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Lista de poemas para secundaria

Categoría Poema
Categoría D El vagabundo
Amigo
Hay momentos
Insomnio
Viaje irreal
La vida
La ventana de la vida
Camino por el mundo
Calentamiento global
Cuando el alama canta
Amistad
Primavera florida
He mirado a través de la ventana
Suelo con un mundo
Cuando mi hora llegue
Justicia humana
Cantemos a la vida
Me llegó el frío invierno
Categoría E Quiero vestir al mundo con poesía
Sueño azul
Caos
La tierra está enferma
Furia de la naturaleza
Libertad
Infortunio
El caminante
Loco
Hojas secas
Ando perdido
Amanece un nuevo día
Despierta humano
Soy un hombre caminante
Ando por el camino
Voy a tirar al viento
Vivo en un mundo
¿Estás loco?
EL VAGABUNDO

Camina sin prisa, es su andar pausado,


se para, suspira, le habla al viento;
y mira al cielo a cada momento
como quien busca en el azul lejano:
respuestas, a su largo tormento.

La gente le dice el vagabundo,


el loco caminante sin destino,
y evitan cruzarse en su camino,
ya que le tienen un temor profundo:
por ser un solitario, errabundo.

Pero ¿quién fue en su pasada vida?,


¿porque camina sin fijarse un rumbo?,
¿y por qué a veces se muestra iracundo
consigo mismo y explota su ira?,
para luego quedar meditabundo.

Que lo tuvo todo cuenta la gente:


amor, dinero, todo lo que quiso;
cosas que perdió por el maldito vicio
que se apoderó de su alma y mente,
hasta convertirlo en desperdicio.

No hizo caso del consejo paterno,


del ruego de su madre o de su llanto;
de aquella mujer buena que lo quiso tanto,
y poco a poco se hundió en el infierno
en el que vive ahora, que es de espanto.

Mis amigos, escuchen mi consejo:


¡nunca prueben la droga maldita!,
piensen en su futuro, en su familia
¡por Dios no cometan terrible yerro!,
y así serán felices en la vida.
AMIGO

¿Qué te pasa buen amigo?,


¿por qué tu tristeza?,
¿porque tu pesar?,
¿qué nube negra
oscurece el camino
por el que tienes que andar?

Toma mi mano,
una mano amiga
para ayudarte a levantar,
y llevar conmigo
tu pesada carga,
en estas horas aciagas,
por hermandad.

¡Compárteme tu pena,
no quiero que sientas soledad,
déjame que seque
tus lágrimas
y permite que sea quien llore
para que tú no llores más!

¡Ya no estés triste,


no te acongojes,
deja las penas atrás;
soluciones se encuentran
en cada paso,
pero amigos verdaderos
no los hay,
así no más!

Quiero ver tu sonrisa


dibujada en tu rostro,
sentir que renuevas tu fe,
escuchar en tus palabras
la alegría de otros tiempos,
ya que alegre es tu forma de ser.

Estoy muy seguro


que, si estuviese caído,
me ayudarías a levantar
¡porque eres mi amigo,
eres mi hermano,
que bien conoces
lo que significa
la verdadera amistad!

¡Quiero ayudarte, amigo mío,


déjame cargar también tu cruz,
para que sea más ligero el camino
y al cruzar el túnel veamos la luz!
HAY MOMENTOS

Hay momentos en la vida


que todo se vuelve gris:
momentos,
que tu cielo se nubla,
llueven gotas de pesar y desconsuelo
que te empapan el alma,
no te dejan pensar,
y no encuentras la salida
para tu mal.

Hay momentos en la vida


que todo se vuelve gris:
momentos infelices,
llenos de tormento,
de inseguridad;
momentos,
que dejan huellas por siempre
y quedan escritos en la mente,
el corazón,
con letras grabadas con el fuego
del dolor.

Pero,
recuerda, todo es pasajero,
todo tiene su tiempo:
el amar, el sufrir, el gozar;
después de la tormenta llega la calma,
tu cielo limpio de nubarrones
deja ver en las alturas
la luz resplandeciente de tu sol:
que alumbra el camino a seguir,
con nuevas fuerzas,
nuevas metas, ilusiones,
sueños,
nuevas esperanzas.

Hay momentos en la vida


que no los queremos vivir,
es imposible;
ella es el conjunto
de todas las vivencias buenas y malas:
de cielos grises,
insoportables dolores
que agobian el alma,
noches estrelladas
y llenas de amor,
grandes alegrías
o placeres efímeros;
todo esto termina algún día
con nosotros.
INSOMNIO

Llega la noche,
empieza el suplicio al ir a dormir,
no puedo hacerlo;
¡mis ojos abiertos en la oscuridad
tratan de encontrar algo
entre las sombras,
no veo nada!,
todo es silencio a mi alrededor;
¡pero, en mi cabeza miles de sonidos,
ruidos macabros,
indescifrables,
potentes,
un concierto infernal,
me atormenta!

Pienso en mil cosas bonitas


tratando de apartar de mi mente
lo tenebroso,
lo irreal;
todo es inútil,
¡vuelven con fuerza
se apoderan de mis pensamientos
me hacen temblar!

¡Cruzan fantasmas por mi mente


azotando mis neuronas con temores,
con recuerdos tristes,
con situaciones posibles por venir!,
noches infinitas,
oscuridad absoluta,
miedo profundo a lo desconocido
y a lo conocido…

Llega el día:
empieza la calma,
mi mente atormentada
por fin descansa;
mi cuerpo laxo
empieza su afán,
que ya el desayuno,
el ir al trabajo,
y con la rutina
los fantasmas se van
VIAJE IRREAL

Sueño viajar a un fantástico mundo


que se parezca al Edén;
un mundo donde todo sea armonía
y no exista la envidia,
la maldad;
llevar por equipaje en una maleta:
mis errores, penas,
malos ratos, temores,
mis rencores
y todo lo negativo que hay en mí.

Navegar con viento en popa


por sus mares de aguas puras, cristalinas,
en un barco albo;
al llegar a una isla solitaria
en un profundo pozo
depositarlos allí,
sepultarlos,
para liberarme por siempre de ellos;
y que mi alma, mente,
corazón, todo mi ser
conozca la paz;
la verdadera paz
que se debe sentir
al no tener temores,
rencores y penas dentro de uno.

