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Autoridad Espiritual2
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Príncipe de Paz
ADORACIÓN Y
ALABANZA
La adoración es esa relación de intimidad que tenemos con nuestro Padre que está
en los cielos, a través de la cual le expresamos nuestro amor y damos las gracias por
todo lo que hace en nuestras vidas como cristianos e hijos, postrándonos ante su
maravillosa y viva presencia. Adoración es dedicarle nuestro tiempo a Dios, nuestro
Señor, quien es todo y lo hace todo, es estar conectados a Él, darle lo que le
corresponde, aunque es poco comparado con lo que nos da a nosotros, adorar es una
actitud del espíritu, es una acción interna e individual, ningún hermano puede adorar
por nosotros, va de adentro hacia afuera, no tiene nada que ver con una postura física
o alguna actitud externa( 1 Corintios 14:25), ni mucho menos con algún sacrificio,
sino que tiene que ver con lo más profundo de nuestro ser, por ende es necesario que
el Espíritu Santo habite en nosotros, ya que es quien vigoriza la adoración, además,
debemos tener un corazón puro, sano, limpio y arrepentido, por último, nuestra mente
debe estar centrada en Dios, si nuestra mente está enfocada en alguna cosa vana o del
mundo, eso no es verdadera adoración.
No importa donde estemos, Dios se merece que le adoremos en cualquier sitio,
bajo cualquier circunstancia y en todo tiempo (Salmos 66:4), adorar es darle
reverencia y expresar admiración a nuestro Señor, reconocer su superioridad y
nuestra dependencia a él, para adorar solo necesitamos las ganas de querer hacerlo de
todo corazón y en verdad, llenos de gozo y del amor de Dios, aunque podemos
utilizar la música para expresar ese amor y activar esa atmosfera para adorar.
2. Mencione los obstáculos que nos impiden adorar a Dios y desarrolle las
tradiciones religiosas
El pecado.
La rebelión.
La desobediencia.
El orgullo.
Opresión satánica.
Las tradiciones religiosas, o tradiciones de hombres que terminan desplazando
e invalidando la palabra de Dios y manteniéndolo a distancia. Las tradiciones
no son más que todos aquellos actos que las personas llevan a cabo solo
porque así lo han recibido de otros, siendo por lo general, principios
enseñados por el hombre y que no tienen ningún fundamento o raíz en la
palabra de Dios (Marcos 7:1-13). Tienden a enseñar una forma de acercarse a
Dios con religiosidad, forma que aparenta ser adoración a Dios en el ambiente
de una iglesia, pero toda adoración inventada por el hombre, solo es un
servicio externo, y con frecuencia el corazón de las personas que se dejan
llevar por esas tradiciones está muy lejos de nuestro Señor (Colosenses 2:8),
tal es el ejemplo de que la mujer debe usar velo, no cortarse el cabello o usar
falda, cuando en la palabra lo que se nos dice es que la mujer debe vestirse
decorosamente y con buenas obras (1 Timoteo 2:9-10), así también leyes,
creencias y ritos. Todas estas tradiciones son trampas que pone el enemigo
para obstaculizar nuestra verdadera adoración a Dios.
La música tiende a usarse dentro de la iglesia para alabar a Dios, pues es un medio
para poder expresar nuestro sentir hacia Dios a través del canto, instrumentos
musicales y danza, nosotros hemos sido creados para la alabanza de la gloria del
Señor (Efesios 1:11-12). Un ejemplo lo tenemos en I Crónicas, cuando David trasladó
el Arca del pacto a Jerusalén y describe la forma como los músicos y cantores estaban
organizados para alabar a Dios con el júbilo que las circunstancias ameritaban y el
mismo rey David danzaba alegremente delante del Arca
Cabe destacar que cuando alabamos y adoramos en espíritu y en verdad, podemos
contagiar a muchos y animarlos a que levanten las manos como sinónimo de
redención a Dios. (Salmos 103:1).
