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Su secreto mejor guardado

Capítulo I

-Aún no puedo creerlo amiga…- comentó nuevamente Lavender mientras le tomaba


bruscamente la mano para admirar el precioso anillo de compromiso una vez más.

-Vas a tener que creerlo mi querida Lav- respondió cariñosamente la castaña mientras
miraba con ojo crítico el vestido que traía su amiga.

-Era que no… Víctor es sumamente atractivo, además de tremendamente adinerado, y


se lleva tan bien con Julie, definitivamente es el mejor partido -comentó la chica
mientras se giraba para que Hermione pudiese apreciar bien el traje que vestía.

-Definitivamente tiene que ser más corto…- concluyó hablando para si misma, mientras
tomaba notas rápidamente en un cuaderno. –Listo Lav, quítatelo- le pidió mientras se
acercaba al panel de notas y pegaba una hojita con el comentario recién hecho del
vestido. Se quedó mirando un artículo que estaba ahí.

La Boda más esperada del año.

La famosa y talentosa diseñadora, (además de modelo), Hermione Granger, ha dado el


gran sí. Luego de casi un año de noviazgo con el jugador profesional de fútbol, Víctor
Krum, se han comprometido por fin en matrimonio. Fuentes directas nos informaron de
que el anillo de diamantes que cierra el compromiso esta avaluado en más de medio
millón de dólares, ¡ese búlgaro si que tiene dinero!. Le deseamos los más sinceros
deseos y éxito en el futuro de una de las parejas más famosas y queridas de la
farándula, y les adelantamos a los fanáticos que los futuros hijos de esta pareja tendrán
la mejor combinación de genes del mundo.

En la imagen aparecía una fotografía de sí misma junto a Víctor, ambos sonriendo. Ella
lucía un hermoso vestido negro y él un lujoso esmoquin del mismo color. Recordó que
en esa ocasión se habían presentado formalmente ante la prensa como novios. Sonrió
con expresión soñadora ya que recordó que las fotografías con movimiento eran mucho
más lindas que esas tan toscas e inmóviles y un poco más animada regresó al trabajo.

El fornido búlgaro entró al moderno galpón y la encontró en una esquina, sentada en un


escritorio y dibujando concentrada en un cuaderno. A su paso saludó a otros diseñadores
y a varias modelos que estaban practicando su caminar sobre una pasarela.

-¡Víctor!- exclamó mientras se arrojaba en sus brazos y recibía un cálido beso de sus
labios.

-¿Poca inspiración?- le preguntó mirando de reojo las hojas que tenía arrugadas por
todas partes.
-Si...- respondió agobiada, ya tenía la colección completa y lista para ser presentada,
pero aún así nunca dejaba de dibujar ni de pensar en nuevos modelos para sus futuras
colecciones.

-Bueno, solo pasaba a saludar…- le dio un beso en los labios y agregó - tengo
entrenamiento hasta tarde…nos vemos mañana- la chica asintió con la cabeza.

-¡Víctor!- lo llamó al mismo tiempo que lo alcanzaba. –A partir de mañana me tomaré


unos días libres, iré a Londres a contarle la noticia a mis padres-

-Ah…te acompañaría, pero se nos vienen muchos partidos encima- se disculpó haciendo
un tierno pucherito.

-Lo sé…- paso sus brazos por los formados hombros del chico, era usual que él
estuviese inmerso en sus partidos y en sus entrenamientos, pero ya se había
acostumbrado.

-Háblales solo maravillas de mi…- le pidió mientras le daba un fugaz beso y salía del
galpón, ella quedó con una sonría que luego cambio a una mueca y soltó un suspiro.

-¡Lavender!- la buscó entre las modelos que estaban cuchicheando, tenía un gran favor
que pedirle.

-oOo-

Temprano al otro día, estaba adentro del jet personal de Víctor, miraba por la ventanilla
un poco asustada por el reencuentro que estaba a punto de ocurrir. No pudo evitar
pensar en todo, hace cuatro años que no le veía la cara ni a su madre ni a su padre, se
comunicaba con ellos por teléfono de vez en cuando, pero no era lo mismo. Un
escalofrío la recorrió de pies a cabeza cuando aterrizaron en una pista en Hogsmade,
una moderna ciudad vecina al Valle de Godric, en realidad no era tan moderna, pero
todo era más avanzado comparado a su antiguo pueblo natal. En la muerta ciudad se
escondió en un callejón y cerró los ojos concentrándose en un solo lugar.

Luego varios y fallidos sintió como si se hubiese desvanecido por un segundo, abrió los
ojos expectante ya que hacía mucho que no se aparecía y observó a su alrededor, se
acomodó el bolso colgado que llevaba del hombro y una carpeta de papeles en la mano
para luego quitarse el anillo y guardarlo cuidadosamente, desvió su mirada a la solitaria
casa que tenía enfrente, seguía exactamente igual que hace cuatro años atrás. Dirigió la
vista hacia el lago y cerca de él estaba una enorme y moderna camioneta roja.

-¡Ay!- exclamó asustada al sentir algo enredarse entre sus piernas, bajo la vista y
encontró un gato de color canela claro.

-¿Crookshanks?- preguntó cariñosamente mientras el gato se alejaba rápidamente a la


entrada de la casa, lo siguió hasta que el felino saltó a los brazos de su dueño.

-No- respondió secamente el chico que sostenía al gato. Tenía una mirada tan verde
como las esmeraldas, era alto y de cuerpo ejercitado, su cabello estaba corto y
desordenado, además llevaba una leve barba. Tenía puestos unos jeans y una vieja
remera blanca que mostraba sus pectorales bien formados.

–Crookshanks murió el año pasado- le avisó crudamente, la castaña sintió una punzada
de dolor en el pecho. -Has cambiado…- la observó detenidamente, la chica tenía el
cabello más arreglado que antes y un poco más corto, unos pantalones de tela y una
blusa morada que resaltaban su figura, su cara tenia rasgos más definidos y su cuerpo
estaba bien formado que cuando la conoció, ahora tenía cuervas y ya no era una
muchachita como solía serlo.

-Sí, he cambiado- respondió desviando la mirada hacia un lado.

-¿Qué haces aquí Hermione?- preguntó demostrando profunda incomodidad.

-Vine a traerte esto, quiero que firmes- levantó la carpeta y el moreno entró a su casa
negando con la cabeza.

-¡Harry!- lo llamó subiendo los cuatro escalones y parándose fuera de la puerta.

-Si viniste a eso, puedes irte…- le comentó desde el otro lado, la puerta tenía una gran
ventana por lo que se estaban mirando.

-¡Hey!, ¡dejé una vida allá en Australia para venir a esto!- exclamó perdiendo los
estribos, pero el ojiverde puso la cortina en la puerta y se dirigió tranquilo al
refrigerador para sacar una cerveza helada.

-Harry, por favor…- le pidió adentro de la casa, el moreno levantó la cabeza del
refrigerador y la miro incrédulo. La castaña le mostró una llave.

-¡Devuélvemela y sal de mi casa!- le pidió enojado mientras le daba un sorbo a la


cerveza y estiraba esperando recibir la llave.

-¡Es mi casa también!- lo objetó sentándose en un cómodo sillón y dejando el costoso


bolso en el suelo.

El moreno sacó en un segundo su varita, y la mantuvo a un costado, apretándola con


fuerza. Los ojos de la chica se desviaron hacia la rara varita que sostenía Harry por unos
segundos.

-Puedes lanzarme un crucio si quieres, lo aceptaré a cambio de que firmes- le propuso


con una tranquilidad tan evidente que el moreno soltó un bufido de indignación.

-¡Llamaré a la policía!- el chico tomó bruscamente el viejo teléfono y presionó


rápidamente un par de números, dijo unas palabras que la castaña no alcanzo a escuchar
y se quedó frente a la puerta sin quitarle la mirada de encima a Hermione, a los cinco
minutos alguien golpeo la puerta.

-¿Amigo a quién quieres que arreste?- le pregunto el hombre mientras entraba a la casa.
-A esta mujer, por entrar a mi casa sin autorización- le dijo apuntando a la chica que
estaba de espaldas.

-¿Hermione?- la castaña reconoció la voz y se dio vuelta, soltó un gritito y corrió a los
brazos del chico.

-¡Oh por Dios Ronald!- exclamó emocionada, luego de dar un par de vueltas en los
brazos del muchacho se alejó para observarlo mejor.

Llevaba el uniforme azul que contrastaba con su pelirrojo cabello, los años no le habían
afectado en lo absoluto, seguía con la misma cara de inmaduro de la escuela.

-¿Un policía muggle?- le preguntó mientras leía la brillante placa que portaba en el
pecho.

-Así es, y policía mágico también- le dijo para luego hacerle un guiño.

-Igual de excéntrico que tu padre…- se recordó más para sí misma. El señor Weasley
siempre le gustó de sobremanera la vida de los muggles, y con su hijo de policía tiene
que haber estado muy feliz.

-¡Y tú… amiga estás realmente preciosa!- le comentó mientras con una mano la hacía
dar una vuelta.

-¡Hey, Hey!- le llamó la atención Harry quien sintió que formaba parte del decorado de
la habitación. – ¡Quiero que la arrestes por entrar a mi maldita casa!-

-Harry, sabes que ella tiene tanto derecho como tú a estar aquí, en "la maldita" casa-
dijo al borde de la risa pero su expresión cambió en un segundo. -¡No me digas que la
ibas a atacar!- exclamó mientras miraba incrédulo la varita que el ojiverde sostenía aún
en la mano derecha.

La castaña se paró a un lado del policía y le regaló una sonrisa al moreno que lo hizo
enrojecer de rabia.

-Que yo sepa ella aún es tu esposa, así que la ley está de su lado- el moreno soltó un
bufido ante las palabras de Ron. –Sigue siendo Hermione Potter-

-¡Y a eso vine!... ¡firma el maldito divorcio Harry!-

Capítulo II

-Yo me tengo que ir, suerte chicos y si detecto magia en este sector juro que los llevaré
a la cárcel… a los dos- les advirtió el pelirrojo sonriendo para luego despedirse y salir
corriendo de ahí.

Una mirada ámbar y otra esmeralda estaban conectadas lanzándose mensajes de rabia e
indignación.
-¿Regresas después de cuatro años para esto?- le preguntó casi gritando. – ¿Qué no
sientes nada por la gente de aquí?... ¿ni por tus propios padres?-

-¡¿Y qué sabes tú?- respondió furiosa poniéndose de pie.

-Sé que ya no tienes sentimientos…sé que ya no eres la misma- le respondió al mismo


tiempo que salía de la casa azotando la puerta con fuerza.

-¡Claro que no soy la misma! ¡¿Qué esperabas?...¡Por Merlín!- exclamó mientras


tomaba su bolso y comenzaba a caminar por el camino de tierra hacia el centro del
pueblo, sabía que así de enojada no podría concentrarse ni un ápice para lograr una
correcta aparición. Harry la observaba desde atrás de un árbol, tenía los puños y los
dientes tan apretados que le dolieron.

-oOo-

-Hola mamá- la saludo intentando esbozar una sonrisa.

-¡No puede ser… mi niña! ¡Estás hermosa!¡No nos dijiste que vendrías!- gritó alarmada
la señora Granger, corrió hacia la puerta para atrapar a su hija en un apretado abrazo. –
¡Patrick, mira quién está aquí!- exclamó llamando a su esposo.

-Hola papá- se acercó y le dio un beso en la mejilla, él le respondió con un abrazo no tan
cálido como el de su madre.

-¿Ya viste a Harry?- preguntó el señor Granger mientras se sentaba frente al televisor. –
Ese chico es increíble todo lo que ha logrado desde…-

-No quiero escuchar nada sobre él, acabamos de tener nuestro reencuentro y fue tan
memorable…- comentó con tono irónico mientras acompañaba a su madre a la cocina.

