Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
31-agosto-1922/31-agosto-2022
08/Febrero/2013
- 9º Aniversario Luctuoso
08/Febrero/2022
Esclavas Misioneras de Jesús
Con una profunda alegría y gratitud estamos celebrando el 9º Aniversario de la partida a la casa del
Padre de Nuestra Querida Madre María Teresa Azpíroz Castellnou, primera Esclava Misionera de Jesús y
Cofundadora de esta Familia Misionera, por lo cual proponemos estos momentos para manifestar
nuestro agradecimiento a Dios por la vida de nuestra madre y por todas la gracias que sigue
derramando a nuestra congregación por su intercesión, así mismo unirnos en oración y recordar este
acontecimiento que merece ser custodiado en nuestro corazón.
A la hora de comer, hacia la una, ya se habían marchado todos. Vinieron los sobrinos
de la Madre y ellos y nosotros nos dispusimos a comer para estar dispuestos a la hora
del funeral. Durante la comida la conversación giró en torno a recuerdos de la Madre,
sus palabras sus gestos, sus orientaciones, su paz…, tantas cosas hermosas que a mi
me daban ganas de grabar, sobre todo cuando hablaban la Hna. Gloria o la Hna Lucía.
Fue una comida entrañable.
Antes de que llegaran los de la funeraria, exactamente a las 3:30 nos volvimos a reunir
en la Capilla para rezar Vísperas; iban llegando bastantes personas, pero
respetuosamente se unían en silencio al rezo. ¡Era la última oración comunitaria que
presidía la Madre desde el Cielo y con su cuerpo entre nosotros! Después de Vísperas
añadimos un largo responso, con el Miserere, las preces de difuntos y la oración final.
Poco después llegaron los de la funeraria y con ellos le quitamos con muchísima
emoción el anillo de la fidelidad y el crucifijo de Sierva de Jesús que había llevado al
cuello durante su vida. Yo tuve la osadía de poner en sus manos el rosario que
recogería en el cementerio; quería tener un recuerdo (una reliquia) para mi uso
personal. Inmediatamente nos dirigimos a la parroquia para la misa exequial.
La Misa fue de una sencilla solemnidad que impresionaba. Al órgano estaba la Hna.
Carmen. Después del saludo inicial Diana leyó una semblanza de la Madre, breve,
pero muy densa de contenido. Las lecturas las hicieron unos sobrinos de la Madre y
las preces Hna. Yolanda.
4
El Sr. Arzobispo tuvo una homilía muy cariños, recodando su reciente visita a México,
mencionando las tres casas con especial énfasis en la del DF y la labor de las que
trabajan en las Obras Misionales Pontificas; pero sobre todo habló de la Madre
recordando lo que tantas veces decía “quiero sólo lo que Jesús quiera” y esta frase le
dio para toda la homilía. En el momento de la paz, bajó a dar la paz a todas las
Hermanas y al terminar la Misa volvió a hablar con ellas. Ha estado muy cercano.
Como es costumbre en Milagro al terminar la Misa fuimos los más cercanos, que
éramos bastantes, al cementerio. Allí se volvió a rezar un responso en la capilla, que
dirigió D. José Ignacio, los de la funeraria abrieron por última vez el féretro, D. José
Ignacio esparció un poco de tierra y nos encaminamos todos a donde iba a ser
depositado el cadáver, exactamente en el nicho que está a la derecha del que
contiene los restos de D. Quintín. Todos estábamos en silencia respetuoso y me
imagino que todos rezando intensamente. Al cabo de unos diez minutos todo había
terminado y regresamos cada uno a su sitio con el convencimiento de haber asistido a
un acontecimiento histórico para la Congregación y para todos los que estamos cerca.
¡Cuántas veces mencionamos a todas las de México, que no habían podido asistir
físicamente, pero que en espíritu estaban presentes, muy presentes! En mis adentros
ofrecía al Señor este sacrificio que les había pedido para que le sirviera de sufragio a la
Madre y de “grano de trigo que cae en tierra y da mucho fruto para las almas.
Ese día se vivió con la gente el pueblo que llegó a verla para darle su último adiós
entre lágrimas, pues había sido un gran testimonio para ellas, incluso aquellos que por
diversas razones no participaban activamente en la vida de la parroquia, entre ellos el
alcalde del pueblo de Milagro que reconocía su santidad de vida y el gran ejemplo que
fue para muchos.
Nunca esperábamos que así terminarían sus días, en silencio, una mujer que
transmitía mucha paz, no habrá una como ella. Nunca demostró ningún dolor,
simplemente se fue apagando poco a poco para dar paso a su anhelo más profundo
expresado en estas palabras que a ella tanto nos recuerda:
Pero como hemos comentado en el art. 1, canon 573, se encuentran en ese c. Recogidos
todos aquellos elementos, tanto teológicos como canónicos que definen la vida
consagrada, la identifican y la distinguen de cualquier otra forma de vida producida por
la simple recepción del Bautismo o la del Orden Sagrado. (Estudiar y comprender bien
los elementos definitorios, principalmente los números 1.- y 2.- ).
6
La Iglesia ha aceptado de cada Congregación de las que existimos en el mundo, un
nombre distinto; aquel inspirado por el Señor a los fundadores. Por eso con cierto
aplomo nos dice este art. 2 que las religiosas de este Instituto de Vida Consagrada se
denominan Esclavas Misioneras de Jesús. El nombre, como ya hemos dicho, sintetiza y
encierra cuanto tenemos que vivir. Ser totalmente Esclavas Misioneras de Jesús. No
desparramarnos y concedernos caprichos o antojos personales para nuestra satisfacción.
Jesús nos quiere, esclavas, como su Madre, esclava de toda la misión de Jesús.
En Jesús existía la obediencia total en la fe a su Padre. Vino a salvar a todos los hombres.
En María, su madre, ocurre lo mismo. “El Padre de las Misericordias quiso que
precediera a la Encarnación, la aceptación de la madre predestinada”. María da este
consentimiento después de haber escuchado todas las palabras del Angel. Le dice: “he
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Por la fe se confió María a
Dios sin reservas y se consagró totalmente, a sí misma, como esclava del Señor a la
Persona y a la Obra de su Hijo. En María, al igual que en Jesús, se dio la obediencia total
en la fe a Dios y sin titubeos se involucró en humildad y sencillez en la misión de su Hijo y
desde entonces vivió totalmente para Él. Sin alardes, en humildad, silencio y sencillez.
Esta disposición de total “obediencia en la fe a Dios” es lo que todas las Esclavas
Misioneras de Jesús hemos de querer ir adquiriendo a lo largo de nuestra vida.
“
Tenemos un gran apellido, Esclavas Misioneras de Jesús; es el que
“
debemos estampar en nuestra firma.
Esclavas Misioneras
de Jesús
31-agsoto-1922/31-agosto-2022