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LLAMA NORMAL
El calor que se desprende durante la combustión, se gasta para calentar la mezcla nueva a partir de
su temperatura inicial T0 hasta la temperatura T´ a la cual empieza la reacción intensa, así como
para calentar los productos de la combustión desde T´ hasta la temperatura máxima de la llama,
aquélla en el caso adiabático es igual a T a y en realidad es algo inferior. Un gradiente grande de
temperatura en la sección xc (fig. 1) engendra un potente flujo calorífico desde la zona química de la
llama hacia la mezcla nueva, el cual asegura caldeo del mismo en la zona de calentamiento hasta la
temperatura de inflamación espontánea T´ que es próxima a T a.
Una llama cuya propagación se realiza mediante la transmisión del calor con ayuda de la
conductibilidad térmica desde la zona de combustión hacia la mezcla nueva, se denomina normal.
Cuanto más alta sea la temperatura en la zona de llama, tanto mayor será la velocidad de la
reacción, la potencia del flujo calorífico hacia la mezcla que se suministra y la velocidad de
propagación de la llama u n. Por consiguiente, la velocidad de propagación de una llama normal o
simplemente la velocidad normal de la llama crece fuertemente en primer lugar con el aumento de
la temperatura adiabática de combustión de la mezcla T a.
Combustible
Características Metano Propano Hidrógeno Monóxido Gas de Vapores
de la mezcla Carbónico Hornos de de
coque gasolina
Límite inf. de 5 2 4,1 12,5 5,6 2,4
encendido
Mezcla 9,5 4 29,6 29,6 18,8 ----
estequiométrica
Limite sup. de 15 9,5 75 75 30,8 4,9
encendido
Una llama normal es la más importante característica físico-química de la mezcla del combustible y
el aire que determina el método de su combustión.
Cuando la llama se propaga en hendiduras o canales estrechos, ésta es enfriada por las paredes de la
hendidura de modo tanto más intenso, cuanto menor sea el ancho. En canales muy estrechos, con
una dimensión transversal menor que 1 mm, el enfriamiento puede ser tan intenso que la llama no
pueda propagarse en éstos. Este efecto se usa en las redes protectoras propuestas por el químico
inglés H. Davy (1815). Rodeando la llama abierta de la lámpara con una red de mallas finas se logra
eliminar el encendido (y explosión del gas grisú en las minas iluminadas con lámparas, asegurando
al mismo tiempo el acceso del oxígeno a la llama a través de la red.
Fig. 2. Dependencia entre la velocidad normal de la llama en la mezcla del aire con metano, óxido
carbónico e hidrógeno y el contenido en volumen del gas, %.
Los procesos de combustión se pueden clasificar teniendo en cuenta diferentes aspectos como, por
ejemplo:
Cabe puntualizar que para que se produzca el proceso de combustión es necesario que los
reactantes se encuentren mezclados en una proporción que se halle dentro de los límites de
inflamabilidad mencionados anteriormente. No obstante, tal como se detallará mas adelante
dicho proceso puede producirse prácticamente en simultáneo al de combustión.
A continuación se van a describir los tipos de combustión mencionados, destacando los factores
fundamentales que controlan el proceso en cada caso.
AUTOINFLAMACIÓN
Una mezcla homogénea de combustible y oxidante cuyo dosado esté dentro de los límites de
inflamabilidad tiene muy poca reactividad en condiciones ambientales de presión y temperatura, de
forma que las posibles reacciones de oxidación que pueden producirse entre los reactantes tienen
lugar a un ritmo muy lento, no habiendo posibilidad de que se tenga lugar en su seno un proceso de
combustión como tal, que como se definió anteriormente es una reacción rápida y fuertemente
exotérmica. Sin embargo, teniendo en cuenta la influencia de la temperatura sobre la velocidad de
reacción, se intuye que si se elevan las condiciones de presión y temperatura llegará un momento en
el que un suficiente número de moléculas tendrán una energía superior a la de activación,
llegándose a producir una reacción de combustión entre el combustible y el oxidante.
