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INFLAMACIÓN ESPONTÁNEA Y ENCENDIDO DE LA MEZCLA CARBURANTE

LLAMA NORMAL

Un combustible y un oxidante cuidadosamente mezclados o, como se dice, una mezcla previamente


preparada, se queman habitualmente en forma de llama. Esta lleva el nombre de cinética o normal,
puesto que en estas condiciones la velocidad de su propagación se determina sólo por la cinética de
las reacciones, y no por la velocidad con que se mezclan los reactivos. La distribución de las
temperaturas y de las concentraciones de los reactivos en el frente del hogar en coordenadas que se
mueven junto con éste, se muestra en la Fig. 17.2. En estas coordenadas la mezcla nueva con una
densidad se acerca al frente con velocidades u n, mientras que los productos de la combustión
cuya densidad es , se alejan con una velocidad . Las cantidades másicas de los gases
que llegan y salen, son iguales: . El proceso de combustión, es decir, de la interacción
química entre las moléculas del combustible y del oxidante, en lo fundamental, se desarrolla en una
zona muy estrecha (que se llama zona química de la llama) con un espesor de décimas y centésimas
de milímetro. Tras ésta se extiende la zona de postcombustión con un espesor del orden de 1cm.

Fig. 1. Distribución de temperatura T (línea continua) y de concentración del combustible r (línea


de trazos) en la zona de llama. El frente de hogar es inmóvil, la mezcla nueva se mueve de izquierda
a derecha con velocidad u.

El calor que se desprende durante la combustión, se gasta para calentar la mezcla nueva a partir de
su temperatura inicial T0 hasta la temperatura T´ a la cual empieza la reacción intensa, así como
para calentar los productos de la combustión desde T´ hasta la temperatura máxima de la llama,
aquélla en el caso adiabático es igual a T a y en realidad es algo inferior. Un gradiente grande de
temperatura en la sección xc (fig. 1) engendra un potente flujo calorífico desde la zona química de la
llama hacia la mezcla nueva, el cual asegura caldeo del mismo en la zona de calentamiento hasta la
temperatura de inflamación espontánea T´ que es próxima a T a.

Una llama cuya propagación se realiza mediante la transmisión del calor con ayuda de la
conductibilidad térmica desde la zona de combustión hacia la mezcla nueva, se denomina normal.

Cuanto más alta sea la temperatura en la zona de llama, tanto mayor será la velocidad de la
reacción, la potencia del flujo calorífico hacia la mezcla que se suministra y la velocidad de
propagación de la llama u n. Por consiguiente, la velocidad de propagación de una llama normal o
simplemente la velocidad normal de la llama crece fuertemente en primer lugar con el aumento de
la temperatura adiabática de combustión de la mezcla T a.

Tabla 1 Concentraciones límites volumétricas del combustible en mezcla con el aire, %


(temperatura de la mezcla 20 °C)

Combustible
Características Metano Propano Hidrógeno Monóxido Gas de Vapores
de la mezcla Carbónico Hornos de de
coque gasolina
Límite inf. de 5 2 4,1 12,5 5,6 2,4
encendido
Mezcla 9,5 4 29,6 29,6 18,8 ----
estequiométrica
Limite sup. de 15 9,5 75 75 30,8 4,9
encendido

La temperatura adiabática Ta del par dado de combustible – oxidante es máxima, cuando


