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Diciembre 2020
NECESIDADES PSICOLÓGICAS, PSICOSOCIALES Y ESPIRITUALES DE LOS
PACIENTES CON DIAGNÓSTICO DE CÁNCER EN PUERTO RICO, SEGÚN EL
SIGNIFICADO DE UN GRUPO DE PROFESIONALES DE LA SALUD
Por
Dra. Margarita Maldonado Galarza Fecha
Directora del Comité
Dra. Norma García Trava Fecha
Segundo Miembro del Comité
Dra. Marian Álvarez Torres Fecha
Lectora del Comité
Dra. Ninza Márques Saavedra Fecha
Directora Departamento de Psicología
Psicología Nivel Graduado
Dra. Ilia Rosario Nieves Fecha
Decana Interina del Colegio de Ciencias
de la Conducta y Asuntos de la Comunidad
CERTIFICACIÓN DE AUTORÍA
Yo, Yamil Rivera Figueroa, certifico que la disertación doctoral titulada, Necesidades
Psicológicas, Psicosociales y Espirituales de los Pacientes con Diagnóstico de Cáncer en Puerto
Rico, Según el Significado de un Grupo de Profesionales de la Salud, la cual presento como
requisito para optar por el Grado de Doctor en Filosofía (Ph.D.) con especialidad en Psicología
Clínica del Colegio de Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad del Departamento de
Psicología Clínica de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, es el producto de mi
labor investigativa. Así mismo, doy fe de que este trabajo es uno original e inédito.
Yamil Rivera Figueroa
SUMARIO
Uno de cada tres individuos nacidos en Puerto Rico, corren el riesgo de padecer cáncer en el
trascurso de su vida. Para el 2014, 15,734 puertorriqueños fueron diagnosticados con cáncer, el
cual puede presentar un impacto emocional y psicológico en las personas diagnosticadas (Torres-
Cintrón, et al., 2017). Es por ello, que el objetivo principal que tuvo esta investigación fue
conocer las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales de los pacientes con
diagnóstico de cáncer en Puerto Rico, según el significado de un grupo de profesionales de la
salud. La investigación tuvo un enfoque cualitativo, donde participaron 6 profesionales de la
salud, seleccionados por muestreo no probabilístico. Se obtuvo la información atreves de una
hoja de datos personal y una entrevista semi-estructurada. El diseño del estudio se fundamentó
en el análisis de contenido (Wolcott, 1994) de los relatos ofrecidos por los participantes. Los
hallazgos reflejaron la presencia de necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales en los
pacientes oncológicos. En la identificación de indicadores de necesidades, se encontraron
indicadores emocionales, psicológicos y cognitivos de necesidades. La mayoría de los
participantes no realizan ningún procedimiento para la identificación de estos. En cuanto a la
relevancia de atender las necesidades, se reconoció la importancia del trabajo interdisciplinario
para nutrir los procesos de recuperación del enfermo y mejorar el bienestar emocional. Por tanto,
se concluyó la importancia de la inclusión del Psicólogo Clínico, dentro del equipo
interdisciplinario de oncología, para: facilitar un mejor afrontamiento, una red de apoyo y
complementar los servicios para esta población.
Palabras claves. Significado. Profesionales de la Salud. Cáncer. Nececidades psicológicas,
nececidades psicosociales y nececidades espirituleas. Psicólogo Clínico.
DEDICATORIA
A ti mami.
Por tu amor incondicional, comprensión y apoyo.
Gracias por cada rodilla doblada y oración elevada para no desfallecer y seguir adelante.
Durante este largo y arduo camino recorrido para llegar a este momento, han sido muchos los
contratiempos vividos, que me hicieron desfallecer y ver lejos esta meta hoy alcanzada. Durante
esta carrera doctoral han llegado, permanecido y pasado personas que han sido de fortaleza,
apoyo y crecimiento personal como profesional. Por lo que agradezco primeramente a Dios por
haberme dado la fortaleza y el conocimiento necesario para completar este Doctorado. Por
demostrarme su amor por medio de mis seres querido, amigos y compañeros para no rendirme.
Agradezco a mis padres, quienes me dieron vida, educación, y consejos sobre lo que es el
sacrificio y luchar para obtener mis sueños. ¡¡¡Gracias mami!!!. ¡¡¡Gracias papi!!! que desde el
cielo conmigo estas. A mis hermanos: Lisandra, Glorimar, Lismar, Joel G. y Marilyn, gracias por
su apoyo durante este proceso, los quiere mucho. A mis sobrinos: Felix X., Ursula L., Nahomi,
Naholimar, Fabián J. y Daniela N., gracias por servir de inspiración y motivación en cada etapa
de este proceso. Tío los ama.
También comparto este logro con mi familia extendida que la vida me regalo durante estos
años de formación académica. Ustedes mis hermanos, amigos y colegas: Marlene Caban,
Carmen Rodríguez, Joan Acosta, Richelys Tejero, José Lucca, y Yanira Concepción. Gracias por
tantos momentos de alegría, de aventuras y apoyo en momentos de dificultad en mi vida.
TABLA DE CONTENIDO
Página
Aprobación ii
Certificación de Autoría iii
Sumario iv
Dedicatoria v
Agradecimiento vi
Tabla de Contenido vii
Índice de Apéndice xii
Capitulo I: Introducción 1
Trasfondo Histórico del Cáncer 2
Planteamiento del Problema Bajo Estudio 7
Objetivos Generales del Estudio 10
Justificación y Relevancia de la Investigación 12
Marco Conceptual 15
Objetivos Específicos 19
Dimensiones Bajo Análisis 20
Definición De Términos Importantes 21
Capítulo II: Revisión de Literatura 25
La Relación Mente y Cuerpo en la Comprensión del Cáncer 26
La Significación Desde la Psicología 30
¿Qué es el Cáncer? 32
Causas de Riesgo para el Desarrollo del Cáncer 33
Cáncer en Puerto Rico, su Incidencia, Sobrevivencia y Mortalidad 34
Tipo de Cáncer con Mayor Incidencia en la Población Puertorriqueña 35
Tratamiento más Utilizado para el Cáncer 36
Implicaciones del Diagnóstico de Cáncer en el bienestar Psicológico, Psicosocial, y
37
Espiritual en el Paciente
Aspectos Psicológicos del Cáncer Sobre el Paciente 38
Etapa Diagnóstica 39
Etapa de Tratamiento 39
Etapa Post-Tratamiento 41
El Cáncer y los Trastornos Psicológicos 41
Aspectos Psicosociales del Cáncer Sobre el Paciente 42
Etapa De Diagnóstico 43
Etapa De Tratamiento 44
Etapa Post-Tratamiento 45
Aspectos Espirituales del Cáncer Sobre el Paciente 47
Espiritualidad y Religión 48
La Espiritualidad en la Salud 49
Necesidad del Paciente Oncológico 52
Aportación y Relevancia de la Intervención del Psicólogo en el Ambiente
Oncológico 53
Investigaciones Sobre la Intervención Psicológico en Pacientes con Diagnóstico de
Cáncer 55
Capitulo III: Metodología 59
Diseño de Investigación 59
Participantes de la Investigación 61
Descripción de los Participantes 62
Participante 1 62
Participante 2 62
Participante 3 62
Participante 4 62
Participante 5 63
Participante 6 63
Métodos de Recopilación de Información 64
Hoja de Información Personal 64
Entrevista Semi-Estructurada 64
Procedimiento Realizado Para la Investigación 66
Análisis de Contenido 69
Capitulo IV: Hallazgos 73
Dimensiones y Categorías de Análisis 74
Primera Dimensión: Significado de Necesidad 76
Segunda Dimensión: Significado de Indicadores 89
Tercera Dimensión: Relevancia de Atender las Necesidades Psicológicas,
Psicosocial y Espiritual 98
Cuarta Dimensión: Inclusión del Psicólogo Clínico 109
Capítulo V: Discusión, Conclusión y Recomendación 115
Discusión de los Objetivos, Dimensiones y Categorías de Análisis 117
Primera Dimensión: Significado de Necesidades 119
Necesidades Psicológicas 120
Necesidades Psicosociales 123
Necesidades Espirituales 126
Segunda Dimensión: Significado de Indicadores 128
Indicadores Emocionales 129
Indicadores Psicológicos 130
Indicadores Cognitivos 133
Tercera Dimensión: Relevancia de Atender las Necesidades 136
Bienestar Físico 137
Bienestar Emocional 140
Calidad de Vida 142
Cuarta Dimensión: Inclusión del Psicólogo Clínico 145
Abordaje de la Sintomatología Psicología 146
Identificación de Estrategias de Afrontamiento 147
Redes de Apoyo en la Adaptación del Diagnóstico 149
Complementa los Servicios a la Población Oncológica 150
Conclusiones 155
Aportaciones 160
Aportación a la Comunidad Investigativa 160
Aportación para Profesionales de la Salud 161
Aportación a la Comunidad Psicológica de Puerto Rico 162
Aportación a la Comunidad Oncológica 163
Limitaciones 164
Recomendaciones 165
Para Futuras Investigaciones 165
Política Publica y Salud en Puerto Rico 167
Para el Quehacer Psicología 168
Referencias 171
Apéndices 189
ÍNDICE DE APÉNDICES
Página
Apéndice A: Autorización de la Junta de Revisión Institucional de la PUCPR 190
Apéndice B: Certificación de Investigador CITTI Program: Biomedical Research 192
Apéndice C: Certificación de Investigacion CITTI Program: RCR-Responsible
Conduct of Research 194
Apéndice D: Cetificación HIPPA 196
Apéndice E: Carta Informativa a Participantes 198
Apéndice F: Autorización de la Agencia donde se llevó a cabo la Investigación 200
Apéndice G: Hoja de Consentimiento Informado 202
Apéndice H: Hoja de Informacional Personal 206
Apéndice I: Hoja de Autorización de Grabación en Audio de Entrevista 208
Apéndice J: Entrevista Semiestructurada 211
115
CAPÍTULO I
Introducción
En las últimas décadas han sobrevenido muchos avances en el tratamiento para
prevenir, tratar y erradicar la enfermedad del cáncer en las personas. Por ejemplo, se
ha logrado el desarrollo de medicamentos y terapias dirigidas a atacar a las células
cancerosas. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) (2019),
dependencia principal del gobierno de los Estados Unidos para diseminar el
desarrollo de investigación relacionada a los nuevos avances sobre cáncer. Reportan
la creación de fármacos para tumores con características genéticas especificas,
fármacos de inmunoterapia para detectar y destruir células tumorales. Además de
terapias de radiación para tratar el dolor causado por las metástasis óseas. Sin
embargo, el cáncer ha mostrado un comportamiento preocupante, presentando un
aumento en los diagnósticos a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud,
2018) donde Puerto Rico no es la excepción. Viendo esto hoy en día, la sociedad
puertorriqueña enfrenta cada vez más, diagnósticos de cáncer y el afrontarlo conlleva
a una desorganización en todos los aspectos de la vida de la persona que lo padece
(Ramírez-Perdomo et al., 2018). Ante tales efectos, en la revisión de literatura
realizada para la investigación, se ha encontrado estudios en torno a las implicaciones
psicológicas del diagnóstico de cáncer en los individuos. Investigaciones como:
estrategias y estilos de afrontamiento, calidad de vida, ajuste psicosocial, desarrollo
de perfiles de pacientes oncólogos y modelos de intervención, siendo algunos de los
temas investigativos que se recogen en las investigaciones realizadas en Puerto Rico
(Rodríguez Loyola, 2010; Figueroa Morales, 2013; Casanova Arroyo, 2010; Guiliani
Toro, 2009; Ortiz Correa, 2013; Torres Torres, 2004; Pieraldi-Matos, 2006). Por otra
parte, la mayoría de estas investigaciones la poblacion estudiada con frecuencia son
los pacintes oncologicos y féminas sobrevivientes de
1
7. Cáncer
Se define el cáncer, como el desarrollo de células anormales fuera de control que pierden
su capacidad de comunicarse con otras células, de regular su crecimiento y controlar su
división y por consecuencia se forman los tumores (Estrada-Merly, et al., 2017).
8. Paciente Oncológico
El término paciente oncológico será utilizado para nombrar a toda persona que padece
físicamente de cualquier tipo de cáncer y que al momento de la investigación reciba
cualquier tratamiento y atención médica de un profesional de la salud.
9. Profesional de la Salud
Todo profesional de la salud inmerso en el tratamiento y cuidado de pacientes
oncológicos, que disponga de una licencia, que esté acreditado o certificado por las
entidades correspondientes, que le permita ejercer la práctica en la cual pueda ofrecer
determinados servicios de cuidado de la salud según disponen las leyes estatales y
reglamentos correspondiente de Puerto Rico, (Oficina de Comisionado de Seguridad del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico, s.f.).
10. Psicólogo Clínico
Todo individuo que posea licencia o esté autorizado por la Junta Examinadora de
Psicólogo a ejercer la práctica de la psicología en Puerto Rico. Dentro de esta práctica se
considera la especialidad del psicólogo clínico, concerniente al área de la aplicación de
principios, métodos y procedimientos para conocer, evaluar, tratar y prevenir disfunciones
o incomodidades de naturaleza intelectual, emocional, psicológica o conductual. Los
servicios se ofrecen en una variedad de escenarios (Junta Examinadora de Psicología de
Puerto Rico, 2013).
CAPÍTULO II
Revisión de Literatuara
A través de la literatura se evidencia el desarrollo y evolución que ha tenido la ciencia para
con el hombre. Ciencia, que se ha fundamentado en un pensamiento mecanicista en el cual los
individuos son tratados como máquinas complejas, siendo el foco principal del modelo
biomédico. Modelo, que tiene una visión en la recuperación física del cuerpo de la persona, más
que en las diferentes reacciones psico-afectivas que pueden presentar las personas durante el
desarrollo de la enfermedad (Jiménez, 2005). Este autor sin embargo, resalta y puntualiza, que a
partir de la segunda mitad del siglo XX, se abre una brecha dentro del paradigma científico
natural de la medicina, para la consideración científica de los aspectos psicológicos, sociales y
espirituales de la enfermedad y la curación.
Estos cambios paradigmáticos, han permitido que se consideren las aportaciones de la
psicología en el tratamiento del cáncer y que se reconozca la atención profesional de los aspectos
psicológicos, psicosociales y espirituales, durante el trascurso de la enfermedad. Esto, ante
alteraciones psicológicas y psicosociales que afectan y reducen la calidad de vida del paciente, la
baja adhesión a los tratamientos médicos, además de conductas poco saludables, dificultad para
cuidarse así mismo, cambios en las funciones neuroendocrinas e inmunitarias, que pueden
ayudar al aceleramiento del cáncer (García-López, et al., 2008; Antoni, 2003, citado en Pocino,
et al., 2007).
Por otra parte, en el aspecto espiritual se ha encontrado evidencia que en momentos de
enfermedad, las personas tienden a buscar de un ser espiritual o un Dios, aunque en su diario
vivir no practiquen una vida religiosa (Quiceno y Vinanccia, 2009). Estos autores atribuyen a la
25
¿Qué es el Cáncer?
El cuerpo humano dispone de diferentes tipos de células para un funcionamiento óptimo y
saludable, por lo que es muy importante que las células crezcan, se dividan y se reproduzcan.
Sin embargo, en ocasiones las células no funcionan como deben, por lo que este proceso se
descontrola y se dividen cuando no es necesario (American Society of Oncology, s.f.). Cuando
una célula se divide sin control, crece por miles, millones, y por billones dando paso al desarrollo
de una masa a la que se le conoce como tumor. Estos tumores pueden clasificarse como:
benignos o malignos (Centeno et al., 2013).
Según Centeno et al. (2013), los tumores benignos son aquellos que crecen
proporcionalmente, no son agresivos, no invaden, ni hace metástasis a otros tejidos u órganos. A
su vez, crecen de malignidad, pero no son una amenaza para la salud de la persona y en algunos
casos, luego de ser removidos no aparecen. Por otro lado, los tumores malignos son células
anormales que se dividen sin control, por lo que se consideran cancerosos al invadir y dañar
otros órganos y tejidos a su alrededor, por su capacidad de crecer rápidamente y de forma
descontrolada. Por lo que estas células se separan y entran al torrente sanguíneo, o vasos
sanguíneos del sistema linfático (Silver, et al., 2013), proceso llamado metástasis, en el cual el
cáncer se extiende del lugar de inicio a otras partes del cuerpo, como los nódulos linfáticos u
otros órganos (Centeno et al., 2013).
De acuerdo a la National Cancer Institute (2015.) existen aproximadamente 100 tipos de
cáncer que pueden llegar a afectar diferentes partes del cuerpo humano. Estos tipos de cáncer
son únicos, con características que los diferencian en sus sintomatologías, causas y tratamientos,
siendo algunos más comunes que otros. En su mayoría, se nombran de acuerdo al nombre del
órgano o de las células donde se originan. La American Society of Oncology (s.f.) clasifica el
cáncer en cinco tipos principales: el carcinoma, el sarcoma, la leucemia, el linfoma y por último
el melanoma.
Según clasifica el cáncer la American Society of Oncology (s.f.) y Centeno et al. (2013),
describen el carcinoma como el cáncer que comienza en los pulmones, la piel, las mamas,
además de los tejidos que cubren los órganos internos y glándulas, siendo este el más común. El
cáncer que comienza en los huesos, los cartílagos, los músculos, la grasa, los vasos sanguíneos o
cualquier otro tejido que proporcione soporte al cuerpo, es el sarcoma. La leucemia es el cáncer
que se origina en los tejidos que desarrolla la sangre, como la medula ósea y a su vez hace que se
produzca un gran número de glóbulos anormales, que entran al torrente sanguíneo. El cáncer
que se origina en el sistema inmunológico, es el linfoma y el mieloma múltiple. Por último, el
melanoma da origen en las células que componen los pigmentos de la piel.
Causas de Riesgo Para el Desarrollo del Cáncer
La Organización Mundial de la salud (OMS) (2018) expone, que la etiología del cáncer está
relacionada con ciertas características genéticas y agentes externos de las personas como:
carcinógenos físicos, químicos y biológicos. Para Díaz Díaz y Jerez Lorca (2013) no existe una
sola razón para la explicación de las causas del cáncer, por lo que se han desarrollado varias
teorías que han dado paso a la etiología del cáncer. Según estos autores, se ha encontrado
muchos factores que predisponen o que son de riesgo en el desarrollo de la enfermedad del
cáncer.
De acuerdo a la OMS (2015) y la Sociedad Americana Contra el Cáncer (20018), el consumo
del tabaco, alcohol, la poca ingesta de frutas y hortalizas, el sedentarismo, la obesidad, y algunos
virus y bacterias (papiloma humano y hepatitis B y C) son predictores para el desarrollo del
cáncer. De igual forma, el historial familiar, la edad, factores ambientales como: exposición a
químicos, radiaciones, rayos Ultra Violeta y factores internos como: el uso de ciertas hormonas,
mutación genética y condiciones inmunólogas son predictores para el cáncer (Departamento de
Salud, 2014).
Cáncer en Puerto Rico, su Incidencia, Sobrevivencia y Mortalidad
De acuerdo a Torres-Cintrón, et al., (2017) la incidencia del cáncer en la Isla a partir 1987
hasta el 2014 (último año reportado), muestra un incremento anual estadísticamente
significativamente (p<0.05), a razón de 0.6% en hombres y de 1.5% en mujeres
aproximadamente. La tasa de incidencia en hombres fue de 319.8 por 1000,000 en 1987 a 408.1
en 2014 y en las mujeres, aumentó de 224.2 por 100,000 en 1987 a 323.5 en 2014. Para el año
2014, el cáncer de mama figuró el más diagnosticado en mujeres con el 27.7%
aproximadamente, en hombres el cáncer de próstata con un 35.5 % aproximadamente y el cáncer
de colon y recto ocupo el segundo puesto de incidencia en hombres (12.9%) y mujeres (11.6%),
según el informe anual de Registro Central de Cáncer de Puerto Rico 2010-2014.
Se destaca, que para el periodo que comprende del 2008 al 2012, los municipios del área sur
de Puerto Rico, presentan la mayor cantidad de diagnósticos de cáncer en la isla. La mayor
incidencia de cáncer reportado es en hombres y aumenta con la edad, 8 de cada 10 casos
aproximadamente ocurren en personas mayores de 65 años de edad (Registro Central de Cáncer
de Puerto Rico, 2015).
Ante estas incidencias de cáncer en la Isla, las personas diagnosticadas sobreviven como
confirma la guía de Sobrevivientes de Cáncer en Puerto Rico, del Registro Central de Cáncer
(Centeno-Girona, et al., 2013). De acuerdo con la guía, la prevalencia de sobreviviente de cáncer
en Puerto Rico se estima a partir del 1ro de enero de 2010 y se reportaron un total de 61,928
sobrevivientes de cáncer, de los cuales 31,820 fueron hombres y 30,108 mujeres. Los
sobrevivientes por cáncer de mama en mujeres fueron 12,397, para el cáncer de próstata en
hombres 18,620 y para el cáncer de colon y recto 3,444 fueron hombres y 3,321fueron mujeres.
Por otra parte, el Informe de la Salud en Puerto Rico, del Departamento de Salud (2015),
reporta el cáncer como la segunda causa de muerte en la Isla. Para el periodo comprendido entre
los años 2010-2014, se reporta una tendencia mayor de fallecimiento por cáncer en Puerto Rico
en hombres 14,848 (55.9%) que en mujeres 11,694(44.1%), para un total de 26,542 muertes. El
registro anual de muertes para el año 2014, último reportado, el total lo fue de 5,309
fallecimientos, 2,970 en hombres y 2,339 en mujeres. La población de la tercera edad (65 años o
más), con una media de 73 años es la que más fallecimiento por cáncer se reporta, ocupando el
71.2 % del total de las muertes de cáncer en Puerto Rico (Torres-Cintrón, et al., 2017).
