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2 Edición
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Carlos R. C abarrús (Guatemala, 1946)
Es Doctor en Antropología Cultural y Licenciado
en Filosofía y Teología. Ha recibido una sólida
formación, tanto en el campo de la Espiritualidad
como en el de la orientación psicoterapéutica (Psico
terapia Experiencial y Focusing, Bioenergética, Gestalt,
etc.). Ha sido maestro de novicios de los jesuítas cen
troamericanos durante cerca de diez años y actualmente
es el fundador y director del Instituto Centroameri
cano de Espiritualidad (ICE) en Guatemala.
Sus publicaciones tienen que ver con las dos ramas
de sus intereses profesionales: el antropológico cultural
y el de una espiritualidad encarnada: Génesis de una
revolución, Antropología: La conquista de la identi
dad, La cosmovisión Queqchi en proceso de cambio,
Seducidos por el Dios de los Pobres, Orar tu propio
sueño. La mesa del banquete del reino, Puestos con
el Hijo.
En esta misma colección ha publicado Crecer
Bebiendo del propio pozo (4a ed.) y ha colaborado en
14 aprendizajes vitales (5a ed.)
Sus intereses personales dentro de la antropología
rulniral están centrados en los problemas campesinos
. todo lo concerniente a la identidad étnica. En el
:ampo psicoespiritual, la relación con el cuerpo y la
experiencia de Dios en el ámbito de una justicia que
broca de la fe.
- - gusta la música y disfruta tocándola “de oído”
- * anc Le encanta conocer y experimentar las nuevas
: ..z iz e s que están trayendo las medicinas
es . descubrir la presencia de Dios en nuevas
: por ejemplo, en la astronomía, etc.
C a r lo s R a f a e l C a b a r r u s sj
C U A D E R N O DE B I T Á C O R A ,
PARA ACO M PAÑ AR C A M IN A N T ES
G u ía psico-histórico-espiritual
2 aEdición
2.01 . \ s
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c. Z
Cuaderno de Bitácora
MAIORim
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
í n d i c e
MAIOR 13
Cuaderno de Bi tácora
14 MAIOR
Para anotar en este
Cuaderno de Bitácora...
Antes de comenzar a leer este libro, pero después de haber hecho referen
cia a lo que significa "cuaderno de bitácora", creo que es conveniente dar unas
instrucciones de manejo... Son instrucciones para el uso de este Cuaderno de
bitácora para acom pañar caminantes... Como a todas las instrucciones, a
éstas, seguramente, les faltará algo, ¡quizá lo más esencial! Pero para quienes
tienen un espíritu inquieto, se les dan, por lo menos, pistas para saber mane
jar mejor esta guía para el acompañamiento psico-histórico-espiritual.
Este no es un libro normal, es fundamentalmente, un cuaderno-instru
mento. Ya esto limita un tanto las posibles pretensiones personales y las expec
tativas de quienes lo consulten. Este cuaderno no pretende hacer tratados:
sirve para encontrar caminos en las áreas en las que nos topamos quienes
acompañamos a personas, en sus aspectos vitales más hondos.
Lo escribo desde la experiencia, que me ha hecho tocar puertas a las diver
sas ciencias... Su tono es serendípico, por tanto, pretendiendo al mismo tiem
po conjugar el cuerpo, la psicología, la espiritualidad y el compromiso.
Lo escribo con una osadía considerable porque abordo temas de psicolo
gía -sin ser psicólogo-, temas de ética -sin ser moralista-, temas de espiritua
lidad siendo únicamente un buscador inconstante de Dios y su causa.
Lo escribo entonces, desde mi conciencia de pecador, de peregrino, de
alguien que se ha confundido, y equivocado muchas veces, pero siente la voca
ción de acompañar caminantes...
Lo escribo especialmente para aquellas personas que han participado en
los talleres que ofrecemos en este Instituto1y sienten la invitación a embarcar
se a acompañar desde este modelo. Supone por tanto, un cierto trabajo perso-
M A IO R | 5
Cuaderno de Bitácora
nal previo, y una formación teórica básica en esta propuesta, para lograr
desentrañar toda la riqueza que quiero compartir.
Por otra parte, no es un libro para leerlo simplemente. Es para practicarlo,
es para trabajarse, es para cotejar la labor de acompañar con lo que sugerimos
a través de las páginas. Otro elemento más de su carácter serendípico.
Este libro nace del interés por ayudar a quienes acompañan los procesos
de diferentes tipos de personas. Es un acompañamiento complejo del que
vamos a hablar. Es un acompañamiento que tiene algo de psicológico, de espi
ritual, y de compromiso. No es, por tanto, para cualquiera que acompaña. Tie
ne que haber una vibración con esos tres elementos, para que este libro capte.
De alguna manera a quienes está destinado son muchas veces personas de la
vida religiosa, sacerdotes; pero quisiera dejar claro, que a quienes más dedico
este trabajo es a personas laicas que se comprometen cada vez más por ejercer
esta tarea de acompañar, en primer lugar, como una labor relevante, pero tam
bién como una dedicación compleja que está en correspondencia a la comple
jidad con la que la humanidad vive sus procesos: con experiencias religiosas
-a veces no reconocidas como tales- mezcladas profundamente con problemas
psicológicos y quienes quisieran, de algún modo, cambiarle el rostro sufriente
al mundo y a la historia. Aquí, por tanto, lo psicológico, lo espiritual y el com
promiso estarán siempre muy interrelacionados.
En la Invitación a embarcarse... y caminar veremos como en cada una de esas
dimensiones ha habido mucha evolución. Ahora, queremos hacer énfasis en la
más antigua de esas dimensiones: la espiritual. Porque es la dimensión eje,
aunque sólo encuentra su significación plena en interrelación con las otras dos.
Un factor que influyó drásticamente en los cambios más profundos -y que
repercute en lo que llamamos espiritualidad- ha sido el olvido de la experien
cia de Dios desde lo femenino, y la excesiva concentración en lo masculino
como representación de la divinidad, con las consecuencias funestas que esto
ha acarreado en nuestra historia humana.
Por más de 25 mil años la humanidad adoró a una diosa: las llamadas
"Venus paleolíticas", que luego, ya en el neolítico, claramente toman el papel de
una divinidad con unos rasgos muy característicos -la donante de vida, repre
sentada en una pose de parto; la que da la fertilidad, influyendo en el creci
miento, representada desnuda y grávida; la protectora, representada como una
mujer-pájaro con senos y prominentes glúteos; y la portadora de la muerte-.
Pero en un momento dado de la evolución la fuerza del aspecto femenino
de Dios se borró, con gran detrimento de la misma experiencia divina y de la
organización de la sociedad, que desde entonces ha sido marcadamente pa
triarcal. Al paso de miles de años, con la revolución agrícola, surgió, pues, cada
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I n s t r u c c i o n e s p a r a a n o t a r
vez con más fuerza, la idea del dios varón. Las fuertes transformaciones socia
les que ésta revolución trajo, depositó en los varones todos los poderes socio-
culturales y religiosos, mientras las mujeres quedaron relevadas totalmente de
ellos. Esto de algún modo influyó en la Biblia.
Lo anterior significa que la espiritualidad netamente patriarcal es, por
tanto, muy reciente en la historia humana -unos cuatro mil años antes de
Cristo- cuando la experiencia de la revelación en la Biblia oscureció la viven
cia de una espiritualidad hacia Dios con rasgos femeninos. Sin embargo, nin
guna concepción de Dios -ni aún la de Dios Padre-, tiene la capacidad de inte
gración y evocación mítica que tenía la diosa. Y aunque Yahvé como tal, no tie
ne sexo, su representación, todavía, es fundamentalmente andrógena y la reli
giosidad que se establece entorno suyo de alguna manera ha sido excluyente
de otras experiencias y sobre todo de asignar un rol importante para la mujer.
Entendemos que el mensaje bíblico sobre el carácter único de Yahvé y
todas las expresiones de su entorno, no supone -visto desde un enfoque teo
lógico profundo- la descalificación de la experiencia religiosa de otros pue
blos, o de otras épocas, o por ejemplo de expresiones más femeninas. Sabemos
también que el acento de esa espiritualidad dimanada de la Biblia fue siempre
un llamado a la fidelidad de Israel a su propia historia de alianza con Dios: "la
insistencia de la Ley y de los profetas en el carácter exclusivo de Yahvé se debe a una
pedagogía muy precisa: mostrar que el Dios Único y trascendente no es una proyec
ción de los deseos humanos que pueden ir manipulando la divinidad o ir cambiando de
divinidades en función de las propias avideces (Sal 81,12-13), sino que Dios es el tér
mino último del deseo humano que va siendo transformado de posesividad en abando
no, confianza y comunión. Es decir lo que la Biblia revela no es que los dioses de los
demás pueblos sean falsos, sino que lo que los falsifica es la relación objetual, posesiva,
mágico-instrumental, con ellos"2.
De aquí se comprende cómo el papel de Jesús en la historia de la revela
ción -como dice Melloni- es habernos dejado la perspectiva crística que no
implica una absorción de las demás religiones en una única expresión del
Misterio, sino que aporta un impulso a la autenticidad de cada una de ellas.
Más aún, que es a las religiones a quienes les corresponde mostrar que de las
entrañas mismas de la experiencia religiosa brota un torrente de ternura por
los hombres más pequeños y desprotegidos, y una consiguiente pasión por la
paz y la justicia3.
Este aspecto de la experiencia femenina de Dios nos parece importante
2. MELLONI, )., "Los ciegos y el Elefante: el diálogo interreligioso", Cuadernos Cj, n° 97, abril
2000, p. 10, Barcelona.
3. Ibíd., pp. 17-25.
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Cuader no de Bi tácora
4. Ya que en hebreo espíritu se dice Ruah, que tiene marcadamente características femeninas,
frecuentemente se utilizará Ruah para resaltar la dimensión femenina de Dios secularmen
te sofocada. En lengua castellana suena chocante “La" Espíritu que, no todo, algunas veces
se empleará. Véase, en este sentido, el esfuerzo que ha hecho ALE1XANDRE, D., en su artí
culo "Nombres Nuevos para el Espíritu" donde todos se presentan en femenino, Revista
Testimonio, Chile, 1998. Vease también CONGAR, Y., El Espíritu Santo, Herder, Barcelona,
pp. 590-598; y GONZÁLEZ-CARVAJAL, L., ¡Noticias de Dios!, Sal Terrae, Santander, 1997.
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efecto de ella, se nos revela el Dios de Jesús quien nos ama con amor
incondicional; es una espiritualidad que nos libera de los ídolos y nos
coloca con sencillez a la orilla del camino de Jesús. La experiencia con la
ternura total de Dios y con su misericordia alegre y entrañable es lo que
fundamentalmente sana y genera que las personas se levanten y se redi
man: salgan en auxilio de quienes tienen necesidad.
- El compromiso histórico, entonces, proviene de las dos fuerzas anterio
res. Nos lanza con preocupación humana y divina a la búsqueda de
estructuras socio-históricas más humanas, como anuncio del Reino. Esto
hace que la tarea de comprometerse a erradicar el sufrimiento y la injus
ticia del mundo no sea únicamente una acción de compromiso simple
mente humano, sino una acción mística: se sirve en los necesitados(as) al
mismo Jesús. Esto es ya también gracia. En este sentido la actuación ide-
ologizada queda subsanada de raíz. Y en esas personas necesitadas de
toda índole nos vemos también, por gracia, curados de nuestras grandes
heridas personales, según los cantos del Siervo de Yahvé (Is 53, 5).
Lo importante de estos tres factores es que uno nos remanda al otro, esta
bleciendo un dinamismo cada vez más pujante. Desde el trabajo personal, ya
somos invitados(as) al trabajo comprometido por las personas que sufren. El
estar con ellas nos vuelve una y otra vez a la exigencia de seguirnos levantan
do y optando por la vida desde lo mejor de nosotros(as) mismos(as). La espi
ritualidad a la que hacemos referencia, no prescinde del crecimiento humano,
lo supone, pero también le da su plenitud en el mismo acto de comprenderla:
es por tanto bien recibido de parte de la misericordia de Dios, que nos vemos
invitados(as) a trabajar por quienes tienen necesidad de toda índole.
Es importante señalar que aquí se presenta un camino que tiene cierta
secuencia: del crecimiento personal, a una espiritualidad y luego al compro
miso. Es algo que se suele dar cronológica y existencialmente así. Es decir, que
para muchas personas ha sido de este modo como nos hemos ido haciendo
nosotros(as) mismos(as) como personas respecto a los(as) demás y a la reali
dad de Dios. Pero puede ser que para otras, se haya comenzando en el com
promiso y desde allí se encuentran con la presencia de Dios y que todo ello les
haya llevado a la necesidad de un crecimiento personal. El orden de la pre
sentación de este libro responde más bien al primer proceso indicado, sin
negar otras alternativas.
Muy cercano a este trípode de lo psico-histórico-espiritual -punto neurál
gico de nuestra propuesta de acompañamiento-, está la armonía con la que
todo debe vivirse, además de lo que ya hemos afirmado de la fuerza de Ruah.
Es el otro tema recurrente en este libro: la armonía. El hecho de trabajar desde
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Cu a d e r n a de B i t ác o r a
un trípode implica tener que guardar una serie de balances en muchos aspí
tos, síntesis de muchas cosas, unidades en elementos paradójicos. Todo es
sólo puede lograrse si existe una armonía interna muy profunda en quii
acompaña los procesos.
La armonía es un término auditivo que hace referencia a un sonido que
complejiza enriqueciéndose cada vez más y, permitiendo un sin número (
matices -tono mayor, menor, sostenidos, bemoles, etc.- De ahí que tomemi
esta metáfora. En un nivel sensible, lo equivalente sería la suavidad. A niv
psicológico algo se realiza con suavidad cuando a lo que se refiere, ya es hát
to, ya "reviste" una manera de ser y por eso no se efectúa de manera forzad
estridente, sino que es algo "casi" natural. A nivel espiritual, como bien lo no
Ignacio de Loyola, la suavidad es uno de los signos más diáfanos de la pr<
sencia de Dios (EE. 124,334). A nivel de compromiso, la suavidad se manifie
ta en un hacer que brota del propio pozo, genera Nueva Humanidad y conv<
ca a otros(as) a hacerlo.
La manera como están enfocadas todas las cosas en este libro es con veh(
mencia y pasión -lo reconozco- que brotan de estar convencido de la valide
de esta propuesta, por lo que me ha aportado su experimentación; sin embaí
go, no desconozco que todo se puede realizar también de múltiples modos. E
lo que me parece que no debe cederse, es en todo lo que denomino trípode -1
integración de las tres dimensiones, de lo psico-histórico-espiritual-, pero y
las diferentes vías para lograr la armonía de la integración de esas cosas n
está ni mucho menos restringida a la propuesta del libro.
El crecimiento personal, por ejemplo, en lo psicológico, tal y como acá s
ofrece, es un modo de llevarlo a cabo, es una manera de realizarlo: con el tipi
de herramientas que presentaremos y desde un mapa de conocimiento de 1.
persona -que en muchos momentos, específicamente, tomamos del Enea
grama-5. Todo ello no implica una canonización ni un dogmatismo sobre cónu
debe realizarse el crecimiento personal. Aquí estamos presentando sencilla
mente un modo de hacerlo. Parece importante que se haga, esto es incuestio
nable, estando totalmente en apertura a que se emprenda y se logre de otra:
muchas maneras y desde diversas escuelas.
Lo mismo podríamos decir sobre la espiritualidad. Es la de Jesús, es la de
Reino, pero dentro de la riqueza del cristianismo hay diversidad de escuelaí
espirituales. Postulo una, la que conozco más -sin decir que sea la única ni Ir
mejor- en mi condición de jesuita. La perspectiva ignaciana -desde el discer-
5. De hecho en muchas ocasiones hacemos mención del Eneagrama dando por supuesto su
conocimiento; sobre todo cuando hablamos de compulsión, de fetiches y de ciertas formas
contratransferenciales.
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I n s t r u c c i o n e s p a r a a n o t a r
nimiento, desde los Ejercicios Espirituales- es la que aquí toma gran relevan
cia: es la que he experimentado con profundidad en mi propia vida y en la de
las personas que he acompañado, es la espiritualidad que ha servido de cuna
a este modo de acompañar... Sin embargo, reconozco toda la validez y riqueza
que entrañan otras espiritualidades.
Algo semejante sucede con el compromiso. Se escribe este libro para acom
pañar caminantes que fundamentalmente se mueven en Latinoamérica. La
perspectiva de la justicia solidaria es mucho más acuciante en nuestros países
que en Europa o en el primer mundo en general. El lugar donde está concebi
do este libro le da una orientación específica -sin querer dogmatizar las pos
turas, las preocupaciones y las posibles salidas o expresiones del compromiso
cristiano- y le pone unos escenarios concretos de realidades en las que la
urgencia del Reino es arrasadora.
También escribo este libro habiendo hecho ya -quizás muchas veces sólo
implícitamente- un balance de la experiencia de lo que había significado
"comprometerse" en épocas anteriores. A los que vivimos en estas latitudes, en
épocas no muy remotas, se nos han caído ya muchos sueños: se nos han muer
to proyectos, se nos han venido abajo idealizaciones, se ha perdido mucha
gente -y de las más valiosas-, en aras de todas esas utopías que quisimos rea
lizar. Nos equivocamos en muchos análisis que creíamos correctos. Hay que
reconocer que eran cerrados, muchas veces apoyados no en datos científicos
sino en simples anhelos. Satanizamos en muchas ocasiones a los que "no esta
ban con nosotros"; de alguna manera también idealizamos al pueblo, lo ideo-
logizamos, sacamos a los(as) pecadores(as) de ser también principales desti-
natarios(as) del mensaje de Jesús y del Reino. Todo eso nos hizo generar una
espiritualidad concentrada únicamente en eso: cambiar estructuras, pero des
cuidando el trabajo personal complicado de la transformación del corazón hu
mano. De alguna manera revivimos un cierto pelagianismo: conquistábamos
todo con la voluntad, con la organización, con la fuerza. No reconocimos espa
cios autónomos entre la fe y la justicia; vivimos la aparente síntesis entre esos
dos elementos como algo que se conquistaba, no como algo que se recibe y se
celebra. Olvidamos en todo esto la fiesta, la alegría, el saber descansar. Gene
ramos un talante de espartanos que tendía a quemamos; no le dimos los espa
cios vitales a la oración personal y seria. Olvidamos, en la práctica, el discer
nimiento; no aprendimos a trabajamos a nivel personal, no nos dimos a la
tarea de aprender a vivir más en caravana. No hicimos siempre un ejercicio de
descubrir nuestras falacias y mentiras.
Esto no quiere decir que no se haya consolidado nada serio en lo que se
refiere al compromiso o que no se hayan hecho conquistas históricas reales. En
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
6. NER: acróstico de la Novedad, el Enfasis o la Relación nuevos que debe surgir de un ejer
cicio de interpelación personal al cumplir el objetivo propuesto por él, y si se ha hecho
desde la resonancia corpórea.
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m a io r Q I
Cuaderno de Bitácora
tomar partido por la historia de los demás. Todos las partes implican uno;
requisitos básicos y una herramientas adecuadas a cada tema específico. Poi
último, se ofrece un glosario de las palabras que parecen piezas claves de com
prensión de este modelo de acompañamiento.
Una última instrucción: todo lo que vamos a ir postulando en este libro e¡
una gran exigencia. Supone mucho, puede aparecer como una gran carga
como una tarea superior a las fuerzas personales. La sugerencia es hacer todc
como si dependiera de nuestro empeño, de nuestras capacidades, de nuestrc
entrenamiento, sabiendo de antemano, que en definitiva, todo absolutamente
todo, depende de Dios y su gracia: es la dinámica de la activa-pasividad, h
pasiva-actividad; es la convicción de que esta tarea sólo es posible llevarla ade
lante desde la fuerza de la Espíritu; es la disposición para hacerse, para for
marse y a la vez, ser dóciles instrumentos en Sus manos...
Y ahora, un agradecimiento... desde hace algunos años todos los papeles
que emborrono con ideas, pensamientos e intuiciones, tienen su criba, su mejo
ra, su enriquecimiento teórico y bibliográfico, su clarificación, gracias a mu
chas personas cercanas que en estas páginas encontrarán su huella. Pero, cier
tamente, la contribución de EstherLucía Awad ha sido en esto, más que signi
ficativa: ha puesto lo mejor suyo, que no sólo es su gran inteligencia, sino si
enorme capacidad de ser amiga y compañera para animar y hacer salir le
mejor de mi, y lo mejor de este libro -ha puesto todo su empeño en que él salie
ra-. Su vocación de Pigmalión, con este libro, queda ratificada. Muchísimas
gracias.
MAIOR
IN VITACIÓ N A EM BARCARSE.
Y CA M IN A R
La invitación que queremos hacer a quien tome este libro es a realizar un
recorrido, a em barcarse en aguas profundas y disponerse a cam inar con otras
personas... Por eso, el libro está escrito en tónica de auto-reflexión y evalua
ción, en el difícil arte de acompañar.
El nombre de este libro hace alusión al mar: el cuaderno de bitácora es la
gran guía para poder navegar. ¿Cómo hacían para navegar los antiguos? era
muy difícil porque, aunque utilizaban la brújula (invento de los chinos) que les
permitía tener las direcciones, no tenían cómo saber cuánto se avanzaba en
una dirección, a qué velocidad se iba, y por tanto, cuánta distancia se recorría.
En tierra es fácil, pero en la mar no hay puntos de referencia1. Por eso era nece
sario el cuaderno de bitácora, porque con él se podían hacer y rehacer las rutas
en el mar, donde no había sino la brújula, la corredera (aparato destinado a
medir lo que anda la nave), los astros, las estrellas y la singladura (distancia o
jomada realizada) para guiarse.
Hemos querido denominar este libro como Cuaderno de bitácora para
acom pañar cam inantes porque realmente pretendemos que ayude a anotar el
rumbo, los sucesos, los impulsos, los avances de los caminantes en la onda de
1. De esta necesidad surgió el invento de la corredera: una especie de barquito que se tira
para atrás atado a un cordel con unos nudos. Esa especie de lanchita iba flotando en la
parte de atrás. Entonces, medían el tiempo que se tardaba que la lanchita se fuera yendo y
eso era lo que medía la velocidad de la nave: en cuánto tiempo se recorría y se apartaba la
lanchita. A ese sistema se llamaba corredera. Ese es el aparato para medir lo que anda la
nave, y la velocidad en que se pasan los nudos. Y por eso se empezó a usar la expresión de
~va a tantos nudos por hora". Obviamente, también tenían las estrellas, los astros y la singla
dura... La singladura, es la manera de contar cuantos nudos se recorrían en un tiempo
dado, la distancia recorrida en 24 horas. El cuaderno era donde se anotaba: "hemos avanza
do dirección norte nordeste, a tantos nudos en dos singladuras", de manera que si se perdían
podían decir: "deshagamos dos singladuras, a tantos nudos en la dirección contraria para volver
al punto donde estábamos". Eran las cartas del marear, que se usaban para navegar.
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Cuaderno de Bitácora
Ruah2. La metáfora de alguna manera, parecería que está mal empleada porque
hace alusión a la mar -la bitácora- y a la tierra -se habla de caminos-. Me
gusta, sin embargo, porque presenta el hecho de que se está hablando de dos
realidades que son diversas pero comparables. Y aunque aparezca paradójica,
presenta las contradicciones que trae el andar en ruta "simultáneamente" en
mar y en tierra. Y es así, de alguna manera, como se vive el proceso de acom
pañar personas: en la incertidumbre de los caminos no trazados -de la mar- y
en los senderos que conducen a alguna parte -en la tierra-.
Me gusta también, lo contrapuesto de mar -tierra- en el nombre de este
escrito, porque hace referencia a que todo acompañamiento espiritual es siem
pre algo analógico a lo humano, pero no es lo mismo, debido a que en éste, nos
movemos en la dimensión divina. En este ámbito, tenemos simplemente
barruntos, intuiciones de lo que sucede en el espíritu (en la persona) y por la
Espíritu, pero siempre de manera metafórica. También me gusta porque, final
mente, los caminos hacen alusión clara a Jesús que es "el" compañero de cami
no, y es el único verdadero camino.
El libro es una guía que puede ayudar a quienes acompañan los procesos
psicológicos y espirituales de personas que están ellas mismas comprometidas
en "abrir caminos", en hacer historia. Al decir "guía", estoy indicando ya los
límites de este trabajo. Aunque tiene teoría en su base, no es el punto de vista
teórico lo que me ocupa principalmente sino la aplicación práctica, la metodo
logía para que ello se realice en la vida cotidiana. Es un tratado para encontrar el
camino. De allí que no intente establecer marcos conceptuales de referencia,
sino luces y resonancias que ayuden a quien tiene el papel de ser acompañan
te, de ser compañero (a) -diremos más adelante-. Este libro es entonces, un cua
derno de bitácora, un método que puede ayudar a seguir un rumbo, a poder vol
ver a sus causas y a relanzar el viaje.
Finalmente, es un instrumento que invita a la decisión de embarcarse. De
embarcarse en un oficio, en una tarea, que tiene mucho de carisma, mucho de
arte y mucho de ciencia. Embarcarse, en castellano también significa, metafó
ricamente, arriesgarse. Acompañar es un riesgo y es algo que va a implicar
sacrificios y, de alguna manera, malos entendidos. De ahí la invitación a
"embarcarse", a comprometerse a entrar en el desafío de acompañar caminan
tes, pioneros en abrir historia. Una historia que no sigue paradigmas de inter-
2. Desde ya se empieza a presentar a Ruah "La Espíritu", porque creo que lo femenino repre
senta mejor y da cuenta más exacta de la actividad de Ruah, en la Escritura. Cfr. CABA
RRUS, C , La mesa del banquete del Reino: criterio fundamental de discernimiento, Desclée De
Brouwer (Caminos), 2a ed., Bilbao, 1999, p. 242.
MAIOR
I n v i t a c i ó n a e m b a r c a r s e y c a m i n a r
pretación antiguos, sino que está en los albores de realidades nuevas que exi
gen visiones más complejas, interdisciplinares, inclusivas.
De alguna manera este libro se complementa con Crecer bebiendo del p ro
p io p o z o 3. Muchas de las propuestas de ese libro tienen las mismas perspecti
vas de éste que se presenta ahora. Al decir esto estoy señalando que, como el
anterior, no es un libro simplemente para leerlo, sino para realizarlo. Como se podrá
comprobar, acá se hará alusión permanente a las herramientas, a los ejercicios
y a los complementos teóricos de Crecer bebiendo del propio pozo. De alguna
manera el presente libro será el manual -el cuaderno de bitácora- de la persona
que acompaña a otras personas a realizar algunos de los procesos que ya se
proponen en el libro anterior; esto para el plano psicológico. Respecto al plano
espiritual, la referencia será La mesa del banquete del Reino*, en todo lo que con
cierne a la implicación de Dios en nuestras vidas y en nuestra historia. La parte
del compromiso es la que podría aparecer sin "paternidad" de escritos ante
riores. Sin embargo, la vertiente de la antropología social, expresada en otras
publicaciones, puede ser su cuna. No significa esto que en sí mismo, este libro
no tenga identidad y estructura completa propias, o que se requiera necesaria
mente de los otros para poderlo comprender. Sólo sugiero emplear la trilogía
completa, como medio para sacar el mejor provecho de él: en lo psicológico, en
lo espiritual y en lo histórico.
Cuaderno de bitácora para acom pañar cam inantes hace pues, alusión a
trayectos, a rumbos, a caminos que se abren... Y también hace alusión a que
alguien ayuda, a personas que se encargan -y también se embarcan- y se ocupan
de dar puntos de referencia a quienes lo solicitan. Esto obliga a revisar el papel
de las personas que acompañan, y de los procesos mismos de acompañar. Y es
esto, lo que queremos presentar: una guía para personas, que desempeñan esta
tarea de acompañar o están en formación para hacerla.
Ahora bien, tradicionalmente ese acompañamiento se adjetivó como
"espiritual" solamente. Como el subtítulo del libro lo indica, lo hemos querido
completar generando el tríptico psico-histórico-espiritual, que aclararemos más
adelante.
3. CABARRÚS, C , Crecer bebiendo del propio pozo: taller de crecimiento personal, Desclée De
Brouwer (Serendipity), 3a ed., Bilbao, 1999, p. 161.
4., CABARRÚS, C , La mesa del banquete del Reino..., op. cit.
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Evolución e itinerarios
de los términos
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
1. Secta gnóstica que se basaba en la existencia de dos principios ontológicos eternos y abso
lutos, el bien y el mal, en perpetua pugna entre sí.
MAIOR
E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r m i n o s
"espiritual", no tenía nada que ver con lo histórico, con lo político, con lo
social.
El otro escollo, el otro obstáculo donde las naves de la espiritualidad han
escorado, se han inclinado trabándose -una espiritualidad individualista-, surge
facilitado por el olvido sistemático del tema neurálgico del Reino de Dios2,
hasta prácticamente los albores del siglo XX. Se constata fácilmente cómo, los
escritos místicos no brillan precisamente por su sentido social. Lo del Reino de
Dios estaba ausente -como de toda la teología-, y por ello se habló siempre
más bien de una "salvación personal". Esto aunque muchos santos tuviesen una
actividad ejemplar en beneficio de los necesitados. Siempre se vivían como dos
vidas, poco articuladas entre sí. Se mantenían los términos "desprecio del
mundo" y "huida del mundo", como pertenecientes evidentemente a lo espi
ritual. Presencia de esa línea espiritualista se da en quienes hablan, todavía, de
"materias espirituales" contrapuestas a las tareas corporales (trabajo, vida coti
diana) o históricas (compromisos, política, etc.).
Por otra parte, se comprende que espiritualidad no significa algo estático.
Tiene una serie de cargas histórico-culturales que han dejado huella en todo
intento de generar una nueva espiritualidad más acorde con las exigencias del
Evangelio y los signos de los tiempos. Lo que hoy se comprende como espiri
tualidad no es ciertamente lo que significó en el siglo XVI, en el llamado Siglo
de Oro, ni lo que significó en el inicio, por ejemplo, la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús. El problema es que todas esas tendencias y expresiones reli
giosas generan estilos que aún actúan como lastres en este navegar. Es decir, la
espiritualidad se confundió con devociones -algunas sumamente extrañas-,
con actos de piedad, con el culto más bien personal que litúrgico.
En la actualidad, a diferencia de hace un par de décadas, debido a los
influjos secularistas que ahogaron muchas expresiones espirituales, se ha
puesto de moda lo "espiritual", pero todavía claramente en minúscula. Aquí
la palabra espiritual lleva a experiencias centradas en una expansión del pro
pio ego. El caso más típico de eso es la angeleología3. Todo este fenómeno se
ha dado más en unos países que en otros; por ejemplo, Europa está más al mar
gen del surgimiento de esa espiritualidad veleidosa, superficial e inestable, si
la comparamos con los Estados Unidos. Con la gestación de las "religiones
MAIOR 33
Cuaderno de Bitácora
4. KINERK, E., "Toward a Method for the Study of Spirituality", en The Christian Ministry of
Spiritual Direction. FLEMNING, D. (Ed.), Review for Religious, St. Louis, Mo. 1996, p. 19.
34 MAIOR
E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r mi n o s
siempre tuvo como fin sacar del caos la creación devolviéndole su capacidad
ile belleza ordenada, denunciar lo que no era el Reino y querer llevarlo ade
lante, por medio de la profecía y de la sabiduría que siempre enseñó a sabo
rear los verdaderos gustos de Dios (Is 58)5.
En síntesis, el problema concreto, como afirma Kinerk, es que la espiritua
lidad ha carecido de una definición formal y también de una metodología pro
pia. De allí que ésta tenga, más bien hasta ahora, un carácter fundamental
mente pragmático, y que se encuentre principalmente llamada a entrenar
directores espirituales que a enfocarse -dice él- hacia la reflexión6. Con todo,
si es la ortopraxis -la correcta actuación, el actuar acorde con el Evangelio- más
que la ortodoxia -el pensamiento correcto- la que debe orientar la teología, la
espiritualidad dimanada de la fuerza de Raah -que tiene como oficio renovar
el rostro de la tierra- tiene mucho que decir y cuestionar a la misma teología.
Es un lugar teológico primordial.
MAIOR 35
Cuaderno de Bitácora
de este oficio por parte de los hombres y de los clérigos. Desde el comienzo ha
habido una fuerte controversia a favor del varón, que se nota desde el origen
del cristianismo en la pugna entre la que se puede llamar "iglesia joánica" en
contraposición a la "iglesia petrina". Sin embargo, pasado el tiempo, la pre
ponderancia del clérigo varón dominó; la iglesia petrina -patriarcal y clerical-
ha hegemonizado en detrimento de otros carismas que hubieran enriquecido
a la Iglesia volviéndola más inclusiva8. Esto nos parece el timonazo más fuer
te, que todavía se asimila poco en la Iglesia, que junto con la familia es la ins
titución machista más antigua de la historia.
A pesar de esto, siempre en la Iglesia ha habido movimientos en donde las
mujeres han ejercido un papel importante. Uno de esos movimientos es el de
vírgenes, al comienzo del monacato. Las vírgenes se iban al desierto acompa
ñadas a veces de otra mujer o dirigidas por hombres. La vida de Santa Tecla9
-rodeada de mucha leyenda- es especial en este caso: es de las primeras vír
genes que tiene una vida muy importante y muy relevante en la constitución
de la vida religiosa femenina. Luego, hacia el Medioevo, el papel de la abade
sa fue tan grande que a veces tenían obispos bajo su dominio. La abadesa, en
muchas partes, era más importante que el obispo: le debía voto de obediencia
a la abadesa en cuya jurisdicción estaba el obispado. Es decir, siempre en la
Iglesia ha habido un papel importante de la mujer, muchas veces en referencia
a explorar líneas nuevas, en papeles contestatarios, en el ámbito de la profecía,
pero hasta ahora ha sido fundamentalmente acallado. La virginidad vista así,
resultó como una profecía del papel que podía realizar la mujer, porque en una
sociedad tan patriarcal, la mujer sólo estaba condenada a ser madre, o hija, o
esposa, o prostituta... Y en la incipiente vida religiosa pudo tener otro rol: ser
virgen y dedicarse al servicio, al apostolado. A pesar de todos estos impulsos
femeninos, el poder de la mujer ha estado siempre aplastado en la institución
eclesial. Por esto se afirma que el hombre usurpó la dirigencia -y en nuestro
tema-, el papel del acompañamiento de la mujer, en la vida de la Iglesia.
8. Cfr. En este sentido la riqueza del término discípulo(a) -más carismàtico- contrapuesto al
del apóstol -más institucional-, es ampliamente tratado en BROWN, R., La comunidad del
discípulo amado..., Sígueme, Salamanca, 1991, pp. 179-192.
9. La tradición, entreverada de leyendas, ha transmitido los nombres de algunos personajes,
sobre todo femeninos, consagrados al ascetismo bajo la inmediata dirección de algún
Apóstol. Tecla fue considerada como el modelo y prototipo de todas las vírgenes cristia
nas. Tanto que, cuando algún Santo Padre quería dar el máximo elogio a una virgen, decía
simplemente que era otra Tecla. Cfr. ÁLVAREZ, ]., Historia de la vida religiosa: desde los orí
genes hasta la reforma cluniacense. Voi. I .,Instituto Teológico de Vida Religiosa, Madrid, 1987,
pp. 596.
MAIOR
I
E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r m i n o s
10. Se llama densidad eclesial en el acompañamiento, al peso que tiene quien representa el
nivel de convocatoria en el cual se da la "convocación" (por ejemplo la congregación con
creta en donde alguien se desenvuelve). Es quien por vocación, porque articula, o porque
la nombran, representa el nivel de Iglesia pequeña donde alguien vive y se mueve. Pero
además, tiene capacidad de discernimiento y experiencia profunda de encuentro y com
promiso con el Dios de Jesús.
11. jONES, A., Exploring Spiritual Direction: An Essay ofChristian Friendship, Harper and Row,
San Francisco, 1982, pp. 11.
12. McCREADY, J., "Spiritual Direction as Pilgrim and Companion", en The Christian Ministry
of Spiritual Direction, op. cit., p. 114.
MAIOR 37
Cuaderno de Bitácora
MAIOR
E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r m i n o s
razón es importante tener una clave para detectar si estamos, de hecho, invi-
tados(as) a este barco. Es importante saber verificar quién posee como don, ese
carisma de ser acompañante. David Fleming1617señala que las personas que tie
nen ese carisma se percatan de él porque lo sienten internamente: hay una
fuerza interna que impele, que empuja a ese servicio. Por otra parte, se da el
hecho de que las demás personas las buscan para compartir con ellas, el rumbo
de su propia vida. Este autor complementa estos dos primeros criterios ante
riores añadiendo, además, que el carisma se confirma en la cualidad de la inte
racción que va teniendo con los acompañados (as), lo cual les provoca más
"clientela" y, finalmente, en el hecho de que esa persona busca entrenamiento
necesario. Este último elemento nos parece muy determinante. El que tiene ese
don de acompañar, experimenta que debe prepararse, ya que acompañar es
también una ciencia. Pero sobre todo, acompañar es un arte, para lo que se
posee carisma.
16. FLEMING, D., "Spiritual Direction: Charism and Ministry", en The Christian Ministry of
Spiritual Direction, op. cit., p. 4.
17. STIERLI, ]., "L'art de la direction Spirituelle", Christus, n° 153, febrero 1992, p. 41.
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
18. BARRY, W., "The practice of Supervisión in Spiritual Direction", en The Christian Ministry
ofSpiritual Direction, op. cit., p. 401.