Buscar en ese mundo


con mucho afán
todo lo bueno;
aquellos valores
que los seres humanos
dejamos de practicar
día a día,
haciéndonos daño
y a la sociedad

Empaparme con ellos,


vestirme con ellos,
y practicarlos
por el resto de mi vida,
en busca de la verdadera
paz y felicidad:
al despertar.
LA VIDA

Al subir el telón de la vida


empieza la lucha,
es nuestro primer llanto
el despertar al mundo,
llanto premonitorio
de llantos futuros,
por las vicisitudes venideras
a nuestras existencias.

Nuestra niñez:
tierna inocencia,
de juegos y sueños
un mundo irreal;
sin preocupaciones,
descubriendo todo,
un mundo,
que al ir creciendo
duro se pondrá.

Es la adolescencia:
época difícil,
tiempo de cambios
preocupaciones mil,
se piensa en el futuro,
que ya no es lejano,
el corazón se enamora
es más fuerte su latir.

Con la madurez:
los sueños logrados
son la recompensa
para un buen vivir,
se reflexiona en los hijos,
en su futuro,
es más reposada
con menos trajín.

Es la tercera edad:
la de los recuerdos,
de charlas amicales
interminables
con la generación,
que nació con nosotros,
sufrió con nosotros,
gozó con nosotros,
vivió con nosotros,
empieza la edad senil;
es la más larga
la más pesarosa,
el crudo invierno
que nos pone fin.
LA VENTANA DE LA VIDA

Sentado frente a la ventana de mi vida,


he visto pasar ante mis ojos
mis antiguas esperanzas,
mi antigua fe,
perdidas en el pasado
por los avatares del destino;
vi pasar mis amarguras,
mis noches frías
tristes y tan llenas de soledad,
las que siempre quise olvidar.

Pero, también vi pasar


mis antiguas alegrías,
noches placenteras,
triunfos y logros
que hicieron lo que soy;
unas lágrimas rodaron
por mis mejillas
y un suspiro al cielo azul
lentamente voló.

Cuantos recuerdos
se graban en la mente:
tristes, placenteros,
de todo tipo;
que afloran a nuestro presente,
cuando y sin pensarlo
nos sentamos un buen día,
frente a la ventana
de nuestra vida.
CAMINO POR EL MUNDO

Camino por el mundo


desde hace tiempo,
terminando de gastar
mis maltratados zapatos
en lo agreste de mi sendero,
buscando las respuestas
a mis preguntas en cada esquina
de la vida.

Camino por el mundo


cada vez con pasos más cansinos,
atrás quedaron los días
de ágiles movimientos;
mis cabellos envueltos
en nieve, caen;
mi faz ha perdido su tersura,
ahora tengo surcos
labrados por los años.

Camino por el mundo, pero:


ahora soy más sabio,
aprendí a cada paso
lo bueno y lo malo;
vi muchos amaneceres,
muchas mañanas brillantes
y otras grises,
conocí el cielo,
purgatorio e infierno
en mí peregrinar
por este mundo.

“Viejo” me llama alguna gente,


en son de burla, a veces,
con cariño otras tantas,
y les sonrío, les sonrío;
porque la juventud no es eterna,
como eterna no es la vida.
CALENTAMIENTO GLOBAL

Densos nubarrones cruzan el cielo,


caballos galopantes encima de ellos
van sacando chispas con sus pezuñas,
con gran estruendo, cae la lluvia;
crece el caudal de quebradas, de ríos,
se inundan prados, montes y ciudades,
la gente implora piedad al Divino,
que salve a todos de las calamidades.

El sol inclemente va quemando la arena,


la temperatura sube en los poblados,
empiezan incendios, bosques calcinados,
hombres sedientos, animales sedientos
miran al cielo azul desesperados
que no tiene nubes, que desconsuelo.

Aumenta el frío en las altas cumbres,


aumenta el agua en quebradas y ríos,
aumenta el calor en los desiertos,
aumenta el pavor del ser humano
que solo atina a decir mirando al infinito:
Dios, Dios, Dios mío, apiádate de tus hijos.

Cambios climáticos se van sintiendo


por todas partes, en todo el orbe,
son consecuencias que vamos viviendo
por la ambición del hombre, por su desorden,
que va contaminando el agua día a día,
talando los bosques, enrareciendo el aire,
destruyendo el planeta de manera irracional,
sin pensar en el futuro humano,
sin tomar en cuenta nuestra extinción,
por el calentamiento global.
CUANDO EL ALMA CANTA

Cuando el alma canta,


se libera de pesares,
se viste de alegría
de ternura y esperanza,
de fe, confianza
de que feliz sea la vida.

Cuando el alma canta,


el susurro del viento
suena como sinfonía,
es el acompañamiento
tierno, perfecto,
con sus notas musicales
de magnífica armonía.

Cuando el alma canta,


las olas del mar no golpean la roca,
llega sutilmente a besarla,
adormecidas, con dulzura,
por las mágicas notas
entonadas con ternura.

Cuando el alma canta,


danzan en el cielo los luceros
en coreografía mágica,
alrededor de la luna,
la que con mayor luz blanca
la tierra alumbra.

Cuando el alma canta,


se despeja raudamente el cielo
de negros nubarrones, cargados
de miedo y desconsuelo,
dejando ver al sol en lo alto,
fantástico, esplendoroso,
que con su luz brillante
llena de alegría y consuelo.

Cuando el alma canta,


deja brotar su alegría,
lo hace con melodiosa voz,
porque le canta a vida,
a la naturaleza,
¡le canta a Dios!
AMISTAD

Amistad,
palabra simple
que encierra grandeza;
es el sentimiento inmaculado
que nace del alma,
está vestida de amor,
ternura
y mucha nobleza;
afecto sublime que nunca desmaya.

La verdadera amistad
es lealtad sin límites,
constancia, sacrificio,
es humildad;
desearle lo mejor a nuestro amigo,
soñar sus sueños,
sufrir sus pesares,
es guiarlo a triunfar.

No es amigo:
aquel que traiciona,
y en sus dificultades
al amigo abandona,
el que no celebra sus triunfos
como si fueran propios,
el que critica un error
y se ríe del fracaso
en vez de ayudarlo.

Es por eso te digo,


a ti, que eres mi amigo:
cuenta conmigo
cuando sientas nostalgia,
cuando la tristeza
invada tu alma,
compartamos
tu alegría, tu calma,
tus debilidades y fortalezas,
cuenta conmigo,
¡soy tu amigo!
PRIMAVERA FLORIDA

Señora, que, vestida de alegría,


con flores multicolores
de embriagantes aromas,
llegas sonrientes a nuestras vidas
llenándola de dulzores.

