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CONVERSACIONES

EN TORNO AL RIACHUELO

LORENA SUÁREZ
Diego Barovero - Antonio Brailovsky - Camila - Ulises Camino - Ariel Cusnir
Félix Díaz - Serafina Falagán - Ruy Farías - Víctor Fernández - Christian Ferrer
Entrevistas Carlos Gradín - Luis Gusman - Juan Diego Incardona - Antolín Magallanes
Fabio Márquez - Beatriz Mendoza - Ana Rosa Moreno Sánchez - Roberto Naone
Daniel Santoro - Edgardo Scott - Graciela Silvestri
Suárez, Lorena
Conversaciones en torno al Riachuelo / Lorena Suárez. - 1a ed. - Avellaneda :
Undav Ediciones, 2021.
Libro digital, PDF - (Región y ambiente ; 3)

Archivo Digital: descarga


ISBN 978-987-3896-81-1

1. Cuidado del Medio Ambiente. 2. Higiene Ambiental. 3. Saneamiento. I.


Título.
CDD 363.7292

Arte de tapa, diseño y diagramación: Julia Aibar (UNDAV Ediciones)


Las fotografías de tapa e interiores pertenecen al Archivo General de la Nación

© 2021, UNDAV Ediciones


Paso de la Patria 1921 - Piñeiro - Avellaneda
tel. 4228 1072
undavediciones@undav.edu.ar

ISBN 978-987-3896-81-1

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alterar, transformar o crear sobre esta obra.
ÍNDICE

Prólogo 6

Relatos, imágenes, recuerdos para reconstruir el río 8

ARTE Y CULTURA

Luis Gusman: “No hay río sin puente” 12

Graciela Silvestri: “Quise saber por qué el Riachuelo separa 16


en lugar de unir. Descubrí que la razón es política”

Víctor Fernández: “El legado de Quinquela nos enseñó que, 22


para recuperar el Riachuelo, la cultura y la educación son
esenciales”

Edgardo Scott: “La literatura puede ayudar a devolverle al 28


Riachuelo, el estatuto de río”

Juan Diego Incardona: “Para mí, de chico, el Riachuelo era 34


como el Misisipi de Mark Twain,era ese lugar de aventuras”

FILOSOFÍA

Antolín Magallanes: “Pienso en la recuperación 41


del Riachuelo como un momento asombroso”

Félix Díaz: “Para nosotros es muy repudiable la actitud de 45


quienes desechan su ambición sobre los ríos”

Christian Ferrer: “La idea de contaminación de un río, 50


es una idea moderna, que está asociada a la idea de
industrialismo”
Daniel Santoro: “Al atravesar el Riachuelo para pedir la 56
liberación de Perón, en el 45, los obreros cruzaron el límite”

SOCIAL

Beatriz Mendoza: “Me imagino un Riachuelo recuperado, 63


que sea un espacio de vida, un lugar productivo, de
recreación, navegable, que no enferme”

Serafina Falagán: “Siempre viví a la orilla del Riachuelo” 70

Camila: “Para nosotros el Riachuelo es como un límite, 74


una referencia geográfica”

Ariel Cusnir:“Siento que el potencial artístico del Riachuelo, 79


no ha llegado aún a su punto máximo”

Roberto Naone: “Queremos como vecinos, reivindicar 86


nuestro derecho a remar en el Riachuelo”

Ana Rosa Moreno Sánchez: “El trabajo con la comunidad que 91


vive junto al río es clave. Ellos aman el Riachuelo, es su casa”

AMBIENTAL

Carlos Gradín: “El Cauce Viejo permite imaginar cómo era 97


el Riachuelo hace muchas décadas.Su valor es patrimonial y
ambiental”

Fabio Márquez: “Imaginemos lo grato que sería que los 101


niños se puedan hamacar mirando el río, rodeados de
vegetación y mariposas”
HISTORIA

Diego Barovero: “El Riachuelo está en el ADN del barrio 110


de La Boca. Tienen una relación íntima, son la misma
cosa”eados de vegetación y mariposas”

Ruy Farías: “Los inmigrantes gallegos se relacionaban con el 119


Riachuelo de un modo trágico porque se inundaban”

Antonio Brailovsky: “Cuesta imaginar el Riachuelo limpio” 123

Ulises Camino: “Los pueblos indígenas se acercaban al 128


Riachuelo a cazar y a obtener arcilla para desarrollar piezas
de cerámica”
CONVERSACIONES EN TORNO AL RIACHUELO

Prólogo

El Observatorio de Desarrollo Territorial de la UNDAV tiene varios


objetivos. Uno, entre los más importantes, es la recolección, recopi-
lación, registro, análisis y divulgación de información de calidad y
actualizada, relacionada con los cambios y/o necesidades de la siem-
pre cambiante región del Conurbano Sur. En ese sentido, la publi-
cación que aquí se presenta, contribuye, por la variedad de voces y
miradas que incorpora, las tensiones, los conflictos, pero también
los acuerdos que actualmente existen en torno a la que quizá sea la
causa ambiental más importante del país.
Desde el Observatorio, producimos y analizamos información
para ser utilizada como una herramienta de gestión estratégica y
material de consulta al momento de la toma de decisiones que invo-
lucren cambios en la infraestructura del territorio o en el entramado
social. Es por ello que la información de fuentes primarias de gran
parte de los protagonistas del proceso de saneamiento que el Ma-
tanza Riachuelo atraviesa —que Conversaciones en torno al Riachuelo
ha desarrollado— se torna de vital importancia para les estudiantes
de las carreras de Ciencias Ambientales, ambientalistas, referentes,
funcionarios, profesores e investigadores. Son las propias voces del
territorio las que aquí se expresan, invitan a la reflexión y al inter-
cambio de saberes.
No son entrevistas pasivas, hay en las preguntas una intenciona-
lidad que da cuenta de la búsqueda de lo profundo, en los saberes
de les entrevistades, pero también en sus sentimientos, en el vínculo
que han establecido con ese río. Se trata, por tanto, de conversacio-
nes, como su nombre lo indica, donde quienes conversan compar-
ten un espacio de construcción, de encuentro, de igualdad. De cada
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CONVERSACIONES EN TORNO AL RIACHUELO

intercambio surge un río nuevo, desconocido por les lectores que


invita a la acción, ya sea a conocerlo, a contrastar lo que allí se dice,
a investigar, a acercarse.
Gran parte de estas entrevistas han sido desarrolladas en el con-
texto de pandemia por Covid. Los aportes que esas conversaciones
brindan dan cuenta también de la necesidad de incorporar las mira-
das ambientales de manera transversal e integral. Es, en ese sentido,
el río Matanza Riachuelo un objeto de estudio, pero también un
desafío al que la universidad pública puede aportar desde una mira-
da crítica, constructiva y democrática.
Por todo lo expuesto es que el libro que aquí se presenta repre-
senta un material de consulta enriquecedor para cualquier persona
que quiera introducirse en las cuestiones de la Cuenca Matanza Ria-
chuelo, su problemática, sus conflictos, sus relatos, sus imaginarios,
sus voces.

Iris Bejarano
Coordinadora del Observatorio
de Desarrollo Territorial de la UNDAV

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CONVERSACIONES EN TORNO AL RIACHUELO

Relatos, imágenes,
recuerdos para reconstruir el río

Habrá quien piense que el río no se escribe, que el río se vive, se


nada, se pesca, se rema, pero yo no pude hacer nada de eso, porque
el Matanza Riachuelo, está contaminado hace más de 200 años. 
Cuando en 2005 me convocó la Fundación x La Boca (FXLB)
para sumarme a su equipo de trabajo como responsable del área
de comunicación, no imaginé que había una causa que me estaba
haciendo parte de ella para siempre. Ese equipo de trabajo fue pio-
nero en creer que la recuperación del Matanza Riachuelo era una
cuestión posible. 
De mi paso por la FXLB obtuve gran parte de las impresiones
que vuelco en este ensayo. Pude ver la reacción de los niños que
participaban de las “navegaciones educativas” que organizábamos,
su (no)relación con el río, su desconocimiento de la historia, de su
significado y su importancia.
En esos años participé del alocado proyecto de organizar la Re-
mada x el Riachuelo. Aún recuerdo los rostros de los funcionarios
que íbamos a ver cuándo les contábamos el proyecto para solicitarles
sponsoreo o algún permiso. “¿Ustedes quieren llevar a la gente a re-
mar ahí? ¡Están locos!”, exclamaban con los ojos desorbitados. Y sí,
ese fue siempre el objetivo, aunque duela, aunque huela mal, aun-
que sea una experiencia desagradable, siempre intuimos lo que en
este trabajo trato de plasmar: el contacto con sus aguas es indispen-
sable si queremos soñar con recuperarlo, por aquello de que “nadie
ama lo que no conoce y nadie cuida lo que no ama”.
Más tarde, tuve la oportunidad de sumarme al equipo de trabajo
de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo. Allí aprendí de his-
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CONVERSACIONES EN TORNO AL RIACHUELO

toria y de pasiones en torno al río y, también, de los conflictos polí-


ticos que sus aguas arrastran. Desde entonces no he cesado de leerlo,
de navegarlo, de quererlo y defenderlo del peor de los ataques: la
ignorancia. En Acumar también conocí apasionados y soñadores,
pero sobre todo un grupo humano comprometido con un horizonte
distinto para los habitantes de la Cuenca.
En este hermoso camino conocí múltiples vecinos, activistas,
ambientalistas, investigadores, urbanistas, funcionarios, paisajistas y
soñadores anónimos que, como yo, creen que contar con un río re-
cuperado en el que mirarse es una tarea urgente y necesaria. Algunas
de esas miradas integran estos diálogos.
Siempre digo que con el Matanza Riachuelo me pasa algo increí-
ble. Hace más de diez años que trabajo desde los aspectos sociales,
básicamente tratando de contarlo, de comunicar el proceso de de-
gradación que sufrió, para que no vuelva a pasar y también el pro-
ceso de recuperación, para que no se detenga. Me pasa que cuando
creo que ya no me queda enfoque desde donde contarlo, porque
los exploré todos, aparece uno distinto. Así he redactado campañas,
contenidos web, boletines, posteos, guiones de audiovisuales, ideas
para coberturas fotográficas, cuentos infantiles, presentaciones, pro-
yectos, gacetillas, informes y ahora estas entrevistas. Se trata de un
nuevo intento de contarlo desde múltiples enfoques, el de los ima-
ginarios que surgen, se sostienen y cambian en torno al Matanza
Riachuelo; versa sobre cuestiones académicas, filosóficas, históricas,
ambientales. No es una investigación periodística, aunque intervie-
nen fuentes, datos, análisis, relatos. Son textos que intentan plasmar
discusiones, diálogos, pensamientos, saberes populares, relatos, sen-
timientos, ciertas pasiones. Son conversaciones que, en cierto mo-
mento, ponen más hincapié en lo ambiental o en lo social, mientras
que en otros están más centradas en lo “experiencial”, la lectura o
conversaciones fragmentadas.
En esta publicación, el río es reconstruido a partir de relatos,
imágenes, recuerdos. Clasifiqué estos intercambios en áreas temáti-
cas, aunque ello puede también resultar arbitrario. Cada voz de las
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CONVERSACIONES EN TORNO AL RIACHUELO

que aquí se incorporan porta un saber y una mirada que contribuye,


sin dudas, a la reflexión en torno a la importancia de ese curso de
agua en nuestra identidad y en nuestra esencia.
A causa de su terrible estado, hemos perdido el contacto directo
con el río y la dimensión sensorial y espiritual que ese contacto
conlleva. Y es en ese aspecto en el que quiero sumergirme, empa-
parme, salpicarme. Quise saber ¿qué nos pasó en la relación con ese
río? ¿Qué fantasmas lo habitan? ¿Por qué naturalizamos que está
prohibido el contacto directo con él? ¿Qué mecanismos operan en
el inconsciente colectivo para aceptar que lo que debería ser una for-
taleza, como contar con un río en plena ciudad, se haya convertido
en una catástrofe ambiental? ¿Cómo es representado, construido y
relatado desde el imaginario social? Y, ¿de qué manera esos imagina-
rios se han plasmado en su paisaje y viceversa?
En estas líneas reflexiono junto a múltiples actores, que yo con-
sidero claves, un poco caóticamente sobre esas cuestiones: vamos y
venimos desde la historia, desde las anécdotas personales, las lectu-
ras previas, los sentidos posibles. 
La decisión de publicarlo en la editorial de una universidad pú-
blica del conurbano y de la Cuenca, tan emblemática por los nobles
objetivos con los que fue creada, tampoco es azaroso. Sueño con
que les estudiantes que lean estas líneas se hagan preguntas nuevas y
vayan tras sus respuestas.

Lorena Suárez

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ARTE Y CULTURA
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Luis Gusman

“No hay río sin puente”

Luis Gusman es, quizás, uno de los escritores contemporáneos más


prósperos y más celebrados por la crítica literaria. Sus novelas El fras-
quito, Villa, El peletero, han recibido múltiples reconocimientos.
Gusman nació en 1944 y vivió gran parte de su infancia en Ave-
llaneda. En esa etapa de su vida, el río ha sido una presencia muy
cotidiana. En varias de sus obras lo ha tomado tanto como escenario
y testigo de sus historias como fuente de reflexiones en torno a sus as-
pectos y sus imaginarios. En esta conversación los puentes, los cruces
y las imágenes se suceden como un álbum de fotos que dispara ideas,
conceptos, recuerdos.

En varias de tus novelas tomás el Riachuelo no solo como


escenario en el que las cosas suceden, también aparece represen-
tado. Hay una construcción simbólica de ese río, como algo os-
curo, nebuloso, “podrido por dentro” decís en El peletero; ¿Qué
es el Riachuelo para vos? ¿Cuál es tu vínculo?

Es algo que tiene que ver con la infancia. Me remitiría al tranvía


que se hundió en Puente Bosch, un hecho muy fuerte que marcó mu-
cho a la población y al vínculo con el Riachuelo. Cuando era chico vi
en cine la película Del otro lado del puente (1953) que sucedía en toda
esa zona. Era una tragedia. Eso había marcado a mucha gente. De ahí
podría decir que vienen mis impresiones más oscuras del río.
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Y después, en cuanto al vínculo, podría decirte que no hay río


sin puente. El puente era el que unía la provincia, con Capital y
ese puente está atravesado por muchas cuestiones. En mi caso, en
mi infancia, viví en dos lugares de Avellaneda, en Gerli y a cuatro
cuadras de los frigoríficos La Blanca y La Negra. Todo ese paisaje
me marcó.
Mi madre me mandaba a una escuela en la calle Montes de Oca
y Suárez, cerca de la Bagley.1 Lo loco era que iba a la mañana y a
la tarde. Y no me quedaba a comer ahí, volvía a mi casa a comer.
Y a veces me gastaba la plata del tranvía y me volvía caminando. Y
cruzaba todos esos puentes. El puente era parte de nuestra vida. Una
frase muy común era “levantaron el puente”. Y eso complicaba todo
porque no se podía cruzar.
En aquella época, Avellaneda eran cinco o seis cuadras. Sus cafés,
sus cines. El río era parte de eso. El Riachuelo era un río más bien
sucio, no navegable. Era un río mítico, político, lo simbólico era
cruzarlo. Lo simbólico es lo que separa y a la vez une dos lados.

En Tennessee la historia sucede en gran parte en el Club Rega-


tas de Avellaneda que es un ícono de esa zona, ha sido cuna del
remo en la Argentina.

Eso es todo inventado (risas). En mi juventud, el Club Rega-


tas era un club de chetos. Lo que no se entendía era cómo podían
soportar el olor a podrido del río. Era realmente impresionante.

1 Melville Sewell Bagley fue un empresario estadounidense, creador del licor


Hesperidina, y titular de la primera marca registrada y la primera patente de ese
producto en Argentina. Además de su famoso y popular invento, Melville Bagley
emprendió otros proyectos. Fue uno de los primeros que se preocupó por el
transporte en la zona sur, inaugurando en 1873 el tranvía a caballo en Quilmes.
También fue pionero en la fabricación de galletitas en la Argentina (las cuales se
importaban hasta entonces del Reino Unido), localizando su planta primero en
la calle Maipú. Unos años después de su fallecimiento, en 1892, la empresa se
trasladó a la emblemática sede de General Hornos 256, en el barrio de Barracas,
de la ciudad de Buenos Aires (N. del E.).
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Quiere decir que es cultural. Es simbólico porque los veías jugan-


do al tenis de punta en blanco, como que no llegaban a percibir
el olor. Como si estuvieran en otro lado, no ahí, al lado de un río
contaminado.

En Tennessee también decís “finalmente el río. Lo más oscuro


del río. Su figura no alude a la luz o a la oscuridad, sino a la
distancia”. ¿Cómo explicás esa frase?

Yo no sé cómo es el río más allá. Un amigo me hizo una observa-


ción que es muy interesante. Lo más oscuro del río es lo más lejano.
Vos no te referís al color, te referís a la distancia. Pensamos en lo
oscuro como lo más lejano. Si uno piensa en lo que se acerca y se
aleja, lo oscuro es lo más lejano.

Sin embargo, en esto que vos planteás, que lo inventaste, hay


algo fuerte, arraigado, una presencia del río en vos que es quizás
inconsciente. En El peletero, describís: “encontraron el cuerpo
envuelto en ese verdín que hay en algunas partes del Riachuelo.
El cuerpo estaba negro, como de luto, como el color del río”.

Ya ni me acuerdo…(risas) Está buena esa frase. Cómo lo biográ-


fico pasa a un segundo plano, pero evidentemente está. El problema
de El peletero es que queda desafectado, no tiene problema de dine-
ro. El problema es que no existe más. El Riachuelo existe porque
está ahí y también está desafectado. No navega nada por ahí. Eso lo
vuelve más paradójico. Incluso si vas al Tigre, podés llegar hasta las
casas. Acá no sé. Como que no llegas a ningún lado.

Es curioso porque esta idea del Riachuelo como algo oscuro


aparece también en otros escritores jóvenes, que también se re-
lacionaron en su infancia con el Riachuelo de manera similar, y
en los que ocupa un lugar central

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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Es casi como un oxímoron o como una paradoja, la presencia


de una ausencia, un río fantasmal. Cuando iba al Regatas y veía los
botes para practicar remo, yo decía “¿pero esto cuándo pasó?”. Hay
como una detención del tiempo. Por eso yo te decía lo de la clase,
todo muy paquete, hacen fiesta de quince, como detenidos en el
tiempo. Para mí, yo le doy mucha importancia a la experiencia del
cruce, de un lado y del otro.
Y con el tiempo las geografías van cambiando. Pero Avellaneda
tiene esos siete puentes que parecen muy detenidos en el tiempo.

¿Vos crees que hay algo traumático en la forma en que nos


relacionamos con los ríos, como cultura?

Me lleva a pensar que acá se perdió el río. Para nosotros, de chi-


cos, el río era Quilmes, porque ahí estaban los prostíbulos, hoteles,
era un lugar de iniciación sexual. Igual que en Maciel. Cosas que me
contaban mis tíos, que era tan pesado que la gente llevaba la plata
escondida en los zapatos.
Pero también me acuerdo que mi abuela me llevaba al río a ba-
ñarme, en Costanera. Todo eso como que se perdió. El río se ha per-
dido porque yo me acuerdo perfecto, vengo de una infancia dura,
viví en conventillos. Me acuerdo que el viaje, el paseo de lujo, era
que te llevaran a la Costanera.

¿Te lo imaginas recuperado?

Yo no sé. Vi que se están haciendo obras, pero desde lo simbó-


lico, es un río sin prestigio. No tiene el prestigio literario que tiene
el Río de la Plata. Hay algo oscuro, neblinoso. No sé si eso va a
ser posible. Después, para mí, el río es político, es político el cruce
del puente. Es un río es absolutamente fantasmal. No me lo puedo
imaginar de otra manera.
En fin, no sé si puedo aportar mucho. Siempre creo que soy
mejor escribiendo.
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Graciela Silvestri

“Quise saber por qué el Riachuelo separa en lugar


de unir. Descubrí que la razón es política”

Graciela Silvestri es arquitecta y doctora en Historia de la Arquitectura,


docente e investigadora. Ha dado clases en la Universidad de Harvard,
en la Universidad de Cambridge, en el Instituto Ibero-americano de
Berlín, en la Universidad Nacional de La Plata y en el Instituto de
Arte Americano e Investigaciones Estéticas Mario J. Buschiazzo, de la
Universidad de Buenos Aires. Su principal área de estudio y de trabajo
es el paisaje. Su tesis de doctorado fue publicada por el sello editor de
la Universidad de Quilmes, bajo el nombre El color del río.1 Conversé
con ella sobre la importancia de ese material para quienes nos interesa-
mos por ese cauce de agua y sobre algunos aspectos del devenir histórico.

Todos los que estamos vinculados al río hemos leído El color


del río, es como nuestra biblia, se trata de tu tesis de doctorado,
¿cómo fue el proceso de gestación?

En 1997 fue la defensa de mi tesis, que tardé unos ocho años


en escribir. Prácticamente la historia urbana se leía desde un solo
punto de vista, extremadamente sociológico, con categorías muy
generales y abstractas, sobre cómo se entendía el territorio, sin
mirar la historia de ese territorio. Mi generación es la primera que

1  Silvestri, G. (2003): El color del río. Historia cultural del paisaje del Riachuelo,
Editorial UNQ, Quilmes (N. del E.).
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

empieza a trabajar sobre historia geográfica y territorial, en Argen-


tina. Lo que habitualmente se llama el giro espacial de las ciencias
humanas. Estábamos en contacto con distintos historiadores que
entraban al tema de los barrios por distintos lugares. Podían entrar
a partir de testimonios actuales o a partir de la literatura o el arte.
¿Por qué me interesó el Riachuelo? Si vos mirás el mapa decís ¿por
qué razón el Riachuelo separa y no une? Porque si mirás el Sena,
por ejemplo, eso no ocurre. Por supuesto las respuestas son polí-
ticas pero la historia te da ciertos elementos para pensar que eso
podría haber sido distinto.
Entré a la historia a partir de otro tema que también está puesto
de relieve en ese texto que es lo que podríamos llamar paisaje indus-
trial. O sea, la idea de paisaje es una idea de por sí interesante. No es
medio ambiente, aunque tiene que ver con medio ambiente. Tiene
que ver también con la interpretación que se hace de ese medio
ambiente. En general, estética o afectiva. Y entre ambos hay una re-
lación más cercana que la que uno se imagina. En el sentido de que
la palabra estética en el siglo XVII remitía al conocimiento sensible.

En ese texto, si bien es una tesis y tiene todo lo que tiene


que tener una tesis, resaltan las sutilezas poéticas o estéticas que
también contiene.

Sí, no me interesa el paper, ni estructurado, ni para tener puntos


para entrar al Conicet, o a una revista norteamericana, a los que el
Riachuelo nunca les interesó...

Esos componentes poéticos se aprecian, desde el título incluso.

Bueno, eso tiene que ver con cómo llego al tema del Riachue-
lo. Yo ingreso, como te decía, desde el paisaje industrial. Me relevé
todas las industrias habidas y por haber. Y empecé a ver que en las
propias industrias había una intención estética. La Negra (frigorífi-
co histórico de Avellaneda) me encantó porque no era solo la fábri-
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

ca, era la marca, era la fachada, el dibujo, los libros de cocina, era
mucho más... Pero de golpe noto que, de todo el Riachuelo, si uno
le pregunta a la gente lo que se conoce, es La Boca.
Yo misma cuando empecé a ver el río Matanza, qué pasaba con
la canalización y todo eso, fue un descubrimiento para mí. No lo
conocía. Recuerdo que hacíamos excursiones cuando todavía no
existía el camino de sirga.

Muy pionero todo ese recorrido.

¡Sí! Nos metíamos a las villas, con cámaras, con equipos, regis-
trábamos todo lo que podíamos. Fue una gran experiencia.

En tu investigación, hacés mención a muchas fuentes. Con-


tás que te tuviste que sumergir en archivos y vas a fondo, vas al
inicio. Y en esa búsqueda te encontrás con una limitación que
son los registros escritos, que se remiten a los españoles, pero
manifestás que no pudiste encontrar nada de los primeros po-
bladores, de los pueblos originarios.

Por no haber justamente registros escritos. Mi periodo no podía


ir más atrás. Pero mucho tiempo después, seguí con el tema del río
y en 2008, me convocaron para organizar una expedición por el
Paraná, en barco, hasta Asunción. Y le pusimos Paraná Raangá que
quiere decir el alma, o la figura o la imagen del Paraná, en idioma
guaraní. Y uno empieza a conocer un poco más específicamente
quiénes habitaban acá, que simplemente se los llamaba “pampa”,
quienes vivían en las islas de la desembocadura del Río de la Plata.
Había una conexión entre los pueblos de toda esa zona.

Eran seminómades

Sí, venían bajando desde Brasil, del centro de Sudamérica y ve-


nían corriendo a los otros grupos que había, pero es muy difícil
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

determinarlo. Cuando empezaron a hacer la rectificación se encon-


traron algunos restos, puntas de flecha. Los guaraníes son los que
van a venir ocupando toda esa región. Pero es muy poco lo que se
puede saber.
Juan José Saer, en El entenado2 (un libro maravilloso que toma
un caso histórico), se refiere al único que quedó vivo del grupo de
Solís, al resto se lo comieron. Entonces, ¿por qué a ese no y al resto
sí? Tiene que ver con rituales. Y lo que se pregunta Saer, que es muy
interesante, es cómo pensar el mundo sin representación simbólica,
sin lenguaje, sin escritura, algo que aparezca en lugar de la cosa. La
presencia de lo ausente. No es la mano en la pared, es el bisonte
dibujado, cuando no tenés el bisonte adelante.
Entonces, sin escritura, sin mapas, ¿cómo se orientan?, ¿cómo
ven el mundo? El guaraní, por ejemplo, es un lenguaje que no era
escrito, pero es un idioma exquisito, con variaciones, con adjetivos,
¿cómo se transmite?

Y se expandió mucho aun así...

Y se mantiene. En Asunción la primera lengua es el guaraní,


pero ¿cómo piensa una persona? No hay ningún registro de eso.
Muy distinto es el caso de los aimara, de los incas, quechuas, mayas
y aztecas, que tenían una cultura mucho más desarrollada que los
castellanos que vinieron. Son los que se llaman tribus de la selva,
seminómades. Incluso las vasijas guaraníes, no tenían representa-
ción mimética. Tenían adornos abstractos, pero no tenían represen-
tación. Es muy curioso, muy difícil de imaginarlo. De ahí que yo no
fui para atrás en la Historia.

Claro. Y yendo ahora a lo simbólico, pero del Riachuelo, es muy


curioso el lugar que se le dio a ese río. ¿Cuándo pasa eso? ¿Cuándo
empieza a dejar de tener ese lugar que tiene que tener un río?