(mezcla estequiométrica). El “exceso” de oxidante en la mezcla o de combustible
“superfluo” reduce Ta disminuyendo bruscamente un (Fig. 17.3). A una concentración
determinada del combustible la temperatura adiabática resulta demasiado baja, la reacción a esta
temperatura se desarrolla de modo excesivamente lento por lo que la llama no puede propagarse. Se
diferencian los límites inferior ( mezcla pobre) y superior ( mezcla rica) de
concentración en la propagación de la llama. Fuera de estos límites es imposible inflamar la
mezcla, es decir, no presenta peligro de incendio y explosión. Las concentraciones límites de
propagación de la llama se muestran en la tabla 1.
El aumento de la temperatura inicial de la mezcla aumente también la temperatura adiabática lo que,
por una parte, eleva sustancialmente u n (véase fig. 2) y por otra aumente los límites de la
concentración del encendido. La misma influencia ejerce la sustitución del aire por el oxígeno en las
mezclas ricas en combustible. Además de la temperatura diabática la velocidad de la llama depende
también de la cinética de las reacciones, por eso, por ejemplo, durante la combustión del monóxido
carbónico esta velocidad es muchas veces menor que durante la combustión del hidrógeno. La
temperatura diabática de combustión del hidrógeno es más baja que la del monóxido carbónico,
pero su poder de reacción es muchas veces superior. Las regularidades cinéticas explican también el
desplazamiento del máximo de la velocidad normal en la mayoría de las mezclas de gases y aire
hacia el lado de los valores , cuando durante la combustión se forma mayor cantidad de
radicales activos.
La llama normal, en la mayoría de las mezclas de combustible y aire, se propaga con una velocidad
0,3 – 0,5 m/s (cerca del máximo). El valor mínimo de un constituye 4-5 cm/s (mezcla de metano y
aire cerca del límite de encendido), el valor máximo se ha obtenido en la mezcla de hidrógeno y aire
a la temperatura T0 = 430°C (13 m/s) y en la mezcla de acetileno y oxígeno (15,4 m/s).

Una llama normal es la más importante característica físico-química de la mezcla del combustible y
el aire que determina el método de su combustión.
Cuando la llama se propaga en hendiduras o canales estrechos, ésta es enfriada por las paredes de la
hendidura de modo tanto más intenso, cuanto menor sea el ancho. En canales muy estrechos, con
una dimensión transversal menor que 1 mm, el enfriamiento puede ser tan intenso que la llama no
pueda propagarse en éstos. Este efecto se usa en las redes protectoras propuestas por el químico
inglés H. Davy (1815). Rodeando la llama abierta de la lámpara con una red de mallas finas se logra
eliminar el encendido (y explosión del gas grisú en las minas iluminadas con lámparas, asegurando
al mismo tiempo el acceso del oxígeno a la llama a través de la red.

Fig. 2. Dependencia entre la velocidad normal de la llama en la mezcla del aire con metano, óxido
carbónico e hidrógeno y el contenido en volumen del gas, %.

CLASIFICACION DE LOS PROCESOS DE COMBUSTIÓN

Los procesos de combustión se pueden clasificar teniendo en cuenta diferentes aspectos como, por
ejemplo:

Dependiendo de cómo se inicie el proceso:


 Autoinflamación
 Encendido provocado

Dependiendo de si los reactantes están previamente mezclados


 Llamas de premezcla
 Llamas de difusión

Cabe puntualizar que para que se produzca el proceso de combustión es necesario que los
reactantes se encuentren mezclados en una proporción que se halle dentro de los límites de
inflamabilidad mencionados anteriormente. No obstante, tal como se detallará mas adelante
dicho proceso puede producirse prácticamente en simultáneo al de combustión.

A su vez, dentro de las llamas de premezcla, dependiendo de si la velocidad de propagación es


menor o es mayor a la del sonido, se distinguirá entre:

 Deflagraciones (velocidad subsónica)


 Detonaciones (velocidad supersónica)

A continuación se van a describir los tipos de combustión mencionados, destacando los factores
fundamentales que controlan el proceso en cada caso.
AUTOINFLAMACIÓN

Una mezcla homogénea de combustible y oxidante cuyo dosado esté dentro de los límites de
inflamabilidad tiene muy poca reactividad en condiciones ambientales de presión y temperatura, de
forma que las posibles reacciones de oxidación que pueden producirse entre los reactantes tienen
lugar a un ritmo muy lento, no habiendo posibilidad de que se tenga lugar en su seno un proceso de
combustión como tal, que como se definió anteriormente es una reacción rápida y fuertemente
exotérmica. Sin embargo, teniendo en cuenta la influencia de la temperatura sobre la velocidad de
reacción, se intuye que si se elevan las condiciones de presión y temperatura llegará un momento en
el que un suficiente número de moléculas tendrán una energía superior a la de activación,
llegándose a producir una reacción de combustión entre el combustible y el oxidante.

