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LECTURA “LA AGENDA 2030 DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS JÓVENES”

¿Has escuchado de la ONU? Seguro recuerdas que muchas veces realizaste


banderitas o participaste de niño en los desfiles escolares, en el periódico mural o en
tareas e investigaciones que te permitieron conocer la importancia de este organismo
como agente de la paz internacional. La Organización de las Naciones Unidas,
también conocida simplemente como Naciones Unidas (NN.UU.), es la mayor
organización internacional de nuestro tiempo. Se creó después de la Segunda Guerra
Mundial para mantener la paz y seguridad internacional, fomentar relaciones de
amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional, solucionar problemas
globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones. Su sede está
en Nueva York (Estados Unidos); también tiene oficinas en Ginebra (Suiza), Nairobi
(Kenia) y Viena (Austria). Se rige por la Carta de las Naciones Unidas, que entró en
vigor el 24 de octubre de 1945 y se firmó el 25 de junio del mismo año en la ciudad
estadounidense de San Francisco, por 51 países miembros. Recibe financiamiento
de contribuciones voluntarias de los Estados que la integran (ONU, 2015). Sus
principales objetivos son:

 Garantizar el cumplimiento del derecho internacional.


 El mantenimiento de la paz internacional.
 La promoción y protección de los derechos humanos.
 Lograr el desarrollo sostenible de las naciones.
 Cooperación internacional en asuntos económicos, sociales, culturales y
humanitarios.

Los países miembros y otros organismos vinculados deliberan en reuniones


periódicas sobre diversos temas. Sus principales órganos son: la Asamblea General,
el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, la Secretaría General, el
Consejo de Administración Fiduciaria y la Corte Internacional de

Justicia. La figura pública principal de la ONU es el secretario general; António Manuel


Guterres de Oliveira, quien asumió el puesto el 1 de enero de 2017, reemplazando a
Ban Ki‐moon (BBC, 2016).

Sus fundadores manifestaron tener esperanzas en que esta organización sirva


para prevenir enfrentamientos armados, a raíz de la triste experiencia con la Primera
y Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, no permanecen las condiciones
internacionales que impulsaron la gestación de la ONU; debido a que, el sistema
internacional está en constante cambio, los problemas han tomado otras formas, han
surgido otras amenazas, entre las más sobresalientes están: narcotráfico, terrorismo,
armas biológicas y químicas, proliferación de armas nucleares, degradación del
medio ambiente, las pandemias (como COVID y sus variantes) y temas de relevancia
social, tales como la brecha digital (Tablado, 2021). Ajustar la ONU a la nueva
realidad internacional ha sido la principal razón de la comunidad internacional y de
esa manera evitar que el organismo sea obsoleto. Algunos desean que la ONU
juegue un papel mayor o más efectivo en los asuntos mundiales, otros desean que
su papel se reduzca a la labor humanitaria.
Lo cierto es que, así como se reúnen para temas de política internacional,
también en el año 2015 estuvieron trabajando para elaborar el plan 2030, cuyas
acciones de este plan maestro pretenden fortalecer la paz, la prosperidad y la justicia
para las personas y el planeta. Sus miembros plantean que el mayor desafío es la
pobreza y que, de no erradicarse, el desarrollo sostenible no es posible. A grandes
rasgos te presentamos los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, mismos que son
el corazón de la agenda 2030 al conjuntar una visión de futuro, desde distintos
ángulos (ONU, 2015).
A continuación, te presentamos brevemente los objetivos, haciendo la
aclaración que la información se tomó directamente de videos a cargo de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que realizó en septiembre de
2019. Dicho organismo forma parte de la ONU, su objetivo es estudiar la realidad
económica para tomar decisiones que conduzcan al desarrollo integral de esa región.
En 1984 se le agregó “y el Caribe”. La referencia completa, por objetivo, la
encontrarás al final de este bloque.

