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¿QUÉ ES CULTURA?

¿Existen Culturas "Superiores" e "Inferiores"?


La RAE define CULTURA como:
Del lat. cultūra.
1. f. cultivo.
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo
artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
También posee una definición de lo que es “cultura popular”
cultura popular
1. f. Conjunto de las manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo.
El término “Cultura” ha variado con el paso del tiempo.
Los romanos emplearon el término cultura para referirse al trabajo realizado a fin de
preparar la tierra para su cultivo y para aludir al acto de redimir el culto a los dioses
propios de los pueblos agricultores.
El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que
significa cuidado del campo o del ganado.
La etimología del concepto moderno “cultura” tiene un origen antiguo. En varias
lenguas europeas, la palabra “cultura” está basada en el término latino utilizado por
Cicerón, en su Tusculanae Disputationes, quien escribió acerca de un cultivo del alma o
“cultura animi”, utilizando así una metáfora agrícola para describir el desarrollo de un
alma filosófica, que fue comprendida teleológicamente como uno de los ideales más
altos posibles para el desarrollo humano.
“La Edad Media en parte conservó y en parte modificó el concepto clásico de cultura:
conservó los caracteres aristocrático y contemplativo, pero substituyó el carácter
naturalista con el carácter religioso-trascendente: fin de la cultura es la preparación del
hombre para el cumplimiento de los deberes religiosos y la consecución de la vida
ultraterrenal.” (Megale, A. 2001 -
En el siglo XIII se usaba para designar una parcela cultivada, y tres siglos más tarde
había cambiado su sentido como estado de una cosa, al de la acción: el cultivo de la
tierra o el cuidado del ganado (Cuche, 1999: 10) en el sentido en que se emplea en el
español de nuestros días en vocablos como agricultura, apicultura, piscicultura…
Como vemos, desde su uso en el tiempo del Imperio Romano hasta la Europa del Siglo
XVI, se impone el significado de cultura como la preocupación de la gente por la
producción agrícola.
Durante el Renacimiento el término cultura se utilizó para denominar el proceso
formativo exclusivo de los artistas, filósofos, literatos, quienes ejercían el poder y que
formaban un grupo de élite. Entonces se consideraba que sólo este conjunto de personas
estaba dentro del proceso cultural.
La segunda acepción de cultura coincide con su aplicación en otros campos. Ahora aquí
adquiere el significado de ´´cultivo esmerado de alguna cosa`` como de la poesía, del
estilo…
(Villarroel, 1727: 88) escribe que en la sociedad española desde el siglo XV al XVII,
predomina un sentimiento de avance donde surge un autor (Jerónimo de San José) entre
otros muchos que llama por primera vez cultura a la posesión de unos logros
acumulados, de variada naturaleza. Y como el proceso de acumulación es distinto para
cada pueblo hay que aceptar su plural, es decir, culturas.
Con el paso del tiempo, vemos como la palabra cultura se entenderá como la formación
de la mente y se pasará de cultura agri a cultura mentis para indicar el cultivo de la
mente.
La clásica oposición entre cultura y naturaleza también tiene sus raíces en esta época: en
1798, el Dictionnaire incluye una acepción de cultura en que se estigmatiza el ´´espíritu
natural``.
Para muchos de los pensadores de la época, como Jean Jacques Rousseau, la cultura es
un fenómeno distintivo de los seres humanos, que los coloca en una posición diferente a
la del resto de animales.
“La cultura o civilización en ese complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el
arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades
adquiridos por el hombre en cuanto que miembro de la sociedad” (Tylor: 1871: 65).
De esto se deduce que por contraposición a lo que es innato y propio de la naturaleza, la
cultura es todo aquello que el hombre aprende y transmite y que engloba la herencia
social y la tradición de un grupo o sociedad.
CULTURA Y CIVILIZACIÓN
También es en el contexto de la Ilustración cuando surge otra de las clásicas oposiciones
en que se involucra a la cultura, esta vez, como sinónimo de la civilización. Esta palabra
aparece por primera vez en la lengua francesa del siglo XVIII, y con ella se significaba
la refinación de las costumbres.
Civilización es un término relacionado con la idea de progreso. Según esto, la
civilización es un estado de la Humanidad en el cual la ignorancia ha sido abatida y las
costumbres y relaciones sociales se hallan en su más elevada expresión.