-oOo-

El día siguiente llegó y Hermione se levantó temprano para ir a retirar un poco de dinero
al banco para comprarle algunas cosas a sus padres, el día anterior estuvo revisando el
refrigerador y la despensa de su vieja casa y se sorprendió al no ver casi ningún
producto decente, en realidad lo que ocurria era que en su departamento abundaba todo
y no podia imaginarse a sus padres con menos de lo que ella tenía.

-¡Es que no puedo creerlo!- exclamó la chica tras el mostrador.

-Luna Lovegood…- pronunció su nombre lentamente al mismo tiempo que los


brillantes ojos de la cajera adquirían un brillo despampanante.

-¡Guau Hermione, estás muy linda!, ya me había contado Ron, pero ya sabes como
dicen; hay que ver para creer…- la castaña se ruborizó ante su comentario, nunca se
pudo acostumbrar a la cantidad de cumplidos que había comenzado a recibir desde hace
un par de años.

-¿Y qué es de tu vida Luna?- le preguntó con unas ganas tremendas de irse pronto.
-Bueno, soy medimaga y enfermera muggle, pero ahora mismo hago de cajera
cubriendo a Padma, le debía un favor…- agregó bajito y la castaña asintió.

-Quiero un informe de la cuenta Potter y mil dólares de mi cuenta personal- le pidió


sonriendo amablemente, quería saber cómo estaban las finanzas de Harry, así tendría
ácido que lanzarle en su siguiente pelea y sabia que no habría problema, ya que ella aún
era una Potter también.

Caminaba por el pequeño pueblo aún impactada por lo que había averiguado rato atrás,
tenía el pequeño papel en su mano arrugado y lo apretaba con fuerza al mismo tiempo
que formulaba mil preguntas en su cabeza. Se percató de que todas las personas a su
alrededor murmuraban cosas, se imagino que seguramente sobre ella, se sintió muy
incómoda por lo que aceleró el paso, hasta que de pronto sintió que le arrebataban las
pesadas bolsas que llevaba en la mano derecha. Levantó la vista y se encontró con los
preciosos y brillantes esmeraldas de Harry observándola.

-¿No qué me odias profundamente?- le preguntó poniéndose enseguida a la defensiva.

El moreno guardó silencio evadiendo olímpicamente la pregunta de la chica, no quería


discutir.

Caminaron entre el bosque, Harry tatareaba una canción y la castaña lo escuchaba con
una sonrisa en los labios, sin que él la notara.

-Así que eres amigo de mi papá…- comentó regresando a su lado, pero manteniendo la
distancia. Escucho una agradable carcajada proveniente del chico y se quedó mirándolo
extrañada.

-Sí, somos amigos…- respondió mientras levantaba las bolsas como si no pesaran en lo
más mínimo, la castaña recordó lo debilucho que era antes.

Llegaron a la casa, Harry dejó las bolsas en la entrada y bajó rápidamente las escaleritas
para irse.

-No... ¿No entras?- le preguntó insegura mientras le miraba la ancha espalda, el moreno
se volteó y camino hacia ella. Sin saber porque se puso muy nerviosa por lo que dio un
pequeño paso atrás.

-No los abandones otra vez…no se lo merecen- le dijo en un susurro muy cerca de sus
labios y comenzó a caminar hacia su casa.

La castaña lo observó hasta que su silueta se perdió, entró al que alguna vez fue su
hogar y salió nuevamente.

-oOo-

Se pasó la tarde en el bosque que había al lado de la casa de sus padres, caminando
entre los pinos, respirando el exquisito aire limpio. Intentando despejarse un poco y
encontrar alguna manera de que Harry firmara el bendito papel. Se sorprendió de que
cuando lo vio ni siquiera le mencionó que firmara, se prometió a si misma tenerlo en
cuenta cada vez que le viera la cara.

Llegando la noche se duchó y se vistió con una blusa blanca muy ajustada y unos jeans
azules también apretados, todo de su colección propia. Se maquilló un poco e intento
aparecerse sin éxito, así que enojada por su falta de magia, se fue caminando al único
bar que ese pueblito poseía. Se sintió poco inteligente cuando los pies le comenzaron a
doler, solo a ella se le podía ocurrir ponerse unos tacos en un pueblo en donde siempre
se terminaba caminando sobre la tierra y las piedras. La alegre música invadió a sus
oídos desde varios metros, sonrió nostálgica ya que un viejo flash revivió en su retina,
un viejo recuerdo de cuando aún estudiaba en Hogwarts, una fiesta el día viernes, todos
escondidos en el salón de menesteres, ahí dio su primer beso, a ese moreno que la volvía
loca. Apretó los ojos con fuerza pensando en Víctor y llegó a su destino con un ánimo
de los mil demonios.

-Pero miren quién nos hace el honor…- comentó Harry mientras abrazaba a una chica
que ella no conocía, sonrió para sus adentros; ella era mucho más linda que esa mujer.
Le hizo a Harry un descomunal desaire y entró sin decir ni una sola palabra.

-¡Pero si es mi nuera favorita!- gritó Lily desde el otro lado del bar, corrió a atrapar a
Hermione en un apretado abrazo que ella correspondió. La madre de Harry siempre le
agradó, era una mujer sincera, simpática y muy alegre, además de hermosa, su hijo
había heredado sus preciosos ojos, a pesar del tiempo Hermione siempre le enviaba una
carta y algún regalo.

-Hola Ronald- saludó en la barra al pelirrojo dándole un beso en la mejilla, mientras un


par de verdes esmeraldas fulminaban a través de la ventana cada movimiento de la
castaña.

-Qué bueno que viniste… ¿cómo estás?- le preguntó el chico que no estaba de policía,
sino con un alegre chaleco verde y unos jeans.

En ese mismo momento salió del bar Luna la cual se abalanzó sobre Ron y le dio una
fuerte cachetada para luego regresar a una mesa en donde habían varias chicas riéndose.
Hermione presenció sorprendida toda la escena.

-Peleas de novios…- le aclaró el chico mientras se tocaba la adolorida mejilla.

La castaña no se sorprendió en lo absoluto con la noticia de que Luna y Ron eran pareja,
porque siempre se quisieron en secreto, al mismo tiempo en que ella y Harry se
enamoraron. Bebió un largo trago de whisky de fuego para quemar su último
pensamiento.

Bebió unos cuantos tequilas junto a Ron y se animó bastante, se acercó a la mesa de
pool en donde estaba jugando Harry.

Justo le tocaba golpear la bola al ojiverde, pero ella colocó su vaso frente a la bola
blanca.

-¿Qué quieres?- le preguntó comenzando a perder la paciencia.


-Que firmes el divorcio…- le respondió bajito al oído, provocándole un escalofrío en
todo el cuerpo.

-No lo creo- le respondió tomando el vaso y bebiéndose todo el contenido de un trago.

-¡Hey!- le llamó la atención, pero el moreno tenía una sonrisa burlona en la boca.

-Mi marido es un bruto, ten cuidado- le advirtió a la pareja del ojiverde que estaba
pegada a la pared. La chica se sorprendió al escuchar la palabra "marido" y quedó
mirando enojada a Harry quien dio un suspiro y negó con la cabeza.

-Juguemos…- se quitó la chaqueta y la lanzo sobre una silla que había cerca. Los
muchachos del bar comenzaron a gritarle cumplidos y a silbarle.

Dejo ver sus perfectas curvas, sus pechos ya de mujer madura, sus torneadas piernas y
su carnoso trasero que llenaba perfectamente el jeans.

-¡Traigan whisky de fuego!- ordenó Harry mirando hacia la barra y animado se froto las
manos ni sin antes lanzarle una mirada a la castaña.

-Vamos Harry yo se que puedes hacerlo mejor…- le dijo mientras se apoyaba en la


mesa de pool y le mostraba su trasero a los chicos que babeaban. Hizo que Harry
nuevamente fallara, ya que el moreno estaba más preocupado de mirar asesinamente a
los viejos babosos que se comían a la castaña con los ojos.

-Si gano, vas a firmar- le aclaro bajito cerca del oído.

-Y si yo gano, tú te regresas de donde viniste mañana mismo- le respondió mientras


hacía sonar los dedos. -Mira esto…- le avisó para luego golpear con fuerza la bola y
provocar que cuatro entraran a los agujeros. Ron soltó un grito de ánimo y Hermione le
golpeó un brazo.

-Dale…- la retó mientras le acercaba cuatro vasos pequeñitos pero llenos de whisky. La
chica sintió como se le cocía la garganta luego de beberse el cuarto vaso. Ya estaba
tambaleándose.

-Me imagino que recuerdas cuanto te hice mi jugada especial…- preguntó el chico
recordando cuando antes ellos dos jugaban en ese mismo bar.

-¿Cuál jugada?... ¿dejarme embarazada?- preguntó haciéndose la desentendida, al ver la


expresión en el rostro del moreno se arrepintió de haber hecho ese comentario, se
escucho un "uuuh" de los presentes y la acompañante del ojiverde salió despechada del
bar.

Harry serio dejó el palo sobre la mesa y se fue al baño. Entró al pequeño espacio y se
mojo la cara con ambas manos, le había dado en donde más le dolía.

-¿Como puede recordármelo?…- se preguntó mientras se miraba en el espejo. Escucho


un fuerte barullo y salió del baño.
La escena lo hizo perder la cabeza, Draco Malfoy estaba abrazando a Hermione a la
fuerza, todo el mundo estaba abultado alrededor de la pareja.

-Estás como quieres Hermione…- le intento dar un beso, Ron intentaba acercarse pero
el gordo Goyle no se lo permitió.

-Yo te hubiese preñado feliz… y a lo mejor estaría vivo- las últimas palabras fueron la
gota que renvalsó el vaso. Harry sabia el problema que tenia Draco con el alcohol, pero
aún así perdió el control y se lanzó sobre Malfoy dándole un golpe tan fuerte que sintió
que los nudillos se le desintegraban. Ron golpeó a Goyle y todo el mundo comenzó a
pelear, botellas iban y venían, al igual que los vasos, incluso las mujeres peleaban, no
encontraron mejor momento para sacar los problemas al aire. Incluso Luna discutía
animadamente con una de sus amigas.

-¿Qué tanto la defiendes?... si te abandonó como a un perro- le dijo el rubio


provocándolo aún más.

Harry esquivó un golpe del rubio y se lo regresó dejándolo en el suelo nuevamente. La


castaña a duras penas podía ver que estaba pasando, vio como Harry volvía a golpear a
Malfoy en el suelo y se giraba para ayudar a Ron.

-¡Harry!- lo llamó advirtiéndole, al mismo tiempo que Goyle le propino un certero


golpe con una botella en la cabeza, la cual se hizo añicos. El ojiverde sintió como todo
se tambaleaba, seguido por un ardor infernal. Sabía que iba a caer al suelo, así que se
rindió a ese destino. Pero pudo sentir cuando Hermione lo agarraba y ambos
desaparecían del lugar.

-oOo-

Abrió los ojos, sintió una fuerte puntada en la cabeza. Intentó en vano levantarse.

-Harry…no te muevas- le pidió la castaña que estaba agachada a su lado.

Observó a penas el lugar, estaban en su casa porque reconoció la madera de las paredes
y del techo, estaba acostado en el sillón, y todo perdió sentido cuando sintió la cabeza
de Hermione apoyada en su pecho.

-Herms…- susurró tan suave como una caricia, hacía cuatro años que ella no escuchaba
que la llamasen así, una calidez la invadió de a poco.

-Te di una poción anti-inflamatoria-

El moreno levantó una mano y le acarició los suaves rizos.