1. Fin de la pobreza. Entendida como la situación que no permite cubrir las


necesidades básicas de alimentación. La pobreza total es la incapacidad
para cubrir con sus ingresos la canasta básica alimentaria y no alimentaria.
Y aunque ha habido avances en su reducción, a partir de 2015, la pobreza
total y pobreza extrema han aumentado. Desempleo, salario, ofertas de
crecimiento, impulsos fiscales y otros factores juegan un papel importante
para poder reducirlos, así como el uso adecuado de los recursos
naturales. Desafortunadamente, la pobreza extrema se concentra en
áreas rurales (alrededor del 79%), entre los jóvenes y niños (la mitad es
menor a los 14 años), entre población minoritaria (mujeres, niños,
afrodescendientes y campesinos). Pobreza y desigualdad deben ser
abordadas con justicia distributiva e igualdad a través de políticas públicas
que permitan a las personas alcanzar el bienestar y la dignidad (CEPAL,
2019).

2. Hambre cero. Este objetivo llama a eliminar el hambre, lograr la seguridad


alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible que
sigue siendo un tema pendiente en América Latina (AL) y el Caribe. La
desnutrición infantil y el aumento de la obesidad han mostrado la falta de
micronutrientes, a pesar de la gran producción de alimentos. Y aunque ha
habido países que han hecho grandes esfuerzos, la tendencia global sigue
mostrando una problemática grave desde el año 2016 con consecuencias
para los países, que podrían adquirir sus habitantes enfermedades
mortales, problemas en el desarrollo cognitivo de niños y niñas y
ausentismo laboral. El objetivo es cubrir las necesidades alimentarias con
alimentos de calidad, a través de una productividad agrícola que mejore
los ingresos de los pequeños productores de alimentos (CEPAL, 2019).

3. Salud y bienestar. Busca promover una vida sana y el bienestar de todos.


La salud es una noción multidimensional, que coloca al individuo con su
contexto social y cultural. La mortalidad infantil es el indicador síntesis del
estado de salud de la población, refleja la calidad de su sistema; y no está
de más indicar que la mortalidad infantil indígena sigue manteniendo una
brecha amplia con la mortalidad infantil no indígena, lo que significa la
existencia de un sistema de salud todavía muy desigual. Se requiere
avanzar en la cobertura y universalización para que todas las personas
puedan prevenir y tratar situaciones de enfermedad (CEPAL, 2019).

4. Educación de calidad. Este objetivo llama a tener educación inclusiva,


equitativa y de calidad para todos, así como promover oportunidades de
aprendizaje permanente. Entre más educada esté una población, mayor
será su bienestar, productividad, movilidad social, la reducción de la
pobreza y la salud. Su importancia es transversal para el desarrollo
inclusivo, máxime en un tiempo como el nuestro que experimenta un
enorme avance tecnológico. Pese a ello, la educación y su oferta son
todavía muy segmentadas: hay estratos que tienen facilidad en tanto que
otros no (como habitantes en extrema pobreza, pobladores rurales, los
pueblos indígenas y los afrodescendientes). Es necesario realizar
inversiones que garanticen la educación intercultural, aumenten la oferta
educativa y se logren completar los ciclos de educación secundaria, pues
aún 12.7 millones de niños se encuentran fuera del sistema educativo. Hay
que redoblar esfuerzos para mejorar la calidad de la enseñanza, existen
profesores poco capacitados que requieren talleres de formación docente,
las malas condiciones de las escuelas deben modificarse y solucionar el
acceso a éstas, tanto a las niñas como a los niños de zonas rurales y
dotarles de becas; de tal modo que se generen mejores oportunidades de
aprendizaje para todos (CEPAL, 2019).

