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CRANEOMETRÍA

Se llama craneometría a la disciplina que estudia las diferentes medidas que son posibles
obtener en un cráneo. Es distinta a la frenología (el estudio de la personalidad y el carácter) y
la fisiognomía (el estudio de las características faciales), pero tiene con ellas en común el haber
reclamado la capacidad de predecir pseudocientíficamente rasgos de personalidad o
inteligencia. Una vez fueron intensivamente practicadas dentro de la antropología,
especialmente en la antropología física del siglo XIX.
Por otra parte, la craneometría y el estudio de los esqueletos fueron usados para demostrar
la teoría de la evolución de Darwin, expuesta por primera vez en El origen de las
especies(1859).

Craneometría y antropología
En este frontispicio de su Evidence as to Man's Place in Nature (1863), T. H. Huxley publicó por
primera vez su famosa imagen comparando el esqueleto de los simios al de los humanos.
En 1784, Louis-Jean-Marie Daubenton, quien escribió muchas memorias de anatomía
comparada para la Academia francesa, publicó la Mémoire sur les différences de la situation du
grand trou occipital dans l’homme et dans les animaux (‘Memoria sobre las diferentes
posiciones del foramen occipital en hombres y animales’). Seis años después, Pieter
Camper (1722–1789), distinguido artista y anatomista, publicó algunas conferencias
incluyendo una descripción de sus métodos craneométricos, lo que puede afirmarse con
justicia que sentó las bases de todos los trabajos subsiguientes.
Pieter Camper invetó el «ángulo facial», una medida diseñada para determinar la animalentre
especies diferentes. Según esta técnica, un «ángulo facial» se formaba trazando dos líneas:
una horizontalmente desde la nariz al oído y otra perpendicular desde la parte sobresaliente
de la mandíbula superior hasta la parte más prominente de la frente. Camper afirmaba que las
estatuas antiguas presentaban un ángulo de 90°, los europeos de 80°, los negros de 70° y el
orangután de 58°, lo que mostraba una visión jerárquica de la humanidad, basándose en una
concepción decadentede la historia.
En el siglo XIX los nombres de notables contribuidores a la literatura sobre craneometrías
crecieron rápidamente en número. Aunque es imposible analizar cada trabajo o incluso
registrar todos los nombres de sus autores, debe añadirse que para el propósito de amplias
comparaciones de humanos con otros animales los métodos craneométricos fueron usados
por Paul Broca (1824–1880), fundador de la Sociedad Antropológica en 1859 en Francia, y
por T. H. Huxley (1825–1895) en Inglaterra. Al comparar esqueletos de simios y hombres,
Huxley respaldó la teoría de la evolución de Charles Darwin, desarrollando el «principio
pitecométrico», que afirmaba que el hombre y el mono descendían de un ancestro común.
Junto con el trabajo de Ernst Haeckel (1834–1919), quien se hizo famoso con la actualmente
obsoleta «teoría de la recapitulación» (según la cual cada individuo seguía la evolución de la
especie completa durante su vida), estas investigaciones sobre cráneos y esqueletos ayudaron
a liberar a la Europa del siglo XIX de sus sesgos etnocéntricos.4 En particular, el descubrimiento
en 1891 por Eugène Dubois (1858–1940) del «Hombre de Java» (Trinil, Isla de Java, Indonesia),
que sería el primer espécimen de Homo erectus descubierto, demostrando la ascendencia de
la humanidad fuera de Europa (aunque, más de un siglo después, sabemos que ni Asia fue la
cuna de la humanidad ni Homo erectus ancestro de Homo sapiens).

Capacidad craneal, razas e ideas científicas de los siglos XIX-XX


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Samuel George Morton (1799–1851), uno de los inspiradores de la antropología física, recogió