Tipos de Cáncer con Mayor Incidencia en la Población Puertorriqueña
Según el reporte anual del Registro Central de Cáncer de Puerto Rico, para el 2014, último año
reportado, se diagnosticaron aproximadamente 15,734 nuevos casos en la Isla. Del total de
casos, el 52.4% fueron diagnosticados en hombres y el 47.6% en mujeres (Torres-Cintrón, et al.,
2017). A continuación, se esbozan los tres tipos de cáncer con mayor incidencia en la población
puertorriqueña y sus síntomas.
El cáncer de mama, son células anormales (tumores malignos) que crecen de forma
descontrola en el tejido mamario. El carcinoma ductal, es el cáncer más común el cual se origina
en los conductos que trasportan la leche de la mama al pezón. Otro tipo de cáncer menos
frecuente es el carcinoma lobulillos, el cual se encargan de producir la leche materna. Los
síntomas más frecuentes en el cáncer de mama se pueden encontrar: cambios en la apariencia de
la mama y el pezón (protuberancia), dolor constante en un punto específico y secreción del pezón
que no sea leche materna. Para su detención, la prueba de Cernimiento más utilizada es la
mamografía que ayuda a detectar tumores muy pequeños para palpar (Silver, et al., 2013; Ortiz,
et al., 2008).
El cáncer de próstata se origina en la glándula prostática del sistema reproductivo masculino.
Es un cáncer de crecimiento lento, el cual se dispersa rápido a otros órganos. En ocasiones
puede ser un cáncer agresivo y no presentar síntomas, por lo que la detención temprana es
fundamental. Algunos síntomas en los hombres que lo padecen son: problemas para orinar,
dolor o ardor al orinar, frecuencia orinaría, sangre o semen en la orina, dolor en: la espalda,
cadera o pelvis y eyaculación dolorosa (Centeno-Girona et al., 2013; Registro Central de Cáncer
de Puerto Rico, 2008).
El cáncer del colon es el cáncer que afecta al intestino grueso y pocas veces al intestino
delgado. Constantemente se desarrolla lentamente en un espacio de 10 a 15 años, comenzando
con un pólipo no canceroso. Se considera los tumores del colon y del recto el mismo cáncer. La
prueba de Cernimiento utilizada para su detención temprana es la colonoscopia. Los síntomas
más frecuentes al padecer cáncer de colon se encuentran: diarrea o estreñimiento, presencia de
sangre en la excreta, sensación de estar lleno o hinchado, náuseas, vómitos y pérdida de peso sin
razón aparente (American Cancer Society, 2014).
Tratamientos más Utilizados Para el Cáncer
Las opciones de tratamiento para combatir el cáncer son mediante cirugía, radioterapia y
quimioterapia comúnmente. Dependerá del tipo de cáncer, la etapa en la que se encuentre, la
edad y salud del paciente, además de sus necesidades personales. La cirugía es utiliza para
diagnosticar tumores primario y secundario, además de la remoción de tumores y tejidos con
células cancerosas. La cirugía tiende hacer mucho más eficaz cuando el tumor no se ha
expandido a otros órganos o áreas del cuerpo. Por otra parte, la radiación y la quimioterapia se
pueden combinar con la cirugía y administrase antes o después de la misma (Instituto Nacional
del Cáncer, 2015).
La radioterapia es un tratamiento local el cual se administra de varias maneras. Va dirigido a
penetrar al cuerpo de la persona producido daño a las células malignas y en la reducción del
tamaño de los tumores. En conjunto con la cirugía y la quimioterapia, la radioterapia es
considerada de suma importancia en el tratamiento para erradicar el cáncer (Alonso García,
2011; Vázquez Quiroz, 2011).
La quimioterapia son tratamientos que se administran por vía oral, de manera subcutánea o
intravenosa para detener o erradicar el cáncer. Estos medicamentos viajan por el torrente
sanguíneo, razón por el cual se emplea para tratar cánceres que se han esparcido por todo el
cuerpo. La quimioterapia es utilizada luego de que un tumor ha sido extirpado mediante una
cirugía para evitar la aparición nuevamente del cáncer. Además, ayudar en la reducción del
tumor antes del proceso quirúrgico (Zárate Méndez, 2011; Centeno-Girona et al., 2013).
Implicaciones del Diagnóstico de Cáncer en el Bienestar Psicológico, Psicosocial y
Espiritual en el Paciente
Según Broche Pérez y Medina (2011), los resultados que desembocan de un diagnóstico de
cáncer en una persona se han considerado que trascienden más allá de factores físico-orgánicos,
sino a nivel bio-psico-social y espiritual en el individuo. Por lo que la percepción que guarda el
cáncer en las personas se traduce a dolor, sufrimiento, mutilación y muerte, además de producir
cambios y alteraciones familiares, laborales, sociales, económicas, sexuales y otras, sostienen
estos autores. Ante esto, a continuación se esbozan literatura e investigaciones dirigidas a los
aspectos psicológicos, psicosociales y espirituales del cáncer sobre el paciente oncológico, con el
fin de tener un panorama amplio sobre estas categorías planteadas para esta investigación.
Aspectos Psicológicos del Cáncer Sobre el Paciente
De acuerdo a Pons-Madera et al., (2014) han surgido en los último 20 años un sin número de
adelantos para tratar el cáncer. Esto ha permitido una mejor detención temprana y nuevos
tratamientos que han generado el aumento de los sobrevivientes por cáncer en todas las edades.
En Puerto Rico por ejemplo, se estimaron 31,820 hombres y 30,108 mujeres sobrevivientes por
cáncer para el año 2010, último año reportado (Centeno-Girona et al., 2013). Pons-Madera y
colaboradores, coinciden que a pesar del aumento de sobrevivientes por los últimos adelantos
para tratar el cáncer, se ha vinculado implicaciones colaterales a largo plazo como pueden ser: la
ansiedad, la depresión, el delirium y trastorno adaptativo, que interfiere en las actividades del
diario vivir del paciente. En adición, puntualizan otras características que aportan al malestar
emocional y que afectan la capacidad de afrontamiento de estos pacientes como: ciertos
medicamentos, implicaciones fisiológicas del cáncer, diagnósticos psicológicos y psiquiátricos
previos al diagnóstico.
La prevalencia de trastornos psicológicos en pacientes con cáncer suele ser difícil de
establecer, por sus dificultades de diagnóstico. Ejemplo de esto son, tumores que pueden generar
patologías psiquiátricas y sustancias que se dispersan por el torrente sanguíneo (Zorrilla Ayllón,
2016). Sin embargo, National Comprehensive Cancer Network (2009) señala que no importa el
tipo de cáncer o etapa en la que se encuentre el paciente oncólogo, desarrollará alguna
sintomatología psicológica como parte del diagnóstico, de las implicaciones de la enfermedad, su
tratamiento y sobrevivencia. Los autores sostienen que hay pacientes que llegan a experimentar
niveles altos de síntomas psicológicos por lo que es importante su detención e intervención a
tiempo. Ante estas dificultades de diagnóstico, Villoría y Lara (2018), realizaron un estudio para
validar la versión española de la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión. La misma es
empleada para evaluar trastornos psicológicos en pacientes oncológicos. Utilizaron 215
participantes con cáncer para evaluar sus propiedades psicométricas, (valides y confiabilidad)
para ser utilizado como “screnning” ante síntomas de depresión y ansiedad de importancia
clínica en pacientes oncológicos. Los resultados encontrados por estas auroras reflejan en el
análisis factorial realizado a la Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria, una prevalencia del
30% para el trastorno del estado de ánimo, seguido por el trastorno de ansiedad, con un 20% de
los participantes.
Estos trastornos o efectos psicológicos se pueden presentarse en cualquier etapa de la
enfermedad. Zoriila Ayllón (2016) esboza las distintas etapas en el transcurso de la enfermedad
y sus manifestaciones psicológicas presentadas. Estas son:
Etapa Diagnóstica. En la etapa de diagnóstico, es un momento que genera en la persona un
impacto emocional y mental. Experimentando un bloqueo mental temporal que impide aceptar
la realidad, generando angustia, ansiedad, hostilidad-irritación, miedo, baja autoestima,
sentimientos de culpa, etc. (Zorrilla Ayllón, 2016; Bravo González, 2010). Un estudio
cualitativo realizado por Cantú Guzmán y Álvarez Bermúdez (2009), tuvo como objetivo
conocer el impacto emocional de cinco participantes ante el diagnóstico de cáncer. Los
participantes fueron cuatro mujeres y un hombre a los que se les realizó una entrevista. Los
resultados encontrados corroboran el impacto negativo del diagnóstico de cáncer en la persona,
emociones negativas iniciales tales como: depresión, enojo, preocupación y nerviosismo. Sin
embargo, la depresión fue la reacción emocional que se destacó en los pacientes al enterarse del
diagnóstico de cáncer.
Etapa de Tratamiento. En la etapa de tratamiento, Zorrilla Ayllón (2016) sostiene, que
pueden ocurrir alteraciones psicológicas y conductuales en los pacientes de acuerdo con la
técnica terapéutica utilizada. En la cirugía, el paciente puede generar temores y dolores ante,
durante y luego del proceso. Entre los cuales se destaca cambios en la imagen corporal,
imposibilidad en realizar tareas diarias, dificultades en el área social, baja autoestima, por lo que
puede necesitar ayuda psicológica. En la radioterapia, surgen temores relacionados con la
maquinaria, miedo a la duración de las sesiones, a la soledad, a la inmovilización, crisis de dolor
durante la sesión y miedo a los efectos secundarios. En la quimioterapia se puede ver afectada la
autoestima por los cambios en la imagen corporal como consecuencia de la misma, depresión,
estrés psicológico, ansiedad y deterioro cognitivo sostiene la autora.
Lo antes expuesto queda evidenciado en una investigación realizada en Puerto Rico por Torres
Torres (2004), que tuvo como finalidad conocer la importancia de los servicios psicológicos para
pacientes que han sido diagnosticadas con cáncer de mama y que pasarían por el proceso de
cirugía. En el estudio participaron 25 féminas entre las edades de 30 a 75 años de edad. Los
resultados del estudio concluyeron que las féminas presentaron síntomas de un estado de ánimo
deprimido, presente antes y después del proceso quirúrgico por cáncer de mama. El 48% de los
participantes describieron su estado de ánimo como triste, un 52% lo describió como deprimido
y un 64% preocupado antes del proceso quirúrgico. El 36% de las féminas, describió su estado
de ánimo triste luego de la cirugía, el 40% deprimido y el 52% como preocupado. El 20%
identificó sentimientos de desesperanza luego de la cirugía.
En cuanto al tratamiento de quimioterapia, Hermelink y Münzel (2011) realizaron entre los
años 2003 al 2005 un estudio longitudinal sobre el deterioro cognitivo en la terapia del cáncer de
mama en las mujeres. Contó con más de 100 féminas con cáncer de cuatro clínicas
ginecológicas, en la cual una tercera parte obtuvo resultados por debajo en las pruebas
neuropsicológicas antes de la quimioterapia. Posterior al recibir la quimioterapia, el 27% de las
féminas presentaron deficiencia en la memoria y en la concentración. Sin embargo, el 28%
mejoraron y un 45% no mostró cambio alguno.
Otro estudio longitudinal sobre el deterioro cognitivo por la quimioterapia es el realizado por
los investigadores, Cruzado Rodríguez, et al. (2011). Contó con una muestra de 46 pacientes con
cáncer de colon que fueron evaluados en su memoria verbal, la función ejecutiva y las
habilidades psicomotoras en tres instantes diferentes (antes y después de la quimioterapia y
posterior a seis meses). Los hallazgos comprobaron un deterioro cognitivo por debajo a lo
esperado en la memoria verbal, la función ejecutiva y habilidades psicomotoras antes, durante y
en algunos casos durar por espacio de seis meses.
Etapa Post-Tratamiento. En las etapas posteriores al tratamiento como lo son: pos-
tratamiento, la recaída, la fase final y paliativa y supervivencia pueden surgir alteraciones
psicológicas. Entre las cuales se destacan: ansiedad ante el temor a la recaída, actividades
hipocondriacas, depresión, rabia, hostilidad, miedo, temor a morir ante asuntos familiares,
económicos y profesionales que no sean resulto (Zorrilla Ayllón, 2016).
Entendemos, que estas investigaciones, permiten comprender y entender las implicaciones
emocionales y psicológicas que trascienden del diagnóstico de cáncer en la persona durante cada
etapa de la enfermedad y las implicaciones de sus tratamientos. Dentro de estas implicaciones,
las investigaciones reportan relación entre el cáncer y problemas psicopatológicos como: la
depresión, la ansiedad, el trastorno adaptativo y el delirium en pacientes con cáncer (Velázquez
Martínez, et al., 2007; Yélamos y Fernández, 2011; Villegas Moreno, 2009). Cada uno de estos
autores sostiene que características personales, de tratamiento y de enfermedad son predictores
para presentar depresión. A continuación se presenta literatura e investigaciones que asocian el
cáncer y el desarrollo de psicopatología como producto del diagnóstico.
El Cáncer y los Trastornos Psicológicos
Para Velázquez Martínez et al. (2007), la depresión es tres veces más alta en los pacientes con
cáncer que en la población general y dos veces más alta que en los pacientes hospitalizados por
otro diagnóstico. La ansiedad es experimentada por los pacientes con cáncer por los eventos
situacionales de la enfermedad, los tratamientos recibidos para contrarrestar la enfermedad y/o la
exacerbación preexistente del trastorno. El trastorno adaptativo, es otra de las afecciones que
frecuentemente se manifiesta en los pacientes con cáncer, puesto que se sienten sobrepasado por
los acontecimientos y son incapaces de adaptarse a las circunstancias. Por último, el delirium
que es considerada como la segunda enfermedad psiquiátrica más frecuente en los pacientes con
cáncer después de la depresión, puntualizan estos autores y colaborados.
Gil Moncayo et al. (2008), realizaron un estudio con el objetivo principal de establecer la
prevalencia de los trastornos mentales en una muestra de 400 pacientes con cáncer. Los
resultados de dicha investigación reflejaron que el 24% de los pacientes oncólogos exhibieron
criterios para un diagnóstico psicopatológico. De los mismos el más presente lo fue el trastorno
adaptativo con un 77%, el trastorno por ansiedad con un 7%, la distimia con un 5%, depresión
mayor con un 4%, y el trastorno por estrés postraumático un 2%.
Otro estudio que comprueba las relaciones que guarda los trastornos psicológicos y el cáncer,
es el de realizado por Pocino et al. (2007). Estos investigadores analizaron la incidencia de
alteraciones psicológicas (depresión, ansiedad, y la alexitimia) en una muestra de 26 mujeres con
diagnóstico de cáncer de mama, entre las edades de 35 a 60 años y de un grupo control de 18
féminas que no presentaban diagnóstico de cáncer. Los resultados indican, que fue mayor la
presencia de depresión leve y moderada en el grupo de féminas con diagnóstico de cáncer, que
las féminas que no tenían diagnóstico de cáncer. En el caso de la ansiedad, las féminas con
diagnóstico de cáncer mostraron un 53% de ansiedad y 28% las féminas sin diagnóstico de
cáncer. En la alexitimia se observó en las féminas del grupo control, un estado moderado y en
las féminas con cáncer severo. Por lo tanto, estos autores concluyen en su investigación, que las
mujeres con cáncer de mama manifiestan significativamente alteraciones psicológicas que las
mujeres sin diagnóstico de cáncer.
Aspectos Psicosociales del Cáncer Sobre el Paciente
En adición a los factores psicológicos antes mencionados, el paciente de cáncer se enfrenta a
factores psicosociales como consecuencia de su enfermedad. Estos desafíos psicosociales se
pueden manifestarse a lo largo de la enfermedad. A continuación se pretende esbozar estos
factores en las distintas etapas de la enfermedad y sus consecuencias.
Etapa de Diagnóstico. Para Die Trill (2006), la persona que recibe un diagnóstico de cáncer
puede sufrir cambios psicosociales significativos como es su estructura familiar, social, laboral,
económica, personal, entre otras. Estos cambios dependerán del diagnóstico recibido, el tipo de
tratamiento administrado y su red de apoyo. Ante esto, la autora sostiene que los efectos
psicosociales generan caos en la persona y en su entorno familiar. Por ejemplo, la desconfianza
al sistema hospitalario, a los procesos médicos (laboratorios, pruebas, tratamientos), el miedo al
rechazo de los amigos, familiares y del cónyuge, al no poder cumplir con sus responsabilidades
de cuidado y de su matrimonio. Además, aumenta el temor al abandono por parte del cónyuge o
pareja y así el temor a la soledad y aislamiento de familiares y amigos.
En una revisión teórica realizada por Vinaccia Alpi y Quiceno Sierra (2006), tuvo como
objetivo conocer el impacto que tiene en las personas las enfermedades crónicas en las variables
psicosociales sobre su calidad de vida. Estos autores concluyen en su trabajo que el diagnóstico
de una enfermedad crónica como lo es el cáncer, tendrá implicaciones psicológicas y sociales
complicadas. En cuanto a lo social, crea dificultades económicas, altera la visión que la persona
tiene de sí misma, afecta las relaciones con los miembros en la familia (hijos, cónyuge) y
amigos.
Estos resultados son cónsonos con el estudio realizado en Puerto Rico por Rodríguez Loyola
(2010), que tuvo como objetivo principal identificar las necesidades emocionales, psicosociales y
espirituales de un grupo de mujeres puertorriqueñas diagnosticadas con cáncer de mama. Para el
mismo, la muestra estuvo conformada de nueve mujeres sobrevivientes de cáncer y seis
profesionales de la salud. Los hallazgos destacaron que las implicaciones del diagnóstico de
cáncer de mama, no químicos o físico corresponden a: problemas económicos, responsabilidades
familiares, el miedo al rechazo y la vergüenza.
Por otra parte, Cantú Guzmán y Álvarez Bermúdez (2009) realizaron un estudio cualitativo
con el objetivo de conocer el impacto de los aspectos psicosociales en la persona con cáncer.
Realizaron una entrevista a cinco pacientes con diagnóstico de cáncer, que al momento
estuvieran en proceso de tratamiento. Estos autores concluyen que el cáncer es un suceso vital
que cambia la percepción del enfermo, amenaza las actividades diarias, altera las tareas en el
hogar, el de sus integrantes y en la sociedad, llevando al enfermo a realizar ajustes en su
conducta.
Etapa de Tratamiento. Durante la etapa de tratamiento, Die Trill (2006) destaca que el
enfermo de cáncer enfrenta en su vida cambios significativos. En ocasiones los tratamientos que
reciben los pacientes con cáncer no alteran del todo sus actividades diarias, laborales o
domésticas. Sin embargo, la autora sostiene que los efectos secundarios de la quimioterapia, la
radioterapia y las citas constantes al médico, en algunos casos pueden generar alteraciones en las
relaciones con el cónyuge, familiares y amigos. Por ejemplo, ante los ajustes por la enfermedad
crece el miedo a la ruptura de la relación de la pareja, causado por dificultades en la
comunicación, en la relación sexual, incapacidad sentimental y tristeza. Por otra parte, expone
que el enfermo que no tiene cónyuge o pareja, crece su angustia de no ser amado en el futuro.
Sin embargo, afirma que no existe evidencia empírica que sustente que el cáncer y sus
tratamientos sean la causa del rompimiento en las relaciones de pareja. Por el contario, puede ser
un detonante pero no la causa principal de la ruptura.
Ante esto, Rodríguez Loyola (2010) encontró en su estudio que la mayoría de las féminas con
cáncer de mama que participaron, señalaron la sexualidad y la intimidad con la pareja, se vio
afectada a partir del diagnóstico. Siendo la disminución en la frecuencia de las relaciones
sexuales y la falta de deseo, la queja principal como consecuencia de los efectos secundarios del
tratamiento y la reconstrucción del seno afectado.
En la dinámica familiar los roles pueden alterarse si es la madre la afectada, probablemente su
cónyuge y los hijos tengan que asumir las responsabilidades del hogar durante la administración
del tratamiento (Die Trill, 2006). Rodríguez Loyola (2010) en su estudio encontró que las
mujeres con diagnóstico de cáncer de mama, afectó su desempeño en las tareas y roles en el
hogar. Tareas como: limpiar, cocinar, cuidar a los hijos, etc., son dificultades que enfrenta ante
los efectos secundarios del tratamiento, confrontando conflicto ante la demanda de la pareja e
hijos que esperan que las tareas del hogar continúen realizándose sin ninguna dificultad.
Etapa Post-Tratamiento. Al finalizar el tratamiento, Die Trill (2006) destaca que la persona
comienza su etapa de recuperación, la cual puede estar en marcada en sentimientos de felicidad
al a ver sobrepasado la enfermedad. Sin embargo, para otras personas es una experiencia que
amenaza su vida y la misma puede permanecer por un largo periodo. A su vez, puede
experimentar una alta presión de su entorno (por la familia, pareja, cónyuge, amigos,
compañeros de trabajo) para retomar sus actividades diarias, laborales y sociales de manera
inmediata.
De acuerdo a la guía de sobrevivientes de cáncer de Puerto Rico, Centeno-Girona et al. (2013),
destacan que los sobrevivientes de cáncer pueden afectarse por cambios en su vida social en
función a sus tareas del hogar, de trabajo y relaciones con otras personales. Por la falta de red de
apoyo comprensible por parte de sus familiares, pareja, amigos, etc., se recomienda la búsqueda
de ayuda para trabajar con temores presentes y lograr su integración a su vida diaria, laboral y
social.
Por otra parte, los resultados del estudio de Rodríguez Loyola (2010) reflejó en cuanto a las
condiciones de trabajo remunerado, como las demandas del cáncer de mama interfieren en el
desempeño de las tareas del hogar y laboral, por lo que pueden representar estresores para el
proceso de recuperación. Además, el estudio examinó las dificultades económicas de las
participantes, la cual reflejó ser unas de las mayores preocupaciones al sentirse restringidas en su
funcionamiento laboral. Por lo que se ven afectadas en la reducción de jornadas de trabajo y de
su ingreso económico, a la vez que los costos de tratamiento aumentan.