5. Igualdad de género. Se busca erradicar la violencia contra las mujeres,


cuyos sistemas patriarcales limitan su autonomía y derechos. Promover
la responsabilidad compartida en el hogar es fundamental en una región
como AL y el Caribe, en la que la diferenciación sexual del trabajo
constituye un nodo estructural para la desigualdad de género. Actualmente
ha habido avances, pero aún falta reconocer derechos laborales de las
mujeres que realizan trabajo doméstico no remunerado. Persiste la
desigualdad entre el trabajo de las mujeres y los hombres, tanto en lo
remunerado como lo no remunerado. El desempleo femenino sigue siendo
mayor que el masculino, o bien, las mujeres consiguen empleos mal
pagados. Para lograr este objetivo, se requerirán medidas estructurales
que aborden las causas de estas desigualdades, también serán
necesarias leyes y normativas que promuevan la equidad de género y que
tengan responsabilidad hacia los derechos de las mujeres en todos los
ámbitos (CEPAL, 2019).

6. Agua limpia y saneamiento. Llama a garantizar la disponibilidad de agua


limpia y su saneamiento. Propone metas y criterios ambientales para que
este recurso sea gestionado de manera segura, y se le dé saneamiento
adecuado. La urbanización ha ejercido presión sobre este recurso, al no
haber equilibrio entre el crecimiento económico, la agricultura y las mejoras
en el tratamiento de las aguas residuales; las grandes ciudades sufren
estrés hídrico, y el saneamiento del agua no va a la par con su demanda.
En hogares pobres, las tecnologías no siempre promueven tratamientos
seguros del agua para que ésta sea de calidad y desinfectada de manera
efectiva, teniendo secuelas en la salud de los niños. En términos
ambientales, se trata menos del 50% de las aguas residuales y los
desastres provocados por sequías‐inundaciones siguen siendo altas en
América Latina y el Caribe. Las metas son: satisfacer la demanda del
tratamiento de aguas residuales, incremento de la estructura de drenaje
pluvial, optimización y aumento de las fuentes hídricas, institucionalización
de los servicios en las zonas rurales‐marginales y renovación de los
activos en funcionamiento, sería necesaria una amplia inversión, una
gestión integrada y hasta la cooperación transfronteriza (CEPAL, 2019).

7. Energía asequible y no contaminante. Busca asegurar el acceso a una


energía asequible, moderna y no contaminante. En AL y el Caribe, el 3%
de la población carece de acceso a la energía eléctrica y al menos el 13%
emplea biomasa (leña y carbón vegetal) para la calefacción, misma que
trae graves problemas de salud sobre todo a niños y mujeres; además
implica mayor consumo de los ingresos de una familia. Nuestro consumo
está en un 72% de combustibles fósiles, por ello es necesario transitar a
fuentes de energía eléctrica obtenidas de recursos renovables. La energía
es muy necesaria para el logro de la mayoría de los ODS (Objetivos de
Desarrollo Sostenible), de ahí que el reto sea obtener energía
descarbonizada (que emita menos gases de carbono) y compatibilizar los
patrones de crecimiento con fuentes de energía renovable (CEPAL, 2019).

8. Trabajo decente y crecimiento económico. Este Objetivo de Desarrollo


Sostenible busca afianzar el crecimiento económico inclusivo y sostenible,
el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos. A nivel
mundial el PIB per cápita y la productividad laboral han aumentado y el
desempleo ha caído; sin embargo, los resultados son heterogéneos en las
regiones. En AL, el PIB (Producto Interno Bruto) ha crecido debajo del 2%
anual en los últimos cinco años y también se ha observado un deterioro de
las condiciones del mercado laboral con desocupación, la composición del
empleo por categoría de ocupación, la informalidad laboral y subocupación
por hora. Asimismo, se puede observar la movilidad internacional de
personas a economías más estables en su crecimiento económico, lo que
representa nuevos desafíos económicos y sociales, en un contexto de
permanentes cambios tecnológicos. El ODS 8 ha tenido como logros la
disminución del trabajo infantil, el aumento de trabajadores cotizantes a
instituciones de protección social y la reducción de jóvenes entre 15 y 24
años que ni trabajan ni estudian. Pese a ello, el reto es continuar con
políticas públicas que permitan dinamizar un crecimiento inclusivo, con
oportunidades de empleo para todos, ambientes laborales seguros y
protección social para los trabajadores (CEPAL, 2019).

