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OPINIÓN Y COMENTARIOS

Mg. Francisca Funes


LA MISTERIOSA Contacto: ofelfran@yahoo.com.ar

TRAVESÍA, · Doctorada en Enfermería - Universidad


QUE ES Nacional de Tucumán
· Magister en Salud Pública - Universidad
«LA MUERTE» Nacional de Catamarca
· Enfermera Perita Legal - Universidad Nacional
de Lomas de Zamora
· Licenciada en Enfermería - Universidad
Nacional de Rosario

Fecha de recepción: 01/05/2018 · Miembro del Comité de Educación para la


Salud - Hospital José María Ramos Mejía
Fecha de aceptación: 20/06/2018
· Miembro del Comité de Emergencia
Hospitalario - Hospital José María Ramos
Mejía
· Miembro del Comité de Calidad - Hospital José
María Ramos Mejía

Palabras clave Key words


· Fin · End
· Medio · Medium
· Dignidad · Dignity
· Investigación · Biomedical research
biomédica

INSTITUTO DE BIOÉTICA / UCA - VIDA Y ÉTICA AÑO 19 Nº 2 DICIEMBRE 2018


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VIDA Y ÉTICA

RESUMEN ABSTRACT
Se ofrece un planteo desde el A medical proposal on death is
punto de vista médico sobre la offered. Death is analyzed as part of
muerte. Se analiza a la muerte life and alien to life, addressing the
como parte de la vida y ajena a la thinking of various philosophers and
vida, abordando el pensamiento the history of medicine. From the
de varios filósofos y la historia de medical paradigm brain death is
la medicina. Desde el paradigma posed, is it a true death? How far
médico se plantea la muerte ce- can medicine go in its decision
rebral, ¿es una verdadera
about life and death? What is the
muerte?, ¿hasta dónde puede lle-
role of ethics in transplants? And
gar la medicina en su decisión
the moral and social problem?
sobre la vida y la muerte? ¿Qué
papel tiene la ética en los tras- It addresses the right to die in a
plantes? ¿Y el problema moral y dignified manner and the process of
social? agony. The depersonalization that
Se aborda el derecho a morir de the agonizing person suffers and the
una manera digna y el proceso de loneliness and fear that it causes in
agonía. La despersonalización
the people who take care of it, in
que sufre la persona agonizante y
order to face these fears and offer a
la soledad y el miedo que provoca
company in this mysterious and
en las personas que la cuidan,
natural process that is absolutely
para, a partir de allí enfrentar
unknown.
esos temores y ofrecer una com-
pañía en este misterioso y natu-
ral proceso absolutamente
desconocido.

INTRODUCCIÓN de mi tiempo, de mi interés profesional y


de mis afectos, al trabajo clínico con los
Presento el tema a partir de la carta enfermos que transitan sus últimos días
publicada por la Dra. Elizabeth Kubler- de vida. Esto ha constituido, además un
Ross y por motivos que siempre me han enorme desafío, un permanente factor de
preocupado, los cuidados que he brin- enriquecimiento personal en mi vida. He
dado. He dedicado una parte importante generado también cuestionamientos y

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cambios y me ha obligado a replantear Si bien el avance tecnológico ha sal-


