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Curso de Antropología física

Profesor: Bibiana Agustí


Doctora en Historia
Especialista en Arqueología funeraria y
Antropología forense
bagusti@gmail.com

TEMA 1.8:
ESTIMACIÓN DE LA EDAD

Profesora: Bibiana Agustí


Doctora en Historia
Especialista en Arqueología funeraria y Antropología forense
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Curso de Antropología física
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CONTENIDO

1. La estimación de la edad. Consideraciones 3


2. Estimación de la edad en el subadulto 5
2.1. Erupción dentaria 6
2.2. Desarrollo de los centros de osificación 8
2.2.1. Osificación de los huesos del cráneo 8
2.2.2. Osificación de los huesos largos 10
2.2.3. Osificación de la escápula y el coxal 13
2.2.4. Osificación de los huesos de la mano 15
2.2.5. Osificación de las vértebras 16
3. Estimación de la edad en el adulto 18
3.1. Obliteración de las suturas craneales 19
3.2. Cambios en el hueso coxal 20
3.2.1. Sínfisis púbica 20
3.2.2. Carilla auricular del ilion 21
3.3. Cambios en el extremo esternal de las costillas 23
3.4. Desgaste dental 24
3.5. Degeneración ósea 26
3.6. Patología degenerativa 27
3.7. Indicadores dentales 27
4. A modo de conclusión 28
5. Referencias bibliográficas 29

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1. La estimación de la edad. Consideraciones

Este tema es un punto de inflexión en el curso, puesto que a partir de aquí los
conocimientos ya adquiridos en los tema 1 al 7 van a ser la base para poder
comprender y ejercitar las técnicas para aproximarnos al aspecto físico de un
individuo del que nosotros disponemos de una parte o de todo el esqueleto.

Evidentemente, no todos los conceptos que hemos tratado habrán sido


perfectamente procesados por el alumno, pero los documentos que ha leído, oído
y visto hasta el momento actual sirven de material de consulta y de plataforma
para adquirir nuevos conocimientos y consolidar los anteriores a medida que se
suceden nuevas cuestiones. Estas nuevas cuestiones van a surgir durante la
praxis, y ésta va a suponer la verdadera técnica de aprendizaje.

Los objetivos de la paleoepidemiología (estudio de las enfermedades en


poblaciones antiguas) y la paleodemografía (estudio de estadísticas vitales en
poblaciones antiguas) son conocer aspectos concretos de las poblaciones
antiguas, en base a las características de los subconjuntos de estas poblaciones.

El objetivo final de la antropología forense y arqueológica reside en poder


aproximarnos al individuo y/o la población de estudio, así como a su desarrollo
particular desde la infancia y a las condiciones medioambientales y sociales que lo
han acompañado durante la vida. El orden que vamos a seguir puede variar pero
es importante no saltar ninguno de los temas de estudio para llegar a una
formación satisfactoria.

Hay que tener en cuenta además los cuatro factores extrínsecos (Waldron, 1994)
que actúan sobre las poblaciones muertas:

1. Solo una parte de los que murieron recibió sepultura en el yacimiento que
estudiamos.
2. Solo una parte de los que fueron enterrados ha evitado ser destruido.
3. Solo una parte de los que no han sido destruidos son descubiertos.

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4. Solo una parte de los no destruidos y descubiertos son recuperados para su


análisis.

Esto significa que nuestras muestras siempre van a tener distorsiones respecto a
la población original a la que pertenecen.

Naturalmente, en cualquier análisis antropológico la estimación de la edad de


muerte tiene mucho valor, puesto que es uno de los aspectos básicos.

