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su compañía y presencia.
ISBN: 978-987-27407-2-6
Impreso en Salta.
A principios del año 2004 había nacido la idea de escribir una obra de texto que contenga los
conocimientos mínimos de la hidrogeología teórica y práctica para poder ser utilizado como una
guía orientativa para los alumnos de la Materia Hidrogeología de la Escuela de Geología de la
Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta y, al mismo tiempo, que sirva
de complemento a los numerosos y excelentes libros publicados tanto en habla hispana como
inglesa que tratan sobre diversos aspectos del agua subterránea. Hacia finales de ese mismo año,
había presentado ya un compendio de los conocimientos hidrogeológicos más generales en
forma de un apunte para los alumnos de la Materia Hidrogeología Aplicada de la Escuela de
Recursos Naturales de nuestra facultad y, posteriormente, con modificaciones y la inclusión de
temas más específicos vinculados a la Geología, un apunte de Hidrogeología.
Con la modificación del Plan de Estudios de Geología, se incluye la Materia Geología de los
Recursos Hídricos que remplazará a la Materia Hidrogeología del antiguo plan. Es en ese
momento cuando se decide elaborar un texto con formato y pretensiones de que pueda
evolucionar a un libro de consultas que desarrolle los temas más comunes y necesarios para la
formación de los alumnos de nuestra carrera. Con esta idea, se presenta este trabajo,
desarrollando temas generales como el ciclo hidrológico, las propiedades físicas del medio de
circulación del agua subterránea, los distintos tipos de acuíferos, las leyes más sobresalientes que
rigen el movimiento del agua, los diferentes tipos de yacimientos de agua subterránea según el
ambiente geológico, las técnicas de exploración y explotación, las características físicas y
químicas del agua y los efectos modificadores del medio de circulación (los sedimentos y rocas),
la contaminación y protección de los reservorios de agua subterránea, ejemplos de los principales
yacimientos de agua subterránea del país y especialmente del Noroeste Argentino y, por último,
los aspectos vinculados a la legislación de aguas.
Una de las principales improntas que se le pretende brindar a este trabajo es que en cada tema
desarrollado, se encuentren presentes ejemplos locales, aun cuando se encuentran limitaciones
para poder aplicar tal o cual técnica, sea por falta o inexistencia de datos de base, otras veces por
acceso limitado a las tecnologías de punta y también por aspectos económicos.
Muchas de las expresiones, dibujos, esquemas y conceptos presentados en este trabajo, por
supuesto, han sido obtenidas de otros autores que tienen un amplio reconocimiento
internacional tanto por sus libros de textos como por sus contribuciones científicas. Entre los más
destacados y que fueran consultados casi permanentemente se encuentran los libros de
Hidrología Subterránea de Custodio & Llamas; Applied Hydrogeology de Fetter; los apuntes
pedagógicos de Sánchez San Román; Hidrogeología de Davis y De Wiest; Tratado Práctico de las
Aguas Subterráneas de Castany; El Agua Subterránea y los Pozos de Johnson; Groundwater and
Wells de Driscoll; Groundwater de Freeze & Cherry.
Con respecto a los ejemplos regionales y locales, se ha tratado de privilegiar aquellos que fueran
realizados por profesionales de reconocida trayectoria en el medio y, por supuesto, los
vinculados a los trabajos realizados por la Cátedra de Hidrogeología desde el año 1974 hasta el
presente y que, durante mucho tiempo fuera sino el único, uno de los pocos centros de
aprendizaje y formación de recursos humanos vinculados a los recursos hídricos subterráneos en
esta región.
Por último, quisiera expresar que este trabajo debe ser considerado como una contribución al
conocimiento de la Geología de los Recursos Hídricos, tratando de exponerlos de una forma
sencilla y en un lenguaje lo más coloquial posible, sin que ello signifique perder la calidad de lo
que se trata de exponer. Seguramente que hay y habrá mucho que mejorar; es posible que se
omitan algunos temas o puntos que otros consideren importantes; tal vez se cometa algún error
de tipeo, sintaxis o expresión gramatical; existe la posibilidad de que alguien considere que lo
que se presenta es incompleto o que ofrece algunas inconsistencias; aun así se ha optado por
arriesgar todas estas y otras múltiples posibilidades solamente con el anhelo de que este trabajo
sirva de base para la consulta y discusión y, por supuesto, críticas constructivas mediante, para el
crecimiento y enriquecimiento del autor.
PRÓLOGO
Rodolfo García, ha tomado contacto con el agua subterránea y la tierra de dos formas
aparentemente muy distintas, pero ambas de igual intensidad espiritual y científica, como
hidrogeólogo muy profesional y como persona respetando los valores de modestia. Me parece
que el tránsito de ambas vertientes le da privilegiada posibilidad, tanto de entender fantásticas
magnitudes de tiempo y espacio que constituye la historia del planeta, como las infinitamente
más pequeñas manifestaciones del sonido de una gota de agua que producen las mismas al caer
sobre la tierra.
No es de mi interés ser aparente, pero creo que quien es capaz de aspirar a interpretar y
expresar a la síntesis de la geología y el agua, por más que se intente a un acercamiento, camina
con la primacía al momento de llegar a las manifestaciones espirituales de la comprensión de la
temática tan arraigada a las expresiones del conocimiento y la necesidad de una sociedad que
muchas veces carece de este elemento esencial para la vida.
Es por ello que, considero, esta publicación viene a llenar un vacío sustancial en el contexto
hidrogeológico nacional. Específicamente, hay muchos conceptos de la hidrología subterránea
regional que se presentan y se exponen de manera muy clara y pedagógica. También, el autor
jerarquiza los conceptos de planificación y gestión de los recursos hídricos subterráneos en un
marco legislativo de una realidad conocida que viene cobrando cada vez mayor relevancia por el
creciente aumento de demanda para las distintas actividades a que se ve sometida y, que en
muchas ocasiones, supera la oferta disponible.
El libro pretende resumir la problemática de las aguas subterráneas con fines didácticos,
ejemplos propios y muestra el importante rol que tiene la hidrogeología como herramienta
básica para su conocimiento. No pretende atribuir la verdad absoluta, sino más bien propone un
ámbito de discusión sobre el tema en particular. Podemos acordar entonces que se refleja
largamente el conocimiento y la experiencia del autor en esta temática dentro de un contexto de
respeto al medio ambiente y a los condicionamientos sociales.
AGRADECIMIENTOS
Al culminar esta modesta obra, deseo expresar mi agradecimiento a mis colegas y amigos que
han invertido su valioso tiempo en leer y revisar lo que aquí se expone. Sin su colaboración habría
sido una tarea más que difícil el alcanzar esta etapa.
Para los hidrogeólogos y otros especialistas, los alcances del término acuífero son más que obvio;
sin embargo para la mayoría de las personas se debe aclarar que un acuífero es una formación
geológica capaz de almacenar y transmitir agua subterránea.
Teniendo en cuenta que un acuífero es una formación (rocas o sedimentos) que se formó a
expensas de los fenómenos geológicos, su extensión tanto en superficie como en profundidad (la
geometría del acuífero) está controlada, entre otros, por aspectos estratigráficos y estructurales.
De igual manera, el agua que satura los espacios vacíos de una roca o sedimento, puede ingresar
al medio a través de la infiltración de las lluvias en el suelo, mediante la infiltración del agua de
un río, arroyo o laguna, etc. En algunos casos, el agua que se explota de un reservorio
subterráneo proviene de la infiltración de las lluvias o ríos actuales (el agua es joven), pero en
otras; el agua subterránea es tan antigua que puede llegar a tener miles de años (el agua es
vieja). Una vez que se localiza un reservorio de agua subterránea, el hidrogeólogo se plantea
algunos interrogantes como : ¿ cuál es el lugar donde ingresó el agua ? (es lo que se conoce como
la zona de recarga); ¿ cuál es la extensión areal del acuífero ? (se quiere establecer la geometría);
¿ por qué el agua es dulce, salobre o salada? (es la calidad); ¿ qué caudal máximo es posible
obtener de este acuífero ? (es la potencialidad); ¿ cómo y hacia donde se moviliza el agua
subterránea ? (es la hidrodinámica); ¿ cuánto tiempo se puede explotar este acuífero o el agua
almacenada en el acuífero cuánto tiempo durará a un determinado ritmo de explotación? (es la
sustentabilidad). Como bien puede deducirse, el responder algunos de estos interrogantes puede
llevar mucho tiempo de estudios y análisis más o menos complejos, asumiendo que algunos
aspectos, nunca serán develados totalmente.
Por otra parte y por lo menos en nuestro país, los recursos hídricos subterráneos siempre fueron
considerados recursos de segundo o tercer orden, cuando no se trataron incluso con cierto
desprecio y demérito. La situación mencionada, sumado a la falta de especialistas durante mucho
tiempo, contribuyó a que el avance del conocimiento de la hidrogeología de varias regiones del
país, sea lento y penoso. Actualmente, y a decir verdad desde hace ya un par de lustros, se ha
observado un rápido avance en el conocimiento de la hidrogeología de varias regiones del país,
logrado mediante la intervención de profesionales capacitados y especializados en la temática;
pero aun así se puede expresar sin mayor lugar a dudas, que todavía falta mucho por hacer y más
por conocer. Esperemos seguir este camino.
ÍNDICE
CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN _____________________________________________________________ 12
1.1. Definición y Conceptos __________________________________________________ 12
1.2. El Ciclo del Agua en la Tierra ______________________________________________ 13
1.3. Distribución del Agua en la Hidrosfera ______________________________________ 15
1.4. Balance Hidrológico Global _______________________________________________ 16
1.5. Importancia de los Recursos Hídricos Subterráneos ___________________________ 17
1.6. Precipitación __________________________________________________________ 19
1.7. Radiación y Temperatura ________________________________________________ 27
1.8. Humedad y Vientos _____________________________________________________ 29
1.9. Evapotranspiración _____________________________________________________ 31
1.10. Bibliografía ____________________________________________________________ 39
CAPÍTULO 2: AGUAS SUPERFICIALES ________________________________________________ 41
2.1. Introducción __________________________________________________________ 41
2.2. Caracterización Fisiográfica ______________________________________________ 41
2.3. Cálculo de Caudales ____________________________________________________ 43
2.4. Presentación de Datos y Tratamiento Estadístico _____________________________ 54
2.5. Relación Pluviometría - Escurrimiento Fluvial - Agua Subterránea ________________ 59
2.6. Infiltración ____________________________________________________________ 64
2.7. Succión e Histéresis _____________________________________________________ 65
2.8. Factores que Afectan la Infiltración ________________________________________ 66
2.9. Métodos para Determinar la Capacidad de Infiltración ________________________ 68
2.10. Métodos para Determinar la Infiltración ____________________________________ 71
2.11. Bibliografía ____________________________________________________________ 74
CAPÍTULO 3: EL AGUA EN EL SUELO _________________________________________________ 76
3.1. Distribución del Agua en el Suelo __________________________________________ 76
3.2. Tipos de Agua en el Suelo y Subsuelo_______________________________________ 79
3.3. Capilaridad ____________________________________________________________ 79
Definición y Conceptos. El Ciclo del Agua en la Tierra. Distribución del Agua en la Hidrosfera.
Balance Hidrológico Global. Importancia de los Recursos Hídricos. Precipitación. Cálculo de
Lámina de Agua Caída. Evapotranspiración. Métodos de Medición y Cálculo. Superávit Hídrico.
La Geología de los Recursos Hídricos es una ciencia interdisciplinaria que tiene como finalidad
establecer las propiedades hidráulicas de los yacimientos de aguas subterráneas, sus
características físicas, biológicas y químicas, la forma de localizarla, extraerla y manejarla, como
así también preservarla, teniendo presente el ambiente y la historia geológica de una región.
Para ello es preciso aplicar numerosas leyes, principios y métodos de muchas otras disciplinas.
Las formaciones geológicas que conforman los reservorios subterráneos, el tipo de rocas, su
origen y el grado de tectonismo (pliegues y fracturas) que las afecta, entre otros, son
herramientas que se deben manejar para comprender acabadamente la Geología de los Recursos
Hídricos que se presentan en tal o cual lugar. El conocimiento de la geomorfología juega un rol
preponderante para el análisis de la evolución de las formaciones cuaternarias o subactuales. La
Geofísica es muchas veces una metodología tan eficaz en la localización de yacimientos de agua
subterránea (ya que la presencia de agua produce variaciones en las propiedades físicas de las
unidades litológicas) que es preciso conocer sus principios y leyes. La Geotecnia y la Geología
Aplicada a la Ingeniería de la construcción también se relaciona con la Geología de los Recursos
Hídricos, en aquellos lugares donde se deben realizar impermeabilización de embalses (diques),
estudios de estabilidad de laderas y taludes, de presas y materiales no consolidados, problemas
de drenaje agrícolas, asentamientos de terrenos, etc., que no puede ser estudiado sin tener en
cuenta la circulación del agua en el terreno.
La Mecánica de los fluidos es una disciplina imprescindible para los estudios de los medios físicos
de circulación, fundamentalmente en lo concerniente al flujo de agua en medios porosos y
principios para la medición de aforos y cálculos de conducciones y bombeos.
La Climatología es una ciencia auxiliar que se debe conocer lo suficiente para poder evaluar la
precipitación y la evapotranspiración ya que éstos son los dos factores, cuantitativamente, más
importantes en el ciclo hidrológico.
La relación entre la Hidrología superficial y la subterránea es cada vez más estrecha y necesaria,
por ello se debe tener una correcta compresión de los conceptos estadísticos de la Hidrología de
superficie, tales como frecuencia, período de retorno, regulación, relaciones entre el
escurrimiento superficial y los acuíferos, etc.
El ciclo del agua se inicia cuando una parte del vapor de agua de la atmósfera se condensa y se
originan las precipitaciones en forma de lluvia o nieve. Se debe tener presente que no toda la
lluvia alcanza la superficie de la tierra, ya que una parte se vuelve a evaporar inmediatamente
durante su caída y otra es retenida o interceptada por la vegetación o por las superficies de
edificios, carreteras, etc., y vuelve a la atmósfera en forma de vapor. De aquella agua que alcanza
la superficie del terreno, una parte es retenida en pequeñas depresiones (charcos y aguadas) y en
gran proporción retorna casi inmediatamente a la atmósfera por evaporación. Otra parte circula
sobre la superficie y se concentra en pequeñas arroyadas y líneas de drenaje, que se reúnen en
arroyos y luego en los ríos, constituyendo el agua de escurrimiento superficial, que tiene como
destino final un lago o el mar, desde donde será evaporada o bien, se infiltrará en el terreno por
donde circula.
El movimiento del agua a través de un terreno se caracteriza por su relativa lentitud y su origen
se debe fundamentalmente a la acción gravitatoria. En la zona no saturada, existen otras fuerzas
(especialmente la tensión superficial) que originan muchas veces la presencia de una faja más o
menos continua llamada faja capilar, desde donde el agua pude retornar a la superficie a través
de la evaporación, transpiración o ambos fenómenos a la vez. Otras veces el agua subterránea
alimenta directamente a los cauces fluviales, origina manantiales, o entrega sus caudales
directamente al mar.
Excepto en las cuencas endorreicas de las zonas áridas o semiáridas (como las existentes en la
Puna Argentina), la mayor parte de las aguas del escurrimiento fluvial y subterráneo terminan,
más tarde o más temprano en el mar, por lo que se debe considerar a los océanos como la fase
final del ciclo hidrológico, ya que de ellos vuelve a evaporarse y se re - inicia nuevamente todo el
proceso.
El ciclo hidrológico es un mecanismo en que una partícula de agua evaporada desde el océano
vuelve a éste luego de pasar por las etapas de precipitación y escurrimiento fluvial y subterráneo,
caracterizándose por que este movimiento puede tener una marcada irregularidad en el espacio
y en el tiempo, además de las interrupciones que pueden suceder en cualquiera de las etapas del
ciclo global.
Desde hace más de cuarenta años, numerosos investigadores han intentado de sintetizar el
almacenamiento de agua de la Hidrosfera y establecer su balance. En forma esquemática se
muestra a continuación un cuadro de distribución y porcentajes de las aguas del globo terráqueo.
Casi la totalidad de agua del planeta se encuentra en los océanos (97 %). Su volumen equivale a
la evaporación oceánica media anual durante 3.000 años por lo que este valor puede tomarse
como un orden de magnitud del tiempo que una molécula de agua permanece en el océano. En
contraste, el volumen medio de vapor de agua que contiene la atmósfera equivale a 25 mm de
lluvia. Si se tiene presente que la precipitación media anual en la tierra es de 1.000 mm,
resultaría una lluvia media diaria de 2,7 mm, de lo que resulta que el tiempo de residencia de una
molécula de agua en la atmósfera es de unos 8 a 10 días (Custodio & Llamas, 1996).
El volumen de agua que en un instante determinado contienen todos los cursos fluviales del
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mundo es muy pequeño (1.700 Km ), pero sin embargo, hay que tener en cuenta que la
velocidad con que circula el agua de los ríos es muy grande comparada con la mayoría de los
otros medios. Si se asume que las aguas contenidas en todos los ríos del planeta estarían
almacenadas en un recipiente sin recibir alimentación externa, y su caudal se vertiese hacia el
mar con un caudal constante igual al caudal medio anual, el depósito quedaría completamente
vacío en unos 15 o 20 días.
El valor del contenido de humedad en la zona no saturada del subsuelo es muy difícil de
cuantificar y existen muchas dudas respecto a los tenores mostrados en el cuadro. Se considera,
muy estimativamente, que el tiempo de permanencia del agua en la zona saturada sería de unas
cuantas semanas; mientras que para aquellas aguas que pasan a formar parte de los reservorios
subterráneos, con flujo, alcanzaría un tiempo mucho más amplio (años, miles de años e incluso
decenas de miles de años).
La mayor reserva de agua dulce del planeta se encuentra en los casquetes polares de la Antártida
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y en el Ártico. El volumen (26.000.000 Km ) es unas 200 veces superior al volumen contenido en
todos los lagos de agua dulce del mundo. Si los casquetes polares se fundieran totalmente, el
nivel actual del mar se elevaría aproximadamente 70 metros. Nace (1969, in Custodio & Llamas,
3
1996) considera que los hielos polares aportan cada año al mar unos 2.500 Km . El volumen de
agua almacenada en el subsuelo (agua subterránea) es tal vez la más difícil de definir y estimar.
Lvovitch (1967, in Custodio & Llamas, 1996) considera que la cantidad de agua subterránea es de
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60.000.000 Km pero, de este volumen, únicamente unos 4.000.000 de Km a 8.3500.000 Km
intervendrían en el ciclo hidrológico, no extendiéndose más allá de los 4.000 metros de
profundidad.
I: Ingresos
I – E = +/- ΔV E: Egresos
ΔV: Variación del almacenamiento
Esta ecuación puede ser aplicada a una región o unidad de estudio cualquiera y en un tiempo
cualquiera. Sin embargo, cuando la unidad de tiempo es grande se debe considerar que las
variaciones en el volumen almacenado son despreciables y, en ese caso, las entradas son iguales
a las salidas. Este balance puede ser analizado con más detalle si se recuerda que tanto el
escurrimiento superficial, el flujo subterráneo y la evapotranspiración dependen de una única
fuente primaria: las precipitaciones. De esta manera la fórmula del balance global se puede
expresar como:
Será casualidad o una circunstancia matemática exacta de que el planeta Tierra se encuentre a
unos 150 millones de kilómetros de distancia al Sol y por lo tanto el agua exista como tal y en la
cantidad suficiente. Si el planeta se encontrara unos 16 millones de kilómetros más cerca del Sol,
toda el agua se hubiese evaporado; por el contrario 16 millones de kilómetros más lejos del Sol,
toda el agua se encontraría congelada. Pero gracias a ese equilibrio de la naturaleza existe
aproximadamente 1384 millones de kilómetros cúbicos de agua en todo el planeta. Esta cantidad
parece más que suficiente, pero la realidad indica que no lo es, ya que aproximadamente el 97,6
% es agua salada. El agua dulce, indispensable para la vida, para el riego de plantaciones y para la
industria, sólo representa el 2,4 % del total. Como se observó, la mayoría de ese 2,4 % se reparte
entre los casquetes polares y el agua subterránea. Las otras formas (aguas de ríos, lagos,
humedad del suelo, glaciares continentales y vapor de agua en la atmósfera), no alcanzan al 1 %
(La Nación, 1999).
Los residuos industriales tienen para la salud humana un impacto terriblemente negativo y son,
por mucho, más peligrosos que los efluentes domiciliarios. Los contaminantes orgánicos
persistentes son los abanderados de esta situación, ya que sus efectos son, normalmente
catastróficos para el medio ambiente, debido a su persistencia, carácter acumulativo y elevada
Los países fijan límites y fronteras, mientras que las aguas atraviesan éstas sin importarles
credos, filiación política o niveles sociales. Están allí para que el hombre las aproveche, les
otorgue bienestar y las disfrute. Lo malo no es utilizar el agua, sino lo que se hace con ellas y
como se las reintegra al circuito.
En muchas partes del mundo, especialmente en las zonas áridas y semiáridas, la disponibilidad de
agua superficial para bebida, riego o uso animal es más que crítica. Por otra parte, en aquellos
sectores del planeta donde los recursos superficiales son abundantes, normalmente se
encuentran contaminados o polucionados. En otros casos, el aprovechamiento de las fuentes
superficiales supone la inversión de grandes sumas de dinero y el emplazamiento de enormes
obras de infraestructura que suelen tener un fuerte impacto sobre el medio ambiente. También,
se debe indicar que en las regiones donde las lluvias son estacionales, la disponibilidad de agua
superficial puede estar condicionada únicamente a ese periodo.
Estas y, como se verá durante el desarrollo del curso, muchas otras razones hacen del agua
subterránea una fuente de recursos hídricos de importancia mayúscula. A modo de ejemplo se
puede citar el reservorio de agua subterránea que ocupa casi todo el sector norte del África,
donde las precipitaciones líquidas oscilan entre 250 mm y 0 mm al año. Debido a la elevada
evaporación, la recarga efectiva es casi nula. Este yacimiento de agua se encuentra en las
formaciones geológicas conocidas como Areniscas de Nubia y el Continental Intercalar y ocupa
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una superficie mayor a 6.000.000 Km (desde el Sahara Marroquí hasta Alejandría, en Egipto). La
cantidad de agua almacenada en este reservorio ha sido estimada (Nace, 1969 in Custodio &
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Llamas, 1996) en unos 60.000 Km , equivalentes a una altura de agua de 100 metros,
extrayéndose el recurso desde profundidades superiores a los 1.500 metros. Estudios recientes
indican que el agua explotada se habría infiltrado hace unos 40.000 años atrás, por lo que agua
extraída no pertenecería al ciclo hidrológico actual. Esta extraordinaria fuente de agua
subterránea entrega sus caudales de surgencia a numerosas poblaciones y oasis, permitiendo el
desarrollo de la vida en un lugar dominado por el “Erg” del Sahara, donde no existen fuentes
superficiales.
Otro ejemplo es la Formación geológica Ogallala, en Texas, EEUU, que ocupa una superficie
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aproximada de 90.000 km y está hidráulicamente aislada de cualquier posible fuente de recarga
subterránea o superficial, excepto la lluvia. La recarga procedente de las precipitaciones se
Por último, un ejemplo de nuestra región lo conforman por una parte el Sistema Acuífero Guaraní
(SAG) y por otra el Sistema Acuífero Toba – Tarijeño - Yrendá (SATTYA), que son unidades
hidrogeológicas que alcanzan dimensiones continentales.
El SAG, también denominado Acuífero Gigante del Mercosur (Montaño, et al., 1998) se lo
encuentra en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, es uno de los recursos hídricos más
importantes del planeta. Se desarrolla en secuencias de areniscas eólicas y fluviales,
correspondiente a unidades formacionales de edad Triásica a Jurásica, con espesores que varían
desde unos escasos metros hasta casi mil (Formación Botocatú o Tacuarembó). Estos depósitos,
en gran parte de las cuencas del Paraná y Chaco Paranaense se encuentran cubiertos por
extensos y potentes derrames de basaltos de edad Cretácica (Formación Serra Geral). Se
considera que el SAG tiene un volumen de reservas de agua dulce almacenado en las areniscas
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del orden de los 40.000 km , lo que brinda una idea de la magnitud del reservorio. En nuestro
país abarcaría una gran extensión de las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones y,
posiblemente el extremo sudeste y noreste de la provincia de Formosa, extremo este del Chaco y
parte de este de Santa Fe.
El SATTYA es un reservorio transfronterizo que ocupa parte del territorio de Argentina, Bolivia y
Paraguay. En nuestro país se extiende principalmente en el ámbito chaqueño, ocupando parte de
las provincias de Jujuy, Salta, Formosa, Chaco, Tucumán, Santiago del Estero y muy posiblemente
el norte de Santa Fe. Esta unidad se desarrolla en secuencias continentales cuaternarias y
terciarias, conformando un complejo sistema de acuíferos multicapas (García, 1998; 1999; García
et al., 2010). El agua subterránea se encuentra principalmente en dos medios de circulación; uno
subsuperficial, conformado por sedimentos fluviales actuales y subactuales y vinculado a los
actuales cursos fluviales mayores que drenan la región y a sistemas de paleocauces y otro
profundo, constituido por areniscas fluviales del terciario, con intercalaciones de niveles de
arcillas con yeso y carbonatos.
1.6. PRECIPITACIÓN
Las precipitaciones agrupan todas las aguas meteóricas recogidas en una cuenca hidrográfica o
área determinada. Se presentan en forma líquida (lluvia, niebla, rocío) o sólida (nieve, granizo). La
lluvia es la pluviosidad y la nieve, la nivosidad. Esta cantidad de agua así precipitada podrá o no
enriquecer los embalses subterráneos.
Cuando el agua, en estado líquido o sólido, llega a la superficie de la Tierra, se dice que ha
precipitado. El vapor de agua contenido en la masa de aire, a consecuencia de los cambios de
presión y temperatura y del movimiento de estas masas, ayudado, en ocasiones, por minúsculos
núcleos de condensación y material sólido en suspensión, se reúne en gotas de agua o en
cristales de hielo y cae venciendo las resistencias que se oponen, hasta llegar a la superficie
terrestre. A veces se trata de una simple condensación del vapor de agua que rodea un cuerpo
más frio, y la precipitación se llama rocío cuando la temperatura es superior a los 0º C, o escarcha
si el fenómeno ocurre a temperaturas inferiores a 0º C. Las gotas de lluvia son hasta 106 veces
más grandes que los corpúsculos de agua del aerosol que constituyen las nubes, estando su
diámetro medio, comprendido entre 0,5 y 2,5 mm. Si el diámetro medio es inferior a 0,5 mm, la
precipitación se llama llovizna. La precipitación solida amorfa es el granizo y cristalizada, se
denomina nieve.
A pesar de haber efectuado esta distinción se debe advertir que, en general, las precipitaciones
estarán originadas por combinaciones de dos o de los tres tipos mencionados anteriormente.
La lluvia se mide por la altura que alcanzaría sobre una superficie ideal plana y horizontal, antes
de sufrir pérdidas por evaporación, infiltración y escurrimiento superficial. Los aparatos
destinados a cuantificar la cantidad de agua caída son:
Para la medida de la nieve pueden emplearse los pluviómetros ordinarios o totalizadores con el
aditivo de sustancias que facilite su fusión. Obteniendo de esta manera, el equivalente en agua
de la nieve. Se debe mencionar también que la evaluación del rocío puede ser muy importante,
especialmente en aquellas regiones de climas áridos y semiáridos. Los métodos empleados son
artificiosos, como por ejemplo sucesivas pesadas de materiales adecuados expuestos a la
intemperie.
Las llamadas series climáticas son un conjunto de datos históricos obtenidos sucesivamente en
una misma estación. Su tratamiento es un problema estadístico, así como determinar cuando la
serie tiene un número suficiente de términos para permitir extrapolaciones en el tiempo, con
suficiente garantía. Se recomienda series no menores de 30 años consecutivos de observaciones.
A los centros meteorológicos, llega mensualmente una gran cantidad de datos que es necesario
tratarlos y elaborarlos. Al transcurrir el tiempo, todo este conjunto de información alcanza un
volumen realmente poco manejable, por lo que se hace necesario darle un tratamiento con
procedimientos estadísticos que racionalicen la presentación, sintetizando en unos pocos
elementos, el máximo de información. Esta información así obtenida puede ser presentada en:
Se llama así a la media aritmética de la lluvia anual, durante una serie de años. La lluvia de un año
dividida por el módulo pluviométrico anual medio, es el índice de humedad y permite clasificar
los años en húmedos, medios o secos. Cuando las series disponibles sean menores de 30 años, el
Con el mismo criterio, pueden calcularse las precipitaciones medias ocurridas en cualquier mes
del año, durante una serie de años de registro. Este valor obtenido es la lluvia media mensual. La
suma de las precipitaciones medias mensuales, de todos los años en cuestión, será igual al
módulo pluviométrico anual medio
Yetogramas o Pluviogramas
El yetograma es una figura que representa la cantidad de lluvia recogida en intervalos de tiempo
regulares, pueden ser diarios, mensuales. A partir del Yetograma respectivo se pueden obtener la
curva de precipitación acumulada y la de precipitación clasificada.
Gráfico 1: Yetograma o pluviograma para una serie climática de 30 años en Estación General Güemes (Salta).
Para el estudio de una determinada extensión superficial de terreno, es preciso estimar a partir
de los datos obtenidos en unos cuantos puntos de observación, valores aplicables al conjunto de
la zona. El primer paso es reunir los datos básicos y completar las series haciéndolas homogéneas
en tamaño y calidad por procedimientos estadísticos. Determinar el dominio de esta situación es
un problema a resolver para cada caso en particular, teniendo en cuenta el fenómeno
meteorológico y la zona de estudio.
Se entiende por lámina de agua caída en una zona, a la altura que alcanzaría el agua sobre la
superficie de una cuenca, considerando que ésta permanece en ella sin ningún tipo de pérdidas
(sin escurrir, evaporarse o infiltrarse). Su valor resulta del cociente entre el volumen precipitado
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(m ) y la superficie (m ) de la cuenca y se expresa en milímetros. Con este procedimiento se
determina el valor P de la ecuación del balance global. Los procedimientos utilizados para su
cálculo son:
Consiste en tomar como lluvia media de la zona, la media aritmética de las medidas obtenidas en
los pluviómetros situados en ella. La aproximación es escasa, puede usarse este procedimiento
en trabajos donde no es necesaria una gran exactitud, siempre que la región estudiada presente
características suficientes de homogeneidad climática y física. Siendo P1, P2, ....Pn la lluvia
recogida por los n pluviómetros de la zona en el mismo intervalo de tiempo, la lluvia media para
la zona es:
Asigna como dominio a cada pluviómetro un polígono irregular que lo rodea. Los polígonos se
dibujan trazando sobre un plano de la zona las mediatrices de los segmentos que unen el punto
de ubicación del pluviómetro considerado con los de ubicación de los pluviómetros más
próximos. En los polígonos limítrofes se considerará solamente el área interior a la zona, pero
para su dibujo deben tenerse en cuenta los pluviómetros exteriores. Este método funciona muy
bien especialmente en aquellas regiones de relieve llano, con precipitaciones de distribución
bastante homogénea.
donde:
Se sabe que en muchos lugares del mundo existen altos valores de precipitaciones y, por el
contrario, en otros sectores llueve muy poco o, incluso es inexistente. A modo de ejemplo se cita
(Remenieras, 1960 in Custodio & Llamas, 1996) los siguientes datos:
En el caso de nuestro país, hay regiones extremadamente húmedas y otras, una significativa
superficie, semiáridas a áridas. Entre otros se puede destacar:
Selva Valdiviana (Argentina – Chile) 5.000 mm/año con un máximo de 7.000 mm/año
Río Bermejo (Salta) 2.000 mm/año
Unquillal (Puna Salteña) 25 mm/año
Los procesos atmosféricos utilizan energía térmica que tiene como fuente principal a la radiación
solar. En general, todos los cuerpos emiten y absorben radiación; por esta razón, de la radiación
solar que llega al límite externo de la atmósfera sólo una parte llega a la superficie de la tierra,
pues durante su camino, sufre múltiples reflexiones y refracciones. A su vez, la tierra emite
radiaciones, pero no todo se dirige hacia el espacio exterior ya que la atmósfera al recibirla,
emite su propia radiación o contra - radiación. Para un mismo lugar, la radiación global
(radiación directa + radiación difusa) procedente del sol, varía con la estación del año, con la
inclinación y orientación de la superficie que recibe la onda y con la hora del día, ya que todos
estos factores influyen en el ángulo de incidencia del rayo solar. Al variar el lugar, la latitud es el
factor determinante en el valor de radiación solar recibida.
La radiación solar que llega al suelo se mide por la traducción a calorías del voltaje producido por
un par termoeléctrico (Moll, Volochine, etc.) cuando se genera una diferencia de temperatura
por la radiación en uno de los pares. Existen otros aparatos destinados a medir la radiación,
basados en el mismo principio.
Foto 4: Heliógrafo.
Mediante la temperatura se expresa numéricamente el efecto que produce el calor originado por
el balance entre la radiación recibida y emitida de un cuerpo cualquiera. La variación de
temperatura sigue dos ciclos principales: el ciclo diario que presenta una forma sinusoidal con un
máximo y un mínimo muy acusados, y el ciclo anual que referido a temperaturas medias diarias
presenta también una sinusoide, dependiendo sus máximas y mínimas de la latitud.
Foto 5: Caseta de termómetros de máxima y mínima en Estación Meteorológica Río San Francisco (provincia
de Jujuy).
4. Diagramas Ombrotérmicos
Son diagramas climáticos (o climogramas) útiles como expresiones gráficas del clima de cualquier
territorio. Combinan las variaciones de la temperatura y las precipitaciones ocurridas en el curso
del año y se utilizan, fundamentalmente, en la determinación de los períodos húmedos y de
sequía. Teniendo en cuenta que las temperaturas significan una pérdida de la humedad y las
precipitaciones una ganancia, los diagramas ombrotérmicos pueden considerarse como la
representación del balance hídrico.
Uno de los gases que compone el aire es el vapor de agua. Su presencia determina la humedad.
Esta es un elemento esencial en ciclo hidrológico, pues es la fuente de las precipitaciones e
influye notablemente en la evapotranspiración. Para definir este parámetro se utilizan diversas
magnitudes. Las más usuales son:
1. Tensión de vapor
Es la presión parcial del vapor de agua en el aire, para cada temperatura del aire existe una
tensión de vapor máxima, llamada tensión saturante, a partir de la cual el exceso de vapor se
condensa.
2. Humedad absoluta
3. Humedad relativa
Las masas de aire son impulsadas por efecto de los gradientes báricos que dan origen a las
diferencias de presión entre dos puntos en la atmósfera. Este movimiento se conoce con el
nombre de viento. Generalmente la componente predominante del gradiente es horizontal y es
la única que se considera para determinar la dirección del viento. Otro aspecto importante es la
velocidad, según esa dirección, conocida como intensidad del viento. Las variaciones de dirección
y velocidad del viento son muy aleatorias. Como el viento es una magnitud vectorial, es preciso
establecer su dirección, sentido y módulo (velocidad).
La dirección y sentido lo determinan las veletas, que están montadas sobre un eje que definen
los puntos cardinales y otros intermedios (rosa de los vientos). El módulo se mide con
anemómetros, que en realidad determinan el recorrido del viento y de él se deduce la velocidad
media dividiendo por el intervalo de tiempo entre dos lecturas consecutivas.
Foto 6: Anemómetro.
Foto 7: Izquierda, Estación meteorológica portátil. Derecha, estación meteorológica localizada en el Río San
Francisco (provincia de Jujuy).
La evapotranspiración es resultado del proceso por el cual el agua cambia de estado líquido a
gaseoso y directamente, o a través de las plantas vuelve a la atmósfera en forma de vapor; es
decir; la evapotranspiración no es un fenómeno distinto a la evaporación y transpiración, sino la
sumatoria de los dos procesos y el término, sólo es aplicable correctamente a una determinada
área de terreno cubierta por vegetación. Cuando ésta no existe, únicamente podrá hablarse de
evaporación. Por el contrario, en condiciones naturales, y aunque el fenómeno tiene sus
características propias, no es posible la ocurrencia exclusiva de transpiración. Justamente, la
dificultad en la medida por separado de estas variables ha obligado a introducir el concepto de
evapotranspiración (Evp). Desde el punto de vista práctico, dado que la evapotranspiración
depende entre otros, de dos factores muy variables y difíciles de medir: el contenido de
humedad en el suelo y el desarrollo vegetal de la planta, fue necesario introducir dos nuevos
conceptos:
1. Físicos
Atmosféricos: Determina el poder evaporante de la atmósfera. Las variables que intervienen para
poder determinar ese poder evaporante son: temperatura, velocidad y turbulencia del viento,
déficit higrométrico y presión atmosférica.
2. Fisiológicos
Especie vegetal, edad, desarrollo del follaje, profundidad y densidad de las raíces, carácter
perenne, etc.
De los factores mencionados, hay dos que son de suma importancia; la temperatura media y la
humedad. Estos permiten, como se verá más adelante, estimar valores de evapotranspiración por
métodos relativamente simples.
1. Mediciones directas
Son generalmente engorrosos, pero necesarios desde el punto de vista de la calibración de las
fórmulas utilizadas en los restantes métodos. Los más importantes son:
Foto 8: Tanque de evaporación en Estación Meteorológica Río San Francisco (provincia de Jujuy).
( ⁄ )
⁄
( )
2
RN = radiación neta en cal/cm día
2
Re = radiación reflejada en onda larga en cal/cm .día
( √ )( ⁄ )
( )( )
en mm/día
ea = tensión de vapor saturante a la temperatura del aire en mm de Hg.
V2= velocidad del viento a 2 metros de altura sobre la superficie evaporante en m/seg.
2
Ri = radiación global incidente sobre una superficie horizontal a nivel del suelo, en cal/cm .día,
Ra = intensidad teórica de radiación incidente, sobre una superficie horizontal suponiendo que
2
no existe atmósfera, en cal/cm .día.
= latitud del lugar.
n = número de horas de insolación medidas con heliógrafo
N = número máximo de horas de insolación según latitud y fecha.
Por último, si se ha empleado un albedo correspondiente a una superficie de agua libre (r = 0,05),
la evapotranspiración potencial mensual será:
Métodos empíricos: Son los más útiles para los fines del balance hidrológico si el detalle del
estudio no exige mayor precisión. Desde el momento que las otras variables que intervienen en
el mismo no se calculan por métodos rigurosamente exactos. Están basados en los elementos
principales que inciden en la evapotranspiración; tal como temperatura (en términos de
temperatura media, radiación incidente, heliofanía, etc.,) y precipitación.
Fórmula de Thorthwaite (Evapotranspiración Potencial): Este autor utiliza como variable primaria
para el cálculo, la media mensual de las temperaturas medias del aire. Con ello calcula un índice
de calor mensual con la siguiente fórmula:
( )
Se halla el valor del índice de calor anual I, como igual a la sumatoria de i de tal forma que
∑ , siendo éste valor la suma de los doce índices mensuales del año considerado. Para
meses teóricos de 30 días, con 12 horas diarias de sol, formula la siguiente expresión:
( )
Finalmente tiene en cuenta la duración real del mes y el número máximo de horas sol, según la
latitud del lugar y llega a la expresión:
( )
( )
( ) ( )
√ ( )
Los métodos teóricos y las medidas directas están ligados al carácter microclimático del proceso,
y, en consecuencia, son los únicos realmente válidos, siempre que se reflejen fielmente las
condiciones naturales. Desgraciadamente son de delicada y costosa aplicación. Los métodos
empíricos tienen la ventaja de su mayor economía, pues, en general, se basan en datos
meteorológicos corrientemente obtenibles en casi todas las estaciones meteorológicas. No
obstante, los valores que con ellos se obtienen tendrán escasa validez si no están constatados
con medidas directas en la zona a la que aplican. La fórmula de Turc, ha dado en general valores
más altos que los obtenidos con mediciones directas, por el contrario, con la fórmula de
Thorthwaite los valores correspondientes a zonas áridas y semiáridas han resultado algo bajos.
Cuando la recarga potencial se estima o se calcula a partir de la fórmula del balance hídrico y en
donde se han obtenido los datos de precipitación y evapotranspiración media con cierto grado de
certeza, el superávit hídrico así obtenido representa una idea bastante cercana a la realidad. Sin
embargo, se debe tener cuidado y manejar con cautela el cálculo de la recarga a partir de
fórmulas empíricas ya que pueden obtenerse valores sesgados que están o pueden estar
fuertemente controlados e influenciados por los datos primarios y, especialmente, por las
condiciones climáticas propias de una región en particular.
El término balance hidrológico se refiere, para los hidrogeólogos, al balance existente entre la
cantidad de agua recibida por medio de la precipitación y la pérdida de agua debida a la
evapotranspiración. Por medio de la comparación de la marcha estacional de la precipitación con
relación a la evapotranspiración, pueden calcularse la magnitud de otros parámetros de
humedad a que se encuentran relacionados, tales como el exceso de agua, la deficiencia de agua,
el almacenaje de humedad del suelo y el escurrimiento del agua.
Para el cálculo del balance hidrológico son necesarios los milímetros de precipitación que
representan la disponibilidad en agua en una región y los milímetros de evapotranspiración
potencial que representan la necesidad del agua mensual de la mencionada localidad.
Se hace necesario aclarar que para efectuar el balance entre el agua que llega a la superficie y la
pérdida por evapotranspiración, hay que tomar en cuenta que el agua que llega al suelo no se
almacena en un recipiente del cual puede evapotranspirarse libremente sino que al penetrar
entra a formar parte de un sistema disperso que lo retiene de distinta forma según el tipo de
suelo y la estructura del mismo y que a su vez podrá ser elevada a la superficie según la
profundidad de las raíces de la vegetación que cubre ese suelo. Por ejemplo, se puede citar que
un suelo arenoso puede contener solamente de 10 a 20 mm de agua por cada 30 cm de
profundidad, en tanto que una arcilla puede almacenar 100 o más milímetros en esa
profundidad. Las raíces de cultivos hortícolas no penetran más de unos pocos centímetros, en
tanto que los árboles pueden superar el metro; de ahí que el agua contenida en los diferentes
suelos estuviere disponible para evapotranspirar según la profundidad de las raíces de los
cultivos o vegetación considerada.
Sumando los milímetros que corresponden a cada horizonte, se llega al almacenaje total hasta la
profundidad que pueden explorar las raíces o hasta un metro de profundidad que se considera
en términos generales para cálculos comparativos. Como resultado de estos cálculos, resultan
tablas de retención entre valores reducidos (25 mm), hasta elevados (400 mm), habiéndose
calculado los valores para todas las retenciones intermedias. Se considera para las retenciones,
una capacidad máxima de 300 mm.
Bianchi A., 1975. Las lluvias en el Noroeste Argentino. Publicación del INTA-EERA. Salta.
Castany, G., 1971. Tratado práctico de las aguas subterráneas. Editorial Omega.
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de Salta, Facultad de Ciencias Naturales.
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Doctorado en Ciencias Geológicas. Facultad de Ciencias Naturales. Universidad Nacional
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García, R. F.; Moya Ruiz, F.A; Rocha Fasola, M. V; Vargas Yegros, J. C. L; Gigli, M.M;
García Ortiz, M.F y E. Tálamo. 2010. El Agua Subterránea en Formosa. El Programa
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Montaño J., Tujchneider, O; Auge, M; Fili, M; D´Elia, M; Pérez, M; Nagy, M.I; Collazo, P y
Decoud, P. 1998. Sistema Acuífero Guaraní. Acuíferos Regionales en América Latina.
Capítulo Argentino – Uruguayo. Universidad Nacional del Litoral. Centro de
Publicaciones, Secretaría de Extensión.
2.1. INTRODUCCIÓN
El escurrimiento es la parte del ciclo hidrológico, en la cual el agua precipitada circula sobre la
superficie del continente iniciando el retorno, ya sea hacia el mar, hacia la zona de recarga de
algún recipiente subterráneo, o para llegar a algún reservorio superficial desde donde se
evapora. El escurrimiento es un fenómeno estrictamente superficial del agua. Su valor está en
función de la cantidad, distribución e intensidad de las precipitaciones y de factores relacionados
con: topografía, vegetación, y propiedades físicas de los sedimentos superficiales.
Los factores fisiográficos que afectan el drenaje superficial son, entre otros, el uso y tipo de
suelo, pendiente topográfica, superficie de la cuenca hidrográfica, etc. El uso del suelo es
importante ya que un suelo plantado y con vegetación abundante, retiene más el agua de lluvia y
produce mayor evapotranspiración, dando lugar a una componente menor de escurrimiento
fluvial, que el mismo tipo de suelo sin vegetación. En zonas urbanizadas, se produce un
incremento de la componente de escurrimiento y un marcado decrecimiento de la infiltración. El
tipo de suelo (forma, estructura, textura, etc.), influye notablemente en la capacidad de
infiltración, de esta forma un suelo permeable, poco evolucionado, suele tener mayor capacidad
de absorción de agua y por lo tanto disminuye la componente de escurrimiento, a diferencia de
un suelo estructurado y texturalmente fino, que tiende a dar lugar una mayor componente de
escorrentía.
La pendiente topográfica juega un papel preponderante al momento que ocurre una lluvia en
una cuenca cualquiera; de esta forma y bajo las mismas condiciones de textura de los suelos,
permeabilidad, vegetación y uso del suelo, la componente de escurrimiento fluvial es mayor a
medida que se incrementa la pendiente topográfica. La pendiente media de la cuenca es un
factor decisivo en la determinación del tiempo de concentración de una creciente y del
comportamiento del escurrimiento. La pendiente media de una cuenca se puede determinar con
la fórmula:
La forma de una cuenca afecta al escurrimiento fluvial. Normalmente, para el análisis de forma se
emplean el índice de Gravelius y el coeficiente de Compacidad. El índice de Gravelius determina
si una cuenca es alargada o achatada en la dirección del eje principal de escorrentía y viene
definido por la relación:
Donde A es el área y La, la longitud axil. Cuando la cuenca es alargada este coeficiente es menor
que 0,5 y mayor cuando la cuenca es más ancha que larga.
√
√
En nuestro país los organismos encargados de las mediciones, registros y publicación de los
mismos son, en el orden nacional, Agua y Energía Eléctrica de la Nación y el Servicio
Meteorológico Nacional. En el orden provincial, la Administración General de Aguas de Salta es la
que edita los anuarios Hidrológicos con los datos hidrometeorológicos de las estaciones de aforo
que operan en la provincia de Salta. Lamentablemente, la mayoría de las estaciones se
encuentran fuera de servicio, de las veinte que existían en el año 1972, sólo operaban ocho en el
año 1983, tres en 1988 y ninguna en el año 1993 lo que implica una irreparable pérdida de datos.
La información de caudales en el NOA es muy escasa y los datos existentes se refieren en general
a grandes ríos. Por ello, al intentar establecer el balance hídrico de una cuenca se tropieza a
menudo con la ausencia de datos estadísticos, por lo que es necesario efectuar aforos con el fin
de cuantificar el recurso. Existen numerosos métodos para realizar aforos, en función de las
características de los cursos de agua y del nivel de exactitud requerido en las mediciones. Por el
tipo de magnitudes medidas se pueden clasificar en métodos directos e indirectos.
Se aplica solo a cursos de pequeño caudal, manantiales o canales de riego, donde es posible la
instalación de una canaleta o dispositivo similar para desviar la totalidad del flujo hacia un
recipiente de volumen conocido. Para el cálculo del caudal se mide el tiempo necesario para
completar el volumen del recipiente.
Foto 9: Medición de caudal en el río Ojo Grande (Salar de Diablillos, provincia de Salta).
2. Métodos Indirectos
a) de velocidad de flujo
b) químicos
c) de nivel
Se basan en la ecuación que expresa que el caudal que pasa a través de una sección dada es igual
a la velocidad del flujo hídrico multiplicada por el área;
Al aplicar estos métodos se debe tener en cuenta que la velocidad de flujo de una corriente de
agua varia en una misma sección tanto lateral como verticalmente. Así se tiene que la
distribución de las velocidades en planta adquiere su mayor magnitud hacia el centro del canal
donde el efecto de rozamiento del agua con los bordes del canal se hace más pequeño.
Es el método más rudimentario para hallar la velocidad media de una corriente, pero también el
más rápido y que precisa de menos elementos y preparativos. Consiste en medir la velocidad del
flujo a través de un flotador que puede ser un envase de plástico vacío a parcialmente lleno,
elementos naturales tales como troncos o plantas acuáticas etc.
El tramo donde se efectúan las mediciones debe ser recto y se recomienda una distancia entre
las dos secciones de cronometraje, mayor a 3 veces el ancho del río. Los flotadores deben
lanzarse a suficiente distancia aguas arriba de la sección transversal superior, para que pueda
alcanzar una velocidad constante antes de llegar a ella. Se medirá entonces el tiempo (t) que
demora el flotador en recorrer el espacio (e) entre la sección superior e inferior. La velocidad de
v e
flujo (v) será: t
Las mediciones de la velocidad se deben realizar repetidamente a distintas distancias desde las
márgenes del río, obteniendo de esta forma una velocidad superficial media (vsm) del flujo
hídrico, esto compensa el error producto de la distribución irregular de velocidad en planta. Para
contrarrestar el error debido a que la velocidad medida es superficial se toma como velocidad
media (vm) para la sección a 0,8 – 0,95 de la velocidad media superficial. vm C vsm , donde
C es un coeficiente que varía entre 0,8 y 0,95 utilizando los valores de C más pequeños para
corrientes de poca velocidad y poca pendiente y los valores más altos para corrientes turbulentas
de fuerte pendiente. Conocida la velocidad media de la sección (vm) se calcula el área (A) de la
sección transversal drenante del curso, midiendo las profundidades a intervalos que estarán
adecuados a la irregularidad del fondo. El Caudal o Gasto (Q) será igual a Q vm A
Molinetes Hidrométricos
Con este método es posible medir la velocidad de flujo a distintas profundidades y distancia
desde los márgenes, por lo que no es necesario realizar correcciones para el cálculo de la
velocidad media de la sección. Las mediciones realizadas con molinete se resuelven matemática
o gráficamente. Debido a que las mediciones se realizan en distintos puntos y profundidades de
la sección seleccionada al terminar el trabajo se conoce la superficie y de esta manera mediante
la fórmula, se calcula el caudal:
Existen molinetes de distintos tamaños; los más chicos son operados en forma manual por un
hombre y se utilizan para ríos pequeños. Los más grandes se operan a través de instalaciones
más complejas como aparejos y funcionan en forma automática en estaciones de aforo fijas.
Foto 11: Molinete hidrométrico en una medición de caudal en el río vaqueros, provincia de Salta.
b. Métodos Químicos
Estos aforos se basan en la variación de concentración que experimenta una disolución al ser
vertida sobre el cauce de un río en el cual circula un caudal Q que es el que se trata de
determinar. El empleo de este método se recomienda en los lugares en que no puede recurrirse
a los métodos convencionales, debido a la poca profundidad de la corriente, a su excesiva
velocidad o a la magnitud de la turbulencia. Puede utilizarse como solución traza cualquier
sustancia a condición que:
Despejando:
Aforo químico de inyección instantánea: Se vierte un volumen (V) determinado de una solución
de concentración (C) conocida y se toman muestras a intervalos regulares (t) donde se mide la
concentración (c) de cada una de ellas.
La relación entre las concentraciones de la solución y de las muestras es función del tiempo (t) en
que se toman las muestras y del caudal del río. Por ello se mide no solo la concentración de las
muestras sino también el tiempo en que se toman. El cálculo del caudal se efectúa con la
siguiente formula que nace de una simplificación de la ecuación de continuidad:
La integral ha de comprender todo el tiempo T desde el principio hasta el final del paso de la
nube. En caso de considerar finitos de tiempo, la fórmula se transforma en:
∑
dónde:
Q = caudal del río V = volumen de sustancia usada
C = concentración de la sustancia usada c = concentración de la muestra
t = intervalo constante entre cada extracción muestra
c. Métodos de Nivel
Son los usados comúnmente en las estaciones de aforos, y se basan en la relación entre la altura
del nivel de agua en una sección del río y el caudal erogado en ese momento. La relación altura /
caudal se determina experimentalmente, midiendo simultáneamente ambas magnitudes y
representando la función en un gráfico de coordenadas: en abscisas el caudal y en ordenadas el
nivel correspondiente.
Es necesario efectuar numerosas mediciones para determinar las condiciones existentes en una
nueva estación. Después es necesario realizar mediciones periódicas para seguir las variaciones
de la relación altura / caudal. Estas últimas se realizan generalmente mediante molinete
hidrométrico.
El lugar donde se mide el nivel debe elegirse cuidadosamente para garantizar una relación
estable entre el nivel y el caudal. Las condiciones óptimas para una estación de aforo son:
Los registros de los niveles se obtienen mediante observaciones sistemáticas con una escala o
limnímetro o por medio de registradores automáticos como: limnígrafo de flotador o limnígrafo
de burbujas o limnígrafo sónico.
Otra forma de aforar es realizar mediciones de nivel con alguno de los métodos descriptos en
una sección del río donde se ha instalado un vertedero de forma y área conocida. En este caso
existe una relación directa entre la altura del agua en el tramo superior al vertedero y el caudal
que atraviesa la sección. La configuración de los vertederos es variable siendo los más conocidos
los triangulares utilizados para caudales pequeños y el rectangular utilizado para caudales
mayores.
( ⁄ )
3
Q = m /seg
= ángulo del vertedero
h = altura en metros sobre el vértice del triángulo medida en una regla a 2-3 metros aguas arriba
del vertedero.
Vertedero Rectangular
( )
3
Q = m /seg
L = ancho del vertedero
Foto 14: Medición de caudal con vertedero triangular en el arroyo Morenillo, provincia de Salta.
Caudales mensuales y mensuales medios: Es la media de todos los días del mes considerado de
un año en particular; cuando se trata de una serie de años, se refiere a la media de todos los
meses considerados, como por ejemplo a todos los meses Octubre, Enero, etc., de la serie
estudiada.
Caudal anual y caudal anual medio (módulo): Para un año específico, es la media de todos los
días de ese año, para una serie de años se refiere a la media de todos los años de la serie
considerada.
Aportación
Es el volumen de agua aportado por el cauce en el punto considerado durante un año o un mes,
3
expresado en unidades volumétricas, generalmente en Hm . Así, si el valor se refiere a un mes
será a la aportación mensual, o si se refiere a un año, será la aportación anual.
Caudal específico
2
Representa el caudal aportado por cada Km de cuenca. Se calcula dividiendo el caudal
(normalmente el caudal medio anual) por la superficie de la cuenca considerada. Las unidades de
2 3 2
expresión son: litros/seg.Km ó m /seg.Km . El empleo de este concepto permite comparar el
caudal de diferentes cuencas, siendo sus superficies distintas.
Si se supone que de una región cualquiera se disponen de n datos de caudales, siendo frecuente
disponer de series históricas correspondientes a 30 ó 40 años, se puede realizar el tratamiento
estadístico a fin de evaluar la probabilidad de que en el futuro se presente un caudal, por
ejemplo mayor o menor que un determinado valor, o bien (la operación inversa) evaluar qué
caudal se superará un determinado porcentaje de los años, para tener presente la probabilidad
de que se produzcan crecidas o estiajes de efectos no deseados. Por ejemplo, ¿qué probabilidad
3
hay de que la aportación anual de un curso fluvial cualquiera supere los 900 Hm , ¿qué
Para realizar este análisis, hay que ordenar los datos disponibles (en este caso 42 aportaciones
anuales, 36 caudales mensuales de 36 meses de Octubre, etc.) de menor a mayor, olvidando su
orden cronológico y calcular para cada uno de ellos la probabilidad de que el caudal o aportación
alcance ese valor (Sánchez San Ramón, 2001). Así, si se tiene 42 datos, la probabilidad de que se
alcance el mayor será de 1/42; la probabilidad de que se alcance o supere el 2º será de 2/42, y así
sucesivamente.
Hidrogramas
Una vez establecida una red de aforos y recibidos los datos que las estaciones entregan en forma
periódica, se los debe ordenar en forma estadística de manera tal de obtener curvas de caudales
clasificados, distribución de frecuencia, caudales mensuales, caudales medios anuales, etc. Otra
forma de obtener valiosos datos que provienen de las estaciones de aforos es a través de
hidrogramas. El hidrograma es un gráfico que relaciona alguna propiedad del flujo de agua de un
cauce, tal como su caudal, velocidad, etc., con el tiempo. El hidrograma debe ser considerado
como una expresión integral de las características físicas y climáticas que gobiernan las relaciones
entre precipitación y escorrentía en una cuenca determinada.