Es importante precisar que existen límites de autoinflamación específicos para cada mezcla de
combustible y oxidante. Los límites de autoinflamación se establecen por medio del conjunto de las
parejas de valores (presión, temperatura) que separan la región donde no es posible la
autoinflamación de la mezcla, de aquella en la cuál las condiciones reinantes de presión y
temperatura pueden conducir a la autoinflamación si se mantienen durante un tiempo suficiente,
denominado tiempo de retraso (figura 2.1). Hay que tener en cuenta que en la zona comprendida
dentro de los límites de autoinflamación el tiempo de retraso está asociado al mecanismo de
reacción, de tal forma que se podría decir que es el tiempo requerido para que tengan lugar las
reacciones iniciales de formación de radicales que son las precursoras de la reacción de combustión.
Los límites de autoinflamación o autoencendido son diferentes para cada combustible y, en general,
al aumentar el peso molecular de éste, aumenta la tendencia a la autoinflamación de la mezcla, se
requieren valores menos elevados de presión y temperatura para que sea factible la autoinflamación,
lo que se pretende poder de manifiesto en la figura 3. Por otra parte, dentro de la zona de
autoinflamación el tiempo de retraso depende de forma acusada de la temperatura, mientras que a
partir de cierto nivel de presión, se hace independiente de este parámetro. Si la temperatura de la
mezcla alcanza el valor de la temperatura adiabática de la llama el tiempo de retraso puede
considerarse despreciable.
Cuando se desea que la liberación de energía tenga lugar en una determinada localización, de forma
controlada y progresiva, iniciándose en un determinada instante, se recurre a provocar el encendido
mediante la aportación de energía a través de una fuente externa, con el fin de conseguir en un
volumen reducido de mezcla las condiciones apropiadas para que se inicie y sustente el proceso de
combustión mediante la creación de un frente reactivo cuya velocidad y mecanismo de propagación
se analiza en los siguientes epígrafes.
Para que una mezcla carburante empiece a arder, es preciso calentarla hasta una temperatura
determinada. Según el método por el que se inicia una reacción de combustión se diferencian la
inflamación espontánea y el encendido.
Se llama inflamación espontánea al inicio de la combustión en todo el volumen de la mezcla de
reacción. Supongamos que en el cilindro de un motor Diesel donde se encuentra el aire calentado
durante la compresión, se introduce un combustible gaseoso. ¿Se inflamará o no la mezcla formada
en el cilindro?
Vamos a suponer que la temperatura y la composición de la mezcla en todos los puntos del volumen
V del cilindro son iguales. La velocidad de la reacción y, por consiguiente, también la cantidad de
calor que se desprende del volumen por unidad de tiempo, de acuerdo con las fórmulas (1) y (2),
crece bruscamente con el aumento de la temperatura:
(1)
, (2)
La inflamación espontánea tendrá lugar bajo la única condición de que el desprendimiento de calor
durante la reacción supere las pérdidas del mismo. Entonces la diferencia será
consumida en calentar la mezcla, lo que de acuerdo con la fórmula (17.12) aumentará aún más el
desprendimiento de calor.
Al revés, si la mezcla está calentada hasta una temperatura que supere T b, entonces la superación del
desprendimiento de calor por arriba de la emisión calorífica conducirá a su calentamiento ulterior a
consecuencia de que la diferencia crecerá aún más, el calentamiento se acelerará y se
producirá la explosión. El intervalo de tiempo que va desde el comienzo de la reacción hasta la
explosión se llama periodo de inducción. En función de la singularidad que tiene la cinética de la
reacción, y de la temperatura, la duración del periodo de inducción varía desde unas milésimas de
segundos hasta 1-2 min.
