Está en la página 1de 3

30 DE SEPTIEMBRE

Acompañamos a nuestro Venerable padre fundador en su transito

Preparación:

Cuadro o busto del Padre Luis

Una vela grande (cirio) que se colocará frente al cuadro o busto

Velitas para todos los participantes

Flores (una por participante)

Ambientación:

Canto: Vamos en busca

¿Quién Es Luis Amigo?

En 1874, sintiendo la llamada del Señor, abandona España y se dirige a un


convento capuchino situado en la ciudad de Bayona. Aquí, el 12 de abril del
mismo año, viste el hábito franciscano con el nombre de Fray Luis de
Masamagrell.

El 29 de marzo de 1879, recibe la ordenación sacerdotal y desarrolla


principalmente su ministerio en una cárcel, donde le impactó particularmente
que hubiera jóvenes en la cárcel en tan malas condiciones.

Fue posiblemente este impacto el que marcaría en adelante su preocupación


apostólica, llegando a convertirse con el tiempo, y a través, principalmente, de
la obra de sus congregaciones, en un verdadero apóstol de la juventud
extraviada.

De regreso a su tierra natal España, en 1881, el P. Luis es encargado por sus


superiores de promover por la región valenciana la Tercera Orden Franciscana
Seglar.

De este trabajo apostólico con los seglares surgieron bien pronto sus dos
fundaciones religiosas:

El 11 de mayo de 1885, funda la Congregación de Hermanas Terciarias


Capuchinas de la Sagrada Familia y, el 12 de abril de 1889, la de Religiosos
Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores.

El P. Luis es nombrado, Obispo titular de Tagaste y Administrador Apostólico


de Solsona, el 18 de abril de 1907.

El 1 de octubre de 1934, a las puertas de los ochenta años, el P. Luis


Amigó fallece en Godella (Valencia) en la Casa-madre de los Terciarios
Capuchinos, rodeado de los Terciarios y las Terciarias, siendo inhumado tres
días después en Masamagrell, en la Casa de las Terciarias Capuchinas.
Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia
Curia general

Desde entonces sus restos son visitados frecuentemente por todos aquellos
que seguimos sus pasos: Zagales, Cooperadores y, los religiosos y religiosas.

Vamos a recordar su muerte:

Hace 85 años, en esta misma fecha, el Padre Luis entregaba su vida a Dios
que lo recibía en su morada de luz y vida eterna. En esta noche queremos
hacer memoria de aquel momento que él vivió con extrema serenidad,
escuchando el relato de su santa muerte.

Canto: Padre Luis tus hijos todos (u otro que escoja la comunidad)

Lector: Rendido por los ochenta años de vida, plena de trabajos, penitencias y
preocupaciones, el señor Obispo se sintió enfermo durante el verano. Para ver
si mejoraba, se trasladó a Masamagrell, viviendo en las habitaciones que le
tenían preparadas sus Religiosas en la Casa Matriz.

Padre Luis: «Hágase la voluntad de Dios»,

Lector: dijo, y se puso a orar. No podía temer los últimos momentos de su vida
aquel santo religioso que pasó toda ella preparándose a bien morir; no podía
estremecerse al llegar estos agitados instantes aquel Santo Fundador que fue
una escuela de perfección para sus Religiosos y que tenía preparada junto a su
lecho la caja y los vestidos con que había de ser amortajado; no podía temblar
a la hora de la muerte el gran Obispo que conquistó el cariño de todas sus
ovejas, que cien veces al día, arrodillado ante un crucifijo, besando sus pies y
llorando, Por eso, ante la fatal noticia, con fortaleza cristiana y con la fe de
quien tiene la partida ganada, dijo:

Padre Luis: «Quiero recibir el santo viático para pasar a mejor vida».

Lector: Este fue un acto emocionante y sublime. fue llevado bajo palio por el
doctor Lauzurica, Obispo Auxiliar de Valencia; con cirios encendidos asistían
numerosísimos religiosos de las dos Congregaciones fundadas por el enfermo,
estuvo sentado en una silla, hizo con todo fervor y pleno conocimiento la
profesión de fe y pidió de nuevo la absolución sacramental, y con lágrimas en
los ojos y señales de gran emoción perdonó y pidió perdón a todos, a quienes
bendijo al terminar el sentido acto.

Al despedirse el Sr. Obispo Auxiliar, prodigóle palabras de consuelo y de


fortaleza, ya que con sus buenas obras tenía preparado un gran premio en la
gloria. El venerable enfermo le cogió las manos y, dándole las gracias por su
caridad, se las besó, diciéndole:

Padre Luis: «Señor Obispo, yo no soy más que un pecador».

Obispo: «Usted es lo que Dios sabe y nosotros también».

2
Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia
Curia general

Lector: Y vivamente emocionado besó las manos del moribundo y se retiró


diciendo:

Obispo: «Es un santo, es un santo».

Lector: El día 1 de octubre el telégrafo anunciaba que el P. Luis Amigó, Obispo


de Segorbe, había fallecido apaciblemente en la residencia de Godella,
rodeado de sus hijos los Terciarios, que estaban apenadísimos por tan
irreparable pérdida.

Canto:

[Mientras se canta, los participantes van a prender su velita a la vela delante


del cuadro o busto del Padre Luis y cuando todas las velitas se han prendido,
se apaga el cirio grande]

Lector: El cadáver, vestido de pontifical y velado por los Religiosos fue


expuesto en la iglesia.

Al día siguiente se celebró el primer funeral, las flores que envolvían la caja se
las disputaban los fieles como preciosa reliquia; los Terciarios y sus Hermanas
las Terciarias rodeaban por completo el cadáver y se despedían, llorando, de
su Santo Patriarca y el féretro, como en triunfo, aparecía sobre las cabezas de
la abigarrada muchedumbre, y entre alabanzas y gemidos, en breves
momentos desapareció en el sepulcro, dejando las almas impregnadas de
tristezas, saturadas de consuelos y de unción religiosa. Fue una escena
ternísima, que recordaba el tránsito de San Francisco y la orfandad en que
quedaban los Franciscanos, Santa Clara y sus hijas.

Canto: A Fray Luis ferviente u otro

(Mientras se canta se llevan las flores)

Conclusión

La luz de su vida terrena se ha apagado, pero en nuestras manos hay


pequeñas velas que alumbran esta noche; las hemos prendido en el cirio que
simboliza la vida y el carisma del Padre Luis y con este gesto hemos querido
significar que ahora nos toca a nosotros mantener viva en el mundo la luz
del carisma, que nos ha dejado el Padre Luis, y vivir atentos y abiertos al
Espíritu enriqueciéndola con la novedad que Dios pone en nuestro corazón.

Contemplando al Padre Luis revestido de vida nueva y eterna, alegrémonos


con él y sintámoslo compañero de nuestro camino, así como sentimos a
nuestros seres más queridos que nos han dejado, continuemos nuestra tarea
en este mundo con la fe, serenidad y fortaleza que caracterizaron siempre la
vida del Padre Luis.

También podría gustarte