19. GOUVERNAIRE, ]., "Lettre á un pére spirituel", Christus, n° 153, febrero 1992, p. 75.
20. Cfr. CUESTA, J. D., Acompañamiento espiritual y la relación de ayuda: La actualidad de los
Ejercicios de Ignacio de Loyola, tesina de licenciatura, UPCO, 1999, pp. 150. Allí el autor nos
da una excelente síntesis de la evolución del término, de sus justificaciones psicológicas y
teológicas, y del aporte de Ignacio en la tarea de acompañar. ANTONCICH, R., "Ignacio y
la ayuda a los prójimos", Manresa, 63,1991, p. 353.
21. Dos artículos sobre Ignacio y la psicología pueden resultar interesantes para discurrir
sobre esta afirmación: V1LLACEPELLÍN, A., "Un psicólogo español del siglo XVI precur
sor de la Terapia Cognitivo-Conductual", Revista de Psicología general y aplicada, Vol. 44, n°.
3, 1991, p. 363-373. Y, del mismo autor, "Modificadores de conducta en los siglos XVI y
XVII: el "examen particular" de Ignacio de Loyola", Revista de Psicología general y aplicada,
Vol. 42, n°. 4,1989, pp. 525-531.
MAIOR
r
22. En este mismo sentido, ahondando en la perspicacia psicológica de Ignacio véanse, por
ejemplo, las instrucciones que dio a los compañeros que fueron a desempeñar la misión en
Irlanda, donde al hablar d el" modo de negociar y conversar" da unas indicaciones sumamente
prácticas y de gran perspicacia psicológica: "ayuda hablar poco y tarde, oír largo y con gusto "...
"mirar de qué condición sean si colérico, despierto y alegre, o serio, flemático o melancólico"... “Si
los dos que hablan son coléricos, pueden saltar chispas"... "con los tentados o tristes, tratar gracio
samente", “no mirar la propia comodidad, la falta de tiempo y la prisa, sino traerme a mí mismo a
la comodidad y condición de la persona con quien quiero tratar para moverla a mayor gloria de
Dios", Cfr. LOYOLA, Ignacio de, Obras completas, BAC, Madrid, 1991, pp. 751
23. Un esfuerzo sumamente significativo e importante, útil y profundo a la vez, fue el Simpo
sio organizado sobre Espiritualidad Ignaciana, Psicología y Ejercicios Espirituales, cele
brado a instancias de Carlos Alemany y José Antonio García-Monje, publicado luego en el
libro Psicología y Ejercicios Ignacianos, Vol I y II, Mensajero, Sal Terrae,Bilbao, 1991. Creemos
que esta contribución ha marcado un hito en esta relación tan crucial.
MAIOR 41
Cuaderno de Bitácora
En este siglo el impacto de Freud, por una parte reveló el papel del incons
ciente pero, por otra precisamente, frenó con miedo, sobre todo a los comien
zos, la necesidad de la psicología como ciencia en colaboración con los proce
sos espirituales, puesto que el descubrimiento del inconsciente ponía en tela
de juicio el que se actuaba fundamentalmente por valores o principios. Y aun
que quizá hubiera razones para temer al aporte freudiano como develador de
las realidades más hondas del ser24, felizmente en la actualidad, sin embargo,
no se concibe -n i se empieza- una ayuda “espiritual" sin una buena base psi
cológica. Como bien dice Rambla, para acompañar se necesita de un buen aco
pio y una buena formación psicológica: "un poco para saber lo que hay que hacer,
y mucho para saber lo que no hay que hacer"2526.No hay que olvidar que la psicolo
gía podría definirse como el arte de la intersubjetividad1*.
Y aunque la ciencia psicológica también ha evolucionado -desde una
visión puramente del inconsciente hasta el papel que tiene el cuerpo en ello- no
logra en sí misma acompañar el crecimiento total de la persona, y especial
mente, la persona de fe.
Sin embargo, la psicología, desde sus diversas escuelas, ha dado, cierta
mente, aportes valiosos que fundamentan y aclaran lo que tiene que ser la
opción fundamental de la persona humana, abriendo de raíz los procesos psi
cológicos a un horizonte de compromiso. Esto parece poco resaltado en las
terapias clínicas individuales. Con todo, la ciencia psicológica en su conjunto
da elementos que27:
* ayudan a profundizar el conocimiento humano en sus aspiraciones y
motivaciones más radicales;
* muestran la densidad psicológica del obrar moral, relativizando la
supremacía que se daba a la intencionalidad;
* ponen de manifiesto que la vida humana se caracteriza por ser una exis
tencia elegida;
* permiten comprender que los procesos de la identidad y la realización
personal están influenciados, no sólo por la edad, sino por el equilibrio
y la interacción entre los factores personales y los sociales;
24. Cfr. DOMÍNGUEZ, C., Creer después de Freud, Paulinas, Madrid, 1992. Especialmente el
capítulo IV.
25. RAMBLA, "No anticiparse al Espíritu", Sal Terrae, 85,1997, p. 627.
26. KITWOOD, T., La preocupación por los demás, Desclée De Brouwer (Biblioteca de Psicología),
Bilbao, 1996, p. 70.
27. HERRÁEZ, F., "Opción fundamental", en VIDAL, M., Conceptos fundamentales de la ética teo
lógica, Trotta, Madrid, 1992, p. 342.
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E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r m i n o s
28. Ibíd.
29. PICHÓN RIVIERE, E., El proceso grupa!, Ediciones Cinco, Buenos Aires, 1993.
MAIOR 43
Cuaderno de B it á co ra
30. PICHÓN RIVIERE, E., Matrices de aprendizaje, Ediciones Cinco, Buenos Aires, 1994.
31. KITWOOD, op. cit., p. 71.
32. A la psicología humanista se la ha llamado la tercera fuerza en la historia de la psicología,
por oposición a las otras dos fuerzas principales (el psicoanálisis y el conductismo). Su
fuerza está en la afirmación de que el ser humano puede mejorar la calidad de su vida
mediante las elecciones conscientes, el ejercicio de la voluntad y la visión del futuro. Sin
negar las motivaciones inconscientes, ni la fuerza de los hábitos, afirma que cada indivi
duo es responsable del derrotero que toma su vida. Abraham Maslow y Cari Rogers son
dos de los principales pioneros de esta orientación en la psicología. Aunque es una ten
dencia muy reciente (que tomó fuerza en la década de los 60), hay en ella raíces históricas
que pueden remontarse a la Edad Media y a Santo Tomas de Aquino, con sus enseñanzas
de que los seres humanos poseen libre albedrío y son responsables de sus acciones. Cfr.
BRUNO, F., Diccionario de términos psicológicos fundamentales, Paidós, Barcelona, 1988, pp.
310.
33. Cfr. CABARRÚS, C., Crecer bebiendo..., op. cit.
MAIOR
Ev ol uci ón e i ti nerari o de los t érmi nos
34. Cfr. BAUMGARTNER, 1., Psicología Pastoral: introducción a la praxis de la pastoral curativa,
Desclée De Brouwer (Biblioteca Manual), Bilbao, 1997, pp. 757.
35. A pesar de que el ejercicio de la voluntad es uno de los ejes en los cuales se fundamenta la
psicología humanista (y aquí tiene una fuerza importante la aportación de Víctor Frankl),
es propiamente la psicología cognitiva (surgida de nuevos enfoques de la terapia del com
portamiento), la que impulsa esta dimensión de la terapia psicológica, formulando en téc
nicas especificas la manera de ejercitar la voluntad. Resaltamos entre ellas, la reestructura
ción cognitiva y el entrenamiento asertivo. Cfr. DAVIS, M., ESHELMAN, E. y McKAY, M.,
Técnicas de autocontrol emocional, Martínez Roca, España, 1988, pp. 219; LABRADOR, F.,
CRUZADO, J. y MUÑOZ, M., Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta,
Pirámide, España, 1993, pp. 908.
36. Sobre este tema, además del clásico libro de MALRAUX, A., La condición humana, puede
ayudar la novela de SARAMAGO, J., Ensayo sobre la ceguera.
37. REICH, W., Análisis del Carácter, Paidós, 4a reimpresión, México, 1991, pp. 501.
38. CABARRÚS, C., op. cit.
MAIOR 45
Cuaderno de Bitácora
péutico que acelera los procesos curativos. Del mismo modo, este Cuaderno de
bitácora para acom pañar cam inantes se apoya sustancialmente en la corpora
lidad como acceso más directo a la fuente de los problemas, y como camino
terapéutico más seguro; como lugar en donde Dios se nos revela y como ins
trumento para ir haciendo este mundo más humano.
Además de esto, como lo señala Emperur3940citando a K. Fischer10 el femi
nismo ha modificado sensiblemente la visión de la vida, enfatizando la inclu
sión más que la exclusión, la conexión más que la separación, y la mutualidad
en las relaciones más que la dominación y la sumisión. Por ejemplo, los temas
de poder, violencia y abuso, que tal vez habían permanecido escondidos en el
pasado, se los enfoca ahora con más claridad, y sobre todo, con mejores pers
pectivas y con menos trauma. Es decir, el tema de género41 ha dado un cambio
sustancial en los enfoques psicológicos, y esta aproximación ya ha comenzado
a dar sus frutos, sobre todo rescatando la manera diferente de sentir y de posi-
cionarse ante las realidades; aprovechando la visión más complexiva inheren
te a lo femenino que abre espacios nuevos a los problemas donde lo simbóli
co, lo ritual, tienen un efecto terapéutico para ambos géneros.
Muy ligado a estos movimientos, está también todo lo que se ha ganado
en la visión de la ecología y el situar la problemática humana en el contexto de
la Tierra y el Universo. Todo esto, de algún modo, también ha afectado la rela
ción con Dios -al rescatar todo lo femenino y materno suyo-, y el modo cómo
se crece en la vida espiritual. La visión ecológica presenta una interconexión
vital del cosmos, que descentra a la persona de creerse el vértice de la creación,
lo cual contribuye a socavar el narcisismo nocivo, introduce el respeto por la
creación como un factor modélico para las relaciones humanas; baja la ansie
dad "mesiánica" de los seres humanos introduciendo el factor evolutivo y rea
comodador de la naturaleza y el universo. En general, relativiza lo humano,
sus prisas, sus "caminos sin salida", adaptándose a un tiempo y un espacio
insondables.
Nos gustaría al plantear nuestro enfoque, poder ofrecer toda esa riqueza
que potencia ahora a la Psicología, para presentar nuestra propuesta: que todo
tome en cuenta al cuerpo, que se miren todas las cosas desde el género, que se
retome el factor ecológico, sobre todo en relación con el compromiso histórico.
39. EMPERUR, J., El Eneagrama y la dirección espiritual, Desclée De Brouwer (Caminos), Bilbao,
2000, p. 61.
40. FISCHER, K., Woinen at the Well, Mahwah, N. J., Paulist Press, 1988.
41. Sobre género hay mucho escrito. La revista Conspirando (Chile), por ejemplo, une las ins
tancias de ecofeminismo, espiritualidad y teología, de una manera que es muy enriquece-
dora, y desde el enfoque de la conciencia latinoamericana.
MAIOR
E v o l u c i ó n e i t i n e r a r i o de los t é r m i n o s
MAIOR 47
Cuaderno de B it á co ra
44. El libro de MAY, G., Care of Mind, Care ofSpirit, Harper, San Francisco, 1982, presenta algu
nas explicaciones interesantes de la relación entre psicología y espiritualidad. Del mismo
autor MAY, G., Sencillamente cuerdo. La espiritualidad de la salud mental, Desclée De Brouwer
(Serendipity), Bilbao, 1998.
MAIOR
r
Ev ol uci ón e i t i n e r a r i o de los t érminos
la vida interior que debe efectuarse en las prácticas religiosas, en el desarrollo de la gra
cia, en el ejercicio de todas las virtudes"*5. Ya Will Barry había hablado en esas mis
mas dimensiones en su libro The Practice ofSpiritual Direction*6. Sin embargo, él
mismo, en una obra más reciente4546748, retoma con fuerza el papel de la experien
cia humana, que es mucho más amplia de lo que de ordinario se presenta: "el
creyente encuentra a Dios y conoce a Dios antes de cualquier reflexión sobre la expe
riencia y antes de darse efectivamente cuenta de lo que se ha experimentado". Más
aún, dicho autor se ha percatado de que "no hay ninguna experiencia que al
mismo tiempo no sea una experiencia con Dios. Pueda ser que no siempre estemos
conscientes de que estamos encontrando a Dios... pero en principio toda experiencia
humana puede tener esa dimensión ya que Dios está siempre presente y activo en el
universo"**. Con esta perspectiva de Barry se amplía considerablemente el
ámbito de lo espiritual -toda experiencia humana puede entrañarlo-, pero
todavía, a nuestro entender, adolece de la concreción de la construcción histó
rica del Reino como horizonte necesario; como lugar del encuentro con el Dios
de Jesucristo.
Todo ello cambia necesariamente el papel de quien acompaña: ya no sólo
va a quedarse en la discusión formal sobre la oración, o vida de piedad o de
fortalecimiento de las virtudes, sino que toda la experiencia de la persona
acompañada es ya un lugar de encuentro de ese "misterioso Otro a quien llama
mos Dios" como dice Barry49. Más aún -se hace énfasis en esto-, el diálogo entre
acompañante y acompañado(a) versará sobre los tres elementos del tríptico, y
la validez y justeza de los anteriores se evaluará, precisamente, en el quehacer
histórico. Esto da ya el sentido de la estructura del presente libro: lo psicológi
co, lo espiritual, lo histórico.
Ahora bien, el acompañamiento, aunque su corazón y la columna verte
bral estén dados en el tríptico, puede amoldarse o aplicarse a diversas moda
lidades de acompañamiento, y a diversas escuelas psicológicas y espirituales,
manteniendo, con todo, su mismo significado profundo. Por otra parte, el
acompañamiento tradicionalmente llamado "espiritual" tiene varias expresio
nes50.
MAIOR 49
Cuaderno de Bitácora
51. ídem.
50 MAIOR
r
La armonía de quien se
embarque a acompañar:
manejar el tríptico
MAIOR 51
C u a d e r n o de B i t á c o r a
tintos énfasis en cada momento, pero siempre en forma inclusiva. Esto nos está
indicando que es necesario tener en cuenta un peritaje constante en los tres
ejes... y que, continuamente, tenemos que estar revisando la ruta: los cambios
de marea y oleajes, los vientos nuevos, los destinos que se buscan... Para eso
es el cuaderno de bitácora, para mantener una orientación, y el rumbo funda
mental.
Ahora bien, no es posible que hablemos de espiritualidad, que invitemos
a una persona al encuentro con Dios si previamente no nos hemos hallado a
nosotros(as) mismos(as), si no hemos hecho un trabajo profundo de explora
ción personal, si no hemos tenido experiencia de oración, si no hemos vivido
algo de compromiso en la transformación del mundo. Tampoco podemos
acompañar sólo al encuentro con la propia realidad humana, sin ayudar a des
cubrir a quien se acompaña que, en definitiva, es Dios lo más íntimo de su pro
pia intimidad -como decía San Agustín-. Es decir, que se llegue a experimen
tar a Dios más allá de la necesidad de agarrase a algo; que se experimente un
Dios que, al ser lo más hondo de sí mismo(a), es un impulso enorme que hace
que no se le busque porque se le necesita sino porque se le siente, porque se
experimenta como fuerza, como fuente... Esto es lo que hace que todo proceso
de acompañamiento sea terapéutico, sea curativo, pues activa un gran resorte
interno de sentido... Es el encuentro con lo divino, con lo numinoso, el que da
el sentido último al ser humano, y en nuestro caso, es el encuentro con el Dios
de Jesús el que, no sólo da sentido, sino que lanza al compromiso con el Reino:
ya no como simple urgencia apostólica en la que hay que hacer algo, sino como
responsabilidad histórica de que la transformación de la realidad cuenta con el
aporte de toda mi riqueza personal.
Por esto, ser acompañante, embarcarse en la tarea de acompañar cami
nantes en la Espíritu, implica haberse topado con el propio pozo para que se
pueda beber y dar de beber de ahí -principio de la solidaridad intrínseca-,
haberse topado con el Dios que vive al interior de sí mismo(a) y también ha
berse topado con la urgencia por cambiarle el rostro al mundo. Esto hace que
acompañar no sea sólo un quehacer específico sino que sea una actitud cristia
na vital que debe colorear todo nuestro ser y cualquier quehacer. Ahora bien,
el Cuaderno de Bitácora no suple la formación intelectual en diversas áreas (psi
cología, teología, moral, análisis político-social); como tampoco sustituye la
necesidad de ser acompañados(as) -y en momentos específicos haber tenido
experiencias de terapia-, ni obvia la importancia de un trabajo supervisado.
Es decir, esta propuesta presenta el proceso que debe seguirse para acom
pañar a una persona a integrarse ella misma y a encontrarse con Dios, de tal
manera que la empuje al trabajo por el Reino. Acompañar el crecimiento per-
MAIOR
I. ii a r m on í a de quien se e m b a r q u e a a c o m p a ñ a
MAIOR 53
C u a d e r n o de B i t á c o r a
1. Moción principal en donde convergen todas las demás mociones. En el capítulo sobre la
armonía espiritual, hacemos una amplia presentación sobre ella.
54 MAIOR
1/ a r mo n i a d e c¡ a i e n se e mb a r q u e u a c o ni p a ñ a r
MAIOR
Cuaderno de B i t á co r a
• Recuerdo y escribo algún caso (o varios) que quisiera analizar con nue
vos elementos, porque siento que no lo supe manejar o quedé insatisfe-
cho(a) con el modo como lo hice.
• Hago el NER2 teniendo en cuenta qué elementos nuevos he descubierto
en lo psicológico, lo histórico y lo espiritual de mi propio proceso de
acompañar y ser acompañado(a).
2. NER: acróstico de la Novedad, el Enfasis o la Relación nuevos que debe surgir de un ejer
cicio de interpelación personal al cumplir el objetivo propuesto por él, y si se ha hecho
desde la resonancia corpórea.
MAIOR
Primera Parte
Armonía personal
Ya decíamos anteriormente que esta tarea de ser acompañante psico-his-
tórico-espiritual, requiere que quien acompaña, sea una persona armónica: con
armonía personal, armonía espiritual y compromiso histórico armónico.
Podemos afirmar que alguien tiene armonía personal cuando se ha traba
jado: identifica su esquema vulnerado -ha hecho esfuerzos en la curación de
sus heridas, conoce sus compulsiones y miedos, identifica sus reacciones des
proporcionadas, y es consciente de sus mecanismos de defensa-, reconoce el
patrón de conducta que se desprende de todo esto, ve sus sombras como opor
tunidades de crecimiento y hace esfuerzos por irlas integrando, y se apoya en
su propio pozo sacando fuerzas del manantial para irse construyendo a sí
misma en el diario vivir.
En la persona armónica, la voz de su conciencia que es la voz de su ser,
siempre en crecimiento -la voz del propio crecimiento personal-, brota del
manantial, porque se ha empezado el serio y arduo trabajo de sanación, inte
gración y liberación personal. En este sentido, la persona en su modo de
actuar, estaría "acorde" con su conciencia.
Esta conciencia armónica no se establece sino en la relación de la búsque
da de la vida propia y de la de los demás; especialmente de las mayorías, pues
el propio pozo y su riqueza sólo tienen razón de ser en la medida que sacia la
sed -de todo género- de los que sufren en la humanidad.
Para esto se requiere tener claridad suficiente con respecto a los puntos de
"alarma" de la propia estructura y del proceso vulnerado personal, y a la vez,
vivir desde lo mejor de sí: nutrirse del propio pozo, manteniendo una conexión
ininterrumpida con el manantial, donde encuentra -como gracia- el Agua Viva.
Esta armonía personal a la hora de acompañar procesos, se concreta en
cinco aspectos esenciales: la actitud vital de ser compañero(a), la habilidad para
manejar la transferencia y la contratransferencia, la conciencia de la sincronici-
MAIOR 59
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
Actitud vital:
ser compañero(a)
3
Lo primero que queremos resaltar es que cuando hablamos de actitud que
remos hacer referencia a una tendencia constante de ser, de percibir a los
demás y de actuar con ellos de determinada manera. Es decir, la actitud de ser
compañero(a) no es una acción esporádica o una técnica puntual, sino un
modo permanente de existir, que forma parte ya de la personalidad de quien
acompaña. Ser compañero(a), por tanto, es un modo ordinario de ser, que se
exalta de manera especial, en la tarea de ser acompañante.
La palabra compañero(a) entraña en sí misma una riqueza que hace alusión
a la idea de partir y compartir el mismo pan. Ahora bien, el compartir supone
también el romper, el quebrar el pan, como metáfora que apunta a una reali
dad. Por tanto, quien acompaña se embarca en la tarea de romperse, de desvi
virse, de quebrarse, dándose.
El gran modelo que está en el trasfondo de todo ello, es la imagen evan
gélica de la Eucaristía: Klasis tou artou, "el partir del pan" que los primeros
compañeros del Señor compartían en las casas... Esto nos da, por así decirlo, la
fuerza del papel de quien acompaña: quien lo hace tiene que brindar alimen
to y vida, y tiene que hacerlo partiéndose. Compañero(a) es quien "no te deja
morir", te hace vivir... No deja morir el cuerpo, las ilusiones, la dignidad. Es
quien no debe permitir que se mate más a la persona, donde está Jesús.
Eso significa que sólo se puede ayudar eficazmente si se es persona de un
determinado modo, si se tiene una manera habitual y constante de ver a los(as)
demás y de actuar en relación con ellos(as). Esta actitud brota de grandes
opciones personales. Brota de la opción por la vida -requisito básico del dis
cernimiento humano'- y brota del contacto con el propio pozo y el manantial
-y, por tanto, con el Agua Viva que es Dios-.1
1. Cfr. CABARRÚS, C., "Aprender a discernir para elegir bien", en ALEMANY, C., 14 apren
dizajes vitales, Desclée De Brouwer (Serendipity Maior), 5a ed., Bilbao, 2000, pp. 25-40.
MAIOR 61
Cuaderno de Bitácora
2. Ver ampliación acerca de las fronteras y los límites, más adelante, en este mismo capítu
lo.
MAIOR
Actitud v i t a l : ser compañero
MAIOR 63
C u a d e r n o de B i t á c o r a
3. Hacemos énfasis en que usamos la metáfora del pan en la acepción que empleamos de la
palabra quebrarse, es decir, no es un quebrarse de destruirse sino de dar la vida en el senti
do evangélico: nadie tiene más amor que quien da la vida por sus amigos (Jn 15, 13), es quien
asume el dolor y la muerte de los demás -condoliéndose- para que haya vida en otros(as).
64 MAIOR
r
A c t i t u d v i t a l : s e r c o m p a ñ e r o
4. Cfr. GONZÁLEZ FAUS, J. I., "Servir la lucha por la justicia en los poemas de Isaías",
Cuadernos CJ, n° 96, febrero 2000, p. 14.
MAIOR 65
Cuaderno de Bitácora
como algo que me aleja del compromiso "radical"? ¿Siento que ser acompañante es
un aspecto fundamental de mi identidad personal? ¿Me ha dado plenitud? ¿Creció
mi manantial? ¿Siento gusto en ello? ¿Siento gusto por ayudar a hacer surgir la
humanidad nueva?
5. Es un excedente de humanidad que se tiene por naturaleza, se tiende a ello... por eso es
buscado(a) por otros(as)... Luego, ese excedente de humanidad, por la gracia, aumenta y
potencia la propia persona, aun desde su propia fragilidad -y precisamente por ella-
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A c t i t u d v i t a l : s e r c o m p a ñ e r o
Aunque con temor y temblor, quien acompaña tiene que ser consciente de
que, en muchas ocasiones, la figura de quien acompaña hace cercano -¡o leja
no!- el rostro de Dios para quien está siendo acompañado(a), porque a veces,
es esta relación, lo más próximo que la persona ha vivido como degustación de
lo que puede ser la misericordia y la incondicionalidad de la acogida.
6. Se usa la metáfora de la caravana porque resulta muy útil para entender la realidad huma
na: los ciclistas, cuando van en caravana, el que va adelante abriendo brecha recibe el
mayor impacto del viento, y por eso, es quien más se fatiga en ese momento... pero luego,
otro toma la delantera y él empieza a hacer parte de la caravana. Si se ha compartido de
cerca con grupos humanos que han hecho peregrinaciones largas, o han tenido que huir de
su tierra, por ejemplo, se comprende mejor la profundidad de lo que significa caminar en
caravana: a quien ya se daba por vencido se le ayudó con el peso de sus hijos, pero más
adelante, esta misma persona, tiene nuevas fuerzas para ayudar a quien ahora necesita
ayuda... quizá se camina un poco más lento de lo que se puede hacer cuando se va solo,
pero se camina con la fuerza de ser y sentirse grupo. Esta experiencia genera excedente de
humanidad.
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Cuaderno de Bitácora
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Actitud vital: ser compañero
cas del Dios de Jesús? ¿Realmente siento presente, como regalo, a Jesús en las per
sonas con las que me encuentro, especialmente las que más sufren? ¿Se detectar
también la resurrección de Jesús en mí y en los demás? ¿Vivo conscientemente eso
de ser "instrumento", poniendo todo lo que dependa de mí, pero sabiendo que todo
depende de Dios?
8. Cfr. NOUWEN, H., El sanador herido, PPC, 2a ed., España, 1997, pp. 119.
9. ALEIXANDRE, D., "Volver al Padre Nuestro", Diakonía, n°. 43, Managua, septiembre 1987,
p. 249.
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Cuaderno de Bitácora
mental que por lo menos, no haya una falta de armonía, un desacuerdo entre
lo que brinda y lo que en realidad es y que, por tanto, sepa nutrirse de la expe
riencia personal para creer en la experiencia personal de la persona a la que
está acompañando.
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Actitud vital: ser compañero
11. Obras que de alguna manera incidan para hacer las cosas de otro modo, para servir mejor
a más personas, estructuralmente. Desde nuestra perspectiva, obras que además de esto,
integren lo psicológico, lo espiritual, y lo histórico. Cfr. CABARRUS, C., "La espiritualidad
ignaciana, es laical", en Cardoner, URL, Guatemala, 2000.
12. Con frecuencia, por ejemplo en el tema de la inserción y el trabajo apostólico con los(as)
pobres, se tiende a pensar que se debe servir a ellos(as) con medios pobres. Y es precisa
mente allí, donde el aporte a los(as) pobres y su lucha debe estar exento de toda mezquin
dad y avaricia en el momento de escoger las medios para acompañarles! Escogiendo para
ellos(as) siempre lo mejor en personas y cosas. Dialectizando todo esto, sin embargo, con
el anonadamiento típico de Jesús.
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Cuaderno de Bitácora
13. El capítulo de este libro dedicado al compromiso histórico armónico, da amplios elemen
tos para profundizar en esta temática.
14. Cfr. CABARRÚS, C., Puestos con el hijo: guía para un mes de Ejercicios en clave de justicia, IAPS,
Santafé de Bogotá, 1998, pp. 77-101.
15. Es el remordimiento como acción de re-morderse. La culpabilización sin límites, es el cen
trarse en lo que se produce en sí mismo(a) con lo que se hizo, en la manera cómo esto le
afecta, o le daña, en vez de enfocarse a la búsqueda de soluciones para reparar el daño
hecho que es a lo que lleva la culpa fecunda. Algunos autores, para hablar de culpa malsa-
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Actitud vital: ser compañero
encuentro con Dios, y sobre todo, que se hayan limpiado las imágenes feti
ches1617 que puedan tenerse de Él; y haber recibido la conexión de que con lo
que se hace, de algún modo, se está contra Jesús, y sin embargo, inmediata
mente se da también la experiencia de ser perdonado(a) -este es el dato de la
fe!—.
Comprender esta dinámica, exige entender cómo el pecado mata a Jesús
en las personas que desatiendo. Jesús de Nazaret asumió la muerte como con
secuencia de su trabajo por el Reino, no fue sacrificado sino que entregó su
vida (Jn 10,18) para la salvación de todos(as) La muerte de Jesús fue causada
por su anuncio del Reino. Hoy, tal y como se ha quedado Jesús entre noso-
tros(as), se le sigue matando con todas aquellas acciones que lo siguen crucifi
cando, o no ayudan a desclavarlo, sobre todo en los más pobres y pecadores.
Algunas figuras bíblicas nos ayudan a comprender acciones que matan a
Jesús: la insolidaridad -como en Caín y Abel-, el retar a Dios generando inco
municación -como en la Torre de Babel-, querer ser como Dios pero en el ejer
cicio del poder -como Adán y Eva-.
Esta experiencia, transformada en tarea, es la implicación de la propia expe
riencia espiritual en el quehacer como acompañante psico-histórico-espiritual.
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Cuaderno de Bitácora
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Actitud vital: ser compañero
18. Más adelante, cuando tratemos el tema de la contra transferencia ampliaremos este aspec
to.
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Cuaderno de Bitácora
19. En un punto posterior, trataremos con mayor amplitud lo que significa la conciencia de la
sincronicidad y su gran influencia en la tarea del acompañamiento.
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Actitud vital: ser compañero
áreas considero que ya están fortalecidas en mí? ¿Me dejo alterar -en el sentido de
confrontar, interpelar- por los procesos que acompaño? ¿ Vivo con la convicción de
que toda persona, toda circunstancia, tiene algo que enseñarme, algo que despertar
en mí?
20. Auctoritas (autoridad), viene de augmentare, aumentar. La persona que tiene autoridad, por
tanto, es la que hace crecer... Es decir, la autoridad propiamente, no es para mandar sino
para aumentar, para engrandecer, para hacer crecer a los(as) otros. Los indígenas
Tzeltzales -Mayas en México-, tiene una expresión muy elocuente en este sentido: cuando
ven a alguien turbado le dicen "deja que te agrande el corazón".
MAIOR 77
Cuaderno de Bitácora
más a que la persona se encuentre con ella misma, y en ella, se encuentre con
Dios de manera directa.
21. En el libro la Metamorfosis, Ovidio narra el mito de Pigmalión, rey de Chipre: hizo una escul
tura muy bella de una mujer, y sintió tanto amor por ella que invocó a los dioses y le dio
vida, la convirtió en una mujer de carne y hueso...
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A c t i t u d vi t a l : s e r c o m p a ñ e r o fe
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Habilidad para manejar
la transferencia y
la contratransferencia
4
La transferencia y la contratransferencia son dos fenómenos de interrela
ción que se presentan siempre entre acompañante y acompañado(a). La mane
ra como se manejen estos dos procesos, hacen que el acompañamiento sea
fuente de crecimiento y realización mutua, o causa de desgarramiento y des
trucción, también para ambas personas.
Estos dos fenómenos se manifiestan en diversos tipos de relaciones, aun
que son propios de la relación terapéutica; no se pretenderían en la relación de
acompañamiento, pero de hecho se dan, porque en esta relación de acompa
ñamiento se presentan las mismas condiciones que han surgido en la terapia.
Por eso es fundamental que quien acompaña desde lo psico-histórico-espiri-
tual, tenga una nociones básicas de psicología, y sobre todo, comprenda la
trascendencia de estos dos fenómenos dentro del proceso de integración de la
persona que acompaña, lo cual implica una necesaria supervisión de su labor.
MAIOR si
Cuaderno de Bitácora
M aneras de vivirla
Para Jung hay dos tipos de persona que establecen transferencia: la rebel
de infantil y la infantil obediente2. Podríamos entenderlas también, como dos
maneras de vivirla y de situarse frente al fenómeno transferencial, dependien
do de ello el proceso que se siga.
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Ha b i l i d a d para manejar la t r ans f e r enci a. . .
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Hay que seguirla: es más fuerte aún que la sensación onírica4. Es decir, que las
sensaciones incómodas con quien acompaña se presentan como camino privile
giado para entrar en el inconsciente, con más fuerza aún, que las sensaciones de
los sueños. Aquí es una persona de carne y hueso -quien acompaña- quien pro
voca. El arte de quien acompaña es aprovechar el malestar o el demasiado apego
del(a) acompañado(a) para llegar a la raíz y origen de la sensación presente.
Para esto, en vez de servir de pantalla proyectiva para que se manifieste
-como se hace en la transferencia freudiana5-, se utiliza esta sensación transfe-
rencial para -remontándose en ella- llegar al punto de emisión, drenarla y
hacer cambiar el cuerpo, logrando su efecto terapéutico. Es decir, es necesario
empujar a la persona para que entre cada vez más en la sensación transferen-
cial y llegue a tocar fondo.
Es fundamental que el rol de quien acompaña no sea el de "pantalla", el de
"asumir el papel de...", sino el de hacer de piedra de moler6. Un ejemplo nos ayuda
a clarificar: una persona está haciendo transferencia en quien acompaña de un
resentimiento hacia su padre; en el modelo freudiano, el(a) terapeuta “asume el
rol del padre" para que la persona le exprese -como si fuera él- lo que tiene por
decirle. En nuestro modelo, quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual
hace más bien de piedra de moler. Es decir, no se queda en que se le exprese al
padre lo que quedó por decir, sino que se acompaña a la persona a que entre en
la sensación, para llegar a la raíz de lo que generó ese resentimiento y sobre
todo, cómo lo grabó el cuerpo, para que sea drenado y luego se dé la modifica
ción corpórea. Es ese resentimiento, grabado en el cuerpo, lo que hace que ahora
se esté presentando una reacción desproporcionada: la relación transferencial.
En muchas ocasiones, la transferencia de apego, de fusión, precede a la
transferencia de rechazo, de agresión. Si la trasferencia que se presenta, es sólo
de apego -de fusión- o se queda anclada en ella, es necesario que quien acom
4. Llamamos sensación onírica a aquella que brota de los sueños, o el trabajo de estos, y que,
además de ser sensación, presenta imágenes, sonidos, y sobre todo un contexto: el argu
mento del sueño. De ahí su poder. Más adelante profundizaremos sobre el valor de los sue
ños en el proceso de crecimiento personal. Sugerimos también la lectura de CABARRÚS,
C., Orar tu propio sueño, UPCO, Madrid, 1996, pp. 85 y CABARRÚS, C., Crecer bebiendo...,
op. cit., pp. 96-98; 148-154.
5. DOMÍNGUEZ, C., op. cit.
6. Expresión figurada del instrumento prehispánico de piedra que sirve para moler semillas
(especialmente de maíz o chocolate), con la que se hace referencia a la acción de ayudar a
explorar la sensación con preguntas orientadoras, que hacen que la sensación llegue al
punto de emisión y permita el drenaje y la modificación corpórea.
Véase todo lo referente a la dinámica general del proceso de integración de la persona y las
herramientas terapéuticas, presentadas más adelante. También se recomienda confrontar
estos temas en CABARRÚS, C., Crecer bebiendo..., op. cit.
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Ha bi l i dad para manejar la t ransf e r enci a. . .
La transferencia espiritual_____________________________________________
7. EE 15.
8. Imágenes distorsionadas de Dios. En el modelo que aquí se presenta hay un engranaje con
las compulsiones del Eneagrama.
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H a b i Ii d a d par a ma n e j a r la t r a n s f e re n c í a . . .
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Cuaderno de Bitácora
4.2. CONTRATRANSFERENCIA
10. Ibíd.
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Ha b i l i d a d para manejar la t r a ns f e r e nc i a . . .
1. La prototípica
Es la que surge de la estructura propia de personalidad. Es decir, llama
mos contratransferencia prototípica a aquella que brota de las necesidades que
genera la compulsión propia del número del eneagrama", y de los números en
relación interna a él.112
El uno tenderá a buscar el perfeccionismo en el proceso y en quien está
acompañando; el dos a servir sin que se lo pregunten ni se lo pidan creciéndo
se su necesidad de ser útil; el tres se verá afectado por la necesidad de recono
cimiento y prestigio, en su afán de cuidar su imagen; el cuatro se justificará en
su diferencia para explicar las dificultades en ayudar; el cinco experimentará el
gozo de saber que "tiene uno(a) más en la lista"; el seis será muy fiel a la ley y
normas del acompañamiento, al siete, le será difícil escuchar el dolor; el ocho
tenderá a ser impositivo, a ser él quien dice "cómo deben ser las cosas", el
nueve evitará la confrontación que necesariamente genera conflicto. Todo esto
se hará, por principio.
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
2. La relacional
Es la que se provoca ante la posibilidad de satisfacer las propias necesida
des, aprovechándose de la posición que se tiene y sacándole partido al apa
rente puesto de poder que da la asimetría de la relación de acompañamiento.
Es el tipo de contra transferencia en la que la respuesta antecede a la pregunta.
Todo(a) acompañante tiene unas carencias que se le notan, con las que entra a
las relaciones: es lo que se muestra frente a la otra persona desde la propia his
toria.
En este tipo de contratransferencia entran en juego las necesidades legítimas
que quisieran ser satisfechas, sacándole partido a las ventajas de la asimetría,
pero que ¡no pueden saciarse aquí!; y las necesidades ilegítimas insaciables, que
surgen de la parte vulnerada -la propia realidad de quien acompaña: las nece
sidades que brotan de las heridas, de los miedos, de las reacciones despropor
cionadas, de la baja estima- que también quieren ser satisfechas aprovechán
dose de las ventajas de la asimetría, pero que ¡no pueden ser satisfechas, y ade
más, por otra parte, deben ser trabajadas!.
