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El líder que no tenía cargo

No es necesario tener un carisma especial para ser un buen líder, aunque tampoco es posible
desarrollar esta habilidad asistiendo simplemente a un seminario. Esto requiere de un proceso de
aprendizaje en el que los directivos y sus colaboradores generan nuevos conocimientos, actitudes
y comportamientos de forma progresiva.
El liderazgo es alcanzable por personas comunes y en todos los niveles de la organización, si se
dispone de un contexto adecuado.
En muchas ocasiones, el liderazgo trata de personas con unas cualidades excepcionales, fuera de
lo común. Son líderes con unos principios y valores personales fuertemente arraigados que les
permitieron lograr lo que hoy tantas empresas persiguen: el compromiso de sus empleados con
una misión rica en contenido, credibilidad y urgencia.
Sin embargo, el liderazgo es alcanzable por personas no carismáticas y en todos los niveles de la
organización, si se dispone de un contexto adecuado. Ahora bien, para conseguir este contexto es
necesario abandonar el enfoque personalista del líder que durante décadas ha imperado en las
organizaciones.
El significado de la palabra liderazgo viene adoptando importantes modificaciones en las últimas
décadas. Con el paso del tiempo, ésta ha dejado de ser una característica exclusiva de los altos
directivos y ha pasado a ser una competencia crítica buscada en todos los niveles de la
organización.
Llegados a este punto, donde exponemos una nueva visión del liderazgo desde una premisa
horizontal, en contraposición al liderazgo vertical o piramidal, y debo confesar que la lectura del
libro “El líder que no tenía cargo” de Robin Sharma (el autor de “El monje que vendió su Ferrari”,
entre otros), marcó un punto de inflexión en mi carrera y rediseño mis pensamientos eliminando
viejos prejuicios.
En síntesis, el libro nos ofrece una nueva visión del liderazgo, apoyándose en seis personajes
instrumentales, Blake, el aprendiz, Tommy su mentor y cuatro “maestros” que le irán desvelando
los secretos del arte del liderazgo. Cada uno de estos personajes le irá llevando por el camino del
auto-liderazgo porque, al fin y al cabo, a quien primero tenemos que liderar es a nosotros mismos.
El autor nos plantea un método de cambio que, aunque sencillo, nos exige una puesta en práctica
cuando menos sistemática y que requiere, además de tiempo, convencimiento.
Alguien con un cargo de responsabilidad puede dar una orden, pero esto no implica
necesariamente la capacidad de influenciar positivamente en un grupo de trabajo para lograr
objetivos. Una posición de poder puede facilitar los vínculos con otras empresas u organismos,
pero ello no supone tener una visión lo suficientemente amplia para establecer relaciones  win-
win que produzcan beneficios y crecimiento mutuos.
Robin Sharma desmitifica la percepción popular sobre los cargos como señal necesaria de
liderazgo, para evitar caer en la tentación de equiparar autoridad con liderazgo y, se concentra en
explicar cómo cualquier persona puede desarrollar estas facultades tan sólo con erradicar hábitos,
actitudes y creencias que obstaculizan su camino a una vida plena y satisfactoria.
Podemos plantear que el liderazgo, entendido como lo hemos tratado aquí, es una herramienta
esencial para lograr metas y no una meta en sí.
Un líder es, idealmente, un agente motivador del cambio que influye de manera positiva en su
grupo de trabajo y busca siempre tanto dar lo mejor de sí, como hacer que los demás pongan de
manifiesto toda su capacidad y compromiso en el trabajo; todo esto con el propósito de cumplir
con los objetivos de la empresa, que deben ser percibidos como propios por todo el equipo.
Porque el liderazgo puede ser simple, aunque no fácil. Indica que la genialidad no está en el
ámbito genético, y que se trata de una fórmula combinada de trabajo, constancia, tenacidad,
disciplina, coherencia, ética y compromiso.