El sol temprano asoma


en el despejado cielo,
con gran fulgor, sonriente,
calentando nuestro suelo,
iluminando alegremente.

Se escucha en la lejanía
el dulce trinar de las aves,
que alegran con sus cantares,
que son bellas sinfonías,
que embelesan cada día.

Primavera, estación de las flores,


de la juventud, del amor
de la alegría, de los mil colores,
la belleza, la pasión,
que enamora al corazón.

Los corazones alegres


parecen rejuvenecer,
todos muestran sus sonrisas
se olvidan de la vejez,
por ver tanta maravilla.

Eres bella primavera,


muy llena de Juventud,
al vestirte de colores
con las perfumadas flores
y tu hermoso cielo azul.
HE MIRADO A TRAVÉZ DE LA VENTANA

He mirado a través de la ventana


de la vida,
y si mis ojos hablaran
cuantas cosas contarían,
mil momentos de tristeza,
mil momentos de alegría,
mil momentos de placeres,
Infinitos celestiales;
pero,
también, momentos fatales
y tan llenos de agonía.

Dicen que soy poeta,


porque le escribo a la vida,
porque le escribo al amor,
le escribo a todo lo bello;
pero,
también le escribo al dolor,
al sufrimiento ajeno,
en contra de la injusticia,
en contra del horror;
de una manera diferente,
no lo que me dice la mente,
si no, lo que dicta mi corazón;
porque tiene nobles sentimientos,
él siempre tiene la razón.

El poeta ve al mundo
con un cristal diferente,
diáfano, cristalino
y no como el resto de la gente;
que cada quien la ve
con el color conveniente,
a sus apetitos banales,
a sus caprichos humanos
llenos de egoísmo,
que causan terribles males,
irreparables daños
que nos llevan al abismo,

Si mis ojos hablar pudieran,


no podrían contarles tanto,
ya que se nublarían
con enlagunado llanto;
porque han visto con espanto
cosas malas en el mundo,
que no sería capaz
de quererlos recordar,
es mejor por el momento
dejar a mis ojos en paz.
SUEÑO CON UN MUNDO

Sueño con un mundo


lleno de paz, de alegría,
donde toda tristeza
sea un vago recuerdo,
convivir con todos
en sana armonía,
como hermanos,
con un solo credo.

Sueño ver a los niños


robustos, sin hambre,
jugando entre ellos
sin ninguna aflicción
y no mendigando
en las plazuelas y calles,
pidiendo un pancito
por el amor de Dios.

Sueño con bosques


de árboles altos,
donde aniden las aves
sin ningún temor,
de donde brote
el oxígeno puro,
que mantiene la vida
desde la creación.

Sueño con un mundo


de cristalinas aguas
y no de aquellas
que causan terror,
porque están impuras
en ríos, mares y lagos,
con toda clase
de contaminación.

Sueño con un mundo


donde todos los días,
radiante en el cielo
veamos al sol
y no estar oculto
por gases, cuál nube,
que cubriendo el cielo
no dejan pasar su luz, su calor

Tengo tantos sueños


de un mundo bueno,
que son el producto
de mi imaginación,
que vuela sin frenos
cuando escribo versos,
deseándole al mundo
todo lo mejor.
CUANDO MI HORA LLEGUE

Cuando mi hora llegue,


dejaré este mundo
envuelto en recuerdos,
envuelto en poemas
que en vida escribí,
con versos llorosos,
alegres, amables,
versos tan llenos
de sinceridad.

Que mis cenizas


lanzadas al viento,
lleguen revoloteando
a la inmensidad del mar,
lleguen a los campos
y lleguen muy lejos
a donde nunca en vida
pude llegar.

No deseo quedarme
en un nicho siniestro
oscuro y tan lleno de soledad,
ni que los gusanos
aprovechen mi cuerpo,
anhelo volar libre
por la inmensidad.

No quiero que mi alma


vea a mis parientes
colocándome flores
y ponerse a llorar;
ansío que me recuerden
con mucha alegría,
escribiendo versos
al amor y a la paz.
JUSTICIA HUMANA

Camina las calles


con pasos cansinos,
apoyándose apenas
en un viejo bastón,
estirando su mano
muy sucia, huesuda,
pidiendo limosna
en nombre de Dios

Refleja su rostro
el cruel sufrimiento,
de paupérrima vida,
de eterno dolor;
para consolarse
de sus soledades:
le reza ferviente
al nuestro Señor.

Su lánguida figura
despierta en la gente,
lástima profunda
que toca el corazón,
siempre permite
se le tienda la mano
para ayudarla
por su condición.

Cuenta el vecino
que fue niña buena,
amaba a los seres
qué vida le dio,
en su casa humilde
no pasaba hambre,
nunca le faltaba
ternura y amor.

Hasta que una noche


de funesto recuerdo,
su pacífica vida
de pronto acabo:
¡fueron dos malditos
los que la vejaron!,
desde ese momento
su vida acabó.
Se ocultó entonces,
desde aquella noche,
con mente y alma
para olvidar el horror,
en lo más lejano
de sus pensamientos,
¡creando su mundo
lejos del temor!

Se cogió a los culpables


y los dos fueron juzgados,
¡resultando inocentes!,
pero ¿Qué es lo que paso?,
la justicia dijo:
¡que no había pruebas
para castigarlos
y en libertad los dejó!

Murieron sus padres,


buscando justicia
para su amada hija,
pero no se les dio,
y ella quedó sola,
viviendo en su mundo
que su pensamiento
como protección generó.

Los dos señoritos


caminan orondos,
como si acaso
aquí nada pasó;
ya que la justicia
es más ciega que nunca,
¡cuando el dinero
le da la razón!

La gente se burla
de la justicia humana,
qué fácil se compra
sin importar el dolor,
que causa a los seres
de condición humilde,
la verdadera justicia:
¡la impone Dios!
CANTEMOS A LA VIDA

¡Cantemos a la vida!
Porque la vida es bella,
cantemos al basto cielo,
al sol, la luna, las estrellas;
cantemos a los prados
llenos de aire limpio y verdor,
cantemos con alegría,
cantemos con amor.