2  Saer, J.J. (2011): El entenado, Planeta, Buenos Aires (N. del E.).
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Uso recreativo tuvo siempre. Todavía hay un club de remo que


pide remar. Al río iban a bañarse. Siempre las ciudades españolas es-
tán separadas de los ríos, por el temor a la inundación. La negación
del río tiene que ver con esto. Tiene que estar a distancia. Cerca, pero
a distancia. Más allá de eso, el río siempre estuvo más o menos pre-
sente. El Riachuelo era el lugar donde se reparaban los barcos, donde
entraban los barcos. La separación nación-provincia fue importante a
partir de los años 80. Después, está el tema de la rectificación, de los
puentes y toda una serie de cosas. Pero pensá que acá la Ciudad creció
muchísimo y todavía no hemos resuelto el problema demográfico en
relación con la ecología. Y no tiene que ver con un gobierno, ni nada.
Es algo que uno mira para otro lado, pero está. ¿Se puede limpiar
como se ha hecho con el Támesis? Sí, pero es muy costoso.
La cuestión es que ya en la época de la fiebre amarilla, en La Boca y
en la zona de Barracas al Sur, había empezado a avanzar una inmigra-
ción temprana, de gente que vivía en condiciones complicadas. Ya ahí
se empieza a denunciar que el agua estaba contaminada. Se armaban
mapas de la pobreza y empieza una especie de desprecio por la zona.

Y también, a pesar de la pobreza, en el libro planteás que La


Boca es la postal del Riachuelo

Sí, pero yo no creo que en su momento eso haya sido folklóri-


co. Hay una cosa muy particular en La Boca que no se ve en otros
barrios. Uno pasa de barrio en barrio y son todos más o menos
parecidos. En La Boca, en cambio, pasa algo distinto.
Las casas eran elevadas. Las primeras casas eran de madera y se
trasladaban en barco, porque los carpinteros de la ribera trabajaban
en madera. Luego cuando los lastres de los barcos empezaron a ser
de chapa ondulada, las casas empezaron a ser de chapa ondulada y a
pintarlos con los colores de los barcos.
Todo eso más lo que la gente agregaba como ornamenta, lo hi-
cieron muy particular. Eso podría haber desaparecido totalmente.
¿Quién decidió que no? Quinquela Martín.
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Quinquela, que es un pintor muy despreciado en el mundo del


arte, es uno de los primeros artistas de la calle. Él no tenía ninguna
relación con ninguna vanguardia estética. A él se le ocurrió con Fi-
liberto. Cuando el ramal de un tren portuario se estatizó y dejó de
funcionar para el Puerto, se les ocurrió armar la calle Caminito. Él
decidió los colores. Y después sucedió algo muy interesante: Cecilio
Madanes, cuando empezó la televisión, hacía teatro en la calle y lo
transmitía. Hay una participación del barrio, de la gente.

Yo quería reflexionar sobre el título de tu libro, sobre todo


en relación al tema del color, ¿cuál es el color de ese río?

Cuando mis colegas me comentaban el libro me decían, “¡el co-


lor del río es negro, Graciela!”. Por eso me interesó Quinquela, si él
se parara delante del Riachuelo ¿qué es lo que vería? Un paisaje pin-
toresco, había recodos, había barcos, gente trabajando, había color y
nadie como Quinquela lo pintó mejor. Es cierto, se repetía. No me
importa. Esa repetición también fija una imagen.

Me hacés recordar que una vez, charlando con un referente


de La Boca, me decía que Quinquela pintó los ruidos de La
Boca, que sus cuadros son muy ruidosos, que se pueden escu-
char los sonidos de los barcos, de los conventillos, que eran lu-
gares muy estridentes también...

Claro y después está también toda la tradición del grabado ne-


gro. El director fue (Víctor) Rebuffo, toda una línea de pintores de
grabado negro, muy comprometidos socialmente. Es otra línea para
mostrar los alrededores del Riachuelo.
Y después, bueno, mi foto familiar que siempre tuve en la me-
moria. Es una foto en blanco y negro en la que yo soy bebé, en
brazos de mi madre, con mi padre y mis abuelos, paseando por la
ribera. ¡Y... a mí me encantaba!

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21
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Víctor Fernández

“El legado de Quinquela nos enseñó que, para


recuperar el Riachuelo, la cultura
y la educación son esenciales”

Víctor Fernández es el director del Museo Benito Quinquela Martín,


ubicado en el corazón de La Boca. Quinquela fue un pintor reconocido
internacionalmente por sus pinturas que retratan la vida del puerto y
de los trabajadores. Pero además llevó su obra al barrio, dio color a los
conventillos, participó activamente de la vida cultural y social de La
Boca y donó en vida al barrio una escuela de artes gráficas, un centro
odontológico, un lactario y un teatro. Su figura solo se puede relatar a
partir de La Boca y del Riachuelo. Sobre esto conversé con Fernández,
conocedor minucioso de su obra y de su vida.

¿Cómo definirías la relación de Quinquela con el Riachuelo?

La describiría a partir de la relación que hay, inescindible, de


Quinquela con La Boca y, a su vez, tampoco podés separar a La
Boca de su espina dorsal que es el Riachuelo. Entonces, por ahí una
imagen que definiría esto es esa tan conocida de Quinquela pintan-
do en su lancha estudio. El artista trabajando, ya no en el Riachuelo,
sino desde el Riachuelo. Una de las cosas a veces invisibilizadas en
Quinquela es que su discurso no se limita a lo boquense, hunde
sus raíces en La Boca y, más precisamente, en el Riachuelo. Es el
artista que, desde ese lugar, apropiándose de ese entorno como él
lo hizo, proyecta un discurso hacia la búsqueda de identidad, de
argentinidad.
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Por otro lado, se hace muy evidente esa relación en la obra. Sien-
te que no puede pintar otra cosa que su entorno, que su paisaje. Ahí
entramos en otro aspecto, donde el Riachuelo y La Boca no son un
retrato de un paisaje sino el escenario desde donde se despliega el
tema principal de su obra, que es el trabajo. Es decir, no es que el
Riachuelo aparece desde lo simbólico, constituye todo su discurso.

¿Cómo era ese río en relación, o a diferencia, de lo que es


hoy? Porque una cosa es el río que existía en el momento en que
Quinquela lo pinta y otra cosa es cómo él lo ve, cómo lo crea.

Por esas cosas del arte, él pinta el río que él supone que se va
a terminar dando. En un momento dice que La Boca que pintó
se parece a la que va a terminar siendo. O sea, él es consciente de
que el arte puede transformar realidades y el sueño que él tenía
se parecía bastante a esa muestra de progreso que había conocido
en su viaje a Nueva York (1928). Él vuelve muy impresionado
por el puerto. A partir de ahí, aparecen esas chimeneas imagi-
narias, esos rascacielos, que además están siempre en una orilla
imaginaria. Vas a ver que en sus representaciones hay obreros
en una especie de engranaje y en otra orilla soñada, aparece esa
especie de ciudad futura, donde se configura esa ciudad que los
obreros están construyendo.
Él suponía que ese progreso que construían los trabajadores iba a
dar como resultado eso que vio en Nueva York. También aparece lo
que no había, por ejemplo, el tema de la contaminación. Ese sueño
era un progreso contaminante. Eso no se veía, no era un problema
hecho conciencia. También es un retrato de época.

Hay muchas anécdotas que circulan en torno a Quinquela y


su relación con el río ¿podes compartir alguna?

Hay varias. Hay una que es más una metáfora, en la que él par-
ticipa de esa identidad del marinero. Principalmente él asocia a los
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

barcos con situaciones humanas. El barco asociado a nuestro propio


ciclo vital. Esto se ve en sus obras de cementerios de barcos, como
en el final de una vida. El barco resistiéndose a su final. Quinquela
decía que el puerto era la parte vital, la parte de la juventud. En la
Vuelta de Rocha era el hospital, donde se hacían las tareas de maes-
tranza, se iban a curar. Y pegado a la Vuelta de Rocha, donde estaba
el cementerio, era el final.
En ese escenario, juega con percepciones del destino. Él habla
de un marinero que temía la noche, porque tenía miedo de morir
ahogado si el barco se hundía. Él decía que era un marinero en tie-
rra. Nunca había aprendido a nadar. En esa lancha estudio que él
tenía, iba a pintar a Isla Maciel y un par de veces la chocó y decide
no navegar más. Decía: “mi destino es pintarlo, no navegarlo”.
Le gustaba tomar apuntes en cementerio de barcos que era un
lugar muy llamativo para los suicidas. Una vez que estaba pintando,
un guardia lo abrazó y lo retiró de la orilla porque pensó que se
quería suicidar. En fin, para él los barcos eran como sus semejantes.

Hay quienes consideran que los cuadros de Quinquela emi-


ten los sonidos del barrio, de los conventillos, del puerto, trans-
miten esos ruidos. ¿Compartís esa idea?

Sí. Hay una especie de representación de La Boca y del río total y


en esa dinámica, propia del lenguaje visual, podés imaginar el ruido,
los olores, además de los colores.

Muchos urbanistas plantean que Quinquela es el que le da


sentido a La Boca, algo similar a lo que sería Gaudí para Barce-
lona. ¿Esto es algo que Quinquela se propuso o es algo que fue
surgiendo?

La Boca ya era distinta antes de Quinquela también. Lo que él


encuentra es el modo de transformar el barrio a su imagen y seme-
janza. Fue un proceso, lo fue encontrando y es consciente de eso.
n
24
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Hay un momento que dice: “La Boca es un invento mío”. Como


si su obra necesitara expandirse de la tela hacia el barrio. Caminito
es una obra de él, las grúas pintadas de colores. Hay un La Boca
antes y otra después de Quinquela, eso sin dudas, pero se da por la
impronta de algo que tienen ciertos artistas de sintetizar los rasgos
más significativos de un momento cultural. Por un lado, el traba-
jo, la locura, lo bohemio, el conflicto, los caudillos, los masones,
los anarquistas, todo eso lo hacían colorido. No solo en el paisaje
también desde el alma. Y él sintetiza eso. No se puede separar a La
Boca de Quinquela pero venir a La Boca ya era una travesía antes
de Quinquela.

Los imaginarios del trabajo, los festejos, los bares, las canti-
nas, los carnavales, el puerto, ¿qué otros aspectos componen la
obra de Quinquela en relación con el paisaje?

Creo que no hay nada que se le escape. Es esto que enumerás.


En los grabados y murales tenés todas estas libertades que por ahí en
la pintura de caballete se ciñe más al trabajo. En “El casamiento de
Pedrin”, esa aguafuerte, están los rasgos de la vida en comunidad. El
llenar de sentido la vida en común.

Hay un estilo boquense, del cual Quinquela es uno de los


exponentes más fuertes. ¿Por qué? ¿Inaugura un estilo, es un
continuador? ¿Cómo lo ves vos?

Creo que es un gran innovador. Hablar de arte y lo boquense es


muy complejo porque ¿por dónde haríamos pasar eso que haríamos
llamar lo boquense? ¿Son los nacidos y criados? ¿Los que eran de
otro lado, pero pintaban el barrio? Y, es muy difícil. Porque algunos
no vivían en La Boca, pero participaban de ese espíritu boquense.
Yo creo que tiene que ver con todo ese cúmulo. El arte tiene que ver
con verdades parciales que componen un imaginario.

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25
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Lo boquense es tanto Lacámera,1 Quinquela, Victorica.2 Yo


creo que tiene que ver con todo ese cúmulo de representaciones.
Esa evanescencia cromática de ensueño de Diomede;3 esa materia
densa, pastosa, de Daneri;4 esos ambientes de ensueño, de Vic-
torica. Por ahí lo boquense se juega en los intersticios que hay en
cada una de esas representaciones y en lo no dicho. Entonces en
esos escenarios múltiples, complejos, está la mirada del innovador.
Seguramente el de Quinquela es el registro menos objetivo de to-
dos, es el que menos se parece al paisaje objetivo. Lo curioso es
que nos convenció a todos de que La Boca era así y, de hecho, se
terminó pareciendo.

¿En qué puede aportar la figura de Quinquela hoy, a la recu-


peración del Riachuelo?

El daño al medio ambiente expresa una historia cultural de


cómo nos relacionamos con él y expresa la cultura de un momen-
to. En ese sentido, se puede tomar a Quinquela porque es espejo
de algunos valores. Lo principal es que nos muestra caminos de
acción posible. Él solía hablar poco, más que nada era una perso-
na del hacer. Por un lado, poner por delante las necesidades de la
comunidad. Cuando hoy discutimos la puesta en condiciones del
río, este gran legado de Quinquela de considerar primero las nece-

1  Fortunato Lacámera, pintor argentino que nació y murió en el barrio porteño


de La Boca, barrio que convierte en tema preferido de sus pinturas (N. del E.).
2  Miguel Carlos Victorica, fue un artista plástico argentino integrante de la
Escuela de La Boca (N. del E.).
3  Miguel Diomede fue un pintor argentino, nacido en 1902 en el Barrio de
La Boca, Ciudad de Buenos Aires. Siendo autodidacta fue premiado en varias
ocasiones y obtuvo reconocimiento nacional e internacional. Su arte se caracteriza
por la simplicidad formal y la escasez de elementos (N. del E.).
4  Eugenio Daneri, en el Programa Estímulo de Bellas Artes, fue discípulo de Sívori,
De la Cárcova y Della Valle. Expuso de modo personal en el Salón Nacional desde
1911, obteniendo su primer premio en 1915. Se destaca como figurista y paisajista
urbano, tratando temas del Puerto de La Boca, la Isla Maciel, el Riachuelo de
Buenos Aires y la costa de San Isidro (N. del E.).
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26
CONVERSACIONES... Arte y cultura

sidades de los más necesitados es una buena lección. Y, sobre todo,


las reales posibilidades de la educación y de la cultura. Porque
él transformó su aldea desde esos aspectos. Cualquier acción de
recuperación tiene que tener en cuenta lo cultural y lo educativo.
Antecede cualquier otra discusión.

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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Edgardo Scott

“La literatura puede ayudar a devolverle al


Riachuelo, el estatuto de río”

Edgardo Scott nació y creció en Lanús, a veinte cuadras del río. Es psi-
coanalista, músico y escritor. Publicó varios libros y artículos, muchos
de ellos merecedores de premios. En 2014 navegamos el Riachuelo, en
ocasión de su postulación al Fondo Nacional de las Artes. Actualmente
vive en París. En una visita a Buenos Aires conversé con él acerca de su
particular mirada sobre el Riachuelo y la literatura y sobre sus ganas de
escribir una especie de crónica de viaje, que abarque al Riachuelo en su
dimensión “histórica, violenta y política”. Cuando habla del Riachuelo,
alejado de los lugares comunes, su relato incorpora distintos saberes que
logra conjugar y expresar en conceptos profundos y simples, como quien
tiene claro a qué ha venido y cuál es su aporte.

¿Cómo surge tu interés literario por el Riachuelo?

En 2014 apliqué para un Fondo Nacional de las Artes, por


un libro del Riachuelo y tuve ahí una pequeña beca, por la que
tenía que escribir un libro. El monto era muy pequeño, pero me
sirvió para arrancar, como estímulo, para investigar. Terminó el
año, pude entregar cien páginas, pero me quedó claro que eso iba
a servir como para comenzar, porque siempre lo pensé como un
libro grande. En realidad, como a veces pasa con los libros, es una
especie de libro que viene de otro lado, un poco de la experiencia
por supuesto. Yo nací a veinte cuadras del Riachuelo, crecí ahí.
n
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

Soy de Lanús, de Villa Caraza. Conozco esa zona. Y había leído


un libro de un escritor italiano que se llama (Claudio) Magrís que
había escrito sobre el Danubio. El libro es un viaje por el Danu-
bio. ¡Imagináte, una locura!

Quiero ir un poco al inicio de esto, ¿cómo surge la idea de


postularte a ese Fondo Nacional de las Artes con el tema del
Riachuelo?

Lo primero es que cuando conecté con el Danubio, dije: “bue-


no, yo quiero hacer esto mismo con el Riachuelo. Quiero hacer
un viaje por las dos orillas”. Y cuando me metí, me pasó de sentir
que ese iba a ser el libro de mi vida. El Riachuelo genera como un
fetiche, algo que engancha. No sé cuándo lo voy a terminar, lo que
sí sé es que no puedo hacer una concesión, hacer un libro de 150
páginas. Porque de eso hay miles. Tengo claro que quiero hacer algo
más ambicioso.
Pero volviendo a por qué empezó, me di cuenta de que dos
novelas mías, Exceso y Luto, suceden en la zona, en ese paisaje.
Escribir en el conurbano o sobre el conurbano, es un poco transi-
tado ya. Entonces me propuse hacer algo más grande. Pero no es
una novela, es una mezcla de diario de viaje, un ensayo y también
una novela.
Y lo otro que me picó, es que me saturó bastante la cuestión eco-
lógica. Yo creo que la ecología, en términos discursivos, es uno de
los discursos del poder. ¿Quién va a estar en contra de todo lo que
propone la ecología? Y eso no me cae muy bien. Y en un momento
me pareció que el Riachuelo había sido totalmente cooptado por
ese discurso ecológico. De lo único que se hablaba era de que estaba
contaminado y que había que descontaminarlo. Y un poco la burla:
“Ja, ja, no lo van a descontaminar nunca...”. Esa especie de cosa que
se muerde la cola. Como un síntoma para mí.

¿Y cómo se sale de ese círculo vicioso en términos de discurso?


n
29
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Para mí, hay que devolverle el estatuto de río. El Riachuelo tiene


que volver a ser un río. Y ahí es donde la literatura sirve, porque
generalmente la literatura puede restituir cosas. Incluso para la cau-
sa ecológica, restituir el estatuto de río. Y entonces ahí vemos qué
vamos a hacer con ese río.

Incluso puede tener una parte de restitución ambiental en


términos de ecosistema, ahora que no se pierda de vista el esta-
tuto de río, de otro modo es reducirlo.

Desde luego. Sobre todo, cuando coqueteamos, mirándonos en


Europa, diciendo que es nuestro Támesis o que es nuestro Sena,
toda esa tilinguería.

¿Y cómo se narra el Riachuelo? ¿Tiene aspectos literarios que


le son intrínsecos?

A mí me parece que, por un lado, sin dudas, es una narración


histórica, es una narración violenta y me parece que es una narra-
ción política. Cuando digo estos tres ejes, me refiero a que los gran-
des libros de la narrativa argentina han sido históricos, violentos y
políticos. Entonces, es fatal —de algún modo— que también que el
Riachuelo vaya por ese lado. No me imagino que se pueda narrar sin
ir para esos lados. Y por eso, también, es complicado. Me parece que
tiene algo de una gran ambición, porque finalmente el Riachuelo es
fundacional. Más o menos por acá se fundó el país. Cuando algo es
tan fuerte a nivel mito de origen, esa marca está, no la podés borrar.

Sí, por ahí los españoles fundaron la Ciudad, pero el Ria-


chuelo ya estaba de antes, ahí.

Claro, es de un componente ridículo. Es una cuestión de tiem-


po. ¿Cuánto se tolera este síntoma? Yo tengo una especie de mani-
fiesto, donde digo que hablar del Riachuelo, es hablar de la historia
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CONVERSACIONES... Arte y cultura

argentina. Si hablas de esto, hablas de la Argentina. Es meterse en


una dimensión muy delicada. Y que el Río de la Plata no tiene. Es
otra cosa. Es regional. Es algo que nos define geopolíticamente pero
que no tiene la entidad de río. Es más bien un estuario. No está esa
cosa tan fácil de las dos orillas, no tiene esa condición. La tiene el
Riachuelo.

Hay una tendencia, no te digo un estilo porque es mucho, de


ciertos escritores jóvenes, que tomaron al Riachuelo en sus rela-
tos, Mariana Enríquez, Juan Diego Incardona, Eduardo Muslip,
que vivieron, igual que vos, al lado del río en sus infancias. En
esos relatos lo visualizan como un monstruo, como algo que les
generaba terror. ¿Vos te sentís parte de esa tendencia, reconoces
ciertos rasgos? ¿Te identificas con esa construcción?

Me parece que hicieron un uso parcial, diríamos, para cier-


tos relatos, para ciertas zonas. Lo veo más bien así, como que ese
territorio imaginario que siempre arma el escritor, se yuxtapone
con la realidad. En ese relato hay un río. Pero no me parece que a
ellos les interese el río en sí mismo. Está bueno que haya escritores
que lo nombren para decir lo que quieren. ¿Un río puede ser un
monstruo? Y sí. ¿Un río puede ser un fantasma? Y sí. Yo lo veo más
ligado a mi vida y a mi historia, entonces la literatura entra por
otro lado. Lo siento como algo muy próximo. Sumo años de vida
para poder abordarlo. Hay libros que a uno le llevan más tiempo,
le llevan más vida.

Y en eso de las experiencias, ¿qué te aportó la experiencia de


navegarlo?

Fue muy raro, porque paralelamente uno dice la navegación es lo


que se puede hacer en un río. Y ahí es donde el imaginario se expresa,
porque ¿cómo puede ser que yo lo haya navegado y eso es prueba de
que es un río y yo siga con el imaginario que me presiona y me dice
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31
CONVERSACIONES... Arte y cultura

que no lo es? Fue una experiencia un poco alucinatoria. Porque yo


digo, ¿esto pasó? Todo indica que sí, pero, al mismo tiempo, todo indi-
ca que no. Mis coordenadas me dicen que no; sin embargo, yo sé que
lo hice. En psicoanálisis eso se llama “fenómeno de franja”. Me parece
paradójico ese hecho. Después me pareció alucinante en el otro senti-
do. Me acuerdo cuando llegamos a la parte de Puente Alsina, donde
está rectificado y de cuatro bocas, ese ensamble del Riachuelo con el
Río de la Plata. Como si, en algún punto, no dejaran de ser dos dimen-
siones distintas de un río llegando a otro río. Fue muy fuerte.

¿Te lo imaginás recuperado?

Yo creo que sí, y en eso quiero ser fiel a mi mirada infantil, en


la que creo. Porque yo no me imagino que haya que hacer nada de-
masiado extraordinario. Me parece que es más un cambio discursivo
que otra cosa. Porque cualquier río, en tanto sigue el curso de la
historia, pasa por dos millones de periodos. Y a veces tiene una playa
y a veces tiene un puerto y a veces tiene una fábrica. O sea, yo diría
que el río se nos caga de risa: “ustedes hablen lo que quieran, nos
vemos en doscientos años”. Creo que para que cambie, en el nivel de
discurso, es como decir: no es necesario que tu casa esté reluciente
para que vos digas: “bueno, se puede vivir acá”.

Desidealicémoslo...

Claro, no es necesario ni que vayamos a beber de él ni muchísi-


mo menos. Ahora tampoco que nos enferme, tan zarpado. Es más
que nada un cambio de perspectiva, donde de veras se nota el poder
que puede tener un discurso que es arrasador.

¿Y se puede relatar esa dimensión visual del Riachuelo?

Totalmente. A mí me tiene pendiente recorrer todo el territo-


rio y también el archivo. Pero yo necesito ver. Después me inspiro.
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32
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Pero necesito una mirada de la realidad que me permita crear,


inventar, pero no para llevarlo a la ficción, sino para llevarlo a la
literatura, para darle una forma. Necesito esas dos partes.
El río está ahí. Si alguien va a escribir mi libro, genial. Me hago
fan. Un problema menos. Para mí es casi como una causa. Pero es
muy difícil abarcarlo como río. Eso me da esperanza de que voy a
tener tiempo. Tengo muchas imágenes en mi cabeza del Riachue-
lo, mías y prestadas.

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33
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Juan Diego Incardona

“Para mí, de chico, el Riachuelo era como el


Misisipi de Mark Twain,
era ese lugar de aventuras”

Juan Diego Incardona es escritor. Vivió la mayor parte de su vida en Vi-


lla Celina (La Matanza), uno de los barrios del conurbano bonaerense
que integra la Cuenca. La mayor parte de sus relatos, especialmente Vi-
lla Celina (2008), El campito (2009), Las estrellas federales (2016)
acontecen en ese barrio que pasa a ser “universo” creado por el escritor,
en el que recupera imágenes de su infancia, de los bordes monstruosos
del Riachuelo, la contaminación, el potrero. En la charla que sigue nos
sumergirnos en el sentido del Riachuelo, desde lo mítico, lo mágico, lo
fundacional.

En varios de tus textos, especialmente El campito, aparece


fuerte la parecencia del Riachuelo, fuerte y de manera muy crea-
tiva. Me interesa especialmente esa corporización que hacés del
Riachuelo, como un bagre aceitoso, al que llamás Riachuelito y
que es un ser que aparece como una amenaza. ¿Cómo surge la
creación de ese personaje?

Todo el universo de Villa Celina en realidad arranca como algo


muy autobiográfico pero que rápidamente empieza a mezclarse, en
la creatividad, con otras cuestiones del orden de la imaginación.
En ese sentido, para mí el Riachuelo y el modo de representación
que encontré, son una mezcla. Por un lado, tiene que ver con los
recuerdos de mi infancia, con ir a potrear con los chicos, con lugares
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34
CONVERSACIONES... Arte y cultura

hermosos y peligrosos también, porque en las márgenes, en general,


había basurales o cañaverales profundos. Eso pensado desde hoy.
En ese momento era una especie de paraíso para mí. Si bien era un
lugar contaminado, esos objetos eran mágicos.

Me interesa mucho esa construcción o pasaje que hacés de lo


contaminado a lo mágico.

El último cuento de Villa Celina, “Walter y el perro de dos na-


rices”, está basado en un perro que encontramos una vez a orillas
del Riachuelo y que parecía que tenía dos narices y entonces jodía-
mos con los pibes que era como un mutante de la contaminación
del río. Y después surgió la idea de El campito que, para mí, es un
cuento largo, con mucha acción, pero que tiene la imaginación del
cuento. Y ahí el río cumple un rol fundamental. Está Riachuelito
como decías, pero todo el cuento es una peripecia a través del río.
Aparece un brazo del Riachuelo que es de fuego, pero siempre
es extremar algo de la realidad y crear una especie de fundación
mítica del lugar.
El Riachuelo ya tiene historia en la literatura, en las artes plás-
ticas, pero no tanto el río Matanza que es la zona que yo tomo. Y
por supuesto la zona de Villa Celina. Empecé a tomar conciencia
de que era novedoso y entonces tomé la idea de llevarlo al mito
que es una fórmula muy antigua. Pienso en Marechal, en pen-
sadores del siglo XX, al pensar lo nacional, la Patria. Se filtra lo
mítico, incluso en el ensayo. Hay algo de fantasmal en todo eso
que resulta esencial, afectivo. Para mí, el Riachuelo lo es. Mezcla
algo de lo que fue, de lo que es, de lo que podría haber sido, de lo
sentimental, de la infancia.
Es una contaminación mágica, especial, dañina para los que
llegan. No para los que viven en el lugar que tienen anticuerpos.
Las fuerzas de la oligarquía se mueren enseguida. En cambio, a los
que viven allí, el río los protege.