Otro aspecto psicosocial a destacar durante todo el proceso de la enfermedad que es
importante mencionar son las redes de apoyo. Broche Pérez et al. (2011), resaltan la importancia
que tiene las redes de apoyo en las personas con cáncer en el aspecto psicosocial. Brindando a
través de estas redes de apoyo una herramienta para el paciente enfrentar y sobrellevar el proceso
de la enfermedad con sus implicaciones físicas y emocionales. El autor sostiene que el apoyo
social a través de las redes sociales cuenta con: miembro de la familia (pareja, cónyuge, hijos,
padres, etc.), amigos, compañeros de trabajo, otros pacientes, instituciones religiosas,
profesionales de la salud, grupos de apoyo, entre otros.
No obstante, es imperativo mencionar que a pesar de la importancia del apoyo según la
literatura, también hay literatura que destaca lo contrario. Rodríguez Loyola (2010) destaca en
su estudio, que el apoyo no deseado aumenta la angustia psicológica en vez de disminuirla. Por
ejemplo, un esposo o hijos no siempre serán en la persona afectada un apoyo, ya que podría
convertirse por el contrario una fuente de estrés. Por otro lado, Centeno-Girona et al. (2013),
enfatizan que los sobrevivientes de cáncer en Puerto Rico pueden verse afectados en su vida
social con otras personales, por la falta de comprensión de sus redes de apoyo más inmediatas
como lo puede ser la familia y amigos.
Aspectos Espirituales del Cáncer Sobre el Paciente
Otro aspecto a considerar para la investigación que se pretende realizar es la espiritualidad.
Según Espíndula, et al. (2010), la enfermedad puede ser vista y significada por la persona como
una amenaza a su vida, alcanzando su totalidad biopsicosocial y espiritual. Ante esto, estos
autores consideran importante que la ayuda brindada al paciente oncólogo se tome en cuenta la
dimensión espiritual.
Zwingmann, et al. (2008), indican que los pacientes se enfrentan a estresores como: miedos,
temores, e incertidumbre, luego de un diagnóstico de cáncer. Ante esto, requieren de estrategias
para afrontar la enfermedad que les permitan el sentido de control, de esperanza, de significado y
propósito de la vida. Según Finck Barboza y Forero Forero (2011), la religión y la espiritualidad
son pieza clave para enfrentar una crisis, como lo puede ser un diagnóstico de cáncer. Por lo
tanto, para estos autores las creencias religiosas y sus prácticas son utilizadas con frecuencia
como recursos para obtener algún tipo de sosiego ante la enfermedad.
Se documenta en la historia que desde siglos atrás, había una estrecha relación en la medicina,
la espiritualidad y la religión al considerar a los dioses como el origen para toda sanidad y una
vida sana Ukaski (2008). Con el nacimiento de la Modernidad, la religión y la espiritualidad
comenzaron a verse como obstáculos para el desarrollo científico de la medicina. Al
considerarla sin valor para tratar la enfermedad, comenzó a verse como supersticiones y
costumbres de la época. Dejando a los médicos frente a conflictos humanos no tratables desde el
punto de vista científico, rechazando todo aquello que no sea explicado científicamente
(Jiménez, 2005).
A partir del siglo XX, según Díaz Díaz y Jerez Lorca (2013), nace el interés del estudio de la
espiritualidad desde la psicología. Con el desarrollo del paradigma científico natural de la
medicina, permitió una apertura a la atención científica de los aspectos espirituales y
psicológicos de la enfermedad y la salud (Jiménez, 2005). Esto ha permitido en las últimas
décadas el surgimiento de investigaciones que aborden la relación de la salud y la espiritualidad
(Rivera Ledesma, et al., 2014; Puchalski, 2012; Valiente-Barroso y García-García, 2010; Galindo
Madero, 2010; Quiceno y Vinaccia, 2009). Finck Barboza et al., (2011) señalan que la
espiritualidad y la religión, son importantes como recursos para obtener consuelo y fuerza ante
momentos de crisis como lo es una enfermedad.
Espiritualidad y Religión. La espiritualidad, es un fenómeno universal por lo que tiene
múltiples definiciones de acuerdo de quien lo discuta o lo exprese (Galvis-López y Pérez-
Giraldo, 2011), por lo que se hace complejo su definición (Núñez, et al., 2011). En adición, cada
individuo de forma distinta experimenta la espiritualidad de acuerdo a sus creencias religiosas,
visión, cultura, filosofía, prácticas entre otras (Galvis-López et al., 2011). Se recoge en la
literatura un sinnúmero de definiciones dadas para espiritualidad. Para Quintero Laverde (2000),
se constituye de valores y creencias el cual no está encerrado a iglesias, templos, o ritos. Por lo
que la espiritualidad se caracteriza por la relación con el yo, con el otro, con la naturaleza y con
la vida. Siendo una energía que brinda a la persona un sentido a la vida, además frente a
circunstancias de enfermedad y muerte adquiere una mayor importancia y significado.
Por otra parte, el concepto religión y espiritualidad se deben diferencial. Núñez et al. (2011),
distinguen que la espiritualidad no se refiere a religión, a pesar que ambos conceptos se
relacionan el uno con el otro. Para Burkhart y Solari-Twadell (2001), la religión y la
espiritualidad son separadas y no cambiables. Para Galvis-López et al. (2011), definen la
religión como un fenómeno cultural y social, donde lo espiritual es personal e individual y la
religión un sistema ordenado de creencias y prácticas en el cual un determinado grupo
comparten. De igual forma, Núñez y colaboradores (2011) la definen como un conjunto de
creencias, prácticas y valores, en el cual un grupo de personas, comunidad, comparten en común
acogidos por una institución organizada.
La Espiritualidad en la Salud. De acuerdo a Valiente-Barroso y García García (2010) y
Galvis-López, et al. (2011), se han realizado un sin números de estudios, que han investigado la
importancia médica de la espiritualidad, con el cuidado y tratamiento de la salud. Se ha
documentado la relación existente entre la espiritualidad y la recuperación satisfactoria de la
salud para enfrentar el estrés generado por una enfermedad crónica como lo puede ser el cáncer.
Por lo tanto, los estudios reflejan y sostienen que el utilizar recursos espirituales (oraciones,
lecturas espirituales, meditación, pertenecer a un grupo religioso, etc.) es un medio que puede
permitir enfrentar y superar satisfactoriamente una enfermedad, al proporcionar propósito acerca
de la vida.
Valiente-Barroso et al. (2010), realizaron una revisión extensa de estudios que relacionan la
religiosidad, con la salud y el bienestar, en enfermedades orgánicas como psicológicas. Exponen
las diferentes explicaciones psicofisiológicas dadas para justificar dicho fenómeno. Además,
hacen referencia al modelo biopsicosocial como alternativa sistemática a la espiritualidad del
paciente oncólogo, ante la relación directa de la espiritualidad y la salud. Comprueban el
beneficio de la práctica religiosa o espiritual como factor que ayuda a la salud y el bienestar de
las personas enfermas.
De igual modo, Vespa, et al. (2011), coinciden en su estudio el cual consideraron la
espiritualidad en términos interpersonal, transpersonal e intrapsíquicos. Se dieron a la tarea de
determinar si una perspectiva espiritual se relaciona con las habilidades de afrontamiento y los
procesos intrapsíquicos más eficaces. Por lo cual, realizaron una investigación en la cual
encontraron una relación significativa entre el índice de espiritualidad, bienestar y afrontamiento
al cáncer. Estos autores concluyeron, que los sujetos con mayores niveles de espiritualidad
pueden enfrentar de forma más adecuada, altos niveles de estrés y cuidarse adecuadamente. Por
otro lado, aquellos con niveles bajos de espiritualidad no se cuidan adecuadamente, presentan
problemas para el manejo de situaciones, por lo que están en riego de sufrir depresión. Ante
estos hallazgos, concluyen que ante una dimensión espiritual, puede ser de gran ayuda a los
pacientes para una adaptación satisfactoria en el tratamiento del cáncer.
En Puerto Rico, Rodríguez Loyola (2010) presentó en los resultados de su estudio, la
dimensión que recogía los aspectos espirituales de las pacientes de cáncer de mama. Los
hallazgos reflejaron que la espiritualidad es fundamental para la mujer puertorriqueña que
atraviesa una enfermedad como el cáncer. Las participantes indicaron depositar en Dios toda su
fe para enfrentar la enfermedad, además de ser una guía para la toma de decisiones referente a su
salud. Se encontró que el rito y su creencia religiosa les ayuda a luchar con la muerte y a tener
una actitud positiva frente al cáncer. Otro aspecto encontrado en el estudio, es que adoptan la
enfermedad como un propósito de vida y de crecimiento personal dada por un ser divino.
Por otro lado, un estudio realizado por Galvis-López et al. (2011), tuvo como objetivo
contrastar la representación espiritual de las mujeres con cáncer de: ovario, seno, y útero, con
otros tipos de cáncer padecidos en ambos géneros. Para este estudio la muestra fue conformada
por 100 mujeres en tratamiento de cáncer. Los resultados reflejaron una moderada
representación espiritual de las mujeres con cáncer propio de su género y otros tipos de cáncer.
Estos autores resaltan la aportación de nuevos métodos para el cuidado de las mujeres con
cáncer, que sirvan de potencial para su cuidado integral, un mejor afrontamiento y trascendencia
de su enfermedad. En que el profesional de enfermería reconozca sus objetivos en el cuidado de
la mujer como un ser total, más que ser vista por el tipo de cáncer diagnosticada.
Siguiendo esta línea de recomendaciones a profesionales, Espindula, et al. (2010), ponen de
manifiesto el reconocimiento de la importancia de la espiritualidad por parte de los profesionales
de la salud. Su estudio tuvo como objetivo, entender como los profesionales de la salud
significan la fe y la religiosidad de los pacientes de cáncer atendidos y como éstos perciben su fe
y religiosidad. Fue una investigación con un enfoque cualitativo-descriptivo, bajo el diseño
fenomenológico, el cual permitió conocer en un todo al ser humano en tres dimensiones: física,
psíquica y espiritualmente. Los hallazgos que se desprendieron del estudio, reflejan que los
profesionales de la salud coinciden que la espiritualidad se encuentra en todo ser humano siendo
inherente a él. Por lo que la espiritualidad es vista como protección divina y la religiosidad como
ayuda y sustento para el paciente, como para el familiar a la hora de enfrentar el diagnóstico de
una enfermedad.
A diferencia de las investigaciones presentadas, hay autores que sostiene que la espiritualidad
puede afectar negativamente al individuo. Ante un diagnóstico de cáncer, considerado como una
crisis vital en el ser humano, hay personas que deciden vivir de forma negativa su espiritualidad
y religiosidad, experimentando perdida de la fe, incertidumbre y desesperanza (Díaz Díaz et al.,
2013). Núñez, et al. (2011), plantean que la espiritualidad puede interferir negativamente a la
hora de tomar decisiones en etapas avanzadas, e influir en la calidad de vida de los pacientes.
Puede generar malestar y aumentar la carga emocional del cáncer, por sentirse rechazado,
abandonado o castigado por Dios. Por lo que surgen dudas del poder de Dios y pensamientos de
que el demonio es el culpable del cáncer. En el estudio realizado por Rodríguez Loyola (2010),
menciona que muchas féminas presentan sentimientos de rabia, coraje y frustración al sentir que
Dios las ha abandonado al condenarlas a sufrir de cáncer.
Finck Barboza et al. (2011), realizaron un estudio que tuvo como propósito investigar la
relación entre la espiritualidad y los niveles de ansiedad y depresión de mujeres con cáncer de
seno. Los hallazgos encontrados no reflejan diferencias en cuanto a espiritualidad entre mujeres
sanas y mujeres con cáncer de seno. No encontraron diferencias en los niveles de ansiedad y
depresión en los grupos de mujeres con cáncer y en las mujeres sanas. Por lo que el estudio
reflejó una baja relación entre los niveles de espiritualidad y la depresión, que explican que a
mayor nivel de espiritualidad, menor depresión.
Necesidades del Paciente Oncológico
A partir de los factores psicológicos, psicosociales y espirituales expuestos en esta revisión de
literatura, el paciente desarrolla unas necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales
durante su enfermedad. Estas necesidades pueden ser distintas en la persona de acuerdo al tipo
de cáncer, la fase en la que se encuentre la enfermedad y sus tratamientos. Por lo tanto, el
enfermo de cáncer desarrolla a lo largo de todo el proceso de la enfermedad necesidades físicas,
emocionales, psicosociales y espirituales que deben ser detectadas y compensadas para una
mejor calidad de vida (Yélamos et al., 2009).
Entre las necesidades que se pueden extraer de la literatura y las investigaciones expuesta, se
pueden destacar la necesidad de seguridad, por parte de la familia, y cuidadores de no abandono.
Por ejemplo, los resultados del estudio de Rodríguez Loyola (2010), crece el temor del
abandono de la pareja por los efectos secundarios del tratamiento que les imposibilitan cumplir
con sus compromisos de mujer, esposa y madre. Otra necesidad es la de sentirse aceptado/a y
comprendido/a: por ejemplo, pueden experimentar falta de apoyo al no ser comprendido/a por su
familia ante los cambios en su vida social como consecuencia de la enfermedad (Centeno-Girona
et al., 2013). La necesidad de amar y ser amado/a: puede crecer la angustia en el enfermo de
cáncer de no ser amado/a en el futuro por las implicaciones de los tratamientos (Rodríguez
Loyola, 2010). La necesidad de pertenecía, la necesidad de sentirse útil e importante, y la
necesidad de acudir a un ser divino que le permita tomar decisiones sobre su bienestar (Yélamos
et al., 2009).
Aportación y Relevancia de la Intervención del Psicólogo en el Ambiente Oncológico
Se recoge en la literatura, estudios científicos que evidencian la inherencia del psicólogo en el
ambiente oncológico. Donde su incorporación a ayudado al ajuste emocional, la disminución de
síntomas asociados a los tratamientos, a la depresión, a la ansiedad y otras alteraciones productos
del diagnóstico del cáncer en la persona. Así, dando paso a una recuperación y una mejor
calidad de vida al enfermo y a sus familiares, (Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, 2003;
Masson, 2016). Además de brindar al ambiente médico, evaluaciones psicológicas que permiten
y proporcionan herramienta para determinar diagnósticos diferenciales, tratamientos y lograr una
mejor prognosis para el enfermo (Nunes Baptista, et al., 2006).
Por otro lado, se encuentra en la literatura planteamientos divergente que reduce los aspectos
psicológicos, sociales y espirituales a causa bioquímicas, descartando la psicología en la
intervención con el enfermo. Oblitas (2008) expone, que a través del modelo biomédico se
puede explicar la enfermedad de forma medible biológicamente. Por lo que el modelo
biomédico rechaza categóricamente que la conducta social y psicológica pueda surgir del
proceso de enfermedad, sino que se explican a través de procesos somáticos, biomédicos o
neurofisiológicos. Es decir, la filosofía que acompaña al modelo médico involucra un
reduccionismo en el cual sostiene que todo fenómeno biológico se debe a causas bioquímicas.
Ante esto, el autor indica que el dualismo mente-cuerpo sostiene que las causas somáticas y
psicológicas de la enfermedad se descartan, siendo el cuerpo y la mente dos entidades diferentes.
Sin embargo, Aguilar García (2010) en su estudio concluye, que son muchos los roles del
psicólogo en el trabajo con pacientes oncólogos. Según el autor, las consecuencias psicológicas,
psicosociales y espirituales que genera el cáncer en la vida de la persona hacen inherente la
inclusión de profesionales en psicología durante el trascurso de toda la enfermedad. Esto
permite minimizar las alteraciones emocionales, mejorar la adaptación de la enfermedad para dar
paso a menor desgaste psicológico, mayor recuperación física, psicológica, social y espiritual.
Ante las incidencias de cáncer, se sugiere la importancia de las intervenciones del psicólogo en
programas preventivos con el objetivo de disminuir y concienciar a la ciudadanía de los riesgos y
garantizar una mejor adaptación y afrontamiento del paciente en su enfermedad. Esto, ante
síntomas y trastornos psicopatológicos que se presentan en el trascurso de la enfermedad que
deben ser identificados y trabajar en ellos. Siendo un área a mejorar en la práctica, dado que los
pacientes cuando son referidos o buscan la ayuda psicológica presenta cuadros avanzados de
psicopatología (Aguilar García, 2010).
Ante esto, se han desarrollado estrategias y métodos que buscan integrar técnicas
psicoterapéuticas para brindar una mejor intervención al paciente oncólogo. A continuación se
exponen algunas investigaciones encontradas en la literatura, que ponen de manifiesto resultados
satisfactorios de la integración e intervención de terapias psicológicas a pacientes con cáncer.
Investigaciones Sobre la Intervención Psicológica en Pacientes con Diagnóstico de Cáncer
CAPÍTULO III
Metodología
El presente capítulo corresponde a la metodología que se utilizó para el desarrollo de la
investigación. En el mismo, se plantea el proceso que permitió la elaboración del
método que ayudó a explorar las necesidades psicológicas, psicosociales y
espirituales de los pacientes con diagnóstico de cáncer en Puerto Rico, según el
significado de un grupo de profesionales de la salud. Esto desde una visión general,
donde se pretendió conocer las ideas y significaciones que un grupo de profesionales
le otorgan a las mismas.
Por lo tanto, para tener una mayor comprensión de este proceso investigativo, el presente
capítulo describe de forma ponderada la metodología que se utilizó, partiendo del diseño,
descripción y selección de los participantes. Así mismo, se presenta el procedimiento,
documentos administrados y la técnica utilizada para la recopilación de la información, además
de los análisis realizados de las narrativas recopiladas de los participantes.
Diseño de Investigación
La investigación tuvo un enfoque cualitativo con el propósito de conocer el significado que le
otorgan un grupo de profesionales de la salud inmersos en el tratamiento y cuidado de los
pacientes con diagnóstico de cáncer, a las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales.
El enfoque cualitativo según lo definen Lucca Irizarry y Berríos Rivera (2009), es un campo del
inquirir en las relaciones sociales y humanas. Se trata de un grupo de conocimientos que
conforman los diseños y estrategias de investigación que producen datos o información de
naturaleza textual, visual o narrativa, los cuales son analizados, a su vez mediante medios no
matemáticos. El foco principal de este tipo de estudio es la cualidad de las acciones, las
212
relaciones, los materiales, las situaciones, los procesos o las ideas. Este enfoque consta
generalmente de un escrito extenso, en el que prima la narrativa analítica, cuyo propósito es
brindar un cuadro interpretativo del fenómeno bajo escrutinio, apoyando en citas textuales y
ejemplos de la información obtenida en el proceso del inquirir.
Del mismo modo, Creswell (2014) describe el enfoque cualitativo como la esencia de
comprender y profundizar el fenómeno, explorándolo desde la perspectiva de los participantes en
un ambiente natural y en relación al contexto. Es decir, examinar la forma en que los individuos
perciben y experimentan los acontecimientos que les rodean profundizando en sus puntos de
vista, interpretaciones y significados. Su elección responde a la necesidad del investigador de
describir un problema, honrar las voces de los participantes, realizar un mapa de la complejidad
de la situación y transmitir o dar a conocer las múltiples perspectivas existentes en los
participantes.
A su vez, el marco cualitativo según Creswell (2014), permite tener una impresión inicial
acerca del fenómeno a partir de su naturaleza epistemológica. Examinar la forma en que los
sujetos experimentan, perciben y significan un evento, profundizando en los puntos de vista de
los participantes. Este enfoque implica asumir posturas abiertas y complejas a medida que se
indaga y profundiza en el tema. Requiriendo entonces, mayor flexibilidad en la interacción entre
el participante, el investigador y el contexto, lo que es posible mediante la técnica de entrevista
cualitativa. Esta flexibilidad permitió al investigador generar preguntas con el fin de adentrarse a
espacios que ofrecen una información más específica. Esto es, personificar la información más
allá de los datos numéricos en los que se mantiene en silencio la voz de los actores.
Este enfoque, utiliza el diseño fenomenológico con el propósito de explorar las experiencias
de las personas con respecto al fenómeno. Por lo tanto, su esencia descansa en la caracterización
212
de una experiencia compartida. De acuerdo con Creswell (2014), el mismo se fundamenta en las
siguientes premisas: pretende entender los fenómenos desde la mirada de los participantes y
desde la perspectiva construida colectivamente. Se basa en el análisis de discurso y temas,
además de la búsqueda de posibles significados. En el mismo, el investigador confió en la
intuición, imaginación y en las estructuras universales para comprender las experiencias de los
participantes.
En adición, el investigador contextualiza las experiencias en términos de su temporalidad,
espacio, corporalidad y contexto relacional. También, se conceptualiza como un enfoque más
flexible, centrado en la interpretación de la experiencia humana permitiendo definir, describir,
descubrir, categorizar, reflexionar, e interpretar (Hernández, Fernández y Batista, 2014, p. 494),
las necesidades que presenta un paciente con diagnóstico de cáncer a partir desde el significado
de los participantes.