El intervalo de t0 a t1 es igual al intervalo de t2 a t3: ambos son el tiempo en que tarda en llegar a
la salida una gota caída en el punto más alejado de ésta. En una cuenca real, este tiempo se
denomina tiempo de concentración y es un parámetro fundamental en el estudio del
comportamiento hidrológico de una cuenca.
t base = tp + tc
t base = tiempo base del hidrograma
tp = duración de la precipitación
tc = tiempo de concentración
En una cuenca real, cuando se producen precipitaciones, si se trata de una gran cuenca, es
normal que el caudal previo a las lluvias no sea nulo, aunque va agotándose lentamente. Un
hidrograma de crecida tendría, esquemáticamente, la forma que se representa en la figura. En el
pluviograma, se puede distinguir las precipitaciones que se infiltran de las que producen
escorrentía directa, que se denomina precipitación neta o efectiva. La separación entre ambas
varía con el tiempo.
El punto Xm representa el momento en que toda la escorrentía directa provocada por esas
precipitaciones ya ha pasado. El agua aforada desde ese momento corresponde a la escorrentía
básica, que si se trata de una cuenca sin almacenamiento superficial, corresponde a la
escorrentía subterránea. Es importante notar que la curva de agotamiento comienza más alto en
el punto Im, en que se encontraba el agotamiento antes de la crecida. Eso es debido a que parte
de la precipitación que se infiltró está ahora alimentando al cauce.
La figura siguiente representa un hidrograma que responde a un curso con caudales en bajada; a
tal punto que como consecuencia de una lluvia determinada, empiezan a crecer hasta un máximo
caudal, llamado caudal de punta según una curva de concentración. La curva de concentración es
debida a la creciente acumulación de escurrimiento, fundamentalmente de escurrimiento
superficial. Pasada la punta comienza una curva de descenso debido a la disminución de la
escorrentía superficial, hasta que llega un momento en que ésta cesa por completo. Cuando todo
el caudal es debido a la escorrentía subterránea, se llama curva de agotamiento.
Se llama tiempo de crecida al tiempo transcurrido desde el comienzo del ascenso hasta la punta.
El tiempo de respuesta o Lag es el tiempo transcurrido desde el centro de gravedad del
yetograma hasta la punta y representa el retraso de la escorrentía. El volumen mayor de agua de
una punta procede de la escorrentía superficial.
Se llama tiempo base del hidrograma al que transcurre entre el comienzo de la crecida y el final
de la escorrentía directa y tiempo de concentración al que va desde el final de la lluvia neta y el
final de la escorrentía directa; en realidad, representa el tiempo que tarda en llegar a la estación
de aforo la última gota de lluvia neta caída en el extremo más alejado de la cuenca y que circula
por escorrentía directa.
Uno de los aspectos más sobresalientes y que desde el punto de vista hidrogeológico tiene
relevancia es el concepto de Caudal Básico que se obtiene a partir del análisis de un hidrograma.
La curva de recesión del Caudal Base de una cuenca es una propiedad intrínseca y es función de
la topografía, patrones de drenaje, suelos, etc.; es por esto que es similar año a año. Mientras
que la componente de Caudal Básico de un curso fluvial es más o menos constante, el
escurrimiento total del curso puede fluctuar enormemente a lo largo del año. La diferencia es
debido a los eventos de precipitaciones. La ecuación de la recesión del Caudal Base es:
Donde
⁄ ⁄
La ecuación de recesión del caudal Base permite calcular la constante a y a partir de este dato
establecer el volumen de agua subterránea que recibe de aporte el curso fluvial en un tiempo t
cualquiera durante la recesión.
Se puede estimar la recarga en una cuenca utilizando los hidrogramas de dos o más años
consecutivos. La ecuación de la recesión del caudal básico indica que Q 0 varía logarítmicamente
en función del tiempo. Si se grafica un hidrograma con tiempos en escala aritmética (en abscisas)
Donde
Vtp1= Volumen Potencial Total de Descarga de Agua Subterránea para el inicio del primer ciclo de
recesión.
Q0= Caudal al comienzo de la recesión.
t1= Tiempo que toma en alcanzar el valor de 0,1 Q0
t= Tiempo que dura la recesión del primer ciclo.
Vt= Volumen Remanente Potencial de Descarga de Agua Subterránea al final de la recesión.
Vtp2= Volumen Potencial Total de Descarga de Agua Subterránea al inicio del segundo ciclo de
recesión.
R= Recarga (volumen) que tiene lugar entre dos recesiones consecutivas.
Como se ha visto, el área comprendida bajo un hidrograma es el volumen de agua que ha pasado
por el punto de aforo en el intervalo de tiempo considerado. Por ejemplo, si se integra el área
bajo la curva de la figura 10b, el valor obtenido corresponderá al volumen total de agua
almacenado en el recipiente de arena en el instante inicial, el volumen almacenado en el coluvio
de la figura 10a, o el volumen almacenado en los acuíferos que alimentan al curso fluvial durante
la época de estiaje. Ese volumen será, por lo tanto:
Para tener una idea aproximada de la respuesta de una cuenca a una precipitaciones se puede
utilizar algunas fórmulas empíricas que están basadas, principalmente, en las características
físicas de la cuenca (superficie, pendiente media, longitud del cauce, etc.) proporcionan una idea
del hidrograma resultante. En primer lugar se debe simplificar la forma del hidrograma y para ello
se lo asemeja a un triángulo que proporciona los parámetros fundamentales del hidrograma que
son el caudal de punta, el tiempo base y el tiempo en el que se produce la punta.
( )
tc = tiempo de concentración (minutos)
L = longitud del cauce (km)
S = pendiente media (m/m)
3
Qp = caudal de punta (m /seg)
P = precipitación efectiva (mm)
2
A = superficie de la cuenca (km )
Como se conoce, la materia prima para que ocurra escurrimiento fluvial es la presencia de
precipitaciones en cualquiera de sus formas (nieve, granizo, lluvias, rocío). La respuesta de un
curso fluvial a las precipitaciones está en función de numerosos aspectos tales como intensidad y
distribución de las lluvias, ambiente climático imperante, dimensiones de la cuenca hidrográfica,
tipo de suelos y rocas, vegetación, etc.
De acuerdo a la región climática considerada, un curso fluvial puede comportarse como influente
o efluente, respecto al agua subterránea. Se dice que un curso es influente cuando aporta agua al
reservorio subterráneo y, es efluente cuando recibe aportes desde los acuíferos. Un curso fluvial,
en un mismo año (según la época considerada) puede ser influente o efluente; también, a lo
largo de su extensión, un curso de agua puede ser influente y en otro efluente, o viceversa.
Figura 14: Río efluente (el río recibe agua del acuífero).
2.6. INFILTRACIÓN
Como se sabe, no toda el agua que se infiltra alimenta los acuíferos. Una parte del caudal
infiltrado repone el agua pelicular, otra parte conforma la humedad del suelo, que vuelve a la
atmósfera por evaporación y/o evapotranspiración. Este caudal de infiltración es denominado
infiltración Ineficaz.
Horton, (1933) llama capacidad de infiltración de un suelo, a la máxima cantidad de agua de lluvia
que puede absorber en la unidad de tiempo y en unas condiciones definidas previamente. La
relación entre la intensidad de la lluvia y la capacidad de infiltración es la que determina la
cantidad de agua que penetrará en el suelo y la que por escorrentía directa alimentará los cauces
de los cursos fluviales. Esta capacidad de infiltración decrece con el tiempo, a partir de un
máximo al inicio de la lluvia y después de algunas oscilaciones. Hoften, la expresa
matemáticamente como:
( )
( )( ) ( ) ( )( ) ( )
Para simplificar el análisis se suele prescindir del efecto de histéresis en D (c) y k (c) y se considera
que el suelo es uniforme o bien, si éste está estratificado que se encuentre lo más horizontal
posible.
Es necesario indicar aquí, que la humedad o contenido de agua (e), es por definición, la relación
del volumen de agua, respecto al volumen de terreno:
El contenido de agua puede medirse por pesada respecto al mismo volumen de material cuando
éste se seca. Su valor máximo es el de la porosidad (m). En un suelo no saturado, el aire está en
general a la presión atmosférica y debido a las interfaces agua - aire, el agua está a menor
presión. Tomando como referencia a la presión atmosférica, el agua se encuentra sometida a una
presión negativa que se conoce con el nombre de tensión capilar, presión capilar, tensión del
medio no saturado o succión.
La succión puede medirse con un tensiómetro, que consiste en un tubo en U, donde unos de los
extremos se coloca en el lugar del terreno que se desea medir y con el que está en contacto a
través de una membrana porosa permeable al agua pero no al aire; la succión del terreno
equilibra un cierto descenso de agua en el tubo en U, cuyo valor se denomina h y que determina
la succión en unidades de succión (energía por unidad de peso de agua). La succión es muy
pequeña para contenidos de agua próximos a la saturación; al aumentar la succión se vacían
rápidamente los poros mayores siendo cada vez más difícil extraer agua por tenerse que obtener
de los poros cada vez más pequeños; por lo tanto la succión aumenta rápidamente al disminuir el
contenido de agua del suelo. Para un mismo contenido y en las mismas condiciones, la succión es
mayor cuantos más pequeños son los poros, de modo que su valor puede brindar una idea de la
textura del terreno.
El agua, para infiltrarse, debe penetrar la superficie del terreno y circular a través de este. Hay
dos grupos de factores que influyen en el proceso:
La textura del terreno influye por sí y por la influencia en la estabilidad de la estructura. Un suelo
con alto porcentaje de limos y arcillas está expuesto a la disgregación y arrastre de las partículas
por el agua. La estructura define el tamaño de los poros; de esta forma la existencia de poros
grandes reduce la tensión capilar pero favorece directamente la entrada de agua. Los sucesivos
horizontes en el perfil vertical de un suelo tienen distintas capacidades de infiltración; siendo el
horizonte A generalmente bastante más permeable que el B.
La humedad inicial del suelo juega un papel preponderante. Cuando el suelo está seco, al
comienzo de la lluvia, se crea una fuerte capilaridad al humedecerse las capas superiores, y este
efecto, se suma al de gravedad incrementando la intensidad de infiltración. Las arcillas y otros
coloides, a medida que se humectan, se hinchan y este efecto ocasiona el cierre de fracturas y
grietas disminuyendo la capacidad de infiltración. Cuando el suelo alcanza su capacidad de
campo, es evidente que admitirá menos agua. La temperatura del suelo puede ser
suficientemente baja para provocar la congelación del agua recibida, originando una capa
totalmente impermeable; sin embargo la temperatura del agua de lluvia puede llegar a ser
suficientemente alta como para originar la fusión de esa capa y penetrar así, en el terreno.
En primer lugar, el espesor de la lámina de agua sobre el terreno favorece la infiltración. Al inicio
de la lluvia, el espesor de la lámina (H) y el espesor del manto saturado (e) es aproximadamente
del mismo orden de magnitud. La resistencia a la penetración es proporcional a e y a la diferencia
de potencial hidráulico que favorece la penetración es proporcional a H + e. Por esta situación y
por ser al principio H + e aproximadamente el doble que e, la penetración es rápida y disminuye
progresivamente al decrecer paulatinamente e.
Es corriente utilizar como unidad el mm/hora, y en algunos casos el mm/día. Para medidas
directas, los intervalos de tiempo entre dos medidas sucesivas son más cortos, pero el resultado
3
se traduce a una de las dos unidades citadas. Un mm de agua infiltrada equivale a 10 m /ha. Los
métodos para determinar la capacidad de infiltración tienen, solo un valor relativo, e incluso, en
muchos casos, los resultados obtenidos dependen del método empleado. Se citan los siguientes:
1. Lisímetros: Son recipientes de formas diversas en los cuales se utiliza el mismo suelo
que se desea investigar. Los más comunes son los lisímetros de superficie, aunque
también los hay subterráneos y de pesada. Los lisímetros de superficie se dividen en:
a) Cajas Lisimétricas: Son las más usadas y consisten en recipientes de sección circular o
cuadrada en donde se coloca la muestra de suelo con el que se experimenta. El agua
infiltrada se recoge y mide en un recipiente graduado. Este es un sistema apto para
suelos blandos y homogéneos.
I =P- R
I =P- R
1b) Cilindro o anillos concéntricos (Método de Müntz): El método consiste en utilizar dos
anillos concéntricos de diferente diámetro, e hincarlos parcialmente en el suelo a una
profundidad de unos 10 cm aproximadamente. Se añade una cantidad de agua hasta enrasar el
pelo de agua con una regla graduada colocada verticalmente, esta varilla de medición se
encuentra en el cilindro interno. Tanto en el cilindro interno como en el externo, la altura de agua
debe mantenerse iguales para que no existan presiones diferenciales. La misión del anillo externo
es, únicamente impedir la expansión lateral del agua infiltrada a través del área que limita el
cilindro interior. Al cabo de cierto tiempo, se observa el volumen de agua infiltrada y se deduce la
capacidad de infiltración.
Foto 15: Medición de la capacidad de infiltración en suelos con los anillos de Müntz.
Foto 16: Medición de capacidad de infiltración en suelos en el Valle de Siancas, provincia de Salta.
Foto 17: Medición de la capacidad de infiltración en suelos en el Valle de Siancas, provincia de Salta.
Foto 18: Pozo excavado para aplicar el método de Porchet en suelos del Salar de Pocitos, provincia de Salta.
Para un tiempo, dt, suficientemente pequeño para que pueda suponerse constante la infiltración,
f, se verifica la siguiente igualdad:
( ) ⁄
⁄
Al integrar, resulta:
( ) ( )
( )
Así pues, para determinar f, basta medir pares de valores (h 1; t1) y (h2, t2), de forma que t2 y t1 no
difieran demasiado y entrar con ellos en la fórmula.
Hay diversas maneras de evaluación de la infiltración eficaz o recarga (Scanlon et al., 2002 in
Custodio, 2011). Todas ellas requieren utilizar parámetros poco conocidos y difíciles de medir, y
por lo tanto con una notable incertidumbre asociada. Como expresa Custodio (2011), hay
notables estudios en regiones semiáridas y áridas (Flint et al., 2002; Gee y Hillel, 1988; Harrigton
et al., 2002 in Custodio, 2011), pero en general no es posible encontrar relaciones sencillas. La
irregularidad temporal y espacial de la precipitación y la mayor importancia de la recarga
concentrada dificulta esa relación, tanto más cuanto mayor sea el grado de aridez.
P- EvR – R – I = 0
P - EvR - R = I
El método de cálculo de la recarga a través del análisis de la fluctuación o variación del nivel
piezométrico, está basado en la premisa de que la variación de los niveles en acuíferos libres se
deben al agua al agua de recarga o Infiltración Eficaz que llega al reservorio. En este caso la
recarga se calcula:
En el Salar del Rincón (en la zona del núcleo de halita), se ha aplicado esta expresión para calcular
la infiltración eficaz a partir de la variación del nivel piezométrico en varios pozos existentes en la
depresión salina (García, et al., 2012). En este lugar, la empresa ADY (que realiza la explotación
de salmueras para obtención de carbonato de litio) cuenta con una batería de pozos que
alcanzan una profundidad media de 50 metros y en donde se realiza periódicamente el control
de niveles piezométricos mensuales desde el año 2010. De estas obras, los denominados pozos
WR3000, WR4000 y WR5000 tienen valores de porosidad eficaz determinadas por perfilajes
geofísicos, con un valor en el orden del 28 %.
Observándose la variación interanual del nivel piezométrico de los pozos con respecto a la
marcha anual de las precipitaciones que ocurren en la cuenca, se puede apreciar una notable
correlación entre ambas.
Gráfico 8: Comparación entre la variación del nivel piezométrico (verde) con la precipitación (azul).
En el pozo WR5000, la variación interanual fue de 31,4 cm (Δh), la porosidad eficaz es de 0,28
(me) y el tiempo (Δt) considerado es de un año. Resolviendo la expresión matemática resulta un
valor de 87,9 mm de Infiltración eficaz.
( )
( )
( )
Si la escorrentía es muy pequeña y con buena permeabilidad superficial la expresión final será:
Alcalá García, F.J. 2005. Recarga a los Acuíferos Españoles Mediante Balance
Hidrogeoquímico. Universidad Politécnica de Cataluña. Barcelona. España. Tesis
Doctoral.
Bianchi, A.R. y C.E. Yañez, 1992. Las Precipitaciones en el Noroeste Argentino. Segunda
Edición. Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Centro Regional Salta –
Jujuy. Estación Experimental Regional Agropecuaria Salta. Secretaría de Estado de
Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Salta.
Horton, R. E. 1933. The role of infiltration in Hydrologic Cycle. Amer. Geophys. Union
Trans., vol 14.
Sánchez San Román, F.J. 2001. Apuntes de Hidrogeología. Hidrología Superficial III.
Relación Precipitación – Escorrentía. Dpto. Geología. Universidad de Salamanca. España.
El agua en el Suelo. Distribución del Agua en el Suelo. Tipos de Agua en el Suelo y Subsuelo. Zona
Saturada y Zona No Saturada. Capilaridad. Propiedades Físicas del Medio de Circulación.
Porosidad. Permeabilidad. Ley de Darcy. Clasificación de los Medios Porosos según su
Permeabilidad.
La componente líquida en el suelo es, normalmente el agua, que al atravesar la superficie del
terreno se distribuye por él, quedando sometida a varias fuerzas, de cuya intensidad depende el
mayor o menor grado de fijación al material sólido. Esencialmente, el agua se distribuye en dos
grandes zonas denominadas: Zona de Intersticios Conectados y Zona de Intersticios No
Conectados.
Corresponde a aquella zona del suelo y subsuelo donde el agua se mueve a través de los poros
interconectados. Es posible distinguir a su vez dos grandes medios, llamados Zona de Aireación o
Zona No Saturada y Zona Saturada. Generalmente se considera que la zona de aireación se
extiende verticalmente desde la superficie del suelo hasta el nivel freático, aunque también este
límite puede ser localizado en la parte superior de la franja capilar. La zona de saturación se
extiende entre el límite inferior de la franja capilar y el lugar más profundo donde hay espacios
porales interconectados, el cual puede ser el basamento o alguna capa confinante inferior
(impermeable).
El agua de lluvia, nieve o de un curso fluvial, bajo la acción de la fuerza de gravedad se infiltra en
esta zona, descendiendo progresivamente hasta alcanzar un nivel que por sus características
texturales (muy fina) se comporta como una base impermeable. Sin embargo, una parte de esta
agua no cumple todo este trayecto puesto que queda adherida a las partículas sólidas (clastos)
por atracción molecular. La zona de aireación presenta interés desde el punto de vista
agronómico, pues allí se localiza el agua aprovechada por los vegetales, y también geológico, ya
que en esta zona se produce el denominado cinturón de meteorización debido a una poderosa
combinación de procesos físicos, químicos, biológicos y microbiológicos. Castany (1971),
distingue:
El agua se encuentra alojada en los horizontes edáficos, los cuales, como es de suponer, pueden
variar en espesor, composición, textura, etc. El agua alojada en esta sección es de vital
importancia para los vegetales ya que está sometida al proceso de evapotranspiración. Es la zona
de alteración de los suelos. El espesor de esta zona varía en función del clima y del tipo de
El agua de esta zona no presenta vínculo alguno con las capas inferiores. Normalmente, el
espesor medio es de 0,6 a 2 metros, pero puede alcanzar 10 o 20 metros, o por el contrario faltar
completamente. En esta área, el volumen de agua es igual al coeficiente de retención específica.
Por encima del nivel freático es común que se desarrolle una zona o franja más o menos continua
de agua que se "prolonga" hacia arriba en una columna cuya altura depende de la granometría
del suelo, variando en forma inversa con el tamaño del grano. Así, en los terrenos muy
permeables (gravas) puede alcanzar unos pocos centímetros y alcanzar 2 e incluso 3 metros en
los materiales menos permeables (limos). Normalmente, la franja capilar sigue las fluctuaciones
del nivel de la superficie piezométrica. Muchas veces es posible distinguir el agua capilar continua
(típica de la franja capilar) y el agua capilar aislada (común en la zona de aireación). El agua
capilar es capaz de fluir libremente si desciende el nivel freático, al cual está ligada
hidráulicamente.
La franja capilar, verdadero cinturón móvil que hace de nexo entre las zonas de aireación y
saturación, es incluido por muchos autores en la zona de aireación, criterio que puede ser
cuestionado y ser compartido solo desde un punto de vista práctico pero no científico, puesto
que realmente se comporta como un medio saturado, cuyo espesor y movimiento varía según las
características del medio poroso que la aloja. Si la profundidad a que se encuentra el nivel
freático es menor que la capacidad ascensional que tiene el agua capilar, cierto caudal se perderá
por evapotranspiración. La superficie freática marca el límite inferior de la franja capilar, mientras
que el límite superior está dado por la capacidad de ascensión del líquido. De arriba hacia abajo,
se pueden distinguir las siguientes:
Es aquella que se mueve en un medio poroso y está solamente sometida a la presión atmosférica.
No hay acción de capas impermeables que produzcan efectos confinantes. Percola bajo la acción
de la pendiente piezométrica, que a su vez depende de la permeabilidad del medio y gradiente
hidráulico.
Es aquella que percola entre estratos porosos limitados por capas impermeables, de tal manera
que sobre ella se genera una presión diferencial entre la zona de recarga y la zona de descarga. Si
el agua está confinada en un estrato comprensible, la extracción de agua puede provocar una
Se puede encontrar en cualquier nivel dentro de la zona saturada. Es el agua alojada en las
aperturas subcapilares que ejercen sobre ella una retención cuya fuerza es superior a las fuerzas
que comúnmente existen en esta zona. No se debe confundir este tipo de agua con el agua
capilar, que solamente aparece en la zona de aireación.
Es aquella que ha quedado atrapada en las capas de rocas, cuando éstas se formaron y que tanto
la compactación, como otros procesos geológicos, no han logrado eliminar. Esta agua, participó
únicamente del ciclo hidrogeológico en tiempos geológicos y por lo tanto, una vez explotada y
agotada sus reservas, no se recompone nuevamente.
Debajo de la zona de saturación se localiza el agua interna, es decir aquella que está
químicamente combinada, el agua fijada en intersticios no comunicados y el agua de origen
magmática.
El agua del suelo y subsuelo está controlado por tres grandes fuerzas: La atracción entre las
moléculas de agua, que se conoce con el nombre de cohesión; la atracción entre las moléculas de
agua y los cuerpos sólidos, que se conoce como adhesión y la fuerza de la gravedad. Estas
acciones permiten hacer otras tantas divisiones:
El agua de cohesión
El agua de adhesión
El agua gravífica o de gravedad
3.3. CAPILARIDAD
En el estudio de los medios no saturados donde existen fases como por ejemplo agua - aire, el
flujo del agua sigue leyes específicas y principios que deben ser analizados con mayor
detenimiento. Si se considera la superficie de contacto entre dos fluidos diferentes e inmiscibles,
como por ejemplo agua - aire o agua - petróleo, las moléculas de los fluidos sobre esa superficie
están sometidas a esfuerzos muy particulares (Custodio & Llamas, 1996). En la figura siguiente, se
supone que AB es la superficie de separación entre el agua y el aire; las moléculas 1 (que
representan agua) y 1' (que representan aire) situadas en sus respectivos fluidos están atraídas
de igual forma por todas las moléculas que las rodean ya que son del mismo fluido; no sucede así
con las moléculas 2 (agua) y 2' (aire) situadas sobre la interfase, ya que, por ejemplo, la molécula
2 es atraída fuertemente por las moléculas de agua situadas bajo la interfase y con menor
intensidad por las moléculas de aire situadas sobre la interfase. El resultado final es que la
molécula 2 queda sometida a un esfuerzo normal a la superficie AB, hacia el líquido (agua). Así
El fenómeno de tensión superficial provoca que una masa de un fluido en la masa de otro fluido
con el que es inmiscible, tienda a tomar la forma de mínima superficie (que es la esférica), tal
como sucede cuando cae una gota de agua en el aire o cuando se deposita una gota de aceite en
la masa de agua. En la superficie de contacto entre un sólido y un líquido se tiene un fenómeno
similar que se manifiesta en una adherencia (moja) o en una no-adherencia (no moja) del fluido
al sólido. La mojabilidad está muy afectada por el estado de la superficie del sólido. La tensión
superficial es la energía de las moléculas del fluido por unidad de superficie, o dicho de otra
forma, la energía necesaria para mover esas partículas desde el interior del fluido hasta su
posición superficial.
La tensión superficial se mide en dinas/cm. La tensión del agua pura en contacto con el aire a 20
ºC es de 73,6 dinas /cm (0,075 g/cm) y disminuye alrededor de 0,19 % por cada ºC en ascenso.
Como consecuencia de la existencia de la tensión superficial, existe un salto de presión p
(llamada presión capilar) entre la cara cóncava y convexa de la superficie que vale:
( ⁄ ⁄ )
Esta ascensión no es más que una consecuencia de los fenómenos de tensión superficial y de
atracción de las paredes del sólido al agua y aire en sus proximidades. El resultado es la aparición
de una fuerza F que "tira" del fluido que moja y lo hace avanzar hacia arriba. Esta fuerza forma un
El valor , depende de la adherencia en las paredes de los dos fluidos (Collins, 1961 in Custodio
& Llamas, 1996). Si la superficie del tubo está limpia y sin grasitud, y agua pura en contacto con el
aire, entonces = 0 y entonces:
( )
( ⁄ ⁄ )
Un medio poroso puede suponerse como formado por una serie de canalículos de sección
variable, donde cada uno de ellos es capaz de actuar como un tubo capilar en una forma muy
irregular. La altura de la franja capilar dependerá del diámetro de los poros y si la capilaridad ha
actuado en ascenso o en descenso. Por esta razón y la complejidad de un medio que en la gran
mayoría de los casos es heterogéneo y anisótropo, la superficie saturada casi siempre es muy
irregular. Si por el contrario, la granometría del medio es homogénea e isótropa, se puede
establecer un nivel medio en el que la presión es menor que la atmosférica.
La altura de este nivel sobre la superficie de presión igual a la atmosférica (superficie libre o
superficie piezométrica) es la elevación capilar media y la porción de medio poroso en la zona de
elevación capilar es la franja capilar (Custodio & Llamas, 1993). Existen varias fórmulas que
permiten calcular, aproximadamente, la elevación capilar de un medio poroso.
2
c = constante que varía entre 0,1 y 0,5 cm . Es usual usar e = 0,45
e = índice de huecos = m/ (1 - m), donde m es la porosidad
d10= diámetro eficaz obtenido de la curva acumulativa
Donde B puede tomarse como 1/3 y cos = 0,3. El valor de cos es ligeramente diferente para el
nivel freático ascendente y para el nivel freático descendente debido al fenómeno de histéresis.
Volumen Peso
Va Aire
Vv
Vt Vw Agua Ww
Wt
Vs Suelo Ws
3.5.1 Porosidad
La porosidad es una de las características esenciales de las rocas en lo que se refiere a sus
propiedades acuíferas. Se define como porosidad a la relación entre el volumen de espacios
vacíos con respecto al volumen total de la roca.
Porosidad secundaria
( )
En el estudio del movimiento del agua subterránea sólo importan los poros interconectados; de
esta forma nace el concepto de porosidad eficaz, que tiene en cuenta el volumen de esos poros
Ve respecto al volumen total del terreno considerado.
( )
La medida de la porosidad puede efectuarse por muy diversos métodos, unos de laboratorio y
otros de campo. Los segundos son los que brindan mejores resultados, pues miden el material en
su estado natural o casi natural. Los métodos de laboratorio implican necesariamente una
alteración de la muestra.
( )
e) Métodos volumétricos: Se satura la muestra con un líquido y se mide el volumen aparente por
inmersión en un picnómetro lleno del mencionado líquido. Luego se tritura la muestra seca y se
mide el volumen de sólidos con un picnómetro. El cociente de volúmenes proporciona el valor 1 -
m. El método solo es aplicable a muestras coherentes.
( ) ( ) ( )
3.5.3 Permeabilidad
La permeabilidad de un material, es la propiedad que tiene éste para dejarse atravesar por un
fluido. La ley fundamental que rige el movimiento del agua en medios porosos y bajo un régimen
laminar (< 3 cm/seg) es la Ley de Darcy.
Esta ley fue experimentada en cilindros rellenos de material poroso y ha sido repetidamente
confirmada por los investigadores.
( )
La Ley de Darcy establece una proporcionalidad directa entre la velocidad de flujo de un fluido en
un medio poroso (V) y el gradiente hidráulico (i): ⁄
Esta relación indica una propiedad macroscópica del medio cuando intervienen un gran número
de poros. Sin embargo, para velocidades elevadas el gradiente crece más rápidamente que V
hasta que para velocidades extremadamente altas se comprueba que:
Como el régimen del flujo viene definido por el número de Reynolds, es decir por la relación
entre las fuerzas de inercia y las fuerzas viscosas:
Siendo: q = flujo calórico (cal/cm ), k = conductividad térmica (cal/cm. seg) y gra = gradiente de
2
temperatura (ºC/m).
También la fórmula es similar, en expresión, a la del flujo eléctrico (ley de Ohm), que expresa:
2
Siendo: i = intensidad específica (amp/cm ), c = conductividad eléctrica (mhos/cm) y grad V=
gradiente de potencial (volts/cm).
( )
Los mejores métodos para la determinación de permeabilidad son los de campo, y constituyen
por sí mismos toda una especialidad.
Los ensayos de laboratorio entregan datos puntuales, sólo aproximados en caso de acuíferos no
consolidados; y en acuíferos heterogéneos se precisa de un elevado número de determinaciones
bien distribuidas.
1.b Métodos de trazadores: Se basan en la medición directa de la velocidad real del agua
subterránea vR. Si se conoce el gradiente hidráulico medio i y la porosidad m, es:
2.b. Método de Breddin: En 1963, Breddin (in Custodio & Llamas, 1996), estableció una
clasificación gráfica de los terrenos, consistente en 12 clases. En realidad se trata de un gráfico
preparado para ser aplicado en el área alemana de Nordrhein, pero puede dar una idea
aproximada de la permeabilidad de cualquier material no consolidado. La base del análisis es
construir a partir del análisis granulométrico la curva acumulativa y por comparación obtener el
valor de permeabilidad de la clase o clases correspondientes.
a) Fórmula de Hazen
K = ko = (m/día)
C= Constante
de = diámetro equivalente = d10 de la curva granulométrica (cm)
C = 45,8 para arenas arcillosas y 142 para arenas puras. Es frecuente tomar C = 100.
m = porosidad total
Este método sólo es aplicable a arenas cuando el tamaño del grano efectivo (d 10) está entre 0,1 y
3 mm. El método fue desarrollado sobre la base de estudios empíricos realizados para la
selección de material arenoso a ser usado como prefiltros en obras de captación para agua de
bebida.
b) Fórmula de Terzaghi
[( ) (√ )]
Otro concepto es la Relación de Vacíos (e) que se expresa como el cociente entre el volumen de
vacíos y el volumen de la fase sólida. Estos dos conceptos, muy similares, tienen diferencias
notables. Cuando se habla de permeabilidad, se suele establecer conceptos de velocidad y
caudales con respecto a una sección que en mayor o menor medida depende de la porosidad
eficaz. En cambio, cuando se trata de problemas de deformación de los suelos, interesa más la
relación de vacíos por cuanto vincula un elemento variable como los poros (disminuyen por la
acción de las cargas) con un elemento constante que es el volumen de los sólidos.
Vv Vacíos n Vv Vacíos e
V=1 1 1+e
Vs Sólidos 1-n Vs Sólidos 1
El Grado de Saturación (Sw) expresa la relación entre el agua presente en los poros del suelo, con
la cantidad total de poros. El grado de saturación es el porcentaje del volumen total de poros que
contienen agua. Si el suelo está seco Sw =0 % y si los poros están llenos de agua el suelo está
saturado y Sw =100 %. Se define como:
El agua en el subsuelo circula por diferentes medios. Ese medio, esencialmente, puede ser
analizado sobre la base de su permeabilidad, que en definitiva es el parámetro que condiciona la
circulación. Desde este punto de vista se pueden clasificar en:
Acuicludio: Término que se refiere a formaciones geológicas que solamente almacenan agua,
pero que no la transmiten en cantidades significativas.
Sánchez San Román, F.J. 2001. Apuntes de Hidrogeología. Dpto. Geología. Universidad
de Salamanca. España.
4.1. INTRODUCCIÓN
Se considera agua subterránea a aquella que circula, movida por las fuerzas gravitatorias, a través
de los poros o intersticios de las formaciones geológicas que conforman el subsuelo. Se define
como medio de circulación del agua subterránea a aquellos cuerpos de roca que poseen
intersticios (poros o fisuras), que permiten el movimiento del agua en el subsuelo. La corteza
terrestre está conformada por materiales de constitución muy heterogénea, cuyas
características, propiedades y distribución areal deben ser estudiadas para comprender la
geología de los yacimientos de aguas de una región. Se sintetizarán en forma muy breve el origen
y las características de los distintos tipos de rocas que pueden comportarse como medios de
circulación del agua subterránea.
Las rocas que conforman la corteza terrestre se clasifican sobre la base de su origen. Se dividen
en tres grandes grupos: las rocas ígneas, formadas a partir de un magma fundido, las
sedimentarias, originadas por la acumulación de restos de rocas preexistentes y las
metamórficas, producto de la transformación de las anteriores, bajo la acción de agentes físicos o
químicos.
a) Rocas Ígneas
Son aquellas rocas formadas a partir del enfriamiento de un magma, entendiendo como tal a una
mezcla fluida o pastosa formada por soluciones complejas de materias disueltas y gases a elevada
temperatura. Estos magmas proceden de la fusión de otras rocas preexistentes al alcanzar niveles
profundos de la litosfera, o bien al elevarse la temperatura del interior de la misma debido a
procesos tectónicos.
Las rocas ígneas se clasifican en función del lugar en el cual se produjo el enfriamiento de la masa
de roca fundida. Las rocas ígneas platónicas son las que se han enfriado bajo la superficie de la
tierra, a una profundidad tal que el proceso ha sido lento, permitiendo la cristalización de los
minerales constituyentes. Cuando la profundidad de emplazamiento es cercana a la superficie,
esta cristalización ocurre con mayor rapidez y da lugar a las rocas ígneas filonianas. Cuando el
magma alcanza la superficie de la tierra a través de los volcanes, las rocas formadas se
denominan volcánicas.
Este tipo de rocas se presenta en forma de diques o filones y su origen se vincula a fluidos
magmáticos que han penetrado por fracturas en las rocas encajantes. Los afloramientos en
general poseen formas elongadas, con dimensiones que no superan los cien metros de ancho y
longitudes de pocos kilómetros. Poseen texturas finas, en las que el tamaño de los cristales, es
menor que en las rocas ígneas plutónicas; desde el punto de vista mineralógico son similares a
estas últimas.
b) Rocas Metamórficas
c) Rocas Sedimentarias
Las rocas sedimentarias son aquellas que se originan a partir de la acumulación de restos de otras
rocas. Se clasifican en tres grandes grupos: las detríticas, las químicas y las de origen orgánico.
Son aquellas rocas formadas por detritos o clastos, y se dividen a su vez en dos grupos: las rocas
sedimentarias no consolidadas y las consolidadas. Las primeras, llamadas comúnmente
sedimentos, son el producto primario de los agentes erosivos, mientras que las segundas han
sufrido un proceso de cementación, a través de un aglutinante calcáreo, silíceo, ferruginoso, etc.
En las rocas sedimentarias detríticas pueden diferenciarse tres elementos constitutivos: los
clastos, que son los fragmentos de roca de mayor tamaño, la matriz, compuesta por los
fragmentos de menores dimensiones que rellenan los intersticios dejados por los anteriores, y el
cemento, que es la sustancia que produce la consolidación de estas rocas. De acuerdo al tamaño
de los clastos y al grado de consolidación, las rocas sedimentarias detríticas pueden clasificarse
en:
Tienen su origen en la precipitación de sustancias químicas a partir de una solución. Las rocas
sedimentarias más comunes son las carbonáticas, formadas por carbonato de calcio, las
dolomías, por carbonato de calcio y magnesio. En ambientes áridos son muy comunes las rocas
sedimentarias de origen salino, formadas por la precipitación de cloruros, sulfatos, carbonatos,
hidróxidos, óxidos, etc., de metales alcalinos y alcalinotérreos, y que se originan en los lagos
salados, mares interiores, lagos con aportes de sales en solución, etc.
Se incluyen con esta denominación aquellas rocas en las cuales han intervenido directamente los
seres vivos en su formación y que están formadas por restos de su misma materia orgánica, más
o menos transformados. Dentro de esta clasificación se encuentran el carbón mineral y los
hidrocarburos naturales (petróleo, asfalto, etc.).
Un mapa geológico, una foto satelital, etc., pueden brindar, los lineamientos principales de un
área. Un corte geológico esquemático, permite tener una idea, en sentido vertical, de cómo se
disponen las secuencias estratigráficas y su relación con las estructuras. Todo ello posibilita
esbozar, tentativamente, la configuración del medio de circulación. El objetivo del trabajo,
condicionará el nivel de las investigaciones a desarrollar: reconocimiento, exploratorio, de
detalle, etc., y esto implicará el menor o mayor cúmulo de información.
Como se ha visto, el agua que circula en el subsuelo lo hace a través de diferentes medios. Ese
medio, analizado sobre la base de su permeabilidad, permite clasificarlos en: Acuífugo,
Acuicludio, Acuitardo y Acuífero.
El estudio del agua subterránea es importante para la realización de obras de ingeniería, para la
ejecución de investigaciones geológicas y muy especialmente para el desarrollo de obras de
captación de agua con fines de abastecimiento para satisfacer las necesidades del hombre. Las
formaciones geológicas en que se acumula el agua subterránea y que son capaces de cederla
Como se sabe, no todas las formaciones geológicas poseen las propiedades que caracterizan a un
acuífero, es decir, que sus intersticios o espacios huecos, sean capaces de almacenar el agua y de
servirle de conductos y a la vez transmitirla, permitiendo su aprovechamiento para satisfacer las
necesidades del hombre. Desde este punto de vista, el concepto de acuífero es relativo, ya que
una formación geológica que sea capaz, por ejemplo, de producir 1 l/seg, no se considera
acuífero, en un lugar donde haya otras en que sea posible captar 50 l/seg o más; pero en una
región árida (como la Puna Argentina), donde haya otras posibilidades, a pesar del ínfimo caudal,
esa formación que brinda 1 l/seg, para satisfacer las necesidades de una pequeña población,
constituye sin dudas, un acuífero.
Los espacios huecos o intersticios que presentan las rocas que componen los acuíferos, pueden
ser poros o vacíos intergranulares, como en el caso de rocas formadas por depósitos
sedimentarios granulares (gravas y arenas), consolidados o no, o fracturas, fisuras y canales de
disolución.
Los acuíferos, que son unidades geológicas que almacenan y transmiten agua en cantidades
económicamente explotables, pueden encontrarse en diversos ambientes geológicos, en
contacto directo con la atmósfera o bien, desconectados parcial o totalmente de ésta y por lo
tanto, sometidos a cargas hidráulicas muy distintas. Desde este punto de vista se pueden
clasificar a los acuíferos en:
Los acuíferos libres son aquellos en que el agua subterránea presenta una superficie libre, sujeta
a la presión atmosférica como límite superior de la zona de saturación. Esta superficie libre se
conoce como superficie freática y el nivel a que ella se eleva, respecto a otro de referencia, se
llama nivel freático. Está formado en general por un estrato permeable parcialmente saturado en
agua que yace sobre otro estrato impermeable o relativamente impermeable. La profundidad de
este sustrato impermeable varía de acuerdo al medio geológico, por ejemplo, en zonas donde
existen potentes depósitos sedimentarios, la profundidad se puede localizar a varias decenas o
cientos de metros.
En la mayoría de los casos, existe solamente un nivel freático, pero en otros a causa de la
presencia de acuitardos de pequeñas dimensiones relativas, pueden existir acuíferos que se
denominan acuíferos colgados con niveles freáticos adicionales.
Figura 22: Acuífero libre. En la zona no saturada existe una “falsa freática” o acuífero colgado (Fetter, 1988).
Figura 24: Acuífero confinado, mostrando pozos artesianos y surgentes (Fetter, 1988).
3. Acuíferos Semiconfinados
Son acuíferos completamente saturados sometidos a presión que están limitados en su parte
superior por una capa semipermeable (acuitardo) y en su parte inferior por una capa
impermeable (acuífugo) o también por otro acuitardo. En este tipo de acuífero, la disminución de
la carga piezométrica originada por el bombeo, por ejemplo, inducirá un flujo vertical del agua
contenida en el acuitardo, que actuará como recarga del acuífero. Las características del
acuitardo confinante en un acuífero semiconfinado son tales que puede ignorarse la componente
horizontal del flujo del acuitardo.
Los acuíferos semilibres representa una situación intermedia entre un acuífero libre y uno
semiconfinado. En este caso, la capa confinante superior es un estrato semipermeable o
acuitardo, de características tales que su componente horizontal de flujo no puede ignorarse.
Kruseman y De Ridder (1970), partiendo de considerar los acuíferos apoyados en una capa
impermeable, especifican que el tipo de acuífero queda determinado por el carácter de la capa
superior. Así quedan definidos:
Acuífero Libre Capa superior igual que la parte principal del acuífero
Acuífero Semilibre Capa superior semipermeable (Acuitardo), menos
permeable que la parte principal del acuífero, en el
que hay que tomar en cuenta la componente
horizontal del flujo.
Acuífero Semiconfinado Capa superior semipermeable (Acuitardo), en que
puede ignorarse la componente horizontal del flujo.
Acuífero Confinado Capa superior impermeable.
El ambiente geológico por donde circula el agua o medio de circulación pueden ser:
Los medios porosos están conformados por sedimentos y sedimentitas con una porosidad tal,
que permitan una percolación eficaz. En la generalidad de los casos, los medios porosos más
comunes están representados por sedimentos (depósitos sedimentarios no consolidados)
resultantes de la erosión de rocas preexistentes y que fueron transportadas y depositadas por los
agentes modeladores del relieve. De esta forma, estos medios de circulación normalmente se
encuentran inconsolidados y/o ligeramente cementados, conservando en mayor o menor
medida, sus características texturales originales.
Normalmente los acuíferos presentes en medios porosos son relativamente fáciles de perforar,
de modo que la exploración y explotación es rápida y barata. Con frecuencia, estos depósitos se
disponen de tal manera que los niveles piezométricos están bastante próximos a la superficie del
terreno.
Corrientemente estos cuerpos han recibido y/o reciben eficazmente la recarga proveniente de las
precipitaciones, ríos o lagos. En estos medios se encuentran, generalmente, los mayores valores
de porosidad eficaz y permeabilidad.
Estos depósitos si son de origen actual o subactual (Cuaternario), suelen tener especial interés ya
que normalmente están vinculados a los cursos fluviales que los han originado. Los sedimentos
están conformados por gravas, arenas, limos y arcillas, cuya composición mineralógica y
petrográfica depende de la roca madre de las que proceden.
Los cursos de agua son al mismo tiempo un agente erosión, transporte y/o sedimentación, donde
el predominio de una u otra característica depende del suministro de sedimento que llega al
cauce y de la velocidad de las aguas, que a su vez, es función del caudal y de la sección
longitudinal y transversal. El tipo y granulometría de material depositado representa entonces la
dinámica del curso fluvial. De esta manera las fracciones más gruesas (gravas y arenas) se
encuentran sobre el cauce mismo; mientras que las arenas finas, limos y arcillas se disponen
sobre la llanura de inundación, donde el agua superficial circula a una menor velocidad.
Foto 19: Agua subterránea en sedimentos fluviales. A la izquierda parte distal del cono aluvial del río Catua y a
la derecha planicie aluvial del río Los Patos. Puna Argentina.
Los ríos, en su desembocadura en lagos o mares, pueden dar origen a depósitos deltaicos que se
caracterizan por presentar un tramo inferior de fracciones gruesas bastante permeables y otro
superior análogo, menos permeable, separados por una cuña de limos y arcillas.
En numerosas áreas del mundo, muchos de los grandes valles o depresiones, corresponden a
verdaderas fosas tectónicas, donde por las características geológicas y geomorfológicas, se
implanta sobre ellos un curso fluvial. Estas depresiones suelen alojar enormes cantidades de
material detrítico, por lo general, con intercalaciones de facies permeables e impermeables. Los
depósitos que rellenan estas cuencas suelen ser de naturaleza diversa, pues no sólo son de
origen fluvial sino que suelen estar también de origen lacustre, eólico, glaciar, etc.
El espesor de los materiales de relleno suelen ser de decenas a varios centenares, e incluso miles
de metros. En estos ambientes, el estudio litológico y estructural adquiere significativa relevancia
ya que pueden condicionar tanto la calidad, como la disponibilidad del recurso subterráneo.
Los medios más típicos de estos tipos de depósitos son las dunas y los loess. Las primeras están
formadas por arenas (finas a medias) de un tamaño extraordinariamente uniforme. Suelen
predominar los granos de composición silícea, pero también pueden aparecer arenas de
composición calcárea que tienen su origen en la fragmentación de los caparazones de
organismos (bivalvos, gastrópodos, etc.). Las dunas, por su uniformidad, selección y elevada
capacidad de infiltración, suelen conformar verdaderos yacimientos de agua, que en muchas
áreas sino constituyen la única fuente, constituyen importantes reservorios. Los loess suelen
tener también un tamaño muy uniforme en los granos, pero las partículas constituyentes
corresponden, frecuentemente, al tamaño de limos (0,0625 a 0,0002 mm de diámetro).
Normalmente los depósitos de loess, por la dimensión de los constituyentes individuales sumado
a la presencia de un cemento calcáreo o silíceo, suelen dar lugar a acuíferos y/o acuitardos.
Hay costas que terminan en acantilados o en áreas con relieve accidentado, pero hay otras en
que la zona costera está conformada por una extensa llanura de varias decenas de cientos de
metros e incluso, centenas de kilómetros. Estas áreas, conocidas como playas costeras suelen
dar lugar a extensos y potentes depósitos que almacenan y transmiten agua en cantidades
económicamente explotables. Los depósitos costeros, como es de suponer, son el resultado de la
mezcla de sedimentos de origen continental y marino. Las playas suelen estar constituidas por
materiales muy permeables (gravas, arenas y limos) que favorecen fuertemente la infiltración
tanto de las lluvias como la proveniente de los cursos fluviales que terminan sobre la costa y
entregan sus caudales al mar. Los acuíferos costeros también suelen presentar características
muy propias en cuanto al tipo de agua que satura los sedimentos. En efecto, en inmediaciones de
la costa, se produce una zona de mezcla entre el agua dulce de origen continental y el agua
salada del mar. La ley que rige la dinámica y el equilibrio de esta relación es la fórmula de Ghyben
– Herzberg.
Ilustración 8: Esquema de zona de mezcla de agua dulce y agua salada en una región costera marina o salar.
Ilustración 9: Esquema de la relación entre la altura del agua dulce y la profundidad de la interfase de agua
dulce/agua salada en una región costera marina o salar.
( )
( )
Con respecto al fenómeno de interfase de agua dulce / agua salada, se debe señalar que no
solamente se producen en ambientes costeros sino que también se presentan en ambientes de
salares donde se produce ingreso de agua dulce desde los bordes y el agua salada (salmueras) de
los depósitos evaporíticos. Este efecto ha sido observado ya en algunos salares de la Puna
Argentina como los salares del Hombre Muerto, Rincón y Olaroz, donde en los bordes de los
cuerpos salinos y las típicas bajadas y conos aluviales que se comportan como reservorios con
agua dulce, se origina una zona de mezcla de agua dulce y agua salada; mientras que en otros
sectores se observa que el agua dulce (más liviana) flota sobre el agua salada y/o salmueras (más
densas). Este último fenómeno también fue advertido en la zona del Chaco Salteño y Formoseño
en donde el agua dulce de infiltración reciente (proveniente de lluvias, lagunas, madrejones, etc.)
flota a modo de islas sobre el agua salada de circulación regional (García, 1988).
Estos tipos de depósitos, originados por el accionar erosivo de los glaciares, suelen estar
formados por un material caótico, mal seleccionado (conocido como till) y de mediana a alta
porosidad. Los depósitos más característicos son las morenas o morrenas de fondo y terminales,
que ocupan el fondo del valle glaciario y el frente de la lengua glaciaria, una vez que el cuerpo de
hielo ha retrocedido por efecto de un cambio en la temperatura en el medio ambiente.
Los sistemas de fracturas suelen ser más intensas y densas cerca de la superficie terrestre y
decrecen progresivamente al aumentar la profundidad. Las fracturas que afectan un cuerpo
rocoso pueden ser de varios tipos y génesis. Si los bloques de rocas se han desplazado o no
respecto del plano de fractura, se habla de falla o diaclasa, respectivamente. Las fracturas con
desplazamiento (fallas) se deben casi siempre a movimientos tectónicos y pueden ser inversas,
normales o de desplazamiento de rumbo. Las diaclasas, además del origen tectónico pueden
deberse a la descompresión de la carga litostática, al enfriamiento drástico de un cuerpo ígneo, a
la esquistosidad, etc. Muchas veces, tanto las diaclasas como las fallas, pueden estar abiertas
(separadas) respecto al plano de fracturación o bien, estar totalmente cementadas.
Foto 20: Rocas intensamente fracturadas y con porosidad secundaria. Quebrada Lare. Puna Argentina.
Una característica sobresaliente que presentan estos reservorios en estos sistemas de fracturas
es que normalmente el agua que ocupa estas aperturas, se encuentra en forma tal que da lugar a
una superficie piezométrica discontinua.
Foto 21: Presencia de agua subterránea en sistemas de fracturas en rocas del Complejo Volcánico Llullaillaco,
Puna Salteña.
En ciertos tipos de rocas, por su composición litológica, el agua que se infiltra y percola a su
través puede originar por disolución, canalículos, conductos y hasta grandes galerías que
almacenan y conducen agua en cantidades económicamente explotables. Las rocas en las que la
acción disolvente del agua produce estos efectos, son las calizas, dolomías, yesos, halita y un gran
conjunto de rocas evaporíticas.
Desde el punto de vista hidrogeológico, el mayor interés se encuentra sobre las calizas y
dolomías. La porosidad y la permeabilidad primarias, se refieren a estas propiedades de la roca,
después de su diagénesis. La porosidad y permeabilidad secundaria hacen referencia a las
modificaciones que se producen en estas características de las rocas como consecuencia de los
esfuerzos tectónicos (fracturas), especialmente, a la acción disolvente del agua.
El yeso y la sal común (halita) son rocas menos abundantes en la corteza terrestre que las calizas
y dolomías. Por otra parte, su menor resistencia mecánica y su mayor solubilidad, hacen que
muchos de los rasgos morfológicos del Karst (cuevas, simas, etc.), tengan una vida
geológicamente efímera y alcancen dimensiones menores que los Karst de calizas y dolomías
(Custodio y Llamas, 1996). Si a esta situación se suma que las aguas subterráneas de las rocas
evaporíticas, de origen químico, suelen tener un contenido excesivamente elevado para que
sean aprovechadas para el consumo humano, se puede comprender su escaso interés como
acuíferos.
Las calizas y dolomías pueden ser de origen químico, bioquímico o detrítico. Casi todas las
dolomías son de origen metasomático, es decir que se han formado a partir de las calizas a través
de procesos aún poco conocidos. Este fenómeno tiene importancia hidrogeológica ya que la
transformación de minerales de calcita a dolomita, conduce a una reducción de volumen
ocupado por la calcita del 12 al 13 %, por lo que las dolomías metasomáticas tienen, por lo
general, una mayor porosidad de las calizas de las que proceden.
La calidad de las aguas para uso humano en zonas calcáreas o dolomíticas, no suele presentar
limitaciones en su composición química, excepto en los climas muy áridos, en las zonas costeras
con intrusión de agua marina, o cuando las aguas han recorrido previamente una zona con rocas
evaporíticas.
Foto 22: Agua subterránea (salmueras) en facies de halita con cavernas y oquedades (Conhidro, 2008a).
También es cierto que en estos cuerpos sedimentarios existe una fuerte anisotropía y
heterogeneidad en la halita, ya que muchas veces se ha observado que aun a pequeñas
distancias pueden existir cambios extremos en la porosidad. Esta misma situación se ha
comprobado en el Salar del Rincón (Salta) y en el Salar de Antofalla (Catamarca), donde la halita
fracturada y con procesos de disolución conforma en algunos sectores enormes reservorios de
salmueras.
Un lago o laguna freática se origina en aquellos lugares donde el nivel piezométrico intercepta a
la superficie topográfica, dando lugar a una laguna y/o lago. Esta forma de descarga natural de
agua subterránea es muy común en muchas regiones del mundo y de nuestro país. Algunas de
estas manifestaciones de agua subterránea pueden alcanzar cientos a miles de metros de
superficie; mientras que la profundidad suele ser somera (en el orden de los 3 metros).
Las vegas (denominación muy empleada en el ámbito andino) son manifestaciones de agua
subterránea en donde la característica fundamental es que la superficie del suelo se torna
anegadiza, sin lograr formar verdaderas lagunas, con presencia de vegetación y, normalmente de
suelos pesados (arcillosos y franco arcillosos).
Un manantial puede definirse como un punto o zona de la superficie del terreno en la que, de
modo natural, fluye a la superficie una cierta cantidad de agua procedente de un reservorio
subterráneo. Desde mucho tiempo, se han sugerido clasificaciones de tipos muy distintos de
manantiales, según el aspecto que fuese considerado. Entre estos aspectos pueden señalarse los
que se refieren a los materiales geológicos que constituyen el acuífero, o las relaciones litología –
estructura - terreno, o la cantidad y régimen del caudal, o las características químicas o de
temperatura de sus aguas, o su origen, etc. Fácilmente se comprende que el número de variables
que pueden tenerse en cuenta es tal que resultarían con facilidad varios centenares o miles de
tipos distintos. (Custodio y Llamas, 1996).
Foto 25: Izquierda, manantial en rocas fracturadas del cámbrico en el arroyo El Potrero (San Lorenzo, Salta).
Derecha, manantial de contacto en sedimentos de gravas con metamorfitas, en Las Pailas (Valle Calchaquíes,
provincia de Salta).
Foto 26: Manantial procedente de gravas y arenas gravosas Cuaternarias, sobre limolitas y pelitas
impermeables del Terciario, en la zona de Aguas Calientes (provincia de Jujuy).
La temperatura del agua subterránea es un dato de gran valor no solo en cuanto a su uso, sino
como característica hidrogeológica e hidroquímica. En general las aguas subterráneas tienen una
temperatura poco variable, tanto más constante como mayor es la profundidad del acuífero.
Excepto en casos poco usuales como las aguas termales, la temperatura del agua subterránea es
igual o algo superior a la temperatura media anual de la localidad. Esto hace que aparentemente
esté fría en verano y caliente en invierno. La constancia de la temperatura es un factor de gran
importancia con vista a sus usos industriales, en especial para la refrigeración, y en ocasiones
también para la agricultura, ya que el riego con agua subterránea puede ser una defensa contra
las heladas. En lugares que permanecen cubiertos de hielo todo o gran parte del año, como por
ejemplo en Alaska, el agua subterránea es una fuente de abastecimiento de gran valor ya que de
otra manera se precisarían grandes cantidades de calor para convertir el hielo en agua (Custodio
y Llamas, 1976).
Las aguas minerales son aquellas que poseen concentraciones anormalmente elevadas en alguna
de las sustancias químicas disueltas o el residuo seco es muy elevado; si la característica anómala
es la temperatura, se tienen aguas termominerales. Tanto unas como otras pueden tener
propiedades curativas más o menos reales y entonces reciben el nombre de aguas medicinales y
mineromedicinales. Modernamente, las aguas termales van adquiriendo un interés creciente ya
que pueden ser una fuente de energía de bajo costo para la producción de energía eléctrica,
calefacción doméstica e industrial, etc. La prospección geotérmica es un campo paralelo al de la
hidrología subterránea que ha adquirido un inusitado auge a partir de 1960 (Custodio y Llamas,
1976).
El nombre de agua mineral es muy ambiguo y se utiliza con acepciones muy diversas. Unas veces
se consideran aguas minerales a aquellas que poseen un contenido de sales disueltas superior al
de las aguas potables, mientras que otras veces se consideran aguas minerales a aquellas que
- = ++
llevan contenidos anormalmente altos de algunas sustancias disueltas como CO 2, CO3H , S , Fe ,
etc., aunque su salinidad sea inferior al de muchas aguas potables. Si la temperatura es elevada,
se las puede llamar termales o termominerales y si poseen propiedades curativas reconocidas se
las puede llamar mineromedicinales (Custodio y Llamas, 1976).
Las aguas que desprenden CO2 se suelen llamar aguas picantes o carbónicas; las que contienen
cantidades apreciables de S= o SH2, sulfhídricas o sulfurosas, aunque esta última denominación
puede inducir a pensar en el anhídrido sulfuroso (SO 2); las aguas ricas en hierro se llaman
ferruginosos y así sucesivamente, (Custodio y Llamas, 1976). Referente a la temperatura de las
agua, éstas se denominan (Schoeller, 1962 in Custodio y Llamas, 1976).