-Lo siento… lo que dijo Malfoy...- dijo con la voz quebrada, el corazón de la castaña se
encogió al tamaño de una hormiga.

-Lo sé…yo también lo siento- respondió cerrando los ojos, intentando no derramar ni
una sola lagrima.
-Siento tanto todo…- comenzó a llorar el chico en silencio, Hermione supo que lo
estaba haciendo y dejó escapar algunas lagrimas también.

-Ya Harry…- lo tranquilizó y aún con la cabeza de ella apoyada sobre su pecho el
moreno se tranquilizó y cerró los ojos quedandose dormido.

Ella se acercó a la ventana y se quedó observando una vitrina que tenía en su interior
tres varitas mágicas, las más preciosas que Hermione había visto en toda su vida.
Recordó el día en que llegó, Harry la amenazó con una varita verde platinado que era
muy elegante, de diseño único y ahí estaba, junto a otra verdosa pero más pequeña,
como para un niño y junto a otra de color miel, un diseño femenino.

Deseo la ultima, ya le preguntaría a Harry en donde las adquirió, se moría por tener una.

Le preparó un montón de poción para aliviarle los dolores y luego lo tapó con una
manta que hizo aparecer con su varita.

-Adiós Harry- se despidió en voz baja, no pudo frenarse por lo que le dio un suave beso
en la frente.

-La misma calidez…- murmuró tocándose los labios antes de desaparecer.

-¿Me estaba comparando?- se preguntó confundido el ojiverde luego de ver a Hermione


irse de ahí.

Capítulo III

-Hola amiga…- la saludó mientras se preparaba un sándwich.

-¡Herms!, ¿cómo va todo por allá?- preguntó Lavender desde el otro lado de la línea
telefónica.

-No he conseguido nada, y se me acaba el tiempo…- respondió afligida. – ¿Cómo se ha


portado tu amiguita?- preguntó cambiando el tono por uno más suave y alegre, haciendo
un énfasis notorio en la última palabra.

-Eso no se pregunta, tú sabes cómo es ella… ¡me encanta!- exclamó haciéndola sonreír.

-Ayer le quebraron a Harry una botella de vidrio en la cabeza… por defenderme- le


confesó apretado los ojos y esperando su comentario.

-¡Oh!, ¿Está bien?, ¿Qué está pasando allá amiga?, espero que no salgas con sorpresitas
de último momento, mira que me contaron que la madre de Krum te está investigando-

-¡¿Qué?- se levantó de la mesa bruscamente por lo que dio vuelta todo el vaso de jugo,
mojando el mantel.

-Lo más seguro es que alguien vigile cada paso que das- dijo Lavender. –Ten

cuidado- agregó.
-Ya es demasiado tarde…- respondió abatida mientras con su varita murmuraba unas
palabras y secaba lo derramado.

-oOo-

-¿No deberias estar descansando en tu cama?- le preguntó Ron a su eterno amigo desde
la infancia mientras se sentaba en un madero que había cerca.

-¿Para armarme más caldo de cabeza?, no gracias- respondió testarudo mientras le daba
un certero golpe con un hacha a un tronco de gran tamaño.

-Anoche quedo la grande, de todas maneras metí a Malfoy y al gorila de Goyle a la


cárcel, los dejaré ir cuando se me dé la real gana- comentó divertido haciendo reír a
Harry.

-¿No te importa que Draco sea el marido de Ginny?-

-Me tiene sin cuidado, además nos robó a mi hermanita, se merecía un castigo desde
hace mucho tiempo- respondió levantando los hombros, se quedó mirando como el
hacha del moreno se quedaba atrapado en un madero de mediano tamaño.

-¿Se aparecieron acá?- agregó el pelirrojo luego de un lapsus de silencio.

-Si…-

-Sabes amigo…estaba pensando en que podríamos juntarnos los seis, como en los viejos
tiempos…- propuso el pelirrojo al mismo tiempo que se ponía la radio cerca de la oreja,
pero el aparato no emitía sonido alguno. –…quizás cuantos años pasen para que ella
regrese nuevamente- comentó guardando la radio en un bolsillo.

Harry le dio un hachazo a otro tronco tan fuerte que lo partió en dos de un solo golpe,
haciendo saltar a Ron y decidir pensar más antes de hacer ese tipo de comentarios.

-oOo-

-Hija… tengo que preguntarte algo- su padre se sentó junto a ella en el sillón. Hermione
asintió sin responder nada, ya que estaba mirando concentrada un álbum de fotos.

-¿A qué viniste en realidad?-

-¿Cómo?- contestó desconcertada como ni no hubiese entendido la pregunta, dejando el


álbum a un lado y mirando con los ojos bien abiertos al señor Granger.

-Qué a que viniste- suspiró para continuar pero la castaña lo interrumpió.

-¡Si te escuché!... ¿ya no soy bienvenida aquí?- preguntó dolida mientras la miraba
levantando un poco la cabeza.

-No es eso Hermione, ¡pero no te veíamos hace casi cuatro años!, ¿qué quieres que
pensemos?- la chica escuchaba atenta a su madre que se había unido a la conversación,
y cada palabra que salía de su boca era una flecha ardiendo que se clavaba en su
corazón. -No te enojes, pero quiero que me cuentes a que viniste… la verdad, ¿estás
escapando de alguien?-

Titubeo un momento, pero luego tomo aire y respondió.

-Regresé a pedirle el divorcio a Harry…- vio como su padre se giraba rápidamente hacia
su esposa y ésta levantaba una ceja y torcía la boca.

-Han pasado cuatro años hija… ¿Por qué lo quieres ahora?-

-Se lo envié el mismo año en que me fui mamá, pero nunca lo firmó…- comentó
mientras volvía a abrir el álbum de fotografías y posaba su vista en una foto en donde
estaba en Hogwarts, ella y grupo de amigos.

-¿Eso es todo?- preguntó el señor Granger poniéndose de pie y parándose junto a su


mujer.

-No…- confesó la castaña sin dejar de mirar al Harry de la fotografía, ella estaba
colgada a él por atrás como un mono, y su cabeza apoyada sobre la mejilla del ojiverde,
él se giraba una y otra vez para mirarla, Ginny y Draco estaban empujándose
maliciosamente, y Luna junto a Ron avergonzados ya que los habían obligado a
abrazarse para tomar la fotografía.

-¡Me voy a casar!- exclamó para luego correr a su habitación y lanzarse a la cama a
llorar desconsoladamente.

-Le costó mucho decírnoslo…- le dijo su mujer, mientras él miraba un mural lleno de
recetas de cocina, en donde un artículo sobresalía del resto, un artículo sobre la boda de
una célebre diseñadora y un jugador de futbol.

-oOo-

-Hola Mione…- la saludó Luna mientras miraba su habitación. –Aún recuerdo las
noches entre chicas aquí…- se sentó en una silla junto a la cama.

-Luna… ¿Qué haces aquí?- le preguntó mientras miraba el reloj que tenía sobre la
mesita de noche.

-Te vengo a buscar… así que mejor prepárate-

-¿Y a donde iríamos si se puede saber?- le preguntó mientras se sentaba en la cama y se


pasaba las manos por las mejillas sacándose rápidamente los rastros de lagrimas.

-Solo cámbiate esa ropa y vamos- la terminó convenciendo, la castaña se duchó


rápidamente y se vistió con unos jeans apretados con un estampado de mariposa y
precioso chaleco ajustado morado con rombos de color café y blanco. Se maquilló un
poco, y uso su leal poción para definir sus rizos.
-¿Me dirás ahora a donde vamos? – comenzó a estresarle un poco la sorpresa, ya iban
caminando por el bosque y estaba oscureciendo.

-Vamos a refrescarte un poco la memoria…- dijo mientras se metían en unos espesos


matorrales.

-Ay, ¡se me enganchó el chaleco!- exclamó mientras se intentaba desenredar con


cuidado. ¡Luna ayúdame!- gritó perdiendo la paciencia. Sintió que una fuerte mano la
tomaba de la muñeca y la sacaba de ahí en un segundo.

Lo primero que hizo fue mirarse el chaleco que efectivamente tenía un punto corrido.

-Mierda…- murmuró viendo como la pieza única perdía su hermosura. Levantó la vista,
se encontró con el lago y un pequeño puerto de madera que parecía caerse en cualquier
segundo.

-¿Se te refrescó un poco la memoria amiga?- giro su cabeza rápidamente para


encontrarse con Ginny, que le sonreía radiante.

-Por la cara de tonta yo digo que sigue con amnesia…- agregó Draco Malfoy mientras
aparecía de detrás de un árbol.

-Mejor cierra la boca o te meto otra vez a esa celda que tanto te gusta...- lo amenazó el
pelirrojo que estaba agachado detrás de una gran piedra.

-Claro que recuerdo…- dijo mirando a Luna que le sonreía complacida.

-Accio mochilas- escucho una voz demasiado familiar atrás de ella. Se volteó y se
quedo mirando a Harry, que atrapaba tres mochilas gigantes al mismo tiempo, el chico
tenia puesto un chaleco verde oscuro y unos gastados jeans.

Ella junto a Luna sacaron las mantas de las mochilas, y tiraron algunos cojines por ahí y
por allá. Ginny se sentó sobre uno enseguida.

Hermione miró hacia donde estaban los tres chicos. Harry tenía un montón de maderos
bajo el brazo y lanzaba uno a uno al fuego que recién estaba comenzando a expandirse.

-Nunca voy a entender porque no ocupan magia… hombres- comentó Ginny mientras se
hacia un moño con su cabello.

-Es Harry…- dijo para sí misma la castaña que desvió la mirada al lago.

FLASH BACK

El moreno miraba hacia las ramas de un mediano árbol, Hermione sacó su varita y
apuntó.

-Espera…- le pidió mientras se encaramaba en el árbol como un mono.


-¡Harry te vas a caer!- exclamó preocupada, pero el chico continuo su camino, escogió
una linda manzana y la arrancó. Bajó con sumo cuidado y le entregó la fruta a la
castaña.

-Eres un tonto…- respondió tomándola y comenzando a caminar molesta. –No entiendo


Harry, porque te complicas tanto…para eso mejor haces magia-

-No me complico, pero sabes Herms, las cosas son demasiado fáciles cuando la
usamos…- se puso delante de ella y la tomó suavemente por lo hombros.

-Las cosas pierden su gracia, basta con decir un par de palabras y levantar la varita,
¿qué de interesante o distinto tiene eso?- la chica lo escuchaba atenta. –Me da lo
mismo que todo el mundo diga que me creo muggle o qué se yo… solo sé que disfruto
mucho haciendo esas cosas sin magia…- le dijo antes de correrle unos cabellos que
tenía en la cara. –Enamorarnos lo hicimos sin magia y ha sido maravilloso… ¿o estoy
embrujado?- preguntó divertido. La chica sonrió y se acercó a él para juntar sus labios
en un suave beso.

FIN FLASHBACK

-En qué o mejor dicho en quién estarás pensando mujer…- comentó Ginny mirando a
Luna de reojo.

-¡Ya encendió!- gritó celebrando Harry al mismo tiempo que llegaba donde las tres
chicas, estaba sonriendo y mostrando su blanca dentadura, Hermione se fijó en unas
pequeñas arrugas que se le hacían en la frente y sus miradas se encontraron, como
extrañaba verlo contento, ella quiso sonreírle de vuelta pero no pudo. La expresión del
moreno regresó a una de seriedad y se devolvió a donde los chicos y a donde ya estaba
prendiendo la pequeña fogata.

Se sentaron alrededor de la pequeña fogata sobre las mantas y sobre los cojines.