Participantes de la Investigación
Para lograr los objetivos planteados de la investigación realizada, se consideraron para la
misma seis participantes. Hernández, et al. (2014, p. 384), refieren que el diseño cualitativo se
ajusta a un individuo, grupo, comunidad, entre otro, permitiendo obtener los datos sin que
necesariamente sea representativo del universo o población general a estudiarse. Estos
participantes, fueron seis profesionales de la salud, de ambos géneros, inmersos en el tratamiento
y cuidado del paciente con diagnóstico de cáncer, que realizan la práctica profesional en Puerto
Rico. Entre los criterios de inclusión para la selección de los participantes, se establecieron los
siguientes: en primer lugar, que al momento disponga de una licencia profesional, y certificado
por las entidades correspondientes, para ejercer la práctica en la cual pueda ofrecer los servicios
de cuidado de la salud según disponen las leyes estatales y reglamentos correspondientes de
Puerto Rico. En segundo lugar, deben tener por lo menos un año de experiencia como mínimo
con población oncológica en Puerto Rico. Por último y, en tercer lugar, que al momento estén
inmerso en la práctica privada o pública en el país.
Descripción de los Participantes
A continuación, se destacan las descripciones de los participantes de la investigación, donde se
incluyen la información personal obtenida durante la realización de la entrevista
semiestructurada a los sujetos, que permitió caracterizar la misma. Salvaguardando la integridad
del proceso investigativo bajo el principio de confidencialidad, se procedió a brindar información
descriptiva de los participantes, los cuales se nombraron como: P1, P2, P3, P4, P5 y P6.
Participante 1 (P1). Fémina de 40 años de edad. Profesional en el área de la enfermería,
posee un bachillerato en esta disciplina con 8 años de experiencia para la población oncológica
adulta. Su trabajo lo ha desempeñado para un hospital en el Sur de la Isla.
Participante 2 (P2). Mujer de 57 años de edad. Posee un bachillerato en enfermería, con 26
años de experiencia, con adultos y adultos mayores en oncología. Trabaja para una oficina
privada localizada en el área Sur de Puerto Rico.
Participante 3 (P3). Hombre de 31 años de edad. Cuenta con una preparación académica a
nivel doctoral, con especialidad en Psicología Clínica. Posee 3 años de experiencia en oncología
para la población pediátrica y adulta, en una organización sin fines de lucro para el área el Sur de
la Isla.
Participante 4 (P4). Hombre de 59 años de edad. Posee un Doctorado en Medicina, (Md),
con especialidad en Hematología Oncológica. Ofrece práctica privada para la población de
adultos y adultos mayores en la ciudad de Ponce, Puerto Rico, con 21 años de experiencia.
Participante 5 (P5). Mujer de 62 años de edad, del área sur de la Isla. Cuenta con un
doctorado en Psicología Clínica, una maestría en Salud Mental y un bachillerato en enfermería.
Posee 29 años de experiencia con la población oncológica y trabajando para un centro
especializado de cáncer para la población adulta hace 7 años.
Participante 6 (P6). Participante varón de 26 años de edad, es enfermero Graduado con un
Meinor en psicología, y un Master en oncología. Su experiencia de trabajo con pacientes de
oncología ha sido por 5 años para la población adulta, en un centro hospitalario ubicado en el Sur
de la Isla.
En resumen, la disponibilidad del grupo de profesionales fue de: tres (3) enfermeros, dos (2)
psicólogos, y un (1) hematólogo oncólogo. Cabe señalar que dos de los participantes cuenta con
más de una preparación, como es el caso del participante 5: es enfermera graduada, y psicóloga
clínica. Por otra parte el participante 6: es enfermero graduado, con sub especialidad en
psicología y oncología. Las descripciones de los participantes siguen el mismo orden en que se
llevaron a cabo las entrevistas.
El proceso utilizado para la identificación de los participantes, fue la técnica de muestreo no
probabilístico por referido o bola de nieve. Martínez-Crespo y Salamanca Castro (2007),
mencionan que en el muestreo no probabilístico consiste en elegir aquellos elementos que mejor
se adaptan a las conveniencias del investigador. La técnica por referido o bola de nieves es
utilizada por los investigadores cuando se va a estudiar a una población a la que es muy difícil
acceder al pertenecer a un subgrupo muy pequeño de la población, como lo son profesionales en
el área de oncología. El investigador conoce algún componente de la misma y a través de ellos
va completando a los participantes. Este tipo de técnica de muestreo funciona en cadena, donde
al participante se le pide ayuda a la identificación de otros participantes con rasgos similares. El
investigador observa a los sujetos designados y sigue de la misma manera hasta obtener el
número suficiente de sujetos.
Métodos de Recopilación de Información
Para llevar a cabo la investigación de enfoque cualitativa, es meritoria la utilización de
diferentes métodos e instrumentos para la recopilación de la información. En términos
generales, estos procedimientos permiten al investigador enmarcar el fenómeno a investigar a
partir de las ideas y significaciones de los participantes, además de abordar temáticas específicas
de interés. A continuación, se explican los métodos y documentos utilizados en la investigación
realizada, para la recolección de la información con sus descripciones y propiedades.
Hoja de Información Personal
Para fines de esta investigación, se desarrolló una hoja de información personal que permitió
recoger información relevante de los participantes, con el propósito de describirla y
caracterizarla. Esta hoja consistió en siete (7) premisas de auto informe, fácil de completar. La
misma fue diseñada para recolectar información referente a: el género, edad, años de experiencia
con pacientes oncológicos, población de impacto, preparación académica, especialidad y si ha
presentado diagnóstico de cáncer o familiar cercano. Este documento fue de fácil aplicación, la
cual podía ser cumplimentado por el participante o el propio investigador, con un tiempo
aproximado de tres a cinco minutos (véase Apéndice H).
Entrevista Semi-Estructurada
Para la recolección de la información de la investigación realizada, se seleccionó la técnica
cualitativa, entrevista semi-estructurada. La misma corresponde al segundo acercamiento entre
el participante y el investigador, una vez fue completada la documentación. La investigación
constituye el abordaje más complejo dado al contenido subjetivo esbozado en las verbalizaciones
de los participantes. De esta manera, se pretendió explorar y conocer de forma específica e
íntima, las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales de los pacientes con diagnóstico
de cáncer en Puerto Rico, según el significado de un grupo de profesionales de la salud, ante la
carencia de investigaciones dirigidas a estos fines, desde el contexto de los profesionales de la
salud.
Lucca Irizarry et al. (2009), sugirieron que en las entrevistas semi-estructuradas hay más
libertad cuando se comparan con las entrevistas estructuradas. Aunque existe una guía de
preguntas, el orden de estas puede ser variado. Lo que podría implicar la falta de secuencia en el
orden de las preguntas, pero sin perder de perspectiva que estas deben responder a los objetivos
previamente establecidos. Moustakas (1994) precisó un desarrollo de una atmósfera informal,
donde la interacción entre los participantes fluye con libertad y en la cual se plantean preguntas
abiertas y se permite comentar libremente. El verdadero objetivo consiste en descubrir las
experiencias, las visiones y los sentimientos del participante, desde su propia perspectiva.
Por su parte Hernández et al. (2014), indican que una entrevista semi-estructurada está
definida por un guía de preguntas que el investigador tiene la libertad de modificar, añadir o
reconstruir para precisar conceptos u obtener mayor información sobre las dimensiones deseadas.
Es decir, no todas las preguntas están predeterminadas. Las entrevistas abiertas se fundamentan
en una guía general de contenido y el entrevistador posee toda la flexibilidad para manejarla, por
lo tanto, él o ella es quien controla el ritmo, la estructura y el contenido de los ítems.
En contraste, Creswell (2014) propone que las entrevistas semi-estructuradas de preguntas
abiertas permiten al investigador recolectar data sin categorías o escalas predeterminadas, sin
limitar las posibles respuestas del participante. Esto, facilita el que los participantes expresen de
la mejor manera sus experiencias, sin ser influenciados por la perspectiva del investigador o por
los resultados de estudios anteriores, permitiendo así que las categorías de respuestas sean
generadas por los mismos entrevistados.
En la investigación realizada, la entrevista semi-estructurada estuvo constituida por dieciocho
(18) preguntas abiertas (véase Apéndice J). Las mismas tuvieron como objetivo, obtener una
impresión inicial sobre las significaciones, interpretaciones, prácticas, observaciones e ideas que
tienen un grupo de profesionales de la salud, en cuanto a las necesidades psicológicas,
psicosociales y espirituales de los pacientes oncológicos atendidos. Además de las
verbalizaciones emitidas, se elaboraron inferencias en torno a este fenómeno social y sus
implicaciones en la población de hombres y mujeres diagnosticados con algún tipo de cáncer en
Puerto Rico.
Procedimiento Realizado Para la Investigación
Este apartado corresponde a la descripción detallada de los pasos realizados para la realización
de la recopilación de la información para la investigación de enfoque cualitativo. En ella se
presenta los procesos que exige la rigurosidad de las investigaciones para la realización del
estudio; Además de la selección de los participantes, el trato a los mismos, la elección de las
técnicas para la recopilación de la información, así como la interpretación y análisis de las
verbalizaciones extraídas de los participantes.
Como parte de los requerimientos en los procesos investigativos, se solicitó la autorización de
la Junta de Revisión Institucional (JRI) de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
(PUCPR), Recinto de Ponce (véase Apéndice A). Se presentó la documentación requerida,
incluyendo laS certificaciones de investigador, de CITI Program, guía para comprender mejor y
poder cumplir con las leyes, lineamientos y políticas institucionales que regulan las actividades
de las investigaciones con seres humanos y animales (véase Apéndice B y C); La certificación de
HIPPA, como medida para salvaguardar los derechos y el bienestar de las personas que
participen en investigaciones realizadas por profesores y estudiantes (véase Apéndice D).
Una vez obtenidos los permisos del JRI, se procedió a la identificación de los profesionales de
la salud que conformaron los participantes del estudio. Se identificaron a través del internet,
centros de servicios en la zona sur de Puerto Rico tales como: clínicas privadas, oficinas médicas
y centros hospitalarios en donde se ofrezcan servicios oncológicos. Esto permitió desarrollar una
lista con nombres, números de teléfonos, correos electrónicos, direcciones y horarios de
servicios. A partir de esta información, se realizó un acercamiento personalmente en cada uno de
estos centros, con el propósito de identificar a los participantes. Se procedió a la entrega por
escrito de una carta informativa de la investigación e información de contacto del investigador
principal para aquellos profesionales interesados en participar de la misma (véase Apéndice E).
Una vez identificados los seis participantes que cumplieron con los criterios de inclusión
establecidos, se procedió con la realización de la investigación. Se coordinaron citas en común
acuerdo con el participante estableciendo el día, hora y lugar para la realización de la entrevista
de acuerdo a su disponibilidad y preferencia. Las entrevistas se llevaron a cabo en la oficina del
Dr. José A. Lucca Rodríguez, PhD. Psicólogo Clínico; la misma se encuentra ubicada en la Urb.
Perla del Sur, Calle Carlos Cartagena 4009 Suite B-Ponce, Puerto Rico (véase Apéndice F).
Se discutió y se ofreció la descripción general sobre los objetivos de la investigación.
Además, se facilitó una Hoja de Consentimiento Informado a los participantes. Dicha hoja es un
documento de carácter ético-legal. La misma pretendió responder a las inquietudes del
participante, de salvaguardar sus derechos a la vez que se conserva la integridad del proceso
investigativo. Esta hoja presenta las características y afiliación del investigador, los propósitos
generales del estudio, los documentos o procesos a realizarse, declaratoria de riesgo menos
mínimo, además de ser notificado que no recibirán remuneración económica y que pueden
abandonar la investigación de entenderlo pertinente, en cualquier momento (véase Apéndice G).
En adición, se garantizó el respeto, la confidencialidad, dignidad, creencias y privacidad del
participante contemplado en el Código de Ética de la Junta Exaninadoea de Psicologia de Puerto
Rico (2013), principio V y en el Codigo de Etica de la Asociación de Psicología de Puerto Rico
(1988), principio 16.
Una vez culminado este proceso, los participantes de forma voluntaria consintieron su deseo
de participar en la investigación, accediendo a que se les realizara una entrevista semi-
estructurada que podría ser gravada en audio por el investigador. La misma fue transcrita en un
periodo máximo de una semana y posteriormente será destruida la grabación para garantizar la
privacidad del participante. Las trascripciones y apuntes surgidos de las entrevistas se guardarán
en la residencia del investigador bajo llave por espacio de cinco años. Luego de pasado los cinco
años, se procederá a desechar utilizando una máquina trituradora, como medida para garantizar
la confidencialidad de los participantes.
Se procedió a completar la hoja de información personales (véase Apéndice H) y la hoja de
autorización de grabación en audio de la entrevista (véase Apéndice I) . En esta sección se
leyeron las instrucciones y se les brindó un tiempo aproximado entre 3 a 5 minutos para
contestar. Para esta fase de la investigación, se utilizó un sobre manila tamaño carta, en los que
se depositaron los documentos enumerados, con la finalidad de salvaguardar la integridad y
confidencialidad del proceso investigativo. Al completarse la fase administrativa se procedió a
la realización de la entrevista semi-estructurada (véase Apéndice J). Para esta etapa se necesitó
de una hoja de papel, libreta, lápiz y equipo de audio. Es decir, en esta etapa el entrevistador
realizó las notas necesarias y grabó en audio la totalidad del proceso de la entrevista, de aquellos
participantes que así lo autorizaron. El proceso se llevó en un lugar tranquilo libre de
distractores y personas que pudieran influenciar en las respuestas del entrevistado. La entrevista
tuvo una duración aproximadamente de una hora. Finalizada el proceso de entrevista, se
procedió a revisar los documentos para luego ser colocados en el sobre manila.
Luego de ser recopiladas las narrativas obtenidas por medio de las entrevistas semi-
estructuradas, se transcribieron a mano y se analizaron. La técnica de análisis de información
utilizada para la investigación lo fue el análisis de contenido. La misma se basó en las respuestas
de los participantes, obtenidas de la entrevista semi-estructurada. A continuación se presenta una
explicación más detallada de este proceso.
Análisis de Contenido
Una investigación de enfoque cualitativo, por lo general implica la utilización de diversas
técnicas para la recolección, como el análisis de la información. De acuerdo con Creswell
(2014), este proceso podría efectuarse en uno o varios momentos de la investigación,
dependiendo de los objetivos y el diseño establecido por el investigador. En un estudio cuyo
diseño es fenomenológico, requiere que se tenga la totalidad de los relatos para luego realizar el
análisis de estos de forma individual y ponderada. Por lo tanto, una vez finalizada la recolección
de la información, se organizó el contenido a partir de las dimensiones y sus categorías, que
permitieron comprender, describir, e integrar las representaciones o significaciones que
ofrecieron los participantes a través de sus verbalizaciones.
Para analizar las narrativas ofrecidas por los participantes en respuestas a las preguntas
realizadas por el investigador durante la entrevista semi-estructurada, se utilizó el análisis de
contenido. Técnica que permite estudiar y analizar la comunicación de una forma objetiva y
sistemática. El análisis de contenido es una técnica de investigación que permite realizar
inferencias válidas y confiables, además de ser útil para analizar los procesos de la comunicación
en diversos contextos. Se puede utilizar en cualquier forma de comunicación. Las
verbalizaciones ofrecidas por los participantes permiten realizar un análisis y una descripción
precisa de la información obtenida (Hernández et al., 2014).
Sin embargo, Lucca Irizarry y Berrio Rivera (2009) exponen que la información que se
obtienen en las investigaciones cualitativas puede ser tanta, que si no se cuenta con las
herramientas necesarias se puede perder la información recopilada de los participantes. Es por lo
tanto, que la información obtenida no habla por sí sola, por lo que cientos de páginas de
transcripciones de entrevistas y de observaciones, contienen demasiados detalles y
probablemente muchas repeticiones o material que no es pertinente al problema de investigación.
Ante esto, para analizar la información recopilada, su buscó transformarla como lo explicó
Wolcott (1994); es decir, reducirla y expresarla en otros términos, con lógica, coherencia y de
manera sistemática. Mediante el análisis la información se reduce buscando resaltar los asuntos
medulares y temas centrales o sustantivos establecidos en dimensiones y categorías. Las
interacciones entre los tópicos medulares van al centro mismo de lo que constituye el análisis
para Wolcott (Lucca Irizarry & Berrio Rivera 2009).
El modelo Wolcott consta de tres componentes principales: la descripción, el análisis y la
interpretación. La descripción se refiere al relato de lo que ocurrió y se observó. Se trata de una
relación de hechos, de la identificación de los personajes que participaron en estos, sus atributos
y comportamientos. En el sentido más estricto, la descripción es el relato “objetivo” que
contesta la pregunta ¿qué está ocurriendo? Sin embargo, sabemos que en la investigación
cualitativa no basta con describir; también hay que analizar. En el análisis se contestará la
pregunta: ¿qué relación guardan unos elementos con otros y cómo interactúan para producir un
fenómeno? Por otro lado, la interpretación responde a la pregunta ¿Cuál es el significado de eso
y para qué sirve? El significado y el contexto están íntimamente trabados en el proceso de
interpretar, de manera que los significados no se interpretarán en el vacío.
De forma consistente, Lucca Irizarry y Berríos Rivera (2009) sugirieron que este tipo de
análisis facilita el proceso de reducción de la información. Además, de agilizar la descripción,
imponerle estructura al análisis y facilitar la interpretación, el investigador deberá desarrollar
unas dimensiones y categorías de análisis. El propósito de las dimensiones y categorías es
agrupar la información del material narrativo, cuyo contenido sea semejante, bajo una misma
clasificación.
Dentro de la investigación realizada las dimensiones y categorías fueron las siguientes:
Primera dimensión: significado de necesidades - categorías: necesidades psicológicas,
necesidades psicosociales y necesidades espirituales. Segunda dimensión: indicadores de
necesidades – categorías: indicadores psicológicos, indicadores emocionales e indicadores
cognitivos. Tercera dimensión: relevancia de atención de las necesidades psicológicas,
psicosociales y espirituales – categorías: bienestar físico, bienestar emocional y calidad de vida.
Cuarta dimensión: inclusión del psicólogo clínico en el tratamiento oncológico – categorías:
abordaje de la sintomatología psicológica, identificación de estrategias de afrontamiento, red de
apoyo en la adaptación del diagnóstico y complementa los servicios brindado a la población
oncológica.
Luego de codificar todas las verbalizaciones dadas por los participantes en la entrevistas en
cada una de las dimensiones y categorías sugeridas, Lucca Irizarry y Berrio Rivera (2009)
recomiendan que se debe reevaluar el uso de las dimensiones y categorías para determinar si las
que se usaron son las más adecuadas. Si unas deben sustituirse por otras, o crear nuevas
dimensiones y categorías, o si se deben unir dimensiones o categorías que en un origen parezcan
diferentes. Al completar esto de manera satisfactoria, el investigador se adentró en las fases de
descripción, análisis e interpretación de la investigación.
Finalmente, el rol del investigador en este tipo de análisis cualitativo, fue describir de forma
genuina las percepciones, opiniones y representaciones de los participantes. En ese sentido, el
investigador estableció de formas inclusivas para descubrir las diversas visiones de los
participantes y adoptar papeles más interactivos (Creswell, 2014).
CAPÍTULO IV
Hallazgos
En el presente capítulo se recopila la información que se desprende de las entrevistas
semiestructuradas realizadas a un grupo de profesionales de la salud, participantes del estudio.
La investigación estuvo dirigida a identificar, describir, conocer y analizar el significado de un
grupo de profesionales de la salud, a través de sus verbalizaciones. Esto, con la finalidad de
conocer aquellas necesidades presentadas en los individuos con diagnóstico de cáncer en Puerto
Rico, desde el significado dado por cada profesional de la salud entrevistado, como resultado de
sus circunstancias individuales, emocionales, experienciales y su contexto de trabajo.
A continuación se enfatizará de manera detallada en aquellos fragmentos relevantes de cada
entrevista semiestructurada, que responden a las categorías y dimensiones de análisis utilizadas
durante la investigación, que permite presentar los hallazgos. Esto permite una visión
construccionista del fenómeno bajo estudio y los encontrados en la revisión de literatura. Para
este proceso investigativo se realizaron 6 entrevistas individuales a un grupo de profesionales de
la salud con servicio directo con la población oncológica. De éstos, cuatro fueron enfermeros, un
psicólogo, y un hematólogo oncólogo. Cabe señalar que uno de los participantes, cuenta con dos
preparaciones profesionales: enfermera graduada y un grado Ph.D. en psicología clínica. Es a
través de estos seis participantes que se obtuvieron las verbalizaciones que posteriormente
fueron sometidas a análisis siguiendo el mismo orden en que se llevaron a cabo las entrevistas.
Ssalvaguardando la integridad del proceso investigativo bajo el principio de confidencialidad, se
presentan las verbalizaciones brindadas por los participantes, los cuales se nombrarán como: P1,
P2, P3, P4, P5, y P6.
P4: “Bien pocos, si te digo que son un 5% es mucho, está bien por debajo de eso. En cuanto a
los resultados observados y obtenido, depende cuando el psiquiatra logra bregar con sus
problemas sí. Por otra parte, hay gente que estando con el psiquiatra siguen en depresión y no,
(silencio) como podría decirlo sin que se oiga un poco duro, pero no tiene quizás, no seria la
inteligencia, la mentalidad para dejarse llevar por lo que le dice el psiquiatra o el psicólogo y
ponerlo en práctica. Van te oyen, pero se quedan sin hacer nada. Seria un proceso de actitud
del paciente para recibir los servicios del psiquiatra o el psicólogo y seguir sus
recomendaciones.”
P5: “No, no tengo pacientes que se encuentren recibiendo servicios psicológicos al momento.”
P6: “Si. Son pocos los que reciben servicios psicológicos. Los resultados siempre serán
positivos por que van en beneficios del paciente. Se le está brindado herramientas para que
ellos puedan afrontar su diagnóstico y tener calidad de vida. Por otro lado, atienden su parte
emocional, o sea, los sentimientos de tristeza, de miedo e incluso la depresión y ansiedad que la
mayoría presenta cuando tienen este diagnóstico”.
