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“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado,
vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen” (Hebreos 5:8-9).
“Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo. Tu salvación he esperado,
oh Jehová, y tus mandamientos he puesto por obra” (Salmos 119:165-166).
“Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis
convictos por la ley como transgresores” Santiago 2:8-9.
Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace
culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No
matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor
de la ley. Santiago 2:10-11.
Satanás no tiene puesta su mira en los blancos más bajos y menos importantes, sino
que tiende sus trampas mediante los que se alistan como sus agentes para seducir o
atraer a los hombres para que se tomen libertades condenadas por la Ley de Dios. Es
contra los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad, que enseñan las
demandas de la Ley de Dios y cuyas bocas están llenas de argumentos para vindicar
esa ley, que Satanás ha irrumpido. Sobre ellos descarga sus poderes y agencias
infernales, y los derriba atacando sus puntos débiles de carácter, sabiendo que quien
ofende en un punto es culpable de todo. De ese modo obtiene completo dominio
sobre el ser entero. (Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio,
página 97).
Mientras el individuo no se aparte del pecado específico que cometió, ¿qué sentencia pesa
sobre él?
Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día
que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su
impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. Cuando yo dijere
al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus
justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo. Ezequiel
33:12-13.
Por este motivo ¿En qué se constituye toda infracción o transgresión de la Ley?
Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes
sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios? Porque como
está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.
(Romanos 2:22-24)
“Mas los transgresores serán todos a una destruidos; la posteridad de los impíos será
extinguida1” Salmos 37:38.
Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e
hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que
cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. (Ezequiel 18:21-22).
Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de
ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un
corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la
muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis. (Ezequiel 18:30-32).
La menor transgresión de la ley de Dios acarrea culpa sobre el transgresor, y sin un sincero
arrepentimiento y un abandono del pecado, éste ciertamente se convertirá en un apóstata...
Como pueblo, hasta donde sea posible, debemos limpiar el campamento de contaminación
moral y de pecados provocadores. Cuando el pecado avanza sobre el pueblo que pretende
elevar las normas morales de justicia, ¿cómo podemos esperar que Dios obre en nuestro favor
y nos salve como pueblo que obra justicia?... Si como pueblo no nos mantenemos dentro de la
fe y si nos limitamos a predicar con la pluma y la voz los mandamientos de Dios, sin cumplir
cada uno de ellos, y sin violar conscientemente uno solo de los preceptos, entonces nos
sobrevendrá la ruina. Esta es una obra que debemos emprender en cada una de nuestras
iglesias. Cada persona debe ser un cristiano. {2MS 435.1
“¿Qué razón tienen los hombres para pensar que Dios no se preocupa si ellos le obedecen sin
reservas o siguen su propio camino? Adán y Eva perdieron el Edén por una transgresión a su
orden; y ¿cómo nos atreveríamos a jugar con la ley del Altísimo, y construir en nuestras almas
engañosas excusas? Hacemos esto con terrible peligro. Debemos guardar toda la ley, cada
jota y cada tilde; porque el que ofendiere en un punto es culpable de todos. Cada rayo de luz
debe ser recibido y atesorado, o nos convertiremos en cuerpos de oscuridad”. Reflejemos a
Jesús, página 46.
Aquel que, a pesar de estar dotado de un alto concepto de la vida, de la verdad y del honor,
quebranta voluntariamente un solo precepto de la santa ley de Dios, pervierte sus nobles
dones en señuelos2 del pecado. El genio, el talento, la simpatía y aun los actos generosos y
amables pueden llegar a ser lazos de Satanás para arrastrar a otras almas hasta hacerlas caer
en el precipicio de la ruina, para esta vida y para la venidera. El Discurso Maestro de Jesucristo,
página 76.
Es cosa peligrosa albergar en el corazón un rasgo anticristiano. Un solo pecado que se conserve
irá depravando el carácter, y sujetará al mal deseo todas sus facultades más nobles. La
eliminación de una sola salvaguardia de la conciencia, la gratificación de un solo hábito
pernicioso, una sola negligencia con respecto a los altos requerimientos del deber, quebrantan
las defensas del alma y abren el camino a Satanás para que entre y nos extravíe. El único
procedimiento seguro consiste en elevar diariamente con corazón sincero la oración que
ofrecía David: “Afirma mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen”. Salmos 17:5.