La investigación acerca de las pautas de desarrollo esquelético y dental está


todavía abierta y sigue incrementando la información y ofreciendo nuevas técnicas
para aproximar la edad de muerte de los restos esqueléticos. Sin embargo, hay
que tener en cuenta que, así como las pautas de crecimiento infantil han sido larga
y extensamente estudiadas, sistematizadas y transcritas de forma que sean de
fácil uso para los antropólogos, la realidad de los restos esqueléticos tiene muchas
formas de presentarse y casi nunca lo hace como aparecen en los manuales de
anatomía. Llegados a este punto, el criterio del profesional va a tener que
imponerse mediante la combinación de estos conocimientos y muchos otros,
además del sentido común. Es importante no olvidar este dato. Además, hay que
tener en cuenta que las pautas de desarrollo esquelético varían de una sociedad a
otra, dependiendo de factores ambientales y sociales, con lo cual, cuando
vayamos a aplica pautas y tablas de referencia a poblaciones antiguas, habrá que
relativizar los resultados.

La primera premisa para poder determinar la edad de un esqueleto es que el


esqueleto de estudio debe tener un grado de conservación/preservación mínimo
para poder extraer observaciones útiles. Los factores para esta condición son
numerosos y dependen tanto de las circunstancias de cada resto como del
cuidado en el momento de la recuperación en el yacimiento, el embalaje y el
almacenamiento, temas de los que hablaremos en el siguiente bloque del curso. A
partir de aquí, la precisión en la estimación de la edad al morir va a depender en
exclusiva de la pericia de la observación y del nivel de conocimiento del
investigador.

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Vamos a distinguir entre la determinación de la edad en individuos subadultos y


adultos porque las referencias de maduración esquelética son distintas en uno u
otro estadio.

En el caso de los subadultos, la estimación de la edad va a resultar más sencilla y


más precisa que en los adultos porque el comportamiento del esqueleto sigue
unas pautas muy fáciles de observar. En primer lugar la erupción dentaria tiene
lugar de manera muy ordenada y en unos márgenes de tiempo cortos que nos
permiten ajustar muy bien la edad del individuo. El resto de parámetros sigue unas
pautas menos marcadas pero que se complementan fácilmente con las de la
erupción dentaria. El resultado son diagnósticos de edad con márgenes de 2-3
años.

Para los adultos el resultado va a tener muchos más condicionantes y siempre


será menos ajustado. Consideramos que un esqueleto es adulto (fisiológica y no
socialmente hablando) si ha llegado a su plena osificación y las piezas dentarias a
su completa erupción. A partir de este momento, la transformación del esqueleto
depende de muchos factores, tales como el ejercicio físico propio de actividad
laboral o deportiva (en sociedades modernas), la alimentación, las circunstancias
vitales como embarazos, accidentes, agresiones o el medioambiente y la
enfermedad. Todos ellos van a configurar un perfil personal que va a permitir al
antropólogo hacer una estimación de edad en márgenes de 10 o 20 ños, que son
categorías más amplias que en el caso de los subadultos.

2. Estimación de la edad en el subadulto

Todos los métodos para estimar la edad de la muerte de un esqueleto se basan en


los parámetros de desarrollo esquelético; para que estos parámetros puedan ser
utilizados en la estimación de la edad al morir es necesario que se haya
establecido primero una relación directa entre esqueletos de edad y sexo conocido
y los parámetros de la población a estudiar. En Europa, las colecciones a partir de
las cuales se han establecido estas relaciones son las de Spitafield en Inglaterra,
las de Coimbra y Lisboa en Portugal y la de fetos de Hungría utilizada por Fazekas
y Kosa.

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2.1. Erupción dentaria

La observación del grado de erupción dentaria es el método más usado para


determinar la edad de los subadultos gracias a que sigue unas pautas más
regulares que el resto de marcadores de edad.

Los dientes de los individuos infantiles empiezan a formarse antes del nacimiento
y se desarrollan hasta la edad adulta.

Esquema de la formación de una pieza dental uniradicular (Schour; Massler, 1941).


El crecimiento empieza en la cúspide de la corona (en el espacio-cripta dentro del
alveolo óseo) y va formándose en sentido apical. Los primeros dientes lo hacen
hacia las 14-16 semanas de gestación.
Cuando ya se ha formado un tercio de la raíz tiene lugar la erupción del diente
fuera del alveolo óseo y sigue desarrollándose la raíz en el interior.
Las raíces de los dientes deciduales, además, se descalcifican a medida que se
desarrolla la pieza permanente que va a ocupar su lugar.
Como ya se ha dicho, la solidez de este método se encuentra en que el desarrollo
de los dientes sigue unas pautas bastante regulares.