Que nuestro canto sea


un himno que se escuche,
en todos los rincones,
en los llanos, en las cumbres;
tan lleno de esperanza
como una voz amiga,
tan llena de calor,
que el eterno bendiga.

Cantemos fuertemente
celebrando la amistad,
que es lo que debe de unir
a la humanidad;
para vivir felices,
para vivir en paz,
¡uniendo a los pueblos
por la eternidad!

¡Cantemos a la vida,
cantemos al amor,
con máxima alegría,
poniendo el corazón!
¡Con voz limpia y sonora
y muy llena de emoción,
que brote de nuestras almas
como plegaria a Dios!
ME LLEGÓ EL FRÍO INVIERNO

Me llegó el frío invierno,


se alejó de mí el otoño
y sentado frente a la estufa
recordando estoy lo bello;
con una copa en la mano
y en la otra un soplador,
para avivar más el fuego
y me brindé su calor.

Es la vida tan efímera,


que apenas nos damos cuenta
de que pasa y no regresa,
que tiene alas y vuela;
vamos dejando a cada paso
escritas nuestras vivencias,
para que sean leídas
por quienes quieran leerlas.

Mañana que a nuestros cuerpos


por completo cubran la tierra,
se acabará de esa forma
lo que fue nuestra existencia;
quedarán solo recuerdos,
que también se irán perdiendo
con el pasar del tiempo,
cuando los amigos vayan muriendo.

Me llegó el frío invierno,


lo tomo calmadamente,
y nunca me encuentro solo,
me acompañan los recuerdos,
de mi hermosa primavera,
de mi verano candente,
de mi juventud pasajera,
la que disfruté plenamente.

Cuando se congele mi tiempo,


cuando no tenga más pensar,
cuando mi alma a mi cuerpo
llegado el inexorable momento
lo tenga que abandonar,
me iré con una sonrisa
a formar parte de la tierra,
eternamente a descansar.
QUIERO VESTIR AL MUNDO CON POESÍA

Quiero vestir al mundo con poesía:


poesía, que hable de amor y de esperanza;
poesía, que hable de la confianza
entre seres humanos día a día.

Quiero vestir al mundo con poesía:


que cante a la libertad, a la belleza;
que cante también a la nobleza,
que cante tiernamente a la vida.

Quiero vestir al mundo con poesía:


para ver, si de esa manera lograra
calmar los odios que al hombre embargan,
y se enreda en guerras fratricidas.

Quiero vestir al mundo con poesía:


¡para evitar la muerte de inocentes!,
¡para que todos seamos conscientes
del respeto que merece la vida!

Sí, quiero escribir mil poesías;


y así evitar la destrucción del mundo,
evitar, que los bosques uno a uno
sean talados por manos impías.

Evitar, se siga contaminando


al agua, fuente de vida eterna,
por la avaricia, conducta enferma
de unos pocos hombres inhumanos.

Quiero vestir al mundo de poesía:


para que, en los campos, de mil colores
crezca el sustento y las bellas flores;
para que todo sea armonía.

Y también: para evitar toda extinción


de seres viviente en la tierra,
¡que algunos a la vida se aferran
malheridos por la contaminación!

Estos versos, escribo de corazón:


para asegurar la permanencia
por los siglos de nuestra descendencia,
¡en un mundo de paz, un mundo mejor!
SUEÑO AZUL

Anoche tuve un sueño,


el mejor que haya tenido;
soñé que era niño y jugaba sin cesar
con los amigos de esos tiempos vividos,
a mis hermanos en nuestra casa
donde compartimos el cariño de mamá.

Vi a mi madre recostada
en nuestra vieja puerta marrón,
que miraba sonriente
cuando sus hijos jugaban
corriendo tras un balón;
escuché con nitidez sus consejos de siempre:
“cuidado hijo te caigas”
“no patees fuerte”
¡ay pobres zapatos, con lo que costaron!

“Ya, lávense las manos para comer”


su voz sonó tajante, con autoridad;
ejecutada la orden y sentados en la mesa
esperamos muy pacientes las delicias de mamá.

Anoche soñé con ella,


en aquella época de plena felicidad;
era un niño, me protegía,
no tenía los problemas que nos trae la edad.

Vi su rostro amoroso,
muy contenta;
su dulzura era infinita
todo en ella era bondad,
abrazándome fuerte, muy fuerte,
acurrucándome en su regazo
con ese cariño que solo ella
me dio de niño:
mi mamá.

Desperté muy sonriente,


con una paz indescifrable
en mi alma;
me sentí muy diferente,
en mis labios, aun sintiendo
el beso que le diera en la frente:
¡a mi madre!
CAOS

Galopan en las nubes


caballos apocalípticos,
desatando con sus pezuñas
lluvia de fuego, desde el cielo,
el estruendo de sus pisadas
ensordecen y dan miedo.

La lluvia:
cuál castigo divino cae y cae
inundando todo;
la gente reza miles de Padres Nuestros,
Ave Marías, que no encuentran eco,
como si el buen Dios estuviese dormido,
y los ruegos se pierden en oscuras cavernas,
donde están escondidas
las conciencias de algunos hombres
que no hicieron y no hacen nada,
nada por sus pueblos.

Caos, por todos lados,


lamentos de madres, de niños, de ancianos,
gritos desesperados que estremecen el alma
del más valiente, que derrama
lágrimas de impotencia.

¡La Madre Natura despertó¡,


pero, castiga más al inocente
que, al pecador, con furia infinita,
con rabia contenida por las heridas causadas en sus costados:
que ya los derrames de petróleo,
las minas contaminando el agua
con los relaves,
las grandes fábricas
enrareciendo el aire,
tala de árboles
dejando las selvas desnudas,
desaparición de especies animales;
todo esto a manos del hombre:
¡ambicioso, siniestro, egoísta!

Cuando aprendamos a convivir


con la naturaleza,
el buen Dios de los Cielos
por fin descansará de tanto mal:
¡y sonreirá!
LA TIERRA ESTÁ ENFERMA
¡La tierra está enferma!,
su piel lacerada
ya no regenera vida;
contaminada con mercurio,
cianuro,
plásticos, petróleo
y los gases que destruyen
lentamente el ozono;
se está volviendo estéril,
tiene fiebre y tiembla,
se sacude fuertemente;
de su cabellera gris
brota copioso sudor,
inundándolo todo.