Podríamos decir que el nuevo líder es transformador y asume el liderazgo en la cúspide, es el
garante de la visión y el generador del cambio en su organización.
La influencia del líder transformador es más profunda que la del transaccional (“el palo y la
zanahoria” o “tanto produces, tanto vales”), puesto que ésta no se basa sólo en premios y
castigos, sino también en el ofrecimiento de un trabajo atractivo.
El líder transformador es típicamente inconformista, visionario y a veces carismático, y replantea
de forma permanente, tanto el modo de hacer las cosas, como las propias aspiraciones e ideales
de sus colegas.
Es un líder con gran capacidad de comunicación, que arrastra, convence, y tiene una gran
confianza en sí mismo y en su visión.
Este liderazgo, sin embargo, no es puramente carismático, asociado exclusivamente a la
personalidad de un determinado líder. En la mayoría de los casos, en especial de las empresas que
han mantenido su éxito a lo largo de los años, se trata de un liderazgo asociado a una misión, que
podemos definir como principios corporativos, valores, etc.
Porque para conseguir el desarrollo de este tipo de liderazgo, es necesario, además, un sentido de
trascendencia fundamentado en una misión común. Esto es lo que se conoce como “sentido de
misión”. De esta forma la misión ayuda a concretar el liderazgo trascendente, especificando a
quién servir y cómo realizar este servicio.
Misión y liderazgo deben estar conectados, en primer lugar, en la cúpula de la organización y,
posteriormente, en cascada, a lo largo de toda la empresa.
El cambio cultural que supone la implementación del liderazgo centrado en la misión no es una
consecuencia automática de unos cursos o de la aplicación de unas determinadas herramientas. Es
un proceso de aprendizaje en el que los directivos y sus colaboradores generan nuevos
conocimientos, actitudes y comportamientos de forma progresiva, hasta asumir la misión a su
respectivo nivel, con el sentido de responsabilidad personal propio de un líder.
Para que el liderazgo sea efectivo necesitamos pivotar sobre tres pilares esenciales: Compromiso
personal, trasmitir el compromiso y actuar con consistencia.
Estos tres elementos no responden únicamente a un esfuerzo puntual o coyuntural, sino que el
líder debe practicarlos de forma sólida y constante.
Sin embargo, El líder transformador, por lo general, necesita un tiempo de adaptación hasta que
se siente cómodo con la idea de ponerse al servicio la misión. En la práctica, el líder transformador
no tarda en darse cuenta de que es más pragmático es implementar una visión apelando al
sentido de misión de sus colaboradores que hacerlo basándose sólo en sus propias habilidades.
Por último, necesitamos desasociar liderazgo y ego porque, a menudo, existe una batalla personal
del líder que ejerce una gran influencia para controlar su ego. Un líder con un ego descontrolado
suele percibir el liderazgo de sus colaboradores como una amenaza y, a menudo de manera
inconsciente, se convierte en un freno para el desarrollo del liderazgo de sus colaboradores.
De la lectura del “Líder que no tenía cargo” extraigo que el liderazgo nos pertenece por derecho,
simplemente por el hecho de ser seres humanos y depende de cada uno o una ponerlo en práctica
y desarrollarlo, desde cualquier punto de vista y en cualquier situación podemos hacerlo, pues
desde el cargo menos relevante hasta el cargo más significativo, podemos liderar.
Es difícil establecer una línea divisoria entre la carga vital que acompaña e inclina a un líder hacia
determinado rango o nivel de ocupación gerencial y las capacidades adquiridas a través de la
formación. La iniciativa, definida como la capacidad de emprender ideas innovadoras, puede
considerarse como algo innato, pero, ampliar la visión de lo que se quiere hacer y la forma de
llevarla a la práctica, es un ejercicio que se puede mejorar sólo a través del aprendizaje y la
experiencia.