Existen esquemas para la determinación de la edad a partir del desarrollo dental:


Schour & Massler (1941), Ubelaker (1978; 1987) son los más usados. Contienen

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márgenes de edad conforme a la variabilidad habitual en la erupción. Por debajo


de los 3 años, la edad puede darse con un margen de error de 3-4 meses, en los
niños hasta los 12 años el error se incrementa hasta 6-18 meses. Cuando se trata
de individuos adolescentes el margen se sitúan entre 1-3 años, pero en los adultos
el valor aumenta mucho (5-10 años) e incluso puede llegar a ser de más de 10
años cuando los esqueletos presentan una preservación deficiente. A mayor
número de piezas observables mayor va a ser la precisión en la estimación de la
edad.

Esquema simple de las pautas de erupción de los dientes deciduales y permanentes en un


hemimaxilar (Ubelaker, 1978; 1987).

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2.2.Desarrollo de los centros de osificación

Este método se basa en la asociación de las pautas de osificación de los huesos


del esqueleto con la edad. Es un método más variable que el de la erupción
dentaria y que cuenta con la dificultad añadida de la fragilidad y poca definición
morfológica de muchos de los centros secundarios de osificación. En este caso el
resultado positivo del análisis va a depender mucho más del estado de
preservación de los restos y del rigor de la excavación.

En los temas vistos hasta el momento hemos podido observar algunas de estas
pautas a grandes rasgos y bajo la forma de esquemas gráficos. Hay que entender
que todas estas representaciones son aproximadas y que vamos a tener que jugar
con la combinación de toda la información para poder hacer una correcta
estimación.

2.2.1.Osificación de los huesos del cráneo

En el cráneo los huesos de la bóveda y los de la cara o esplancnocráneo crecen,


como todos, a expensas de los tejidos cartilaginosos. Sin embargo, la
manifestación de este desarrollo tiene un aspecto distinto. Por un lado, los huesos
de la bóveda crecen en grosor pero sobre todo en superficie a partir de los huesos
planos, placas membranosas y poco calcificadas, delimitadas por las distintas
fontanelas, con peculiaridades en áreas concretas como la base del occipital o el
proceso petro-mastoideo del temporal. Los bordes de estas placas serán las
futuras suturas. Por el otro lado, los huesos de la cara se forman de manera
gradual condicionados por el crecimiento de los maxilares y las piezas dentales.

En el frontal las dos porciones hemifrontales empiezan su fusión en el segundo


año de vida y terminan hacia el séptimo, excepto en los casos de persistencia de
la sutura metópica. Tanto el occipital como el temporal funcionan como
marcadores fiables de edad en los primeros meses de vida puesto que sus pautas
de crecimiento son muy marcadas. Ambos se desarrollan a partir de diversos
centros de osificación principales: tres –escama, porción petrosa, anillo timpánico-

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para el temporal, cuatro -escama, porción basilar y los dos exoccipitales- para el
occipital.
En el temporal, el anillo timpánico se fusiona a la porción petrosa poco después
del nacimiento; en el occipital, la porción basilar del occipital es más ancha que
larga en el momento de nacer y cambia esta proporción durante los primeros
meses de vida. Los exoccipitales se fusionan a la escama antes de los tres años y
a la porción basilar hacia los seis años.

