Está en la página 1de 7

Trabajo Práctico N° 10

Unidad II: Zonas canónicas en poesía. Alejandra Pizarnik. Árbol de Diana


(poemario, 1962)

Objetivos:
Lograr que el estudiante:
● Lea y conozca la obra de autores centrales del canon literario argentino.
● Problematice el texto artístico-literario, integrando conceptos de la teoría
literaria, de la crítica.
Actividades:
1) Les proponemos leer un texto crítico sobre la obra de Alejandra Pizarnik,
atendiendo a lo siguiente:
- ¿Cuál es la hipótesis? Identificarla y transcribirla.
- ¿A qué problema responde la hipótesis de lectura?
- ¿Cuáles son los conceptos (categorías teóricas) que constituyen el núcleo de la
propuesta y le permiten al autor justificar/argumentar su hipótesis?
- ¿Cuáles son los indicadores (procedimientos, recursos, figuras, observables) de
la obra de Pizarnik que le permiten al autor demostrar su hipótesis?
- ¿A cuáles conclusiones llega el texto crítico?

2) Compartimos las lecturas, oralmente, los días martes 16 y jueves 18 de agosto en


horario de clases. Para ello, tener en cuenta:
- El trabajo se realiza de a pares o individualmente.
- Se recomienda (en este caso puntual) elaborar una presentación de Power Point
o algún esquema en Word para poder explicar adecuadamente cada apartado y
orientar al auditorio.
- La presentación no debe durar más de 15 minutos.
- Al finalizar, haremos una puesta en común sobre las distintas intervenciones.

Bibliografía*
● Pizarnik, A. (2016 [1962]). “Árbol de Diana”. En Poesía completa (pp. 99-140).
Barcelona, Lumen.
● Aira, C. (1998). Alejandra Pizarnik. Rosario, Beatriz Viterbo, pp.7-30.
● Dalmaroni, M. “Sacrificio e intertextos en la poesía de Alejandra Pizarnik”.
Orbis Tertius, 1996 1(1).
● Di Ció, M. (2008). “Marcos y marcas pictóricas en la obra de Pizarnik”.
Cuadernos LIRICO, 4 | 2008.
● Monteleone, J. (2017). “La poesía como acto”. El jardín de los poetas. Revista
de teoría y crítica de poesía latinoamericana, III, 5.
1

● Piña, C. (2012). Límites, diálogos, confrontaciones: Leer a Alejandra Pizarnik.


(Nueva Crítica Hispanoamericana). Buenos Aires, Corregidor. Primera entrada
(apartads I, II, IV, V y VII)
● Vera Barros, T. (2016). “Alejandra Pizarnik. Metapoética y experimentación”.
Revista Laboratorio. Literatura & experimentación, Escuela de Literatura
Creativa, UDP.
*Material disponible en drive de la cátedra (archivos 36, 37, 38, 39, 40 y 57):
https://drive.google.com/drive/folders/1GSYIPYq4S3Dg2FRV6FxNumFKrTAi
Kq4W?usp=sharing

● El poema como acción


Monteleone se pregunta: “el sentido poético, entendido como dirección y a la
vez como significado, ¿implicaría para esa de-subjetivación del poeta moderno –para la
disociación, para la escisión y el pasaje a la otredad– no sólo un enunciado por el cual el
yo se vacía de sí para ser el otro, lo otro, sino también exige un acto, una acción? (…)
¿de qué modo esos textos no cuentan, para fundamentar su propia singularidad, con la
muerte efectiva del autor? ¿No obtienen toda su fuerza de ese hecho documentado,
incontestable, que el poema anuncia y que el autor cumple? Creo que esto complejiza la
relación entre poesía y experiencia vivida (p.7).
Afirma así otro sentido de la poesía de Pizarnik: “Puesto que el poema se vuelve
acto en la desaparición elocutoria del poeta, la poesía misma se interrumpe bajo la
forma de un abandono, de una desaparición, de una locura, de un silencio. Precisamente
como acto entra a la vida y se vuelve acción pura, extrema, extremada, a tal punto que
incluso puede arrancar al propio sujeto de la vida” (p.9).
Es lo que Miguel Dalmaroni llama “ideología sacrificial de la escritura” (1996:
2), citando a Michael Foulcault. Dalmaroni ubica la producción de AP en una “red
intertextual sobre la que se inscribe su escritura [y] se afianza de tal modo que es capaz
de declararse parte de una estirpe inconfundible cuyo eje es, justamente, la desaparición
del autor, su muerte por la escritura. Esa tesis está, no casualmente, en el prólogo con
que Alejandra Pizarnik encabezó la antología de textos de Antonio Artaud que ella
misma tradujo junto con Antonio López Crespo” (1997: 2) 1
Al reconocer esta poética radical de AP, Dalmaroni señala una tensión entre
literatura/vida donde observa que “quedan definidos los tópicos recurrentes de la
escritura de Pizarnik tanto para Hölderlin como para Novalis” en el motivo del doble,
típico del Romanticismo en general y, a partir de allí, de la poesía europea moderna.

