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Eje 1 Ciudadano participativo

Historia de Colombia IV (Universidad Nacional de Colombia)

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LUZ ELENA QUICENO NIÑO


FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DEL ÁREA ANDINA
DESARROLLO Y NUEVAS CIUDADANIAS II

Ciudadano participativo, ¿yo?

Hacer referencia a la participación ciudadana en un país donde la desigualdad, la pobreza y la

corrupción son el pan de cada día, es un acto de incoherencia con los principios y derechos

fundamentales del estado colombiano. Seguimos viviendo en un país sin inclusión social, donde

los mecanismo de participación ciudadana están sesgados y violentados, donde la voz del pueblo

esta siendo callada a manos de un estado irresponsable con el reconocimiento de una sociedad

heterogénea y de una constitución abierta a la dignidad humana.

Hablar de democracia en Colombia sigue siendo una ilusión en pleno 2020, en las pasadas

elecciones donde toda persona colombiana mayor de edad debía ejercer el derecho al voto como

mecanismo de participación y como un acto personal de elección, se desenmascaro un cartel

enorme de compra y venta de votos en el país, traducidos en contratos millonarios, y hasta en

actividades ilícitas (Nación, 2020) , lo cual juega con la dignidad humana de nuestro pueblo y

viola el principio de la libre elección, esta es solo una arista de las tanta para decir que no somos

ciudadanos con participación activa en los temas políticos de nuestro país.

Actualmente seguimos polarizados políticamente, parece no respetarse al otro como sujeto de

derecho enmarcado dentro de nuestra constitución política de 1991, en Colombia seguimos

relegados a callar, a no denunciar las irregularidades y los actos de corrupción, a no tener el

derecho a hablar como líder social y expresar contradictoriamente el parecer del estado y si lo

hacemos morimos en el intento porque se nos violentan los derechos de primera generación,

simplemente a las pocas horas dejamos de pertenecer a esta patria pulcra y libre de malos

dirigentes, en Colombia vivimos a diario el flagelo de la violencia por la falta de tolerancia y

aceptación del parecer opuesto a un ideal político (Tavera, 2020).

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LUZ ELENA QUICENO NIÑO


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DESARROLLO Y NUEVAS CIUDADANIAS II

Mas que ciudadanos participativos, en nuestro país somos ciudadanos irracionales y fríos. No

es justo que actualmente se estén librando batallas que generen controversia para reconocer la

dignidad de algunos grupos minoritario como los indígenas de la tribu Wayuu en la alta guajira,

que ni siquiera viven con un mínimo vital para su supervivencia y donde muchos niños han

muerto a causa de la desnutrición, generando indignación por el incumplimiento de las políticas

públicas que por ser ciudadanos tenemos derecho de participar como beneficiarios (Mejía, 2017).

Actualmente vemos una sociedad tecnificada, unos ciudadanos aletargados en las nuevas

tecnologías y sumisos a un sistema económico que nos brinda un país en vía de desarrollo. Nos

hemos vueltos consumidores en potencia y no es que este mal, es la relación sujeto-sociedad que

se está perdiendo a partir de un paradigma de valía que se nos imprime para poder hacer parte de

un sistema de ciudadanos del siglo XXI, sino es así y no seguimos esos parámetros sociales,

simplemente para el sistema estamos desactualizados. Sin embargo, la participación ciudadana a

nivel económico radica en explotar de mejor manera nuestros recursos naturales y cuidar de ellos

para tener una economía sostenible. Empero el estado con la creación de un capitalismo salvaje

nos ha introducido a competir con multinacionales por un neoliberalismo económico errado que

ha llevado a la quiebra a más de un productor en nuestro país, las políticas económicas siguen

siendo construida por nuestros gobernantes sin tener en cuenta nuestras opiniones por medio de

mecanismos de participación y dejándonos a merced de las elites económicas de nuestra patria

(Castaño, 2002).

Cabe resaltar que en nuestro país la participación ciudadana esta regulada por un grupo

político que se ha atrincherado en el poder, donde la democracia es nula, donde el parecer y el

querer del ciudadano es comprado y donde los entes reguladores están viciados (Gómez, 2018).

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LUZ ELENA QUICENO NIÑO


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De este modo se hace necesario seguir buscando la participación en la políticas públicas, seguir

ejerciendo control político, aunque esto represente perder la vida. Así lograremos una verdadera

ciudadanía apropiándonos de nuestro papel activo en la construcción de una sociedad de derecho.

Este es un país lleno de mentiras, donde la conciencia del ciudadano ha perdido el sentido de

dignidad, los políticos hipnotizan con su juego de poder, comprando las conciencias con dadivas

que traen miseria y hambre. Los temas de interés político que discuten las personas que elegimos

para gobernar nuestro destino social, apuntan en su gran mayoría a la individualidad, al interés

propio, olvidando de cierto modo las demandas de una sociedad moderna; una sociedad

hambrienta y con ganas de desarrollo, pero sumergida en el fango de las hipnosis políticas que a

cada elección popular cierran las bocas de las comunidades con fajos de billetes y saciedad de

necesidades momentáneas y así se desvía el sentido de ser un ciudadano moderno. Ciudadano

que olvida que necesitamos rescatar o alcanzar un orden social, que se nos reconozcan los

derechos, pero no en intentos sino a cabalidad.

Finalmente queda claro que desde la constitución de 1991 el papel del sujeto social es el de

velar por los derechos de primera, segunda y tercera generación a través de unos mecanismos de

participación creados para el desarrollo de la sociedad, por tanto ejercer el voto libre y

voluntariamente sin ninguna coacción, hacer control político participar activamente en la

construcción de políticas públicas, es la única forma para que nuestro país cambie, de lo

contrario seguiremos sumergidos en la pobreza extrema, en la violación de los derechos humanos

y en la corrupción que hemos permitido con nuestra tibies ciudadana y que nos ha llevado a no

ser ciudadanos participativos sino indolentes.

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LUZ ELENA QUICENO NIÑO


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REFERENCIAS

Castaño, R. (2002). COLOMBIA Y EL MODELO NEOLIBERAL. Universidad de Caldas.

Recuperado de

http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/17535/ricardo_castano.pdf;jsessionid=8

51C68BBD67027EAD4ED17897183FCB1?sequence=2

Gómez, D. (2018). REDES DE CORRUPCIÓN POLÍTICA: UNA REVISIÓN PARA EL CASO

COLOMBIANO. Análisis político, (92), 180-201. Recuperado de

http://www.scielo.org.co/pdf/anpol/v31n92/0121-4705-anpol-31-92-00180.pdf

Mejía, E. (2017). Desnutrición en niños y niñas de la etnia Wayuu: entre lo ético, lo propio y

pertinente. Rev.Med.Electrón. 39(supl.1), 803-812. Recuperado de

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1684-18242017000700011

Nación. (2020). Radiografía del oscuro mundo de la compra de votos en el país. El tiempo.

Recuperado de https://www.eltiempo.com/elecciones-colombia-2019/elecciones-2019-asi-

hacen-compra-de-votos-en-colombia-424928

Tavera, E. (2020). Hay una masacre en marcha en contra de los líderes y lideresas sociales en

Colombia. Revista debates, (81), 80-91. Recuperado de

https://revistas.udea.edu.co/index.php/debates/article/view/342337/20802753

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