Las principales necesidades legítimas que pueden querer satisfacerse en la
relación de acompañamiento y ante las que es necesario estar especialmente
alerta, son:
- La necesidad de compañía: puede llevar a la búsqueda de afecto, a necesi
tar sentirse querido(a) y acogido(a) por la persona que está acompañan
do. Puede llevar a la confusión debido a que es una relación asimétrica,
y puede hacer perder la objetividad y la capacidad de confrontación de
quien acompaña.
- La necesidad de reconocimiento y prestigio: puede llevar al(a) acompañante
a centrarse en sí mismo(a), a hacer alarde de sus conocimientos. Es uno
de los grandes riesgos de la contratransferencia porque todo profesio
nal requiere que lo necesiten -por lo económico y por su propio narci
sismo-.
- La necesidad de seguridad: puede llevar a inducir a quien está siendo
acompañado(a) a la alabanza de quien acompaña , a que constantemen
te exprese cómo se siente con respecto al(a) acompañante y al acompa
ñamiento, si le está aportando, si le está ayudando, si le gusta...
- La necesidad de ser útil: puede llevar al proteccionismo y la manipulación,
a mantener innecesariamente la relación de acompañamiento, a mante
ner e incrementar la asimetría, a generar dependencias. El tiempo "pro
longable" de los procesos y de las entrevistas, son un gran caldo de cul
tivo para establecer alianzas contratransferenciales.
92 MAIOR
r H a b i l i d a d par a m a n e j a r la t r a n s f e r e n c i a . . .
3. La espiritual
La contratransferencia en el ámbito espiritual brota del propio fetiche de
dios que tiene quien acompaña. Esto exige que quien acompaña esté monito-
reando su propia falsa imagen de dios y su experiencia de culpa malsana, así
como en la parte psicológica se monitorean las demandas de afecto.
Quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual, por estar en una
situación de trabajo relacionado con lo de Dios, también es afectado(a) -¡y
afecta!- por sus propias imágenes y fetiches de dios, por sus problemas no
resueltos. Es decir, quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual no sólo
debe estar atento(a) a esa respuesta sin pregunta que genera la contratransferen
MAIOR 93
Cuaderno de Bitácora
cia, sino también a cómo está sintiendo lo de Dios, cómo se siente delegado(a)
de ese Dios en quien de verdad cree o ante ese ídolo que lo enajena. Es funda
mental mantener este aspecto lúcido y depurado.
Ya decíamos que quien acompaña da, de entrada, una "respuesta sin pre
gunta" frente a la persona acompañada. Pero también da, de entrada, su pro
pio fetiche -que no se comunica con palabras sino por sus actitudes, su cuer
po, su manera vital de situarse.
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Ha b i l i d a d para manej ar la t r a n s f e r e n c i a . . .
5. Las "provocadas"
Es el tipo de contratransferencia que brota como respuesta a la transferen
cia de la persona que se está acompañando. De cierta forma es "provocada"
por la persona acompañada. Es haber entrado en la transferencia del(a) acom
pañado^).
En algunas ocasiones también es generada por actitudes más o menos
conscientes de la persona acompañada, pues ésta revive el deseo infantil de
ejercer poder sobre el adulto, y entonces, quien acompaña tiene que necesitar
lo, así que lo intentará todo, desde la seducción hasta la agresividad13.
Indicadores de contratransferencia
Algunos indicadores de que se está viviendo una relación de contratrans
ferencia que requiere ser atendida -y que está invitando a quien acompaña a
hacer un proceso de revisión e integración personal en determinado aspecto-
pueden ser experimentar alguna de estas cosas con relación a la persona que
se acompaña:
13. LAPIERRE, A., Psicoanálisis y análisis corporal de la relación, Desclée De Brouwer (Serendipi
ty Maior), Bilbao, 1997, p. 195.
MAIOR 95
C u a d e r n o de B i t á c o r a
% MAIOR
H a b i l i d a d p a r a m a n e j a r la t r a n s f e r e n c i a . . .
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
98 MAIOR
Ha b i l i d a d para manejar la t r ansf er enci a
14. FROMM, E., The Art ofhoving, Bantam, Nueva York, 1963, p. 34.
15. Ejercicio de armonización. Presentado brevemente en el último apartado de este capítulo.
Cfr. CABARRÚS, C., Crecer bebiendo del propio..., op. cit., p. 78.
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
16. Más adelante haremos una breve presentación de estas herramientas. Cfr. CABARRÚS, C.,
Crecer bebiendo..., op. cit., pp. 73-75.
100 MAIOR
H a b i l i d a d pura ma n e j a r la t r a n s f e r e n c i a . . .
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
102 MAIOR
Conciencia de la
sincronicidad
5
El tercer aspecto en el cual se manifiesta la armonía personal de quien
acompaña desde lo psico-histórico-espiritual, es este de la conciencia de la sin
cronicidad. La sincronicidad es el fenómeno de vivir tiempos comunes, espa
cios, eventos, relaciones, con un significado simultáneo para las personas invo
lucradas: se puede extraer el mensaje para las partes implicadas.
La sincronicidad requiere un participante humano, pues es una experiencia subje
tiva en la cual la propia persona da sentido a la coincidencia. El "significado" diferen
cia la sincronicidad de un evento sincrónico. Un evento sincrónico es cualquier cosa
simultánea, sucesos que ocurren al mismo tiempo. Los relojes se sincronizan, los avio
nes se programan para despegar al mismo tiempo, muchas personas se encaminan para
el mismo auditorio al mismo tiempo, sin embargo ninguno ve nada de significativo en
esas "coincidencias". La sincronicidad, es la "coincidencia" significativa que sucede
dentro de un marco de tiempo subjetivo. La persona hace la vinculación de los dos
acontecimientos, que no es preciso que sean simultáneos, aunque con frecuencia esto
sea lo que acontece.'
Siguiendo la línea de Jung, diríamos que la sincronicidad permite que el in
consciente positivo -todo el potencial dormido o inhibido- a partir de eventos
o de relaciones personales, exprese la riqueza personal o deje surgir elementos
de la sombra12, como medio para seguir creciendo. La sincronicidad es un modo
como el inconsciente propone tareas, el otro es por medio de los sueños.
1. Cfr. BOLEN, ]., A Sincronicidade e o Tao, Cultrix Ltda., Sao Paulo, 1993, p. 33. También el
excelente trabajo de ÁLVAREZ, E. en ALEMANY, C., Relatos para el crecimiento personal,
Desclée De Brouwer (Serendipity), 5a ed., Bilbao, 2000. Recientemente, en francés: DEBAI-
LLEU, J. P., FOURGEAU, C., Se véalizer par la magie des coincidences. Practique de la synchro-
nicité par les contes, Ed. Jouvenances, Cedex, 2000.
2. Las sombras son elementos, factores (a veces positivos), o limitantes que vienen con la
vida, o fuerzas que están por despertarse, que aún no han sido integradas y que pueden
vivirse dentro del proceso vulnerado. Hacen referencia a la realidad metafísica, física,
social, psíquica e histórica.
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C o n c i e n c i a de la s i n c r o n i c i d a d
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3. Entheuseimi: Titeos -Dios- eimi -desinencia del verbo ser. Literalmente: Dios está presente.
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MAIOR 107
C u a d e r n o de B i t á c o r a
En quien es acompañado(a):
* En lo psicológico:
- Derecho a estar herido(a), a estar mal, a estar confundido(a), a no
ser libre...
- Derecho a que salte su vida ... a gozar de su cuerpo... a sacarle ven
taja a todo lo que le ha pasado...
* En lo espiritual:
- Derecho a ser pecador(a)... a no encontrar a Dios... a tener
miedo...
- Derecho a sentirse tocado(a) por Dios... a tener consuelos y ale
grías profundas...
* En lo histórico:
- Derecho a ser individualista... a sentir miedo del compromiso... a
cansarse... a desistir...
- Derecho a buscar soluciones... a soñar con mucho más...
En quien acompaña:
* En lo psicológico:
- Derecho a equivocarse... a tener contra transferencia... a no contar
sus cosas... a decir no...
- Derecho a ser cada vez más fiel al propio manantial... a hablar
desde lo más hondo de sí mismo(a)... a acompañar desde lo que
más le da identidad.
* En lo espiritual:
- Derecho a ser pecador(a)... a sentir que no encuentra a Dios... a la
acedia espiritual, al hastío... a la desmotivación...
- Derecho a sentirse amado(a) incondicionalmente... impulsado al
Reino, a la libertad y la esperanza...
* En lo histórico:
- Derecho a querer velar por sus cosas... a desinteresarse...
- Derecho a querer cambiarle el rostro al mundo, a querer trabajar
por la humanidad nueva.
ion MAIOR
C o n c i e n c i a de la s i n c r o n i c i d a d
En quien es acompañado(a):
- Derecho a la individualidad, a que su caso sea tratado como caso único
y que, por tanto, no se le impongan esquemas de comportamiento o
pensamiento.
- Derecho a tener sus propios valores culturales, políticos y religiosos. Dere
cho a sus propias manifestaciones artísticas y sus propias expresio
nes de fe.
- Derecho a la identidad personal, a que se le acepte como es. A que se res
peten sus límites y su vulnerabilidad. A que se crea en su potencial.
- Derecho a que se le escuche, a que no se dé por supuesto nada, ni se le
trate de convencer. A que no se le "adivine" lo que quiere decir.
- Derecho a autorevelarse con suavidad paulatinamente, sin que sea some
tido^) a preguntas insidiosas, ni se le " meta pita para sacar listón".4
Derecho a la libertad de conciencia.
- Derecho a disentir, a acoger o rechazar lo que le plantea quien acom
paña, a conservar la rienda de su propio proceso. A desaprobar que
quien acompaña crea que lo(a) conoce más que el(ella) mismo(a).
- Derecho a que se le respete su propio ritmo en el proceso. A no ser juzga-
do(a), ni manipulado(a). A que no se le presione. A que su proceso no
sea abortado ni frenado.
- Derecho a la privacidad, a la confidencialidad, a la confianza. A cono
cer lo que hay escrito sobre él(ella). A que el sigilo sea guardado con
severidad.
- Derecho a que no se le haga chantaje afectivo, a ser querido(a) y acepta
do^) sin ser involucrado(a) en otro tipo de relación.
- Derecho a su integridad corpórea, a que no se le invada en su sexuali
dad, ni en su genitalidad. A que se respete la distancia táctil.
- Derecho a que se le atienda en un lugar adecuado, en un tiempo sufi
ciente y con una periodicidad constante y establecida.
En quien acompaña:
- Derecho a la privacidad, a la protección de su intimidad, al respeto a
su honra, a la fama.
4. Expresión popular muy común en algunas partes de Latinoamérica que hace referencia a
que se pregunte por unas cosas tratando de conseguir otra información.
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110 MAIOR
C o n c i e n c i a de la s i n c r o n i c i d a d
7. Ibíd. p. 77.
8. Ibíd. p. 83.
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MAIOR
C o n c ¡ e n c í a de la s i n c r o n i c i d a d
m a io r Q H
Requisitos fundamentales
1. EE. 23.
m a io r H 5
C u a d e r n o de B i t á c o r a
a) Escuchar la historia
Es importante ante todo, como dice Jung, "escuchar la historia", ver la pers
pectiva del pasado, del presente y del futuro que la persona establece. Es estar
atento(a) a la narrativa y al relato que se ofrece.
Dentro de esa historia hay que escuchar la tonalidad del sentimiento (pues
ahí va el dato), no es sólo lo que dice, sino cómo lo dice, con qué expresión cor
poral. Atender a las dificultades en el discurso, a las palabras que se expresan,
a los silencios, a lo que se dice explícitamente y a lo que se quiere decir. Es
necesario escuchar entre frases lo que no se está diciendo verbalmente, pero sí
con el sentimiento y el cuerpo.
Leer la historia en la postura corporal, la mirada2, los gestos, pues el cuer
po da unos elementos claves que indican por dónde debe ir el proceso del
acompañamiento. Es decir, oír también con los ojos.
Reconocer las actitudes que adopta la persona ante la dificultad o el pro
blema. ¿Se presenta como activa o pasiva?, ¿asume la responsabilidad o es víctima?,
¿acepta la culpa o culpa a otros(as)? En todo ello buscar alguna pista en su histo
ria que pueda dar una clave para ayudar después a la persona3.
■ D D maior
R e q u i s i t o s f u n d a m e n t a l e s
MAIOR 117
C u a d e r n o de B i t á c o r a
sona acompañada desde los ojos del Dios de Jesús -pero esto es ya una gracia
por pedir-. Un Dios que privilegia lo débil, lo frágil, lo quebrado... un Dios
que apuesta por el(a) pecador(a)...
La aceptación incondicional, desde la parcialidad de Dios, exige a quien
acompaña ver a la persona que acompaña en clave de discernimiento: ¿cómo la
ve Dios? ¿cómo la abrazaría? ¿a qué la invita?
En este momento del acompañamiento, cesa la sincronicidad y se da paso
a la mística*: es ver desde los ojos de Dios que ama a los más débiles, es consi
derar a la persona de Jesús sufriendo en el dolor del otro. Es situarse en el
dolor del Padre ante el actual sufrimiento del Hijo. El primer nivel de la acep
tación incondicional, es más de ascesis de actividad -"y o me propongo acoger
al(a) otro(a)"-. El segundo nivel es de mística -Dios que se regala- dándome su
visión y sentimiento.
Escuchar el proceso de discernimiento de la persona que se acompaña, es
una manera fundamental de situarse frente a ella, desde la parcialidad de Dios.
Por esto, es importante detectar en esa persona, no tanto qué teología tiene,
sino qué experiencia concreta de Dios vivencia: ¿reconoce sus fetiches, maneja la
culpa, sabe leer e historizar las mociones, descubre sus tretas -especialmente las dis
frazadas de positividad- ? 5
Ahora bien, no es posible tener aceptación incondicional si no ha habido
en quien acompaña un proceso de aceptación personal y no se ha experimen
tado el haberse sentido aceptado(a) incondicionalmente -por sí mismo(a), por
otra persona y/o por Dios-. El(a) acompañante psico-histórico-espiritual, tiene
que tener experiencia de aceptación personal y de incondicionalidad de parte
de Dios, para que le sea posible llevar a cabo la tarea que tiene con la persona
que está acompañando: ayudarle a descubrir que aunque él(ella) mismo(a) se
condene, Dios no lo(a) condena -¿qué es lo que Dios te dice? Dios es parcial conti
go, se la juega contigo, no hay nada que Él no te acoja, Él es el enteramente bueno...-.
Hay que acompañar a la persona a sacar el mensaje de las cosas desde la
parcialidad de Dios. Si es necesario, acudir a la palabra de Dios o a alguna
moción anterior de esa persona. Eso sí, hacerlo con temor y temblor porque se
está hablando desde Dios. Por eso el(la) acompañante psico-histórico-espiri
tual, tiene que hacerse consciente de que se mueve en terreno sagrado y hacer
resonar lo de Dios con humildad pero con osadía. Desde esta perspectiva sal-
4. Es el encuentro con Dios vivido como gratuidad frente a la actitud "ascética" que hace
énfasis en el esfuerzo propio.
5. Esto se explicará ampliamente en el capítulo sobre la armonía espiritual. Definiciones bre
ves pueden encontrarse en el glosario.
US MAIOR
R e q u i s i t o s f u n d a m e n t a l e s
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
Manejo de herramientas
fundamentales de intervención
1. Ofrecemos acá, una presentación breve del esquema psicológico de trabajo. Con amplitud
está desarrollado en el libro Crecer bebiendo del propio pozo: taller de crecimiento personal.
Sugerimos una lectura en profundidad del mismo para la plena comprensión de este apar
tado.
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
ciadas" por invalidez-, pero puede sucederle algo negativo durante el período
de gestación, en el momento del nacimiento o en los primeros momentos de
contacto con el mundo exterior, que la deje marcada para la vida. Allí puede
gestarse la herida. Las heridas son la fuente primera de la parte vulnerada. Es
decir, todas las personas, cuando menos, tienen el trauma del nacimiento -más
aún si hubo alguna angustia en ese momento-.
El aspecto vulnerado de la persona, esta generado, en primer lugar, por
todo lo que se ha recibido de golpes, de traumas. La herida es lo que produce un
golpe por algo que fue negado y a lo que se tenía derecho. Pero también un exce
so: una sobreprotección o mimo exagerado puede provocar el mismo efecto.
Cuando se nace y durante los primeros años de vida, se tiene una necesi
dad fundamental: la necesidad de ser reconocido(a), la necesidad de ser
amado(a) incondicionalmente2. La herida se produce por la falta de ese reco
nocimiento, por la falta de satisfacción de las necesidades psíquicas básicas y
por la falta de amor incondicional, que se refleja en alguna(s) de estas situa
ciones: no me reconocieron en mi identidad, no me aceptaron como yo era (hombre o
mujer), no me reconocieron por ser lo que era, no me sentí amado(a), no me amaron
gratuitamente, me abandonaron, no me atendieron, no tuvieron tiempo para mí, no
recibí el contacto físico que necesitaba, no me acariciaron ni me tocaron, no me creye
ron, no me escucharon, no apostaron por mí, no creyeron en mis capacidades, me com
pararon, no me dieron un rol, no tuve seguridad...
¿De quién se espera la satisfacción de estas necesidades? ¿Quiénes son los
agentes provocadores de las heridas por la falta de reconocimiento? Los princi
pales agentes contribuyentes a la generación de las heridas, son, en disposición
jerárquica: la madre, el padre y los(as) hermanos(as) -no necesariamente los
padres biológicos, sino quienes desempeñaron ese rol-. Actitudes de los
padres, frases, exigencias de comportamientos superiores a su desarrollo, ser
dejado al cuidado de varios miembros de la familia, ironías, burlas, chantajes
y sobreprotección; ambientes inhóspitos, económicamente precarios, insalu
bres, violentos o de guerra; momentos de intenso dolor y pérdidas afectivas
tempranas, son algunas de las posibles formas de experimentar el no-recono-
cimiento, la no-satisfacción de las necesidades psíquicas básicas, generándose
así las heridas.
Las heridas pueden darse por falta o por exceso, Es decir, por la no-satis-
facción de la necesidad o por la satisfacción exacerbada de ésta. Puede ser por
un golpe fuerte, muy intenso, o por la repetición constante de hechos de la
misma naturaleza (cadena).
124 MAIOR
r
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
De las heridas surgen unos miedos básicos: a ser condenado(a), a no ser queri-
do(a), a fracasar, a ser comparado(a), a quedarse vacto(a), a ser abandonado(a), a sufrir,
a mostrarse débil, o al conflicto. De cada miedo, surge una compulsión específi
ca. Esta compulsión se asocia con cada uno de los tipos de personalidad del
Eneagrama: a ser perfeccionista(l), a ser servicial(2), a tener éxito(3), a ser dife
rente^), a ser acumulador intelectual(5), a seguir la norma(6), a buscar e pla-
cer(7), a buscar el poder(8), a ser pacifista(9).
Cuando se están provocando las heridas, en el inconsciente se está dando
la gestación de los mecanismos de defensa con los cuales el(a) niño(a) quiere
impedir que se le siga golpeando. Estos mecanismos de defensa son las murallas
que pone la propia estructura psicológica para no permitir seguir siendo gol
peado^), para que no se le haga más daño. Son barreras para que no se repita
lo que se vivió en el pasado... Son mecánicos, no conscientes e involuntarios.
Los más típicos son: represión, negación, formación reactiva, desplazamiento,
evasión, proyección, justificación, compensación y regresión. Se hace un muro
para no ser nuevamente golpeado(a). En este momento también se forma la
estructura corpórea, como la coraza, como el gran mecanismo de defensa.
En este muro que parece una fortaleza -mecanismos de defensa- existen, sin
embargo, unos agujeros por los cuales se muestran las heridas: las compulsiones,
las reacciones desproporcionadas, la culpa original y la postura corporal. Es decir, los
miedos, la parte vulnerada, se aferran a los mecanismos de defensa para proteger
se, pero a pesar de esto, la herida se manifiesta. Todo esto, además, emerge
simbólicamente en los sueños.
La compulsión es un acto repetitivo para escapar a los miedos... Es contra-
fóbica: se hace lo contrario al miedo básico. Sin embargo, "son crónica de una
muerte anunciada": finalmente llevan al miedo que las originó. Las compulsiones
generan, además, una imagen distorsionada de Dios, hacen que no se perciba
el Dios de Jesús, sino que se perciba un dios fetiche: perfeccionista, que exige
sacrificios, ídolo de los méritos y el éxito, intimista, manipulable, juez impla
cable, ídolo del hedonismo, ídolo todopoderoso e ídolo obsesivo sexual3.
De las causas de las heridas salen las reacciones desproporcionadas. Esta reac
ción desproporcionada agranda la herida que le hicieron a la persona cuando
era niño(a) y hace que la vea por todas partes: "no me quieren, no soy importan
te". Es decir, la reacción desproporcionada sobredimensiona la herida.
Las reacciones desproporcionadas son una respuesta mecánica e inconsciente.
Son desproporcionadas con el estímulo presente, pero muy proporcionadas
con lo que pasó antes. No se ajustan a los estímulos actuales aunque sí a los
MAIOR 125
C u a d e r n o de B i t á c o r a
4. Véase adelante una explicación más detallada de la relación de la culpa con la herida, p.
179.
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M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
12<S MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
El manantial por tanto, está constituido por las cualidades que me han
hecho surgir en los momentos de mayor dificultad, y me han ayudado a salir
de los problemas más serios. Es lo que nunca se obscurece, lo que me identifi
ca más, lo que alimenta el pozo. Es donde me encuentro con el Agua Viva.
La voz de la conciencia brota también del manantial y lanza a la responsa
bilidad con la historia. Es la voz del propio ser que se expresa. Es esa la voz
que va indicando cuando algo de lo que se realiza se acerca o no a la verdade
ra felicidad, indica el camino, se convierte en el gran patrón para discernir.
Una voz que surge del manantial y se alimenta con los valores: los derechos
humanos y los fondos universales religiosos.
Finalmente el manantial aproxima al Agua Viva: la presencia trinitaria de
Dios en cada uno(a). Es lo que posibilita la relación con el Dios de Jesús: el Dios
de la alegre misericordia, del amor incondicional, de la gratuidad, del com
promiso solidario, del misterio, de la libertad y la confianza, de la muerte que
genera vida... El Dios de la esperanza, apasionado por los pobres y pecadores,
que invita y lleva a volcarse en la causa de la liberación de las personas nece
sitadas de toda índole.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
La sensación7 es "algo como si..." que expresa con el cuerpo, cosas que la
razón ha olvidado: es la clave del proceso terapéutico. Que quien acompaña
desde lo psico-histórico-espiritual tenga habilidad para explorarla, es funda
mental para que ésta cumpla el papel que tiene que desempeñar: señalar el
camino que debe recorrerse para llegar al punto donde está el bloqueo. Esta
MAIOR 13!
C u a d e r n o de B i t á c o r a
1. El focusing drenante®:
Consideramos elfocusing drenante9, como la herramienta básica de trabajo
de quien acompaña en el ámbito de lo psicológico, porque permite ir más allá
MAIOR
Manejo de her r ami ent as f u n d a me n t a l e s
2. ¿Qué me habita?*910
El ejercicio del "¿qué me habita?" es un gran camino del proceso curativo y
también del proceso ulterior de crecimiento. Esta herramienta terapéutica con
siste en un análisis con profundidad para aprender a nombrar y a manejar las
sensaciones que se experimentan en diferentes momentos, y llegar hasta aque
llo que las causa. Ayuda a provocar desahogo, catarsis, y persecución de la
fuente original.
Es útil emplearla siempre que se quiere entrar con profundidad en una
sensación, aunque en forma un tanto más light que con el focusing drenante,
puesto que en nuestra práctica se hace más bien solo(a) y sentado(a), transcri
biendo la sensación, sin la presión de un(a) acompañante.
MAIOR 133
C u a d e r n o de B i t á c o r a
4. Ejercicios bioenergéticos11
Son herramientas para liberar tensión por medio de: estiramiento, presión,
masaje, vibración e intensificación. Hay gran diversidad: musculares, energé
ticos, estresantes, pataleo (berrinche), hacer tierra, arco chino, retorcer la toa
lla, golpear el colchón, estresar la tensión, magnificar lo vital, lanzarse al vacío,
etc.
Ayudan a sacar la cólera y el dolor, a liberar sensaciones, a desahogarse, a
liberar energía física negativa que permita luego hacer un trabajo de integra
ción corpórea y cognitiva. Ayuda al cuerpo para que la energía fluya libre
mente en él. Todo esto generaría una postura física diferente.
11. Cfr. LOWEN, A. y LÖWEN, L., Ejercicios de bioenergética, Sirio, 2a ed., Málaga, 1990, pp. 211.
RAMÍREZ, ]., Psique y Soma. Terapia Bioenergética, Desclée De Brouwer (Serendipity Maior),
2a ed., Bilbao, 1998.
12. CABARRÚS, C , Crecer bebiendo..., op. cit., pp. 96-98.
134 MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
1. Focusing potenciador13
El objetivo de esta herramienta es enfocar y extender las sensaciones posi
tivas en el cuerpo, ayudados por la destreza básica que es hacer de piedra de
moler.
Este tipo de focusing armoniza porque ayuda a agrandar el pozo, a poten
ciar cualidades, a darse tiempo a sí mismo(a), a limpiar el manantial. El focu
sing potenciador ayuda a la persona a ser introducida en el "Agua Viva" que es
la presencia de Dios en lo más íntimo de la propia intimidad.
Es una herramienta útil para que la persona avance, para que aprenda a
gozar con la positividad. Sirve, así mismo, para suturar el focusing drenante.
3. Armonización15
Es un ejercicio para exteriorizar, para airear la desintegración que se ha
vivido, e integrarla. Permite armonizar dos aspectos personales que no están
integrados entre sí, y afectan porque son lastre o se viven en contradicción.
Puede ser también una manera para suturar después de un focusing dre
nante.
13. SIEMS, M., Tu cuerpo sabe la respuesta, Mensajero, 2a ed., Bilbao, 1999, p. 200, trata este
aspecto. En presentaciones anteriores le llamábamos focusing positivo; creemos más ade
cuada esta nueva acepción d e focusing potenciador.
14. Presentación libre del instrumento presentado por MONBURQUETTE,}., ¿Cómo perdonar?,
Sal Terrae, Santander, 1995, pp. 184.
15. Ibíd.
MAIOR 135
C u a d e r n o de B i t á c o r a
5. ¿Cómo perdonarme?17
Esta herramienta terapéutica ayuda a procesar los sentimientos de culpa,
de forma tal que sea posible pasar de la culpa malsana, el remordimiento, la
negación del autoperdón, a la culpa sana y fecunda, al arrepentimiento, a la
evaluación personal responsable de los acontecimientos.
8. La silla vacía20
Es una herramienta de diálogo "en ausencia", que permite expresar en
forma verbal sentimientos hacia una persona concreta -puede hacerse en
16. Ibíd.
17. CABARRÚS, C., Crecer bebiendo..., op. cit., p. 87.
18. Ibíd. pp. 88-89.
19. Presentación libre del instrumento presentado por MONBURQUETTE, ]., op. cit. y GIME-
NO, A-, "Aprender a despedirse", en ALEMAÑY, C., 14 aprendizajes vitales, op. cit.
20. Presentación libre de un ejercicio de la Gestalt. Cfr. PERLS, F., El enfoque gestáltico: testimo
nios de terapia, Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 1976, p. 187.
136 MAIOR
Manejo de h e r r a mi e n t a s f u n d a m e n t a l e s
forma oral u escrita (carta escrita desde cada persona implicada)-. Ayuda a
integrar y sacar mensaje en el ámbito de las relaciones humanas pues la per
sona que está haciendo el trabajo habla por sí misma, pero también se respon
de en nombre de la otra, asumiendo su punto de vista.
Es útil emplearla en situaciones de relaciones personales en las que se
quiere entender la postura de otra persona, asumiendo el "ponerse en sus
pies", en su lugar. Ayuda a deslindar las culpas y a aceptar las responsabili
dades.
MAIOR 137
C u a d e r n o de B i t á c o r a
24. Para hacer un estudio profundo de esto, sugerimos la siguiente revisión bibliográfica:
RAMÍREZ, )., Psique y soma: terapia bioenergética, Desclée De Brouwer fSerendipity Maior),
Bilbao, 1998; LOWEN, A. y LOWEN, L., Ejercicios de bioenergética, Sirio, 2a ed., Málaga,
1990; GUILLEN, J., La psicoterapia corporal energética, ponencia presentada en las VI Jorna
das de psico-somatoterapia, Valencia, 1997; KELEMAN, S., La experiencia somática, forma
ción de un yo personal, Desclée De Brouwer fSerendipity Maior), Bilbao, 1997; MARTÍN, S.,
Tú cuerpo sabe la respuesta, Mensajero, 2a ed., Bilbao, 1999; MASSINI, M. C., La liberación a
través de la bioenergética, I/M editores, Bogotá, 1999.
138 MAIOR
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M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
ESQUIZOIDE
Las características físicas que encontramos en la persona de
estructura esquizoide son: cuerpo estrecho y contraído; pecho
o vientre apretado; tensión en la base del cráneo, hombros,
piernas, pelvis y diafragma, y tensión en los músculos peque
ños que rodean las articulaciones. Tendencia a la calvicie fron
tal en el varón. Frecuentemente se ve en esas personas como
dos mitades del cuerpo: los brazos y piernas como apéndices
desvinculados del tronco, o la cabeza como no unida al cuer
po, o la parte izquierda diferente a la derecha.
25. No hay que olvidar que como en el Eneagrama son "tipos" o modelos. De ordinario somos
una combinación de estas estructuras. Lo que sí es claro es que hay una evolución en la
consistencia del yo: mientras el esquizoide presenta el punto más débil el rígido mostrará
una fuerza mucho mayor.
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Cuaderno de Bitácora
140 MAIOR
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Ma n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
ORAL
Las características físicas de una persona con una estructu-
ra oralson: poco desarrollo muscular, poca musculatura; cuer-
jT j po alargado, pecho poco desarrollado o colapsado -hendidu-
/j Y ra o pecho de paloma-; piel que se lastima fácilmente. La cabe-
yA za es lo más desarrollado del cuerpo. La cara o el cuerpo tie-
4 í nen una apariencia infantil; las manos y los pies son pequeños.
\\ Su expresión física es como de alguien a quien le falta nutri-
ción por eso su cara parece estar pidiendo de mamar, y sus ojos
pieden amor -dicen quiéreme-.
La condición energética de las personas con estructura oral,
es de baja carga energética; puntos periféricos débiles, por eso, se cansan fácil
mente.
Las características psicológicas que distinguen a quienes tienen esta estruc
tura corporal muestran una persona muy tierna que sabe escuchar. Tiene gran
MAIOR 141
Cuaderno de B it á co ra
142 MAIOR
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M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
MASOQUISTA
Las características físicas que distinguen a una persona con
estructura masoquista son: cuerpo pesado, nalgas apretadas,
estructura pesada, masiva, con mucha musculatura; cuello
■4— corto y grueso, y hombros elevados -como si llevam una Car
ga-. Reflejan tensión en la garganta, la quijada y el ano, y en
los músculos flexores. Por lo general, sus manos está frías y
húmedas.
Estas personas tienen dificultad para mantener el cuerpo
erecto pues muestran en la espalda que carga un gran peso;
caminan como regañados, como si estuvieran cargando algo
aplastante. Su piel es amarilla - marrón. Los ojos se les ven
cansados, expresan queja, dolor, cólera; la sonrisa es fija.
La condición energética que se observa en las personas con estructura maso
quista es como sobrecargada, pero contenida. Los órganos periféricos están
débilmente cargados debido al bloqueo de la energía desde más adentro.
Las características psicológicas más sobresalientes de estas personas es que
saben dar apoyo, son cálidas, leales, saben acompañar. Son trabajadoras pero
tienen una sensación subjetiva de sufrimiento que se expresa objetivamente en
la tendencia a quejarse. Muestran gran desconfianza, duda, experiencia de fra
caso, sensación de ser víctimas, marasmo que les paraliza. Aunque expresan
sumisión hacia fuera, por dentro tienen mucha hostilidad. No son asertivas, y
son bastantes codependientes, lo que las hacen ser personas con gran necesi
dad de aprobación y de complacer.
Estas personas tienden a autodespreciarse -aún en el vestir y el aseo per
sonal- y a sentirse inferiores; son escrupulosas y penitentes. Ahogan la expre
sión de sus sentimientos, presentando alternancia entre la ansiedad y el hun
dimiento en una ciénaga. La sexualidad la viven como medio para satisfacer a
la otra persona. Frecuentemente se enamoran de personas mayores.
La meta a conseguir en el acompañamiento de estas personas, es que expre
sen la cólera, que aprendan a sacar el desprecio, y a aceptar el rechazo, y las
emociones negativas. Es importante enseñarles que la negatividad y la hostili
dad son parte de la relación.
Necesitan reconocerse a sí mismas, hacer caprichos y aprender a decir
"no". Para esto, deben enfrentar el miedo a la autoafirmación y la rebeldía y
afirmar su independencia.
Bioenergéticamente hay que ayudarles a aflojar la musculatura golpean
do, y pateando con las rodillas dobladas y los talones para relajar el ano. Ne
cesitan vomitar y descargar su coraje y resentimientos. Le ayudan ejercicios
MAIOR 143
C u a d e r n o de B i t á c o r a
PSICOPÁTICA
Las características físicas de las personas con estructura psi
copática son : tórax grande arriba y piernas delgadas (cuerpo
triangular invertido). Tienen tensión en los músculos del cue
llo y el hombro incluyendo el diafragma, y tensión pélvica
severa; sus piernas rígidas.
Los ojos presentan hipermotilidad, se mantienen en aler
ta, son suspicaces, pendientes de todo; son ojos envolventes,
dominantes, controladores. La voz es acaramelada -seducto
ra- o tensa -dominante-.
La condición energética de las personas psicopáticas revelan
una carga energética en la parte superior del cuerpo. Su energía es dominante,
seductora o manipuladora.
Las características psicológicas que identifican a quienes tienen este tipo de
estructura corpórea es que son personas que quieren el control y el poder: su
conflicto es poder controlar para no ser controladas. Son muy creativas. De
fienden su imagen; tienen un gran miedo al fracaso y a la derrota.
Niegan el sentimiento propio y desconfían del de los(as) demás. Este tipo de
personas tienden a mentir, engañar, sobornar y seducir sin remordimiento. Ma
nipulan y fingen sentimientos para obtener lo que quieren. Luchan contra los
sentimientos sexuales y tiernos; generalmente viven la sexualidad como ejercicio
de capturar y seducir más que de vivirla a plenitud, por el temor a ser controla
das. Les gusta seducir y conquistar, pero luego, frecuentemente, abandonan.
La meta que debe lograrse en el acompañamiento de las personas psicopáti
cas, es que trabajen el anhelo, y enfrenten el miedo a tener necesidades, y a la
sumisión y al coraje.
144 MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
RÍGIDA
Las características físicas típicas de quienes tie
nen una estructura corpórea rígida son: cuerpo
bien proporcionado, con buena presencia y atrac
tivo. Piel brillante. Son personas bien coordina
das, aunque tienen tensión en los músculos
extensores.
Respiración arriba, con el pecho. Sus piernas
son fuertes, y su cadera es rígida y retraída. Son
personas genitalmente agresivas pero con ausen
cia de conexión afectiva.
La quijada es fuerte. Los ojos son brillantes, cálidos, coquetos, incisivos, y
juguetones. En la voz tienen fuerza y vigor.
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Cuaderno de Bitácora
146 MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
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26. Este cuadro comparativo fundamentalmente es fruto del trabajo con el Dr. Héctor Kuri y
de la sistematización que hicimos algunos de los participantes en su programa de entre
namiento.
MAIOR 147
C u a d e r n o de B i t á c o r a
27. Recomendamos la lectura de HART, T., El manantial escondido, Desclée De Brouwer (Seren-
dipity), Bilbao, 1997, pp. 198. Encontraremos allí una ilustrativa reflexión sobre la dimen
sión espiritual de la terapia.
28. Más que hacer una profunda revisión clínica de los trastornos de comportamiento, pre
sentaremos aquellos signos que pueden ser detectados por un(a) acompañante y son pun
tos de alarma. Para quien acompaña lo fundamental no es clasificar el trastorno sino saber
identificar cuándo se requiere una ayuda especializada.
29. Cfr. FIRST, M. DSM-IV: Manual de diagnóstico diferencial, MASSON, S.A., Barcelona, 1996,
pp. 272.
30. Cfr. BAUMGARTNER, I., op. cit., pp. 221-248. Recomendamos la lectura total de este texto,
para la comprensión pastoral de muchos aspectos psicológicos.
31. Etimológicamente endógeno significa lo que proviene de dentro... Por eso se habla de altera
ciones endógenas cuando la causa está en el psiquismo de la persona.
148 MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
MAIOR 14 4
C u a d e r n o de B i t á c o r a
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M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
MAIOR 153
C u a d e r n o de B i t á c o r a
* Mentira persistente.
* Socialización indiscriminada: poco cuidado de la intimidad personal, fácil
comunicación de vida privada ante personas desconocidas, tendencia a
tener "101 amigos íntimos"
* Carencia de relaciones afectivas estables: falta de relaciones profundas y
duraderas, facilidad para desprenderse de afectos.
* Trastornos alimenticios: anorexia -pérdida de apetito-, bulimia -sobreali
mentación-, vómito autoinducido, pérdida o ganancia de peso sin causa
reconocible.
* Trastornos del sueño: hipersomnia -exceso-, insomnio -carencia-.