9. Industria, innovación e infraestructura. Este ODS pretende construir


infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva, sostenible
y fomentar la innovación para generar empleo, ingresos y comercio
internacional, a través de nuevas tecnologías con un uso eficiente de los
recursos. Se requiere transformar la economía productiva y los patrones
de especialización, en AL (América Latina) ha cambiado poco
desafortunadamente, en donde sí ha ocurrido es en las economías
asiáticas. Por ello, ha habido desaceleración económica. AL sigue
dependiendo de la exportación de materias primas (“primarización de
las exportaciones”) y manufacturas intensivas de recursos naturales, así
como baja tecnología para generar fuentes de divisas. México exporta
manufactura de media y alta tecnología, sin embargo, sus datos denotan
fragmentación de las cadenas productivas más que un cierre de brechas
con la frontera tecnológica. Los países de la región aún deben recorrer un
largo camino para aprovechar su potencial: por un lado, acelerar su sector
de manufactura; y, por el otro, aumentar sus recursos en investigación e
innovación tecnológica (CEPAL, 2019).

10. Reducción de las desigualdades. Para el logro de este ODS, se requiere


entender cuáles son los procesos sociales y económicos que producen la
desigualdad, sin olvidarse de la compleja estructura productiva y de los
vestigios coloniales de una cultura de privilegio. Requiere también abordar
la igualdad, que vaya más allá de las oportunidades, hacia la igualdad de
medios, ingresos y acceso activo a los generadores de ingresos, la
igualdad efectiva de derechos y de trato, y en general, la autonomía y
reconocimiento recíproco de las personas. En sociedades desiguales (por
sexo o situaciones étnico‐raciales), las personas saben que habrá un
“techo” o desventajas que seguirá perpetuando esas desigualdades frente
a sus pares; para ejemplificar esto se sabe que los indígenas o
afrodescendientes alcanzarán un menor grado de escolaridad y sus
ingresos por trabajo son menores que otros grupos. En suma, eliminar la
desigualdad implica potenciar a las personas y una condición necesaria
para que los países logren mejores niveles de vida, proteger el medio
ambiente, reducir la huella social del actual modelo y erradicar la pobreza
y desigualdad (CEPAL, 2019).

11. Ciudades y comunidades sostenibles. Llama a lograr que las ciudades y


los asentamientos humanos sean seguros, resilientes y sostenibles. La
explosión demográfica de los últimos años ha sido sin precedentes en las
ciudades y se prevé que siga aumentando, por lo que se requieren mejores
sistemas de transporte, más eficientes, para reducir el estrés que produce
el transporte particular versus el transporte público. El desafío de este ODS
es lograr mayor inversión en infraestructura urbana y sistemas de
transporte público de calidad que permitan mejorar la situación ambiental
de las ciudades (CEPAL, 2019).

12. Producción y consumo responsables. Busca garantizar y crear modelos de


consumo y producción sostenible, así como promover un equilibrio entre
crecimiento económico y consumo de los recursos naturales a través de
cambios estructurales en los modelos de producción y consumo. La
explotación irracional de recursos puede implicar efectos ambientales muy
negativos, llevar a la pérdida de patrimonio natural y un aumento en los
riesgos de las comunidades vulnerables. Es esencial promover el uso
eficiente de los recursos y energía a través de patrones de consumo y
producción sostenibles, la construcción de infraestructuras que no dañen
el ambiente, la mejora del acceso de servicios básicos y la generación de
empleos verdes, la puesta en marcha de la economía circular (eficiencia y
vida útil de los materiales, promueve durabilidad y reciclaje, así como su
manufactura), la producción limpia, la responsabilidad social, el
etiquetado, la educación ambiental, entre otros, son instrumentos
poderosos para lograr una producción y consumo más responsable
(CEPAL, 2019).