Va gritando fuertemente,
su grito desesperado
retumba cual eco sonoro
en sus montañas más altas
y se pierde en el infinito,
pero; nadie la escucha,
¿o es qué su grito ensordece?,
¿ya no lo pueden oír?,
o; simplemente, no lo quieren hacer
los poderosos sin conciencia,
aquellos, que vendieron su alma
a la avaricia sin límites;
seres que no les interesa
el futuro de las especies
y lo contaminan todo.
¡La tierra está enferma!,
se queja,
agoniza,
envía señales
desesperadas de su mal;
casi nadie las ve,
o; no las quieren ver.

Día a día la contaminación


a manos del hombre,
la va matando
lentamente,
¿irreversible?

Algunos seres humanos


como parásitos inmundos
cierran los ojos al futuro humano,
solo vive el presente,
no le importa nada;
exterminan seres inocentes
que viven en los bosques,
destruyendo su hábitat,
los matan sin piedad
en cacerías absurdas
e inhumanas;
contaminan el agua,
destruyen los humedales
donde se almacena el líquido elemento,
dador de vida.

Ya se acercan galopando
los cuatro jinetes temidos
con sus caballos de colores,
para ponerle fin a todo;
¡traen el caos, hambre
y muerte!

¿¡Empieza el Apocalipsis!?,
¡hay dolor por todos lados,
éxodo de pueblos hermanos
que buscan libertad y paz!,
huyen presurosos de la tiranía,
del apetito voraz de poder
de algunos gobernantes;
muchos de ellos
solo encuentran incertidumbre,
más dolor,
angustia, desesperación,
¡el final de su vida,
en su peregrinar!

Este bello planeta azul,


poco a poco va cambiando su color,
va muriendo;
cuando se acabe la vida,
se convertirá:
¡en un planeta desolado y gris!
FURIA DE LA NATURALEZA

Cansada de tanto mal,


causado por el hombre,
la naturaleza, desata su furia
contenida en tanto tiempo
y ataca:
ciclones, tornados,
temblores por doquier,
copiosas lluvias
que inundan pueblos enteros,
grandes granizos,
mortales, destructivos;
tormentas eléctricas
que causan pavor,
volcanes amenazantes
con escupir su espesa saliva,
ardiente;
elevadas temperaturas
que convierten en infierno
algunas zonas del planeta.

¡Muerte!, ¡destrucción!,
¡desolación y miedo!;

el hombre reza oraciones lastimeras


mirando al infinito,
pidiendo que la Madre Natura
calme su ira,
esperando un milagro
de lo alto;
llanto de niños, ancianos
y todo ser viviente
que va sufriendo esta furia,
¡sin límites!,
¡sin piedad!,
¡sin tregua!

¡¡¡La naturaleza ataca!!!,


se defiende del daño causado por el hombre,
y este,
impotente,
por no poder contrarrestar tal enojo
se guarece en plegarias,
arrepentimientos tardíos
que ya no llegan al Eterno;
todo es cuestión de tiempo,
¡estamos condenados!
“¡LIBERTAD!”

“¡LIBERTAD!”,
palabra sagrada,
que crece cual planta
llena de esperanza,
en la tierra de hombres esclavos,
donde reina la tiranía;
opresión maldita
que rebaja al hombre
su calidad de humano,
hasta convertirlo
en un ser sin consciencia,
como marioneta
sin voluntad,
con palabras encadenadas,
sin pensamientos propios,
sin destino…

Pero,
es tanto el sufrimiento:
insoportable,
que de las entrañas de los hombres
surge un rugido poderoso
que ensordece,
que despierta de su letargo
a las mentes adormecidas,
por la ignominia más pura
del hombre contra el hombre,
el grito:
“Libertad”.
¡Libertad!,
Planta bendita
regada con sangre,
sudor y lágrimas
de pueblos esclavizados,
que buscan descanso
a sus miserables vidas,
que buscan justicia
al trato inhumano;
agresivo,
del vil opresor.

¡Libertad!,
para buscar un mejor futuro
a las generaciones venideras
y no sufran el maltrato:
¡humillante!,
¡degradante!;
“para que vivan en paz con sus hermanos,
vivan en paz con la naturaleza,
vivan en paz con Dios”.

¡Libertad!
¡sinónimo de sacrificio,
inmolación!
INFORTUNIO

Un viejo menesteroso,
cansado de vagar
por desgastados senderos,
huyendo de sus fantasmas
que lo atormentan,
le quitan el sueño,
volviendo sus noches
de insomnio perpetuo…

Se puso a meditar sobre su vida,


de las llagas aún abiertas
que martirizan su alma:
un sufrimiento constante
causado por recuerdos,
que invaden su mente
cada mañana.

Pobre nací, una noche cualquiera,


sin luna en el cielo,
tampoco luceros,
tan solo la lluvia;

¡truenos y granizos!,
acompañaron a mi madre
en mi nacimiento.

Mi infancia fue triste,


llena de carencias;
mi padre una noche
al cielo voló,
vencido por el licor maldito
que fue consumiendo,
poco a poquito toda su razón.

Mi madrecita enferma,
tapaba mi hambre
con cuanta migaja
que su mano mendigó,
me llenaba de ternura,
amor incomparable,
hasta que… a los siete años,
también me dejó.

Fui pájaro frutero


para sostenerme,
¡fue mi casa, la calle!,
¡una banca, mi cama!,
¡mi brazo la almohada!,
¡un cartón mi frazada!;
en las noches de invierno
el frío calaba mi alma.

Fui creciendo entre gente


que la veía feliz;
jamás pisé una escuela,
nunca tuve un cuaderno,
todo lo que aprendí
me lo enseñó la vida
para poder subsistir,
viviendo en este infierno.
En medio de mi desdicha
tengo ratos felices:
ver, volar las aves,
oler una bella flor,
hablar con algunos canes
que, como yo, callejeros,
compañeros de infortunio
que amainan mi dolor.

De noche, el cielo estrellado


como manto de terciopelo,
la luna y su luz blanca,
pero de tenue fulgor,
el chirrido de los grillos
son para mi sinfonía,
que adormecen mis sentidos
para descansar mejor.

Sigo el camino sinuoso


que el destino me ha marcado,
luchando día a día con el infortunio:
¡comiendo mendrugos!,
¡bebiendo mis lágrimas!,
¡aguantando mis males!,
hasta que llegue el día
en que deje este mundo.
EL CAMINANTE

Nadie sabe de dónde viene,


tampoco dónde va,
siempre lo vemos solitario
por todos lados caminar.