Otro enfoque.
En cada organización existen diversas métricas para tratar de medir el éxito. Aunque en ocasiones
estas métricas pueden ser útiles para medir el ritmo de trabajo y los avances, es muy importantes
que como líderes nunca olvidemos que el propósito de cada organización es crear relaciones
positivas con personas. Que tanto estamos logrando añadir valor a la vida de nuestros
colaboradores y de nuestros clientes determina el éxito de cada organización.
Cuando como líderes nos damos cuenta de que la única forma de añadir valor a la vida de nuestros
clientes es añadiendo valor a la vida de nuestros colaboradores nuestro trabajo se vuelve detonar
el potencial de las personas con las que trabajamos. Inclusive de aquellas personas que nunca han
visto esta grandeza dentro de ellos mismos y que no creen aún en su desarrollo. Es solo a través de
una obsesión por desarrollar a nuestros colaboradores que veremos un cambio radical en su nivel
de desempeño y productividad.
Haz a otros exitosos y ellos te harán exitoso a ti.
¿Como podemos inspirar a otros a dar lo mejor de sí mismos, a comprometerse y a ser
responsables? Aunque no creo que exista una receta perfecta para conseguir esto, hay ciertos
principios básicos en los cuáles nos podemos enfocar para lograrlo.
El primer punto por el cual siempre sugiero comenzar es poniendo el ejemplo. Parece algo tan
sencillo, sin embargo, es muy importante que como líderes siempre cuestionemos si estamos
viviendo los valores y comportamientos que buscamos ver en nuestros colaboradores. Toma la
iniciativa. A través del ejemplo que ponemos en nuestras acciones diarias, estamos otorgando lo
que queramos recibir. Si quieres que tus colaboradores se vuelvan más responsables, se mas
responsable con tus colaboradores. Si buscas más compromiso, entrega compromiso. Si buscas
respeto, se respetuoso. La reciprocidad es un principio básico de la convivencia entre las personas.
La mejor forma de inspirar a tus colaboradores a volverse líderes sin cargo, es ser un ejemplo de
ese líder que quieres ver en ellos. Liderar con el ejemplo es la forma más efectiva de influir
positivamente en otras personas.
Una vez que empezamos a vivir los comportamientos que queremos ver en nuestros
colaboradores, como líderes debemos de darnos cuenta de que cada persona dentro de nuestra
organización es crítica para nuestro éxito. Para crear una organización de clase mundial, todos los
colaboradores en la organización son importantes. Estoy convencido que la calidad de una
organización se determina por el compromiso y la responsabilidad que los colaboradores tienen
con el propósito de la organización.
Si tu interés es ser exitoso en tu vida profesional, conviértete en un ejemplo para otros que irradia
energía positiva, excelencia y amabilidad con todas las personas con las que interactúas.
Para aumentar la calidad de tus relaciones con tus colaboradores, además de predicar con el
ejemplo, es imperativo que muestres un interés genuino en desarrollar personal y
profesionalmente a todos los que te rodean. Para lograr esto, necesitas aprender a escuchar.
¿Cuántos líderes, al tú hablar con ellos te hacen sentir como si el mundo se hubiera detenido y
como si cada palabra que les dices es de extrema importancia? ¿Cuántas personas que conoces
escuchan con tanto detenimiento y concentración que es casi como si se pudiera oír el silencio
entre cada una de tus palabras? Tristemente, muchos de nosotros no logramos esto. Estamos tan
preocupados por nuestros problemas y nuestro ego que rara vez logramos oír lo que los demás
nos están diciendo. Hacer esto es un grave error que debemos de corregir.
Desafortunadamente, muchos de nosotros todavía creemos en ese anticuado estilo de liderazgo
donde el mejor líder era el que decía más, el que hablaba más fuerte y el que escuchaba menos.
Caemos en el error de pensar que la persona que está hablando es la que tiene todas las
respuestas. Esto está equivocado. El liderazgo es escuchar. Se necesita de valentía para callar a tu
ego. Humildad, para poder callar tus problemas y comenzar a escuchar a otros. Se necesita
seguridad en uno mismo para guardar silencio y dejar que las ideas de otros sean consideradas y
escuchadas.
Date el tiempo para estar con tus colaboradores. Interésate genuinamente en lo que está
ocurriendo es sus vidas. Plática con ellos, conócelos como personas. Entiende sus miedos y
ambiciones. Date cuenta de lo que los motiva. Es solo a través de estas interacciones que
construirás confianza, responsabilidad y compromiso con tu equipo.
Haz que cada persona que toca tu camino sea mejor, más feliz, con mayor compromiso y
responsabilidad que cuando la conociste. Se un ejemplo positivo para todos los que te rodean. Haz
esto y serás exitoso. Las personas son el factor más importante en el éxito de cualquier
organización.