El agua de lluvia que recarga a los acuíferos tiene una temperatura algo inferior a la temperatura
ambiente local y si el agua que se infiltra es agua de río normalmente tiene una temperatura solo
ligeramente diferente a aquella. (Custodio y Llamas, 1976).
Una vez que el agua en el terreno, intercambia calor con el mismo En este proceso, el elevado
calor específico del agua (1 cal/g) frente al del terreno seco (alrededor de 0,2 cal/g) juega un
papel muy importante ya que actúa como un importante regulador de la temperatura. El terreno
recibe calor solar y el calor interno además de algunas contribuciones menores muy poco
importantes tales como las reacciones de ataque que en él se producen o la desintegración de
sustancias radioactivas.
El agua a la vez puede recibir también calor procedente de otras fuentes tales como algunas
reacciones químicas (oxidación, de sulfuros y materia orgánica, etc.) pero cuyo aporte es en
general muy pequeño; otros aportes o cesiones tales como el calentamiento por pérdida de
carga en la circulación, los cambios entálpicos por expansión o compresión, las reacciones con el
suelo y la disolución de sales carecen por lo general de interés práctico (Schoeller, 1962 in
Custodio y Llamas, 1976). Mientras que el aporte de calor interno (por gradiente geotérmico) es
prácticamente constante durante muy largos períodos de tiempo, el aporte de calor solar está
sometido a un ciclo diurno y un ciclo anual más unas reacciones irregulares que dependen de la
secuencia de días despejados y días cubiertos. El aporte medio de calor solar depende no solo de
la latitud sino también de la insolación, del grado de absorción del terreno (mayor en zonas
desnudas sin suelo) y de la orientación (si la zona es montañosa recibe más calor la solana que la
umbría). Así fuentes en el lado de la solana pueden mostrar temperaturas hasta 1 o 2 º C
superiores a las equivalentes en el lado de la umbría en una zona montañosa, y las fuentes en
zonas boscosas pueden tener temperaturas de 0,1 a 0,8º C inferiores a las fuentes equivalentes
en terrenos con escasa vegetación (Schoeller, 1962). Debido a la variabilidad del aporte del calor
solar a lo largo del día y a lo largo del año el terreno se calienta y se enfría, y el agua, por su
mayor poder calorífico, toma o cede calor para tratar de compensar estos efectos, los cuales son
tanto más notables cuanto más próxima esté a la superficie (Custodio y Llamas, 1976).
Las aguas minerales y en especial las termominerales son utilizadas desde la antigüedad; en la
época romana su empleo en balnearios y estaciones termales fue muy importante, pudiéndose
decir que los romanos conocieron y explotaron gran parte de las existentes en sus territorios, en
Alemania (Aachen), Inglaterra (Bath), España (Caldas y Termas, Caldas de Malavella, Caldas de
Montbuy, etc.). Desde principios de siglo se ha montado una potente industria en Francia, Italia y
España, etc., basada en la venta y distribución de aguas minerales embotelladas cuyo consumo
viene favorecido por la baja calidad organoléptica de muchas aguas de abastecimiento. En ciertos
lugares en que existen varios manantiales explotados por entidades diferentes, existe un riguroso
control para evitar que obras de captación de unas afecten a otras, pero en otras partes han
establecido más pozos para forzar los caudales obtenidos, llegando a perforar pozos de
profundidades entre 400 y 1.000 metros (Custodio y Llamas, 1976).
En los envases de muchas aguas minerales embotelladas carbónicas o no, se señalan indicaciones
médicas para el tratamiento de afecciones para las que se dice que son especialmente eficaces.
Las propiedades curativas están a la vez exageradas si bien existen en cierta medida y en general
por acción secundaria. Las aguas bicarbonatadas alcalinas contribuyen a regular la segregación de
ácidos y jugos intestinales y de ahí su acción terapéutica y digestiva.
En zonas con agua con aguas de abastecimiento muy duras, selenitosas o salobres, las aguas
embotelladas son preferidas por su mejor sabor y calidad química, que en ocasiones previene
ciertas afecciones y trastornos al tener una distribución de sales más adecuada al organismo que
las aguas locales y permitir un metabolismo más fácil. Son de especial interés en la alimentación
infantil cuando las aguas locales tienen elevados contenidos de nitratos. En caso de aguas locales
cloruradas pueden ser recomendables si su contenido es bajo (Custodio y Llamas, 1976).
Los efectos terapéuticos de los balnearios con aguas termominerales y medicinales son también
de muy diversos órdenes, a veces basado en el reposo y orden de vida que existe en ellos más
que en las propiedades del agua. El tratamiento con un agua con una cierta composición química
o que aporte ciertos oligoelementos puede tener efectos terapéuticos por corregir o regularizar
ciertas funciones corporales y por tratamiento externo, corregir ciertas enfermedades, ya sea por
baño (en general en agua caliente) o por la aplicación de lodos derivados de la fuente (Custodio y
Llamas, 1976).
El gradiente geotérmico se define como la profundidad a que hay que desplazarse para que la
temperatura media aumente 1º C, es variable en la misma vertical, por lo menos en los primeros
km de corteza terrestre. El valor medio terrestre es de alrededor de 33 metros, pero puede variar
entre 20 y 40 m, en la mayoría de los casos. Estas variaciones dependen del espesor de la corteza
terrestre en cada punto (Custodio y Llamas, 1976).
Los pozos profundos suelen proporcionar agua tanto más caliente cuanto más profundo de
acuerdo con el gradiente geotérmico. La inversión del gradiente geotérmico en profundidad
puede deberse por ejemplo a la existencia de un nivel muy permeable que posea su recarga en
aguas profundas del mar o en sistemas de los que se escapan hacia arriba fluidos o vapores
calientes, que atribuyen a aumentar la temperatura de terrenos y/o acuíferos superiores como
sucede en algunos lugares de Lanzarote (Custodio, 1974 in Custodio y Llamas, 1976).
4.5.4. Geotermia
En su más amplia acepción, la energía geotérmica puede definirse como la “energía existente en
el interior de La Tierra en forma de calor”. Si se evalúa globalmente esta energía calorífica,
resultan cifras tan impresionantes que las reservas de energías denominadas “convencionales”
parecen ridículas. Pero la distribución de la energía geotérmica dentro de la corteza terrestre, es
muy irregular y por consiguiente, solo una pequeña cantidad de la misma puede considerarse
como un recurso potencialmente explotable, al menos en un tiempo valorable a escala humana.
En realidad, esta fracción explotable de calor endógeno suele denominarse energía
hidrogeotérmica, ya que es el agua subterránea, liquida o vaporizada, la que calentándose a
cierta profundidad, asciende y transporta el calor (Araña y Ortiz Ramis, 1985).
Las áreas geotérmicas son zonas de la corteza terrestre con gradiente geotérmico elevado, que
implican temperaturas elevadas en profundidad. Las áreas geotérmicas merecen ser
consideradas como tales si el calor que proporcionan puede tener una aplicación práctica tal
como la producción de energía o la calefacción doméstica o industrial.
El conjunto de materiales fluidos en movimiento, fracturas, foco caliente, etc., que intervienen en
un área geotérmica forma un sistema geotérmico. Si el sistema geotérmico incluye agua en
movimiento se llama también un sistema hidrotermal, y debe incluir el flujo convectivo de agua
fría descendente necesario para mantener la cantidad de agua. Un área de fuentes termales,
fumarolas, etc., es la manifestación externa de un sistema hidrotermal, aunque no siempre
aparecen estas manifestaciones exteriores (Custodio y Llamas, 1976).
Un acuífero calentado directamente por el foco térmico citado. Las rocas almacén del
acuífero o reservorio hidrogeotérmico deben ser lo suficientemente permeables
(porosas o fracturadas) para permitir la circulación convectiva del fluido.
Conviene que el acuífero tenga un sello, o capa impermeable sobre su techo y que exista
asimismo un área de recarga de agua meteórica que confiera al yacimiento geotérmico
el carácter de “recurso renovable”.
El techo del reservorio debe ser accesible por sondeos mecánicos. La subida de los
fluidos hasta la superficie puede ser espontánea, cuando domina el vapor o se produce
la vaporización en el fondo del pozo: en otro caso habrá que activar el pozo por
cualquiera de las técnicas convencionales, como la inyección de aire, o el bombeo.
Ilustración 14: Esquema general de un campo geotérmico. (Araña y Ortiz Ramis, 1985). A) Sello
Impermeable. B) Reservorio con alta permeabilidad. C) Capas basales, poco permeables. F) Fuentes de calor
(intrusión magmática).
Las áreas geotérmicas se localizan en zonas de la corteza terrestre con fracturas recientes o
anormalmente delgadas, en relación con la tectónica de placas, principalmente en las dorsales y
áreas de subducción. Con frecuencia, aunque no siempre, van asociadas también a fenómenos
volcánicos. Las áreas geotérmicas con frecuencia no coinciden con las grandes zonas de mayor
flujo térmico terrestre, sino que constituyen manifestaciones marginales de menor extensión.
(Custodio y Llamas, 1976). Es muy difícil establecer una adecuada clasificación de las áreas
geotérmicas por cuanto son muchos los criterios posibles y no siempre es posible diferenciar
aspectos secundarios de aspectos esenciales. Las clasificaciones estructurales tienen el defecto
de que se basa en algo que modifica el flujo calórico pero que no lo controla (Custodio y Llamas,
1976).
Ilustración 15: Esquema de un sistema hidrotermal en una fosa tectónica. Custodio y Llamas, 1976.
En la Ilustración 15, se muestra otro esquema de un sistema hidrotermal con agua y vapor y una
zona de vapor dominante. En este esquema de sistema hidrotermal con vapor A) Zona de
conducción. B) Zona de convección con agua caliente siempre; si no existe una salida de sales en
una zona de formación de salmueras y precipitaciones por acumulación de sales. C) Zona de
coexistencia de vapor de agua. D) Zona de vapor. E) Zona de agua caliente por enfriamiento de
vapor. F) Aporte de agua fría. G) Acuífero freático calentado por aportes profundos. H)
Manifestaciones hidrotermales con vapor o agua y vapor. I) Fuentes y surgencias termales. J)
Fuente fría (Custodio y Llamas, 1976).
Ilustración 16: Esquema de un sistema hidrotermal con agua y vapor y una zona de vapor dominante en
una fosa tectónica. Custodio y Llamas, 1976.
Desde el punto de vista de los tipos de yacimientos, a modo de esquema se puede indicar que
existen (Araña y Ortiz Ramis, 1985):
Dado que la prospección y exploración de sistemas geotérmicos afecta a niveles profundos del
terreno, las técnicas empleadas son similares a las del petróleo y están fundamentadas en la
experiencia adquirida en ese campo., con las modificaciones precisas de acuerdo con el objetivo
perseguido, por ejemplo la localización de un sistema geotérmico capaz de suministrar vapor de
agua caliente para calefacción. En general es preciso actuar con precaución ya que el líquido o
vapor buscado es de valor económico reducido en comparación con el precio del petróleo
(Custodio y Llamas, 1976).
Tanto como herramienta auxiliar para la geología como para la prospección directa y cartográfica
para sistemas geotérmicos, son de interés los métodos geofísicos tales como los que miden
resistividades eléctricas en sus varias modalidades, la gravimetría, geosísmica en sus variadas
modalidades, registros de radiación electromagnética y fotografía área infrarroja,
geomagnetismo, etc. Un método directo de prospección es la medida de temperaturas
superficiales y profundas para determinar el flujo de calor; en estas determinaciones, en especial
en lo que respecta a temperatura a escasa profundidad, es preciso tener en cuenta el efecto
perturbador del agua subterránea en movimiento. En ocasiones el aporte de calor puede ser
medido por la elevación de temperatura en los ríos que drenan estos acuíferos (Custodio y
Llamas, 1976).
Reconocimiento.
Medidas de temperatura y flujo de calor.
Exploración geofísica-geoeléctrica profunda y perforaciones exploratorias para
determinar gradiente.
Exploraciones complementarias.
Perforaciones profundas.
Las perforaciones se realizan con técnicas similares a las del petróleo pero con las modificaciones
precisas para corregir el efecto de la temperatura que afecta a los lodos de perforación y el
efecto del vapor que puede encontrarse. En ocasiones es preciso efectuar cementaciones en
niveles permeables intermedios, a veces en condiciones difíciles por la elevada temperatura. Las
tensiones térmicas en el material de perforación y los cambios rápidos de temperatura deben
considerarse con cuidado para no tener averías de difícil resolución. La densidad de los lodos
debe ser suficiente para evitar la formación de vapor en el sondeo y la consiguiente expulsión del
contenido; a este respecto una buena circulación de lodo es necesaria. La limpieza del pozo se
hace dejando que se forme vapor o provocando su formación bajando el nivel de agua o la
densidad del fluido; el contenido es expulsado a gran velocidad. Si conviene se puede efectuar
desarrollos por acidificación o fracturación hidráulica (Custodio y Llamas, 1976).
En el vertido de los efluentes líquidos de una planta geotérmica puede originar problemas serios
si son muy salinas o contienen sustancias disueltas nocivas, en especial B, As NH4+. Una
posibilidad es la inyección en el terreno mediante pozos profundos aunque no siempre es fácil
encontrar una permeabilidad suficiente y evitar la colmatación del pozo por materiales en
suspensión o coloidales que se forman en el proceso o que se precipitan en el pozo o acuífero. En
ocasiones el contenido en SH 2, CO2, H2, etc. Puede ser elevado y puede crearse un problema de
contaminación atmosférica. Otro problema está originado en el ruido que se origina en los pozos
que extraen vapor o agua y vapor en los que el fluido puede alcanzar velocidades supersónicas
creando vibraciones audibles a varios km de distancia; es preciso efectuar la salida bajo el agua o
usar silenciadores (Custodio y Llamas, 1976).
La producción de energía eléctrica no es la única aplicación del vapor y del agua caliente
naturales. Ya desde muy antiguo se ha utilizado el agua caliente en balnearios. El empleo de agua
caliente y vapor naturales para la calefacción doméstica tiene ya tradición de uso. De forma
similar se pueden emplear los fluidos calientes para la calefacción de invernaderos de plantas o
de suelos en lugares fríos. Se usa también para el secado de diatomitas, papeleras, etc. (Custodio
y Llamas, 1976).
Se aplica para calefaccionar viviendas u otros tipos de edificios, para procesos industriales que
utilizan calor, como por ejemplo las fábricas de celulosa, papel, conservas, harinas de pescado,
para el secado de frutas y vegetales en general; para calefacción de invernaderos, establos y
criaderos, para piscicultura, para calentamiento de suelos de cultivos en zonas frías, para derretir
la nieve de los caminos. Para cada una de estas aplicaciones es necesaria que la temperatura del
200 °C
190 °C GENERACIÓN ELÉCTRICA
180 °C
170 °C Evaporación de sustancias concentradas
160 °C Proceso de agua pesada vía H2S, pulpa
VAPOR SATURADO
150 °C de papel, secado de harina de pescado y
140 °C PROCESOS INDUSTRIALES madera, producción de azúcar. Etc.
130 °C Secado de pescado
120 °C Destilación de agua pesada
110 °C Descongelamiento
100 °C
90 °C Agricultura y ganadería
80 °C Calefacción domiciliaria
70 °C USOS TERMICOS Y AGRARIOS Balneología
60 °C Procesos de fermentación
50 °C AGUA
40 °C
30 °C
20 °C
USOS DE AGUAS TEMPLADAS Piscicultura
10 °C
0 °C
Ilustración 18: Aplicaciones según la temperatura del agua o vapor disponibles (Secretará de Energía de la
Nación, 2012).
En nuestro país existen muchas localidades con aguas termales y algunas de ellas son utilizadas
desde el punto de vista turístico y curativo. Son famosas las de Copahue en Neuquén, Río Hondo
en Santiago del Estero, Reyes en Jujuy, Villavicencio en Mendoza, Rosario de la Frontera en Salta,
etc. (Secretará de Energía de la Nación, 2012).
Si bien en la argentina existen más de trescientos puntos de interés geotérmico, en solo cuatro
de ellos podría generarse energía eléctrica con este recurso, a saber: Copahue (Neuquén),
Domuyo (Neuquén), Tuzgle (Jujuy) y Valle del Cura (San Juan) (Secretará de Energía de la Nación,
2012).
Los estudios sobre las perforaciones exploratorias realizadas permiten demostrar que hasta los
1.500 metros de profundidad el Campo Geotérmico Copahue - Caviahue es de vapor dominante.
Los análisis isotópicos del vapor han arrojado como concusión que el origen del mismo es del tipo
aluvional, es decir que el agua de deshielo que se infiltra en los terreno y circular en el subsuelo,
es semi-entrampada en la zona del reservorio donde se le trasfiere las altas temperatura que
surgen de la cámara magmática generándose un sobre calentamiento. Cuando se libera,
producto de una perforación, se pone en contacto esa zona de alta temperatura y presión con la
presión atmosférica, logrando una despresurización controlada que da origen al vapor.
Esta área se encuentra ubicada en el noroeste de la provincia del Neuquén. Los estudios de
carácter geológico regional efectuados permitieron delimitar la anomalía térmica y valorar en
2
forma integral el episodio eruptivo. Abarcan una superficie aproximada de 4.700 km . Como
resultado de relevamientos geológicos, geoquímicas, isotópicos, gravimétricos, geoeléctricos,
estudios de flujos calóricos, y sísmico se seleccionó para estudio de detalle un área de 40 km2 en
el sector del Cerro.
El campo geotérmico Tuzgle - Tocomar está ubicado en el plateau de la Puna Central dentro del
departamento de Susques, a aproximadamente 270 km al este del frente principal de la Zona
Volcánica Central. Las investigaciones en la actualidad transitan la etapa final de prefactibilidad,
2
en la que ha sido estudiada en detalle un área de aproximadamente 900 km . Es el prospecto
geotérmico más estudiado del Noroeste Argentino. Entre 1978 y 1995 se realizó una secuencia de
estudios que abarcó desde el reconocimiento hasta la delimitación del área, en donde se debería
realizar los pozos exploratorios profundos. El Complejo Volcánico Tuzgle-Tocomar está
emplazado en la parte central de una depresión tectónica elongada N-S, delimitada por fallas
normales y separada hacia el sur de la depresión Tocomar-Olacapato por un horst (ONO-ESE) de
rocas del Paleozoico inferior (Mon, 1987). Los productos volcánicos descansan sobre un complejo
basamento de gran espesor.
En esta área, se efectúo una primera fase de estudios de prefactibilidad. Sobre la base de
anomalías químicas e isotópicas se conjeturo la probable existencia, a profundidades accesibles
por perforación, de fluidos de tipo agua-vapor con temperaturas superiores a los 200° C y en
niveles de circulación y almacenamiento secundarios, temperaturas de 130° - 150° C. La anomalía
geotérmica comprobada, pero aun no delimitada, se vincula con la presencia de cuerpos
subvolcánicos relacionados con el volcán Tórtolas.
Las anomalías de calor pueden estar relacionadas con un adelgazamiento cortical o con zonas de
fracturas profundas que facilitan el incremento del gradiente geotérmico (yacimientos asociados
a tectonismo en cuencas intracratónica), en cualquiera de los casos el Campo Termal será de baja
temperatura.
La primera región tiene su límite natural en la Puna, en ésta, los distintos estudios de
reconocimiento han diferenciado trece áreas en las cuales se considera que se debería continuar
con las investigaciones termales. Estas son: Cerro Granada, Laguna Vilama, Cerro Coyamboy,
Cerro Coranzulí y Cerro Tuzgle, Socompa, Llullaillaco, Archibarca, Antofalla y Cerro Galán y Valle
de Chaschuil, Ojo del Salado y Laguna Verde. Se continuaron con las investigaciones en el Área
Termal Tuzgle-Tocomar donde se llegó hasta la etapa final de la prefactibilidad.
El reservorio hidrotermal se encuentra comprendido entre los 850 y los 1000 metros generando
un fluido geotérmico a 6,7 tn/hora de vapor saturado. La central contaba con una potencia de
670 kw, nominales, entregando electricidad a la línea de 13,2 kv Caviahue-Copahue de 10 km de
extensión y que es subsidiaria de la línea de 33 kv Caviahue - Loncopue‚ de 50 km de largo que se
une al sistema interconectado provincial de 132 kilovatios.
Las dificultades más grandes para un desarrollo sostenido de energía geotérmica con fines
eléctricos se encuentran en los elevados costos de la exploración y lo alejado de las zonas
pobladas de las principales áreas de interés geotérmico.
En cuanto a la posibilidad de efectuar aprovechamientos calóricos, cada caso debe ser estudiado
muy cuidadosamente sopesando el costo del aprovechamiento y la importancia de la actividad
económica en juego.
Se han realizado algunos aprovechamientos además de los usos en balneoterapia (de gran
desarrollo provincial en la actualidad) en distintos puntos del país, se puede mencionar la
calefacción de algunos albergues en la zona de Las Ovejas (al Norte de la provincia del Neuquén,
cerca de Cerro Domuyo). Se tiene en estudio algunos posibles aprovechamientos calóricos de
tipo industrial (básicamente secado de productos agrícolas).
Conhidro S.R.L. 2006. Estudio de Impacto Ambiental y Social del Proyecto de Riego Para
Supresión de Polvo y Mejoramiento de la Ruta Provincial N° 17 Tramo Salar de Pocitos –
Límite con la Provincia de Catamarca. Provincia de Salta. Minera del Altiplano S.A – FMC.
Inédito.
Conhidro S.R.L. 2012. Geología y Recursos Hídricos del Proyecto Sal de Vida, Salar del
Hombre Muerto, Provincias de Catamarca y Salta. Lithium 1 S.R.L. Inédito.
Moya Ruiz, F.A., Rocha Fasola, M. V y R. Prado. 2001. Estudio de Fuentes para la
Provisión de Agua Potable a la Ciudad de Villa de Ojo de Agua. Departamento Ojo de
Agua. Santiago del Estero. Consejo Federal de Inversiones – Gobierno de la Provincia de
Santiago del Estero. Inédito.
Pérez Franco, D; J. de los Santos y C. Díaz Goano. 2000. Manual Para La Interpretación
de los Ensayos de Bombeo y Programas de Cálculo. Instituto Politécnico José A.
Echeverría. La Habana, Cuba. Programa Hidrológico Internacional. UNESCO.
Sánchez San Román, F.J. 2001. Apuntes de Hidrogeología. Hidrología Superficial III.
Relación Precipitación – Escorrentía. Dpto. Geología. Universidad de Salamanca. España.
Hidráulica subterránea. Velocidad del Agua en los Medios Porosos: Velocidad Real y Velocidad de
Darcy. Estática y Dinámica en los Medios Porosos. Limitaciones de la Ley de Darcy. Potencial
Hidráulico: Líneas de Flujo y Equipotenciales. Parámetros Hidrogeológicos de los Reservorios:
Transmisividad, Coeficiente de Almacenamiento, Resistencia Hidráulica, Factor de Goteo y Factor
de Drenaje.
5.1. INTRODUCCIÓN
En el año 1856, en la ciudad francesa de Dijon, el Ingeniero Henry Darcy recibió el encargo de
realizar el estudio de la red de abastecimiento a la ciudad. Parece ser que también debía diseñar
unos filtros de arenas para purificar el agua captada de los cursos fluviales. Fue así qué se
interesó por los factores que influían en el flujo del agua a través de los medios porosos y
presentó sus resultados de los trabajos donde indica los conceptos más importantes que dan
origen a la hidrogeología moderna (Sánchez San Román, 2001).
Darcy encontró que el caudal que atravesaba un tubo lleno de arena, era linealmente
proporcional a la sección del tubo y al gradiente hidráulico. Es decir que variando el caudal con
un grifo y/o moviendo el depósito elevándolo (carga), los niveles de agua en los tubos variaba.
También observó que cambiando todas las variables, siempre que se utilice la misma arena, se
cumple:
Dónde:
3
Q= Caudal (m /día)
K= Constante de proporcionalidad lineal o Permeabilidad (m/día) o
2
A= Sección del tubo (m )
h= Diferencia de carga hidráulica (m)
L= Longitud entre los tubos piezométricos en el sentido de flujo (m)
i= Gradiente hidráulico
Se sabe que en cualquier conducto por el que circula un fluido se cumple que el caudal es igual al
producto entre la velocidad del fluido y el área atravesada por éste.
Esa parte de la sección total del tubo por la que puede circular el agua es la de la porosidad
eficaz; por lo tanto si un material tiene un 10% de porosidad eficaz (me), el agua circulará por el
10% de la sección total del tubo. Por lo tanto, para que el mismo caudal circule por una sección
10 veces menor, su velocidad será 10 veces mayor. Esta relación se conoce como Velocidad Real
o Velocidad (vR) Lineal Media. Así se cumple que:
Figura 27: Extensión areal de Sistema Acuífero Catua, en la cuenca del salar del Rincón.
El Sistema Acuífero Catua es un reservorio de tipo libre a semilibre, caracterizado por la presencia
de facies de rodados, gravas, gravas arenosas y arenas en el sector apical a gravas arenosas y
arenas de todos los tamaños en la parte media y distal.
En la parte distal del cono aluvial, se produciría la mezcla natural de agua dulce proveniente del
Sistema Acuífero Catua y el agua salada del Sistema Acuífero Salar del Rincón. La hidrodinámica
El nivel piezométrico en el sector donde se localiza la batería de pozos W2, W3, W4 y W5 (sector
medio distal del cono aluvial, en las inmediaciones de la ruta nacional N° 51), se encuentra a una
profundidad variable entre 54 y 80 metros, dependiendo de la posición topográfica. Los ensayos
2
de bombeo realizados determinaron una Transmisividad media de 300 m /día, un Coeficiente de
Almacenamiento medio (o porosidad eficaz) de 0,0367 y una Permeabilidad media de 8,5 m/día.
Con la cota del nivel piezométrico de los pozos W2. W3, W4 y W5 se reconstruyeron las isopiezas,
determinando así una dirección de flujo hacia el sudoeste y un gradiente hidráulico medio de
0,00214. Aguas arriba de la batería de pozos se determinó la sección drenante media del
2
reservorio de agua dulce en 630.000 m , considerando un ancho medio de 18.000 metros y un
espesor medio de 35 metros (obtenido de datos de geofísica). Con estos datos se calculó un
3 3 3
caudal medio darciano aproximado en 477,5 m /h, 11.460 m /día o 4.182.900 m /año (4,2
3
Hm /año) de aporte de agua dulce proveniente de este reservorio.
⁄ ⁄ ⁄
Conocido el caudal darciano (Q) se estableció la velocidad darciana (vD), para esa sección
drenante, ésta alcanza un valor de 0,01819 m/día.
⁄
⁄
La velocidad real (vR) queda definida por el cociente entre la velocidad darciana (vD) y la
porosidad eficaz (me), alcanzando un valor de 0,49 m/día.
A partir de este concepto, se puede estimar que el tiempo en que tardaría una molécula de agua
que se infiltra en la parte apical del reservorio y recorre aproximadamente 14 km para llegar a la
zona distal es de 78,3 años.
En cada punto de un medio poroso saturado con un fluido estático de peso específico existe
una presión p en el fluido, de modo que colocando un tubo vertical hasta el mismo se precisa
introducir una altura l de fluido igual al existente en ese punto tal que se cumpla el equilibrio de
presiones. En ese momento se verifica:
Al tubo que sirve para medir l se le llama piezómetro. Si se toma un plano de referencia
horizontal, el nivel de agua en el piezómetro es:
siendo z la altura del punto medido sobre el plano de referencia elegido. Al valor de h, respecto al
plano de referencia, se le llama nivel piezométrico. En un sistema estático cualquier punto tiene
el mismo valor de h o sea que h es constante.
( ) ( ) ( ) ( )
De acuerdo a esta expresión, se puede advertir que los fluidos se ponen en movimiento cuando
existen variaciones de h y las partículas se desplazan de valores de h altos hacia valores de h
bajos. Por esta razón, no debe cometerse el error de considerar que los fluidos se mueven de
zonas de alta presión a zonas de baja presión; ello es sólo cierto para los gases en donde p/
z. El agua puede circular desde zonas de baja presión a áreas de alta presión, si es que existe la
suficiente diferencia de h.
Ilustración 21: Niveles de agua en dos puntos de un medio poroso con agua en movimiento.
Ilustración 22: Esquemas mostrando que el agua subterránea se moviliza desde zonas de mayor nivel
piezométrico a puntos de menor nivel piezométrico y no de puntos de mayo a menor presión.
Dónde:
KD= Conductividad Hidráulica o Permeabilidad de Darcy
k= Permeabilidad intrínseca (depende sólo del medio poroso)
= Peso específico del fluido
= Viscosidad dinámica del fluido
( )
En el flujo subterráneo, las velocidades son muy bajas y casi siempre la relación es lineal, salvo en
las proximidades de captaciones bombeando en ciertas condiciones. La ley de Darcy es válida
para velocidades menores o igual a 0,023 m/seg.
Como se ha visto, el teorema de Bernoulli indica claramente que el agua se pone en movimiento
desde los puntos de mayor energía hacia aquellos que tienen menor energía. Esta situación,
ampliamente comprobada tiene una importancia fundamental en el estudio y análisis de las
aguas subterráneas. Muchas veces, en forma intuitiva, se piensa que el agua subterránea se
mueve desde los puntos donde está más alta hacia los puntos en lo que está más bajo, pero esta
situación es poco frecuente en la naturaleza. Por el contrario, la aplicación del teorema de
Bernoulli muestra que es común que la circulación del agua subterránea circule hacia arriba con
cualquier componente, incluso verticalmente. En la ilustración 17, se puede observar distintos
casos del movimiento del agua subterránea.
Ilustración 23: Esquema del movimiento del agua subterránea en distintas situaciones morfológicas.
Por ejemplo, si en las ilustraciones siguientes se realizan dos perforaciones que alcancen el
acuífero se observará que la columna de agua en el pozo 1 será más alta que la columna de agua
del pozo 2. Así, el agua circula de los puntos en la que la columna de agua es más alta, hacia
aquellos sectores en donde la columna es más baja.
Ilustración 24: Esquema del movimiento del agua subterránea en distintas situaciones morfológicas.
Este movimiento del agua desde los puntos con columna de agua más alta hacia los de columna
de agua más baja, en realidad es un indicio de que el fluido se moviliza desde puntos de mayor
nivel energético hacia puntos de menor valor. Efectivamente puede demostrarse, como se hizo
anteriormente, que la energía total por unidad de masa (Potencial Hidráulico) es igual a la altura
de la columna de agua (h) multiplicada por la aceleración de la gravedad (g).
La energía total del sistema será la suma algebraica de la energía potencial (debido a su posición
en el espacio y respecto a un plano de referencia), la energía cinética (debida a su velocidad) y la
energía de presión (como la energía que almacena un muelle cuando está comprimido). Si bien la
energía cinética en el flujo de canales abiertos es importante, como se ha visto, la velocidad del
agua subterránea es tan lenta que a fines prácticos se hace despreciable comparándola con las
otras dos. En la figura siguiente, se observa que la energía total del fluido en el punto A (reflejada
por la altura de la columna de agua) es la suma de la parte debida a la energía potencial (z) más la
parte debida a la energía de la presión (w).
Como se ha visto, el flujo de agua se produce de una zona de mayor nivel energético hacia otra
de menor valor siguiendo la misma analogía del flujo calórico o flujo eléctrico. El agua se mueve
buscando un máximo gradiente, tal como sucede con una pelota de fútbol que se hace rodar por
las laderas de una colina. Esta se mueve en forma perpendicular a las curvas de nivel, buscando
siempre la máxima pendiente topográfica. De igual manera, una línea de flujo de agua
subterránea, en su búsqueda del mayor gradiente, se mueve en forma perpendicular a las líneas
equipotenciales. En el ejemplo, la pelota representa la molécula de agua y su movimiento
determina un vector de velocidad en un instante determinado (línea de flujo) que se dispone en
forma perpendicular a las curvas de nivel (líneas equipotenciales). De esta forma se puede
expresar que así como las curvas de nivel representan puntos de igual altura o cota; las líneas
equipotenciales representan puntos de igual valor energético.
Una superficie equipotencial es el lugar geométrico de los puntos del espacio que tienen un
mismo potencial hidráulico.
Una red de flujo es una representación esquemática del flujo en un plano mediante líneas de
flujo y líneas equipotenciales. Las líneas equipotenciales son la traza de las superficies
equipotenciales al ser cortadas por el plano en que se dibuja la red de flujo. El flujo siempre es
tridimensional, así que las redes de flujo, en un plano pueden trazarse en un plano horizontal o
en un corte vertical (Sánchez, San Román, 2001).
En la figura 29 se representa una situación correspondiente a un acuífero libre que aporta agua a
un curso fluvial (río efluente) y en donde existe una componente de flujo vertical importante. En
este caso, las redes de flujo se representan en cortes verticales o perfiles. Como es de suponer,
para saber si el flujo subterráneo es horizontal, o si por el contrario, presenta una componente
ascendente o descendente, hay que medir el nivel energético del agua en el acuífero, lo que se
hace realizando pozos puntuales (de acuerdo a lo que se quiera investigar) a diferente
profundidad dentro del reservorio.
En el estudio del agua subterránea, tanto para conocer la distribución de las líneas de flujo,
caudales y reservas es necesario conocer una serie de parámetros que son conocidos como
Parámetros Hidrogeológicos o Parámetros Hidráulicos de los acuíferos.
5.7.1 Permeabilidad
Este concepto fue introducido por Theis en 1935 y lo define como el caudal que se filtra a través
de una franja vertical de terreno, de ancho igual a la unidad y de altura igual al espesor
permeable saturado, bajo un gradiente igual a la unidad y a una temperatura determinada. Theis
intuyó que un acuífero que presenta una kD de 50 m/día y tiene un espesor de 5 metros, debería
entregar el mismo caudal que un acuífero que tiene una kD de 25 m/día y 10 metros de espesor.
La ley de Darcy expresa:
El área (A) perpendicular al flujo, puede expresarse como el producto de la extensión del
acuífero (L) por el espesor permeable saturado (e), luego:
o bien:
2 2
La Transmisividad, en consecuencia se expresa en m /día ó cm /seg.
Ilustración 26: Concepto de Transmisividad Darciana (TD) y diferencia con la Permeabilidad Darciana o
Conductividad Hidráulica (KD), según Johnson, 1975.
Se define como el volumen de agua que puede ser liberado por un prisma vertical de acuífero de
sección igual a la unidad y de altura igual a la del acuífero saturado si se produce un descenso
unidad del nivel piezométrico o carga hidráulica. El coeficiente de almacenamiento S, no tiene
dimensión.
El Specific Storage (Ss) de la literatura inglesa (Fetter, 1988) se refiere a la cantidad de agua por
unidad de volumen de una formación saturada que es almacenada o expelida del
almacenamiento debido a la compresibilidad de la trama mineral y del agua poral por unidad de
cambio de gradiente, también se conoce como “Elastic Storage Coefficient”. Este concepto se
aplica a acuíferos y a capas confinantes.
( )
Donde,
me = porosidad efectiva
h = espesor saturado
Ss = specific storage
Los valores de porosidad eficaz (me), son muy grandes con respecto al producto del espesor
saturado y el valor de specific storage, por esto, los valores de Storativity se consideran como
equivalentes a la porosidad eficaz o el llamado Specific yield (Sy).
En el caso de los acuíferos confinados, el agua liberada procede de los efectos mecánicos de la
compresión del cuerpo del acuífero (trama sólida) y del agua. En el caso de los acuíferos libres o
freáticos, ignorando los efectos relativamente pequeños que puede introducir la elasticidad del
acuífero, resulta claro que el coeficiente de almacenamiento es equivalente a la porosidad eficaz,
ya que en ambos casos resulta ser la cantidad de agua que puede ser extraída por gravedad de
una unidad de volumen de acuífero saturado.
Ilustración 28: Interpretación física del Coeficiente de almacenamiento en un acuífero confinado antes de iniciar
el bombeo (Davis, 1966).
Ilustración 29: Interpretación física del Coeficiente de almacenamiento durante el bombeo (Davis, 1966).
Para el análisis y estudio de los acuíferos semiconfinados es necesario tener en cuenta, además
de la Transmisividad y Coeficiente de Almacenamiento, dos nuevas propiedades que se conocen
con el nombre de resistencia hidráulica y factor de goteo.
Resistencia Hidráulica (C): Es una medida de la resistencia que ofrece la capa semiconfinante
(Acuitardo) al flujo en dirección vertical, y se define por la relación entre el espesor saturado del
acuitardo (e’) y su Permeabilidad Darciana Vertical (k’D); es decir:
Las dimensiones de la resistencia hidráulica son las del tiempo. Si C= ∞, el acuífero es confinado.
√
Valores altos de L indican una gran resistencia al flujo del acuitardo confinante en comparación
con el acuífero, lo que implica una pequeña influencia relativa en la recarga del acuífero a partir
del acuitardo.
( )
Donde es el inverso del índice de retraso de Boulton (1/), Sy el volumen total de entrega
retardada procedente del almacenamiento, por unidad de abatimiento por unidad de área
horizontal (caudal específico después de un tiempo grande de bombeo). Valores altos de D
indican un drenaje rápido. Si D =, la entrega es instantánea al descender la superficie freática y
el acuífero será libre sin entrega retardada. El factor de drenaje (D), tiene las dimensiones de una
longitud.
Custodio, E y M.R Llamas. 1996. Hidrología Subterránea. Tomos I y II. Segunda Edición
Corregida. Editorial Omega. España.
Davis, S. y R. De Wiest. 1966. Hydrogeology. John Wiley and Sons. 463 pp.
Freeze, R.A. y J.A. Cherry (1979). Groundwater. Prentice Hall. 604 pp.
Johnson, Screens. 1975. El Agua Subterránea y Los Pozos. Wheelabrator Clean Water
Inc. St. Paul.
Kruseman y De Ridder. 1970. Analysis and Evaluation of Pumping Test Data. Bulletin 11.
International Institute for Land Reclamation an Improvement. Wageningen. The
Netherlands.
Pérez Franco, D; J. de los Santos y C. Díaz Goano. 2000. Manual Para La Interpretación
de los Ensayos de Bombeo y Programas de Cálculo. Instituto Politécnico José A.
Echeverría. La Habana, Cuba. Programa Hidrológico Internacional. UNESCO.
Sánchez San Román, F.J. 2001. Apuntes de Hidrogeología. Hidrología Superficial III.
Relación Precipitación – Escorrentía. Dpto. Geología. Universidad de Salamanca. España.
Los seis atributos o parámetros principales que definen un régimen del agua subterránea son:
Los parámetros de un régimen del agua subterránea están controlados por tres componentes del
ambiente hidrogeológico: geomorfología - topografía, geología y clima. Estas tres componentes
están conformadas a su vez por varios parámetros: para la topografía: el tamaño y forma de los
relieves topográficos y la orientación y frecuencia de los relieves geológicos; para la geología: el
contenido en material soluble, la configuración de heterogeneidades (estratificación,
lenticularidad, fallado, fracturación, karstificación y grado de anisotropía); y para el clima: la
temperatura y el valor, tipo y variación estacional de la precipitación y la evapotranspiración
potencial.
El efecto controlador del ambiente hidrogeológico sobre el régimen del agua subterránea se
manifiesta cuando se consideran los papeles de los componentes individualmente. Los factores
climáticos determinan la magnitud y la distribución espacial del agua suministrada a cada región.
La topografía determina la cantidad de energía y su distribución zonal de que dispone el agua
para su movimiento en una cuenca determinada y conforma los contornos del sistema de flujo.
Finalmente, la geología proporciona las zonas en las que puede circular el agua, controlando las
magnitudes y el esquema del flujo, así como el volumen y la distribución del agua almacenada.
Foto 27: Ambiente hidrogeológico típico del Chaco Salteño en época de estiaje (Cañada del Ñato).
Foto 28: Ambiente hidrogeológico típico del Chaco Salteño en época de lluvias (Madrejones en Capitán Pagés).
Foto 29: Ambiente hidrogeológico típico de la Puna Salteña (Salar del Hombre Muerto y Volcán Ratones).
Foto 30: Ambiente hidrogeológico típico de la región húmeda (zona este) de la provincia de Formosa).
Foto 31: Ambiente hidrogeológico típico de la región subandina. A la izquierda zona de Rosario de la Frontera
(provincia de Salta) y a la derecha, zona de Caimancito (provincia de Jujuy).
Foto 32: Ambiente hidrogeológico típico de los valles Calchaquíes. Izquierda, valle fluvial del río Las Conchas
(Cafayate, provincia de Salta). A la derecha valle del río Cachi (Las Pailas, provincia de Salta).
Issar y Passchier (1990), basándose en el concepto de que las regiones con similares secuencias
de rocas que han pasado por historias geológicas similares y cuyas condiciones climáticas son
similares tendrían las mismas características hidrogeológicas, definen una serie de categorías
climato – geológicas a las que asignan la categoría de provincias hidrogeológicas:
A modo de ejemplo, el Valle de Lerma (así como otros valles intermontanos de la provincia de
Salta), desde el punto de vista regional, ha sido incluido en la provincia hidrogeológica "Valles
Intermontanos de la Cordillera Oriental y Sierras Subandinas" (Ruiz Huidobro y Sosic, 1979) y
también ha sido ubicado en la región "Valles Intermontanos", de acuerdo a la caracterización
hidrogeológica del Noroeste Argentino efectuada por Fuertes et al., (1990).
Desde el punto de vista de la génesis del agua subterránea, el valle de Lerma pertenece a la
provincia hidrogeológica de “frente montañoso”, ya que los acuíferos que caracterizan esta
provincia se encuentran en ambientes aluviales modernos a subactuales, situados al pie de un
relieve montañoso y la superficie del área de aporte a la recarga es mucho más importante que la
del reservorio y se encuentra fuera de los límites del mismo.
1. Acuíferos
Un Sistema Acuífero es una unidad que constituye un dominio espacial limitado tanto en
superficie como en profundidad, en el que existen dos o más acuíferos relacionados entre sí. La
heterogeneidad del medio físico de circulación, determina que existan diferencias en las
propiedades hidráulicas e hidroquímicas. Los Sistemas Acuíferos no son entidades taxonómicas
rígidas, sino unidades de análisis. Los límites de cada sistema, están sujetos a modificaciones
futuras, en función a la nueva información que surja de las perforaciones que se efectúan en
forma ininterrumpida y a ritmo creciente (Baudino, 1996).
3. Complejo Acuífero
Un Complejo Acuífero es una unidad que constituye un dominio espacial limitado tanto en
superficie como en profundidad, en el que existen dos o más Sistemas Acuíferos que no se
encuentran relacionados entre sí. La heterogeneidad del medio físico de circulación, determina
que existan diferencias en las propiedades hidráulicas e hidroquímicas. La caracterización de un
Complejo Acuífero, no sólo está definida por aspectos estrictamente hidrogeológicos, sino
también por las acciones que sobre él se han aplicado. Esto significa que un complejo acuífero
puede establecerse como tal en función de la calidad de información disponible y sobre todo, de
la metodología de los trabajos hidrogeológicos realizados (García, 1998).
Por abarcar un espectro tan amplio de especialidades, la mayoría de los datos que se integran
para llegar a comprender los procesos involucrados en la circulación hídrica subterránea, son
insuficientes y difíciles de valorar, ya que han sido obtenidos en forma no planificada o bien no
orientada a la evaluación hidrogeológica. Esto es especialmente válido para la información de
subsuelo proveniente de los legajos de perforaciones, pero también respecto a las series de
mediciones climáticas y de aforos de cursos superficiales. Es imposible, en la mayor parte de los
El objeto de estudio (el agua subterránea) cambia muy rápidamente con el tiempo, en
función de cambios climáticos recientes o actuales y sobre todo por la utilización
intensiva del agua subterránea y por las modificaciones en su quimismo, introducidas
por la acción antrópica.
Los tipos de estudios varían de acuerdo con los objetivos planteados para la exploración. Por
ejemplo, no se podrá utilizar los mismos métodos de estudio para localizar un reservorio que sea
capaz de suministrar agua potable a un núcleo de 1.000 habitantes, que si se trata de hacer un
primer reconocimiento de los embalses subterráneos de una región, de una provincia o de un
país. De acuerdo a lo expresado se comprende rápidamente que no existe una metodología
estricta para planificar la exploración de embalses subterráneos; sin embargo y a nivel
generalizado se pueden distinguir:
Tienen por objeto la localización de los embalses subterráneos más importantes, y una primera
estimación de sus dimensiones, de sus parámetros hidrológicos, de la zona de recarga,
conducción y descarga y de la calidad de sus aguas. Por lo general, se sintetizan en uno o varios
mapas de datos hidrogeológicos cuya escala suele estar comprendida entre 1: 200.000 y 1:
100.000 según los mapas geológicos y topográficos disponibles y posibilidades de tiempo y
dinero. El área de estudio es casi siempre superior a unos cuantos miles de kilómetros cuadrados.
Se tiende a localizar las zonas de mayor interés y poder planear adecuadamente las siguientes
etapas del trabajo.
Tienen por objeto un conocimiento de detalle del acuífero, que permita resolver una demanda
de agua concreta, por ejemplo, el abastecimiento a un núcleo urbano o de un regadío de varios
centenares de hectáreas. Estos tipos de estudios suele ser, tanto de exploración como de
explotación, y en ellos los datos hidrogeológicos y técnicos de las captaciones son importantes.
La escala normal suele oscilar entre 1: 25.000 y 1: 10.000. Casi siempre es necesaria la instalación
de piezómetros y la realización de algunos pozos de experimentación.
La prospección de los recursos hídricos subterráneos de una determinada área debe tener en
cuenta el nivel de estudio que se proyecta realizar. Estos pueden ser los siguientes: 1)
Diagnóstico, 2) Prefactibilidad, 3) Factibilidad de Obra y 4) Proyecto Ejecutivo.
El Estudio de Prefactibilidad de una zona implica una geofísica localizada, con sondeos de
control. Esta etapa generalmente finaliza en un Anteproyecto de Obra.
La Factibilidad de Obra, generalmente tiene una geofísica de detalle y además cuenta con
observaciones directas: perforaciones exploratorias, excavaciones para proyectar drenes, galerías
filtrantes, etc. La prospección geoeléctrica puede tener una reinterpretación con la información
directa obtenida. Esta etapa tiene como resultado el Proyecto Ejecutivo.
Esta es una secuencia lógica de estudios que deben realizarse para concretar una obra de
captación y muchos fracasos, y no pocos costos, son el resultado de ejecutar obras de captación
como pozos, drenes, etc., sin estudios previos.
Los mapas geológicos, topográficos, fotografías aéreas e imágenes satelitales, constituyen uno de
los instrumentos básicos para el estudio de las aguas subterráneas. En los estudios preliminares
de reconocimiento, cuando no se dispone de datos hidrológicos, constituyen prácticamente el
único punto de apoyo para hacer deducciones hidrogeológicas (Custodio & Llamas, 1996).
De un modo general, la Geofísica puede definirse como la ciencia y técnica que, a partir de
fenómenos físicos naturales o provocados (inducidos), trata de conocer la distribución de los
materiales en el subsuelo y sus propiedades. Cualquier fenómeno es utilizable, no sólo para
deducir indirectamente la distribución de los materiales, su estado y sus accidentes, sino para, el
caso de ser posible, estudiar directamente sus características.
La Geofísica es ciencia ya que se basa en leyes físicas científicamente establecidas; es técnica por
que utiliza equipos y métodos para estudiar los diferentes materiales del suelo y subsuelo. Las
propiedades y distribución de los materiales se deducen de observaciones superficiales y el
terreno, en cada caso, se clasifica de acuerdo a su comportamiento ante el fenómeno empleado.
Existen numerosos métodos de prospección geofísica, en función del fenómeno empleado y si es
natural o inducido. Los registros geofísicos pueden realizarse en superficie o bien en pozos
(abiertos y/o entubados). En función de estos aspectos puede clasificarse a los métodos en:
Es imposible pensar que cada una de estas ciencias, técnicas o disciplinas se excluyan entre sí o
que se establece una competencia; por el contrario, se necesitan unas de otras para alcanzar un
fin determinado. Por ejemplo, se sabe que los pozos exploratorios (pozos de estudio) brindan
datos precisos de la zona atravesada, pero están limitados a la zona inmediatamente próxima.
El estudio de los terrenos perforados se potencia al máximo cuando, aparte de las descripciones
litológicas, se realizan registros geofísicos dentro del pozo. También es cierto que tratar de
caracterizar una región amplia a través del uso exclusivo de perforaciones es prácticamente
inabordable desde el punto de vista técnico y económico. Debido a esta razón, cuando se realizan
estudios regionales se debe iniciar el trabajo con el reconocimiento geológico (levantamientos
geológicos, cartografía, perfiles geológicos, perfiles estratigráficos, etc.) que establezca una
hipótesis del marco existente. Sin embargo, si se aplicase únicamente esta metodología sería
imposible determinar las verdaderas propiedades del medio que se quiere estudiar.
Entre ambos métodos, como enlace, surgen la prospección geofísica, que confirma o modifica las
hipótesis geológicas realizadas con los datos de superficie y permite establecer el lugar más
conveniente para la realización de perforaciones que confirmaran o no las características
litológicas de los niveles detectados y supuestos previamente. La coordinación de estos tres
métodos de trabajo es esencial para el correcto conocimiento del subsuelo y cada uno de ellos
debe respetar lo aportado por los otros y el responsable de la coordinación (un geólogo) debe
conocer los alcances y limitaciones de cada uno de ellos, para poder resumir los resultados de
todos y resolver el problema planteado.
Métodos Magnéticos
Métodos Gravimétricos
Métodos Electromagnéticos
Estudia la influencia del terreno sobre un campo electromagnético artificial. Pueden realizarse
estudios muy rápidos desde aviones.
Métodos Sísmicos
Es una derivación de los métodos ideados para el estudio de terremotos, partiendo de la base de
que las oscilaciones sísmicas son consecuencia de la propagación de ondas elásticas originadas en
el foco del terremoto. Posteriormente, se estableció que en un terreno cualquiera, cuando se
produce una liberación brusca de energía (terremoto, explosión, etc.) una parte de ella se
propaga en forma de vibraciones. Estas ondas así liberadas pueden asimilarse a fenómenos
oscilatorios, lo que permite distinguir tres tipos de ondas: Ondas longitudinales o de compresión,
Ondas transversales o de cizalla y Ondas superficiales. Estas ondas se propagan en todas las
direcciones y sufren los mismos fenómenos que las ondas luminosas o electromagnéticas; es
decir que todo punto alcanzado por las ondas se convierte en un centro emisor de esa
perturbación.
Al alcanzar un frente de onda una superficie de separación de dos medios diferentes se originan
una onda longitudinal reflejada y otra refractada, una onda transversal reflejada y otra refractada
y por último una onda superficial. El fenómeno se complica a lo largo de la propagación, hasta
concluir en una vibración muy compleja donde no es fácil distinguir las diferentes componentes.
Por ello, la prospección geofísica utiliza las ondas longitudinales en todo su recorrido, que por ser
las más rápidas y abundantes, son las que primero alcanzan los puntos de observación. Si se
observa las primeras llegadas o frentes de ondas, que serán longitudinales en todo su recorrido,
las más rápidas de todas las engendradas en el origen de la perturbación o en sus
transformaciones por refracción y reflexión se tiene dos métodos: Sísmica de Refracción y
Sísmica de Reflexión.
Métodos Radiactivos
Existen dos tipos principales: el primero y más sencillo, mide la radiación gamma ligada al terreno
y el segundo, neutrónico, mide las radiaciones gamma inducidas por la influencia de una fuente
radiactiva de neutrones, o los neutrones absorbidos por el terreno.
Métodos Térmicos
Métodos Eléctricos
1. Corrientes Telúricas: Estas corrientes son generadas por las variaciones en el campo
magnético terrestre relacionadas con tormentas eléctricas o emisiones provocadas por
la actividad solar. Debido a su origen, estas corrientes tienen un periodo de variación (no
son constantes) y por esta razón se les asocia no sólo un campo eléctrico, sino también
un campo magnético. La medida simultánea de los potenciales en varios puntos de la
superficie permite deducir la resistividad del terreno.
3. Líneas Equipotenciales o Potencial Inducido: Este método, a diferencia del anterior, crea
un potencial inducido en el terreno a través de un electrodo. El campo eléctrico así
generado es superior al natural en una amplia zona, en función del campo creado.
Generalmente, en la mayoría de los terrenos existen poros y/o fisuras que pueden estar o no
saturados de agua u otro fluido. El agua, por la presencia de sales disueltas, en una proporción
que depende a la vez de la temperatura, actúa como un conductor. La resistividad de las rocas
dependerá, por lo tanto, del volumen de sus poros, de su distribución y de la resistividad del
fluido que los rellena. Se comprende así porque no es posible clasificar en forma simple a los
terrenos por su resistividad, ya que esta característica eléctrica está ligada a la porosidad, al
contenido de agua u otro fluido y a su resistividad.
Conceptos Básicos
Ley de Ohm
La ley de Ohm expresa que la Resistencia (R) que ofrece un conductor al flujo de una corriente, es
directamente proporcional a la diferencia de potencial (V) entre los extremos del material e
inversamente proporcional a la intensidad (I) del flujo de corriente.
A su vez la Resistencia (R) del conductor es directamente proporcional a la longitud (L) del
material considerado, e inversamente proporcional a su sección (A), multiplicada por una
constante de proporcionalidad, conocida como resistividad (Rho).
Los materiales que componen la corteza terrestre son en general aislantes o malos conductores,
ya que sólo se comportan como conductores los metales y algunas de sus sales. Esto significa que
las rocas poseen en general resistividades muy elevadas.
El agua pura también tiene resistividad muy alta, pero la presencia de sales disueltas la convierte
en un conductor electrolítico. Pero la mayor parte de las rocas que componen la porción más
superficial de la corteza, están meteorizadas en mayor o menor medida y poseen fisuras o poros,
en los que en general se encuentra un cierto contenido de humedad.
El agua contenida en los poros generalmente posee sales disueltas, que contribuyen a aumentar
la capacidad de conducir la corriente eléctrica. Por esta razón la resistividad de las rocas
consolidadas y no consolidadas depende de su constitución mineralógica, de su porosidad, del
grado de saturación y del tipo de líquido que rellena los poros.
El agua destilada posee una resistividad que alcanza los 3.000 *m, mientras que el agua marina
puede tener 0,03 .m.
Como la resistividad depende también del grado de saturación, se da el caso que una grava
saturada puede tener una resistividad similar a la de una arena seca, o bien que un limo
desecado puede ser igual de resistivo que una arena saturada. La situación se complica aún más
si se agrega que el contenido de sales del agua intersticial es inversamente proporcional a la
resistividad. Una arena saturada con agua salobre puede poseer igual resistividad que una arcilla.
Los valores de resistividad hacen referencia a materiales homogéneos e isótropos, que son
condiciones más bien excepcionales en la naturaleza. Para poder comprender los principios del
método de medición se analizarán los conceptos básicos de estas propiedades. Un medio es
homogéneo cuando sus propiedades son constantes, en cualquier lugar del mismo; si esas
propiedades varían, el medio es heterogéneo. Estrictamente, todo medio poroso o fracturado es
un medio heterogéneo por naturaleza. Pero como a efectos prácticos sólo interesan las
propiedades promedio, un medio en sí es homogéneo si las propiedades promediadas en un
cierto volumen de material alrededor de cada punto considerado no varían de un lugar a otro. En
la homogeneidad existe un factor de escala; una duna eólica puede ser homogénea a escala del
centímetro, mientras que una formación de gravas es muy heterogénea a esa escala, pero puede
ser homogénea a la escala del metro. Una formación aluvial es en general heterogénea hasta
tamaños de algunas decenas de metros e incluso centenares de metros.
Figura 33: Comparación entre valores de resistividad de sedimentos secos, saturados con agua dulce y
saturados con agua salada (Fuertes, 1979).
a b
VA I
2a
2
2b 2
Simplificando
I 1 1
VA
2 a b
Como la distancia b es muy grande, el segundo término puede despreciarse y la expresión queda
reducida a:
a
VA I
2a 2
De la fórmula se deduce que los potenciales irán disminuyendo a medida que aumenta la
distancia del electrodo. Los puntos del espacio con igual potencial, determinaran superficies
equipotenciales con forma de semiesferas concéntricas.
Figura 35: Líneas de corriente y equipotenciales en un corte transversal, generadas por dos electrodos de
corriente conectados en superficie.
Si se tiene presente que el potencial es máximo en uno de los electrodos y mínimo en el otro, el
gradiente de potencial puede graficarse en forma de líneas equipotenciales, que se disponen en
forma perpendicular a las líneas de corriente. Vistas desde superficie, estas equipotenciales
poseen la siguiente disposición:
Figura 36: Líneas de corriente y equipotenciales en una vista en planta, generadas por dos electrodos de
corriente conectados en superficie.