Elementos del hueso temporal en un feto a término

Elementos del hueso occipital Elementos del occipital en un


en un feto a término individuo de alrededor de un año

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2.2.2.Osificación de los huesos largos

Todos los huesos largos tienen un comportamiento de crecimiento parecido. A


partir de un centro de osificación primario situado en el centro del cuerpo o diáfisis
crecen en perímetro y longitud hasta fusionarse con los centros secundarios
situados en los extremos o epífisis. Esta fusión tiene lugar a expensas de un disco
epifisario cartilaginosos que es substituido por materia ósea en la zona de la
metáfisis o línea de unión.
La aparición de la mayoría de centros de osificación primarios tiene lugar en las
primeras semanas de gestación, mientras que el momento de aparición de los
centros secundarios es más variable. El proceso finaliza con la osificación
completa del hueso entre los 16 y los 21 años y coincide aproximadamente con el
final de la erupción dentaria.

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La clavícula es el primer hueso del cuerpo con dos centros primarios de osificación
(en la quinta semana de gestación) y el último en completar la osificación con su
centro secundario del extremo esternal (alrededor de los 25 años).

Esquema de la osificación de la clavícula y aspecto del hueso en un adulto

La osificación del húmero se produce a partir de tres centros de osificación: un


centro primario o metafisario que se forma en el estadio intrauterino y diversos
centros secundarios: en la epífisis proximal la cabeza se une al tubérculo menor y
al mayor entre los 5 y los 6 años. En la epífisis distal los tres centros secundarios
de la tróclea se fusionan entre ellos entre los 2 y los 11 años y con la diáfisis hacia
los 18-20 años aproximadamente.

Pautas de osificación del húmero

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El fémur osifica a partir de cinco centros de osificación: uno para la diáfisis, otro
para la cabeza, uno para el extremo distal y otro para cada trocánter. En el feto a
término solo están presentes el cuerpo y el centro distal; el resto aparecen durante
la infancia y adolescencia: la cabeza hacia los 12 meses, el trocánter hacia los 4
años, el troquíter hacia los 12 años.

Centros de osificación
del fémur.

La tibia se osifica a partir de tres centros de primarios: uno para el cuerpo y uno
para cado extremo. El centro secundario proximal para la plataforma tibial está
presente en el feto a término; se le conoce como punto de Béclard en honor al
anatomista francés P. Béclard (1785-1825). Entre los 12-18 meses aparece el
centro secundario para la epífisis distal, hacia los 12 años aparece un centro
secundario para la tuberosidad anterior. La epífisis distal se une al cuerpo hacia
los 18 años, mientras que el proximal lo hace hacia los 20 años.

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Centros de osificación
de la tibia.

Existen algunas tablas de medidas longitudinales de los huesos largos con


correspondencia a individuos de edad conocida en los trabajos de Alduc-le
Bagousse (1989) que resultan muy útiles en el caso de que no se conserven
restos dentarios.

2.2.3.Osificación de la escápula y el coxal

En la escápula el centro de osificación primario aparece durante la octava semana


de gestación, el centro secundario para el coracoide durante el primer año y el
resto -el acromial, el subcoracoide, el borde vertebral y ángulo inferior- aparecen
durante la pubertad. La osificación termina hacia los 18-20 años.

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Centros de osificación de la escápula y la


clavícula

En el caso del coxal existen tres centros primarios de osificación y cinco centros
secundarios. Los tres primarios –ilion, isquion y pubis- aparecen durante el estadio
intrauterino y osifican entorno del acetábulo.

Centros primarios y secundarios Aspecto de los elementos coxales de un


de osificación del coxal esqueleto de 1 año y uno de 6 años

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El ilion tiene un centro secundario en la espina anteroinferior y otro a lo largo de la


cresta ilíaca.
El pubis tiene un centro secundario en la parte anterior de la sínfisis.
El isquion tiene un centro secundario en la parte posterior de la tuberosidad, que
se extiende hasta la rama isquiopúbica.
El octavo centro (cotiledón) se localiza en el fondo del acetábulo.

La osificación de todos ellos se produce de manera gradual durante la


adolescencia y los últimos centros en osificar son los de la cresta ilíaca y la
tuberosidad ilíaca que pueden terminar el proceso por encima de los 21 años de
edad en los masculinos.