cientos de cráneos humanos de todo el mundo y empezó a intentar hallar una forma de
clasificarlos según algún criterio lógico. Influido por las teorías comunes de su época, afirmó
que podía juzgar la capacidad intelectual de una raza gracias a la capacidad craneal(la medida
del volumen del interior del cráneo). Un cráneo grande significaba un gran cerebro y mayor
capacidad intelectual, y un cráneo pequeño indicaba un cerebro pequeño y una menor
capacidad intelectual. Mediante el estudio de estos cráneos, Morton decidió en qué punto
los caucásicos dejaban de serlo, y en qué punto empezaban los negros. Morton tenía muchos
cráneos del antiguo Egipto, y concluyó que los antiguos egipcios no eran africanos sino
blancos. Sus principales monografías fueron: Crania American (1839), An Inquiry into the
Distinctive Characteristics of the Aboriginal Race of America y Crania Aegyptiaca (1844).
En Crania Americana afirmó que la capacidad craneal media de los blancos era 1425 cm³,
mientras la de los negros era 1278 cm³.
Stephen Jay Gould (1941–2002), un paleontólogo, biólogo evolucionista e historiador de la
ciencia estadounidense, estudió estas obras craneométricas desde una perspectiva histórica
en The Mismeasure of Man (1981). Mostró que Samuel Morton había manipulado datos y
rellenado los cráneos para poder justificar sus nociones preconcebidas sobre las diferencias
raciales.
Los seguidores de Morton, especialmente Josiah C. Nott (1804–1873) y George Gliddon (1809–
1857) en su monumental tributo al trabajo de Morton, Types of Mankind (1854),9 llevaron sus
ideas más allá y afirmaron que sus hallazgos de hecho apoyaban la noción de  poligenismo, que
afirma que la humanidad se originó de diferentes linajes y es el antecesor de la hipótesis
multirregional. El propio Morton se había mostrado reacio a propugnar explícitamente el
poligenismo porque suponía un importante desafío a la versión bíblica de la creación. Charles
Darwin se opuso a Nott y Glidon en The Descent of Man (1871), argumentando en pro de
un monogenismode la especie. Darwin concebía el origen común de todos los humanos
(la hipótesis del origen único) como esencial para la teoría de la evolución.
Además, Josiah Nott fue el traductor al inglés del Essai sur l'inégalité des races
humaines de Joseph Arthur de Gobineau (1853–1855), que supone una de las obras
fundadoras del grupo de estudio que segregan la sociedad según la «raza», en contraste con la
teoría de la razas de Henri de Boulainvilliers (1658–1722). Boulainvilliers oponía los Français,
supuestos descendentes de los francosnórdicos y miembros de la aristocracia, al Tercer
Estado, considerados galo-romanos indígenas que fueron subordinados por los francos
mediante el derecho de conquista. Gobineau, mientras tanto, hacía tres divisiones principales
entre razas, basándose no en el color sino en condiciones climatológicas y ubicación
geográfica, privilegiando a la raza «aria».
En 1873, Paul Broca (1824–1880) halló el mismo patrón descrito en el Crania Americana de
Samuel Morton pesando cerebros enautopsias. Otros estudios históricos propugnando una
diferencia entre negros y blancos en cuanto a tamaño del cerebro incluyen Bean (1906), Mall
(1909), Pearl (1934) y Vint (1934).
Más aún, la clasificación racial de Georges Vacher de Lapouge («teutónico», «alpino» y
«mediterráneo») fue reutilizada por William Z. Ripley (1867–1941) en su obra Las razas de
Europa (1899), quien incluso hizo un mapa de Europa según el supuesto índice cefálico de sus
habitantes.

Craneometría, frenología y fisiognomía


La craneometría también fue usada en la frenología, que intentaba determinar el carácter, los
rasgos de personalidad, y las tendencias criminales a partir de la forma de la cabeza y por tanto
del cráneo. A comienzos del siglo XIX, Franz Joseph Gall (1758–1822) desarrolló la
«craneoscopia» (del griego kranion, ‘cráneo’, y scopos, ‘visión’), un método para determinar la
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personalidad y el desarrollo de las facultades mentales y morales a partir de la forma externa


del cráneo. La craneoscopia fue más tarde rebautizada «frenología» (del griego frenos, ‘mente’,
y logos, ‘estudio’) por su alumno Johann Spurzheim (1776–1832), quien escribió
extensivamente sobre el «sistemafisiognómico de los doctores Gall y Spurzheim». La
fisiognomía establecía una correlación entre las características físicas (especialmente las
faciales) y los rasgos de personalidad. Fue hecha famosa por Cesare Lombroso (1835–1909), el
fundador de lascriminología antropológica, quien afirmaba ser capaz de identificar
científicamente vínculos entre la naturaleza de un crimen y la personalidad o apariencia física
del criminal. Creador del concepto de «criminal nato» y defensor del determinismo biológico,
Lombroso intentó reconocer criminales gracias a medidas de sus cuerpos. Concluyó que las
características craneales y faciales eran pistas de la criminalidad genética, y que estas
características podían ser medidas con craniómetros y calibradores con los resultados
desarrollados en un análisis cuantitativo. Unos pocos de los 14 rasgos identificados de un
criminal incluían mandíbulas largas, proyección hacia fuera de éstas, frente baja e
inclinada, pómulos grandes, narices aplastadas o respingonas, orejas con forma de asa, nariz
aguileña o labios carnosos, ojos duros y furtivos, barba escasa o calvicie, insensibilidad al dolor,
brazos largos, etcétera.

Uso moderno de la craneometría


Los datos del volumen cerebral y otros parámetros craneométricos se usan científicamente
para comparar en la actualidad especies animales, y para analizar la evolución de la especie
humana en la arqueología.

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