-¿Así que eres una costurera Granger?- comentó Draco mientras le daba un sorbo a su
whisky de fuego. Todas las miradas quedaron sobre ella, ahora que lo pensaba bien no
le había dicho a nadie nada sobre su vida, pensó que sus padres podrían haber regado la
noticia de su profesión, pero al parecer ni siquiera ellos entendían que era una gran
diseñadora. Asumía también que las noticias muggles no llegaban hasta ese pueblo que
era en su totalidad una comunidad de magos y brujas.

-Diseñadora- respondió viendo como Luna y Ginny lanzaban un gritito.

-Con razón te vistes tan bien…- agregó la pelirroja mirándole el exclusivo estampado de
sus jeans que era un diseño propio y el chaleco también pertenecía a su línea propia.

-Bueno, siempre tuviste buen gusto y eras buena cociendo, siempre me pareció gracioso
cuando lo empezaste a hacer a lo muggle- dijo Ron sentado junto a Luna.

-Alguna cosas pierden la gracia cuando se usa la magia, ¿Qué de interesante tiene
mover la varita y decir dos palabras para hacer las cosas sin esfuerzo?- comentó con
suficiencia, mientras pasaba su mirada por las caras incrédulas de todos, llegó a la de
Harry que la miraba de reojo, creyó notarlo sorprendido.

-Cuéntanos más amiga, en cuatro años deben haber pasado muchas cosas…- le pidió
Luna, la castaña sonrió, no podía creer que en ninguno de ellos a excepción de Harry,
estuviese rencoroso con ella. Luego de haberlos prácticamente abandonado de un día
para otro.

-Bueno, tengo un departamento y un auto- dijo guiñándole el ojo a Ron, quien siempre
fue un fanático de la mecánica muggle.

-¿Y amigos?- preguntó Harry sin quitarle la mirada a la mediana llama que había a un
costado del grupo.

-Un par…-

Cambiaron el tema, y comenzaron a recordar locuras que cometieron en Hogwarts, las


carcajadas se escuchaban por todo el bosque, ya estaba oscuro por lo que la Luna se
reflejaba en el enorme lago, y la fogata le daba la luminosidad a la escena.

Hermione estaba de pie frente al lago un tanto separada del resto, con los brazos
cruzados sobre su pecho, observaba la corriente suave del lago, tan suave que se sentía
relajada con tan solo posar su vista en el agua que brillaba con la luz de la luna.

-Toma…- escuchó que le decía la voz de Harry. Recibió un palito que tenía un
malvavisco un tanto derretido en la punta.

-Gracias- le respondió para volver a mirar el lago. Le dio un mordisco a la suave


sustancia y miró a Harry que continuaba ahí a su lado.- ¿Qué pasa?-

-Nada…- contestó al rato, con su dedo pulgar le limpio el contorno de la boca que le
había quedado con restos del dulce. El moreno regresó al grupo y ella lo siguió,
intentando no pensar de más.

Malfoy se puso de pie y se llevó a Hermione lejos de todo, Harry no les quito la vista de
encima, cosa que la castaña no notó.

-Granger, lo que paso en el bar…- comenzó bastante avergonzado -…bueno, estaba


muy ebrio y bueno… no fue mi intención decir cosas hirientes, me comporte como un
real imbécil, discúlpame…-

-A Harry es a quien tienes que decirle todo eso, a mi no me afectó tanto como a él- le
dijo dándole una cariñosa palmadita en la mejilla, el rubio torció la boca y asintió.

-Ya es tarde… nosotros nos vamos- aviso al rato Draco mientras se ponía de pie y metía
las cosas con la varita en una de las mochilas.

-No te dejare solo con mi hermanita delincuente…- le dijo Ron haciendo lo mismo.
-Pero si estamos casados idiota…- murmuró Ginny rodando los ojos y poniéndose de
pie.

-Ustedes están más cerca de sus casas que nosotros, así que no creo que haya problema
de que se acompañen…- comento Luna mientras se alejaban.

-oOo-

-Puedo irme sola, descuida- le dijo Hermione mientras comenzaba a caminar en


dirección al lago para observarlo antes de irse.

-No-

La chica se volteo a mirarlo, el fuego aún estaba encendido y estaba segura de ver dos
llamas ardiendo en sus ojos y que no eran reflejo de la fogata.

Caminó hasta pararse en el pequeño puente de madera que había sobre el lago, sintió los
pasos de Harry sobre las hojas secas.

Cerró los ojos y dejó que la suave brisa le golpeara el rostro y jugara a su voluntad con
sus rizos castaños. Harry se quedó cerca de ella, levantó la cara hacia la luna y cerró los
ojos simplemente disfrutado tener la presencia de Hermione que tanto le agradaba,
aunque quisiera negarlo. Cuando volvió a abrirlos pasado un largo momento, se
encontró con Hermione frente a él, siempre fue de mayor estatura que ella pero en ese
momento se hizo muy notoria la diferencia; él había crecido un tanto más desde la
última vez que la tuvo enfrente.

Se percató de como la vista del moreno se posaba sobre sus labios y luego de regreso a
sus ojos. El chico dio un pequeño paso y posó su mano izquierda en la mejilla de
Hermione, la cual no opuso resistencia. Notó como ella suspiraba suavemente y ante
esto simplemente perdió el control; sin pensar acortó la tan molesta distancia que los
separaba y la besó, luego de una espera tan enorme volvió a probar sus labios una vez
más, aquellos exquisitos labios que alguna vez le pertenecieron solo a él.

Era un sabor conocido, una lengua familiar explorándola, unas fuertes manos puestas en
su espalda impidiendo que se alejara un ápice.

Se estremeció de pies a cabeza al sentir la mano de Harry deslizarse hasta su trasero y


apretar sus caderas contra las de él. Soltó un suave gemido dentro de la boca del moreno
y se separó abruptamente de él forcejeando para que la soltara.

-Firma el divorcio por favor…- le pidió antes de salir corriendo e internarse en el oscuro
bosque.

Capítulo IV

-Ya han pasado cinco días amor… y mañana es el evento, ¿estás segura que todo va
bien allá?- le preguntó su prometido por celular.
-No te preocupes todo está bien…mañana llegaré temprano…- le avisó con voz
tranquilizadora pero un tanto carente de sentimientos.

-Te estaré esperando preciosa- dijo antes de despedirse y cortar la comunicación.

La castaña se acostó sobre su cama y miró el blanco techo de su habitación, el día


anterior se había quedado en casa para evitar encontrarse con Harry, aún no podía creer
que le había correspondido el beso, por un momento sintió algo que no quería sentir.

-Mañana tengo que regresar…- les comentó a sus padres mientras ellos veían televisión,
pudo notar en ellos una mirada de decepción. –Pero vuelvo al día siguiente…- agregó
provocándoles una sincera sonrisa a ambos.

-¿Y cuándo conoceremos al señor Krum?- preguntó su padre bajándole el volumen a la


televisión.

-El tiene muchas ganas de venir…- su cara comenzó a denotar sorpresa -¡Hey!...yo no
les he dicho su nombre…- meditó por un segundo y dio unos pasos atrás hasta llegar a
un mural lleno de recetas, noticias, fotos mágicas, y ahí lo encontró.

-Así que ya lo sabían…- dijo para sí misma y regresó a la sala de estar.

-Teníamos que escucharlo de tu boca hija… discúlpanos- su madre se puso de pie


seguida por su padre y le acarició una mejilla.

-Ustedes son los que me tienen que disculpar a mi…- la abrazó mientras varias lágrimas
caían por sus mejillas. –He sido la peor hija el mundo, debí visitarlos antes…-

-Tus razones tienes que haber tenido Hermione, además nosotros no aceptamos las
numerosas veces que nos enviaste tu dirección y esos papelitos para viajar en avión-
dijo el hombre abrazándolas a las dos. Luego de un rato se separaron y Hermione les
sonrió.

-Ahora haré las cosas bien…- les avisó secándose las lagrimas –Traeré a Víctor y le
mostraré mi mundo…- dijo mientras movía su varita y cambiaba el viejo refrigerador
por uno último modelo de dos puertas, el pequeño televisor por una pantalla plana, la
cocina por una de seis platos, y a cama de sus padres por una enorme.

-¿Qué hiciste?- pregunto su madre mientras la miraba extrañada.

-¡Por Merlín Hermione!- exclamó su madre mientras estaba con la boca abierta
admirando los nuevos aparatos en su humilde cocina.

-¡Mira esto Jane!- gritó su padre que estaba mirando sorprendido la enorme pantalla. –
No sabía que hubiesen tan grandes…- dijo como un niño pequeño.

-No debiste hija…-

-Mamá es lo mínimo que podía hacer por ustedes… además son los regalos de tres
navidades que no pasé con mi familia…los tenía en una bodega-
Luego de una ronda más de abrazos y besos la chica les dio las buenas noches y se fue a
dormir, ya que tendría un largo día.

-oOo-

-¡Mierda!- gritó al ver que estaba atrasadísima. –Ya me voy…- llegó diciendo a la sala
de estar con su bolso y se encontró con Luna que estaba junto a sus padres.

-¿A dónde vas?- preguntó mirándola con sus enormes ojos azules.

-Eh… tengo que trabajar hoy, nos vemos mañana- les dijo a los tres para luego
desaparecer. La rubia miró los padres de la castaña y una traviesa sonrisa de formó en
sus labios.

-oOo-

-¡Ron!- lo llamó por la ventana, el pelirrojo se cayó de la silla y se puso de pie en el


mismo segundo.

-¿Qué pasó amor?- le preguntó mientras se apretaba el cinturón y salía del pequeño
cuartel policiaco.

-¿Te puedes tomar el día libre?- le preguntó la rubia dándole la mano, el pelirrojo
asintió extrañado y Luna desapareció llevándoselo consigo.

-Tengo un panorama… ¿les apetece?- les preguntó a una pareja que estaba discutiendo
acaloradamente y apuntándose con sus varitas en la cocina. Ambos la miraron y
asintieron.

-¿Le decimos al cara rajada?- preguntó Malfoy mientras seguían de pie en la cocina,
luego de haber escuchado atentos a Luna. Ron cerró los ojos y negó con la cabeza.
Todos asintieron, comprendían el porqué.

-oOo-

-¿Dónde diablos estamos?- preguntó el pelirrojo admirando la preciosa ciudad, ya era de


tarde, todas las miradas estaban puestas sobre el cielo que tenía una preciosa tonalidad
anaranjada en ese momento.

-Australia- respondió Luna mirando un pedazo de papel que tenía en la mano.

-¿Sabes a donde debemos ir?- preguntó Ginny apoyada sobre su hombro y mirando el
mapa sin comprender nada.

-Algo, pero tenemos que caminar un tanto-

Avanzaron por varias calles guiándose por ese pequeño mapa, la ciudad era limpia y
preciosa, ya el manto de la noche había cubierto el cielo.
-Llegaron hasta un enorme galpón, que tenía un letrero gigante que decía el nombre de
su amiga con pequeñas luces a su alrededor. Nadie excepto Luna se percató de ese
pequeño pero a la vez enorme detalle.

-¿No que era costurera?- preguntó Draco observando embobado a las elegantes mujeres
que entraban al galpón.

-Eso creo… bueno lo único que sé es que con este aspecto no podemos entrar…- dijo
Ginny mirando su opaca vestimenta.

-Hay chicos me sorprenden… ¡para eso existe la magia!- agregó Luna rodando los ojos.
Cada uno apunto a su pareja con la varita y lo vistió a su gusto.

-¡Draco!- le llamó la atención la pelirroja al verse en un ajustado y sexy vestidito negro.

Todos se veían muy elegantes y pasaban desapercibidos entre tanta gente que irradiaba
tanto dinero y elegancia.

-Sus nombres…- pidió un enorme señor a la entrada, parecía un gorila vestido de


etiqueta.