Siguientes Pasos Inmediatos:


Toma cinco minutos y piensa en la persona que ha tenido la mayor influencia positiva en tí.
¿Cuáles eran las tres cualidades que más admiras de él o ella? ¿Cómo podrías comenzar a vivir
esas cualidades en tu trabajo y en tu casa a partir de hoy para convertirte en un ejemplo positivo
para otros? ¿Qué tanto sabes de tu equipo? ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste a investigar
sus miedos y sus ambiciones? Date el tiempo para hacer esto. Tu éxito depende de tu equipo.
Otro enfoque más…
Los términos líder y liderazgo suelen ser asociados culturalmente con el ascenso de personas a
posiciones de mando y poder, sea en el ámbito empresarial o político. Visto de este modo, poco se
piensa sobre las acciones, circunstancias y aprendizajes que tales presidentes, gerentes, directores
o CEOs tuvieron que asumir para llegar al lugar donde se encuentran hoy.

Una creencia muy popular es que la suerte, las relaciones con gente influyente y hasta vínculos
familiares son más que suficientes para alcanzar altos niveles tanto en corporaciones como en
organismos públicos. Está claro que este tipo de casos se dan… demasiados; pero muy pocos
reparan en un detalle, el cargo no hace a un líder.

Alguien con un cargo de responsabilidad puede dar una orden, pero esto no implica
necesariamente la capacidad de influenciar positivamente en un grupo de trabajo para lograr
objetivos. Una posición de poder puede facilitar los vínculos con otras empresas u organismos,
pero ello no supone tener una visión lo suficientemente amplia para establecer relaciones ganar-
ganar que produzcan beneficios y crecimiento mutuos.

A estas alturas de la reflexión, cabe preguntarse: para un líder ¿el cargo es un medio o es un fin?
¿Es indispensable ostentar una posición de poder para demostrar liderazgo? Y más aún: ¿Qué se
necesita para ser un líder?

Aprender de una fábula


En su libro El líder que no tenía cargo, un relato de ficción sobre el tema que nos ocupa, Robin
Sharma desmitifica la percepción popular sobre los cargos como señal necesaria de liderazgo y se
concentra en explicar cómo cualquier persona puede desarrollar estas facultades tan sólo con
erradicar hábitos, actitudes y creencias que obstaculizan su camino a una vida plena y
satisfactoria.

En primer lugar, y para responder a la pregunta de qué se necesita para ser un líder, debemos
empezar por plantear que nadie está en condiciones de dirigir un grupo, sea éste de trabajo
dentro de organizaciones o de cualquier otra índole, si no tiene la suficiente fortaleza para
liderarse a sí mismo. Esto es, autoevaluarse honestamente y, desde ese punto, tomar el control
del propio comportamiento, de los pensamientos y de las maneras de asumir las diversas
situaciones que se presentan a diario.