13. Acción por el clima. El cambio climático afecta a todos los países en el
mundo produciendo un impacto negativo en su economía, la vida de las
personas y sus comunidades. Entre las medidas urgentes está el
combatirlo, ya que AL es susceptible a este fenómeno, una gran cantidad
de población se vincula a desastres naturales por sus efectos.
Desafortunadamente, estos cambios afectan a la población más
vulnerable, altamente expuestas y que llegan a provocar impactos
económicos muy fuertes en los PIB de sus países. Si la temperatura sigue
aumentando afectará a todos, en especial a la población más pobre. Es
preciso hacer esfuerzos conjuntos para revertir las condiciones climáticas,
políticas coherentes a esta situación, evolución en los patrones de
producción menos intensivos en carbono, transformar el estilo de
desarrollo, a través de inversiones de impulso ambiental que permitan
enfrentar los efectos negativos del cambio climático, la reducción de
vulnerabilidades e incorporar nuevas tecnologías y reorientar
presupuestos públicos hacia el enorme desafío que presenta el cambio
climático (CEPAL, 2019).

14. Vida submarina. La gestión prudente de este recurso esencial es una


característica clave del Desarrollo Sostenible, así como lo son también los
océanos, los mares y sus recursos. Actualmente, la contaminación y
acidificación de las costas está teniendo un efecto adverso sobre el
funcionamiento de los ecosistemas, la biodiversidad, el turismo, la
actividad portuaria y la pesca mundial. El transporte marítimo representa
el 90% en volumen y el 80% de valor del comercio internacional, siendo
crucial para la seguridad alimentaria de pequeños estados insulares y
contribuye al turismo con los cruceros del mundo que representan un 45%.
Pese a que la protección de áreas costeras supera el 15%, es fundamental
aún avanzar sobre el conocimiento de los océanos y mares, así como
evitar que: las embarcaciones desechen sus sólidos y líquidos a los mares,
se queden redes de pesca abandonadas y las descargas de agua de lastre
terminen en los mares. Además, es vital que los afluentes de ríos no lleven
escorrentía de productos químicos de la agricultura, se dé un tratamiento
adecuado a las aguas residuales, se frene la deforestación y se reduzca
la explotación costera. Por otro lado, el transporte marítimo transfiere
especies invasoras, siendo una de las cuatro principales amenazas para
los océanos del mundo. Es necesario que los gobiernos identifiquen las
áreas de mayor riesgo y las estrategias más integrales para proteger los
ecosistemas marinos, equilibrando el Desarrollo Sostenible y la
conservación de sus hábitats (CEPAL, 2019).

Vida de ecosistemas terrestres. La deforestación y la desertificación causadas por el


cambio climático suponen grandes retos para el Desarrollo Sostenible que han
afectado la vida de millones de personas de AL y el Caribe. Los recursos naturales de
esta región son fundamentales para la suficiencia alimentaria, hídrica y energética de
la zona y el mundo y contribuyen a la polinización, el clima, la calidad del aire y la salud
de las personas. A pesar de la importancia de estos recursos, su aprovechamiento y
uso muestran marcadas diferencias, perdiendo grandes áreas de su superficie
forestal, pues la deforestación es una realidad que ha traído la evapotranspiración,
los desequilibrios de agua y los efectos de gases invernadero en la región.
Desafortunadamente, la agricultura avanza a costa de estos ecosistemas boscosos,
por lo que implementar nuevos sistemas agrícolas en la región es urgente y evitar el
efecto negativo de los actuales procesos de producción en el medio ambiente (CEPAL,
2019).