David buscó el arca, pero cometió un error, pues puso el arca en un carro nuevo (2
Samuel 6:1-11), tal como lo hicieron los filisteos, pero esto no era lo que Dios había
establecido; ya que según la ley el arca tenía que ser llevada sobre los hombros y por
los levitas, no en un carro nuevo.
El arca se quedó en casa de Obed-edom por tres meses y bendijo Dios la casa de
Obed-edom y todo lo que tenía (1 Crónicas 13:13-14), por lo que él junto con 68
familiares se mudaron a Jerusalén y consagraron sus vidas para servir frente al arca (1
Crónicas 16:38). David entendió porque había fracasado y dijo “Dios nos quebrantó
por cuanto no le buscamos según su ordenanza” (1 Crónicas 15:13), todos queremos
tener la bendición de Dios, pero para eso debemos cumplir sus leyes y sus
condiciones.
Tiempo más tarde Dios decidió restaurar los principios espirituales del tabernáculo
de David, levantándolo de sus ruinas y reedificándolo (Hechos 15:16-18, Amós 9:11),
se resume en buscar que la gloria de Dios se manifieste y descienda a nosotros, en un
gran derramamiento del Espíritu Santo, así como David buscó el arca, la gloria de
Dios; contener, así como David construyó una morada, una tienda para el arca, así
nosotros debemos ser templo de nuestro Señor, que su presencia more en nuestras
vidas y que estemos llenos del Espíritu Santo, y en tercer lugar, dar, dar gloria a
Dios, por eso David estableció un sistema de adoración las 24 horas, todos los días
del años, pues entendió que el Señor nos creó para alabanza de su gloria.
Cuando los intereses del mundo ocupan la mente, dejando a Dios fuera del
lugar que le corresponde
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero orare también con el entendimiento;
cantare con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”. 1 corintios
14:15.
Cuando se habla de orar o cantar con el espíritu, se hace referencia a que Dios
puede darnos la libertad de ejercitar el don de lenguas, sin embargo, de hacerse esto,
no debería ser hecho de una manera que atraiga la atención a uno mismo o que
distraiga a otros, no se puede asentir a las oraciones o canticos que no se entienden, es
por tal razón que el apóstol Pablo hace una clara distinción entre orar y cantar con el
espíritu y hacerlo tanto con el espíritu y con el entendimiento, y lo hace debido a que
los Corintios no tenían en cuenta que todo lo que hicieran debía ser para edificación
propia y también de los demás, ellos estaban entregados a sus dones extraordinarios
(hablar en lenguas, sin importar si podía ser o no interpretado), en el versículo
anterior Pablo afirma que si ora en lengua desconocida, su espíritu ora pero su
entendimiento se queda sin fruto, así como el entendimiento de otros.
Estas son las palabras que Jesús le declara a la mujer Samaritana cuando ésta le
preguntaba acerca de dónde adorar a Dios, dándole una lección sencilla: que la
adoración a Dios no se debe limitar a una localización geográfica o regulada por las
provisiones temporeras de las leyes del antiguo testamento. Con la llegada, muerte y
resurrección de Cristo Jesús no hay distinción entre judío y gentil, y a través de él
todos podemos tener acceso equitativo a Dios.
Una adoración como la que describe Jesús requiere una sintonía y armonía de todo
lo que somos dirigido a un solo propósito: agradar a Dios. Además, cuando adoramos
a Dios en verdad, nos colocamos en el centro de la realidad sobre quién es él, el
conocimiento de lo que ha hecho y la confianza en lo que ha dicho que hará.
Es por esta razón que tanto nuestro espíritu como la verdad y realidad de quien es
nuestro Padre deben estar presentes para que nuestra adoración pueda honrarlo. El
espíritu sin la verdad conduce a una experiencia llana, sobre-emocional y eufórica,
pero una vez cese la emoción, cesa también nuestra adoración, por otro lado, la
verdad sin espíritu nos puede llevar a cierto tipo de legalismo, sin gozo y sin pasión,
pero, la combinación de ambos aspectos de la adoración nos lleva a una apreciación
gozosa de Dios, a la luz de las escrituras.