* Disfunciones sexuales: frigidez, vaginismo, eyaculación precoz, impoten
cia, travestismo.
* Juego social anormal: adicción a los juegos de azar, juegos mecánicos y/o
virtuales.
* Comportamientos compulsivos: repetición de acciones.
154 MAIOR
M a n e j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e s
34. Cfr. BAUMGARTER, I., op. cit.; ÁLVAREZ, R., Trastornos psicológicos cotidianos, Sal Terrae,
Santander, 1993, pp. 65-95; BECK, A., Terapia cognitiva de la depresión, Desclée De Brouwer
(Biblioteca de Psicología), Bilbao, 1983; BURNS, D., Sentirse bien: una nueva fórmula contra
las depresiones, Paidós, Barcelona, 1990, pp. 424.
MAIOR 155
C u a d e r n o de B i t á c o r a
35. Cfr. HART, T., "La batalla contra la depresión", en El Manantial escondido, op. cit., pp. 99-
112.
150 MAIOR
Ma ne j o de h e r r a m i e n t a s f u n d a m e n t a l e •v®
MAIOR 15 7
Segunda Parte
A R M O N ÍA E SPIR IT U A L
r
m a io r H H
Actitud vital:
ser guiado(a) por R u a h
8
La armonía espiritual implica que quien acompaña desde lo psico-históri-
co-espiritual, esté en la "onda de la Espíritu"', que tenga sus mismos impulsos,
sus mismos anhelos: generar el orden y la belleza del universo, preocuparse
por la justicia y el derecho de las personas necesitadas, señalar dónde se
encuentra en la actualidad más presente Jesús en el mundo, defenderlo allí
donde sufre más y desclavarlo donde hoy está siendo crucificado, y hacerlo
desde la conciencia de ser un grupo vital pero abierto a los demás, por distan
tes que parezcan12. Estas son las obras típicas de Ruah, y por tanto, deben ser las
de un(a) acompañante que quiera estar en su "onda"; obras que se articulan
perfectamente con lo que San Pablo llama frutos del Espíritu.
Es necesario también que tenga el hábito del discernimiento, de su mane
jo, de saberse llevado(a) por Dios, de conocerse desde los ojos de Dios. Este
hábito se revela en una espiritualidad que ha captado la "pasiva actividad":
saberse "llevado(a)" pero también activo(a)... es la pasiva actividad o la activa
pasividad. Es el hacer todo como si dependiera de sí, sabiendo que todo, en
definitiva, depende de Dios.
Estar en la "onda" de Ruah empuja a quien acompaña desde lo psico-his-
tórico-espiritual a vivir, en armonía, la misma conflictividad provocada -y
vivida- por Jesús y su proyecto: conflicto frente a los poderes establecidos
(religioso, económico, social, político, del sistema), conflicto frente a las masas,
conflicto frente a sí mismo...3
También es fundamental que el encuentro con el Dios de Jesús no le des
linde de los(as) crucificados(as) de la historia. Se tiene realmente armonía espi
ritual, cuando en sí mismo(a) se ha hecho hábito, por la gracia, el no desligar
1. Hablamos de la Espíritu -viento, soplo- porque en hebreo Ruah es palabra femenina. Cfr.
CABARRÚS, C., La mesa del Banquete del Reino..., op. cit., p. 163.
2. Ibíd.
3. Cfr. CABARRÚS, C., Puestos con el Hijo: guía para un mes de ejercicios en clave de justicia.,
IAPS, Colombia, 1998. pp. 176-179.
MAIOR 163
C u a d e r n o de B i t á c o r a
4. Cfr. CABARRÚS, C., La mesa del Banquete del Reino..., op. cit.
If>4 MAIOR
A c t i t u d v i t a l : s e r g u i a d o ( a ) p o r R u a h
... una espiritualidad que está en la onda de “la E s p ír it u genera vida, resu
cita, está en la lucha de las mayorías... Es el matiz específico de la feminidad
de Dios, por eso, en esto la mujer entiende, sabe y tiene mayor facilidad para
captarlo, pues también es su matiz específico.
... una espiritualidad que fundamenta el compromiso ético y que hace de éste
la mejor expresión. No la norma, no el culto... Es la solidaridad afectiva y efec
tiva lo que más explícita esta espiritualidad.
... una espiritualidad que es necesariamente corpórea porque todas las
metáforas de Dios para con la humanidad toman el cuerpo como quicio: rela
ción sexual, arrullo maternal, el banquete, la boda, la fiesta...
... una espiritualidad que se expresa en mi cuerpo porque las grandes pala
bras de Dios son la escritura, la Historia de la Salvación, el cosmos y el cuer
po. Una espiritualidad que se vive desde el cuerpo con la fuerza comunicativa
arrolladora de la sexualidad... una espiritualidad que no hace un ídolo del
cuerpo sino Canto de la Trinidad para dar vida al mundo,
... una espiritualidad que me lleva a actuar en armonía e interdependencia con
toda la creación... porque la Creación es su gran huella; porque la creación anun
cia enfáticamente su "eternidad" que trasciende los millones y millones de
años; porque la creación trasciende distancias. Una espiritualidad que calla
ante ese Universo inabarcable en todo sentido, que trasciende lo que aparen
temente sé de Dios y me sumerge en un silencio profundo porque no se tienen
palabras ni mucho menos dogmas fijos para traducirla!
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
5. Cfr. CABARRÚS, C., Puestos con el Hijo..., op. cit., pp. 152-158. Allí encontraremos otros ele
mentos de la consigna -además de los aquí expuestos- sobre todo, en lo referente a la rela
ción de esta con la metodología de los Ejercicios Espirituales.
6. Se usa el término consigna, aprovechando el paralelismo que puede tener con las consig
nas políticas: es puesta por la dirección, debe responder a los intereses del pueblo, es prag
mática -está orientada a una acción-, es programática -de ella se desprenden proyectos
concretos-, genera identidad, es corta, se vocea, se recuerda y se repite con facilidad, es
anuncio de futuro... Es interesante que este mismo fenómeno lo ha trabajado -indepen
diente pero coincidentemente- ALPHONSO, H., "La vocación personal: La transformación
en profundidad por medio de los Ejercicios Espirituales", en Psicología y Ejercicios Ignacia-
nos, op. cit., Vol II, p. 84. No hay que fijarse, por tanto, en la palabra sino en el movimien
to que Dios provoca internamente.
166 MAIOR
A c t i t u d v i t a l : s e r g u i a d o ( a ) p o r R u a h
MAIOR 167
Cuaderno de Bitácora
168 MAIOR
A c t i t u d vi t al : ser gui a d ol a ) p o r R u a li
MAIOR lf>"
Cuaderno de Bi tácora
170 MAIOR
Habilidad para limpiar
y reconstruir la experiencia
de Dios
9
El segundo aspecto importante en la armonía espiritual es la habilidad
para limpiar y para reconstruir la experiencia de Dios, que debe tener todo(a)
acompañante psico-histórico-espiritual. A pesar de que en el ámbito espiritual,
se debe iniciar de la experiencia que trae cada persona que busca acompaña
miento, y en este sentido, hay que aprovechar todo el caudal de su propia
vivencia de fe, es necesario comenzar, en primer lugar, con una depuración de
fetiches, un aprendizaje del manejo sano de la culpa y una aclaración de lo que es
el pecado, para luego pasar a un requisito que debe fomentarse: la experiencia
personal de encuentro con Dios, la oración y, finalmente, la columna vertebral de
lo que es espiritual en el acompañamiento psico-histórico-espiritual: el discer
nimiento. Todo esto como caminos y medios que impulsan para la realización
de la Misión, es decir, el hacer posible el Reino que implica el compromiso his
tórico.
La habilidad para limpiar y reconstruir la imagen de Dios exige que quien
acompaña ya haya hecho este proceso en sí mismo(a); es decir, que haya puri
ficado su propia imagen fetichista de dios y haya entrado en la relación gra
tuita con el Dios de Jesús, y que viva la culpa fecunda como resorte de con
versión y disposición para la experiencia de ser pecador(a) perdonado(a).
El primer paso que debe darse es garantizar que la relación con Dios esté
dada en el encuentro personal con el Dios que Jesús nos reveló, y no con imá
genes distorsionadas de Él. Cuando se hace un trabajo personal profundo, y se
conoce el barro del que estamos hechos(as), nos damos cuenta que tenemos
una serie de miedos y compulsiones que nos fabrican fetiches -falsas imáge-
MAIOR 171
C u a d e r n o de B i t á c o r a
1. Cfr. CABARRÚS, C., El examen diario, una vía de acceso..., op. cit.
2. Quizá es bueno recordar la compulsión típica que brota como reacción al miedo, de cada
número del Eneagrama, para una mejor comprensión de nuestra propuesta -el número
entre paréntesis hace referencia a la correspondencia en el Eneagrama-: a ser perfeccionis
ta para que no le condenen(l), a ser servicial para que no le dejen de querer(2), a tener éxito
para no fracasar(3), a ser diferente para que no le comparen(4), a ser acumulador intelec
tual para no sentirse vacío(5), a seguir la norma para que no le abandonen(ó), a buscar el
placer para evitar el sufrimiento(7), a buscar el poder para no sentirse débil(8), a ser paci
fista para no tener conflicto(9).
172 MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
MAIOR 173
Cuaderno de Bitácora
* El Dios de Jesús es el Dios del amor incondicional que nos quiere por lo que
somos y no por lo que hacemos; el Dios que nos busca más, precisamen
te cuando hemos sido más alejados(as) de lo que nosotros(as) hemos
captado como "su camino". El Dios que nos ha querido cuando aún éra
mos pecadores(as) (Rm 5, 8) y nos ama y nos prefiere justo por ello (Me
2,16-17).
* El Dios de Jesús es el Dios de la gratuidad. Es la palabra que quizás, lo repre
senta más. Todo en Él es gratuito. No se le compra con nada, no se nos
vende por nada. Todo en Él, todo Él, es regalo (Me 10, 45).
* El Dios de Jesús es el Dios del Reino, es decir, de un proyecto histórico suyo
para con la humanidad; proyecto que implica la paz, la justicia, la con
cordia, la solidaridad, la igualdad, el respeto entre todas las personas y
el equilibrio con el universo. Es un proyecto que comienza ahora y ter
mina en Dios también. Es el Dios que se encama en cada uno(a) pero
sigue siendo radicalmente Otro (Mt 25, 31-46).
* El Dios de Jesús es el Dios que se experimenta, es decir, se le conoce y se le
comprende desde la experiencia y el encuentro con Jesús, y no tanto des
de el conocimiento (Jn 14, 8-9). No hay pasos ni gradaciones en su com
prensión. La clave exegética para estar en su sombra es el reconocimien
to de nuestra condición de limitados y de pecadores, de pobres y de
necesitados. Esta es la condición de su experiencia (Mt 11, 25).
* El Dios de Jesús es el Dios de la libertad (Gal 5, 5) y la confianza, que apues
ta por nuestra libertad y nos insta a ser libres (Jn 8, 31-36). Nos pone el
amor como único criterio normativo. Es un Dios que pone el amor sobre
la ley, la misericordia sobre la justicia. Es un Dios que nos invita a sol
tamos y dejarnos llevar por Él (Mt 6, 24-34).
* El Dios de Jesús es el Dios Pascual, nos enseña algo radicalmente nuevo:
que si el grano de trigo no muere no da fruto (Jn 12, 23-24). Da sentido
al saber entregarse hasta el fondo: la muerte que genera vida (Jn 12, 25-
26).
* El Dios de Jesús es el Dios encarnado, "en-Herrado"3 que escoge lo débil, lo
pobre, lo pequeño como primer canal de revelación: la encamación antes
que cualquier otra formulación teofánica (Jn 1,14).
* El Dios de Jesús es el Dios de la esperanza, es quien provoca en nosotros la
capacidad de creer y de esperar, que hace posible que colaboremos en la
movilización de la historia...
3. "En-t¡errado": en medio de la gran magnitud del Universo y sus galaxias, escoge este pla
neta -entre tanto no se demuestre otra cosa- para poner vida, para poner su vida.
174 MAIOR
Ha b i l i d a d para limpiar y r econs t r ui r
MAIOR 175
C u a d e r n o de B i t á c o r a
curso" teológico correcto, bien fundamentado sobre Dios, pero vivir, -y lo que
es peor- padecer el peso de sus fetiches.
Estos fetiches brotan de las compulsiones que generan los miedos perso
nales, e impiden tener una relación cara a cara con el Dios que reveló Jesús.
Están como larvas ocultas en las entrañas de nuestra personalidad y, de ordi
nario, generan pesos indecibles, pues nos mantienen en el miedo y en la falta
de libertad. Por esto, es necesario desenmascararlos, pues los fetiches, por
principio, no se presentan descaradamente, sino encubiertos, camuflados, con
una gran armadura de supuesta veracidad; más aún en una persona con una
"cultura religiosa" elevada.
El análisis del Eneagrama -que ya se ha sugerido en otros lugares-4 es un
camino para poder encontrar los propios fetiches: nacen de las compulsiones,
y son fomentados por movimientos e instituciones socio-culturales y políticas.
Otro camino para desenmascararlos es trabajar con el fenómeno de la cul-
pabilización. La culpa muchas veces se ve claramente: es diáfana -sea sana o
malsana- se nota, se deja sentir... Es la experiencia de "la ansiedad de sentirse
culpable". Pero muchas veces también, se da la culpa encubierta, "disfrazada"
-más común en personas poco religiosas o que se pueden denominar ateas-.
Ciertamente, en una persona con experiencia religiosa su culpa malsana la
pone automáticamente frente a un fetiche de Dios. De ahí que por las culpas
malsanas se pueda comenzar a depurar el fetiche.
Es necesario depurar los fetiches, desenmascararlos y trabajarlos, no sólo
para tener una relación limpia y liberadora con el Dios de Jesús, sino también
porque, así como los sueños y la transferencia, el fetiche es camino de recono
cimiento de la herida y, por tanto, de crecimiento personal.
4. Cfr. CABARRÚS, C., La mesa del Banquete..., op. cit., p. 183. En ese trabajo se puede pro
fundizar en la relación que existe entre cada tipología del Eneagrama y el fetiche que pro
voca la compulsión respectiva, y también la veta del Dios de Jesús que está implicada en
cada una.
176 MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
En síntesis, los cinco pasos que deben seguirse para limpiar y reconstruir
la experiencia de Dios, y pasar del dios fetiche al Dios de Jesús, son:
1. Tener claridad -por lo menos teórica- sobre cuáles son las manifesta
ciones del dios fetiche y cuáles los rasgos típicos del Dios de Jesús.
2. Reconocer los propios fetiches de dios:
- el inherente al número del Eneagrama5, el ala predominante y el del
número que lo desintegra,
- los que se han recibido culturalmente, o de estereotipos sociales como
del Dios varón, el patriarcalismo eclesial.
- los que se revelan encubiertos por medio del fenómeno de la culpa
malsana.
3. Entrar en proceso de sanación personal: trabajar la herida, los miedos,
las compulsiones.
4. Hacer el trabajo del descubrimiento del Manantial y del Agua Viva, y
allí ubicarse en el umbral de la experiencia con el Dios de Jesús.
5. Favorecer una experiencia personal con el Dios de Jesús: desmontar
racionalmente los concepto equívocos de Dios y, paralelamente, tener
una experiencia personal de encuentro con el Dios de Jesús.
5. O alguna otra manera de conocimiento personal, teniendo como punto de referencia que
la propia estructura de personalidad predispone, por decirlo de algún modo, a la creación
de ciertos fetiches de dios.
MAIOR 177
C u a d e r n o de Bitú c o r a
I7S MAIOR
H a b i l i d a d para l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
MAIOR 17')
C u a d e r n o de B i t á c o r a
ISO MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
MAIOR 1X1
Cuaderno de B i t á co r a
rar, a meterse en la historia, a hacer una acción creadora que repare en todo o
en parte -por corrección o por prevención- el daño causado.
7. Cfr. NOUWEN, H., El regreso del hijo pródigo: meditaciones ante un cuadro de Rembrandt, PPC,
13a ed„ Madrid, 1996, pp. 157.
8. Cfr. La ruta de la contemplación presentada posteriormente en este mismo capítulo.
182 MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
9 ROM ÁN, ]., " C u lp a b ilid a d y p e c a d o " , e n Conceptos fundamentales de la ética teológica, op .
c it., p . 3 7 2 .
MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
gógico. Obviamente que esto es necesario, pero el pecado trasciende más allá
de esto.
En el Antiguo Testamento la raíz del pecado es la ruptura de la alianza con
Dios, por una parte, y la autoafirmación insolente de la persona humana, por otra.
La ventaja de entender el pecado así es que se evita la comprensión abstracta
del mismo: siendo la alianza una realidad comunitaria, el pecado tiene que
tener, necesariamente, esta misma dimensión de la comunidad. En efecto, es en
la comunidad de los creyentes en donde se vivencia, se valora y se repara el pecadoi01.
En las representaciones bíblicas clásicas sobre lo que es el pecado, tenemos que
el de Adán y Eva muestra el cambio que se opera en él: de sentirse alegre y
satisfecho de tener una compañera (Gn 2, 23), pasa a acusar a la mujer de la
desobediencia de ambos (Gn 3,12). A Adán no le preocupa la solidaridad, no
comparte la responsabilidad, sino que le echa la culpa a ella. El pecado ha roto
la relación primordial que fundamentaba la pareja prototípica. Esto se conti
núa en la relación entre hermanos, porque Caín mata a Abel (Gn 4, 8), pero
también entre padres e hijos: Cam que se burla de Noé (9, 22). El pecado corroe
la trama de las relaciones humanas, introduciéndose como una cuña con la fuerza
disolvente del egoísmo entre personas, entre grupos, entre grupo y sociedad".
Por tanto, el pecado trasciende la culpa y el error, y vincula la acción per
sonal -que brota de una actitud interior- con algo que me hace mal a mí
mismo(a), a mi hermano(a), a Jesús -ya en la perspectiva del Nuevo Testamen
to-. El pecado es la experiencia de haber cogido un camino de maldad, como era
entendido en la mentalidad judía; es decir, pecado es una intención perma
nente, una actitud constante de ir por el camino equivocado12. Por eso se habla
de pecado -en singular-, porque va mucho más allá de los actos puntuales.
El pecado lleva a traicionar lo más hondo de sí mismo(a): mata el propio
manantial, trunca el pozo, rompe lo esencial de la propia vida... Y entonces,
mata a Jesús en mí y en el(a) hermano(a) porque no deja que acontezca el Reino,
pues todo pecado personal, tiene consecuencias en la historia. Es el obstáculo
-histórico y personal- que frena la realización del proyecto de Dios Padre-
Madre para la humanidad. Es todo lo que detiene estructuralmente y a nivel
personal, el sueño de Dios. Es un dinamismo que impide que acaezca el Reino
en mí y para los(as) demás. La experiencia de pecado, por tanto, ya es una gra
cia: que el rostro herido de Jesús se me haya revelado en el(a) hermano(a) a
quien hago el mal o no obro el bien, y que pueda recibir el perdón de Dios.
MAIOR | N>
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Esto hace que el pecado sea algo más que la mera culpa, por sana que ésta
sea. La culpa malsana -fijada en la subjetividad- se duele de la ruptura de la
propia imagen, se distingue de la culpa sana -hay constatación objetiva- en la
que se siente responsabilidad sobre el mal objetivo realizado y hay deseo de
reparación. Visto desde el campo ético, esto que en el ámbito psicológico lla
mamos culpa sana, es lo que llamamos culpa ética o culpa moral.
La culpa moral, alimentada por la gracia, permite tener la experiencia del
pecado, entendiéndolo como algo en lo que se atenta contra la vida del próji
mo, en quien veo a mi hermano, y ahí encuentro a Jesús (Mt 25), aumentando
el dolor y el sufrimiento del mundo. Es decir, para que podamos hablar de
pecado, es necesario descubrir que cuando atento contra la vida de la otra per
sona -de cualquier manera-, en ella estoy haciéndole el mal a Jesús o no con
tribuyendo a su bien. Por tanto, el pecado tiene un dato de fe y además, una
implicación personal y una consecuencia histórica social, que alimenta y sos
tiene las estructuras de pecado que se han ido constituyendo a lo largo de la
historia, y en las que se han institucionalizado -por decirlo de alguna manera-
las secuelas del pecado individual y colectivo.
13. G O N Z Á L E Z F A U S , J. y V ID A L , M ., o p . c it., p . 4 1 7 .
14. R O M Á N , J ., o p . c it., p . 3 8 9 .
I8 (i MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
15. G O N Z Á L E Z F A U S , J. y V ID A L , M „ o p . c it., p . 41 0 .
16. V ID A L , M ., Diccionario de Ética Teológica, o p . c it., p. 2 3 3 .
17. Ib íd ., p . 2 3 2 .
MAIOR 187
C u a d e r n o de B i t á c o r a
18. Ib íd ., p. 1361.
19. Ib íd ., p. 453.
2 0 . Ib íd ., p. 3 7 7 .
188 MAIOR
H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
Es decir, el pecado no es sólo una decisión libre hacia el mal, sino el mis
terio de la persona que se enfrenta con Dios en sus mediaciones: Contra ti, con
tra ti sólo pequé. Pero esta confesión no es sólo juicio condenatorio; es al mismo
tiempo invocación. La confesión religiosa del pecado es el comienzo de la restaura
ción, es la ruptura con el remordimiento infructífero anclado melancólicamente en el
pasado, es el anticipo de ¡a alegría de ¡a reconciliación por la fuerza de Cristo presente
en la Iglesia2'.
Y aunque el mundo padezca las secuelas del pecado personal y colectivo,
en las estructuras del pecado social, es necesario resaltar que, en la concepción
auténtica del pecado, ser pecador(a) y ser perdonado(a) van siempre unidos. Es
decir, la comprensión de la experiencia del pecado abre a la vivencia de la mise
ricordia. Y esta experiencia de la misericordia puede recibirse -¡siempre es gra
tuita, porque siempre brota de la iniciativa de Dios!- de diversas maneras: o
por la experiencia de sentir la misericordia sin límites de Dios, o por la alegría
de sentirse pecador(a) perdonado(a), o por la gracia de reconocerse salvado(a)
de la muerte, o por el conocimiento de la malicia interna del pecado, o por la
percepción del perdón convertido en confianza que habilita para una tarea2122. Y
es también está concepción del pecado lo que abre a la búsqueda de un com
promiso histórico armónico, puesto que se comprende que es el pecado estruc
tural -personal y colectivo-, el que no permite que acontezca el Reino.
En esto, quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual tiene una
tarea especial: contribuir con la clarificación del concepto de pecado para que
la persona a la que está acompañando se disponga a poder vivir esta expe
riencia de la misericordia ante el misterio del pecado y del ser pecador(a).
2 1 . Ib íd ., p. 4 5 5 .
2 2 . C A B A R R Ú S , C ., Puestos con el Hijo..., o p . cit.
MAIOR 1N‘)
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Todo lo anterior explica, entonces, por qué el pecado y sobre todo la mali
cia y responsabilización en él, sólo es posible comprenderlos y encontrarles su
significado, desde el pecado estructural. Por eso, queremos detenernos un
poco más en ello, de manera especial, para resaltar en lo concreto, en qué se
manifiesta el pecado estructural y cómo reconocer allí el pecado personal y
colectivo. En esto, la Teología de la Liberación da un valioso aporte, pues un
aspecto típico de ella, es que propone leer la historia, e insertarse en ella desde
la perspectiva del pobre, del excluido(a)23; el otro aspecto típico, es el de la
noción de pecado estructural.
De alguna manera, la Asamblea del Episcopado Latinoamericano de
Medellín (1968) y luego la de Puebla (1979) retoman en serio la noción joánica
de "mundo" traduciéndola en "estructuras injustas" y "estructuras opresoras".
De este modo, los documentos del Episcopado Latinoamericano describen una
circularidad por la que la persona al pecar, crea estructuras de pecado las cuales, a
su vez hacen pecar a la persona... y éste es un proceso permanente2*. Por su parte,
Juan Pablo II ha llegado a afirmar más recientemente que si ciertas formas de
imperialismo moderno se consideraran a la luz de estos criterios morales, se descubri
ría que bajo ciertas decisiones aparentemente inspiradas sólo por la economía o la polí
tica, se ocultan verdaderas formas de idolatría25.
Algunos ejemplos pueden ayudamos a hacer visible esa instalación del
pecado en las estructuras, y sobre todo, a damos cuenta que actitudes y com
portamientos aparentemente inofensivos o vividos como algo obvio porque
hacen parte de nuestra cultura, son pecados personales -individuales o colec
tivos- que sostienen el pecado estructural: complicidad compartida al callar
nos o "hacer la vista gorda" ante lo que sucede; la moda como pulsión a com
prar, la presión social, la desinformación estructurada, el mercado como viola
ción de derechos, la injusticia de las leyes, la generación de necesidades super-
fluas, la acumulación, etc. Esto significa que el pecado de la humanidad, tiene,
100 MAIOR
r H a b i l i d a d p a r a l i m p i a r y r e c o n s t r u i r
26 . Ib íd ., p . 4 0 7 .
2 7 . Ib íd .
2 8 . Ib íd ., p . 411.
M A IO R im ^
C ua de rno de B itá co ra
Algunos pecados, sin embargo, constituyen, por su mismo objeto, una agre
sión directa contra el prójimo y -más exactamente según el lenguaje evangélico-
contra el hermano. Son una ofensa a Dios, porque ofenden al prójimo. A estos peca
dos se suele dar el nombre de sociales, y ésta es la segunda acepción de la palabra.
En este sentido es social el pecado contra el amor del prójimo, que viene a ser
mucho más grave en la ley de Cristo porque está en juego el segundo mandamien
to que es semejante al primero. Es igualmente social todo pecado cometido contra
la justicia en las relaciones tanto interpersonales como en las de la persona con la
sociedad, y aun de la comunidad con la persona. Es social todo pecado cometido
contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a la vida, sin
excluir la del que está por nacer, o contra la integridad física de alguno; todo peca
do contra la libertad de creer en Dios y de adorarlo; todo pecado contra la dignidad
y el honor del prójimo. Es social todo pecado contra el bien común y sus exigen
cias, dentro del amplio panorama de los derechos y deberes de los ciudadanos.
Puede ser social el pecado de obra u omisión por parte de dirigentes políticos, eco
nómicos y sindicales que, aún pudiéndolo, no se empeñan con sabiduría en el mejo
ramiento o en la transformación de la sociedad, según las exigencias y las posibili
dades del momento histórico; así como por parte de trabajadores que no cumplen
con sus deberes de presencia y colaboración, para que las fábricas puedan seguir
dando bienestar a ellos mismos, a sus familias y a toda la sociedad.
192 MAIOR
Ha b i l i d a d para limpiar y r e const r ui r
29. Libertad cristiana y liberación, 59. Citado por GONZÁLEZ FAUS, J. y VIDAL, M., op. cit., p.
414.
30. SÓLLE, D., Teología Política. Citado por GONZÁLEZ FAUS, J. y VIDAL, M., op. cit., p. 416.
MAIOR 193
C ti a d e r n o d e B it á c o r a
• ¿ C u á n to la e x p e rie n c ia d el p e c a d o - p o r re c o n o c e rm e p e r d o n a d o ( a ) - m e
lan za a u n c o m p ro m iso con la h isto ria?
• ¿C ó m o esta co n c e p c ió n d e p e c a d o m o d ifica m i q u e h a c e r co m o a c o m
p a ñ a n te p sic o -h istó ric o -e sp iritu a l? ¿Q u é ca m b io s te n g o q u e d a r?
• ¿C ó m o a y u d o a q u ie n e s a c o m p a ñ a n a h is to riz a r la ex p e rie n c ia d e se r
p ec a d o re s(a s) p e rd o n a d o s (a s ) y h a b ilita d o s(a s) p a ra u n a tarea?
• H a cer el NER re s a lta n d o la n o v e d a d q u e h a s u rg id o en lo p e rso n a l, lo
e s p iritu a l y lo histó rico .
104 MAIOR
Experiencia de encuentro con
Dios: la oración
10
La tercera manifestación de la armonía espiritual de quien acompaña
desde lo psico-histórico-espiritual, es la experiencia personal de contacto -cara
a cara- con el Dios de Jesús. Esto se concentra en la vivencia de oración. Ya en
el primer apartado de este capítulo, cuando hablábamos de la actitud vital de
saberse guiado(a) por Ruah, presentamos las características de la espirituali
dad que nace de esta actitud, es decir, el modo de ser que brota de la expe
riencia personal con Dios, del diálogo ininterrumpido con Él por medio de
Jesús en el Evangelio, de la historia personal, en la consigna, en la moción his
tórica en los crucificados del mundo. El aspecto del pecado era otro móvil para
comprometemos con un mundo aplastado por la injusticia e insolidaridad.
Ahora nos detendremos a profundizar en cómo acompañar la experiencia
del encuentro personal con Dios, la oración de otra persona, cómo iniciar y/o
guiar a alguien en este camino de encontrarse cara a cara con Dios en la ora
ción. Esto no invalida, en modo alguno, el encontrarse con Dios en la Historia
y en el compromiso.
MAIOR I')S
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Esta experiencia con Jesús y con el Dios que Él nos reveló, tiene que tener
en cuenta que a Dios no se le encuentra arriba, sino abajo, es decir con la gente
que sufre1. Por tanto, parte de la experiencia de Dios es destacar la experiencia
propia del dolor y el sufrimiento, como también la solidaridad (por lo menos)
y la acción efectiva para trabajar por ese dolor. No hay que olvidar que Jesús
luchó no sólo contra la injusticia de su tiempo, sino también por combatir el
dolor, la enfermedad y la muerte, y es desde esta plataforma desde donde se
reconoce el camino hacia el Dios que reveló Jesús.
Se puede suponer, con mucha razón, que en las personas que buscan
acompañamiento hay experiencias de Dios, sobre todo en lo que puede con
cernir a elementos de religiosidad, por una parte, y a prácticas que denotan
entrenamiento en oración, por otra. Sin embargo, es necesario procurar que
haya una experiencia de Dios que se reconozca, pero que a la vez se experi
mente como misterio, que nos saca de nosotros(as) mismos(as). Hablar de
acompañamiento es hablar en primer lugar, de una cierta pericia de mirar desde el
corazón; es estar ejercitado para percibir lo invisible en el dentro y en el más allá de
la historia, y en la persona ejercitante. Esto es muy importante ya que la alteridad
invisible de Dios se manifiesta en la alteridad visible de los otros. Es el mismo miste
rio. El acompañamiento se mueve en el misterio de la fe 1. Este es el punto de parti
da para hacer el camino de la experiencia con el Dios de Jesús. Es decir, la pri
mera condición es que haya experiencia, y experiencia del misterio: no me lo ter
mino de explicar, es inasible pero se experimenta fuerza para vivirlo con
gozo.
Ahora bien, tener experiencia de Dios no es lo mismo que la experiencia
de orar con Él. La última supone lo primero. A Dios se le encuentra en el cora
zón de la Historia; a Dios se le encuentra "abajo".
Dios ligó su destino al de la humanidad. Desde entonces no se puede hablar de
Dios sin al mismo tiempo hablarse del hombre, de la misma manera que no se puede
hablar del hombre sin al mismo tiempo hablarse de Dios. Sus destinos están insepara
blemente ligados: de ahí que el hombre ya no necesita elevarse a las alturas para encon
trar a Dios; por lo contrario, debe buscarlo en el corazón de la humanidad. Hasta
entonces, orar consistía en elevarse a Dios para pedirle algo o manifestarle amor o gra-12
196 MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t ro con Dios
MAIOR 197
C u a d e r n o de B i t á c o r a
19N MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t ro con Dios
6. En Queq'chi, lengua maya de Guatemala, para decir Te quiero, no se usa el sujeto, verbo,
predicado con querer, sino que se dice quiero que mi corazón vaya detrás del tuyo. En las len
guas occidentales, blue -azul- en inglés significa triste, mientras en las lenguas romances a
eso llamaríamos gris.
7. Esto es posible gracias a las marcas de Dios en cada uno(a) de nosotros(as) (Teografía). Es
decir, Dios escribe en nuestras vidas, en cada uno(a) hay un escrito de Dios que le perte
nece, y esto es la Teografía, no tanto lo que hay escrito en la Biblia, sino lo que Dios ha escri
to en nuestro propio corazón. La manera como soy conducido(a) a través de las marcas de
Dios en mi vida, es el sentido de esas marcas (Mistagogia): releyendo nuestra propia vida
vemos que las marcas que se encuentran ahí son señales indicadoras del camino que Dios
me ha hecho y me hace andar. A través de ellas vamos haciendo una teografía y una mis
tagogia de nuestra vida (2 Cor. 3,1-3). Todo esto significa que es el mismo Dios quien con
duce y orienta hacia el misterio de su camino, los caminos de todas las personas. Cfr.
VÁZQUEZ, U., "Pequeños Avisos sobre a Orientado Espiritual. Um Roteiro", ltaici, Revis
ta de Espiritualidade Inaciana, n° 18, diciembre 1994, pp. 57-58.
MAIOR 199
C u a d e r n o de B i t á c o r a
P H D MAIOR
r
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o c o n D i o s
8. Torres Queiruga trae esto a colación de manera genial. Examina las oraciones de petición,
por ejemplo de las preces comunitarias. "Para que los niños de África no mueran de hambre,
roguemos al Señor". Objetivamente -nos dice Torres- una petición de este tipo implica lo
siguiente: primero, que nosotros advertimos la necesidad y tomamos la iniciativa: somos buenos y
tratamos de convencerá Dios para que también lo sea; segundo, que Dios está pasivo hasta que noso
tros lo convenzamos, si somos capaces; tercero, que si al próximo domingo los niños africanos siguen
muriendo de hambre, la consecuencia lógica es que Dios no nos ha escuchado ni ha tenido piedad; y
cuarto, que Dios podría, si quisiera, solucionar el problema del hambre pero, por lo que sea, no quie
re hacerlo. Ante esto, propone el autor una manera de pedir por lo mismo, en una formula
ción más cristiana: "Señor, en nuestra preocupación por el hambre de los niños de África, recono
cemos la petición de tu amor que, compadecido de su dolor, nos llama continuamente a que, supe
rando nuestra pasividad y egoísmo, colaboremos contigo ayudándoles con generosidad", TORRES
QUEIRUGA, A., "El futuro de la vida religiosa y el Dios de Jesús", Selecciones de Teología.
n° 154, Vol. 39, Barcelona, 2000, pp. 90-91.
MAIOR 201
C u a d e r n o de B i t á c o r a
202 MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o c o n D i o s
MAIOR 20.1
C u a d e r n o de B i t á c o r a
10.1.6. Lo típico de R u ah 10
10. Ya dijimos anteriormente que hablamos de Ruah porque en hebreo, Ruah -viento, soplo,
palabra con la cual se le identifica- es palabra femenina. Cfr. CABARRÚS, C., La mesa del
banquete del Reino..., op. cit.
204 MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con D i o s
MAIOR 205
C ua d e r n o de Bitácora
• ¿Q u é m é to d o h e e m p le a d o -c o n s c ie n te o in c o n sc ie n te m e n te - p a ra
c o m u n ic a r esta o ra c ió n m ás je su a n a ?
2 ()(i MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o c on D i o s
MAIOR 207
C u a d e r n o de B i t á c o r a
son fuente de oración, en cuanto se introduce toda la pasión para desear lo que
se pide. La sexualidad me abre desde el polo más íntimo de comunicación a la
experiencia anhelada de Dios. Las manos y los pies se ponen en movimiento
para realizar lo que ya se está pidiendo. La petición moviliza, por tanto, todo
el cuerpo. Finalmente, se expresa corpóreamente la petición, se hace una escul
tura de ella con el propio cuerpo, y ahí se está listo para dialogar corporalmen
te en la escena evangélica..."
El contenido: es lo que da carne a la petición, son las fuentes con las que se
alimenta la oración. Estas fuentes son tres básicamente:
* La historia de Salvación: la Palabra de Dios en la Escritura. Se buscan -pre
viamente- textos que inviten a considerar eso de la petición, a la luz de
la Revelación. El Evangelio es aquí fuente de la oración. También se pue
den seguir los textos de la liturgia, viendo cómo ellos revelan algo de lo
que se está pidiendo o cómo dan algo nuevo.
* La biografía: se busca en la historia personal, en el propio proceso, ele
mentos, datos, referencias, que den contenido y adjetivación a esa peti
ción.
* La historia real: se busca en la vida de la gente, en la vida de los más nece
sitados y necesitadas, datos, elementos, ejemplos que ayuden a profun
dizar en la petición.
Coloquio: es el cierre de la oración, es un diálogo que se establece "como un
amigo habla a otro amigo" EE. 54 (Cfr. Ex 33,11). Es una conversación libre sobre
lo que se ha estado considerando. Una manera de hacerlo, sobre todo en temas
importantes o de mucha trascendencia personal e histórica, es realizando lo
que Ignacio llamó el triple coloquio (EE. 147): pedir la intercesión de María para
que me ponga con el Hijo y luego establecer como "procesiones": que el Hijo
me lleve al Padre, y éste, a su vez, me envié en su Espíritu para realizar la tarea.
20N MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o c on D i o s
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Reflectir para sacar algún provecho... descubrir qué se saca de haber estado
presente en el episodio del Evangelio que se contempló, es como "echar pan en
la mochila para el camino"..., es decir, aprender de esa experiencia y guardarla
para llevarla a la vida.
Coloquio: fluir espontáneo con la Trinidad, de igual modo que en la medi
tación.
