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Objetivos de la administración científica

El objetivo principal de la administración científica consiste en asegurar el


máximo de prosperidad para el empleador y para el empleado,
fundamentalmente al eliminar el desperdicio en equipos inadecuados,
materiales mal empleados, esfuerzos individuales mal aplicados y falta
de coordinación de esfuerzos en las tareas realizadas.

Este objetivo se consigue mediante la implementación de los cuatro


principios de la administración propuestos por el padre de la
administración científica, Frederick W. Taylor:

1. Desarrollar un procedimiento científico para cada elemento del


trabajo realizado por un individuo para reemplazar el antiguo
método empírico.
2. Seleccionar científicamente a los trabajadores, y luego
capacitarlos, educarlos y desarrollarlos.
3. Colaborar plenamente con los trabajadores, para asegurarse de
que todo el trabajo sea ejecutado de acuerdo con los principios del
procedimiento científico desarrollado para dicho propósito.
4. Dividir el trabajo y la responsabilidad lo más equitativamente
posible entre la gerencia y los trabajadores. Los gerentes deben
realizar todo el trabajo para el que estén mejor capacitados que los
trabajadores.

Simplemente expuestos estos principios de la administración consisten


en que una dirección efectiva debe (1) desarrollar una técnica para cada
elemento del trabajo de un operario; (2) seleccionar y enseñar
científicamente a los obreros; (3) establecer una amigable cooperación
con ellos; y (4) asumir la responsabilidad en las materias de dirección.
(Vaughn, p. 3)

Objetivos complementarios de la administración


científica
Aunque estos objetivos no están explícitamente identificados en el libro
base de esta teoría administrativa, Principios de la administración
científica (F. W. Taylor, 1911), sí estaban presentes en muchas de las
fábricas y organizaciones que implementaron esta filosofía en la
búsqueda de mejores desempeños.

Los siguientes son objetivos de la administración científica, tal como


fueron definidos por la Taylor Society (pp. 16 y 17):
1. Medir las tendencias industriales y el mercado y a partir de allí
regularizar las operaciones de manera que se conserve la
inversión, se sostenga la empresa como fuente generadora de
empleos y se asegure la continuidad de las operaciones y el
empleo.
2. Asegurar al empleado no solo el empleo y la operación continuos a
través de la correcta medición del mercado, sino también
asegurarle, a través de operaciones planificadas y balanceadas,
una continua oportunidad de ganancias mientras esté incluido en la
nómina.
3. Ganar, a través de técnicas productivas y administrativas para
evitar desperdicios, un mayor ingreso de un gasto dado de energía
material y humana, que será compartido a través de salarios y
utilidades más altas tanto por los trabajadores como por la
administración.
4. Hacer posible un nivel de vida más alto para los trabajadores como
resultado de mejores ingresos.
5. Asegurar para los trabajadores un hogar y una vida social más
feliz, quitando, a través de aumentos en el ingreso, muchos de los
factores desagradables y preocupaciones en su situación general.
6. Garantizar condiciones de trabajo saludables, así como individual y
socialmente agradables.
7. Conseguir la mayor oportunidad para la capacidad individual a
través de métodos científicos de análisis de trabajo y de selección,
adiestramiento, asignación, transferencia y promoción de
trabajadores.
8. Asegurar, a través de adiestramiento y supervisión de su
instrucción, la oportunidad a los trabajadores de desarrollar nuevas
y mejores capacidades, y la elegibilidad para promociones a
posiciones más altas.
9. Desarrollar la autoconfianza y el autorrespeto entre los
trabajadores a través de la oportunidad brindada por la
comprensión de su propio trabajo, específicamente, y de los planes
y métodos de trabajo, de manera general.
10. Desarrollar la autoexpresión y la autorrealización entre los
trabajadores a través de la estimulante influencia de una atmósfera
de investigación y evaluación, por el entendimiento de planes y
métodos y de la libertad de los contactos, tanto verticales como
horizontales, provistos por la organización funcional.
11. Modelar el carácter a través de la conducta apropiada del
trabajo.
12. Promover justicia a través de la eliminación de discriminación
en las tasas de salarios y cualquier otro aspecto.
13. Eliminar aquellos factores del medio ambiente que sean
irritantes y causas de fricción, y promover la comprensión común,
la tolerancia y el espíritu de equipo.
La siguiente gráfica (The Taylor Society, p. 64), ilustra cómo los sistemas
de incentivos con base en la producción, junto al estudio científico del
trabajo, le permiten un significativo incremento en su salario al empleado
y una ganancia proporcional en la productividad al empresario, lo cual
redunda en el cumplimiento del principal objetivo de la administración
científica, alcanzar el máximo de prosperidad para el empleador y para el
empleado.

Los objetivos de la administración científica que propuso Taylor pueden


ser resumidos así (Bravo, p. 36):

1. Ciencia, no regla empírica.


2. Armonía, no discordia.
3. Cooperación, no individualismo.
4. Rendimiento máximo, en lugar de producción restringida.
5. Formación de cada hombre hasta alcanzar su mayor eficiencia y
prosperidad.

SU CAMPO Y SU METODO
La administración científica se ocupa del estudio de las causas y efectos de los
problemas que afectan a una organización. Para ello utiliza el conocimiento
sistematizado y aplica los métodos científicos como la observación y la medición para
mejorar la eficiencia de las organizaciones
LENGUAJE

La ciencia está constituida por teorías, las cuales se expresan en lenguaje escrito. Esto significa
que el conocimiento científico no puede existir sin dicho lenguaje, éste es una condición sine
qua non de la teoría. El hecho de que el conocimiento teórico se exprese necesariamente por
escrito es imprescindible no únicamente para su propia existencia sino también para su
desarrollo, pues brinda la posibilidad de que lo pensado y escrito por un investigador sea
sometido al examen crítico de la comunidad científica correspondiente

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