1
Dalmaroni cita un fragmento de ese prólogo escrito por Pizarnik: “Aquella afirmación de Hölderlin, de
que ´la poesía es un juego peligroso´ tiene su equivalente real en algunos sacrificios célebres: el
sufrimiento de Baudelaire, el suicidio de Nerval, el precoz silencio de Rimbaud, la misteriosa y fugaz
presencia de Lautréamont, la vida y la obra de Artaud...
Estos poetas, y unos pocos más tienen en común el haber anulado —o querido anular— la distancia que la
sociedad obliga a establecer entre la poesía, y la vida”. (p.2)
2

“Las duplicaciones del yo tan frecuentes en los textos de Pizarnik (la sombra, el sueño,
las dos orillas, la imagen reflejada) parecen emparentadas a veces estrechamente con
esa tradición. La obsesión por recuperar el estado unitivo en el que se disuelvan las
oposiciones entre naturaleza y espíritu, sensibilidad y conciencia, objeto y sujeto, edad
actual y pura inocencia inaugural, desasosiego y reposo en el paraje, separación y
encuentro con el amado, recorren sus primeros libros”. (1996: 5)

Salta con la camisa en llamas


de estrella en estrella,
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.
(Pizarnik, AD, 7)
te alejas de los nombres
que hilan el silencio de las cosas
(Pizarnik, AD, 28)
la pequeña viajera
moría explicando su muerte
sabios animales nostálgicos
visitaban su cuerpo caliente
(Pizarnik, AD, 34)
Ojalá pudiera vivir solamente en éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo,
rescatando cada frase con mis días y con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo
a medida que cada letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del
vivir. (Pizarnik, 1971: 24)
3

Sacrificios e intertextos en la poesía de Alejandra Pizarnik


por Miguel Dalmaroni

1. Pizarnik ocupa un lugar persistente en el campo literario argentino, especialmente en


los espacios de producción y circulación de la poesía, al punto de parecerse a un modelo
mitificado y mistificado, casi ineludible.
Dalmaroni (1996) postula qué hizo de Pizarnik un objeto o una provocadora de ser leída
como un genio, mito, un ser particular, y cita a Guillermo Saavedra quien plantea la
densidad autobiográfica de AP en su escritura. Frente a esto, la causalidad: amenaza (en
la poesía) y suicidio (en la realidad) como problema paradójico se resuelve en entender
la dicotomía vida/escritura como ideología sacrificial de la escritura. Este “sacrificio
mismo de la vida” deviene de una red intertextual que se inscribe en la obra de AP, una
estirpe inconfundible cuyo eje es la desaparición del autor, su muerte por la escritura.
La vida perdida para la literatura por culpa de la literatura. Por hacer de mí un personaje
literario en la vida real fracaso en mi intento de hacer literatura con mi vida real pues esta no
existe: es literatura.
El discurso de AP plantea la premisa del arte-por-el-arte (expresión artística
individualista e idealista que busca las libertades, se opone al realismo) y su reclamo
paradojal “anular la distancia que la sociedad obliga a establecer entre la poesía y la
vida”.

2. Influencias literarias en Pizarnik


● Holderlin: la concepción del poeta como aquel cuya tarea consiste en
espectacularizar2 el anuncio y a la vez la nostalgia desgarradora de dos
metáforas intercambiables o equivalentes: el regreso a la Edad de Oro hesiódica
y el cumplimiento del amor por el retorno de la amada. Esa tarea es la que define
la condición sacrificial del sujeto que la ejerce, condición que se textualiza
reiteradamente con el motivo del doble, típico del romanticismo en general y de
la poesía europea moderna.
Las duplicaciones del yo tan frecuentes en los textos de AP (la sombra, el sueño,
las dos orillas, la imagen reflejada) parecen emparentadas estrechamente con esa
tradición. La obsesión por recuperar el estado unitivo en el que se disuelvan las
oposiciones entre naturaleza y espíritu, sensibilidad y conciencia, objeto y
sujeto, edad actual y pura inocencia inaugural, desasosiego y reposos en el
paraje, separación y encuentro con el amado, recorren sus primeros libros (La
enamorada, Sueño, La última inocencia, Tiempo, La caída, Exilio).
● Novalis: estructuración muchas veces análoga de los poemas de AP como en los
Himnos a la noche, concatenados sobre el tópico de la muerte-noche como
espacio de revelaciones y umbral de la vida verdadera, reaparecen una y otra vez
2
Espectacularizar es un verbo válido, formado a partir del adjetivo espectacular y el sufijo
-izar. Este sufijo crea ‘verbos que denotan una acción cuyo resultado implica el significado del
sustantivo o adjetivo que hace de base’. De este modo, puede emplearse para indicar que algo
pasa a ser espectacular o que se convierte en un espectáculo, es decir, en ‘cosa que se ofrece a
la vista o a la contemplación intelectual y que es capaz de atraer la atención y mover el ánimo
infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros afectos más o menos vivos o nobles’.
4