Por otra parte la aplicación de sentidos es otra manera de vivir la contem
plación; la introducción del cuerpo es mucho más intensa, puesto que no sólo
se implican la vista y el oído, sino que se vinculan todos los sentidos a la esce
na: ver, oír, oler, gustar, tocar... Es hacer una total inversión corpórea en la ora
ción...
Un camino muy fecundo para hacer oración es utilizar los sueños. Esto
implica, en primer lugar, tener un manejo adecuado de la interpretación oníri
ca y por otra parte, saber aplicar el discernimiento espiritual conociendo los
márgenes de comunicación divina según la Biblia.
La interpretación de los sueños la hace fundamentalmente la persona que
ha soñado. Siempre el sueño comunica un mensaje que es lo que el incons
ciente invita a trabajar para crecer y para ayudar a integrarse más. Este men
saje puede ser de algo que se tiene reprimido o de algo que no está bien inte
grado. Los sueños van indicando los pasos en el proceso de individuación:
integración de sombras, integración del animus/ánima, relación con la sabi
duría, la integración con el yo profundo, la relación con la trascendencia. No
se puede olvidar que los sueños brindan, además, una postura corporal bási
ca que está constreñida, golpeada y, por otra parte, pueden ofrecer una postu
ra del cuerpo que es de liberación.
La herramienta fundamental para desentrañar los sueños es la del focu
sing. En esa herramienta encontramos una serie de llaves para abrir a la inter
pretación de los símbolos que luego se trabajan aprovechando la sensación
210 MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con Di o s
onírica que, como ya hemos dicho, tiene más carga simbólica -que la simple
sensación- y es de las más contundentes para trabajarse14.
Dentro del modo de proceder de Ruah no le está lejano el poder comuni
carse con la persona por medio de los sueños, como abundantemente tenemos
prueba de ello en la Escritura. Eso sí, conviene tener claro que hay unos crite
rios de presencia de Dios en los sueños, tal como se va manifestando en la
Biblia: en primer lugar, siempre el mensaje de los sueños es marginal al Mensaje
central del Evangelio. Segundo, lo fundamental es que básicamente revela un
"modo" de presentarse, de ser, ante Dios... "no temas" parecería lo esencial de esos
mensajes. El tercer elemento es que Jesús y su seguimiento es el tema-eje15. A este
sueño ya interpretado y que está dentro de los márgenes de la comunicación
bíblica, se le tienen que aplicar, además, los criterios básicos de discernimien
to -ya que el mal espíritu podría revestirse de ángel de luz, por ejemplo- lo
que denominamos los cuatro pedestales de la mesa, para descubrir si en ese
mensaje psicológico hay o no una moción de Dios. Esto significa que, necesa
riamente, es doble el cotejamiento espiritual sobre los sueños.
14. Con ser la sensación psicológica el eje de todo el modo de trabajarse a nivel personal, hay
una clarificación importante que hacer, en orden a su contundencia. La sensación onírica es
la sensación que implica de por sí: imágenes, sonidos, olores, colores, y, sobre todo, un con
texto, el argumento del sueño. De allí su riqueza y utilidad. Por otra parte, estaría la sensa
ción transferencial -de la que hemos hablado en la primera parte- que es la que se provoca
frente al que acompaña y también es sumamente potente y reveladora.
15. CABARRÚS, C., Orar tu propio sueño, op. cit.
MAIOR 211
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con D i o s
Ahora bien, el carácter de los Ejercicios, por el silencio, por el desierto, por
el esquema de jomada diaria (4 meditaciones, o contemplaciones, aplicación
de sentidos), hace propicio que las mociones y gracias del Señor vayan pasan
do a ser material de alteración del inconsciente. Si no se da alteración del
inconsciente, no se daría una verdadera conversión que es lo que ayuda a que
se cambien los patrones de comportamiento personal que no van a tono con el
seguimiento de Jesús. La verificación de esa alteración puede establecerse por
la simbología onírica -en línea jungiana de interpretación-. No hay que olvi
dar, además, que aunque siempre se sueña, en Ejercicios se recuerdan más
fácilmente estos17. Circunstancias como Ejercicios Espirituales, o experiencias
de introspección parecidas, propician el recuerdo de los sueños porque se está
haciendo un trabajo profundo en el inconsciente y entonces éste reporta los
cambios. A esto se le llama incubar sueños. En la actualidad hay técnicas para
hacerlo. En la antigüedad, había sitios específicos para ir a soñar. El caso del
famoso sueño de Jacob parece indicar que la piedra donde él durmió pertene
cía a un espacio dedicado a este género de incubaciones.
Si cada mañana se trabajan los sueños, se puede ir verificando lo que se ha
ido guardado en el inconsciente y cómo éste se va alterando por la acción de
Dios, gracias a la metodología de Ejercicios. El sueño de la noche pasada indi
ca cómo y dónde se está en el caminar psico-espiritual. Pero, además, ese
sueño presenta la simbología y los temas más significativos -con una raíz
inconsciente y primigenia- constituyéndose así como en una matriz donde el
esquema de Ejercicios, y el texto evangélico cuadran perfectamente; no tanto
porque digan lo mismo sino porque los sueños y su mensaje presentan símbo
los que son materia prima para ser retomados por la fuerza del Evangelio. Es
decir que quien acompaña, toma en cuenta, al ofrecer los puntos, el mensaje y
los símbolos oníricos, para sobre ellos presentar los pasos fundamentales de la
jomada de Ejercicios y el Evangelio.
17. Fue este fenómeno el que me llevó a estudiar los sueños, trabajarlos y considerar su poten
cial. Las personas a quienes acompañaba -y yo mismo- en Ejercicios hacían manifiesta alu
sión a sus sueños, casi diariamente.
MAIOR 213
C u a d e r n o de B i t á c o r a
18. Herejía que viene de Manes que postula dos principios ontológicos de la realidad: un Dios
bueno y un Dios malo.
19. Herejía que postula que el cuerpo -y sobre todo el sexo- es en sí mismo sede del maligno.
214 MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con D i o s
MAIOR 215
C u a d e r n o de B i t á c o r a
20. Cfr. CABARRÚS, C., Puestos con el Hijo..., op. cit. ,pp. 286-288.
21. EE. 195.
22. EE. 197.
216 MAIOR
r
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con Dios h
si Dios nos capta desde nuestra sexualidad ha captado el vértice de nuestro ser
corpóreo. Los brazos y pies deben también estar disponibles a la acción. Como
colofón de todo este pasar la petición por las diferentes instancias, se sugiere
hacer como una "escultura" de la petición. Es el momento en el que el propio
cuerpo toma parte de manera activa: busca en diversas posturas la manera más
adecuada de expresar unitariamente todo lo que se está demandando.
La petición es como la antífona que se está constantemente repitiendo.
Pues bien, la petición esculturizada se convierte en la antífona corpórea, es el
punto de comunicación con el cuerpo de Jesús en el Evangelio, primera fuen
te de alimentación de la petición. Desde el propio cuerpo hecho petición, se
dialoga con Jesús, para dejarse curar, dejarse invitar a las locuras del Reino,
apasionados(as) por encontrar en Él, al Compañero de camino, haciéndole
fuerza para que se quede con nosotros(as) como lo hicieron los discípulos de
Emaús... ¡Es entonces cuando somos testigos de cómo arde nuestro corazón por
estar en su compañía!
Por otra parte, esa petición que es sugerencia de la fuerza de Ruah, tiene
una historia en la propia biografía, que es la segunda fuente de alimentación
de la petición. La memoria del cuerpo es la más prolija, la más exacta. Enton
ces, se busca en la memoria del propio cuerpo la historia de alianza o ruptura
que ha existido en la vida personal respecto a lo que se esta pidiendo. Es, final
mente, el propio cuerpo el que también dialoga con los cuerpos del Pueblo de
Dios, con su pueblo sufriente -la tercera fuente de alimentación-. Allí es donde
se entiende cómo en sus llagas hemos sido curados(as). En los cuerpos llagados
de toda índole, encontramos la propia salvación y la redención del mundo.
Ofrecemos ahora un guión que puede ser útil para acompañar a una per
sona a hacer el ejercicio de encontrarse con Dios por medio de la danza. El
guión no es algo estático, sino una pequeña orientación de cómo ir implican
do las diferentes partes del cuerpo y el movimiento, para luego, ponerse cara
a cara con Dios Padre-Madre, Dios Hijo, Dios Espíritu...
MAIOR 217
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con Dios
Recuerdo cómo era mi cuerpo herido... y salto a la postura que me libera... todo
como el baile de mi vida, el baile de mi Resurrección...
Sigo tomando conciencia de mi cuerpo... subo por mis piernas poniendo aten
ción a su ayuda, a su fuerza... muevo los pies en cámara lenta para hacerme
consciente de ellos... Como si fuera una película en cámara lenta...
Subo hasta mis caderas... soy consciente de mi parte sexual... mis genitales...
su fuerza... su belleza... el valor... y quizá, cuánto los he reprimido...
Animarme a hacer lo que nunca me he animado a hacer, los gestos que quizá
nunca me he permitido... dejo que mi cuerpo fluya...
Ahora me preparo para un baile en el que voy a invitar a Dios a bailar conmi-
go...
Primero voy a seducir a Dios... siempre ha sido El el que me ha seducido, pero
ahora, voy a ser yo quien lo seduce... Voy a sacar todos mis encantos... como
toda mi capacidad de seducirlo y lo voy a invitar a esta danza... No sólo con las
ideas, sino con mi cuerpo que Él me ha regalado, con mis expresiones corpora
les...
Me voy a acercar y lo invito a este baile. Danzo con Él... Veo si me quedo así
en sus brazos... y lo sigo invitando a esta otra danza...
Luego dejo que sea Dios quien lleve la danza. Siento la diferencia, su suavi
dad...
Me pongo a experimentar qué cosas le diría... qué cosas le digo...
* Una vez terminado el segundo baile con Jesús, se suspende la música, y
se invita a quienes están participando en la danza, a sentarse en el suelo
o donde se sientan más cómodos(as). Allí se les indica que comiencen a
decir su propio nombre, de la manera que les guste más, la que les parez
ca más entrañable. Que sientan cómo Dios pronuncia su nombre, le con
fiere dignidad. Esta repetición del nombre comienza como un murmullo
que va creciendo hasta hacerse regularmente sonoro...
* Enseguida, se les pide que vayan pronunciando el nombre de Dios
Padre, llamándolo como Jesús enseñó a hacerlo: \ABBA\ Esto se hace pri
mero como susurrándolo, como murmullo hasta que el nombre va reso
nando cada vez más fuerte. Todo esto se hace desde una respiración
acompasada. Luego se pasa a establecer la relación con Jesús, llamándo
lo como le pronunciarían su nombre: JESHUA. Y se hace del mismo
modo que con el ABBA. Por último con "la Espíritu", a la que se la invo
ca con la palabra RUAH.
* Una vez realizada esta invocación trinitaria, sentir cómo el ABBA,
JESHUA y RUAH dicen el propio nombre. Y terminar suavemente sin
tiéndose llamado por la Trinidad e invitado(a) a realizar su obra.
MAIOR 219
derno de Bitácora
MAIOR
E x p e r i e n c i a de e n c u e n t r o con Dios
perando, por escrito, lo que va siendo el paso de Dios en nuestra vida. Escribir,
es un medio importante que ayuda a ir dejando plasmado el proceso del
encuentro con Dios, de forma tal, que de tiempo en tiempo se pueda volver a
él para cosechar, para retomar el rumbo, para hacer virajes cuando sea necesa
rio. La metodología del examen -y de manera especial la del examen del día-
es la gran bitácora personal diaria.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
3. Petición:
9. La tarea q u e b ro ta de la oración
MAIOR
Formación teológica
fundamental
1. Recomendamos algunas lecturas serias que podrían ayudar a profundizar más en estos
temas. En cristología: Jesucristo Liberador y La fe en Jesucristo: Ensayo sobre las víctimas, ambas
de SOBRINO, J. Nos parece que la obra La Humanidad nueva, de GONZÁLEZ FAUS, J. I.,
es clave. El libro de Dupuis Introducción a la Cristología, Verbo Divino, Estella, Navarra,
1994, es otro libro excelente. Consideramos que la obra cristológica de MOINGT, J., El hom
bre que venía de Dios, Desclée De Brouwer (Biblioteca Manual), Bilbao, 1995, es la que más
nos impacta. El libro de BARBAGLIO, G. La Espiritualidad del Nuevo Testamento, Sígueme,
Salamanca, 1994, tiene un excelente artículo llamado "La vivencia espiritual de Jesús de
Nazareth", pp. 57-89. Por último, el libro de LORENZEN, T., Resurrección y discipulado, Sal
Terrae, Santander, 1999, hace planteamientos luminosos y didácticos. En eclesiología: El
libro de CODINA, V., Para comprender la Eclesiología desde América Latina, Verbo Divino,
Estella, Navarra, 1990, señala el ritmo del cambio histórico y la situación actual después
MAIOR
C ti a d e r n o de B i t á c o r a
del Vaticano II. La Iglesia de Jesús: proceso histórico de la conciencia eclesial, Verbo Divino,
Estella, Navarra, 1996, de VELASCO, R., es un libro profundo, abierto a las perspectivas
actuales, crítico pero sin virulencia. Por último, Eclesiología: la Iglesia misterio de comunión y
misión, Madrid, 1994, de SÁNCHEZ MONGE, M.
2. GONZÁLEZ FAUS, J., Servir ¡a lucha por la justicia en los poemas de Isaías, op. cit., p. 14. Este
trabajo pequeño pero enjundioso hace una presentación muy interesante de los cantos del
Siervo, haciendo ver una evolución en la percepción de la misión y en los medios para lle
varla a cabo.
MAIOR
F o r m a c i ó n t e o l ó g i c a f u n d a m e n t a l
3. Ibíd., p. 15.
4. Ibíd., p. 31.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
11.1. CRISTOLOGÍA
5. Ibíd., 28.
MAIOR
F o r m a c i ó n t e o l ó g i c a f u n d a m e n t a l
nos(as) y malos(as), como Padre suyo y de sus hermanas y hermanos, que son
una gran multitud.
Jesús vive confiado en su Padre, quiere que vivamos así, en confianza y sin
angustia, pero vive también a su Padre y al proyecto de Dios como un miste
rio abismal, con fe. Jesús no se predica a sí mismo, anuncia el Reino de Dios y
el Dios del Reino.
Jesús asume las esperanzas de su pueblo (eso significa su bautizo en el
Jordán en medio del pueblo) y critica también todo el orden religioso (toda la
cultura) cuando se valora por encima de las personas y su bienestar concreto
("la gente está por encima del sábado”). Jesús comparte la mesa con todos(as),
pero especialmente con la gente excluida de la mesa de los grandes y piado
sos, de los ricos y poderosos. Jesús afirma la vida con todas sus alegrías y fies
tas y no evade el dolor.
Jesús siente salir una fuerza de sí mismo, por la cual habla con gran auto
ridad, diciendo palabras de vida eterna y por la cual crea de nuevo la vida y
su alegría, y produce clamores de Reino (milagros). Jesús habla en parábolas,
invitando, nunca forzando a entrar en el Reino, un Reino que Él, con su vida,
ya siente que está presente en medio de la gente.
Jesús se da cuenta de que lo van a matar, encarga que lo recuerden en una
cena, compartiendo el pan y el vino, y afirma así la verdad de su entrega hasta
la muerte. Jesús es rechazado, calumniado, condenado y ejecutado por el
orden injusto de su pueblo y de este mundo. En su mismo modo de morir se
conoce que era hijo de Dios. Dios lo resucita reivindicándolo y reivindicando
en Él el Reino: la justicia y la sangre de las víctimas.
Jesús convoca a seguirle a mujeres y a hombres que luego, cuando reciben
a Ruah (la misma fuerza que de Él salía), desde su costado traspasado, lo re
cuerdan, comparten todo, siguen caminando hacia la verdad, defienden su
causa y la de los(as) pobres y pecadores(as). De un grupo, de un movimiento,
van haciendo una Iglesia (una asamblea institucional, la asamblea de un pue
blo numeroso) que lo va reconociendo como el Resucitado, que es el mismo
que fue crucificado bajo Poncio Pilato, como Hijo de Dios, Salvador, Redentor
o Liberador, único sacerdote y única víctima de un único sacrificio, único
Mediador, Hombre Nuevo, principio de una nueva humanidad , y que encar
na su fe, su esperanza y su amor en la historia y en las culturas.
¿Qué es lo que hoy impacta de Jesús, qué lo convierte en buena noticia? se pre
gunta Jon Sobrino6. Retomamos casi literalmente sus palabras -porque no las
6. SOBRINO, La fe en Jesucristo: Ensayo sobre ¡as víctimas, UCA Editores, San Salvador, 1999,
pp. 395.
MAIOR 227
C u a d e r n o de B i t á c o r a
228 MAIOR
r
F o r m a c i ó n t e o l ó g i c a f u n d a m e n t a l
fiable para los(as) pobres, pecadores(as) y afligidos(as), los(as) que son desti-
natarios(as) primeros(as) del Reino.
11.2. ECLESIOLOGÍA
MAIOR 229
C u a d e r n o de B i t á c o r a
230 MAIOR
F o r m a c i ó n t e o l ó g i c a f u n d a m e n t a l
MAIOR
Cuaderno de B it á co ra
para que eso sea verdad, hay que redescubrir constantemente algo tan olvida
do con frecuencia en nuestras celebraciones: la fuerza constructiva de la comu
nidad como el verdadero cuerpo de Cristo, porque la participación del cuerpo y
de la sangre de Cristo no hace otra cosa sino que se pase a ser aquello que se ha recibi
do. Si la comunidad hace la eucaristía, es para que la eucaristía haga la comuni
dad desde sus experiencias fundantes12.
Desde estas claves eclesiológicas de Pueblo de Dios, comunión, carismas, san
tidad y sacerdocio vamos a intentar establecer una serie de notas características
de cómo es una Iglesia encarnada13, que pueden ser de utilidad al(a) acompa
ñante psico-histórico-espiritual, para su propia conceptualización sobre la
Iglesia, y en el acompañamiento a otras personas para que lo hagan.
Iglesia-Pueblo de Dios. Es un pueblo de Dios en la medida en que, forman
do comunidades de bautizados(as) -comunidades de fe, esperanza y amor-
animadas por el mensaje de fraternidad de Jesucristo, se pueda concretizar un
pueblo de personas libres, fraternas y participantes.
Iglesia de los(as) pobres, débiles y pecadores(as). La Iglesia es para todos. Lo que
ocurre es que, si quiere ser coherente con el evangelio, tiene que evangelizarlos a todos
desde la pobreza que enseña Jesús. Y entonces los opresores dejarán de serlo; o ellos
mismos verán que no pueden seguir en la Iglesia'4.
Iglesia ministerial de los laicos y las laicas. En la Iglesia hay diversas funciones,
ministerios o servicios para la común utilidad y el buen funcionamiento de la
comunidad misma. Se está avanzando en este camino de la presencia y la
misión laical en el seno eclesial y, últimamente, se habla del Siglo XXI como
Iglesia del liderazgo laical, y especialmente de la mujer. Esto significa que la Iglesia
es y será siempre una comunidad organizada, pero no en torno a un determi
nado clero, sino a partir de los diversos ministerios que Ruah suscite en ella. Por
eso, la Iglesia será ella misma, cuando tenga su centro, su eje y su protagonista
principal en laicos y laicas (laos = pueblo), y no en el clero. Así la Iglesia será
asunto de todos(as), según el ministerio o servicio concedido a cada persona15.
Iglesia liberadora. La Iglesia se compromete en la búsqueda del bien común
y de la justicia social.
Iglesia que sacramentaliza las liberaciones concretas. La comunidad eclesial
liturgiza lo popular y populariza lo litúrgico; es decir, aprende a descubrir a
Dios en la vida y en los acontecimientos. Una Iglesia local en comunión con la
Iglesia universal.
232 MAIOR
Formación t eol ógi ca f undament al
Iglesia que prolonga la gran tradición de Jesús, los Apóstoles y las primeras
comunidades. De ahí que el centro de la comunidad se constituye desde la pala
bra de Dios -oída y releída en el contexto de sus problemas e inquietudes-, en
la realización de servicios comunitarios, en la mutua ayuda, en las celebracio
nes y en el partir y compartir el pan. Esto, teniendo en cuenta que Tradición no
es lo mismo que tradiciones. La tradición cristiana es la experiencia viva del Evan
gelio... Las tradiciones son interpretaciones humanas, y son con frecuencia colocadas
encima del amor de Dios y del prójimo.'6
Iglesia que construye la unidad a partir de la misión liberadora. Una misión ecle-
sial que lleva a pensar y vivir la fe de forma liberadora, comprometida con
los(as) pobres, débiles, y pecadores(as); luchando por su dignidad humana y
ayudando a construir una convivencia más conforme con los criterios evangé
licos.
Iglesia con una nueva concreción de su catolicidad. Esto implica una vocación
universal: justicia para todos(as), derechos para todos(as) y participación para
todos(as).
Iglesia toda ella apostólica. Toda la comunidad es enviada, viviendo una vida
apostólica en el seguimiento de Jesús, de sus actitudes, de su vida y mensaje y
de la esperanza del Reino depositada en los fieles.
En síntesis, la eclesiología que subyace en este paradigma del acompaña
miento psico-histórico-espiritual, hace referencia a una iglesia contemplativa-
activa apasionada por el encuentro personal con Jesús que lanza al compromi
so con su causa: la instauración del Reino; una Iglesia dócil a "la Espíritu" que
la guía, la recrea y hasta la desconcierta; una Iglesia comunitaria en la que
todos(as) tienen una tarea activa y un compromiso explícito con la misión de
anunciar el Reino desde la plataforma socio-política en la que se esté, desde el
trabajo que se realiza; una Iglesia sencilla y humilde que va asumiendo cada vez
más, un modo de proceder más conforme al estilo de Jesús; una Iglesia misio
nera consciente de su tarea evangelizadora, no sólo como noticia verbal, sino,
principalmente, como noticia viviente; una Iglesia samaritana capaz de percibir
las heridas de los hombres y las mujeres que sufren, para que, como el Buen
Samaritano esforzarse en la solidaridad desde lo que cada uno(a) pueda
hacer1617; una Iglesia profètica que anuncia con intrepidez y eficacia, sin cobardía
ni odio, sino movida desde el amor a Dios, y en el profetismo de la cotidiani
dad del día tras día, del ritmo del acontecer diario; una Iglesia pobre y desinsta-
16. KEATING, T., Intimidad con Dios, Desclée De Brouwer (Caminos), 1999, pp. 27.
17. SOBRINO, )., El principio misericordia, Sal Terrae, Santander, 1992. Es un libro que ayuda a
la reflexión de esta dimensión de la Iglesia.
MAIOR 233
C u a d e r n o de B i t á c o r a
lada que hace suya la causa de los(as) más pobres y excluidos(as), dispuesta a
cambiar el espacio físico y social de encuentro con ellos(as), abierta a la incul-
turación, a ir más allá de las fronteras en diálogo y comunión con todas las cul
turas; una Iglesia laical y femenina que haga presencia en todas las realidades
socio-políticas, económicas y culturales, transformándolas desde dentro al
modo de Jesús que dio siempre preferencia a mujeres, pobres, excluidos(as),
enfermo(as) y pecadores(as); por último, una Iglesia peregrina en la historia que
no es templo fijo sino tienda de campaña, abierta al cambio, a la diversidad, a
la interdisciplinariedad, a buscar siempre respuestas nuevas, en continua inte
racción de la realidad personal de quienes la constituyen con la realidad del
acontecer histórico18.
18. Cfr. GUERRERO, J., "Una Iglesia al ritmo de los tiempos: la Iglesia que se asoma al Tercer
Milenio", Vida Nueva, n° 2172, febrero 1999, pp. 23-29.
234 MAIOR
F o r m a c i ó n t e o l o g i c a f u n d a m e n t a I
Form ación teo lóg ica, puntal del acom pañam iento
m a io r H A
Herramientas básicas
12
Todas las experiencias, todas las teologías pueden ser lugar de encuentro
con Dios o con el fetiche. No cualquier vivencia espiritual, no cualquier pos
tulado teológico, habla del Dios de Jesús. De allí que el discernimiento se pre
sente como la gran herramienta para distinguir la presencia de Dios en nues
tras vidas y en el mundo. La armonía espiritual de quien acompaña desde lo
psico-histórico-espiritual requiere por tanto, de unas herramientas básicas que
le permitan descubrir lo de Dios y a la vez, le ayuden a acompañar a otros(as)
en este proceso de hacerse seguidores(as) de Jesús: el discernimiento y los
Ejercicios Espirituales.
Discernir es aprender a reconocer por dónde nos quiere llevar Dios para de
jarnos llevar por Él, para colaborarle, por lo menos, para no estorbarle. Por esto no
es algo simple sino un proceso que supone, en primer lugar, que como persona
haya costumbre de optar, por principio, por la vida12. Requiere tener el hábito de
buscar y elegir lo que nos da vida y lo que da vida a otros(as); implica que impor
ten los(as) demás y, sobre todo, los(as) que son mayoría en este mundo.
Esa opción por la vida tiene múltiples manifestaciones, una de ellas es la
autoestima positiva que se refleja -entre otras muchas actitudes- en el trabajo
equilibrado, la capacidad de descansar y recuperar las fuerzas físicas, psíqui
1. Gran parte de estas ideas síntesis sobre el discernimiento fueron publicadas en Sal Terrae,
diciembre 1998, bajo el título de "El examen, una vía de acceso al discernimiento".
2. Cfr. CABARRÚS, C., "Aprender a discernir para elegir bien", en ALEMANY, C., 14 apren
dizajes vitales, Desclée De Brouwer (Serendipity Maior), 5a ed., Bilbao, 2000. Este artículo
presenta ampliamente las características de esta opción por la vida, por principio.
MAIOR 2.17
C u a d e r n o de B i t á c o r a
3. Cfr. CABARRUS, C., Crecer bebiendo del propio pozo, op. cit.
4. Cfr. RONDET, M., "¿Tiene Dios una voluntad particular para cada uno de nosotros?: sólo
el amor empalma las voluntades", Apuntes Iguacíanos, enero-abril de 1992, Colombia. Este
artículo platea nuestra libertad y responsabilidad ante la voluntad de Dios.
| ^ H 5 3 maior
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
5. Cfr. CABARRÚS, C., La mesa del banquete del Reino..., op. cit.
6. Para este aspecto véase GONZÁLEZ FAUS, ]., "Jesús y los demonios", en Fe y Justicia. Ed.
Sígueme, Salamanca, 1981, pp. 61-97. Así mismo SCHWAGER, R., "Quién o qué es el dia
blo", en Selecciones de teología, Vol. 33, nu 130, Barcelona,1994, pp. 136-140.
MAIOR 2.39
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Todo eso que hemos ido presentando son elementos constitutivos del dis
cernimiento. Pero, si quisiéramos pormenorizar sucintamente su proceso, ten-
( ■ 0 0 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
dríamos que decir que consta de seis partes esenciales: la experiencia que se vive,
la ocasión que la provoca, la vinculación psicológica que tiene, el derrotero, la reacción
y la confrontación. Miremos un poco más despacio cada uno de estos elementos.
La experiencia que se vive. Todo discernimiento tiene que tener un momen
to de conexión profunda con nosotros(as) mismos(as). No se puede comenzar
un discernimiento si no se toma en cuenta lo que en realidad nos está pasan
do. Ahora bien, lo que nos pasa es siempre una mezcla: hay cosas agradables
o desagradables, hay también imágenes, pensamientos, sensaciones. El sólo
adueñarse de lo que está pasando por dentro de cada uno(a), el sólo poner
nombre a lo que nos habita es ya una victoria frente al caos interior que a veces
nos domina. Dentro de eso que se vive debe escogerse algo que sea lo que se
quiere examinar7.
La ocasión que provoca eso que se vive. Las cosas espirituales, como las sim
plemente psíquicas, se generan, se gestan, no están desvinculadas de una serie
de acontecimientos previos. ¿Qué circunstancias provocaron esta experiencia que
estoy viviendo? Aquí es muy importante percatarse de que en la vida hay cir
cunstancias, redes sociales, amistades, cosas, que mecánicamente llevan hacia
el bien o hacia el mal. Eso es lo que -glosando unas palabras empleadas por
San Ignacio- hemos denominado " Babilonia" cuando me llevan al mal; y
"Jerusalén" cuando es lo contrario: me invitan a las cosas de Dios.
También en la vida espiritual es importante caer en la cuenta de que ciertas
circunstancias juegan un papel en una dirección y otras, lo contrario. Es rele
vante establecer el cuándo suceden las cosas: el hecho de la comparación entre
diversos tiempos. El discernimiento es una película, más que una fotografía, de
lo que acaece en sí mismo(a). La película es un conjunto de fotos captadas en
secuencia, da más datos, permite reconocer el antes, el durante y el después.
Vinculación psíquica. Aun cuando las cosas de Dios son invitaciones suyas,
sin embargo, no se nos comunica el Señor sino empleando nuestro propio
material psicológico. Es decir, utiliza el propio ser golpeado y la propia poten
cialidad de la persona como medio para su revelación y para darle cuerpo a
sus invitaciones (mociones). Obviamente que la parte herida encuentra en las
invitaciones del Señor un bálsamo, mientras las riquezas hallan plenitud. Por
el contrario, el espíritu del mal utiliza el material psíquico personal, pero para
agrandar las heridas o para darle rienda suelta a los fervores indiscretos o
7. Dentro del ámbito del discernimiento hay que saber que una persona está apta para hacer
lo, si aunque pueda tener sensaciones negativas, puede encontrar siempre positividad en
sus sentimientos y pensamientos, sencillamente porque está viva, porque no está enferma.
Alguien que sistemáticamente sólo encuentra negatividad en su interior no estaría apto(a)
para discernir: estaría más bien en situación de ser atendido(a) psicológicamente.
MAIOR 241
C u a d e r n o de B i t á c o r a
compulsiones. Así como la acción del mal en las heridas es para agrandarlas y
hacerlas sangrar, la acción de Dios en ellas es para sanarlas y ayudarlas a inte
grar. Y así como la acción del mal en las cualidades es para sacarlas de quicio,
la acción de Dios es para potenciarlas y llevarnos al servicio del Reino con
ellas.
El derrotero. Todo discernimiento debe dar razón de a dónde me lleva lo que
experimento. Si lleva a la mesa del banquete del Reino, con sus cuatro pedes
tales, si lleva a la imagen del Dios que Jesús nos regaló, eso es de Dios, eso va
en la línea de sus deseos. Es decir, si lo que se experimenta lleva a la justicia
solidaria, a la alegre misericordia, a la aceptación de la persecución como con
secuencia de las dos primeras actitudes, y al cuidado justo, solidario, alegre y
misericordioso de mí mismo(a), estamos, sin duda alguna, ante la presencia de
Dios, pues estas manifestaciones son la prueba de que se trasciende la propia
psicología, debido a que se superan las tendencias de las compulsiones y las
heridas personales. Si, por el contrario, separa de esa mesa del banquete del
Reino y de la imagen del Dios de Jesús, eso proviene del espíritu del mundo.
La reacción. Todo discernimiento implica una respuesta personal. Las invi
taciones que hace Dios -las mociones- son para que se contribuya en la veni
da del Reino, no son un adorno para embellecimiento personal. Es el momen
to propiamente moral del discernimiento. Las tretas -las invitaciones del mal-
por su parte, hay que rechazarlas; evitar que estorben y dificulten la venida del
Reino. De allí que las mociones tengan que ser historizadas, hay que poner los
medios para que hagan historia, mientras que las tretas hay que detenerlas,
hay que evitar, precisamente, que se hagan realidad.
Hay una serie de acciones que se tienen que realizar para evitar que las tre
tas tomen cuerpo: una acción bastante eficaz es el examen diario que desmon
ta y quita fuerza a la treta. Otra, es hacer justamente lo contrario de lo que pro
pone la treta. Una más es denunciar sus "invitaciones" frente a alguien que
pueda acompañar en estos vericuetos del espíritu. La más difícil de vencer, es
la treta encubierta porque siempre está disfrazada de lo positivo. Más aún, uti
liza la misma palabra de Dios, el deseo de mantener la institución "religiosa"
y una falsa preocupación por lo divino, como vehículos de su veneno. ¡Jesús
en el desierto desmonta este tipo de insinuaciones! Jesús frente a Pedro, que ha
sido movido por Satanás, descubre que esos pensamientos -¡qué quería apa
rentemente defenderle!- No son de Dios sino del malo.
La necesaria confrontación. Todo discernimiento necesita y exige que se con
traste con alguien que tenga densidad eclesial -nótese que no se dice autoridad
eclesiástica8- Se precisa de alguien que represente, de algún modo, el núcleo de
Iglesia en el que me muevo, y me pueda contrastar con objetividad si esas
MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
mociones recibidas -que siempre tienen que ver con la construcción del Reino
sirviéndose probablemente de esa plataforma eclesial donde me muevo- en
realidad, facilitan o promueven el Reino. No hay discernimiento sin coteja
miento con alguien que sepa optar por la vida y sepa reconocer en su propia
historia y en la historia del mundo, los deseos de Dios, sus gustos, su modo.
Obviamente, a mayor repercusión socio-política de lo que se está discernien
do, más necesario el cotejamiento, y viceversa, en cuanto lo que esta en riesgo
es mayor.
Es importante, además, la confrontación subjetiva: si lo discernido me
hace crecer como persona y cristiano(a), si genera vida en los(as) demás. No
hay que olvidar la confrontación histórica: si de hecho, ha contribuido a pro
vocar el Reino.
Con lo visto hasta aquí, es posible concluir que discernir no es fácil. Im
plica muchas cosas. Supone muchos requisitos. Pero, eso sí, coloca en una línea
de crecimiento continuo, pues hace que se tengan en cuenta e importen los
deseos de Dios, que siempre tienen que ver con el bien personal y con la cons
trucción del Reino. Hace introducirse en la onda de Dios que es la onda de la
vida en abundancia para todos(as).
Aunque discernir es un proceso, es un arte, es una actitud vital y, funda
mentalmente es una gracia, implica una metodología que ayude a disponerse
a reconocer a Dios, y sobre todo, que entrene en volver hábito en cada uno(a),
el modo de Él, a volver nuestros sus gustos, a empalmar sus deseos con los
propios. Dentro de esta metodología, consideramos el examen cotidiano, un
medio bastante eficaz para lograrlo.
Ofrecemos ahora un pequeño esquema de siete pasos de lo que podría
constituir el examen cotidiano, como ejercicio de discernimiento.
1. Ponerse en la presencia del Señor. Para esto ayuda cualquier tipo de res
piración y relajamiento. Le pido al Señor que me ayude a desentrañar
el día, que me dé su luz para comprender cuál ha sido su revelación
para mí este día. Es importante pedir la gracia de ver nuestra vida
desde su propio querer y no desde nuestras compulsiones, voluntaris
mos o percepciones moralistas de bueno/malo.8
MAIOR 243
C u a d e r n o de B i t á c o r a
2. Recoger las vivencias internas del día9. Se toma tiempo para revivir las
vivencias interiores del día. No fijándose únicamente en lo que pasó
externamente, sino en las sensaciones que me habitaron durante el día.
Se miran... se reviven...
3. Escoger algo que me parezca una moción. Se toma algo del día que suene
como "a Dios", que haya dado cierta tranquilidad, que se reconozca
como una invitación a la vida, y se analiza haciendo pasar esa expe
riencia por los seis elementos constitutivos de un discernimiento: lo que
me pasa, establecer las circunstancias, hacer la relación con la propia
psicología, ponderar el derrotero, ver la reacción que se tuvo ante ella.
4. Hacer lo mismo que lo anterior con algo que suene a treta o trampa del espíri
tu del mal en mí.
5. Analizar el momento presente con los mismos elementos. Es lo que denomi
namos discernimiento en caliente. Ver lo que pasa en el momento que se
hace el examen permite hacerse consciente de la acción de Dios en
diversos tiempos, y facilita desentrañar las tretas para descubrir, en las
mismas circunstancias, invitaciones de Dios que no habían sido perci
bidas.
6. Ver qué es lo que, entonces, ha significado este día. Es el momento propio
para disponerse a irse haciendo cada vez más una persona integrada,
puesto que el camino de Dios siempre tiene que ver con la sanación de
las heridas, y la plenitud de las potencialidades, de tal manera que
cada día se vaya siendo más, un instrumento al servicio de la venida
del Reino. ¿Cuál es el mensaje que Dios me ha querido dar? ¿Qué paso me
invita el Señor a dar en concreto? ¿Por dónde se me abre camino hacia el futu
ro? ¿Qué pequeñas cosas se me impone realizar, emanadas de la fuerza con la
que Dios me expresa sus deseos ?
7. Terminar con una oración de acción de gracias y de petición de ayuda. Es el
momento de decirle a Dios que el hondo deseo personal es dejarse con
ducir por Él. Es también el momento donde puede descubrirse por
dónde debe ir la oración personal, por dónde hay que seguirle pidien
do al Señor, de lo que ya ha venido dando.
9. Cuando se está en Ejercicios, el examen del día debe centrarse en recoger lo qué aconteció,
el paso de Dios y las tretas recibidas, en los tiempos de intersticios, es decir, los tiempos no
dedicados a la oración.