{PP 427.3}
2 Atractivos engañosos.
Que nadie se engañe pensando que Dios perdonará y bendecirá a aquellos que están
pisoteando uno de sus requerimientos. La comisión voluntaria de un pecado conocido,
silencia el testimonio del Espíritu, y separa el alma de Dios. Cualquiera sea el éxtasis del
sentimiento religioso, Jesús no puede morar en el corazón que desobedece la ley divina. Dios
honrará a aquellos que lo honran.5 {CPI 90.3}
El aserto que Satanás presenta ahora es que la ley pronunciada por la misma voz de Dios es
deficiente, que alguna especificación de ella ha sido puesta a un lado. Es el último gran engaño
que arrojará sobre el mundo. No necesita atacar toda la ley; si puede inducir a los hombres a
despreciar un precepto, logra su propósito. “Porque cualquiera que hubiere guardado toda la
ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos.” Santiago 2:10. Consintiendo en
violar un precepto, los hombres se colocan bajo el poder de Satanás. Substituyendo la ley de
Dios por la ley humana, Satanás procurará dominar al mundo. (El Deseado de Todas las
Gentes, página 702).
“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda
en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón” Salmos 15:1-2.
¿Qué es andar en integridad?
“Tú encargaste que tus mandamientos sean guardados con esmero. ¡Ojalá fueran estables
mis caminos para guardar tus estatutos! Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiera
a todos tus mandamientos” Salmos 119:4-6.
“Tiempo es de actuar, Jehová, porque han invalidado tu Ley. Por eso he amado tus
mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso he estimado rectos todos
tus mandamientos sobre todas las cosas” Salmos 119:126-128.
“Y el que físicamente es incircunciso, pero guarda perfectamente la ley, te condenará a ti, que
con la letra de la ley y con la circuncisión eres transgresor de la ley” Romanos 2:27.
La ley de Dios no se conformará con nada que no sea la perfección , una obediencia perfecta y
completa a todos sus requerimientos. De nada valdrá cumplirlos a medias, y no prestar una
obediencia perfecta y cabal. El mundano y el incrédulo admiran a los que son consecuentes, y
siempre han sido poderosamente convencidos de que Dios estaba en verdad con su pueblo
cuando las obras de éste han correspondido a su fe. “Por sus frutos los conoceréis”. Mateo
7:16. Cada árbol se conoce por sus frutos. Nuestras palabras y nuestras acciones son el fruto
que llevamos. (Testimonios para la Iglesia, Tomo 1, p. 368).
“Se acercaron a la maldad los que me persiguen; se alejaron de tu Ley. Cercano estás tú,
Jehová, y todos tus mandamientos son verdad” Salmos 119:150-151.
“Hablará mi lengua tus dichos, porque todos tus mandamientos son justicia” Salmos 119:172.
“Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos
delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado” Deuteronomio 6:25.
“!Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis
mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” Deuteronomio
5:29.
“Los soberbios me han cavado hoyos; mas no proceden según tu ley. Todos tus
mandamientos son verdad; sin causa me persiguen; ayúdame” Salmos 119:85-86.
Ante los creyentes se presenta la maravillosa posibilidad de llegar a ser semejantes a Cristo,
obedientes a todos los principios de la ley de Dios. Pero por sí mismo el hombre es
absolutamente incapaz de alcanzar esas condiciones. La santidad, que según la Palabra de Dios
debe poseer antes de poder ser salvo, es el resultado del trabajo de la gracia divina sobre el
que se somete en obediencia a la disciplina y a las influencias refrenadoras del Espíritu de
verdad. La obediencia del hombre puede ser hecha perfecta únicamente por el incienso de la
justicia de Cristo, que llena con fragancia divina cada acto de acatamiento. La parte que le toca
a cada cristiano es perseverar en la lucha por vencer cada falta. Constantemente debe orar al
Salvador para que sane las dolencias de su alma enferma por el pecado. El hombre no tiene la
sabiduría y la fuerza para vencer; ellas vienen del Señor, y él las confiere a los que en
humillación y contrición buscan su ayuda. {HAp 424.2}
… Los dirigentes adventistas que han rechazado la luz están encendidos de furor contra la
santa ley de Dios, como lo estuvo la nación judía contra el Hijo de Dios. Terriblemente
engañados, engañan a otros. No quieren acudir a la luz que reprendería sus acciones. No
quieren ser enseñados. Pero el Señor reprende y corrige a los que profesan observar su ley.
Señala sus pecados y presenta su iniquidad, porque desea separar de ellos todo pecado y
perversidad, a fin de que perfeccionen la santidad en su temor, y estén preparados para morir
en el Señor, o ser trasladados al cielo. Dios los reprende y corrige, a fin de que sean refinados,
santificados, elevados, y finalmente exaltados a su propio trono. {1JT 261.3}