Cuarta Dimensión: Inclusión del Psicólogo Clínica
Esta dimensión buscó analizar los relatos dirigidos a conocer, las ideas u opiniones que tienen
los participantes en torno a la inclusión e inherencia del psicólogo clínico en el ambiente
oncológico. A continuación, se presentan cada una de las narrativas realizadas por los
participantes para evaluar las categorías de análisis de esta dimensión.
La primera pregunta se dirigió a conocer la presencia de los servicios psicológicos en el área
laboral para el tratamiento de los pacientes con cáncer. Los hallazgos encontrados, indican que
solo uno de los participantes (psicólogo) describe ser parte del equipo de salud mental a nivel de
oncología. Por otra parte, los participantes señalan, que no han considerado al psicólogo dentro
del plan operacional y algunos cuentan con trabajadores sociales. La pregunta formulada lee
como sigue: ¿Cuenta usted con algún psicólogo clínico en su equipo de trabajo o centro de
servicios para la población oncológica? Si/No ¿Por qué?
Estas fueron las respuestas esbozadas por los participantes:
P1: “No hay psicólogos clínicos, pero está la Trabajadora Social. […] como te indique, ella
tiene muchos grupos de apoyos. […] muchas veces se refiere a su médico de cabecera, y el
médico de cabecera lo refiere al psicólogo. Por lo menos allí, mientras se pudiera, cuentan con
los servicios de la trabajadora social y sus grupos de apoyo, que son sobreviviente y familias de
sobrevivientes […]”.
P2: “No. […] nunca el doctor lo ha pensado, ni yo. Pero es importante. […] eso si, cuando el
paciente se observa deprimido y necesita ayuda emocional, se le hacen referidos al psicólogo”.
P3: “[…] los lugares que conozco que trabajan a nivel de oncología, usualmente tienen un
psicólogo clínico. El hospital oncológico tiene su equipo de salud mental, en San Juan. No sé si
está presencial, pero si no es por consulta, están presentes. San George, que es a nivel
pediátrico tiene un equipo de salud mental. Esta presencia cada vez se está haciendo más
llevadera, incluyendo en como la comunidad médica, específicamente esta viendo el beneficio
del tratamiento psicológico... […] este enfoque, el efecto que han tenido en la recuperación
física, el pasar por un proceso de salud mental ha llevado a la comunidad médica ha estar más
informada. El oncólogo, el tipo de población que trabaja esta más a tono con los cambios a
nivel emocional y social. Esto contribuye a un más lo que es el psicólogo dentro de este
escenario interdisciplinario”.
P4: “No”.
P5: “No, aquí no hay porque no lo han considerado dentro de su plan operacional en el área de
recurso humano, por lo que esa plaza no esta creada”.
P6: “No, no lo tenemos. En el caso de nosotros solo atendemos el centro de radio terapia. […]
nosotros referimos al paciente a otro profesional para atender esa área emocional”.
La segunda pregunta realizada a los profesionales de la salud, tuvo como finalidad conocer la
importancia del papel del psicólogo en el tratamiento oncológico. Todos los participantes
coincidieron que sería necesaria la inclusión de los servicios psicológicos, como parte del equipo
interdisciplinario para el tratamiento que reciben los pacientes con diagnóstico de cáncer. La
pregunta formulada a los participantes fue: ¿Considera usted necesario, la inclusión del
psicólogo clínico como parte del equipo interdisciplinario para el tratamiento que reciben los
pacientes con diagnóstico de cáncer?
Las respuestas dadas por el grupo de profesionales, participantes del estudio fueron las
siguientes:
P1: “Lo creo necesario. Debería de haber en centros, clínicas, oficinas médicas, un psicólogo.
[…] se refiere siempre al psicólogo aquellas personas, que el mismo médico oncólogo entienda
y el médico de cabecera. La mayoría de ellos te podría decir que estaban medicados para la
ansiedad, para poder descansar, porque a veces no podía dormir bien, para disminuir los niveles
de ansiedad. Donde trabajo no hay psicólogos, pero contamos con la Trabajadora Social, que
realmente funge con ese tipio de apoyo emocional”.
P2: “Si, súper necesario. Como te dije anteriormente, los diagnósticos son fuertes y más para la
mujer. Porque nosotras somos fuertes, pero en esa parte somos débiles. Y yo encuentro que
para la primera visita, para una buena evaluación, debe tener un servicio de psicólogo”.
P3: “Si, … a pesar de que el oncólogo le dedica tiempo a la persona para que se exprese y
pueda aclarar sus dudas, el proceso psicológico se convierte en esa extensión de espacio con el
oncólogo. El ventilar emociones, el entender los proceso, a veces es psico-educación como que
no es que el oncólogo no ha querido explicarle, sino, que la persona no se atreve a preguntarle
al oncólogo. El proceso terapéutico es un proceso de psico-educación, por lo cual ayuda a
aclarar esas dudas que se quedan en el aire a nivel de lo que es el tratamiento”.
P4: “Cien porcientos, por todo ese estado emocional que tiene el paciente por el diagnóstico, o
por la palabra cáncer que lo tira al piso en todo el sentido de la palabra. Yo te puedo decir sin
fallarte, de cada diez, ocho pacientes, necesitan ese “support” emocional a mayor y a menor
grado. Para mí lo necesitan el 100%, al que está bien hay que darle “support”.
P5: “Si. Hasta la trabajadora Social lo ha identificado. Que es necesario el profesional dentro
del hospital. Sin embargo, tenemos aquí un programa llamado paliativo. Ese programa
paliativo esta dirigido por una doctora en medicina, para manejar las emociones, el dolor, todas
esas necesidades presentes en el paciente oncológico, como resultado del tratamiento de la
quimioterapia. Pero ella no entra en el área de salud mental, porque no es un profesional de
salud mental. Ella trabaja otras áreas por lo que se queda coja otras áreas esenciales”.
P6: “No puedo decirte que no porque seria una falta de consideración al paciente. Y tengo que
decir la verdad, si hace falta, siempre va a hacer falta para todo lugar de tratamiento. En el
caso de que el paciente en ese momento colapse y no haya una persona que le pueda dar ese
apoyo”.
La tercera pregunta para esta dimensión, se formuló para conocer la opinión de los
participantes de los servicios psicológicos para la población oncológica. Las opiniones de los
participantes coinciden en el beneficio que tienen los pacientes con cáncer el recibir los servicios
de un psicólogo clínico como parte de su tratamiento oncológico. Además, los hallazgos reflejan
el beneficio, como herramienta para sobrellevar el diagnóstico y el tratamiento.
La pregunta formulada a los participantes lee como sigue: ¿Qué beneficio si alguno, considera
tiene o tendría para los pacientes con diagnóstico de cáncer, recibir los servicios de un psicólogo
clínico como parte de su tratamiento oncológico?
A continuación las respuestas dadas por el grupo de profesionales fueron las siguientes:
P1: […] “Pienso que ese aspecto debe ser evaluado por un psicólogo, tal vez tenga otro tipo de
tratamiento, otro tipo de terapia distinta a lo que ofrece un Trabajador Social. Porque tal vez,
un Trabajador Social puede llenar unas necesidades, te puede referir, pero tal vez no tome tanto
de su tiempo como para sentarse individualmente con cada uno de ellos, o hacer una terapia en
grupo debería estar también en el equipo de trabajo”.
P2: “De verdad como te dije, súper importante, súper importante. Porque uno no sabe cuándo
el paciente sale tranquilo por ahí, pero luego ya va pensando, cuando venga la próxima vez va
bajando, va bajando, va bajando y cuando tu vienes a ver, pasa lo que pasa, yo encuentro que es
muy importante una evaluación”.
P3: “La ventilación es un espacio bien necesario para la persona. Y hay personas que dicen yo
ventilo con la familia, pero la familia no está preparada para esa ventilación. Por lo cual, ese
acompañamiento es chévere y no sólo la necesidad individual, sino es atender esa necesidad de la
familia y necesidad de la comunidad, ahí es donde el psicólogo hace el enlace con el Trabajador
Social, bien importante tanto con la familia, como con la comunidad. […] por lo menos un
proceso de salud que lleve tiempo trabajando con lo que es oncología, esta consiente que la
familia es un componente que se debe incluir. A menos el explorar como esta funcionado la
persona esta una hora en terapia conmigo una semana, yo quiero ver cómo está funcionando y
como ese proceso, esa dinámica familiar va a ayudarme a la recuperación de la persona o que la
persona eche para atrás. Usualmente se realiza una intervención familiar para saber cómo todos
trabajan, cuando se identifican indicadores en la familia para atender, se extienden estos
procesos”.
P4: “El beneficio va hacer en conjunto, va hacer en respuesta, actitud al tratamiento, va hacer en
tolerabilidad al tratamiento, en todo. Yo entiendo que un psicólogo, por lo menos donde yo me
entrene estaba ese “teen” de psicólogo, de psiquiatra de oncólogo, se trataba al paciente como un
“teen”. Y tú lo vez porque hasta el paciente, contra que chévere el oncólogo me envió para el
psicólogo, el psicólogo me está ayudando en esta parte, el oncólogo no solamente no se interesa
solo por el cáncer, se está interesando por mi salud emocional. Es cien porciento positivo para el
paciente y para el médico también”.
P5: “Estos pacientes comprenderían y se les ayudaría a que entiendan que todas aquellas
emociones que están experimentando son normales, si se pueden llamar normales que incluye su
diagnóstico. El psicólogo esta ahí para ayudarle a manejar y buscar las herramientas para que
puedan manejar y puedan sobrellevar su diagnóstico y su tratamiento”.
P6: “Tendría muchos beneficios. Se sentirían apoyados, motivados, que le sirvan de support a la
persona ante el diagnóstico por decirlo así. Si el paciente cubre todas esas áreas estamos
hablando de que estamos haciendo un buen trabajo”.
Obtenido el grueso de los relatos y sus representaciones, en el siguiente capítulo, el
investigador procede a discutir e interpretar los hallazgos encontrados en el estudio de las
necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales de los pacientes diagnosticados con cáncer.
A este propósito, se integran investigaciones previas que se atañen a la presente investigación,
así como otras referencias que contribuyen al estudio de este fenómeno. Además, se anexan
material relacionado a las limitaciones, conclusiones, aportaciones y recomendaciones para
investigaciones venideras.
212
CAPITULO V
Discusión, Conclusiones y Recomendaciones
Como se ha destacado en los capítulos anteriores, el objetivo general de la investigación
estuvo dirigida a conocer el significado de un grupo de profesionales de la salud, sobre aquellas
necesidades presentadas en los individuos con diagnóstico de cáncer en Puerto Rico. Enlazado
al propósito de identificar, describir y conocer a través de las verbalizaciones de los participantes,
las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales de los pacientes oncológicos. Por ende,
se caracteriza desde el significado dado por los participantes, como resultado de sus
circunstancias individuales, emocionales, experienciales y su contesto de trabajo con dicha
población.
De acuerdo a Serra (2005, citado en Henriques, 2011), para el bienestar de los pacientes
oncológicos, es fundamental considerar que los médicos y enfermeros/as tengan la capacidad de
comprender y respetar los diferentes significados, interpretaciones y expresiones del dolor. Que
tengan las destrezas de reflexionar en aquellas áreas de necesidad y como estos se encuentran en
las referencias sociales y culturales de los pacientes oncológico. El autor resalta que las
significancia de los profesionales y de los pacientes pueden ser divergentes, pero deben valorarse
y considerarse para poder prestar cuidados apropiados y de efectividad, tanto al paciente
oncológico como a la familia.
Por lo tanto, para lograr un análisis profundo del significado del grupo de profesional de la
salud, se establecieron cuatro objetivos específicos. Estos objetivos permitieron en primer lugar,
describir las necesidades de los pacientes con diagnóstico de cáncer. Identificar indicadores de
necesidades. Evaluar la relevancia y prioridad de la atención de las necesidades psicológicas,
psicosociales y espirituales en el paciente con diagnóstico de cáncer. Además, conocer las ideas
u opiniones de la inclusión del psicólogo clínico como parte del equipo multidisciplinario en el
tratamiento de los pacientes con diagnóstico de cáncer.
Para ello, el método de análisis utilizado fue uno cualitativo, lo que permitió acceder a la
información que es difícil de recopilar a través de otras metodologías, profundizando en la
comprensión del significado otorgado a las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales
de los pacientes diagnosticados con cáncer. Las narrativas dadas por los participantes fueron
examinadas mediante el programa de análisis de contenido de Wolcott (1994), permitiendo
describir de forma organizada la información recopilada por el investigador. Esta estructura
facilitó observar y analizar la información, considerando las dimensiones y categorías
propuestas. Se destacó del análisis, aquellas narrativas consideradas más sobresalientes de cada
una de las entrevistas semiestructuradas realizadas a cada participante. Por lo tanto, se resaltaron
con esta técnica las conjeturas o deducciones realizadas por el investigador, fundamentadas en
las observaciones, narrativas y significados atribuidos por los participantes sobre las necesidades
psicológicas, psicosociales y espirituales del paciente con diagnóstico de cáncer. Esta estrategia,
favoreció la creación de una visión construccionista de este fenómeno y sus hallazgos, en
triangulación con la revisión de literatura.
De otra parte, se inicia a continuación la discusión de los hallazgos y sus posibles
implicaciones para el conocimiento y la práctica de la psicología. Además, se examinará cómo
se significa las necesidades de los pacientes con diagnóstico de cáncer. Se analizará y
profundizará en las narrativas partiendo del modelo Bio-psico-social de la psicología de la salud
el cual fue creado por el psiquíatra norteamericano George L. Éngel en el año 1977, quien
plantea una integración y conocimiento metodológico de los niveles, biológicos, psicológico, y
sociales que involucran al ser humano; Permitiendo una flexibilidad en la comprensión de la
salud y la libertad para explicar los múltiples factores presentes en la salud de las personas
(Sperry, 2008, citado en Juárez, 2011), así también, desde la revisión de literatura previamente
expuesta. A su vez, se expondrán las conclusiones con los resultados más significativos y las
limitaciones que se confrontaron durante el proceso. Por último, se comparten las aportaciones
de la investigación y recomendaciones para futuras líneas de investigación relacionadas a este
fenómeno, recomendaciones para la política pública, salud, y el quehacer psicológico.
Se destaca, que dado al tipo de enfoque cualitativo es preciso reconocer que este estudio no
aspira a establecer ideas, comparaciones o verdades absolutas que pudieran generalizarse y
reducir la complejidad de lo que supone del fenómeno estudiado. Es decir, que las
verbalizaciones aquí deben entenderse como una aproximación a las infinitas explicaciones que
pudieran surgir de los hallazgos. Precisamente por ello, se seleccionó este acercamiento
cualitativo, dado a la flexibilidad de conjeturas que pudieran plantearse desde la individualidad y
diversidad humana, para describir la experiencia de un fenómeno compartido.
Discusión de los Objetivos, Dimensiones y Categorías de Análisis
En el estudio se analizaron las diferentes verbalizaciones de los participantes con el fin de
obtener la información requerida para comprender las necesidades psicológicas, psicosociales y
espirituales de los pacientes diagnosticados con cáncer en Puerto Rico. En el mismo estudio se
propusieron cuatro objetivos específicos, los cuales permitieron comprender el tema de
investigación. El primer objetivo estuvo propuesto para describir las necesidades de los
pacientes con diagnóstico de cáncer, según el significado de un grupo de profesionales de la
salud. El segundo objetivo, se propuso para identificar indicadores de necesidades de los
pacientes con diagnóstico de cáncer según el significado de un grupo de profesionales de la
salud. El tercer objetivo propuesto fue para evaluar el significado que le otorgan un grupo de
profesionales de la salud, a la relevancia y prioridad de atender las necesidades psicológicas,
psicosociales y espirituales en el tratamiento que se le ofrece al paciente con diagnóstico de
cáncer. El cuarto objetivo y último fue para conocer las ideas u opiniones que tienen un grupo de
profesionales de la salud en torno a la inclusión del psicólogo clínico, como parte del tratamiento
y equipo interdisciplinario que reciben los pacientes con diagnóstico de cáncer.
Estos objetivos específicos permitieron identificar las dimensiones y categorías de análisis
para obtener una amplia comprensión del fenómeno bajo estudio. La primera dimensión
permitió explorar y conocer los significados que le otorgan un grupo de profesionales de la salud
a las necesidades de los pacientes oncológicos de Puerto Rico, según el reconocimiento,
interpretación y significado elaborado a partir de su juicio, simbolización y experiencia laboral
en las siguientes categorías: necesidades psicológicas, necesidades psicosociales y necesidades
espirituales.
La segunda dimensión permitió, recoger de un grupo de profesionales de la salud, aquellos
indicadores observados en los pacientes oncológicos como parte de su proceso de enfermedad en
las siguientes categorías: indicadores psicológicos, indicadores emocionales e indicadores
cognitivos.
La tercera dimensión permitió, que los participantes puedan brindar su opinión en torno a la
relevancia y prioridad de la atención de las necesidades en el tratamiento de los pacientes con
diagnóstico de cáncer en Puerto Rico, como parte de su tratamiento oncológico en las categorías:
bienestar emocional, bienestar física y calidad de vida.
La cuarta dimensión permitió, conocer las ideas, opiniones y experiencias que tienen los
participantes en torno a la inclusión e inherencia del psicólogo clínico en el ambiente oncológico
en las siguientes categorías: abordaje de la sintomatología psicológica, identificación de
estrategias de afrontamiento, red de apoyo en la adaptación del diagnóstico y complementa los
servicios brindado a la población oncológica.
Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior, se procede a discutir los hallazgos a partir de la
literatura, las dimensiones y categorías previamente seleccionadas para análisis en la
investigación.
Primera Dimensión: Significado de Necesidades
A partir de las verbalizaciones ofrecidas por los participantes a las preguntas correspondientes
a esta dimensión, Significado de Necesidades, se desprenden de las narrativas las ideas,
conocimientos, opiniones, interpretaciones y significados construidos desde el contexto íntimo
de cada uno, a partir de sus experiencias laborales. Ante esto, se identifican las categorías de
análisis establecidas para esta dimensión.
A tono con las verbalizaciones realizadas por los participantes en el estudio de las necesidades
de los pacientes con cáncer, se observó que el grupo de profesionales coincidieron en sus
experiencias de trabajo. Destacaron que la misma ha sido una de las mejores experiencias y
satisfacciones obtenidas como profesionales. De igual manera coincidieron en que se viven
experiencias no tan buenas, (cuando es positivo el diagnóstico, cuando es recurrente, cuando la
persona es joven, y mueren) cuando el profesional se solidariza con el paciente y siente con ellos
la condición. El lidiar con el sufrimiento, el dolor, los síntomas y no lograr que tengan una
calidad de vida adecuada, afecta como profesional. Estas experiencias esbozadas por los
participantes del estudio se asemejan a las encontradas en el estudio realizado por los autores:
Vivar, et al. (2019). Estas autoras llevaron acabo un estudio cualitativo trasversal, con el
objetivo de conocer las experiencias de un grupo de enfermeras en el cuidado de pacientes
oncológicos. La muestra del estudio fue conformada por 14 enfermeras. Los resultados
obtenidos reflejaron la complejidad del cuidado del paciente durante el diagnóstico y
tratamiento. Concluyendo, que los profesionales de enfermería se enfrentan a pacientes
desconfiados ante el tratamiento, desesperanzados y con miedo ante una posible muerte.
Partiendo de lo antes expuesto, a continuación se presenta la discusión de las narrativas de los
6 participantes, que muestran coincidencia en las necesidades manifestadas por los pacientes
diagnosticados con cáncer, como parte de su diagnóstico, tratamiento y recuperación. Ante esto,
surgió la primera categoría de análisis, para esta dimensión: necesidades psicológicas.
Necesidades Psicológicas
La primera necesidad identificada por los participantes del estudio correspondió a la
psicológica. Dicha categoría recogió aquellas verbalizaciones dadas por los participantes, sobre
todas aquellas expresiones afectivas y cognitivas que evocan un grado de preocupación y/o
malestar emocional afectando a una persona cuando se percibe en peligro. Al auscultar en
aquellas expresiones emocionales y cognitivas referidas por los pacientes, los participantes del
estudio coincidieron que el coraje es bien significativo. Es la emoción de expresión para muchos
aspectos que oculta o guarda detrás de ello otras emociones como: miedo, tristeza, enojo,
irritabilidad y hostilidad. Además, pueden sentir cierta incertidumbre, desesperanza, y presentar
pensamientos o ideas suicidas. Dichas necesidades coincidieron con las encontradas por los
autores Zorrilla Ayllón (2016); Baravo González, (2010) y Zwingmann, et al. (2008), donde
refirieron que los pacientes se enfrentan a manifestaciones como: miedos, angustia, hostilidad,
temores, incertidumbre, y baja autoestima luego de un diagnóstico de cáncer.
Para el participante 2, los hombres son más reservados a la hora de expresar las emociones y
no las manifiestan abiertamente, a diferencia de las mujeres que son más expresivas a sus
temores. Los temores más recurrentes expresados por las féminas, de acuerdo con el participante
2, son entorno a: morir, sus hijos, y la familia. Por otra parte, el participante 3, señaló que
preguntas como: ¿qué va a hacer de mi vida ahora?, ¿es que soy joven?, ¿mis hijos quien los va a
cuidar? son bastante comunes. Esto concuerda con Spalek, et al. (2015), en la cual realizaron
una investigación para conocer la relación existente entre las emociones manifestadas por las
féminas y los caballeros y la capacidad de recordar las mismas en ambos. Sostuvieron que las
féminas reconocen con facilidad sus emociones en comparación con los hombres, en cuanto al
miedo y el disgusto. Esto evocando que las féminas y los hombres desarrollen condiciones
mentales diferentes al manejarlas sus emociones de forma distinta. Según Spalek y
colaboradores concluyeron que los hombres son más propensos a desarrollar trastornos
antisociales y manifestar abuso de sustancias; mientras las féminas son más vulnerables a
manifestar trastornos depresivos y de ansiedad.
