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¿De dónde viene el concepto de noviazgo como se usa en la actualidad? La idea del
noviazgo en el mundo surge de la preocupación de “conocer bien” a la pareja antes
de tomar la decisión de casarse. En este artículo hablaremos del noviazgo
cristiano.
Deben orar continuamente y buscar la voluntad de Dios y estar conscientes de que una
relación de pareja que no toma en cuenta a Dios está destinada al fracaso. Cuando
ambos caminan en la voluntad de Dios durante su noviazgo, no es necesario que se
lleguen a “conocer completamente y a profundidad”, como en el noviazgo del mundo,
sino que se camina en fe y esperanza hacia el matrimonio, con la confianza de que Dios
respaldará y bendecirá su relación.
Claro que tu novio o novia inconversos pueden ser evangelizados a través de tí, pero
tendrás el problema de asegurarte de que esa conversión sea sincera y que no lo hace
por el interés personal de mantener viva su relación. Abundan los casos en que el novio
o la novia inconversos aceptan a Jesús como un “requisito” para unirse en matrimonio,
pero una vez que obtuvieron el objetivo de casarse jamás vuelven a pisar la iglesia.
De cualquier modo, aún cuando sea sincera su conversión, requerirás de mucha oración,
ayuno y paciencia para que tu recién convertida pareja cambie paulatinamente sus
costumbres y tradiciones heredadas del mundo, con el consecuente dolor que durante el
proceso producirá en tí y seguramente también en el desarrollo emocional de tus hijos.
De nuevo, si deseas plena bendición, busca que tu pareja sea cristiana.
Otro aspecto importante para conocer la voluntad de Dios en el “noviazgo cristiano” es
el grado de paz que tú sientes en la relación. Pregúntate ¿tengo paz con mi novia(o)?
¿tengo alguna preocupación respecto al futuro de mi relación? ¿Existe algo que me
perturba especialmente en ciertos momentos de mi relación? Si no sientes paz en tu
relación seguramente Dios te está diciendo que no es su voluntad que continue ese
noviazgo.
No hay paz en una pareja que tiene discusiones frecuentes, arrebatos emocionales,
escenas de celos para “probar la relación”, o altibajos continuos. Si tu relación
sufre de estos conflictos, en verdad te digo que es mejor estar solo(a) (Proverbios
21:19). Salomón le llama “amiga” y “compañera” a su amada esposa en el libro de
Cantares, lo cual nos da una clave importante: los noviazgos con paz generalmente
son aquellos cuyo primer acercamiento fue una relación de amistad y
compañerismo.
Por ejemplo, si dejaras de ir a la iglesia porque tu novia quiere que pasen “más tiempo
juntos”, entonces estarías sacrificando la obediencia por la comunión, y te aseguro que
esa situación no traerá bendición a tu vida, ni salud a tu relación de pareja. Si amas a tu
novia(o) más que a Dios, entonces ten por seguro que tarde o temprano perderás a la
persona que tanto amas. Pero si ambos aman a Dios, entonces podrán caminar juntos,
porque las prioridades serán las correctas en sus vidas y podrán tener una verdadera
comunión de pareja. Observa antes que nada dónde está el corazón de tu pareja, pues te
dará un buen indicio de la voluntad de Dios.
Todos estos aspectos los podemos ver en la historia de Isaac y Rebeca (Génesis 24),
aunque claro la Biblia nos muestra en ese relato un caso extremo, pero muy revelador.
Ninguno de los dos se conocían antes de unirse, pero para ellos lo importante era la
voluntad de Dios. Rebeca fue dócil y obedeció la voz del Señor, y accedió a dejar a su
familia y el mundo que le rodeaba para ir con el mensajero de Abraham, quien antes de
ver la belleza física de la muchacha tomó en cuenta su buen corazón, pues ella no
solamente le dio de beber a él, sino a todos sus camellos sin que él se lo pidiera.
Ambos eran de la misma parentela (del mismo pueblo de Dios) y ambas familias
estuvieron de acuerdo en esa unión. Hubo bendición material y espiritual en todo
tiempo. Cuando Isaac vio a Rebeca y la llevó a la tienda de su madre, dice la Biblia que
“la amó”, esto es que se enamoró de ella. En estos tiempos parecería una locura: ¿Cómo
fue que se enamoró de ella sin conocerla? Ah! Dios es sabio y conoce todas las cosas y
puso amor en ellos.
Así que no temas, Él nunca te dará una pareja que no ames, Él conoce tus
preferencias y anhelos mejor que tú, Él siempre te dará lo mejor para tí y cubrirá,
inclusive, todos los demás aspectos de atracción física y afinidad. Si buscas al Señor
y su voluntad en tu relación de noviazgo, Él te mostrará el camino, solamente
debes estar atento a su voz.
Con todo esto no quiero decir que un “noviazgo cristiano” es aquel que carece de
problemas, y que todo es perfecto y de color de rosa, mucho menos cuando se llega al
matrimonio. Pero si los dos ponen en primer lugar a Dios y buscan su voluntad, ustedes
mismos sabrán qué hacer con respecto a su noviazgo y tomarán la mejor decisión para
sus vidas. Recuerda, tu decisión para casarte con tu novia(o) no debe depender de
cuánto conoces a tu pareja, sino cuánto conoces de la voluntad de Dios sobre tu relación
de no
viazgo.