2.2.4.Osificación de los huesos de la mano

En el carpo los tejidos cartilaginosos blandos son sustituidos gradualmente por


tejidos óseos de manera muy regular, constituyendo una referencia básica para la
determinación de edad en pediatría forense. El método consiste en la lectura de
las imágenes radiográficas.

Imágenes radiográficas de la mano de un recién nacido, un niño de unos 2 años y uno de 11 años.

El centro de osificación del hueso grande aparece en el primer año, el del


ganchoso a los 2 años, el piramidal a los 3 años, el semilunar a los 4 años, el

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escafoides a los 5 años, el trapecio a los 6 años, el trapezoide a los 7 años y el


pisiforme a los 12 años.

Las pautas de aparición de cada uno de los huesos resulta una herramienta muy
útil en la práctica médica pero en arqueología ofrece algunos obstáculos de
identificación si los elementos no están exactamente en su posición original en el
momento del registro.

2.2.5. Osificación de las vértebras

La osificación de las vértebras parte de tres centros primarios y cinco centros


secundarios. Los tres centros primarios son el cuerpo y los dos arcos laterales.
Los centros secundarios se encuentran en la parte superior y inferior de cada
cuerpo -los dos platillos- que se originan a partir de un anillo óseo que va
expandiéndose hasta llenar el círculo y fusionarse después con el cuerpo; también
hay un centro secundario en el extremo de los procesos transversos y el espinoso
para las dos apófisis transversas y la apófisis espinosa.
No sirven para determinar la edad puesto que la osificación se produce de manera
gradual, pero no en momentos tan concretos como para ser utilizados como
marcadores.

Parejas de vértebras de un
individuo de 1 año (columna
izquierda de cada imagen) y
otro de 6 años (columna
derecha de cada imagen)
(White, 2005)

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3. Estimación de la edad en el adulto

La fiabilidad de los métodos de estimación para la edad en los adultos ha sufrido


distintos avatares en la historia de la disciplina antropológica. Las distintas
metodologías han demostrado una variabilidad muy amplia según la población
estudiada e incluso entre los individuos de una misma población. En las últimas
décadas han sido testados para comprobar que eran imprecisos y que no podían
ser utilizados de manera categórica (Schmitt, 2002).

Es necesario comprender los parámetros biológicos que inducen a los cambios del
esqueleto con la edad. La senectud es un fenómeno biológico variable, que
contribuye a la imprecisión de la estimación de la edad en el adulto. El organismo
sufre un deterioro físico interno que conlleva una pérdida de respuesta adaptativa
al estrés y aumenta el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con la edad.
Ni siquiera mediante estudios genéticos se puede fijar el momento en el que
empieza el envejecimiento como tal puesto que la interacción entre el patrimonio
genético y el medioambiente varía de un individuo a otro.

Marcadores de edad

Los métodos de estimación de la edad en el momento de la muerte de los adultos


se basan en los indicadores de senectud, a excepción de la obliteración de las
suturas craneales y la modificación de la sínfisis púbica que corresponden a
procesos de maduración ósea.

En un principio se considera que un esqueleto es adulto cuando se ha cerrado


completamente la sincondrosis esfenobasilar o cuando ha completado la erupción
de los terceros molares (aunque se trata de un diente en regresión evolutiva). El
desgaste de la superficie oclusal de los molares y la unión de las epífisis de los
huesos largos son otros de los marcadores de edad adulta. Con todo, la
determinación de la edad en los adultos es mucho más compleja que en los
subadultos puesto que los marcadores de edad no son tan precisos y no siempre
son homogéneos entre los dos sexos, ni mucho menos entre las distintas
poblaciones. Por no hablar de los déficits de conservación de los esqueletos

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arqueológicos. A pesar de estas dificultades, existen numerosos sistemas para


determinar la edad, basados en los cambios producidos en algunas articulaciones.

3.1. Obliteración de las suturas craneales

Una vez que el cerebro termina su desarrollo desaparece la función de las suturas
de la bóveda craneal. Existe todavía un debate acerca de si se trata de una
disfunción del metabolismo celular (esto explicaría la variabilidad individual) o si su
persistencia tiene alguna utilidad para el individuo –como por ejemplo una mayor
supervivencia. La principal diferencia entre este método y los demás es que en los
otros casos existen cambios en su aspecto mientras que las suturas craneales
pueden permanecer siempre abiertas.

