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Hoy me gustaría hablar de los primeros y de algunas cosas que podríamos hacer para
asemejarnos a una de esas profesoras o uno de esos profesores que fueron tan
importantes. ¿Puedes recordar cuál fue el tuyo? ¿Qué hacía que fuese especial? Si es
posible, interrumpe unos pocos minutos la lectura para responder a estas preguntas; es
Cuando formulo las mismas preguntas a algunos de los estudiantes y docentes con los que
humildad, la curiosidad, la generosidad y la manera en que esa profesora o ese profesor les
miraba y escuchaba, cómo confiaba en sus posibilidades o cómo, de alguna manera, les hacía
La formación de los docentes no puede quedarse, como se queda, en las cuestiones disciplinares
y técnicas de la enseñanza.
Mi respuesta a las dos primeras preguntas es que sí. Ser docente supone mucho más que
insuficiente. Permíteme explicarlo con una analogía. Imagina a un joven que va a una
autoescuela para aprender a conducir. Allí aprende las normas de tráfico y las cuestiones
prácticas que le acreditarán como conductor. Una vez obtenido el carnet, nuestro joven conductor
sale a la calle con su coche, y desde el punto de vista técnico su pericia es indiscutible. Sin
embargo, una observación más atenta nos deja ver que en cuanto puede se salta los pasos de
peatones poniendo en peligro la vida de los viandantes, no respeta los límites de velocidad o
le cuesta controlar su ira ante cualquier incidente y es fácil verle insultando a otros conductores.
¿Subirías en su coche? Y aún más, ¿confiarías a tus hijos para que ese conductor les llevase a
algún sitio?
"Los docentes deberían pasar una ITV (Inspección
Técnica de Vehículos)"
Del mismo modo que aprender a conducir debería ser algo más que memorizar las normas de
tráfico y aprender la técnica para llevar el coche, la formación de los docentes no puede
en las Facultades de Educación ni en las oposiciones, nada que garantice que un profesor
cuente con estas cualidades que parecen tan importantes. En el caso de las facultades, a
través de actividades (que no materias) de desarrollo personal (sí, personal) de los estudiantes,
las oposiciones, tal como se hace en la mayoría de las empresas a través de los departamentos
de Recursos Humanos, aseguraríamos que quienes acceden a la carrera docente son las
personas más idóneas. Y, puesto que hablamos de algo que no se adquiere de una vez por
todas, sino que requiere de una práctica continuada, el superar la oposición no supondría una
garantía de por vida, sino que cada tanto, recurriendo nuevamente a los coches, deberíamos
A los docentes se nos exigen muchas cosas, a veces demasiadas, pero justamente no se nos
exige algo fundamental para educar: ser buenas personas. Después de todo, como dice Rita
gente que no les gusta", y a todos nos gusta estar rodeados de personas que confían en