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Victoria Ocampo
Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo (Ciudad de Buenos Aires, 7 de abril
de 1890 – Beccar, 27 de enero de 1979) fue una escritora, intelectual,
ensayista, traductora, editora, filántropa y mecenas argentina. Publicó libros
como La laguna de los nenúfares (1926), diez tomos de Testimonios y Tagore
en las barrancas de San Isidro (1961).
Nacida en una familia aristocrática, fue educada con institutrices y su primer
idioma fue el francés. En 1924 publicó su primera obra, De Francesca a
Beatrice, editada por la Revista de Occidente con la ayuda de José Ortega y
Gasset.

Militancia
En 193 funda la revista sur. Desde sus inicios la revista tuvo entre sus
colaboradores a figuras de primer nivel tanto argentinos como extranjeros.
Entre ellos se destacaron: Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, José
Bianco, Waldo Frank, Walter Gropius, Alfonso Reyes Ochoa, José Ortega y
Gasset, Pedro Henríquez Ureña, Octavio Paz, Jules Supervielle, Ramón
Gómez de la Serna, Eduardo Mallea, Ernesto Sabato, Federico García Lorca,
Gabriel García Márquez, Gabriela Mistral, Silvina Ocampo, Pablo Neruda, entre
muchos otros.y
A pesar de la mirada “elitista y universalista” de la revista propuso el debate
sobre el aborto que era ilegal en un contexto en el que todavía no se
encontraban opiniones fuertes al respecto y que, por otro lado, intentaba
imponer en el imaginario social el modelo de familia tipo patriarcal que
separaba el lugar de la mujer, dentro del hogar, del lugar del hombre, en el
trabajo.
Aunque la revista no fuera política, construyó un perfil político sin proponérselo
y Victoria Ocampo se convirtió en una activista intelectual del feminismo,
pionera en la opinión a favor del aborto en el país. Fue vocera, sin
proponérselo pero, paradójicamente, queriendo serlo, de una transformación
social centrada en el lugar de la mujer en la sociedad.
En las páginas finales de la revista, Victoria escribía que “la Nueva Mujer” –en
mayúsculas usadas por ella- “es más adulta, más libre, dueña de un ideal
propio y específico del desarrollo humano”. En ese contexto de represión, la
revista publica éste número y pretende profundizar el papel de las mujeres en
el mundo. Este número es un hito fundamental en la llamada lucha por la
emancipación de la mujer, sobre todo porque introduce un debate que aún hoy
se encuentra inacabado y que origina las más diversas opiniones.
Dos años más tarde funda la editorial que lleva el mismo nombre y que editó
libros de Federico García Lorca, Eduardo Mallea, Juan Carlos Onetti, Alfonso
Reyes Ochoa, Horacio Quiroga, Adolfo Bioy Casares, Aldous Huxley, Carl
Gustav Jung, Virginia Woolf, Vladimir Nabokov, Jean-Paul Sartre, Jack Kerouac
y Albert Camus.
Participó desde su juventud en las primeras manifestaciones de los
movimientos feministas, intelectuales y antifascistas argentinos, lo que la llevó
a fundar en 1936 la Unión Argentina de Mujeres. Fue creada con el objetivo
de defender los derechos civiles de las mujeres. La UAM surgió motivada por
una posible reforma del código civil que pretendía agregar una cláusula por la
cual se estipulaba que ninguna mujer casada podría aceptar trabajos ni ejercer
profesión alguna sin previa autorización legal del marido. Otros temas de su
preocupación, relativos a las condiciones de vida de las mujeres, fueron
el trabajo femenino, las condiciones de la vivienda popular, la prostitución y las
leyes de protección a la maternidad. Planteaban también la necesidad de
contar con leyes que protegieran a las mujeres en la industria, la agricultura y el
servicio doméstico.
En 1953, ella misma sufrió las consecuencias de las convulsiones políticas de
la época. Fue presa política durante el gobierno de Perón, cuando estuvo casi
treinta días en la cárcel, liberada finalmente por la presión ejercida por varios
intelectuales internacionales, entre ellos Aldous Huxley y Waldo Frank, quienes
conformaron un Comité Internacional para la Liberación de los Intelectuales
Argentinos.

Matrimonios
Se casó con Luis Bernardo de Estrada en 1912. Provenía de una familia
patricia muy católica y conservadora. Ella tenía grandes dudas del matrimonio
ya que consideraba que Estrada le exigía una dependencia absoluta. No quería
llevar la vida pasiva de una mujer casada, pero tampoco quería permanecer
soltera. Se separó al poco tiempo.
En 1913 mantuvo una relación con Julián Martínez, un diplomático 15 años
mayor y primo de su marido. Estuvieron juntos por 13 años.
En 1920, Victoria se convierte en la primera mujer en tener registro de
conducir.
"Ella era feminista mucho antes que Eva Perón. Abogó por el voto femenino.
Rompió con muchos moldes, fue la primera en manejar un auto en Buenos
Aires. Tenía independencia en cuanto a que elegía a sus amantes y los
presentaba en público, algunos mucho más jóvenes que ella. Que viviera con
Martínez también rompió con el canon de la época".

Relaciones sociales
Ocampo financió por voluntad propia las primeras conferencias de Borges sin
que él lo supiera nunca luego de que fuera removido de su puesto en la
Biblioteca Municipal Miguel Cané y designado inspector de aves, huevos y
conejos en las ferias por el gobierno de Juan Domingo Perón en 1946.
También se hizo cargo de las primeras cirugías de vista que sufrió el escritor a
causa de una enfermedad congénita que lo fue dejando ciego progresivamente.
Victoria Ocampo no solo vertió sus opiniones, impresiones y puntos de vista y
"se los bancó" sino que fue un canal de transmisión de textos de otros. Lo hizo
a través de "dilapidar" la fortuna familiar en cultura (algo impensable para
aquella aristocracia, y esa es acaso la verdadera ruptura): no solo en la
traducción de extranjeros (fue la primera en traducir a Sartre en la Argentina), o
en hospedar a celebridades en sus mansiones, o en un producto cultural
invaluable como la revista Sur, sino también en la construcción de casas
destinadas, con el tiempo, a albergar centros culturales, como la despojada y
minimal (mucho antes de que el minimalismo en arquitectura existiera), de
Barrio Parque, que encargó al arquitecto Alejandro Bustillo, sede del Fondo
Nacional de las Artes, o la refacción de la casona de Villa Ocampo en Beccar,
que cedió a la Unesco por no poder hacerse cargo de los impuestos, lo mismo
que la Villa Victoria Ocampo en Mar del Plata.

Victoria Ocampo recibe herencias importantes de su tía, pero al momento de su


muerte ya no tenía dinero. La Revista Sur necesitaba de constantes
inversiones.
Borges escribió en su artículo luego de la muerte de Ocampo:
“En un país y en una época en que las mujeres eran genéricas, tuvo el valor de
ser un individuo. Dedicó su considerable fortuna a la educación de su país y de
su continente. Personalmente le debo mucho, pero mucho más como
argentino.”

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