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Carlo y Ricardo Broschi son hermanos, ambos buenos músicos, pero sólo uno

intérprete: Carlo, mejor conocido como Farinelli. Entrenado desde muy corta edad
en el arte de la ópera, es secretamente castrado para asegurar su futuro como
cantante de altos registros luego de que su padre murió. En la película, salta a la
fama al igualar o incluso superar en agudez las notas de una trompeta sólo con su
voz, y lleva a su hermano compositor consigo a una nueva vida como reconocidos
músicos.
Ambos son muy cercanos, están unidos por la cadera: hicieron un pacto de
compartirlo todo cuando su padre murió, desde sus éxitos, canciones, y partituras,
hasta parejas sexuales. Esta unión será su mayor fuerza y peor debilidad,
cayendo en el desorden moral incluso.
Los hermanos viajan por toda Europa, mostrando el talento de Farinelli
acompañado por las decorosas pero simples melodías que Ricardo componía. En
un punto, es tanto su éxito, que se le ofrece a Farinelli ser parte de la colección de
cantantes del Rey de Inglaterra. A pesar de que lo rechaza por el pacto (y se gana
la enemistad-admiración de Haendel, el compositor del rey de Inglaterra), se da
cuenta que quiere algo más que tocar siempre a lado de su hermano. Sus
melodías carecían de la emoción, drama y personalidad que Farinelli podía
transmitir con su increíble voz, y esto junto con la espera de su composición
maestra que parece nunca llegar, los hace comenzar a alejarse. Esto solo
empeora cuando Carlo se rehúsa a compartir a Alexandra, su verdadero amor y la
cuidadora del hijo minusválido (con quien Carlo tiene una relación fraternal) de la
dueña del teatro donde suelen presentarse. La gota que derramó el vaso fue
cuando ella roba las partituras de Haendel para que él las cante y Ricardo las
toque, pero esto realmente ofende a Ricardo y ambos hermanos emprenden
caminos distintos.
En la que Farinelli no contaría sería su última presentación, Haendel se presenta a
hurtadillas y ofrece ayuda a Ricardo con su composición maestra a cambio de
decirle la verdad sobre la castración de su hermano. Él, perturbado por la historia,
decide contársela a Farinelli en un escrito: había sido castrado bajo el efecto de
los opioides a las manos de su propio hermano. Este no lo toma nada bien, y se
desaparece del espectáculo. Tres años después, Ricardo finalmente termina su
obra maestra y busca a Carlo hasta encontrarlo en España, donde se dedica a
cantar exclusivamente para el rey acompañado de Alexandra. Ambos se
reconcilian con la composición maestra y al Ricardo embarazar a Alexandra,
devolviéndole la masculinidad que le quitó a Carlo.
Farinelli es una película dramática y extravagante, algo que debes ver una vez al
menos en tu vida. Tiene bien merecido su Oscar a Mejor Película de Lengua No
Inglesa. Fascina al músico interior de cada uno de nosotros con la irrealidad de
una voz tan perfecta y magnífica como la de Farinelli: ¡tres octavas y media de
registro! Aquello es tan singular, que se tuvieron que mezclar digitalmente las
voces de del contratenor Derek Lee Ragin y de la soprano Ewa Mallas Godlewska
para obtener semejante registro y estar lo más cerca de lo que Farinelli realmente
hubiera sonado. La vida de Farinelli logra unir la belleza de la música y lo retorcido
del mundo medieval y barroco en su voz prodigiosa.
Es increíble pensar en la seriedad con la que se tomaba la música en aquel
entonces, hasta el punto de castrar a tus hijos para que tuvieran la oportunidad de
ser operistas. El mundo del entretenimiento y la música se puede ver como algo
de extremo prestigio en la película y el mundo medieval, donde realmente se
apreciaba el talento. La forma de transmitir emociones hasta el punto de hacer
desmayar como se cuenta de Farinelli es inigualable, sublime, y me atrevo decir
que irrepetible.

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