Cansado de andar senderos viejos


con los pies casi descalzos,
muy cansado, polvoriento, sin destino;
el caminante descansa
en la vera del camino.

Con su mirada perdida


buscando no sé qué en el horizonte,
vagabundo solitario, caminante viejo
del que no se sabe ni su nombre.

Lo creen orate, pero no inspira miedo,


es apacible, de huidiza mirada
qué sola la fija
en el horizonte o el vasto cielo.

Llega la noche de frío intenso,


pareciera que se cobija con sus recuerdos
más placenteros.
Dibuja mil figuras en el cielo inmenso
uniendo con sus dedos los luceros.

La luna ilumina su faz cetrina,


pensativa, con rictus de tristeza.
¿En qué piensa el caminante?
¿O qué recuerdos llegan a su mente,
al mirar la blanca luna tan brillante?

Canta muy quedito una canción añeja


y su tristeza se agranda,
reflejan sus lágrimas, la luz de la luna,
al recorrer los surcos de sus mejillas
formadas por el tiempo.

¡Vagabundo solitario!,
¡Caminante viejo!,
Buscas, no sé dónde la paz tan ansiada,
de un lado a otro,
del cielo al infierno,
el día que la encuentres
podrás en la tierra descansar tus huesos.
CÓMO HAN CAMBIADO LOS TIEMPOS

Cómo han cambiado los tiempos,


la sociedad está enferma,
se ha perdido la vergüenza,
los valores, la cultura,
esta generación,
está en franca decadencia.

¡No hay respeto a los mayores,


no les ceden la vereda,
la juventud no saluda,
ya no piden ni permiso,
tampoco dicen “gracias”,
mucho menos “por favor”!

Pero, no se puede echar la culpa


a la juventud actual, no es de ellos.
La omisión es de quien cría,
que ha olvidado dar consejos,
señalar el camino recto,
corregir cuando hay que hacerlo,
dejar el engreimiento.

¡Avanza el libertinaje,
de niños y adolescentes!,
asisten a discotecas
sin tener ningún control,
consumen “¡drogas malditas,
cigarrillos, marihuana,
y terminan en el suelo
por consumir licor!”

¿¡Y los padres dónde están!?,


es mucho el consentimiento,
¿les perdieron el respeto?,
¿no los pueden corregir?

No son todos, felizmente,


hay juventud rescatable,
que practican los valores.
“¡Un saludo a sus padres!”

¡Qué pena que esté pasando!,


muchos jóvenes se pierden
por no tener orientación.
“¡Viven una vida loca
sin valores, sin vergüenza,
sin pensar en su futuro
en una vida mejor!”
¡LOCO!

¡Loco!,
Loco, me llama la gente
y me miran con espanto
cuando se cruzan conmigo,
pero, ellos no saben ni sienten
el dolor que me acongoja,
que es fuerte y perenne.

Vago por las noches solitarias,


recorro poco a poco
largos caminos,
que me llevan a la nada,
a ninguna parte,
tan solo sigo la flecha
de mi cruel destino.

Me acompañan la luna, las estrellas,


que comprenden la nostalgia de mi alma
y del cielo, me alumbran tenuemente
con su luz blanca,
para seguir mi camino
por las noches,
en paz, con calma.

Me llaman loco, me tiran cosas


y cuando hay suerte,
un bendito pan duro,
¡qué apresurado llevo a mi boca!,
para robarle un día a la muerte,
aunque es incierto mi futuro.

Pobre nací, esa es mi suerte,


que me parieran en humilde choza,
venir al mundo con llanto lastimero,
perder temprano a mi madre hermosa,
caminar muy solo todo mi sendero.

Nací, con gélido viento,


todo lo atribuyo a la suerte,
me tocó el peor destino
con el que voy viviendo
día a día, y voy viendo
la tranquilidad de la gente,
mientras que yo,
angustiado, peregrino;
no les envidio su sino
que les toco a cada uno,
viven felices la vida,
yo, espantando a la muerte,
solo, sigo mi camino.

¡Loco!,
loco me llama la gente
y me miran con espanto,
cuando se cruzan conmigo,
como si fuese hacerles daño.

No reniego de mi suerte,
¿de qué valdría?,
¿renegando cambiaría mi vida?,
¡no, no!, se haría más pesada,
tengo ya sobre mis hombros
con la que tengo que andar,
una horrible carga
que hace lento mi caminar.

No toda la gente es mala,


se burla, o me golpea,
hay gente que me regala
un pan, o quizás fruta
Y también tapan mis miserias,
con ropa vieja,
que ya no usa.

Sé que Dios existe,


lo conocí en la iglesia,
cuando de niño
pude allí entrar,
escuché rezar a la gente
pidiéndole mil cosas
con mucho afán;
yo, solo le pido
que no me abandone,
que encuentre en el día
mi hambre calmar,
un refugio en las noches
donde recostarme,
descansar y dormir un poco
para ponerme a soñar,
que soy como todos,
que no soy un loco
y me encuentro cuerdo
en mí pensar.

Mi único pecado,
si eso es pecado,
es haber nacido
en cuna humilde;
no conocer a mi padre
y desde muy niño vivir
en orfandad,
ya que mi hermosa madre
subió a los cielos
para poder descansar,
de la penosa vida
que aquí llevaba
enferma y sola, sin mi papá.

¡Loco!,
¡no soy un loco!,
¡soy alguien que sufre,
que llora por dentro!,
y todos los días
en su camino,
avanza un poco,
que sigue la flecha
de su cruel destino.
HOJAS SECAS

Pasa ligero el otoño,


yo, sentado en mi ventana,
veo las hojas secas
movidas por el viento,
revolotear caprichosamente
con un vaivén que adormece,
que juega con ellas
a su antojo.

Veo, pasar el tiempo,


en cada hoja que revolotea
dibujando figuras
indescifrables,
mientras recuerdo
los besos que no di,
los cuerpos que no abracé,
los te quiero
que no pronuncié,
las oportunidades perdidas
a lo largo de mi existencia;
no me arrepiento,
¿de qué serviría?,
porque la vida que pasa
se convierte en recuerdo,
que llega a la mente
en un tiempo cualquiera,
y yo, en este momento
me lleno de recuerdos
cuando veo caer
las hojas muertas,
qué arrancadas del árbol
se mecen caprichosamente
por el accionar del viento.