Éste ha sido un método muy usado durante gran parte del siglo XX, sistematizado
por Martin (Martin & Saller, 1955) en su momento y actualizado por Meindl y
Lovejoy (1985) (Buikstra, 1994) y Masset en los años 80 (Masset, 1989).

El resultado más concluyente es que el marcador más regular del cráneo es la


sutura basio-esfenoidea, que comienza a cerrarse hacia los 17 años y aparece
totalmente obliterada entre los 22 y 25 años (Krogman & Iscan, 1989).

El método de Masset se basa en la observación y registro codificado de las


suturas craneales a partir de su localización topográfica clasificada en segmentos
y según su grado de visibilidad o sinostosis. Una vez obtenida una serie de valores
numéricos se aplica una fórmula de regresión matemática que obtiene un valor
correspondiente a una edad aproximada del individuo. Se trata de un método
sencillo de utilizar pero el mismo autor reconoce que tiene una fiabilidad del 50%
debido a la gran variabilidad poblacional, lo cual, unido a la subjetividad del
observador, lo convierte en un método bastante frágil.

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Diagrama de la obliteración de las sutures craneales (R.Martin) y tablas para de determinación de


la edad a partir de los resultados propuestos por Martin, Todd & Lyon, Vallois & Olivier.

3.2.Cambios en el coxal

3.2.1. Sínfisis púbica

La sínfisis púbica es la carilla anterior del pubis, de disposición vertical, que


articula con su oponente del otro coxal. El método fue sistematizado por Todd
(1920) y se basa en las modificaciones que se producen en la superficie de la
sínfisis púbica.

En los individuos infantiles y juveniles esta carilla articular presenta un aspecto


ondulado que va transformándose paulatinamente, con la aparición de orificios,
granulaciones y la formación de un anillo marginal hasta su degeneración y
destrucción progresiva con el paso de lo años. McKern y Stewart (1957)

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perfeccionaron el método subdividiendo la superficie sinfisaria en tres


componentes: las semicarillas dorsal y ventral y el anillo circunferencial. Al
utilizarlo debe tenerse en cuenta que existen diferencias asociadas al sexo de los
individuos puesto que durante el parto pueden producirse movimientos de la
sínfisis que afecte a su superficie, de manera que los individuos femeninos tienen
un comportamiento diferenciado de los masculinos.

Modificaciones asociadas a la edad en la superficie sinfisaria del pubis.


Esquema simplificado de Todd (1920)

El interés de la sínfisis púbica como marcador de edad al morir reside en su


maduración tardía, que resulta menos variable que los procesos degenerativos.

3.2.2. Cambios en la carilla auricular del ilion

La superficie sacropélvica ilíaca es un indicador interesante para la estimación de


la edad al morir en los adultos. Por un lado su remodelación o degeneración
atiende a su función biomecánica, con una presión y un estrés severo durante
toda la vida. En la población actual los cambios degenerativos de la articulación
empiezan a los 30-40 años y se convierte en constantes a partir de los 50. Por otro

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lado la naturaleza del cartílago es particular; no se trata de cartílago hialino típico


sino de un cartílago muy delgado que explica la precocidad de la afectación
degenerativa de la superficie articular.

El cambio consiste en que la superficie lisa de la carilla en un individuo joven se va


modificando de manera que se complica el relieve, la superficie se vuelve más
gruesa y porosa y las estrías originales se reducen, siendo muy evidente a partir
de los 50 años. En las últimas etapas de la vida, la superficie se vuelve cada vez
más densa y desorganitzada; los cambios se extienden hacia el extremo posterior
de la línea ápice, así como hacia la región retroarticular. Se ha formalizado un
sistema de ocho etapas para clasificar esta metamorfosis.