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35
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Los recuerdos de la infancia juegan un rol clave en tus relatos

Y sí. Para mí se conecta con una lectura que tuve de chico que
era Mark Twain. Para nosotros el Riachuelo era como el Misisipi,
más estrecho y más sucio, pero era ese lugar de aventuras. Éramos
como Tom Sawyer, fantaseando con construir una balsa, remontar-
lo, a ver qué íbamos a encontrar.

Esos imaginarios que vos describís y que volcás en tu rela-


to, curiosamente hay otros escritores de tu generación que los
tomaron de manera similar. Es recurrente visualizarlo de esa
manera monstruosa. Aparece como nuevo en la literatura, pero
es algo que se repite.

Es verdad, el Riachuelo aparece con distintos tonos, quizá por-


que a nosotros no nos dejaban acercarnos al río. Era peligroso. En-
tonces hay algo, unos rasgos. El pueblo le da la espalda al agua en
Buenos Aires, diferente del Litoral o lugares que tienen más vínculo.
Para nosotros los ríos tienen historias macabras. Se han encontrado
cadáveres, autos quemados, los vuelos de la muerte. Son las zonas
oscuras. El conurbano con su impronta que mezcla la ruralidad con
lo urbano, ese sincretismo de asfalto y pasto, produce mezclas ori-
ginales: el descampado, el potrero y el río también. Además, es un
lugar de cruces, de cruces épicos, pienso en el 17 de octubre, en los
descamisados.

Hay una realidad que sirve para inspirar creaciones ¿cómo


la ciencia ficción te ayudó a relatar el Riachuelo, para trabajar
toda esta cuestión creativa que vos traías?

El conurbano en sí es un espacio fuerte para la literatura. En


Borges, en Marechal, en Arlt y en varios más, siempre es un viaje
exótico, de un personaje del centro que se introduce en el conurba-
no. Es un lugar de viaje, generalmente peligroso. Pero los géneros:
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36
CONVERSACIONES... Arte y cultura

el comic, la ciencia ficción, son herramientas para poder narrar algo


tan enorme, tan grande, en el que todo termina siendo insuficiente.
Es un lugar con millones de personas, de historias, de culturas. Es
una mezcla extraordinaria. Es muy difícil de narrar como objeto
porque se pierde, se te va de las manos. Entonces esos géneros tan
imaginativos terminan captando, quizá sin tanta rigurosidad, una
cuestión esencial. Porque desde el realismo es difícil de narrar.

En tus relatos sumas, a toda esa mezcla, al peronismo...

Es que hay de todo, porque en el conurbano hay de todo. Para


La Matanza, el peronismo es parte no solo de la política sino de la
cultura del barrio. Ni hablar de la historia del Riachuelo.

Quería retomar, también, la figura del que relata la historia


de El campito, ese ciruja de barrio que tiene un saber, que atrae
a los chicos y es el hilo conductor del relato. ¿Cómo surge ese
personaje que da vida a tu universo?

Lo necesitaba porque se trata de un ciruja intelectual. Era el ci-


ruja del barrio, que es un buscavidas, un trotamundos. El personaje
real era un vendedor de ajos. La gente le daba de comer, le compra-
ba ajos. Siempre cantaba tangos, se ponía violento cuando tomaba,
pero no con la gente, sino con sus propios demonios. Y me cerró y
me sirvió para elaborar un relato más conjetural, más imaginativo.
Y él era muy querido en Villa Celina.

¿Además necesitabas ser el niño en este relato autobiográfi-


co?

Sí, claro, y también hay cosas que solo algunos personajes pue-
den decir, un loco, un “border”. Personajes que pueden decir cosas
que otros no.

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37
CONVERSACIONES... Arte y cultura

¿Cuáles creés que son los rasgos literarios propios del Riachuelo?

Puede haber muchos. No es que un espacio tiene una literatura


intrínsecamente. Depende de muchas cosas, de los espíritus de época,
de los artistas y sus universos. Después, el crítico puede hacer clasifica-
ciones, taxonomías. Eso es apasionante. En mi caso, pertenece a una
fundación mítica, con autobiografía, cultura literaria. Por ejemplo, en
El campito tomo “los lanzallamas” de Roberto Arlt. El personaje Er-
dosain logra hacer la rosa de cobre porque necesitaba en esa alquimia,
del agua sucia del Riachuelo, que es lo que le permite hacer la añorada
galvanoplastia especial. Eso me lo inspiró Arlt.

¿Cómo te lo imaginás recuperado?

Independientemente de la cuestión ambiental, que obviamente


es bueno que el Riachuelo se recupere para que no haga daño a la
gente que vive ahí. Es una cuestión de sentido común. El que vive
cerca del río está en situación de peligro más allá de lo divertido que
puede ser en un relato que el río sea algo contaminado. Pero a mí
me interesa la parte de la navegación. Un relato que nunca terminé
se llamaba “Salida al mar para Villa Celina”, y tenía que ver con el
proyecto de que el río sea navegable desde el Mercado Central hasta
la desembocadura. En ese sentido, me gustaría pensarlo como un
Riachuelo que se navega, no tanto como un lugar de cruce. En la
literatura del siglo XX no hay mucha obra vinculada a la navega-
ción. Argentina estaba metida en sus luchas intestinas. Sí por ahí en
el siglo XIX. Los ríos de llanura son muy fantasmales, aparecen y
desaparecen en determinadas épocas del año. Hay mucha literatura
norteamericana en torno a eso. Pero en el Riachuelo no pasa...

Y también ha sido cristalizado como un límite

Sí, como la General Paz. Se nota mucho la diferencia. Es como


ese dicho de que “Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos
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38
CONVERSACIONES... Arte y cultura

Aires”. Hay dos cruces que son emblemáticos. El cruce de La Cor-


dillera de los Andes, que es algo elevado, en pos de la emancipación.
Y el cruce sobre el agua, del Riachuelo, del 17 de octubre. No solo
por la peripecia de cruzarlo, sino por lo simbólico, por lo bautismal,
de esa gente que pasa a una etapa nueva. Es emancipador de la clase
obrera porque toma protagonismo una población nueva. Es intere-
sante esto de los cruces.

¿Creés que la literatura puede aportar a la recuperación del


Riachuelo?

Claramente se puede rastrear al Riachuelo, en distintas artes. No


se puede pensar una nación sin literatura. La construcción de una
memoria, de una identidad, un imaginario que tiene que ver con lo
nacional, tiene que ver con la ciencia, con lo político, pero también
con la literatura, que tiene que ver con lo nuestro. No sé si hay que
pensar que hay que recuperarlo, porque no está muerto. Nunca mu-
rió. El río siempre tuvo un rol, está ahí. Después está la soberbia del
ser humano, de tener que recuperar algo. En todo caso, nos tenemos
que recuperar a nosotros mismos.

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FILOSOFÍA
CONVERSACIONES... Filosofía

Antolín Magallanes

“Pienso en la recuperación del Riachuelo como un


momento asombroso”

Antolín Magallanes es un entusiasta de la historia y de la posibilidad


de recuperación de la Cuenca Matanza Riachuelo. Fue funcionario
de ACUMAR, donde pudo impulsar algunas de sus ideas. Antes de la
creación del organismo, fue director de la Fundación x La Boca, desde
donde impulsó remadas x el Riachuelo para generar concientización en
torno a la necesidad de su recuperación. En esta conversación, repasa-
mos los sentidos del río, los usos posibles, las identidades.

¿Por qué te parece que es importante que el Riachuelo se


recupere?

El Riachuelo en el imaginario de la gente quedó como el gran


símbolo de la degradación, de la contaminación. Que se recupere
sería una señal clara de que se pueden recuperar más cosas. Yo creo
que tiene un valor simbólico muy alto, porque si se recupera habría
más motivaciones para meterse con otras cuencas, para recuperar
otros ríos y creo que como caso testigo quedaría una memoria am-
biental y eso sería muy positivo.

¿Cómo definirías ese valor simbólico al que hacés referencia?

El Riachuelo tiene un alto valor simbólico por la positiva y por


la negativa. Lo negativo está asociado al ambiente perturbado, por
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CONVERSACIONES... Filosofía

la degradación, por la contaminación, lo que lo lleva a una situación


muy estigmatizante. Pero también, por otro lado, tiene una gran
valoración positiva, porque es un gran símbolo vinculado al trabajo,
a la cultura, a la arquitectura, a la historia. Es un lugar donde han
pasado muchas cosas históricamente: la convivencia de los pueblos
originarios, las invasiones inglesas, los inmigrantes, el 17 de octu-
bre. En ese sentido conserva un valor simbólico muy alto.

¿Y cuáles serían los rasgos de identidad que nos imprime el


Riachuelo?

Hay un rasgo que es central en la Ciudad de Buenos Aires, en


barrios como La Boca y Barracas, que tienen un río, que tienen un
puerto y que para los habitantes de ese lugar eso tiene una connota-
ción y un valor simbólico muy alto. Porque hay una infraestructura
de puerto, hay puentes que tienen que ver con la navegación y todo
eso genera una gran identificación. Fijate en el transbordador, por
ejemplo, que es un rasgo de gran identificación, un valor patrimo-
nial muy fuerte. Si uno recorre los barrios de Dock Sud, Isla Maciel,
La Boca, el transbordador aparece en un montón de carteles, en
almacenes, en kioscos, en pizzerías, muchas referencias. Hay gente
que incluso se lo ha tatuado en el cuerpo. Es un ícono de pertenen-
cia y de identidad muy fuerte.
Y después en otros barrios, en la cuenca media y alta, sobre todo,
el río está escondido, no aparece tanto en la identidad de sus habi-
tantes, no lo conocen, no lo frecuentan. Yo creo que ahí también
hay que pensar en rehabilitar espacios para que la gente se acerque,
lo use, lo navegue.

Vos ya expresaste muchas veces que estás a favor de la navega-


bilidad del Riachuelo. ¿Por qué crees que tiene que ser navegable?

Sí. Primero que nada, creo que tiene que ser navegable porque
constitucionalmente es una vía navegable, por eso el río es de juris-
n
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CONVERSACIONES... Filosofía

dicción nacional. Históricamente ha sido nuestro primer puerto. Y


yo creo que recuperar la navegación es parte de la recuperación del
río. Ya tendríamos que estar pensando en cómo eso se va a poder
proyectar, en cuánto tiempo, qué tipo de navegación vamos a que-
rer tener y para qué usos. Porque la navegación puede ser para la
recreación o el deporte o puede ser una navegación más implicada
al turismo, o al transporte polimodal. Tendríamos que pensar en
esta posibilidad.
La navegación fue la que desarrolló económicamente la zona de
la cuenca baja, históricamente. Todavía en esos barrios se ven alma-
cenes navales, talleres, que tienen que ver con un puerto. Pero como
nunca se suplantó por otra actividad se generó una gran decadencia.
Es central desarrollar económicamente esa zona y la navegabilidad
puede aportar a eso.

¿Y cómo pensás vos el diseño del paisaje en relación con to-


dos estos usos posibles que planteás? ¿Cómo se cosen esos reta-
zos, cómo se los piensa de manera armónica?

Yo parto de la idea de que hay que usarlo. Yo creo que en ese


sentido falta ponerse un objetivo a mediano y largo plazo. Ya la re-
cuperación del Riachuelo es una política de Estado. Falta adueñarse
del río y para eso hay que trabajar con la población y consolidar
un imaginario de qué es lo que queremos hacer ahí. Y desde ese
imaginario, trabajar un paisaje del Riachuelo, que ya lo tiene, pero
que hay que integrarlo y relacionar los distintos lugares, las reservas,
los lugares protegidos. Yo creo que tendría que tener una señalética
particular y que habría que convocar a la población para hacer un
diagnóstico y una planificación del paisaje. Si se la convoca a pensar
en transformar lo que tiene que ver con su cotidianeidad, el diseño
del paisaje tiene que alentar el uso del río.

Parecería que todos estamos habilitados a opinar de lo que


pasa en el Riachuelo, más allá de la cercanía o lejanía en la que
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CONVERSACIONES... Filosofía

vivamos. ¿Cómo pensás vos que puede lograrse el consenso de


todas las partes? ¿Los actores, los industriales, quienes lo cruza-
mos por arriba de un puente, cómo se podría contribuir a ese
proceso recontra complejo?

Para mí, el actor clave y estratégico son las universidades y la comu-


nidad educativa en general. Porque la recuperación del Riachuelo tiene
un carácter epopéyico y, en ese sentido, los jóvenes tienen una apropia-
ción de los temas ambientales muy comprometida. Ellos se movilizan
por los temas ambientales y eso está ocurriendo, entonces hay que abrir
una puerta ahí para que se impliquen en distintas posibilidades.
Y después también me parece importante convocar a las orga-
nizaciones sociales para que puedan seguir la gestión y acercar pro-
puestas, entendiendo la complejidad, que puedan ser incluidas en
un plan general.

¿Cómo te imaginás vos el momento de recuperación?

Yo me lo imagino como un momento asombroso porque la gen-


te comenta del río, se da cuenta de que a pesar de que falta mucho,
los que lo frecuentamos hace muchos años, lo vemos mejor, lo ve-
mos bien. Yo me imagino que va a tener un gran protagonismo, me
imagino unas buenas vistas, un paisaje. Y en ese sentido, todo el
mundo va a querer tener cercanía con ese lugar.

Me parece, en el sentido de lo que vos planteás, que sería


interesante también incluir la variable del trabajo. Pienso en la
experiencia exitosa que fue la de los cooperativistas que hacen
limpieza de márgenes y que, con el tiempo, se han convertido
en verdaderos voceros de la recuperación del Riachuelo. Pienso
en esa experiencia paro se pueden pensar otras…

Totalmente. Si pensamos en las cooperativas, hay que pensar en


prepararlas para otras actividades: la jardinería, la botánica, el cuida-
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CONVERSACIONES... Filosofía

do de los espacios públicos. Tenemos que pensar en la recuperación


de espacios que hoy están vacíos y a los que se les puede dar otros
usos y yo creo que lo ambiental y el trabajo tienen que ir de la mano.
Pero por sobre todas las cosas, creo que no podemos pensar en
el Riachuelo escindido del Río de la Plata. Falta tomar conciencia
de la relación entre ambos. Para nosotros esos son nuestros temas
ambientales, no tenemos que cuidar una selva ni preservar al tigre
de bengala, tenemos estos temas ambientales y me parece que en eso
hay que focalizar.
De chico, en la escuela pública, en el barrio de Núñez, hacíamos
educación física en un velero y salíamos a navegar por el río y esa
relación me marcó. Por eso pienso que hay que romper con las ba-
rreras urbanísticas y poder pensarlos como algo disfrutable.

n
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CONVERSACIONES... Filosofía

Félix Díaz

“Para nosotros es muy repudiable la actitud de


quienes desechan su ambición sobre los ríos”

En una de sus visitas a Buenos Aires, tuve la oportunidad de conversar


con el líder Quom, Felix Díaz, referente de la comunidad de pueblos
indígenas (como él los define) o pueblos originarios de Argentina. La
conversación giró en torno a conocer su mirada sobre la importancia
de los ríos para la vida en equilibrio, los aspectos de espiritualidad que
expresa el río y la necesidad de recuperar ese vínculo tan profundo de
la humanidad con la naturaleza. Una parte de esta entrevista fue in-
corporada en el documental Chaco, un film estrenado en 2018 que
muestra la historia de opresión y persecución que viven las culturas del
Gran Chaco.

Me preocupa el estado en el que tenemos nuestros ríos. El


Matanza Riachuelo es considerado uno de los ríos más conta-
minados del mundo. A nuestra generación no nos fue permitido
acceder a nuestro río, las generaciones anteriores nos lo deja-
ron así. La pregunta es ¿qué vamos a hacer nosotros para las
generaciones futuras? Me gustaría incorporar tu mirada como
representante de las culturas indígenas.

Los pueblos indígenas nos hemos venido preocupando. Antes


de la colonización nosotros éramos libres. Es ahí donde ubicamos
que se produce un desequilibrio entre el ambiente y el ser humano.
Cuando nos desconectamos del ambiente se producen las enferme-
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CONVERSACIONES... Filosofía

dades. El dinero es el que aniquila las vidas humanas. Para nosotros


el monte, el río, son como un supermercado porque allí está la vida,
la medicina, el alimento. Nos sacaron eso y no tenemos trabajo ni
territorio. El pueblo indígena es el primer despojado del hábitat. En
nuestra cultura tenemos una figura: existe Weraiklek, un ser sobre-
natural, que es un Dios del agua, un protector de la vida en el río.
Al contaminarla esos seres desaparecen, se produce un quiebre, ese
ser se muere o se aleja. La contaminación produce muchas muertes.

A ver, contanos un poco más sobre ese ser...

Es como un duende, una representación de la vida. En el mundo


animal y en la naturaleza hay líderes y hay protectores. Ese ser, We-
raiklek que es el Dios del Agua es el que la cuida, guía ese espacio.
Al contaminar el ambiente, estos seres desaparecen. El ser humano
cree que por acumular dinero va a poder solucionarlo, pero no, no
se puede comprar un río...

¿Qué pudo haber pasado interiormente en el ser humano


para haber llegado a este estado?

Es un problema que viene del egoísmo, es un pensamiento in-


dividual, que en el mundo indígena no existe. Para nosotros existe
lo comunitario.
Nosotros éramos cosecheros de la zafra de algodón. Al incorpo-
rar la máquina, se deja sin trabajo a las comunidades, la tecnología
tiene mucho que ver con ese quiebre con la naturaleza. El indígena
se ha quedado sin su monte, sin sus ríos, sin su fuente de sustento.
Muchos emigran a las ciudades porque sin agua no hay vida. Es
fundamental el agua, pero tiene que ser agua sana porque muchos
seres dependemos del agua. Si el agua está contaminada, ¿qué fu-
turo podemos esperar?, ¿quiénes son los herederos de esta muerte?
Son nuestras generaciones futuras. Contaminar el río es lo peor que
puede haber en este mundo. Están contaminando algo que no fue
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CONVERSACIONES... Filosofía

creado por el hombre, que fue creado para que haya un equilibrio,
para que el planeta se sostenga...
Para nosotros los ríos son las venas de la madre tierra. Para no-
sotros como pueblo indígena, la madre tierra es una imagen central,
es la que da vida, nos da alimento, nos da cobijo, nos da todo. Y
los ríos son los que sostienen a la madre Tierra. Nosotros decimos:
“padre sol, madre tierra y hermana luna” que colaboran con el de-
sarrollo de la vida. Cada uno tiene un rol. Por eso para nosotros es
muy repudiable la actitud de muchos empresarios que desechan su
ambición sobre los ríos.

¿Cómo es tu visión hacia futuro? ¿Cómo es posible un cambio?

Va a llevar tiempo, es como una herida profunda. En el campo,


cuando cae aceite de una máquina (tractor, cosechadora) para poder
recuperar la herida que provoca, lleva años. No crece pasto, tiene
que llover mucho, se tiene que mover la tierra. Es un proceso muy
lento, un daño muy grande. La responsabilidad es nuestra. Si no nos
hacemos responsables esto va a ir empeorando. Nosotros que somos
indígenas no hacemos esas cosas, pero nos preocupa el deterioro del
ambiente.

Para los occidentales siempre los ríos fueron un lugar donde


disfrutar, nadar, recreativo, pero nunca le dimos un uso espiritual.
Vos ¿cómo describirías ese vínculo? Me refiero a un vínculo más
profundo, que es físico pero que lleva a un lugar más profundo.

Nosotros convivimos con la naturaleza. Al entrar al agua lo pri-


mero que hacemos es pedir permiso. Ese respeto, a ese ser que te
comentaba y que cuida a los seres que habitan en esa agua. Cuando
uno irrumpe con violencia, los peces huyen, se alejan. Un indígena
que hace eso, no puede pescar nada. Lo mismo que quién vive en el
campo, escucha sonidos de un pájaro y sabe si está contento; si está
pidiendo comida. Hay que saber escuchar. Para nosotros, los ríos
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CONVERSACIONES... Filosofía

son lugares sagrados porque hay muchos seres que viven ahí. En in-
vierno, los peces se amontonan y se juntan, pero solo hay que pescar
lo que vas a comer, no se agarran peces pequeños y seleccionar eso
no es fácil, tenés que saber.
Los indígenas presenciamos una condena sin esperanza. Noso-
tros somos los conocedores del ambiente y nos privan de nuestro
territorio.1

1  *Parte de las ideas aquí esbozadas, las utilicé para escribir el artículo “Los
espíritus del Río”, publicado en Página 12, en abril de 2017 (N. del E.).
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CONVERSACIONES... Filosofía

Christian Ferrer

“La idea de contaminación de un río, es una


idea moderna, que está asociada a la idea de
industrialismo”

Una mañana lluviosa de verano, me reuní con el sociólogo y a mi juicio,


uno de los más interesantes pensadores contemporáneos, Christian Fe-
rrer, para conversar sobre aspectos vinculados a cuestiones simbólicas en
torno al Riachuelo y a la forma en que nos relacionamos con él. Ferrer
se mostró convocado por el tema ambiental y sin dejar de lado su carac-
terístico escepticismo en relación al futuro, esbozó cierta esperanza en
las generaciones por venir, ilustrando siempre que pudo con experiencias
vividas con su pequeño hijo, en relación con ciertos contactos con la
naturaleza, en las que se sintió interpelado.

Me interesa recuperar la dimensión simbólica del río. Para


otras comunidades, tener un río cerca es algo muy valorado,
para nosotros no aparece en ningún lado todo lo que tiene que
ver con el Riachuelo, mucho menos las noticias positivas, que
las hay. En el imaginario está como algo totalmente negativo.

Más que negativo, está negado. Esta es una ciudad neurótica,


que está contraída sobre sí misma. La gente sabe que está al lado del
Río de la Plata, pero lo sabe por un mapa, no la tiene integrada. Si
bien el habitante se dice porteño, no es una ciudad portuaria. Lo
fue hace cien años. Ya no lo es. Es decir, la idea del porteño no es
porque vive en un puerto, no está su imaginación asociada a barcos,
eso es de la época de los inmigrantes. Nadie tiene conciencia de te-
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CONVERSACIONES... Filosofía

ner un río al lado. No es lo mismo que Montevideo que mira al río


o Rosario que tiene un río caudaloso, el Paraná. Siempre tuvieron
conciencia de estar al lado del río. En cambio, Buenos Aires, es una
ciudad neurótica sin salida. No la tiene. Es interminable. ¿Dónde
termina la ciudad? ¿En el norte, el Tigre?

Bueno, pero en Tigre, por ejemplo, que no es tan lejos de la


Ciudad, los isleños, la gente que vive en el Delta, sabe que se
inunda, construye sus casas sobre pilotes, todos, hasta el más
pobre, tiene su bote, convive con el río, se adaptó la comunidad
al río. En cambio, en la Ciudad eso no pasó nunca.

Bueno, lo primero es que no está integrada al Río de la Plata.


Llegar al río es bastante complejo; no hay colectivos ni caminos
fáciles para llegar. Se puede, por supuesto, en auto, en bicicleta,
pero nadie va. Lo mismo pasa con la Costanera Sur, es inhóspita.
Hay una falta de amabilidad con respecto al río. Es más, hasta que
finalizó la dictadura, nadie iba a esa zona de la Costanera Sur, era
zona de Prefectura. Por lo tanto, e inevitablemente, te pedían docu-
mento, era oscuro, no había luces, era zona militar. Es decir que se
la evitaba. Mi impresión es que el porteño está a diez cuadras del río
y es como si no existiera.
La gente siente que está prisionera. Su mal humor, su encono,
su fastidio cotidiano, nunca encuentra un remanso que podría ser
mirar sencillamente el escurrir del agua. No existe.

Cuando usted mencionó el relato de la dictadura, recordé


que fue justamente durante el gobierno militar en la Ciudad de
Cacciatore, en 1976, cuando se prohibió bañarse en el río. Ahí
fue cuando esa relación con el río se terminó definitivamente,
ese contacto directo.

Yo puedo recordar haber ido a pescar en el Río de la Plata, en


Olivos. Recuerdo que había una playita, durante la dictadura se ce-
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CONVERSACIONES... Filosofía

rró; los terrenos se los dieron a la Armada. Luego era ya imposible.


Yo de adolescente caminaba por la vía abandonada del tren, que se
cortaba ahí a la altura de la quinta presidencial y después venían
estaciones abandonadas, del ferrocarril Mitre. Yo caminaba hasta los
desagües de Martínez. Ahí vivía gente, eran como pequeñas villas
miseria, al lado de las vías fluviales y siempre fue una zona asociada
a extrema peligrosidad.
En el caso del Riachuelo, la gente lo percibe como un río muerto.
Está muerto, totalmente muerto. Desde que yo me acuerdo, desde
mis 18 años en adelante, siempre se habló de recuperar el Riachuelo.
Eso no es posible. No hay nada que hacer en el Riachuelo. Lo único
que hay que hacer es parar de contaminarlo y esperar cincuenta años
a que se limpie solo. Pero eso no se puede porque en el imaginario
de esta ciudad, más bien en el imaginario peronista, el habitante
ideal es el obrero que va de la casa al trabajo y del trabajo a la casa.
Y en todo caso es una mentalidad industrialista.
Fuera de La Boca, Barracas, al ser la mitología argentina muy
industrialista, la idea de dejar de contaminar, sacando las industrias,
no le entra en la cabeza a nadie. ¿Por qué? Porque se quedarían sin
trabajo.

Sin embargo, esa experiencia se hizo en el Támesis, que se


limpió con esa fórmula, dejar de contaminar, se relocalizaron
las industrias y se recuperó.

Una de dos, o hay una política de Estado con respecto a las in-
dustrias como hubo en Inglaterra con el Támesis, porque en última
instancia, ¿por qué se contaminó el Támesis?, por la industrializa-
ción. Para decirlo más contundente, no hay posibilidad alguna de
salvar a la naturaleza si no se para el proceso de industrialización. Y
ese proceso es un proceso mundial que no va a detenerse y menos
con China ahora en auge. Por lo tanto, está condenada, los animales
están condenados, la naturaleza en buena medida está condenada,
por lo menos mientras siga este proceso. Entonces, cuando se em-
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CONVERSACIONES... Filosofía

pieza a contaminar el Támesis, es porque las industrias tiraban toda


la basura industrial al río. Se pensaba que el río se llevaba todo. La
idea de contaminación de un río, es una idea moderna, que está
asociada a la idea de industrialismo.
O bien se desarrolla una amplia política de Estado, larga, que
no existe, ni va a existir porque ningún político tiene en la cabeza
eso, ni nadie que los vaya a convencer. Eso sumado a las dificultades
que trae en un país que está en recesión, la sola idea de relocalizar
industria y poblaciones, no atrae.
La otra posibilidad es una gran conciencia ecológica, que si va
a venir va a venir de las nuevas generaciones. No va a venir ahora
porque la gente que tiene conciencia social: la izquierda, el peronis-
mo de izquierda, no le importa un comino porque ahora están en el
feminismo. Un tema que hasta ahora no se mezcla con la ecología.
Lo mezclan con el cuerpo en términos abstractos, no lo conectan
con la naturaleza.
Yo siento muy desligada la imaginación política y social de la
idea de naturaleza. Incluso nuestros antepasados, familiares, que
antiguamente tuvieron más contacto con la naturaleza, los inmi-
grantes que venían de España, Italia, venían de la naturaleza. Mi
abuelo era marinero, por ejemplo, mi abuela campesina, de Galicia,
ni a mi padre ni a mi nos transmitieron nada de eso. Los inmigran-
tes negaban, no sé por qué, no es que no lo contaban, sino que se
adecuaron a la lógica urbana, de Buenos Aires, para ser moderno y
para adaptarse a ese ser obrero industrial. Todo ese pasado era un
pasado de pobreza, rural.