Estos resultados son representativos para el punto central de medición (O) y su proyección en
profundidad. La interpretación con especificaciones de resistividades y espesores de cada capa
identificada en el subsuelo recibe el nombre de corte geoeléctrico (Modelo 1D). La correlación de
SEV contiguos, permite elaborar perfiles geoeléctricos, interpretando las variaciones de las
resistividades y espesores del subsuelo en forma lateral.
Si en el circuito de emisión - recepción están involucradas dos capas o más, la resistividad que se
medirá en superficie será un promedio entre las resistividades de los materiales por los que pasa
la corriente. A esta resistividad medida se la denomina resistividad aparente.
Figura 37: Medición de la resistividad aparente en un terreno compuesto por dos capas horizontales de
resistividad diferente.
La manera de disponer los electrodos por los que se introduce la corriente y aquellos con los que
se registra el potencial en la superficie de un medio cuya resistividad se desea investigar, da lugar
a diferentes dispositivos o arreglos electródicos. La importancia de estos dispositivos es que sus
formulaciones matemáticas condicionan el trabajo en campaña, permitiendo mayor o menor
agilidad en el desarrollo de las operaciones o posibilitando la medición en lugares que poseen
condicionamientos naturales. Los más conocidos y empleados son: Wenner, Schlumberger y
Semi-Schlumberger:
Dispositivo Wenner
MN = AM =NB
Cada vez que se amplía la distancia AB, se debe modificar la distancia MN, por lo que su
utilización en el campo es trabajosa.
Dispositivo Schlumberger
MN < o = AB/5
El dispositivo Schlumberger tiene la ventaja que para una misma posición de los electrodos M y
N, los electrodos A y B pueden disponerse a cualquier distancia que respete la condición
mencionada. Esto acelera el trabajo en campaña ya que ahorra gran cantidad de operaciones.
Consiste en ubicar un electrodo de corriente (B) en posición fija e inamovible y a 90º respecto a la
línea AMN y de esta forma anular la diferencia de potencial del electrodo B con respecto de MN,
por lo tanto el electrodo de corriente A es el único que se desplaza.
Este tipo de dispositivo se emplea en aquellos lugares donde existen problemas para tender los
cables en forma simétrica, o donde los condicionamientos geológicos lo impiden.
[ ]
[ ]
[ ]
[ ]
simplificando:
[ ]
operando, queda:
[ ]
( ) ( )
* +
( ) ( )
[ ]
[ ]
( )
Luego:
( )
Finalmente:
Limitaciones en la interpretación
1. Debe existir un contraste significativo y detectable entre las capas que constituyen el
suelo.
2. La correlación entre los valores de resistividad y la constitución geológica depende de
gran cantidad de variables, que es necesario interpretar en cada caso en particular.
Para minimizar las limitaciones del método y para obtener el máximo beneficio de una campaña
de prospección geoeléctrica, se deben tener en cuenta las siguientes premisas:
Como paso previo e imprescindible, debe contarse con un estudio preliminar, en el que se hayan
inventariado todos los datos relevantes respecto a clima, vegetación, hidrografía, geología en
detalle, geomorfología, etc., en base a los cuales se puedan detectar los blancos de información
a cubrir y elaborar las hipótesis de trabajo, especialmente:
La localización y orientación de los SEV debe seguir criterios geológicos tendientes a que las
características geométricas de los terrenos a investigar, se ajusten lo más posible a las
condiciones de contorno exigidas. Se debe tener en cuenta tanto el estilo estructural como las
geoformas presentes en la zona problema; como por ejemplo: abanico aluvial, terraza aluvial,
valles intermontanos con basamentos diferentes a ambos lados.
Se realizan por medio de sondeos eléctricos denominados patrones y paramétricos. Los primeros
son sondeos eléctricos verticales ejecutados a escasos metros de algún pozo del cual se conoce
su descripción litológica o por lo menos sus niveles acuíferos, con la finalidad de comparar luego
el corte geoeléctrico obtenido, con la información del pozo. Esto permite obtener resistividades
de las capas del subsuelo y del o los acuíferos captados por la perforación. Los sondeos
paramétricos son sondeos eléctricos verticales realizados sobre unidades aflorantes, a los fines
de tener una medida de su resistividad y luego observar, si en otra posición, se identifica esas
unidades en el subsuelo.
Debe hacerse una exploración preliminar, mediante un reticulado amplio abarcando toda el área
de investigación, para obtener un panorama general. Esta primera diagramación permite
establecer la distancia entre SEV consecutivos, longitud de OA y orientación de sus alas.
1.4. Densidad
La densidad de SEV (distancia entre centros de SEV), dependerá del carácter de la investigación
(sí es de reconocimiento o de detalle) y de los condicionamientos geológicos de la zona. Se puede
lograr el máximo distanciamiento de SEV, siempre y cuando exista entre ellos una correlación
segura.
1.5. Longitud
La longitud final de OA es muy difícil de establecer, sobre todo cuando la zona no se conoce por
ello es conveniente realizar un sondeo lo suficientemente largo y ubicado en un lugar estratégico,
con la finalidad de tener una visión más clara de la longitud a alcanzar por los restantes SEV. Las
longitudes normales de los sondeos oscilan entre los 100 y los 1000 metros de longitud de OA.
La orientación de los SEV, es muy importante y dependerá del entorno geológico en donde se
ejecutan, así por ejemplo, si se trabaja en un área donde existen afloramientos o
subafloramientos su orientación debe ser paralela al rumbo de las estructuras. Si se trabaja sobre
un cono aluvial, la orientación dependerá, de que si se quiere o no identificar variaciones
laterales de facies.
La elección del método se hace teniendo en cuenta, las características del entorno geológico y
del dispositivo que más se ajuste a esas condiciones.
Ambos poseen filtros, que permiten estabilizar las lecturas, eliminando los "ruidos", es decir
señales que no corresponden al estímulo de corriente inducida. A su vez, el módulo de potencial
posee un compensador del potencial natural del terreno. Esta compensación se efectúa algunos
equipos en forma manual, antes de conectar la fuente de corriente al circuito, se mide el
potencial natural y mediante este dispositivo se lo anula, aplicando una corriente provista por el
equipo, de igual magnitud y signo contrario.
Los electrodos de potencial son de cobre, y están insertos en vasos con base porosa, que
contienen un conductor electrolítico: una solución saturada de sulfato de cobre. Este tipo de
electrodos impide el fenómeno de la polarización, que produce "ruidos" debido a los potenciales
que se generan en conductores metálicos en contacto con el suelo. El paso de la corriente se
produce a través de la base porosa, que absorbe solución de sulfato de cobre y se convierte en
conductora. Los electrodos se entierran en el suelo a 10 cm de profundidad, saturando con agua
dulce el entorno del electrodo.
1.3. Cables
Para los electrodos AB se debe tener en cuenta que al graficar en papel bilogarítmico (OA en las
abscisas) la distancia oscile en los 10 mm entre punto y punto. Para la metodología
Schlumberger, normalmente se emplea las siguientes aberturas de OA en metros: 1.0, 1.3, 1.6,
2.0, 2.5, 4.0, 5.0, 6.5, 8.0, 10, 13, 16, 20, 25, 32, 40, 65, 80, 100, 130, 160, 200, 250, 320, 400, 500,
650, 800, 1000, etc. En cuanto a la abertura de MN se deberá tener en cuenta los requisitos que
tiene el método. Se suele utilizar, en metros: 0.5, 1.0, 2.0, 5.0, 10, 20, 50, 100 y 200.
Antes esa situación se debe efectuar un empalme, que consiste en dar una mayor separación a
los electrodos de potencial MN, a los fines de aumentar el valor de lectura de diferencia de
potencial.
En la curva de campo es visible cada empalme por la discontinuidad de la misma y también por
los “saltos” producidos en la misma abertura de OA pero de distinto MN, aunque cuando se trata
de un terreno homogéneo los empalmes pueden no mostrar estos “saltos”.
Gráfico 9: Representación bilogarítmica, mostrando una curva de resistividad aparente con empalmes.
Resultan de graficar en un papel bilogarítmico, las resistividades aparentes en las ordenadas y las
distancias de OA o AB/2 correspondientes en las abscisas. Las curvas pueden ser:
Cuando el medio es homogéneo e isótropo y con un espesor suficientemente grande como para
considerarlo infinito, la resistividad aparente permanece constante a lo largo de toda la serie de
mediciones y la resistividad aparente es igual a la verdadera.
Ilustración 33: Sondeo eléctrico en una capa de espesor infinito, homogéneo e isótropo.
Ilustración 34: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de dos capas; una superior resistiva (200 Ohm.m) y de
espesor E1 y, una inferior conductiva (20 Ohm.m) y de espesor infinito.
Ilustración 35: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de dos capas; una superior conductiva (20 Ohm.m) y de
espesor E1 y, una inferior resistiva (200 Ohm.m) y de espesor infinito.
Cuando el subsuelo está conformado por tres materiales de resistividades diferentes y el límite
entre ellos es un plano paralelo a la superficie, la curva de resistividades aparentes comienza con
un valor igual al de la resistividad verdadera del primer estrato, siempre que tenga un espesor
suficiente para no estar influenciada por la capa infrayacente. A medida que se separan los
electrodos de corriente y el circuito involucra espesores crecientes de subsuelo, las líneas de
corriente comienzan a circular por el estrato inferior de menor o mayor resistividad que el
suprayacente y el resultado es que el valor de esta capa se encuentra influenciado por la
presencia del horizonte superior. Si se continúa abriendo los electrodos, las líneas de corriente
también comienzan a circular por el estrato inferior (que presenta un espesor suficientemente
grande) y el valor de resistividad resultante de esta capa está influenciado por la primera y
segunda.
Ilustración 36: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de tres capas (curva tipo K); una superior conductiva
(20 Ohm.m) y de espesor E1, una intermedia resistiva (200 Ohm.m) y de espesor E2 y una inferior conductiva
(20 Ohm.m) y de espesor infinito.
Gráfico 13: Representación bilogarítmica, mostrando una curva de tres capas, tipo K.
Ilustración 37: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de tres capas (curva tipo H); una superior resistiva (200
Ohm.m) y de espesor E1, una intermedia resistiva (20 Ohm.m) y de espesor E2 y una inferior conductiva (200
Ohm.m) y de espesor infinito.
Gráfico 14: Representación bilogarítmica, mostrando una curva de tres capas, tipo H.
Ilustración 38: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de tres capas (curva tipo A); una superior conductiva
(20 Ohm.m) y de espesor E1, una intermedia medianamente resistiva (100 Ohm.m) y de espesor E2 y una
inferior resistiva (300 Ohm.m) y de espesor infinito.
Gráfico 15: Representación bilogarítmica, mostrando una curva de tres capas, tipo A.
Ilustración 39: Sondeo eléctrico mostrando la sucesión de tres capas (curva tipo Q); una superior resistiva (300
Ohm.m) y de espesor E1, una intermedia medianamente resistiva (100 Ohm.m) y de espesor E2 y una inferior
conductiva (20 Ohm.m) y de espesor infinito.
Gráfico 16: Representación bilogarítmica, mostrando una curva de tres capas, tipo Q.
Existen diferentes procedimientos interpretativos que han sido desarrollados para los SEV. La
mayoría de estos métodos son empíricos. El método de superposición tiene una base teórica
física con supuestos claramente definidos.
Uno de los métodos más usados es el de superposición ábaco - curva de campo, y cuenta con los
ábacos patrones de Orellana - Mooney (in Orellana, 1982) que se complementan con los gráficos
auxiliares de Ebbert - Kalenov (in Orellana, 1982), todos ellos impresos en módulo bilogarítmico
de 62,5 mm, al igual que el bilogarítmico de campo. En la interpretación de una curva de
resistividad aparente, para establecer los valores verdaderos de resistividad y sucesión de
espesores, se deben seguir los siguientes pasos:
1) La curva de campo dibujada sobre papel bilogarítmico del mismo módulo que la de los ábacos,
se debe transformar en una curva llamada de gabinete, eliminando los empalmes (llevando los
distintos tramos a un mismo MN). A continuación se dibuja la curva sin empalmes en un papel
transparente con los ejes de coordenadas que corresponden a la resistividad y a la abertura de
OA.
Gráfico 17: Curva de campo con valores de resistividad aparente (con empalmes).
3) El paso siguiente se realiza con una planilla de cálculos donde se deberá anotar:
a) N de SEV.
b) Tipo de curva de superposición y relaciones de resistividad.
c) Relaciones de espesores.
6) Desplazando el camino auxiliar del transparente por la intersección del eje de coordenadas de
los ábacos (manteniendo siempre el paralelismo con los ejes cartesianos) se busca por
superposición, la coincidencia del segundo tramo de la curva y una vez lograda se marca la
segunda cruz y a partir de allí se procede de la misma forma que lo enunciado anteriormente.
Con suficiente experiencia en interpretación puede obviarse el uso de ábacos y utilizar los
programas directamente, ingresando una primera aproximación del modelo geoeléctrico, con
resistividades y espesores tentativos. El ajuste se realiza luego por aproximaciones sucesivas,
hasta lograr una superposición aceptable.
Entre otros alcances, a través de este método es posible ubicar y dimensionar reservorios de
aguas subterráneas, detección y determinación de la profundidad de basamento, el tipo de
basamento existente, el espesor de la zona no saturada, la zona saturada, la correlación de
acuíferos y otras unidades litológicas, la comparación de densidad de fracturación en rocas
cristalinas, presencia de fallas, paleocauces, etc. A continuación se muestran algunos ejemplos en
donde la prospección eléctrica fue empleada como una importante herramienta en la
exploración geológica.
La profundidad del basamento es una de las situaciones en donde el método eléctrico presenta
buenos a muy buenos resultados, dependiendo siempre del contraste eléctrico (resistividades)
que presentan las capas suprayacentes, respecto a la roca.
De acuerdo a la historia geológica de la región, se considera que el valle del río Santa María, al
igual que el del Calchaquí, escurre por una fosa tectónica, rellenada con una potente secuencia
de sedimentos cuaternarios (más de 300 metros). Sin embargo, debido a la presencia de
sedimentitas continentales terciarias, aflorantes en el flanco oriental del valle fluvial, no debe
descartarse que estas unidades, de espesor desconocido, se encuentren en el fondo del valle.
Con la finalidad de establecer las características hidrogeológicas de la parte apical del cono fluvial
del río Yacochuya, se realizaron siete sondeos eléctricos verticales (SEV) de investigación
profunda, con abertura máxima entre electrodos de corriente de 2.000 metros de longitud;
mientras que los electrodos MN alcanzaron longitudes variables entre 1 y 200 metros.
En algunos SEV, por debajo de la zona no saturada, se identifica directamente la presencia del
basamento rocoso conformado por granitos y metamorfitas que se presentan como muy
resistivas. En otros sectores, por debajo de la zona no saturada, se detecta una capa semiresistiva
que es asignada a facies similares de rodados, gravas y arenas, pero saturadas con agua dulce, lo
que se traduce en una disminución de la resistividad. Por último, en otros SEV, se logra identificar
por debajo de la zona no saturada, la presencia del basamento rocoso cristalino que, se presenta
nuevamente muy resistivo.
2. Identificación de Paleocauces
En la localidad de Las Conchas (Cafayate, Provincia de Salta) y zonas aledañas, las rocas terciarias,
cretácicas y precámbricas que constituyen el basamento, ejercen un fuerte control litológico en
el angosto que da lugar a la naciente de la quebrada de Las Conchas. Antiguamente, el río
Calchaquí escurría por el sector norte del actual emplazamiento, por lo que originó un
importante paleocauce.
Las facies sedimentarias están representadas por gravas medianas a gruesas, arenas y algunas
intercalaciones de pequeños niveles de arcillas. El agua subterránea almacenada en estas
unidades presenta moderado valore de conductividad eléctrica (2.500 µS/cm). El espesor máximo
del paleocauce es de unos 120 metros en el eje de la morfología, disminuyendo rápidamente
hacia los bordes, con un ancho medio aproximado de 500 metros en el sector central del
paleocauce.
Figura 40: Determinación de paleocauce y configuración de relleno sedimentario moderno (García, 2004).
Con los datos obtenidos en cada sondeo eléctrico vertical (SEV), se puede realizar una correlación
de unidades que presentan similar comportamiento eléctrico y asignarles una litología. El caso
que se observa corresponde a la provincia de Jujuy, en la zona de Caimancito, entre la sierra de
Calilegüa y las Lomas de El Oculto. En esta zona se desarrolla el valle del río San Francisco,
conformado por potentes secuencias de arenas y gravas saturadas con agua dulce, cuya
extensión lateral está fuertemente controlada por fallas.
El valle del río San Francisco en esta zona está conformado por un relleno sedimentario
conformado principalmente por rodados, gravas de todos los tamaños y arenas, con potentes
intercalaciones de arcillas rojizas que, en algunos sectores actúan como selló de acuíferos
profundos, artesianos. Los reservorios de agua subterránea están conformados por sistemas de
acuíferos multicapas que presentan elevada productividad.
Hacia el este del valle del río San Francisco, la presencia de una falla regional inversa, pone en
contacto los sedimentos cuaternarios del relleno del valle fluvial con sedimentitas terciarias del
Subgrupo Jujuy, conformados por niveles de areniscas finas a medianas, potentes niveles de
arcillas rojizas con presencia de yeso y carbonatos y algunas intercalaciones de conglomerados.
En muchos lugares, al pie de la mencionada falla, se producen manifestaciones naturales de agua
subterránea (manantiales).
Figura 41: Correlación de unidades eléctricas similares y determinación de fallas (Conhidro, 2008).
En la planicie chaqueña abundan las arenas, arenas limosas y limos, que forman parte de los
actuales cursos fluviales o rellenan antiguos cauces. Las fracciones más finas (limos y arcillas) se
encuentran preferentemente en extensas fajas subparalelas al cauce principal de los ríos
formando una fina capa, que indica el retiro de las aguas luego de una crecida extraordinaria
(García, 1998). Desde el punto de vista hidrogeológico, esta región se caracteriza por presentar
agua subterránea de distinta calidad física – química a diferentes profundidades, con variaciones
locales y regionales muy significativas.
Desde el punto de vista eléctrico se han identificado tres unidades muy características;
representando las dos primeras a la zona no satura y zona saturada, respectivamente.
La Unidad 1 o Zona No Saturada está conformada por dos electrounidades; una superior que
presenta un espesor variable entre 3,1 y 9,5 metros, con valores de resistividad variables (5 a 86
La Unidad 2 o Zona Saturada se presenta en todos los sondeos y se caracteriza por presentar
valores de resistividad bajos respecto a la suprayacente, variando entre 22 y 105 Ohm.m. Esta
unidad se interpreta que representa a las mismas facies sedimentarias de la unidad
suprayacente, resistiva, pero que se encuentran saturadas con agua dulce, ocasionando así una
drástica disminución de la resistividad. La base de esta unidad se encuentra a una profundidad
entre los 58 y 32 metros.
La Unidad 3 o Zona Conductiva se detectó en todos los SEV. Esta electrocapa se caracteriza por
sus bajos a muy bajos valores de resistividad (variando entre 1 y 4 Ohm.m), lo que indica una
elevada presencia de materiales finos como arcillas, limos y muy posiblemente arenas
intercaladas con agua de formación salada.
Posteriormente, en la posición del SEV 04 se realizó una perforación hasta los 45 metros de
profundidad, observándose un nivel estático en los 14,90 metros. El pozo brindó caudales de
3
ensayo de hasta 60 m /h, con una depresión de 10 metros; con producción de agua de buena
calidad física (832 µS/cm) y apta para el consumo desde el punto de vista químico.
Figura 42: Determinación de Zona No Saturada y Zona Saturada en sedimentos fluviales del Chaco Formoseño
(Conhidro, 2006a).
La Tomografía Eléctrica en dos y tres dimensiones, es una variante del método convencional de
Resistividad. Su diferencia con el SEV radica en que los electrodos se disponen a una distancia
constante a lo largo de la zona que se desea investigar y su número es mayor. Así, en vez de
obtener un valor puntual del espesor de los materiales con la profundidad (SEV) se obtiene tanto
la variación del espesor como el cambio de la resistividad de los materiales con la distancia
horizontal siendo la profundidad de investigación un tanto menor que en el SEV pero la
resolución horizontal es mucho mejor.
Este método se basa en la implantación de numerosos electrodos a lo largo de un perfil, con una
separación electródica determinada que estará condicionada por el grado de resolución que se
necesite (a menor separación entre electrodos, mayor resolución) y la profundidad de
investigación que se precise (a mayor separación de electrodos, mayor profundidad). Con todos
los electrodos conectados al equipo de medida, y mediante un programa secuencial específico
que se crea para cada objetivo, el aparato ordena cuáles deben ser los conjuntos de electrodos
que funcionan en cada momento y con qué disposición (Loke, 2000).
Los perfiles de Tomografía Eléctrica son, en definitiva, secciones del terreno que reflejan la
distribución de valores de resistividad a esas distintas profundidades correspondientes a
diferentes capas de investigación.
Por su capacidad resolutiva al investigar hasta profundidades que pueden llegar a centenares de
metros, la Tomografía Eléctrica es aplicable a cualquier estudio del subsuelo donde interese
identificar todo tipo de accidentes o discontinuidades que representen un contraste suficiente en
la distribución de resistividad del medio rocoso. Entre los objetivos más habituales a resolver
mediante esta técnica cabe mencionar los siguientes:
Un hecho significativo es que, normalmente, los acuíferos portadores de agua dulce no están
asociados a rasgos morfológicos visibles (líneas de drenaje y cauces abandonados), sino a
verdaderos paleocauces que son muy difíciles de identificar ya que se encuentran colmatados,
careciendo de expresión superficial. De esta manera, muchas veces, la única manera de localizar
estos reservorios es a través de tomografía eléctrica efectuada con una elevada densidad de
puntos de registro ya que los cambios pueden resolverse en distancias muy cortas en la
horizontal (50 a 100 metros).
La tomografía en este lugar se realizó con una separación electródica de 2,5 metros y la
interpretación se realizó con un programa específico. En el campo, se registraron datos
empleando los métodos Wenner Alfa, Dipolo-Dipolo y Alfa-Schlumberger 1.
La tomografía muestra la presencia de una capa resistiva que se extiende desde los 2,5 metros
hasta una profundidad media de 11 metros; con una configuración de paleocauce muy
localizado. Tanto, que se extiende entre la posición 25 a 90 metros, con un ancho medio de la
geoforma de 60 metros. El color marrón representa cuerpos de arena, secos, hasta una
profundidad media de 6 metros; que luego pasan a semiresistivos (color rojo y amarillo), que se
interpretan como las mismas facies anteriores, pero saturadas con agua dulce.
Ilustración 40: Ejemplo de determinación de paleocauces con tomografía eléctrica (Conhidro, 2010).
En el método MT se asume que los campos en la superficie pueden ser considerados como ondas
planas. La mayor parte de la energía es reflejada y una pequeña porción se propaga en el interior
de la Tierra. Los campos EM que se generan en respuesta a las ondas primarias incidentes
proveen información indirecta de las propiedades eléctricas de la Tierra a profundidades desde
decenas de metros hasta cientos de kilómetros, dependiendo de la conductividad del suelo y del
rango de frecuencias en el que se registra la señal. Distintas consideraciones pueden ser
asumidas para evaluar la repuesta del subsuelo, la aproximación más simple que se puede
analizar es la interacción de estos campos naturales con una Tierra perfectamente homogénea.
La base de este método es esencialmente la observación de cómo se propaga una onda plana en
un medio de conductividad ( ) uniforme. Para este caso la ecuación de propagación es
obtenida de las ecuaciones de Maxwell:
x E i 0 H
y
E i 0 E 0
2
E x Ae ikz
k ikz
Hy A e
siendo: x e y direcciones horizontales perpendiculares entre sí (indistinguibles para este caso) y
1 i
k i 2
1
2
V y
Dado que los campos medidos en superficie contienen la contribución del campo incidente y
aprovechando la simplificación que brinda la hipótesis de onda plana, se define la impedancia Z
(o tensor de impedancia magnetotelúrico), que depende de las características del subsuelo. Para
evitar la dependencia con la amplitud del campo incidente se define la impedancia como el
tensor que resulta del cociente entre los campos eléctrico y magnético de forma tal que:
Ex Ey
Z xy (1 i ) Z yx (1 i)
Hy 2 Hx 2
y
(1)
Zxy Z yx
Siendo = para el caso homogéneo. O equivalentemente definimos la resistividad
aparente como:
Z xy Z * xy Z yx Z * yx
XY YX
y
(2)
Es una práctica usual referirse a resistividad aparente (ρ) y fase (φ) en lugar de impedancia. La
fase de la impedancia es la diferencia de fase entre E y H. Se utilizan ρxy y ρyx, para dos ejes
horizontales perpendiculares (x, y) orientando los sensores de E y H en lo posible en las
direcciones geomagnéticas NS y EO.
La onda incidente en la superficie de la Tierra lo hace con un ángulo de 90º (incidencia normal), a
partir de un cálculo simple utilizando la ley de Snell se puede inferir que la onda transmitida será
también aproximadamente normal a la superficie.
Foto 38: Equipo EMI. A la izquierda con conexiones a las barras magnéticas X, Y, Z y a los electrodos MN. A la
derecha, conexión al sistema de GPS y PC. Gentileza del INGEIS.
Foto 39: A la izquierda barra magnética X. A la derecha, barra magnética vertical (Z). En todos los casos las
tres componentes del campo magnético se encuentran enterradas.
Procesamiento de datos.
Inversión de datos.
Comparación de los modelos con la geología y los datos de pozos.
Hay un gran número de técnicas para el procesamiento de los datos de MT, donde se pretende
transformar las series temporales en información espectral en el dominio de la frecuencia. Si bien
el resultado de todos los métodos converge en dar las componentes de Fourier del registro, en la
práctica hay diferencias importantes que se deben considerar debido a la característica de la de
la señal y la naturaleza de los datos.
-4
Los campos eléctricos y magnéticos naturales entre 10 y 103 Hz son procesos estocásticos. Los
registros son series temporales de los cuales se toman muestras (segmentos de la serie). En
general, para representar el registro temporal en el dominio de la frecuencia se utiliza el análisis
armónico de Fourier. La hipótesis fundamental es que para una serie de longitud To se supone
que la señal es periódica de periodo fundamental T0 lo cual impone una restricción sobre el
espaciamiento entre armónicos y presupone una buena representación utilizando un numero
finito de los mismos.
Dado que en los registros hay ruido junto a la señal, lo que se debe hacer es obtener muchos
segmentos de las series temporales para establecer un comportamiento promedio que reduzca el
efecto del mismo. Las series tienen un comportamiento estocástico y consecuentemente su
promedio irá cero, por lo tanto se prefiere el uso del espectro de potencia donde los coeficientes
se multiplican por el conjugado. De esta manera, cada segmento deberá ser observado
detalladamente y su longitud determinada, dependiendo de la banda.
El espectro final es esencialmente suavizado promediando con los vecinos con la función de
Parzen los espectros de potencia de cada segmento se almacenan. Si bien el espectro de potencia
brinda información de la fase, si se puede hallar la expresión del módulo de Z y la resistividad
aparente.
Una vez procesadas las series temporales, se obtienen las resistividades aparentes y fases en el
dominio de la frecuencia, se calcula la coherencia entre ellas lo cual permite corregir problemas
derivados de la calibración de los instrumentos. Pomposiello et al., 2004, utilizaron este método
para resolver los resultados sesgados (bias) en los datos MT cuando no es posible establecer una
referencia remota (dos estaciones registrando simultáneamente).
El método MT permite hallar modelos donde la conductividad del suelo presenta contrastes. Es
más sensible a la detección de conductores que aislantes y la resolución dependerá de la
resistividad eléctrica y la profundidad de investigación.
Con programas específicos se puede realizar la inversión de los datos y obtener un Modelo 1D o
un modelo 2D.
Figura 43: Modelo 1D de las estaciones Ingeniero Juárez (izquierda) y Clorinda (derecha), provincia de
Formosa (García, et al., 2008).
Por debajo de esta unidad muy conductiva se disponen otras secuencias sedimentarias que muy
posiblemente en el sector oeste incluyen a facies del Grupo Salta y, hacia el este, a facies
equivalentes como la Formación Mariano Boedo y otras. Más abajo y muy claramente entre las
localidades de Clorinda (80) y Laguna Blanca (130), se observa que el basamento rocoso se
profundiza rápidamente hacia el poniente, coincidiendo así con la presencia de altos
estructurales y depocentros que se conoce que existen en el ámbito dela llanura chaqueña.
Figura 44: Modelo 2D, MT entre Ingeniero Juárez y Clorinda, provincia de Formosa (García, et al., 2008).
Aracil, E. 2002. La tomografía eléctrica como técnica versátil aplicable a la obra civil. En:
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Captación del Recurso Hídrico Subterráneo. Captaciones Horizontales. Zanjas, Galerías Filtrantes
y Drenes. Captaciones Verticales. Pozos Excavados. Pozos Perforados. Métodos de Perforación.
Técnicas de Perforación y Muestreo. Pozo Exploratorio. Perfilajes de Pozo. Perfil de
Cronometraje, Litológico, SP, Resistividad Normal Corta y Normal Larga, Perfil de Rayos Gamma.
Pozo de Explotación: Diseño de Pozo. Entubado y Engravado. Cementación. Limpieza y
Desarrollo.
7.1. INTRODUCCIÓN
El volumen total de agua del acuífero, determinado a través de los parámetros hidrogeológicos,
queda limitado después a las posibilidades de producción de las obras de captación.
Las obras de captaciones pueden ser horizontales y verticales. Las captaciones verticales son
convenientes en acuíferos de escasa, media y gran profundidad, con potente espesor y buena
permeabilidad. Estas captaciones pueden ser de dos tipos: pozos excavados y pozos perforados.
Las zanjas son obras, normalmente construidas, a cielo abierto, donde se aprovecha la cercanía
del nivel piezométrico a la superficie. Este tipo sencillo de obras, generalmente se efectúa en
materiales no consolidados y consisten de una excavación más o menos lineal que tiene por
finalidad alcanzar el nivel saturado. El agua se suele evacuar por gravedad si el terreno tiene
suficiente pendiente, por bombeo en la propia zanja o en un pozo colector.
Actualmente se pueden realizar fácilmente ya que se emplean máquinas que permiten alcanzar
algunos metros de profundidad (4 a 8 metros).
Si el propósito es que la zanja quede abierta, las paredes deben tener una inclinación suficiente
como para que sean estables y no se derrumben. Frecuentemente se utiliza una relación 2:1
(ancho: profundidad), aunque, por supuesto, depende del tipo de terreno.
Las zanjas a cielo abierto se emplean normalmente como drenajes de zonas con nivel freático
alto y cercano a la superficie y, más raramente como captación de agua para consumo, puesto
que ésta queda sometida a una fácil contaminación.
Los drenes son obras más o menos complejas que tiene por objeto captar el recurso subterráneo
desde un acuífero más o menos somero (acuífero libre, semilibre o confinado somero). Los
drenes se utilizan en acuíferos someros cuyo espesor no permite una explotación económica por
medio de pozos. También se emplean este tipo de obras en áreas costeras con el objeto de
obtener agua dulce del pequeño lente que se halla por encima del agua (flotando) con elevados
tenores salinos. Los drenes pueden construirse con cañería plástica, fibrocemento y más
apropiadamente con filtros ranuras continuas, tipo autolimpiante. Esta cañería de admisión que
se suele instalar perpendicular, oblicua o paralelamente a la dirección del flujo subterráneo,
conduce el agua captada a un colector principal (pozo de gran diámetro o cámara colectora)
desde donde se puede bombear o distribuir por gravedad.
Se debe tener presente que un dren es una captación subsuperficial, por lo tanto el propósito de
este tipo de obra es explotar agua subterránea y no, como muchos suponen, agua superficial.
Este concepto es de fundamental importancia para asegurar el éxito de este tipo de captación, ya
que los estudios previos, proyecto y ejecución deben estar siempre dirigidos y supervisados por
especialistas en aguas subterráneas. Una creencia común es que los drenes, cuando se localizan
en inmediaciones de un curso fluvial o incluso en la playa de inundación de un río, explotan agua
superficial que se infiltra por presencia de la obra de captación. La experiencia indica que son
muy escasos los ejemplos en la naturaleza donde un curso fluvial se comporta como un borde fijo
para la recarga del acuífero infrayacente. Normalmente existe un factor de "lekeage", por la
presencia de una delgada capa de muy baja permeabilidad en el fondo del lecho del río que
impide la infiltración eficaz.
Como los drenes son obras subterráneas, una de las mayores ventajas que ofrecen es la
captación y distribución de grandes caudales de agua libre de carga sólida. Esta última situación
se debe a que durante la etapa de construcción de este tipo de obras, se siguen pautas similares
a la construcción de un pozo vertical profundo; es decir que se tiene especial atención al diseño
de la parte captante, conjugando aspectos texturales y granulométricos del material que
conforma el reservorio y la parte activa de la captación (filtros).
La orientación del dren estará la mayoría de las veces, condicionada al ancho de la playa de
inundación de un curso fluvial, a la pendiente topográfica y al entorno geológico (presencia de
afloramientos y sub afloramientos de rocas).
Foto 41: Prospección geoeléctrica en el valle del río Alfarcito (Quebrada del río Toro, Salta).
Los estudios que deciden la conveniencia o no de proyectar una obra de dren, son
fundamentalmente los ensayos de bombeo efectuados en el lugar donde se pretende realizar la
captación. Como se sabe, los parámetros hidrogeológicos (permeabilidad; transmisividad y
coeficiente de almacenamiento) son los que determinan, a través de una expresión numérica, las
características de un reservorio de agua y las posibilidades de su explotación racional y
económica. En esta etapa, los ensayos de bombeo están encaminados a determinar
principalmente la permeabilidad, la variación de los niveles dinámicos (descensos absolutos
respecto al nivel de agua en reposo) y caudal específico. Conociendo la permeabilidad del
acuífero, la posición del nivel estático, la profundidad de fundación y el máximo descenso de
agua (nivel dinámico) que se puede provocar encima del dren, es posible aplicar algunas fórmulas
para el cálculo aproximado del caudal que puede producir una obra de esta naturaleza.
Foto 42: Ensayo de bombeo en pozo excavado en la zona de futuro emplazamiento de dren (El Alfarcito,
Salta).
A modo de ejemplo y para una obra que se encuentra en las inmediaciones de un curso fluvial,
que actúa como nivel de recarga constante (acuífero libre) se puede aplicar la siguiente fórmula
en régimen estacionario:
( )⁄
Siendo:
3
Q = Caudal (m /h)
k = Permeabilidad (m/día)
= Espesor saturado inicial (m)
= Espesor saturado sobre el dren o nivel dinámico (m)
L = Radio de influencia (m)
2. Excavación
Decidido el emplazamiento del dren, la obra se inicia con la excavación del terreno en una
longitud y profundidad, determinada por aspectos económicos, técnicos y de requerimiento de
caudal de producción. La mayor o menor complejidad de la excavación está determinada por el
tipo de material que conforma el subsuelo, y sobre todo por la profundidad del nivel
piezométrico.
La primer situación establece si se puede realizar esta tarea manualmente (pala y pico) o
emplear una máquina (retroexcavadora); teniendo en cuenta que cualquier metodología debe
asegurar la estabilidad de las paredes de la zanja. Para que se cumpla esta premisa la inclinación
del talud debería tener mínimamente una relación ancho: profundidad de 2:1, aunque la relación
final dependerá definitivamente del tipo de terreno. En muchas ocasiones y debido a la
presencia de materiales preponderantemente finos, con escaso empaquetamiento y poco
coherente, es necesario realizar una tarea de estabilización de la zanja para contener el
deslizamiento de las paredes.
Una vez que se alcanza el nivel piezométrico, la tarea de excavación suele complicarse por el
ingreso continuo de agua a la zanja, que provoca desmoronamientos e impide avanzar
rápidamente. Si no existe dominio topográfico suficiente como para realizar el drenaje por
gravedad, es necesario disponer de un equipo de bombeo (bombas de fondo tipo Flyght o
motobombas) que permita abatir el nivel piezométrico y poder continuar excavando “en seco”.
Esta última situación es decisiva para establecer la mayor profundidad de fundación de la obra,
parámetro fundamental que posteriormente determinará el rendimiento final de la captación.
Otro hecho a considerar es que se debe realizar una selección granulométrica en la disposición de
los materiales, puesto que un buen trabajo tiene que contemplar un relleno dispuesto de tal
manera que impida la posible infiltración directa sobre el dren. Esta situación se resuelve cuando
las fracciones más finas (limos y arcillas principalmente) ocupan la parte superficial del dren.
Foto 43: Secuencia de una excavación para la construcción de un den. A la izquierda excavación con máquina
retroexcavadora en Alfarcito (Salta); a la derecha, excavación manual en el valle de Candonga (Córdoba).
Cuando se abre un frente de excavación, se puede observar la disposición y extensión areal de los
sedimentos que conforman el medio de circulación del agua subterránea. Como la granometría
de éstos determinará el tamaño de prefiltro y abertura del filtro que conforma el dren, se
deberán extremar los estudios para establecer las propiedades físicas del medio.
Una vez finalizada la conexión entre los diferentes tramos de filtros y cañería ciega, se procede a
la colocación del material prefiltrante. Este procedimiento consiste en colocar grava o arena
seleccionada entre el filtro (cañería de admisión) y la pared de la zanja, en todo el frente del
acuífero, aumentando el área de ingreso y obteniendo mayor eficiencia. Normalmente la
colocación del material prefiltrante se realiza a mano, distribuyendo el mismo en la parte inferior
de la cañería de admisión (filtros) y tratando de que el manto de prefiltro sea parejo para que la
cañería se asiente lo más nivelada posible. Finalizada esta etapa se procede a colocar alrededor
de la estructura de filtros el material prefiltrante restante, cubriéndolo en toda su extensión.
La cámara de carga consiste en una obra ingenieril sencilla, que tiene por finalidad colectar el
agua que ingresa a través del material prefiltrante primero y luego por los filtros. Esta cámara,
construida en hormigón armado o piedra revestida puede ser de uno o varios compartimentos,
de acuerdo a las condiciones de diseño y/o a los requerimientos que se pretende obtener de la
obra.
Foto 45: Dren conectado a cañería de limpieza y purga (derecha) y a llave exclusa para regulación del caudal
de producción (Candonga, Córdoba).
5. Régimen de explotación
Los estudios hidrogeológicos previos (geofísica y ensayos de bombeo) intentan establecer lo más
precisamente el comportamiento final de la obra de captación, cuando se somete a explotación.
Sin embargo, y debido al gran número de parámetros que deben ser considerados para
establecer las características de contorno (características hidráulicas) de un dren, es casi
imposible establecer fórmulas exactas para el cálculo de producción. Esta imposibilidad radica en
que para los fines prácticos un dren de longitud “L” únicamente puede ser comparado con un
pozo de un radio igual a la longitud de la cañería de admisión, por lo que se puede entender
que el área de influencia de un dren involucra una zona con un radio de influencia muy grande,
comparado con un pozo puntual en las mismas condiciones hidráulicas. Esta situación conlleva a
que una vez construido el dren y sometido a explotación (ensayo de bombeo), los caudales
Foto 46: Producción de agua proveniente del dren, regulado por la llave exclusa (Candonga, Córdoba).
6. Protección de la obra
El aspecto más vulnerable de una obra de captación subsuperficial realizada sobre un acuífero
libre o semiconfinado es la susceptibilidad a la contaminación. Debido a esta situación, durante
la etapa constructiva del dren deberá realizarse una aislación con material de relleno de escasa
permeabilidad (limos y arcillas) en la parte superior de la obra, para impedir la filtración directa
de aguas superficiales que puedan tener una carga orgánica o química nociva para el recurso
subterráneo.
La protección de la captación consiste en definir una zona alrededor en las que se prohíben o
limiten ciertas actividades. Estas áreas, como se ha enunciado en otro capítulo, deben extenderse
en principio hasta las zonas de recarga y deben tener en cuenta aspectos tales como: intensidad,
régimen y ubicación del área de recarga; características hidráulicas del terreno (muy
especialmente los caracteres de autoprotección); posición y variación de los niveles
piezométricos; límites en profundidad y laterales y las diferentes posibles fuentes de
contaminación. Cuando el agua a explotar esté destinada al consumo humano y sea de dominio
público, el trabajo más efectivo para contrarrestar una posible contaminación, es declarar el área
de la obra, zona de influencia y área de recarga, como “reserva natural”, de tal forma que allí no
se realicen tareas que puedan deteriorar el medio ambiente (deforestación, asentamientos de
industrias, poblaciones, áreas ganaderas, etc.,). Por lo tanto, en las zonas donde se asienta una
obra de esta naturaleza, deberá proyectarse la aplicación de las mismas “zonas de protección”,
que rigen y se establecieron en los pozos de agua.
Foto 47: Zanja cerrada, suelo y ambiente reconstruido. Colocación de piezómetro sobre el dren para control de
niveles (El Alfarcito, Salta).
Las galerías son obras más complejas, localizadas generalmente bajo el álveo de un curso fluvial o
estructura geológica acuífera. Este tipo de obras se conoce desde tiempos muy antiguos,
pudiéndose citar como ejemplos más sorprendente los kanats, inicialmente construidos en
Armenia hace ya unos 2700 años, extendiéndose luego a Persia, Pakistán, Egipto y áreas vecinas.
Actualmente se construyen escasas galerías, salvo casos especiales, debido a la elevada inversión
que suelen tener este tipo de obras. No obstante, una vez construida, el mantenimiento de la
obra es muy barato y el agua se obtiene, en la gran mayoría de los casos por gravedad, es decir
sin consumo de energía eléctrica.
La mayor parte de las galerías existentes en el mundo fueron construidas con medios manuales
rudimentarios (palas y picos) en aquellos lugares en donde el tipo de material lo permite. En
otros casos, es necesario emplear cuñas para romper el material y algunas veces, incluso,
explosivos. A medida que se avanza en la construcción y, dependiendo del tipo de material
atravesado, se decide si la galería tendrá o no un revestimiento que puede ser de hormigón
armado, cemento prefabricado, planchas de acero, madera, etc.
El agua puede conducirse a lo largo de la galería por un canal lateral, a fin de facilitar su
circulación, evitar que se re infiltre en los tramos no saturados permeables de la galería y evitar
su ensuciamiento. Uno de los problemas asociados a las galerías es el de no poder regular su
caudal según las necesidades. En general, no es fácil instalar cierres en las galerías, ya sea por las
elevadas presiones que pueden desarrollarse, por la dificultad de anclar compuertas, o porque el
agua se fuga a través de las paredes.
Estas captaciones pueden ser de dos tipos: pozos excavados y pozos perforados. Estas obras son
convenientes en mantos acuíferos de escasa, media y gran profundidad, con potente espesor y
buena permeabilidad.
Son excavaciones de gran diámetro y en general poco profundos. Su diámetro varía entre 0,8 y 2
o más metros. Su profundidad normal es de algunas decenas de metros, aunque en casos
excepcionales pueden alcanzar los 100 metros. Las paredes del pozo están sostenidas por un
revestimiento que suele ser de hormigón, ladrillos o piedras y también de madera o metálico
(chapa).
Los pozos modernos están revestidos con anillos de hormigón armado prefabricados. La abertura
superior de la obra está protegida por un brocal o una losa hermética equipada con un
respiradero. Entre el revestimiento y el terreno se coloca desde el nivel del suelo, y hasta una
profundidad suficiente, arcilla u hormigón a fin de asegurar la estanqueidad y evitar las
filtraciones de aguas que pueden estar contaminadas.
El pozo puede captar las aguas subterráneas, sea lateralmente, por el fondo o bien por ambos a
la vez. En la captación lateral la parte captante debe hundirse en el acuífero por lo menos 5 o 7
metros por debajo de la superficie piezométrica, para ello se emplean unos orificios en las
paredes laterales.
Su forma y sección son estudiadas y determinadas en función de las características litológicas del
acuífero. A veces se instala en el fondo del pozo una columna de captación de diámetro menor al
del pozo, colocada por debajo de la base del revestimiento. Esta columna es generalmente de
hormigón armado y a veces, una plancha de hierro o acero especial. En la base del pozo se coloca
mecánicamente alrededor del revestimiento un relleno de gravas seleccionadas. En la captación
por el fondo sólo la pared lateral está sostenida por revestimiento continuo. Frecuentemente las
aguas subterráneas llegan a la captación por la pared lateral y por el fondo.
Se realizan con pala y pico en terrenos más o menos blandos y coherentes. En la generalidad de
los casos se comienza con el terreno "seco" y se profundiza mediante la extracción de los
detritos.
Normalmente son poco profundos (unas decenas de metros), puesto que al llegar a un acuífero
con caudal importante, es difícil su profundización, tal es así, que casi siempre se perfora unos
dos o tres metros dentro del acuífero.
Ilustración 43: Esquema de un pozo excavado con entrada de agua por el fondo.
Foto 49: Distintos tipos de pozos excavados, en el ámbito del Chaco Salteño (arriba a la izquierda), en la Puna
Salteña (arriba a la derecha), en el Valle de Lerma (abajo a la izquierda) y en el Valle de Siancas (abajo a la
derecha).
Estos pozos son construidos mecánicamente con equipos de perforación de gran diámetro o
excavadoras con palas especiales.
La perforación de pozos es un laboreo minero vertical que tiene por objeto poner en contacto
una capa productiva de fluidos (gas, petróleo o agua), con la atmósfera. Esta definición, con los
progresos actuales, no es del todo absoluta puesto que actualmente se realizan pozos inclinados
u horizontales (pozos dirigidos).
Actualmente existen varios métodos de perforación de pozos; cada uno de ellos presenta ventaja
y desventajas en lo que respecta a la facilidad de construcción, factores de costos, carácter de la
litología a atravesar, profundidad de la perforación, desarrollo y terminado, etc. En la actualidad
también se utiliza cada vez más el método de rotopercusión que, como el término lo señala,
combina ambos métodos. Entre los métodos rotativos se pueden mencionar el rotary o rotativo
directo, el de aire reverso, diamantina (DDH); aquellos que usan como fluidos de perforación un
lodo a base de agua y bentonita, lodos biodegradables, los que utilizan el aire y combinaciones
como espuma. En este curso se describirá rápidamente el sistema de percusión (usado hasta
hace poco tiempo) y el de rotación directa con empleo de lodo de inyección (ampliamente
difundido en la industria del agua).
Es el tipo de perforación más sencillo, consiste en levantar y dejar caer una sarta de herramientas
por transmisión mediante un cable o barra rígida. Al caer, en caída libre, simultáneamente se
produce una ligera rotación provocada por la torsión del cable. Los fragmentos de rocas o cutting
resultantes de la tarea de perforación son extraídos mediante herramientas especiales llamadas
cucharas. El elemento activo de la perforación es el trépano, que debe ser pesado y macizo.
Otra característica singular del sistema de percusión es que la misma se realiza prácticamente
"en seco", esto es, con la presencia de una columna de agua que no suele superar los 2 metros de
altura. Una vez que la perforación se ha iniciado y se produce el avance en el terreno, al no
contar con una columna de inyección estabilizadora de las paredes del pozo, es necesario que
estas se mantengan con tubos de acero, que constituyen la llamada tubería de revestimiento o
cañería de maniobra. La parte inferior de esta cañería termina en un ángulo cortante llamada
zapata. En la parte superior esta cañería suele tener una costura reforzada que soporta el golpeo
para su penetración.
La máquina
El mástil es una viga de celosía, generalmente abatible, para el transporte, en su parte más alta
lleva un sistema de poleas, con suspensión de muelles o gomas para amortiguar la tensión y
aumentar la elasticidad del cable en el movimiento de vaivén. El resto de las poleas se destina al
cable de limpieza, donde puede ir suspendida la válvula y el cable para entubaciones, bien sean
auxiliares o definitivas.
Foto 51: Equipo de percusión y herramientas (en primer plano se observa la cuchara).
Sarta de perforación
Está constituida de abajo a arriba por los siguientes elementos: trépano, barra, tijera o
destrabador y montera o giratoria.
Barra: Se sitúa a continuación del trépano. Es una barra de acero de forma cilíndrica. Su función
es darle peso a la sarta durante la perforación. Al mismo tiempo consigue la estabilidad en la
columna que se traduce en la guía de la perforación. Tiene longitudes y pesos diferentes, entre
2,5 a 6 metros y 200 a 1.400 Kilogramos.
Tijera: También llamado destrabador. Se utiliza como elemento de seguridad en los agarres del
trépano o sarta. Gracias a su articulación, la tijera permite golpear hacia arriba, destrabando toda
la herramienta. Su uso es, pues, optativo, aunque la experiencia indica que siempre se debe usar
durante la tarea de perforación, no así durante el trabajo de entubado.
Montera o Portacable: Se localiza en la parte terminal de la sarta y se emplea para hacer la unión
con el cable. Los sistemas de unión son diversos, el más empleado es el del bulón con metal
fundido, generalmente, cinc.
Los cables
Al aumentar el detritus en el fondo del pozo, disminuye el número de golpes por efecto de
amortiguación. En ese momento hay que proceder a la limpieza del pozo con una herramienta
especial que consta de un tubo con una válvula en su parte inferior (la cuchara).
La cantidad de agua vertida en el pozo es importante ya que hay que tener presente que una
cantidad excesiva puede producir la precipitación de los materiales sueltos; por el contrario,
pequeñas cantidades o falta de agua, consiguen consistencias altas en el lodo que se forma,
amortiguando el efecto de corte del trépano y con ello la efectividad en el avance de la
perforación.
La altura de caída del trépano también es muy importante. Normalmente, en terrenos duros la
carrera de vaivén es corta, de 10 a 15 cm. Sin embargo, en terrenos no consolidados la carrera
suele ser alrededor de los 40 cm.
Ventajas
Desventajas
Ilustración 45: Esquema de un equipo de perforación de percusión (Tomado de Bautista Rodas, 2014).
Consiste en perforar mediante la acción rotatoria de un trépano y remover los fragmentos que se
producen con un fluido o lodo que circula continuamente. El trépano se fija en el extremo
inferior de una sarta de herramientas por cuyo interior circula el lodo y fluye verticalmente hacia
la superficie a través del espacio anular. Los principales elementos del sistema son:
Suspensión y Transporte
Trépano: Es el elemento activo de la perforación. Todos los trépanos están provistos de orificios
que lanzan un chorro de lodo a fuerte presión sobre la parte activa de la herramienta que de este
modo se lubrifica, limpia y refrigera. Hay de varios tipos pero en la actualidad los más usados son:
Triconos: Son trépanos que tienen tres conos que giran cada uno sobre un eje individual,
sobre cada cono se insertan o tallan dientes de diferentes aleaciones, según el tipo de
unidad geológica a perforar. Estos trépanos se utilizan para perforar prácticamente
cualquier tipo de litología.
Trépanos de lámina o cola de pescado: Son trépanos cuyo principal accionar es escariar
el orificio del sondeo, son utilizados perforar secuencias sedimentarias blandas, como
por ejemplo arcillas.
Trépanos de diamantes o coronas: Para terrenos muy duros, se utilizan estos tipos de
trépanos, que utilizan diamantes artificiales que actúan por abrasión.
Foto 54: Trépano tricono. Se observa rosca cónica, boquilla y dientes insertos. A la derecha, esquema del flujo
del fluido de perforación o inyección.
Barras de sondeo: Son barras de acero huecas y de pared delgada permiten, por su interior, que
la inyección circule y llegue a las boquillas del trépano. Estas barras se van añadiendo
sucesivamente, a medida que se avanza en la perforación. Su diámetro, espesor, longitud y
volumen interno están establecidos según normas.
Foto 57: En el mástil o torre, se observa suspendido el vástago y el cuadrante que se inserta en la mesa.
Mesa de rotación: El vástago recibe el movimiento de rotación por medio de la mesa de rotación.
Esta es una plataforma horizontal, en cuyo interior existe una sección igual a la del vástago, con
el objeto de adaptarse perfectamente a ella y transmitirle el movimiento que recibe a través de
un motor.
Foto 58: Mesa rotativa vista desde el frente (izquierda) y mesa rotativa vista desde atrás, con vástago y
cuadrante (derecha).
Sistema de Circulación
Piletas de inyección: Cerca del lugar de perforación se encuentran los depósitos del lodo de
inyección, estos pueden ser practicados en el suelo de manera tal que contengan un volumen
suficiente de inyección. Se debe tener por lo menos, dos depósitos de lodos; uno de succión y
otro de retorno, con un paso intermedio donde pueda ocurrir la sedimentación de los materiales
finos arrastrados por el fluido de perforación. La descarga del lodo de inyección de retorno,
cargado de cutting, se produce sobre una zaranda vibratoria, que permite la separación de las
partes sólida gruesa del fluido portador.
El fluido de perforación
Ventajas
Desventajas
Luego de haber realizado el montaje del equipo en el lugar seleccionado, la perforación se inicia
primeramente con la rotación del trépano unido directamente al vástago, al tiempo que el fluido
de perforación (inyección) es succionado por la bomba lodera y conducida por el sistema de
mangueras flexibles hasta la cabeza de inyección y luego, a través del vástago y boquillas del
trépano, al pozo. En forma simultánea al ingreso de inyección al pozo, el trépano se encarga de
escariar los sedimentos y/o rocas formando un detrito (cutting) que es removido hacia la
superficie por el espacio anular entre la pared del pozo y la sarta de perforación, por las
propiedades que tiene el fluido de inyección.
Una vez que el vástago es introducido en su totalidad en el pozo, se suele detener la rotación y
extraer tanto el vástago como el trépano; en ese momento se coloca sobre el trépano la barra de
peso o portamechas (que debe tener una longitud menor o igual a la del vástago) dentro del pozo
y se acopla la parte superior del portamechas al extremo inferior del vástago y se comienza
nuevamente la perforación haciendo rotar todo el sistema. A medida que se avanza en la
perforación, el vástago va ingresando dentro del pozo, y así se continúa hasta que el extremo
superior del vástago se encuentra sobre el nivel de la mesa de rotación. Una vez que se ha
perforado toda la longitud del vástago, se levanta la sarta de perforación (formada por el
trépano, el portamechas y el vástago) y se desenrosca nuevamente el vástago del portamechas;
en ese momento se agrega una barra de sondeo al extremo superior del portamechas y se hace
ingresar al pozo la barra de sondeo (en ese momento se encuentra dentro del pozo el trépano, el
portamechas y la barra de sondeo) y se enrosca su extremo superior a la parte inferior del
vástago y se inicia nuevamente la perforación. Cuando el vástago entra en su totalidad en el
pozo, se vuelve a repetir la última operación, agregando una barra de sondeo cada vez que se
perfora toda la longitud del vástago; de esta forma se avanza y se alcanza la profundidad
requerida.
Durante toda la operación de perforación el lodo (inyección) circula, desde las piletas de
inyección por el interior de la sarta de perforación hasta el fondo del pozo, y desde allí por el
espacio anular hasta la superficie (boca de pozo) levantando los fragmentos (cutting) producto de
la rotación del trépano.
Tiempo de retorno
Una vez calculado el volumen de cada una de las secciones del pozo, el volumen anular, es la
sumatoria de los volúmenes de cada sección.
Toda la etapa de perforación se conoce con el nombre de pozo exploratorio, ya que durante este
trabajo se puede explorar (estudiar y analizar) los distintos tipos de sedimentos y/o rocas que
han sido atravesadas y, eventualmente las propiedades, de los fluidos que podrían estar
presentes. Para ello se aplica una serie de técnicas y metodologías específicas que se conocen
con el nombre de perfilajes de pozos.
Bajo esta denominación se incluye una serie de procedimientos y técnicas destinadas a obtener
la mayor cantidad de información del material rocoso atravesado durante una perforación
exploratoria y, eventualmente del tipo y calidad del fluido que pueda ocupar los poros
interconectados del material que conforma el suelo y subsuelo. Existen numerosos tipos de
perfilajes o registros de pozos y, cada uno de ellos conforma casi toda una especialidad. Entre
otros, se mencionarán aquí los más usuales en hidrogeología.
El cutting o material detrítico originado por el accionar abrasivo del trépano, una vez recogido en
la zaranda vibratoria debe sufrir una serie de procesos antes de ser observado a la lupa para
determinar sus características litológicas. Una vez que se ha recogido la muestra en un recipiente
conveniente, esta debe ser lavada repetidamente a fin de eliminar la parte contaminante que le
acompaña y que tiene su origen en el lodo de inyección. Sin embargo, se debe recordar que
cuando se perforan secuencias litológicas de fracciones finas y se utiliza un lodo bentonítico, el
lavado debe ser más cuidadoso a fin de no descartar la verdadera fracción fina que representa a
la roca que está siendo perforada. El cutting, ya lavado debe colocarse en un vidrio de reloj lo
bastante amplio y luego ser llevado a la lupa donde podrá ser analizado. La observación a la lupa
se debe efectuar tanto en mojado como en seco, es por ellos que siempre una fracción de
muestra recogida debe secarse en una mufla. Una vez secada y analizada la muestra, ésta debe
guardarse en recipientes convenientemente rotulados (bolsas o cajas) que indiquen la
profundidad de la que proviene la muestra.
