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Recorridos, tensiones y debates sobre la educación

Recorridos, tensiones y debates sobre la educación

Referencias
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Recorridos, tensiones y debates sobre la educación

La sociedad de la información. Cultura audiovisual y educación

Como se estuvo trabajando a lo largo de los módulos anteriores, se puede


entender que la modernidad posmoderna, si es que es válido llamarla así,
consiste en una suerte de transformación sociocultural profunda, es decir, un
cambio en la hegemonía de la organización global del mundo simbólico. En
esta transformación, se incrementa la influencia de la televisión como medio
de comunicación que establece los criterios para otros medios informativos
como la prensa, el cine, los libros, la música, entre otros. Temas, cantidad,
configuración, características visuales y textuales y otras particularidades de
los bienes de consumo y de los bienes culturales son, cada vez más,
establecidos por las imposiciones de la televisión. Por otro lado, esta
modernidad posmoderna implica, al mismo tiempo, la explosión de sujetos
colectivos que se enfrentan a una diversidad de tensiones sociales, que van
más allá de los conflictos de clases característicos de períodos históricos
anteriores.

En este contexto, la escuela se encuentra perdiendo terreno en términos


culturales y políticos, es decir, en detrimento de una educación para la
igualdad y la democracia. Junto a esto, el hecho de no incorporar las
instalaciones proporcionadas por los avances tecnológicos la pone en
desventaja con respecto a otros medios culturales, donde la comunicación
es la clave del funcionamiento social y del cambio que se intenta establecer.
Frente a esto, la educación es vital en el proceso de transmisión de una
perspectiva crítica que contribuya al desarrollo de un pensamiento
autónomo. Es necesario comprender la educación como un proceso de
continua búsqueda, que conciba la interacción entre los sujetos así como la
intervención social como procesos en permanente construcción y
reconstrucción colectiva en función de situaciones y coyunturas concretas de
las personas que viven esas experiencias educativas en las que intervenimos
o que son afectadas por ellas.

Educación e igualdad de derechos y oportunidades. Exclusión


educativa y social

Cuando se habla de exclusión, se tienen presentes distintas miradas, entre


ellas, la idea del fracaso escolar. Un individuo es excluido de la escuela
cuando fracasa. Pero ¿qué es el fracaso? En la actualidad, se concibe al
fracaso como un parámetro estadístico que se usa para medir cuántos
chicos de una edad se gradúan y cuántos no en un momento determinado.
Esto no significa que no se gradúen al año siguiente o 4 años después. Sin
embargo, hay evidencia que sugiere la existencia de niños y niñas que no se
gradúan nunca. Detrás de estos niños y niñas existen una serie de
situaciones entre las cuales encontramos el sufrimiento personal y el
sufrimiento familiar. ¿Cómo se determina cuáles son los individuos que están
en condiciones de fragilidad o vulnerabilidad en relación con estas
cuestiones? Las condiciones de fragilidad y vulnerabilidad suelen ser
medidas a partir de ciertos indicadores estándares como el capital humano,
el trabajo, las relaciones sociales, etcétera. Dentro del capital humano, uno
de los indicadores es la escolaridad, los recursos educativos con que las
personas cuentan. También, el ingreso económico, el género, las
características socio-étnicas, el lugar de residencia. Estos factores
prevalecen como variables que inciden en el riesgo de exclusión social y
educativa.

La exclusión en la educación es un asunto importante. Ya en la Conferencia


de Salamanca de 1994 se abordó el tema de la necesidad de la educación de
los grupos vulnerables, pues estos grupos vulnerables son vulnerados. Son
grupos incluidos en la educación pero excluidos al mismo tiempo, ya sea por
aprendizaje de baja intensidad, poco relevantes, o porque los sujetos no
logran aprehender lo que la sociedad requiere de ellos para que consigan
mejorar sus condiciones de vida. 

La “Declaración de Salamanca de Principios y Prácticas para las Necesidades


Educativas Especiales” recoge algunos principios y compromisos asumidos
en la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos (Tailandia, 1990) y la
Cumbre Mundial a favor de la Infancia (Nueva York, 1990). Además, insta a
los Estados a que diseñen políticas y planifiquen programas de estudio para
que las carreras de enseñanza de todos los niveles otorguen prioridad al
espíritu de inclusión e integración propuesto.
Si bien, como se dijo anteriormente, en la década del 90 comienza la
necesidad de plantear políticas de equidad e inclusión para todos los grupos
socio-étnicos que participan del proceso educativo, lo cierto es que en la
actualidad no contamos con políticas claras para incluir a los grupos que son
excluidos. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que hay que promover
una educación para todos. La pregunta para hacerse y reflexionar es ¿cómo
atender e incluir a estas poblaciones en la educación?

Por otro lado, el siglo XXI nos coloca frente a desafíos nuevos, uno de ellos es
el desafío de aprender a aprender. Ya no es que lo que aprendimos en la
escuela o universidad nos va a servir por muchos años, sino que vamos a
tener que continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida. Si esto es así, uno
de los grandes retos de la educación o la escuela como institución es
enseñar el desafío de aprender a aprender. 

Estos cambios de los que hemos venido hablando a lo largo de los módulos
anteriores afectan las infancias, las juventudes, impactan en los docentes y
en los vínculos intergeneracionales. Todas estas transformaciones nos
desafían a reflexionar sobre las nuevas formas de acceso al conocimiento y
las formas de reproducción y recreación del mismo. En nuestro país en
particular, y en América Latina en general, con las características de
desigualdad, pobreza y exclusión que caracterizan la región, se nos plantea
la necesidad de hacer de la escuela el espacio donde niños, niñas y
adolescentes puedan identificar, analizar y comprender los contenidos de los
lenguajes digitales.
En la cultura audiovisual el lenguaje por excelencia es el de las imágenes, las
cuales involucran una gran cantidad de información y de significados de
acuerdo al sentido que quiera dársele. Estas imágenes no son inocentes y
quien tiene el poder de representarlas suele añadir su posicionamiento moral
sobre ellas. Entonces, en la cultura audiovisual vemos cómo se entremezclan
la comunicación, la información, la recreación de discursos específicos con la
persuasión y el entretenimiento. Por todo esto, es necesario analizar las
imágenes y tener en cuenta estos factores propios de la cultura audiovisual
en la que estamos insertos, pues los medios de comunicación y nosotros, los
individuos que formamos nuestras sociedades, nos movemos en estas
dimensiones y es necesario identificar y entender cómo se adecúan a los
intereses de los poderes hegemónicos en una coyuntura sociopolítica
determinada. En relación a todo esto, el desafío que se nos presenta es el de
plantear nuevos espacios o lugares de enseñanza que puedan favorecer e
impulsar el aprendizaje de los alumnos y fomentar una inclusión más plena
en el sistema educativo.

Para seguir profundizando sobre estas cuestiones lea Elsie Rockwell


(2012) Movimientos sociales emergentes y nuevas maneras de
educar. 

Acceda al archivo haciendo clic aquí.


MOVIMIENTOS SOCIALES EMERGENTES Y NUEVAS.pdf
136.6 KB

C O NT I NU A R
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Referencias

UNESCO.  “Declaración de Salamanca de Principios y Prácticas para las


Necesidades Educativas Especiales”. 10 de junio de 1994.

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