También puede estar asociado a que la naturaleza era consi-


derada como algo hostil.

Mirá, acá no hay naturaleza. Si uno va a Brasil, la naturaleza


está integrada de alguna forma, se la ve permanentemente. Aquí no,
acá se arrasó. Donde hay un árbol se lo tala. Donde hay verde, se
planta soja. Antes al borde de las vías del tren, había un montón de
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CONVERSACIONES... Filosofía

plantas nativas, que atraían mariposas, aves... Desaparecieron com-


pletamente. Acá todo lo que interesa es la producción y el consumo.
No hay noción de la importancia de esto. La gente no sabe cul-
tivar nada. Hace poco esfuerzo por saber algo de cultivo. En general
la gente no tiene tiempo, no le importa.
El caso del Riachuelo es la orilla, es un lugar de maleantes, de
pobrerío, por no decir marginales, es un lugar peligroso. En las
noticias aparecen cuerpos tirados, autos arrojados vaya a saber por
qué razón extraña, es un lugar donde volcar, metafóricamente se-
ría como el sótano, el lugar donde se tiran los malos recuerdos, lo
negado, lo criminal, la metáfora del subconsciente, toda esa zona
oscura…

Eso quedó claro con el conflicto de las papeleras, cuando


miles de porteños salieron a manifestarse y por el Riachuelo
nunca lo hicieron. Es como si en el imaginario, los conflictos
ambientales son lo que pasa en otro lado… lo ambiental es algo
que pasa en el Ártico, en Gualeguaychú, no acá a la vuelta.

El caso de las papeleras fue un momento hipócrita. Sobre todo,


porque fue una política de Estado. Por un lado, una distracción,
todo el mundo hablando contra las papeleras y no tenía ni idea qué
es una papelera, cuántas papeleras hay en la Argentina, que están
sobre todo en el Río Paraná para el norte. Y la segunda hipocresía
fue que tomara el tema del Riachuelo la Corte Suprema, como si
la Corte Suprema pudiera resolver algo del Riachuelo. ¿Y qué ocu-
rrió?, nada, desapareció el problema. Nadie se acuerda. Típico de
argentino, cuando hay un problema, lo oculta a los gritos.
No hay lamentablemente partidos políticos, movimientos po-
líticos que tengan a la ecología como horizonte. A la izquierda le
parece un asunto secundario. Y para el populismo tampoco existió.
Para ellos lo importante era la producción, el mercado interno, la
fábrica. La naturaleza solo aparece asociada a la idea de turismo. Ahí
viene con un relato y en fotos. Y ahora el único vector político que
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CONVERSACIONES... Filosofía

prendió fuerte es el feminismo, que podría intentar un vínculo con


la naturaleza, pero están en otra cosa: el poder, violencia, problemas
de costumbre, acoso, femicidio. Con lo cual es poco lo que se puede
hacer. Creo que los niños ahora tienen más conciencia ecológica
mirando documentales en Youtube que lo que nos proporciona la
política argentina. No les ofrece nada.

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CONVERSACIONES... Filosofía

Daniel Santoro

“Al atravesar el Riachuelo para pedir


la liberación de Perón, en el 45,
los obreros cruzaron el límite”

Daniel Santoro es artista plástico, pensador y militante peronista. Su


obra se caracteriza por una fuerte iconografía política. Sus posiciones
son fuertes e interpelantes. Cuando da su opinión, no duda. Charlé con
él, en su taller del barrio de Congreso, sobre las huellas del peronismo
en el Riachuelo, el significado del Coloso de Avellaneda o “descamisado”
(escultura de hierro emplazada junto al Puente Pueyrredón Viejo, que
contó con su participación en la etapa de diseño) y la importancia his-
tórica de ese movimiento político que nombra y da sentido a diferentes
aspectos del transcurrir del río y sus habitantes.

Quería charlar con vos específicamente en relación con tu


experiencia y tu saber sobre el peronismo. Me parece que el Ria-
chuelo es un lugar para leer el peronismo, desde el territorio,
muy interesante.

Justo estoy trabajando en un libro que está por salir que se lla-
ma Peronismo, entre la severidad y la misericordia. Tiene de todo, es
como un ensayo iconográfico. Y en un capítulo hablo del Riachuelo
y de la relación del peronismo con el agua. Es un diálogo con Julián
Fava, que es filósofo. Si querés te leo un poco...

Sí, dale, genial.

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CONVERSACIONES... Filosofía

“Si pensamos en el río, las fuentes, las piletas, los balnearios,


vemos que el agua es un elemento esencial en la ontología del pe-
ronismo. El río como límite es el emblema fundacional. Al cruzar
un cauce de agua, se produce una irrupción en la historia. El agua
es un vehículo doble, de vida y de muerte, según sus condiciones.
Las aguas contaminadas como perímetro protector contrastan con
las aguas puras que se encuentran en el centro de la Ciudad, siem-
pre junto al palacio... Pensemos en ese pueblo esclavo que cuando
cruza el curso de agua llega a la Tierra Prometida y se libera... todos
los ríos simbólicos constituyen un corte que define la vida del que
realiza el cruce. Por ejemplo, Jesucristo se revela como lo conocemos
después de su bautismo en el río Jordán. Son los últimos tres años
de su vida, los treinta anteriores los desconocemos, porque queda-
ron del otro lado del río”.

Muy claro el paralelismo con el cruce de los obreros de pro-


vincia en el 45, cuando se movilizan para pedir la liberación
de Perón y cruzan a nado o caminando el Riachuelo, porque
les habían levantado los puentes, para que no ingresaran a la
Ciudad.

Y sí, porque ese cruce simbólico de las aguas contaminadas que


hace el peronismo, accediendo a la ciudad blanca, lo convierte en
un actor político ineludible que transforma la Ciudad que fue pe-
netrada con ese cruce. Pero lo fundamental está en la manera en la
que lo hace. Cuando va a cruzar, están los puentes levantados para
impedirlo. La memoria custodia esa imagen del puente levantado,
tratando de impedir que la turba ingrese a la Ciudad. Se pretendió
que no cruzaran el río, pero de todas maneras lo hicieron, incluso
contaminándose con esas aguas. Como hecho simbólico fue un “es-
tamos acá y ya no nos podrán ignorar”.

Muy interesante. Bueno, ya está, me respondiste todo lo que


te quería preguntar... (risas).
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CONVERSACIONES... Filosofía

Y acá hay un apartado especial del Riachuelo. Hay una cierta


ilusión conservadora, en la vocación por regresar a un pasado incon-
taminado y, por otro lado, el mandato de no seguir contaminando.
Negar los restos materiales de una cultura, aunque esos restos sean
lo oscuro que no se quiere ver, supone negar la memoria, implica
negar las formas innumerables de habitar el suelo. Y, por otro lado,
me pregunto si este gesto no expresa quizás un miedo constitutivo
frente a lo que puede venir. Siempre estuve cruzando de un lado al
otro el Riachuelo, usé muchas camperas de cuero en la vida. Eran
como un emblema generacional. Entonces pienso, ¿cuánto hay de
esas camperas en el fondo del Riachuelo, ¿cuánto de cromo, de me-
tales pesados que han quedado ahí para siempre incrustados en el
lodo? Restos de mis zapatillas, los zapatos y las pelotas de cuero, o
sea gran parte de mi vida en sus sedimentos. Sí, están ahí abajo, en el
fondo del Riachuelo. Yo también construí ese río y ahora el río está
malogrado, está con problemas. Por eso tengo una relación con él,
pero lo que no termino de entender es por qué ese río no es natural.

Percibo una confrontación con las posturas ecologistas.

Los ecologistas dicen que hay que recuperar la naturaleza, volver


la flora y la fauna a su estado primitivo. Ese sería su ideal, pero ¿por
qué debería volver? Si ese río está construido también por noso-
tros, por nuestra historia, por nuestras cosas, nuestros desechos...
Los ecologistas ven en la tarea humana algo artificial que podría
contaminar y destruir la naturaleza. Yo no lo vería exactamente así.
El hombre puede construir otras formas de río con su intervención.
Admito que esta tarea puede ser vandálica o abusiva. El problema
siempre es de armonía. Hay una frontera que, si la pasamos, el río
colapsa y se destruye. Eso puede pasar, pero manteniendo esa re-
lación yo no tengo por qué ver a ese río contaminado como ajeno
a mí. Me es exterior e íntimo a la vez. De última, el objetivo del
ecologismo es hacer que las cosas duren más, cabe la sospecha que
detrás de la ecología puede haber una ambición avara, como di-
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CONVERSACIONES... Filosofía

ciendo “cuidemos esto porque todavía no obtuve lo suficiente”. La


contaminación, en cambio, nos obliga a parar. Cosa que el sistema
no tolera. Dejar el Riachuelo con huellas prudentes de contamina-
ción es apelar a una memoria de la cual otras generaciones sacarán
enseñanzas y asumirán con los hechos que es mejor detenerse un
poco porque todo se termina. También se mueren los ríos, se muere
la gente, se destruyen las camperas de cuero. Todo llega a su fin. La
ecología tiene la ilusión de la eternidad y esa ilusión es el paraíso
del codicioso, el que nunca va a parar. El cuidado de la casa común,
incluye a la historia y a las marcas de los desatinos que sus ocupantes
nos legaron. En definitiva, nunca es la misma naturaleza la que se
da en herencia.

Vos planteás la imposibilidad de un momento original, puro,


incontaminado.

Ellos creen que el hombre no es parte de la naturaleza. Yo no


estoy de acuerdo con volver a un momento originario, porque ¿cuál
es ese momento? El problema es de qué manera se tramita con la
naturaleza que viene dada, el saqueo. La ecología tiene que estar ahí
como un garante, si no, me parece una desgracia. Es distorsionador.
Impone una lógica porque se cree que tiene una relación de saber
por sobre la naturaleza que es superior al tipo que vive en la natura-
leza. ¡Es un pelotudo!

¿Lo tuyo es como una especie de defensa a la presencia obre-


ra, trabajadora, peronista, en el Riachuelo, aunque un poco
contamine?

Ja ja (se ríe). Es una defensa al río contaminado. En el 55 cuan-


do se hace el golpe, las esculturas, los restos de peronismo que no
querían que sea reconocido, los tiran al Riachuelo, que es el límite,
bueno “hasta acá llegaron”. Como si haber decapitado a las estatuas
fuera una consecuencia de haber cruzado el Riachuelo.
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CONVERSACIONES... Filosofía

¿Y un poco el Coloso recupera esa Historia no?

El Coloso era una vieja idea mía que, con Arte en las Fábricas, lo
hizo Alejandro Marmo. La estética no me gustó tanto, pero bueno,
recupera esa cosa monumental, esa amenaza permanente, “siempre
estamos cruzando”. Es al pedo restablecer un límite, que ya fue cru-
zado. Yo incluso lo quería hacer con un pie en el agua, pero bueno,
no se pudo, por esta cosa de que contamina...

Es curiosa la figura de Evita en el Coloso, porque es como una


interpretación artística de la historia; los descamisados cruzando
no son contemporáneos a la figura de Eva, ella vino después...

Claro, no era una figura todavía relevante. Está historizado, lo


que vuelve es el retrato de Eva, recordando todo lo que vuelve. Vol-
vemos con una memoria, pero hay también una maniobra concep-
tual. La vuelta del malón, el temor al descontrol en el territorio. El
miedo al otro que está ahí y que nunca sabés... que siempre vuelven.
Lo que angustia para el hombre blanco es que se lleven a la chica y
se practique el mestizaje, es meter las patas en la fuente, es contami-
narse, perder la blancura. Perder la identidad.

En ese esquema, el Riachuelo contaminado cumple su rol de


barrera que no se puede pasar.

Y sí, porque actúa como barrera, justifica que de un lado no es lo


mismo que del otro y todavía opera en cierta forma. Hay un tema
con el ritual del cruce de un río.

Y para terminar, ¿cómo creés que debería expresarse el pero-


nismo en el Riachuelo, hoy?

Yo no soy muy adepto de producir transformaciones por afuera


de la tendencia que eso tiene. El Riachuelo es un lugar fabriquero.
n
60
CONVERSACIONES... Filosofía

A mí me gusta verlo así. Creo que los pequeños talleres tienen to-
davía un rol y que lo van a tener mucho más en el futuro, cuando
toda esta ola híper tecnológica llegue a un punto culminante, que
es inevitable, va a volver una cuestión más artesanal, un reflujo que
empieza a verse, sobre todo entre los más pudientes. Todo va a ir
hacia eso, porque hay un gusto en la producción de las cosas. Y ese
lugar va a ser de talleres, repoblado, con una conciencia en relación
con el ambiente.
Yo no soy adepto a forzar los paseos, porque no resultan. Me
parece que el tema de los paseos es forzado, cosas de urbanistas, que
de todo depósito se haga un museo de arte contemporáneo. Qué se
yo... Me parece que habría que direccionar menos las cosas, que las
cosas se produzcan. Yo no sé si hay que hacerle parques a la gente,
quizá más puentes, clubes de barrio, pero no sé por qué hay que
hacer paseos.
Mantener el misterio es algo que me gusta. No se puede civilizar
todo, que todo esté contabilizado. Hay cosas que no se sabe qué
son. Me gustan los lugares intermedios, los callejones que no van a
ningún lado. A mí me atrae mucho más. Le das lugar a la gente a
que decida.
Hay que tener tranquilidad y las cosas prosperan. Uno no puede
ir a decir “hagamos un paseo al lado del Riachuelo”; yo que sé si hay
que hacer un paseo. Dejá que la gente vea lo que tiene que hacer:
una canchita. Hay una tiniebla que ya se verá. La gente arma una
trama urbana. Me gusta más la incógnita, y bueno, por ahí vas y te
asesinan y bueno, mala suerte...

n
61
SOCIAL
CONVERSACIONES... Social

Beatriz Mendoza

“Me imagino un Riachuelo recuperado, que sea un


espacio de vida, un lugar productivo, de recreación,
navegable, que no enferme”

Beatriz Mendoza es psicóloga social, vive en Avellaneda y es una de


las 17 personas que denunciaron la contaminación del Riachuelo. La
demanda, que lleva su nombre, llevó a que la Corte Suprema de Justicia
ordenara al Estado Nacional, la provincia y la Ciudad de Buenos Aires
a sanear la cuenca.1 Es el fallo ambiental más trascendental del país.

¿Cómo era tu vínculo con el Riachuelo antes de que le pu-


sieras nombre a la causa? ¿Tuviste relación desde niña, como
describirías esa relación?

1  En julio de 2004 un grupo de vecinos de la provincia de Buenos Aires y la


Ciudad Autónoma de Buenos Aires, encabezados por Beatriz S. Mendoza
presentan una acción judicial contra el Estado Nacional, la provincia de Buenos
Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 44 empresas reclamando daños
y perjuicios sufridos como consecuencia de la contaminación de la Cuenca
Matanza-Riachuelo. Asimismo, solicitan la recomposición del ambiente y una serie
de medidas cautelares a fin de asegurar el objeto de la demanda. El 20 de junio de
2006 la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina se declara competente
en el juicio por el daño ambiental de incidencia colectiva sobre la cuenca Matanza
Riachuelo. Al mismo tiempo, se declara incompetente para proseguir el proceso
por los daños individuales de cada uno de los vecinos afectados, a los que se
recomienda concurrir a cada juez, de cada lugar donde habitan, para obtener las
indemnizaciones por sus daños individualizados.
Así comienza el juicio conocido como “Causa Mendoza”, en el cual se aceptó la
participación como terceros, tanto la Defensoría del Pueblo de la Nación como
varias organizaciones (Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Asociación de
Vecinos de La Boca, Centro de Estudios Legales, Fundación Greenpeace Argentina,
Fundación Metropolitana entre otras) (N. del E.).
n
63
CONVERSACIONES... Social

Para mí era un vínculo de terror. Porque los que vivíamos en


provincia teníamos que ir de compras a Capital, a las grandes tien-
das: La Piedad, Harrods, Gath y Chávez. Yo iba con mi abuela. Y
para mí cruzar el río era algo terrible. Me agarraba del pasamanos,
con terror, no miraba nada. Todos teníamos el recuerdo del tranvía
que se había caído por el puente. Todos contaban ese hecho. Así que
imagínate que no tenía vínculo con el río. Y además Avellaneda era
una zona de fábricas. Pero ahí se terminaba el mundo. Era una zona
vedada para nosotros.
Sí tuve vinculo desde chica con toda la zona de la costa de Sa-
randí, que era una zona de quintas. Era zona de inmigrantes. A mi
viejo le encantaba. Íbamos seguido y ahí sí tenía vínculo con el río.
Pero con el Riachuelo, no.

¿Y cómo llegaste a ser la cara de la causa de recuperación del


Riachuelo? ¿Cómo fue ese recorrido?

Yo ya venía como profesora de Geografía vinculada de alguna


manera con lo ambiental. Pero eran cosas que sucedían en lugares
lejanos, no estudiábamos lo que pasaba acá a nivel ambiental. En
realidad, yo empecé a trabajar en Villa Inflamable. Ahí me puse a
trabajar en lo social, en los temas de salud, con mujeres, con niños.
Y vi que empezaban a aparecer enfermedades que la verdad no las
detectaba. Sí recuerdo los olores, muy fuertes.
Lo que fue apareciendo eran enfermedades en los niños. Ahí
observamos que algo estaba pasando. Y nos dimos cuenta de que
teníamos sintomatologías comunes entre los trabajadores.
Lo que aparece entonces es nuestra propia contaminación y ahí
ya nos estaban viniendo a visitar abogados, para iniciar demandas.
Esos abogados no nos cerraban. Así que buscamos abogados que
tuvieran que ver con cuestiones del ambiente y ellos vieron que los
temas no se circunscribían al Polo (Petroquímico) sino a los temas
ambientales a nivel más general: del agua, del aire, del suelo. Y ha-
cemos la demanda por todo.
n
64
CONVERSACIONES... Social

Y yo aparezco ahí de manera fortuita. Había muchos expedien-


tes y pusieron mi nombre primero, vaya a saber por qué razón. Y
después cuando la Corte Suprema toma el caso y decide demandar
por daño colectivo y que la demanda no sea un resarcimiento indi-
vidual, muchos de los demandantes se bajan de la causa. Y yo fui la
única que siguió impulsando esto.

¿Cómo definirías la relación de esas mujeres con las que vos


trabajabas en Inflamable con el Riachuelo? Porque lo que observé
es que no tienen mucha noción de la existencia del río. Totalmen-
te invisibilizado, lo cual es notorio por la cercanía. Sí, en términos
de enfermedad, pero no desde la conciencia de vivir cerca del río.

Totalmente. El río es mencionado, al igual que las empresas del


Polo, a partir de la contaminación, la detección de la enfermedad.
La relación con el río se da solo en los casos de las familias que vi-
vían cerca de la Dársena, pero circunscrito a esa dársena, al Río de
la Plata. Pero del Riachuelo, no. Ese mapa no existía.

¿Y por qué pensás que el Riachuelo terminó así de contami-


nado? ¿A qué se debe? ¿Dónde ubicas las causas?

Siempre fuimos el patio trasero de la Capital de la República. Si


vemos cuál era el lugar donde estaba permitida y facilitada la insta-
lación de las industrias, siempre necesitan un lugar donde tirar los
desechos. Si, además, ese lugar no tiene controles de ningún tipo,
tendía a ser lo deseado para cualquier empresa. Pensá que Avella-
neda era un gran potrero, ese era un lugar ideal. Luego se produce
el avance del crecimiento demográfico y eso se complica porque
toda esa contaminación terminó afectando la salud de esa pobla-
ción. Desde la época de los mataderos, los frigoríficos eran un lugar
ideal para los desechos y que nadie cuestionara. Así fue que cuando
arranca la causa pasamos a ser los locos que cuestionábamos algo
que esta naturalizado que sea así.
n
65
CONVERSACIONES... Social

Los mismos procesos se fueron dando en otros ríos en el mundo


y al igual que acá se trató de reconvertirlos para tener una vida más
útil para las personas. Nosotros todavía no lo logramos hacer.

¿Dónde identificás los principales obstáculos para lograr esa


recuperación?

Yo creo que es el tema de los negocios asociados a la política.


Nosotros vemos la clase empresarial que nunca quiere perder nada.
Tampoco le importa hacer procesos limpios si eso le requiere hacer
mayores gastos. Por eso se resisten a reconvertirse. Son los que tie-
nen el poder real.
Ese es un tema y luego la clase política asociada. Todos los go-
biernos, todos los partidos políticos, ven al Riachuelo como la vaca
que da mucha leche y no quieren ceder nada. A nadie le importa lo
que viene después.

Vos haces mención frecuentemente al modelo extractivista,


que no piensa en la sustentabilidad del recurso.

Nos quieren convencer de que los recursos no importan. Esto se


expresa en todos los problemas ambientales, no tenemos una visión
que vaya más allá de lo que se puede obtener hoy, sacarle hasta la
última gota y después vemos.
Es la noción del ambiente vinculada a la colonialidad. Vivimos
en zonas urbanas con procesos de aculturalización, estamos tibia-
mente colonizados. Los pueblos originarios tienen otro vinculo,
saben que la ecología es un proceso político. Como dice Gabriela
Merlinsky, “toda ecología es política”. Tiene que ver con el modelo
de producción y la vinculación con la política.

¿Vos creés que en las mujeres hay una clave, que pueden tener
un aporte central en el proceso de recuperación del Riachuelo?

n
66
CONVERSACIONES... Social

Realmente no lo creo. Tendríamos que sentir que somos fe-


ministas para ser anti patriarcales y no veo que se esté dando esa
línea a partir del Riachuelo. Sí, hay avances. Porque tiene que ver
con que no hay conciencia de la existencia de un río y no se puede
defender lo que no se conoce, de lo que no se habla, entonces yo
no veo una hilación por ese lado. Está muy fuerte el varón, el mas-
culino que hace el negocio y se mete en política para garantizar
esos negocios.
Si bien hay muchas y muy valiosas experiencias de lucha prota-
gonizadas por mujeres en Latinoamérica (Mocase,2 movimientos
indígenas, mujeres que trabajan por la vida en los barrios soste-
niendo ollas populares). Yo no veo hasta ahora que eso se esté
dando en torno al Riachuelo. Sería idealizar mucho el proceso
femenino, pensar que las mujeres podríamos juntarnos en defensa
de los territorios porque no tenemos todavía ni la conciencia de
nuestro propio cuerpo como territorio, muchas veces. Es muy di-
fícil defender un territorio del que no tenés un mapa mental. Yo
no veo que eso se esté dando en la Cuenca actualmente, creo que
falta mucho.

¿Cómo te lo imaginás recuperado? ¿Te imaginás que eso pue-


da suceder?

Yo creo que va a existir un Riachuelo recuperado como creo


que hay un mundo que avanza indefectiblemente para mejorar
la vida de las personas. No hay otro modo de supervivencia en el
planeta. No lo veo recuperado como antes de la conquista por-

2  El Movimiento Campesino de Santiago del Estero o MoCaSE, es una agrupación


de 20 mil familias de productores de algodón, ganado caprino y bovino para la
producción de carnes, leches y quesos en la provincia homónima cuya misión es la
lucha por la tierra y la mejora de las condiciones de vida de las familias campesinas.
Sus inicios fueron el 4 de agosto de 1990 en Quimilí ante los desalojos y despojos
de las familias por parte de copropietarios que ostentaban y ostentan títulos
de propiedad de miles de hectáreas compradas a precios irrisorios durante la
dictadura militar (N. del E.).

n
67
CONVERSACIONES... Social

que nosotros ya llegamos con todo nuestro aparato destructivo.


Sí veo lo que proponen los arquitectos Cañaveral y Rossi, un lu-
gar productivo, recreativo, un lugar que sirva para ser navegado.
Somos sujetos de consumo. Ya lo somos solo que tenemos
que modificar algunas cosas. No podemos volver a foja cero en
la historia. Podemos hacer que ese lugar sea útil a la vida de la
gente sin que produzca daño. No creo en un nivel cero de con-
taminación, pero hay niveles. Hay una conciencia ambiental que
surge y mucha gente preocupada y trabajando por estos temas.
Que sea un espacio de vida, que no sea un espacio de muerte. Yo
creo en eso.

¿Y cómo ves el rol de los jóvenes en los temas ambientales?

A mí me parece maravilloso. A partir de lo de Greta3 es poder


verte en un espejo donde hay otro en el mundo que viven mejor
que nosotros y que, sin embargo, se preocupan por lo que viene. Yo
no creo que los jóvenes son el futuro, son el presente, porque si no
les destruimos el presente y los hacemos pensar en el futuro. Yo no
creo en eso.
A mí me maravilla cuando mi nieto me advierte que tiré un
papel en el piso. Me parece que hay un futuro que está naciendo. Y
bueno ahí tenemos que ayudar mucho nosotros. Me parece egoísta
decir bueno, que ellos arreglen esto. ¡No!
Tenemos que aportar a esas luchas y no dejarlos solos. Todos los
temas ambientales están relacionados. Creo que no hay lugar para
los egoísmos. Tenemos que entender que somos con otros. Me pa-
rece interesante en ese sentido, el concepto del “interser”,4 vamos

3  Greta Tintin Eleonora Ernman Thunberg, más conocida como Greta Thunberg,​
es una activista medioambiental sueca, centrada en los riesgos planteados por el
calentamiento global (N. del E.).
4  La Orden del Interser es una comunidad budista internacional de monjes,
monjas y laicos de la Tradición Plum Village, fundada entre 1964 y 1966 por el
monje budista vietnamita Thích Nhất Hạnh. En vietnamita recibe el nombre de
Tiếp Hiện (接現) un término lingüístico chino-vietnamita. El término es anterior
n
68
CONVERSACIONES... Social

a salir si comprendemos que somos con otros. Hay un modo de


poder ser que no es este. Y los pibes lo tienen más claro eso.

a la formación de la Orden, aunque menos conocido su origen. Tiếp significa


«estar en contacto con» o «continuar». Hiện significa «darse cuenta» o «lograrlo
aquí y ahora». La traducción «Interser» es un término acuñado por Thich Nhat
Hanh para representar los principios budistas del anatta, el pratityasamutpada y el
madyámaka o comprensión del śūnyatā (N. del E.).
n
69
CONVERSACIONES... Social

Serafina Falagán

“Siempre viví a la orilla del Riachuelo”

Serafina fue presidenta de la Villa 26 (Barracas) donde vivió durante


65 años, a la vera del Riachuelo y luchó por una vivienda digna. Esta
charla la mantuve con ella días antes de ser relocalizada al Complejo
San Antonio (predio de la ex Fábrica “Medias París”). Repasamos su
historia, sus sueños, sus miedos, su lucha.