Somos cuál hoja,


prendidas en el árbol
eterno de la vida,
gozamos de primavera,
verano,
otoño,
invierno
y luego,
el viento de la muerte
con su soplar helado,
tenebroso,
nos arranca,
sin avisar siquiera;
muchas hojas,
no viven todas las etapas,
en cualquier estación
son arrancadas
y caen
mecidas caprichosamente
hasta tocar tierra,
para convertirnos en parte de ella,
para siempre,
para convertirnos
en recuerdo
de los que quedan.

¡Somos cuál hoja,


prendida en el árbol
eterno de la vida!
ANDO PERDIDO

Ando perdido,
no encuentro mi camino,
porque está rodeado de bruma,
espesa, formada
con figuras etéreas,
fantasmagóricas,
que me llaman,
me reclaman
y pretenden que tropiece.

Trato a zarpazos
abrirme paso entre ellas,
despejar mi senda,
para ver y tener la luz del sol,
su calor en mi cara;
por las noches,
caminar con paso seguro
por mi vía,
alumbrada por los faroles
del cielo;
¡sentirme vivo, sentirme vivo!,
sentirme vivo.

Es agonizante mi momento,
ya no tengo enlagunados los ojos,
con claros rocíos,
se han secado
de tanto sufrir;
pero,
¡no me daré por vencido!,
lucharé contra esa bruma,
despejando de mi mente
los mil y un recuerdos
nefastos, ya insufribles;
que me atacan
como cuervos,
tratando de sacarme los ojos
para no ver el bello mundo,
que se encuentra
detrás de la cortina
de lúgubres pesadillas,
que por hoy tratan de abatirme.

¡No me daré por vencido!,


lucharé, contra mis ogros
que me atormentan desde niño,
lucharé, contra todo
que me esté haciendo daño,
visible o invisible.

¡Seguiré adelante!,
batallando contra mis fantasmas,
cada vez más fuete,
cada vez con los ánimos al tope,
cada vez con más bríos,
para poder vencer;
entonces,
mis pasos hoy perdidos
serán firmes sobre la tierra;
empezaré con ahínco
a buscar mi esencia,
en el valle infinito
de mis recuerdos.
AMANECE UN NUEVO DÍA

Amanece un nuevo día,


el sol brilla en lo alto;
se escuchan en la lejanía
el cantar dulce de las aves.

No dejemos que la tristeza


domine nuestras vidas,
saldremos adelante,
a pesar de las pesadillas
que hoy enturbian
nuestros sueños.

Olvidemos la tristeza;
olvidemos un momento
el dolor que nos aflige,
ven a cantar conmigo
esta dulce melodía;
que nuestra voz se escuche
más allá de nuestro cielo
y llegue hasta el infinito
donde mora el Eterno.

Estos mis versos melifluos


llegarán a todas partes,
llegarán en donde el hombre
llora en la lejanía,
se consolará al oírlos
y tendrá esperanzas nuevas
al nacer el nuevo día.

Cambiemos los colores


opacos de la tristeza,
por el color verde esperanza,
que nos traerá la alegría
de un nuevo despertar
a nuestras vidas.

Nuestro cielo, hoy nublado


poco a poco despejará,
volveremos a ver
el manto azulado,
tan lleno de luz;
y nuestras noches
adornadas en lo alto
con la luna, estrellas y luceros,
llenas de paz.

Renovemos la fe perdida
de un futuro diferente;
luchemos juntos como hermanos,
codo a codo, venceremos
la desgracia que hoy nos aflige
y cuando haya terminado:
¡el futuro será nuestro!
¡DESPIERTA HUMANO!

¡Despierta humano,
de tu letargo!,
y con las manos unidas
sostengamos al mundo,
que dé a pocos se hunde
en un pozo profundo
del que no habrá retorno;
por nuestra indiferencia,
por cerrar los ojos,
por taparnos los oídos
y el silencio cómplice
que nos envuelve.

¡Despierta humano
de tu letargo!,
sacude el adormecimiento
que cubre tu mente,
para que te des cuenta
de la pobreza,
de la humillante vida
de muchos hermanos,
sin agua, sin pan,
para calmar sus hambres;
tan solo se alimentan
de sentidas oraciones
al buen Dios de los cielos,
y las manos generosas
de algunos cuantos
buenos corazones.

¡Despierten humanos,
unamos las manos!,
unamos las voces,
que, hasta hoy calladas,
resuenen como fieras
y solo se escuche un rugir;
pidiendo justicia, amor,
igualdad en el mundo,
porque todos somos
hijos de la creación.

¡Despierten humanos!,
ya no permitamos
que la ambición de algunos
les siga robando
pan, salud y educación
al que menos tiene,
al pobre, al humilde;
que el menesteroso tenga
pan que llevarse a la boca
un alivio para su mal
que sepa escribir su nombre
progrese y viva en paz.

¡Despierten humanos!,
solos, no somos nada,
pero, todos unidos
podremos lograr,
la meta trazada
de un mundo radiante,
donde siempre reine:
¡el amor, la libertad y la paz!
SOY UN HOMBRE CAMINANTE

Soy un hombre caminante


por el sendero de la vida,
tratando de pisar fuerte,
y así, dejar mi huella
para que alguien la siga.

Soy un hombre que sufre


por la destrucción del planeta,
contaminación y guerras,
violencia en las calles
y pobreza;
los constantes latrocinios
de los que tienen el mando,
que poco o nada les importa
el sufrimiento del hermano.

¡Por eso levanto mi puño!,


¡por eso, alzo mi voz!,
y lo plasmo en mis versos,
para exponer las indolencias
de aquellos seres humanos,
indiferentes y perversos.

Mi trova reclamará siempre:


la paz,
sana convivencia,
el respeto irrestricto de la vida;
y estos,
caerán constantes,
como gotas
que labren la piedra de las conciencias.

Soy un hombre que se maravilla


con toda la creación,
el vasto cielo, infinito:
en el día con el brillo del sol,
que le da vida al planeta
con su luz y su calor;
por las noches:
un manto negro
orlado de estrellas,
luceros
y la luna,
compañera de amantes,
que cual celestina
la cobija con su luz blanca,
en sus momentos de amor;
la lluvia:
complemento perfecto que da vida,
que llena los campos con verdor,
de donde nace el sustento,
como regalo de Dios;
y es por eso:
que no dudo ni por un instante
de la existencia del Creador.