La práctica constante de cualidades como la puntualidad, la disciplina, la responsabilidad, la


honestidad, la templanza ante las adversidades, la perseverancia y el optimismo, así como la
amabilidad y el respeto hacia los semejantes, tanto en el trabajo como en todas las facetas de la
vida, ya convierten a cualquier individuo en líder, sin importar si es empleado de mantenimiento o
director de marketing dentro de la empresa.
Para Sharma, cada trabajador es un líder en el ámbito de sus competencias y, para ello, no
necesita tener un cargo directivo. Requiere, eso sí, ser consciente de los cuatro poderes que posee
todo ser humano, independientemente de su situación:
El poder de asumir sus labores con responsabilidad, dando lo mejor de sí mismo al realizarlas.
El poder de inspirar y motivar a otras personas con su propio ejemplo.
El poder de cambiar las circunstancias negativas en positivas.
El poder de tratar a los clientes con respeto, aprecio y amabilidad.
De todo lo anterior podemos inferir que no se debe esperar a tener un cargo para poner en
práctica actitudes de líder e influir en otros individuos, ofreciendo siempre la mejor versión de sí
mismo. En otras palabras -y con esto se responde a otra pregunta- no es indispensable alcanzar
una posición de poder para demostrar liderazgo.

El liderazgo como medio y no como fin


Para complementar esta reflexión, podemos plantear que el liderazgo, entendido como lo hemos
tratado aquí, es una herramienta esencial para lograr metas y no una meta en sí. Un líder es,
idealmente, un agente motivador del cambio que influye de manera positiva en su grupo de
trabajo y busca siempre tanto dar lo mejor de sí, como hacer que los demás pongan de manifiesto
toda su capacidad y compromiso en el trabajo; todo esto con el propósito de cumplir con los
objetivos de la empresa, que deben ser percibidos como propios por todo el equipo.

Al asumir que el liderazgo es un medio y no un fin, se descarta definitivamente lo que puede


denominarse un vicio aún frecuente en algunas organizaciones y, mucho más, en instancias de
poder político: otorgar altos cargos a ciertas personas como un premio a sus años de servicio y/o
por su lealtad incondicional a los propietarios del negocio o a la dirección de un partido.

En estos casos, si el individuo no ha puesto en práctica las cualidades de líder que hemos
puntualizado en este artículo, se puede pronosticar que su paso por esa posición será totalmente
gris, sin ningún tipo de influencia en el funcionamiento de la organización. Dicha persona llega “a
su nivel de incompetencia”, como lo plantean Lawrence J. Peter y Raymond Hull en El principio de
Peter, obra legendaria que removió los cimientos empresariales y políticos a finales de los años 60
del siglo pasado.

Según Lawrence J. Peter, muchos puestos de alta jerarquía parecen instituirse para asignar en ellos
a gente incompetente. Podría pensarse que la globalización y los avances tecnológicos del
presente han influido en las corporaciones lo suficiente como para superar tal práctica… aunque
esto todavía está lejos de conseguirse.