¿Cómo era esta zona cuando vos viniste? ¿Cómo era el río, el
paisaje, había casas, no había casas? ¿Cómo lo recordás?

Había cuatro o cinco casitas, no más, como escondidas, eran


muy precarias, de madera, porque chapa de zinc no había... El piso
era de tierra. El río era muy movido, había mucha navegación, día y
noche, había mucho petróleo, mucho olor.

¿Siempre viviste en la orilla de río?

¡Siempre!

¿Y cómo fue vivir la mitad de tu vida al lado del río? ¿Qué


recordás?

Y recuerdo el olor. Había muchas fábricas, mucha basura.


Las empresas tenían muelles, amarraban los barcos y cargaban
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70
CONVERSACIONES... Social

y descargaban, había mucha actividad y mucho tránsito de em-


barcaciones.

¿Y se desbordaba el río? ¿Se inundaba esta zona?

Sí, se desbordaba, entraba para las casas medio metro o un poco


más. Se inundaba todo, La Boca, Barracas. A mí me llegaba el agua
a la cintura, había que levantar las cosas, las paredes quedaban con
alquitrán, con humedad.

¿Y se bañaba la gente en el río?

Eso dicen, yo no los vi. Cuando yo vine siempre fue muy indus-
trial, muy contaminado, muy tóxico.

Y contáme de la Villa 26. ¿Siempre fuiste la presidenta?

El gobierno de la Ciudad convocó a las villas a nombrar repre-


sentantes para poder solicitar servicios, más o menos en 1969. Pasa-
ron muchos años. Entonces con la gente de acá, nos reunimos y la
mayoría decidió que fuera yo. Yo no quería, pero bueno, fui apren-
diendo. Así llevamos los avales, al Instituto de la Vivienda de la Ciu-
dad. Pusimos agua, primero tres grifos, porque hasta 1984 no había
mucha gente, era todo pastizales y ombúes. Después gestionamos la
electricidad. Eso fue una alegría, parecía que salió el sol e iluminó
todo. Estábamos acostumbrados a las velas. Fue un gran cambio.

¿Y cómo fue cuando arrancaron con el proceso de reloca-


lización?

Durante la dictadura tuvimos algunas relocalizaciones forzosas,


se fueron unas seis familias. Venían, golpeaban la puerta y te tenías
que ir. Pero después salimos siempre a pedir que nos mudaran, me
acuerdo de ir por varias oficinas con una carpeta, con distintos pro-
n
71
CONVERSACIONES... Social

yectos de traslado. Pero nunca pasó nada. Hasta que se dio la Causa
Mendoza, del Riachuelo. Antes de eso no tuvimos respuesta al tema
de la vivienda. Medias París y Complejo Luzuriaga fueron los dos
complejos que teníamos asignados porque decidieron que a la gente
que vivíamos al lado del río había que mudarla.

¿Y vos creés que se respetó el derecho al arraigo en este proceso?

Luché tanto por estos complejos porque queríamos quedarnos en


el barrio. Por suerte logramos que no vendan los terrenos y que nos
trasladen en dos etapas, primero a Luzuriaga y después a Medias París,
en el Complejo San Antonio. Este es nuestro lugar, las escuelas, el
hospital, los lazos. Nosotros siempre quisimos quedarnos en el barrio.

¿Cómo surge la iniciativa del comedor?

Había una señora que tenía un merendero del otro lado del río
y ella fue la que me incentivó. Me puse en contacto con las auto-
ridades y en 1996, logré que me empiecen a mandar insumos para
que le diera de comer a los chicos. Después me empezaron a mandar
carne, pan y otras cosas que me permitieron dar el almuerzo. Hoy
comen más de 200 chicos acá.

¿Y cómo te imaginas viviendo en tu nuevo lugar?

¡Qué pregunta! Yo siempre viví en el campo. Después cuando


vine acá, tengo mi casa, allá es distinto, voy a tener que poner llave
a la puerta, es un departamento. Tendré que acostumbrarme. Uno
va a extrañar...

¿Y vos después de todo lo que hiciste en la Villa 26 y todo


lo que has logrado, porque finalmente lograste tu objetivo, qué
mensaje podés compartir en torno a las villas, a cómo salir ade-
lante con los temas que a veces parecen tan difíciles?
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CONVERSACIONES... Social

Yo creo que hay que ser perseverante en la lucha porque sin lu-
cha no hay nada. De la villa también salen cosas buenas. Para que
los chicos se puedan insertar hay que sacarlos de la villa, mostrarle
otras cosas, llevarlos de excursión, que se les despierte la mente. Hay
que darles otra mirada...

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73
CONVERSACIONES... Social

Camila

“Para nosotros el Riachuelo es como un límite,


una referencia geográfica”

Camila nació hace 14 años en el barrio Isla Maciel. Hace dos años se
sumó al colectivo de murales “Pintó la Isla”, desde donde aprendió a vin-
cularse con su barrio desde la historia, la cultura y la fotografía. Pintando
murales se dio cuenta de que también podía ser parte de un proceso de
transformación. A partir de allí, se sumó como guía de turismo social,
en las visitas que organiza el Museo Comunitario Isla Maciel, donde
también participa su mamá, Romina. El relato de Camila da cuenta de
un barrio que intenta, a partir de su historia portuaria, inmigrante, tra-
bajadora, destacar sus propios rasgos de identidad. Los visitantes caminan
sus calles, toman mate, visitan un conventillo en estado original, prueban
el choripán y logran llevarse postales de un barrio muy diferente de cual-
quier otro. Conversé con Camila de todos estos temas y de su mirada como
adolescente, en relación con su barrio, el Riachuelo, sus sueños...

¿Cómo y cuándo empezaste a ser guía turística de tu propio


barrio?

Empecé hace dos años. Tenía 12 años y acompañaba a mi mamá,


que estaba con el grupo de los más grandes. Y como me gustó esto
de las pasadas turísticas porque hablaban del barrio y venía gente,
mostraban el barrio... Pero primero empecé con mi hermano en
“Pintó la Isla”, un grupo que hace murales.

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CONVERSACIONES... Social

¿Y de qué trata “Pintó la Isla”?

“Pintó la Isla” es un colectivo que pinta murales en el barrio y


que se inició en la Escuela Secundaria Nº 24, Argentino Valle, que
es la escuela en la que estudio. Se hace todo a pulmón. Yo entré por
un folleto que invitaba a sumarse a pintar un mural con una artista,
Milu Correch,1 que es más conocida en el resto del mundo que acá
en Argentina. Y bueno, me gustó la onda y me sumé. Me gustó la
idea de pintar las paredes de mi propio barrio. Y también tuve la
oportunidad de pintar mis propios murales.

¿Y ahí también empezaste con la fotografía?

Yo siempre sacaba fotos con el celular. Me gustaba sacar fotos,


pero no sabía nada de fotografía. Además, yo no salía casi nunca del
barrio. Entonces trajeron un taller, de Xoana Villalba (Xoi), que es
de Berazategui pero ahora vive en Córdoba y bueno también me
sume a la fotografía. O sea, a partir de “Pintó la Isla” me fui suman-
do a la fotografía y también a las guías de turismo.

¿Y qué te cambió a vos, en cuanto a la mirada de tu propio


barrio, haber pasado por esas experiencias?

Antes como que no me importaba ningún detalle en particular.


Cuando me empezaron a contar quién vive ahí, qué pasó, la historia
de los desaparecidos, siete personas desaparecieron de la Isla en la dicta-
dura. Y con “Pintó la Isla” también aprendí que los barrios pueden ser
grises, blanco y negro o se lo puede llenar de color y a mí me gustó...

1  Milagros Correch, más conocida como Milu, es una muralista argentina


reconocida a nivel internacional por sus murales e ilustraciones realizados a
grandes escalas. Sus obras son visibles en diferentes ciudades de Argentina y del
mundo. En 2017, una de sus obras realizada en un barrio de la ciudad de Quilmes
fue reconocida como uno de los siete mejores murales del mundo por el sitio
especializado Street Art Today de Holanda (N. del E).
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CONVERSACIONES... Social

¿Y qué significa para vos vivir en Isla Maciel?

Para mí no es negativo. Siempre se muestra a Isla Maciel como


algo malo, “todos somos chorros, las mujeres son prostitutas, los
chicos no saben nada, son burros por vivir en Isla Maciel”. Yo fui
con mi hermano a pintar al Centro Cultural Recoleta. Todos eran
de 30 años para arriba. Una señora vino a preguntarme de dónde
era. Le expliqué, le conté del cruce, del bote, todo... Y no sabía ni
dónde quedaba, pensó que era de Nordelta (sonríe).
A mí vivir acá me encanta. Yo no me iría de la Isla. Pero también
porque me enseñaron la historia del barrio, por qué se pelea, cuáles
son los derechos. Me enseñaron un montón de cosas, así que no me
iría de acá.

¿Y qué es lo que menos te gusta, lo que quisieras cambiar?

Por ahí lo que no me gusta tanto es que a veces está sucio y que
hay contaminación.

¿Y cómo es vivir en un barrio junto al Riachuelo?

Yo lo veo como algo muy representativo del barrio, pero es una


división también y hoy no está limpio, en parte es algo malo. Eso
produce problemas y no solo el Riachuelo, también hay casas que
no tienen cloacas, eso es malo también.

¿Y cómo es para los niños de Isla Maciel, vivir junto a un río?

Para nosotros es algo normal. Hay chicos que se bañan. No les


importa que esté sucio. Pero más que nada hablamos del Riachuelo
como un límite, como una referencia geográfica, cuando queremos
indicar cómo llegar a algún lugar: dos cuadras antes del llegar al río,
eso...

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76
CONVERSACIONES... Social

¿Y a los turistas qué les decís del río?

Cuando llegamos a la parada del Puente Trasbordador les cuento


su historia y también hablamos del Riachuelo. Les cuento que está
contaminado, la historia de la gente que vive en Villa Inflamable,
que es la que más afectada está. Y también les cuento que se está
limpiando...

¿Y qué es lo que más llama la atención a los turistas?

Muchos me dicen que el piso se mueve, ja ja... en serio, dicen


que también lo notan del lado de La Boca. Y también les llama la
atención los perros que estén en la calle, que haya basura.

¿Y qué saben del barrio? ¿Qué te preguntan?

Y la mayoría me pregunta por los robos, por los casos de inse-


guridad, porque es lo que ven en los medios. Pero cuando se van,
se van asombrados, muchos vuelven, vienen artistas, sacan fotos,
pintan, se llevan otra imagen.

Es muy importante el aporte que vos y el resto de los que


hacen con las recorridas turísticas, porque están de a poquito
revirtiendo esa imagen.

Los periodistas decían que es la cuna de los delincuentes. Yo no


digo que no se roba, son dos o tres, pero el resto somos como en
cualquier barrio. A mí me duele, no me gusta.

¿Y cómo te imaginas que va a ser el barrio en unos años,


dentro de un tiempo, mejor, peor?

Yo digo que me encantaría trabajar y eso, pero viviría siempre en


Maciel. Yo creo que no va a estar más el tema de la contaminación.
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CONVERSACIONES... Social

El barrio se va a urbanizar, va a haber más derechos, el Riachuelo se


va a limpiar, va a estar más lindo.

Y si pudieras cumplir un deseo para el barrio, ¿cuál sería?

La limpieza del barrio y del Riachuelo, si no nos podemos meter,


que esté limpio, cosas básicas que tiene que tener un barrio...

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CONVERSACIONES... Social

Ariel Cusnir

“Siento que el potencial artístico del Riachuelo,


no ha llegado aún a su punto máximo”

Ariel Cusnir es artista plástico y uno de los profesores fundadores de


la Escuela Secundaria con orientación en artes visuales, Liliana Ma-
resca, N° 43 de Villa Fiorito (Lomas de Zamora) que funciona desde
2010. Uno de sus más interesantes objetivos es que “el desarrollo de la
mirada de los/as alumnos/as como espectadores/as y productores/as de
arte, genere cuestionamientos y salidas creativas a problemáticas coti-
dianas. Conversé con él sobre la relación de esa comunidad educativa
con el Riachuelo, sus inicios, sus obstáculos, su transcurrir...

¿Cómo surge la idea de la escuela y por qué en Fiorito?

Bueno, esta pregunta tiene varias respuestas posibles. Hay una


prehistoria de esto. Lorena Bossi, una de las miembras del equipo,
ya tenía unas horas en lo que era la primaria, de esa escuela, que
ediliciamente estaba preparada para ser polimodal. En 2010, el di-
rector de ese entonces, Diego Llanos, le propone que hiciéramos
una especialidad en arte. Porque la escuela pasaba de plan y quería
que tuviera una orientación en artística. Un año después, con un
grupo de artistas, presentamos el proyecto y lo aprobaron. El trabajo
más complejo, pero al mismo tiempo el que más nos sirve para pen-
sar, es el trabajo con las instituciones. A veces no dimensionamos
el tamaño que tiene la institución escuela, porque por más que el
programa sea totalmente local, teníamos que pensar un programa
n
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CONVERSACIONES... Social

de artística específico, para el contexto de una villa. Esa es la escuela


pública del barrio, lxs chicxs no se inscriben para estudiar arte sino
para estudiar en general.

Entiendo, yo quería recuperar ese origen y también cuando


pensaron la escuela, en ese momento, ¿cómo pensaban a ese
estudiante al que se dirigían? Porque yo me imagino que en un
barrio como Fiorito irrumpan semejantes artistas, que quizás
en otros barrios son vanguardia o exponentes del arte contem-
poráneo, más o menos reconocidos y ahí son “la/el profe” ¿no?

Esa es una de las primeras cosas que nos preguntamos como ar-
tistas, todos veníamos de distintas procedencias y nos interesaba el
arte como un espacio de trabajo en el cual se ponen en tensión cosas
que están en el ámbito de la imaginación, de lo ideal con el ámbito
de lo concreto, de la experiencia, queríamos tensionar y poner al
arte en su lugar de conflicto. Recalco el hecho de estar funcionando
en una institución estatal donde faltan muchos de los recursos para
que el proyecto sirva para acompañar de verdad a quien viene a
buscar una posibilidad de inserción, de crecimiento. Son lugares de
mucha ambigüedad, porque la gente que quiere trabajar y no tiene
ni siquiera un domicilio, se le va a complicar más. En ese sentido,
el tránsito que hagas por la escuela es importante. Una cosa que
estamos trabajando y que más nos cuesta es la etapa siguiente a la
secundaria, un profesorado o una universidad, con todas las difi-
cultades que tienen porque los estudiantes, desde muy chicos, se
hacen responsables de cuidar a un hermano o pasan a ocuparse de
la economía familiar. Porque el contexto es ese, de una familia van
a ser pocos los que van a conseguir un trabajo por fuera del que les
fue asignado desde la regulación socio-estatal. Fiorito tiene una de
las plantas de reciclado de residuos más grandes del país y la mayoría
de ellos está implícitamente asignado a trabajar ahí y proponer otras
opciones posibles, salir de eso, no siempre funciona, a veces no les
interesa y a veces no les conviene.
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80
CONVERSACIONES... Social

¿Y ustedes pudieron incorporar ese dato? Que es un barrio


asociado al reciclado, a la recuperación de reciclables...

Sí, está incorporado tangencialmente. Es algo que nosotros lo te-


nemos muy incorporado, lo sabemos y lo trabajamos desde nosotros.
Volcarlo como contenido, no es tan interesante porque lo que busca-
mos es la ampliación de horizontes, la posibilidad de verse con otras
opciones, diferentes. Así como tienen la opción de incorporarse a la
economía familiar, está también la posibilidad de elegir otras cosas,
fundamentalmente lo trabajamos a partir de la idea de interés, curio-
sidad por ciertos temas. Yo solía ser profesor de sexto año, donde daba
“Arte, lenguaje complementario” y trabajamos eso, ¿cómo se ven fuera
de la escuela? Y muchos tienen algunas ideas, pero aparecen muy cajo-
neadas. Algunos/as sí, quieren ser peluqueras, pedicuras, abogados/as,
contadores/as, las mujeres son las que más se ven estudiando. Valoran
y se dan cuenta de la importancia que tiene seguir estudiando. Los
varones, tal vez por una cuestión de presión, ya quieren empezar a
trabajar. Está muy fuerte eso, sobre todo a los que están en el rubro de
la construcción, ayudando a los viejos.

¿Y cómo entra en ese proyecto la figura de Liliana Maresca?1

No te voy a decir que fue fortuita pero un poco sí, porque pen-
samos en una figura que no haya sido totalmente absorbida por la
cultura popular. Nos era útil para hablar de un montón de temas.
Género, el lugar del arte y la política, las mezclas que propone, de
contrastes muchas veces molestos, o no-puristas, atento a un mun-
do interior en tensión permanente con el que nos rodea.

Ella tiene una serie de obras que son carros de cartoneros.

1  Liliana Maresca fue una artista argentina.​Su obra comprende técnicas como la
escultura, la pintura, montajes gráficos, arte objeto e instalaciones. Fue una artista
destacada en el periodo posterior a la dictadura cívico-militar (N. del E.).
n
81
CONVERSACIONES... Social

Una adelantada porque eso fue en 2000, cuando el cartonero


era una figura muy incipiente. Y era importante incluir charlas y
discusiones y agarrarnos con la institución, con los profes porque si
hablamos de Maresca hablamos de tensión, de conflicto. Nos intere-
san las obras de ella sobre el cuerpo y sobre las instituciones, porque
hace un trabajo muy corrosivo sobre las instituciones.

Ella era de la Cuenca también, ¿no?

Sí, era de Avellaneda. Y estábamos hablando de la mujer en la


cultura, en el arte y la posibilidad de ver en esos trabajos que no
fueron pensados para ser mostrados en una escuela, qué pasaba con
mostrarlos ahí, qué procesos se empezaban a producir.
El trabajo que hacemos está ligado a la idea de proceso, que
constantemente te estás viendo desafiado por elementos que no tie-
nen una solución definitiva, desde la emergencia o situaciones gene-
rales que sabes que no podés resolverlas completamente. Pero lo que
me parece importante es que empezamos con esta idea romántica de
transformar las cosas y en el camino te das cuenta que ese proceso
te transformó a vos.

Maravilloso. Y la relación del colegio con el río, ¿cómo apa-


rece ahí? ¿Tiene una identidad fuerte en el barrio?

Como pasa con todo habitante que no se desplaza mucho, que


está permanentemente en un mismo lugar. Para ellos el mundo es
ese. No se imaginan un lugar sin río. Por supuesto está el río ahí y es
igual de llamativo que la avenida. Entonces, hay algo que cada tanto
hacemos: salidas, actividades. El arte, en ese caso y en muchos otros,
funciona como herramienta. Entonces las actividades que fuimos
haciendo generaron una perspectiva, al indagar en el historial fami-
liar. Hicimos entrevistas, a los abuelos, a los amigos de los abuelos
y una de las primeras cosas que encontramos fue sobre los animales
que vivían ahí, antes de que se habitara todo ese barrio: aves, roe-
n
82
CONVERSACIONES... Social

dores, peces y cómo todos esos animales conformaban un paisaje.


A partir de eso empezamos a imaginar una suerte de homenaje, de
memoria. Porque de alguna manera se van borrando. Por ejemplo,
aparecía que había un ombú que era una referencia importante, era
el lugar donde los chicos se juntaban a jugar y todas las referencias
geográficas del barrio eran: pasando el ombú, atrás del ombú, etc.

¿Ellos tienen alguna relación con el río? ¿Hacen alguna acti-


vidad con la ribera?

No tanto con el río, no cotidiana, pero sí se puede decir que la


mayoría provienen del campo y del río, de arroyos. Yo creo que esas
poblaciones que vienen de distintos lugares en el momento en que
se van a asentar, tienen una relación con el paisaje que hace que a
ellos les atraiga mucho. Tienen una relación con la naturaleza muy
intensa. Recuerdo un alumno que venía de una familia de Santiago
del Estero, de cazadores del monte, y para él, el mejor momento era
cuando podía estar ahí, cazando, con sus abuelos. Te puedo asegu-
rar que mucha gente que practica la caza tiene una relación con la
naturaleza de mucha conciencia y responsabilidad.

El cazar es una relación muy intensa con la naturaleza, lo


hacían los pueblos originarios, ancestralmente

Es una relación de necesidad, con consciencia puede ser muy


verdadera y muy sana.

¿Y cómo visualizas la continuidad del proyecto?

Cabe decir que el proyecto comienza con la transformación de


una ley, y que un director de escuela plantea innovar, hacer una
transformación en educación, estamos en un momento que es todo
lo contrario, hay ajuste, hay achique. Y vamos a ver cómo impacta
todo eso que, en gran medida, habilita posibilidades muy diferen-
n
83
CONVERSACIONES... Social

tes. Por lo pronto, cada uno tiene una relación con el proyecto y
un compromiso que van más allá de lo que nos esté tocando. Yo
siento que a futuro es difícil pensarse, pero creo que sería bueno
poder generar una comunidad, que pasen los que ya egresaron, los
hermanos. Ahora estamos trabajando con Ulises Conti2 que viene
de la música clásica contemporánea y experimental y hace hip hop.
Me contacté con egresados que están en el hip hop en el barrio y
esos que son más grandes vienen y están con los más chicos y se crea
una red. Nosotros como agentes para que eso empiece a pasar y que
circule el trabajo que vienen haciendo.

Para terminar, te quería preguntar por la dimensión artística


del Riachuelo, más como artista que como profesor...

Yo creo que (acá arriesgamos hipótesis) hay una tradición. Hay


un hilo que va reuniendo el trabajo de artistas de distintas artes,
que se sintieron atraídos no solo por el paisaje sino también por
las poblaciones que se establecieron, los inmigrantes en la parte del
puerto y más hacia arriba ese criollaje, que no podía entrar al centro
de la ciudad y se establecía en esos barrios más orilleros. Esa zona
tiene un poder narrativo de la historia de nuestro país que continúa
muy vigente. Creo que demasiadas veces pensamos en el Riachuelo
como La Boca, que es como la herencia o la memoria del virreinato
del Río de la Plata, la salida al mar, pero que hay ríos que cruzan
la Argentina y que establecen conexiones con diferentes paisajes,
que llegan hacia la Amazonia, si querés. Recién hablábamos de las
distintas relaciones entre el paisaje y esas poblaciones. Yo lo que
siento es que todavía no ha llegado a su punto máximo ese potencial
en cuanto a lo artístico. Sería importante reunir todo ese material.
Alguien debería sintetizar todo eso, sería muy potente. Poner en

2  Es uno de los compositores y artistas sonoros argentinos más prolíficos de su


generación. Tiene una extensa lista de colaboraciones en el campo interdisciplinario,
tanto en el cine y las artes plásticas, como en las escénicas. En 2008 fue parte de
la residencia artística Performing Americas´s Project (N. del E.).
n
84
CONVERSACIONES... Social

escena esos espacios de silencio, es como algo que todos conocemos,


pero del que nadie habla. Ese post industrialismo de lugares como
Avellaneda, lugares de industrias que ya no lo son, ¿quién va a con-
tar esa historia?
Yo confieso que es un lugar donde me veo viviendo. Me encan-
taría estar ahí, pintar ese lugar.

n
85
CONVERSACIONES... Social

Roberto Naone

“Queremos como vecinos, reivindicar nuestro


derecho a remar en el Riachuelo”

El Club de Regatas Almirante Brown fue fundado en 1925, en el Cuar-


tel de los Bomberos Voluntarios de La Boca. Hacia mediados de la dé-
cada del 30 adquirió el terreno ubicado en la calle Manuel Estévez y
Arroyo Maciel de Dock Sud, en Avellaneda, donde se construyó su sede
social, deportiva y náutica. En 1968, debido al proyecto de construcción
de la Autopista Buenos Aires-La Plata, la Dirección Nacional de Viali-
dad expropió parte del terreno perimetral al arroyo, dejando al club sin
rampa, lo que motivó su lenta decadencia y el alejamiento de sus socios,
quienes migraron a otros clubes. Así los remeros se quedaron sin acceso
al río y el Riachuelo, sin su club de remo. Sobre estas cuestiones conversé
con Naone, el actual capitán de un club que sueña con su sede en el
Riachuelo, desde donde poder remar.

Me parece que el tema del remo es clave para entender el


Riachuelo, ¿en qué contexto surge el Club de Regatas Almirante
Brown?

En 1873 un grupo de hombres funda el Buenos Aires Rowing


Club. Se establecieron en la ribera de lo que era Barracas al Sur
(Avellaneda), donde actualmente está Exologistica1 y anteriormen-

1  Exologistica es un integrador logístico que presta servicios de abastecimiento,


almacenaje, operación de centros de distribución, transporte y distribución a
n
86
CONVERSACIONES... Social

te funcionaban astilleros. En ese lugar, se establecieron en una casa


de madera muy bonita; tres años más tarde en La Boca se funda
Club de Regatas La Marina (1876). En el Dock Sud, por esos años,
ya se hace la primera regata en el Río de la Plata, con la participa-
ción del Club de Regatas Montevideo, quienes traen unos botes con
carritos que eran la gran novedad.

¿Y quiénes eran los que participaban de las regatas? ¿Eran


vecinos? Porque era un lugar muy inhóspito para llegar, por lo
que cuentan los registros históricos de esa época.

No sabemos mucho. En principio el fair play inglés, los que


hacían tenis, los que hacían hípica, remaban. El impulso lo da el
puerto. Los clubes son consecuencia del puerto. Y más o menos
por esa época viene el tema de la fiebre amarilla y se extiende una
gran conciencia sanitaria. Entonces utilizan los clubes de la ribera
de lazaretos. Terminado el pico, los prenden fuego para sanearlos.
Esos dos clubes se quedan sin sede física y se trasladan a la Dársena
Sur. Y después, ya a principios de 1900, esos clubes empiezan a
comprar terrenos en Tigre y se van. Pero en 1911 se funda el Club
Regatas Avellaneda. Actualmente es un club sin remo. Para 1920 en
terreno Ferrocarril del Sud, en la ribera oeste, en un arroyito, se crea
el Club de Regatas América y en 1923 en ese mismo lugar, se crea
la comisión de regatas del Río de la Plata, que es la comisión de los
árbitros de remo. La primera regata que incluye Rosario, La Plata,
Mar del Plata, se hace ahí.
Para 1925 se había prendido fuego el frigorífico El Anglo, de
Rosario. Entonces, el Ferrocarril le traslada terrenos en Dock Sud y
denuncian el convenio con el Club América, los que se mudan a Río
Tigre. Consecuencia de eso, fundan en 1925 el Club de Regatas Al-

nivel nacional, así como también operaciones logísticas “In House”. Opera sobre
la totalidad de la cadena logística, independientemente del tipo de carga o
localización geográfica (N. del E.).
n
87
CONVERSACIONES... Social

mirante Brown, en la calle Brandsen al 500, en la sede de Bomberos


Voluntarios de La Boca.