MAIOR
r
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
1. N o m b re del d í a : _______________________________________________
Descripción:___________________________________________________________________
7. La tarea q u e b ro ta del se n tid o del d ía (sirve para p rep arar la oración del otro día)
8. Acción de gracias
MAIOR 245
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Dentro de las herramientas con las que debe contar quien acompaña desde
lo psico-histórico-espiritual, destacamos el manejo del método de los Ejercicios
Espirituales de San Ignacio; para lo cual, como es obvio, se necesita haber rea
lizado esta experiencia con un acompañamiento serio en 30 días, 10 días o
Ejercicios en la Vida Corriente bien llevados. Obviamente aquí el influjo Igna-
ciano de todo el gran modelo presentado en este Cuaderno de Bitácora para acom
pañar caminantes, adquiere su máxima explicitación. Es bien sabido que los
Ejercicios -han dicho muchos Papas en diversos siglos- son un regalo de Dios
para toda la Iglesia, no se puede negar, entonces, la utilidad general y la genia
lidad que entraña este método. Vamos a presentar su metodología haciendo
resaltar, sobre todo, los códigos ocultos con los que ella trabaja, especialmente
246 MAIOR
Her r ami e nt as básicas
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
sonas dadas a muchas oraciones, pues el noventa y tantos por ciento de esas
personas, -decía- son ilusos. De ahí que diera tanta importancia a la necesidad
de evaluar, cotejar y, sobre todo, hacer historia la oración -¿qué he hecho, qué
hago, qué debo hacer por Cristo?'0. Esta oración se ofrece con varias modalidades:
meditación, contemplación -y aplicación de sentidos-, con el compás de la res
piración, la oración vocal, etc.
Los Ejercicios también son una escuela para aprender a cambiar, para
aprender a vivir desde otras dimensiones, desde otros criterios. Aprovechan
una gran cantidad de herramientas psicológicas para propiciar que se imple-
mente el cambio: la culpa fecunda, la emulación, los deseos más profundos, el
apasionamiento por la persona de Jesús, la atracción por la tarea, el heroísmo,
el darle sentido al dolor, el gusto por la alegría y por el sentido, por el placer
-de tanto gozo del Resucitado-. En este sentido los Ejercicios son escuela para
vivir ya de manera diferente, no según las reglas del mundo, sino en la onda
de Ruah.
La genialidad de los Ejercicios reside también en que, a fuerza de ir exa
minando -en ese laboratorio espiritual que ellos son-, se van detectando los
pasos fundamentales por donde Dios nos lleva -la consigna-, su modo para
con cada uno(a).
Es también genial en los Ejercicios la captación que hace de toda la perso
na: toma los aspectos más racionales volitivos -toda nuestra parte masculina-
pero luego para los temas más trascendentales nos hace realizarlo desde la
contemplación, desde la experiencia de meter el cuerpo, de dejarse llevar, de
la pasividad -toda nuestra parte femenina-. Siempre con el referente principal
del cuerpo, no tanto porque así lo explicite, sino porque en la práctica nos lo
hace meter todo entero. Es lo que cuida de modo muy detallista con las adi
ciones".
Todo esto nos lleva a verificar otra gran genialidad: nos enseñan que a
partir del cuerpo, lo más importante es sentir -más que racionalizar- porque no
el mucho saber harta y satisface... sino el gustar de las cosas internamente-'2. En los
Ejercicios, "experimentar" es fundamental, determinante. Tres verbos ejes son102
MAIOR
Her r ami ent as básicas
Para que sea posible realizar los Ejercicios, y sobre todo, para que estos
alcancen el fin que se pretende, es necesario que las personas que se acercan a
ellos tengan lo que Ignacio llama subiecto, es decir, personalidad con riquezas,
capacidades y disposiciones a las grandes empresas. Esto como colofón de una
preparación para ello. No sólo se trata de tener o no cualidades, puesto que
13. Cfr. RAMBLA, ]., "Hacer y Padecer", en Manresa, op. cit., pp. 195-208.
14. EE. 104.
MAIOR 249
C u a d e r n o de B i t á c o r a
15. Fueron de los primeros compañeros de Ignacio; a ambos Ignacio los detuvo alrededor de
dos años antes de darles Ejercicios a pesar de ser muy valiosos, pues no consideraba que
se encontraban listos aún. Luego, Javier fue un gran misionero en Asia y Japón; de Fabro,
el mismo Ignacio decía que era quien mejor daba los Ejercicios.
16. CABARRÚS, C., "¿Por qué no nos cambian los Ejercicios?", en ALEMANY, C. y GARCÍA-
MONGE, J., Psicología y Ejercicios Ignacianos, 2 vol., Mensajero-Sal Terrae, 2a ed., 1996, p.
277.
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H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
21. "Ser puestos con el Hijo", es la petición fundamental que propone Ignacio que se haga al
Padre. Él tuvo esta experiencia de ser "puesto con el Hijo", en La Storta, una capilla ubica
da 11 kms. antes de Roma.
22. La contemplación y la meditación-como ya dijimos-, son dos tipos de oración propuestos
por Ignacio para conocer a la persona de Jesús y dejarse configurar por Él -ambos presen
tados en el capítulo sobre la experiencia de oración-. La meditación invita a acercarse al
texto, empleando fundamentalmente la racionalidad, la voluntad y la memoria; la con
templación, invita a hacerlo más desde la sensibilidad, desde lo intuitivo. Esta sensibilidad
se acentúa en "la aplicación de sentidos" -otro modo de orar contemplativamente-: ver, oír,
gustar, como si presente me hallase (EE. 114). La metodología concreta de cada una de estas
formas de orar ya fue expuesta al tratar sobre la experiencia de oración.
23. EE. 107.
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H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
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MAIOR 255
C u a d e r n o de B i t á c o r a
tación del Reino- para enseñarnos, finalmente, que lo que toca desear y
demandar es "pedir ser puestos(as) con el Hijo".
En segunda semana se vive una evolución psicológica en el amor desper
tando la pasión por el Reino. Es decir, todo es para seguir a Jesús, no sólo para
contemplarlo sino para seguirlo en una misión.
Tercera Semana. En esta parte los Ejercicios hacen sacar toda la fuerza del
cariño hasta las últimas consecuencias: amar es estar dispuesto(a) a padecer por
el que se quiere. Es vivir la amistad con Jesús hasta lo último: llegar a la gran
solidaridad de entender qué es entregar la vida por el amigo. Los Ejercicios invi
tan a querer hasta padecer con quien se ama, ayudándonos así, a saber convivir
con un elemento de la vida cotidiana difícil de saber integrar: el sufrimiento. En
esta semana se nos convida a resistir las consecuencias de la congruencia en la
misión, y se nos hace ver, por otra parte, que se trata del dolor presente de
Cristo en los que sufren -a causa de nuestro pecado- en este momento históri
co. Es decir, no es únicamente la pasión histórica de Jesús, sino la pasión que
Cristo padece EN la humanidad. Este código psicológico de captar el dolor de
Cristo en los(as) demás, rompe todo género de eventual intimismo.
Cuarta Semana. Las teclas que aquí se tocan son las de la alegría y el entu
siasmo que son cruciales para vivir en plenitud, y la de la esperanza que da sen
tido a la existencia. La invitación de esta semana es a alegrarme con la alegría
del amigo a quien he seguido desde la sensibilidad en el dolor, y le sigo ahora
en el gozo. La otra invitación importante es a la esperanza, con toda la gran
capacidad de movilización que ella tiene: funciona cuando todo lo demás se
acaba; esto significa que no se va a poder vivir el riesgo de la Misión sino
desde la fuerza del Resucitado.
Contemplación para alcanzar amor. Toca la clave del agradecimiento, una de
las cualidades humanas más finas y que hablan de la calidad de una persona.
Y entonces, invita a vivir el amor como resumen de toda la experiencia, pero
con dos ejes claves: poniéndolo más en obras que en palabras, y en la comuni
cación de bienes, teniendo como modelo la relación de amantes que se dan uno
al otro.
Otro código psicológico latente que funciona a lo largo de todos los
Ejercicios, es el que hacen las adiciones: pequeños medios y acciones de parte
de quien hace los Ejercicios, que sirven de medio para que acontezca la obra
de Dios, no porque Él las necesite para su acción, sino porque nosotros(as) las
necesitamos para vivir con mayor conciencia la experiencia, dándonos cuenta
de a dónde voy y a qué30. Es hacernos conscientes de que hay una parte mía; una
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MAIOR 257
C u a d e r n o de B i t á c o r a
MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
como lo está ahora gracias a la exégesis; con todo, el mero hecho de postular
lo pone en evidencia su importancia. El Reino al que viene Jesús es compro
miso con las personas desheredadas de la Historia. La respuesta que brota de
esta meditación es el compromiso con el grito del dolor de la gente que sufre,
invita al compromiso con los(as) pobres y pecadores(as).
Es también muy evidente dentro de los códigos latentes de los Ejercicios,
que es a causa de la predicación del Reino que los poderes confabulan contra
Jesús. Es el poder el que lo mata, y el que lo sigue matando -¡aun la misma
Iglesia Institución!-. Entonces, la pasión de Jesús pone de relieve el dolor
actual del mundo, pone de manifiesto a los crucificados de hoy, que lo están,
en conexión directa con nuestro modo de ser y de actuar; es nuestra falta de
compromiso con la historia lo que crucifica a nuestros congéneres, y es al com
promiso a lo que mueve esta experiencia. Pero es un compromiso que implica
persecución y muerte -pero no en abstracto, ni en línea de mortificación sin
sentido- sino como consecuencia lógica.
En el momento de la Resurrección se da la reivindicación del justo que fue
aplastado por los injustos. Se mueve la tecla de la justicia: en Jesús se da la
posibilidad de que por fin se haga justicia con las personas desheredadas, con
las aplastadas. Es la buena nueva de que el dolor de este mundo no es la últi
ma palabra. Por eso, la invitación latente de los Ejercicios en tomo al compro
miso, apunta a que se saque fuerza de los(as) pobres y pecadores(as), a que se
descubra la esperanza escondida, entremezclada con la muerte32.
"La contemplación para alcanzar amor" nos da la clave de todo ulterior
comportamiento: que debe ser no desde las ideologizaciones sino desde el
amor, un amor que se pone en obras, un amor que se comunica. Toda esta con
templación me invita a encontrar su presencia por todas partes. Por la fe sabe
mos que su presencia está debatiéndose en la dialéctica de muerte y resurrec
ción. Que se está completando lo que falta a la pasión de Cristo. Por tanto, un
efecto de la Contemplación es -con ese amor que se pone en obras y no pala
bras- establecer la comunicación más honda de lo que tenemos, que en primer
lugar es: de nuestras personas, tiempos, preocupaciones y posesiones.
Una actitud que traspasa toda la experiencia de los Ejercicios, es la histori-
zación de todo lo vivido; la preocupación de que todo contribuya a cambiar el
rostro del mundo: ¿qué hay que hacer con esto? Es un pragmatismo definitivo que
se trasluce, por ejemplo, en la insistencia de pedir lo que parece que más con
duce, aunque después pase lo que Dios quiere. De aquí dimana toda una serie
de acciones nacidas de nuestros deseos en conexión con los deseos de Dios.
32. MESTERS, C., La misión del pueblo que sufre, Perspectivas CLAR, n°. 14, Bogotá, 1983.
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
Las personas que terminan Ejercicios han sufrido seguramente, una modi
ficación en su inconsciente. No se sale el(a) mismo(a) que entró. Los Ejercicios
dejan una impronta en las personas que los hacen“. Estas huellas se traducen
en ciertos rasgos que serán como una impronta con la que se realiza la misión
y el compromiso, serán siempre una marca en la espiritualidad, que se va a
notar cuando se entreguen al compromiso histórico33435.
Quienes han hecho Ejercicios tienen en su modo de ser y actuar unas
características que traslucen la huella que ellos dejaron.
Quien ha hecho Ejercicios... tiene la huella de ser compañero(a). Para quien ha
hecho la experiencia de ejercicios, Jesús es central porque así lo ha experimen
tado. No sólo lo conoce sino que ha llegado -por gracia- a sentir como Jesús
para actuar como Él, ha sido llevado a encamarse con su sensibilidad. Por esto,
el centro de la vida es el Señor al que se le experimenta amigo, compañero por
que en el coloquio de la oración ha aprendido a hablar con el Señor: como un
amigo habla a otro amigcP5 (Cfr. Ex. 33,11). Esta experiencia hace que quien pasa
por la experiencia de los Ejercicios, fomente la compañía de la persona de
Jesús, pero también genere compañía entre los demás. El compañerismo se le
convierte en algo esencial: compartir el pan, compartirse por los demás, vol
verse nutrición para otros y otras. Es decir, quien ha vivido la experiencia de
los Ejercicios, tiene una huella que no le permite ser, de ninguna manera, una
personalidad aislada, y por eso, de alguna forma tiene que tener experiencia
de vida con otros(as), de comprometerse con otros y otras, para los(as) demás.
Quien ha hecho Ejercicios... tiene la huella de ser apasionado(a) por la misión.
Para quien hace la experiencia de Ejercicios, la construcción del Reino le pare-
33. Por esto, y a pesar de ser una herramienta metodológica, es importante hacer notar que no
puede dar, ni acompañar Ejercicios quien no los haya experimentado primero en sí
mismo(a).
34. CABARRUS, C., La espiritualidad Ignaciana, es laical, op. cit.
35. EE. 54.
■ H flM A IO R
r H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
cerá lo más importante de la vida, y realiza esta tarea desde donde esté ubica-
do(a) pues se ha dejado forjar en la invitación del Reino: ahí las grandes haza
ñas propuestas por ese Compañero que es Jesús, seducen por sí mismas y pre
paran una de las huellas más distintivas de quien ha hecho Ejercicios: "encar
garse de los(as) demás" -lo que Ignacio llamaba "ayudar a las almas"-.
Quien se apasiona por llevar adelante el Reino, se dedica a realizar obras,
no sólo porque sean buenas, sino porque tocan el corazón de la historia, ha
ciendo allí actividades que la reestructuren y se institucionalizan porque co
bran fuerza en sí mismas. Obras que modifiquen el modo como está constitui
do el mundo, y faciliten una sociedad más acorde con el Reino, y por otra
parte, se compromete en que se genere una Humanidad Nueva digna de habi
tar ese Reino.
Quien ha hecho Ejercicios... tiene la huella de ser defensor(a) del nombre de Dios
en la historia. Quien sale de Ejercicios estará impactado por defender el nombre
de Dios en la historia. Buscar su verdadera gloria, que como nos dijo Ireneo es
"que las personas tengan vida". Sabe que es el Reino su pasión pero que este
Reino es sobre todo de Dios, que Su gloria está en juego. Por tanto se dedica
con denuedo y osadía a generar estructuras y trabajos que tengan incidencia
en la historia para que haya vida que es lo que de verdad da gloria a Dios. Se
coloca en los lugares más neurálgicos para incidir en ellos y lograr lo que pre
tende, por esto, no busca el modo bueno, sino el mejor, el que más toque, el que
más cambie, el que haga que todas las personas tengan vida, y vida abundan
te. Quienes hagan Ejercicios manifestarán una espiritualidad de tipo ético y no
tanto cultual, y por tanto, tendrán que estar -física y/o moralmente, con algún
vínculo orgánico- en una obra "de punta" que de alguna manera incida para
hacer las cosas de otro modo, para servir mejor a más personas, estructural
mente.
Quien ha hecho Ejercicios... tiene la huella de una espiritualidad de paradojas.
Quien hace Ejercicios, tendrá que lidiar con una vida y una espiritualidad de
paradojas. Sabe que tiene que poner de su parte, pero que tiene que dejar obrar
a Dios. Sabe que hay que hacer como si todo dependiera de sí, sabiendo que
en definitiva todo depende de Dios. Es decir, tiene que ser capaz de ponerse
desde Dios en toda su apertura infinita, y de poder estar al mismo tiempo fren
te a una persona concreta con sus necesidades más específicas y particulares.
Esta huella de los Ejercicios favorecerá que la persona realice tareas de
frontera y de riesgos extremos, abrazando por ejemplo, cosas que pueden
sonar contradictorias en sí mismas: la máxima incultura desde la máxima fide
lidad al Evangelio, que pueda ser revolucionario(a) y cristiano(a), que sea
capaz de criticar a la Iglesia y a la vez sentirse hijo(a) amante de ella. Sabrá bus-
MAIOR 261
C u a d e r n o de B i t á c o r a
car puntos claves de influencia y a la vez, sabrá ir siempre hacia abajo, hacia las
mayorías desposeídas, hacia el encuentro con los más pobres. Ayudará a que
el pobre crea en el pobre, ¡la máxima paradoja social y política! Vivirá armóni
camente la aparente contradicción de la primacía del actuar, de la participación
en la vida social del mundo, y a la vez, la búsqueda de espacios de silencio,
desierto y oración, y la opción de la austeridad en el modo de vida, sin escati
mar la excelencia de los medios.
Quien ha hecho Ejercicios... tiene la huella de un modo determinado de orar. De
aquí en adelante quien sale de Ejercicios tendrá una vida de oración muy espe
cial, como la que ha vivenciado: contextuada, evaluada, discernida, cotejada.
Quien ha hecho Ejercicios ha recibido un entrenamiento muy fuerte con un
tipo de oración que es de petición, eso sí, pero de petición de lo fundamental:
en tomo al Reino, en tomo a la mayor gloria de Dios, por una parte, y por otra,
una oración que está toda ella concatenada, entrelazada. Se pide por donde el
Señor ya ha venido dando de allí que la última oración -y lo que entonces se
desarrolló- es el punto de partida de lo que sigue. Es decir, que los puntos de
oración los ofrece la oración anterior. Esto da una contundencia muy fuerte al
modo de orar.
Ora a veces utilizando la meditación, es decir, el ejercicio de la racionali
dad, de la voluntad, de la memoria, pero muchas más veces ora utilizando la
contemplación que es el ejercicio de la sensibilidad, de lo intuitivo, de lo sen
sible. Esto significa que es una oración que capta la totalidad humana y privi
legia el cuerpo. La inclusión adecuada del cuerpo, es también el medio que
hace más sensible al dolor de Cristo, al padecer en sí mismo(a), de alguna
manera, el dolor del pueblo.
Quien aprende a orar en los Ejercicios, se habitúa a una oración contex
tuada ya que la ruta de los Ejercicios es la combinación de la Historia de la
Salvación -presentada al modo de Ignacio36- en articulación con la historia de
la propia conversión: la biografía espiritual37. Todo esto nos está indicando el
talante de la oración de quien hace Ejercicios: es una oración que hace a la per
sona contemplativa en la acción, y en una acción que tendrá repercusión polí
tica porque quiere cambiarle el rostro al mundo.
Es además, una oración que es evaluada. No se concibe, propiamente
hablando, una oración que no traiga consigo su propio examen. Más aún, es
36. El P. Kolvenbach, ha intuido esto cuando habla del Evangelio según Ignacio al examinar la
re-lectura del Evangelio propuesta por él en los mismos Ejercicios, en dónde selecciona tex
tos, introduce unos nuevos (EE. 299), o suaviza otros (EE. 277).
37. Véase el capítulo "La inserción de la historia en los Ejercicios", en CABARRUS, C., Puestos
con el Hijo..., op. cit., p. 259.
262 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
MAIOR 2(A
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Si bien es cierto que los Ejercicios son una estructura muy organizada y
que hay Directorios para enseñar a darlos bien, hay también una gran libertad
de adaptación y de presentación -como ya el mismo Ignacio lo preveía-. Por
eso mismo, parece oportuno resaltar lo más típico de la presentación que hace
mos desde el ICE y en este Cuaderno de Bitácora para acompañar caminantes.
En primer lugar pondríamos la exigencia en los requisitos: aunque la gracia
de Dios puede actuar siempre, el método de los Ejercicios postula una con
cienzuda preparación. Se ha querido volver en muchos campos a la primera
intuición ignaciana y ser lo más fiel posible a ella, sin embargo, creemos que
en esto de las exigencias de la preparación previa no se ha hecho suficiente
fuerza para recuperar la intuición primera. En nuestra propuesta lo que se
ofrece es un taller de crecimiento personal, por una parte, y la necesidad de un
manifiesto compromiso -o interés por tenerlo- por otro. Además antes de reci
bir los Ejercicios se necesita un previo hábito de discernimiento.
Otro punto de énfasis en nuestra presentación es el papel del cuerpo. El enfo
que que damos es que la verdadera conversión se explicita en romper las pos
turas corpóreas antiguas -que frenan frente a las demás personas y condicio
nan en la relación con Dios-, y en ser dócil a las posturas que se sugieren en
oración, y sobre todo en la consigna. Es con el cuerpo que fundamentalmente
presentamos el eje de las oraciones: petición esculturizada.
Como ya señalamos, el papel de la consigna38 es capital. Creemos que es
uno de los mejores aciertos del modo de presentar los Ejercicios. Esto se cons
tituye preferentemente en lo que se va a buscar en Ejercicios. Es encontrar, por
encima de todo, que nos sea revelado el modo como Dios nos ha venido lle-38
■ B Q m a io r
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
vando en nuestra biografía para ser dócil a la postura, a la oración allí implíci
ta, a la actitud vital que entraña.
Otra cosa muy típica del modo de dar los Ejercicios, según nuestra pro
puesta, es que al final de cada semana se deja un día para la cosecha. Allí se
hace como una visión global de los frutos, se analiza lo pasado, y se hace,
entonces, una gran repetición de las mejores mociones; es un trasvasar de una
parte a la otra lo recibido como regalo por parte de Dios para guardarlo en las
bodegas internas y permitir que se añeje y presente su mejor calidad.
Finalmente lo que nos parece también muy importante y típico de nuestra
presentación es la preparación de la entrevista con quien acompaña, y el esque
ma para examinar la oración y el día39. Es con ello con lo que las personas que
hacen Ejercicios aprenden a discernir, y es la mejor escuela para poder un día
acompañar a otras personas.
Por lo práctica que puede resultar su aplicación, presentamos el esquema
con los que los(as) ejercitantes sistematizan e integran todo lo acontecido en el
día al preparar la entrevista con quien le acompaña40.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
1. N om b re d el día:
3. M ociones: presentar la moción convergente del día. Detectar sí es de una vertiente o más.
Segunda época:
266 MAIOR
Her r ami e nt as bási cas
6. Fruto del exam en del día: revisión del tiempo ordinario entre los tiempos de oración, ayuda
el examen del día.
8. Fruto d el d ía : formulación con base en lo entendido en cada oración, la eucaristía, los inters
ticios y la dinámica de las mociones y las tretas.
- Estrategia de Dios (¿cómo, hacia dónde me lleva? ¿cómo le voy conociendo internamente por el
modo de llevarme?).
- "Ritmo" de Dios: (relación de ¡os tres tiempos de la actuación de Dios -en mi interior, en la vida
ordinaria, y en el momento comunitario-)
MAIOR
Tercera Parte
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
272 MAIOR
Actitud vital: levantamiento de
una conciencia histórica
1. Cfr. MIRANDA, V., "Conciencia Moral", en VIDAL, M., Conceptos fundamentales de ética teo
lógica, Trotta, Madrid, 1992, p. 317.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
274 MAIOR
A c t i t u d vital
5. Esta postura nueva de Santo Tomás surge de su reacción contra el pensamiento griego
según el cual se obedecía al Rey-Jefe, la ley, y punto. Es él quien pone de relieve las inten
ciones, la conciencia personal. Es interesante el ejemplo que propone: según la justicia debo
devolver la espada que me prestó un amigo; pero según lo ético no lo debo hacer si sé segu
ro que me la pide para matar a su enemigo.
6. LANFRANCONI, D., Spunti per un ripensamento della coscienza morale, citado por MIRAN
DA, V., op. cit., p. 329.
7. RONDET, M., op. cit.
8. Desde Hegel -quien estableciera la diferencia entre conciencia en sí y conciencia para sí-
pasando por todo el Marxismo, el tener conciencia implicaba claramente conciencia de
clase y de opción de clase. En los ambientes políticos de América Latina, en los años 70, el
MAIOR 275
C u a d e r n o de B i t á c o r a
término conciencia estuvo muy impregnado de toda esta riqueza... Lamentablemente, con
los influjos postmodemos todo ello ha venido en mengua. La fuerza cristiana puede devol
verle ese horizonte haciéndole más solícita y solidaria.
9. Cfr. MIRANDA, V., op. cit., p. 336.
10. HERRAEZ, F., op. cit., p. 345.
11. Ibíd., p. 350.
12. MIETH, D., "Conciencia-Responsabilidad", en Diccionario de conceptos teológicos 1. Barcelo
na, 1989, p. 152-156.
276 MAIOR
Ac t i tu d vital
MAIOR 277
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Ahora bien, esta voz de la conciencia, que brota del manantial, necesita de
otros aspectos para nutrirse y para poder actuar correctamente. El primer gran
trabajo psico-espritual es hacer que emerjan la conciencia y la opción funda
mental. Todas las herramientas psicológicas y del campo espiritual ayudan
para ello. Pero una vez que esta conciencia ha emergido, es necesario formar
la. Se forma de cara a los valores, y en contra de los antivalores18 de este mun
do. Esos valores tienen que formarse a partir del descubrimiento o del darse
cuenta que la conciencia es un quicio discemidor: esto me hace bien, esto me
hace mal, que descubre prontamente -porque es manantial y porque lleva
agua- que lo que me hace bien, dado que nuestro ser es relacional, es porque
les hace también bien a los demás, sobre todo a las personas en más necesidad.
De aquí se da el requisito para poder captar los valores más universales. Esos
valores más universales estarían concretados en la Carta de los Derechos de la
Humanidad y en documentos similares, en cuanto son principios universales
inalienables que garantizan la dignidad, el respeto y la convivencia armónica
para toda la humanidad.
La expresión "derechos humanos", es una formulación histórica, nacida
dentro de la etapa moderna de la cultura occidental, que recoge las sensibili
dades morales básicas de la dignidad humana19. Estas declaraciones comien
zan de alguna manera con la declaración de Independencia de los Estados
18. Entendemos por antivalores, las ideologías y culturas que socavan los valores más univer
sales como son los consignados en los Derechos Humanos de la Humanidad. Ya en cris
tiano sería lo que va contra la justicia solidaria y contra la misericordia: lo que impide que
venga el Reino.
278 MAIOR
A c t i t u d vital
19. Cfr. VIDAL, M., Diccionario de ética teológica, op. cit., p. 140.
20. VIDAL, M., Diccionario de ética teológica, op. cit., p. 299.
21. Ibíd., p. 299-300.
1“/( )
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
Ahora bien, la conciencia además deform arla hay que informarla. El pro
ceso de formación de la conciencia supone una continua información en las
ciencias humanas y en las ciencias en general. Esta información implica lo
anterior, es decir: la emergencia de la conciencia, la opción fundamental, la
formación en valores, para que los dictámenes de la ciencia puedan ser cri
bados desde esa perspectiva que da la formación de la conciencia. Todo lo
que postulan las ciencias y la técnica en boga, no tiende o colabora necesa
riamente a la humanización. Áreas muy vitales en la información de la con
ciencia son: lo referente a la sexualidad, la biología, la psicología y las cien
cias sociales (todas ellas vehiculadas ahora, por la informática y la cibernéti
ca). Todo esto, sin embargo, debe siempre ser evaluado desde la perspectiva
de los valores de humanización, y la búsqueda del Reino -desde la perspec
tiva de "la Espíritu"-. Por eso los criterios de discernimiento espiritual, los
cuatro pedestales de la Mesa del Banquete del Reino, deben servir también
acá como guía.
De todo lo anterior se deduce que la gran pedagoga, formadora e infor
madora de la conciencia es Ruah. Es acción suya escudriñar los corazones huma
nos para llevamos a descubrir en nosotros(as) nuestros deseos más hondos y
su íntima relación con Sus deseos (Rom 8, 27). De esta manera, la conciencia
cuando se ve vinculada con la acción de Ruah, se convierte en la interlocuto-
ra de sus mociones, de sus invitaciones a la búsqueda del Reino. Aquí con
viene enfatizar nuevamente que los criterios para discernir la acción de lo de
Dios, se ponen en evidencia en los cuatro pedestales de la mesa del Banquete
de ese Reino. Es decir, la conciencia se sitúa como interlocutora de la invita
ción de "la Espíritu". Quien descubre en lo más hondo suyo en su manantial
-del que la conciencia, es portavoz- que sus más hondos deseos se acoplan a
los grandes deseos de Dios, -Agua Viva, Ser Fontal- que es que se realice el
sueño del Reino. Eso va a implicar, por una parte, unas estructuras socio-his
tóricas nuevas y, por otra, una humanidad nueva. Esto combina perfecta
mente con lo que señalábamos sobre el concepto de la humanización de Pablo
VI.
2KU MAIOR
A c t i tu d vital
MAIOR 2X1
Habilidad para tomar partido-
por la historia de los(as) demás
Tener los mismos sentimientos de Dios cuya opción fundamental son las
personas pobres y las pecadoras1 es fruto de la conciencia y su opción funda
mental, es fruto de la humanización, pero sobre todo, es gracia que brinda
Dios. Y es a esto a lo que denominamos opción evangélica.
De suma relevancia para vivir esta opción evangélica, para este quehacer
histórico, es haber comprendido a cabalidad un concepto clave en las ciencias
sociales y que tiene una gran carga cristiana: los(as) pobres.
Por esto parece importante hacer una distinción que puede ayudar a com
prender la complejidad de la categoría pobre2. Los(as) pobres, sobre todo, tal y
1. Cuando hablamos del pecado, quedó ya ampliamente expresado quiénes son los(as) peca
dores: quienes -por la gracia- comprenden que en sus faltas y heridas al(a) hermano(a)
han dañado a Dios, porque descubren en su hermano(a) a Cristo crucificado hoy. Junto con
esto viene, concomitantemente, la experiencia del perdón.
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
como se pueden apreciar desde el dato bíblico, son en primer lugar los(as)
empobrecidos(as), pero también son los(as) desahuciados(as). Los(as) empobreci
d o s ^ ) son los(as) materialmente pobres. Parece acertada la palabra empobre
cido^) porque hace referencia a algo que está incubándose. Y también porque
implica de alguna manera a otro sector de la población que de algún modo es
causa de esa pobreza. Hay pobres porque hay ricos. Los ricos se han hecho
tales desposeyendo a los pobres. Y esto se da en el ámbito de personas, grupos
y países: hay mayoría de pobres porque hay minoría de ricos. Los(as) empo-
brecidos(as) son los que no tienen nada; no hay más qué decir al respecto.
Carecen de lo indispensable, viven en la inseguridad cotidiana y futura. Se
trata de la gran mayoría de la humanidad. Son las personas que están despo
seídas del fruto de su trabajo o de su trabajo mismo; son las desposeídas del
poder social, político y cultural que dan el dinero, la armas, la tecnología, los
conocimientos, la información...
A este nivel, cabe hacer ver que hay datos contundentes sobre quiénes son
estos(as) empobrecidos(as). Más aún, de la asombrosa disparidad que hay
entre bienes abundantes y personas que sufren.
Se sabe que en la actualidad se produce un 10% más de los alimentos que
necesitamos para vivir toda la humanidad y, sin embargo, ¡mueren de hambre
35.000 niños cada día! La economía está organizada de tal manera que produce cada
veinticuatro horas por lo menos 70 mil muertos. Que yo sepa no ha habido guerra que
se acerque, ni de lejos, a semejante crueldad. Y lo peor es que estas cifras van en aumen
to, porque cada año que pasa hay más pobres que son cada vez más pobres234.El 20% de
la población mundial consume el 85% de la riqueza que produce el planeta. Lo
cual quiere decir que el 80% de los habitantes de la tierra se tiene que conten
tar con el 15% de los bienes que se producen en el mundo.
¿Puede tener futuro un mundo así? ¿Puede tener buena conciencia una Iglesia que
se remite a jesús y que vive tranquila en una organización mundial que produce tanta
muerte y tanto sufrimiento? son preguntas que van no sólo desde la Iglesia a los pobres,
sino sobre todo, desde los pobres a la Iglesia (...) por eso, hablar de los pobres y la Iglesia
no es, pues, una cuestión de tantas. Es, sin duda alguna, la cuestión más urgente y más
profunda que se plantea a la Iglesia y, por tanto, a los cristianos\ Por tanto, para el
compromiso de un(a) acompañante psico-histórico-espiritual, como para las
personas que acompaña, esta interpelación no puede soslayarse.
2. Quizá vale la pena resaltar que esta concepción de la categoría pobre, tal y como aquí la pro
ponemos, es lo que en la terminología propia de la globalización se ha llamado excluidos.
3. CASTILLO, J., "Escuchar lo que dicen los pobres a la Iglesia", Cuadernos C], n° 88, marzo
1999, Barcelona, pp. 3-4.
4. Ib id.
MAIOR
H a b i l i d a d p a r a t o ma r p a r t i d o
Por otra parte, están los(as) desahuciados(as), que son las personas des
preciadas de la sociedad: el lumpen (el desecho) económico y político, con una
"cultura de la pobreza" (de dinero fácil, de "vivir de regalado" -pidiendo-, de
vivir en la seducción de la riqueza, del "jugar vivo" -sacando ventaja pero mal
sacada-, etc.), es lo que constituye el sector miserable y aparentemente desor
ganizado de la población humana. Son los(as) desheredados(as) de toda posi
bilidad de identidad dignificadora; muchas veces los(as) drogadictos(as),
los(as) delincuentes, los grupos antisociales, las pandillas juveniles, delin
cuentes -maras en Centroamérica-. Son las personas debilitadas de la sociedad:
muchas de las personas minusválidas y de las personas enfermas terminales,
las presas de todo género. Son también desahuciadas, las personas atribuladas,
las incomprendidas o marginadas por su condición sexual: todas las de cora
zón afligido. Estas serían las personas pobres -desahuciadas5. Estos pobres
anuncian que la injusticia no es el único lugar donde el mal se encama: los(as)
desahuciados(as) existen o porque el mal es más grande que los intentos
humanos para superarlo, o porque la condición humana es intrínsecamente
precaria.
De ahí que la liberación total vaya más allá del justo compartir los bienes
materiales. Apunta todo ello, además, hacia la reconstrucción de estructuras
intemas en la propia persona y hacia la generación de la humanidad nueva,
que siempre tiene que estar abierta al "misterio" de una condición humana
limitada, sometida al azar, a la catástrofe, a las consecuencias de las heridas de
otros, a la enfermedad y sólo liberada definitivamente en el encuentro pleno
con Dios.
Ahora bien, en el Evangelio se habla de los "pobres de espíritu”. Esto tam
bién es necesario aclararlo porque se ha llegado a mistificar la riqueza de este
modo. Se volvió -sobre todo en algún tiempo y realizado por algún sector- en
una coartada, en una justificación a la riqueza empecatada, recalcitrante.
Cuando en el Evangelio se habla de pobre de espíritu no se trata de un sustitu-
tivo de la materialidad de la carencia, sino de un coronamiento de la misma.
Ser rico materialmente y simultáneamente pobre en espíritu es una contradicción ina
similable como -decía el teólogo y mártir Ignacio Ellacuría6- a menos que se opte
por la lucha de los empobrecidos y en ese sentido se comience con una especie de des-
pojamiento. La mejor traducción de la frase evangélica sería pobres CON espíri
tu -siguiendo a Ellacuría-. Esto también estaría matizando que no todos(as)
5. Cfr. CABARRÚS, C., Seducidos por el Dios de ¡os pobres, Narcea, Madrid, 1995, pp. 34.
6. Teólogo y filósofo jesuíta de la Provincia de Centroamérica asesinado en 1989 siendo Rec
tor de la Universidad Centroamericana (UCA) de San Salvador.
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
los(as) pobres, así a secas, son bienaventurados(as). A los que Jesús felicita se
rían aquellos que tienen su espíritu, es decir, a los que, desde su pobreza, se
abren a la misericordia, a prestar ayuda, a la limpieza de corazón y de medios
de acción. Hay, con todo, otros "sin" espíritu. Hay pobres privados -por lo que
fuere- de su capacidad de identidad dignificadora y, por tanto, de la capaci
dad de ser agentes activos de un cambio. Los(as) pobres que asumen su con
dición de una manera consciente, esto les brinda una identidad que les devuel
ve su propia honra. Son a estos a los que Jesús declara felices, ya que los(as)
pobres son una fuerza fundamental para cualquier cambio profundo, tanto en
el ámbito sociológico como en el ámbito teológico.
Los que lloran, los que no tienen paz, los que no son nada, por ejemplo, en
el ámbito moral, son también -por otros capítulos- bendecidos por Jesús. Las
bienaventuranzas abren las puertas para empobrecidos(as) y desahuciados(as)
por igual. No hay que olvidar también que otro sector de la población de espe
cial opción para Dios es los(as) que se reconocen pecadores(as). Empobreci-
dos(as), desahuciados(as) y pecadores(as) son, por tanto, los(as) primeros(as) en el
Reino de Dios. Esta es la opción evangélica básica.
Lo que esto implica para un acompañamiento psico-histórico-espiritual, es
que el fruto de una conversión cristiana -que supone el estar de pie en el ámbi
to humano y en concordancia con la onda de la Espíritu- tiene que privilegiar
a este sector mayoritario de la población humana. La congruencia de un pro
ceso de alguien a quien nos toque acompañar debe incidir de alguna manera
en los(as) empobrecidos(as), en los(as) desahuciados(as) y en los(as) pecado-
res(as). Por tanto, el derrotero lógico de un avance en lo psico-espiritual es el
compromiso con esas personas empobrecidas, víctimas del orden injusto de
este mundo conflictivo, con las desahuciadas, víctimas del misterio de la pre
cariedad de la condición humana, amada por Dios, y con las pecadoras quie
nes experimentan descaradamente la honda necesidad de Dios.