modestamente una y otra vez los esque- vado, y salvará con éxito muchas vidas, no
mas de atención de Enfermería. se debe abusar de ello, su empleo tiene
que ser racional para no prolongar ago-
Enfrenté, no sin dificultad, mis sensa- nías innecesarias, impidiendo una muerte
ciones contratransferenciales de fracaso, digna entiendo como tal, aquella sin
mi temor a estar incursionando en algo dolor, con lucidez para esa experiencia re-
que podía exceder mis posibilidades, así flexiva y fundamentalmente con capaci-
como también mis propias ansiedades y dad para recibir y transmitir afecto.
creencias frente a mi muerte y a la de mis
seres amados. También tuve que enfren- Pero de todo lo antedicho, lo siguiente
tar, muchas veces con oculta tristeza, una es para mí, lo más importante. Por eso in-
sensación de soledad al percibir, de parte cluí como primera página la carta de la
de algunos colegas, desinterés, escepti- colega moribunda consciente de su futura
cismo o franco rechazo hacia el paciente muerte.
moribundo.
CARTA DE UNA ALUMNA
Considero que la educación y prepara- DE ENFERMERÍA EN FASE TERMINAL
ción que nos han dado en la Facultad
hace que la muerte sea vista como un fra- «Morir en primera persona
caso y no como una parte del proceso de del singular».
la vida... debemos negarla...
Soy una alumna de Enfermería y voy
Señaló Heidegger: «La finitud de la tem- a morir. Te escribo esta carta a ti, que eres
poralidad (la muerte) es el fundamento o que vas a ser enfermera, con la espe-
oculto de la historicidad del hombre». ranza de que por el hecho de compartir
mis sentimientos contigo, serás más capaz
de ayudar a todos los que vivirán la
La sociedad contemporánea, sociedad misma experiencia que yo. En estos mo-
econométrica que nos lleva a un «caniba- mentos, he salido del hospital, quizá por
lismo mercantil» encuentra en el desarro- un mes, seis meses, un año... pero a nadie
llo tecnológico una excusa de le gusta hablar de esto. De hecho, nadie
ocultamiento donde rodeamos al paciente quiere hablar de ningún tema. Los cuida-
de sofisticados aparatos, que nos aleja de dos de Enfermería progresan, pero me
él en el instante más trascendental refle- gustaría que lo hicieran más rápidamente.
xivo de la vida, que es justamente la Actualmente, se nos enseña que no hay
misma muerte. que tratar de tranquilizar a los pacientes

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a cualquier precio, que debemos olvidar guntar “¿por qué?” pero, de hecho, no es-
el “todo va lo mejor posible”. Está muy peramos respuesta.
bien, sin embargo, queda en todo ello un
silencio vacío y solitario. No te vayas, espera: todo lo que quiero
es saber que alguien estará aquí para
Hemos retirado el protector “bien – darme la mano cuando tenga necesidad
bien” y dejamos al equipo de cuidados en- de ella. Tengo miedo. La muerte puede lle-
frentado a su vulnerabilidad y sus miedos. gar a ser una rutina para ti, pero es algo
El enfermo moribundo no está conside- totalmente nuevo para mí. Quizá tú no me
rado como una persona y por este hecho consideras un caso único, pero para mí es
no se establece una comunicación verda- la primera vez que muero y sí es algo único.
dera con él: él es el símbolo de todos los
miedos humanos. Comentáis en voz baja mi juventud,
pero ¿se es joven cuando se va a morir?
¿Qué se nos enseña en enfermería psi- Hay tantas cosas de las que me gustaría
quiátrica?: Es necesario conocerse a sí hablar contigo y no te gastaría mucho
mismo antes de intentar ayudar a los tiempo, pues en todo caso, tienes que
demás. ¡Qué verdad es! darme muchos cuidados. Ojalá pudiéramos
ser honestas y admitir, las dos, que tene-
Pero hoy, el miedo está aquí y soy yo mos miedo, acercándonos la una a la otra.
misma la que muero. Tú deambulas, en-
trando y saliendo de mi habitación, tra- ¿Pondría quizás en peligro tu imagen
yéndome medicamentos o tomándome la profesional demostrar que estás conmo-
tensión. ¿Es el hecho de que soy una vida? Esto haría la muerte menos difícil
alumna de enfermería o el hecho de que en un hospital... habría AMIGOS cerca de
sea un ser humano lo que te hace sentir mí». [1]
insegura, que no sepas qué decir o qué
hacer? Pero, si sabes sentir, no te puedes DESARROLLO
equivocar. Atrévete a admitir que te gus-
taría hacer algo, ya que esto solamente es Es la muerte, al mismo tiempo, el tes-
lo que deseamos. A veces, podemos pre- tigo de nuestra mayor ignorancia. En su

[1] Carta citada por la Dra. Elizabeth Kübler-Ross en su libro «On Beath and dying». Londres, 1970.