De acuerdos a estos hallazgos obtenidos en esta investigación y los resultados encontrados por
Spalek et al. (2015), destacan claramente en que las féminas son más expresivas en sus
emociones que los hombres. Esto permite conocer que ante estas diferencias y el avance en los
temas de perspectiva de género, es importante considerar y puntualizar lo concerniente a la salud.
Se recoge en la literatura, que un diagnóstico de cáncer es una carga emocional (Correa
Rodríguez, 2017; Martínez-Basurto et al., 2015; Hernández y Cruzado, 2013; Aguilar García,
2010; Bravo González, 2010) y para los autores Spalek y colaboradores, destacaron que el cáncer
afecta emocionalmente diferente a los hombres de las mujeres. Es por lo tanto, que resulta
importante y meritorio considerar estas diferencias para un mejor acercamiento y atención de
estas necesidades presentas por hombres y mujeres con diagnostico de cáncer.
En cuanto al pensamiento, el participante 3 verbalizó que hay personas que adoptan una
actitud completamente pesimista, con creencias tales como: el mundo se va acabar, no hay
solución, me voy a morir, el tratamiento no tendrá efectividad, no recibiré el tratamiento, como
quiera voy a morir. En cuanto a esto, los autores Pastells y Font (2014), realizaron un estudio
sobre la correlación existe entre el optimismo y la disposición al pesimismo en el proceso de
oncología con diferentes aspectos en la calidad de vida. Concluyeron que el detectar el
optimismo o el pesimismo desde el momento inicial del diagnóstico en las personas con cáncer,
permite establecer ayudas y anticipar ciertos problemas físicos, sociales, y emocionales. Ante
esto, una persona que adopta una actitud pesimista, y que se centrada en los síntomas,
reaccionará negativamente cuando se expresan de su enfermedad con los demás, afectando su
calidad de vida. En adición, una persona pesimista tendrá una percepción subjetiva de menor
grado de apoyo familiar y social. Esto probablemente haga que los pacientes no acudan a recibir
sus servicios por la creencia de que no tendría ningún beneficio. Por lo tanto, los profesionales
de la salud podrían aportar a identificar estos cambios en los pacientes con cáncer y brindar
psico-educación que permita disminuir estos pensamientos pesimistas. Además de brindar
estrategias y acciones a pacientes optimistas, con el propósito de proporcionar una mejor
satisfacción para una mejor calidad de vida.
Por otra parte, los participantes de esta investigación, identificaron parte de las etapas de duelo
propuesta por Külber Rose como es la negación, y la negociación (“si yo me curo de esto,
prometo que voy hacer el mejor padre”, etc.) donde realizan promesas como búsqueda para darle
sentido al proceso y tratar de superarlo. Morales de la Rubia y Miaja Ávila (2015), realizaron
una investigación con el objetivo de describir el significado otorgado al cáncer y la correlación
existente a respuestas psicológicas del duelo en pacientes con diagnóstico de cáncer. La muestra
fue conformada por 145 participantes de las cuales 125 fueron mujeres y 25 hombres. Los
hallazgos encontrados reflejaron diferencias estadísticamente significativas en las etapas de
promesas y negociación con un ser supremo. Estos autores sugirieron, que aquellos individuos
que lograron encontrar un propósito a su diagnóstico de cáncer para su crecimiento como
persona, utilizaron menos las promesas y la negociación con Dios o ser supremo, a cambio de
obtener la salud. Por otro lado, los individuos que significaron el diagnóstico de cáncer con la
finalidad de la vida, son los que durante el proceso de tratamiento hacen más promesas y
realizaron negociaciones a favor de su recuperación. Estas conductas podrían sugerir la
presencia de múltiples situaciones adversas al tratamiento y rasgos de personalidad que refuercen
conductas pesimistas y negativas. No obstante, para Büssing y Koening (2010), el apoyo
religioso, podría asumir un retraso en la persona sobre su proceso de duelo, al ser la religión un
amortiguador ante el miedo y el negativismo.
Se destaca, que el participante 5 enfatizó la complejidad que puede ser la identificación de
estas necesidades psicológicas. La falta de profesionales con la preparación o cualificación
necesaria, dificulta la identificación de estas expresiones emocionales y cognitivas en el paciente.
Resaltando que a nivel operacional no se reclutan a profesionales para asistir en estas áreas de
servicio en oncología. En un estudio realizado por las autoras Vivar, et al. (2019), identificaron
que los profesionales de enfermería enfrentan con frecuencia obstáculos que dificultan sus
labores como profesionales de la salud. Concluyeron que la carga de trabajo presenta un
problema en el tiempo para dedicarle a cada paciente, además de la falta de conocimiento en
áreas para abordan las necesidades emocionales de los pacientes son los principales escoyos
encontrados.
Necesidades Psicosociales
En esta segunda categoría para esta dimensión, se hace énfasis en las descripciones que
realizaron los participantes de las necesidades psicosociales a partir de las observaciones,
conocimientos, opiniones, ideas e interpretaciones construidas desde su experiencia de trabajo.
Se presta interés en los relatos y ejemplos que ofrecieron el grupo de profesionales para
describir las necesidades psicosociales ante un diagnóstico de cáncer. Al profundizar en los
relatos dados sobre las necesidades vinculadas al aspecto social, concuerdan en que los pacientes
con cáncer atraviesan unos cambios significativos que les afecta a nivel de pareja, de familia, y
laboral. Como indica Die Trill (2006), la persona que recibe un diagnóstico de cáncer puede
sufrir cambios psicosociales significativos como los encontrados en la investigación.
El diagnóstico de cáncer cambia la dinámica del hogar. Cantú Guzmán y Álvarez Bermúdez
(2009), sostienen que hay alteraciones en las tareas en el hogar. A nivel de matrimonio se puede
observar situaciones que se producen por el proceso de enfermedad que trastocan la relación,
como lo afirma Die Trill (2006), donde describió que crece un temor a la ruptura de la relación
de la pareja, causado por dificultades en la comunicación, en la relación sexual, incapacidad
sentimental y tristeza.
Por otra parte, los participantes de la investigación indicaron que ante un diagnóstico de cáncer,
puede llevar a la pareja a convertirse en el acompañamiento para la otra en su enfermedad; o por
el contario, terminar ese acompañamiento y dejar a su pareja sola durante el proceso de
tratamiento o abandona el hogar. También, se da el caso que no involucran en el proceso a la
pareja y/o la familia. En el hombre, se facilita la dinámica de que prefieren pasar el proceso de
enfermedad solos. Asimismo, se identifica que el hombre tiende a abandonar a la mujer cuando
esta es la paciente, vs la mujer, que apoya más al hombre cuando es éste el paciente. En los
matrimonios, el participante 6 destacó que hay pacientes de cáncer de próstata que dejan a sus
esposas, porque no le pueden corresponder como hombre. Es importantes mencionar que a pesar
de que la literatura evidencia la importancia del acompañamiento en el proceso de enfermedad,
Rodríguez Loyola (2010) destacó en su estudio, que el acompañamiento no deseado aumenta la
angustia psicológica en vez de disminuirla. Por lo tanto, ante esto se puede concluir que una
pareja no siempre será para el paciente de cáncer, un buen acompañamiento sino una fuente de
estrés durante el proceso.
Por otra parte, a nivel de familia, el diagnóstico trasciende y trastoca los lazos familiares que
rodean al paciente destacó el participante 3. Cuando hay menores en el hogar, surge la dinámica
donde papá o mamá experimentarán cambios como parte del proceso de diagnóstico, tratamiento
y recuperación. Estos cambios en el temperamento y en el humor, son vistos por los niños como
que papá o mamá no desean jugar, porque algo hizo malo, según las creencias de estos menores.
Así que, ese proceso con menores de edad, es importante atenderlo, para la comprensión del
diagnóstico de papá o mamá. Esto concuerda con lo encontrado por Vinancia Alpi y Quiceno
Sierra (2006), donde concluyeron que el impacto que tiene en las personas las enfermedades
crónicas en la familia, afecta las relaciones con sus hijos y cónyuges. De igual forma Cantú
Guzmán y Álvarez Bermúdez (2009), realizaron un estudio cualitativo con el objetivo de conocer
el impacto de los aspectos psicosociales en la persona con cáncer. Concluyeron que el cáncer es
un suceso vital que amenaza y altera las tareas en el hogar y el de sus integrantes, llevando al
enfermo a cambios de conductas.
Por otra parte, los participantes del estudio coincidieron que un diagnóstico puede ocasionar
en la familia una separación a nivel de pareja, repercutiendo en el componente familiar. Sin
embargo, también es el caso que ante un diagnóstico la familia permanece unida. Para Die Trill
(2006), Rodríguez Loyola (2010), el proceso de diagnóstico y tratamiento puede generar
alteraciones en las relaciones conyugales. Ante los ajustes por la enfermedad puede crecer el
miedo a la ruptura de la relación de la pareja por la falta de intimidad y sexualidad a partir del
diagnóstico. Sin embargo, es importante destacar que al momento de realizar la investigación no
se encontró evidencia empírica que afirme que el cáncer sea causa de la separación de los
cónyuges. Hay autores que sostienen e indican que puede ser un detonante, pero no así, la causa
principal de una separación o divorcio.
Por otro lado, con respecto al nivel laboral, los relatos obtenidos por los participantes del
estudio en este tema reflejaron, que en efecto afectan todo el desempeño en el trabajo ante las
preocupaciones de los pacientes que giran en torno al cumplimiento de unas responsabilidades de
trabajo. Estas responsabilidades se ven afectadas como parte del proceso de tratamiento que
causan efectos físicos en la persona y afecta la productividad laboral relacionada al ausentismo
frecuente. Esto a su vez, trae preocupaciones en las personas cuando es el sustento del hogar, no
poder trabajar, y la economía se ve afecta por los altos costo de tratamiento.
De acuerdo con Rodríguez Loyola (2010), el aspecto laboral es uno que se ve afectado con las
demandas del cáncer. Su estudio examinó las dificultades economías de las participantes, y
concluyó que es una de las mayores preocupaciones al sentirse restringidas en su funcionamiento
laboral. Por lo que esto ocasiona que se vea afectada la reducción de la jornada de trabajo y a su
vez se afecte el ingreso económico, y por los costos del tratamiento y las dificultades de los
planes médicos son algunos de los escoyos encontrados en estos procesos.
Necesidades Espirituales
Esta última categoría para la dimensión de Significado de Necesidades, presta interés en
obtener por medio de las verbalizaciones de los participantes, ideas, opiniones y significados
atribuidos a las Necesidades Espirituales. En referencia en aquellas verbalizaciones que sugieran
la presencia de una práctica espiritual y religiosa que lleve al paciente a cuidar, entender o
recuperar sus creencias o fe, con el objetivo de cubrir unas necesidades en su interior. A este fin,
los participantes del estudio coinciden que para sobrellevar la enfermedad, el cristianismo o
cualquier otro tipo de religión serán de ayuda. Dentro del cristianismo en general, se va a
fomentar el proceso de recuperación y sanación acompañado del tratamiento. El
acompañamiento espiritual permite sobrepasar la condición de cáncer de una forma más positiva.
Teniendo fe y la convicción, descansan en la sanación por el médico por excelencia, Dios. Los
hallazgos son semejantes a los encontrados al estudio realizado por García-Alandete y
Hernández-Jiménez (2018), donde concluyen que promover la religiosidad y la espiritualidad
ayuda a los individuos a desarrollar un bienestar psicológico, un mejor afrontamiento a la
ansiedad y al dolor crónico generado, esto como un mejor estilo de vida y otras variantes de
bienestar para el paciente oncológico. Por otra parte, si no son cubiertas, esta dimensión
espiritual se asocia a una reducción del bienestar de la persona y efectos negativos en la calidad
de los servicios que recibe y por ende, de su vida.
La espiritualidad es un apoyo en medio del proceso que permite al paciente canalizar y aceptar
la condición. Le sirve como herramienta para mantener la estabilidad emocional, el positivismo
ante el diagnóstico, el tratamiento y la recuperación. De acuerdo con Valiente-Barroso y García
García (2010) y Galvis-López y Pérez-Giraldo (2011), sostienen que el utilizar recursos
espirituales como herramienta es un medio que puede permitir enfrentar y superar
satisfactoriamente una enfermedad, al proporcionar propósito acerca de la vida. Compartieron
los participantes de esta investigación, que en ocasiones el acompañamiento espiritual lo reciben
de sacerdotes, pastores y ministros, que ayudan a comprender y sobre llevar el proceso que es
considerado como una etapa difícil para la persona y la familia.
Los participantes indicaron que la ayuda brindada espiritualmente en sus áreas de trabajo es
una voluntaria, respetando las creencias de cada cual. En ocasiones este acompañamiento es
visto de manera positiva y en otro lado, negativo. Durante el proceso se identifican personas que
prefieren esa ayuda espiritual y otras no. También el que negó o rehusó recibir el tratamiento,
debido a sus creencias.
Ante lo expuesto, se encontraron ideas, opiniones y significados de manera divergente. Los
participantes describieron que hay personas que no desean saber de la religión en estos procesos
y manifestaron repudio a cualquier ayuda o acercamiento espiritual. Hay pacientes que culpan a
Dios de su diagnóstico y del proceso que están viviendo. Por lo tanto, es esencial y un aspecto
clave conocer si profesan alguna religión, si son personas espirituales, ya que dentro del proceso
hay espacio para esta dimensión de la espiritualidad.
De la misma forma, Díaz Díaz y Jerez Lorca (2013), sostienen que la espiritualidad puede
afectar negativamente al individuo. Ante un diagnóstico de cáncer, considerado como una crisis
vital en el ser humano, hay personas que deciden vivir de forma negativa su espiritualidad y
religiosidad, experimentando perdida de la fe, incertidumbre y desesperanza. Para Núñez, et al.
(2011), puede generar malestar y aumentar la carga emocional del cáncer, por sentirse rechazado,
abandonado o castigado por Dios. En el estudio realizado en Puerto Rico por Rodríguez Loyola
(2010), menciona que muchas féminas presentan sentimientos de rabia, coraje y frustración al
sentir que Dios las ha abandonado al condenarlas a sufrir de cáncer.
Segunda Dimensión: Significado de Indicadores
Ante las respuestas brindadas por los participantes del estudio para conocer el significado
otorgado a los indicadores manifestados por los pacientes de oncología, coinciden las opiniones e
interpretaciones construidas por los 6 participantes a partir de su experiencia de trabajo. Los
relatos de los participantes reflejaron, que los pacientes con diagnóstico de cáncer podrían
reflejar, indicadores emocionales, psicológicos y cognitivo como parte de su proceso de
enfermedad. A partir de las verbalizaciones realizadas por los participantes surgió la primera
categoría de análisis, para esta dimensión: indicadores emocionales.
Indicadores Emocionales
Esta primera categoría de análisis hizo énfasis en los significados dados por los participantes
sobre aquellas reacciones emocionales evocadas en el paciente en su proceso de enfermedad bajo
sus servicios profesionales. Las verbalizaciones esbozadas por los participantes, coincidieron en
manifestaciones recurrentes como parte de su diagnóstico. Se identificaron emociones en los
pacientes tales como: tristeza, temor y miedo, acompañado de llanto ante el diagnóstico. Por lo
que les produjeron inseguridades, confusiones e incertidumbre al proceso de tratamiento, que los
llevó a no continuar con el tratamiento por el miedo que le produjo.
Cabe destacar que los participantes reiteraron que por el hecho de estar diagnosticados con
cáncer, manifiestan diferentes emociones las cuales pueden ser unas más que otras y no todas
presentadas por una misma persona. Sin embargo, el participante 5 reconoció el miedo como la
emoción más manifestada por los pacientes. Para el participante 3, el coraje fue bien
significativo durante el proceso de enfermedad, ya que es la emoción de expresión que da paso a
otras emociones. Estas emociones descritas por los participantes del estudio, concuerdan con los
resultados obtenidos en cada una de las investigaciones realizados por Zorrilla Ayllón (2016);
Bravo González (2010) y Cantú Guzmán y Álvarez Bermúdez (2009). Cada uno de estos autores
concluyó en sus investigaciones que la persona manifiesta unas emociones en respuesta al
diagnóstico de cáncer recibido. Otras alteraciones emociones descritas por estos autores se
encuentran: la angustia, hostilidad-irritación, enojo, rabia, preocupación y nerviosismo.
El participante 3, describió que estos pacientes con cáncer pasan por un proceso de duelo. Por
lo que el coraje, debe ser visto desde las etapas de duelo de Kübler -Ross, donde después que la
persona ya no está negando la condición típicamente cae en un coraje. El coraje que detrás de
ellos, guarda tristeza y desesperanza en muchas ocasiones. Para el participante 6, desde que la
persona recibe la noticia de su diagnóstico de cáncer, entra en un proceso de duelo. Para la
American Cancer Society (2019), el trascurso del duelo, como las etapas propuestas por Kübler-
Ross, inician antes del fallecimiento de una persona. El duelo anticipado ocurre por ejemplo,
ante un diagnóstico de cáncer y el mismo sea uno avanzado, el individuo podrían presenciar
cambios significativos de su estado emocional durante el duelo. Estos cambios según la
American Cancer Society podrían manifestarse en la persona como en: aislamiento social,
dificultad para concentrarse, ansiedad, depresión, pérdida del apetito, tristeza, problemas para
reconciliar el sueño, inquietud por la muerte, búsqueda de razones por la pérdida,
distanciamiento de las otras personas, ira, entre otras, son experimentados, algunos o todos, por
un individuo que se encuentre bajo un proceso de duelo.
Indicadores Psicológicos
La segunda categoría giró en torno a las ideas, opiniones y significados atribuidos por los
participantes a partir de sus experiencias de trabajo con la población oncológica sobre aquellos
indicadores psicológicos manifestados por la condición de cáncer. A partir de las verbalizaciones
ofrecidas por los participantes, estos coincidieron en cambios bien comunes en el estado de
ánimo, síntomas de depresión y ansiedad. Pons-Madera et al. (2014), coinciden, que se vinculan
implicaciones colaterales en pacientes con cáncer, donde se ha identificado a largo plazo
trastornos de ansiedad, depresión, delirium y trastorno adaptativo, que interfieren en las
actividades del diario vivir de los pacientes. En adicción, puntualiza otras características que
aportan al malestar emocional y que afecta la capacidad de afrontamiento de estos pacientes.
Por otra parte, Pocino et al. (2007), concluye en un estudio la relación que guarda la ansiedad,
la depresión y el cáncer. Estos investigadores analizaron la incidencia de depresión, ansiedad y
la alextimia (la incapacidad para reconocer las emociones propias) en una muestra de 26 mujeres
con diagnostico de cáncer entre las edades de 35 a 60 años y un grupo control de 18 féminas sin
diagnóstico de cáncer. Los hallazgos encontrados en el estudio indican la presencia de depresión
fue mayor en el grupo de féminas con cáncer, un 53 % de ansiedad en las féminas con cáncer vs
un 28% del grupo de féminas sin diagnóstico de cáncer. Por lo tanto, estos autores concluyeron
en su investigación, que las mujeres con cáncer de mama manifiestan significativamente
alteraciones psicológicas que las mujeres sin diagnóstico de cáncer.
El participante 4, reconoció que todos presentan síntomas de depresión con manifestaciones
antes, durante y después del tratamiento. Dicho hallazgo, fueron similares con los resultados
presentados por Velázquez Martínez et al. (2007), donde en su estudio encontró que la depresión
es tres veces más alta en los pacientes con cáncer que en la población general y dos veces más
alta que en los pacientes hospitalizados por otro diagnóstico. Estos síntomas evocan en
ocasiones, no continuar con el tratamiento. Para el participante 6, se identifican al observar
movimientos de manos y piernas, mirada perdida, y pérdida del peso consideradamente por falta
de alimentación adecuada. El participante 1, reconoció que se identifican por igual el proceso de
duelo en los pacientes, como lo es la negación, negociación y la aceptación.
El duelo se compone de cinco etapas las cuales han sido trabajabas por otros autores con
pequeñas variaciones. Kübler-Ross (2008, 2007, 2000) las clasifica en negación y aislamiento,
ira y agresividad, negociación o pacto, depresión y aceptación. Observando estas etapas desde
un individuo con diagnóstico de cáncer, podemos ver la negociación y aislamiento, desde el
momento del conocimiento del diagnóstico de cáncer. Luego de conocer el diagnóstico, se
experimenta la ira y la agresividad hacia toda aquella persona que rodea al individuo. La tercera
fase es la negociación o pacto con un ser supremo que realiza el individuo con el propósito de
prolongar la vida. Luego se da la depresión y comprensión de la enfermedad y por último la
aceptación de la muerte.
Martínez Sola y Siles González (2010), destacaron que las reacciones ante el duelo son unas
diversas y varían de persona a persona. De forma general identificaron cinco reacciones básicas
en: físicas, emotivas, mentales, negativas, y depresivas. En las reacciones físicas se pueden
observar manifestaciones tales como: insomnio, anorexia, nauseas, y vómitos. En las
emocionales, sentimientos de culpa, temor y rechazo, son observadas con frecuencia.
Pensamientos autodestructivos, autoreproches, pensamiento e ideas suicidas son las reacciones
más comunes mentalmente. En las reacciones negativas vemos comportamiento de negación de
la pérdida, incapacidad para sustituir esa perdida, dificultad para mantener la concentración en
otros estímulos y por último vemos las reacciones depresivas como: tristeza, llanto, aislamiento y
otras.
Por otro lado, ante lo expuesto el participante 5, coincidió con que la depresión y la ansiedad,
son los síntomas que mayor presentan los pacientes. Cantú Guzmán y Álvarez (2009), sostienen
que la depresión es la reacción emocional más significativa en una persona al enterarse de un
diagnóstico de cáncer. Estos autores concluyeron esto, luego de realizar un estudio cualitativo
que tuvo como objetivo conocer el impacto emocional de cinco participantes ante el diagnóstico
de cáncer.