Las observaciones de modificaciones asociadas a la edad del adulto en la carilla


auricular del coxal en su articulación con el sacro se deben a los equipos de
Lovejoy (1985).

Gradación de la modificación de la carilla auricular coxal en el adulto.

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Carilla auricular de un individuo joven Carilla auricular de un adulto mayor de 50 años

3.3.Cambios en el extremo esternal de las costillas

La extremidad esternal de las costillas forma una cavidad en la que penetra el


extremo del cartílago costal. En la unión de la estructura ósea y el cartílago, el
periostio costal forma parte del pericondrio del cartílago, lo que contribuye a dar
cuerpo a la articulación. Con la edad se forma un pozo en el extremo esternal de
las costillas y esta transformación está directamente relacionada con la
remodelación ósea.

Este método fue introducido por McKern y Stewart en el año 1957; después de ser
contrastado y estandarizado por trabajos posteriores (Iscan & Loth, 1986),
actualmente se aplica únicamente sobre la cuarta costilla, lo cual dificulta su uso
porque no siempre podremos identificarla.

El método se basa en observar las modificaciones del extremo esternal de las


costillas. En un individuo juvenil el extremo de la costilla es romo, ligeramente
ondulado y progresivamente la superficie queda hundida mientras crece una
corona ósea en el borde cartilaginoso. En la parte interior aparecen granulaciones
producto de la degeneración de la superficie. En los individuos de mayor edad la

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superficie es muy profunda y la corona muestra un aspecto irregular por la


calcificación del cartílago.

Modificaciones en el extremo esternal costal.

3.4. Desgaste dental

Puesto que los dientes empiezan a desgastarse un vez que han hecho erupción,
la observación de la abrasión de su cara oclusal permite su análisis y también su
uso en la determinación de la edad de los adultos. En este caso los factores son
tan diversos que se hace difícil valorar correctamente los resultados de los
registros.

La propia dieta, el uso de los dientes en funciones no masticatorias, la presencia


de materiales extraños en los alimentos (pequeñas piedras, cáscara de cereales,
residuos pétreos de morteros o molinos, etc.), las pérdidas dentales y la presencia

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de patologías o el uso paraalimentario de la dentición, son un número de


condicionantes excesivo como para poder estandarizar los patrones de desgaste.

Este método se puede usar con limitaciones, la primera de las cuales es que la
muestra sea suficientemente representativa, la segunda que el desgaste de la
muestra sea tan homogéneo que permita establecer pautas en relación a la edad.

Uno de los primeros en establecer una escala de atrición dental asociada a la


edad fue Miles (1963), simplificada por Brothwell (1963). Para entender las bases
de la técnica se presenta el siguiente ejemplo: un primer molar acumula
aproximadamente 6 años de desgaste antes de que salga el segundo molar del
mismo individuo. Cuando un desgaste similar (equivalente a 6 años) se encuentra
en un tercer molar de otro individuo, asumiendo que éste ha erupcionado a los 18
años, la edad de ese individuo se puede estimar en 18+6= 24 años.

Esquema de patrones de desgaste dentario asociado a la edad (Miles, 1963; Brothwel, 1963)

De nuevo el equipo de Lovejoy sistematizó estas observaciones de manera gráfica


para establecer asociaciones entre grados de atrición oclusal y edad.

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Esquema de patrones
de desgaste dentario
asociado a la edad
(Lovejoy, 1985)

3.5. Degeneración ósea

Los huesos se remodelan durante toda la vida, si bien en el estadio maduro esta
remodelación consiste básicamente en la disminución del tejido esponjoso de las
epífisis de los huesos largos que desemboca en un desequilibrio entre la tasa de
formación y la de reabsorción ósea y conlleva una disminución de la masa ósea
con la edad. Es lo que conocemos como “osteoporosis”. Se trata nuevamente de
un parámetro muy variable entre individuos, sexos y poblaciones. En primer lugar
depende de la acumulación de masa ósea adquirida durante el crecimiento que, a
su vez, depende de la interacción de factores genéticos, hormonales y
medioambientales. Por ejemplo, los adultos negros americanos tienen una
densidad muscular y ósea mayor que la de los blancos americanos. También hay
diferencias sexuales: la gestación y la lactancia perturban e incrementan la
remodelación ósea en la mujer de manera que se ve más afectada que el hombre
por la osteoporosis, especialmente en la menopausia.
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3.6. Patología degenerativa