Es importante precisar que existen límites de autoinflamación específicos para cada mezcla de
combustible y oxidante. Los límites de autoinflamación se establecen por medio del conjunto de las
parejas de valores (presión, temperatura) que separan la región donde no es posible la
autoinflamación de la mezcla, de aquella en la cuál las condiciones reinantes de presión y
temperatura pueden conducir a la autoinflamación si se mantienen durante un tiempo suficiente,
denominado tiempo de retraso (figura 2.1). Hay que tener en cuenta que en la zona comprendida
dentro de los límites de autoinflamación el tiempo de retraso está asociado al mecanismo de
reacción, de tal forma que se podría decir que es el tiempo requerido para que tengan lugar las
reacciones iniciales de formación de radicales que son las precursoras de la reacción de combustión.

Los límites de autoinflamación o autoencendido son diferentes para cada combustible y, en general,
al aumentar el peso molecular de éste, aumenta la tendencia a la autoinflamación de la mezcla, se
requieren valores menos elevados de presión y temperatura para que sea factible la autoinflamación,
lo que se pretende poder de manifiesto en la figura 3. Por otra parte, dentro de la zona de
autoinflamación el tiempo de retraso depende de forma acusada de la temperatura, mientras que a
partir de cierto nivel de presión, se hace independiente de este parámetro. Si la temperatura de la
mezcla alcanza el valor de la temperatura adiabática de la llama el tiempo de retraso puede
considerarse despreciable.

En el caso de que las condiciones termodinámicas sean homogéneas en la mezcla de reactantes, la


autoinflamación conduce a una combustión generalizada (explosión), produciéndose en
consecuencia la liberación de la energía química de forma simultánea de todo el combustible
presente en la mezcla homogénea, lo que puede provocar, en el caso de sistemas de combustión de
volumen constante, incrementos de la presión excesivamente bruscos que pueden dañar el equipo.

Esta forma de inicial el proceso de combustión es característica de los motores de combustión


interna alternativos, de encendido por compresión (diesel), siendo, sin embargo, no deseable en el
caso de los motores denominados de encendido provocado.

Cuando se desea que la liberación de energía tenga lugar en una determinada localización, de forma
controlada y progresiva, iniciándose en un determinada instante, se recurre a provocar el encendido
mediante la aportación de energía a través de una fuente externa, con el fin de conseguir en un
volumen reducido de mezcla las condiciones apropiadas para que se inicie y sustente el proceso de
combustión mediante la creación de un frente reactivo cuya velocidad y mecanismo de propagación
se analiza en los siguientes epígrafes.
Para que una mezcla carburante empiece a arder, es preciso calentarla hasta una temperatura
determinada. Según el método por el que se inicia una reacción de combustión se diferencian la
inflamación espontánea y el encendido.
Se llama inflamación espontánea al inicio de la combustión en todo el volumen de la mezcla de
reacción. Supongamos que en el cilindro de un motor Diesel donde se encuentra el aire calentado
durante la compresión, se introduce un combustible gaseoso. ¿Se inflamará o no la mezcla formada
en el cilindro?