Para las primeras, las personas empobrecidas, hemos de atinar con una
síntesis de testimonio y eficacia, ayudando efectivamente a cambiar las estruc
turas de una sociedad, en profundidad, y ofreciendo, desde nuestro compro
miso de una austeridad compartida, una denuncia profètica contra la civiliza
ción del capital y un anuncio consolador de la civilización del trabajo y de la
austeridad. Para las segundas, las desahuciadas, que estarán presentes en toda
civilización por la limitación de la condición humana, hemos de atinar con un
testimonio de misericordia, de bondad solidaria y, a través de nuestro cambio per
sonal que contribuya a la construcción de una "humanidad nueva", ayudar a
reformar los valores, para que también ellas sean consideradas como las pre
feridas de Dios.
MAIOR
H a b i l i d a d p a r a t o m a r p a r t i d o
7. ARRUPE, P., "La misa en "Mi Catedral"", notas íntimas inéditas, Cuadernos de Espirituali
dad, 54, abril-junio 1991, Perú, p. 34.
MAIOR 287
Cuaderno de Bitácora
8. Más adelante, en este mismo capítulo profundizamos los rasgos de esta nueva sociedad,
de los cuales, quienes acompaña desde lo psico-histórico-espiritual tiene que ser vocero(a)
y entusiasta colaborador(a): trabajo como condición de posibilidad, compartir, supresión
de las discriminaciones, implicación de lo político, libertad, austeridad y acción de la gra
cia.
288 MAIOR
H a b i l i d a d p a r a t o m a r p a r t i d o
MAIOR 2X9
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Conviene hacer notar el cuidado que hay que tener con esta búsqueda de
mínimos, para que no se confunda con la ética de mínimos que se ha puesto de
moda. La formulación de esta ética de mínimos es de Englehardt en su libro The
fundations o f Bioetics, quien enuncia una propuesta para una sociedad que va
teniendo ya unas características determinadas: una sociedad fragmentada en
el plano social, ideológico, en la que no encontramos verdades absolutas, pues
to que todo es defendible; en la que todas las verdades son provisionales,
incluso las científicas; en las que las relaciones económicas sólo son movidas
por el libre mercado; en la que la noción de bien común se pierde por la pri
macía absoluta de los bienes individuales; en la que la vida se disfruta en el
momento y se pierde toda referencia utópica; en la que cada cual procura en
primer lugar por sus intereses1314. Como ya lo decíamos, esta visión -lamenta
blemente bastante objetiva- de nuestras sociedades puede llevar a un plante
amiento de ética de mínimos, donde "el permiso" para que cada cual, cada
unidad humana, haga lo que le parezca, sea el eje del comportamiento moral,
lo cual es sumamente peligroso y condena a la humanidad al individualismo
más craso y, por ende, a su destrucción.
Ahora bien, habiendo hecho esta salvedad sobre la ética de mínimos, afir
mamos que no avanzaremos un ápice hacia la utopía de mínimos para todos sin una
elevación de la conciencia moral'*. No querer ser responsable de la situación de
los(as) otro(as) nos hace inmediatamente culpables. De allí el papel importan
tísimo de que en el acompañamiento psico-histórico-espiritual, se ayude a que
emerja, crezca y actúe la conciencia. De allí también la importancia del acom
pañamiento en los procesos de discernimiento donde la fuerza de Dios corro
bora y se engrana con los más profundos deseos de nuestro corazón.
Todo esto reafirma que, el punto de partida de un acompañamiento debe
ser el compromiso de la persona que esta siendo acompañada: porque lo está
desempeñando o por la falta de él; y debe apuntar, como horizonte y como
evaluación global, hacia ese compromiso por una nueva sociedad y por los
movimientos sociales nuevos, donde se opte preferencialmente por los(as)
pobres -empobrecidos(as) y desahuciados(as)- sin dejar de lado a los(as) peca-
dores(as) y su capacidad de conversión.
13. CARRERA, "Ética civil, ética de mínimos", Algunas reflexiones del curso 1998-99, Cuader
nos CJ, diciembre 1999, Barcelona, p. 45.
14. Ibíd.
MAIOR
H a b i l i d a d p a r a t o m a r p a r t i d o
MAIOR
Opciones de compromiso
1. ETXEBERRIA, X., "El reto de los derechos humanos", Cuadernos F y S, Madrid, 1994, p. 32.
MAIOR
Cuaderno de Bi t ácora
conveniente obligar a la religión. Tiene que ser practicada con libertad y no bajo pre
sión. Sin embargo, desde el Edicto de Milán (313) el poder que ganó la Iglesia
se usó para suprimir la libertad religiosa (Edicto de Tesalónica, año 380) obli
gando a todos a hacerse cristianos. Otro ejemplo de esta ambigüedad y ambi
valencia de la Iglesia en la defensa de los derechos humanos a lo largo de su
historia -en estos casos en positivo- se resalta en el siglo XI y XII, plena Edad
Media, cuando los juristas de París y Bolonia, llegan a la formulación impor
tantísima de que la ley injusta no es una ley. Tampoco hay que olvidar el papel
decisivo que Tomás de Aquino le da al deber de seguir la propia conciencia, y
al favor a la resistencia ante la opresión... Posteriormente, sin embargo, en el
momento de la Reforma, el movimiento protestante, sirvió a la Iglesia católica
como un impulso a su integrismo, a su cerrazón y al incremento de la dogma-
tización. Voltaire, citado por Exteberria, afirmó: De todas las religiones, la cristia
na es la que debe inspirar la mayor tolerancia, aunque hasta ahora los cristianos hayan
sido los más intolerantes de los hombres. La falta de tolerancia fue, desde sus ini
cios, característica del movimiento inquisitorial.
También en el siglo pasado la Iglesia tuvo posturas inadmisibles y fatales
con respecto a los derechos humanos. Las condenaciones vaticanas de Grego
rio XVI son irracionales e insufribles: contra el principio falso y absurdo, o más bien
disparatado, de que hemos de asegurar y garantizar a todo el mundo la libertad de con
ciencia-, (afirmaban que) éste es uno de los errores más contagiosos (...) A éste, hay que
añadir la libertad de prensa, la libertad más peligrosa, una libertad execrable, que nun
ca podrá inspirarnos un horror suficiente" (¡!) También, como nos recuerda Etxe-
berria, Pió IX, en las condenas del Syllabus (1864), rechazó las declaraciones de
los derechos humanos, por considerarlas incompatibles con la fe católica (¡!).
No es sino con el Vaticano II que la Iglesia retoma rumbos más Evangélicos.
Por eso, abanderar los derechos humanos desde la referencia eclesial, nos
debe situar en primer lugar, con una gran humildad y verdad; con la concien
cia de quien no los ha defendido por mucho tiempo y a cabalidad, y en segun
do lugar, con una denodada urgencia porque aunque crece la conciencia -no
se necesita de ninguna religión para sostenerlos- las realizaciones son exiguas
y pueden ser manipulables, sacándole fuertes ventajas los detentores del
poder.
Desde la fe cristiana hay justificaciones específicas de los derechos huma
nos que pueden unirse a las que se proponen con bases estrictamente raciona
les y sociales. Santiago afirma que la verdadera religión es ésta: atender a los huér
fanos y a las viudas y mantenerse incontaminado de este mundo (St 2, 27) y que lo
otro -dice él mismo- es una religión que engaña al propio corazón. Retomando
esto y siguiendo la paráfrasis de González Faus, diríamos la verdadera religión
294 MAIOR
Opci ones de comp r o mi s o
es ésta: respetar los derechos humanos y mantenerse incontaminado de este mundo del
mercado global y el pensamiento único1. Sabiendo que muchísimas veces habrá
que hacer esta defensa aun en contra de miembros de la oficialidad eclesiásti
ca, que, como decía Gustavo Gutiérrez, comparando muchos de los discursos
eclesiásticos con el lenguaje de los amigos de Job: son consoladores inoportu
nos que prefieren defender a Dios antes que dejarse interpelar por el dolor del
hermano sufridor y que, naturalmente, no es a Dios a quien defienden, sino a
sí mismos y a su sistema23. En conclusión -acota Gutiérrez-: la prioridad de la obli
gación y la dimensión de gratuidad, con la vuelta preferente al otro y al débil, deberí
an ser las dos aportaciones más típicas de los cristianos en el tema de los derechos
humanos. Venid benditos de Mi Padre, porque no tenía derechos humanos y me los dis
teis"4. Es decir, aunque la defensa de los derechos humanos es una tarea que
compete a todos los seres humanos, desde la perspectiva cristiana, adquieren
una fuerza especial para hacerlo, ya que son enriquecidos por la fe, porque son
los derechos de Jesús en los(as) pobres.
Todo lo anterior significa que un compromiso histórico armónico, compro
mete a la defensa de los derechos humanos como medio de rescatar el respeto
a la dignidad de la persona. Derechos humanos que pueden desdoblarse así5:
* Derechos económicos y sociales -necesidades básicas y bienestar.
* Derechos individuales -libertad de conciencia, de expresión, de vivencia
de la fe y las creencias religiosas.
* Derechos civiles y políticos -participación en los procesos sociales, genera
ción de la sociedad civil.
* Derechos ambientales -desarrollo y medio ambiente sano, libre de polu
ción, destrucción.
* Derechos de los pueblos -identidad cultural, propiedad de recursos.
* Derechos de minorías -género, etnia, minusválidos, enfermos terminales
El compromiso histórico de quien acompaña desde lo psico-histórico-espi-
ritual, debe por tanto, despertar en quien acompaña la capacidad de compro
meterse, y empujar al(a) acompañado(a) a la lucha por el respeto universal de
los derechos humanos, pero, como ampliaremos más adelante, desde la perspec
tiva de las víctimas.
Insistimos en que este compromiso tiene que ser desde el estar en las
luchas de los(as) pobres por la defensa de los derechos humanos. Estando en
2. GONZÁLEZ FAUS, Derechos humanos, deberes míos. Aquí y Ahora, Sal Terrae, Santander,
1997, p. 22.
3. Citado por GONZÁLEZ FAUS, op. cit., p. 23.
4. Ibíd.
5. Compañía de Jesús, Congregación General XXXIV, 6.
MAIOR 295
Cuaderno de Bitácora
la lucha con las personas a las que estos les son violados o no respetados, se
rompe la matriz paternalista del compromiso, pues se opta por estar en la
lucha de ellas, y con ellas, haciéndolo, desde el deseo de que acaezca el Reino
y por tanto desde la justicia solidaria, la alegre misericordia, el riesgo de la per
secución y el compromiso consigo mismo(a).
Es decir, el compromiso histórico exige estar en espíritu de lucha por y con
las personas a las que les son arrebatados sus derechos: no es sólo estar con
ellas, y de parte de ellas sino EN la lucha CON ellas. Enfatizamos la fuerza que
da al compromiso estar inmerso(a)s EN la lucha: es diferente estar cuidando
flores exóticas o aves en extinción -como experiencia ecologista- a estar de
nunciando la tala de árboles provocada por compañías madereras inconscien
tes; es diferente estar viviendo con los indígenas y su folclore, a estar acompa
ñándolos en sus luchas contra todo género de discriminación.
El compromiso histórico armónico hace que haya una inmersión en la his
toria con profunda consciencia de los beneficios de la globalización económi
ca y social, pero a la vez del incremento de las injusticias generado con los pro
gramas de ajuste económico que producen un fuerte impacto social en donde
los(as) pobres se hacen cada vez más pobres, y además, se destruye las cultu
ras en aras de la modernización que hace homogéneas las tradiciones.
Ahora bien, hay que tener una cautela sobre los Derechos Humanos6, pues
hoy por hoy, han servido para justificar, muchas veces, las violaciones estata
les. El nuevo sistema económico internacional ha creado una crisis sin prece
dentes en materia de derechos humanos. Se violan los derechos de los(as)
pobres a la alimentación, a los cuidados médicos básicos, a la educación pri
maria. Más aún, hoy los Estados y las fuerzas económicas construyen una teo
ría que justifica la violación de los derechos humanos. Por esto nadie puede ser
vir honradamente al mercado y a los derechos humanos. El mercado sin controles y
la práctica de los derechos humanos son incompatibles. Los programas estruc
turales de ajuste pretenden mantener el sistema, a costa de los(as) pobres y de
sus derechos. Graves recortes en educación, abolición de ayudas para la ali
mentación, liquidación de la fuerza laboral son medidas diametralmente
opuestas a la protección de los(as) pobres, en donde las mujeres son las más
afectadas. Esto significa que todo estado que promueve una economía neoli
beral y quiere proteger los derechos humanos cae en una profunda contradic
ción que el mercado y el Estado intentan disimular con medidas estratégicas:
los que más vigilan los derechos básicos de los(as) pobres utilizan los derechos
humanos para proteger sus intereses. Por tanto, hay que redimir los derechos
MAIOR
Opci ones de co mp r o mi s o
7. Ibid.
MAIOR 21>7
Cuaderno de Bitácora
ciencia de que sólo somos administradores(as) de una aldea que heredarán las
generaciones futuras.
Quizá la realidad actual, y la urgencia del Reino, pueden hacer que se
experimente una sobrecarga y confusión a la hora de descubrir y decidir cómo
historizar el compromiso histórico armónico desde la propia realidad perso
nal. Por esto, acompañar a descubrir la manera de vivir este compromiso his
tórico debe hacerse desde el propio pozo de la persona que se acompaña, ayu
dándole a desentrañar las mociones de Ruah en ella. Ahora bien, si no se en
cuentra en quien se está acompañando, algo expreso del compromiso históri
co, hay que rebuscarlo y descubrirlo en el fondo, llegar a lo más íntimo del
corazón, del propio pozo, para desentrañar ese manantial de la solidaridad: si
lo que hay en el pozo, por ejemplo, es que sabe acompañar a las personas, esa
será la vía de acceso, para ir desde lo que es la riqueza personal, al trabajo por
el Reino. Todo esto es aprender a asumir, por lo menos, la actitud del samari-
tano (Le 10, 30-37), que hizo lo que podía hacer: ¡no lo dejó morir!... ya que no
podía curar al enfermo -porque no sabía, porque no tenía tiempo, porque...-
lo encargó a quien sí podía hacerlo; pagó para que lo hicieran. ¡Actuó desde su
realidad y sus propias posibilidades!
El compromiso histórico no es necesariamente realizar acciones monu
mentales. Es hacer lo que cada uno(a) pueda, con toda honestidad, desde arti
culaciones y conexiones que permitan ir modificando el rostro del mundo.
Esto es lo que bendice Jesús en la mujer que le preparó con su cariño y su per
fume, la unción mesiánica y de la cual afirmó Jesús con ternura: "ella hizo lo
que pudo" (Me 14, 39).
MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
MAIOR 2W
C u a d e r n o de B i t á c o r a
8. ESTRADA, J., La identidad de los laicos: ensayo de eclesiología, Paulinas, 2a ed., Madrid, 1990,
pp. 305.
9. Hacemos una pequeña aclaración sobre lo que entendemos por laico(a) comprometido(a),
pues frecuentemente se equipara el término sólo a aquellas personas que colaboran en los
300 MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Nunca puede perderse de vista que lo típico de la vida religiosa, desde los
inicios fue la contestación al sistema eclesiástico imperante. Siempre que ha
surgido un nuevo modo de vivir con votos, ha tenido esta nueva familia un
elemento de interpelación a la iglesia institución. Por tanto, es inherente al
modo de vivir los votos la experiencia de que se da un aporte contestatario a
lo institucional.
Anteriormente podía existir la idea de que para comprobar quién era un(a)
buen(a) religioso(a) se imponían criterios que tomaban, por una parte, un aná
lisis de "actos" y no de relaciones y actitudes, y por otro lado -y esto era lo más
serio- postulando como si los votos tuviesen valor por sí mismos y no con rela
ción a la búsqueda del Reino. Así se podía llegar a la exageración de juzgar a
una persona religiosa, respecto a la pobreza - por ejemplo-, fijándose en su
ajuar, sus pocas cosas, o si pedía permiso para tener algo. En la castidad, por
su parte, sobre lo intachable que pudiese ser, valorando, tal vez, el que no
tuviese trato con los(as) demás; sobre la obediencia, que nunca, por ejemplo,
discutiera un mandato. Esto con ser una caricatura, nos muestra que las eva
luaciones sobre lo que debe ser un(a) buen(a) religioso(a) tendría más que ver
con el tipo de las actitudes fundamentales y de cómo los votos son algo rela
ciónales respecto a generar el Reino en esta tierra.
Ahora bien, no solo cambian los criterios de juicio sobre los votos. La
misma realidad de ellos y la vida religiosa debe estar sujeta a cambio y reno
vación. No en vano se habla ahora de refundación de la vida religiosa. Los cam
bios actuales y la aparición de nuevas necesidades, convocan a la creatividad.
Igual que pueden aparecer nuevos votos, o cambiar de acento los tradiciona
les, pueden aparecer votos realizados con pleno compromiso pero por un
tiempo determinado, renovable o no según las capacidades y posibilidades de
la persona11.
La fuerza de que el compromiso sea con "votos" y no una mera promesa,
se inscribe en la tradición bíblica de los votos de los Nazareos: se hace esta pro
mesa hasta que... El voto en la vida religiosa sólo se entiende a cabalidad en la
experiencia del voto tan explícito de Jesús: "no beberé más vino hasta que no venga
el Reino" (Le 22,18). La fuerza del voto es, entonces, como un resorte que está
recordándole siempre el objetivo a quien lo ha hecho: que venga Su Reino.
10. Para toda esta temática sobre la verificación de los votos como modo de buscar el Reino,
sugerimos Cfr. CABARRÚS, C., Seducidos por el Dios de los pobres..., op. cit., pp. 31.
11. TORRES QUEIRUGA, A., op. cit., p. 85.
MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
a) Verificación en la pobreza
Un(a) religioso(a) que quiera ser congruente con su voto de pobreza, debe
entenderlo como un compromiso para obrar la justicia12, para solidarizarse con
la lucha de los vencidos por este mundo. Por tanto no va a comenzar a hablar
de la pobreza desde los propios marcos interpretativos de la pobreza de vida
religiosa, sino encuadrada ésta en lo que quiere decir ser pobre. Respecto a la
nomenclatura de los votos, parece oportuno cambiarla: un nombre más ade
cuado a lo que se ha denominado "pobreza" podría ser algo que hiciera rela
ción a la austeridad solidaria. Es decir, es fundamental en esto que se capte cómo
ser pobre es algo relacional; se contrapone a "rico", a "poderoso". Ahora bien,
dentro de la categoría de pobre que es tema central en la Biblia, debe com
prenderse la categoría de "empobrecido(a)", por una parte, y de "desahucia
do^)", por otra, como ya hemos señalado. Recordemos que empobrecidos(as)
son aquellos(as) que han sido arrebatados(a), como personas y como grupos
sociales, de los bienes de la tierra. Desahuciados(as) son los que este sistema
rechaza por su poca capacidad, por su incapacidad moral, por su enfermedad,
etc. Sin olvidar que por otra parte, estarían -como privilegiados también -
los(as) pecadores(as), como señalamos anteriormente.
Con los(as) empobrecidos(as) -los materialmente cada vez más pobres-
tenemos que contribuir con eficacia apostólica, a apoyar sus luchas organiza
das y/u organizables, para poder generar estructuras cada vez más justas que
aceleren la venida del Reino. Con los(as) desahuciados(as) tenemos que esta
blecer una presencia de bondad solidaria para generar con ellos(as) y gracias
a ellos(as), las nuevas estructuras de relación humana, para que surja la
Humanidad Nueva. Nuestras vidas como religiosos(as) con voto de pobreza
sólo tienen sentido si se establece esta dinámica. En nuestras existencias ten
drá que haber por lo menos experiencias serias de trabajo con ambos polos
-empobrecidos(as) y desahuciados(as)-, concentrando nuestro quehacer en
uno de ellos. La vinculación con la lucha de los(as) empobrecidos(as) podría
degenerar en un reduccionismo político-económico, que descuida (como de
hecho en la historia reciente del compromiso revolucionario lo hemos visto) el
cambio del corazón. Por otra parte, el sólo estar con los(as) desahuciados(as)
nos hace perder la visión estructural del mal en el mundo.
Esto exige, por otra parte, un nivel de congruencia de vida en austeridad
-siempre interpelada por su cercanía, que no nos dejará tranquilos(as) en
nuestras comodidades-, lo cual supone vivir en inserción con la realidad de
los(as) pobres -empobrecidos(as) y desahuciados(as)-. Esta inserción, puede
12. CABARRÚS, C., Seducidos por el Dios de los pobres..., op. cit., pp. 31.
MA10R 303
Cuaderno de Bitácora
ser de varias maneras: inserción en el modo de vida: por ejemplo viviendo en una
barriada marginal, inserción en el trabajo, por ejemplo, participando de las con
diciones laborales de la gente; inserción política, vinculados(as) -codo con
codo- a la lucha de los empobrecidos (esta inserción política se puede hacer
desde el trabajo organizativo, formativo o de investigación articulada a movi
mientos sociales).
Ahora bien, el papel de quien acompaña desde lo psico-histórico-espiri-
tual, es el de tener una seria inserción en las biografías dolientes de las personas.
Es una inmersión -analógica si se quiere- en las pobrezas de las personas que
se acompañan y sobre todo, en la condición humana débil y pecadora. Es una
inserción crucificante y muchas veces poco gratificante, y sobre todo, nunca
valorada desde esta perspectiva.
Para verificar el enfoque y la congruencia con alguien que tiene el voto de
pobreza, es necesario considerar y analizar los rasgos de la pobreza de Jesús:
encamada, modélica, profètica y, por tanto, transformadora. Mientras nuestra
pobreza no tenga el ingrediente de profecía y de transformación del mundo,
nuestra condición va a tender a alejarse del mundo de los pobres, como ha
sucedido, en el ámbito histórico con lo que denominamos el ciclo fatídico: la
pobreza engendra riqueza y ésta falta de compromiso con el Reino. Es decir, la
pobreza tiene que ser profètica y no sólo mimètica (hacemos como...). La pobre
za profètica es la que hace que se genere malestar con lo que hacemos y deci
mos, y que por eso, se sufra persecución y despoje de lo que se tiene, ayudan
do esto a permanecer siempre en actitud de pobreza evangélica.
Muy importante en todo ello, es captar los obstáculos que se tienen en el
ámbito personal para vivir el voto de pobreza, especialmente los que surgen
de la clase social de la cual se proviene, pues cada una tiene su propia treta
típica. Por otro lado, es importante también, el trabajo de crecimiento personal
que ayuda a comprender que muchas veces la búsqueda de riqueza o poder,
estaría encubriendo faltas emocionales profundas, y por tanto, a menos que
éstas se subsanen, encontraremos siempre fallas a nivel del verdadero com
promiso con los pobres de toda índole.
Pero lo que es más importante, todavía, es verificar en el propio manantial
cómo hay una llamada profunda a la solidaridad, al compartir que desde den
tro invita a eso y luego se ratifica en un voto que más que de "pobreza" debe
ría llamarse -decíam os- de "solidaridad". También es fundamental que haya
la experiencia de gratuidad en todo lo del voto. Es una seducción del Señor
traspasado la que me invita a abrazarme a los(as) traspasados(as) de la histo
ria yendo más allá de las ideologías y convirtiendo toda mi vida en una místi
ca solidaria: encuentro con el Señor en los(as) pobres y pecadores(as) y en el
MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
13. En el último apartado de este capítulo, cuando hablamos de la moral sexual, presentamos
más ampliamente lo que respecta al dinamismo de la sexualidad.
14. CABARRÚS, C., Seducidos por el Dios de los pobres..., op. cit., pp. 109-175.
15. GONZÁLEZ FAUS, ]., "Notas marginales sobre el celibato de Jesús", en Teología de cada día,
Sígueme, Salamanca, 1976, p. 76.
MAIOR 305
C u a d e r n o de B i t á c o r a
16. PAOLI, A., Buscando libertad, Sal Terrae, 2a ed., Santander, 1982, p. 45.
306 MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
c) Verificación de la obediencia
En la verificación del voto de obediencia se tienen que tener en cuenta que,
a veces, toca ejercer el papel de superiores(as) y otras veces de súbditos(as).
Para cada caso habría que verificar el proceso. En general, tendríamos que
decir que la obediencia es el voto con menos raigambre evangélica, que sólo
tiene sentido en la medida en que la plataforma comunitaria que se establece,
necesita de alguien que coordine y que esté al servicio de la búsqueda del
Reino desde el carisma del grupo.
Cuando se es superior(a). Lo que cabe señalar es que la mejor traducción
-siguiendo la línea de Boff17- de este cargo está en la palabra animación.
Animación que supone que quien tiene autoridad saca lo mejor de la otra perso
na. En nuestras palabras, la hace crecer desde su manantial, y por otra parte,
ejerce el cargo sufriendo -kopiontes-, padeciendo por ejercer ese oficio. Es decir,
no es algo que le agrada, por una parte, y por otra, conoce el dolor que causa
fortalecer a los débiles y confirmar la fe a los(as) hermanos(as).
17. BOFF, C., El Evangelio del poder-servicio, CLAR, Sal Terrae, Santander, 1985, p. 72.
MAIOR 307
C u a d e r n o de B i t á c o r a
308 MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r a m i s o
El objetivo de este ejercicio es reflexionar sobre los votos como una mane
ra de vivir el compromiso con la búsqueda del Reino
• ¿Cuáles son los principales problemas que he encontrado en los(as) reli-
giosos(as) en torno a vivir su compromiso? ¿Dónde están de ordinario
las raíces de estas dificultades?
• ¿Cuál es la fuerza que tiene la persona religiosa en cada uno de sus
votos? ¿Cómo ayudo a quienes acompaño a descubrirla?
• ¿Cómo las líneas expresadas de cada voto, las puedo volver criterio o
pistas de acompañamiento?
• ¿Qué indicadores ayudan a revisar el voto de pobreza dándole el énfa
sis de solidaridad?
• ¿En qué cosas ponen la austeridad solidaria quienes acompaño? ¿Cómo
todo esto podría volverse algo profètico? Coloco indicadores.
• ¿Cómo he ayudado -retomo casos concretos que haya acompañado- a
comprender el celibato desde la unidad intrínseca que forma el tríptico:
compromiso, manera de ser y voto?
• ¿Cómo comprendo y acompaño a quienes las viven, a aceptar que las
fallas en este voto, no necesariamente implican problema psicológico,
sino más bien una invitación a la integración en el plano de la fuerza de
la Espíritu?
• ¿Cómo ayudar a verificar si la persona es como un oasis para los(as)
demás, especialmente para los(as) más necesitados(as)?
• ¿Cómo ayudo a quienes acompaño a que vinculen obediencia y discer
nimiento?
• Cuando acompaño a quien tiene papel directivo ¿cómo le invito a una
seria autoevaluación y autocrítica sobre el hecho de que sus mandatos
no necesariamente son expresión de la voluntad de Dios?
Continúa...
MAIOR M)1)
C u a d e r n o de B i t á c o r a
310 MAIOR
Requisitos fundamentales
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
312 MAIOR
R e q u i s i t o s f u n d a m e n t a l e s
Sólo hay una mesa, donde comen mujeres y hombres... campesinos e intelec
tuales. La comida no suprime la diversidad, sino que la diversidad alegra la comida*.
El cuarto elemento, es que la nueva sociedad implica lo político. No hay
sociedad moderna sin estado, no hay orden sin alguien que dirija. No hay efi
cacia si no hay ministerios gubernamentales que respondan a las diversas
necesidades de la población, como la educación, la salud, la vivienda, las
comunicaciones. Pero en esta gran comida de fiesta, el mayor será el que sirve
(Mt 20, 26). El mejor político es el que se desvive por los demás. Los líderes y las diri
gencias de organizaciones y partidos sacarán su autoridad del servicio, no de las armas,
ni del poder político, ni del dinero, ni de la religión45. Pero también es exigencia de
ese banquete el que se generen núcleos políticos que agrupen a las personas en
nuevos movimientos. La política, en este sentido, es "esperanza solidaria" cuan
do estas organizaciones de las diversas colectividades nos hagan caminar
hacia objetivos compartidos por todos(as) y a favor de todos(as), especialmen
te de los(as) menos favorecidos(as).
Esta formación política de la nueva sociedad hace referencia a los siete
aprendizajes básicos para la educación en la convivencia social: aprender a no
agredir al congénere (fundamento de todo modelo de convivencia social), apren
der a comunicarse (base de la autoafirmación personal y grupal), aprender a inte
ractuar (base de los modelos de relación social), aprender a decidir en grupo (base
de la política y de la economía), aprender a cuidarse (base de los modelos de salud
y seguridad social), aprender a cuidar el entorno (fundamento de la supervivencia)
y aprender a valorar el saber social (base de la evolución social y cultural)6.
El quinto aspecto es que la invitación a esta comida de fiesta es absoluta
mente libre (Le 9 , 13)78.No se fuerza a las personas a pertenecer a la nueva sociedad.
Ni se les impone un modelo extraño de organización y convivencia. No se organiza a
los campesinos a punta de pistola, como hizo Sendero Luminoso, ni a punta de enga
ños, como hacen los partidos que prometen pero no cumplen. Tampoco se quita la liber
tad por medio de la propaganda de la televisión. El que quiere, entra. El que no, no5.
Sin embargo, a pesar de esa libertad, sí está el requisito -curiosamente- del
4. Ibíd.
5. Ibíd.
6. Cfr. 7 aprendizajes básicos para la educación en la convivencia social: educando para hacer posibles
la vida y la felicidad Fundación Social, Santafé de Bogotá, Octubre 1997.
7. Vale la pena aclarar, sin embargo, que aunque no se trata de una obligación, el texto deja
concluir que es algo más que una "cortés invitación", pues revela que el corazón de Dios
desea con vehemencia que todos(as) lleguen a gozar de su mesa. Por eso, no basta invitar
y dejar libre, sino, de cierta manera tratar de "convencer"... eso sí, ¡nunca con violencia de
ninguna índole!
8. Comisión de Apostolado de la Provincia Centroamericana..., op. cit.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
"traje de bodas" para todos, pero sobre todo para los más marginados y des
preciados (Mt 22, 12). Es decir, una disposición a tener un excedente, a ser
pobres pero "con espíritu" (Mt 5, 3). Dispuestos a tener un corazón nuevo
reflejado en el modo de vestirse y presentarse.
La sexta condición es lo que se podría llamar cultura de la austeridad. La
austeridad es un rasgo básico y determinante de la nueva sociedad. Quienes
entran a esta cena no sueñan con ser ricos(as) o poderosos(as). Los bienes son
escasos. Hay que desembarazarse unos(as) -los que tienen mucho- de tanta
riqueza empecatada. Hay que liberarse otros(as), de los modelos introyectados
de querer ser poderosos(as), o de estar ya como abúlicos(as), apáticos(as) e
indiferentes, sin pretender luchar... Se exige un "vestido de boda" para
todos(as). Los(as) que tienen mucho estarán dispuestos(as) a ceder, pero
los(as) que no tienen nada tienen que tener un espíritu diferente: no ansiar lo
que el mundo les plantea como seducción. Todos(as) saben que si no son aus-
teros(as) no alcanza la riqueza para todo el mundo.
Por último, la séptima dimensión es percatarse de que este banquete exige
la experiencia íntima de Dios, Padre-Madre, invitándonos. La iniciativa es suya.
Los(as) que nos queremos dedicar a este banquete entendemos que sólo con su
gracia podemos realizar esta hermandad, este nuevo modelo utópico de socie
dad, difícil de alcanzar; imposible sólo con nuestras propias fuerzas. Este ban
quete se comenzará a dar cuando Dios, con su suavísima voz mande en nuestro
corazón y nos convierta en enamorados; este banquete es la cena que recrea y enamora
-como decía San Juan de la Cruz-9.
9. Ibíd.
314 MAIOR
r
Opciones de c o m p r o m i s o
Ya que el punto de partida de la reflexión ética es ¿qué hay que hacer? Como
personas, como cristianas y cristianos; y sobre todo qué hay que hacer para
cambiar este mundo y acelerar la venida del Reino, es fundamental para el
compromiso histórico armónico una formación ética que sea medio eficaz para
que quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual realice su quehacer.
Este quehacer se inscribe en un ambiente donde priman los antivalores y
el individualismo: hoy como consecuencia del individualismo rabioso de nuestra cul
tura, ya no hay soporte social para ninguna ética, aunque pueda haberlo para deter
minadas acciones de contenido ético, pero convertidas ahora en rasgos culturales (vg.
Una solidaridad "de adorno"), como hay actos religiosos convertidos ya en adornos
sociales y carentes de impulso religioso10. Pero, todos los seres humanos tenemos
que tener un comportamiento ético. Nosotros(as) que acompañamos desde
Ruah, tenemos entonces que partir de reconocer qué elementos específicos
aporta el cristianismo al comportamiento ético y moral meramente humano.
Esto significa que lo cristiano da un aporte muy importante a la ética. Cabe
entonces preguntarse ¿dónde reside el fundamento de una ética cristiana,
como la que tenemos que emplear para la iluminación del quehacer de noso-
tros(as) mismos(as) como acompañantes y de las personas que acompañamos?
Ha habido mucha discusión sobre lo que se ha llamado moral de la autono
mía teónoma" y de la ética de la fe n, pues se hace también el planteamiento de la
validez en una ética humana sin Dios, es decir, de que una persona que no cree
sí puede tener fundamentos para un comportamiento moral. Y obviamente
hay fundamentos para una ética autonómica, es decir, fundada únicamente en
la racionalidad humana. Sin embargo, lo que queda cada vez más claro es que
la identidad de la moral cristiana cobra mayor consistencia y credibilidad si es una
ética de la racionalidad autónoma transida por el dinamismo de la teonomía cristiana.
La fe es pues el contexto en el que se mueve la ética de los cristianos‘3. Así, lo ético-
antropológico entra como contenido y la categoría teológica entra como di
mensión. Con esta categoría, el discurso teológico-moral no se cierra a la auto
nomía normativa de lo humano pero tampoco vacía la dimensión cristiana. Es*1
10. GONZÁLEZ FAUS, J., "Servir, la lucha por la justicia en los "poemas" de Isaías", Cuader
nos CJ, febrero 2000, Barcelona, nota 22, p. 32.
11. Autonomía teónoma: prescindir de que Dios sea la norma, es decir, una ética totalmente
humana, racional.
12. Ética de la fe: nace de los principios humanos más la iluminación del Evangelio.
13. VIDAL, M., op. cit., p. 245.
UAtnn
C u a d e r n o de B i t á c o r a
316 MAIOR
O p c i o n e s de c o m p r o m i s o
supuso: la perspectiva del pobre. Esto es, como ya señalamos, colocarse en acti
tud verdaderamente dialogal desde el reverso de la historia. Es decir, ponerse
desde los(as) vencidos(as), desde las víctimas, desde las culturas amenazadas,
desde países dependientes y sin real capacidad de decisión. Esto supone ubi
carse -por lo menos subjetivamente- desde la periferia de la sociedad, donde
viven las víctimas de toda clase de opresiones, quienes no cuentan, aque-
llos(as) cuyos rostros reflejan los rostros sufrientes de Cristo, el Señor (Puebla, 31).
Esto implica considerarlo todo desde los intereses de las mayorías de un pueblo
oprimido y creyente. No puede dejar indiferente a la teología moral el hecho de que la
mayor parte de los cristianos y de la humanidad vivan en condiciones de inhumana
pobreza'7. Esto significa colocar al pobre como el interlocutor preferente de la reflexión
teológico- moral y redefinir el contenido de sus propuestas1718.
17. MORENO REJON, E, "Ética de liberación", en Conceptos fundamentales de ética teológica, op.
cit., p. 263.
18. Ibíd.
MAIOR 317
Herramientas básicas
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Cuaderno de Bitácora
320 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
2. CORTINA, A., Hasta un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad, Taurus, Madrid, 1998, p.
206.
3. Cfr. VIDAL, M., "Economía y moral", en Diccionario de ética teológica, op. cit., pp. 181-186.
4. Ibíd., pp. 57-59.
MAIOR 321
Cuaderno de Bitácora
5. Cfr. PIAÑA, G., "Doctrina social de la Iglesia", en Nuevo Diccionario de Teología moral, op.
cit., pp. 402-434.
MAIOR
Her r ami ent as básicas
toca. Por tanto, siempre se requiere de otra persona que ayude a juzgar qué es
lo éticamente correcto en esa circunstancia.
Adquisición de hábitos fiables ante la globalización informática y financiera. El
crecimiento de la competencia entre las empresas, debido a la globalización
económica, exige a las empresas fidelidad -generar confianza- a la clientela
por medio de actuaciones que produzcan credibilidad y confianza. Ya no se
puede confiar en el proteccionismo ni en la chapuza, sino en el producto de
calidad y en la conducta fiable67. Toma aquí una fuerza importante todo lo
relacionado con el respeto al derecho del consumidor.
Producción de la riqueza de una forma justa. Esta es la meta de una racionali
dad económica moderna. Una economía inscrita en una sociedad cuyos valores
fundamentales son la libertad universal, la igualdad y la solidaridad. Esto supo
ne la globalización de la justicia como tarea de una ética pública, consciente de
que la felicidad es cosa de personas, incumbencia de cada ser humano8.
Precio justo. Este es otro aspecto fundamental que debe considerarse en el
ámbito de la justicia en la producción. La política de precios ha de atender a la
justa redistribución de los bienes, de acuerdo al poder adquisitivo que tengan los indi
viduos y grupos menos favorecidos de la sociedad9.