La descripción del cutting, deberá seguir las pautas que permitan caracterizar el tipo de roca y sus
características más sobresalientes, a saber: Nombre, tamaño de grano, color, redondez, forma,
selección, matriz y/o cemento, grado de compactación. En pelitas, además indicar color en
fractura fresca, compactación, fisilidad, etc. El intervalo de muestreo, está directamente
vinculado al conocimiento de las secuencias que se esperan atravesar y al detalle de trabajo que
se quiere efectuar.
1. Cronometraje
2. Litológico
Al mismo tiempo que se está analizando el cutting, es posible ir construyendo el perfil litológico
del pozo, sobre la base de las descripciones litológicas efectuadas. Por lo tanto, un perfil
litológico muestra la secuencia de unidades o formaciones geológicas atravesadas por la
perforación. Debe tenerse presente también para la construcción del perfil litológico el
porcentaje de cada una de las fracciones descritas, por ejemplo: 70 % de arena pardo
amarillenta, fina a mediana, clastos redondeados a subredondeados de cuarzo; 30 % arcilla pardo
rojiza. De esta forma se construye el perfil con la secuencia y el porcentaje de cada una de las
unidades, por último se debe hacer perfil interpretado.
Figura 45: Perfil litológico y de cronometraje en un pozo exploratorio en la localidad de La Viña, provincia de
Salta.
Estos tres perfiles son de suma importancia, ya que para llevar un buen control litológico cada
metro o cada cambio litológico, el cambio estará seguramente marcado o evidenciado en una
variación en alguno de los otros dos perfiles. Por ejemplo si se está perforando a 150 metros de
profundidad una secuencia de arcillas a razón de 20 minutos por metro y de pronto el tiempo de
avance de la máquina cambia a 1 minuto el metro ello, seguramente, puede indicar un cambio
litológico, que se evidenciará en el muestreo en forma retardada en función del tiempo de
retorno, pero la variación en el registro de cronometraje permite en forma inmediata determinar
la profundidad exacta del cambio y prepararse para buscar “algo distinto” (litológicamente
hablando) en la zaranda o canaleta.
También puede ocurrir que el tiempo de avance no varíe pero la máquina, que estaba trabajando
en forma suave, de pronto comience a “golpear y zapatear”, lo cual también puede estar
indicando un cambio de la secuencia perforada.
Algo que debe tenerse en cuenta y que puede llevar a malas interpretaciones es que tanto el
tiempo de avance como el comportamiento de la máquina estarán muy influenciados por el tipo
y calidad de la herramienta con que se está perforando. A modo de ejemplo se puede señalar
que si se quisiera conocer la dureza de dos tablas de madera distintas, habrá que perforarlas con
un mismo taladro e igual mecha, ya que si se usa una mecha desafilada para una tabla y una
afilada para la otra, los resultados pueden indicar conclusiones erróneas.
Previo a introducirse en los distintos perfilajes que se realizan dentro del pozo se debe aclarar o
advertir sobre cuáles son los cambios o alteraciones que se producen alrededor de un pozo
cuando este se perfora.
El 99 % de los pozos, se realiza por el sistema rotary, que utiliza un lodo de perforación. El lodo
genera un revoque o pared dentro del pozo y una zona que se denomina invadida, que es hasta
donde el lodo se filtra dentro de las capas perforadas.
La distancia radial hasta donde el lodo se filtra estará en función del tipo de lodo y de la
permeabilidad de la capa. Este concepto es importante porque existen perfilajes que miden las
propiedades del revoque, otros dentro de la zona invadida y otros en la zona virgen o no
invadida.
Este tipo de perfilaje es uno de los más antiguos. Usa un equipamiento sencillo para realizar el
registro, pero su interpretación puede ser muy compleja, particularmente en ambientes con
acuíferos de agua dulce. Esta complejidad ha llevado a que en muchos casos el registro no sea
tomado en cuenta o que haya producido falsas interpretaciones. El perfil de potencial
espontaneo ha sido ampliamente usado en los pozos de petróleo para obtener información sobre
la litología y la salinidad del agua intersticial, pero este perfilaje no es universalmente aplicable
en ambientes de acuíferos con agua dulce.
El perfil del potencial espontaneo es un registro del potencial o voltaje que se genera en el
contacto entre las capas de arcilla y las de arena acuífera, cuando estas son penetradas por la
perforación. El equipo para la medición del potencial espontáneo consiste de un electrodo que se
introduce en el pozo y que se conecta, a través de un milivoltímetro, a otro electrodo fijo,
clavado en la superficie del terreno. Cuando se baja el electrodo dentro del pozo, el cual es un
sistema roca - agua, se registran pequeños cambios de potencial usualmente en el rango de los
milivoltios que conforman el perfil de potencial espontáneo. Las fuentes principales del potencial
espontáneo en un pozo son el potencial electroquímico y el potencial electrocinético.
2. Perfilaje de Resistividad
Los registros de resistividad miden los efectos producidos por una corriente eléctrica que, se
transmite a la formación por medio de electrodos situados dentro del sondeo. Para la realización
de estos registros se emplea un amplio número de configuraciones electródicas. La resistividad
del sistema fluido - roca saturada depende de tres factores fundamentales: salinidad del fluido
intersticial, porosidad de la roca y temperatura de la roca y del fluido. Otros factores a tener en
cuenta son la mineralogía de los materiales sólidos y la geometría del espacio poroso. Las rocas
compactas no porosas, tal como calizas por ejemplo, tienen altas resistividades. Por el contrario,
los materiales altamente porosos, saturados con aguas salinas tienen resistividades bajas. Los
minerales arcillosos reducen la resistividad, porque los iones que se agrupan en sus superficies
aumentan considerablemente el carácter conductor de los sedimentos. Estos registros miden la
resistividad de las capas atravesadas por el pozo. El principio es igual al método geoeléctrico de
superficie, basándose en la ley de Ohm. Lo que cambia es el dispositivo geométrico y por lo tanto
la constante. La resistividad del sistema fluido - roca saturada depende de tres factores
fundamentales: salinidad del fluido intersticial, porosidad de la roca y la temperatura de ambos.
Otros factores a tener en cuenta son la mineralogía de los materiales sólidos y la geometría del
espacio poroso.
La ecuación que expresa la relación entre alguna de estas variables fundamentales es la ley de
Archie:
⁄ y ⁄
La constante geométrica para un dispositivo Normal vale 5 para la Corta y 20 para la Larga. El
campo de investigación de una sonda Normal se asume que es una esfera cuyo diámetro vale
2AM. Con ello se debe asumir que una sonda Normal Corta investiga hasta una distancia desde el
centro del pozo de 0,4 m y una Normal Larga hasta 1,6 metros. Por lo expuesto, se asume que la
resistividad Normal Corta corresponde a la resistividad de la zona invadida y la sonda Normal
Larga da una resistividad influenciada tanto por la zona invadida como por la zona donde el agua
de formación nativa está presente. Se debe tener presente que la resistividad medida es
aparente y que puede transformarse en verdadera con el uso de ábacos especiales. El distinto
radio de investigación en función de la distancia AM es importante y en muchos casos de suma
utilidad para interpretaciones cualitativas de la salinidad del agua de formación. Es por ello que
siempre es conveniente correr dos registros de resistividad.
En un caso común donde se hayan perforado acuíferos con agua dulce, siempre la resistividad
Normal Corta es menor que la resistividad de la Normal Larga. Esto es debido a que el lodo
principalmente bentonítico y conductivo, produce una baja de la resistividad de la zona invadida.
Supóngase ahora el caso donde se ha perforado un acuífero con agua salada con un lodo de
menor salinidad que la del acuífero; en este caso el remplazo en la zona invadida del agua de
formación por la del filtrado de lodo va a producir un aumento de la resistividad en la zona
invadida y por lo tanto la resistividad Normal Corta será superior a la resistividad de la Normal
Larga. Esta inversión en la relación entre las resistividades de la Normal Corta y de la Normal
Larga es muy importante para la detección de acuíferos salados.
No se debe olvidar que como la resistividad Normal Larga tiene un radio de investigación
superior, en el caso de capas de poco espesor, el valor de resistividad de la Normal Larga estará
influenciado por la resistividad de la capa superior e inferior lo que también puede provocar una
inversión entre ambas resistividades sin que esto signifique un problema de salinidad del agua de
formación.
3. Perfilaje Radiactivos
La radiactividad constituye otra base útil en los registros geofísicos. Los isótopos naturales, no
estables, de elementos tales como el torio, el uranio y el radio se desintegran para dar elementos
más estables. Durante los procesos de desintegración se produce emisión de radiaciones alfa,
beta y gamma. Tanto la radiación alfa como beta están constituidas por partículas cargadas, que
la materia frena con relativa facilidad. Por el contrario, la radiación gamma es muy penetrante y
es la que se mide en los registros del subsuelo.
Dado que el flujo natural de neutrones es muy bajo, para realizar registros neutrónicos conviene
partir de la producción artificial de los mismos eliminando así el problema de las correcciones de
la radiación de fondo natural. La fuente de neutrones artificial más adecuada está constituida por
berilio y un emisor activo de rayo alfa, tal como plutonio, polonio o radio; la emisión de
neutrones se produce cuando el berilio absorbe partículas alfa. Los neutrones rápidos, emitidos
por la fuente, son frenados por el medio hasta que pasan a un estado energético en el que
pueden ser capturados. Los núcleos de hidrógeno presentes en el agua, en los minerales o en los
hidrocarburos son los que frenan a los neutrones de forma más efectiva. A raíz de la captura se
produce la emisión de partículas gamma. El registro neutrónico mide o la radiación gamma
inducida artificialmente o los neutrones lentos. Dado que la mayor parte del hidrógeno natural
está presente en el agua, la actividad observada en el registro será inversamente proporcional al
contenido de agua del medio en las proximidades del sondeo; si la formación está
completamente saturada, la actividad es, además, inversamente proporcional a la porosidad. El
registro neutrónico se utiliza para determinar los cambios de humedad en la zona no saturada.
En un electrolito, como por ejemplo el agua, la resistividad depende de las sales disueltas y de la
temperatura. Estos registros permiten conocer la variación de la temperatura y salinidad del agua
a lo largo del pozo exploratorio. Son especialmente indicados para estudiar y controlar de forma
rápida los procesos de penetración del agua marina, o procedente de yacimientos salinos.
También permiten determinar sobre la marcha de la perforación, las aguas de los distintos
acuíferos, siempre que su temperatura o salinidad sean diferentes. Los registros de temperatura
sirven de apoyo a la interpretación de los de resistividad y potencial y, al mismo tiempo,
constituyen un método importante para la localización de zonas cementadas (tiempo de
fraguado del cemento) y de fugas de gas.
El perfil de calibrado proporciona un registro continuo del diámetro del pozo, que es de utilidad
para la interpretación de otros registros geofísicos y para la estimación de las necesidades de
cemento y grava para la construcción del pozo. Las variaciones en el diámetro del pozo pueden
deberse a la técnica de perforación y/o a la litología perforada La herramienta común es una
sonda con tres brazos separados en 120º, los brazos están conectados para mover un
potenciómetro lineal por lo que cambios en la resistencia son transmitidos a la superficie como
cambios de voltaje los cuales son traducidos a cambios en el diámetro del pozo.
6. Perfilaje Sónico
El perfil sónico mide la velocidad del sonido que se transmite por el fluido en el pozo hacia las
formaciones próximas al pozo. Se usan distintos tipos de perfilaje sónico cuyas diferencias
recaen en la frecuencia de onda que se emite. Los perfiles sónicos brindan información sobre la
porosidad, litología cementación y localización de fracturas.
Foto 62: Equipo de perfilaje de pozos. Registro de SP, SPR, RNC, RNL y Gamma en el Salar de Pozuelos
(Provincia de Salta).
Figura 46: Perfil litológico, cronometraje, potencial espontáneo (SP), resistividad normal corta y larga (RNC y
RNL), en un pozo exploratorio de la provincia de Formosa.
Una vez finalizado el pozo exploratorio y realizado todos los estudios tendientes a determinar las
características del suelo y subsuelo y de la posible calidad del recurso hídrico, empleando las
técnicas mencionadas con anterioridad, se debe decidir la conveniencia o no de realizar una serie
de nuevos estudios que conlleven a la ejecución del pozo de explotación; es decir de aquella obra
que permitirá la extracción del agua subterránea alojada en los reservorios y conducida a
superficie. Todas las operaciones que se realizan en esta etapa se conocen con el nombre de
diseño del pozo.
El diseño de un pozo implica escoger los factores dimensionales apropiados para la estructura de
éste y de los materiales que se van a utilizar en su construcción. La eficiencia de un pozo está
afectada principalmente por dos factores: de diseño; donde se puede considerar, insuficiente
superficie filtrante, deficiente distribución de aberturas en el filtro y penetración parcial del
acuífero y factores de construcción del pozo; donde se pueden citar, desarrollo incompleto,
instalación de filtros enfrentados a lugares menos permeables, etc.
Cuando los estudios realizados en el pozo exploratorio son satisfactorios y se adopta la decisión
de diseñar el pozo de explotación, inmediatamente se deben efectuar una serie de trabajos y
estudios que tienen por objetivo extraer la mayor cantidad de agua posible proveniente desde
los acuíferos y, disponerlos en superficie para los múltiples propósitos que puedan existir. En esta
etapa se decide la entubación, engravado, cementación y desarrollo del pozo.
7.5.1 Entubación
La columna de entubación puede ser toda de un solo diámetro, o de varios, en orden decreciente
de arriba abajo, llamándose entonces telescópica.
El espesor de la pared de la cañería ciega es importante ya que la mayoría de las veces, la tubería
está sometida a esfuerzos significativos, principalmente los que actúan de afuera hacia adentro
debido a los empujes del terreno y a las cargas hidráulicas por diferencias de nivel de agua entre
el interior y el exterior del pozo.
Foto 63: A la izquierda se observa una entubación con cañería de PVC, mediante roscas. A la derecha,
columna de entubación (filtros y caño ciegos) en acero con conexión entre ambos tramos con soldadura
eléctrica.
Los filtros corresponden a aquella parte de la columna de entubación cuya principal función es la
de permitir la mayor entrada de agua posible al pozo, con un mínimo de pérdidas de carga y
totalmente libre de arena. En la actualidad, se fabrican filtros con ranuras de distintos tamaños
para adaptarlas a la granometría del acuífero.
En pozos donde es posible un desarrollo directo sin engravado o prefiltro, se escoge una abertura
que deje pasar el 40 % del material de formación, de manera de lograr un entorno del pozo de
gran permeabilidad. Las perforaciones que necesitan de un prefiltro se diseñan dé manera que
ésta retenga todos los sedimentos del acuífero y luego la abertura del filtro se condiciona al 90 %
retenido del material prefiltrante.
Foto 64: A la izquierda se observan filtros de PVC común y especial (con prefiltro adherido a la superficie
externa). A la derecha se aprecia un filtro ranura continua de acero galvanizado.
En cuanto al tamaño de la ranura, se puede decir que en los pozos realizados en formaciones
coherentes, serán en general, sólo razones de pérdida de carga. En acuíferos de materiales
incoherentes habrá que atender, además de la pérdida de carga, que el agua que atraviesa la
rejilla no arrastre partículas sólidas. Para diseñar adecuadamente la abertura del filtro deben
realizarse análisis granulométricos del material acuífero, eligiendo según el resultado de este
análisis, el tamaño de la abertura. En los pozos sin relleno de prefiltro se escoge un tamaño de
ranura que retenga el 60 % del material acuífero, de ser necesario un prefiltro, la experiencia
indica elegir un tamaño de ranura que retenga el 90 % del material prefiltrante.
Para relacionar longitud óptima, caudal, área efectiva de huecos y velocidad de entrada, se tiene:
( )
Conociendo los valores de Q, λ y v puede estimarse el Ae, y con éste el diámetro del filtro. El área
efectiva es aquella parte del área abierta total A, que no es taponada por el material que la
envuelve, Ae dependerá de la forma y tipo de aberturas y de la forma, tamaño y granometría del
acuífero o del prefiltro. Establecida la longitud y abertura del filtro, el diámetro del mismo se
establece en función del caudal que haya que extraer del pozo, y ello sobre la base de
consideraciones relativas a la velocidad de paso del agua a través del filtro. Según la experiencia y
resultados de laboratorio, la velocidad óptima se sitúa alrededor de los 3 cm/seg, considerada la
totalidad del área del filtro abierto; experiencias de campo han demostrado que las velocidades
superiores a ésta pueden provocar incrustaciones, disminuir el caudal y aumentar las pérdidas de
carga. La velocidad de entrada se calcula dividiendo el caudal previsto a extraer por la cantidad
total de área abierta del filtro, si el resultado es mayor de 3 cm/seg, se debe aumentar el
diámetro del filtro. Como regla general, es más común utilizar filtros de mayor diámetro en
acuíferos de poco espesor y utilizar filtros de mayor longitud pues el rendimiento del pozo
aumentará más, al incrementar la longitud que el diámetro. Se deben considerar 2 tipos de
velocidad: la velocidad teórica en régimen laminar o velocidad de Darcy y la velocidad crítica
económica en un régimen moderadamente turbulento. Las relaciones para calcular la velocidad
teórica o de Darcy en las interfaces acuífero - filtro es:
Según Sitchard:
( )
Según Huisman:
( )
k = permeabilidad en m/seg.
v = velocidad en m/seg.
Según Gross:
v = velocidad en cm/seg.
d40 = diámetro 40 en mm.
Foto 65: A la izquierda material prefiltrante constituido principalmente por cuarzo. A la derecha, material
prefiltrante procedente de fragmentos líticos.
Es preciso aclarar, que no en todos los casos de acuíferos porosos es necesario colocar un
prefiltro, las ventajas y desventajas han sido motivo de interminables discusiones. Se ha
observado que dichos rellenos se justifican únicamente en los siguientes casos:
En acuíferos pobres, constituidos por materiales de grano fino, de los que se requiere el
máximo caudal.
Para estabilizar acuíferos muy heterogéneos.
En acuíferos de areniscas pobremente cementadas con importante permeabilidad por
fisuración.
En acuíferos de pobre espesor (lentes) incluidos dentro de un fuerte espesor de
materiales impermeables.
Casos en que sea necesario dar mayor paso al filtro por problemas de aguas
incrustantes.
En ausencia de filtros adecuados.
Existen distintos métodos para seleccionar el material del relleno pero todos, comienzan con el
análisis e interpretación de las características y gradación de los materiales que integran el
acuífero, para ello es necesario realizar un análisis mecánico sobre las muestras obtenidas,
mediante el tamizado de las mismas. En este punto se debe recordar entonces que uno de los
aspectos más sobresalientes para lograr el éxito en la elección del prefiltro es contar con una
muestra representativa del acuífero, lo que señala claramente la importancia del muestreo
litológico utilizando el concepto del tiempo de retorno.
Foto 66: Izquierda, colocación de material prefiltrante en el espacio anular entre la pared externa de la columna
de entubación y las paredes del pozo. Derecha, platina para circulación forzada de lodo en el espacio anular.
Cuando la granometría del acuífero permite diseñar un pozo sin prefiltro, la práctica indica que
las aberturas del filtro deben retener el 60 % del material acuífero dejando pasar el resto durante
el desarrollo y creando, de esta manera, un entorno de gran permeabilidad en los alrededores
del pozo.
Antes de indicar los pasos a seguir en la colocación del prefiltro es necesario definir algunos
conceptos obtenidos de la curva acumulativa:
a) Tamaño o diámetro efectivo: Tamaño que retiene el 90 % de las partículas del acuífero o que
deja pasar el 10 %. Se supone que es indicativo, en forma grosera, de la permeabilidad (d 10).
b) Coeficiente de uniformidad (CU): Razón del tamaño d 60/d10. Si se toma el porcentaje retenido
será d40/d90. Este coeficiente tiene significación para materiales bien graduados, sin embargo, a
los fines del diseño de las perforaciones un CU < 3 representa materiales de grano uniforme y si
es mayor a sedimentos heterogéneos.
Los distintos métodos de selección del prefiltro son varios: entre los más usados se mencionan el
de Johnson, el del U.S. Bureau of Reclamation y el método de Arens. El método Johnson utiliza
papel con escalas aritméticas; el eje de las abscisas representará las medidas de las mallas de los
tamices, con origen cero y aumentando hacia la derecha, el de ordenadas representará los
valores porcentuales acumulativos retenidos sobre los tamices, de 0 a 100 % aumentando hacia
arriba. La unión de los puntos obtenidos con este procedimiento, da origen a la curva
granométrica del sedimento.
a) La medida en que la curva del sedimento corta a la ordenada del 70 % se multiplica por un
factor entre 4 y 6 (4 para arenas finas uniformes y 6 para arenas más gruesas y de poca
uniformidad). Se obtendrá un valor sobre las abscisas que será la medida del 70 % de la curva del
material prefiltrante y constituirá el primer punto de la curva que se desea construir. Luego, por
ese punto, se traza una curva suave con un coeficiente de uniformidad aceptablemente bajo,
preferentemente menor que el CU de la curva del sedimento del acuífero y no mayor de 2,5.
b) La ranura del filtro será la medida de las abscisas a la cual le corresponde el 90 % de granos
retenidos. Recordar que en pozos con rellenos de material prefiltrante, el filtro debe retener el
90 %.
d) Hay otro requisito para que el engravado resulte satisfactorio. Para evitar perturbaciones en el
emplazamiento, independientemente de la gradación, los integrantes del prefiltro no deben ser
mayores de 13 mm, también es conveniente que sean bien redondeados con menos del 10 % de
componentes planares y menos del 5 % de blandos y terrosos.
Los principales problemas que pueden presentarse durante la colocación del material son:
Ambos problemas pueden provocar que el pozo una vez finalizado, bombee arena. La
segregación tiene lugar cuando el relleno cae libremente y por diferencia de peso se alternan
capas de materiales finos y gruesos.
Un sistema práctico, en pozos de escasa a moderada profundidad, es el uso de una tolva por el
cual se hace bajar la grava junto a una buena cantidad de agua, evitando la formación de puentes
dentro del tubo. A medida que el material baja por el tubo, se retira éste unos 60 cm, cada vez.
Para colocar el empaque de gravas en pozos profundos, se lleva el relleno al fondo mediante la
circulación inversa del fluido. Para aplicar este método, se debe tener el sondeo lleno, mientras
se bombea fluido hacia afuera por la parte inferior del entubado. A medida que la grava va
llenando el espacio anular alrededor del filtro, el agua pasa a través de las aberturas y circula
hacia arriba por el entubado.
Aparte de las cementaciones que se realizan con el objeto de formar un tapón de sellado en el
fondo del pozo, o de las que se hacen en algunos casos durante la perforación para corregir
desviaciones (o a veces para realizarlas), la principal finalidad de una cementación es la unión de
la tubería con la pared del pozo. Con este procedimiento se consigue evitar que las aguas
superficiales contaminen los acuíferos, aislar la comunicación entre dos acuíferos de distinta
calidad física y química, aumentar la resistencia mecánica y a la corrosión de la cañería de
entubación.
Ilustración 46: Esquema de aislación por cementación de un acuífero portador de agua salada, con acuíferos
con agua dulce.
Para realizar la cementación, se usan suspensiones de cemento o bentonita y cemento, con agua.
Las primeras son más estables que las que contienen bentonita y son más estables cuanto mayor
es la dosificación de éste. Normalmente la adición de bentonita disminuye algo la resistencia,
pero también reduce la retracción y favorece el manejo de la suspensión de cemento.
A modo orientativo, para la cementación de pozos de agua, debe utilizarse una relación
cemento/agua, comprendida entre 1,80 y 2,25, lo que equivale a emplear entre 22 y 27 litros de
agua por cada 50 kilos de cemento. Cuando se añade bentonita, en general se utiliza una
pequeña cantidad, entre 1,5 y 3,0 kilogramos por cada 50 Kg de cemento. Por último, debe
tenerse siempre presente el tiempo de fraguado y la posibilidad de aumentar o disminuir la
velocidad de fraguado. Los procedimientos usuales son:
Se llena el pozo con la suspensión de cemento, que puede hacerse por gravedad desde la boca de
pozo, o con una cañería de cementación de 2” de diámetro hasta la zona a cementar, por la que
se vierte el cemento. Si el pozo se encuentra lleno de lodo, el cemento desplazará a éste por su
mayor densidad. Este procedimiento de cementación de tuberías está indicado
fundamentalmente para profundidades relativamente pequeñas.
En este procedimiento se cierra con una platina o chapa el extremo superior de la cañería de
entubación y se la suspende en el aire unos 30 o 40 centímetros. Previamente se coloca un tapón
de material fácilmente perforable (tapón de madera o caucho) y se inyecta el cemento mediante
el accionar de una bomba, desplazando el lodo contenido en el interior de la tubería por el
espacio anular, hasta que éste sale a superficie. Luego se continúa la inyección de cemento hasta
el volumen previamente calculado y luego se inyecta agua o inyección de bentonita hasta que
parte del cemento sale a superficie. Para realizar la cementación, se usan suspensiones de
cemento o bentonita y cemento, con agua. Las primeras son más estables que las que contienen
bentonita y son más estables cuanto mayor es la dosificación de éste. Normalmente la adición de
bentonita disminuye algo la resistencia, pero también reduce la retracción y favorece el manejo
de la suspensión de cemento. A modo orientativo, para la cementación de pozos de agua, debe
utilizarse una relación cemento/agua, comprendida entre 1,80 y 2,25, lo que equivale a emplear
entre 22 y 27 litros de agua por cada 50 kilos de cemento. Cuando se añade bentonita, en general
se utiliza una pequeña cantidad, entre 1,5 y 3,0 kilogramos por cada 50 Kg de cemento. Por
último, debe tenerse siempre presente el tiempo de fraguado y la posibilidad de aumentar o
disminuir la velocidad de fraguado.
La explotación de los pozos para agua se realiza mediante una bomba, en la mayoría de los casos
con una electrobomba, es decir con el motor sumergido en el agua. Otras veces se puede utilizar
una bomba con el motor en superficie (bomba de eje) y también mediante el accionar de un
molino o manualmente. En los dos primeros casos, para que sea posible alojar la bomba o la
cañería de impulsión dentro del pozo, es preciso que éste se encuentre vertical y sobre todo,
rectilíneo. Las tolerancias en estos dos parámetros deben ser las que permitan la colocación de la
bomba sin roces con la cañería de entubación.
La experiencia indica que es más importante la alineación que la falta de verticalidad, puesto que
esta última, siempre y cuando no sea muy acusada, no impide la introducción de la bomba y la
cañería de impulsión. Por ello, mientras se perfora y si se sospecha que existe desviación se
deberá corregirla de inmediato, sea entubando el pozo (cañería guía) o cementando todo o
parte del pozo y reperforar nuevamente.
Si se llama h a la altura del cable, n a la desviación del cable en la boca del pozo y p a la
profundidad a la que se coloca una plomada que desciende a lo largo del pozo, por semejanza de
triángulos se tiene:
7.5.5 Desarrollo
Las operaciones de desarrollo deben constituir parte integrante del proyecto y construcción de
toda perforación. En terrenos incoherentes el desarrollo tiene por objeto eliminar las fracciones
más finas del material acuífero en las inmediaciones del filtro; con ello se estabiliza la formación y
se alcanza una granometría más gruesa y uniforme en dicha zona; de esta forma se obtiene una
mayor capacidad específica del pozo y se favorece la vida útil. El desarrollo tiene también por
objeto corregir los daños y obstrucciones que se pudieran haber ocasionado en el acuífero
durante las tareas de perforación. Este aspecto deberá tenerse en cuenta cuando se trabajó con
el método rotary con el empleo de lodos de perforación. El objetivo último del desarrollo de un
pozo, es entonces, lograr el máximo rendimiento posible, es decir, la mayor capacidad específica.
El caudal específico o capacidad específica (Qe) de un pozo se define como la relación existente
entre el caudal de bombeo (Q) y la depresión (s) originada en el pozo para ese caudal. Como el
3
caudal se expresa en m /h y la depresión en metros; el caudal específico tiene dimensiones de
3
m /h/m; es decir que hace referencia al caudal que se puede obtener en una unidad de tiempo,
por cada metro de depresión de la columna de agua en el pozo.
1. Métodos Unidireccionales
Foto 67: Izquierda, inicio del desarrollo mediante sobrebombeo (agua turbia). Derecha, pozo desarrollado (agua
clara). Localidad de Vaca Perdida, provincia de Formosa.
2. Métodos Bidireccionales
Foto 68: Desarrollo de pozo con aire comprimido. Izquierda, compresor con manguera de inyección de aire al
pozo. Derecha, producción de agua. Salar del Hombre Muerto (provincia de Catamarca).
7.5.6 Bombas
Una vez finalizado el pozo y habiéndose cumplido todas las tareas de entubado, engravado,
limpieza, desarrollo, ensayos de bombeo y acondicionamiento del lugar, deberá instalarse algún
tipo de bomba para elevar el agua desde el pozo y conducirla hasta el punto en que la misma se
utilizará, de acuerdo a las necesidades.
Una bomba no desarrolla energía propia, simplemente transfiere la fuerza desde una fuente de
energía cualquiera (energía eléctrica, eólica, solar, etc.), para poner en movimiento el líquido. Se
debe tener presente que la aspiración que ejerce una bomba no depende de ninguna fuerza
aplicada directamente al agua por la bomba misma, sino de la presión negativa que se desarrolla
a la entrada de ésta (Johnson, 1975). Esta presión negativa o de succión consiste en la acción de
atraer un fluido hasta una tubería o una cámara de bombeo, mediante la producción de un vacío
parcial, es decir reduciendo la presión por debajo de la atmosférica. Dentro de un pozo, la
presión atmosférica sobre la superficie libre del agua obliga a esta última a subir y a desplazarse
hasta aquella parte dela bomba en que se ha desarrollado una presión menor (succión o
aspiración).
Existen varios tipos de bombas que pueden clasificarse en líneas generales en dos grandes
grupos:
En la actualidad, los equipos de bombeo más empleados en la producción de agua de pozos están
conformados por las bombas de motor sumergido o electrobombas sumergibles. Este tipo de
bomba consiste de una bomba centrífuga, acoplada a un motor eléctrico que puede funcionar
sumergido en el agua (debidamente aislado y sellado). Las electrobombas sumergibles que,
fundamentalmente consisten de dos partes: una inferior donde se encuentra en una unidad
sellada el motor eléctrico (bobina eléctrica) y una superior donde se localizan los impulsores. La
potencia de la bomba (HP) está determinada fundamentalmente por el motor eléctrico y éste,
por las características de la bobina. De esta manera, existe en el mercado distintas marcas y cada
una de ellas ofrece un variado número de equipos de bombeo, de acuerdo a las necesidades de
cada situación.
Foto 69: Electrobomba sumergible. A la derecha, esquema del motor (parte inferior) y de las turbinas (parte
superior).
La otra notable ventaja de las electrobombas es que se ajustan mejor si es que en el pozo llegase
a existir desviaciones en la verticalidad. Una bomba de eje necesita un pozo sin desviaciones; sin
embargo una electrobomba puede ajustarse a esas situaciones siempre y cuando la falta de
verticalidad no sea extremadamente grosera.
Las bombas de transmisión, a diferencia de las anteriores, la toma de fuerza se encuentra externa
y se puede accionar mediante un sistema cardánico o con poleas desde un motor a explosión o
motor eléctrico. Normalmente, las bombas de eje se utilizan para la etapa de desarrollo del pozo,
cuando todavía se produce mucho ingreso de material sólido (arenas y limos) que suelen dañar
rápidamente a una electrobomba, lo que significa una importante ventaja.
Foto 70: Bomba de eje. Se observa cabezal sobre el pozo y correas de distribución accionada por motor
cardánico (atrás).
Conhidro S.R.L. 2012. Base de datos de Dirección Técnica de Pozos en las provincias de
Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja, Córdoba, San Luis, Chaco y Formosa. Inédito.
Custodio, E y M.R Llamas. 1996. Hidrología Subterránea. Tomos I y II. Segunda Edición
Corregida. Editorial Omega. España.
García, R. F.; Moya Ruiz, F.A; Rocha Fasola, M. V; Vargas Yegros, J. C. L; Gigli, M.M;
García Ortiz, M.F y E. Tálamo. 2010. El Agua Subterránea en Formosa. El Programa
Esmeralda. ISBN en trámite.
Johnson, Screens. 1975. El Agua Subterránea y Los Pozos. Wheelabrator Clean Water
Inc. St. Paul.
Pulido Carrillo, J. L. 1978. Hidrogeología Práctica. Editorial Urmo, SA. Bilbao. España.
Un pozo es una estructura hidráulica que debidamente diseñada y construida permite efectuar la
extracción económica de agua de una formación acuífera. El logro de este propósito depende de:
1. Una aplicación inteligente de los principios de la hidráulica en el análisis del pozo y del
comportamiento del acuífero.
2. La destreza al perforar y construir pozos, lo que permite tomar ventaja de las
condiciones geológicas.
3. Una selección tal de los materiales que asegure una larga duración a la estructura.
Los objetivos de un ensayo de bombeo pueden sintetizarse en dos partes fundamentales: por un
lado, conocer las características hidráulicas del pozo que se está ensayando y /o para determinar
las características hidráulicas del acuífero al cuál se le extrae el agua.
La mayoría de los ensayos que se llevan a cabo tienen como objetivo determinar la hidráulica del
pozo. Esta se refiere a todos los parámetros que caracterizan a la obra de perforación que se
está ensayando. Con un ensayo de bombeo es posible determinar el caudal específico del pozo,
su eficiencia, su caudal óptimo de explotación. Conocidos estos parámetros, generalmente se
construyen gráficos que en su conjunto se denominan curvas características del pozo. Con éstas
es posible diseñar el sistema de explotación técnico y económicamente más acorde al pozo
ensayado.
El otro objetivo, la hidráulica del acuífero explotado, se refiere a determinar sus propiedades:
transmisividad (T) y coeficiente de almacenamiento (S), que son conocidos en su conjunto como
los parámetros hidráulicos del acuífero. Determinando estos parámetros se puede conocer el
mecanismo y características hidráulicas del acuífero y expresarlos numéricamente. De este modo
es posible calcular el radio de influencia del pozo, diseñar la ubicación de otras perforaciones con
o sin interferencia o de otras obras que utilicen este recurso, estimar el impacto que ocasionará
el pozo en la hidrogeología del área, determinar su zona de protección, realizar modelaciones
numéricas y, actualmente, son parámetros imprescindibles para la evaluación y saneamiento en
regiones que presentan problemas de contaminación del recurso hídrico subterráneo.
Figura 48: Variación del nivel de agua en un pozo y piezómetros como consecuencia de un bombeo.
Existen numerosas y diversas clases de ensayos de bombeo, la elección del tipo de ensayo a llevar
a cabo depende del objetivo perseguido, de la infraestructura con la que se cuenta, de las
características hidrogeológicas del acuífero a ensayar y de la clase de pozo.
De esta forma se tiene ensayos diferentes según se trate de establecer las curvas características
del pozo y/o los parámetros hidráulicos del acuífero, según se realicen las mediciones en el pozo
de bombeo y/o en los piezómetros, según se trabaje con los datos recogidos durante el régimen
de no-equilibrio y/o durante el régimen de equilibrio, según se realicen a caudal constante,
variable o en forma escalonada, según se trate de un pozo penetrante o parcialmente
penetrante, según sea un acuífero libre, confinado o semiconfinado, según exista o no influencia
del almacenamiento en el pozo y según se traten los datos durante el tiempo de bombeo y/o
recuperación. Como se advierte, son muchas las variables que definen el tipo de ensayo a llevar a
cabo. Dado el objetivo de este curso solo se tratarán los casos más sencillos y comunes.
Sin embargo, y debido a la superficie creciente del cono de influencia, si el acuífero es muy
extenso, la velocidad de descenso va disminuyendo paulatinamente hasta que llega el momento
en que es tan lento, que se puede aceptar, a efectos prácticos, que los descensos se han
estabilizado y se alcanza un régimen casi permanente o estacionario.
Los acuíferos semiconfinados reciben una recarga, y cuando la misma iguala al caudal bombeado,
se establece un verdadero régimen estacionario o permanente.
Figura 49: Variación del cono de influencia en función del tiempo de bombeo.
1. Se recomienda normalmente que estos pozos se dispongan en líneas que formen una
cruz, cuyo centro es el pozo de bombeo. Cuando exista flujo natural en un acuífero, uno
de los brazos de la cruz deberá estar orientada según la dirección del flujo y el otro,
normal a esta dirección. Cuando no sea posible económicamente perforar las dos líneas
de pozos, es conveniente que los piezómetros se dispongan en la línea normal al flujo,
en la cual el nivel estático de todos los piezómetros, será el mismo.
2. Los piezómetros deben ser por lo menos, dos y estarán situados a distancias radiales del
centro del pozo de bombeo. Cuando por causas económicas sólo se pueda perforar un
solo pozo de observación; éste deberá situarse lo más cercano posible al pozo de
bombeo.
3. La respuesta de todos los pozos de observación a los cambios de nivel del agua debe
probarse inyectando un volumen conocido de agua en cada pozo y medir
inmediatamente el descenso del nivel de agua inyectado. El aumento inicial del nivel de
agua debe desaparecer en no más de 3 horas, aunque resulta preferible una respuesta
más rápida.
4. Deben conocerse la profundidad, el diámetro y los intervalos de filtros de cada pozo de
observación.
5. La distancia radial desde cada pozo de observación al centro del pozo de bombeo, debe
determinarse con la precisión necesaria, así como la posición de todos ellos en el plano.
1. Profundidad hasta el acuífero, espesor del mismo, así como los cambios en su
configuración en el área que va a ser sometida a la prueba.
2. Planos o mapas de las discontinuidades del acuífero causadas por cambios litológicos o
por presencia de ríos y lagos.
3. Estimación de las propiedades hidráulicas del reservorio. Si se sospecha la presencia de
capas semiconfinantes esto debe tenerse presente al analizar los resultados de las
pruebas.
Cuando las condiciones del lugar son complejas, como en el caso de acuíferos libres o pozos de
penetración parcial, es obvio que resulta más difícil predecir los resultados de la prueba. No
obstante, la predicción de los resultados debe realizarse en todos los sitios que se escojan para
ensayos, ya que de ese modo se podrá tener presente las deficiencias, como por ejemplo, en la
configuración de la situación de los piezómetros y tomar una decisión acertada respecto a la
perforación de uno o más pozos en puntos clave dentro del sistema.
Los acuíferos confinados son más fáciles de someter a pruebas de bombeo que los acuíferos
libres, a causa de que tienen condiciones de contorno más simples. En los sistemas no
confinados, la movilidad del límite superior (superficie freática), las componentes verticales del
flujo y la entrega no lineal del agua desde el almacenaje, son problemas difíciles de tratar.
En la época anterior a que se hubieran podido estudiar los efectos del flujo vertical y la entrega
retardada de los acuíferos libres, la práctica común era bombear un “tiempo suficiente” de tal
modo que esos efectos se conviertan en despreciables y se pudiera aplicar el modelo más simple
de flujo artesiano. Sin embargo, no había un verdadero criterio que cuantificara ese “tiempo
suficiente”. En la actualidad, las soluciones analíticas existentes han permitido elaborar algunos
criterios para definir ese tiempo y poder obtener una respuesta artesiana de un acuífero libre.
A modo de ejemplo, Boulton y Hantush (in Pérez Franco et al., 2000), expresan que las
componentes verticales de flujo afectan significativamente la respuesta del acuífero para el
tiempo:
En la región:
Las fórmulas de flujo hacia los pozos se basan, generalmente, en el cambio de la carga hidráulica
h, o en el cambio del abatimiento o descenso s. Es importante recordar que los cambios de
profundidad hasta el agua, observados durante el ensayo de bombeo pueden incluir
componentes debidas a otras variables tales como las variaciones de la presión atmosférica, el
efecto de las mareas y una posible recarga del acuífero. Por otra parte, el flujo natural en la
mayoría de los acuíferos es generalmente diferente día a día, por consiguiente se hace necesario
observar profundidades hasta el nivel de agua durante un período anterior al ensayo, para
determinar la tendencia del nivel de agua.
La observación de los descensos, con precisión sólo puede lograrse con una buena predicción de
la tendencia del nivel de agua o si los efectos del descenso durante el ensayo son grandes con
relación a los otros efectos. El período de observación anterior al inicio del ensayo (t = 0) deberá
ser, como regla general, al menos el doble del tiempo que durará el ensayo de bombeo.
A partir de las mediciones del nivel del agua antes de comenzar con el ensayo de bombeo, de
igual modo que se identifican los efectos de la presión atmosférica, podrán registrarse otras
perturbaciones del nivel piezométrico tales como las que se producen cuando entran en
funcionamiento pozos cercanos, la recarga del acuífero y las sobrecargas producidas por trenes o
fenómenos sísmicos.
Durante las dos o tres primeras horas a partir del inicio del ensayo de bombeo es preferible que
haya un observador en cada uno de los pozos de observación y en el pozo de bombeo. Después
de los 300 minutos, las mediciones se harán con espacios de tiempo de 100 minutos o más entre
sí. A partir de ese momento un solo observador es suficiente para atender todos y cada uno de
los puntos, haciendo las mediciones siguiendo siempre la misma secuencia. Si bien no es
necesario medir todos los pozos simultáneamente, es conveniente obtener una separación lo
más uniforme de los descensos en la escala logarítmica del tiempo; recordando que el tiempo
anotado para cada observación, debe ser el real.
Durante la realización del ensayo deberá anotarse todos los detalles que permitan
posteriormente identificar cualquier situación singular. Cuando se quiera emplear el método de
recuperación de niveles, deberá medirse el nivel del agua a partir del cese del bombeo, haciendo
una secuencia de 8 a 10 mediciones por cada ciclo logarítmico.
El caudal obtenido en el pozo de bombeo se mide normalmente haciendo pasar el flujo por una
restricción o contracción de un tubo (Pitot o placa orificio), para el cual se conoce su curva de
calibración.
Foto 71: Medición de caudal mediante el sistema Pitot o placa orificio en un pozo en la localidad de Yuchán
(Provincia de Salta).
Foto 72: Medición de caudal mediante sistema volumétrico en un pozo en el Salar del Hombre Muerto
(Provincia de Catamarca).
Foto 73: Medición de caudal mediante sistema de caudalímetro digital totalizador en un pozo en el Salar de Río
Grande (Provincia de Salta).
Foto 74: Medición de caudal mediante sistema de vertedero en un pozo en el Salar de Cauchari (Provincia de
Jujuy).
Cuando el ensayo de bombeo requiera cambios de caudal, tal como ocurre con los ensayos
escalonados, la descarga del equipo de bombeo deberá poder regularse rápidamente a través de
una válvula y así ajustarse fácilmente a los distintos caudales programados.
Normalmente, terminada una perforación se debería realizar un ensayo de bombeo con el fin de
determinar sus características hidráulicas. Para este fin se realiza lo que se conoce como Ensayo
de Bombeo Escalonado, que consiste en explotar el pozo en forma continua con por lo menos
tres regímenes de bombeo (escalones), a caudal constante cada uno, en forma creciente y hasta
que los niveles se estabilizan para cada escalón.
El ensayo escalonado permite determinar el potencial del pozo, expresado a través de sus curvas
características, como así también evaluar la destreza con la que fue construido, conociendo su
Eficiencia (E), determinada tanto por las pérdidas ocasionadas por la construcción del pozo como
las pérdidas provocadas por el propio acuífero.
En la figura adjunta, se observan las pérdidas ocasionadas por distintas razones que sufre el nivel
dinámico entre lo teórico y lo real.
Así se pueden observar las pérdidas de nivel ocasionadas por el pozo y por el acuífero, cuando el
pozo es puesto bajo un régimen de bombeo.
Las pérdidas de nivel ocasionadas por el acuífero ocurren dentro de éste, donde el flujo es
laminar (se cumple la ley de Darcy), son dependientes del tiempo y varían linealmente con el
caudal de explotación. En la práctica las pérdidas de carga ocasionadas por los pozos
parcialmente penetrantes son incluidas en las pérdidas por el acuífero.
Las pérdidas de nivel ocasionadas por el pozo pueden dividirse en lineales y no lineales. Las
primeras son causadas por daños al acuífero durante la perforación y terminación del pozo. Esto
comprende por ejemplo a las pérdidas de carga debido a la compactación del acuífero durante la
perforación, a la reducción de la permeabilidad del acuífero por invasión del lodo de inyección,
pérdidas en el prefiltro y entrada de agua en la zona de filtros. Entre las pérdidas de nivel no
lineales se pueden mencionar las pérdidas por fricción que ocurren dentro de los filtros del pozo
y en la zona de succión de la bomba donde el flujo es turbulento, como así también en las
adyacencias del pozo donde normalmente el flujo también es turbulento. Todas estas pérdidas
de nivel o carga son las responsables de que los descensos dentro del pozo sean mucho mayores
de lo que se calcula teóricamente.
El primero que desarrolló una teoría para el análisis de un ensayo escalonado fue Jacob en 1947,
que formuló la siguiente ecuación:
Esta ecuación expresa que el descenso medido en el pozo es la suma de B, que representa las
pérdidas ocasionadas por el acuífero, multiplicada por el caudal y C, que representa las pérdidas
ocasionadas por el pozo, multiplicado por el caudal, elevado a la segunda potencia. En realidad
dentro de B, quedarían también incluidas las pérdidas lineales ocasionadas por el pozo pero,
debido a que del ensayo es imposible individualizarlas, se asume que B representa solo las
pérdidas ocasionadas por el acuífero. Rorabaugh en 1953, modifica la fórmula de Jacob,
proponiendo la siguiente ecuación:
En función de estas dos ecuaciones existen diferentes métodos para resolver los ensayos
escalonados. En este curso se tratarán solamente dos de ellos, el de Hantush - Bierschenk,
basado en la ecuación cuadrática de Jacob, y el de Rorabaugh, basado en su propia ecuación.
El método precisa de un ensayo escalonado con por lo menos tres caudales. Si bien, según la
bibliografía, es posible utilizar medidas de descensos, correspondientes a iguales intervalos de
tiempo, sin una estabilización de los niveles dentro del pozo (realizando una proyección del nivel
final a partir del gráfico), se recomienda alcanzar para cada nivel un estado de estabilización de
los niveles dentro del pozo.
que representa a la ecuación de una recta en un gráfico aritmético donde se grafica s/Q en
ordenadas y Q en abscisas. La pendiente de esta recta es el valor de C y corta al eje de ordenadas
para Q = 0 en el valor de B. Para utilizar este método es necesario que los datos del ensayo
queden alineados en la gráfica s/Q vs Q, sobre una misma recta. En caso contrario el método no
se puede utilizar y debe resolverse el ensayo con el método de Rorabaugh.
Método de Rorabaugh
Como se vio anteriormente, si los datos del ensayo escalonado no quedan alineados en una
recta, no se puede aplicar la ecuación cuadrática y se aplica el método de Rorabaugh cuya
ecuación se desarrolla como sigue:
(( ) ) ( )
Con esta ecuación desarrollada así, se debe realizar un gráfico en papel bilogarítmico donde el eje
de las ordenadas corresponde a los valores de ((s/Q) - B) y las abscisas a Q. Se deben realizar
distintas curvas variando el valor de B al tanteo, hasta lograr una recta. Este es el valor de B que
se elige.
Esta recta corta al eje de las ordenadas en un valor de Q = 1 por lo tanto Log Q = 0 y de esta
forma se obtiene el valor de C.
* (( ) ) (( ) ) +
⁄
[ ]
Una vez establecida la ecuación que rige los descensos para el pozo, a partir del ensayo de
bombeo escalonado, es posible calcular su eficiencia (E) para los distintos caudales de ensayo y
realizar proyecciones para caudales superiores a los ensayados. La eficiencia de un pozo se define
como:
( )
el descenso teórico es el nivel que debería medirse en un pozo, si éste no presentara pérdidas de
carga por razones constructivas. Para su cálculo se asume que s teórico = B Q o sea que la
fórmula de descenso puede escribirse de la siguiente forma:
( ) ( )
donde n vale 2 cuando es posible aplicar la ecuación de Jacob. En realidad sería más exacto
calcular el descenso teórico en el pozo con los parámetros hidráulicos del acuífero (T y S), pero
como se verá más adelante, esto sólo es posible si se realiza un ensayo de bombeo con un
piezómetro, lo que generalmente no ocurre por razones económicas.
Conocida la ecuación del pozo y la eficiencia es posible construir las curvas características de la
obra realizada. Este conjunto de curvas es ”el documento de identidad de un pozo” y a partir de
ellas pueden determinarse el sistema de explotación técnica y económicamente más acorde,
también sirve para controlar, en futuros ensayos de la obra, problemas de envejecimiento tales
como incrustación o taponamiento de los filtros, desgaste de la bomba, etc.
Gráfico 21: Curvas características de un pozo realizado en la localidad de Cafayate (provincia de Salta).
A continuación se expondrán los casos más comunes y sencillos que cumplan con las siguientes
hipótesis de base:
Según el agua se mueve desde el radio de influencia hacia el centro de un pozo, aumentará el
gradiente hidráulico para poder aumentar la velocidad en proporción a la distancia del área
cilíndrica a través de la cual fluye el agua. Este aumento de velocidad implica un incremento del
número de Reynolds según se esté más cerca del pozo, lo que indica la posibilidad de que aun
cuando el régimen en zonas más alejadas sea darciano, cambie a no lineal o turbulento en una
región más o menos cercana al pozo. Esta situación dependerá del caudal extraído y de las
características hidráulicas del acuífero (Pérez Franco et al., 2000).
De existir desviaciones de la ley de Darcy, éstas se hacen más evidentes en el propio pozo o en la
zona del acuífero más inmediata a él. Sin embargo, ha sido generalizada la costumbre de atribuir
las desviaciones de la ley de Darcy observadas en los pozos a pérdidas de carga producidas por el
paso del agua a través de su estructura (empaque de prefiltro, filtros y caño camisa),
considerándose que en el acuífero propiamente dicho, sólo ocurre flujo lineal o darciano. Este
punto de vista no es válido como criterio general ya que se ha comprobado numerosas veces, en
la práctica, que se producen desviaciones importantes en zonas más o menos alejadas del pozo
de bombeo (tanto en acuíferos de alta como de baja permeabilidad). Lo expresado implica que
pueden aparecer alrededor de un pozo de bombeo los distintos regímenes de circulación (desde
laminar a turbulento).
Si se tiene en cuenta que para un caudal determinado, la velocidad aumenta según disminuye el
área de flujo hacia el centro del pozo, la imagen más completa del flujo alrededor de él, debería
concebirse como formada por un máximo de tres zonas (Pérez y Franco, 2000; PIEB, 2000) que
van de flujo turbulento puro en la zona más cercana al pozo, hasta el flujo darciano en la zona
más alejada, pasando por una zona intermedia de flujo no lineal. De acuerdo a las propiedades
del acuífero y al caudal extraído, en algunos casos existirá una única zona: la lineal o darciana;
dos zonas: la lineal y la no lineal y en otras las tres zonas: lineal, no lineal y turbulento.
El límite entre las zonas de flujo no lineal y lineal, está definido por el denominado radio de
Darcy, rD, que se escribe como:
El límite entre las zonas de flujo no lineal y turbulento puro, está definido por el denominado
radio turbulento rT, que se expresa como:
Un Acuífero Confinado perfecto no recibe ninguna recarga a través del techo ni de la base, por lo
tanto se debe cumplir que el caudal de agua bombeada por un pozo debe ser igual al flujo que
atraviesa cualquier superficie equipotencial, las cuales son cilindros verticales concéntricos con el
pozo de explotación. Si un acuífero confinado no puede recibir recarga, toda el agua que entrega
debe provenir únicamente de su almacenamiento por lo que siempre se estará en régimen no
permanente o de no-equilibrio. Por otra parte, como el espesor del reservorio permanece
siempre constante, la transmisividad (que es el producto de la permeabilidad darciana por el
espesor del acuífero) permanece inalterable durante todo el ensayo.
El análisis de ensayos de bombeo aplicando la ecuación de Theis, tiene como condición básica
que además del pozo de bombeo, exista por lo menos, un pozo de observación localizado a una
cierta distancia.
La ecuación diferencial básica, en la hipótesis bidimensional, que regula la variación de los niveles
piezométricos en función del tiempo de bombeo es:
∫
dónde:
Como es sabido, la integral exponencial no tiene definición analítica, por lo que para el objeto
que se persigue, se llamará función de pozo W (u) a la función:
( ) ∫
Cuyo desarrollo es el siguiente:
( ) + ….
La fórmula que relaciona el descenso s con el tiempo de bombeo t (a través del argumento u) es,
pues:
( )
Del ensayo de bombeo se conoce el caudal (que se mantiene constante) Q, y una serie de valores
tiempos - descensos, es decir de s y t que se corresponden. El objeto del ensayo es conocer las
características del acuífero, es decir, la Transmisividad T y el coeficiente de almacenamiento S,
para poder calcular, a partir de estos datos, el caudal permanente que se puede esperar de la
formación estudiada.
Si se escribe las dos ecuaciones que definen el descenso y el argumento en la forma siguiente:
( )
El artificio gráfico de Theis consiste en representar, en papel logarítmico en ambos ejes, tanto la
2
función de pozo W (u) en función de u, como valores experimentales de s en función de r /t. Las
distancias que aparecen en la escala gráfica son, claro es, log u y log W (u). Si se toman
logaritmos de las ecuaciones anteriores se tiene:
( )
Ahora bien, para caudal constante y el mismo acuífero confinado Q/4πT y 4T/S son constantes.
r2
Se observa entonces que, en papel logarítmico, la curva que relaciona s con /t es idéntica a la
que relaciona W (u) con u; solamente que la primera ha sufrido una traslación de valor Q/4µT en
r2
dirección del eje de s ó de la W (u) y otra de valor 4T/S en dirección del eje de las /t o de las u. El
método de Theis consiste, pues, en dibujar en papel logarítmico W (u) en función de u de tablas
existentes. Después dibujar en papel logarítmico idéntico, pero transparente, la curva obtenida
2
del ensayo de bombeo, es decir, descensos s en función de r /t y superponer ambas curvas
(manteniendo los ejes paralelos) hasta que se logre la coincidencia de las dos.
La traslación necesaria en el sentido de los dos ejes brinda los valores de Q/4πT y 4T/S, a partir
de los cuales se puede calcular T y S y, conociendo el espesor, también la permeabilidad K.
Un sistema práctico de hacer estos, una vez que ambas curvas están superpuestas, es dar en un
punto arbitrario de ambas un pinchazo que atraviesen los dos papeles.
Leyendo las coordenadas del punto en ambos gráficos se tiene los valores correspondientes de s
r2
y W(u) y de /t y u, que introducidos en el sistema de ecuaciones anteriores permite hallar T y S.
Gráfico 22: Curva teórica de la función del pozo W (u) versus 1/u (curva de Theis).
Gráfico 23: Curva de datos de un ensayo de bombeo real, mostrando descensos, s, versus t/r2.
Jacob comprobó que después de un tiempo relativamente corto de iniciado el bombeo, los
valores de los términos de la serie de potencias unidad y superiores se hacían tan rápidamente
decrecientes que podían perfectamente despreciarse a partir de ciertos valores del tiempo t. Por
lo tanto, este autor propuso la simplificación de la fórmula:
( )
Despreciando en el desarrollo de W (u) todos los términos a partir del segundo y dejándola
convertida en:
( )
o sea:
( )
o bien:
( )
( )
( )
( )
De donde:
De esta expresión se puede despejar el radio de influencia del cono de depresión, donde queda
evidenciado que éste depende de la Transmisividad, del Coeficiente de Almacenamiento y del
Tiempo y no del caudal de bombeo.
Gráfico 24: Representación semilogarítmica de Jacob, mostrando los valores de descensos versus tiempo.
En muchos acuíferos confinados (que no son perfectamente cautivos) se observa que cierto
tiempo después de iniciado el bombeo los niveles piezométricos “parecen” estabilizarse ya que
los descensos son tan pequeños que se admite, a efectos prácticos, que se alcanza el estado de
equilibrio. Si esta última condición se asume, el tratamiento de los datos se realiza aplicando la
fórmula de Thiem, que resulta un caso particular del flujo no permanente.
Figura 52: Cono de depresión en un acuífero confinado, donde se asume que se alcanza el régimen de
equilibrio.
Bajo condiciones de equilibrio se debe cumplir que el caudal de agua bombeada debe ser igual al
flujo que atraviesa cualquier superficie equipotencial (el agua que se bombea es igual al caudal
que ingresa), las cuales son cilindros verticales concéntricos con el pozo. En cualquiera de estas
superficies equipotenciales se cumple que: Flujo = Perímetro x Transmisividad x Gradiente =
Caudal del pozo.
( )
integrando queda:
∫ ∫
⁄ ( )
⁄
( )
En el caso de que un acuífero libre presente descensos mayores al 10% respecto al espesor
saturado cuando se somete a bombeo, indica que no se puede asimilar a un acuífero confinado.