¿Así arranca la historia del club, sin acceso directo al río?

Y las barracas estaban todas ocupadas, era un momento de mu-


cha actividad. No había terrenos vacantes en la ribera.

¿Y cómo incidía la contaminación?

En esa época ya se decía que estaba sucio, pero no incidió en la


decisión de trasladar los clubes, fue más bien por una reconfigura-
ción territorial. El puerto te oprimía. Además, al estar lleno de bar-
cos, la práctica del remo era muy complicada, por eso se fueron. Sin
embargo, a los que se quedaron eso no les molestó porque también
eran parte del puerto. Pasan a ser la resistencia. Tienen territorio,
pero sin agua. Para el Club Almirante Brown los años 30 fueron su
época dorada, fue dos veces tapa de la revista El Gráfico, ganó varias
regatas. Competía por toda la Argentina. Sin embargo, nunca se
pudo resolver el tema de no tener salida al agua.
En 1978 nos dan unos terrenos en Dock Sud, pero los remeros
se habían dispersado. Pensá que para esa época ya se había cerrado
el puerto. Pero luego, por un tema de deudas de aranceles que tenía
el Club con el Estado, se los expropian. Hoy Exolgan2 ocupa esos
terrenos.

¿Y qué te motiva a vos a convertirte en capitán del club y


retomar esa herencia?

Mi propia historia. Mi abuelo me llevaba a la ribera a ver los bar-

2  Exolgan es parte de un conjunto de empresas que desarrollan, coordinan e


integran compañías especializadas en gestionar procesos logísticos y portuarios
(N. del E.).
n
88
CONVERSACIONES... Social

cos, cuando era chico. Más de grande hice formación naval militar.
En septiembre de 1971 navegaba con mi velerito y diseñaba veleros.
Manejaba la nomenclatura, siempre estuve relacionado con lo náutico.
Y en 2008, me convocan los viejos remeros del club y me invitan a
reflotarlo. Quedaban unos botes medio averiados y bueno, así arran-
camos. Participamos a partir de 2008 de las remadas por el Riachuelo.
Nos reunimos con algunos muchachos que remaban medio sueltos por
la zona. Nos presentamos con dos botes y participamos tres remeros en
representación del club. Y otros diez alentamos, porque para nosotros
significaba “volver”. Al año siguiente, ya éramos más y así llegamos a ser
dieciocho. Pero remar una vez por año no nos alcanzaba.

¿Y ahí también surge la idea de diseñar una camiseta?

Fue toda una discusión. Era con unas estrellas. Es una barra náu-
tica con tres estrellas. Para 1925 el jefe de la armada tenía tres es-
trellas que representan el grado de almirante, de Guillermo Brown.

¿Y cómo es la etapa actual, cómo es remar en el Riachuelo, a


pesar de la prohibición? Porque están ustedes y los boteros que
trasladan gente de una ribera a la otra...

Mi estrategia fue convocar a los medios, invitarlos a remar, con


el suave rumor de los remos. Hoy tenemos más de 500 personas que
navegaron con nosotros. Y cuando las personas reman por primera
vez viven una experiencia increíble. Nosotros somos un club, nues-
tro objetivo es recreativo. No somos ecologistas, somos vecinos que
queremos remar en nuestro río. Somos de Dock Sud, de La Boca,
de Piñeiro, de la Cuenca...

¿Y qué sensación les produce a los que vienen por primera vez?

Sorpresa. Muchos vienen y creen que está todo resuelto, pero lo


náutico implica un lenguaje nuevo. Le cambiamos la doctrina del
n
89
CONVERSACIONES... Social

individualismo. Acá todo se hace en equipo. Estamos en el espacio


público. Hay que estar temprano, colaborar con el alistamiento de
los botes, lavarlos, hacer actividades de marinero y un poco vas a
remar. No hacemos paseos.
Remar tiene una ventaja en relación con otros deportes, por-
que el peso del cuerpo no se siente en el bote. Y después de estar en
el Riachuelo, sos parte de la organización, sos responsable, tenés
un rol. Nos importa que el bote esté seguro, ahí está el concepto
de equipo. Y jamás tuvimos un accidente, ningún hombre al agua,
nada.

Estimo a esta altura que estás a favor de la navegabilidad del


Riachuelo...

La decisión de que no se navegue fue una decisión horrible por-


que a consecuencia de eso crece el limo, que es pastoso, no es un
limo duro. Cuando los silos areneros navegaban se daba una auto-
draga producto de esa actividad. Luego, el Juzgado decide prohibir
la navegabilidad. Para nosotros el canal Dock Sud, que tiene dos
kilómetros de largo es una pista ideal de remo, sería cuestión de
establecer un día y un horario y que pudiéramos entrenar ahí.
Tenemos el récord de civiles que más navegamos en el Riachue-
lo, y estamos por propia determinación. No tiene implicancia polí-
tica lo nuestro. Queremos poder remar. Navegar es un derecho civil
del hombre. El Riachuelo es la única excepción en el mundo. El
Misisipi estaba contaminado y se navegaba igual. Después se recu-
peró. ¡Yo remo en el Riachuelo hace más de cinco años y mirá qué
sanito que estoy!

n
90
CONVERSACIONES... Social

Ana Rosa Moreno Sánchez

“El trabajo con la comunidad que vive junto al río


es clave. Ellos aman el Riachuelo, es su casa”

Ana Rosa Moreno Sánchez es bióloga (UNAM), y master en Ciencias en


Ecología Humana (School of Public Health, University of Texas), con una
vasta trayectoria y experiencia en salud ambiental, comunicación de riesgos
y cambio climático. Ha publicado numerosos artículos. Se desempeñó en
varias áreas técnicas de gobierno de México en la planeación de estrategias
y políticas para el desarrollo y análisis de la calidad de vida con un enfoque
ecológico, educación ambiental para diferentes niveles educativos y para la
población abierta, comunicación de riesgos ambientales, contaminación
química, salud ambiental y ocupacional. Fue consultora del Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente y de la Organización Mundial
de la Salud, así como miembro desde 1995 del Panel Intergubernamental
de Cambio Climático de Naciones Unidas. En ocasión de su visita a Buenos
Aires, invitada por la Dirección de Salud y Educación Ambiental de Acu-
mar,1 navegué con ella el Riachuelo y conversé sobre su mirada al respecto.

1  La Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) es el ente


interjurisdiccional de derecho público creado por la ley nacional 26168 del Poder
Ejecutivo Nacional y adherido por las Legislaturas de la provincia de Buenos Aires
y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que tiene a su cargo la ejecución
del Plan Integral de Saneamiento Ambiental de la Cuenca del Río Matanza-
Riachuelo. Está integrada por un Consejo Directivo presidido por el Ministerio
de Obras Públicas y los representantes de las tres jurisdicciones, un Consejo
Municipal con representantes de los 15 municipios que conforman la cuenca, y
una Comisión de Participación Social como espacio de articulación del Plan con la
sociedad civil abierto a su integración por cualquier organización con intereses en
el ámbito territorial de la cuenca. Se ha conformado un Foro de Universidades de
n
91
CONVERSACIONES... Social

Antes que nada, quería conocer tu mirada, qué saberes previos


traías en relación con la Cuenca Matanza Riachuelo y con qué te
encontraste, cuál fue tu percepción en torno a la problemática.

Sabía que era una zona muy contaminada. Mi expectativa era


encontrar una zona casi llena de basura, con muchas alteraciones,
con gente viviendo muy cerca, exponiéndose a todo esto y en un
círculo vicioso con gente que vive en la basura. Y me encontré con
algo muy diferente. De entrada, el acceso, uno puede llegar desde
cualquier parte. No vi demasiada basura. Vi personas de Acumar
trabajando, muy comprometidos. No me pareció una respuesta de
“bote pronto”; me di cuenta de que hay un compromiso, de un pro-
blema que tiene décadas, que se fue heredando. Porque como todo
problema ambiental, cuando empiezan las causas, nadie cree que va
a ser un problema. Y acá, en el Riachuelo, pasó un poco eso. Cuan-
do empezaron las primeras actividades vinculadas a la ganadería, no
se vislumbraba que iba a pasar esto. Y entonces, a través de los años,
se va generando un impacto tremendo, que va in crescendo en torno
a la gravedad del impacto.

Y a lo que se le agregó un gran crecimiento poblacional, que


se fue instalando de manera muy precaria, en condiciones prác-
ticamente de supervivencia, por el gran déficit habitacional que
se da en toda esta zona.

Como sucede en todos los países, la necesidad de la población


de migrar, de buscar un lugar donde instalarse y entonces se insta-
lan en un lugar donde el agua siempre es llamativa. Aunque quizá

la Cuenca Matanza Riachuelo (FUCUMAR) como ámbito de interacción entre las


universidades vinculadas por sus saberes a la problemática de la cuenca y el grupo
de expertos responsables a cargo del Plan
La Autoridad de Cuenca cuenta con una Dirección Ejecutiva y una Secretaría
General cuya función es oficiar de enlace entre todos los actores que conforman el
Plan Integral de Saneamiento de la Cuenca Hídrica Matanza Riachuelo (N. del E.).
n
92
CONVERSACIONES... Social

luego no la usen, pero el agua con las plantitas alrededor, es algo


que la gente busca, que atrae. Entonces, ese fenómeno se ve claro.
Y se dan y se entrelazan distintas actividades, vinculadas al trabajo,
a la productividad, pero también de personas que viven en la zona
y que con el tiempo se van estableciendo. Hay gente cruzando de
un lado y del otro. Hay una serie de factores sociales. Con el paso
del tiempo, las mismas personas exigen servicios y los tomadores
de decisión tienen que dar respuesta. Porque se van dando asen-
tamientos que son muy poco sanos, no tienen servicios, centros
de salud, escuelas, zonas de diversión. Todos esos impactos se van
concatenando y a la larga y a la corta, se va dando toda una serie
de impactos en el ecosistema de agua.

Me pareció interesante esto que planteás, ¿qué ocurre en ese


ecosistema para que, en un momento dado, pase de ser visua-
lizado como un río, a ser un riesgo? ¿Qué tiene que pasar en el
imaginario de esas poblaciones para que se dé ese fenómeno?

Creo que va a variar según el lugar. Hay lugares donde yo creo


que es muy evidente. Por ejemplo, los lugares donde hay una petro-
química y en los alrededores se asienta una comunidad. Allí, ves la
construcción de la petroquímica, los humos, la contaminación, por
lo tanto, la gente empieza a crear una percepción del riesgo de vivir
allí y la propia petroquímica sabe que representa un riesgo porque
en algún momento dado puede haber un accidente, con todo lo que
eso implica. Aquí no. Con el Riachuelo eso es diferente. Aquí yo no
vi instalaciones sofisticadas de industria. Vi una que otra instalación
pero que tú las ves y no se ven grandes, no se ven agresivas. Entonces
la percepción del riesgo es diferente. Está el río, plantitas, están las
aves, o sea, como que pareciera que todo sigue bien, no se ve una
afectación directa. A lo mejor si dijeras, veo la basura flotando, no es
bueno o no es bello, pero de ahí a que represente un riesgo...
Además, cuando tú estás en una zona de riesgo, forma parte de
tu cotidianeidad. Va pasando el tiempo y es como un riesgo silen-
n
93
CONVERSACIONES... Social

cioso. La percepción es muy baja, tú vives ahí y entonces hay una


naturalización a pensar “aquí no hay riesgo y si lo hay es muy bajo”.

Hay una gran naturalización del riesgo, como algo silencioso...

Además, hay algo clave, la gente ama al río. Entonces no vas a ver
feo al río, si lo amas. Entonces, si tú lo amas, no puedes creer que eso
te pueda hacer daño. A lo mejor sí, está un poco sucio. A lo mejor ha
cambiado de color. Pero eso no me va a hacer daño. Hay toda una
serie de cuestiones sociales, psicológicas, involucradas, que hace que la
gente elija quedarse viviendo a la vera del río, aunque le implique un
riesgo, que la posibilidad de relocalizarse. O sea, hay una identidad,
hay un apego al lugar y lo que tú amas, no lo criticas. Hay un arraigo
muy importante al río. Debería haber estudios psicológicos en torno
a la gente que vive ahí, sobre la percepción, sobre la actitud, los com-
portamientos, toda una serie de valores que hay por abajo.

Mencionabas la ausencia de vegetación, de espacios verdes,


qué importancia le adjudicás a ese aspecto en un proyecto como
este, de recuperación de un río.

Es importantísimo, son las zonas lúdicas, para los niños, para


las familias, para que compartan, porque tú tienes un área verde y
a lo mejor ahí organizas la fiesta de cumpleaños del niño, invitas a
los vecinos. Es la forma en que fortaleces las redes sociales. Pero,
además, el verde te integra con la naturaleza, te hace sentir feliz y te
sana. Eso es fundamental en todas las sociedades. Por eso se reco-
mienda que los fines de semanas, salgas, veas verde, que te integres
con la naturaleza, los colores, las formas, los olores, la temperatura,
los diferentes tonos de verde. Todo eso te integra con la vida. Y eso
te fortalece anímica y espiritualmente. Pero, además, socialmente
porque son espacios para socializar. Los espacios verdes son espacios
de convivencia, de compartir, de mostrar tu humanidad, que es lo
mejor que tienes.
n
94
CONVERSACIONES... Social

Si tuvieras que mencionar algún aspecto que de ninguna for-


ma debería ser dejado de lado a la hora de pensar la recupera-
ción del Riachuelo, ¿en cuál te enfocarías?

Serían varios: comunicación de riesgo, hay que trabajar con la


comunidad, que ellos sepan lo que se está haciendo, el esfuerzo que
se está haciendo y los recursos que se están invirtiendo, que ellos se-
pan porque ellos viven ahí. Es como si alguien de repente llega a tu
casa, se asoma a tu ventana y de repente empieza a sacar los juguetes
de tus hijos y dices “¿qué pasó?”. Bueno, esa es su casa. El río es su
casa, entonces tienen que informarse sobre lo que se está haciendo
y qué se espera de ellos porque muchas veces, los técnicos creemos
que todo lo sabemos, pero cuando platicas con la comunidad te das
cuenta que ahí hay grandes saberes, unas enseñanzas maravillosas,
esa es una cosa muy importante, que sean respetados como habitan-
tes del lugar.
Lo siguiente, es que, en algún momento, se mejore la calidad del
agua. Y que se les diga, ellos tienen que saber. Tienen que saber que
hay problemas con la calidad del agua y tienen que saber si hay me-
joras en ese sentido. Porque son problemas históricos. Ellos no son
culpables, pero tienen que sentir que están colaborando en mejorar
el río. Darlo a conocer y establecer una estrategia de atención ur-
bana: espacios verdes, servicios de salud y ocuparse de la población,
porque ellos forman parte del río.

n
95
AMBIENTAL
CONVERSACIONES... Ambiental

Carlos Gradín

“El Cauce Viejo permite imaginar cómo era el


Riachuelo hace muchas décadas.
Su valor es patrimonial y ambiental”

Carlos Gradín integra el Colectivo Ribereño, que reúne a personas y


organizaciones con ganas de recuperar el espacio público de los ríos de
la ciudad. Desde allí pregonan: “Queremos imaginarnos cómo sería
una ciudad en contacto con sus ríos. Sus posibles paisajes y su futuro”.
Conversé con él acerca de la importancia patrimonial del Cauce Viejo
del Riachuelo, ese pedacito virgen, intacto y agreste donde la historia
preserva la versión original del río.

¿Dónde se ubica el Cauce Viejo y por qué es tan importante


para la Ciudad de Buenos Aires?

El Cauce Viejo es un lugar verde, un poco olvidado, fuera de la


vista de la mayoría de los vecinos de la Ciudad, ubicado justo en la
esquina sur de la Ciudad de Buenos Aires que forman el Riachuelo
y la General Paz que son los dos límites del sur de la ciudad. Es en
Villa Riachuelo, justo abajo del Autódromo. En particular, el Cauce
Viejo está dentro de un predio que hoy se llama Parque Ribera Sur.

Y se llama Cauce Viejo porque es parte del cauce original del


Riachuelo, que luego se rectificó, ¿es así?

Claro, el Riachuelo se rectificó y los meandros, las vueltas del


viejo río, se llenaron de tierra para seguir construyendo la Ciudad
n
97
CONVERSACIONES... Ambiental

por encima y lo que era el río, se convirtió en un canal que es lo


que hoy conocemos como Riachuelo. El cauce viejo es un último
pedazo de ese curso original del río. Son 800 metros, donde todavía
se pueden ver esas vueltas, esas curvas que daba el río.

¿Y por qué es importante para la Ciudad contar con ese espacio?

Nosotros empezamos a proponer que se lo señale que se lo de-


clare sitio histórico por esta historia de la que estamos hablando,
muchas veces no terminamos de tener conciencia de los cambios
que se fueron dando en el río. Para la mayoría son cosas que pasan
desapercibidas. Entonces visualizar ese cauce es tomar concien-
cia de cómo era ese río hace varias décadas, antes de todas esas
transformaciones. Es un lugar que dispara ideas, dispara imágenes
de cómo habrá sido la Ciudad antes de que se construyeran los
edificios y las casas.

¿Cuál es el valor paisajístico que tiene, en relación con el


resto del entorno?

Lo que nos parece interesante es que uno puede llegar cami-


nando a una zona verde, hasta la orilla de un curso de agua y eso
es algo que la Ciudad perdió por completo, porque el Riachuelo
se urbanizó y todas las márgenes están convertidas en calles y es-
tán urbanizadas. Entonces, esa experiencia de ver un paisaje de
pastizales, con árboles y arbustos es algo que solo existe en el Cau-
ce Viejo. Si bien no se preservó cien por cien, se puede sentir la
experiencia de estar en el medio del campo, rodeado de arbustos.
Es una experiencia interesante, tener la sensación de estar en un
río campestre.

¿Y cuáles son las acciones que hicieron hasta ahora con la


intención de poner en agenda la necesidad de recuperación del
Cauce Viejo?
n
98
CONVERSACIONES... Ambiental

Estuvimos convocando, llamando a la gente a conocer porque


es un lugar que nadie lo tiene registrado. Llegamos al cauce por un
vecino de la zona, Guillermo Luciano Gómez. Hasta ahora nadie
tenía registrado ese lugar, pero una vez que se lo conoce, ese pasado
se vuelve más interesante. Invitamos, llamamos a recorrerlo, a cono-
cerlo, Guillermo cuenta sus anécdotas, de cómo se fue trasforman-
do desde que él era chico. Era una zona con corrales, con caballos,
con vacas, un poco la historia de la Ciudad. Es un disparador para
pensar en la historia.
También difundimos entre legisladores para trabajar un proyec-
to de ley para declararlo sitio histórico y de interés para la Ciudad.
Va a estar disponible en la comisión de cultura y patrimonio y de
espacio público. La idea es empezar a recibir apoyo de los legislado-
res y que sea un sitio protegido.
Asimismo, hay un grupo de artistas que se interesó mucho que
se llama Barro Local y que buscan barro y hacen piezas de cerámica
con el barro del Cauce Viejo. Además, se sacan fotos, para difundir
la importancia del espacio y estamos invitando a biólogos que nos
ayuden a generar información del lugar y de las especies que lo ha-
bitan, que son muchas. Vinieron un grupo de observadores de aves
y reconocieron una larga lista de especies, son como treinta aves que
se encontraron.

Y si uno participa de esas caminatas ¿con qué se encuentra?

Y te encontrás con un pequeño arroyo, con matas de pasto, un pe-


queño prado con vegetación y que por momentos tapa por completo
ese arroyo, vegetación nativa, el Tala, que no crece en muchas partes
por la urbanización, pero que es nativo de la Ciudad. Para mí lo que
tiene de interesante es que llegas a una zona que es un campo abierto
donde pasa agua. Es la sensación de estar en el medio del campo.

¿Y cuáles son las amenazas?

n
99
CONVERSACIONES... Ambiental

Y si se hace la planta de incineración de basura, que está en


proyecto del Gobierno de la Ciudad va a tener un impacto negativo
para este lugar.
Estamos proponiendo trabajar con la gente de Parques Naciona-
les para que se haga una gestión con cuidado ambiental del cauce
para que se lo trate de una manera que pueda llegar a prosperar la
vegetación nativa, ayudar a que crezcan especies como el Tala y que
no se corte el pasto sin cuidado.
En las ciudades hay una tendencia de hacer pequeñas micro re-
servas urbanas, aprovechando pequeños espacios abandonados de la
Ciudad en espacios verdes, tratar de crear una huerta comunitaria
o plantación de vegetación nativa. Esto siempre trae beneficios y es
más interesante vivir en zonas con espacios verdes.
Muy cerca del Cauce Viejo está el Lago Lugano donde se viene
creando un parque de especies nativas y eso perfectamente podría
conectarse con el Cauce Viejo y proponer un paseo, un sendero que
una los dos espacios, rodeado de vegetación.

¿Y el nombre le quedó así, Cauce Viejo?

Y sí, sería como el Riachuelo antiguo, pero lo fuimos llamando


Cauce Viejo y quedó ese nombre...

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CONVERSACIONES... Ambiental

Fabio Márquez

“Imaginemos lo grato que sería que los niños se


puedan hamacar mirando el río, rodeados de
vegetación y mariposas”

Fabio Márquez es licenciado en Diseño del Paisaje, especializado


en espacios verdes y gestión pública. Tiene un posgrado en Patrimonio
y Turismo Sostenible y desarrolló metodologías para la participación
social en el diseño de plazas y parques. En esta charla nos propone ima-
ginar el paraíso ambiental que el Riachuelo alguna vez fue. Ese ejercicio
quizá puede darnos un mensaje de cómo pensar el río como un espacio
público que recree ciertas lógicas ecosistémicas que nos construyan un
nuevo paisaje que remita a ese pasado.

Se habla mucho del paisaje, del derecho al paisaje, ¿podés


explicar qué y por qué es tan importante para la vida en comu-
nidad poder gozar de un paisaje, contemplarlo?

Digamos que el paisaje no existe en la naturaleza, es una cons-


trucción cultural, tiene los valores o la interpretación que la socie-
dad hace de él. No hay un valor universal de lo que es un buen pai-
saje. Hoy, el paisaje es lo que nos rodea y es lo que expresa cómo una
sociedad construyó su hábitat. Cómo es un paisaje deseado, cuál el
no querido. En el año 2000, con el convenio europeo del paisaje,
los Estados definieron que el territorio se planifica desde el paisaje
y no desde la planificación tradicional. Se trata de pensar al paisaje
como lo que la gente define como tal. A partir de eso, todo lo que se
visualice como paisaje tiene que salir de procesos participativos. Los
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101
CONVERSACIONES... Ambiental

técnicos tienen que tener la información más objetiva, pero la gente


es la que decide cómo producir paisaje.
El paisaje es un producto cultural, es maleable, cambiante, de-
pende de la ideología reinante, de las tensiones, de la economía.
Hay que sacarlo del lugar simplificado de lo estético, solo en última
instancia es lo estético.

¿Y cómo se fue construyendo el paisaje que hoy tenemos,


lo que hoy vemos en el Riachuelo? Porque por ahí lo que más
presente tenemos es el de Cuenca Baja, ¿no?

Lo más difícil de imaginar es cómo fue originalmente esa Cuenca


y poca gente podría imaginarlo con una imagen paradisíaca como
realmente fue, porque no era solo un río con un montón de arroyos
afluentes, sino que era un gran humedal que convocaba mucha bio-
diversidad, con cambios estacionales muy fuertes. Allí, la población
originaria, que no eran muchos, tenía una relación definida cuando
el humedal estallaba de agua y otra en épocas más secas, donde ha-
bía más frutos, había más animales. Entonces, tenía una dinámica
que es la que menos soportó la colonización europea, porque venía-
mos con la impronta de disciplinar la naturaleza. Disciplinamos no
solo el Riachuelo, también las costas del Río de la Plata. Las Ciudad
de Buenos Aires original no tenía nada que ver con la llanura pam-
peana, era un territorio muy accidentado por todos los valles de los
arroyos, las diferentes cotas, y el estar en barranca, en altura, fue lo
que decidió que se quisiera poner ahí. Por eso, el primer puerto tuvo
más que ver con la entrada del Riachuelo que con las transformacio-
nes que vinieron después.
Y era un lugar que, en vez de tener pastizales, tenía muchos
árboles, bosques, selvas y esos bosques eran cobijo de los pueblos
originarios también. Entonces, hay una matriz del europeo que he-
gemonizó la idea de civilización, que estuvo muy presente en el siglo
XX y que tuvo que ver con la destrucción de la naturaleza. El dis-
ciplinamiento del Riachuelo, un espacio natural muy diverso tanto
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102
CONVERSACIONES... Ambiental

en su composición como en sus ritmos y dinámicas, consistió en


transformarlo en algo controlable.

Un ecosistema totalmente diferente del que es hoy.

Esa cuenca era un espacio que se internaba en la estepa pampea-


na graminosa y era un vergel, un oasis, con más de 200 especies de
aves, más de 100 especies de mariposas, ambientes muy distintos:
bosques de talar, bosque de sauzal, selva en galería. Hoy es inimagi-
nable porque no existe esa tipología, en el entorno de la Ciudad de
Buenos Aires, ni siquiera en el Delta, de paisajes tan diversos. Ese
lugar ya no se puede volver a alcanzar por el nivel de antropización;
pero sí puede darnos un mensaje de cómo imaginarnos el río como
un espacio público que recree ciertas lógicas ecosistémicas, que nos
construyan un nuevo paisaje que remita a ese pasado.
El potencial del Riachuelo no es solo el saneamiento ambiental,
hay muchas acciones que se podrían hacer para recuperarlo paisajís-
ticamente. Por supuesto, lo ambiental sería estratégico, pero no hay
que esperar solo eso para que pueda recuperarse.

Puede tomar ciertos elementos que a lo mejor remitan a un


pasado más industrial también. Se me ocurren las grúas que
están en Avellaneda y que también se encuentran en Puerto Ma-
dero, presentes en el entorno de otros ríos recuperados del mun-
do: la Ría de Nervión en España o el Támesis en Inglaterra, que
han sabido incorporar esos elementos al paisaje en el proceso de
recuperación. Quizá como objetos decorativos y también como
parte de nuestra historia

Es que en realidad en la Cuenca Baja hay elementos patrimo-


niales de distintas épocas. Se me ocurre el Transbordador, que es
un ícono, pero hay una colección de patrimonio que no podemos
perder. Y no es solo para guardarlo desde un lugar estético, sino para
preguntarnos cuánto se transformó este río, para saber que toda ac-
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CONVERSACIONES... Ambiental

ción que hagamos también lo va a transformar. Entonces tenemos


que tomar una decisión, ¿cuál es el paisaje que queremos que tenga
el río? Es una decisión que no está tomada.
El Riachuelo es un lugar con distintos estratos: el paisaje origi-
nal, las relaciones ecológicas que podrían restaurarse, la modifica-
ción de la traza, los distintos momentos históricos que dejaron sus
rastros, la cuenca alta que tiene unos reductos muy parecidos a lo
que era el cauce original y que son muy pintorescos.