Como la cultura, también es un proceso universal que incluye a todos los pueblos,
incluso a los más atrasados en la línea de la “evolución social” (concepto que veremos
más adelante). Desde luego, los parámetros con los que se medía si una sociedad era
más civilizada o más salvaje eran los de su propia sociedad. En los albores del siglo
XIX, ambos términos, cultura y civilización eran empleados casi del mismo modo,
sobre todo en francés e inglés (Thompson, 2002: 186).
Es necesario señalar que no todos los intelectuales franceses emplearon el término.
Rousseau y Voltaire se mostraron reticentes a esta concepción progresista de la historia.
Intentaron proponer una versión más relativista de la historia, aunque sin éxito, pues la
corriente dominante era la de los progresistas.
Originalmente, en el siglo XVII, "cultura" se utilizaba principalmente en referencia a la
educación y refinamiento de una persona, relacionado con aspectos como el
conocimiento, la literatura y las artes.
** CULTURA SUPERIORES E INFERIORES **
A partir de este punto, se clasificó a las diferentes culturas del mundo como
“superiores” e “inferiores”.
Es decir, según su nivel de civilización, una cultura podía ser considerada como
superior a otra. Dependiendo de su avance tecnológico, desarrollo de las ciencias, de la
filosofía, ética, etc. Etc.
Es así como para estos hombres entre los siglos XVI hasta el XVIII, un aborigen
australiano o un pueblo de las amazonas era considerado como “atrasado”
culturalmente.
Esa era la misma visión que tenían los colonos españoles de las sociedades indígenas
americanas al entrar en contacto con ellas. Las consideraban “menos cultas”, más
“atrasadas”, y por lo tanto era necesario “cultivarlas”, es decir “civilizarlas”.
En el siglo XVIII, el concepto de "evolución social" comenzó a desarrollarse como
parte de las teorías sobre el progreso y el cambio en las sociedades humanas. La noción
de evolución social en ese momento a menudo se basaba en ideas lineales de desarrollo
y mejora, influenciadas por el pensamiento ilustrado y el optimismo en la razón y el
conocimiento.
“Ya no satisfacía la vieja noción humanística; era preciso también el conocimiento, en
cierta medida, de la matemática, la física, las ciencias naturales, las disciplinas
históricas y filológicas, etc. De esta manera, el concepto de cultura acabó por significar
enciclopedismo, es decir, conocimiento general y sumario de todos los dominios del
saber” (Megale, A. 2001)
Una interpretación común en ese período era que las sociedades humanas progresaban
gradualmente de estados más primitivos o "salvajes" hacia estados más avanzados o
"civilizados". Se creía que las sociedades pasaban por etapas sucesivas de desarrollo,
donde superaban obstáculos y mejoraban su organización social, tecnología y cultura.
El pensador escocés Adam Smith, por ejemplo, sugirió que las sociedades
evolucionaban de la caza y la recolección hacia la agricultura y finalmente hacia la
industria, lo que llevaría a un mayor desarrollo económico y social. Otros pensadores,
como el historiador escocés Adam Ferguson, también exploraron las ideas de progreso y
cambio social en sus obras.
Para estas teorías, la historia era lineal y universal, donde todas las sociedades siguen la
misma trayectoria de desarrollo.
En la actualidad, se reconoce que las sociedades no siguen una trayectoria lineal única
de desarrollo, y las teorías de evolución social tienden a ser más contextualizadas y
complejas.
Sin embargo, a medida que avanzó el tiempo y se desarrollaron disciplinas como la
antropología y la sociología, el concepto de cultura se expandió para abarcar no solo la
educación y las artes, sino también las costumbres, creencias, valores y modos de vida
de grupos de personas. Este enfoque más amplio llevó a entender la cultura como algo
compartido y transmitido entre generaciones.
En el siglo XXI, el concepto de evolución social puede referirse a la transformación y
cambio gradual en las estructuras, instituciones, valores y prácticas de las sociedades a
lo largo del tiempo. Las teorías actuales de evolución social enfatizan la diversidad de
caminos que pueden tomar diferentes sociedades, considerando factores como la
historia, la cultura, la economía y el entorno global.
Hacia la actualidad, la noción de cultura se ha vuelto aún más compleja. Se ha
reconocido que la cultura es dinámica y cambia con el tiempo, y que no es estática ni
homogénea en ningún grupo. Además, se ha enfatizado la importancia de comprender
las culturas en su contexto y evitar generalizaciones simplistas.