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inmenso y perpetuo esfuerzo por dar sen- sición del médico frente a la muerte es
tido y coherencia al mundo, la concien- una posición paradigmática: el médico no
cia ensaya con analogías dibujar el rostro se pregunta por el sentido de la muerte,
de lo desconocido, la muerte; sería el pone manos a la obra para deshacerse de
abandono y el aislamiento, pero también ella. Hacer retroceder a la muerte, atrasar
el descanso y la paz. su llegada, ha sido la fantasía de todos los
tiempos y es el origen de la medicina.
Por eso al hablar de la muerte se sus-
citan dos reacciones diferentes, hay quie- Haciendo un somero análisis de esta
nes consideran que es una temática a actitud paradigmática vemos que pode-
abordar no sólo médicamente sino desde mos considerar a la muerte como:
el plano filosófico a fin de conocer algo
más que calme tanto su sed de saber, a) Parte de la vida.
como su angustia más secreta; el temor a
desaparecer, los otros hacen un gesto de
defensa, que no es otra cosa que negarse b) Ajena a la vida.
a saber o pensar sobre la misma angustia.
Y esto es porque la muerte propia deja al a) Esta concepción abreva en sus orí-
descubierto que todo humano no puede genes de la Filosofía originariamente el
imaginar su propio ser. alma era concebida como principio vital
siendo para Aristóteles el corazón, el cen-
¿Desde dónde podemos hablar de la tro de dicho principio, mientras el cora-
muerte? Desde diversos lugares, yo elijo zón late el corazón está vivo.
mirarla desde la medicina.
b) Contrapuesto a esta consideración
En primer lugar porque la medicina, aparece la muerte ajena a la vida como
tal como afirma Foucault [2] asume hoy algo que sobrevino al organismo vivo y
responsabilidades en todos los campos de altera su funcionamiento.
la vida del hombre, al punto de desbor-
dar en objetos que no eran medicalizables Una primera observación nos muestra
y ahora lo son. Pero además porque la po- que la vida y la muerte están sometidas a

[2] Conferencia que dio en la Universidad de Río de Janiero en 1974.

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las mismas leyes fisicoquímicas, sin em- grama chato, es de tal manera irreversi-
bargo el vivo se nutre y crece, mientras el ble que hace inútil todo esfuerzo para de-
cadáver se descompone y desaparece. volver al enfermo la vida. La muerte
Esto nos permite preguntarnos: ¿Es la sobreviene a la vida y es ajena a ella, hasta
muerte un suceso o un proceso? ¿Es el se- ese momento el hombre estaba vivo, a
gundo fatal que delimita con precisión el partir de entonces está muerto.
pasaje de uno a otro estado o por el con-
trario es un cambio gradual y progresivo? La pregunta de hasta donde prolongar
[3] El médico abandona la lucha cuando una existencia, se hace acuciante a partir
no puede poner más en marcha al cora- de 1967, cuando se realiza el primer tras-
zón, si el corazón cesa de latir toda posi- plante cardíaco. Ello se explica fácilmente
bilidad de reanimación es imposible y si se tiene en cuenta que en casi todos los
comienzan a aparecer los signos induda- casos de trasplante el éxito de la opera-
bles de muerte definitiva: la acidificación, ción para el receptor impone la mayor
el enfriamiento, la deshidratación, la rigi- proximidad temporal entre el momento
dez. Estas características suponen un co- de la declaración del fallecimiento del
razón detenido. [4] dador y el de la ablación del material de
trasplante. Si adoptamos la concepción de
El origen de esta interpretación es la muerte como ajena a la vida, tendre-
poscartesiano. El alma, el anima es ahora mos que determinar el momento en que
el espíritu, pero el espíritu que se sabe tal, esta ocurre sin importarnos los procesos
es la conciencia reflexiva que recorre un biológicos que se sigan desarrollando por-
corto camino hasta el yo. Esta conciencia que estos serán ajenos a la vida en cues-
es identificada con la mente y localizada tión. Este es el caso cuando se establece
en el cerebro. El hombre muere por con- por ley que alguien está muerto cuando
siguiente cuando cesa su conciencia, es el EEG es plano. Desde esta postura pode-
decir su función cerebral. La muerte ce- mos preguntarnos si, para admitir la
rebral acusada por un electroencefalo- muerte, debe aguardarse el final de ese

[3] Mainetti J A, La muerte en medicina, La Plata: Quirón,1975. p. 53.


[4] Mollaret decía que él como reanimador «sentía que no tenía derecho a desistir de su empeño» y agregaba «no obs-
tante el permiso papal» refiriéndose al discurso que Pio XII dirigió a propósito de la reanimación en 1957 en que dice: «la
técnica de la reanimación en sí no contiene nada de inmoral y se la puede utilizar lícitamente, pero como estas formas
de tratamiento superan los medios ordinarios a los cuales se estaría obligado, no se puede sostener que sea obligato-
rio su empleo». Hoy lo extraordinario en 1957 es ordinario pero la pregunta sigue en pie. Cf Mainetti, José A., MM.