Quizás el paisaje del Riachuelo se puede pensar desde los


usos, ¿puede ser navegable, qué rol cumplen los puentes?

Nos cuesta imaginarlo como espacio público, pero debe ser un


lugar de encuentro, de construcción de sociedad, de tolerancia, de
respeto. Hoy es una barrera geográfica, es una barrera urbanística,
porque genera más desconexión que conexión. Toda acción sobre
ese espacio hay que pensarlo como una acción sobre un espacio
público integrador. Para integrarlo, hay que hacer una investiga-
ción de campo para establecer, no suponer sino determinar, cómo
con acciones equilibradas, potenciar ciertas relaciones: culturales,
deportivas, artísticas, contemplativas, recreativas. Hay que pensar-
lo como un espacio integrador, que potencie interacciones. Sobre
todo, porque el área metropolitana tiene poco verde y pocos espa-
cios públicos y ninguno asociado al agua. Si pensamos puentes, no
se puede pensar solo como un lugar donde pasa gente caminando
o pasan autos, porque un puente es siempre un balcón hacia vistas
deseadas, hay que pensarlos en términos de paisaje.

Hay que pensarlos en un sistema...

Los puentes que tenemos hoy son todos anacrónicos y fueron


pensados para conectar en función de la economía. Hoy podemos
pensar otras opciones, podemos pensar en puentes verdes. Imagi-
nar todo ese espacio público a lo largo de kilómetros, es pensar en
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CONVERSACIONES... Ambiental

función de un déficit de usos que la gente no está teniendo y que


está disponible. Y tiene un montón de potencialidades. A lo largo
de esos kilómetros la diversidad de espacios y paisajes que se pueden
recrear en función de la identidad de cada lugar, de las característi-
cas del río y de los arroyos que llegan, es inmensa.

Si, a mí me parece interesante esto de pensar los puentes,


si uno se remite a otras experiencias en el mundo, no sé, se me
viene el recuerdo del Sena, que uno cruza un puente cada cien
metros y cada uno tiene su particularidad, una identidad, un
significado y hay un cierto placer en el cruzar esos puentes. Y no
digo copiar eso exactamente, pero sí me parece que está bueno
pensarlo como concepto.

Sí, hubo un esmero por cada puente, ¿no? Si uno piensa en


términos contemporáneos, dónde poner un puente, primero
hay que pensar si queremos alentar el tránsito vehicular o no: el
modelo del Central Park (Nueva York) donde no entran autos,
contrario al modelo del Parque Tres de Febrero, donde los autos
lo atraviesan porque la prioridad es el auto, no el parque. En
ese espacio público que es el Riachuelo, hay que ver qué quiero
conectar, si quiero que sea un lugar de apaciguamiento, para
salir de la trama urbana, lo que quiero conectar es a la gente,
entonces debería haber puentes más peatonales que vehiculares
que sean balcones hacia el río, ajardinados. Hoy, ir a tomar mate
a un puente, a la sombra de un árbol sobre el Riachuelo, nadie se
lo imagina porque lo cree imposible. Sin embargo, eso hoy tiene
una resolución muy fácil.

Eso es clave, porque lo que se observa es que hay toda una


biblioteca que dice que hasta que el río no esté totalmente re-
cuperado no se puede hacer nada de esto que mencionas y que
vos claramente lo ves como parte del proceso de saneamiento

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CONVERSACIONES... Ambiental

Te pongo un agregado, si yo puedo hacer intervenciones para


que se recupere paisajísticamente pongo más presión para que se
sanee ambientalmente...

Porque acercás a la comunidad al río...

Claro, porque la gente empieza a subir la vara de su demanda.


En la medida en que digo “¡No! Hasta que lo ambiental no este, no
hacemos nada”. Para mí no es inocente eso, es ideológico. Te estoy
sacando de encima. Lo pateo para adelante. En cambio, si pensamos
en acciones modestas, discretas, con una escala pequeña, que se pue-
dan ir transformando en hitos; si la gente se acerca a la vera del río
al menos como contemplación y observación, empieza a pedir otras
cosas. Creo que es una postura política, comprometer a la gente
para que empiece a pedir qué río quiere.

Aparece algo ahí que vos trabajaste con mucha fuerza y que
es el tema de la flora nativa original, porque muchos hablan de
la fauna, pero me da la sensación de que no tantos se centraron
en la flora, por eso te quería preguntar ¿qué pudiste trabajar vos
y que rol cumple esa flora en el saneamiento?

Lo primero es que incorpora el concepto de biodiversidad, lo


que actúa en la interacción entre fauna y flora es la relación ecosisté-
mica que lo constituye como biodiversidad. No hay fauna si no hay
flora, porque para que haya fauna primeramente tiene que pensarse
la flora, que es la que le da cobijo a que haya cierta fauna: genera
alimento, lugar donde nidifican aves, madrigueras, flores, frutos,
semillas. La vegetación original no solo genera eso, sino que, ade-
más, mucha de esa vegetación se utiliza como fitorremediación. Son
plantas, palustres o acuáticas, muy absorbentes de elementos tóxicos
que se encuentran en el agua. En muchos lugares de la cuenca apare-
cen, espontáneamente, saetas o sagitaria montevidensis o camalotes
que en muchos lugares del mundo se utilizan en grandes estanques
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106
CONVERSACIONES... Ambiental

como fitorremediación, por la alta capacidad de absorber elementos


tanto orgánicos como de metales pesados que los absorben por raí-
ces y al mismo tiempo, proponen un paisaje distinto.
La diversidad de vegetación original te da una paleta de plantas
con un montón de usos absolutamente diferentes porque además
por las floraciones llamativas que tienen, convocan un montón de
animalitos que interactúan. Tenes gramíneas (pastos) que un mon-
tón de aves comen de las semillas de esos árboles, mariposas que se
alimentan de sus hojas en su estadio oruga.
Hay que restaurarlo como un lugar que tiene que ser un oasis
ambiental y que, a la vez, sea un lugar educativo para entender las
relaciones ecológicas. Sería una oportunidad para repensar el paisaje
de toda la ciudad, un paisaje más entretenido en sonidos, colores,
texturas. No hace falta mucho para lograrlo.

¿Y cómo sería, en ese sentido, el color del agua, qué rol juega
en ese paisaje?

La tipología del agua es similar al Río de la Plata. Hay que dar


información para valorar su color sin compararlo con otros imagi-
narios que vienen de otros territorios. Que sea marrón, limoso, es
lo mejor que nos puede pasar, porque tiene una dinámica biológica
excepcional, que sea marrón es porque está sobre lecho de barro.
Si yo miro el agua del río como un elemento que compone una
estructura geográfica que está vinculada a todos los seres vivos que
hay alrededor y empiezo a decir que porque este río es limoso voy a
ver tales peces, tales tortugas, tales ranas, tales sapos, mi valoración
pasa a ser otra.
Primero hay que generar información, para la sensibilización del
paisaje, para estimular la sensibilidad para percibirlo y a partir de
eso, generar una mirada crítica. El Riachuelo tiene la característica
de interpelarnos sobre las características urbanas, ecológicas, pai-
sajísticas, si lo utilizamos como recurso pedagógico para mejorar
nuestra percepción de lo que podría ser. Puede valorarse que sea
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CONVERSACIONES... Ambiental

marrón, lleno de barro, pero saneado, si entiendo en qué paisaje


estoy inserto. Porque ese río es el que permitiría ese paraíso de bio-
diversidad que otro río con agua cristalina no generaría.

A lo largo de nuestra charla hablaste de palabras poco vincu-


ladas al Riachuelo en general. Hablaste de biodiversidad, paraí-
so, vida. Cuando lo común es encontrarlo asociado a términos
como: muerte, suciedad, mal olor, corrupción, todos términos
que en el imaginario nos terminan bloqueando la posibilidad
de imaginarlo saneado...

Sí, entiendo. En realidad, los actores sociales son los primeros


que deberían sensibilizarse, con respecto al hábitat donde están to-
mando decisiones o generando opinión. En la Cuenca, como en
ningún otro lugar, debería generarse empatía con las comunidades
que viven ahí, porque muchas veces no cuentan con ningún espacio
público, como una plaza cerca y no hay ningún esmero en que las
costas sean algo grato. Imaginemos lo grato que sería que los niños
se puedan hamacar mirando el río y no la avenida que está atrás,
rodeados de vegetación nativa, con pájaros y mariposas, o disfrutar
en pleno verano de la sombra de un árbol. Porque, además, no tenés
restricciones espaciales porque es enorme la cuenca.
Y alejaría los autos de la costa para que la gente baje, relax, que
sea algo clave para la salud, cambiaría la calidad de vida de millones.
Eso es el paisaje sencillo que podría cambiarle la vida a millones,
con casi nada. Sin embargo, los decisores ni la ven, ni desde el opor-
tunismo político, porque van, hacen y se vuelven y ahí no habitan.
Yo tengo esa imagen: yo me quiero hamacar mirando al río.

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108
HISTORIA
CONVERSACIONES... Historia

Diego Barovero

“El Riachuelo está en el ADN del barrio de La


Boca. Tienen una relación íntima, son la misma
cosa”eados de vegetación y mariposas”

Diego Alberto Barovero es abogado, historiador y escritor. Ha publicado


artículos en varios periódicos y revistas, dedicados a la historia. Es, tam-
bién, dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), vecino del barrio de
La Boca y presidente de la Agrupación de Artes y Letras, Impulso, con
sede en ese barrio (Lamadrid 355). En el emblemático Bar Roma, con-
versé con él sobre su último libro Caudillos y protagonistas políticos
de La Boca del Riachuelo (2013), detalles de la historia de ese barrio
y su relación con el Riachuelo y con el puerto.

Una de las cosas que me interesaba conversar con vos es lo


que en tu libro llamás “el proceso de asimilación del inmigran-
te” acá en La Boca. ¿Podés explicar un poco ese aspecto?

Primero hay un proceso de urbanización precaria en la que, por


ser una zona que no creció de forma planificada, se da un creci-
miento poblacional por agregación, por defecto, por el puerto y los
ámbitos vinculados a la actividad naviera y portuaria, porque este
era un puerto natural. En su entorno se asientan piringundines,1

1  Piringundín o peringundín es un nombre que se utilizaba popularmente en


Argentina para llamar a aquellos negocios con despacho de bebidas donde se
efectuaban bailes entre hombres solos y, por extensión, también ha llegado a
significar habitación pequeña y descuidada (cuchitril) o bar de ínfima calidad
(tugurio).
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110
CONVERSACIONES... Historia

aguantaderos, cafetines, prostíbulos. Eso le fue dando una identidad


propia ya desde mediados del siglo XIX. Era el lugar donde podían
convivir en una choza unos negros que se habían escapado del co-
mercio de esclavos que básicamente estaba concentrado en la zona
de Retiro y Parque Lezama, antes de la caída de Rosas.
Hay una anécdota que cuento en el libro. Juan Manuel de Rosas
con algunos amigos, sobre todo irlandeses asentados en la zona, ve-
nían en bote desde Palermo de San Benitos a pescar y a cazar patos,
en los pajonales de La Boca. Es decir, era una excursión bien agreste.
Era una aventura. Lo que hay es documentación a través del tiempo,
concentrada por la labor de Antonio Bucich2 que fue el historiador
oficial de La Boca, pero era el historiador de los documentos. La
historia basada en documentos es fundamental, hasta más científica,

Popularmente se ha divulgado una curiosa versión acerca del origen de esta palabra,
según la cual provendría de la unión del nombre de dos músicos: el paraguayo
Domingo Piris (apodado Pirín) y el brasileño José Pérez Gundín. El origen de este
término se remontaría a 1873, en un boliche levantado a la vera del Riachuelo, donde
ambos músicos cantaban y guitarreaban a diario. Así, primero este local y luego todos
los de este tipo pasarían a ser llamados como estos dos simpáticos músicos.
Sin embargo, el 14 de marzo de 1875 ya se encuentra registro de esta misma
palabra en el diario rosarino La capital, utilizada con la acepción de “casa donde se
baila todas las noches”. Resulta muy poco probable que el término se popularice
en Buenos Aires y llegue a Rosario en tan solo dos años, por lo que probablemente
su origen sea no solo diferente, sino incluso anterior.
¿Dónde buscar entonces? El autor argentino José Gobello postula que el origen de
esta palabra en realidad surge como un caso de metonimia a partir del nombre de un
baile llamado perigordín. Este mismo proviene de una antigua danza francesa llamada
périgourdine que es llamada de esta manera por ser originaria de la región del Périgord.
Así, un baile determinado terminaría por dar origen al nombre del lugar donde se
baila. Curiosa etimología, ya que lo que parecería ser un vocablo propio del lunfardo
rioplatense, en realidad toma su nombre del francés, de esta danza que luego se
popularizó en Italia y sea probablemente desde donde llegó el término por fin a nuestro
país. Fuente: Gobello, José (1978): Etimologías, Corregidor, Buenos Aires (N. d. E.).
2  Investigador de la historia del barrio de La Boca y animador de empresas
culturales, era una figura representativa de la bohemia literaria y artística de
esa zona por la que se lo veía deambular junto a Quinquela Martín, Miguel C.
Victorica, Juan de Dios Filiberto y toda la pléyade de artistas del ambiente.
Fue fundador del Ateneo Popular de la Boca y presidente durante muchos años.
Autor de iniciativas por las que se propugnaba la sanción de leyes que favorecieran
la actividad artística, organizador de certámenes literarios y de pintura, fue también
animador de peñas y cenáculos en los que se cultivaba el amor al arte (N. d. E.).
n
111
CONVERSACIONES... Historia

pero tiene la contra de que a veces se hace muy aburrida. Los docu-
mentos hablan de cómo ese asentamiento fue creciendo, en función
de la actividad acuática, ni siquiera en un sentido portuario, como
lo entendemos hoy.

¿Y cómo se fue dando el proceso de ordenamiento de ese


asentamiento irregular?

La Boca surge inicialmente como un asentamiento que se rela-


cionaba con la actividad del puerto. Ya en la época de 1810, Martín
Jacobo Thompson, el primer capitán de puertos de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, emitía órdenes para que se cerraran y
clausuraran los locales donde los negros, los marinos, los que es-
taban de paso, se dedicaban a todo tipo de desmanes: el juego, la
propagación de la bebida, la prostitución. O sea, ya había una in-
tención de ordenar. Quiere decir que desde 1810 te diría que estaba
identificada la zona como un problema. Y lo que le da vida institu-
cional fue la creación de un Juzgado de Paz, pero eso fue recién en
1870. O sea, fue un proceso de creación de un pueblo.

Y a mediados del siglo XVII ¿no había población fija?

Había pequeñas chozas donde los esclavos se establecían en


pajonales. Se escondían. Se evadían de los depósitos de esclavos.
Mientras, seguía la esclavitud, porque se abolió recién con la
Constitución de 1853. La Asamblea del año 13 decretó la libertad
de vientres, pero los que eran esclavos, seguían siendo esclavos.
Se abolió para los que estaban por nacer, no abolió totalmente la
esclavitud. Y se escapaban para este lado, porque no podía llegar
nadie, al menos sin hacer un gran esfuerzo. Algunos se escapaban
más arriba por el río y los que se quedaban, más o menos refugia-
dos, conseguían algún trabajo. Además, no había tantos controles
porque era bastante inaccesible desde lo geográfico, desde las con-
diciones del lugar. Era una especie de asentamiento precario y con
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112
CONVERSACIONES... Historia

eso salían del paso, podían salir a cazar, podían pescar algo. Por lo
menos estaban libres.

Vos señalás específicamente una característica que se eviden-


cia en toda la etapa de conformación del barrio y que es la po-
litización.

Sí, porque en La Boca se cruzaba todo, se cruzan las ideas forá-


neas, las ideas libertarias, las ideas masónicas, empieza a haber un
poco de todo. En eso se basa la decisión de crear la Iglesia San Juan
Evangelista, la idea de poner un poco de coto a la propagación de
ideas disolventes de la sociedad, desde el concepto de la época, mo-
ralizar un poco la zona. Eso va acompañado de la creación de la
comisaría, la primera sede policial, que sucedió unos años antes, a
fines de 1850. Ya estamos en la Buenos Aires de Mitre, la que estaba
abierta de la Confederación, a la que después se reincorpora a partir
del Pacto de San José de Flores. Estamos pasando la mitad del siglo
XIX, que fue una época de lucha de ideas. Y la lucha de ideas era ne-
cesariamente violenta. No había lucha de caballeros. Los comicios
empezaban a hacerse y ganaba el que tenía más fuerza, más aguante.
Se votaba a viva voz. Eso se ve muy bien en la película Juan Moreira
de Leonardo Fabio. Están los dos guapos, uno de un lado y otro del
otro y uno le reclama: “¡vos, votaste autónomos, salí de acá, vendi-
do!” y empiezan a los cuchillazos. Bueno, esa es un poco la realidad
de La Boca. Esos años tienen que ver con eso, con el desarrollo de
ideas que trae el hecho de ser una zona portuaria, donde se mezcla
todo, porque deviene el de afuera con la novedad. Y esa propagación
de ideas a través de la prensa, los diarios de distintas tendencias,
generaba asociacionismo, no necesariamente partidario, pero sí, por
el orden de las ideas. Los partidos políticos vienen después, a partir
de las ideas que ya tenía cada grupo.

En esa efervescencia de ideas que describís, ¿cómo condi-


cionaba el paisaje? Vos decís que La Boca era una ciudad con
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113
CONVERSACIONES... Historia

zonas rurales circundantes y que el puerto, como recién dijiste,


cumplía un rol importante.

Llegar a La Boca era algo muy difícil, porque por tierra tenías lo
que sería hoy la calle Defensa-Patricios, el camino viejo que era la
calle Necochea y del centro al bajo, que hoy conocemos como Paseo
Colón y Almirante Brown. Se llegaba por el tragaleguas, que es ese
transporte que venía en alto, sobre pilares de hierro que se movía
por rieles y que llegaba hasta ahí. O bien, la bajada por carretas
desde la Casa Amarilla. Las calles que abren un poco la socialización
son Necochea y Almirante Brown, como arterias de conexión con
las otras zonas de la Ciudad. Pero era realmente agreste, inhóspito.
Ahí terminaba prácticamente la civilización.

¿Y la Isla Maciel?

De acuerdo con lo que pude ver, desde finales del siglo XIX,
principios del XX, era una especie de apéndice de La Boca. Es decir,
el límite del Riachuelo, no lo era. Era toda una misma cosa, por eso
el nombre de Barracas al Norte y Barracas al Sur (lo que hoy es Ave-
llaneda). Y eso sigue muchos años después, porque la interacción de
La Boca con el Riachuelo, con Avellaneda y con la Isla Maciel, se da
mucho. La vida tanto de las instituciones como de las personas que
vivían de un lado u otro del Riachuelo, confluyen; esa cosa del cru-
ce, el bote. Era un paseo ir al Riachuelo: había vida y actividades de
remo. De eso dan testimonio los chicos del Club Almirante Brown,
de los clubes náuticos. Y la vida de los artistas plásticos. Quinquela,
Lacámera, Victorica, hasta bien entrado el siglo XX, iban a la Isla
Maciel, porque era el lugar que conservaba lo más campestre de la
zona. Lo que conservaba el lugar de lo rural: tenía río, vegetación
frondosa, como un Delta del Sur.

De esta relación entre La Boca e Isla Maciel que mencio-


nás hay dos símbolos: uno es el Puente Transbordador Nicolás
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114
CONVERSACIONES... Historia

Avellaneda y el otro es la arquitectura tan similar entre ambas


orillas que todavía se observa.

Tal cual. El Transbordador sin duda, pero también todos los


puentes que se construyeron y que ya no están, que fueron muchos.

Vos también hacés mención al concepto de movilidad geo-


gráfica. Hablás del mercado del abasto del barrio y de mucha
actividad de intercambio de mercaderías

El puerto era derivador de productos, de bienes, de servicios. Y


eso también dio una socialización importante. Doce casas bancarias
se crearon en la zona, entre fines del siglo XIX y principios del XX.
La principal sucursal del Banco Nación en 1891 se establece en La
Boca. Esto habla de la preponderancia comercial que tenía el barrio
y de cómo eso incluía la movilidad humana, en el sentido de que
había gente que se podía llegar a establecer en La Boca porque había
trabajo.

¿Y qué pasó para que todo eso declinara tanto?

Lo que condenó a La Boca son las muertes sucesivas del puerto.


Desde el entierro del plan del ingeniero Huergo,3 hasta la desapari-
ción del puerto fluvial, era un paseo de domingo. Venir a ver pinto-
res a lo largo de la parte que no tenía vereda de Pedro de Mendoza,
del lado de la orilla donde estaban amarrados los barcos y ver algún
barco todavía con actividad, de transporte de madera que venían
desde el Paraná. Bueno, esto en gran medida fue lo que condenó a
La Boca, la muerte del puerto y el no aprovechamiento del río y del

3  Luis Augusto Huergo fue el primer ingeniero de la Argentina y primer presidente


de la Sociedad Científica Argentina. Se convirtió en el primer ingeniero civil en el
país y el de mayor edad entre sus compañeros. En consecuencia, 25 años después
de su graduación, el Centro Argentino de Ingenieros (CAI) acordó establecer el 6
de junio como el nacimiento de la ingeniería en Argentina (N. del E.).
n
115
CONVERSACIONES... Historia

Riachuelo porque se fue perdiendo eso y no lo suplantaron con otra


actividad. No hubo una sustitución que le diera vida económica a la
zona. Porque el 80 por ciento de lo que se sucedía en La Boca tenía
que ver con el puerto, ya sea porque eran depósitos o barracas que
guardaban la mercadería que se iba a transportar o la que iba por fe-
rrocarril al interior o la que tenía que salir al interior por vía maríti-
ma. A ello se suma la actividad vinculada a los servicios relacionados
al puerto: las ferreterías navales, los almacenes navales, los astilleros.
Eso murió todo y al morir arrastró a La Boca a la degradación.

Volviendo a la historia, en tu libro desarrollás la idea de cau-


dillismo pueblerino, ¿a qué te referís? Decís que tiene muchas
similitudes con el caudillo del interior, pero que sus reivindica-
ciones eran locales.

Se parece en el estilo campechano del caudillo del interior y La


Boca era un lugar prácticamente sin urbanizar. De hecho, el primer
caudillo que ocupa esa condición no era de La Boca, viene acá a
hacer política porque ve que hay un liderazgo vacante. Era mitrista.
Se llamaba José Fernández. Era empresario comercial y vivía en San
Telmo. Cuando el tipo decide hacer política acá se da vuelta, como
se dice en política. Rápidamente se hace roquista y se instala acá.
Compra una propiedad y construye un palacio, donde finalmente
nunca se viene a vivir. Los caudillos de La Boca a diferencia de los
del resto de la Ciudad, establecen vínculos fuertes con la comuni-
dad. El liderazgo residía en poder contener a los inmigrantes.
Otro tipo olvidado fue Antonio Zaccagnini, un obrero electri-
cista de la Ítalo que, además, trabajaba y vivía en La Boca y llegó a
ser concejal. Era el que aconsejaba a Palacios4 porque él hablaba el
genovés. Era su traductor en las campañas.

4  Alfredo Lorenzo Ramón Palacios, más conocido como Alfredo Palacios fue un
abogado, legislador, político y profesor argentino socialista (N. d. E.).

n
116
CONVERSACIONES... Historia

También mencionás que, en 1835, ya había muchos genove-


ses y en 1870 es el auge de la inmigración.

Es el gran flujo de inmigración, pero después se va sucediendo


una emigración, porque no se establecieron todos y se quedaron. Se
compensa a fines del siglo XIX. Pero el genovés se asentó fácilmente,
en parte por la cercanía del agua, porque el genovés siempre fue una
potencia marítima. El Reino de Génova en ese momento era una
potencia marítima. Los genoveses van in crescendo. Pero, además de
los genoveses, hubo muchos españoles. Aunque fueron invisibiliza-
dos. El genovés tuvo otro marketing. Quedó la leyenda. La anécdota
de que declaran la República de La Boca, la famosa rebelión. Izan la
bandera de Génova, viene el ministro de Guerra de Julio A. Roca5
que era Levalle6 que era genovés y hablaba el idioma. Él es el que
negocia la rendición y que cedan la rebelión y se reincorporen al
Estado argentino.

Y en esta esta relación tan de cercanía del caudillo con la


gente, ¿cómo jugaba ahí el anarquismo?

Eran abstencionistas. Estamos hablando de cuando el voto era


público y no obligatorio. El voto universal vino después, con la Ley

5  Julio Argentino Roca fue un político, militar, y estadista argentino que ejerció
como presidente de la Nación Argentina desde 1880 hasta 1886 y desde 1898
hasta 1904. Roca es el representante más importante de la Generación del 80
y dirigió la política argentina durante más de treinta años a través del Partido
Autonomista Nacional (PAN), partido que se mantuvo 42 años en el poder sin
ninguna alternancia, tejiendo complejos sistemas de alianzas con distintas fuerzas,
lo que le valió el apodo de «el Zorro» (N. d. E.).
6  Nicolás Levalle fue un militar ítalo-argentino que alcanzó el grado de teniente
general. Participó en la guerra de la Triple Alianza donde fue herido dos veces y
de la conquista del Desierto en la que fue uno de los principales jefes. Fue uno
de los fundadores del Club Militar, actual Círculo Militar, jefe del Estado Mayor
General del Ejército, y tres veces ministro de Guerra y Marina bajo las presidencias
de Miguel Juárez Celman, Carlos Pellegrini y José Evaristo Uriburu. Comandó las
tropas leales que vencieron en la Revolución del Parque de 1890 y mantuvo una
estrecha y leal relación con Julio Argentino Roca (N. del E.).

n
117
CONVERSACIONES... Historia

Sáenz Peña. Y ayudó también la educación obligatoria y el servicio


militar que hacía que los hijos de extranjeros se sintieran parte de
la Patria, de la Nación. El anarquismo en ese sentido es el último
bastión de resistencia. Ellos armaban los sindicatos. Salvo alguno
que otro, no tenían contenido partidario. Ellos convivían en cuanto
a lo social porque en lo político no se tocaban, no era un territorio
en disputa. El anarquismo no lo disputaba, peleaba en el ámbito
sindical. En los ámbitos políticos fue severamente reprimido.

Para terminar, te quería preguntar cómo relacionás cultural-


mente a La Boca con el Riachuelo.

