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UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL

“LISANDRO ALVARADO”
DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

ARTÍCULOS CIENTÍFICOS

Estudiante: Fraviannys Serrano

C.I. 26.480.039

Seccion: 3

Especialidad: Psicología

Asignatura: Metodología de la Investigación I

Prof. Jhoanelda Sanchez


ARTÍCULO 1
Las hormonas tiroideas y el cerebro del bebe
por Karla Sánchez Huerta | Jul 4, 2022 | Ciencia
Ciudadana, Divulgación, Medicina, Neurociencia

La glándula tiroides es un órgano pequeño en forma de mariposa que se localiza en el cuello, su


función es producir hormonas tiroideas llamadas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Las
hormonas tiroideas son necesarias durante el embarazo, ya que diversos órganos, y
especialmente el cerebro del bebé, necesitan hormonas tiroideas para tener un desarrollo y
funcionalidad óptimos.

Las hormonas tiroideas son tan importantes para el desarrollo del cerebro del bebé, que el cuerpo
humano cuenta con un cronograma casi perfecto para asegurar que se tenga una fuente de
hormonas tiroideas durante el embarazo. En el primer trimestre de gestación, el bebé recibe
hormonas tiroideas exclusivamente de su madre, y con ellas comienza la formación del cerebro.
En el segundo trimestre de gestación, el bebé ya tiene una glándula tiroides desarrollada y
funcional. Por lo que, a partir de este periodo, el cerebro del bebé continúa formándose con la
ayuda de las hormonas tiroideas que provienen tanto de la madre como del propio bebé, este
aporte de hormonas tiroideas equitativo continúa hasta el final de la gestación.
Al nacimiento, el cerebro del bebé recibe hormonas tiroideas principalmente de su glándula
tiroides, y una pequeña proporción de estas hormonas se reciben a través de la leche materna.
Finalmente, durante la infancia, el cerebro continúa su maduración utilizando las hormonas
tiroideas producidas por la glándula tiroides del propio niño.

Estudios realizados en animales han permitido conocer las funciones de las hormonas tiroideas
en el desarrollo del cerebro. Ahora sabemos que las hormonas tiroideas se necesitan para que las
neuronas que se están formando en el cerebro del bebé se coloquen en el lugar correcto, para que
cada neurona se conecte con otras neuronas formando redes neuronales que sean funcionales, y
para que las neuronas logren transmitir la información cerebral adecuadamente.

Considerando la importancia de las hormonas tiroideas en el desarrollo y funcionamiento del


cerebro de los bebés y los niños, se ha implementado a nivel mundial un programa de salud
llamado “tamiz neonatal”. Este programa tiene como objetivo detectar a aquellos bebés que
tengan deficiencia de hormonas tiroideas al nacimiento, y proveer el tratamiento inmediato para
ellos. El tamiz neonatal debe realizarse a todos los bebés recién nacidos (preferentemente en la
primera semana después del nacimiento), independientemente si se tiene o no la sospecha de que
el bebé pueda tener problemas con su glándula tiroides. La prueba es muy sencilla, sólo tomarán
una muestra de sangre del talón del bebé, y ahí se medirá la cantidad de hormonas tiroideas
presentes en él.
Afortunadamente, el tamiz neonatal ha tenido un gran avance en su implementación a nivel
mundial. Actualmente se lleva a cabo en América del Norte (EUA y Canadá), en Europa (en 47
de 48 países), en América Latina (en 16 de 20 países), en África (en 15 de 21 países) y en la
región Asia-Pacífico (en 13 de 23 países). Sin embargo, todavía existen países que no lo llevan a
cabo o que lo aplican a una minoría de la población infantil.

Como sociedad, tenemos la gran fortuna de tener herramientas para el cuidado de nuestros bebés
y niños. Los papás deben llevar a sus bebés recién nacidos a la prueba del tamiz neonatal, y darle
seguimiento al resultado de esta prueba en compañía de un pediatra. Los jóvenes estudiantes y
los profesionistas en las áreas de salud, tenemos el reto de preservar la integridad del programa
del tamiz neonatal en los diversos países, y de implementar este programa en los países que no lo
llevan a cabo.