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proceso inexorable o si es dable aceptarla paradigma médico del hombre actual


una vez establecida la certeza de su ini- obliga muchas veces al médico, a emplear
ciación, mediante la comprobación de al- todos los recursos que la ciencia y la téc-
gunos signos incuestionables al respecto. nica ponen a su disposición para prolon-
Resulta claro que una u otra respuesta gar indefinidamente un estado que
justificará la disposición del cadáver para parece desesperado. [5]
los fines que se persiguen, en sentido di-
ferente. El establecimiento del momento ¿Podemos decir realmente que los en-
de la muerte es en este caso más discu- fermos terminales hoy «están viviendo su
tido y sobre todo menos utilitario, ya que muerte»?
los signos indudables de muerte aparecen
necesariamente con un corazón detenido
y los órganos de ese cadáver son inútiles Podemos recordar las tantas veces se-
para el trasplante. ñalada pérdida del culto de la muerte en
una cultura que racionalmente la re-
chaza. El progreso de la medicina está li-
En el imaginario popular la muerte ver- gado a la conquista de derechos sobre el
dadera no está ligada a la muerte cerebral, cuerpo y el cadáver humano, y en este
tampoco a lo que se llama la muerte bio- sentido se podría hablar de una historia
lógica, es decir la descomposición celular, de la «apropiación» médica de la muerte:
sino a la detención del corazón, y esto es desde la disección y la necropsia a los
porque la desaparición instantánea y total trasplantes de órganos y la experimenta-
de todo signo vital del organismo parece ción en «neo-muertos» o «cadáveres
ajena a toda realidad biológica. vivos». La revolución tanatológica de los
trasplantes consiste en la utilización del
Vemos entonces que la muerte, que cuerpo y el cadáver del hombre como
parecería tan fácilmente determinable, materiales terapéuticos, de allí que origi-
no lo es tanto, depende de una decisión nan resistencias irracionales que asimila
que no tiene nada que ver con lo bioló- estas prácticas a formas de sacrificio, ca-
gico sino con el significado que queramos nibalismo o antropofagia.
darle a ese último acto de nuestra vida.
¿Hasta dónde puede llegar la medicina en Las técnicas de trasplantación tropie-
su decisión sobre la vida y la muerte? El zan con límites éticos, jurídicos y religio-

[5] Mainetti, José A. MM., p. 187.

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sos. Los trasplantes como actos de dispo- rebajado al rango de esclavo de la técnica.
sición sobre el cuerpo y el cadáver son En tal caso parece más humano «dejarlo
hoy universalmente aceptados. [6] Tam- morir en paz y dignidad», que prolongar
poco nos resulta ajena la justificación de sus sufrimientos. El problema suplemen-
automatanasia, abstención o renuncia- tario que aparece es el límite del sufri-
miento terapéutico como alternativa al miento y el límite de la esperanza. Cuando
encarnizamiento o activismo cuando éste el primer interesado no era el primero en
no está racionalmente fundado ni huma- advertir su próxima muerte, a otros co-
namente inspirado en casos de coma ex- rrespondía la tarea de avisarle, era obli-
cedido, considerados como irreversibles y gación del médico, [7] incluso existía el
aún en pacientes simplemente conecta- nuncius mortis, el amigo que anunciaba
dos a aparatos. El temor, la resistencia, la la muerte.
ignorancia hacen a la muerte un tema
tabú. Tal vez esto sucede porque lo que en Es a partir del siglo XVI y XVII que el
última instancia está realmente en juego médico ya no habla y si le preguntan lo
es la calidad de la vida y la dignidad de la hace con reparo, tampoco los amigos in-
muerte. Lo que realmente se cuestiona en tervienen, el papel le cabe, desde el siglo
silencio es si el vivir y el morir de cada uno XVII a la familia. Antes cada uno nacía en
son responsabilidad médica. público y moría en público, presidía su
muerte, era el protagonista. Hoy no sólo
Y entonces la pregunta se multiplica y se ha perdido el carácter de ceremonia
la administración de la muerte como con- pública que tenía el momento de morir,
tracepción, aborto, infanticidio, elimina- sino que lo que debía ser evidencia se ha
ción de disminuidos físicos y mentales, vuelto disimulo, el primer deber de la fa-
suicidio, suicidio asistido, geronticidio y milia y el médico es ocultarle al enfermo
eutanasia, ya no es un problema médico, la gravedad de su estado. El enfermo
es un problema moral y social. muere en la ignorancia de su muerte. En
nombre del amor y la caridad hay que
El hombre tiene derecho a morir de mentir al enfermo. Se da un juego maca-
una manera digna cuando se prevea que bro: la familia no le cuenta al enfermo su
es inevitable la muerte, sino estaría siendo estado para evitarle sufrimientos, y el en-