Sin embargo, el participante 5 no estuvo de acuerdo con el resto de los demás al reconocer que
los indicadores presentados por los pacientes pueden presentar otros indicadores y no
identificarse por falta de profesionales preparados para su identificación. Esta preocupación
indicada por este participante, es presentada también en un estudio realizado en Puerto Rico por
las autoras Pérez Ramírez, et al. (2017), en la cual realizaron un estudio de corte trasversal
descriptivo, con una muestra de 113 estudiantes graduados matriculados en programas
académicos relacionados a la salud. De acuerdo con estas autoras, refieren que para los años
1990 al 2010, en Puerto Rico, la incidencia de cáncer aumentó progresivamente para todo tipo, a
razón de 0.3% siendo estadísticamente significativo por cada año. Por igual, se observaron
aumentos en las personas sobrevivientes a razón de un 1% a 2%. Por lo que ha provocado un
aumento de los servicios integrados, por la importancia y su papel en el proceso de
sobrevivencia. Al presente, los tratamientos oncológicos son más complejos y especializados.
Por lo que lleva a que haya una gran necesidad de educar a profesionales de la salud para
atender aquellas necesidades psicosociales de los pacientes y sobrevivientes de cáncer. No
obstante, son limitado o inexistentes las capacitaciones en psico-oncología en Puerto Rico, por lo
que los hallazgos muestran la necesidad de elaborar nuevas alternativas y oportunidades de
capacitación en esta área.
Indicadores Cognitivas
Esta última categoría de análisis correspondiente a esta segunda dimensión, exploró aquellos
pensamientos verbalizados por los pacientes a los participantes de la investigación. A partir de
las ideas y opiniones basados en sus experiencias de trabaja para con esta población oncológica,
coincidieron en la presencia de indicadores a nivel cognitivo, como parte del proceso de
diagnóstico.
El razonamiento y la comprensión de un diagnóstico de cáncer en ocasiones son difíciles para
la persona y la familia. Ante esto, el proceso es uno que lleva a la persona a ver el diagnóstico
como una sentencia de muerte. Presentando malestar emocional como pensamiento de
desesperanza, pensamientos negativos de los que seria el proceso de enfermedad. Esto lo lleva a
tener un pensamiento derrotista (ya no voy a ver a mis nietos, yo no voy a poder terminar…, no
voy a poder hacer…).
Por otra parte, reportaron la presencia de baja autoestima por los cambios físicos en su cuerpo,
la creencia de perder su feminidad, pensamientos, e ideas suicidas y suicidio. Cabe destacar que
ante los intentos o suicidios, se dificulta su identificación al no contar con el profesional
calificado. Esto concurre con lo expuesto por los autores Hernández y Cruzado (2013), donde
refieren que el principal problema que se enfrentan hoy en día para detectar el malestar
emocional de los pacientes oncológicos, son los profesionales de la salud, debido a la confusión
que se genera por los efectos de la enfermedad, y los tratamientos. Se piensa que son reacciones
normales presentar cambios en el estado de ánimo como: tristeza, llanto, insomnio,
preocupación, miedo ante los efectos del diagnóstico y tratamiento, que se pasa por alto la
detección de síntomas psicológicos presentados. Considerando más importante la atención
médica al tratamiento de la enfermedad, restando importancia al malestar psicológico presentado
por el paciente.
Por otro lado, al indagar sobre el uso de algún procedimiento para la identificación de
indicadores de necesidades, los participantes 1, 2, 4, y 6 refirieron no realizar ningún
procedimiento estandarizado para la identificación de indicadores de necesidad para sus
pacientes. Solamente se limita, a la realización de una entrevista inicial, destacó el participante
4, y conversaciones con el paciente, familiares y observaciones. Al no llevar acabo un
procedimiento para la identificación de indicadores de necesidades, esto puede ocasionar que se
pase por alto las mismas, por la falta de recursos, y de condiciones adecuadas que permitan que
se lleven acabo prácticas adecuadas. Como también la cantidad de demanda o la carencia de
materiales y/o la falta de preparación de los profesionales, lleva a que no se brinde una adecuada
evaluación psicológica por la gravedad de su condición física, o por la dificultad para la
identificación de un diagnóstico diferencial entre síntomas que pueden ser físicos o emocionales
(Hernández y Cruzado, 2013).
De manera divergente a lo expuesto por los participantes, 1, 2, 4 y 6, el participante 3 expresó
la utilización de varios instrumentos e inventarios para la identificación de necesidad o
indicadores que requiera atención. El inventario de ansiedad y desesperanza, el Millon Behavior
Medical Inventory, con el propósito de buscar cambios a nivel conductual asociados a la
enfermedad. También se administra de forma rutinaria el PHQ-9, cuando hay personas que no
están tan claros de lo que está pasando. La administración de oraciones incompletas como
método proyectivo de lo que la persona posiblemente proyecta y no expresa de primera instancia.
Otra prueba proyectiva utilizada es el TAT, como forma de auscultar como la persona se
proyecta durante el proceso de enfermedad. En adición a los inventarios e instrumentos, otro
procedimiento utilizado es la terapia de aceptación y compromiso, la cual permite que la persona
no sea vea como canceroso, si no, una persona que está pasando por un proceso de cáncer, y que
la persona pueda significar esto y salirse de la enfermedad y no identificarse como un enfermo.
El participante 5 expresó, como parte del procedimiento requerido cuando una paciente
comienza un tratamiento de quimioterapia, tenga un navegador en el hospital de oncología. La
función del navegador es dirigir a ese paciente en cualquier necesidad que presente y suplir la
misma. Esta herramienta permite identificar si el paciente tiene pensamiento o ideación suicida,
miedo, ansiedad, depresión, etc. Sin embargo, la dificultad encontrada en este procedimiento, es
que la misma se administra en la primera intervención y luego no se brinda seguimiento a estos
indicadores.
Otra situación presentada y que reconoció el participante 5 es la falta de profesionales en los
hospitales para manejar esos resultados, por lo que refieren a profesionales de salud mental y si
el plan no aprueba, estos indicadores no son atendidos. Dicho argumento lo comparten
Hernández y Cruzado (2013), al concluir en su estudio que la principal dificultad es la
identificación de algún malestar emociona y/o psicológico y no se pueda atender. Esto por la
problemática existente de no contar con un especialista en esta área, para que estas necesidades
identificadas sean atendidas adecuadamente. Es por lo tanto, que están surgiendo iniciativas para
trabajar estas dificultades y obstáculos observados.
Para Hernández et al. (2013), estas situaciones están propiciando a que cada vez psicólogos y
psiquiatras se vean a la tarea de invertir tiempo en la preparación de equipos en áreas de
psicopatología y en la creación de instrumentos adecuados para la realidad del paciente.
Detectar de forma correcta los problemas emocionales, con la finalidad de ayudar a los pacientes
en la orientación y ayuda psicológica desde las etapas más tempranas del tratamiento médico.
Minimizar los costos de cuidados de salud y programar la atención médica para los pacientes
con un alto malestar psicológico sin la necesidad de exponerlos a largas entrevistas diagnósticas
o extensos cuestionarios. Cabe destacar que la mayoría del grupo de profesionales de la salud
entrevistado, no realiza ningún procedimiento de cernimiento para la identificación de algún tipo
de malestar psicológico. Este aspecto puede deberse a la falta de desconocimiento y/o
preparación por parte de estos profesionales.
Tercera Dimensión: Relevancia de Atender las Necesidades
A tono con las narrativas realizadas por los participantes para conocer la relevancia de atender
las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales, tercera dimensión de este estudio. Se
analizaron las opiniones e ideas construidas por los participantes producto de sus años de trabajo
con la población oncológica. Se obtienen relatos que permiten conocer la relevancia de atender
las necesidades de los pacientes con cáncer. A continuación, se reseñan los hallazgos
encontrados de las narrativas de los participantes que permitieron identificar las categorías de
análisis para dicha dimensión.
En este sentido, las valoraciones realizadas y los resultados encontrados para esta dimensión
señalan, que los participantes 1, 3 y 4 sostuvieron que cuentan con profesionales que atienden
cada una de las necesidades que pueda presentar un paciente. Uno de ellos identificó la labor del
Trabajador Social, dos participantes cuentan con servicios psicológicos y uno de éstos con
psiquiatra. Por otra parte, los participantes 2, 5 y 6 no cuentan con profesionales que atienda
estas necesidades. Cabe destacar que estos participantes al no contar con profesionales en su
escenario de trabajo, realizan referido cuando es meritorio para atender estas necesidades
identificadas.
Las narrativas recopiladas de los participantes coincidieron en la importancia y necesidad de
atender cada una de las necesidades presentadas por el paciente. Esto, para brindar un mejor
bienestar físico, emocional y proporcionar una mejor calidad de vida en su proceso de
enfermedad. Masson (2016), plantea que el atender las necesidades del paciente oncólogo a
permitido un ajuste emocional, las disminuciones de síntomas asociados a los tratamientos, la
depresión, la ansiedad y otras alteraciones productos del diagnóstico del cáncer en la persona.
Dando paso así, una recuperación y una mejor calidad de vida al enfermo y a sus familiares. En
conformidad con lo ante expuesto por los participantes del estudio, se dio paso a la primera
categoría para esta tercera dimensión: bienestar físico.
Bienestar Físico
Esta categoría hizo énfasis en las descripciones que realizaron los participantes del bienestar
físico observado de los pacientes atendidos en oncología en su entorno de trabajo. Se presta
interés en aquellos relatos emitidos que ponen de manifiesto el bienestar del paciente cuando son
atendidas las necesidades presentadas. Los participantes coincidieron, que un trabajo
interdisciplinario asociados a la salud, la integración e interacción de diferentes disciplinas,
permite que fluyan adecuadamente los tratamientos. Esto provee más oportunidad y nutre los
procesos de recuperación de las personas, dejando atrás la división de los servicios físicos y
mentales y dando paso a la integración de equipos de trabajos multidisciplinarios.
Ante estos hallazgos, cabe mencionar que para una mejor pronta respuesta y manejo de cada
uno de los indicadores de necesidad en el paciente oncológico, se debe contar con una mayor
presencia e integración del psicólogo en el equipo interdisciplinario de salud. Es un área que
debe continuar siendo estudiada, para que puedan ser identificada en el individual cualquier
malestar psicológico producto de su diagnóstico, tratamiento y recuperación y que aquéllos que
los necesiten, puedan acudir a un profesional de salud mental (Hernández y Cruzado, 2013).
El participante 3, destacó y reconoció que el proceso terapéutico va hacer efectivo siempre y
cuando la persona tenga un nivel de aceptación o adherencia. A su vez, según se va dando el
proceso de la mano, esto permitirá mejores resultados reflejados en su proceso de tratamiento
para el cáncer; Siendo notables en el proceso de recuperación en beneficio del paciente.
De igual manera, los participantes 2, 4, 5 y 6 verbalizaron que el bienestar físico es el
resultado de una buena actitud positiva ante el afrontamiento de la enfermedad. Otras de las
experiencias compartidas por uno de los participantes, indicaron que el recibir talleres para
trabajar los aspectos físicos en la persona como resultado de su proceso de enfermedad, permite
mejoramiento tanto física como emocionalmente. Esto contribuye a que la persona tenga buena
adherencia al tratamiento, y se alimente correctamente para su bienestar físico. Estos resultados
guardan relación con el estudio cualitativo realizado a cuatro féminas y dos varones en una
unidad de cáncer, por Ramírez-Perdomo et al. (2018). Estos autores buscaron describir el
significado de la experiencia de los pacientes ante un diagnóstico de cáncer en la construcción de
la realidad individual y subjetiva desarrollada. Estos autores encontraron que los participantes
mostraron un afrontamiento apropiado ante el diagnóstico, el tratamiento y el curso de la
enfermedad, al adoptar una actitud optimista y positiva. Al desarrollar sentimientos optimistas y
actitud positiva ante la enfermedad, el dolor y el sufrimiento, permitió al paciente tener el control
de la enfermedad, obteniendo el mejor provecho del tiempo, mejor estabilidad emocional y
valorar por cada momento de la vida.
Por otra parte, en contraste a lo antes expuesto, se encentran posturas divergentes como la
planteada por el participante 1, donde reconoció la importancia de la atención de las necesidades
presentadas por los pacientes, pero resaltó que el deterioro físico es resultado del proceso normal
del tratamiento para tratar la enfermedad. Por lo que reiteró, que ante una actitud optimista y
positiva, los medicamentos para el tratamiento hace que el cuerpo sufra unos cambios
físicamente y haga que el paciente no se vea bien y saludable. Esto concurre con lo expuesto por
Fonseca et al. (2013), donde concluyeron en su estudio, que entre el 14 y el 96% de los pacientes
oncológicos que se encuentran recibiendo tratamiento presentaron falta de energía o cansancio
crónico y luego del tratamiento se reporto entre el 19 y el 82 % en los pacientes. Otras
consecuencias reportadas por estos autores como parte del tratamiento, destacan las nauseas,
acompañadas en ocasiones de vómito, que puede producir problemas metabólicos, nutricionales
y anorexia. Ante esto, provoca en la persona deterioro físico, mental, problemas esofágicos, y
cambios en su capacidad funcional que hace que el individuo detenga su tratamiento. Por lo
tanto, consideran que el 80 % de los pacientes diagnosticado con cáncer presentara en el
trascurso de su enfermedad algún tipo de dolor.
Bienestar Emocional
Esta segunda categoría hace énfasis en el bienestar emocional presentado por los pacientes
dentro del proceso del tratamiento oncológico cuando son abordadas o identificadas las
necesidades por los profesionales. A este propósito los participantes reconocieron que los
pacientes necesitan el apoyo emocional necesario para sobre llevar su diagnóstico de cáncer. El
mismo es un proceso difícil el cual se debe considerar la familia en el proceso. El mismo es un
sube y baja de emociones cuando el tratamiento no resulta en lo esperado. Se trabaja para que la
persona pueda sobrellevar la condición, y pueda adoptar una actitud positiva y necesaria para el
proceso de afrontamiento indica el participante1. Para el participante 4, es importante tener al
paciente positivo, porque responderán mejor al tratamiento. Esto coincide con lo expuesto por
los autores Garcías-Alandete y Hernández-Jiménez (2018), donde plantean que el diagnóstico de
cáncer provoca en el que lo padece todo un sin número de emociones negativas, adicionales a
aquellos síntomas físicos consecuente del tratamiento. La ira, la tristeza, la ansiedad, la
depresión, el miedo, entre otras, son algunas de las emociones reportadas que pueden dificultar
en el afrontamiento de la enfermedad, y dificultar su bienestar y calidad de vida de la persona
que lo padece. Es por lo tanto, que la intervención sobre las emociones negativas son importante
para minimizar las mismas, pero también hay que ir sobre las emociones positivas para lograr
conservarlas y fortalecerlas. Una persona con un diagnóstico de cáncer no debe pensar que
estará condenado a un estado emocional negativo, sino al contario, tiene aspecto de su vida
llenos de motivos y alternativas posibles para crear, disfrutar y gozar la vida.
Los participantes 2, 4 y 6 reconocieron la importancia del espacio donde puedan desahogarse
y expresar sus sentimientos. Dado que esto permite que el paciente esté motivado durante el
tratamiento y pueda ver la enfermedad más llevadera. Por lo que abordar estas necesidades
desde el día uno, cuando es diagnóstico con cáncer, sería importante, pero la realidad es otra,
según indicó el participante 2. Estos pacientes, ante el diagnóstico y el proceso de tratamiento,
son afectados emocionalmente, por lo que es necesario que dentro del tratamiento que reciben
tengan un profesional para atender cada necesidad psicológica, social y espiritual. Para el
participante 5, estos procesos no se dan, por falta de profesionales y los especialistas se enfocan
en sus funciones médicas. Estos resultados concuerdan con los obtenidos en la investigación
realizada por Miranda Braga, et al. (2012), donde concluyeron que para una persona con
diagnóstico de una enfermedad crónica como lo puede ser el cáncer, experimentarán una
alteración emocional con variaciones en intensidad y forma. La falta de conocimiento del
diagnóstico, el tratamiento, el proceso de hospitalario, el distanciamiento (de la familia, el hogar,
vida cotidiana), y las altas expectativas de salir con bien de la enfermedad, causan en el enfermo
dificultades emocionales. Ante estos cambios experimentados por el individuo, no cuentan con
el apoyo emocional necesario que le permitan expresar sus temores, inseguridades, ansiedades
con relación a lo que están viviendo. Por lo tanto, el apoyo emocional es considerado como un
desafío hoy en día al exigir cambios en los paradigmas de los servicios ofrecidos a la población
hospitalaria que permita un cuidado integral.
Es así, que Miranda Braga, et al., (2012) consideraron que el apoyo emocional debe ser
considerado como una herramienta de cuidado, cuya meta sea brindar: atención, comodidad y
bienestar al individuo. Además de considerar la totalidad y complejidad del ser humano y de la
enfermedad, para presentar atención a sus dimensiones físicas, psicológicas, sociales y
espirituales como promueva el modelo Biopsicosocial. Logrando alcanzar una estabilidad física,
emocional y social en la persona para promover una buena adherencia al tratando y calidad de
vida.
Cabe destacar, de acuerdo a los hallazgos de esta investigación, que no todos reciben el
acompañamiento de un profesional para abordar las necesidades presentes. Los participantes 1,
3, 4, y 6 reconocieron que sus pacientes reciben servicios psicológicos para atender la parte
emocional. Los participantes 4 y 6 reconocieron que el número de personas que reciben servicios
psicológicos son muy poco y no llega a un 5%. Por otra parte, los participantes 2 y 5 reiteraron
que sus pacientes no reciben ningún servicio psicológico.
Ante esto, es importante destacar que las autoras Ramírez-Perdomo et al. (2018), consideran al
individuo como un ente biopsicosocial que se encuentra lejos de su estado de equilibro ante un
diagnóstico de cáncer. La incertidumbre generada por el diagnóstico, trastoca todos los aspectos
de su vida, pasando de la negación a la aceptación, en la medida que va asimilando la
enfermedad como parte de su realidad. Esto a su vez, permite que la persona desarrolle un
estado de salud y bienestar aceptable. Estas autoras concluyeron en su estudio, que la familia,
los seres queridos y el equipo de profesionales de la salud son fuente clave de apoyo para que el
individuo logre enfrentar su diagnóstico de cáncer. El personal de salud juega un papel
importante en el cuidado holístico del paciente, en el desarrollo de estrategias positivas que
permitan la construcción de la realidad de su enfermedad y pueda tener una mejor calidad de
vida, bienestar físico y emocional que permita una estabilidad biopsicosocial en el individuo.
Calidad de Vida
Esta última categoría para esta dimensión, corresponde a la calidad de vida de los pacientes
cuando sus necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales son abordadas por
profesionales en su proceso de enfermedad. En la misma, se recogen las opiniones e ideas de los
participantes producto de sus observaciones y años de experiencias trabajando con la población
oncológica.
Las opiniones de la mayoría de los participantes coincidieron, en que una persona que está
pasando por un proceso de diagnóstico y tratamiento de cáncer, con ayuda de profesionales para
atender las necesidades presentadas, la persona pudiera tener una mejor experiencia de vida.
Como se ha reiterado, que ante un diagnóstico de cáncer, las personas presentan un impacto que
afecta muchas áreas de su funcionamiento a nivel personal, de pareja, laboral, y funcionar
(alimentación, decisiones, conducta, etc.) el tener un profesional de la mano permite un
acompañamiento que identifique estas características y las pueda manejar. Además, pueda tener
el pensamiento, la capacidad de reconocer que el proceso es uno difícil, pero que hay
profesionales de la mano para brindarle ayuda, tanto individual, familiar y grupal. Se identifica,
que trabajar con la familia y estos grupos de apoyo permiten y brinda que la calidad de vida en la
persona sea mucho mejor. El enfermo de cáncer desarrolla a lo largo de todo el proceso de la
enfermedad necesidades físicas, emocionales, psicológicas y espirituales que deben ser
detectadas y compensadas para una mejor calidad de vida (Yélamos y Fernández et al. 2009).
Ejemplo de lo antes expuesto, es lo que comparte el participante 5, que indica que no se puede
cortar la cabeza y despegarla del cuerpo la sintomatología física vs la sintomatología cognitiva y
emocional. Eso tiene que ir a la par, una cosa influye en la otra y si no hay una estabilidad en lo
emocional, no habrá un mejoramiento en lo físico, por lo que el paciente no tendría una calidad
de vida adecuada. Este argumento concuerda con los resultados encontrados en la investigación
realizada por Pocino et al. (2007), donde concluyeron que el cáncer no es propio de las ciencias
médicas solamente, sino que la psicología tiene su inherencia ante la misma, ya que mueve a
ciertos pensamientos, creencias y emociones que afectan en el trascurso de la evolución y
recuperación de la enfermedad.
Comparten estos participantes, que al tener cubiertas estas necesidades tendrán mejor
adherencia al tratamiento evitando así que abandonen el mismo y evitando que su condición
empeore y tengan mejor calidad de vida. Por lo que cubrir estas necesidades brinda al paciente
herramientas que podrá utilizar en momentos buenos, difíciles, de alegría, como en momentos de
tristeza. Esto permite que el impacto a nivel de calidad de vida sea menor.