Soy un hombre que ama,


que ríe,
que sufre,
se emociona,
y que llora;
como todos recuerda
los tiempos pasados,
y los añora.

Me considero amigo,
me considero hermano
de todos mis semejantes;
sin distinción de credo,
raza o color:
¡ya que todos somos humanos!

Soy un hombre que le canta a la vida,


le canta a la natura,
le canta al amor
y escribe versos salidos,
con mucha franqueza, del corazón.
ANDO POR EL CAMINO

Ando por el camino


eterno de las letras,
es un mundo diferente
que no es muy conocido;
un mundo,
donde todo es posible,
los sueños se tornan reales,
mundo mágico, maravilloso,
lleno de luz, de color;
pero,
también hay tinieblas,
negruras espesas
que acobardan
al más valiente;
abismos infinitos
que causan terror
y se siente el frío de la muerte.

Ando por el camino


infinito de las letras
buscando cada palabra,
entre todas las más bellas,
las más sublimes
y armoniosas;
para escribir poesías,
con Versos
que cuenten realidades,
o embelesen con fantasías.

Me llaman loco,
no me importa,
sí en mi mundo
soy muy feliz,
no le hago daño a nadie,
con mi forma de vivir.

Le canto a la vida,
le canto al amor,
le canto a la madre,
al paisaje, a la flor,
a la noche estrellada,
la de ningún fulgor,
a los días soleados,
a la lluvia que da verdor
y con infinito respeto:
también le canto a Dios.

Veo primaveras
donde otros ven otoños,
veo veranos
donde los demás ven inviernos,
hablo con los pájaros
y con las flores,
miro con los ojos impolutos
del mi alma;
despierto mis sueños dormidos
forjados en mi infancia
y me vuelvo niño.

Ando por el camino


eterno de las letras
y con ello soy feliz,
no le hago daño a nadie,
con mi forma de vivir.
VOY A TIRAR AL VIENTO

Voy a tirar al viento


mis ilusiones perdidas,
verlas volar cual cometas
y perderse en el infinito,
para siempre

Voy a tirar al viento


todas mis desesperanzas,
todos los males
que aquejan mi alma
adormecida,
por el sufrimiento
que le dejaran
amores impíos,
irreverentes,
volubles,
tiranos.

Voy a tirar al viento


las noches de insomnio,
el recuerdo de pesadillas,
mis emociones negativas,
mis temores más profundos,
mis desvaríos.

Voy a tomar del mundo:


la belleza de la aurora,
el calor del sol radiante,
la fragancia de las flores,
el aire puro del campo,
la frescura de una noche
de blanca luna en el cielo
acompañada por luceros,
por estrellas tintineantes
que me miren desde lejos.

Pensamientos positivos
a partir de este momento,
buscando cada instante,
en cada rincón del orbe,
aquella felicidad escondida,
la tomaré hasta que llegue
en un tiempo cualquiera:
¡la culminación de mi vida!
VIVO EN UN MUNDO

Vivo en un mundo
edificado con palabras,
mundo fantástico
que no tiene fronteras,
irreal y complejo,
de grandes claridades,
oscuros siniestros;
belleza extrema,
paisajes de espanto.

Vivo en un mundo
Edificado, con sonidos
suaves y delicados,
de notas etéreas
que transmiten paz,
que adormecen los sentidos;
pero,
también hay de las otras,
que ensordecen
y dan miedo.

A veces me encuentro
perdido en la jungla de mis pensamientos,
tratando de atrapar con mi pluma
palabras hermosas,
llenas de armonía,
que conjuguen
amorosas
con las notas de mi lira;
para construir versos,
y con ellos
describir la belleza,
magnífica,
celestial,
sublime
de la naturaleza.

Pero,
no las encuentro siempre;
al contrario,
encuentro aquellas
que describen
¡miseria y abuso,
la crueldad sin límites
que en el mundo impera!;
la desigualdad evidente,
egoísmo alarmante,
demasiado cinismo;
y lo peor de todo,
tropiezo,
con aquellas palabras
de muchos humanos
acomplejados y egoístas:
que practican el racismo.

¡Son palabras hirientes


que flotan sin cesar
en un cielo oscuro,
cubierto por nubes
cargadas de odio,
falsa superioridad!;
que no dejan ver
la luz de la esperanza
de un futuro de unión,
hermandad entre nosotros.

Palabras,
que son colocadas
en ese cielo
por gente malvada,
de mentes retrógradas,
que no evolucionan;
que se quedaron
estancadas en el tiempo;
añorando por siempre viejas alcurnias
de épocas añejas,
que es mejor olvidar,
para ver la igualdad.

Existen,
diferentes culturas
diseminadas en el orbe,
desde tiempos atrás,
cada una con sus costumbres
y religiones,
pero,
hay algo que nos hermana
desde que se pobló la tierra,
es que existe una sola raza pensante:
“LA HUMANA”.

De todo ser humano


la sangre tiñe de rojo,
sea blanco, tal vez negro,
amarillo, o cobrizo;
no tiene importancia el tono
que tenga nuestra piel,
así se nos creó,
todos somos iguales
a la mirada de Dios,
pero,
diferentes culturas,
y nuestras almas, “sin color”.
¿ESTÁS LOCO? (Monólogo)

- ¿Estás loco?,
ella no existe,
hablas con el viento,
te está fallando el coco.

¡No, no estoy loco!,


¡loco me dice la gente
que mi vida no comprende,
porque tengo mi amada
que para mí es alegría;
porque la veo en mis días
y la sueño en mis noches,
es solo mía!

-Ella no existe,
Tú, la creaste,
solo en sueños la viste.

¡Eso es mentira!,
¡no es fantasía!,
está tan viva
como tú, o, yo;
vive conmigo
en nuestra casita,
que la mantiene limpia
y llena de flores,
todas muy bellas
de mil colores;
bellas cortinas
de terciopelo,
pinturas de hermosos campos,
un espejo cuerpo entero
que refleja
de su rostro la hermosura,
y también, por cierto,
su esbelta figura.

- ¿Cómo se llama
tu bien amada?

¡Se llama amor!,


ella es ternura,
ella es pasión;
es la mujer más tierna
que en esta tierra nació;
es muy dulce, sublime,
mujer serena
que irradia nobleza,
con carita de ángel
y silueta de muñeca,
es una mujer muy bella.

-Tienes razón, amigo;


por tan completa descripción,
y aquí entre nos,
¡el loco soy yo!

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