Esto es tan cierto que, desde el punto de vista del flujo se debe analizar su comportamiento con
otra perspectiva física y matemática. La primera observación que se desprende de este hecho es
que en un acuífero libre donde los descensos son importantes respecto al espesor saturado la
Transmisividad varía en función del tiempo, ya que el espesor saturado se modifica a causa del
bombeo.
Teniendo presente lo expuesto, es claro entonces que en un acuífero libre que presenta
descensos importantes respecto a su espesor saturado se debe esperar que suceda alguna nueva
situación de contorno para poder hacer un análisis válido de sus parámetros. Así se entiende que
la Transmisividad en un acuífero libre de esta naturaleza sólo puede ser representativa en aquel
momento en donde ya no hay más modificación del espesor saturado.
Es obvio que esta última situación sólo ocurre cuando no hay más descensos y es claro que
cuando no hay más descensos se alcanza entonces un verdadero régimen permanente o de
equilibrio, es decir que el agua explotada por el pozo es igual al agua que suministra el reservorio.
Estas condiciones se pueden lograr luego de un cierto tiempo de iniciado el ensayo y en donde el
acuífero reciba el aporte de agua de otras fuentes (recarga de agua de lluvia, de un lago o de un
río). Se dice entonces que bajo estas condiciones el acuífero se comporta como un mero
transmisor del flujo o de la recarga, sin entrar en juego el coeficiente de almacenamiento. Así
queda evidenciado que bajo un régimen de equilibrio sólo es posible obtener el valor de
Transmisividad y no el de Coeficiente de Almacenamiento. Debido a esta última razón, el análisis
de un acuífero en régimen de equilibrio presenta limitaciones al momento de conocer sus
características hidráulicas completas.
Suponiendo un acuífero libre reposando sobre un substrato impermeable horizontal y con una
superficie freática inicialmente horizontal. En estas condiciones si se realiza un pozo que
atraviesa el acuífero en toda su longitud (pozo totalmente penetrante), se bombea con un caudal
constante Q, se observa la variación del nivel dinámico. Si además, se construyen alineados con el
pozo de bombeo, dos pozos de observación o piezómetros 1 y 2 ubicados a distancias r1 y r2 del
pozo de bombeo.
∫ ⁄ ∫
( )
( )
Esta última expresión se conoce con el nombre de fórmula de Dupuit. Si se remplaza los
logaritmos neperianos por logaritmos decimales (factor de conversión 2,3), la expresión puede
escribirse:
Donde es igual al espesor saturado inicial del acuífero libre y es el espesor saturado del
acuífero a una distancia r.
Gráfico 25: Representación semilogarítmica de Thiem – Dupuit para el cálculo de la permeabilidad darciana.
Por último, en el caso de los acuíferos libres, también se puede poner la expresión ( ) en
función del descenso s = H0 - H como sigue:
( )( ) ( )[ ( )] ( )
Ya se ha mencionado que los acuíferos semiconfinados son aquellos en los que el agua se
encuentra a presión, igual que en los confinados (su límite superior se encuentra a una presión
superior a la atmosférica), pero alguna de las capas que lo confinan no es perfectamente
impermeable y permite alguna filtración que contribuye en cierta proporción al caudal que se
extrae del acuífero semiconfinado propiamente dicho.
Este tipo de acuíferos son mucho más frecuentes que los confinados, ya que en rocas
sedimentarias son más abundantes las formaciones poco permeables que las absolutamente
Figura 54: Modelo conceptual de un acuífero semiconfinado ante del bombeo y durante el bombeo (Kruseman
y de Ridder, 1994).
Esto es así porque cuando se bombea un acuífero semiconfinado, el agua extraída por el pozo de
bombeo procederá no solamente del propio acuífero sino también de la capa superior
semipermeable (acuitardo), que se supone que está saturada en parte. Cuando se bombea, la
carga piezométrica del acuífero disminuye, con lo que se crea una diferencia de carga entre la
capa semipermeable y el acuífero propiamente dicho de modo que se origina un movimiento
vertical del agua dentro de la capa semipermeable (acuitardo) que actuará como recarga del
acuífero. Es decir que a partir del momento en que la carga piezométrica en la parte del acuífero
sea menor que la carga en la capa superior semipermeable, el agua extraída del pozo será la
suma de la que cede el acuífero más una cantidad que procede del acuitardo superior.
En el estado de reposo, ambos acuíferos (en este caso el inferior y superior) tienen el mismo nivel
piezométrico lo que es lógico ya que en ausencia de bombeo, no es posible que ambos acuíferos
tengan niveles diferentes pues de otro modo se establecería un flujo vertical entre ambos hasta
conseguir igualarlo. Cuando se realiza un bombeo en un acuífero semiconfinado, y de acuerdo a
las características del reservorio y del acuitardo, se producirá más tarde o más temprano un
régimen de equilibrio; por lo que nuevamente queda claro que, primero, se estará siempre en
régimen no permanente.
Existen varios métodos para analizar los datos de bombeo de un acuífero semiconfinado en
régimen no permanente; entre ellos se encuentran el método de superposición de Walton, el
método del punto de inflexión de Hantush, el método de superposición de Hantush y el método
de Neuman y Witherspoon. Cada uno de ellos se basa y se usa en función de ciertas
características que se asumen que ocurren durante el bombeo. En el presente curso, solamente
se desarrollará el método de superposición de Walton.
Dónde:
Se construye una familia de curvas teóricas en papel bilogarítmico a partir de W (u,r/L) versus 1/u
para distintos tipos de valores de r/L.
Se realiza un gráfico bilogarítmico a igual escala que el anterior en donde se representan los
valores de descenso (s) versus el tiempo (t).
Se superponen ambas curvas y se observa con cual curva de r/L coincide la curva de s versus t, o
2
de s en función de t/r .Se elige un punto de coincidencia (al igual que en el método de Theis).
2
Una vez elegido el punto de coincidencia se leen los valores de W (u,r/L), 1/u, s y t o bien s y t/r .
Se sustituyen los valores de W (u, r/L) y s en la fórmula y se calcula la Permeabilidad.
Se sustituye el valor de Permeabilidad calculado y se sustituye la inversa del valor 1/u en la
siguiente fórmula y se calcula el Coeficiente de Almacenamiento.
Se debe repetir el procedimiento para todos los piezómetros, tanto T como S, deben ser
similares.
De la curva teórica de la familia que mejor se superpone con los datos de campo, se toma el valor
de r/L y se calcula el factor de goteo L, recordando que éste tiene las dimensiones de una
longitud y está definido por la ecuación:
Valores altos de L indican una gran resistencia al flujo del acuitardo confinante en comparación
con el acuífero, lo que implica una pequeña influencia relativa en la recarga del acuífero a partir
del acuitardo.
Las dimensiones de la resistencia hidráulica son las del tiempo. Si el acuífero es confinado, el
acuitardo se convierte en acuífugo y C=.
Sabiendo que:
( )
Las dimensiones de la resistencia hidráulica son las del tiempo. Si C= ∞, el acuífero es confinado.
Valores altos de L indican una gran resistencia al flujo del acuitardo confinante en comparación
con el acuífero, lo que implica una pequeña influencia relativa en la recarga del acuífero a partir
del acuitardo.
Gráfico 26: Familia de curvas teóricas de Walton en gráfico bilogarítmico de W (u, r/L) versus 1/u, para distintos
valores de r/L.
El método de De Glee puede ser aplicado cuando se produce el régimen de equilibrio y cuando el
factor de goteo L >3e. Siendo e el espesor del acuífero. De Glee asume que el descenso en un
acuífero con flujo (lekeage) procedente de un acuitardo es proporcional al gradiente hidráulico a
través del acuitardo. La expresión matemática de De Glee es la siguiente:
( )
Dónde:
Sm= Descenso estabilizado en metros de un piezómetro localizado a una distancia r del pozo.
3
Q= Caudal del pozo de bombeo en m /día.
L= Factor de goteo (en metros).
C= Resistencia hidráulica del acuitardo en días.
K0(x)= Función modificada de Bessel de segundo tipo u orden cero. Estos valores de K 0(x) para
diferentes valores de x, se encuentran en tablas.
( ⁄ )
( )
Hantush y Jacob notaron que si la relación r/L es pequeña (es decir r/L < 0,05), la expresión de De
Glee se puede escribir en forma aproximada como sigue:
( )
Para valores de r/L < 0,16; 0,22; 0,33 y 0,45 el error que se produce al aplicar la aproximación de
Hantush y Jacob es menor que 1, 2, 3 y 10 % respectivamente. Si se representa gráficamente los
valores de descenso s en el equilibrio versus la distancia r, en un papel semilogarítmico, con la
distancia r en la escala logarítmica y los descensos s en la escala aritmética, se presenta como una
línea recta en el sector donde los valores de r/L, son pequeños. En el rango donde los valores de
r/L son grandes los puntos caen en una curva que se aproxima al valor de descenso cero y se hace
asintótica con este eje.
Ahora bien, si se extiende la recta hasta que ésta intersecte el eje donde el descenso es cero, se
verifica que en ese punto el descenso s = 0 y r = r 0 y la primera expresión matemática se puede
escribir como:
( )
( ⁄ )
En papel semilogarítmico se dibujan los descensos s versus la distancia r, esta última en la escala
logarítmica.
Se dibuja la recta que involucre la mayor cantidad de puntos.
Se determina la pendiente de la recta y se elige un ciclo logarítmico en r, de tal manera que se
reduce a la unidad.
Los acuíferos semilibres resultan ser una situación intermedia entre los acuíferos libres y los
semiconfinados. En este caso, el acuitardo que limita la parte superior del acuífero en cuestión no
es tan impermeable como para que pueda ignorarse la existencia en él una componente
horizontal de flujo, que contribuye de cierto modo al caudal extraído por un pozo de bombeo. El
comportamiento de este tipo de reservorio es similar al que se presenta en un acuífero libre, en
que no es inmediata la respuesta al drenaje del agua de gravedad contenida en él (conocido
como acuífero libre con entrega retardada o drenaje diferido).
La imagen más simple de este tipo de acuíferos es la de una capa acuífera homogénea de granos
gruesos, limitada por debajo por una capa impermeable y por arriba por una capa de granos
finos, cuya conductividad hidráulica es notablemente inferior que la del material de la capa
acuífera homogénea, pero no tan baja como para clasificarla como semipermeable. Al bombear
este tipo de acuífero, la superficie freática en el estrato superior también desciende, pero
inicialmente menos que la superficie piezométrica del acuífero subyacente.
Como ya se expresó, los acuíferos libres dan origen a problemas de hidráulica subterránea
difíciles de analizar, aunque algunas de las aproximaciones matemáticas permiten llegar a
soluciones técnicamente aceptables para el régimen permanente. La mayor complicación se
presenta para el régimen variable ya que:
Como ya se sabe, una de las hipótesis para la deducción de la fórmula de Theis es que siendo el
coeficiente de almacenamiento constante, el agua es liberada simultáneamente a la variación del
nivel de agua. En los acuíferos libres, el agua tomada del almacenamiento es liberada mediante
tres fenómenos:
Este último fenómeno es el que produce la mayor parte de la aportación pero el drenaje por
gravitación es lento, tanto más cuando más estratificado esté el acuífero y más fina sea la
granulometría del reservorio. Ahora bien, como no se cumple uno de los supuestos básicos de la
fórmula de Theis, su aplicación puede dar lugar a importantes errores si no se toman las debidas
2º Tramo: El aporte diferido de agua por drenaje gravitacional empieza a aparecer y el ritmo de
descarga decrece al igual que sucedería con una recarga. Este segundo tramo no puede ajustarse
a la curva teórica de Theis. El efecto aparente es que el coeficiente de almacenamiento varía con
el tiempo, haciéndose cada vez mayor, de tal manera que si se fuerza el ajuste a la curva de
Theis, se obtendrían valores de transmisividad exagerados.
En el análisis de acuíferos libres con entrega retardada o semilibres, es necesario tener en cuenta
el llamado Factor de Drenaje (D) que está definido por la siguiente ecuación:
⁄
( )
Donde es el inverso del índice de retraso de Boulton (1/), Sy el volumen total de entrega
retardada procedente del almacenamiento, por unidad de abatimiento por unidad de área
horizontal (caudal específico después de un tiempo grande de bombeo). Valores altos de D
indican un drenaje rápido. Si D =, la entrega es instantánea al descender la superficie freática y
el acuífero será libre sin entrega retardada. El factor de drenaje (D), tiene las dimensiones de una
longitud. El índice de retraso 1/ se suele medir en días.
( ⁄ )
Dónde:
( )
y:
Donde D es el Factor de Drenaje y es una constante, cuya inversa (1/) se llama índice de
retraso. Sy se denomina “Specific yield” o porosidad eficaz.
Siendo:
Kv= Conductividad hidráulica vertical en m/día
Kh= Conductividad hidráulica horizontal en m/día
r= Distancia al pozo de bombeo
D=Factor de drenaje
La Conductividad Hidráulica Horizontal puede calcularse como siempre; es decir como el cociente
entre la transmisividad y el espesor del Acuífero.
Por supuesto que si la Conductividad Hidráulica Vertical es igual a la Conductividad Horizontal (es
decir que se trata de un acuífero isótropo), es igual a:
Se construye de ábacos las familias de curvas teóricas de Neuman ploteando W (uA, uB,) versus
1/uA y 1/uB en papel semilogarítmico para todos los rangos de . Las curvas quedan ordenadas
como curvas A ((W (uA, ) versus 1/uA) en la parte izquierda del gráfico y las curvas B ((W(uB, )
versus 1/uB ) en la parte derecha).
Se prepara un papel semilogarítmico con igual módulo que el anterior y en él se grafican los
valores observados (tomados del ensayo de bombeo) de descenso s versus tiempo t para un pozo
de observación localizado a una distancia r del pozo de bombeo.
Se realiza la superposición de la curva de datos con las curvas tipo A y se anotan los valores de ,
de acuerdo a la curva seleccionada. También se toma un punto arbitrario y se anotan los valores
de s,t, 1/uA y W (uA, ).
Se sustituyen los valores encontrados en las ecuaciones donde aparecen estos valores y se
calcula entonces la Transmisividad (T) y el Coeficiente de Almacenamiento (S).
Se desplazan ahora los papeles paralelamente al eje de las abscisas (mismo valor de ) hasta
superponer los puntos experimentales (tomados del ensayo de bombeo) con las curva tipo B. Se
toma un punto arbitrario y se anotan los valores de s,t, 1/uB y W (uB, ).
Se sustituyen los valores encontrados en las ecuaciones donde aparecen estos valores y se
calcula entonces la Transmisividad (T) y el Specific yield o porosidad eficaz (Sy).
Se debe comprobar que los valores de Transmisividad (T) encontrados para las curvas A y B
deben ser muy similares (si esto no ocurre el método no está correctamente aplicado o bien el
modelo teórico no es el adecuado al problema real).
Conociendo el espesor saturado inicial del acuífero y la transmisividad se calcula la conductividad
hidráulica horizontal (Kh).
Sustituir el valor numérico de Kh, , D y r en la ecuación correspondiente y se calcula Kv.
Recordar siempre chequear que la relación Sy/S > 10.
En la realidad la parte A de las curvas se obtiene pocas veces y es preciso conformarse con el
análisis de las curvas tipo B, si el bombeo ha sido suficientemente largo; en caso contrario es casi
imposible realizar una valoración aceptable.
El drenaje diferido se puede identificar en los gráficos log s versus log t por la evolución casi
horizontal del segundo tramo, seguido de la nueva inclinación del tercer tramo. Un análisis
superficial del problema (Custodio & Llamas, 1996) podría indicar la presencia de una barrera
hidrogeológica, pero es relativamente fácil ver que el segundo tramo entrega valores de
transmisividad demasiado altos en relación con el tercer tramo. Por otra parte, en ensayos de
corta duración en relación con el valor de , es posible que el tercer tramo no llegue a aparecer
y entonces puede pensarse en un efecto de semiconfinamiento.
El efecto de drenaje diferido, analizado por tramos con un modelo de acuífero confinado o libre
con drenaje instantáneo, aparece como un ensayo de coeficiente de almacenamiento creciente.
La aparente variación del coeficiente de almacenamiento con el tiempo de bombeo puede
determinarse trazando a diferentes tiempos los perfiles de descensos del nivel freático y calcular
el volumen del cono de descensos. Sin embargo, los valores obtenidos dan el valor medio del
coeficiente de almacenamiento durante todo el tiempo de bombeo, ya que se reparte el volumen
medido en cierto momento entre el tiempo transcurrido hasta esa determinación. La
estabilización real del coeficiente de almacenamiento puede haberse producido mucho antes
que lo que se desprende de los cálculos indicados. El método más directo de medir las
variaciones aparentes del coeficiente de almacenamiento es determinando las variaciones en el
perfil vertical del terreno en varios puntos. Según Boulton (1954) el tercer tramo de la curva, o
sea aquella que responde a la ley de Theis con un valor de coeficiente de almacenamiento igual a
la porosidad eficaz, se inicia en:
Si se cumple que:
Dónde:
Para puntos de observación muy alejada, te es algo mayor de lo calculado; te es tanto menor
cuanto menos potente sea el acuífero y cuanto mayor sea su permeabilidad.
Cuando se termina el bombeo, el nivel de agua en el pozo y en los piezómetros comienza a subir.
La diferencia entre el nivel estático y el nivel de agua a un tiempo t luego de terminado el
bombeo se denomina descenso residual. Los ensayos de recuperación permiten efectuar el
cálculo de la transmisividad del acuífero teniendo un control independiente del valor de este
parámetro calculado durante el bombeo con cualquiera de los métodos disponibles (sea en
régimen de equilibrio o en régimen de no – equilibrio).
Los datos medidos durante la recuperación suelen ser más fieles que los medidos durante el
bombeo, ya que la recuperación de los niveles piezométricos ocurre en forma constante, lo que
generalmente es muy difícil conseguir durante el bombeo. Para tratar los datos de recuperación
se trabaja con un gráfico semilogarítmico donde los descensos residuales se ubican en escala
aritmética en las ordenadas y la relación tiempo total (tiempo de bombeo + tiempo de
recuperación) / tiempo de recuperación, se grafica en abscisas en forma logarítmica. De esta
forma se obtiene un gráfico donde la mayoría de los puntos quedan alineados sobre una recta,
respondiendo a una configuración de curva que recuerda al método de Jacob, razón por la cual el
método de análisis por recuperación también se conoce como Método de Recuperación de
Jacob.
Boulton, N. S. 1954. The drawdown of the water – table under nonsteady conditions
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Engineers (part III), pp 564-579.
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Walton W.C. 1970. Groundwater Resources Evaluation. Mc Graw – Hill, New York.
Ca Mg
++ ++ +
Na
La segunda causa; la abundancia, se refiere a la diferente probabilidad que existe de que un agua
encuentre minerales que le aporten bicarbonatos, sulfatos o cloruros. Si un agua estuviera en
contacto simultáneamente desde su infiltración con minerales que le aportaran todos estos
iones, no se produciría la secuencia de Chevotareb, sino que desde el primer momento, las aguas
serían cloruradas, puesto que son las sales más solubles. Pero en la realidad, la disponibilidad de
las distintas sales es así: siempre existe un aporte de bicarbonatos (el CO 2 del suelo, cuando no
existan sales carbonatadas, normalmente calcita, también muy abundante). En segundo lugar, los
yesos (sulfato cálcico) son relativamente frecuentes en series sedimentarias. Y, finalmente, las
sales cloruradas son las menos abundantes.
1. Una zona superior, con flujo activo, generalmente con recorridos cortos y tiempos de
permanencia de años o decenas de años. Aguas bicarbonatadas y pocas salinas.
2. Una zona intermedia, con flujo menos activo, recorridos más largos y tiempos de
permanencia de cientos a miles de años. Aguas más salinas y el anión predominante
será el sulfato.
3. Una zona inferior, con flujo muy lento, cuando no estancado, largos recorridos y tiempos
de miles a millones de años. La salinidad es elevada y el agua es clorurada
Esto explica que en una misma área pueden extraerse aguas de composiciones muy distintas
aunque la litología sea relativamente homogénea. El ejemplo más típico puede ser que en una
misma región se puede realizar un pozo somero que capta agua con flujo local y, otro pozo, más
profundo de igual litología pero que capta agua del flujo regional; lo que puede traducirse en una
química muy distinta.
En la evolución geoquímica de las aguas subterráneas, también son muy importantes los
procesos de oxidación-reducción (llamados redox). Los oxidantes más comunes son el oxígeno
– =
disuelto (O2) y los aniones NO3 y SO4 ; mientras que los reductores más comunes son la materia
++
orgánica o el Fe .
El esquema general y más simple es un escenario en donde el agua transporta a los oxidantes
(oxigeno, nitratos y sulfatos); mientras que el suelo es el que aporta los reductores (materia
orgánica, hierro). El agua de lluvia recién infiltrada es fuertemente oxidante, ya que transporta
oxígeno disuelto, y a lo largo de su recorrido, primero en el suelo y después en el acuífero, va
Haciéndose cada vez más reductora. Primero interviene el oxígeno como oxidante, cuando se
agota se comportan como oxidantes (se reducen) los sulfatos y nitratos.
La clasificación más utilizada es la de Piper, ésta se basa en los iones mayoritarios, el tipo de
aguas queda determinado por el anión que se presenta en mayor concentración mientras que el
calificativo surge del catión predominante. Así quedan definidos los siguientes tipos de aguas:
Esta clasificación permite hacer interpretaciones respecto al origen y a la evolución de las aguas
subterráneas.
Existen numerosas formas gráficas de representar los datos procedentes de un análisis físico-
químico de aguas, la elección de alguna de estas formas depende, entre otros aspectos, de lo que
se desea mostrar. En general las representaciones se pueden hacer a través de diagramas o de
mapas. El diseño de los diagramas tiene en cuenta:
la cantidad de muestras define diagramas simples (una sola muestra, ej. Diagrama Stiff)
o colectivos (en forma comparativa para varias muestras, ej. Diagramas Piper, Schoeller,
Wilcox, etc.). Estos diagramas pueden ser triangulares (ej. Diagrama Piper), verticales
(ej. Diagrama de Schoeller), columnares, radiales, etc.
Para la confección de mapas, por lo general se tiene en cuenta la concentración de algún ion
específico (Ej. mapas de isoconcentraciones) o algún parámetro significativo (mapa de
isoconductividades eléctrica).
Es ideal para representar tres componentes. Cada uno de los vértices de un triángulo equilátero
representa uno de los componentes (A, B o C) puros, de tal forma que representan el 100 % de
cada uno de ellos.
Existe un triángulo de cationes en donde en cada vértice se representa el 100 % de Calcio (Ca), el
100 % de Magnesio (Mg) y el 100 % de Potasio (K) + Sodio (Na). El otro triángulo representa a los
=
aniones y en cada vértice se dispone el 100 % de sulfatos (SO 4 ), en el otro el 100 % de Cloruros
– = -
(Cl) + Nitratos (NO3 ) y en el otro el 100 % de Carbonatos (CO3 ) + Bicarbonatos (CO3H ).
Normalmente estos triángulos están asociados a una figura romboédrica que representa un
campo específico del tipo de agua que la muestra representa. Este tipo de gráficos tiene la
ventaja de que se puede representar a numerosas muestras, quedando agrupadas todas aquellas
que tienen similitud geoquímica. Las unidades se representan en meq/l.
Esta representación es muy empleada para determinar la calidad de agua para riego de
plantaciones. El gráfico tiene dos entradas; por un lado la Conductividad Eléctrica del agua y por
el otro el RAS (Relación de Absorción de Sodio). La interpretación del Diagrama de Wilcox
permite indican la peligrosidad de salinización y la peligrosidad de sodicidad, factores que afectan
directamente a los suelos y vegetales. En el diagrama pueden apreciarse 16 categorías del agua
establecidas al combinar las distintas clases de las características de conductividad y peligro de
alcalinización del suelo; siendo tal como se aprecia, las clases C 1S1, C1S2, C2S1 y C2S2; las más aptas
para el riego de plantaciones.
Uno de los aspectos más sobresalientes que debe tenerse presente cuando se proyecta un
muestreo geoquímico es el reconocimiento del sitio o del área a muestrear. Es sumamente
importante e invalorable para evaluar las condiciones ambientales del lugar y de esta manera
tomar ventajas sobre posibles situaciones que puedan poner en peligro o condicionar de alguna
manera el plan de muestreo. Al ingresar al sitio o área de muestreo, además de utilizar los
equipos de protección personal (anteojos y protectores oculares, protectores solares pantalla
total, zapatos de seguridad caña alta, etc.), se debe observar y fotografiar el lugar; tomar nota de
las rutas de acceso; observar y mapear áreas de intervención humana, características
topográficas, vegetación, afloramientos de rocas, manantiales, ingresos de agua superficial, etc.
Otro aspecto que se debe tener presente cuando se proyecta un muestreo geoquímico es el sitio
de control. El sitio de control es importante para entender el valor de la información de
muestreo. Para ello deberá seleccionarse lugares que tengan características comunes con las
áreas a muestrear, con excepción de la anomalía que se busca.
Por último, se debe entender que los protocolos de muestreo son descripciones escritas de
procedimientos específicos a seguirse en la colección, empacado, etiquetado, preservación,
almacenamiento, transporte y documentación de muestras. Por lo tanto, su instrumentación
debe seguirse de forma rigurosa. Cuanto más concreto es un protocolo de muestreo, menor es la
posibilidad de error o de interpretaciones erróneas.
Si bien pueden existir diferencias, la mayoría de los protocolos de muestreo de aguas presentan
muchos aspectos en común que pueden sintetizarse en:
Cuando se muestrea el agua de un pozo (sea excavado o perforado, somero o profundo) se debe
tener presente aparte de efectuar la correcta ubicación geográfica del mismo, en lo posible se
tiene que conocer el diseño (es decir su profundidad final, tramos de filtros, etc.). También es
muy importante antes de realizar el muestreo del agua de un pozo conocer si el mismo funciona
y es explotado sistemáticamente o por el contrario, si es que no se explota de hace tiempo. En
este último caso las previsiones de muestreo deben ser mayores ya que el agua estancada puede
presentar propiedades físicas, químicas y bacteriológicas muy diferentes a si el agua se encuentra
renovándose contantemente. Para ello se debería poner en funcionamiento el pozo y dejar
funcionando el equipo de bombeo durante un tiempo tal que se pueda asegurar que el agua se
Los análisis de aguas tienen contenidos muy diversos según el objetivo y el uso propuesto a que
las aguas se destinen. Con frecuencia, sólo consisten en unas pocas determinaciones físicas,
químicas, bioquímicas y biológicas de rutina. Los parámetros mínimamente analizados establecen
los contenidos de los iones que por sus concentraciones en el agua subterránea se consideran
mayoritarios, algunos minoritarios y si es posible o necesario, algún elemento traza; también se
determina temperatura, color, olor, turbidez, dureza, alcalinidad, pH, conductividad eléctrica,
residuo sólido, sólidos totales disueltos, contenidos en coliformes, etc.
Normalmente, las unidades más empleadas en los análisis físicos y químicos son el
miligramo/litro (mg/l) que son equivalentes a ppm (partes por millón). También se emplean y se
expresan los datos en Moles y en Equivalentes.
En la práctica existe una diferencia entre ambas cifras que se debe a los errores acumulados de
cada una de las determinaciones individuales y al no tener en cuenta las contribuciones iónicas
menores. Si existe una diferencia muy grosera del balance iónico puede deberse a la existencia
en cantidades anormales de los iones minoritarios o a un error grave del análisis. La fórmula del
error se puede definir como:
∑ ∑
( )
∑ ∑
El error admisible depende un poco de la concentración y del tipo de agua. Se puede establecer
(Anderson, 1966 modificado) que:
Si un análisis tiene un error prácticamente nulo es sospechoso de haber sido arreglado o bien que
el sodio y el potasio (Na + K) fueron determinados por diferencia.
Con frecuencia, en una planilla de análisis suele faltar la expresión de algunos parámetros, en
esos casos, a partir de ciertos cálculos se puede no solo obtener los valores de los parámetros
faltantes sino también comprobar si es que los resultados que se muestran en una planilla de
análisis corresponden verdaderamente a pruebas de laboratorio realizadas o, si fueron
“calculadas” con estas fórmulas sencillas.
Si el cálculo de CE difiere en más del 30 % del resultado del análisis, se considera como deficiente.
-
Rs (mg/l) a 105 ºC = Sumatoria de cationes (mg/l) + Sumatoria de aniones (mg/l) – [½ CO3H
(mg/l)]
Foto 75: Medición de conductividad eléctrica, pH, temperatura y Eh (potencial redox) en salmueras del Salar de
Pozuelos (provincia de Salta).
La calidad del agua subterránea es un concepto tan importante como el de la cantidad de agua,
ya que puede llegar a decidir si esta es apta o no para un determinado uso o si el tratamiento
correctivo necesario va a ser técnica y económicamente viable. Por este motivo, el concepto de
calidad va ligado íntimamente a dos aspectos fundamentales: los condicionamientos naturales
que modifican o controlan la composición química de las aguas subterráneas; así como, el uso
que se pretende dar a dicha agua, y las políticas de gestión y planificación asociadas a dicho
recurso (FCIHS, 2009).
Se define como calidad, a la integración de las propiedades físicas, químicas y biológicas del agua
subterránea; el estudio de estas propiedades tiene como objetivo diagnosticar el estado del agua
sobre la base de las normas de calidad vigentes. La Calidad de un agua entonces, queda definida
por su composición, el conocimiento de los efectos que puede causar cada uno de los elementos
que contiene o el conjunto de todos ellos, permite establecer las posibilidades de su utilización,
clasificando así, de acuerdo con límites estudiados, su destino como bebida, usos agrícolas,
industriales, etc.
Es frecuente que los aniones nitrato y carbonato y el catión potasio se consideren dentro del
grupo de los fundamentales aun cuando en general su proporción es pequeña. Otras veces se
incluye además el ion ferroso.
Entre los gases deben considerarse como fundamentales el anhídrido carbónico y el oxígeno
disuelto, aunque no es frecuente que se analicen en aguas subterráneas.
Entre las sustancias disueltas poco ionizadas o en estado coloidal son importantes los ácidos y
aniones derivados de la sílice. El resto de iones y sustancias disueltas se encuentran por lo
general en cantidades notablemente más pequeñas que los anteriores y se llaman iones menores
Por la cantidad de sales totales disueltas (STD), se pueden establecer cuatro clases:
Para definir la calidad que debe tener el agua destinada al consumo humano es importante
adoptar criterios. Un grupo de investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
menciona que el término “criterio” designa la relación entre la exposición a un contaminante o a
otro factor, y el riesgo o la magnitud de efectos indeseables en circunstancias específicas
definidas por variables del ambiente y del “blanco”, siendo este el receptor – organismo,
población o la fuente a ser protegida de un riesgo específico. Es decir, adoptar un criterio de
calidad de agua de bebida significa conocer la relación entre la exposición y la frecuencia que se
espera que un efecto indeseable para la salud pueda ocurrir.
Como riesgo implica la probabilidad de ocurrencia de un efecto adverso sobre la salud humana,
el análisis del riesgo debe llevarse a cabo de manera tal que se entienda la naturaleza y magnitud
del efecto no deseado.
Tabla 7: Objetivos de calidad en función de los usos del agua (FCIHS, 2009).
Actividad Necesidades en relación con la Necesidades en relación con la
demandante calidad de agua cantidad
Se busca agua con unas características Necesidad o interés de tener agua abundante
tales que no encarezca o imposibilite la (generalmente durante todo el año) y a la menor
producción. Los problemas aparecen profundidad posible, a fin de no encarecer los
Actividades industriales sólo cuando se modifica algún parámetro costes de extracción.
del agua que dificulta el proceso
industrial.
Se busca un agua adecuada para la Igual que en el caso industrial, aunque con una
actividad agrícola a desarrollar, que demanda más concentrada en los periodos de riego.
puede variar según el tipo de cultivo. En
Actividades agrícolas general, se buscan aguas con pocos
cloruros, sulfatos y sin metales pesados.
Los nitratos son aceptados siempre que
no se exceda un determinado límite.
Calidad físico-química y bacteriológica Se busca el agua suficiente para asegurar el
regulada por ley. Se buscan aguas poco suministro con garantías a medio o largo plazo y
mineralizadas y en caso contrario se durante todo el año.
Suministro de agua procede a su tratamiento. En muchos
potable casos se actúa legalmente contra las
actividades que disminuyen la calidad del
agua o que encarecen el tratamiento.
Se requiere la calidad contemplada para Grandes cantidades de agua, concentrada en
el agua de suministro en red de agua relativamente pequeños periodos de tiempo, que
Usos turísticos potable. normalmente (Europa, California, norte de África)
suelen coincidir con los periodos de menor
precipitación.
Se regula mediante una ley diferente a la Cantidad de agua suficiente para hacer frente a la
de agua de red. Generalmente se demanda. Los costes de extracción se cargan en
embotellan aguas muy poco el precio unitario de la botella. Generalmente
mineralizadas o se tratan con procesos operan volúmenes de agua inferiores al de
Suministro de de potabilización muy enérgicos suministro en red.
agua (osmosis inversa, carbono activo, ozono,
embotellada etc.). Sin embargo, hay casos en
que tienen concentraciones
anormalmente altas de determinados
elementos (razas o mayores.
Se busca la calidad del agua que ha Se busca la cantidad de agua suficiente para no
permitido sostener el ecosistema del que perturbar el equilibrio natural que dio lugar al
Agua para forma parte y se procura la mínima ecosistema o se tiende a recuperar zonas
usos modificación posible. desaparecidas del mismo a base de limitar la
ambientales cantidad de agua de otras actividades posteriores
(p. ej. antiguas zonas de un humedal que fueron
desecadas artificialmente).
El estudio de la calidad del agua destinada a ser consumida por el hombre ha sido, y es, de
primordial importancia, interviniendo en el mismo, muchos factores que pueden afectarla, ya sea
de manera inmediata o diferida.
Para definir la calidad que debe tener el agua destinada al consumo humano es importante
adoptar criterios. Un grupo de investigadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
menciona que el término “criterio” designa la relación entre la exposición a un contaminante o a
otro factor, y el riesgo o la magnitud de efectos indeseables en circunstancias específicas
definidas por variables del ambiente y del “blanco”, siendo este el receptor – organismo,
población o la fuente a ser protegida de un riesgo específico. Es decir, adoptar un criterio de
calidad de agua de bebida significa conocer la relación entre la exposición y la frecuencia que se
espera que un efecto indeseable para la salud pueda ocurrir. Como riesgo implica la probabilidad
de ocurrencia de un efecto adverso sobre la salud humana, el análisis del riesgo debe llevarse a
cabo de manera tal que se entienda la naturaleza y magnitud del efecto no deseado. De modo
general se denomina potable a aquella agua que puede ser consumida por el hombre sin peligro
alguno para su salud. Ello supone tener en cuenta las características físicas, químicas y
bacteriológicas.
Todos los países tienen legislaciones relacionadas con las aguas de consumo humano, las que
sirven para determinar las responsabilidades de los distintos sectores involucrados en la
producción y distribución del agua potable o agua de bebida (términos equivalentes), de su
monitoreo y de su control. Los países cuentan asimismo, con reglamentaciones que definen lo
que se entiende por agua potable; es decir, los patrones que ésta debe seguir para que la misma
sea inocua para la salud humana. Dentro de esas reglamentaciones de cada país, hay una muy
específica que se denomina la "Norma de Calidad de Agua de Bebida". Allí se establece qué
sustancias pueden estar presentes en el agua y las concentraciones máximas permisibles que no
signifiquen riesgo para la salud.
No existe ningún país que no considere como herramienta principal para la confección y
actualización periódica de sus Normas Nacionales, a las Guías OMS para la calidad del Agua
Potable. Por supuesto que no todos los contaminantes que figuran en las guías están presentes
en las aguas de abastecimiento, por lo tanto, cada país deberá seleccionar cuidadosamente que
parámetros incluirá en sus normas de calidad, atento a las sustancias que se utilicen en la
industria, actividad agropecuaria, en los procesos de potabilización de las aguas, factores
económicos y avances tecnológicos. De nada sirve proponer normas de calidad de aguas que
establezcan límites para una infinidad de parámetros, si luego, su identificación se hace
impracticable por no poder contar todos los laboratorios de control de calidad con el
instrumental necesario o, a veces, con el personal adiestrado para su manejo. La Organización
Mundial de la Salud adoptó en 1963 el criterio de dividir las características del agua en cuatro
grupos, para cada parámetro de cada grupo propone valores de concentraciones que de
sobrepasarse supondrían la No - Potabilidad del agua.
Bacteriológicas
Biológicas
Radioactivas
La OMS publicó en 1985 la primera edición de las “Guías para la calidad del agua de bebida”. En
1988 comienza la revisión de las guías poniendo mayor énfasis en los riesgos para la salud que
ocasionan los químicos presentes en el agua de bebida. Se publica entonces, en 1995, la segunda
edición de las guías, incluyendo muchos contaminantes que no estaban contemplados en la
edición anterior y además fueron modificados los valores guías de algunos contaminantes debido
a los avances en los estudios científicos. Actualmente están en vigencia las Guías OMS 2004. Toda
la información que proveen las Guías OMS actualizadas en 1995 se presenta bajo tres aspectos:
Recomendaciones
1. Se exponen los valores guía para numerosos contaminantes del agua relacionados con la
calidad del agua potable.
2. Se explica la forma en que deberían aplicarse los valores guía, los criterios utilizados
para seleccionar los diversos contaminantes químicos, físicos, microbiológicos y
radiológicos considerados; se describe los métodos utilizados para obtener los valores
guía, así como breves exposiciones en las que se fundamentan los valores guía
recomendados o se explica por qué no es necesario en la actualidad, un valor guía
basado en la salud.
3. Se exponen los valores guía en capítulos dedicados a contaminantes microbiológicos,
químicos (se tiene en cuenta sustancias que representan un peligro potencial para la
salud humana y que se detectan con bastante frecuencia y en concentraciones
relativamente altas en el agua de bebida; también se examinan desinfectantes y
productos derivados de los mismos) y radiológicos.
4. Se estudian los componentes físicos, inorgánicos y orgánicos que pueden suscitar quejas
a los consumidores (apariencia, sabor, olor, etc.).
5. Por último, se explican los métodos de protección y mejoramiento de la calidad del
agua, incluida la selección y protección de las fuentes de agua, la elección de los
procesos de tratamiento, la protección de las redes de distribución y el control de la
corrosión.
Las Guías OMS giran alrededor del concepto de valor guía, que sirve para estimar la calidad del
agua de bebida. Un valor guía representa la concentración de un componente que no supone un
riesgo significativo para la salud del consumidor si éste bebe el agua durante toda su vida. La
calidad definida en las Guías para la calidad del agua potable, es la adecuada para el consumo
humano y para todos los usos domésticos habituales, incluida la higiene personal. Las
desviaciones por un periodo breve durante el cual se sobrepasan los valores guía, no significan
necesariamente que el agua no sea apta para el consumo. La proporción en que pueda rebasarse
un valor guía y el periodo durante el cual pueda prolongarse esta situación sin que ello repercuta
en la salud pública dependerá de la sustancia de que se trate.
El objeto de los valores guía, es servir de base para la elaboración de normas nacionales que,
debidamente aplicadas, aseguren la inocuidad del agua abastecida, mediante la eliminación o la
reducción a una concentración mínima de los componentes considerados peligrosos para la
salud. Los valores guía recomendados no son límites obligatorios. Para definir límites de ese tipo,
es necesario considerar los valores guía en el contexto de las condiciones locales o nacionales de
carácter ambiental, social, económico y cultural.
La normativa en nuestro país con respecto al agua para suministro público y de uso domiciliario,
está regida por el Código Alimentario Argentino Actualizado (CAA). En su Capítulo 12, Bebidas
Analcohólicas, el CAA define las características físicas, químicas (sustancias inorgánicas y
contaminantes orgánicos) y microbiológicas que debe cumplir el agua para ser considerada Agua
Potable de suministro público y Agua Potable de uso domiciliario (Ley 18.284, en su Artículo 1,
tiene vigencia en todo el país).
Turbiedad: máx. 3 N T U
Color: máx. 5 escala Pt-Co
Olor: sin olores extraños
pH: 6,5 - 8,5; pH sat.: pH ± 0,2
Características Microbiológicas:
Bacterias coliformes: NMP a 37 °C- 48 h. (Caldo Mc Conkey o Lauril Sulfato), en 100 ml: igual o
menor de 3.
Contaminantes orgánicos:
Atendiendo a las diversas condiciones fijadas, el Código Alimentario Argentino distingue las
siguientes clases de agua:
Existen elementos y compuesto que son altamente peligrosos para la ingesta del ser humano y
animales tales como el arsénico, flúor, elementos pesados como plomo, plata, etc., que deben
ser analizados cuidadosamente antes de proceder a distribuir y consumir el recurso hídrico.
Otros, como el exceso de nitratos pueden ser altamente perjudiciales, especialmente para los
bebés y niños ya que pueden producir la temible enfermedad de los niños azules. Por supuesto
que compuestos orgánicos, hidrocarburos, fosforados y muchos compuestos que se utilizan en la
industria y en la agricultura, también son potencialmente peligrosos para la salud humana.
El cuadro clínico del hidroarsenicismo se presenta entre los 1 y 5 años de ingesta continua de
agua contaminada, por tanto su toxicidad es por bioacumulación en los tejidos de los diferentes
órganos del cuerpo. El tiempo en que tarde en manifestarse la enfermedad dependerá de la
tolerancia que el individuo tenga frente al arsénico. Algunos síntomas son la queratodermia en
que se produce hiperqueratosis palmar de las manos o los pies y lesiones de tipo odontológicos,
ya que el arsénico presenta preferencia por la queratina de la piel o la cavidad bucal provocando
necrosis ósea, neuritis faciales.
En varios ambientes hidrogeológicos de las provincias de La Pampa, Buenos Aires, Santa fe,
Santiago del Estero, Tucumán, Chaco, Salta y Formosa presentan excesos en el contenido de
arsénico y con ello, las consiguientes limitaciones para su empleo para el consumo humano. En la
provincia de Salta, tanto en la Región de la Puna como en el Chaco Salteño, es posible encontrar
agua subterránea que presentan excesos de arsénico.
El Flúor, por ejemplo, tiene un doble efecto sobre la salud de la población ya que el déficit o
ausencia de este elemento en el agua para consumo origina enfermedades en el sistema
dentario, principalmente de los niños; sin embargo el exceso de Flúor puede causar serios daños
a la salud. El Flúor suele estar asociado geoquímicamente al arsénico y en nuestro país presenta
una distribución similar a la indicada para el hidroarsenicismo.
Existen muchas clasificaciones establecidas para aguas destinadas al riego. Una de las más
utilizadas es la de Wilcox. Esta tiene en cuenta a la concentración total de sales solubles
expresada mediante la conductividad eléctrica (en microsiemens/cm a 25 °C) y la concentración
relativa de sodio con respecto al calcio y magnesio (en meq/l), denominada índice RAS.
r Na
RAS
r Ca Mg
2
En el diagrama de Wilcox quedan definidas 16 categorías del agua establecidas al combinar las
distintas clases de las características de conductividad eléctrica y peligro de alcalinización del
suelo.
C-1: Agua de baja salinidad. Conductividad entre 100 y 250 microsiemens/cm a 25 °C que
corresponde aproximadamente a 64-160 mg/l de sólidos disueltos. Puede usarse para la mayor
parte de los cultivos en casi todos los suelos, con muy poco peligro de que desarrolle salinidad. Es
preciso algún lavado, que se logra normalmente con el riego, excepto en suelos de muy baja
permeabilidad.
S-2: Agua media en sodio. Puede presentar un peligro en condiciones de lavado deficientes, en
terrenos de textura fina con elevada capacidad de intercambio catiónico, si no contienen yeso.
S-3: Agua muy alta en sodio. En la mayor parte de los suelos puede alcanzarse un límite de
toxicidad de sodio intercambiable, por lo que es preciso un buen drenaje, lavados intensos y
adiciones de materia orgánica. En los suelos yesíferos el riesgo es menor.
S-4: Agua muy alta en sodio. En general es inadecuada para riego, excepto con salinidades bajas o
medias, siempre que se pueda posibilitar su empleo con la disolución de calcio del suelo, el uso
de yeso o de otros elementos.
Con respecto a la salinidad del agua puede establecerse la siguiente clasificación (Davis y De
Wiest, 1966):
Cultivos poco tolerantes: pera, manzana, naranja, almendros, ciruela, durazno, damasco,
limón, mora, chaucha, apio, rábano, etc.
Cultivos tolerantes: uva, aceituna, granada, tomate, coliflor, lechuga, maíz, zanahoria,
cebolla, arvejas, alfalfa, trigo, centeno, avena, arroz, girasol, higo, coliflor, papas, etc.
Cultivos muy tolerantes: dátil, remolacha, espárrago, espinaca, césped, algodón, cebada,
etc.
Con respecto al contenido de boro en las aguas destinadas al riego de plantaciones se pueden
establecer cinco clases:
La calidad de agua de bebida para animales, en principio, debería tener similares características
que para el consumo humano. Sin embargo, muchos animales pueden tolerar ciertas
concentraciones de sales que el ser humano no puede hacerlo.
Los bovinos conforman el grupo de animales que más se ajustan a calidades físicas y químicas
diferentes, siempre dentro de un ámbito de razonabilidad, fundamentalmente en cuanto al
contenido de sales totales y, principalmente de sulfatos. Por supuesto que el contenido de
Sager, 2000 (INTA E.E.A, San Luis), realiza una clasificación de la calidad de agua para consumo
animal bovino teniendo en cuenta la relación Sales Totales – Sales Beneficiosas – Sales
Perjudiciales. Las sales totales (residuo seco) debe expresarse en gr/l. Las sales consideradas
beneficiosas es igual a la diferencia entre las sales totales y los sulfatos (sales totales – sulfatos =
sales beneficiosas). Las sales perjudiciales corresponden al contenido en sulfatos (gr/l).
=
Sales totales = Residuo seco g/l y Sulfatos g/l (SO 4). La diferencia entre ambos indica con mucha
aproximación las sales beneficiosas.
=
Sales beneficiosas = Sales totales - sulfatos (SO 4). Pocas veces se obtendrán valores enteros al
determinar la relación, pero será suficiente que si el punto decimal supera 0,5 se redondee hacia
mayor y si es menor a 0,5 se redondee hacia menor.
Se denominan isótopos a todos aquellos átomos de un mismo elemento químico que tienen igual
número atómico pero diferente número de masa, es decir el mismo número de protones (o
electrones) pero diferente número de neutrones en su núcleo. Cada núcleo atómico queda
caracterizado por el número de neutrones y de protones que posee. Cualquier variación en uno
de estos dos números significa un cambio de especie atómica. En la naturaleza se conocen cerca
de 1300 isótopos, pero solo 274 correspondiente a 81 elementos, permanecen sin alterarse
durante largos periodos de tiempo. Los isótopos se clasifican en estables que son aquellos que
tienen una vida media superior a los 3000 millones de años e isótopos radiactivos son aquellos
que se desintegran emitiendo radiaciones y tienen una vida media inferior a los 3000 millones de
14 3
años. Entre estos último se encuentra el Carbono ( C) y Tritio ( H).
1
Los isótopos que revisten especial interés para el estudio de las aguas subterráneas son: H o H
2 3 12 13 14
(Hidrógeno), H o D (Deuterio), H o T (Tritio), C o Carbono-12, C o Carbono-13, C o
16 17 18 35 36 37
Radiocarbono, O Oxígeno, O Oxígeno-17, O Oxígeno-18, Cl o Cloro, Cl o Cloro-36 y Cl o
Cloro 37.
9.8.1. Abundancia
Por ejemplo, la relación isotópica para los más empleados en aguas subterráneas es:
, ,
⁄ ( )
⁄
⁄ ( )
⁄
De acuerdo a estas expresiones matemáticas, cuando δ presenta un valor positivo indica que la
muestra está enriquecida en el isótopo raro respecto al estándar y si el valor de δ es negativo, el
agua de la muestra está empobrecida respecto al estándar.
⁄
( )
Donde;
λ es la constante de desintegración o probabilidad de desintegración. Es propia de cada
radionúclido y modo de desintegración.
dN/dt es el decaimiento (disminución) del número de núcleos por unidad de tiempo.
( ⁄ ) ⁄
En hidrogeología, los isótopos que tienen interés son aquellos donde T tiene valores
comprendidos entre menos de un día y algunos millares de años. La radioactividad se mede en
curios (Ci); siendo un curio igual a 3,7 x 1010 dps (desintegraciones por segundo).
En el agua subterránea, se entiende como datación al tiempo que transcurre desde que se
introdujo el agua al acuífero a través de la zona de recarga hasta su llegada al punto en el cual se
extrae la muestra. Este tiempo depende de los parámetros hidrodinámicos del acuífero como la
conductividad hidráulica, distribución de las líneas de flujo, dispersión, gradiente hidráulico entre
otros.
Las técnicas más desarrolladas de datación de las aguas subterráneas son las que se basan en
14
medida de las concentraciones de Tritio y C ya que permiten:
El tritio, cuya concentración se expresa como Unidades de tritio (UT), tiene un periodo de
desintegración de 12,32 años y es un isótopo radiactivo del hidrógeno que por formar parte
integra de la molécula de agua constituye otro trazador ideal para estudiarla. Su desintegración
radiactiva permite introducir una dimensión temporal en el estudio del agua que se encuentra
almacenada en los acuíferos. Su origen está relacionado por dos procesos: En forma natural, por
las reacciones nucleares originadas por los rayos cósmicos con los gases de la alta atmósfera y en
forma artificial, por las explosiones termonucleares que se desarrollaron en la atmosfera a partir
de 1952 con un pico en el año 1963 y luego una disminución, después con la firma de un tratado
internacional a esta fecha.
Los estudios que se han realizado en los últimos años señalan que la producción natural de Tritio
en los últimos siglos ha sido constante o con pequeñas variaciones, incorporando alrededor de 5
UT a la precipitación y al agua superficial. Al ingresar a la zona no saturada, el tritio queda aislado
de la atmósfera y entonces su concentración inicial comienza a disminuir por desintegración.
Como ya se señaló, prohibidas las pruebas nucleares en superficie desde el año 1963, se ha
producido desde ese entonces una progresiva disminución; de tal manera que en la actualidad el
contenido medio de Tritio en el agua de lluvia está muy próximo a los valores naturales (5 UT).
Si se supone que un lugar determinado el aporte natural (el agua de lluvia) es la única fuente de
tritio y en el agua subterránea de un acuífero particular en esa zona presenta 3 UT; se podría
calcular la edad del agua de la siguiente forma:
( ⁄ ) ⁄
N0= 5 UT
N= 2 UT
T= 12,32 años
( ⁄ ) ⁄
Sin embargo se debe tener presente que los acuíferos tienen capacidad de almacenamiento, en
la generalidad de los casos, muy superior a la recarga anual, por lo que el agua se acumula
progresivamente y se mezcla a lo largo de los años. De esta manera la concentración del tritio
que se mide en una muestra de agua subterránea procedente de ese acuífero no suele señalar la
edad absoluta, sino una edad promedio a lo que se conoce o denomina como tiempo de
permanencia o de residencia. Las concentraciones de Tritio en el agua de lluvia presentan una
variabilidad espacial grande, afectada entre otros factores;
Así como en el caso del tritio las unidades empleadas son UT, en el caso del Carbono 14, la
14
unidad es el porcentaje de actividad de C que tiene carbono disuelto en la muestra, con
respecto a la actividad de la materia orgánica moderna, asumiéndose que es del 100%. Esto se
indica con una cifra entre 0 y 100 seguida de la expresión pmc (percent modern carbón). El
estándar de referencia para la actividad de la materia orgánica moderna es el ácido oxálico de
14 12
madera de 1950. En el estándar, la abundancia relativa del C respecto al C (isótopo más
abundante) es igual:
14 12 12
C/ C = 1/ 10
Por ejemplo, un árbol que muere en un momento dado, sólo tendrá un 50 pmc al cabo de 5.730
años y tendrá 25 pmc al cabo de 11.460 años y 12,5 pmc a los 17.190 años y 6,25 pmc a los
22.920 años y así sucesivamente hasta agotarse totalmente, cerca de los 40.000 años.
Para hacer dataciones utilizando 14C es necesario conocer si hay o no carbonatos en el terreno.
En el caso de que no los haya, la datación se puede realizar a dos niveles: la datación cuantitativa
para tener una idea previa de si el agua de recarga es muy reciente (posterior al año 1953) y la
datación semicuantitativa. En este último caso, para aguas con actividad ˃ 100 pmc se debe saber
que corresponden a años posteriores al 1953 y agua con actividad ˂ 100 son anteriores a ese año
(Vázquez Suñe et al., 2009).
Por ejemplo, el agua subterránea de un pozo en un acuífero de roca volcánica asumiendo que no
hay carbonatos en el terreno, tiene una actividad de 65 pmc. Para calcular hace cuanto tiempo se
recargó se procede así (Vázquez Suñe et al., 2009):
A0 = 100 pmc
A = 65 pmc
T = 5730 años
λ = ln2/T
⁄ ⁄
( ⁄ ) ( ⁄ )
En el caso de que en el terreno existan carbonatos, está claro que se modifica el contenido inicial
14
de C en el agua ya que la roca o sedimento (en realidad y más correctamente el medio de
12 13 14
circulación) aporta al agua C y C, pero no C. Esta situación provoca la diminución de la
14 12
proporción de C/ C, provocando un envejecimiento aparente del agua ya en el momento
14
inicial. Como lo señala Vázquez Suñe et al., 2009, esto se traduce en que la actividad inicial del C
en el agua (A0) era inferior a 100 pmc, pero no se puede saber cuánto disminuyó. Se han
desarrollado varias aproximaciones para estimar el valor de A 0 en medios carbonatados; entre
ellas y las más empleadas son la corrección química o de Tamers y la isotópica o de Pearson.
Código Alimentario Argentino (CAA). 2007. Capítulo 12 Bebidas Hídricas, Aguas y Aguas
Gasificadas. Artículo 982 - (Res Conj. SPRyRS y SAGPyA N° 68/2007 y N° 196/2007).
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Agua. Dpto. Geología. Universidad de Salamanca. España.
10.1. INTRODUCCIÓN
La contaminación del agua subterránea es difícil de detectar y corregir, tal es así que a menudo
no se detecta hasta que el contaminante mismo surge dentro de un pozo que está localizado a
una cierta distancia de la fuente de contaminación. Un acuífero, una vez contaminado, puede
deteriorarse totalmente como fuente de agua potable. Incluso si fuera posible limpiar el agua
contaminada de un acuífero, éste último (el reservorio) permanecería aún contaminado ya que
muchas sustancias químicas tienen la tendencia a unirse a partículas del sedimento. Conforme el
agua nueva remplaza a la contaminada removida (por bombeo por ejemplo), las sustancias
químicas unidas se liberan, contaminando el agua.
La contaminación de las aguas superficiales suele ser muy visible y por ello, normalmente se es
capaz de poner en movimiento acciones y remedios para evitarlo, mitigarla o por lo menos para
tratar de paliarla. En el caso de las aguas subterráneas, al no ser visibles y estar su explotación
muy distribuida, la acción protectora o correctora llega con frecuencia muy tarde, y ello en el
supuesto de que llegue a producirse. Además, cuando la contaminación se hace perceptible,
usualmente ya ha alcanzado un importante desarrollo en extensión del área contaminada (pluma
de contaminación).
Debido a la constitución física del acuífero (normalmente con fracciones sedimentarias de todos
los tamaños y los efectos atenuadores de los suelos) suele existir una resistencia natural a la
contaminación; pero una vez que ésta se ha producido y establecido, la regeneración suele ser
extremadamente lenta, a veces de muchos años, si es que puede lograrse por medios
económicamente viables. Lógicamente, la persistencia y evolución depende del contaminante,
pues mientras unos son fácilmente degradables naturalmente, otros lo son con dificultad y otros
son estables.
De lo mencionado se desprende con facilidad la gran importancia que tiene proteger los
embalses subterráneos contra la contaminación, cualquiera sea su origen.
Algunas de las actividades que generan serios riesgos de contaminación en países en desarrollo
son comparables a aquellas que ocurren en países altamente industrializados, por las que
presentan la amenaza más seria en las naciones en desarrollo difieren significativamente, tanto
individual como colectivamente en otros lugares.
Las aguas residuales domésticas y los desechos sólidos contienen altas concentraciones de
organismos fecales, de materia orgánica y de compuestos nitrogenados. Si se vierten
directamente al suelo y se infiltra, el agua subterránea puede contaminarse por patógenos
bacteriales y virales, incluyendo aquellos que causan diarrea, tifoidea y hepatitis; y por nitratos,
amonio, detergentes, desinfectantes y otras sustancias químicas. Estos pueden tornar el agua no
potable debido a su concentración que pone en peligro la salud humana.