Figura 3. Límites de Autoinflamación

Vamos a suponer que la temperatura y la composición de la mezcla en todos los puntos del volumen
V del cilindro son iguales. La velocidad de la reacción y, por consiguiente, también la cantidad de
calor que se desprende del volumen por unidad de tiempo, de acuerdo con las fórmulas (1) y (2),
crece bruscamente con el aumento de la temperatura:
(1)

Aquí c1 y c2 son las concentraciones del combustible y el oxidante; Q, el efecto térmico de la


reacción.
El calor que se desprende se pierde en parte a través de las paredes del cilindro con la temperatura
Tpar. La cantidad de calor desprendido por unidad de tiempo se determina según la fórmula de la
emisión calorífica:

, (2)

Donde es el coeficiente de traspaso del calor y F, la superficie de las paredes.


Fig. 4. Para determinar la temperatura de inflamación espontánea de una mezcla carburante. Las
rectas 1 y 2 corresponden a diferentes temperaturas de la pared, T par1<Tpar2;

La inflamación espontánea tendrá lugar bajo la única condición de que el desprendimiento de calor
durante la reacción supere las pérdidas del mismo. Entonces la diferencia será
consumida en calentar la mezcla, lo que de acuerdo con la fórmula (17.12) aumentará aún más el
desprendimiento de calor.

En la fig. 4 ambas magnitudes están presentadas en dependencia de la temperatura. La condición


se cumple a la izquierda del punto 0 y a la derecha del punto b. Si T<T 0, la mezcla puede
calentarse a cuenta de la reacción sólo hasta la temperatura T 0, a la cual se establecerá el estado
estacionario . Puesto que la temperatura de las paredes por lo general no es alta,
entonces , la reacción en este caso se desarrolla de manera muy lenta (prácticamente no
tiene lugar) y la mezcla de reacción puede encontrarse durante mucho tiempo en el cilindro (o en
cualquier recipiente) sin un cambio notable de su composición.

Al revés, si la mezcla está calentada hasta una temperatura que supere T b, entonces la superación del
desprendimiento de calor por arriba de la emisión calorífica conducirá a su calentamiento ulterior a
consecuencia de que la diferencia crecerá aún más, el calentamiento se acelerará y se
producirá la explosión. El intervalo de tiempo que va desde el comienzo de la reacción hasta la
explosión se llama periodo de inducción. En función de la singularidad que tiene la cinética de la
reacción, y de la temperatura, la duración del periodo de inducción varía desde unas milésimas de
segundos hasta 1-2 min.

La temperatura mínima necesaria para la inflamación espontánea, depende de muchos factores, en


particular, de las condiciones de la emisión calorífica, descendiéndose, por ejemplo, al subir la
temperatura de la pared (compárese las rectas 1 y 2 de la fig. 4). Como temperatura de inflamación
espontánea Tinf de la mezcla suele entenderse el valor límite, obtenido durante el contacto de las
curvas de desprendimiento de calor y de evacuación de calor (Fig. 4)

Hablando con rigor, la temperatura de inflamación espontánea no es una constante físico-química


de la mezcla, puesto que depende de las condiciones del intercambio térmico. Sin embargo, la
temperatura ejerce una influencia tan fuerte en la velocidad de la reacción que sobre este fondo la
influencia de los demás factores es poco perceptible y para cada mezcla la temperatura de
inflamación varía dentro de unos límites estrechos. Sus valores para ciertos gases en mezcla con el
aire se aducen a continuación:

Gas T, °C
Hidrógeno 580-590
Monóxido carbónico 644-658
Metano 650-750
Acetileno 406-440

En la mayoría de los dispositivos técnicos la combustión se inicia no por medio de la inflamación


espontánea, sino con ayuda del encendido que se efectúa mediante un objeto incandescente, una
llama auxiliar o una chispa eléctrica. Cerca del dispositivo de encendido surge un frente de hogar
que se propaga en todo el volumen de la mezcla.
LLAMAS DE PREMEZCLA

Se refiere al caso en el que los reactantes están previamente mezclados de forma homogénea. La
combustión se inicia por un agente externo y se forma una llama o frente reactivo que separa la
zona en la que se encuentran los reactantes de la zona en la que se hallan los productos de la
combustión. Dicha llama se propaga a cierta velocidad relativa a la mezcla fresca y es muy
importante analizar cuál es el mecanismo por el cuál progresa la llama y, en consecuencia, de que
factores depende la velocidad de combustión, ya que ello tiene gran repercusión en el diseño de los
equipos donde tiene lugar este proceso (cierto tipo de cámaras de combustión y motores de
combustión interna alternativos), como se tendrá ocasión de analizar en posteriores capítulos.

