que no podamos pensarlo más que bajo la fi gura de lo
impensable, pero de un impensable que rebasa tanto lo que no podemos pensar como lo
que podemos pensar; pues lo que no puedo pensar concierne todavía a mí pensamiento y,
por ello, sigue resultándome pensable (Marion, Dios sin el ser, p. 78).
Marion propone que “no somos nosotros quienes tachamos a Dios, sino más bien que es Dios
quien tacha nuestro pensamiento al desbordarlo por todas partes”. Se entiende como el dejarlo
darse a partir de sí mismo, puesto que el tachar a Dios, al venir del exterior, tacha de la misma
manera nuestro pensamiento. A pesar que se tache a Dios, resulta imposible no ver en esa
tachadura la cruz de Dios. Pero en que momento se dio el salto de Dios tachado por una cruz, al
Dios cristiano.
La biblia nos dice acerca del ser en los textos bíblicos mencionados. En el primer texto Marion
nos indica la inferencia del Dios bíblico (Romanos), haciendo referencia a la fe de Abraham tras
constituirse “el padre de todos”, mencionar también el momento que Dios le dice la promesa “Te
he constituido padre de muchas naciones: padre nuestro delante de Aquel a quién creyó, de Dios
que da la vid a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean”, sin embargo, resulta
imposible para nuestro pensamiento este paso de las cosas que no son a cosas que son. San Pablo
no tenía ninguna manifestación de este pasaje, es inconcebible para el ser humano. En el segundo
texto Marion propone una desigualdad al llamar a Dios amor. Para los griegos les resultaba
escandalo esta noticia, debido que ver a Dios como ágape significa un desequilibrio de la
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simetría de la justicia, Dios es amor, corresponde en un verdadero don. Ejemplo. En la parábola
del hijo prodigo Marion interpreta que la herencia es el concepto griego de ousia, que
usualmente se traduce al español, en los textos filosóficos, por “sustancia” o “esencia”, sin
embargo, existe un significada mas propuesto por el autor que es “posesión”. Entonces la historia
del hijo prodigo continúa acentuando antes de recibir la herencia que le tocaba, el hijo ya gozaba
de los bienes del padre (posesión). Pero el uso no se confundía con una verdadera posesión de
ellos, debido que para hacer uso de la ousia intervenía una instancia irreductible que es el Padre.
Cuando el hijo reclama la herencia, reclama la posesión autónoma de esta, sin intermediación del
padre, en otras palabras, casi una ruptura de la filiación, el hijo no quiere deberle nada a su padre,
exige no tener padre ni el don. Sin embargo, apenas se la ruptura la ousia se disipa, se pierde en
la liquidez del dinero, apenas se transforma en dinero se corta del linaje por la falta de filiación,
se pierde. El hijo por haber roto la filiación, la vida se hace imposible, el abandono lo mata de
hambre, lo hace infame, lo deja sin fuerza incluso para pedir renovar la filiación, es decir el
reitero del don “ya no merezco ser llamado hijo tuyo”. El padre, no da ningún objeto, el padre
vuelve a dar el el don al hijo, que es el perdonar. El hijo mayor reclama al padre que se le ha
dado al hijo menor mas que él, pero el padre le dice “todo lo mío es tuyo”
Los hijos no ven más en la ousia que la estabilidad de un bien sustancial que se posee. Al
contrario, el padre ve en esta una filiación por medio del don que, eventualmente, se
reitera mediante un per- don. Por decirlo en pocas palabras, en la ousia, los hijos ven un
bien, el padre una circulación…(Marion, 2009, p. 178).
Por lo cual es el don que enloquece a la sabiduría griega, puesto que se fija sobre la estabilidad
de los entes o ousia. Es necesario pasar del Dios del Éxodo y aproximarnos al Dios de Amor, que
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En conclusión, hablar del Dios como Ser, substancia, quedaría en una relación vacía con el
hombre, el salto de Dios amor, ágape, como don, que perdona, de una manera asimétrica,
Bibliografía
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