Referencias
1. de Escobar, G. M., Obregón, M. J., & del Rey, F. E. (2004). Maternal thyroid hormones
early in pregnancy and fetal brain development. Best practice & research. Clinical
endocrinology & metabolism, 18(2), 225–248.
2. Forhead, A. J., & Fowden, A. L. (2014). Thyroid hormones in fetal growth and prepartum
maturation. The Journal of endocrinology, 221(3), R87–R103.
3. Gilbert, M. E. & Zoeller, R. T. Thyroid hormone—impact on the developing brain:
possible mechanisms of neurotoxicity. Neurotoxicology Target organ Toxicol. Ser.
79–111 (2010).
4. Howdeshell K. L. (2002). A model of the development of the brain as a construct of the
thyroid system. Environmental health perspectives, 110 Suppl 3(Suppl 3), 337–348.
5. Therrell, B.L.; Padilla, C.D.; Loeber, J.G.; Kneisser, I.; Saadallah, A.; Borrajo, G.J.C.;
Adams, J. Current Status of Newborn Screening Worldwide: 2015. Semin. Perinatol.
2015, 39, 171–187.

Link:
Las hormonas tiroideas y el cerebro del bebé - MasScience
Partes del artículos:

Introducción

Título

Autores

Resumen

Metodología

Resultados

Conclusión

Bibliografías
ARTÍCULO 2
De recolectores a sedentarios obesos
por Laura Ibañez | Jun 14, 2022 | Alimentación, Divulgación, Medio ambiente, Nutrición

Cada 12 años incrementa 1000 millones de personas en el mundo, para el año 2100 seremos
12,000 millones de habitantes en la Tierra (1), ante esto surge la duda ¿estamos preparados
para enfrentar la demanda agroalimentaria sin perjudicar nuestros recursos? Tal vez para
algunas personas no sea tan evidente, sin embargo, diversos artículos científicos, noticias y
videos nos muestran que el planeta tiene un problema: el insostenible modelo de consumo que el
ser humano empezó a desarrollar a partir de la II Guerra Mundial, fue a partir de esta etapa que
se aceleró la destrucción de los ecosistemas, pero ¿Cuál fue el punto de partida en el que los
humanos comenzamos a dominar las tierras y animales? ¿cómo evolucionó nuestra
alimentación? ¿era mejor o peor que ahora? ¿podemos hacer algo para enfrentar la
demanda alimentaria?

Para explicarlo habrá que remontarnos en el nacimiento de la agricultura, hace unos 12, 000
años, donde comenzó la domesticación de cereales como el sorgo, la cebada, el trigo, el maíz y el
arroz, convirtiéndose en un suministro esencial y abundante para la alimentación, además
favoreció a la seguridad alimentaria de las familias y a la par las mujeres de los agricultores
comenzaron a tener hijos muy seguido: uno cada 2,5 años, en lugar de cada 3,5 como los
cazadores-recolectores (2). La consecuencia fue un evidente crecimiento poblacional, en poco
tiempo, los agricultores superaban en número a los cazadores-recolectores. Años más tarde, el
cambio en la obtención y procesamiento del alimento influido por el surgimiento de nuevas
tecnologías, hicieron que la producción alimentaria se industrializará con la finalidad de ser más
accesible para la población, asimismo, aumentaron los ingresos del consumidor para la
obtención de alimentos y se mejoraron los servicios públicos que en conjunto con los avances
médicos disminuyeron las enfermedades infecciosas y mejoraron los tratamientos de
enfermedades letales (1). Por lo tanto, la transición de ser recolector-cazador a agricultor, de
nómada a sedentario y los avances tecnológicos evolucionaron la forma de alimentarnos
(Figura 1).
Figura 1. Transición alimentaria. Nota. Elaboración propia con información de Chrispeels y
Sadava, 2002(1); Martínez-Carrera y Ramírez Juárez, 2016(4).