Hay que distinguir dos situaciones muy diferentes, dependiendo, básicamente, de cómo se provoca
el encendido de la mezcla de reactantes. En el caso de que se provoque el encendido, como es más
usual, mediante una chispa eléctrica, se produce un tipo de combustión de llama de premezcla al
que se denomina deflagración en el que la velocidad de propagación del frente reactivo es
subsónica. Se trata de una combustión localizada con discontinuidad de temperatura, pero los
reactantes y los productos se mantienen a idéntica presión, es decir, la presión es uniforme en la
cámara. Sin embargo, si se provoca el encendido, por ejemplo, mediante una carga explosiva en una
determinada localización, se inicia un tipo de combustión al que se denomina detonación que se
propaga a velocidad supersónica, estableciéndose la discontinuidad de presión en el campo fluido.

DEFLAGRACIÓN

Cabe resaltar que este tipo de combustión es el que tiene lugar, por ejemplo, en los motores de
combustión interna alternativos de encendido provocado. También es el tipo de combustión que
tiene lugar en cocinas de gas, mecheros Bunsen y calentadores de gas para calefacción y/o agua
caliente sanitaria.

Se han planteado diversas teorías sobre el mecanismo de propagación del frente reactivo en este
tipo de combustión. La más aceptada actualmente es la teoría híbrida que considera que los
fenómenos de transporte de calor y especies químicas (fundamentalmente radicales activos), juegan
un papel fundamental en el mecanismo de propagación de la combustión junto con la propia
reacción química. Por tanto, la velocidad a la que se desarrolla la combustión no sólo depende de la
velocidad de las reacciones químicas sino también de la velocidad a la que se producen los procesos
de transporte.

Teniendo esto en cuenta, se describe un frente reactivo o llama en el que se pueden diferenciar dos
zonas: una zona de combustión en la que tiene lugar la reacción química propiamente dicha, y otra
en la que la mezcla fresca va modificando progresivamente su estado hasta que se alcanzan las
condiciones bajo las cuales se activa la reacción de combustión.

Para que la reacción química de combustión, tenga lugar es necesario que la mezcla de reactantes
alcance una temperatura elevada, muy próxima a la temperatura adiabática de la llama, dado que
hasta que la temperatura no supera dicho valor la velocidad de reacción es muy baja. Deben
iniciarse ciertas prerreacciones que forman parte del complejo mecanismo de combustión para
formar ciertos radicales activos que son precursores de la reacción fuertemente exotérmica de
combustión.
En la figura 5 se representa la estructura del frente reactivo. Se distingue la zona de
precalentamiento a la que también se suele denominar convectiva-difusiva, donde hay transmisión
de calor, fundamentalmente por conducción debido al gradiente de temperaturas, y en la que tienen
lugar pocas reacciones químicas. La temperatura crece inicialmente a un ritmo lento en dicha zona y
la concentración de reactantes se reduce de forma moderada, apareciendo cierta concentración de
productos por difusión. Obviamente, el frente reactivo incluye, asimismo, una zona de combustión
o reactivo-difusiva, más estrecha, en que la que se produce la liberación de la energía química del
combustible.

