Está en la página 1de 1

Carta erótico-organizativa para una compañera internacionalista

Compañera permanente y de camino:

Le escribo tan libre como nuestros instintos al elegirse de pupila en pupila en ese primer día (¿de
qué otra manera pudo pasar?). En esta carta he sintetizado a manera de epistemes, diversos
aspectos que involucran lo que el universo transgredido llama “amor” (pfff, en esta palabra yo sólo
veo un palíndromo de tierras latinas). No marco asistencia en la lista de este concepto, prefiero
recrear el mundo y sus formas de entenderlo a mi-nuestro modo. Las lenguas son bases de apoyo
para las delicias de besarte o lamer el reverso de tu cuello, por mencionar alguna utilidad de estos
órganos inquietos más que presenciar el sabor, pero también son chismosas y de excelente labor
para adelantarnos el final de la novela amorosa que repudio desde temprana edad.

Repensar la revolución; repensar el afecto

El afecto es revolucionario porque se encuentra en constante movimiento, ya sea en bucle o de


forma lineal, entre lo uno o lo otro, y para quien lo prefiera, vacilando entre el bien y el mal, no
sólo de Nietzsche, sino en la afirmación o negación. Con esto, doy pauta a que el afecto no
cimente su razón de ser en las percepciones y sensaciones, sino en un acto generalizado que parte
desde lo fisiológico hasta lo espiritual, es un ejercicio creador y nunca pasivo, aún las tempestades
o la sordera , crearán –lágrimas, huecos en el estómago, depresiones Reiterando el tinte

Le he repetido en constantes ocasiones que me interesa un comino definir la relación, sería como
si cerráramos un círculo. Palabras vas y vienen. Ese ‘algo’ nuestro también es errante pero
inmanente.

Lo que le diga –y de igual forma a los demás- sobre lo nuestro será una vana aproximación, el
lenguaje ya no es suficiente.

De que follar no cambia al mundo (¡Stirner está sobrevalorado!)

Comandante Messi

También podría gustarte