CULTURA EN LA ANTROPOLOGÍA
A lo largo de su desarrollo, la antropología también se ha replanteado el significado de
conceptos tan importantes para su materia.
En los años 50’, Kroeber y Cluckhoholm, después de su extensa revisión del concepto
de Cultura presentaron una nueva definición que aspiraba a resumir los diversos puntos
de vista y a generar consenso entre los antropólogos: "La cultura consiste en pautas de
comportamiento, explícitas o implícitas, adquiridas y transmitidas mediante símbolos y
constituye el patrimonio singularizador de los grupos humanos, incluida su plasmación
en objetos; el núcleo esencial de la cultura son las ideas tradicionales (es decir,
históricamente generadas y seleccionadas) y, especialmente, los valores vinculados a
ellas; los sistemas de culturas, pueden ser considerados, por una parte, como productos
de la acción, y por otra, como elementos condicionantes de la acción futura)" (1952:181
Culture; a critical review of concepts and definitions – Disponible en inglés en
Telegram: https://t.me/bibliotecahistorica2 )
Tiempo después agregan: “La cultura es una entidad autónoma e independiente que
causa, ella misma, su propio desarrollo” (Cf. Kroeber, 1975: 79).
A partir de 1870, aproximadamente, nace una nueva categoría o rama de la
antropología, la “antropología social y cultural”. Específicamente, se podría mencionar
el trabajo de Franz Boas y su enfoque en el estudio detallado de las culturas y la
relatividad cultural. Boas y sus contemporáneos contribuyeron significativamente a la
consolidación de la antropología cultural como una disciplina académica.
Es a partir de aquí que se redefine el concepto de “cultura”, ya que las antiguas
concepciones no terminaban de describir la situación humana.
Benedict Ruth define el problema de la siguiente forma: “Si estamos Interesados en
procesos culturales, el único modo en que podemos conocer la significación de un
detalle dado de conducta consiste en ponerlo en relación con el fondo de los motivos,
emociones y valores instituidos en esa cultura.” (Benedict, R. (1971). El hombre y su
cultura (p. 51). Biblioteca fundamental del hombre moderno. Puedes descargarlo:
https://acortar.link/w7uBcZ )
Clifford Geertz, define cultura como: “[…] un esquema históricamente transmitido de
significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y
expresadas en formas simbólicas por medios con los cuales los hombres comunican,
perpetúan y desarrollan su conocimiento y sus actitudes frente a la vida.” (Geertz, C.
(2009). La interpretación de las culturas (p. 67). Gedisa. Puedes descargarlo:
https://acortar.link/TlXnrw )
Sin embargo, hoy en día aun existen problemas al definir “cultura”. Parte de la
confusión con el concepto de cultura surge cuando se le usa como expresión y
manifestación de las bellas artes, especialmente en diarios y revistas; de donde se
interpreta que las personas instruidas y conocedoras de las artes y de otras gentes son
muy instruidas, asumiéndose que hay toda una gradación hasta los "incultos" (carentes
de cultura). Por extensión se asume que un individuo que conoce de las más altas
manifestaciones del espíritu humano tiene que ser diferente a la gente común,
demostrando su alto nivel de cultura mediante maneras refinadas de trato con los demás,
asignándole la calificación de "culto". (Millán, T. R., & Sociólogo, A. S. 2000)
EL NEOEVOLUCIONISMO
Según el neoevolucionismo, la cultura es el producto de las relaciones históricas entre
un grupo humano y su medio ambiente. De esta manera se pueden resumir las
definiciones de cultura propuestas por Leslie White (1992) y Julian Steward (1992),
quienes encabezaron la corriente neoevolucionista en su nacimiento.
Leslie White y Julian Steward son dos antropólogos que han tenido una gran influencia
en la teoría de la evolución cultural. Para Leslie White, la cultura es un fenómeno
humano general y pidió que no se hablara de culturas en plural. Su teoría, publicada en
1959 en "The evolution of culture: the development of civilization to the fall of Rome",
reavivó el interés en el evolucionismo social y se cuenta entre las principales obras
neoevolucionistas. Por otro lado, Julian Steward es conocido por su teoría de la ecología
cultural, que sostiene que las culturas se adaptan a su entorno ecológico.