La figura 6 trata de mostrar la propagación del frente en la relación a la mezcla fresca. Para ello, se
representa la posición de la discontinuidad de la temperatura en cuatro instantes diferentes que se
suceden en el tiempo. El punto P corresponde a una situación fija en la cámara de combustión. Una
porción de fluido en dicha localización se hallará ala temperatura de la mezcla fresca (T sq) en el
instante t1, posteriormente se irá calentando y se modificará su composición debido a las
prerreacciones y al transporte de radicales hasta esa localización, de forma que, por ejemplo, en el
instante t2 se habrá alcanzado una temperatura intermedia T i. Llega un momento en el que se
alcanzan las condiciones ópticas para que se produzca en ese punto la reacción de combustión
(temperatura próxima a la adiabática de la llama), disminuyendo de forma drástica la fracción
másica de los reactantes a la vez que aumenta la fracción de los productos de la combustión
(instante t3). Finalmente, el instante t4 corresponde a una situación en la que dicho punto se halla en
la zona de productos. De esta manera se observa que el frente de llama se va desplazando, hacia la
izquierda en este caso, considerando los reactantes en reposo.

Si la mezcla de reactantes está en movimiento, la velocidad de desplazamiento respecto a un


observador fijo en tierra puede ser distinta de la velocidad característica de combustión, ya sea
mayor (caso de los motores debido a la dilatación de los gases quemados), menor o incluso nula, si
la mezcla fresca tiene un movimiento en sentido contrario que contrarresta la velocidad de
propagación del frente, permaneciendo la llama en una posición estacionaria determinada.

Figura 5. Estructura del frente de llama un una deflagración

DEFLAGRACIÓN LAMINAR

En este caso el frente reactivo tiene un aspecto liso y su espesor es reducido. Teniendo en cuenta las
consideraciones hechas hasta el momento en el capítulo se puede concluir lo siguiente:
 La velocidad de la llama depende de la velocidad de la reacción química y del ritmo de
transmisión de calor.

 En condiciones laminares la velocidad de la llama relativa a la mezcla sin quemar, a la que


se denomina velocidad de combustión está comprendida, aproximadamente, en el rango: 0,4
m/s – 5 m/s.
 La llama será más delgada cuanto mayor sea la velocidad de la reacción química, que a su
vez depende de la composición de la mezcla fresca, de la presión y de la temperatura.
 A mayor temperatura de los reactantes mayor velocidad de reacción y mayor temperatura
de los productos, luego mayor velocidad de combustión. Esta relación no es lineal sino
exponencial de manera que este parámetro tiene una influencia muy importante.
 El dosado influye en la temperatura adiabática de la llama y ésta en la velocidad de
reacción. Por tanto, la velocidad de combustión será máxima en el caso de que el dosado
sea el estequiométrico. Por otra parte, si el dosado no está dentro de los límites de
inflamabilidad no hay posibilidad de que se propague el frente reactivo.
 El tipo de combustible influye en la velocidad de combustión, si bien algunos hidrocarburos
tienen velocidades muy similares. Este hecho está relacionada con el valor de la difusividad
térmica de la mezcla de reactantes, que puede variar significativamente con el combustible
empleado. En general, los combustibles con pesos moleculares más altos y formulaciones
más ramificadas tienen asociadas menores velocidades de combustión.

Se puede concluir que la velocidad de la llama, o velocidad de combustión, es mayor cuanto mejor
sea la conducción de calor y más rápidas sean las reacciones químicas.

Figura 6. Propagación del frente de llama


DEFLAGRACIÓN TURBULENTA

En condiciones turbulentas se observa una modificación importante en la estructura del frente de


llama, produciéndose asimismo un aumento de la velocidad de propagación que alcanza valores
varias veces superiores al correspondiente valor laminar.