-No estamos en la lista, pero somos amigos de Granger- dijo Malfoy escupiendo las
palabras. El guardia los miró con expresión extraña y sacó una radio. Ron la reconoció
ya que era de las mismas que el utilizaba para comunicarse con otros policías y movió
su varita rápidamente.

-Ehhh… Eh…- murmuró el hombre mirándolos confundido y rascándose la enorme


cabeza. – ¿En que estábamos?- les preguntó levantando una ceja totalmente confundido.

-Thompson y Toscani- recitó Luna tranquila y sonriendo luego de haber mirado la lista
de invitados.

-Si…si…aquí están- el guardia se hizo amablemente a un lado y los dejo entrar al


recinto.

-oOo-

Todos quedaron con la boca abierta al ver el lugar, luces moradas y rosadas estaban
moviéndose por todos lados, había una enorme cortina cubriendo algo que tenía forma
rectangular y alrededor de eso habían varias sillas.

Luna sonrió y negó con la cabeza, siempre había sido muy observadora y esta vez no
había sido la excepción.

-Mira hay esa gente que graba las cosas- comentó Ron mirando los artefactos con la
boca abierta.

-Son camarógrafos y periodistas- susurró Ginny mientras recibía cuatro vasos con
champagne.
-¿Y dónde está Granger?… mira que de fiesta y la muy no nos invitó…-reclamó Draco
peinándose el cabello de manera altanera.

-Les pedimos a los todos que tomen asiento porque lo que llevan esperando por casi un
año ha llegado…- se escuchó una voz grave salir desde los alto parlantes que estaban
colgados en las paredes.

Las dos parejas se sentaron en la segunda fila, ya que la primera estaba reservada sólo
para invitados especiales.

La cortina se levantó dejando ver una larga pasarela y en medio se encontraba un


hombre alto y muy atractivo con micrófono en mano y sonreía a más no poder.

-Bienvenidos a todos, son dos años que esta mujer nos ha deleitado con su talento,
conocida como la diseñadora mas talentosa del país y una de las más importantes del
mundo, ahora serán testigos de quince prendas que revolucionaran al mundo de la moda
nuevamente… sin decir más… dejo con ustedes a… Hermione Granger- dijo
volteándose hacia el fondo de la pasarela y salió una castaña traje de dos piezas morado
y una blusa de la misma tonalidad pero un poco más clara. Le dio un beso al chico y
recibió el micrófono.

-Bueno, muchas gracias a todos por venir… me han visto evolucionar durante estos dos
años, y con mis dos lanzamientos anteriores la gloria llegó a mi corta carrera, pero esta
noche quiero ir más allá, esta noche quiero alcanzar las estrellas…- dijo abriendo los
brazos y sonriendo.

Una música de vanguardia comenzó a sonar y las luces se apagaron. Ginny, Ron y
Draco estaban con la boca abierta. Luna tenía una leve sonrisa en los labios, estaba
orgullosa de su amiga.

Tenues luces se encendieron en el suelo de la plataforma y las modelos comenzaron a


desfilar, una por una, llevando vestidos, pantalones, chaquetas y blusas que les sacaron
suspiros al público y más de un grito de apoyo.

Luego de más de media hora, desfilaron las quince modelos al mismo tiempo por la
pasarela y Hermione fue la última en salir, también modelando un traje, el más precioso
que las chicas hubiesen visto, levantó los brazos saludando a los presentes y el público
se puso de pie para ovacionarla. Los chicos aplaudían aún sin poder creerlo, miraban
alrededor y veían cuanta gente apoyaba a la castaña.

Los flashes de las cámaras eran cientos por segundo, ella esbozaba una sonrisa enorme,
se sentía tan feliz.

Después de todo hubo una conferencia de prensa, luego los camarógrafos y los
periodistas fueron sacados del evento, para dar lugar a la celebración.

Desde la barra los chicos observaban como Hermione saludaba todo el mundo con una
sonrisa que no le habían visto nunca, iba de un lado a otro dirigiéndoles un par de
palabras a todas las personas.
-No puedo creerlo…- dijo Ron mientras miraba con los ojos bien abiertos a Luna.

-Es famosa… - dijo Ginny tomando una revista que había sobre la mesa, salía Hermione
en la portada junto a un guapo chico.

-¡Miren!- gritó alarmado Ron apuntando hacia un hombre que había aparecido recién
entre la gente y que buscabaa alguien con la mirada.

-oOo-

-Tienes que comenzar ya con la siguiente colección... porque esta colección es mía, la
quiero toda- le dijo una alta y delgada mujer guiñándole un ojo.

-¡Herrrmione!- escuchó que la llamaba una voz muy familiar.

-¡Víctor!- gritó al ver al búlgaro que estaba vestido con un esmoquin negro y una
corbata de humita.

El chico corrió hacia su novia y la levantó en los aires, para luego darle un extenso beso.

Varias miradas estaban posadas sobre ambos y varias personas los aplaudieron.

-Sabía que sería un éxito- le dijo el chico separándose un poco pero sin dejar de
abrazarla.

-Gracias por todo…- iba a decir unas palabras más pero el chico la volvió a levantar y
giró con ella sonriendo. Mientras giraba levanto la mirada y se encontró con la persona
que menos imagino ver esa noche.

-oOo-

-Lean…- dijo Malfoy mientras les mostraba la portada de la revista que había mirando
Ginny.

Los tres dirigieron la mirada a las letras que aparecían bajo Hermione. "La Boda del
Año".

-Él es él- dijo Ron señalando la noticia y luego al imponente chico que estaba con
Hermione.

-oOo-

-Harry… - dijo la castaña en un susurro inaudible, comenzó a caminar en su dirección


pero las modelos se le acercaron y le impidieron el paso.

-¡Amiga ya tengo como veinte ofertas de trabajo!- exclamó Lavender feliz al mismo
tiempo que la abrazaba, pero su expresión cambió al sentir que algo andaba mal -¿Qué
pasó Hermione?-
-Él estaba aquí…me encontró- dijo mirado el vacio espacio que había en donde hace un
minuto había visto al moreno.

-Oh…- la modelo volvió a abrazar a su amiga en signo de apoyo. -Julie te está


esperando arriba…- le avisó logrando cambiar la expresión de la castaña, la chica se fue
a paso rápido de ahí.

-oOo-

-¿Cómo llegó Harry allá?- preguntó Ron abriéndose el cuello de la camisa.

-¿Alguien habrá notado que nos desaparecimos en medio de todos?- Luna se notaba un
tanto preocupada.

-Lo dudo amor…-

Draco lanzó la revista sobre la mesita de centro. Todos la quedaron mirando en silencio.

-¿Por qué nadie me dijo nada?- todos saltaron de la sorpresa al escuchar la grave voz de
Harry mientras el aparecía sentado en un sofá. Tenía el cabello más revuelto que nunca,
llevaba la camisa fuera del pantalón y le faltaban dos botones.

Todos tragaron saliva y miraron instintivamente la revista que había en la mesita del
centro. Harry los siguió y el corazón se le detuvo al ver a Hermione junto a ese hombre
de la fiesta, "La boda del año", leyó una y otra vez. Ahora comprendía todo, un nudo se
le formó en la garganta, y el pecho se le apretó en un segundo. Le había dolido ver
Hermione en los brazos de otro hombre y se sintió morir cuando se besaron, pero ahora,
ahora había perdido la cordura.

Capitulo V

-¿Vas a regresar?- le preguntó Lavender a su amiga mientras ya casi amanecía, estaban


en el balcón de su gran y lujoso departamento.

-Por supuesto, mis padres quieren conocer a Víctor, y también a…- dijo mordiéndose el
labio inferior y sin terminar lo que estaba diciendo.

-¿Y por qué no les pides que ellos vengan?-

-No, voy a regresar y dar la cara, ya escapé la vez anterior y… perdí la relación con mis
padres además de haberles quitado algo muy importante- respondió mirando el cielo.

-A él también se lo quitaste…- le recordó mirándola de reojo. –Amiga, ¿te arrepientes


de…?-

-Sólo pienso en que no habría llegado a ninguna parte… mucho menos a la posición que
tengo ahora- se mordió el labio nuevamente y miró su reloj de pulsera.

-¿Qué vas a hacer?- preguntó Lavender mientras encendía un cigarrillo con su varita.
-Voy a arreglar las cosas con mis amigos, llevaré a Víctor para presentárselo a mis
padres y para mostrarle nuestro mundo- dijo mientras señalaba la varita en la mano de
Lavender –Espero que Harry haya firmado ese bendito papel o voy a estallar de rabia…-
agregó.

Entraron a la casa y la modelo con un ágil movimiento de varita hizo aparecer dos
tazones llenos de espeso café.

-Guau, pensé que habías dejado el vicio...- comentó la chica al ver a la castaña hacer dos
movimientos de varita para al rato recibir otro bolso con ropa.

-Lo había dejado…- bebió bastante del oscuro líquido y se dirigió a una de las
habitaciones. Al rato apareció nuevamente y le dio un apretado abrazo a Lavender.

-Suerte- escucho que le decía al mismo tiempo que apretaba los ojos y aterrizaba frente
a sus padres.

-oOo-

-¿Cómo te fue?- preguntó su mamá mientras le recibía el bolso.

-Bien- respondió esbozando una sonrisa.

-No has dormido…- adivinó su padre mientras sacaba una botellita de un armario y se la
entregaba.

-Gracias, voy a salir…- les avisó para luego salir de ahí y beberse el contenido de la
botella que le dio un poco de energía. Se apareció fuera de la casa de Ginny y Draco, ya
que no le apetecía caminar en lo absoluto, sentía como si un camión le hubiese pasado
por encima una y otra vez.

Se detuvo fuera de la puerta y la golpeó. Se escucharon algunos pasos al otro lado y


apareció Draco que se veía somnoliento.

-Hermione…- la saludó mientras se pasaba una mano por un ojo.

-¿Hermione?- escuchó que preguntaba la inconfundible voz de Ron.

-¿Están todos aquí?- le preguntó a Draco que asintió levemente y se hizo a un lado
dejándola pasar. Llegó a la pequeña sala de estar y efectivamente encontró a Luna
sentada junto a Ron que estaba casi de pie y a Ginny frente a ellos. Se sentó en una silla
que Draco hizo aparecer.

-Bueno… es una suerte que estén los cuatro, quería hablar con ustedes…- dijo mientras
movía los dedos en un gesto de nerviosismo. Todos se dieron una mirada cómplice.

-Durante estos cuatro años me hice de una carrera, tengo bastante dinero, y ya no soy la
misma chica que se fue…- guardó un momento de silencio y continuó. -…los extrañe a
todos, pero regresar aquí o mantener un "contacto" con alguno de ustedes era lo mismo
que regresar a ese pasado que quería enterrar…- confesó para luego dar un suspiro,
debía ser sincera aunque recordar tantas cosas le doliese.

-Si me quedaba aquí… no iba a progresar, no iba a cumplir mis sueños, no iba a
encontrar la felicidad plena que todos buscamos…quedarme era condenarme a la vida
que no quería llevar-

-¿Y Harry?- preguntó Ron torciendo la boca, la castaña pudo notar como Luna le daba
un codazo.

-Harry… era la razón contra la que yo luchaba, era quedarme aquí con el amor de mi
vida, o irme y alcanzar lo que siempre soñé… renuncié a Harry como la peor de las
cobardes… lo sé, pero eso me destrozo el corazón y parte de mi vida, además de perder
una felicidad que aún añoro- pudo sentir como el pecho se le apretaba y como un nudo
se situaba en su garganta.

-¡Pero ustedes se casaron, ibas a tener un bebé de él independiente de su destino!-


exclamó Ginny con los ojos brillosos, Draco le apretó la mano sutilmente.

Hermione sintió su pecho apretarse aún más, tanto que la respiración se le hizo algo
pesado; miró a sus amigos y sintió que les debía respuestas muy a pesar de que no
quería decir ni pio.