Es otro de los indicadores utilizado para determinar la edad de los adultos al morir.
Agrupa dos tipos de lesiones: las que afectan la superficie articular (osteoartrosis)
y las que se localizan en las inserciones de los ligamentos y tendones
(entesopatía). El hecho de que se manifieste como un proceso progresivo la
convierte en un marcador de edad, aunque muy relativo puesto que no todos los
individuos la padecen ni lo hacen en igual grado a pesar de tener la misma edad.
Se considera que este tipo de lesiones aparece a partir de los 40 años.

Las articulaciones poco móviles padecen menos alteraciones mecánicas que las
móviles, sujetas a más movimiento y a mayor desgaste. Resulta más fiable
observar las articulaciones cartilaginosas (sínfisis púbica o carilla articular del ilion)
y las articulaciones fibrosas (extremo esternal de las costillas) que las
articulaciones sinoviales.

3.7. Indicadores dentales

Los marcadores dentales de madurez son el desgaste del esmalte y la


remodelación histológica del tejido dentario. La remodelación histológica de los
dientes se manifiesta por la formación de la dentina secundaria, el incremento de
la transparencia de la raíz, la reabsorción radicular y la aposición de cemento.
Pero ninguno de estos indicadores presenta suficiente fiabilidad.

La cavidad pulpar disminuye con la edad debido al crecimiento constante de la


dentina secundaria por el fenómeno patológico de la parodontosis.

La transparencia de la dentina se debe a la mineralización de los túbulos


dentarios, que acaban por ser casi imperceptibles. Que este fenómeno se deba o
no a patologías dentarias es discutible. En cuanto a la reabsorción de la raíz, es
un fenómeno que tiene poca relación con la edad.

La aposición de cemento dental (como en el recuento de los anillos de crecimiento


de los árboles) es muy útil para determinar la edad de algunos mamíferos pero la

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influencia de fenómenos patológicos en el caso humano lo debilita como método


para el cálculo de la edad.

La degeneración del tejido dentario también es demasiado variable como para ser
una buena referencia en el cálculo de la edad.

A modo de conclusión

Ya hemos comentado al principio del tema la dificultad de la determinación de la


edad y la necesidad de combinar toda la información que está en nuestras manos
en cada caso. Los cambios relativos a la degeneración esquelética están
influenciados por multitud de factores y la evolución de los indicadores óseos o
dentarios que aportan informaciones sobre la edad están lejos de permitir la
estimación de la edad cronológica. El declive del organismo con la edad no es un
fenómeno simple, invariable y lineal sino que depende de demasiados factores y
de la interacción de los genes y el medioambiente. Por esta razón la correlación
entre los cambios esqueléticos y la edad cronológica es débil.

Hay que tener en cuenta la variabilidad de cada indicador en cada uno de los
métodos y en cada muestra de estudio. En todo caso, es preferible la prudencia de
intervalos cronológicos amplios en lugar de buscar una precisión que sabemos
improbable. Esto equivale a establecer grandes categorías de edad (Agustí &
Muriel, 2005) como las que se usan normalmente:

Feto de la concepción hasta el 6º mes de vida intrauterina


Feto prematuro durante el 7º y 8º mes
Neonato / perinatal / recién nacido de los 9 meses de vida intrauterina hasta las primeras
semanas de vida
Postnatal durante el primer año de vida
Infans I entre 1-6 años
Infans II entre 6-12 años
Juvenis / Adolescente mayor de 12 y menor de 18 años
Adulto joven 18-25 años
Adulto 25-40 años
Maduro 40-60 años
Senil mayor de 60 años

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4. Referencias bibliográficas

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