[6] Hoy se habla comúnmente de bancos de tejidos y órganos, y preocupa la posible creación de bioemporios, cf Mainetti,
José A. MM, p. 27.
[7] Existe un documento pontificio que obligaba al médico a anunciar la muerte.

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fermo, que probablemente se da cuenta La pregunta que podemos hacernos es


que se muere, tampoco habla de ello para entonces, ¿en qué va a consistir mi
evitar sufrimientos a su familia. El disi- muerte? ¿en la descomposición última de
mulo reemplaza al escándalo. El hospital mi cuerpo? ¿en un inexorable hecho bio-
se ha convertido en el centro de la muerte lógico? Si bien es cierto que la muerte nos
moderna, hace aceptable la muerte que angustia y nos pone frente a la mayor en-
se vuelve privada. Atreverse a hablar de crucijada, sólo la muerte cierra la exis-
ella provoca situaciones dramáticas. tencia. Es mi más extrema y más propia
Antes era necesaria una imagen repug- posibilidad. No es un suceso extremo, es
nante de la muerte para asustar, ahora mi propio fin.
basta nombrarla.
«La agonía no es la pérdida de con-
Es en el siglo XV que se pasa de la ciencia, es la más vigorosa e íntegra toma
muerte padecida a la muerte dominada. de conciencia en la profundización de la
Desaparece la creencia en la inmortalidad propia libertad, es el recogerse del exis-
del alma y es reemplazada por la de la in- tente en todo lo que es. Es soledad, la su-
mortalidad del cuerpo, la permanencia del prema soledad, todo lo ajeno al yo queda
cuerpo. La trasgresión ya no es el pecado absolutamente lejano, el tiempo deshace
sino la enfermedad, la muerte. Esta enton- la pluralidad sucesiva y se reduce a lo uno
ces comienza a asociarse con la idea de del yo en el presente ya sin tiempo. Ya no
fracaso, de culpa. El moribundo, represen- hay cosas, ni personas, ni palabras, ni
tando su papel protagónico tanto en la tiempo».[8] La agonía consciente, al
edad media como en la época romántica, menos, es el instante de la soledad que
no deja de estar aterrado por lo que le su- exige la profundidad y la sacralidad de la
cedía, de modo que lo que explica la re- muerte. Es el momento de la soledad que
nuncia del agonizante a su propia muerte, encuentra la soledad; toda la existencia,
no es el miedo ancestral a la muerte que empeñada siempre en comunicarse y
siempre lo tuvo. El rechazo médico es com- siempre en la imposibilidad de conse-
partido por todos, nunca nadie se va a guirlo plenamente. Es la soledad del que
morir. Siempre hay alguna esperanza. La está sólo consigo mismo, con su pasado
muerte pertenece a la medicina, Mainetti cumpliéndose en el último acto de su vida
la llama «la muerte medicalizada». que es morirse. La muerte especifica y

[8] Sanabria, José Rubén. «El tema de la muerte en la filosofía de M. F. Sciacca», Giornale di Metafísica, Anno XXXI, N 4-
6, 1976 p. 711.