Una serie de teorías resaltan el papel de la microturbulencia en el mecanismo de propagación de


este tipo de llamas, consideran que los torbellinos de tamaño inferior al espesor de frente de llama
en condiciones laminares incrementan los ritmos de transferencia de calor y de masa, contribuyendo
al ritmo de propagación. La turbulencia en definitiva incrementa las difusividades térmica y másica
de la mezcla aumentando los fenómenos de transporte.
Distintos investigadores han propuesto correlaciones para la velocidad de combustión en
condiciones turbulentas, estableciendo una dependencia directa de ésta con el valor de la intensidad
de la turbulencia.
DETONACIÓN
El mecanismo de la detonación, según el cual se propaga la llama en la mezcla reactiva preparada
de antemano, está vinculado con su encendido por la onda de choque.

La onda de choque puede propagarse tanto en la mezcla carburante, como en el gas inerte.
Examinemos un gas inerte desplazado por un émbolo. Si la velocidad de movimiento del émbolo es
pequeña en comparación con la velocidad del sonido, las moléculas que adquieren una energía
adicional al chocar con el émbolo, logran “transportarla” por todo el volumen del gas. El proceso se
desarrolla prácticamente en forma equilibrada y la presión en todo el volumen resulta ser igual. Pero
si la velocidad del émbolo (por ejemplo, la de la bala), supera la velocidad con que las moléculas
transmiten el impulso (velocidad del sonido), entonces cerca del émbolo se origina una presión que
supera considerablemente la presión del gas alejado de aquél. El espesor del frente en el que varía la
presión, es comparable con longitud de recorrido de las moléculas (del orden de 0,1 μm). Este
espesor se llama frente de la onda de choque. Es posible crear la onda de choque con ayuda de una
explosión, propagándose en la mezcla carburante; la onda de choque inflama ésta mediante la
compresión en un frente muy estrecho (con espesor de cerca de 0,1 μm) tras el cual se mueve la
zona de combustión propiamente dicha con un espesor de 0,1-1 cm. Durante la combustión se
desprende la energía necesaria para mantener la onda de choque. A diferencia de una llama normal,
aquí entra en reacción una mezcla no diluida. En este caso la temperatura de combustión es más alta
(debido al calentamiento durante la compresión), por eso la mezcla se quema de modo
considerablemente más rápido que en una llama normal. Este tipo de llama se mueve con una
velocidad enorme que supera la velocidad el sonido, y constituye 2-5 km/s.

La onda detonante puede ser la causa de grandes destrucciones durante la explosión de los gases
(por ejemplo, las minas) y de la suspensión del polvo combustible en el aire. Por eso en la industria
se trata de evitar el surgimiento de la detonación. El peligro consiste en que en ciertas condiciones
la llama normal también es capaz de transformarse en detonación.

En los motores de combustión interna la detonación de la mezcla carburante en proceso de su


compresión empeora bruscamente el trabajo y puede proporcionar desgaste y roturas. Para evitar
esto se eligen los combustibles con una temperatura de inflamación suficientemente alta o se
agregan al combustible antidetonantes que son unas sustancias cuyos vapores interaccionan con
los radicales activos, reduciendo la velocidad de la reacción. El antidetonante más utilizado es el
plomo tetraetilo Pb(C2H5)4 que es un veneno muy fuerte que actúa sobre el cerebro humano, por lo
que hay que tener mucho cuidado al tratar con la gasolina con plomo.

Para determinar las propensiones de un combustible dado a la detonación se establece un régimen al


cual dicho combustible (mezclado con aire) empiece a detonar en un motor especial con unos
parámetros estrictamente prefijados. Luego en este mismo régimen se elige una composición de la
mezcla de isooctano C 3H28 (combustible que detona con gran dificultad) y de H-heptano C 7H16
(combustible que detona fácilmente) al cual también surge la detonación. El contenido de isooctano
en esta mezcla se llama número de octano del combustible dado y es la más importante
característica de los combustibles para los motores del carburador.

DIFUSIÓN.
En este tipo de llamas se tiene un suministro de combustible y oxidante en sentidos opuestos. De tal
forma que la velocidad de la llama depende de velocidad de reacción y esta unicamente depende de
la temperatura.

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