Gas T, °C
Hidrógeno 580-590
Monóxido carbónico 644-658
Metano 650-750
Acetileno 406-440
Se refiere al caso en el que los reactantes están previamente mezclados de forma homogénea. La
combustión se inicia por un agente externo y se forma una llama o frente reactivo que separa la
zona en la que se encuentran los reactantes de la zona en la que se hallan los productos de la
combustión. Dicha llama se propaga a cierta velocidad relativa a la mezcla fresca y es muy
importante analizar cuál es el mecanismo por el cuál progresa la llama y, en consecuencia, de que
factores depende la velocidad de combustión, ya que ello tiene gran repercusión en el diseño de los
equipos donde tiene lugar este proceso (cierto tipo de cámaras de combustión y motores de
combustión interna alternativos), como se tendrá ocasión de analizar en posteriores capítulos.
Hay que distinguir dos situaciones muy diferentes, dependiendo, básicamente, de cómo se provoca
el encendido de la mezcla de reactantes. En el caso de que se provoque el encendido, como es más
usual, mediante una chispa eléctrica, se produce un tipo de combustión de llama de premezcla al
que se denomina deflagración en el que la velocidad de propagación del frente reactivo es
subsónica. Se trata de una combustión localizada con discontinuidad de temperatura, pero los
reactantes y los productos se mantienen a idéntica presión, es decir, la presión es uniforme en la
cámara. Sin embargo, si se provoca el encendido, por ejemplo, mediante una carga explosiva en una
determinada localización, se inicia un tipo de combustión al que se denomina detonación que se
propaga a velocidad supersónica, estableciéndose la discontinuidad de presión en el campo fluido.
DEFLAGRACIÓN
Cabe resaltar que este tipo de combustión es el que tiene lugar, por ejemplo, en los motores de
combustión interna alternativos de encendido provocado. También es el tipo de combustión que
tiene lugar en cocinas de gas, mecheros Bunsen y calentadores de gas para calefacción y/o agua
caliente sanitaria.
Se han planteado diversas teorías sobre el mecanismo de propagación del frente reactivo en este
tipo de combustión. La más aceptada actualmente es la teoría híbrida que considera que los
fenómenos de transporte de calor y especies químicas (fundamentalmente radicales activos), juegan
un papel fundamental en el mecanismo de propagación de la combustión junto con la propia
reacción química. Por tanto, la velocidad a la que se desarrolla la combustión no sólo depende de la
velocidad de las reacciones químicas sino también de la velocidad a la que se producen los procesos
de transporte.
Teniendo esto en cuenta, se describe un frente reactivo o llama en el que se pueden diferenciar dos
zonas: una zona de combustión en la que tiene lugar la reacción química propiamente dicha, y otra
en la que la mezcla fresca va modificando progresivamente su estado hasta que se alcanzan las
condiciones bajo las cuales se activa la reacción de combustión.
Para que la reacción química de combustión, tenga lugar es necesario que la mezcla de reactantes
alcance una temperatura elevada, muy próxima a la temperatura adiabática de la llama, dado que
hasta que la temperatura no supera dicho valor la velocidad de reacción es muy baja. Deben
iniciarse ciertas prerreacciones que forman parte del complejo mecanismo de combustión para
formar ciertos radicales activos que son precursores de la reacción fuertemente exotérmica de
combustión.
En la figura 5 se representa la estructura del frente reactivo. Se distingue la zona de
precalentamiento a la que también se suele denominar convectiva-difusiva, donde hay transmisión
de calor, fundamentalmente por conducción debido al gradiente de temperaturas, y en la que tienen
lugar pocas reacciones químicas. La temperatura crece inicialmente a un ritmo lento en dicha zona y
la concentración de reactantes se reduce de forma moderada, apareciendo cierta concentración de
productos por difusión. Obviamente, el frente reactivo incluye, asimismo, una zona de combustión
o reactivo-difusiva, más estrecha, en que la que se produce la liberación de la energía química del
combustible.