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preforma la vida tan profundamente que ¿O es que no sabemos morir porque no


la determina en lo que ella es con certeza. sabemos vivir?
Para Heidegger la existencia auténtica es
proyección hacia la muerte que la anti- Pensamos en vivir como si jamás tu-
cipa como su posibilidad más propia. Nos viéramos que morir, precipitadamente, sin
vemos desde ella, como a la luz de ella. Es reparar en que esa precipitación, esa prisa
aceptación de la finitud. Somos seres ex- es en última instancia la presencia más
pósitos, puestos fuera «arrojados», ello nos presente de la muerte. Por un lado por-
pone constantemente en riesgo, constan- que nos precipita en la angustia, por otro
temente frente al mayor riesgo, el del fra- porque no nos permite «detenernos» en el
caso, el de la muerte. [9] placer, hacernos «morosos» de la vida y
ésta «se nos escapa», «el tiempo corre», lo
Esa es la realidad fundamental que me que es lo mismo que decir que la vida se
constituye como hombre y más que como nos acaba sin que la hayamos vivido.
hombre como este hombre que soy. Si el
cuerpo es el que me permite vivir, tam- Sólo podremos hablar de una ética,
bién es el que me promete morir. Aceptar cuando seamos capaces de afrontar nues-
la muerte no parece natural, tampoco lo tra propia muerte y por consiguiente la
es aceptar el límite. muerte del otro a pesar del temor, la an-
gustia y miedo.
Para la tradición judeo – cristiana la
enfermedad no sólo era motivo de aflic- Tomando a Borges, en «El milagro se-
ción sino también fruto de elección y oca- creto», un cuento, aparece la idea de la
sión de mérito. Desde aquí la labor médica muerte como tiempo detenido. Se trata
era iluminada desde otro sentido, la aten- de un hombre al que buscan y van a fusi-
ción del incurable y del moribundo deja lar y que antes le pide a Dios que le con-
de ser un ejercicio técnico y pasa a car- ceda un minuto para completar toda su
garse de un sentimiento de consuelo y de obra. Quizá ese es el deseo y el temor que
condolencia. llevamos todos dentro, partir sin que ha-
yamos dejado terminado algo, cualquiera
La familia y la escuela nos enseñan sea esa obra. Fromm nos dice que el ho-
desde una determinada cultura a vivir, rror a morir que experimenta mucha
pero no nos prestan ayuda frente al morir. gente y que es tal vez el origen de la

[9] París, Carlos, Unamuno, estructura de su mundo intelectual, Península, Madrid, 1968, p. 91-93.

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muerte como tabú, es el resultado del fra- BIBLIOGRAFÍA


caso que representa no haber sabido vivir.
«Morir es dolorosamente amargo, pero la BLANCO L, Muerte digna. Consideraciones
idea de tener que morir sin haber vivido bioético-juridicas. Buenos Aires: Ad hoc,
es insoportable». [10] 1997.

CONCLUSIÓN BULACIO C y NADER R, “La cultura en un


mundo de cambio”. En Notas del mundo
El que va a morir está solo, infinita- actual. Argentina: Programa del CIUNT.
mente solo. Somos seres humanos y tene- Serie II, 1997. p. 51.
mos un lenguaje en todos los sentidos de la
palabra, porque existe el «otro». Debemos
CORNIGLION M, Vencer a la muerte.
responderle con ternura, amor verdadero;
Barcelona: Planeta, 1986.
el tomarle una mano, comprenderlo y de-
jarlo expresar con serenidad. El poder com-
partir ese miedo como un sentido natural PARIS C, Unamuno. Estructura de su
frente a la muerte absolutamente desco- mondo intelectual. Barcelona: Península,
nocida, ayudándolo a pesar de nuestro 1968. pp. 92-93.
propio temor, a cruzar la orilla en paz, sa-
biendo que «el otro» está a su lado para KUBLER-ROSS E, “On death and dying”.
acompañarlo en esa misteriosa y única tra- New York : Scribner Classics, 1997.
vesía, que es «La Muerte».
MAINETTI J A, La muerte en medicina, La
Dra. Elizabeth Kubler – Ross en su Plata: Quirón,1975. p. 53.
libro «On Beath and dying». Londres,
1970.
FROMM E, Ética y Psicoanálisis. México:
Fondo de Cultura Económica, 1947. p. 164.
Kübler-Ross E, «On Beath and dying».
London: Tavistock, 1970.
GUIRAUD P, El lenguaje del cuerpo (3ª
ed.) México: Fondo de Cultura
Económica, 2001.

[10] Fromm, Eric. «Ética y Psicoanálisis, FCE, México, 1947, p. 164. Con el temor irracional a la muerte se relaciona el temor
a envejecer.

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