La mayor amenaza sobre la calidad del agua subterránea se presenta cuando se urbaniza un área
sin alcantarillado, sobre acuíferos vulnerables con niveles freáticos poco profundos, con
infiltración de aguas residuales y de ríos contaminados por descarga de desagües y con lixiviación
de desechos domésticos en vertederos, y en menor grado, de rellenos sanitarios.
Foto 78: Residuos sólidos urbanos dispuestos en la margen del río Mojotoro, en la zona cercana a la ruta
nacional N° 34, provincia de Salta.
Foto 79: Residuos sólidos urbanos dispuestos directamente sobre el cauce del río Mojotoro, en la zona cercana
a la ruta nacional N° 34, provincia de Salta.
Figura 60: Imagen satelital del norte de la ciudad de Salta. Se puede observar el desarrollo de la ciudad y la
presencia de enormes piletas de tratamiento de líquidos cloacales que, luego, son vertidos al río Mojotoro, en la
zona de recarga del cono aluvial de este curso fluvial que se desarrolla en el valle de Siancas.
En el caso de los pozos perforados y entubados, muchas veces se producen serios problemas de
contaminación no solamente del acuífero superior, sino incluso de los acuíferos confinados, si es
que no se ha efectuado una correcta aislación sanitaria, sellando con cemento el espacio anular
superior del pozo y efectuando una plataforma de cemento en la parte superior.
En nuestro país y en nuestra provincia es muy común observar que los pozos (tanto excavados
como perforados) carecen de un acabado sanitario correcto tanto los pozos particulares como los
públicos. El mayor inconveniente está asociado a la falta de perímetros de protección y la
precariedad de las casillas de controles de comandos eléctricos; como así también la extrema
vulnerabilidad a los actos vandálicos ya que los pozos se encuentran totalmente expuestos. Otra
situación de potencial peligro es la exposición de los cables eléctricos de los equipos de bombeo
(electrobombas) que ante roturas (fortuitas o provocadas) de la protección puedan generar
situaciones serias de riesgos especialmente para los niños.
Foto 80: Pozo sin cerco perimetral y casilla de comandos. Obsérvese en el pozo el cable del equipo de bombeo
expuesto al manipuleo de personas y animales.
Foto 81: Otro ejemplo de Pozo sin cerco perimetral y casilla de comandos al alcance de las personas.
Obsérvese el estado del pozo y los residuos alrededor del mismo.
Foto 82: Pozo con cerco perimetral y casillas de comandos correctamente realizados, Salta Capital.
Aún más, los pozos fuera de uso (fundamentalmente los pozos excavados) pueden convertirse en
el mayor foco de contaminación de aguas subterráneas si no están sellados adecuadamente, ya
que a menudo son usados para disponer de residuos. Esta es una preocupación especial en
grandes ciudades, como por ejemplo, Lima, Sao Paulo, México, Guatemala, etc., donde, con el
paso de los años, se han construido varios miles de pozos excavados.
En muchos casos los efluentes que contienen tales sustancias químicas, se descargan en el
ambiente sin tratamiento para reducir sus efectos nocivos. Estos efluentes penetran en el agua
subterránea por infiltración de las lagunas, de fosas y de ríos, o de lixiviación. En otros casos, las
sustancias químicas, penetran en el suelo antes o durante su uso industrial, como resultado de
derrames o fugas de los tanques y tuberías, las cuales deberían ser teóricamente seguras. La
minería es un caso especial de industria que puede tener un impacto significativo sobre la calidad
del agua subterránea.
Tabla 10: Principales sustancias contaminantes relacionadas con la actividad industrial (Meinck et al., 1970 y
otros, modificado, en Fcihs, 2009).
Las prácticas agrícolas siempre ejercen una gran influencia sobre la calidad de agua subterránea y
pueden causar problemas serios, bajo ciertas circunstancias. Su influencia es grande debido a que
normalmente se realiza sobre áreas de recarga de acuíferos. De especial preocupación es el
cultivo de un solo tipo de cosecha (monocultivo) por muchos años sobre áreas extensas con
grandes aplicaciones de fertilizantes químicos y pesticidas. A esto puede agregarse la influencia
de irrigación excesiva que resulta en la lixiviación de sales, nutrientes y pesticidas. La descarga de
efluentes sin control proveniente de la cría intensiva de ganado también puede producir,
localmente, una contaminación orgánica significativa del agua subterránea.
Rocha y Baudino (2002) asocian las concentraciones anómalas de cloruros y nitratos a una
contaminación de origen urbano por incorporación de filtrados de líquidos del sistema de
evacuación de aguas residuales domésticas, señalando que parte de este sector de la ciudad de
Salta, no cuenta con sistema de evacuación de excretas. También indican que sobre la zona de
recarga del sistema acuífero, al norte de la ciudad, se ubican lagunas de estabilización de líquidos
3
cloacales que en ese entonces recibían aproximadamente 4000 m /día de líquidos cloacales a
tratar y cuyos efluentes luego, eran y son vertidos al río Mojotoro.
Vulnerabilidad intrínseca o natural: hace referencia a los atributos propios del acuífero
tal como el tipo de suelo, las características de la zona no saturada, los parámetros
hidráulicos y la recarga que controlan la aptitud del acuífero para responder ante un
impacto determinado, como así también su capacidad de autorestauración.
Vulnerabilidad específica o integrada: es la aptitud del acuífero para hacer frente a un
tipo determinado de contaminante o impacto en concreto. A diferencia del anterior, los
parámetros que miden esta vulnerabilidad están definidos por el impacto.
De acuerdo a estos dos conceptos, la vulnerabilidad natural se suele calcular y expresar entonces
en términos hidrogeológicos; mientras que la vulnerabilidad específica se expresa en términos de
riesgo frente a un determinado tipo de impacto.
Existe también el concepto de peligrosidad que mide el riesgo asociado únicamente a la salud
humana. Un ejemplo característico puede estar representado por un acuífero aluvial, libre, con
escaso espesor de zona no saturada, que resulta muy vulnerable y presenta un riesgo de
contaminación elevado si es que se vierten por ejemplo aceites industriales o metales pesados;
sin embargo puede ser considerado como no peligroso si es que el agua de ese acuífero no es
explotada para el consumo.
Según Foster (1987) la vulnerabilidad de los acuíferos frente a la contaminación es una propiedad
intrínseca del medio que determina la sensibilidad a ser afectados negativamente por un
contaminante externo.
Los métodos cualitativos presentan el inconveniente de su subjetividad, lo que los hace muy poco
comparables entre zonas diferentes. Sólo deberán ser usados para primeras evaluaciones,
cuando la escala considerada sea muy pequeña o cuando los datos disponibles sean muy escasos.
Los métodos cuantitativos, por el contrario, están representados básicamente por métodos
paramétricos. En estos métodos se seleccionan los factores que se considera influyen en la
vulnerabilidad, y luego cada factor se jerarquiza en intervalos. Cada uno de estos intervalos está
representado por un valor de parámetro (rating) al cual se le asigna un índice de ponderación o
peso relativo (weight).
La combinación final de todos estos puntajes asignados resulta en índices de vulnerabilidad, que
luego se agrupan en diferentes clases. La ventaja de estos métodos frente a los anteriores es que
se elimina, al menos en gran medida, la subjetividad de la evaluación y hace muy comparables
mapas obtenidos por el mismo método.
Los dos métodos cuantitativos paramétricos internacionalmente más utilizados para determinar
la vulnerabilidad de los acuíferos son los métodos del Índice DRASTIC y del Índice GOD. Los
índices de vulnerabilidad determinados de esta forma buscan establecer la capacidad de
atenuación de contaminantes por eliminación, retardación y dilución para cargas contaminantes
impuestas desde superficie.
El método DRASTIC (Aller et al., 1987) valora y pondera parámetros intrínsecos, que reflejan las
condiciones naturales del medio. Este sistema paramétrico sumativo de evaluación incluye siete
factores fundamentales a las que asigna valores (rating) y un multiplicador o índice de
ponderación (weight).
Cuando no se cumplen las condiciones anteriores, la posterior evaluación del riesgo potencial de
contaminación del agua subterránea mediante un análisis de vulnerabilidad por este método, no
es confiable. El índice DRASTIC se resuelve mediante la siguiente ecuación:
Valor del Índice de Vulnerabilidad = DRDW + RRRW + ARAW + SRSW + TRTW + IRIW + CRCW
La ecuación anterior expresa la conjunción de las valoraciones de cada propiedad, aportadas por
el método, y el conocimiento que se tiene de las unidades acuíferas involucradas.
Como resultado final, luego de encontrar un valor numérico o índice de vulnerabilidad para cada
porción del área de estudio, se delimitarán áreas mayores agrupando intervalos de valores de
índices de vulnerabilidad a fin de zonificar el área según la categoría de vulnerabilidad resultante:
El método DRASTIC puede ser utilizado en casos específicos; por ejemplo, permite evaluar la
susceptibilidad de un sitio a la acción de una carga contaminante permanente, tal es el caso de
los sitios a utilizar para disposición de desechos sólidos. En esta condición existe una mayor
probabilidad que el acuífero esté afectado por la producción de lixiviados del propio relleno
sanitario; también permite discriminar áreas homogéneas con el mismo nivel de vulnerabilidad a
partir de las cuales se puede obtener una evaluación de las zonas de recarga y crear zonas de
protección para el propio acuífero.
El método GOD (Foster, 1987; Foster e Hirata, 1988) se basa en que la vulnerabilidad del acuífero
es primera y lógicamente una función de:
Estos dos componentes de la vulnerabilidad del acuífero interactúan con los siguientes
componentes correspondientes de la carga contaminante al subsuelo:
Tabla 13: Componentes del índice GOD, sus características y valoraciones, así como las secuencias lógicas de
ocurrencia.
Figura 61: Sistema GOD para evaluación del índice de vulnerabilidad de un acuífero (Foster, 1987).
Una vez establecida la vulnerabilidad del reservorio y establecida una actividad potencialmente
contaminante, se necesita establecer cuatro características semi - independientes de la carga
contaminante al subsuelo (Foster, 1987; Foster e Hirata, 1988) para cada actividad
potencialmente contaminante. Estas son:
La metodología que se presenta para la determinación del riesgo de contaminación de las aguas
subterráneas, es aquella propuesta por el CEPIS durante el desarrollo del Programa Regional de
Control y Prevención de la Contaminación de Aguas Subterráneas. Este plan fue adoptado por la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) para la Región de América Latina y el Caribe.
Las bases de la metodología utilizada son procedimientos que se consideran apropiados para la
determinación del riesgo de la contaminación de aguas subterráneas en la Región de América
Latina y el Caribe y se considera como un primer paso en la evaluación del riesgo de
contaminación de aguas subterráneas.
La metodología enfoca el riesgo de contaminación del agua subterránea debido a la actividad del
hombre y se debe aplicar con el objetivo de establecer prioridades, pero no para sustituir la
inspección y el monitoreo sistemático de campo. La metodología se refiere exclusivamente al
riesgo de que el agua subterránea se contamine con concentraciones que excedan las
recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la calidad del agua potable,
pero no al riesgo resultante para la salud humana.
Se puede tener una alta vulnerabilidad sin riesgo de contaminación, por la ausencia de una carga
significativa de contaminantes, y viceversa. La carga contaminante puede ser controlada o
modificada, pero no la vulnerabilidad del acuífero, excepto en algunas actividades antrópicas
donde se elimina la cubierta de suelo o material de la zona no saturada y que puede aumentar la
vulnerabilidad natural.
En vista de la complejidad de los factores que afectan el transporte de los contaminantes en las
aguas subterráneas, de la importancia potencial de factores muy detallados y de la singularidad
de cada situación de campo o área de evaluación, sería lógico tratar cada actividad contaminante
en un ambiente hidrogeológico dado a mérito individual y llevar a cabo investigaciones
independientes para evaluar el riego de contaminación.
Los parámetros hidrogeológicos y las obras hidráulicas (por lo general extraídos directamente del
mapa hidrogeológico) deberían conservarse en el mapa de vulnerabilidad, para uso en
posteriores investigaciones más detalladas del riesgo de contaminación de aguas subterráneas en
áreas seleccionadas.
Si se opta por el uso del índice de vulnerabilidad se recomienda también mapearlo a la escala
seleccionada de trabajo. Los mapas son sombreados en tonos de rojo, indicando la vulnerabilidad
creciente con una mayor intensidad de color. En el caso de la carga contaminante al subsuelo de
las fuentes puntuales de contaminación, se realiza un inventario y localización de los mismos en
un mapa a la misma escala que el anterior.
En algunas zonas la necesidad de fuentes adicionales de agua es tan agobiante que quizás se
puede entender que la protección de acuíferos se pase por alto o se vea como una consideración
menor.
El primer paso hacia la protección del agua subterránea es tomar conciencia de la escala y
seriedad del problema. En áreas urbanas vulnerables, normalmente se dará la máxima prioridad
a las medidas de control o acciones correctivas que incluyen:
Tales acciones necesitan una base institucional y adicionalmente pedir apoyo legal. Las
autoridades nacionales deben considerar los siguientes pasos:
El área de protección más amplia que se puede definir para un pozo o manantial es la de
captación y recarga. Esta es el área dentro del cual toda recarga del acuífero, ya sea proveniente
de precipitación o infiltración de agua superficial, será captada. Es por ello que, para eliminar
completamente el riesgo de contaminación, toda actividad potencialmente contaminadora
tendrá que ser prohibida o controlada en el ámbito requerido dentro de toda la zona de
captación. Esto será frecuentemente insostenible debido a presiones socioeconómicas, entonces
se requerirá efectuar alguna subdivisión de la zona de captación para aplicar restricciones más
severas en aquellas áreas cercanas al pozo o manantial.
Las zonas de protección se delimitan teniendo en cuenta las condiciones hidrogeológicas del
ambiente y en especial, la extensión de la zona de recarga de las captaciones a proteger.
Zona de Protección I
Debe rodear a la captación por los lados por lo menos con un radio de 10 metros. Normalmente
la construcción de un alambrado perimetral, con acceso restringido es suficiente.
Depende principalmente de la “línea de los 50 días”. Aguas arriba de la captación debe haber, por
lo menos, 100 metros. Como regla, esta zona de protección no necesita ser tan grande hacia
todos los lados y aguas abajo del pozo como la zona de anterior. En el caso de que los datos
hidrogeológicos sean insuficientes o exista una fuerte fluctuación del caudal de descarga, esta
zona debe ser mayor (como medida de seguridad).
Generalmente debe extenderse hasta los límites de las zona de recarga de la captación.
Para la Zona de Protección I o inmediata: propiedad de la empresa que presta el servicio. Esta
zona debe garantizar la protección directa sobre los alrededores inmediatos de las captaciones o
manantiales contra la contaminación. Esta zona estará cerrada y controlada con prohibición de
realizar cualquier actividad. Dentro de los límites de la zona de protección I son válidas todas las
restricciones para las zonas III, II y tampoco están permitidas la entrada no autorizada, cualquier
tipo de actividad agrícola, uso de fertilizantes y uso de abono orgánico.
Para la Zona de Protección III o lejana: se establecen restricciones de uso del terreno en relación
a la instalación de establecimientos industriales o urbanizaciones o a determinadas actividades
agrícolas, y a la existencia de vías de comunicación. Esta zona debe garantizar la protección
contra peligros serios especialmente los causados por sustancias químicas no degradables o
altamente degradables y contaminantes radiactivos. Tampoco está permitido: filtrado de aguas
residuales, incluyendo aguas de alcantarillado de rutas, caminos y lugares pavimentados;
filtración de sustancias radiactivas, refinerías, plantas metalíferas, plantas químicas, etc. si no
tratan y remueven estas sustancias cuidadosamente; plantas nucleares, almacenamiento y
disposición de sustancias radiactivas o peligrosas, cañerías de conducción muy largas para
transportar sustancias peligrosas para la calidad del agua, ubicación de vertederos, depósitos de
basura, cementerios de autos y chatarras, plantas de tratamiento de efluentes, etc.
La contaminación de las aguas subterráneas ocurre cuando los contaminantes se infiltran hasta el
sistema acuífero. Frecuentemente esto ocurre como consecuencia de la descarga descontrolada
al suelo de efluentes. Los perfiles del suelo tienen capacidad de atenuar muchos, pero no todos,
los contaminantes del agua. Los procesos involucrados en ésta atenuación continúan, pero en
menor grado a mayor profundidad en la zona no saturada y en la zona saturada del acuífero. En
ésta última, la dispersión hidrodinámica que acompaña al flujo de las aguas subterráneas
ocasionará también la dilución de contaminantes persistentes y móviles.
La migración del agua y el transporte de contaminantes desde el suelo hasta las aguas
subterráneas tienden a ser un proceso lento en la mayoría de los acuíferos. Esto significa que
puede tomar muchos años, incluso décadas, antes que el impacto de un episodio de
contaminación por un contaminante persistente sea identificado en los suministros de aguas
obtenidos desde el acuífero. Durante éste período puede haber ocurrido un daño irreversible del
acuífero.
Otra complicación práctica con las áreas especiales de protección es que ellas interactúan,
cambian de posición y tienen formas complejas si varios pozos existen próximos unos a otros. Por
la tanto, éstas áreas son las apropiadas para acuíferos con regímenes de explotación estable. En
el caso de acuíferos sometidos a explotación intensiva, sería más práctico unir áreas individuales
en un área más grande y general de protección. Sin embargo, si una proporción significativa de
explotación, es para uso no potable (como por ejemplo riego), se presenta una complicación
adicional.
Las actividades humanas en la superficie que generan una carga contaminante al subsuelo se
pueden clasificar de diferentes maneras. La clasificación más común es genérica; que divide las
actividades en categorías, tales como residencial, industrial, agrícola y minera con diversos
niveles de subdivisión. Otros criterios que frecuentemente son utilizados, en estudios
hidrogeológicos como la distribución espacial (fuentes puntuales, fuentes dispersas, etc.), tipo de
contaminante, volumen y profundidad de la descarga del contaminante con respecto a la
superficie. Sin embargo, en el desarrollo de estrategias para el control de la contaminación es
necesario considerar también otros criterios como el instante de la descarga contaminadora y la
actitud del mismo contaminador. Es importante reconocer la diferencia entre:
El principio del “Contaminador Paga”, en su sentido más directo y simple, es ineficaz para el caso
de aguas subterráneas, comparado por ejemplo con el control de la contaminación de ríos,
porque normalmente una contaminación severa del acuífero ocurre antes de reconocerse
claramente el problema. Además, la comprobación en cuanto a la fuente precisa y/o tiempo
exacto de contaminación, es generalmente muy onerosa. El mejor planteamiento para la
aplicación de este principio es que el contaminador potencial debe pagar por la protección del
acuífero, en términos de medidas de control y monitoreo.
Las actividades agrícolas intensivas que incluyen la ganadería representan una posible fuente de
contaminación de las aguas subterráneas, especialmente con respecto al nitrato, fosfato y carga
de carbono orgánico. Una sola vaca, por ejemplo, produce más de 10 veces el DBO y N que un ser
humano. La carga contaminante es aplicada normalmente al suelo debajo de lagunas de
efluentes, en corrales, como resultado del drenaje proveniente de los almacenamientos de
ensilaje, todo lo cual puede necesitar algún tipo de control.
Las lagunas de efluentes son el método normal de tratamiento intermedio para los residuos
líquidos generados por éste tipo de actividad agrícola. Tales lagunas necesitan ser diseñadas con
dimensiones suficientes para que puedan retener el efluente generado durante un periodo de
por lo menos 10 días. Se debe prevenir que el drenaje pluvial entre a las lagunas, las cuales no
deben ser construidas por encima de acuíferos de alta vulnerabilidad a la contaminación o en
áreas expuestas a inundaciones. Normalmente, las lagunas no deberían ser revestidas
artificialmente, aunque podría esperarse que normalmente tengan un suelo de arcilla compacta,
de baja permeabilidad, de manera de reducir la infiltración tanto como sea posible.
En muchos casos, los efluentes y Iodos estabilizados de tales lagunas son subsecuentemente
usados como fertilizantes agrícolas. La irrigación o el esparcimiento de tales materiales sobre la
tierra requieren de un control en la aplicación con relación a la capacidad del uso de cultivo
involucrado, al clima local y a las condiciones hidrogeológicas; y no deberá estar cerca de pozos
de abastecimientos de agua, o a sumideros en acuíferos calcáreos kársticos. El factor clave para
el control de fuentes puntuales de contaminación agrícola es educar a los agricultores sobre los
riesgos de contaminación de las aguas subterráneas y sobre las opciones disponibles para
disminuir el riesgo.
Las lagunas son frecuentemente usadas para procesos tales como el almacenamiento, manejo,
evaporación, asentamiento y oxidación de efluentes. Estas pueden derivarse de sistemas de
alcantarillado municipal o de actividades industriales. Las lagunas de estabilización de aguas
residuales municipales contendrán grandes cantidades de materia orgánica natural, elevadas
poblaciones patógenas y concentraciones significativas de nutrientes y sales.
Las medidas de control normalmente implicarán acciones para reducir fugas mediante
revestimiento o cierre de lagunas en casos extremos con transporte de efluentes fuera de sitio.
Sin embargo, pocos materiales de precios razonables y actualmente disponibles se mantienen
impermeables por largos periodos, especialmente si se tratan de sustancias agresivas o de la
limpieza intermitente de lagunas. De éste modo, aún las lagunas revestidas pueden presentar
fugas a cierto grado.
La disposición de residuos sólidos constituye uno de los mayores problemas ambientales, lo cual
incluye un riesgo significativo de contaminación de aguas subterráneas. En muchos casos, los
residuos industriales que contienen metales pesados o compuestos orgánicos tóxicos son, o han
sido, dispuestos sin control con residuos domésticos en relleno. En ciertas ocasiones, cilindros
conteniendo sustancias químicas altamente tóxicas también han sido enterrados conjuntamente
con esos residuos. La generación de un lixiviado muy contaminado y la posible acumulación de
gases peligrosos son consecuencias inevitables de la disposición de residuos en un relleno
sanitario en climas húmedos. Ocurre también en zonas áridas como resultado del alto contenido
de humedad de la mayoría de los mismos residuos. Normalmente se puede esperar la generación
de un lixiviado con altas concentraciones de NH4, COD, C, B, etc., durante varias décadas. La
intensa degradación bioquímica dentro de un relleno sanitario que contiene residuos orgánicos
húmedos controla la descomposición química de los lixiviados y, los procesos de degradación
cambian con la edad y el tipo de relleno. Un factor crítico es el cambio de condiciones
acetogénicas (con lixiviados de alto contenido de COD), a condiciones metanogénicas (con la
conversión de contaminantes orgánicos a gas). Estos procesos son poco investigados en países en
desarrollo donde el contenido de humedad de materia orgánica de residuos podría ser distinto a
los países muy industrializados.
Un nuevo sitio para la disposición de residuos necesita estar debidamente ubicado con respecto
a las condiciones hidrogeológicas, cuidadosamente controlados con relación a los tipos de
residuos recibidos, adecuadamente diseñado y debidamente operado, para minimizar la
generación de lixiviados capaces de contaminar el agua subterránea y de gases explosivos
capaces de causar otro peligro ambiental serio.
Como ya se expresó anteriormente, una vez que un acuífero ha sido contaminado es casi siempre
una tarea extraordinariamente difícil el proceder a descontaminar el mismo ya que los
reservorios de agua subterránea están compuestos por una trama líquida (el agua) y una trama
sólida (el medio de circulación) y aun cuando sea posible eliminar o más precisamente renovar
por completo todo el agua almacena en el reservorio (cosa prácticamente imposible) y recargar
agua no contaminada; se debe tener presente que la trama sólida permanecerá todavía con los
contaminantes incorporados. Es por ello que antes de pensar un escenario de descontaminación,
se deben tomar todos los recaudos necesarios para que contaminación no suceda y si el hecho
ocurre, intervenir lo más rápido posible y eliminar la fuente de contaminación.
La descontaminación hace referencia a aquel dispositivo o metodología que tiene por finalidad la
restauración de la calidad del agua del acuífero hasta niveles tales que los elementos o
compuestos contaminantes no sean peligrosos para la salud humana o para otros fines
determinados.
Los procesos químicos se basan en el concepto que muchos contaminantes se pueden atenuar a
partir de reacciones químicas que en muchos casos los pueden eliminar por completo o
neutralizarlos. Las principales técnicas están basadas en provocar cambios en el estado redox, en
los cambios entre ácidos y bases, procesos de precipitación o disolución, adsorción – desorción o
reacciones de complejación.
Los procesos microbiológicos están basados en la capacidad que tienen ciertos microorganismos,
durante su actividad metabólica, de usar determinados elementos y compuesto químicos para
sus procesos de síntesis celular y de esta forma eliminar o atenuar contaminantes. Los
receptores más comunes de estos microorganismos son el oxígeno, los nitratos, el hierro (+3) y el
dióxido de carbono.
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Internacional de Hidrogeólogos - Grupo Español. Valencia.
Al estudiar las cuencas hidrográficas a nivel regional, es imprescindible comenzar con las
principales unidades que se presentan en un continente. En Sudamérica, las principales cuencas
hídricas son:
Cuenca Orinoco
Cuenca Amazonas
Cuenca del Plata
Cuencas endorreicas de la Puna
Cuencas menores de vertiente atlántica
Cuencas menores de vertiente pacífica
El Mapa Hidrogeológico de América del Sur realizado por la Organización de Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Programa Hidrológico Internacional (PHI),
Oficina Regional de Ciencias y Tecnología para América Latina y el Caribe (1996), ha dividido a
América del Sur en 16 Provincias Hidrogeológicas:
La República Argentina, alargada de norte a sur y con un relieve escalonado hacia el oeste,
presenta una pendiente hidrográfica preponderante: la del océano Atlántico. Solamente una
estrecha faja situada a lo largo de los Andes Patagónicos pertenece a la pendiente del océano
Pacífico.
La particular disposición de sus montañas, como las actuales condiciones climáticas imperantes,
determina áreas sin escurrimiento superficial y/o sin desagüe al mar, conocidas con el nombre de
arréicas y endorreicas, respectivamente.
1 - Cuenca del Río de la Plata: Esta cuenca es, después de la del Amazonas, la más extensa de
América del sur y una de las más amplias de la tierra. La superficie aproximada que abarca es de
2
4.500.000 km . Esta cuenca se caracteriza por una marcada dirección norte - sur del eje fluvial
que conforman el río Paraguay y el Paraná. El límite norte de la cuenca se encuentra en el Brasil y
el austral alcanza los 36° de latitud sur (a la altura del río Salado en Buenos Aires), es decir que de
norte a sur tiene una extensión aproximada de 2.500 km. El límite oriental de la cuenca está
conformado por los sistemas positivos de las sierras de Paranapiacaba, Do Mar, Geral y las
Cuchillas de Uruguay. El límite en el occidente, (oeste) es más difícil de establecer, no obstante,
se puede considerar el borde oriental de la Puna como límite. Entre los cursos de agua más
importantes se tiene: el río Paraguay, río Paraná, río Pilcomayo, Tarija, San Francisco, río
Bermejo, río Juramento, río Salado, Iguazú, Uruguay, Carcarañá, río de la Plata.
2 - Cuenca del Sudeste de la Provincia de Buenos Aires: Hacia el sur de la cuenca del Plata, el
relieve de la provincia de Buenos Aires ha determinado la formación de pequeñas redes de
drenaje que recortan las Sierras de Tandil y la Ventana y la meseta de Juárez. Esta cuenca está
caracterizada por la presencia de numerosos cursos de agua de régimen temporario y unos
pocos de régimen permanente. Se pueden mencionar: río Quequén, río Claromecó, río Quequén
Salado, Sauce Grande, etc.
3 - Cuenca del Río Desaguadero - Salado: El oeste cordillerano, comprendido entre los 27° 35' y
los 33° 30' de latitud sur está surcado por un sistema de ríos que bajan de las altas cumbres,
seccionando las laderas orientales de la precordillera. Mencionados de norte a sur, se tiene los
ríos: Jáchal, Bermejo Riojano, San Juan, Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel. Todos ellos al salir
de la zona cordillerana, tienden a insumirse al pie de la misma. El colector principal del sistema es
el río Desaguadero –Salado –Chadileufú - Curacó. Este sistema hídrico es de carácter temporario,
ya que en algunas ocasiones excepcionales, puede existir conexión con la cuenca del río
Colorado.
5 - Cuenca del Río Negro: Este sistema se encuentra en posición intermedia entre la cuenca del
Colorado y las Cuencas Patagónicas. Como se encuentra en una zona de transición se tratará en
forma independiente. El río Negro y su cuenca imbrífera ocupan un lugar destacado en la
hidrografía argentina. Su cuenca abarca algo más de 5° geográficos en sentido de latitud; tiene la
forma de un triángulo, limitando su lado noroeste el río Neuquén, el lado sudoeste el río Limay y
la base del triángulo en el límite argentino - chileno.
6 - Cuencas Patagónicas: Bajo esta denominación, se incluye a numerosos sistemas hídricos que
se encuentran en el ámbito patagónico y que debe ser estudiados cada uno en forma individual.
Entre otras se encuentran las siguientes:
7 - Cuenca de la Tierra del Fuego: Esta isla contiene la red de drenaje más austral de América.
Existe una sola cuenca, que por su dimensión, debe considerarse importante: la cuenca del Río
Grande de Tierra del Fuego. El Grande nace en Chile, en los faldeos orientales de la Sierra de
Carmen Sylva. Su dirección es netamente oeste a este. Los principales tributarios son el Turba y El
Candelaria. Al norte de éste sistema hidrográfico se encuentra pequeños cursos de agua que
también desembocan al mar. Ellos son: río Chico, San Martín, Cullen, etc. Hacia el sur de la
cuenca imbrífera del Grande, se encuentran el río Fuego, Ewan, Lainez, etc.
La región drenada por los ríos de la pendiente pacífica, se caracteriza por ser montañosa, con
abundantes precipitaciones líquidas y sólidas. Son cursos relativamente cortos y muchos de ellos
han capturado, en el transcurso de su evolución, caudales de cuencas vecinas que de esta
manera se incorporan a la pendiente del pacífico. La característica común de estos ríos, es la
fuerte pendiente y la presencia de rápidos, saltos y cascadas en sus cauces. De norte a sur se
tiene:
2 - Cuenca del Río Manso - Puelo: El frente cordillerano del oeste del Chubut, comprendido
entre los 41° 10' y los 42° 23' de latitud sur, está surcado por una serie de ríos y arroyos que
encadenan a su paso a numerosos lagos de diferente envergadura, determinando de esta
manera dos colectores principales: el Manso en el norte (al norte de El Bolsón) y el Puelo en el
sur, que con el nombre de éste último, llegan hasta el nivel de base en el océano Pacífico.
3 - Cuenca del Río Futaleufú o Grande: Las cabeceras del Futaleufú se originan con el nombre de
río Tigre en la Cordillera. Con una dirección oeste - este se desplaza por un desfiladero rocoso,
recibiendo sucesivamente a los Arroyos Tercero, Segundo y Primero. Su nivel de base está en el
Lago Cholila y su emisario sale con el nombre de río Garreleufú sobre la margen oriental. A poca
distancia recibe el Pedregoso que tiene una dirección de escurrimiento noroeste - sudeste hasta
recibir los aportes del río Blanco o Cholila (42° 30’ aproximadamente). Después de la confluencia
del Cholila con el colector principal, el Futaleufú sigue hacia el sudoeste, entregando sus aguas al
Lago Rivadavia. El Futaleufú sale del extremo meridional de éste y al cabo de un recorrido de
aproximadamente 7 km, entrega sus aguas al Lago Chico o Verde, saliendo de él, é
inmediatamente aguas abajo recibe los aportes del Lago Menéndez, después de la junta el río
tuerce hacia el sur y entrega sus aguas al Lago Futalaufquen, que es el mayor de los lagos
interpuesto. El Futaleufú penetra en este lago por el occidente, y al salir de él, inmediatamente
hace lo mismo en el Lago Krüger. Saliendo de éste, el colector principal recibe por la margen
oeste los desagües de los Lagos Uno, Dos y Tres; aguas abajo entrega sus aguas al Lago Situación.
A partir de aquí se le unen al río Corintos y el río Percey, el Futaleufú sigue su curso con una
dirección netamente occidental hacia la frontera argentina - chilena recibiendo a varios afluentes
sobre ambas márgenes.
4 - Cuenca de los Ríos Carrenleufú - Palena - Pico - Figueroa: El nacimiento del río Carrenleufú se
encuentra en el Lago General Paz o General Vintter, al norte del mismo, por el sur del lago se
extiende la red hídrica del río Pico. El Carrenleufú recibe numerosos tributarios menores en el
sector argentino, y una vez engrosado sus caudales por estos aportes entra en territorio chileno,
donde recibe el nombre de río Palena. Por su parte, el río Pico recibe a tributarios cortos pero,
generalmente caudalosos, que entregan sus aguas a un sistema de lagos enlazados entre sí, que
entretiene el escurrimiento; estos lagos (en el lado argentino todos) reciben el nombre de Lago
Pico Uno, Dos, Tres, Cuatro, hasta Diez y sus derrames caen al colector principal, al traspasar la
frontera, el Pico recibe el nombre de río Figueroa. Este último, entrega sus aguas
progresivamente a los Lagos Verde y Roselot y luego de alejarse de éstas, se una al Carrenleufú -
Palena, para entregar finalmente sus caudales al océano Pacífico.
5 - Cuenca del Lago Buenos Aires: El Lago Buenos Aires está situado en los 46° 30' de latitud sur.
Su longitud es de unos 170 km de los cuales solamente pertenecen a la Argentina 50 km. Su
desagüe original fue atlántico a través del cañadón del Deseado, hasta que fue capturado por el
Una amplia región del territorio argentino tiene redes hidrográficas que carecen de desagüe al
mar. Las causas que determinan esta situación son varias. En primer término, la vasta extensión
difícilmente salvable por caudales pobres que no pueden abrirse paso hacia el mar; segundo, las
condiciones morfológicas de las zonas que atraviesan. De norte a sur se puede dividir la gran
región endorreica argentina en:
Cuencas Endorreicas de la Puna: Bajo este nombre se incluye a numerosos sistemas que
constituyen por sí mismos cuencas individuales y que deben ser estudiadas como tales.
Ordenadas de norte a sur se tiene entre otros;
Cuenca de los Bolsones: A diferencia de los ríos de la Puna, en esta región las precipitaciones son
mayores y los cursos de agua suelen tener un cauce más o menos continuo, elaborado durante la
época estival. Ente ellas están:
b) Cuenca del Río Belén: el río Belén tiene sus cabeceras en el borde de la Puna y tiene su nivel de
base en la Salina de Pipanaco, llamada también, bolsón de Andalgalá. En su cuenca se distingue el
río San Fernando y el Hualfín. El río Belén corre con rumbo sur a lo largo de un amplio valle, y por
último, entrega sus aguas a la salina de Pipanaco que ocupa la parte más deprimida entre las
Sierras de Ambato y las de Atajo.
c) Cuenca del Río del Valle: Este río es el colector general del Valle de Catamarca; el río del Valle
lleva sus nacientes hacia el norte de Ambato, donde recibe el arroyo homónimo y el de las
Burras. A la latitud de la localidad de Punta del Río, el curso de agua prácticamente desaparece.
d) Cuenca del Río Famatina - Los Colorados: Dentro del pobre sistema hidrográfico de La Rioja,
ésta se puede considerar como una de las más importantes. Entre los cursos principales se tiene:
el río Durazno o Chilecito, que drenan las aguas de la cumbre de la Mejicana, el río Famatina que
drena las aguas de la sierra Baya, y los derrames ocasionales de los ríos Chilecito - Famatina que
escurren hacia un valle longitudinal recostado sobre las sierras de Velazco.
f) Cuenca del Oriente Cordobés y Norte de San Luis: En general, se puede decir que el nivel de
base de los cursos de agua de esta cuenca se encuentra en la gran depresión de las Salinas
Grandes. En el noroeste de la Provincia de San Luis, los cursos de agua son poco significativos y
todos ellos de régimen temporal; en el oriente de las Sierras Cordobesas la situación es similar, a
excepción del río Cruz del Eje que es el curso de agua más importante.
g) Cuenca del Río Quinto: El más importante de los ríos Puntanos es el Quinto, cuya cuenca se
extiende sobre las estribaciones meridionales de las sierras de San Luis, a las cuales drena
mediante una numerosa red tributaria que converge hacia el colector principal. Las nacientes
están formadas entre otros por los ríos Sololasta, Cañada Honda, Grande, Trapiche, Molle,
Chorrillos, y en virtud del pobre caudal, el río Quinto divaga y hasta desaparece. Su nivel de base
varía de acuerdo a las precipitaciones ocurridas en la cuenca. El viejo problema de la probable
conexión de este sistema con la cuenca del río Salado de la provincia de Buenos Aires quedaría
resuelto si el río Quinto contara con caudales suficientes como para sostenerse en el tramo
comprendido entre su fluctuante nivel de base y los nacimientos del Salado.
Cuencas Nor – Centrales: Las Sierras Pampeanas, orientadas de norte a sur, reciben sobre las
pendientes que miran al este un promedio de precipitaciones de 800 mm; la importancia de los
ríos disminuye, conforme a las precipitaciones, esto es de norte a sur.
a) Cuenca del Río Horcones - Urueña: Esta es una cuenca relativamente pequeña, que se
encuentra en las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero. El río Horcones recibe los
aportes de los ríos Cajón, Pampa, Hoyada, Rosario, etc., que drenan las aguas de las Sierras de
Rosario de la Frontera. Hacia el sur del Horcones y limitando las provincias de Salta y Tucumán se
encuentra el río Urueña que tiene como tributarios a los ríos Blanco, Aragón y Castillejos entre
otros. El Urueña recibe los aportes de los ríos que colectan las aguas de la Sierra de Castillejos.
Ambos cursos de agua, al llegar a territorio santiagueño, pierden jerarquía y se difunden en un
amplio sistema de bañados, esteros y zonas anegadizas, que actúa como nivel de base, son los
esteros de la Esperanza, Monteagudo, La Fortuna, etc.
b) Cuenca del Río Salí - Hondo o Dulce: La cuenca efectiva de ésta, se extiende principalmente,
sobre los faldeos de las Cumbres Calchaquíes, Aconquija, Santa Ana, Narváez, el Alto y Ancasti. El
río Salí tiene sus nacimientos más remotos en el río Tala; este a su vez recibe al río Candelaria y
Zárate, aguas abajo recibe al río Aturralde o Choromoros que drenan las aguas de la ladera
oriental de las Sierras Calchaquíes. Más al sur, se forman los arroyos Sepulturas, Huasamayo,
Pajonal y otros que dan lugar a la formación del río Vipos. La confluencia con el Salí se realiza
aguas abajo de la localidad que le da el nombre al río. Desde la Sierra de Medina llega al colector
principal el río Calera. El Salí continúa con rumbo meridiano, recibiendo en la localidad de Lules al
río homónimo, que es bastante importante por su caudal y cuenca imbrífera que drena las
cumbres de San Javier. Estos cursos de agua y otros menos importantes descargan sus aguas en
un nivel de base local y artificial que es el embalse de Río Hondo. Aguas abajo, el río Marapa y
Chico forman el Hondo que se une al Salí transmitiendo su nombre al río principal durante el
Cuencas del Oeste de la Provincia de Buenos Aires: La morfología de la Provincia de Buenos Aires
está dominada por la presencia de dos sistemas de relieve positivo, el de Tandil y el de la
Ventana, unidos entre sí por la Meseta de Juárez. Esta última, es bastante baja, pero lo suficiente
como para controlar la dirección de escurrimiento, los que se dirigen hacia el occidente y se
embalsan en una serie de lagunas chatas que se alinean en una dirección sudoeste - nordeste. En
años de abundantes precipitaciones, algunas lagunas se colmatan y emiten pequeños arroyuelos
que las unen entre sí. Entre las más importantes y de norte a sur se tiene:
Cuencas Menores: Como se sabe, solamente las grandes redes fluviales cuyas cabeceras llegan a
la cordillera, entregan sus aguas al océano Atlántico pues fuera de la zona serrana, la mayoría de
los cursos no reciben aportes de tributarios. Por otro lado, la forma tabular y zonas bajas de la
Patagonia controlan el drenaje y permite que se formen exiguas redes, muchas de ellas con
caudales intermitentes, que tienen como nivel de base lagos, lagunas transitorias y salinas. Entre
las más importantes se tiene:
Cuenca de Malargüe
Cuenca de Valcheta
Cuenca del Arroyo Quetrequille
Cuenca de las Salinas de las Niñas
Cuenca de Sacana
Cuenca de Cona Niyeu
Cuenca del Arroyo Perdido
Cuenca del Lago Blanco
Cuenca de la Laguna del Sello
Cuenca de la Laguna Salitrosa
Cuenca del Lago Strobel
Cuenca del Lago Cardiel
Cuenca de la Laguna Colorada
En el año 1883 se dicta una ley destinada a la búsqueda de agua para el trazado de los
ferrocarriles y abastecer así a las nuevas poblaciones (Miró, 2004).
En el año 1968 se crea la Secretaría de Recursos Hídricos de la Nación. En el año 1973 se crea el
Instituto Nacional de Ciencia y Técnica Hídricas (INCYTH), organismo al que se transfieren la
mayor parte de los recursos humanos y materiales del departamento de Aguas Subterráneas de
la Dirección de Geología y Minería de la Nación. Los primeros trabajos de búsqueda de agua
subterránea se producen en el año 1881 donde se finaliza la perforación (percusión) El Balde, en
la provincia de San Luis, que alcanzó los 600 metros de profundidad, dando así inicio a la
investigación hidrogeológica en la Argentina. En el año 1097 se descubre la cuenca surgente de
Tunuyán (Mendoza) a la profundidad de 240 metros. Al año siguiente se realiza la primera
perforación profunda en Santiago del Estero y en el año 1912 se descubre el acuífero termal en la
cuenca artesiana de bahía Blanca pozo Argerich). En el año 1920 se inicia la exploración profunda
de las cuencas de Mendoza, Salta, Santiago del Estero y Tucumán. En el año 1950 se realiza la
perforación N° 12 en las Termas de Río Hondo que alcanzó una profundidad de 950 metros.
En el año 1909 se sancionó la Ley 6.816 por el cual se asignó a la Dirección de Minas y Geología la
confección del Mapa Hidrogeológico de la Argentina, realizándose dentro de ese marco
numerosos estudios hidrogeológicos y perforaciones de exploración en distintas partes del
territorio nacional.
En el año 1918 se presenta el mapa del acuífero de Bahía Blanca, efectuado por R. Wichmann. En
el año 1926 se publica en Stuttgart (Alemania) la Geología y el Agua Subterránea en la Pampa,
por R. Stappenbeck.
En el año 1980, Ruiz Huidobro y Sosic proponen una subdivisión del territorio nacional en 12
provincias hidrogeológicas, sobre la base de las características geológicas y fisiográficas,
realizando una breve descripción de las mismas.
1. Puna
2. Cordillera Oriental – Sierras Subandinas y sus valles
3. Piedemonte y Llanura Chaco Salteña
4. Llanura Chaco Pampeana Árida
5. Llanura Chaco Pampeana Húmeda
6. Cuenca de Bahía Blanca
7. Sierras Pampeanas y sus valles
8. Piedemonte y Llanura Tucumano – Santiagueña
9. Precordillera – Cordillera Frontal – Cordillera Principal y sus valles
10. Piedemonte y Llanura Cuyana
11. Llanos Riojanos y Salinas asociadas
12. Cordillera Patagónica y sus valles
13. Patagonia Extra Andina
14. Entre Ríos y Corrientes
15. Misiones
16. Costa Atlántica Bonaerense
17. Islas Malvinas y del Atlántico Sur
18. Antártida
Las características más sobresalientes de cada una de estas provincias hidrogeológicas se puede
observar en el mencionado trabajo.
Los levantamientos ejecutados en Canadá (GSC, 1967) y la cuenca del Río de La Plata (OEA, 1971)
representan las primeras etapas del proceso histórico de los estudios hidrogeológicos, donde la
representación hidroquímica se restringía a las formaciones geológicas y, efectivamente, sin una
especialización de los parámetros hidrogeológicos evaluados; sin embargo, con el análisis de las
condiciones de alimentación (pluviometría e hidrología) se tiene una idea acerca de la dinámica
del medio estudiado. Ya los estudios de Mozambique (Ferro y Bouman, 1992), a pesar de ser
recientes, presentan las mismas características de estos dos estudios más antiguos, donde se han
visto las limitaciones de nivel de información con respecto al agua subterránea en la región.
Un segundo momento, con la evolución del propio conocimiento hidrogeológico, las evaluaciones
y la cartografía, propone transmitir una visión más dinámica de la circulación de las aguas
subterráneas y de sus condiciones de ocurrencia, sin restringirse apenas a las condiciones
estáticas (por ej: litología), y sí intentando profundizar en la comprensión de otras áreas como
climatología e hidrología (condiciones de recarga de acuíferos), histórico de la exploración y
modelaje matemático, que influyen temporalmente en el comportamiento de las aguas
subterráneas. Margat (1981) propone para la Carta Hidrogeológica de Francia (escala 1: 500 000)
una evolución del modo de representación, por medio de modelización de cierto número de
sistemas acuíferos regionales, clasificados por el modo de alimentación, régimen de escorrentía
de acuíferos libres o confinados y conexión con los cursos de agua. Esto se sobrepone a la
naturaleza litológica de sus embalses, así como también a las condiciones límites combinados con
los factores estructurales e hidrodinámicos. Para la confección de la cartografía, el autor elaboró
una síntesis de los conocimientos hidrogeológicos actualizados.
El tercer momento del proceso histórico de los estudios hidrogeológicos, destaca la utilización de
cartas temáticas (escala 1:100.000), que presentan la susceptibilidad del agua subterránea para
uso doméstico en las principales unidades hidrogeológicas (unidades litológicas), siendo
clasificadas en: de uso generalmente no restringido, usualmente restringido y restringido, así
como la susceptibilidad a la contaminación del agua subterránea proveniente de desechos
domésticos, industriales y de la agricultura, donde están representadas las unidades
hidrogeológicas y la susceptibilidad a la irrigación.
La cartografía es el recurso más utilizado para esa transmisión de conocimientos, pues “traduce”
y sintetiza el conocimiento hidrogeológico, así como también especializa los resultados,
facilitando la comprensión del usuario. Esta preocupación con el público lego es presentada por
Struckmeier y Margat (1989), donde discuten los temas presentados en el Coloquio Internacional
sobre “Cartografías Hidrogeológicas al Servicio del Desarrollo Económico y Social”, donde, dos
temas desarrollados estaban relacionados con los usuarios (“Demanda de los usuarios de cartas
hidrogeológicas: críticas a las cartas existentes y demandas futuras”, y “ Significado de las cartas
hidrogeológicas para la planificación, desarrollo y gestión de los recursos en aguas subterráneas:
estudios de caso donde las cartas hidrogeológicas o la ausencia de éstas puede influir en los
proyectos, en la planificación, o en el desarrollo y gestión del agua subterránea y la utilización de
los suelos”).
En cartografía en SIG, los mapas para la gestión de recursos hídricos pueden ser editados como
cartas temáticas de potencialidad de recursos hídricos subterráneos, vulnerabilidad de acuíferos,
obtenidos por superposición numérica y superposición visual de diversas cartas temáticas.
Los mapas regionales (1: 500.000 o menores) se emplean a nivel de reconocimiento, y abarcan
varias provincias y/o estados, dentro del país, todo el país, y aún varios países, en extensiones
2
que van desde centenas de miles, a millones de km . Los mismos tienen por objeto brindar un
panorama general sobre la vulnerabilidad del agua subterránea, a fin de contribuir en la
planificación del uso sustentable de la misma, en grandes extensiones territoriales.
Generalmente se aplican al manejo de acuíferos compartidos interprovinciales, interestatales y
transfronterizos.
Los mapas semiregionales (1: 100.000 a 1: 500.000) se utilizan para evaluar la vulnerabilidad a
nivel de ambiente o provincia hidrogeológica que puede definirse como “toda región que
presente características o comportamientos distintivos en relación a sus aguas subterráneas. El
término distintivo implica la manifestación reiterada y/o fácilmente detectable de alguna
característica peculiar y por lo tanto, no siempre involucra un comportamiento homogéneo.
Los mapas de detalle (1: 25.000 o mayor) se utilizan para la evaluación de ambientes específicos
como: zonas urbanas, regiones cultivadas y de cría de ganado, plantas industriales, etc.
Generalmente la extensión estudiada abarca desde algunos cientos de hectáreas, a cientos de
2
km .
Las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca fueron divididas por Fuertes et al., (1993) en tres
regiones hídricas: Puna, Valles Intermontanos y Chaco Salteño. Esta subdivisión agrupa a regiones
con características climáticas, fisiográficas, estructurales, hidrológicas e hidrogeológicas
particulares.
11.5.1 La Puna
La morfología más característica es que en el interior existen cuencas hídricas cerradas donde, en
muchos casos, se forman salares, conformando los límites cordones montañosos de rocas
paleozoicas y/o terciarias, de orientación general submeridiana y cadenas volcánicas
transversales al rumbo andino. El fallamiento en bloques, de orientación submeridiana, suele
estar basculado e inclinado al norte y sur, al igual que los cerramientos volcánicos, definiendo así
cuencas de sedimentación endorreicas de intra-arco/intra-plateau (Alonso, 1991 y 1992 in
Vinante, 2003). Las aguas subterráneas y superficiales alcanzan estas cuencas cerradas a través
de un drenaje centrípeto y la única forma en que se reintegran al ciclo hidrológico es a través del
proceso de evaporación, dejando de esta manera la carga de sales solubles en el fondo de estas
fosas.
Figura 68: Isoyetas de la Puna Salteña, Jujeña y Catamarqueña (Bianchi, 2006 en Conhidro, 2012).
Algunos autores como Aquater (1980) y Moya Ruiz (1994) han observado que las fórmulas
empíricas y semiempíricas normalmente empleadas para el cálculo de este parámetro, carecen
de sentido en la Puna. Tal como lo expresa Moya Ruiz (1994 in García et al., 2011), la fórmula de
Turc para el cálculo de la evapotranspiración real anual brinda valores mayores a los de
precipitación, lo que es imposible desde el punto de vista conceptual.
Geológicamente, la puna se caracteriza por una tectónica de horst y graben con la formación de
un sistema de cuencas endorreicas. El principal agente modelador del relieve es la erosión fluvial,
que permanece casi inactiva gran parte del año, cobrando energía únicamente en la restringida
época de lluvias, produciendo la remoción de detritos preparados por la acción meteórica. Sin
dudas, la geoforma más característica son los bolsones intermontanos que conforman amplias
cubetas rellenas de sedimentos coluviales y aluviales; siendo en la mayoría de los casos común
que en el centro de estas depresiones se encuentren depósitos de evaporitas. Por otra parte, y
como rasgo distintivo, se observan imponentes conos aluviales y sedimentos de bajadas que se
adosan en la periferia de los salares.
Si bien se sabe que los principales reservorios de agua subterránea se desarrollan en sedimentos
modernos, actuales y subactuales (conos y bajadas aluviales), no se debe descartar la presencia
de agua subterránea en cantidades económicamente explotables en las distintas unidades de
rocas aflorantes en la región. Esta última situación está comprobada en varios sectores de la
puna, observable principalmente en las labores mineras donde se debe evacuar una significativa
cantidad de agua subterránea para evitar la inundación de túneles, socavones y pits. Esta
capacidad de almacenamiento de algunos tipos de rocas, seguramente está vinculada a una
Los caudales que se pueden extraer de los pozos realizados en varios sectores de la Puna
Argentina son muy variables; desde aquellos que alcanzan la mínima expresión (3.000 l/h) hasta
más de 200.000 l/h; con caudales específicos muy variables y propiedades hidráulicas de
acuíferos igualmente cambiantes y muy heterogéneas. Esta situación muchas veces está
estrechamente vinculada no solamente a la posición de la obra de captación (es decir si se
encuentra en un cono o bajada aluvial, o en rocas) sino también depende si la captación fue
realizada en una u otra cuenca endorreica ya que la gran mayoría de éstas, han evolucionada en
forma diferencial durante la historia geológica. Sin embargo, el mayor inconveniente para el
aprovechamiento del recurso hídrico subterráneo para el consumo humano, animal y riego de
plantaciones, está vinculado a la calidad ya que la gran mayoría de las fuentes de aguas
subterráneas naturales y artificiales presentan serias limitaciones debido principalmente a la
presencia de elementos como Arsénico y Boro.
Los Valles Intermontanos, conforman una unidad hidrogeológica muy extensa que involucra a las
provincias geológicas Cordillera Oriental y Sierras Subandinas. La característica fundamental es la
presencia de valles fluviales, normalmente, estrechos, de orientación meridiana a submeridiana
que disminuyen de altura en forma progresiva hacia el naciente. Entre los más significativos
desde el punto de vista del agua subterránea se encuentran: Los Valles Calchaquíes, Valle de
Lerma, Valle de Orán, Valle de Siancas y Valle de Metan.
En los Valles Intermontanos se puede distinguir aquellos que pueden señalarse como áridos
(valles Calchaquíes) y los húmedos (valles de Lerma, Orán, Siancas, Metán). La característica
fundamental es que estas unidades se corresponden con depresiones o fosas tectónicas que
fueron rellenadas en algunos casos por potentes secuencias de arenas, gravas, rodados y niveles
de limos y arcillas, dando lugar a la formación de acuíferos libres, semiconfinados y confinados. A
modo de ejemplo se puede señalar que en la zona de Cafayate existe una cobertura sedimentaria
que algunos sectores supera los 500 metros, con presencia de importantes niveles acuíferos.
Igual situación se observa en algunos sectores del valle de Lerma, donde mediante estudios
geofísicos y perforaciones, se ha constatado espesores del relleno sedimentario moderno que
superan los 350 metros, donde se desarrollan importantes reservorios de agua subterránea. En la
zona del valle de Siancas, la potencia de estos sedimentos es marcadamente menos
(aproximadamente 150 – 200 metros), pero igualmente significativos desde el punto de vista de
la presencia de agua subterránea en cantidades económicamente explotables.
Como ejemplo de estas grandes unidades se hará una referencia general al Valle de Lerma y al
Valle de Cafayate – Tolombón en la provincia de Salta.
La zona de conducción tiene dos aportes principales que generan diferentes direcciones de flujo.
Una alimentación que se denomina: aporte oeste (cercano a la localidad de La Silleta), que a su
vez se divide en dos debido a la presencia del umbral impermeable que conforman las
sedimentitas de Los Cerrillos de San Miguel (García, 1988). Una componente del flujo bordea a
este umbral por el sur, con dirección noroeste-sudeste y la segunda, bordea a la estructura por el
norte y se une al flujo del aporte norte (proveniente del Paleocauce Caldera), al sur de la ciudad
de Salta. La unión de estos dos flujos adquiere una dirección norte-sur y se interdigitan con el
denominado Sistema Acuífero La Isla (Baudino, 1997), que corresponde al sector sudoriental del
Sistema Acuífero Salta. Esta circulación se sitúa entre Los Cerrillos de San Miguel, al oeste, y el
flanco occidental de la sierra de Mojotoro al este, con rumbo hacia el dique Cabra Corra). Los
flujos norte y sur del aporte oeste, se unen luego de superar el umbral de Los Cerrillos y junto al
aporte norte realizan la descarga en el río Arenales, que en este sector se comporta como
efluente del sistema, y finalmente, en el área del lago del Cabra Corral.
Entre la ciudad de Salta y la localidad de Sumalao existen numerosos manantiales, que drenan los
niveles más superficiales del sistema. La falta de perforaciones con determinación de
parámetros hidrogeológicos impide realizar una ponderación del flujo de descarga de todo este
reservorio.
Los sedimentos que conforman el reservorio, en su mayor proporción, son aportados desde el
oeste. La geoforma principal la constituye el cono aluvial del río Arenales, que hacia el sur se
interdigita con un cuerpo sedimentario similar formado por el río Toro - Rosario. Desde el este,
el aporte sedimentario es muy escaso y se manifiesta por unos pequeños depósitos de pie de
monte a la latitud de la localidad de San Agustín, en el borde occidental del valle. Esta situación
indica que en el extremo apical de los conos aluviales, los sedimentos sean muy gruesos:
aglomerados de bloques de extrema dureza, gravas y arenas muy gruesas, disminuyendo
paulatinamente hacia el este (Baudino, 1997). En el centro del valle existen gravas medianas y
aumenta el contenido de material fino, tanto en la matriz de los aglomerados como en forma de
Los niveles productivos se encuentran representados generalmente por gravas finas y arenas
gruesas a finas. Las profundidades máximas alcanzadas por perforaciones (240 metros) no han
detectado la base de estos sedimentos. Por medio de prospección geoeléctrica, se han estimado
espesores superiores a los 300 metros en la zona comprendida entre las localidades de La Silleta
y Cerrillos (García, 1988). El piso del Sistema Acuífero Salta, estaría conformado por sedimentitas
del Subgrupo Jujuy, de edad terciaria, ya que estas unidades han sido detectadas en
perforaciones situadas en los bordes de la depresión, como por ejemplo en el sudoeste de la
ciudad de Salta. En las adyacencias de Los Cerrillos de San Miguel y del Cerro San Gerónimo, en el
paraje de Sumalao, el basamento técnico lo conforman sedimentitas paleozoicas y cretácicas
respectivamente y su profundidad ha sido inferida en base a sondeos geofísicos (Fuertes et al.,
1986 y García, 1988).
