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LA CONSTITUCIÓN DE 1945.

En el contexto de la Revolución de octubre de 1944, que se orientaba a derrocar la dictadura de Jorge Ubico, el
15 de marzo de 1945 entra en vigencia la Constitución de la República de Guatemala. Contenida en 212
artículos, albergando grandes innovaciones en materia social, producto del clima internacional imperante luego
del final de la Segunda Guerra Mundial. Así, esta Constitución se promulga el 11 de marzo de 1945. Tiene
vigencia hasta el año 1954, y rige durante los gobiernos de Juan José Arévalo Bermejo y Jacobo Arbenz
Guzmán, este último interrumpido por la denominada contrarrevolución de 1954.
La Constitución de 1945 fue fruto de la revolución de 1944 y se inspiró en la filosofía política del denominado
constitucionalismo social y, como veremos, es históricamente la primera que abordó, en América Latina, los
derechos de los pueblos indios.
La Constitución se signó siendo presidente de la República Juan José Arévalo, quien se propuso dos objetivos:
el establecimiento de democracia formal y la modernización de la economía, teñida, se dirá, de “feudalismo”, y
en esa doble dirección apuntarán todas las leyes y reformas que se produjeron durante su mandato.
En ese orden se dieron las leyes que consagraron la libertad de expresión, de prensa, partidos políticos, de
autonomía universitaria, etcétera, y fueron bien acogidas en una sociedad reprimida por las dictaduras liberales.
Esas libertades democráticas crearon la posibilidad de la organización de los trabajadores urbanos, banqueros,
ferrocarrileros, que para 1950 lograron varios convenios colectivos de trabajo; no obstante, las condiciones
señaladas no fueron llevadas a los trabajadores del campo. Sin embargo, el proletariado industrial (1.7% de la
fuerza de trabajo) y los aproximadamente 20,000 obreros de los monopolios norteamericanos de la empresa
agrícola UFCO y la ferrocarrilera IRCA, fueron quienes lograron algunas ventajas. Sin embargo, la nueva
Constitución prohibió los latifundios y atribuía a la propiedad una “función social”.
La revolución de octubre, se caracterizó por ser un respiro para el pueblo guatemalteco, cuando el Estado dejó
de ser un instrumento exclusivo en manos de los terratenientes para mantener en la más ignominiosa
explotación a la sociedad guatemalteca, especialmente a los indios, sin que ello signifique que la revolución los
liberó.
La Constitución de 1945 era la ley Fundamental de la República de Guatemala, aprobada el 15 de marzo de ese
año y que estuvo vigente hasta 1954. Se elaboró sobre la base de un proyecto de la Asociación de Abogados,
preparado por los Licenciados Francisco Villagrán, José Falla y José Rolz Bennett.
Dicha Constitución incorporó, además de los derechos individuales, ya reconocidos, los económicos y sociales:
salario mínimo, jornadas de trabajo, descansos y vacaciones, sindicalización libre, huelga y paro, trabajo de
mujeres y menores, indemnización por despido, jurisdicción privativa, seguridad social y servicio civil, declaró
el voto obligatorio y secreto para los ciudadanos alfabetos, optativo y secreto de mujeres, y optativo y público
para los analfabetos.
También institucionalizó el principio de la alternabilidad en el poder y reconoció el derecho de rebelión, amplió
las facultades del poder Legislativo y disminuyó las del Ejecutivo, designó al Presidente como Comandante en
Jefe del Ejército, con autoridad para nombrar al Ministro de la Defensa, no así al Jefe de las Fuerzas Armadas,
quien sería escogido por el Congreso de la República, de una terna propuesta con el Consejo Superior de la
Defensa Nacional.
Además, calificó al Ejército de apolítico, esencialmente profesional, obediente y no deliberante. Creó el
Consejo de Ministros, encargado de conocer los asuntos de importancia, y colocó a sus miembros bajo el
control del Poder Legislativo, en un régimen semi parlamentario que los obligaba a presentar un informe anual
al Congreso, dicho régimen permitía, además, que los ministros fueran interpelados por cualquier acto de
gobierno -excepto los referidos a asuntos diplomáticos o militares.
Declaró de interés público el problema indígena, reconoció la propiedad privada, pero condicionada por su
función social, autorizó la expropiación forzosa de tierras por causa de utilidad pública o interés social.
Reconoció la doble nacionalidad para los centroamericanos, facilitó la naturalización de españoles e
iberoamericanos y autorizó el desempeño de funciones públicas por extranjeros, declaró a Belice parte
integrante del territorio guatemalteco.

Creó entidades autónomas para dirigir los sistemas de seguridad social y de banca central, la educación superior
universitaria, el gobierno local con municipalidades electas popularmente y un sistema de fiscalización
hacendaria en manos de un tribunal privativo, reconoció la autonomía de la Universidad de San Carlos de
Guatemala y la dignificación del magisterio, autorizó las manifestaciones religiosas en el exterior de los
templos, con lo que se legalizaba una vieja costumbre que se practicaba en violación a lo prescrito por las leyes
liberales.
Estuvo vigente hasta 1954, año en el que la derogó la Junta de Gobierno que presidía el Coronel Carlos Castillo
Armas.
Seguramente los diez años de la primavera guatemalteca atrajeron al país a las fuerzas más progresistas y
democráticas del continente, y su derrota constituye una experiencia dolorosa para los guatemaltecos que
servirá para la polarización de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias. Una experiencia que vino a
demostrar la capacidad y combatividad de un pueblo que, en medio de muchas limitaciones, supo ser, según
palabras de Pablo Neruda: “El honor, el orgullo y la dignidad de América”.

BIBLIOGRAFÍAS Y ÉGRAFÍAS.
 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/1/174/5.pdf
 https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv
 Asociación de Amigos del País (2004). Diccionario Histórico Biográfico de Guatemala. Guatemala.
Editorial: Amigos del País, Guatemala.

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