-Él sabía de mis sueños, pero nunca los apoyó, ¿Qué acaso no lo recuerdan?- les
preguntó un poco molesta ya que se sintió la mala de la película. Luna asintió al igual
que Ron.

-Yo lo amaba locamente, me entregue a él, soñé un futuro a su lado, pero las cosas no se
dieron- finalizó el tema del ojiverde y continuó –Regresé después de todo este tiempo
con un objetivo; pedirle el divorcio y poder seguir adelante- tomó aire y se acomodó en
la silla.

-¿Y por qué no se lo pediste antes?- pregunto Malfoy con tono tranquilo.

-Si lo hizo…- se escuchó la voz de Harry que aparecía por la puerta de la cocina y se
quedaba de pie ahí. Hermione miró a las dos parejas y todos bajaron la mirada al suelo.

-Me mandó esos papeles una y otra vez, aún recibo una copia mensual- dijo mirando a
los chicos que parecían sorprendidos.

-Pero ahora sí que es necesaria mi firma ¿no cariñito?- le preguntó irónicamente, al


mismo tiempo que lanzaba la revista en la mesa de centro.

La chica inmediatamente la miró y se encontró a sí misma con su prometido en la


portada. Tragó saliva y miro a los chicos que le devolvían la mirada culpables.

-Ya lo sabían…- murmuró poniéndose de pie.


-Estuvimos ayer ahí Hermione…en tu desfile- le dijo Luna ladeando un poco la cabeza.
–Conocimos tu nuevo mundo…- agregó intentando sonreír, pero no lo hizo, sabía que
no era el momento de felicitarla.

-Felicidades Hermione, ese sí que es un buen partido, mucho dinero, atractivo y


probablemente te dará un hijo sano y vivo- dijo antes de salir por la puerta corriendo. La
castaña les dirigió una rápida mirada a todos y salió detrás de Harry.

-oOo-

El moreno corrió durante unos segundos y desapareció, Hermione hizo lo mismo, llegó
fuera de su antiguo hogar y lo vio dirigirse a paso rápido al puente que tenia a un
costado de la casa.

-Harry…- lo llamó suavemente cuando lo tuvo cerca.

-Ya firme los papeles- le dijo sin dirigirle la mirada.

-Harry… háblame, ¡mírame!- rogó poniéndose enfrente del moreno, ni siquiera le


importo que el chico hubiese firmado el divorcio.

-¿Me abandonaste porque te di un hijo muerto o porque no tenía suficiente dinero?- le


preguntó apretando los ojos, ella sintió un profundo dolor en el pecho.

-No sé cómo puedes pensar eso…- le dijo dolida. -Me fui persiguiendo mi sueño… era
muy inmadura y no… no pude darte explicaciones ni a ti, ni a mis amigos y ni siquiera a
mis padres-

-¿Y por qué no regresaste cuando lograste lo que querías?-

-¡¿Y por qué tu no me fuiste a buscar? ¡¿Qué crees que no te esperé?- el moreno abrió
los ojos y la miró, ella estaba llorando pero no denotaba tristeza en su semblante. –Claro
que te esperé, y cuando logré lo que quería, por supuesto que pensé en regresar, pero me
armé una vida nueva allá y mi carrera despegó al cielo-

-Bueno ya lo hecho, hecho está- dijo el chico mirando hacia otro lado -…ya tienes mi
firma, entonces no tenemos nada más de que hablar- La chica asintió y se volteó. –
Felicidades por tu compromiso- escucho que le decía el moreno y comenzó a correr sin
dirección, mientras las lágrimas le brotaban de los ojos como lluvia.

-oOo-

-Amiga, te debemos una disculpa…- la chica se volteó y vio a los chicos de pie
mirándola.

-Ninguno pensó en tus razones de alejarte de nuestro mundo, solo apoyamos a Harry, y
eso no estuvo del todo bien- le dijo Luna mientras se agachaba junto a ella.

-Perdónenme…- les dijo aún llorando.


-Y tú también a nosotros…- dijo Ginny acercándose a su lado.

Todos la abrazaron y Hermione se sintió como antes, una felicidad especial causada tan
solo por tener esos amigos tan fieles a su lado, y esa felicidad hubiese sido inmensa de
haber recuperado a Harry como un amigo más.

-Nos vas a invitar a tu boda ¿cierto?- preguntó Malfoy cuando ya iban de regreso al
camino de tierra. Ella asintió sonriendo.

Pasaron a la casa de Hermione, ahí se cambiaron todos de ropa y se arreglaron ya que


saldrían de fiesta esa noche para celebrar que todo estaba bien entre ellos.

Llegaron al bar de siempre. Lily la madre de Harry los saludo radiante.

-Lily llénanos la mesa de tragos, de los más costosos…- le pidió Hermione en voz baja
–…todo a mi cuenta- agregó guiñándole un ojo. La mujer notó la mirada enrojecida de
la castaña a pesar del maquillaje que se había puesto y supo que había estado llorando.

Al rato llegó Harry y a pesar de que Ron lo fue a buscar no quiso unirse a su mesa.

-Cuando recibí el arma muggle, le dispare sin querer a Malfoy- le contó Ron a su amiga
mientras ella miraba al rubio sorprendida.

-Me dio en el trasero- la chica no pudo evitar ponerse a reír a carcajadas y todos la
imitaron.

-La cicatriz es pequeñísima- agregó Ginny, Draco se puso rojo como el cabello de su
esposa y la mesa volvió a estallar en sonoras risas.

Harry seguía en la barra bebiendo y hablando con su madre.

-¿No es ese tu novio?- preguntó Luna mirando hacia la puerta, Hermione se volteó
dudosa y efectivamente era Víctor Krum de pie en la puerta, intimidó a todos con su
tamaño.

Él búlgaro la divisó y comenzó a caminar con una enorme sonrisa en los labios, ella se
puso de pie y lo abrazó hundiendo su cara en el pecho de Víctor, cuanto necesitaba un
abrazo de él después de todo lo que había ocurrido, luego de unos segundos el chico le
levantó la mejilla con la mano y le dio un tierno beso.

-Estos son mis amigos- le dijo volteándose hacia los chicos. –Luna y Ron, Draco y
Ginny-

-Víctor Krum, un placer- dijo el chico con voz grave y educada, llevaba una casaca de
cuero café y unos pantalones negros.

Se unió al grupo, continuaron conversando y riéndose. Harry al rato entró a la despensa


del bar y ahí se quedó.
-Ya regreso…- dijo la chica mientras se ponía de pie y se dirigía a la puerta que estaba
al lado de la del baño.

Entró y lo vio sentado sobre unas cajas, mirando el suelo. Se acercó lentamente y se
agacho quedando frente a él.

-Harry solo escúchame…- le pidió al mismo tiempo que se tambaleaba un poco. –


Quiero que seamos amigos, durante el tiempo que estuve sin ti me di cuenta de que te
necesito en mi vida, eres demasiado importante como para dejarte atrás- conectaron sus
miradas y se quedaron en silencio un momento.

-Yo también te necesito en mi vida Herms- con sus dedos le puso un par de risos atrás
de la oreja

-¿Podemos ser amigos?- le preguntó tomándole la mano entre las suyas.

-Podemos intentarlo- fue su más sincera respuesta.

Salieron de la habitación juntos y se dirigieron a la mesa en donde los chicos los


recibieron sonrientes y disimuladamente sorprendidos.

-Víctor Krum- se presentó el búlgaro al mismo tiempo que se ponía de pie y estiraba la
mano hacia el ojiverde.

-Harry Potter- dijo tomándole la mano y apretándola con fuerza. Eran de la misma
estatura, solo que Krum era más macizo que el moreno.

Hermione se sentó en el regazo de Víctor y él apoyo una mano en la cintura de la chica.

Pasaron las horas y se despidieron, Harry fue a dejar a Hermione y a Víctor a la casa de
la chica, no podían aparecerse ya que el búlgaro desconocía la magia.

-Esperro que no tengas camas disponibles amorr- le dijo coqueto, ella en respuesta soltó
una risilla nerviosa, al mismo tiempo su mirada se cruzó con la de Harry a través del
espejo retrovisor.

Cuando llegaron a la casa Víctor se bajó de la camioneta y Hermione se giró hasta


quedar frente al moreno y le dio un suave beso en la mejilla.

Entraron a la casa en silencio ya que era muy tarde y se quedaron en la habitación de la


castaña quien antes de entrar movió su varita e hizo aparecer una cama al lado de la
suya.

El chico soltó un bufido de indignación y se lanzó sobre la cama.

-Hermione… adelanté el matrimonio para el sábado, porque me llamó la selección de


mi país, el domingo tengo que estar allá-

La castaña abrió los ojos como platos y tragó tanta saliva como pudo. Se casaría en dos
días más y aún tenía que contarle a Víctor que ella podía hacer magia, además estaba el
problema más grande; tenía que reverlar el secreto que había guardado durante cuatro
largos años.

Capítulo VI

-Víctor tengo algo importante que decirte…- estaban caminando temprano por el
bosque, ya le había presentado al búlgaro a sus padres y se llevaron muy bien.

-¿Qué eres bruja?- preguntó cómo si nada.

-¡¿Qué?- preguntó exaltada y mirándolo sorprendida se detuvo.

-Lavender me lo dijo… hace mucho tiempo… me mostró su varita y todo- dijo como si
nada. –Incluso mi madre sabía algo al respecto, ya sabes los ministerios están
conectados y mi madre trabaja ahí-

La castaña sonrió y pensó en que ahora tenía un peso menos, también pensó en que
asesinaría a su amiga a penas la viese.

-Quiero casarme aquí…- le confesó, el chico asintió como si nada, y continuaron


caminando.

-¿Puedes hacer algo para traer las cosas que están en la bodega?- preguntó mirándola re
reojo.

-Si, puedo traer hasta a tu madre si quieres…- él soltó una agradable carcajada y la tomó
de la mano, Hermione se sintió un tanto incomoda un escalofrío la recorrió, sacudió la
cabeza para olvidarse.

-Entonces será algo pequeño, traeré solo a mi madre… mejor le decimos a Lavender
que la traiga-

-oOo-

-¿Te llegó la invitación?- le preguntó Luna al mismo tiempo que se aparecía en la casa
de Ginny.

-Sí, Víctor acaba de hablar con Draco y le dijo que se tenía que ir a su país por lo que
adelantaron todo, y que además Hermione le pidió casarse aquí…- le explicó Ginny,
luego se sentaron a conversar sobre los vestidos que utilizarían al día siguiente.

-oOo-

Ron organizó la seguridad del evento con magia, no querían que nadie ingresase al
pueblo mientras transcurría el evento, a esa altura todos sabían la importancia de la
pareja en el mundo muggle. Por lo que amablemente colaboraron en no dispersar la
noticia más allá del Valle de Godric.

-oOo-
-Podemos hacer algo malo esta noche, total mañana tendrás a un hombre pisándote
hasta la sombra- le dijo Ginny a Hermione con gesto gracioso y poniendo expresión
petulante típica de un Malfoy.

-Saben amigas, me gustaría que estuviésemos con los chicos, como antes-

-Ellos están en casa de Harry… podemos aparecernos allá- dijo Luna mientras abrazaba
a sus amigas y se las llevaba de ahí.

-¡Hey!- exclamaron todos levantando sus botellas de cerveza.

-¿Podemos unirnos a su diversión?- preguntó Hermione sentándose junto a Harry y


quitándole de las manos la botella cerveza para dale un largo trago, el moreno la
observó sorprendido pero luego su semblante se suavizo y le regalo una sincera sonrisa.