Salario justo. Este es el último criterio con respecto a la moral económica que
queremos resaltar. El salario tiene que considerar, sin importar su monto, que
la persona que lo recibe debe usar este recurso para tener condiciones dignas y
de bienestar en todos los ámbitos requeridos para una vida íntegra: suplir nece
sidades de la canasta de bienes básicos de consumo -ropa, alimentos, trans
portes, e tc -, así como acceder a otros aspectos que posibilitan el desarrollo
integral humano -educación, salud, recreación, y ahorro (inversión)-101. Por eso,
no explotarás al jornalero, pobre y necesitado, sea hermano tuyo o emigrante que vive
en tu tierra, en tu ciudad; cada jornada le darás su jornal, antes que el sol se ponga, por
que pasa necesidad y está pendiente del salario (Dt. 24,14). Mata a su prójimo el que
le quita el sustento, quien no paga el justo salario derrama sangre (Eclo 34, 22)11.
6. Cfr. VIDAL, M., "Impuestos", en Diccionario de ética teológica, op. cit., p. 304.
7. Cfr. CORTINA, A., op. cit., pp.102-103.
8. Ibíd., pp. 194-206.
9. VIDAL, M., Precio justo, op. cit., p. 479.
10. Cfr. Declaración universal de los Derechos Humanos, Art. 25.
11. No dejamos de reconocer lo complejo de este planteamiento, que va mucho más allá de lo
que exponemos: hay empresas e Instituciones que pagan el salario "normal" legal, que en
muchas ocasiones no llega al mínimo requerido para la supervivencia. Sin embargo, se
"justifica" aun con criterios antiguos de moral: si no se puede pagar lo conveniente, y hay peli
gro de cerrar la empresa -con perjuicio primero para los trabajadores-, se puede dar menos. Hoy,
obviamente se buscan otros indicadores para el pago, pero la cuestión básica es buscar
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
superar el déficit fatal. Cuestión bastante complicada. Conviene por tanto, indicar lo que
debe ser y lo que hay que procurar, cada uno(a) desde su puesto, su voto, su compromiso;
de tal manera que sea posible lo que es justo y a la vez, no se generen culpabilizaciones de
conciencia que no permiten avanzar.
12. PIAÑA, G., Político, op. cit., p. 1452.
324 MAIOR
Her r ami ent as básicas
cia, una técnica y una forma de ser de lo humano? La respuesta se impone: no cabe
duda que la política tiene su propia autonomía pero eso no significa la nega
ción de la relación con la dimensión ética.
Sin embargo, es importante puntualizar algunos elementos fundamenta
les de esta relación entre política y ética, que ayudan a comprender la dimen
sión ética de la política:
La dimensión moral de la política tiene su raíz dentro del ámbito de la actividad
humana. La estructura política en su ser y actuar es siempre y de algún modo
ejercicio de poder y servicio del ser humano sobre el ser humano. Es decir, la
moral política es del ser humano para el ser humano.
La ética es un producto necesario en la vida pública. En ella las medidas jurídi
cas, con ser necesarias, resultan insuficientes. Recuperar la confianza en las
instituciones políticas y sociales sólo es posible si en ellas los débiles, los sin
relaciones, son tan bien tratados como los poderosos1314,y esto es una clave ética.
La política se encuadra dentro del universo de los valores que rigen la existencia
humana. Por eso, de cara a una visión ética es fundamental la confrontación
entre los diversos sistemas de valores presentes en las distintas áreas cultura
les e ideológicas de la sociedad actual. De ahí la importancia de considerar las
demandas éticas de los nuevos movimientos (feminismo, ecología, paz, dere
chos universales...) que nos recuerdan valores olvidados o negados. Por otra
parte, habría que destacar también la necesidad de los valores de credibilidad
y confianza en el ámbito público. A este nivel se ve que la corrupción es un
dinamismo que ha erosionado la credibilidad de las personas, las organizacio
nes y las instituciones.
La comunidad política nace de la insuficiencia de la comunidad civil. Los grupos
menores, familias, grupos, clases, son impotentes para alcanzar el bien común
necesario para el desarrollo de los individuos y de los grupos (GS 74).
Cualquier forma de poder necesita ser controlada para no caer en la arbitra
riedad ni en el absolutismo, por eso hoy necesitamos una vibrante sociedad
civil. La sociedad civil se encuentra entre el Estado y el individuo; su papel es
el de expansionar el espacio de la gente'*. Por ejemplo, la privatización tiene bon
dades, pero en el fondo no tiene visión civil de igualdad para todas las perso
nas, sino que las ventajas siguen siendo para quienes son más ricas y podero
sas.
Por todo lo anterior, M. Vidal insiste en que la ética política debe ser plan
teada desde y para una perspectiva integradora, es decir, aceptando las estruc
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
326 MAIOR
He r rami ent as bási cas
19. Cfr. 7 aprendizajes básicos para la educación en la convivencia social: educando para hacer posibles
la vida y la felicidad, op. cit.
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Cuaderno de Bitácora
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He r r a mi e n t a s básicas
1. Lo arrollador de la sexualidad
La sexualidad es la fuerza de la vida, el impulso vital que nos invita a la
comunicación profunda y a la generatividad. Es una fuerza tremendamente
abarcadora y globalizadora. Tiene un aspecto pasional que nos lleva donde no
sabemos. Es uno de los lugares típicos en donde la persona humana encuentra
muchas dificultades y donde se explicitan también los problemas profundos
no resueltos, puesto que esencialmente es comunicación.
La sexualidad es más que la genitalidad. La implica pero no se agota en
ella. Tiene tres aspectos fundamentales: la sexualidad primaria (ser hombre o
mujer), la sexualidad genital, y la sexualidad afectiva (maneras de relacionarse).
La pregunta sobre la sexualidad y su fuerza es la siguiente: ¿Cuál es el sig
nificado de este deseo que lleva a cada persona hacia la otra? ¿Es deseo de placer? Sí,
ciertamente. Pero esta es una respuesta pobre, pues al mismo tiempo sentimos que el
20. Es importante para el tema de la moral sexual hacer la referencia necesaria a los docu
mentos del Magisterio en estos aspectos. Especialmente la Familiaris Consortio (1981) de
Juan Pablo II y la Gaudium et Spes, especialmente los números 47-52. De una forma abre
viada se puede conocer los puntos claves en el Catecismo de la Iglesia Católica, especial
mente los números 2331 y siguientes. Supuesta esta información, como orientación y telón
de fondo, pretendemos aterrizar a aplicaciones orientadas al acompañamiento psico-his
tórico-espiritual.
Así como para la cristología y la eclesiología se ofrecía una bibliografía necesaria, se pre
senta aquí lo que correspondería a la moral sexual cristianan.
FERNÁNDEZ, A., Moral de la persona y la Familia, Tomo II, Aldecoa, Burgos, 1996; HÁ-
RING, B., Libertad y fidelidad a Cristo, Herder, Tomo II, Barcelona, 1982; JACOBELI, M., Risus
Paschalis, Planeta, Barcelona, 1991; LÓPEZ AZPITARTE, E., Ética de la sexualidad y el matri
monio, Madrid, Paulinas, 1992; ROCCHETA, C., Hacia una teología de los corporeidad, Pau
linas, Madrid, 1993; TREVIJANO, P, Madurez y sexualidad, Sígueme, Salamanca, 1998.
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Cuaderno de Bitácora
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H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
tona de las religiones nos demuestra cómo puede la sexualidad llegar a lograr
un estatuto de sacralidad (ritos de fecundidad, prostitución sagrada, etc.). O
bien ser considerada como enemiga primordial de la trascendencia, precisa
mente por ese carácter de totalidad a la que aspira27.
El problema con la sexualidad, además, es que o se la diviniza erotizando
los comportamientos y dándole una primacía absoluta, o se la condena satani
zando toda actividad que tenga que ver con la sexualidad, entendida ésta, casi
siempre, como genitalidad. De allí que un primer elemento de la moral sexual
que debe tener muy claro quien acompaña desde lo psico-histórico-espiritual,
sería el tener una buena información médica, biológica, psicológica sobre los
temas sexuales, para luego poder ayudar a juzgar de su moralidad.
MAIOR 331
Cuaderno de Bitácora
30. Es de crucial importancia saber diferenciar los distintos aspectos que constituyen lo que
comúnmente se ha llamado identidad sexual. En primer lugar está la identidad biológica -ser
físicamente varón o mujer-; un segundo aspecto es propiamente la identidad sexual -sen
tirse varón o mujer, y estar a gusto con ello- y un tercer aspecto es la orientación sexual
-hacia quien se siente atracción física y/o emocional-. Por ejemplo, una persona biológi
camente masculina -varón-, puede no sentirse a gusto siéndolo -identidad sexual- y sin
embargo tener una orientación sexual heterosexual -hacia personas del otro sexo, aunque
no se sienta a gusto con el suyo propio-. Además, hay que tener presente el comporta
miento sexual. Puede ser que alguien -por represión o por valores claros- no actúe su
orientación sexual. Puede ser también que -por circunstancias muy concretas- algunas
personas tengan comportamientos homosexuales "situacionales" (por ejemplo, en cárce
les, internados, seminarios, etc.).
332 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
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Cuaderno de Bitácora
334 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
34. GENOVESI, V., In Pursuit of Love, The Liturgical Press, Minessota, 1992, pp. 142-143.
35. FROMM, E., El arte de amar, op. cit., p. 34.
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Cuaderno de Bitácora
36. VICO PEINADO, J., Liberación sexual y ética cristiana, San Pablo, Madrid, 1999, p. 147.
37. Además de los libros ya citados, posteriormente sugerimos algunas lecturas que pueden
ser ilustrativas en varios de estos temas.
38. VICO PEINADO, ]., op. cit., p. 148.
336 MAIOR
Her r ami ent as básicas
deja a uno o a los otros con dolor, vergüenza, culpa o resentimiento es un fracaso y una
perversión aunque todos los montajes anatómicos legales fuesen normales3940.
MAIOR 337
Cuaderno de Bitácora
42. VIDAL, M., Sexualidad / Ética. Diccionario de la ética teológica, op. cit., p. 551.
43. Ibíd., p. 553.
44. COUNTRYMAN, W., "Ética sexual del Nuevo Testamento y mundo actual", en La Sexua
lidad y lo Sagrado, op. cit., p. 71.
45. Ibíd., p. 72.
MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
de juicio para las situaciones morales que haya que acompañar. El cuidado de
los más débibes y de no escandalizarlos es eje en la moral paulina (1 Cor 8).
Con esto es necesario afirmar, como criterio de moral cristiana, que los
actos pueden ser moralmente incorrectos cuando suponen una ofensa a la dig
nidad humana, cuando suponen, al mismo tiempo, una ofensa contra las fron
teras propias y de la otra persona, la negación de la igualdad de mujeres y
varones o una sustitución idolátrica del sexo en lugar del Reino de Dios como
fin de la existencia humana.
No podemos olvidar que del tema de la moral sexual en la Iglesia ha habi
do enormes imposiciones y cargas que se han comunicado junto con verdade
ros valores. De ahí la necesidad de rescatar siempre sus luces.
Así mismo, en el marco de la psicología y las exigencias de la necesaria su
pervisión de los(as) terapeutas y consejeros(as), se ha dado un fenómeno, que
aunque nace de preocupación oportuna, puede llegar a extremos: la tendencia
a restablecer -d e algún modo- una nueva ley de exigencia de "pureza", pre
sentada como "integridad" o salud mental, haciendo ver que las fallas son en
fermedades descalificantes. Nuestra sociedad, que ha hecho de la medicina una reli
gión y de los médicos un cuerpo sacerdotal, está sometida a la tentación de apelar a la
palabra "enfermedad" como un simple sinónimo de impureza*6. Más aún, con fre
cuencia, en tanta presión que se establece para la supervisión de sacerdotes,
terapeutas, orientadores -con todo lo necesario y loable que esto tiene- se
oculta algo similar a lo que en el cristianismo fue la herejía de los Albigenses4647:
vincular la validez de los sacramentos a la santidad y, en concreto en nuestro
caso actual, a la pureza (sanidad, integridad) de los terapeutas. Nos parece que
aquí debe establecerse una importante dialéctica: exigencia, por una parte, de
la mayor honestidad y supervisión posibles, unida a la comprensión funda
mental de la condición humana. Esto tanto para terapeutas como para acompa
ñantes espirituales.
El sentido de las fronteras obviamente tiene que estar en relación con el
Reino, es decir, el realizar el Reino implica el sabemos respetar las fronteras
unos(as) a otros(as). Por tanto, lo que es claro respecto a lo cristiano en la
moral sexual es que la vida sexual está siempre subordinada al Reino de Dios,
a su búsqueda y a lo que eso implica de gestación de Humanidad Nueva, con
un tipo de relaciones que fructifiquen el bien, no hagan daño, se hagan en jus
ticia.
MAIOR 339
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Puesto que no hay para la persona nada más precioso que la condición
humana, no hay ningún pecado sexual más grave que la violación48, que no
sólo es la violencia física, sino la social, afectiva y psicológica. Esta se mani
fiesta, especialmente, en el acoso sexual, y en las presiones manipuladoras y
chantajistas en las relaciones íntimas. Por esto, los(as) cristianos(as) tienen que
respetar las fronteras sexuales de los(as) demás y tomar distancia respecto de
las suyas propias. Este respeto a las fronteras no debe caer -con todo- en una
idolatría del propio yo. Así como el sentido de propiedad en el Nuevo Testa
mento no se propone para defenderme frente a mi prójimo, sino ¡a fin de
defender a mi prójimo de mí!
Countryman recuerda las diferentes actitudes de cuatro tipos de seres hu
manos, según una tradición muy antigua, de donde podemos concluir diver
sas formas de relaciones, y sobre todo de asunción y respeto de las fronteras
personales y de los(as) demás. El primer tipo, el individualista dice: "lo mío es
mío y lo tuyo es tuyo; el malvado alega, "lo tuyo es mío y lo mío es mío", el ingenuo
afirma: "lo mío es tuyo y lo tuyo es mío” y el santo dice: "lo mío es tuyo y lo tuyo es
tuyo"*9. Estas cuatro posturas muestran la actuación inadecuada y la correcta
frente a las fronteras humanas, tan necesaria para una vida sexual cristiana.
Hasta ahora, muchas veces la ética no se ha centrado en la sustancia de las
relaciones sexuales, sino en la forma, sólo en el acto mismo, y por eso se ha pre
guntado quién hace, qué, con quién, en qué circunstancias, en lugar de custionarse
por las cualidades de la honestidad, el afecto y el respeto en las relaciones
sexuales5051.Si la iglesia quiere convertirse en un lugar de gracia, ha de respetar la bon
dad del sexo51y la riqueza de la experiencia sexual, haciendo que esto sea lo que
fundamentalmente se respete.
En el caso del matrimonio, éste conserva su valor no porque sirva como
una licencia para el sexo, sino porque podría ofrecer un marco posible de res
ponsabilidad y un lugar relativamente estable y seguro desde donde formar
vínculos duraderos de fidelidad, afecto e intimidad52. Sin embargo, no es posi
340 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
terrogantes éticos al matrimonio, DÍAZ MORENO afirma: "a la primitiva evangelización lo que
le impacta es la familia como núcleo originario de la Iglesia, pero respeta el marco jurídico en el que
esa familia nace y se desarrolla" (p. 564).
53. GENOVESI, V., op. cit., p. 335.
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
dad más profunda. Por todo esto sigue siendo válido, lo que se llamaba "oca
siones de pecado" y, entonces, es necesario hacerlas concretas para cada cual:
dónde, cuándo, y con quien existe el peligro de traicionar los propios ideales y
opciones haciéndose daño, por ubicarse -en la práctica- en algo menos de lo
que se está llamado(a) a ser y de lo que realmente se desea.
Hay que recordar lúcidamente que las urgencias sexuales difieren de los ape
titos, por ejemplo, de comer o beber. De eso no podemos abstenemos. De absti
nencia sexual no se muere nadie. El apetito sexual se alimenta de estímulos
extemos y simbólicos: siempre se nos presentan a través de la memoria, la ima
ginación y la fantasía, y esto se aumenta y fomenta con los externos (imágenes,
sonidos y todo el mundo sensorial).
Otro dinamismo que ayuda a integrar la sexualidad, y que es vital a la
hora de vivirla, es el desarrollo de amistades profundas y duraderas, especial
mente con personas que comprendan, aprecien y compartan los valores cris
tianos, y las propias opciones de vida.
Hay una gran riqueza para vivir la sexualidad en plenitud al tener acom
pañamiento psico-histórico-espiritual, que permita irle dando a la sexualidad
su puesto en cada uno de estos aspectos, y sobre todo, que ayuden a integrar
la y desarrollarla como la fuerza esencial que es, y que potencia toda la vitali
dad de la persona, puesto que de ordinario es una parte humana muchas veces
golpeada y reprimida.
Por último, es fundamental tener la experiencia cristiana de que el creci
miento moral y espiritual se alimenta y nutre a través de la oración, y de la
fuerza de los sacramentos y del papel de la iglesia como camino unísono de los
convocados y convocadas54.
342 MAIOR
Cuaderno de Bitácora
55. Sugerimos algunos libros que ofrecen elementos psicológicos ilustrativos. VALOIS, R. y
KAMMERMANN, S., Su sexualidad: una autoevaluación, McGraw Hill, 2a ed., Santafé de
Bogotá, pp. 341; GAFO, J. La homosexualidad: un debate abierto, Desclée De Brouwer (Seren-
dipity), 2a ed., Bilbao, pp. 267; RISO, W., Deshojando margaritas: acerca del amor convencional
y otras malas costumbres, Gráficas, Medellin, pp. 185; SHINYASHIKI, R. y BITTENCOURT,
E., Amar sí se puede, Norma S. A., Santafé de Bogotá, pp. 183; NORWOOD, R., Las mujeres
que aman demasiado, Vergara, Buenos Aires, pp. 325; BLANDON, Ch., Manual para desena
morarse, Gráficas, Medellin, pp. 183; RISO, W., Intimidades masculinas: sobre el mito de la for
taleza masculina y la supuesta incapacidad de los hombres para amar, Norma S. A., Santafé de
Bogotá, pp. 180, RICHO, D., Cuando el amor se encuentra con el miedo, Desclée De Brouwer
(Serendipity), 1999, pp. 226; DRAGUNSKY, L. y MESA, E., Reportaje al sexo, Planeta,
Santafé de Bogotá, pp. 254; MASTER, W.; JHONSON, V. y KOLODNY, R., Human Sexuality,
Little Brown, Boston, 1982.
344 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
56. Aquí resaltamos, por ejemplo, los comportamientos homosexuales situacionales que no brotan
de una orientación sexual personal, sino como consecuencia de la situación concreta que
se vive -cárceles, internados, seminarios-.
57. La Terapia Racional Emotiva (TRE) propuesta por A. Ellis, ofrece un planteamiento bas
tante lógico sobre la relación directa entre los pensamientos, los sentimientos y los com
portamientos. Se fundamenta en la hipótesis de que cambiando las ideas irracionales
-valoradas generalmente como racionales- se modifica el sentimiento, y esto hace que se
modifique el comportamiento. Cfr. ELLIS, A., Razón y emoción en psicoterapia, Desclée De
Brouwer (Biblioteca de Psicología), 5a ed., Bilbao. Si bien no estamos plenamente de acuer
do con ello, pues en nuestro modelo el punto de partida es la modificación corpórea desde
el trabajo con la sensación, consideramos que, en muchas ocasiones, luego de haber hecho
un proceso de reconocimiento y drenaje de la parte vulnerada, y un descubrimiento y
potencialización del pozo y el manantial, persisten comportamientos inadecuados, que,
muchas veces, están sostenidos por ideas irracionales o pensamientos distorsionados, y
que son también los que con frecuencia alimentan las pseudoganancias de los comporta
mientos desproporcionados. Una presentación aplicada de este esquema de la TRE la en
contramos en ÁLVAREZ, R., Para salir del laberinto: cómo pensamos, sentimos y actuamos, Sal
Terrae, Santander, pp. 207 pp.
MAIOR í
C u a d e r n o de B i t á c o r a
58. Cfr. CABARRÚS, C., Crecer bebiendo del propio pozo..., op. cit.
59. Recomendamos algunos libros de interés en este tema. COSTA, M. y SERRAT, C., Terapia
de parejas, Alianza, Madrid; O'CONNOR, Como hacer el amor con la misma persona por el resto
de su vida y con el mismo entusiasmo, Planeta, Colombia. KAPLAN, H., La nueva terapia se
xual, 2 tomos, Alianza Editorial, Madrid, 1994. MASTER, W. y JOHNSON, V., Incompatibi
lidad sexual humana, Intermédica, Buenos Aires.
34b MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
8. Sexualidad y espiritualidad
Felizmente, cada vez es más común que oigamos que la sexualidad en vez
de alejamos de Dios, es un canal de comunicación con Él. Esto es ya un gran paso
que nos ayuda a entender por qué Dios en la Biblia, usa la sexualidad como metá
fora de la relación con Él.60 Esto es cierto. Sin embargo, no podemos olvidar que
hay una analogía profunda entre espiritualidad y sexualidad que genera relacio
nes estrechas pero ambivalentes. Más aún, el fetiche de Dios que erige el niño
-como un padre rival o una madre castrante, por ejemplo-, es especialmente
celoso en el área de la sexualidad, que como sabemos, experimenta a lo largo de
la infancia una difícil y compleja situación problemática inconsciente. El(a) pro-
genitor(a) que prohíbe los intensos deseos sexuales infantiles, se proyecta a una
de las más terribles deformaciones del Dios de Jesús -juez omnipotente e impla
cable sobre lo sexual- como si no fuese el Dios de la Vida -del cuerpo, de la
sexualidad, la vida-, y ésta en abundancia61. Aquí se da desde el inicio, una rela
ción muchas veces nefasta en la articulación de espiritualidad y sexualidad.
La sexualidad es canal de la espiritualidad, pero así como en el modelo del
amor humano sólo se da la comunicación cuando la otra persona implicada
concede el don de su amor, así también en la vida espiritual, que la sexualidad
sea vehículo para entrar en contacto con la divinidad, supone la gracia y el don
de que Dios así se nos comunique. Es decir, así como para que haya amor
humano tiene que haber reciprocidad -amor e interés mío, amor e interés de
la otra persona-, para que Dios se comunique, sobre todo desde la sexualidad,
se necesita también de la mutualidad -es decir, apertura de mi parte y libertad
pero la gracia y el regalo de que Dios así lo haga-. Por tanto, en esto no hay
nada mecánico, no hay ningún tipo de pelagianismo62, por el cual haciendo
alguna acrobacia corporal se encuentre a Dios y además de este modo!
Ahora bien, el cuerpo y la sexualidad, el gozo total del placer genital, en
la pareja, muchísimas veces suele ser utilizado por Dios para hacer sentir su
plenitud corporalmente, desde la comunicación suya como Vida. El Cantar de
los Cantares es, todo él, un poema paradigma de esto. Pero en otras muchas
situaciones, sin embargo, es más bien la desintegración sexual, la falta de inte
gridad sexual, la que -casi mecánicamente- nos hace privilegiados de Dios,
desde su misericordia. Son las prostitutas las primeras en el Reino de Dios;
Jesús se deja tocar por la pecadora -frente al escándalo de los presentes- por
que ¡la sexualidad herida es canal de gracia y de misericordia de Dios!
MAIOR 347
C u a d e r n o de B i t á c o r a
Esto nos hace dar un paso más en lo que habíamos hablado de la pureza
como requisito en el Nuevo Testamento. De lo que vamos a ser juzgados es no
tanto de nuestra integridad, ni de nuestra "decencia", ni de nuestra sanidad
psíquica, sino de cuánto nos hemos abierto a la misericordia de Dios -desde
nuestra sexualidad muchas veces herida- y de cómo hemos sido canal de ter
nura y misericordia con nuestros semejantes. Esa apertura se vuelve canal
receptor de la gracia de Dios, y allí sí nos recrea una y otra vez como a la joven-
cita de Ezequiel, lavándonos de nuestra sangre de "desviaciones" de toda
índole: Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre. Y te dije: Vive, y te hice cre
cer como la hierba de los campos (Ezq 16, 6).
Esta situación nos hace libres de nuevos fariseísmos, por una parte, y por
otra, no nos deja que nos aprovechemos de nuestras debilidades para quedar
nos en ellas. Quien ha recibido el abrazo dignificante de Dios, y su amor incon
dicional, está en posibilidades reales de emprender una nueva vida hacia la
honestidad e integridad; pero no al revés. Lo otro puede llevar a posturas
como la del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo: de rigidez, de pre
juicios, de envidias.
Hay cuatro rasgos típicos de la vinculación de la sexualidad a la espiri
tualidad, cada cual tiene que dimensionarlo desde su estado de vida:
El progreso en la libertad. La libertad experimentada desde la sexualidad
como canal de relación con Dios, es de lo que más emancipa, pues deshace
amarres con fetiches muy ancestrales, y por otra parte evita dicotomizar la
vida, experimentando que lo que da vida tiene que ver con Dios y que Dios es
el dador de la vida. No hay dicotomías. Hay una experiencia modélica libera
dora. Ahora bien, este progreso en la liberación se experimenta de manera es
pecial en el cuerpo. Lo que más nos ata es la postura corpórea oprimida, donde
la experiencia sexual está o aplastada o negada. Cuando abrimos a Dios nues
tro cuerpo golpeado, se establece, por tanto, un desamarre vital que nos hace
libres para comunicamos mejor con nuestros(as) semejantes y con Él, cada
quien desde su opción de vida. Cuando lo abrimos desde su parte más libera
da, lo que acontezca como gracia saca vida liberante en abundancia!
El aumento en la capacidad de la intimidad. Desde la perspectiva espiritual, si
el canal sexual -que es comunicación vital por excelencia- está bloqueado, se
dificulta, de alguna manera, la posibilidad de intimidad con Dios; o por lo
menos, mengua su riqueza. La intimidad fluida con Dios desde toda la perso
na, modela la intimidad con otras personas amadas y viceversa.
La experiencia del éxtasis. Es desde la experiencia del éxtasis sexual en la
pareja, -con su componente de fusión y de pérdida de control- lo que también
modela la experiencia con Dios -que tiene mucho de fusión y de abandono-,
348 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
MAIOR 349
C u a d e r n o de B i t á c o r a
350 MAIOR
Her r ami e nt as há s i c a s
MAIOR ;ó i
Cuaderno de Bitácora
6 6 . C o m o a q u e lla fu e r z a q u e re s p o n d e a la te n d e n c ia d e la h u m a n id a d d e r e p r o d u c ir s e , p e r
p e tu a r s e y p ro d u c ir. A tie n d e , la d is tr ib u c ió n , el in te r c a m b io (c o m e r c io ) y el m e r c a d o d e la
o fe r ta y la d e m a n d a .
6 7 . C o m o e s a a c tiv id a d q u e r e s p o n d e a l c o n flic to g e n e r a d o p o r la e c o n o m ía y q u e e x ig e la
o rg a n iz a c ió n d e la s o c ie d a d . S u re c u r s o fu n d a m e n ta l es el E s ta d o , y a q u e e s e s te el q u e
le g is la , c o n tr o la , a d m in is tr a , d is tr ib u y e y re g u la .
6 8 . L a id e o lo g ía , la fu e r z a q u e la m is m a h u m a n id a d g e n e r a p a ra q u e s e in tr o d u z c a el c ó m o es
y c ó m o d e b e s e r e l m u n d o . A v e c e s , e s e l re fle jo d e l o rd e n e x is te n te ; a v e c e s , e n c a m b io , es
la e x p a n s ió n d e la s g r a n d e s u to p ía s q u e m u e v e n la h is to r ia .
352 MAIOR
He r r a mi e n t a s básicas
MAIOR
Cuaderno de Bitácora
dad establecida, ya sea cada semana, cada quince días o cada mes, según el
interés. También ha de tenerse en cuenta que hay ciertos aspectos de la reali
dad social que varían significativamente en pocos días y otros que tienden a
ser más duraderos.
Los datos, pueden recogerse por diversas fuentes. Resaltamos dos: el cono
cimiento directo y los medios de comunicación. Desde el lugar propio donde se
habita, toda persona tiene una experiencia de la realidad circundante, y esta
constituye una primera experiencia de la realidad: la vivencia cotidiana. La
segunda fuente, bastante importante, es la de los medios de comunicación: los
diarios, semanarios, noticieros de radio o televisión, constituyen una valiosa
fuente de información. Sin embargo, se hace necesario aquí, un espíritu crítico
respecto a cada uno de estos medios. Implica saber qué perspectiva tiene cada
medio, qué sector apoya y a qué intereses responde. Una vez ubicado cada
medio de comunicación se pueden reunir los datos ofrecidos por ellos, sin per
der nunca de vista el deber ciudadano de la información compleja -es decir
desde fuentes diferentes y contradictorias o complementarias-. Existen en
esto, varios centros de información con publicaciones mensuales o bimensua
les que, además de presentar datos, ofrecen reflexiones sobre la realidad social.
Es conveniente entrar en contacto con multiplicidad de interpretaciones de los
datos, de modo que sea posible entender mejor la realidad, y sobre todo, que
contribuyan a confirmar la propia opinión.
La sistematización de los datos. Los datos de la realidad social deben dividir
se de tal modo que pueda ser más fácil su interpretación, ya que los medios de
comunicación nos ofrecen piezas en un universo caótico, como si fuera un
rompecabezas que debe ser armado. Proponemos un esquema que puede con
tribuir a la hora de sistematizar69:
* Indicadores económicos: índices de pobreza, desempleo, subempleo, y
cesta básica de la compra. Inflación, variación del PIB, deuda externa,
deuda pública, bolsa de valores, paridad monetaria frente al dólar, pla
nes de gobierno -programas impulsados, acciones y tendencias- y eco
nomía informal.
* Indicadores políticos: políticas gubernamentales, alianzas, acciones minis
teriales, seguridad y prioridades. Fuerzas políticas, grupos, partidos,
movimientos, alianzas y divisiones (sindicatos, organizaciones popula
res, nuevos movimientos sociales, etc.). Fuerzas armadas: tendencia y
dinámica.
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H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
sis surgida de la interpretación de los datos. Para esto, se debe partir del cono
cimiento que se tiene de la realidad y de los actores principales en ella. Aquí la
pregunta que brota es ¿qué debe hacerse? Se busca principalmente que las accio
nes personales respondan a esa realidad estudiada, vinculándose a los nuevos
movimientos sociales.
Para facilitar esta perspectiva de futuro se proponen tres actitudes: actitud
de discernimiento, de elección y de búsqueda de confirmación. La actitud de discerni
miento implica una constante reflexión sobre los datos que van apareciendo. Es
necesario distinguir las fuerzas sociales, sus modos de influir y los resultados
que esperan, develando los objetivos en cada acción. A nivel puramente huma
no, nos podemos servir de los siete rasgos de una sociedad nueva, presentado
anteriormente. Por otra parte, lo que lleve a la Mesa del Banquete del Reino con
sus cuatro pedestales, procede de Ruah y lleva a la búsqueda del Reino. Debe
ayudarse todo esto del reconocimiento de la fuerza de "la Espíritu" actuante ya
en las estructuras sociales. Este discernimiento tiene como objetivo permitir
una buena elección. En ese sentido, una opción siempre va engarzada a un con
junto de elecciones, por eso, es tan necesario saber optar y saber elegir. La elec
ción concreta, la opción personal, le da el modo de hacerla compromiso histó
rico en la medida que se vincula a las fuerzas sociales. Aquí por tanto, se trata
de saber elegir las acciones que den respuesta, desde la propia opción, a esa rea
lidad en la que se está ubicado(a). Finalmente, se hace necesaria la actitud de
búsqueda de confirmación, tanto del entorno como de las propias acciones, de
modo que se coteje el actuar de los(as) demás y el personal delante de una rea
lidad más amplia. Esto implica también una libertad para poder cambiar de
elección si lo elegido no se confirma como la mejor concreción realista de la pro
pia opción. Lo dicho también en el discernimiento es básico: se debe buscar que
haga historia, que vaya en beneficio de las otras personas, de las más necesita
das, que nos construya como personas y grupos humanos.
356 MAIOR
H e r r a m i e n t a s b á s i c a s
MAIOR
Para leer en este
Cuaderno de Bitácora
G losario
CONSIGNA ESPIRITUAL: moción principal por donde Dios siempre nos ha lleva
do, nos lleva y promete seguir llevándonos. Concretiza y personaliza los cuatro pedes
tales del banquete del Reino.
MAIOR
C u a d e r n o de B i t á c o r a
3M> MAIOR
G l o s a r i o
MAIOR 361
C u a d e r n o de B i t á c o r a
FRONTERAS: punto hasta donde es posible que llegue una relación sin que haya vio
lación de los derechos que todas las personas tienen y que son inalienables, a menos que
se declinen en uso de la propia libertad para un bien mayor.
HISTORIZAR: poner los medios para realizar las mociones en favor del Reino y de
los(as) necesitados(as) en un tiempo y espacio determinados.
.362 MAIOR
G l o s a r i o
lógicos y la asimilación de los valores de Jesús. Es hacer presente con la vida personal
el Reino. El Reino tiene un connotado estructural, mientras la Humanidad Nueva
tiene el connotado subjetivo, personal.
MANANTIAL: propio potencial interior, las cualidades más fuertes, las que no se
opacan ni aún en los momentos de oscuridad, la identidad más profunda. Es lo que da
identificación personal y me abre a las demás personas. En él se encuentra la concien
cia.
MOCIÓN: todo impulso, invitación, sugerencia de Dios. Todo lo que venga del Buen
Espíritu. Lleva a los cuatro pedestales del Reino y al Dios de Jesús.
NER: acróstico de la novedad (N), el énfasis (E) o la relación (R) que debe surgir de
cada ejercicio como verificación del logro del objetivo propuesto por él. En este libro,
sugerimos hacerlo siempre desde el tríptico psico-histórico-espiritual, es decir, resal
tando la novedad en cada una de las dimensiones.
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C u a d e r n o de B i t á c o r a
PECADO SOCIAL: aquel que es una directa agresión al prójimo, quien, desde la
perspectiva del Evangelio, es mi hermano(a); la injusticia en las relaciones interperso
nales y sociales; la violación de los derechos de toda persona humana.
364 MAIOR
G l o s a r i o
SENSACIÓN ONÍRICA: sensación que brota del trabajo con los sueños. Es una
sensación muy especial en cuanto tiene también imágenes, sonidos y sobre todo, un
contexto. Es más contundente que la simple sensación.
SOMBRAS: son elementos, factores (a veces positivos), o limitantes que vienen con
la vida, o fuerzas que están por despertarse, que aún no han sido integradas y que pue
den vivirse como aspectos que incrementan del proceso vulnerado. Las sombras pueden
ser metafísicas -tienen que ver con el hecho de que somos finitos-; pueden ser físicas
-del cuerpo, de la salud-; pueden ser sociopolíticas -consecuencia de los datos de la his
MAIOR 365
C u a d e r n o de B i t á c o r a
toria que toca vivir-; pueden ser sombras que se provocan por las opciones no asumi
das. Las sombras nos interpelan por los sueños y por la sincronicidad; integrándolas se
camina hacia una mayor individuación, es decir, hacia la máxima realización como per
sona.
TRANSFERENCIA: repetir en el presente con una persona con la que se tiene una
relación asimétrica (objetiva o subjetiva), el modo de relacionarse en la infancia con los
padres, hermanos y personas significativas.
TRETA: engaños, invitaciones, sugerencias del mal espíritu. Lleva al Anti Reino, a
separarse del Reino. Acrecientan la imagen fetichista de Dios
366 MAIOR
C O L E C C I Ó N
Este libro nace del interés por ayudar a quienes acom pañan a otras personas
en sus procesos vitales más hondos. Fundamentalmente es un cuaderno-instrumento
que no pretende hacer tratados, sino facilitar la posibilidad de encontrar cam inos
para acompañar. Es un acom pañam iento com plejo que tiene algo de psicológico,
de espiritual y de com prom iso: las personas que nos topam os en la vida traen
g en eralm en te ex p erien cias relig io sas - a veces no reco n o cid as com o ta le s -
profundam ente m ezcladas con problem as psicológicos y, a la vez, con el deseo
profundo de cam biar el rostro sufriente al mundo. Por tanto, tiene que haber una
vibración con esos tres elem entos para entender la aportación unificante de este
trabajo. No es, entonces, un libro para leer, sino para practicar, para trabajarse,
para cotejar la labor de acom pañam iento que se está realizando.
Significa esto que, aunque lo que se haga sea un acom pañam iento llam ado
tradicionalm ente “e s p i r i t u a l t i e n e com o punto de partida y de llegada el com
prom iso con las personas que sufren, e im plica tener en cuenta los elem entos del
proceso psicológico. Es decir, todo proceso que se acom pañe debe hacerse desde
el triple enfoque psicológico, histórico y espiritual, aunque a veces, según la
circunstancia concreta e inm ediata que vive la persona acom pañada, hace que en
el seguim iento haya prim acía de lo psicológico o de lo espiritual o de lo histórico.
Esta propuesta presenta el proceso que podría seguirse para acom pañar a una
persona a integrarse ella m ism a y a encontrarse con Dios, de tal m anera que la
em puje al trabajo por el Reino. A com pañar el crecim iento personal... acom pañar
la experiencia de D ios... acom pañar el com prom iso con el R eino... ésa es la
experiencia honda y com pleja a la que durante años se ha dedicado el autor del
presente libro. Esperam os que otras personas encuentren en esta guía integradora
del acom pañam iento, pistas para ayudarles en este apasionante desafío.