15. Paz, justicia e instituciones sólidas. Busca promover sociedades justas,


pacíficas e inclusivas. Las diversas formas de violencia (física, sexual,
económica, política e institucional) son uno de los obstáculos a este
objetivo, ya que deteriora la confianza de la población en las instituciones
y el apoyo a la democracia. Esta región (AL y el Caribe) es una de las más
violentas, pese a tener un contexto de paz. La tasa de homicidios es muy
alta (34% de los mundiales en 2017), aun no teniendo conflictos bélicos
internacionales, se presentan: secuelas de enfrentamientos civiles, el
narcotráfico, los desplazamientos forzados, la violencia intrafamiliar y la
estigmatización de la juventud. Si bien la violencia no es nueva, la reciente
se caracteriza por sus vínculos con la delincuencia organizada, que llega
a competir con el Estado y —en algunas ocasiones— lo suplanta al grado
de amenazar la democracia y erosionar las instituciones públicas. Facilitar
el acceso a la justicia para todos y construir una efectiva rendición de
cuentas son la base de los tres pilares del desarrollo sostenible. Por ello,
es importante que las instituciones recuperen la confianza para la
construcción de sociedades pacíficas, justas y sólidas para todos (CEPAL,
2019).

16. Alianzas para lograr los objetivos. Hace un llamado para revitalizar el
sistema de alianzas inclusivas a nivel regional, nacional e internacional,
reformulando los marcos de estos objetivos y fortaleciendo los
mecanismos de rendición de cuentas. La Agenda 2030, la Agenda de
Acción Addís Abeba y el Acuerdo de París constituyen compromisos
multilaterales que buscan la transformación profunda de las economías.
Se requiere una gran movilización de recursos, así como la participación
de diversos actores que colocan al planeta al centro. La ONU moviliza
sólo el 1% de los recursos necesarios para el logro de estos ODS; siendo
mayor el que se aporta con los recursos de los países, sin perder de vista
otras fuentes como: donantes que no son miembros, ONG´s, Fondos para
el Clima, mecanismos de financiamiento innovadores e iniciativas de
Cooperación Sur‐Sur y capitales privados, entre los que se incluyen:
acciones, bonos, títulos de deuda, préstamos, concesionarios e
instrumentos de mitigación de riesgo, garantías, remesas de trabajadores
y contribuciones voluntarias privadas. Asimismo, se requiere fortalecer el
movimiento de recursos financieros, que se complementen las alianzas
con actores que muevan e intercambien conocimientos y tecnología para
recaudar toda la cantidad de recursos. La alianza, además, demanda
fortalecer el mecanismo de la rendición de cuentas. Hay por ello un gran
desafío en cuanto a la disponibilidad de datos para medir los ODS, en gran
medida, por sus diferencias y su propia capacidad para medirse; dicha
heterogeneidad pone en evidencia los diferentes grados estadísticos entre
los objetivos de la agenda 2030. Los objetivos que mayores indicadores
han tenido son 3, 8, 7 y 1 con indicadores de más de 40%; los que menos
indicadores tienen son: 12, 13, 14 y 11 con bajos niveles de producción de
fuentes. En muchos casos se requieren mejores métodos de recolección
estadística con estándares de calidad adecuados. Algunos países,
incluso, van a requerir apoyo para la elaboración de sus censos, sistemas
de control de calidad y captura de datos, según la CEPAL (Comisión
Económica Para América Latina). En suma, se demandan mejores
mecanismos de obtención de información oficiales, para esto se requiere
el trabajo coordinado e institucional (CEPAL, 2019).

Como podrás haber notado, el logro de los objetivos aún es un largo camino por
andar. No sólo depende de las políticas nacionales o internacionales, sino de las
acciones diarias que vamos realizando en nuestros distintos espacios. Se pretende
que los conozcas y sepas de ellos para que no sean letra muerta y que realices,
propongas o plantees acciones que poco a poco te acerquen a una ciudadanía
responsable. De no hacer nada, ni los países ni nosotros diariamente, los recursos
naturales, la paz, la salud, la educación, la equidad, el desarrollo, no serán vivencias
sino añoranzas del pasado. Esperemos que te des cuenta de la enorme importancia
que tienes y tenemos para ir hacia un mejor futuro.

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