Leslie White: desarrolló la teoría del "neoevolucionismo". White consideraba que la
cultura se basaba en sistemas de símbolos y que evolucionaba a través de la energía
disponible y la complejidad social. Para White, la cultura era una forma de controlar y
usar la energía para resolver problemas y satisfacer necesidades humanas. Destacaba la
importancia de la tecnología y la organización social en la evolución cultural.
Julian Steward: Steward fue conocido por desarrollar la teoría del "culturalismo" y el
"enfoque multilinear". Steward veía la cultura como un sistema adaptativo que
evoluciona en respuesta a los desafíos ambientales. Consideraba que las diferentes
culturas podían evolucionar en direcciones diferentes, lo que llevó al desarrollo de su
enfoque multilinear. Steward también enfatizaba la importancia de estudiar las
relaciones entre las culturas y su entorno ecológico.
Steward planteaba que la cultura sigue un proceso de evolución multilineal (es decir, no
todas las culturas pasan de un estado salvaje a la barbarie, y de ahí a la civilización), y
que este proceso se basa en el desarrollo de tipos culturales derivados de las
adaptaciones culturales al medio físico de una sociedad. Steward introduce en las
ciencias sociales el término de ecología, señalando con él: el análisis de las relaciones
existentes entre todos los organismos que comparten un mismo nicho ecológico.
El primero se inclinaba por el estudio de la cultura como fenómeno total, en tanto que el
segundo se mantenía más proclive al relativismo.
Con el tiempo, el neoevolucionismo sirvió como una de las principales bisagras entre
las ciencias sociales y las ciencias naturales, especialmente como puente con la biología
y la ecología.
Roy Rappaport introdujo en la discusión de lo social la idea de que la cultura forma
parte de la misma biología del ser humano, y que la evolución misma del ser humano se
debe a la presencia de la cultura.
En 1998, Jesús Mosterín dijo: “La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano,
sino que está bien documentada en muchas especies de animales superiores no
humanos. Y el criterio para decidir hasta qué punto cierta pauta de comportamiento es
natural o cultural no tiene nada que ver con el nivel de complejidad o de importancia de
dicha conducta, sino sólo con el modo como se trasmite la información pertinente a su
ejecución. […] Los chimpancés son animales muy culturales. […] La cultura es tan
importante para los chimpancés, que todos los intentos de reintroducir en la selva a los
chimpancés criados en cautividad fracasan lamentablemente. Los chimpancés no
sobreviven. Les falta la cultura. No saben qué comer, cómo actuar, cómo interaccionar
con los chimpancés silvestres, que los atacan y matan.” (Jesús Mosterín, ¡Vivan los
animales! 1998: 146-7, 151-2)
En otros de sus libros define: “La cultura es la información que se transmite entre
cerebros, es decir, la información transmitida por aprendizaje social.” (Jesús Mosterín,
Filosofía de la cultura. 1993: 6 )
“Cuando los arqueólogos nos hablan de la cultura magdaleniense o musteriense, se
refieren al conjunto de las técnicas (sobre todo de producción de armas y herramientas)
de esos periodos. Cuando los etnólogos describen las culturas de tos diversos pueblos
aborígenes que estudian, se refieren tanto a sus técnicas productivas (en especial, a las
agrícolas, si es que las poseen), como a sus formas de organización social, a sus
creencias religiosas, a sus códigos morales, a sus costumbres, fiestas y pasatiempos.
[…]. Tanto la natura como la cultura son información recibida de los demás, pero la
cultura se opone a la natura como lo adquirido o aprendido de los otros se opone a lo
genéticamente heredado.” (Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura. 1993: 8 )
Vemos como el concepto de cultura de complejiza, se entrelaza con la genética, con la
naturaleza y la evolución.
“El individuo, interactuando con el entorno, puede adquirir alguna información por sí
mismo, por aprendizaje individual. Pero la mayor parte de la información de que
dispone la hereda de los demás.
La información heredada de que dispone un organismo vivo le puede haber llegado por
dos canales, por el canal genético o por el canal del aprendizaje social. Todo lo que el
organismo sabe hacer (en un sentido amplísimo, es decir, es capaz de hacer) porque está
genéticamente preprogramado para hacerlo forma parte de su natura. Todo lo que el
organismo sabe hacer, porque ha aprendido socialmente a hacerlo, constituye su
cultura.” (Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura. 1993: 8 )
La enciclopedia etológica de McFarland comienza su artículo sobre «conducta cultural»
con las palabras: “La conducta cultural implica el paso de información de una
generación a la siguiente por medios no-genéticos” (Cultural behaviour». En D.