-Espero que no sea como la despedida de soltera de Ginny, despertamos al otro día una
hora antes de la boda- comentó Luna mientras ponía música.

Hermione se sintió apenada por no haber estado en la boda de sus amigos, se puso de
pie y salió afuera un rato.

Todos miraron a Harry y él asintió, siguió a la castaña y se acercó a ella.

-¿Qué pasó?- le pregunto preocupado.

-Me dio un poco de nostalgia… el no haber estado presente en la boda de los chicos…-

-Bueno, no te pongas triste hoy, estamos celebrando que mañana es tu gran día, tienes
que estar feliz- le dijo mientras se quitaba la chaqueta de mezclilla y se la ponía encima
a la castaña.

-Gracias- le dijo aspirando el aroma que traía la chaqueta, el mismo aroma que Harry
había tenido siempre, un aroma que nunca abandonó la esencia de la castaña.

Regresaron a la celebración y bailaron hasta el amanecer. Con mucho sueño se


despidieron y desaparecieron por parejas.

Primero Ginny junto a Draco y luego Ron junto a Luna.

-Bueno Harry, nos vemos en un rato más…- le dijo la castaña mirando el enorme reloj
de pared.

-Si… en un rato más- respondió para verla desaparecer.

Suspiró y se dirigió a su pieza, ahí estaba la cama que alguna vez compartió con
Hermione, se sacó la remera blanca que traía y la lanzó al suelo con rabia, con rabia por
cómo eran las cosas. En completa oscuridad se acercó a la ventana, cerró los ojos y se
tomó la cabeza con ambas manos.
Se giró bruscamente al sentir a alguien detrás y levantó la varita al mismo tiempo que
una luz celeste brillaba en la punta.

-¿Hermione?-

Lanzó la varita lejos y con una zancada acortó la distancia entre ellos y la besó, devoró
sus labios sin clemencia, se apropió de su boca como si en cualquier momento alguien
se la arrebataría. Ella correspondió el beso con la misma desesperación. El moreno
sintió las heladas y pequeñas manos de la chica subir desde su abdomen hasta sus
pectorales.

Un escalofrió la recorrió de pies a cabeza al sentir los formados músculos del moreno,
recordó que era huesudo y delgado, no podía comparar lo que estaba tocando con lo que
tocó alguna vez. Soltó un gritito de sorpresa cuando el moreno la levantó y se la colgó
en el cuerpo, ella abrazó su cintura con sus piernas.

Cayeron sobre la cama riendo, Harry sobre ella, sentir el peso del chico sobre su cuerpo
la hizo excitarse aún más. Sin dejar de besarse, ni de acariciarse, el moreno le dio una
envestida con la ropa puesta y ella soltó un gemido dentro de su boca.

Él sonrió complacido, cuánto tiempo alucinando con escucharla gemir, suspirar o


simplemente hablar. Y ahora tenía todo eso y sabía que era la última vez que la tendría
tan cerca ya que se iba a convertir en la mujer de otro.

-No te vayas- le pidió en el oído para luego bajar a su cuello y apropiarse de ese trozo
de piel con su lengua.

Ella no le respondió nada, solo se dejo llevar por las sensaciones. El moreno le robó un
último beso, y se acostó a su lado, ella entendió todo y se apoyó en el pecho desnudo del
chico mientras unas traicioneras lágrimas comenzaban a asomarse.

-Adiós Hermione…-

Capítulo VII

Al día siguiente se la pasó intentando hacer algo por su boda, pero Lavender que ya
había llegado estaba completamente encargada de todo el asunto, así que no le quedo
otra cosa que hacer que terminar de arreglarle unos detalles a su vestido de novia.

Era un diseño único y propio, su amiga modelo casi se desmaya cuando lo vio por
primera vez, aun así Hermione no había querido incursionar por el lado de los vestidos
de novia ya que tenía cierto rencor respecto al matrimonio.

Se quedó mirando la blanca tela que parecía que brillaba con la luz, se lanzó de espaldas
sobre su cama y se quedó mirando el techo, como solía hacerlo antes.

Harry aún no había firmado el divorcio, le había mentido cuando le dijo que había
firmado, aun así ella se casaría con o sin su firma, ya solucionaría eso después. Lo único
que debía hacer era enviar los benditos papeles para que los hicieran legal. Fue
inevitable recordar nuevamente la noche anterior Harry besándola y ella
correspondiéndole de manera desesperada, aún no podía comprender la razón por la
cual regresó a donde el moreno. Podía sentir su sabor, soltó un suspiro y se percató de
que no estaba sola en la habitación.

-Hija… ¿Qué ocurre?- peguntó su madre mientras se sentaba al borde de la cama.

-Sólo pienso mamá…es que no sé, todo se vino tan encima- se puso de pie y se acercó a
la ventana. –Imagínate… ni siquiera tengo mi vestido listo-

-Estás triste Hermione… soy tu madre sabes que puedes contarme lo que sea-

Hermione miró el cielo que comenzaba a nublarse, se mordió los labios y miró a su
madre con miedo. – ¿Lo que sea?-

-oOo-

Se despidió de sus padres con una sonrisa torcida, ellos aún miraban un punto fijo de la
habitación en silencio. No tenía otra opción que sincerarse completamente con ellos,
aun que las consecuencias ya estaban presentes.

-Voy a salir…- comentó sin recibir respuesta.

Cerró los ojos y se apareció en el pueblo, se habían conseguido una casona para hacer la
ceremonia, por lo que se dirigió hacia allá.

Entró al lugar mirando como las sillas estaban en su lugar, un pequeño altar, las flores,
los mozos ensayaban, continuó caminando hasta que divisó a Víctor que conversaba
animadamente con Lavender. Ambos reían a carcajadas y se daban empujones.

-¡Amiga!- la llamó la chica levantando las manos. Se dirigió hacia ellos.

-Todo va estupendo, como estaba pronosticado- respondió la modelo sin que Hermione
formulara ni siquiera la pregunta.

-Yo me voy en traslador a Australia, aún no le he dicho nada a mi madre- comentó el


búlgaro y la castaña se tapo la boca sorprendida –Tranquila… es para tomarla por
sorpresa y bueno para que no traiga a nadie indeseable- se despidió de un beso en la
mejilla de Lavender y a Hermione le dio un beso en los labios el cual no fue
correspondido.

-Ahora si Herms, dime...-

-¿Qué cosa?-

-Por qué tienes esa cara mujer…. hace cuatro años que te conozco, te veo todos los días,
se que te ocurre algo-

-Le conté a mis padres…- le confesó, su amiga soltó un bufido.

-Bueno, había que hacerlo tarde o temprano… solo te queda alguien a quien contárselo-
-Lo sé…-

Al rato se fueron en traslador a Australia hasta el departamento de Hermione.

Pasaron allá la noche y al otro día la castaña se sentía tan nerviosa como confundida.

-Lavender los vendrá a buscar- le dijo al chico mientras miraba una cabellera azabache
que se notaba en el sofá bajo los cojines.

-Tranquila Hermione…- le respondió el muchacho que la miraba preocupado, ella no


dijo nada y se acercó al sofá.

-Amor, te vas a ir junto a Neville- recibió en respuesta un bufido y un conocido


chasquido de lengua.

-oOo-

El día de la boda Hermione estaba hecha un atado de nervios, estuvo toda la mañana
acostada en su cama, no quería ver a nadie, Lavender a duras penas pudo maquillarla y
peinarla ya que la castaña parecía estar en trance.

-Mione, estamos a horas de tu boda, colabórame un poco amiga- le pidió mientras le


daba los últimos toques al maquillaje de sus ojos.

Al rato ambas llegaron a la casona en donde se celebraría la boda. Hermione andaba


perdida y no saludaba a nadie, ni siquiera se preocupó de no toparse con el novio.

Se encontró con sus amigos y se unió a ellos, todos conversaban animados y ella parecía
en otro mundo, hasta que vio a alguien que le devolvió la sonrisa al rostro, y supo que
había llegado la hora.

Capítulo VIII

-¡Julie!- gritó sonriendo y abriendo los brazos, su día pasó de nublado a soleado en un
instante. Los chicos la miraron atentos y vieron como una pequeña niña vestida de
amarillo corría en su dirección, la levantó abrazándola y le dio un beso en la mejilla.

-¿Cómo te has portado?- le preguntó mientras la miraba y la pequeña soltaba una tierna
risita.

-Bien mamá- respondió dándole un beso en la mejilla a la castaña.

Se acercó a los chicos que las miraban extrañados.

-Chicos, esta es Julie…mi hija- se las presentó al mismo tiempo que las bocas de los
cuatro se abrieron casi hasta el piso, ella arrugó el entrecejo pero luego sonrió al ver que
su hija saludaba a sus amigos batiendo la manito en el aire.
Observaron bien a la niña, tenía el largo y brillante cabello azabache ondulado, piel
clara, la misma nariz y forma de los ojos de Hermione. Luna se acercó a la niña y la
miró directo a los ojos.

-Oh Dios…- fue lo único que pudo murmurar y observó como Hermione se mordía el
labio inferior.

-oOo-

-¿Quién es esa niña que está con Hermione?- preguntó Harry mientras miraba al balcón
del segundo piso al grupo, el búlgaro estaba atándose el cordón de uno de sus zapatos.

-Es Julie… su hija- respondió el chico un poco extrañado.

-¿Hija?- preguntó sin creer sus propias palabras. – ¿Tiene... tiene una hija?- la garganta
se le secó al pronunciar la última palabra.

-Como… ¿no lo sabías?- se pasó la mano por el corto cabello sabiendo que había
hablado de más.

-No…- respondió antes desaparecer dejando a Krum con una ceja más levantada que la
otra.

-Hermione- la llamó extrañado y llego rápidamente hasta su lado.

-¿Qué pasa Víctor?- preguntó ella mientras tenia a la niña de la mano, no pudo evitar
escapar de la mirada de sus amigos así que se dirigió al balcón para pensar un poco y en
eso estaba hasta que su novio la interrumpió.

-¿Por qué nadie sabe que tienes una hija?, Potter no tenía idea…- la expresión de
Hermione cambio drásticamente.

-¡¿Harry la vio?- exclamó como si le hubiesen lanzado un jarro de agua helada.

Y todas las piezas encajaron, sintió lo que debía hacer, pasó al lado de Víctor casi
corriendo, pero no pudo avanzar mucho ya que el búlgaro la agarró con fuerza del
brazo.

-¿Qué está ocurriendo Hermione?- preguntó serio y temiendo la respuesta. –Me estas
ocultando algo, tal como lo de tu matrimonio con Potter-

-Víctor yo…- comenzó sin saber realmente que decir, nunca pensó que ocurrirá eso, en
su plan estaba divorciarse de Harry y hacer como si esa unión nunca hubiese ocurrido.

-No hay nada que decir…- el chico se soltó la corbata y observó a Hermione, supo que
ella también lo estaba pasando mal.

La castaña recordó que la madre de Víctor la estaba investigando y cerró los ojos
sintiendo un nudo en la garganta.
-Éramos muy jóvenes…- no continuó hablando ya que sintió la mano del chico
acariciando suavemente su rostro.

-No me puedo casar… porque Harry es el padre de Julie… y nos merecemos la


oportunidad de ser una familia- respondió mientras tomaba a su hija en brazos.

-Apenas conocí a Potter lo supe, estos ojos…- dijo Víctor acariciándole la mejilla a la
niña que lo miraba sonriendo sin entender nada.

-Lo siento Víctor… yo te quiero mucho-

-Yo lo siento más, si hubiese tenido más tiempo para ti, no hubieses venido sola y tal
vez ya estaríamos casados- le dio un beso en los labios y se alejó, ya había perdido la
batalla y no había guerra que pelear.

