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Práctica II

Manuel Jesús Uréndez Peña


Museo arqueológico de Sevilla
· Historia
El Museo Arqueológico Provincial de Sevilla fue constituido como consecuencia
del Decreto de 1867 sobre Museos Arqueológicos. En la gestación del museo fueron
decisivas las intervenciones de la Junta de Museos de Sevilla, para hacerse cargo de los
objetos de arte de los conventos suprimidos, y de la Comisión Provincial de Monumentos,
creada en 1844. La colección fundacional estaba integrada por hallazgos de las
excavaciones de Itálica, de 1780 por D. Francisco de Bruna. Su primera sede fue el mismo
Alcázar, pero en 1875 se trasladó al antiguo Convento de la Merced, también se
encontraba el museo de pinturas. Se realiza bajo la dirección del arquitecto don Demetrio
de los Ríos, que acondiciona tres de las galerías bajas. En noviembre de 1879 se formula
la declaración del mismo: Una vez concluidas las obras, en 1880 se inaugura el museo,
con las series arquitectónica, escultórica, epigráfica y de cerámica, logrando de inmediato
un gran alcance. La falta de espacio era muy preocupante, siendo imposible realizar una
exposición adecuada. Esto se resolvió cuando el Ayuntamiento de Sevilla cedió al
Ministerio de Educación Nacional el Pabellón de Bellas Artes de la Exposición
Iberoamericana de 1929, siendo la nueva sede en el Parque María Luisa. También cedió
los fondos de Museo Arqueológico Municipal, creado en 1886. Estos fondos se hallaban
conservados en la Torre de D. Fadrique. Una vez realizadas las obras, se trasladaron las
colecciones inaugurándose el 25 de mayo de 1946, con 8 salas, Biblioteca y Dirección.
El 1 de marzo de 1962, fue declarado Monumento Histórico Artístico. En los años 70 se
reorganiza el museo sufriendo reformas de ampliación y mejora, inaugurándose 19 salas
más, hasta las 27 actuales, añadiéndose a estas en 2012 la Sala Monográfica del
Carambolo en la planta alta.
· Estructura del museo
El museo propone una serie de recorridos por áreas temáticas, de especial interés
para aquellos visitantes que no dispongan de ese tiempo o que deseen hacer una visita
más pausada o centrada en aspectos concretos de las colecciones. El primero de estos
recorridos nos lleva a la salas de la Prehistoria, donde se encuentran los interesantes
materiales procedentes del yacimiento de la Edad del Cobre de Valenciana de la
Concepción, piedra, cobre y hueso, que se fechan en el año 2.500 y 2.000 a.C. Sin olvidar
el conjunto de ídolos, con sus grandes ojos en forma de soles, de las más antiguas
representaciones. Todas estas piezas fueron halladas en excavaciones, realizadas en
estructuras de habitación y de enterramiento, que todavía hoy pueden visitarse y que
pueden analizarse gracias a una maqueta de ello en la sala. En el ámbito de protohistoria
hay dos grandes áreas, separadas. La primera de ellas ocupa la parte del sótano y destacan
las vasijas de bronce de La Angorilla y el Gandul o los delicados marfiles de Carmona.
La segunda área, en la primera planta, es la Sala monográfica dedicada al Carambolo. Se
muestra una reproducción del magnifico tesoro de oro, un santuario dedicado a
divinidades fenicias. Vemos también la representación de la diosa fenicia Astarte´,
realizada en bronce y sentada y aparece un texto, el más antiguo que se conoce en la
Península. Se incluyen también otros tesoros, como el de Ébora y Mairena y otros
santuarios del entorno, Coria o Lebrija. En la planta principal en el mundo romano está
la gran escultura italicense- Venus, Mercurio, Diana, Alejandro-; los mosaicos; los
retratos imperiales de Trajano y Adriano; la epigrafía; el comercio; la cerámica; el mundo
funerario. Luego la sala de la Epigrafía Jurídica en bronce, rica colección de textos
jurídicos.
· Comentario obra
Diana; Me parece una obra sumamente conservada ya que apenas ha perdido de
su ausencia tan solo de los brazos, la parte que va del codo hasta la mano, muy admirable
de su conservación ya que era es una obra de mármol de paros esculpido y trépano de una
altura considerable como son 225 cm y del Siglo II d.C. La obras es de procedencia Itálica,
de Santiponce en Sevilla. Representa a la diosa de la caza ataviada con sus
correspondientes y habituales atributos iconográficos, que se muestran caramente en
zonas de ella donde el tiempo no le ha hecho justicia y sigue intacta como son las ricas
de botas situadas en la arte última de esta, el chitón, que es el vestido que porta la misma,
el manto y la diadema, para realzar su figura como diosa. Esta se apoya en un tronco de
árbol, cubierto por una piel de cervato, dando así referencia a su profesión como cazadora.
La obra es muy singular, y de las que más me han llamado la atención por su perfecto
estado y perfecta sincronía.

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