Sería ideal que todas las organizaciones privadas y públicas potencien la práctica de un liderazgo
que parta desde el individuo, como componente de un grupo de trabajo orientado al logro de
propósitos claros; independientemente de las jerarquías y, mejor aún, que estas últimas, en sus
instancias directivas, sean asumidas por personas probadamente idóneas, honestas,
comprometidas con los objetivos, que den ejemplo y sean capaces de estimular el potencial de
cada miembro de su equipo.
Frases de El líder que no tenía cargo
01.
La vida tenía que destruirte para que tú pudieras reconstruirte mejor...
02.
Las acciones excelentes en condiciones negativas acaban dando efectos excelentes.
03.
La crisis suele ser el comienzo de una auténtica mejora. Hay que quitar lo viejo para que lo nuevo y
mejor pueda llegar.
04.
Las víctimas se quejan de los problemas. Los líderes presentan soluciones.
05.
Una buena acción, por pequeña que sea, pone en marcha una buena consecuencia.
06.
La mejor manera de ayudar a los pobres es no convertirte en uno de ellos.
07.
Cada uno es responsable de cómo responde al entorno en el que se encuentra.
08.
A veces el éxito no depende de una decisión inteligente, sino de tomar alguna decisión.
09.
Tengo que persistir cuando las cosas se pongan difíciles y me vea frente a la adversidad...
10.
Los cambios duraderos solo se producen cuando cambiamos a un nivel emocional, no a un nivel
lógico.
11.
El proceso de cambio es caótico, pero si tenemos paciencia y persistimos daremos ese salto
cualitativo que ansiamos.
12.
(...) He llegado a comprender que los tiempos difíciles forman mejores personas. Que en la
dificultad yace la oportunidad.
13.
Para ser un gran líder, primero hay que ser una gran persona.
14.
Persistencia y paciencia. Dos extraordinarias virtudes de liderazgo que te harán superar los
tiempos difíciles y cambiantes.
15.
Todos debemos ser líderes allí donde estamos, destacar en el punto donde nos encontramos.
Todos los trabajos son importantes.
16.
Cuanto más dueño te sientas de tu poder de decisión, más poderosas serán tus decisiones.
17.
En el trabajo, y en la vida en general, hay que pagar el precio del éxito antes de recoger las
recompensas.
18.
Una organización excelente no es más que un grupo de personas que hacen todo de manera
excelente.
19.
Actúa para salir de las condiciones adversas. Recuerda: toda acción positiva tiene una
consecuencia positiva, aunque el resultado no se vea de inmediato.
20.
Para una empresa, la única manera de que no se la coman es fortalecer las capacidades de sus
trabajadores para que sean líderes es todo lo que hacen.
21.
A casi todos nos da miedo lo desconocido. No debería ser así. Lo desconocido no es más que el
comienzo de una aventura, Una oportunidad de crecer.
22.
Lo que piense la sociedad no me interesa... Lo único importante es lo que yo pienso de mí mismo.
Sé quién soy. Conozco el valor de mi trabajo.
23.
Para encontrar el camino al que estás destinado primero tienes que perderte en él. A veces
necesitamos desviarnos para poder orientarnos. Todo lo que has pasado, (...), ha sido una
preparación.
24.
El éxito se crea mediante la realización de pequeñas disciplinas cotidianas que van
amontonándose con el tiempo y producen logros que superan con mucho cualquier cosa que
pudieras haber planeado.
25.
El liderazgo no tiene que ver con la excelencia de tu trabajo y de tu comportamiento. Como ya he
apuntado, se trata de realizar magníficamente tu trabajo en el puesto en que te encuentres.
26.
No puedes permitirte el lujo de tener un solo pensamiento negativo, porque cada pensamiento
crea algo y te lleva a obtener algún resultado en el mundo exterior. Todo lo que pienses generará
una consecuencia.
27.
El aprendizaje es hijo de la repetición. Significa que la repetición es una poderosa herramienta
para la enseñanza, mediante la repetición, una idea nueva se convierte rápidamente en una
convicción.
28.
Las pequeñas mejoras diarias producen con el tiempo increíbles resultados. Yo lo llamo efecto
multiplicador. Los pequeños actos inteligentes que se realizan todos los días se multiplican hasta
alcanzar un éxito inimaginable.
29.
Que todavía no hayas recibido los beneficios de tus buenas acciones no significa que no te
llegarán. Cada uno cosecha siempre lo que siembra. Quien siembra vientos, recoge tempestades.
Siempre obtendrás lo que mereces.
30.
Evitar tomar una decisión es ya tomar una decisión. Permanecer paralizado en pleno cambio es
una decisión. No hacer nada es una decisión. Tienes que estar siempre en movimiento. No te
quedes nunca estancado.
31.
¿Qué hay de malo en ser algo excéntrico? Ver a tanta gente cortada por el mismo patrón es
decepcionante. No puedes ser creativo, innovador y todas esas cosas si te da miedo pensar, sentir
y ser diferente.
32.
Como decía Winston Churchill: "No rendirnos, nunca, nunca, nunca, nunca, ni en lo grande ni en lo
pequeño, ni en lo fundamental ni en lo trivial, no rendirnos jamás excepto a convicciones de valor
y sentido común".