-oOo-

Sentía algo nuevo en su pecho, esperanza que creyó alguna vez perdida y esbozaba una
sonrisa que parecía eterna, caminó a paso rápido entre los presentes; necesitaba
encontrar a Harry, lo buscó con la mirada pero sin éxito.

-¿Saben dónde está Harry?- preguntó a los chicos que estaban conversando aún
sorprendidos bajo un árbol, lamentablemente negaron con la cabeza.

-En el lago- respondió Draco con tono seguro y le regaló la más sincera sonrisa a
Hermione antes de que esta desapareciera no sin antes dejarles a su hija a ellos, las
personas en las que más confiaba en el mundo.

-oOo-

-Harry…- susurró al verlo sentado en una roca en dirección al lago cristalino.

El moreno cerró los ojos al escuchar su nombre y rápidamente se limpió una lágrima
que silenciosamente caía por su mejilla.

Caminó despacio hacia él, observando su ancha espalda y su cabello un tanto


alborotado, llegó a su lado y respiró decidida.

-Harry- lo llamó nuevamente pero el mantuvo su atención y sus ojos en el agua que se
movía lentamente.

-Herms… necesito que me acompañes- le pidió sin mirarla, se puso de pie y la abrazó.
Ella sintió que se derretía, era un abrazo cálido, cerró los ojos y se relajo en los brazos
de Harry mientras sentía el tirón que los hizo llegar a otro lugar.

Los ojos de Hermione exploraron los alrededores y notó enseguida que estaban al otro
lado del lago.

Harry comenzó a caminar en dirección a un pequeño bosque y ella lo siguió. Luego de


un par de minutos se comenzó a vislumbrar una hermosa mansión, Hermione miró
extrañada al moreno intentando obtener alguna información, pero el continuo
caminando sin dirigirle la mirada.

-Buenos días Señor Potter- lo saludaban los hombres con tono de profundo respeto y
hacían pequeñas referencias. Ella no estaba entendiendo nada. Hasta que llegó a la
entrada de la casona, tenía un letrero que la hizo girarse bruscamente hasta encontrarse
con los preciosos ojos de Harry sonriendo melancólicamente.

-oOo-

-¿Qué demonios va a ocurrir ahora?- preguntó Ron a Luna mientras bebía ponche
rápidamente y miraba de reojo a la niña que estaba persiguiendo una mariposa.

-No tengo idea, pero espero que Harry le muestre todo lo que ha hecho por ella-
respondió Luna mirando el cielo y deseando que todo conspirara para que ellos se
quedaran juntos.

Ron miró hacia el cielo que comenzaba a despejarse y apretó la mano de Luna.

-Quiero que todo vuelva a ser como antes- susurró lo bastante alto para que ella
escuchara y asintiera con pesar deseando lo mismo.

Capítulo IX

-Cuando tú te fuiste…- comenzó Harry al mismo tiempo que entraban al lugar. –…yo
decidí que me convertiría en alguien digno de ti y comencé a fabricar varitas… sabes
cuanto me gustaba hacerlo, ya nadie comenzó a comprar en Hogsmade, ¡me visitaban a
mí, al pobre y don nadie Harry Potter!- dijo lo ultimo con una disimulada tristeza y
continuaron caminando por el lugar.

Hermione abría la boca sorprendida al mirar las vitrinas, no podía decir nada, tan solo
escuchar a Harry y observar las maravillas que tenia ante sus ojos.

-Hace seis meses compré esta lugar y la transforme en el hogar de mi trabajo- se


detuvieron frente a una vitrina llena de trofeos y reconocimientos y salieron de la casona
al patio en donde había una fuente gigante lanzando agua.

-No creas que no quise ir por ti cuando te fuiste…- le confesó mientras se detenían
frente a la fuente.

-Por eso nuestra cuenta está llena de dinero…- susurró con una pequeña sonrisa;
recordó su visita al banco y recordó también las varitas que estaban en la casa de Harry.

-Pero no podía ir a buscarte siendo un pobre diablo…- escuchó un bufido de


desaprobación de parte de Hermione. -… te fuiste porque querías dinero y eso es lo que
me quede haciendo aquí, por cuatro años, construí todo esto para recuperarte Herms, me
volví un maldito millonario para ti- dijo con tono amargo y mirando el agua.

Hermione se alejó un poco dolida y negó con la cabeza.


-Eres un estúpido Potter- ante sus palabras Harry la miró extrañado y notó que estaba al
borde de las lagrimas, respiraba entrecortadamente y apretaba los puños con fuerza.

-Por Dios Harry… dinero no es lo que yo quería ¿aún no lo comprendes?- comenzó a


sollozar pero respiro con fuerza y continuo –…yo solo quería salir de este pueblo,
conocer como era el mundo, tener una carrera, no me digas que no lo recuerdas…tu no
me apoyaste-

El moreno trago saliva y asintió; el quería vivir en ese pueblo y nunca aprobó que
Hermione deseara salir de ahí.

-Fuiste un egoísta, nunca pensaste en lo que yo quería…- término bajando la mirada.


Harry de una zancada llego hasta su lado y le acarició una mejilla suavemente.

-Felicidades Hermione…- las palabras del moreno resonaron en sus oídos y lo miró
extrañada.

-…ya tienes lo que siempre soñaste, un marido perfecto y millonario que yo no pude ser
y una hija que yo no te pude dar, no sé siquiera qué estamos haciendo aquí- dijo a punto
de llorar mientras la miraba distante. Ella esbozó una leve sonrisa.

-Te equivocas Harry…no me case- le aclaró mirándolo directo a las preciosas


esmeraldas que el chico poseía y que estaban brillosas al borde de las lagrimas.

-¿Por qué no me dijiste que tenías una hijita…?- la chica sintió la pena que irradiaba el
moreno. -Te hubiese dado el divorcio enseguida, no me hubiese hecho falsas ilusiones,
no hubiese interferido en tu familia…- confesó al mismo tiempo que intentaba tragarse
el enorme nudo que tenía en la garganta. No podía digerir aun el hecho de que
Hermione tuviese una hija, ya todo estaba perdido, y todos sus esfuerzos durante esos
años habían sido en vano, por nada.

-Mi familia eres tú- le aclaró acercándose a él pero su respuesta fue dar un paso atrás. El
corazón de la castaña se aceleró.

-Te amo Harry…- las palabras le salieron de muy adentro, dio un suspiro para continuar
el ojiverde no podía creer lo que le había dicho –Te amo, nunca deje de hacerlo… yo te
entregué mi corazón y nunca me lo devolviste….-

Cuantas noches soñó que Hermione le decía esas palabras, negó con la cabeza y guardo
silencio. Quería reír, pero algo frenaba su alegría, ella lo amaba, y sin duda el la seguía
amando desde que tenía memoria.

-Dime algo Harry, por favor…- le rogó esperando una respuesta, la necesitaba,
necesitaba saber si lo había perdido. Una desolación se apoderó de ella, y un frío en el
pecho de sentirlo aún tan distante la hizo botar dos lágrimas.

-Tú seguiste adelante Herms, hasta tienes una hija…-

-Espera…- le pidió para luego desaparecer.


Él se sentó en un tronco que había en el pequeño puerto, observó a sus trabajadores, la
casona, la fuente de agua, el hermoso jardín que había construido para Hermione y miró
al cielo se prometió dar una larga vuelta por él luego de terminar con lo de Hermione,
necesitaba alejarse del suelo y de la maldita realidad que lo iba a terminar matando.

-oOo-

Escucho pasos sobre las hojas secas que había sobre el pasto y levantó la mirada para
encontrarse nuevamente con el hermoso vestido blanco de la castaña y con un vestidito
amarillo igual de precioso, lo traía puesto una pequeña niña que avanzaba junto a su
madre de la mano.

-Harry esta es Julie, mi hija- se la presentó mientras le acariciaba la cabecita y la niña lo


observaba en silencio.

El moreno esbozó una sonrisa y negó con la cabeza, eso era lo que no quería, no quería
conocerla, no quería ser parte de esa familia que no le correspondía a él.

Se agachó para quedar casi a la altura de la pequeña niña y le dedicó una sonrisa
mientras le estiraba la mano. Pero Julie no lo notó ya que aún miraba a su madre para
arriba, como preguntándole algo. Hermione asintió y miro a Harry.

-Hola Haly…- lo saludó con su vocecita suave y le sonrió de regreso, la expresión del
ojiverde cambio a una de confusión.

-Se parece a…- guardó silencio unos momentos, sonriendo así se parecía a Hermione
sin duda alguna, su nariz, sus labios, la forma de sus ojos y esos rizos eran iguales a los
de su madre, pero había algo más. -… a mi- terminó en un susurro, luego de verle los
brillantes ojos esmeralda y la cicatriz característica de los Potter en la frente, bajo un
rebelde rizo azabache.

-Es nuestra niña Harry…perdóname por favor- le rogó con una sonrisa melancólica
luego de mantener ese secreto durante cuatro largos años.

Harry hizo ademan de abrir la boca, pero no pudo formular ni una sola palabra. Sentía
algo en el pecho, algo que no conocía, volvió a mirar a la niña.

Si, era él, pero Hermione a la vez, se puso de pie y quedó frente a la castaña para
mirarla embobado.

-Yo estuve ahí… cuando el medimago nos dijo que…-

-Si Harry y yo me fui a Australia, a los meses me di cuenta de que había algo raro…fui
a un médico muggle y me dio la noticia, seguía embarazada…- le aclaró mientras la
niña miraba la fuente en silencio.

-Dios…- murmuró mientras miraba a Hermione sin poder creerlo, ahí estaba la razón de
todas las noches de llanto y soledad; estaba viva y era suya y de la mujer que nunca dejó
de amar.
-Te amo Harry…perdóname- le dijo nuevamente mientras le soltaba la mano a su hija y
abrazaba al ojiverde por el cuello al mismo tiempo que derramaba un río de lágrimas.

Y por fin lo escuchó al mismo tiempo que sus fuertes brazos la aprisionaban con cariño
y desesperación.

-Yo también Hermione, nunca deje de amarte y no hay nada que perdonar- la soltó un
poco para poder rozar sus labios y le dio un apasionado beso, por fin sintió esos labios
nuevamente como suyos. Ella se sentía en las nubes, jugando con el suave cabello de
Harry y abriendo más la boca para profundizar más aún ese exquisito beso, el chico no
puedo evitar soltar una carcajada dentro de la boca de Hermione, ella se alejo y sonrió.

-¿Qué miras Julie?- le preguntó emocionado a su hijita mientras abrazaba a Hermione


por la cintura.

La niña indico con su dedo índice la avioneta que estaba estacionada un poco más lejos
y miró a su madre de reojo.

-Es mía…- le avisó mientras la tomaba en brazos con cuidado, nunca había tomado a
ningún niño en brazos por lo que se sintió bastante nervioso. –Y cuando seas más
grande… será tuya- terminó de decirle y la quedó mirando mientras que con una mano
le acaricio el suave cabello.

Pudo notar como la niña se mordía el labio inferior pensativa, de la misma manera en
que Hermione solía hacerlo, no pudo evitar emocionarse y sentir una calidez creciendo
en su pecho, esa niña era una copia de su madre, tenía el cabello suave y sedoso como
ella, con pequeñitos rizos y ese negro azabache que él miraba todos los días al espejo.
Julie miró a su madre un poco preocupada y ella le respondió asintiendo con la cabeza.

La niña le mostró a Harry una enorme sonrisa de sorpresa.

-¿Te vas a quedar con nosotras?- le preguntó la castaña al oído luego de que Harry
dejara a la niña en el suelo.

-Eso es lo que más deseo señora Potter- le dijo antes de robarle otro beso y tomarla en
brazos, pensando en que la vida no podía ser más perfecta y que todo el tiempo que
había esperado; realmente había valido la pena.

Fin

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