La figura 6 trata de mostrar la propagación del frente en la relación a la mezcla fresca. Para ello, se
representa la posición de la discontinuidad de la temperatura en cuatro instantes diferentes que se
suceden en el tiempo. El punto P corresponde a una situación fija en la cámara de combustión. Una
porción de fluido en dicha localización se hallará ala temperatura de la mezcla fresca (T sq) en el
instante t1, posteriormente se irá calentando y se modificará su composición debido a las
prerreacciones y al transporte de radicales hasta esa localización, de forma que, por ejemplo, en el
instante t2 se habrá alcanzado una temperatura intermedia T i. Llega un momento en el que se
alcanzan las condiciones ópticas para que se produzca en ese punto la reacción de combustión
(temperatura próxima a la adiabática de la llama), disminuyendo de forma drástica la fracción
másica de los reactantes a la vez que aumenta la fracción de los productos de la combustión
(instante t3). Finalmente, el instante t4 corresponde a una situación en la que dicho punto se halla en
la zona de productos. De esta manera se observa que el frente de llama se va desplazando, hacia la
izquierda en este caso, considerando los reactantes en reposo.
DEFLAGRACIÓN LAMINAR
En este caso el frente reactivo tiene un aspecto liso y su espesor es reducido. Teniendo en cuenta las
consideraciones hechas hasta el momento en el capítulo se puede concluir lo siguiente:
La velocidad de la llama depende de la velocidad de la reacción química y del ritmo de
transmisión de calor.
Se puede concluir que la velocidad de la llama, o velocidad de combustión, es mayor cuanto mejor
sea la conducción de calor y más rápidas sean las reacciones químicas.
La onda de choque puede propagarse tanto en la mezcla carburante, como en el gas inerte.
Examinemos un gas inerte desplazado por un émbolo. Si la velocidad de movimiento del émbolo es
pequeña en comparación con la velocidad del sonido, las moléculas que adquieren una energía
adicional al chocar con el émbolo, logran “transportarla” por todo el volumen del gas. El proceso se
desarrolla prácticamente en forma equilibrada y la presión en todo el volumen resulta ser igual. Pero
si la velocidad del émbolo (por ejemplo, la de la bala), supera la velocidad con que las moléculas
transmiten el impulso (velocidad del sonido), entonces cerca del émbolo se origina una presión que
supera considerablemente la presión del gas alejado de aquél. El espesor del frente en el que varía la
presión, es comparable con longitud de recorrido de las moléculas (del orden de 0,1 μm). Este
espesor se llama frente de la onda de choque. Es posible crear la onda de choque con ayuda de una
explosión, propagándose en la mezcla carburante; la onda de choque inflama ésta mediante la
compresión en un frente muy estrecho (con espesor de cerca de 0,1 μm) tras el cual se mueve la
zona de combustión propiamente dicha con un espesor de 0,1-1 cm. Durante la combustión se
desprende la energía necesaria para mantener la onda de choque. A diferencia de una llama normal,
aquí entra en reacción una mezcla no diluida. En este caso la temperatura de combustión es más alta
(debido al calentamiento durante la compresión), por eso la mezcla se quema de modo
considerablemente más rápido que en una llama normal. Este tipo de llama se mueve con una
velocidad enorme que supera la velocidad el sonido, y constituye 2-5 km/s.
La onda detonante puede ser la causa de grandes destrucciones durante la explosión de los gases
(por ejemplo, las minas) y de la suspensión del polvo combustible en el aire. Por eso en la industria
se trata de evitar el surgimiento de la detonación. El peligro consiste en que en ciertas condiciones
la llama normal también es capaz de transformarse en detonación.
DIFUSIÓN.
En este tipo de llamas se tiene un suministro de combustible y oxidante en sentidos opuestos. De tal
forma que la velocidad de la llama depende de velocidad de reacción y esta unicamente depende de
la temperatura.