Otra herramienta importante es el conocimiento que la persona pueda tener sobre su
condición. Esto permitirá que la persona esté mentalmente fortalecida, al tener claro su
condición, su proceso, su tratamiento y podrá desarrollar seguridad que le brindará calidad de
vida. A partir de esto, se entiende que, ayuda al paciente a tomar mejores decisiones en bienestar
de su vida. Al estar motivado durante el tratamiento, ayuda a afrontar la enfermedad de una
forma saludable y llevar su tratamiento. Esto concurre con Ramírez-Perdomo et al. (2018),
donde señala que ante un diagnóstico de cáncer, una inadecuada comunicación entre el médico y
el paciente contribuye a un sufrimiento mayor e incertidumbre por el desconocimiento de la
enfermedad. Concluyeron en su estudio, deficiencia en la comunicación entre el médico y el
paciente, por lo que mejorar la comunicación y la información por parte de los profesionales de
la salud, permitirá a la persona un bajo nivel de incertidumbre por el conocimiento recibido por
parte del equipo de salud. Esto, se deberá a que se reduce la incertidumbre al aumentar el
conocimiento existente de la enfermedad que esta padeciendo la persona. Dicha información
ofrece al enfermo una reformulación cognitiva, que ayuda a la disminución de la incertidumbre
generado por el diagnóstico de cáncer.
Considerando los hallazgos, es de suma importante que los profesionales de la salud inmersos
en el tratamiento oncológico, brinden una información clara y precisa, que le permita al paciente
comprender el proceso que está por comenzar o atravesando. El proporcionar una información
adecuada que des-construya las ideas, pensamiento y mito falsos de la condición, que sean parte
de la toma de decisiones de acuerdo con su capacidad y proporcionar orientación sobre el
cuidado y futuro según sus necesidades. Cada uno de ello contribuye a una atención
individualizada al paciente por parte del profesional de salud.
Cuarta Dimensión: Inclusión del Psicólogo Clínica
A partir de las verbalizaciones brindadas por los participantes para esta última dimensión, se
auscultaron y analizaron las narrativas dadas a base de las ideas, opiniones y significados
atribuidos desde sus experiencias de trabajo con la población oncológica. Se recogieron relatos
que permitió conocer la presencia del psicólogo en los escenarios oncológicos en el área Sur de
la Isla.
A este propósito los participantes 1, 2, 4, 5 y 6 sostuvieron que no cuentan con Psicólogo
Clínico en sus respectivas áreas de trabajo para atender esta población oncológica. Sin embargo,
el participante 3 describió que en los lugares en que trabaja a nivel de oncología, cuentan con
equipos de salud mental, siendo este, parte de esos grupos.
Los participantes 1, 2, 3 y 6 reportaron referir al Psicólogo a aquellos pacientes que presentan
y/o observen cambios en el estado de ánimo, como consecuencia del diagnóstico y/o tratamiento
de quimioterapia. No obstante, todos los participantes coincidieron en la importancia de la
inclusión del Psicólogo Clínico, como profesionales dentro del equipo interdisciplinario de
oncología. Masson (2016), sostiene que es inherente la presencia de profesionales que trabajen
interdisciplinariamente, para el bienestar del paciente en el cual se consideren las áreas
emocionales, sociales y espirituales. Ante esto, y las respuestas brindadas por los participantes
surge la primera categoría de análisis, para esta dimensión: el abordaje de la sintomatología
psicológica.
Abordaje de la Sintomatología Psicológica
Esta categoría enfatiza sobre aquellos relatos de los participantes, que permiten conocer la
importancia del Psicólogo Clínico como parte del equipo interdisciplinario. Permitiendo así,
atender la sintomatología psicológica presentadas por los pacientes con diagnóstico de cáncer
como resultado de su proceso de enfermedad. Dichas descripciones se circunscriben a las
observaciones y experiencias de trabajo durante los años de servicios con esta población. Los
participantes coincidieron que la presencia del psicólogo es fundamental para abordar la
sintomatología emocional desarrollada por el diagnóstico, la cual abordan trastornos de ansiedad,
y depresión. Lo ante expuesto coincide con Masson (2016) donde plantea la inherencia del
psicólogo en el ambiente oncológico. Reitera que su incorporación beneficia en el ajuste
emocional, en la reducción de síntomas asociados a la depresión, ansiedad y otras, cambios
productos del diagnóstico de cáncer en la persona. Contando con un abordaje en la
sintomatología psicológica brinda una recuperación y una mejor calidad de vida al enfermo y a
sus familiares.
Para el participante 5, cada uno de los síntomas emocionales causados, “por todo ese estado
emocional que tiene el paciente, por el diagnóstico o por la palabra cáncer que lo tira al piso en
todo el sentido de la palabra”, es necesario tomar en cuenta estos aspectos que son ignorados.
Por lo que la integración de psicólogos en ambientes, sistemas y equipos de trabajo
multidisciplinarios es fundamental para atender estos nuevos retos para el mejor servicio a favor
del paciente. En un estudio realizado por Aguilar García (2010), concluyó que son muchos las
aportaciones del psicólogo en el trabajo con pacientes con cáncer. De acuerdo al autor, las
consecuencias psicológicas, psicosociales y espirituales que genera el cáncer en la vida de la
persona hace inherente la inclusión de profesionales en psicología durante el trascurso de toda la
enfermedad. Esto permite minimizar las alteraciones emocionales, mejorar la adaptación de la
enfermedad para dar paso a menor desgaste psicológico, mayor recuperación física, psicológica,
social y espiritual.
Cabe destacar, que a pesar que los participantes reconocen y coinciden en la importancia del
psicólogo clínico para abordar los cambios que surgen a raíz del diagnóstico de cáncer en el área
emocional y social, señalan no contar con un profesional preparado en esta área en su lugar de
trabajo. Es por lo tanto, que al no contar con el personal correspondiente para atender esta área
en particular de la salud mental, refieren para evaluación y/o atender la ansiedad y/o depresión.
El mismo es uno voluntario, por lo cual la persona decide si o no recibir estos servicios, restando
así la importancia de la sintomatología psicológica.
Este pensamiento sobre los servicios psicológicos, se recoge en la literatura planteamientos que
reducen los aspectos psicológicos, sociales y espirituales a causas bioquímicas, descartando el
tratamiento psicológico. Oblitas (2008) expone, que a través del modelo biomédico se explica la
enfermedad, rechazando categóricamente que la conducta social y psicológica pueda surgir del
proceso de enfermedad. Por lo que se explica a través de procesos somáticos, biomédicos o
neurofisiológicos, descartando el dualismo mente-cuerpo siendo el cuerpo y la mente dos
entidades diferentes.
Identificación de Estrategias de Afrontamiento
Esta segunda categoría presta interés en conocer por medio de las narrativas recopiladas de los
participantes, otra área de integración interdisciplinaria del Psicólogo Clínico. Los participantes
reconocen que la integración del Psicólogo Clínico permite al paciente con cáncer, identificar
estrategias de afrontamiento. Esta identificación, permite un espacio al paciente a que pueda
ventilar sus emociones, comprender los procesos de la enfermedad y sus tratamientos. Siendo la
ventilación un espacio necesario para el paciente durante el proceso. De igual manera, el mismo
no debe quedarse a nivel individual, si no que debe trascender a los familiares más cercanos y la
comunidad, con el Trabajador Social como enlace. Para Bravo González (2010), la enfermedad
de cáncer conlleva un impacto emocional en la persona cuando se le comunica su diagnóstico,
por lo que genera una crisis. En esta dirección, este autor realizó un estudio de caso de una
fémina de 42 años de edad, diagnosticada con cáncer, en la cual fue intervenida en crisis. Al
concluir la intervención, se observó en la participante, cambios significativos en conducta. Es
por lo tanto, que se entiende la relevancia de la inclusión del paciente oncólogo en programas
psicológicos que permitan obtener y usar estrategias de afrontamiento que ayuden al enfermo en
su adaptación y tratamiento de la enfermedad.
Asimismo, la psico-educación permite al paciente entender los procesos físicos y emocionales
que surgen como resultado de su diagnóstico, tratamiento y recuperación. Procesos que en el
campo de salud no se están dando o no son efectivos. Por lo que la integración en estos
escenarios permite nuevas destrezas de afrontamiento a través de herramientas con la finalidad
de sobrellevar el diagnóstico de cáncer. Esto coincide en un estudio trasversal con una muestra
de 173 participantes realizado por Ayala de Calvo y Sepulveda-Carrillo (2017), donde tuvo como
objetivo valorar las necesidades de ayuda inidentificadas por el paciente, para favorecer su
cuidado. Esto según con las necesidades más apremiantes, permitirá de manera que ayude a la
prevención o disminución de situaciones a través de intervenciones tempranas y adecuadas. De
las cinco necesidades identificadas en la investigación, el sistema de salud y la información fue
una de las más importantes. El 50 % de los participantes expresaron presentar la necesidad de
obtener información escrita sobre lo que necesitan conocer del cuidado y como manejar la
condición y sus efectos secundarios. Por lo que concluyen estos autores, que estas necesidades,
deben ser notificadas de manera clara a todo paciente en tratamiento oncológico. La misma no
debe limitarse solo de forma verbal, sino de manera escrita, por el profesional de salud que
atiende a ese paciente. Esto permitirá al paciente ir sobre la información cuando así tenga alguna
duda, recordar aspectos importantes para su cuidado, que de otra forma pueda no hacer u olvidar.
Redes de Apoyo en la Adaptación del Diagnóstico
Esta categoría se centra en describir y recoger aquellos significados y experiencias de trabajo
de los participantes, sobre cómo la integración del Psicólogo Clínico sirve de red de apoyo en la
adaptación del diagnóstico para los pacientes con cáncer. Siendo el diagnóstico de cáncer un
momento fuerte en la persona, los participantes 1, 2, 3, 4 y 6 reconocen al psicólogo como una
fuente de apoyo ante la enfermedad. Por lo que la presencia de los servicios psicológicos es
fundamental, según describen. Esto concuerda con lo expuesto por los autores: Garcías-Alandete
y Hernández-Jiménez (2018), donde describe que el paciente oncológico, en adición al
tratamiento médico recibido para atender su enfermedad de cáncer, tendrá la necesidad de apoyo
psicoterapéutico para afrontar de una forma positiva y madura la angustia generada por el
diagnóstico.
Uno de los participantes refiere, que durante el proceso de enfermedad del paciente, es
recomendado que tengan apoyo emocional para sobrellevar el diagnóstico, y así brindar mejor
adherencia al tratamiento. Al no contar con un profesional de la salud mental para ello, el
Trabajador Social funge con ese tipo de apoyo emocional. Por otra parte, un participante
describió que el apoyo del psicólogo es un acompañamiento beneficioso que no solo debe
limitarse al paciente, sino que debe considerar y atender otras necesidades como lo es la familia
y la comunidad que se trastocan por la enfermedad. Es así, que tal acompañamiento o apoyo
emocional es necesario a un 100%, no importando si la persona se observa sin necesidades en el
proceso de enfermedad. Por lo que el apoyo debe darse siempre a menor o mayor grado. Esto,
como menciona otro de los participantes, a causa del proceso de enfermedad, los pacientes
sucumben a un estado emocional y no cuenten con redes de apoyo importantes para un
acompañamiento saludable. Es entonces, cómo la integración del psicólogo clínico en estos
procesos, lograría un apoyo motivacional que le sirva ante el diagnóstico, permitiendo al
paciente que pueda cubrir con todas sus áreas de necesidad, ayudando en su adaptabilidad de su
condición. Aguilar García (2010) sostiene, que ante incidencia de cáncer, se sugiere la
importancia de las intervenciones del psicólogo con el objetivo de disminuir y concienciar los
riesgos y apoyar en la adaptación y afrontamiento del paciente en su enfermedad. Esto, ante
síntomas y trastornos psicopatológicos que se presentan en el trascurso de la enfermedad.
Complementa los Servicios a la Población Oncológica
En esta última categoría explorada, se destacan las ideas y/o concepciones que los
participantes tienen con respecto a la complementación de los servicios para la población
oncológica de la inclusión del psicólogo clínico. Es a partir de las verbalizaciones de los
participantes 1, 2, 3, 4, y 6, en torno a esta categoría que se describe, que el psicólogo clínico se
está haciendo más presente en la comunidad médica, al notar y reconocer los beneficios que
presenta un paciente cuando se encuentra en tratamiento psicológico. Esto a permitido y
contribuido aun más, que el psicólogo clínico esté siendo participe dentro del escenario
interdisciplinario como extensión entre el proceso psicológico y el oncólogo indica el
participante 3.
Para el participante 1, reconoció que dentro de los servicios ofrecidos por el Trabajador Social
pueden llenar unas necesidades específicas, pero se puede limitar por factor de tiempo el servicio
individual, con cada paciente a ventilar sus emociones y sentir del proceso como resultado de su
enfermedad. Es entonces como el psicólogo entra en esa complementación de servicios y brinda
el espacio necesario que una enfermera no puede dar por disponibilidad de tiempo o
conocimiento. De manera similar, el participante 2, reconoció la importancia en la
complementación de estos servicios por lo difícil y fuerte que puede ser un diagnóstico de
cáncer, por lo que tener la presencia de los servicios psicológicos, brindaría una mejor
complementación de los servicios evaluativos para los pacientes.
Por otra parte, el beneficio del psicólogo, va a hacer en conjunto y en respuesta a la actitud
adoptada por el paciente hacia el tratamiento. Reconociendo al psicólogo como parte esencial en
beneficio del paciente, dando el espacio a la parte emocional y no solo a la física. Por lo que es
100% positivo para el paciente y para el médico, porque asiste al especialista a un desempeño en
conjunto de forma integrada en el contexto de la salud. Abordando así, el aspecto físico,
emocional, social y espiritual de los pacientes, según refirió el participante 4.
Por otro lado, el participante 5 expuso que profesionales dentro de los servicios de oncología,
han identificado la necesidad de los servicios de psicología dentro de los hospitales. A pesar de
los programas paliativos dirigidos a manejar las emociones, el dolor y todas las necesidades
presentes en el paciente de oncología como resultado de su tratamiento. Estos cuidados
paliativos no trabajan áreas dentro la salud mental, solo se enfocan en aspectos emocionales, no
patológicos.
Cada una de las expresiones brindas por los participantes entorno a esta categoría, concuerda
con lo propuesto por Bravo González (2010) en su estudio. Concluyó, que la intervención luego
de un diagnóstico de cáncer, se observan cambios significativos, por lo que la relevancia de la
inclusión del paciente con cáncer en programas psicológicos permite estrategias de
afrontamiento que ayuda al enfermo en su adaptación y tratamiento. Además de proporciona al
servicio médico, evaluaciones psicológicas que permiten y proporcionen herramientas para
determinar diagnósticos diferenciales, tratamientos y lograr una mejor prognosis para el enfermo.
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APÉNDICES
APÉNDICE A
Autorización de la Junta de Revisión Institucional de la PUCPR
APÉNDICE B
Certificación de Investigador CITTI Program
Biomedical Research
APÉNDICE C
Certificación de Investigador CITTI Program
Responsible Conduct of Research
APÉNDICE D
Certificación HIPPA
APÉNDICE E
Carta Informativa a Participantes
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
Fecha:____________
He diseñado una propuesta para explorar las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales de los
pacientes con diagnóstico de cáncer en Puerto Rico, según el significado de un grupo de profesionales de
la salud, como resultado de sus factores individuales, emocionales, experienciales y su contexto de
trabajo. Al realizar esta investigación permitirá aportar información importante desde una perspectiva
clínica que ayude a la mejoría psicológica, social y espiritual de los pacientes con cáncer. A optimizar los
procesos de atención y contribuir al desarrollo de más y mejores servicios destinados a estos pacientes,
esto desde la mirada del profesional de la salud.
Por lo que he identificado su centro de servicio para poder identificar los participantes de la investigación.
Los mismos deberán ser profesionales con servicio directo con más de un año de experiencia con
pacientes con diagnóstico de cáncer tales como: médicos, enfermeros/as, psicólogos, entre otros. El
desarrollo posterior de la investigación se realizará por cuenta del investigador y la participación de los
participantes se coordinará para que no afecte en ningún sentido los servicios que ofrece en su centro.
La investigación consiste en que los participantes respondan a una entrevista realizada por el investigador
de forma voluntaria. La misma estará dirigida al significado de las necesidades psicológicas, psicosociales
y espirituales de los pacientes oncológicos, la identificación de indicadores, la relevancia de la atención
de dichas necesidades y la importancia de la inclusión del psicólogo clínico como parte del equipo de
trabajo en el tratamiento del paciente con diagnóstico de cáncer. Terminada la investigación, estaré en la
mejor disposición de compartir los hallazgos y facilitar copia de la investigación a la institución de ser
solicitado.
Agradezco su atención y colaboración que pueda presentar a esta solicitud. Estaré disponible para aclarar
cualquier duda a los interesados en participar de la investigación sobre este proceso comunicándose al
teléfono (787) 318-3919 o vía e-mail a: yamilrivera@pucpr.edu
Atentamente,
APÉNDICE F
Autorización de la Agencia donde se llevó a cabo la Investigación
Dr. José A. Lucca Rodríguez
Urb. Perla del Sur
Calle Carlos Cartagena 4009 Suite B
Ponce, P.R. 00717
APÉNDICE G
Hoja de Consentimiento Informado
Formulario-IRB-F-02
I. Introducción
Usted ha sido invitado/a para participar en la investigación cuyo título está en la parte superior de
este documento. Antes de que decida participar en la misma, por favor, lea este documento
cuidadosamente. Puede hacer todas las preguntas que tenga para asegurarse de que entiende
el proceso de esta investigación.
V. Nivel de Riesgo
La investigación no presenta riesgo para la persona participante. Sin embargo, de surgir alguna
situación que resulte en incomodidad para él o la participante, el Investigador posee las
destrezas y recursos pertinentes para afrontar la misma. No obstante, el Investigador contará
con la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad de la Pontificia Universidad
Católica de Puerto Rico como recurso de apoyo para servicios psicológicos. Si presenta
alguna incomodidad con alguna de las preguntas, tiene derecho a no responder la
misma. Usted tiene derecho de declinar su participación en la investigación en el momento que
así lo considere pertinente sin que reciba alguna penalidad.
Formulario -IRB-F-02
Consentimiento Informado para Participantes
Cordialmente,
Yo
, mayor de 21 años, certifico que he leído el
procedimiento
Nombre del Participante
para llevar a cabo la investigación titulada: Las necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales
de los pacientes con diagnóstico de cáncer en Puerto Rico, según el significado de un grupo de
profesionales de la salud.
“Se releva al Departamento de Educación de Puerto Rico de toda responsabilidad por cualquier
reclamación que pueda surgir como consecuencia de las actividades del estudio y de la información que se
solicite y provea por medio de este. El Departamento de Educación de Puerto Rico no se hace
responsable de cualquier daño y perjuicio o reclamación producto del proceso de realización, o del
resultado de la investigación; se releva, así, de cualquier obligación y responsabilidad al Departamento de
Educación de Puerto Rico, sus empleados y funcionarios en cualquier reclamación, pleito o demanda que
se presente relacionada, directa o indirectamente a esta investigación. La misma es una independiente no
auspiciado por el Departamento de Educación de Puerto Rico. El Departamento de Educación de Puerto
Rico no se solidariza necesariamente con los resultados de la investigación. “
Carta Circular Núm.
APÉNDICE H
Hoja de Informacional Personal del Participante
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
[ ] SI [ ] NO
GRACIAS
2250 Boulevard Luis A. Ferré Aguayo, Suite 571
Ponce, PR 00717-9997
Teléfono 787-841-2000 Ext. 1210
APÉNDICE I
Hoja de Autorización de Grabación en Audio de Entrevista
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
_________________________ ________________________
_
Firma original del participante Fecha
APÉNDICE J
Entrevista Semiestructurada
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
Preguntas:
I. Significado de Necesidades - otorgado a:
4. ¿Considera usted, que los pacientes oncológicos como parte de su proceso de enfermedad
presentan cambios significativos en su desempeño familiar, matrimon
5. ial y laborales? Si/no ¿Por qué?
7. ¿En adición a las necesidades mencionadas, considera usted que las necesidades
(psicológicas, psicosociales o espiritual) son igual de importantes? Si/no por qué?
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
1. ¿Cree usted que los pacientes oncológicos como parte de su proceso de enfermedad
manifiestan indicadores psicológicos, emocionales o cognitivos? ¿Si/No?
2. ¿Mencione que indicadores puede identificar de los pacientes con diagnóstico de cáncer
según su experiencia de trabajo?
3. ¿De acuerdo a su práctica de trabajo con pacientes con diagnóstico de cáncer, realiza algún
procedimiento que le permita identificar indicadores de necesidades de estos pacientes?
Si/no ¿Cuál?, ¿Explica?
4. ¿Qué importancia le otorga usted a estos indicadores manifestados por los pacientes
oncológicos?
2. ¿Cuán necesario es para usted, que los profesionales de la salud consideren las necesidades
psicológicas, psicosociales y espirituales de los pacientes con diagnóstico de cáncer,
como resultado de su diagnóstico y tratamiento oncológico?
Formulario -IRB-F-02
3. Menciona cómo contribuiría a la calidad de vida de los pacientes oncológicos, atender sus
necesidades psicológicas, psicosociales y espirituales como resultado de su diagnóstico,
tratamiento y recuperación.
4. ¿Cree usted que el atender las necesidades de los pacientes oncológicos (psicológicas,
psicosociales y espirituales), contribuye satisfactoriamente al bienestar físico (salud
física) del paciente en su adherencia al tratamiento y recuperación?
5. ¿De los pacientes oncológicos atendidos/as por usted, reciben algún servicio psicológico?
Si/no ¿Cuantos aproximadamente? Y ¿Cuáles han sido los resultados observados y
obtenidos por usted en su bienestar emoción?
COLEGIO EN
CIENCIAS DE LA CONDUCTA Y ASUNTOS DE LA COMUNIDAD
2. ¿Considera usted necesario, la inclusión del psicólogo clínico como parte del equipo
interdisciplinario para el tratamiento que reciben los pacientes con diagnóstico de cáncer?
Si/ No ¿Explique?
3. ¿Qué beneficio si alguno, considera tiene o tendría para los pacientes con diagnóstico de
cáncer, el recibir los servicios de un psicólogo clínico como parte de su tratamiento
oncológico?