Las dietas actuales no se parecen en nada a lo que consumía hace 12,000 años (Figura 2), son
tan distintas que ahora nos enfrentamos a una sindemia global compuesta de tres pandemias:
obesidad, desnutrición y cambio climático. Resolver esta problemática requiere de la
colaboración de todos los actores, incluidos los ciudadanos, los Gobiernos y los agentes
económicos, ya lo decía Francesco Branca, director del departamento de Nutrición para la Salud
y Desarrollo de la OMS y miembro de la comisión EAT-Lancet- “Se necesitan herramientas
como los incentivos económicos, o la eliminación de estos incentivos para tener mejores
opciones de alimentos, así como información clara para los consumidores (…) También, los
gobiernos deben realizar cambios en las inversiones públicas en investigación e infraestructuras
y en las subvenciones a los agricultores, aprobar regulaciones sobre el uso de la tierra, el agua y
los fertilizantes con la finalidad de frenar la destrucción de los ecosistemas” (3).
Figura 2. La evolución de la dieta. Fila superior: caracoles, sardinas y habas (Creta, Grecia);
naan en té salado con leche de yak (Afganistán); fritura de hojas de geranio (Creta, Grecia);
cangrejo cocido (Malaysia). Fila central: sopa de orejones (Pakistán); plátano hervido (Bolivia);
impala a la parrilla (Tanzania; plato y cuchillo del fotógrafo); bulgur con huevos cocidos y
perejil (Tadzhikistán). Fila inferior: remolacha al natural con naranja (Creta, Grecia); ensalada de
patata cocida, tomate y habas con aceite de oliva (Creta, Grecia); arroz con mantequilla de yak
fundida (Afganistán); perdiz nival cocida (Groenlandia). Fotos: Matthieu Paley

Tal vez después de leer la opinión de Branca, pienses que es una propuesta utópica o incluso
lenta en aplicarse y ver resultados porque está llena de procesos burocráticos o de intereses
políticos y económicos, lo que sí está a nuestro alcance es cambiar nuestros hábitos de consumo,
desde la comida, la ropa, el coche, los dispositivos electrónicos y un largo etcétera que esta
impactando negativamente al planeta. Los ejemplos anteriores tienen en
comúnla desvinculación entre el origen y el producto final, en el caso de la alimentación,
cuando comemos no pensamos en cómo podemos estar contribuyendo al cambio climático, tal
vez tampoco valoramos si estamos en una situación privilegiada con acceso a diversos alimentos,
ni mucho menos pensamos en las condiciones de vida de los trabajadores del sector alimentario,
el sufrimiento de los animales de granjas industriales o de los ecosistemas destruidos.
Afortunadamente existe la publicidad para maquillar la conexión entre alimento y origen, de tal
forma que podemos comer sin remordimiento y sin cuestionarnos estos aspectos tan
cotidianos ¿Un poco cínico, no crees?

Referencias:

1. Chrispeels, M., Sadava, D. 2002. Human Population Growth: Lessons from Demography.
En: Plants, Genes and Agriculture. Jones and Bartlett Publishers. pp. 1-24.
2. National Geographic. (11 de octubre de 2017). La evolución de la dieta: el futuro de la
alimentación. https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/la-
evolucion-de-la-dieta_8454
3. El País. (17 de enero de 2019). La dieta perfecta para salvar el planeta y la salud del ser
humano. https://elpais.com/sociedad/2019/01/16/actualidad/1547667687_190434.html
4. Martínez-Carrera, D. y J. Ramírez Juárez (Eds.). 2016. Ciencia, Tecnología e Innovación
en el Sistema Agroalimentario de México. Editorial del Colegio de Postgraduados-AMC-
CONACYT-UPAEP-IMINAP, San Luis Huexotla, Texcoco, México. pp. 856.

Link:

De recolectores a sedentarios obesos - MasScience

Partes del artículo:

Introducción

Título

Autores
Resumen

Metodología

Resultados

Conclusión

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