33.
El crecimiento es algo progresivo e invisible, pero también lo es el hábito de ser corriente y
mediocre, (... ). De manera que dedícate en cuerpo y alma a reinventar las cosas y mejorarlas
constantemente. Sin innovación, la vida es muerte.
34.
Las grandes carreras y las grandes empresas se construyen por evolución. Es decir, por mejoras
lentas y constantes que examinadas por separado no parecen gran cosa. Pero, con el tiempo, estas
mejoras pequeñas, evolutivas, se van acumulando hasta producir enormes ganancias.
35.
Si crees que jamás lograrás destacar (...), jamás adoptarás un comportamiento que te permita
destacar. Nunca actuamos de manera inconsecuente con la imagen que tenemos de nosotros
mismos. Los seres humanos siempre nos comportamos de forma coherente con nuestras
expectativas.
36.
Mucha gente vive los mejores años de su vida como en coma. No es realmente consciente de lo
que de verdad importa en la vida: liderar, realizar nuestro potencial y contribuir a cambiar el
mundo a través de nuestro trabajo y nuestra mejora personal.
37.
Los líderes son aquellos individuos que hacen lo que los fracasados no están dispuestos a hacer
aunque tampoco sea de su gusto, Tienen la disciplina necesaria para hacer lo que saben que es
importante y correcto, en lugar de lo que es fácil y divertido.
38.
Las cosas tienen que desmoronarse para poder reconstruirlas. El cambio profundo es una especie
de purificación. Es posible que destroce los cimientos sobre los que se alza tu manera de pensar y
de actuar, pero tal vez esos viejos cimientos tenían que desmoronarse y dejar sitio a unos mejores.
39.
El cambio siempre es confuso mientras ocurre. Puede parecer que nada funciona, que no se
avanza. Pero si te consagras de verdad a aprender y a mejorar, te estarás acercando al gran salto
cualitativo que ansías. Para dominar el cambio lo más importante es ser constante y tener
paciencia.
40.
Sé visionario, Mira hacia el futuro desde donde la mayoría de la gente se queda anclada al pasado.
Y no tengas miedo de romper tus rutinas. Replantéate constantemente tus métodos de trabajo.
Pregúntate siempre: ¿Cómo podría mejorar mi productividad? ¿Cómo podría rebajar más deprisa?
¿Cómo podría conseguir que mis clientes estuvieran más satisfechos?
41.
(...) Este proceso me hace pensar en un granjero: planta la semilla, riega los campos y fertiliza la
tierra. Y no parece que pase nada. Pero el granjero no se rinde. No sale corriendo al campo a cavar
buscando verduras... El granjero tiene paciencia y confía en el proceso natural. Tiene fe y
comprende que gracias a su esfuerzo diario cosechará. Y un día, casi de repente, ahí está.
42.
Hoy en día, en los negocios, la energía personal es el recurso más valioso. Puedes ser un genio,
tener un sinfín de magníficas oportunidades y un plan para aprovecharlas. Pero si no tienes
energía todos los días, al final no habrá ningún resultado. Nunca como en estos tiempos
cambiantes ha sido tan fácil descentrarse, pasarse los días haciendo cosas inútiles, perderse en los
detalles. Y eso acaba con nuestra energía. Es mucho más inteligente ser productivo y concentrarse
en resultados auténticos.
43.
Como te he dicho en cuanto a la innovación, la idea es muy sencilla: pon lo mejor de ti en mejorar,
se persistente y no cejes nunca en el empeño. No caigas en ese hábito tan natural en el ser
humano: no te des por satisfecho. Cuanto más éxito alcances, más ambicioso tienes que ser, no
solo como persona, sonó como parte de una organización, Nada lleva al fracaso tanto como le
éxito, porque cuanto más subes, más fácil es dejar de esforzarte, dejar de desafiar el statu quo,
más fácil es descentrarte.

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