Al sudeste de la ciudad de Salta, barrios de Villa Las Rosas y Villa Mitre, se ha detectado el
paleorrelieve ordovícico a través de perforaciones y geoeléctrica a profundidades entre 50 y 70
metros (Fuertes et al., 1985).
Se han reportado casos de contaminación por nitratos en parte del sector norte de la ciudad
capital y, presencia de boro en la parte sur de la ciudad, que afectan notablemente la calidad del
recurso hídrico subterráneo en esas regiones de la ciudad y que, en los últimos años, ha obligado
a que los pozos destinados a la captación de agua para consumo humano, se profundicen cada
vez más, superando en la actualidad los 250 metros de profundidad, evitando y aislando los
niveles acuíferos superiores que presentan los mayores contenidos de nitratos y boro.
El valle de Cafayate-Tolombón, como otros valles intermontanos del sur de la provincia de Salta,
conforma unidades hidrogeológicas complejas que constituyen importantes reservorios de agua
subterránea en un ambiente climático árido a semiárido (Rocha Fasola et al., 2011).
El principal curso fluvial de la región es el río Las Conchas que se forma por la confluencia de los
ríos Calchaquí y Santa María. El primero escurre de norte a sur, drenando una enorme superficie
a través de arroyos de régimen permanente y estacionarios que confluyen en el imponente valle
Calchaquí. En inmediaciones de la localidad de Las Conchas, el río Calchaquí se une con el río
Santa María, proveniente del sur. El río Santa María colecta los aportes de numerosos ríos y
arroyos de carácter semi-permanente y algunos permanentes que drenan la región sur, estando
sus nacientes más australes en la provincia de Catamarca.
El río Santa María escurre por un valle asimétrico y se encuentra recostado sobre el sector
occidental; entre el eje del río y el pie de la sierra de Cajón o Quilmes existe una distancia media
de aproximadamente 2 kilómetros, mientras que entre el eje del río y el pie de la sierra del flanco
oriental la distancia varía entre 5 y 10 kilómetros; ésta situación es indicativa de que el cauce del
río Santa María, en este sector, está controlado bien por la falla que se dispone al pie de la sierra
de Quilmes, por los aportes de sedimentos modernos que provienen de la erosión del flanco
occidental del sistema serrano oriental o bien, por la conjunción de ambos factores (Rocha Fasola
et al., 2011).
Los sedimentos modernos que se presentan terrazados, están representados por aglomerados
muy gruesos a gruesos, ligeramente cementados en la parte apical de los cuerpos sedimentarios
(conos aluviales, sedimentos coluviales y de pie de monte y bajadas aluviales) que se adosan a los
sistemas serranos que delimitan el valle. A modo de ejemplo, en los conos aluviales de los ríos
Tolombón, Seco, Lorohuasi, Chuscha y Yacochuya que provienen del poniente, es posible
encontrar bloques y rodados de migmatitas, esquistos y granitos que pueden alcanzar el tamaño
de una pequeña vivienda, dispuestos en una masa de rodados y bloques menores, con abúndate
matriz arenosa gruesa a fina, micáceos. Se apoyan en discordancia sobre los depósitos pre-
cuaternarios y, en general, se ubican unas decenas de metros por encima del nivel de base
actual.
Datos provenientes de más 200 sondeos eléctricos verticales (SEV), electroperfilajes y numerosos
pozos, realizados en distintos lugares del valle Cafayate – Tolombón y por datos disponibles,
señalan que el espesor de sedimentos modernos que rellenan la fosa tectónica del valle de
Cafayate – Tolombón, pueden superar los 500 metros (Rocha Fasola et al., 2011).
Los pozos existentes en el sector sur del valle, en inmediaciones de la localidad de Tolombón,
presentan comportamientos disímiles en cuanto a caudales de producción, calidad física y
química del agua extraída como así también, diferencias en las secuencias sedimentarias
atravesadas. Los pozos localizados sobre la margen izquierda del río Santa María, atravesaron
secuencias alternantes de gravas, arenas, arenas arcillosas, con matriz de arena fina a muy fina,
micácea y pequeños niveles de arcillas hasta profundidades de aproximadamente 150 metros.
Los niveles piezométricos varían entre 19 y 17 metros dependiendo de la posición topográfica;
3 3 3
los caudales específicos entre 25 m /h/m y 41 m /h/m para caudales de explotación de 150 m /h.
La conductividad eléctrica del agua captada es de 600 S/cm, las aguas son aptas para consumo
humano. En la misma latitud y hacia el este del actual cauce del río Santa María, la secuencia
sedimentaria atravesada por los pozos es notoriamente más fina que la del sector oeste,
identificándose la presencia de potentes niveles de arcilla desde los 50 a 180 metros de
profundidad y, a partir de allí aumenta la frecuencia y espesor de los paquetes de arenas gruesas
a gravas muy finas, con pequeñas y escasos niveles arcillosos intercalados, hasta los 300 metros
de profundidad. Pozos como Casa Los Cardones y Arcayaco, tendrían además de profundidades
relativamente someras (menos de 200 metros), serios problemas de construcción ya que el
3 3
primero presenta caudales específicos de 1,18 m /h/m para caudales de producción de 33 m /h y
3 3
el segundo 0,6 m /h/m para caudales de 14,6 m /h. El nivel estático en el Pozo Casa Los Cardones
es de 49 metros, mientras que en Arcayaco es de 61,50 metros. Sin embargo, el Pozo Los
Cardones Ag1, localizado en la misma área y que alcanzó los 300 metros de profundidad presenta
3 3
caudales específicos de 7 m /h/m para caudales de explotación de 221 m /h, y nivel
Hacia el norte, en el sector oeste del valle fluvial, en inmediaciones del río Lorohuasi, se
encuentran pozos que alcanzaron profundidades desde 70 a 270 metros, atravesando numerosos
niveles acuíferos compuestos de gravas finas a medianas, con matriz de arena gruesa a muy
gruesa, cuarzosa, feldespática, con abundante micas; intercalan potentes paquetes de arcillas
varicolor. Los pozos más someros (hasta 120 m) presentan caudales específicos menores a 6
3 3
m /h/m para caudales de producción comprendidos entre 20 y 80 m /h, mientras que los pozos
3
más profundos tienen caudales específicos que alcanzan los 36 m /h/m para caudales de ensayo
3
de 300 m /h (Pozo Santa Elena). Los niveles piezométricos tienen posición variada según el lugar
de análisis, se profundizan hacia el borde oeste, donde se localiza en los 66 metros y 21 metros;
mientras que se eleva notoriamente en los pozos localizados más hacia el este, alcanzando los 2 a
9 metros. Los pozos localizados en este sector del valle presentan conductividades eléctricas
menores de 440 S/cm; disminuyendo a medida que se avanza hacia el norte y al oeste. La
clasificación geoquímica varía de norte a sur desde Bicarbonatada Cálcica y Bicarbonatada Cálcica
Sódica.
Más hacia el este, entre la ruta nacional N° 68 y el actual cauce del río Santa María, se cuenta con
numerosos pozos que alcanzaron diferentes profundidades (hasta 480 metros) con producción
3
de caudales muy disímiles que alcanzan hasta los 250 m /h; esta situación parece responder más
a un tema vinculado al diseño de los pozos (niveles puestos en producción) que a la potencialidad
3
hidrogeológica. Los pozos de esta área presentan valores entre 9 y 20 m /h de surgencia natural
con aguas aptas para riego (C1S1 de la clasificación de agua para riego).
Hacia el extremo norte, en el área de los conos aluviales de los ríos Yacochuya y Chuscha, los
pozos que se localizan hacia el borde oeste, son normalmente los más profundos ya que el nivel
estático se profundiza drásticamente en esa dirección, tanto que en los pozos Martorell y Artel,
de 215 y 239 metros de profundidad, el nivel estático se localiza a los 71 y 94 metros,
3
respectivamente, con caudales específicos de 10 y 18 m /h/m para caudales de explotación entre
165 y 195 m /h. La conductividad eléctrica del agua es inferior a 250 S/cm. Más hacia el norte,
3
en los pozos Las Mercedes, RIAS y otros, el agua es Bicarbonatada Cálcica Sódica, con nivel
estético entre 50 y 60 metros de profundidad. Los pozos que se localizan al sureste en este
ambiente, presentan niveles piezométricos cada vez más altos, alrededor de 12,5 metros de
profundidad.
En la zona este, entre el cauce del río Santa María y el sistema serrano oriental, se encuentra la
región Chimpa – El Moyar, en donde la mayoría de los pozos que alcanzan la profundidad
adecuada, presentan surgencias naturales. Hacia el norte, en el Moyar, se encuentran pozos que
alcanzaron una profundidad media de 160 metros y presentaron niveles piezométricos variables
3
entre +6,3 y +7,6 metros con caudales de surgencia entre 48 y 34 m /h. Los caudales específicos
3 3
varían entre 4,5 y 6,5 m /h/m para caudales de ensayo de 200 y 270 m /h. El agua explotada es
apta para consumo humano y riego de plantaciones (C1S1); la conductividad eléctrica es del
En la zona de La Punilla, no existen cursos fluviales de relevancia, solo pequeñas líneas de drenaje
que responden a la escasa escorrentía superficial cuando existen excesos de precipitaciones
estivales. Al norte de la actual confluencia de los ríos Santa María y Calchaquí, se reconoce una
estructura de paleocauce del río Calchaquí, que presenta rumbo oeste - este, indicando la
antigua zona de escurrimiento del mismo hasta el río Las Conchas. Esta unidad morfológica se
caracteriza por la presencia de vegetación arbustiva, pastizales y cultivos; manantiales y zonas
con desarrollo de suelos pesados, anegadizos y eflorescencias salinas. En la zona se han
construido dos pozos, con profundidades de 30 y 100 metros, ambas obras con producción de
agua de 2.630 y 2.500 S/cm. En ambos casos el agua captada presenta limitaciones para el
consumo humano y para el riego. Existe la posibilidad de que ambas perforaciones presenten
problemas de diseño y hayan puesto en producción niveles acuíferos portadores de agua de
buena calidad con otros que contienen agua de formación salina. De todos modos, se debe
expresar que ambos pozos no se encuentran localizados en la zona más favorable con respecto al
depocentro del paleocauce del río Calchaquí sino que por lo contrario, se ubican en posiciones
marginales (hacia el norte). La presencia de agua subterránea está comprobada en la zona, sin
embargo, hasta el presente no es la cantidad sino la calidad física y química la que ha limitado su
empleo y consumo para las distintas actividades que se puedan desarrollar en la zona (Rocha
Fasola et al., 2011).
La Región Hidrogeológica Chaco Salteño incluye parte de la provincia Geológica Llanura Chaco
Pampeana. La Llanura Chaqueña es parte de una extensa unidad que abarca una vasta superficie
del territorio nacional y de otros países vecinos. En territorio salteño, se extiende al este de la
divisoria de aguas del sistema subandino oriental y se caracteriza por que el relieve, salvo suaves
ondulaciones, está caracterizado por una pendiente regional muy suave hacia el este y sudeste,
coincidente con la dirección de escurrimiento de los principales cursos fluviales. Desde el sector
occidental, en las estribaciones del sistema subandino, hasta el oriental, la llanura desciende
progresivamente desde los 500 metros sobre el nivel del mar (m s.n.m), hasta los 200 m s.n.m.
En esta región se emplazan parte de tres grandes sistemas hídricos: el río Pilcomayo en el norte,
el río Bermejo en la porción central y el río Juramento – Salado en el sur. Todos los cursos
fluviales pertenecen a la vertiente atlántica y se caracterizan, en esta región, porque sus altas
cuencas se desarrollan fuera del ámbito de la llanura.
La Llanura Chaqueña, coincide con una parte poco móvil de la corteza terrestre, de tendencia
negativa, donde en el pasado geológico se depositaron espesas series sedimentarias, marinas y
continentales. El espesor de esta cubierta sedimentaria no se mantuvo uniforme, por el
contrario, presenta numerosas variaciones que reflejan, en la mayoría de los casos, la existencia
García (1988 y 1999) distingue en la zona del Chaco Salteño, dos horizontes principales por donde
se produciría el flujo del agua subterránea. Uno superior, que se extiende desde superficie hasta
profundidades variables entre 30 y 190 metros, según la posición de análisis en la llanura (más
espesor hacia el oeste, hacia el pie del sistema subandino y disminuye de potencia a medida que
se avanza hacia el este), conformado principalmente por gravas finas, arenas y limos, con escasas
intercalaciones de niveles arcillosos, asignados al cuaternario. El otro nivel, inferior, se extiende
por debajo del anterior y está conformado principalmente por arenas, areniscas, limos y arcillas
interpretadas como pertenecientes al terciario. La recarga a los acuíferos someros se produciría
principalmente por recarga directa de las lluvias o a partir de la infiltración de los grandes cursos
fluviales que drenan la región o de cuerpos de agua someros como lagunas y madrejones que se
forman en extensas zonas de esta región. La recarga a los reservorios profundos sería
principalmente alóctona, ya que se produciría en las zonas montañosas del oeste.
Esta unidad hidrogeológica está localizada en las inmediaciones del río Bermejo y su área de
influencia actual y pasada; al oeste limita con el sistema subandino y al este se extiende más allá
de la provincia de Formosa. El área de aporte a la recarga comprende la enorme cuenca alta del
río Bermejo. El reservorio tiene forma de abanico con su ápice hacia occidente. Ocupa una
2
superficie aproximada de 21.540 km . Las ciudades de Embarcación y Pichanal, localidades como
Hickmann, Dragones, Morillo, Los Blancos, Capitán Pagés, La Unión y Rivadavia y poblaciones
como Senda Hachada, Padre Lozano, Las Bolsas y Santa Rosa se asientan sobre este cuerpo.
En el sector austral, se intuye que existe otro complejo acuífero que interactúa con el Complejo
Bermejo, siendo muy posible que esta área se encuentre bajo la influencia de los derrames
terminales de los ríos Dorado y Del Valle, provenientes del sur y pertenecientes ya a la cuenca del
río Juramento.
A través del análisis de los perfiles litológicos de las perforaciones realizadas en la zona,
electroperfilajes y datos provenientes de prospección geoeléctrica, se puede efectuar una
generalización de los principales rasgos hidroestratigráficos de la región. Las primeras
descripciones hidroestratigráficos de un sector de este Complejo Acuífero Bermejo lo realiza
Tapia (1935, in García, 1988). Este autor, basado exclusivamente en unas pocas descripciones
litológicas de perforaciones realizadas en la línea Embarcación (Salta) - Las Lomitas (Formosa),
reconstruye una sección esquemática de 385 kilómetros de longitud, donde indica:
1º. “En el tramo Embarcación - Capitán Pagés, el Cuaternario y Plioceno (Estratos Jujeños),
aparecen compuestos por una sucesión de arenas de color preferentemente amarillento, con
algunos escasos bancos de areniscas, rodados y conglomerados de hasta de 70 metros de
espesor, alternantes con arcillas rojizas, coloradas y amarillentas, aunque en el sector de Antonio
Quijarro se considera que este espesor aumenta hasta los 146 metros y suprayace al Terciario
Subandino que aparece caracterizado por areniscas de grano fino, de color preferentemente
rosado y rojizo alternante con arcillas de igual coloración, siendo en conjunto yesífero, lo que
está de acuerdo con la descripción de Hagerman” .
2º. “En este tramo, el conjunto se encuentra suavemente inclinado hacia afuera del pie de sierra,
y comienza a mostrar dislocaciones, fallas entre Morillo y Pagés con pequeños rechazos. Estas
fracturas están también evidenciadas por la posición, calidad y espesor de las napas de agua”.
3º. “Estas primeras fracturas compensadoras, están seguidas hacia el este, entre Pagés y Las
Lomitas, por dislocaciones de mayor alcance, que pondrían en contacto unidades muy distintas”.
García (1988) señala que en el Complejo Acuífero Bermejo se explota agua subterránea
proveniente de dos unidades estratigráficas muy distintas, que se asumen como pertenecientes
al Cuaternario y Terciario Subandino, respectivamente.
En la zona comprendida entre Embarcación y Capitán Pagés las correlaciones de pozos integrado
con los datos provenientes de la interpretación de datos de prospección geoeléctrica y sísmica,
permiten señalar que los sedimentos asignados al Cuaternario presentan una potencia variable
entre 30 y 190 metros, observándose un progresivo adelgazamiento de la secuencia de oeste a
este. Esta unidad, litológicamente, está compuesta por una alternancia de arenas finas a muy
En este mismo sentido, es decir oeste - este, se advierte también que la frecuencia y espesor de
los niveles de grava disminuyen y tienden a desaparecer, de tal forma que en las inmediaciones
de las localidades de Los Blancos y Capitán Pagés prevalecen arenas muy finas a limos arenosos,
con matriz de arcilla. El estudio de fotografías aéreas, imágenes satelitales e interpretación de
líneas sísmicas permite afirmar, con cierto grado de certeza, que no existen evidencias de
fracturas en el subsuelo del Chaco Salteño que afecten las secuencias Cuaternarias. Las
diferencias que se observan en las facies sedimentarias desarrolladas en la zona de Embarcación
y las presentes en el área de Capitán Pagés se deberían, más que a la presencia de fallas que
desvinculan las unidades, a un cambio facial de los sedimentos acumulados en un ambiente de
abanico fluvial.
El análisis de los niveles piezométricos del reservorio permite establecer en forma aproximada las
direcciones de flujo originales del escurrimiento subterráneo en el Complejo Acuífero Bermejo.
La reconstrucción de las isopiezas muestra que el flujo subsuperficial de todos los niveles puestos
en producción, tiene una componente preferencial hacia el sudeste. Se puede apreciar el
comportamiento influente del río Bermejo en las inmediaciones del curso fluvial. Igual situación
ocurre con el río Seco. Esta característica se pierde rápidamente a medida que aumenta la
distancia a los cursos fluviales. En el sector sur, la configuración de las curvas isopiezas indica una
dirección de escurrimiento subterráneo de oeste a este, insinuando un área de aporte distinta
que la que rige para el resto del Complejo Acuífero Bermejo.
Los pozos que producen agua desde este reservorio se caracterizan por presentar caudales
específicos muy variables, dependiendo de su ubicación en el cuerpo sedimentario y de la
Los parámetros hidráulicos medios de esta enorme unidad hidrogeológica han sido estimados en
2
una Transmisividad de 120 m /día; Permeabilidad de 2 m/día y Coeficiente de almacenamiento
de 0,07. Con esos datos y considerando un espesor saturado medio de 60 metros y un gradiente
3
hidráulico medio de 0,0005; se calculó un caudal total medio de 8.000 m /día.
De acuerdo a la geometría de las líneas isopiezas y teniendo presente que en gran parte de esta
región existe un fuerte déficit hídrico, resulta poco probable que los acuíferos presentes en este
Complejo Acuífero reciban agua en cantidades significativas por infiltración directa de las lluvias.
Se interpreta que la recarga al reservorio se realiza principalmente por dos caminos: por
infiltración directa del agua de los ríos Bermejo y Seco dentro de la zona de estudio, y por
infiltración en la alta cuenca de los cursos fluviales que drenan la región ubicadas fuera del área
de trabajo hacia el oeste, donde se producen las mayores precipitaciones. Si se estima que el
espesor medio saturado de acuíferos con agua dulce de este complejo acuífero es de
2
aproximadamente 60 metros; para una superficie de 21.540 km y una porosidad eficaz de 0,07,
3
la reserva (Wt) de agua subterránea es de unos 9, 0468. 1010 m , con una tasa de renovación de
0,0000322 y un periodo de renovación (es decir el tiempo necesario para reconstituir la totalidad
de la reserva total media considerando que ésta se agotara por falta de flujo externo) de unos
31.000 años.
La calidad física y química del agua subterránea explotada en este reservorio es muy variable,
dependiendo de la ubicación geográfica dentro del complejo acuífero. Existe una extensa
superficie donde es posible obtener agua de calidad buena a aceptable que, en la generalidad de
los casos, coincide con la zona de influencia directa del río Bermejo y sus afluentes menores.
También es posible encontrar sectores donde la calidad del recurso es mala a extremadamente
mala. Las zonas que involucran aguas con valores de conductividad eléctrica mayor a 3.000
µS/cm se distribuyen: una al noreste, otra en el sector centro, la tercera en el oeste-centro oeste
y la cuarta en el sur. El agua explotada puede alcanzar valores excesivos y son imposibles de ser
empleadas para el consumo humano y aún para los animales. Los casos extremos se localizan en
el entorno de Los Blancos - Capitán Pagés (hasta 10.319 µS/cm) y Morterito - El Ocultar (hasta
23.040 µS/cm). De acuerdo a la clasificación de Piper se pueden advertir dos grupos
fundamentales: uno de tipo bicarbonatado sódico y otro de tipo sulfatado sódico. Las primeras
están concentradas principalmente a lo largo de la zona de influencia del río Bermejo u otros
cursos fluviales de régimen temporal. El segundo grupo indica una tendencia normal en la
evolución de las aguas subterráneas de circulación regional puesto que a medida que se avanza
hacia el sudeste, ganan en cationes de sodio y se enriquecen en sulfatos.
I = Ingresos
E = Egresos
V = Variación del almacenamiento
Esta ecuación puede ser aplicada a una región o unidad de estudio cualquiera y en un tiempo
cualquiera. Sin embargo, cuando la unidad de tiempo es grande se debe considerar que las
variaciones en el volumen almacenado son despreciables y, en ese caso, las entradas son iguales
a las salidas. Este balance puede ser analizado con más detalle si se recuerda que tanto el
escurrimiento superficial, el flujo subterráneo, la evaporación y la transpiración
(evapotranspiración) dependen de una única fuente primaria: las precipitaciones (en cualquiera
de sus formas). De esta manera la fórmula del balance global se puede expresar como:
P = Precipitación
R = Escurrimiento fluvial
Evp = Evapotranspiración
I = Infiltración
Como es de suponer, en un ciclo se puede considerar a todas las fases que forman parte de él
comenzando desde cualquier punto o lugar; sin embargo lo más intuitivo es comenzar con la
"materia prima" del mismo que es la Precipitación y a partir de allí, considerar qué caminos
puede seguir el agua que cae en forma de lluvias. Estos caminos pueden ser:
1. Evaporación: El agua se evapora desde el suelo húmedo, sin relación con la posible
vegetación que se desarrolle sobre el suelo en cuestión.
2. Transpiración: Las raíces de las plantas absorben el agua infiltrada en el suelo; quedando
una parte retenida para el aprovechamiento de las especies vegetales, mientras que la
mayor parte es transpirada.
Se conoce con el nombre de Escurrimiento Directo a aquella porción que llega a los cauces de
agua superficiales en un periodo de tiempo corto tras la precipitación que le dio origen.
Normalmente, engloba el Escurrimiento Superficial y el Escurrimiento Subsuperficial. Son
imposibles de distinguir ya que una gran parte de lo que parece Escurrimiento Superficial (por el
aumento de los caudales que sigue a las precipitaciones) ha estado infiltrada
subsuperficialmente.
Como se ha visto, se sabe con mayor o menor grado de certeza cual son los posibles caminos que
pueden seguir el agua evaporada, el agua del escurrimiento superficial y el agua infiltrada. Para
completar la visión general del ciclo del agua es necesario conocer como es el largo camino que
sigue el agua subterránea en el subsuelo.
El agua que ha alcanzado la zona saturada, circulará por el medio (rocas porosas, fisuradas o
sedimentos) siguiendo los gradientes hidráulicos regionales; es decir la pendiente hidráulica (el
término involucra el concepto de que el agua se mueve desde una zona de mayor nivel
energético hacia otra de menor valor). Este camino, desde su ingreso hasta su salida puede ser de
unos cuanto metros, cientos y aún miles de metros o kilómetros, durante un periodo que puede
variar desde unos meses hasta miles de años. Esta salida al exterior puede ser:
De todas estas formas en que el agua subterránea puede manifestarse nuevamente hacia el
exterior, las dos más importantes son las aportaciones hacia los cursos fluviales y hacia el mar.
Así, en el primer caso, las aguas subterráneas pueden dar origen a Escurrimiento Fluvial cuando
existe un comportamiento efluente de un curso fluvial, es decir que recibe aportes del agua
subterránea. En el segundo caso, en las zonas costeras y como se verá más adelante, la afluencia
de agua subterránea juega un papel preponderante en el equilibrio de la interfase agua dulce -
agua salada de las regiones costeras.
Figura 71: Esquema cuenca hidrológica y cuenca hidrogeológica (actualizado, de Fuertes, 1979).
Cuando existe una interacción entre las aguas superficiales y las aguas subterráneas en una
cuenca, es porque existe alguna conexión entre la cuenca hidrológica y la cuenca hidrogeológica
y esta situación tiene una importancia mayúscula en los estudios tendientes a establecer el
balance de agua en una región cualquiera. Así, por ejemplo (principalmente en las regiones áridas
y semiáridas) cuando en una región determinada no se producen desde hace mucho tiempo
precipitaciones, un curso fluvial puede continuar transportando agua superficial por las
siguientes razones:
Figura 72: Hidrograma y caudal básico luego de una lluvia en una cuenca.
En el instante t1 todo el caudal del curso fluvial se debía al Escurrimiento Básico (que en este caso
es el escurrimiento subterráneo). En el instante t2, parte del caudal Q (el segmento AB) será
debido al Escurrimiento Básico y otra parte (BC) será debido al Escurrimiento Directo.
Con las mismas precipitaciones, el hidrograma resultante será distinto según se trate de una
cuenca "permeable" con importantes acuíferos, o una cuenca "poco permeable", sin acuíferos.
Por lo tanto, se puede observar que el conjunto de acuíferos de una cuenca se comportan
realmente como un verdadero "embalse subterráneo", ya que guardan el agua cuando hay
excesos y la entregan lentamente cuando hay déficit o no hay precipitaciones.
Esta expresión parece ser muy simple pero, lamentablemente, para conocer el funcionamiento
de una cuenca como unidad hidrogeológica es necesario cuantificar su balance hídrico. A modo
de ejemplo, en las cuencas de España que han sido estudiadas, la última ecuación presenta
aproximadamente los siguientes valores (Sánchez San Román, 2001).
Rocha Fasola (1998), efectúa el balance hídrico de la cuenca del río Lavayén, en el Valle de
Siancas. Esta región de las provincias de Salta y Jujuy, se desarrolla entre los sistemas serranos de
Mojotoro al oeste y Cresta del Gallo – Centinela, este. Corresponde a un enorme valle fluvial que
recibe los aportes de agua superficial del río Mojotoro y otros cursos de agua menores. Las
unidades litológicas que tienen interés hidrogeológico están representadas por sedimentos del
Cuaternario y algunas facies del Terciario Medio - Superior. El relleno moderno está compuesto
aglomerados, mediano a grueso, con rodados mayores de areniscas cuarcíticas y cuarcitas;
matriz arenosa fina a limo-arcillosa, distribuidos en forma caótica. Este horizonte presenta una
potencia máxima de 70 metros en el centro del valle, mientras que hacia los flancos disminuye
progresivamente. De acuerdo a los datos aportados por los perfiles litológicos de los pozos y a los
niveles piezométricos encontrados, este nivel constituye el acuífero libre a semiconfinado del
Sistema Acuífero.
De acuerdo a Rocha Fasola (1998), los pozos brindan caudales de producción medios a elevados,
3 3
entre 26 m /h y 200 m /h. Los caudales específicos de los niveles productivos localizados entre
3
70 y 200 metros de profundidad varían entre 0,9 y 82,5 m /h/m, con un caudal medio de 31
3 2
m /h/m. La transmisividad media es de 740 m /día.
Rocha Fasola (1998), plantea la resolución del balance a partir del concepto de recarga potencial
y establece:
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Vinante, D. 2003. Estudio Geológico de la Subcuenca Boratífera Oriental del Salar del
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Escuela de Geología. Facultad de Ciencias Naturales. Universidad Nacional de Salta.
Inédito.
Gestión. Planificación Hídrica y Plan Director. Recursos y Reservas. Reservas versus Demanda.
Explotación Intensiva. Legislación de Aguas. Leyes de Aguas de Salta y de otras provincias
argentinas.
12.1. GESTIÓN
Sabiendo que el agua es un recurso escaso y altamente vulnerable a las acciones antrópicas
directas e indirectas de cualquier índole, es necesario crear un escenario donde toda la sociedad
participe activamente en el control de todas las facetas vinculadas a la protección del recurso
hídrico y de esa manera, no permitir que un tema tan esencial para la supervivencia de la especie
humana misma, sea decisión de unos pocos (sean entes gubernamentales o empresas privadas).
La gestión de las aguas subterráneas no es un objetivo aislado, sino que se integra en la de otros
recursos de agua, en la ordenación territorial y en los usos reales del territorio. Supone una
asignación de agua que sea económica (no necesariamente barata) y equitativa y
suficientemente flexible como para poder adaptarse a un mundo y sociedad cambiantes.
Toda gestión ha de ser realista, aceptada socialmente, instrumentable, flexible, adaptada a cada
circunstancia local y temporal, e integrada en el conjunto de recursos que requiere la sociedad.
En general, se define como Calidad del Agua (haciendo extensivo el término tanto a las aguas
superficiales como a las subterráneas) a la integración de las características y propiedades físicas-
químicas, biológicas y radioactivas del agua; el estudio de estas propiedades tiene como objetivo
diagnosticar en un determinado momento, el estado del agua para ser utilizada con un fin
específico, ya sea sobre la base de Normas de Calidad vigentes o especificaciones requeridas
según el uso destino.
Todos los países tienen legislaciones relacionadas con las aguas de consumo humano, las que
sirven para determinar las responsabilidades de los distintos sectores involucrados en la
producción y distribución del agua potable o agua de bebida (términos equivalentes), de su
monitoreo y de su control. Los países cuentan asimismo, con reglamentaciones que definen lo
que se entiende por agua potable, es decir, los patrones que ésta debe seguir para que la misma
sea inocua para la salud humana. Dentro de esas reglamentaciones de cada país, existe o debería
existir, una muy específica que se denomina "Norma de Calidad de Agua de Bebida". Allí se
establece qué sustancias pueden estar presentes en el agua y las concentraciones máximas y /o
mininas permisibles que no signifiquen riesgo para la salud.
Por supuesto que no todos los contaminantes que figuran en las guías están presentes en las
aguas de abastecimiento, por lo tanto, cada país deberá seleccionar cuidadosamente que
parámetros incluirá en sus normas de calidad, atento a las sustancias que se utilicen en la
industria, actividad agropecuaria, en los procesos de potabilización de las aguas, factores
económicos y avances tecnológicos. De nada sirve proponer normas de calidad de aguas que
establezcan límites para una infinidad de parámetros, si luego, su identificación se hace
impracticable por no poder contar todos los laboratorios de control de calidad con el
instrumental necesario o, a veces, con el personal adiestrado para su manejo. Tampoco es
aconsejable exigir límites tan bajos cuando se conozca de antemano que los métodos de
tratamiento que se puedan realmente aplicar no logren disminuir la sustancia a dichos niveles
y/o que por otro lado, las técnicas de cuantificación no aseguren los valores de detección
exigidos. De esto se desprende que, la adopción de un estándar de agua potable muy exigente,
puede limitar la disponibilidad de agua que cumpla con estos límites.
La OMS publicó en 1985 la primera edición de las “Guías para la calidad del agua de bebida”. En
1988, se comienza la revisión de las guías poniendo mayor énfasis en los riesgos para la salud que
ocasionan los químicos presentes en el agua de bebida. Se publica entonces, en 1995, la segunda
edición de las guías, incluyendo muchos contaminantes que no estaban contemplados en la
edición anterior y además fueron modificados los valores guías de algunos contaminantes debido
a los avances en los estudios científicos. Actualmente están en vigencia las Guías OMS 2004.
Todas estas consideraciones deberán estar relacionadas con el criterio del uso sustentable del
recurso. De acuerdo a lo definido por la World Commission on Enviroment and Development, de
la Oxford University Press, (1987), el desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las
necesidades presentes sin comprometer la capacidad de que las generaciones futuras puedan
satisfacer las suyas.
Todo esto hace que un mapa de vulnerabilidad no sea una herramienta de uso universal para no
especialistas, de forma que personas inexpertas en el tema, no pueden decidir con garantías, en
base a esos mapas, sobre la planificación del agua subterránea, ordenación del territorio y
normas de uso en relación a actividades y sustancias contaminantes.
La creación de zonas de protección garantiza a largo plazo la existencia segura del recurso hídrico
subterráneo sin contaminación para que éste pueda ser utilizado en el momento o en un futuro
como fuente para abastecimiento público de agua.
6. La Protección de la Cantidad
El agua subterránea ni resolverá todas las situaciones ni debería ser fomentada como un recurso
ilimitado, lo que llevaría a un crecimiento incontrolado en el uso de la misma.
Los problemas y las circunstancias locales pueden necesitar consideración especial o de inversión
adicional, como en el caso de algunos acuíferos fracturados en zonas áridas, o cuando aparecen
componentes disueltos peligrosos, como el arsénico o el fluoruro.
Las cuestiones ambientales relacionadas con el agua subterránea pueden ser importantes,
especialmente cuando el área se va desarrollando en términos económicos y educativos.
El desarrollo intensivo del agua subterránea puede producir algunos efectos colaterales
negativos. Estos efectos negativos se refieren en su mayor parte al descenso del nivel del agua
subterránea, el agotamiento del almacenamiento, la interferencia con manantiales, agua
superficial y ecosistemas dependientes y, a veces, el deterioro de la calidad del agua.
También se debería tener en cuenta que se puede conocer y evaluar suficientemente las
consecuencias del uso intensivo de las aguas subterráneas, esto precisa de seguimiento,
inventario y estudios adecuados de expertos.
Si no existe una legislación que sea moderna y con una visión amplia del funcionamiento del agua
subterránea, será difícil, sino imposible realizar una gestión del recurso debidamente entendida y
Así como la gestión atañe al presente, con visión al futuro, la planificación se dirige al futuro
considerando el presente. La segunda es la guía de la primera. La planificación no debe ser rígida
en la definición de las actuaciones, sino un marco guía para ajustarse a situaciones poco
previsibles.
Desde este punto de vista, el agua es un recurso natural cuyo disfrute y protección compete
ordenar a los poderes públicos encargados de su tutela.
Puede señalarse, entonces, para cualquier plan hidrológico un conjunto de objetivos genéricos,
calificables como de orden superior, que en última instancia justifican la conveniencia social de
su realización. Son los relacionados con el bienestar general de los ciudadanos en todos los
aspectos en que interviene el recurso agua (Sánchez González, 1993 in Schulz, 2011). Entre otros
pueden citarse:
Es muy importante ser consciente de que la base de todo estudio de planificación radica en que
los objetivos sean concretos y bien precisos. Los objetivos pueden representar metas muy
distintas, cuya relación entre ellas puede ser complementaria, compatible, opuesta y hasta de
preferencia de una con respecto a otra (incluso de absoluta prioridad), donde cualquier
interpretación o análisis incorrecto de éstas conduce a una formulación sin validez.
El modelo para el desarrollo de una cuenca se puede estudiar como un problema de gestión o de
diseño. La gestión se refiere al estudio de la explotación de un conjunto de obras ya construidas,
en cambio para el diseño se analiza la factibilidad de un conjunto de obras alternativas. También
existe la posibilidad de estudiar ambos problemas conjuntamente, metodología que responde
más concretamente al concepto de planificación de recursos hidráulicos.
Tanto en la formulación de los planes alternativos como en la evaluación de los efectos se tienen
que tener en cuenta los condicionantes políticos, socioeconómicos y legales, e incluso
institucionales que los limitan o restringen, o sencillamente los hacen inviables. Los problemas
del agua son casi siempre conflictivos al incidir en aspectos vitales de la vida diaria y al ser
múltiples y con frecuencia contradictorios y competitivos los objetivos que se persiguen.
Schulz, (2011) considera que la situación de la Planificación y Gestión del Agua en la República
Argentina, es de un sinnúmero de situaciones que desemboca en una anarquía en las
explotaciones, multiplicidad de organismo de control, no aplicación de legislaciones vigentes,
etc., que se puede enmarcar en una serie de conceptos:
5. La carencia de una cultura de uso conjunto por parte de los actores políticos, técnicos y
usuarios constituye también un problema relevante. Así, si se considera a la cultura
desde la perspectiva de Ortega y Gasset, es decir, como un conjunto de factores que
permiten encarar un problema y darle solución- entonces, como no se advierte una
cultura de gestión de los recursos hídricos, la posibilidad de incorporar una dimensión
de desarrollo a planes de este ámbito se reduce considerablemente.
6. La ejecución de programas y/o planes de gestión y planificación debe contar con técnicos
preparados para retroalimentar el sistema, formular nuevos esquemas, evaluarlos y
seguirlos. Sin embargo, por distintos factores, ello no es posible. Uno de estos
condicionantes es la carencia de métodos de actuación estratégica. Es decir, no sólo se
necesita contar con un adecuado nivel de conocimiento técnico, sino que hay que definir
previamente qué marco técnico es el realmente adecuado y qué estrategia debe
seguirse para su implementación con posibilidades de logro técnico y social. Esto sólo es
posible lograrlo con la incorporación de esquemas de gestión estratégica (factor con el
que usualmente no se cuenta) que posibiliten esta situación
Este plan en ningún caso deberá ser excluyente de otras opciones que se puedan integrar para
mejorar o complementar lo expuesto. De hecho, es parte de su esencia el considerar
retroalimentaciones efectivas y eficientes, dado su carácter sistémico. Así, en esta proposición se
buscan los efectos de las interacciones de todo tipo que genera la gestión de los recursos
hídricos, más que la propia naturaleza de tales interacciones.
Por otra parte, aunque el Plan que se proponga sea de carácter general, la actuación específica,
en aspectos como la investigación, no descarta, obviamente, la aplicación de métodos analíticos,
dado que ellos son el soporte de tales actuaciones.
Lo importante es determinar qué es lo que se desea alcanzar con el proceso de gestión de los
recursos hídricos de una región, para posteriormente definir cómo se lograrán los objetivos que
se plantean. Por tanto, el uso de métodos integrales de trabajo será más eficiente en este caso,
pero la actuación específica demandará mayores alcances de tipo analítico.
En el mismo marco, la capacidad del mismo es muy importante en escenarios en los que se
conjugan aspectos sociales, económicos, científicos, políticos, etc., y especialmente en un tema
como el de la gestión del agua. Sin embargo, este tipo de Plan debería incorporar la participación
De esta forma, el Plan se construye como un instrumento concreto que apunta al logro de metas
bien definidas, lo que permite evaluar su marcha en función del cumplimiento de dichas
finalidades. No obstante, el Plan precisa de una conducción eficiente, a fin de alcanzar esos
objetivos, requiere ductilidad para permitir el análisis de lo realizado, y enmendar esquemas
inadecuados de trabajo, y demanda mucho rigor y disciplina de actuación, para poder llevarlo a
buen término desde un punto de vista gerencial, global y específico.
Por otra parte, las propuestas que se deriven de las distintas fases de trabajo, suponen la
participación de diversas instituciones, instancias y esfuerzos, lo que requiere de una alta
capacidad de trabajo y de organización. Este desafío debe ser asumido, según la opinión del
autor, por la institución que actúa en una región, cuenca o área determinada, en la gestión de los
recursos hídricos, en particular, y de los naturales, en general.
Si se explota el agua subterránea que se puede renovar naturalmente debido a los procesos de
recarga (considerando un periodo de varios años) se dice que se explotan los recursos. Si se
utiliza más agua de la que naturalmente puede renovarse o recargarse, se dice que se están
explotando las reservas.
En muchas partes del mundo, se observa una disminución de la cantidad de agua disponible y de
su calidad. Esta insuficiencia se debe, a menudo, a una mala gestión, a la falta de instituciones
adecuadas, a la inercia burocrática y a la falta de inversión, tanto en capacidades humanas como
en infraestructuras físicas. La escasez de agua y el aumento de la contaminación son desafíos de
origen tanto social como político, que se pueden afrontar modificando la demanda y el uso del
agua, mediante la educación, una mayor sensibilización social y a través de la reforma de las
políticas hídricas. La crisis del agua radica, cada vez más, en el modo de regir el acceso y el
control sobre los recursos hídricos y sus beneficios.
Los diversos asuntos relacionados con el agua son interdependientes y su distribución y gestión
requieren una preparación especial, siendo esencial un enfoque flexible, tanto a nivel estratégico
como local. La respuesta a estas cuestiones, que ha de considerar como un enfoque holístico y
centrado a los ecosistemas, es conocido como la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos
(GIRH) que, obviamente, debe ajustarse a las condiciones socioeconómicas y circunstancias
locales. Debido a éstos y a otros obstáculos y dificultades, son muy pocos los países que han
alcanzado el objetivo del Plan de Aplicación de Johannesburgo (PAJ), según el cual la GIRH se
debería haberse incorporado a los planes nacionales de recursos hídricos a finales de 2005.
Adoptar un enfoque holístico en la gestión del agua requiere conocer los diferentes sistemas
involucrados, no sólo los hidrológicos, sino también los socioeconómicos, políticos,
institucionales y financieros. Sin embargo, es habitual que no haya datos sobre prácticamente
ninguno de los temas relevantes relacionados con el agua o que éstos sean inconsistentes, no
fiables o incompletos. Esto es especialmente cierto en el ámbito de las aguas subterráneas,
donde el conocimiento que se tiene actualmente es todavía insuficiente.
En el planeta Tierra existen unos 1.384 millones de kilómetros cúbicos de agua distribuida de
distinta forma. Esta cantidad, que parece más que suficiente, no lo es ya que aproximadamente
el 97,6 % del total, es agua salada. El agua dulce, indispensable para la vida, riego de plantaciones
y para la industria, solamente representa un escaso 2,4 % del total.
Se comprende entonces, que la disponibilidad de agua para satisfacer el uso y la demanda del
hombre, es más que pequeña. Ahora bien, dentro de este diminuto porcentaje de agua dulce del
total existente en el planeta; aproximadamente el 79 % se encuentra en los casquetes polares, un
20 % bajo la forma de agua subterránea y el 1 % restante, como agua superficial. A modo de
observar la importancia relativa de una forma u otra de yacencia y tipos de agua, este 1 % de
toda el agua superficial está distribuida de la siguiente manera: el 52 % en lagos, el 38 % bajo la
forma de humedad del suelo, el 8 % como vapor de agua en la atmósfera, el 1 % como parte de
todos los organismos vivos (animales y plantas) y el 1 % restante, conformando todos los ríos y
arroyos del mundo.
Además de la escasez, el agua puede presentar también limitaciones para su uso por su
deficiente calidad física, química y bacteriológica. La OMS estima que más del 80 % de las
enfermedades que afectan a las poblaciones (principalmente en los países en vías de desarrollo)
se relacionan directamente con el agua; tales como el cólera, fiebre tifoidea, dengue, malaria,
esquistosomiasis, metahemoglobinemia, etc.
La gran mayoría de las actividades humanas han ocasionado, inducido y desencadenado, un sin
número de efectos negativos sobre los recursos hídricos; siendo en algunos casos tan graves que
han condicionado por completo el uso del agua para cualquier fin. La presencia de industrias, la
falta de sistemas de saneamiento básico de tratamiento de líquidos cloacales, la disposición de
residuos sólidos de origen urbano en lugares inadecuados, fueron y son hasta la actualidad (por
lo menos en la gran mayoría de los países en vías de desarrollo) los mayores responsables de la
contaminación de los recursos hídricos superficiales (ríos y lagos) y subterráneos.
Los aspectos mencionados son indicativos y marcan directrices acerca de que el agua debe
considerarse ya como un recurso escaso y altamente vulnerable a las acciones antrópicas directas
e indirectas, por lo que es necesario crear un nuevo espacio donde la sociedad en su conjunto,
pueda ser partícipe de todas las facetas vinculadas a la protección y explotación de un recurso
único para la supervivencia misma de la especie humana. De no ser capaces de resolver esta
coyuntura, seguramente que las generaciones venideras, tendrán que sobrellevar la
insensibilidad e irresponsabilidad de nuestro presente y, lamentablemente, dentro de ese
escenario deberán asistir, entre otros aspectos, a luchas y guerras por el dominio del recurso
hídrico.
Resulta imprescindible asumir la interdisciplinariedad con que debe abordarse el agua, los
restantes recursos naturales, el ambiente y la actividad agraria. En consecuencia, se refuerza el
criterio de que el agua constituye uno de los elementos que integran el ambiente, que es
alcanzado por el principio de la interdependencia de los recursos naturales y, por tanto, no puede
aislárselo para su tratamiento. Esta perspectiva integral favorece la especialización y facilita la
La República Argentina tiene un sistema federal de organización, donde cada provincia conserva
el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio, en este caso, el agua.
De tal forma, la primera característica significativa que aparece en el derecho positivo argentino
es la coexistencia de tantos regímenes legales como provincias existen, a lo que debe sumarse la
legislación de carácter nacional, la cual resulta aplicable en determinadas jurisdicciones o en
actividades específicas.
Algunas provincias han dictado leyes o códigos de aguas, siendo la más antigua la de la provincia
de Mendoza, del año 1884; en 1946, Salta dictó un código de agua; en 1950, Santiago del Estero,
modificado en 1955.
Estas leyes establecen principios en materia de concesiones de aguas que, por el Código Civil,
corresponden al dominio público de ellas. Estas concesiones pueden otorgarse tanto a
propietarios individuales como a comunidades de usuarios. En el caso de las aguas superficiales,
la concesión es a perpetuidad. Para el caso de las subterráneas, la concesión es eventual (no
permanente).
En 1999, se promulgó la ley 12.257 que sancionó el Código de agua de la Provincia de Buenos
Aires “estableciendo el régimen de protección, conservación y manejo de recurso hídrico de la
provincia". En dicho código, se prevé la creación de un ente autárquico “autoridad del agua”, la
formación de consorcios integrados por los beneficiarios y se reglamentan los distintos usos; la
mencionada ley aún no fue reglamentada, lo que dificulta su aplicación.
El Estado conserva el derecho de propiedad sobre el agua, sin perjuicio de ceder su uso a
los particulares a través del otorgamiento de concesiones.
Establecen un sistema de prioridad horaria cuando las concesiones tengan el mismo
objeto, de otro modo la prioridad se determinará por el tipo de consumo a realizar.
En la solicitud que se presente, se indicará la superficie del predio a regar, las
propiedades a atravesar, el volumen de agua a emplear, el tipo de obras de captación, la
conducción y la conservación e información sobre la existencia de terceros
concesionarios en las proximidades.
Las concesiones se otorgarán previa citación de los interesados por medio de edictos y
de acuerdo a los elementos de convicción aportados por el peticionante.
La concesión puede otorgarse por tiempo ilimitado o por determinado plazo,
operándose su caducidad por no haberse emprendido las obras dentro del plazo
propuesto, o por no haberse ejercitado el objeto de la concesión por el término de un
año o por un plazo mayor.
Se debe abonar un canon por volumen de agua utilizado.
Más allá de la validez de cada intento de instituir un fuero específico para las cuestiones relativas
al uso del agua, tal como caracterizan a los distintos códigos de aguas, estos procedimientos
implican realizar un abordaje inadecuado y parcial. En efecto, no sólo hay que tener en cuenta al
recurso agua conforme a las leyes de la naturaleza, sino que es necesario conceptualizarla como
un elemento más del ecosistema.
Por otra parte, cualquier persona puede solicitar ante la autoridad pública, la inclusión de la
declaración de impacto ambiental en los códigos de aguas, cuando se efectúe aprovechamientos
de agua de cierta magnitud, con el fin de que las causas determinantes del impacto sean
removidas (Victoria, 1998 in Formento y Ferrazzino, 2012).
un bien inmueble por naturaleza, cuando integra o compone partes fluidas del suelo que
conforman su superficie y profundidad.
una cosa mueble cuando siendo parte fluida del suelo, puede ser separada de él y
transportarse de un lugar a otro.
Con relación al régimen jurídico del agua, si bien por el Código Civil todos tienen derecho de usar
y gozar del agua pública, el Estado puede disponer sobre ese uso y goce; en cambio, sólo puede
reglamentar el ejercicio del derecho del propietario sobre el agua privada.
La jurisdicción es la suma de facultades divisibles en las diversas materias. Se ejerce sobre las
relaciones funcionales.
La diferencia entre ambos conceptos radica en que, mientras que el dominio se ejerce sobre las
cosas, la jurisdicción lo hace sobre las relaciones. La jurisdicción hace a los usos, el dominio hace
a la titularidad del recurso. El dominio lleva necesariamente a la jurisdicción; la jurisdicción no
lleva necesariamente al dominio. Pero, en última instancia, tiene más cuota de poder la
jurisdicción que el dominio y éste puede terminar vaciado.
En muchos países, los resultados son poco alentadores, ya que a pesar de la creciente escasez de
agua y de los altos costos de la infraestructura hidráulica, el agua se utiliza en forma poco
eficiente, la infraestructura tiene problemas de diseño, construcción y operación, y la entrega de
servicios es deficiente. Actualmente existe una tendencia hacia el refuerzo de la institucionalidad,
el mejoramiento de políticas de precios y la entrega de la administración del agua a las
comunidades y las asociaciones de usuarios de agua.
La intención es reforzar la atribución al dominio público de todas las aguas continentales -
garantía de un bien de todos y para todos- y la incorporación de mecanismos de planificación
como elemento esencial en la gestión del agua. Marcar los objetivos en materia de vertidos de
una forma clara, la consideración adecuada del régimen económico; definir la regulación de las
obras hidráulicas, tener un conocimiento real de los aprovechamientos y de los recursos para
poder trabajar sobre ello, y dar más armas a la administración para tener las garantías de
condición previa.
La legislación argentina, en el Código Civil, establece las siguientes disposiciones con relación a
las aguas de dominio público y privado y sus restricciones.
Son las que existiendo en las profundidades de la tierra, no constituyen aguas que
corren por cauces naturales; su origen debe buscarse en las lluvias, sin descartar
aquellas que quedaron en el interior de la
tierrahttp://www.agro.uba.ar/apuntes/no_2/agua.htm - _ftn7. El dominio público
puede ser nacional o provincial.
Ríos interiores
La Constitucional Nacional (Art. 26) consagra que la navegación de los ríos interiores de
la Nación es “libre” para todas las banderas, con sujeción únicamente a los reglamentos
que dicte la autoridad nacional. El aprovechamiento hídrico corresponde a la jurisdicción
provincial, porque las provincias se han reservado todos los derechos que no han
delegado expresamente en la Nación.
Restricciones
la obligación que tiene el dueño del fundo inferior de recibir las aguas que naturalmente
desciendan de los terrenos superiores. ”Es prohibido al dueño de un terreno superior
agravar la situación del terreno inferior dirigiendo las aguas a un solo punto, o haciendo
de cualquier modo más impetuosa la corriente que pueda perjudicar al terreno inferior”.
el propietario de un terreno ubicado en una zona baja tiene que soportar el agua que,
naturalmente y sin la intervención del hombre, viene desde los campos altos. Y, de igual
modo en que está obligado a sufrir por lo que no pidió, tampoco puede hacer nada para
contener el agua que naturalmente llega a su establecimiento.
“El dueño del terreno inferior no puede hacer dique alguno que contenga o haga refluir
sobre el terreno superior las aguas, arenas o piedras que naturalmente descienden”.
Servidumbres reales
De descarga (sobrantes del riego, de las industrias, del avenamiento, etc.) impuesta por la ley. El
propietario inferior está obligado a recibir las aguas sobrantes, salvo la indemnización debida, y
también la de permitir el paso de las aguas al procederse al avenamiento.
De recibir aguas de otro predio de los techos vecinos, siempre y cuando las mismas sean
naturales y no servidas, y de sacar agua de la fuente, del aljibe, o del pozo. Actualmente, este tipo
de restricciones, prácticamente carece de aplicación.
que se le pague un precio por el uso del terreno que fuese ocupado por el acueducto y
el de un espacio de cada uno de los costados, que no baje de un metro de anchura, en
toda la extensión de su curso. Este ancho podrá ser mayor por convenio de las partes.
También, se le abonará el 10 % sobre la suma total del valor del terreno, el cual siempre
pertenecerá al dueño del predio sirviente.
puede oponerse a que se construya otro acueducto en su terreno, ofreciendo paso por
el suyo a las aguas de que otra persona quiera servirse, con tal que de ello no se siga un
perjuicio notable al que quiera abrir un nuevo acueducto. Se le pagará el valor del suelo
ocupado por el antiguo acueducto, incluso el espacio lateral; y se le indemnizará de todo
lo que valga la obra en la longitud que aproveche el interesado. Si le fuese necesario
ensanchar el acueducto, lo hará a su costa pagando el valor del terreno, y el espacio
lateral, pero sin el 10% de recargo.
a alzar o rebajar el terreno del inmueble sirviente a fin de hacer llegar a su destino las
aguas del acueducto; también, podrá tomar la tierra o arena que le fuese necesaria.
no podrá convertir el acueducto subterráneo en acueducto descubierto, ni el
descubierto en subterráneo, privando al poseedor del inmueble sirviente el sacar agua o
dar allí de beber a sus animales
La provincia de Salta dictó el primer código en el año 1946. En al año 1998 se reglamenta el
código de aguas actualizado, conocido como Ley N° 7017. El código está organizado en XII Títulos
y cada uno de ellos en capítulos y secciones.
El Título II corresponde al Uso del Agua Pública y los Derechos y Obligaciones: Consta de una
Parte Primera: Referida a los Usos Comunes: Capítulo Primero: Bebida y Usos Varios,
reglamentado con los Artículos 17 a 20. Capítulo Segundo: Pesca, con los Artículos 21 a 23. La
Parte Segunda: Referida a Usos Especiales: Capítulo Primero: Derecho de Uso: Sección Primera:
Generalidades, con los Artículos 24 a 26. Sección Segunda: Permisos, con los Artículos 27 a 30.
Sección Tercera: Concesión, con los Artículos 31 a 51. Sección Cuarta: Obligaciones comunes a
Permisionarios y Concesionarios, reglamentado por el Artículo 52. Sección Quinta: Contribución,
con los Artículos 53 a 60. El Capítulo Segundo: Usos Especiales en Particular: Sección Primera: Uso
Municipal y Abastecimiento de Poblaciones, con los Artículos 61 a 68. Sección Segunda:
Irrigación, con los Artículos 69 a 77. Sección Tercera: Industrias, con los Artículos 78 a 86. Sección
Cuarta: Pecuario, con los Artículos 87 a 89. Sección Quinta: Energía Hidráulica, con los Artículos
91 a 99. Sección Sexta: Minería, con los Artículos 100 a 106. Sección Séptima: Aquacultura, con
los Artículos 107 a 112. Sección Octava: Aguas Ter-Medicinales, con sus Artículos 113 a 117.
Sección Novena: Uso Recreativo, con sus Artículos 118 a 125.
El Título III corresponde a las Categorías Especiales de Aguas: Consta de un Capítulo Primero:
Cursos de Aguas y Aguas Lacustres: Sección Primera: Cursos de Aguas, con los Artículos 126 y
127. Sección Segunda: Aguas Lacustres, con los Artículos 128 a 130. Capítulo Segundo: Aguas de
Vertientes con los Artículos 131 a 132. Capítulo Tercero: Aguas de Fuentes, el Artículo 133.
Capítulo Cuarto: Aguas que tengan o Adquieran Aptitudes para Satisfacer Usos de Interés
El Título IV corresponde a la Defensa contra Efectos Dañosos de las Aguas: Capítulo Primero:
Disposiciones Generales, reglamentado por el Artículo 159. Capítulo Segundo: Contaminación,
con los Artículos 160 a 165. Capítulo Tercero: Inundación, Erosión Hídrica y Sedimentación, con
los Artículos 166 a 175. Capítulo Cuarto: Desecación de Pantanos, con el Artículo 176.
El Título VI hace referencia a los Consorcios: Capítulo Único, reglamentado con los Artículos 184 a
200.
El Título VII Referente al Registro Público y Censo de las Aguas: Capítulo Primero: Registro Público
de Aguas, reglamentado por los Artículos 201 a 213. Capítulo Segundo: Censo de las Aguas, con
los Artículos 214 a 215.
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Primera edición.
Organización Mundial de la Salud, OMS. 1988. Guías para la calidad del agua de bebida.
Segunda edición.
Organización Mundial de la Salud, OMS. 2004. Guías para la calidad del agua de bebida.
Tercera edición.