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Mt 27, 57- 2, 8 Mc 16, 1-8

57 Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea,


llamado José, que también se había hecho discípulo de
Jesús,

58 y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.


Pilato ordenó que se lo entregaran.

59 Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una


sábana limpia

60 y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había


hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran
piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.

61 María Magdalena y la otra María estaban sentadas


frente al sepulcro.

62 A la mañana siguiente, es decir, después del día de la


Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se
reunieron y se presentaron ante Pilato,

63 diciéndole: «Señor, nosotros nos hemos acordado de


que ese impostor, cuando aún vivía, dijo: «A los tres días
resucitaré».

64 Ordena que el sepulcro sea custodiado hasta el tercer


día, no sea que sus discípulos roben el cuerpo y luego
digan al pueblo: ¡Ha resucitado!». Este último engaño
sería peor que el primero».

65 Pilato les respondió: «Ahí tienen la guardia, vayan y


aseguren la vigilancia como lo crean conveniente».

66 Ellos fueron y aseguraron la vigilancia del sepulcro,


sellando la piedra y dejando allí la guardia.
Cap 28
1 Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la
semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar
el sepulcro.

1 Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre


de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el
cuerpo de Jesús.

2 A la madrugada del primer día de la semana, cuando


salía el sol, fueron al sepulcro.

3 Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de


la entrada del sepulcro?»
2 De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el
Angel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del
4 Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida;
sepulcro y se sentó sobre ella.
era una piedra muy grande.
3 Su aspecto era como el de un relámpago y sus 5 Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la
vestiduras eran blancas como la nieve. derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron
sorprendidas.
4 Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron
como muertos.

5 El Angel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que


ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.

6 No está aquí, porque ha resucitado como lo había


dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba,
6 pero él les dijo: «No teman. Ustedes buscan a Jesús de
7 y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha Nazaret, el Crucificado.
resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes
a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que Ha resucitado, no está aquí. Miren el lugar donde lo
decirles». habían puesto.

8 Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se 7 Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que él irá
alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la antes que ustedes a Galilea; allí lo verán, como él se lo
noticia a los discípulos. había dicho».

9 De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó,


diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole 8 Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban
los pies, se postraron delante de él. temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie,
porque tenían miedo.
10 Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos
que vayan a Galilea, y allí me verán».

11 Mientras ellas se alejaban, algunos guardias fueron a


la ciudad para contar a los sumos sacerdotes todo lo que
había sucedido.

12 Estos se reunieron con los ancianos y, de común


acuerdo, dieron a los soldados una gran cantidad de
dinero,

13 con esta consigna: «Digan así: «Sus discípulos vinieron


durante la noche y robaron su cuerpo, mientras
dormíamos».

14 Si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros


nos encargaremos de apaciguarlo y de evitarles a
ustedes cualquier contratiempo».

15 Ellos recibieron el dinero y cumplieron la consigna.


Esta versión se ha difundido entre los judíos hasta el día
de hoy.

16 Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña


donde Jesús los había citado.

17 Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo,


algunos todavía dudaron.

18 Acercándose, Jesús les dijo: «Yo he recibido todo


poder en el cielo y en la tierra.

19 Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis


discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo,

20 y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he


mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin
del mundo».

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