Está en el ADN. Es consustancial con la identidad del barrio y es


lo que lo vincula desde el punto paisajístico, geográfico, económico
y comercial. Es lo que le da la potencia, lo que hace que se convierta
en un barrio, por la importancia de la actividad portuaria. Desde
el punto de vista cultural todos esos artistas, pintores, tangueros, la
bohemia de la noche porteña, el fútbol. Cualquier fiesta que se pre-
ciara tenía que terminar en La Boca, en las cantinas de la calle Ne-
cochea, en los restaurantes, en los fontines, cafetines. Se va creando
una marca, pero la gente de La Boca comía en los bodegones de la
ribera, de Pedro de Mendoza, porque tenía que ver con la actividad
del puerto, porque el marinero bajaba del barco e iba a comer ahí y
si el bodegón tenía pieza y compañía de señoritas, mejor aún.
Yo creo que el Riachuelo y La Boca no solo tienen una relación
íntima, son la misma cosa. Se alimentan mutuamente las dos iden-
tidades.

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118
CONVERSACIONES... Historia

Ruy Farías

“Los inmigrantes gallegos se relacionaban con el


Riachuelo de un modo trágico porque se inundaban”

Ruy Farías es historiador e investigador. En esta charla conversé con él


acerca de lo que pudo conocer en el transcurrir de su tesis de doctorado
“La inmigración gallega en el Sur del Gran Buenos Aires, 1860-1959”,
en relación con los gallegos y cómo se vinculaban con el Matanza Ria-
chuelo. Las historias en blanco y negro que nos cuenta son las que dieron
identidad al río, especialmente en la margen de Lanús y Avellaneda, en
la Cuenca Baja.

¿Qué referencias al Riachuelo encontraste en tus investiga-


ciones?, ¿aparece en los relatos, es mencionado?

Entre los españoles, y especialmente entre los gallegos, el Ria-


chuelo representó un lugar central. En uno de mis viajes de investi-
gación, me encontré, en Galicia, en la Casa del Consello de Fisterra,
con un cuadro que tenía pintado a dos señores grandes mirando
hacia el Riachuelo, hacia el puente de hierro de La Boca y el título,
“Marineros sin Fisterra”, evocando el mar que habían dejado atrás.
¡Me pareció muy fuerte!, y encontré en mis entrevistas que el Ria-
chuelo aparecía recurrentemente, con una gran presencia.

¿Y cómo se relacionaban con el río? ¿pescaban, nadaban, na-


vegaban?

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119
CONVERSACIONES... Historia

La mayoría se relacionaba de un modo inevitable y un poco trá-


gico como eran las inundaciones. No hay testimonio donde no apa-
rezca el tema de las inundaciones. Para la época que yo investigué
ya era imposible nadar y pescar en el Riachuelo. No hay testimonios
de ese tipo a finales de los años 40 y principios del 50, en Lanús y
Avellaneda. Sin embargo, en los testimonios escritos de unos años
antes, del 19 o el 20, hay otra relación con el río: paseos fluviales
que terminaban en Isla Maciel, con salidas campestres en un paisaje
que hoy ni te lo podés imaginar, ¡es imposible!

¿Por qué se establecieron en Avellaneda y Lanús? ¿Sabés?

Si Buenos Aires es la quinta provincia gallega, te diría que Ave-


llaneda es la sexta, porque el volumen de gallegos inmigrantes que se
estableció ahí es enorme. Para darte una idea, cuando se desarrolló
el censo de 1914, Avellaneda y Lanús eran un solo partido (lo fue-
ron hasta 1944), tenían 144 mil habitantes; 32 mil eran españoles,
de los cuales no menos de 23 mil eran gallegos. Entre el 13 y el 15
por ciento de la población total del partido eran gallegos. ¿Por qué
se establecían ahí? Y bueno, tenía que ver con las redes sociales, las
cadenas migratorias, donde se habían establecido sus paisanos ya
con anterioridad. Siempre el dato que se nos escapa es quién llegó
primero, el pionero que vino y se estableció en la zona por la razón
que fuere, pero luego el mecanismo siempre es el mismo, la cadena
migratoria que, basada en redes sociales, hace que de una misma
parroquia de Galicia emigren todos hacia un lugar. Por ejemplo,
de Fisterra hasta los años 50, todos venían a Argentina, la mayoría
a La Boca o a Avellaneda. En cambio, de Corcubión, que estaba al
lado, venían a Buenos Aires o bien a El Callao, en Perú, porque la
cadena migratoria se armaba de esa manera. Del mismo modo los
inmigrantes de Zaz iban a Montevideo (Uruguay) o a La Habana
(Cuba). También tenía que ver con un factor inevitable: las posi-
bilidades de acceso a la vivienda o a las fuentes trabajo. Avellaneda
era un lugar en el que era sencillo conseguir vivienda, porque eran
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CONVERSACIONES... Historia

terrenos inundables y la gente con recursos no quería vivir ahí, pero


para los que llegaban sin nada o con pocos recursos materiales, esta-
ban dispuestos a asentarse en esa zona. Y después estaba el desarrollo
fabril, que era enorme.

Sobre eso te quería preguntar, porque la gran mayoría de


los inmigrantes europeos que llegaban eran campesinos, y la
mayoría de los trabajos que se ofrecían aquí eran en la actividad
industrial, ¿cómo se adaptaban?

Eso es fascinante. ¡Se adaptaban! El cambio era tan fuerte, no


solo era rural-urbano, era campesino-industrial, ni siquiera de ser-
vicios. El que venía a Avellaneda no era el estereotipo gallego encar-
gado de edificio o mozo de bar. La enorme mayoría eran obreros
industriales o navales, que ese es otro tema que la gente no conoce y
es una historia en sí misma. La cantidad de marineros que llegaron
acá y que ya eran marineros en Galicia, en Fisterra en Riangio y
que luego siguieron siendo marineros acá porque tenían un amigo,
un pariente, un vecino. Muchos de los que llegaron a la Patagonia,
por ejemplo, primero eran marineros en los buques petrolíferos que
venían a buscar petróleo, a Comodoro, Río Gallegos, Ushuaia y
cuando llegaban se radicaban ahí.

¿Y las mujeres?

Las mujeres, aunque muy invisibilizadas por las fuentes, si mirás


los censos, los únicos que aparecen son los de 1869 y 1895, decía:
fulana, mujer; sus labores, las propias de su sexo, labores domésti-
cas. ¡Imposible! Una familia obrera era imposible que subsistiera
solo con el trabajo del varón. Trabajaba la mujer más algún hijo.
Lo que pasa es que trabajaban dentro de su propia casa: cosiendo,
lavando, planchando, liando cigarrillos, embalando fósforos y des-
pués las que sí trabajaban en fábricas: en frigoríficos, en industria
textil, curtiembre, lavadero de lana, industria metalmecánica. Yo
n
121
CONVERSACIONES... Historia

pude leer en el Archivo General de la Nación, en lo que queda del


archivo del frigorífico La Negra, que en los registros aparece que
trabajaban muchas mujeres, décadas enteras, sobre todo en la parte
de chacinería, donde se hacían los embutidos, porque al tener las
manos más pequeñas, más delicadas, solían trabajar en ese tipo de
cosas, eran útiles para esas tareas. Esto lo pude constatar y aparece
desarrollado en mi tesis.

¿Y en La Boca? ¿Pudiste investigar algo?

Yo me centré en Avellaneda y Lanús, pero por lo que pude ver,


si bien el imaginario lo relaciona con la inmigración italiana, ma-
yoritariamente genovesa, hay muchos españoles y gallegos que se
radicaron en el barrio de La Boca, con cosas muy curiosas: como la
lengua de Liguria era lo que se hablaba en la zona, muchos gallegos
terminaron aprendiendo ese lenguaje para poder comunicarse. Si
vos agarras el sainete, el género típico de esa zona, con mucha acep-
tación popular porque era el ambiente que la gente reconocía, ahí
siempre aparece un gallego.
A mí el tema del Riachuelo me apasiona porque conjuga cues-
tiones de paisaje, con la historia, con las manifestaciones culturales,
a mí me vuelve loco.

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CONVERSACIONES... Historia

Antonio Brailovsky

“Cuesta imaginar el Riachuelo limpio”

Antonio Elio Brailovsky es economista, historiador, ecologista y docente


universitario. Además, fue defensor del Pueblo en la Ciudad de Buenos
Aires y autor de una serie de libros, entre ellos Memoria verde. Conver-
sé con él sobre cuestiones históricas y sobre su mirada actual en torno al
proceso de saneamiento del Matanza Riachuelo.

Me preocupa el estado en el que están nuestros ríos y qui-


siera reflexionar sobre eso, especialmente en relación con la
Cuenca Matanza Riachuelo. Para empezar, y a partir de releer
su libro, Memoria verde, quería saber ¿cuál era en la antigüedad
el sentido de vivir cerca de un río, para las comunidades?, ¿qué
significado tenía?

Mirá... el río era la condición de existencia de una comunidad,


es decir, para un animal como nosotros que somos más de un seten-
ta por ciento de agua, cualquier posibilidad de asentamiento pasaba
por un lugar donde hubiera agua. Eso te marca una franja muy
determinada, el asentamiento humano tiene que estar cerca del agua
para abastecerse, pero no tan cerca que se inunde, con lo cual la
franja es muy estrecha y esto condiciona cualquier cultura humana.

¿Y cómo nos hemos relacionado con los ríos en esa historia,


desde la cultura occidental?
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123
CONVERSACIONES... Historia

Digamos que lo primero es la navegación. Cualquier ciudad im-


portante tiene un puerto al lado, o es una ciudad puerto. Roma no
tenía un puerto muy cerca por una cuestión de pantanos, la Roma
imperial no tendría sentido si no fuera por el puerto de Austin. París
es una ciudad portuaria, creció como un asentamiento comercial,
porque el Sena es navegable y para las embarcaciones de la época era
importante eso. Todo lo que nos interesa de Florencia como sitio ar-
tístico es el reflejo de la riqueza acumulada por los comerciantes de
paños. Los ríos han sido las vías de comunicación de la humanidad
durante milenios. Tanto, que las guerras civiles del siglo XIX y la
guerra entre unitarios y federales tiene mucho que ver con el manejo
de los ríos. La consigna contra Rosas fue la libre navegación de los
ríos mientras que Rosas planteaba el control de los ríos por Buenos
Aires, especialmente el Paraná, el Uruguay y el Río de la Plata. Todo
esto tiene que ver con la conformación de la Nación. Después vino
la presión de intereses económicos que hizo que construyéramos y
destruyéramos tres sistemas de transporte: primero construimos el
sistema de transporte fluvial, lo destruimos y creamos el sistema fe-
rroviario, lo destruimos y construimos el transporte carretero. Hay
toda una evolución que incluye construcción y destrucción con al-
tos niveles de irracionalidad.

Esa relación siempre fue una relación mercantilista, no se


tomó desde el punto de vista espiritual o sin ir tan profundo,
como un espacio recreativo, relacionado con lo popular, ¿cómo
perdimos eso?

Se perdió el uso de la costanera para bañarse, el balneario popu-


lar. En las fotografías de época ves los rastros de lo que fue. Hubo
una pérdida de uso de lo popular, al igual que en Quilmes. Hubo
una aceptación social de la contaminación.

Lo máximo a lo que podemos aspirar es a contemplarlo. La


vista al río.
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CONVERSACIONES... Historia

Se abandonó. Con la idea de que el río como playa era una pla-
ya de segunda, se abandonó el uso recreativo del río. Hay una frase
muy bonita del arquitecto Artemio Abba,1 que dice que la Ciu-
dad de Buenos Aires construyó en su imaginario una costa marina
en Mar del Plata, entonces que el abandono de la costa del Río de
la Plata tiene mucho que ver con haber imaginado que Mar del
Plata era la continuidad de Buenos Aires y no una ciudad distinta.

Usted, en Memoria verde, menciona que la historia ecológica


de Argentina se inicia con la destrucción del sistema incaico,
¿cómo se expresó esa destrucción en los ríos?

Es muy lejos. Lo que hubo fue una destrucción de las zonas de te-
rrazas en toda la zona andina, pero no incidió. Incidieron otras cosas,
nosotros tenemos una cultura de relación con el agua. Fijate las dife-
rencias entre los pueblos indígenas y las fundaciones españolas que,
en general, no se inundan. Lo que han hecho ha sido un cuidadoso
relevamiento de los lugares donde fundar. Lo que se inunda casi siem-
pre es lo que se construyó después. Esto es un poco por ignorancia y
un poco por intereses económicos, inmobiliarios. Las ciudades coste-
ras se construyen primero en las zonas más altas y después va bajando.

De ahí viene el término de marginal, orillero.

Sí, la tierra de los pobres. Lo que es un fenómeno natural y re-


currente, como la inundación, la sociedad aceptó jugar a que fuera
una excepción catastrófica. Entonces tenemos cuatro o cinco veces
por año una excepción catastrófica en Belgrano.

1  Miembro del Consejo Académico del Instituto Superior de Urbanismo,


Territorio y Ambiente, ámbito académico en el que se crean las condiciones para
promover la investigación y la consecuente producción de nuevos conocimientos
en las disciplinas troncales y complementarias que tienen como objeto de estudio
el análisis del fenómeno urbano y metropolitano, el amplio espectro de sus
dimensiones y sus consecuencias sobre las actividades humanas (N. del E.).
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125
CONVERSACIONES... Historia

¡Tremendo! Quería seguir un poquito con el hilo de lo histó-


rico. Usted en el libro también plantea que, para los conquista-
dores, los ríos eran algo hostil, incluso utiliza la frase “acechaba
el peligro”.

Porque había pirañas y ese tipo de cosas, cocodrilos, animales


que habitaban en los ríos. La cantidad de yacarés que se mataron
despobló principalmente los ríos del norte, pero era el único animal
lo suficientemente grande para comer las pirañas. Hay en Formosa
balnearios preciosos donde tenés el cartel “Prohibido bañarse. Hay
pirañas”. Ahí tenés cosas que no son solo lo espiritual, ni lo econó-
mico, también incide lo ambiental.

Eso quería preguntarle ¿qué pasó con esos ecosistemas vin-


culados al río? porque recuerdo haber visto fotos de esos paisa-
jes donde era difícil llegar, había juncales.

Después de la fiebre amarilla se limpió el Riachuelo, se llegaba


en tranvía, había quintas. La ley de erradicación de saladeros es de
1871, eran ecosistemas que tenían un uso recreativo y que fueron
abandonados. A uno le cuesta imaginar el Riachuelo limpio.

En Memoria verde usted vincula como algo negativo la defo-


restación de las márgenes del río.

Las márgenes están reteniendo suelo, cuando se deforesta, hay


más tierra que ya no es retenida por las raíces, la tierra que estaba en
las márgenes, termina en la desembocadura, genera taponamiento,
lo que está en suspensión, decanta hacia la desembocadura, genera
más riesgo de crecida, el agua corre más lentamente, la contamina-
ción se queda estancada.

También le quería preguntar por su visión sobre los arroyos


entubados en las ciudades
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CONVERSACIONES... Historia

Yo planteo que vale la pena la discusión. ¿Para qué se entubaron?


Se entubaron para ser usados como cloaca. El entubado valoriza la
zona desde lo inmobiliario y empeora las condiciones de desagüe.
Mientras sea una cloaca, mejor esconderla, pero si podemos hacer
otro planteamiento, veamos en qué tramo se destapa. Hay experien-
cias en Bogotá de arroyos que se destaparon.

Parecería que hay un acuerdo en cómo llegamos hasta acá en


la historia de la contaminación del Riachuelo, pero no estamos
muy de acuerdo como sociedad en lo que hay que hacer para
lograr su recuperación, desde lo cultural. ¿Qué se podría hacer
para imaginar la posibilidad de recuperación?

El tema es que somos una cultura que no está vinculada con los
ríos, de llanura, de Pampa. Buenos Aires es una costa móvil que
gana tierras al río, que es para una elite y el resto de la sociedad es
la sociedad de la pampa. Culturalmente no estamos pensando en el
agua, se piensa como algo decorativo, para la elite. Uno piensa, la
avenida paisajística de Venecia es el Gran Canal, la avenida paisajís-
tica de París es el Sena, nosotros podemos plantearnos para el Ria-
chuelo algo parecido, lo primero es que no nos dé asco llegar, tiene
que estar limpio. Se ha hecho un mejoramiento de las márgenes en
algunas zonas, pero el agua es una cuestión crítica y hay dos cosas
que son más políticas que técnicas: los umbrales de contaminación
que se permiten, mientras las industrias sigan contaminando legal-
mente, y el otro son las cloacas. Si uno en Google Earth ve las fotos
históricas se ve cómo el Riachuelo pasa de color marrón a negro.
Mientras la cloaca desemboque allí ese nivel de desperdicios que te
cambia el color del agua, no da ganas de ir...

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127
CONVERSACIONES... Historia

Ulises Camino

“Los pueblos indígenas se acercaban al Riachuelo a


cazar y a obtener arcilla
para desarrollar piezas de cerámica”

Ulises Adrián Camino, doctor en Arqueología (UBA) e investigador del


Centro de Arqueología Urbana (FADU-UBA), participó de los hallaz-
gos arqueológicos del Parque Ribera Sur, en Lugano, en las inmediacio-
nes del llamado Cauce Viejo del Riachuelo. En esta entrevista, relata
cómo era ese asentamiento, que se inscribe en el periodo anterior a la
conquista y que, además de su alto valor histórico y arqueológico, invita
a imaginar cómo pudo haber sido el Riachuelo en los orígenes y la forma
en que fue habitado antes de la llegada de los españoles, de la que no se
cuentan con registros escritos.

Para empezar, quería saber cómo surgió la iniciativa de las


excavaciones. Leí que Carlos Rusconi,1 un investigador, había
dejado algunos indicios, que datan de 1926.

Sí, Carlos Rusconi era un paleontólogo, en ese momento era muy


abarcativo, eran paleontólogos, geólogos y pseudoarqueólogos. Tra-
bajaba en el Bernardino Rivadavia y se enteró que iban a rectificar el
Riachuelo. Y se encontró con cerámicas, empezó a sistematizar, en-
contró en la calle Tellier y Puente La Noria, un fogón hispano indí-

1  Carlos Rusconi (1898-1969) fue un prestigioso naturalista, arqueólogo,


antropólogo, paleontólogo y geólogo argentino, discípulo de Carlos Ameghino y
Lucas Kraglievich (N. del E.).
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CONVERSACIONES... Historia

gena. Entonces reconoció toda la zona. Él saca un paper en 1928 y en


1930 con el golpe a Yrigoyen, se tuvo que ir a Mendoza. En esa época
la percepción de las distancias eran otras. Irse a Mendoza era como
ir al destierro. Los hallazgos deberían estar en el Museo Etnográfico,
pero no figuran en los registros de ingresos, tampoco aparecían en
Mendoza. Quedó perdido todo eso. No se supo más nada. Entonces
yo para mi tesis de doctorado, lo retomé, porque tomé la zona de San
José de Flores y podía ser un antecedente prehispánico. Pero no había
información, había un plano que no era muy bueno. Ya en el 42 el
Riachuelo estaba rectificado. Nadie había podido detectar nada. En-
tonces, aprovechando el Sistema de Identificación Geográfica (SIG)
y usando de base el plano que dejó él, sabiendo que no era bueno
porque era un plano que le hizo un amigo, no tenía cota, pero identi-
ficaba la Calle Tellier, la Avenida La Noria y el viejo Puente La Noria.
Ese iba a ser un buen punto de partida. Superponiendo todo, la calle
Tellier pasaba por el autódromo y Lago Lugano, se superpuso con la
nueva cartografía y se pudo establecer el sitio.

Hasta ahí los fines de la investigación eran netamente


académicos.

Sí, yo dejé postulado el sitio en mi tesis doctoral. Hice unas


prospecciones. Llegué a encontrar unos pedacitos de cerámica his-
pano indígena de algún árbol que se había levantado y ahí quedó.
Pero en 2014 surge un convenio con la Universidad del País Vasco
que estaban interesados en identificar sitios tempranos. Hicimos el
convenio con la Universidad del Museo Social Argentino, que es
privada y que ya tenía un convenio marco con la universidad vasca y
eso facilitaba y aceleraba los tiempos. Y quedó conformado un gru-
po de distintos espacios, legalmente es de la Universidad del Museo,
pero participó la Universidad de Buenos Aires, la Universidad del
Salvador y el Museo de Arqueología Urbana. Entonces, a partir de
la cartografía empezamos a hacer sondeos sistemáticos en los lugares
más factibles.
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CONVERSACIONES... Historia

¿Y cuál era la hipótesis que se plantearon?

Encontrar y poder ver realmente qué eran esos hallazgos, si eran


prehispánicos, si eran contacto temprano o muy temprano de los es-
pañoles con la primera fundación de Buenos Aires. Se hizo un son-
deo siguiendo esos indicios y se encontró una capa que parecía bien
conservada, antigua y con restos cerámicos. En 2015 se hace una
campaña grande del lado del Parque Rivera Sur. Del otro lado del
autódromo en 2016, en 2017 se volvió a excavar en el autódromo y
en 2018 de nuevo en Parque Rivera Sur. Y se fue conformando un
gran rompecabezas, una gran área de unos 55 metros cuadrados de
diámetro de este sitio que es completamente prehispánico, no hay
nada pos contacto. Tiene registrados hallazgos en cerámica que se
fecharon en España, desde 1150 hasta 1260/70. Después se fechó la
tierra, que da hasta 1350 y hay carbono 14 que el rango es amplio,
pero da 1502-1590, anterior a la llegada de los españoles.

¿Y de esas piezas, cuál fue el hallazgo más significativo?, ¿hay


una pieza en particular o es el conjunto?

Lo importante yo creo que es todo el conjunto porque una pieza


construye fuerza con la otra. Porque acá no se encontraron piezas
monumentales porque eran cazadores recolectores. Venían a cazar
venado de las pampas.

¿Y la cercanía al río qué explica?

Y como eran bañados, el venado de las pampas venía a alimen-


tarse, estaba lleno de pastizales, podían cazar, había agua, podían
hacer cerámica, había arcilla. Culturalmente eran gente del inte-
rior pampeano. En otras épocas del año cazaban guanacos, por eso
hay restos menores de guanacos, con los que cocinaban puchero y
también hay falanges de ñandú que usaban para coser. Entonces se
asentaban en las partes más altas de la pampa, lo hicieron durante
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130
CONVERSACIONES... Historia

varios siglos, por eso el registro arqueológico no es puntual, es algo


promediado, es una imagen promediada. Esta gente era cazador re-
colector pampeano; venían acá y seguramente tenían contacto con
algún grupo más canoero e intercambiaban artefactos líticos porque
se encontró una pre punta [de flecha] que está hecha de calcedonia,
que viene de Tandilia y es una pre forma. La estaban fabricando,
salió mal la punta y la tuvieron que tirar, lo que indica que la esta-
ban haciendo. De esas mismas puntas se encontraron en la zona del
Delta, hay como quince o veinte puntas, entonces al Delta llegaban
completas. Se trata de circuitos anuales de intercambio.

¿Eran semi nómades?

Eran nómades, pero eran móviles. Volvían a los mismos lugares


siempre. Incluso con la llegada de los españoles, muchos decían que
ellos abandonaron el territorio, probablemente lo que sucedió es
que los españoles les pedían de comer y ellos no les llevaban. Los de-
jaban sin comida porque los españoles no podían conseguir comida
y era una especie de estrategia de cansancio hacia los españoles. Ellos
se movían porque les convenía moverse para cazar, no les convenía
estar estáticos para su forma de vida.

¿Encontraron restos de tiendas?

Hay huellas de postes, que dan cuenta de la reocupación del


espacio de varios años. No se quedaban todo el año en el mismo
lugar. Tenían un circuito, pero volvían a los mismos espacios, no se
quedaban todo el año, aprovechaban las temporadas de caza. Los
movimientos eran más bien asociados a la naturaleza.

En algunos artículos leí que hablas de la idea de “aldea”.

En realidad, esa fue una construcción más de los medios, noso-


tros decimos que era un asentamiento, cazador recolector que no
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CONVERSACIONES... Historia

era muy grande, entre 40-50 personas. Que pasaban tres, cuatro
meses, en el mismo sitio. Formado por grupos de hombres, mujeres,
niños, pequeños poblados. Son los grupos muy antiguos del mundo
pampeano.

¿Y tuvieron algún hallazgo de tipo espiritual o ritual?

Sí, encontramos cuentas, que muestran decoración, individuali-


dad y también restos de cerámicas campaniformes (que se encuen-
tran en el Delta y en la región pampeana) que son como de forma
de embudo. Algunos piensan que iban arriba de las tumbas para
permitir la elevación del espíritu, pero se está discutiendo su fun-
cionalidad.

También leí que estás planteando que seguramente puede


haber algún cementerio.

Sabemos que enterraba a los muertos, pero no sabemos aún si lo


hacían en esa zona. Hay una gran erosión del lugar, pero la cercanía
al río no es un lugar ideal porque se inundaba. Se está estudiando.

Y cuando hablamos de paisaje ¿cómo podía haber sido?

Eran bañados, un ambiente natural totalmente distinto del que


conocemos, con venado de las pampas, con pumas, guanacos. En-
contramos un ciervo de los pantanos. Habría mucha fauna. Hoy
nos parece mentira pensar que hace 500 años todo eso estaba. Y
era un lugar excepcional para dominar, porque era un lugar alto,
estratégico.

¿y cómo continúa el proyecto, están pensadas otras campañas?

Sí, están pensadas otras campañas. La idea es seguir y que se


proteja el sitio. Es importante que haya un centro de interpretación
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CONVERSACIONES... Historia

y que se valoren y se guarden las piezas para poder hacer una recons-
trucción de esos fragmentos, poder comunicarlo.

Para terminar, ¿qué importancia tienen todos estos hallazgos


para el Riachuelo?

Es el único lugar de la Ciudad donde se han encontrado restos


de vida prehispánica. Tiene que ver con los orígenes no reconocidos
con una Buenos Aires no tan europea como dice el mito que somos
todos descendientes de los barcos, sino más americana, la importan-
cia más natural que tiene toda esa parte.

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CONVERSACIONES... Sobre la autora

María Lorena Suárez es licenciada en Comunicación Social


(UBA), con especialización en Ambiente, Derecho y Tecnología
(ITBA). Se ha desempeñado en distintas actividades en relación con
temas ambientales, tanto en el ámbito público, privado como en
el tercer sector. Es activista ambiental, desde donde participa en la
recuperación de la Cuenca Matanza Riachuelo, entre otras causas.
Se ha desempeñado en la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo
(Acumar), como coordinadora de Comunicación y en Cultura y
Patrimonio. Además, ha participado del desarrollo de los aspectos
sociales de numerosos Estudios de Impacto Ambiental. Ha dado
charlas educativas ambientales en numerosas instituciones de edu-
cación formal y no formal. Ha trabajado para organismos interna-
cionales, desarrollando contenidos comunicacionales ambientales
en diversos formatos. Ha publicado varios artículos en medios de
prensa y especializados. Es, además, autora del cuento educativo in-
fantil de educación socioambiental “La garza Carlota quiere pescar
en el Matanza Riachuelo, ¿podrá?”, editado por ACUMAR.

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