MacFarland (ed.): 1982. The Oxford Companion to Animal Behaviour. Oxford
University Press. Oxford.)
A pesar de todo hay que reconocer que esta noción de cultura, aunque precisa
conceptualmente, no siempre es operativa, dada la enorme dificultad de separar lo
heredado de lo adquirido en muchos casos concretos. Es cierto que hay casos indudables
de información transmitida genéticamente (como la capacidad de formar una U con la
lengua) y otros de información cultural (como la capacidad de escribir a máquina), pero
muchas veces ambos tipos de información intervienen en la determinación de la
conducta de una manera enmarañada y difícil de analizar.
La cultura es la información transmitida por aprendizaje social. Es decir, por imitación
de los otros miembros del grupo o de los modelos sociales, por enseñanza o educación
en la familia y en la escuela, o por recepción de información comunicada a través de
soportes artificiales. Todas estas son formas de aprendizaje social.
La Teoría Biosocial: Una Perspectiva Antropológica
Es sabido que los antropólogos se interesan por el estudio de la cultura en la sociedad
humana y que los arqueólogos se ocupan del análisis de las sociedades antiguas por
medio del registro arqueológico, representado en la cultura material dejada en un
espacio determinado a través del tiempo.
En ambos casos se busca entender al ser humano como ser social (Andueza, 2011) y sin
embargo, suele dejarse de lado, en la mayoría de los estudios, la esfera biológica del
hombre, la cual influye y es influenciada por su vida en sociedad y por su cultura
(Rodríguez, 2005). Dentro del área de la antropología existe una rama que se encarga
del estudio del hombre biológico, llamada antropología biológica o antropología física
(Wood, Milner, Harpending & Weiss, 2009; García, 2009).
Por años, la antropología ha tenido como pretensión estudiar al hombre por medio de su
cultura (Goodman, 1993 ), y es por ello que crea un enfoque antropológico llamado
sociobiología o teoría biosocial (Monsalve & Serrano, 2008), cuya idea central es que el
ser humano no escapa en absoluto a una regla esencial: su condición de vida actual es el
resultado de una determinada historia evolutiva (Darwin, 1995; Sandoval, 1984).
Desde la perspectiva biosocial, la vida social y cultural de los seres humanos están
determinadas por su evolución y es precisamente desde ella que debe partir la
comprensión del fenómeno humano (Steward, 1995).
Pero desde el estudio antropológico, se ha admitido que el ser humano es un fruto de la
relación entre la biología, la sociedad y la cultura, por tanto no se debe concebir sólo al
hombre biológico, al hombre social o al hombre cultural, se debe hacer un nexo entre
sociedad, cultura y biología, esto da como resultado la definición global de “hombre”.
(Morales de Barbenza, 2003).
Es claro que los grupos humanos no se limitan a reproducirse biológicamente, sino
también transmiten y aseguran la continuidad de sus formaciones sociales y sus
culturas; en otras palabras, la reproducción biológica se encuentra mediada por
“relaciones sociales objetivas” (Sandoval, 1985; Lowie, 1973) visibles en los sistemas
de valores y avaladas por las prácticas sociales instituidas. (Zavala, 2012).
El ambiente, la sociedad y la cultura son factores que afectan la biología del hombre
(Terrazas, 1999).
“El ser humano no es un ente pasivo en esa relación, él también influye en la
modificación de su medio ambiente creando situaciones sociales y culturales en las
cuales se desenvuelve. En esta interacción la biología marca límites que pueden ser
modificados por la cultura y la sociedad, conocidos como limitantes socioculturales.
(Goodman & Letherman, 1998). Es el caso del consumo de alimentos, una necesidad
biológica que se ve modificada hasta el punto en que se come sólo lo que se
institucionaliza, lo que se denomina dieta. (Steckel & Rose, 2002). Esta síntesis es lo
que conocemos como Teoría Biosocial.” - Restrepo, N. A. (2014). La teoría biosocial:
una perspectiva antropológica. Ciencias forenses y de la salud, (10), 13-24.

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