las figuras del jardín, del paraíso, el sueño, el viento, la contraposición entre la
luz y las sombras de la noche, la inocencia de la Edad de Oro frente a la
condición actual del sujeto de la enunciación, la “añoranza” por aquel estado y el
“regreso” a él.
● Djuna Barnes: el conjunto de imágenes nocturnas que circulan en los poemas de
AP están prefigurados en El bosque de la noche. Hay dos zonas en las que es
posible reconocer la lectura de AP:
1) En el personaje alrededor del cual giran los demás, la enigmática Robin Vote,
que como el sujeto que enuncia en los poemas de AP elige la noche. Es más, las
imágenes del sueño, de la sombra, del espejo y de la imagen duplicada, del
jardín, de las “canciones de caza” en medio de la noche, durante la “ronda
nocturna” se repiten en el relato de las conductas de Robin.
2) En el capítulo “Vigilante, ¿qué me cuentas de la noche?” por medio del
discurso de los personajes, Nora y el Doctor Matthew, en los que abunda la
tensión día/noche, el sueño, la muerte, la furia de la noche y el fuego de esa
furia, la amante que vela toda la noche, el “trabajo nocturno de otro orden”.
● Heidegger: el cuestionamiento de la identidad como lectura y uso de los poetas
del siglo XIX para desentrañar el clásico problema de la cultura burguesa: el
lugar del sujeto no como una propuesta metafísica sino como una dramatización
de dicho problema. En AP hay repetición exasperada del pronombre de primera
persona singular que asienta la ideologías de la racionalidad moderna.Así,
plantea una tensión y juego de límites en el ADD con las variantes gramaticales
de la enunciación.
3. Con Árbol de Diana la escritura de Pizarnik ingresa en un movimiento de
oscilaciones que amenazan la estabilidad de ese yo (en primer plano) y que no termina
de abandonarse. Esa escisión(ruptura) del yo, o mejor, ese yo que se dice desdoblado
(que instauraba lo poético desde Holderlin hasta Artaud) es el principio organizador de
la escritura de ADD:
● Fractura explícita en lo que se enuncia:
“Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido POEMA 14
me come y me bebe
(p.24)
● Figuras antitéticas o paradojales:
“palabras en la boca de un mudo POEMA 5
la garganta viva de un pájaro petrificado POEMA 9
hogueras frías POEMA 17
no es verdad que vendrá no es verdad que no vendrá POEMA 8
no saber nombrar POEMA 6
lo que no existe
(pp. 15.19.27.18.16)
● Duplicidad del yo puesto en la organización del cuerpo del poema en
segmentación de dos miembros, separados mediantes procedimientos gráficos
5

(poemas 3, 12,23, 26,33,34,38), mediante la elección del dístico como estructura


completa del poema (poema 2,13,19,25,28,37), o por el uso de la puntuaciòn
para producir significado, como el poema 17:
“Días en que una palabra lejana
se apodera de mí.
Voy por esos días sonámbula y
transparente. La
hermosa autómata se canta, se
encanta, se cuenta
casos y cosas: nido de hilos
rígidos donde me danzo
y me lloro en mis numerosos
funerales. (Ella es su
espejo incendiado, su espera en
hogueras frías, su
elemento místico, su fornicación
de nombres cre-
ciendo solos en la noche pálida.)”
Aquì visualmente con el paréntesis es inevitable ver dos segmentos en el poema,
pero además hay una complejidad en la ocsilaciòn de manera recurrente entre la
primera, la tercera, que a su vez parecen rodear un centro del texto en el que se
reserva la identidad, la superposición entre sujeto y objeto, entre enunciado y
enunciación, entre yo y me.
● La borradura absoluta de la enunciación en procura de la pura palabra sin
sujeto: el texto se abre con tres versos casi estrictamente nominales,
completamente impersonales:

“sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el
desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra” (poema 3).

Conclusión:
Que la condición sacrificial sea una estrategia de legitimación que Pizarnik despliega en
relación con un estado de las fuerzas del campo intelectual, no despeja el hecho de que
la relación de la poeta con esa condición se nos aparezca como compromiso ético, pero
la ilumina por lo menos en alguna medida.
El caso de Alejandra Pizarnik demanda una lectura que se haga cargo de tales efectos:
una crítica política de la literatura.
6

Se trata de retomar el lugar del sujeto que lee como objeto de reflexión, esto es el hecho
de que Pizarnik siga siendo el peso de una tradición insoslayable, justamente porque,
mientras su figura se investía con la gravedad de quien parece decir “el poema soy yo”,
la experiencia de lectura dibuja una y otra vez la autoafirmación heredada con una
tenacidad desmedida y radical que no solo la lengua es incapaz de resistir.
Desautorizando la propia voz, hasta trasponer el límite de toda consistencia y hacer
estallar el orden del discurso.

También podría gustarte