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TTE 2° DE INFANTERIA DON GREGORIO ALBARRACÍN

Presumiblemente nació por 1852 en Tucumán, deducción al manifestar su edad en acta de


casamiento aunque no en Legajo Personal del Ejército donde aparece leyenda manuscrita
expresándose: "No existe constancia en el Legajo Personal sobre el lugar y fecha de
nacimiento". Gregorio Albarracín fue dado de alta el uno de junio de 1865 en el "1er
Batallón del 1er Regimiento de Guardias Nacionales, 1ra. División Buenos Aires" (sic).
Con varios destinos, participó en la Guerra del Paraguay y también tuvo actuación en
guarniciones militares de la provincia de Buenos Aires, incluido Patagones hasta 1880,
obteniendo la baja por razones de salud con el grado de teniente de Infantería.
Parece que tuvo amistad con el marino Luis Piedra Buena y ello puede haber decidido el
proyecto de instalarse como colono en Santa Cruz. Se casó con María Salomé González,
porteña, de madre tucumana. Se embarcaron en el velero "Santa Rosa" que comandaba el
capitán Nicolás Rubado. Llegaron a Patagones, donde debían recibir animales y elementos
para la colonia agrícola que pensaba formar. En Patagones se produce el casamiento
católico el 12 de abril de 1880 y "habiendo sido dispensadas las tres proclamas por razones
convenientes". Gregorio Albarracín manifestó ser soltero, de 28 años, tucumano "en viaje
para Sta. Cruz" y María Salomé González, soltera, de 17 años, porteña, "estando hábiles en
la doctrina cristiana y confesados y comulgados". Fueron testigos Jacinta Crespo -de
tradicional familia maragata- e Ignacio Félix Peralta Martínez, boda formalizada por "El
Cura Vicario del Partido José Fagnano", salesiano. Peralta Martínez que viajaba con ellos,
testigo de la ceremonia, había sido nombrado comisario de la futura colonia en Santa Cruz.
Antes de esto, por decreto de 11 enero (1880) -presidencia Avellaneda- se dispuso la
creación "en el territorio de Santa Cruz y en la localidad que oportunamente se determinará
una colonia pastoril, compuesta por ahora, de 30 familias, debiendo ser, cada una de ellas,
de tres personas por lo menos". También se determinó que las familias "se instalarán en
concesiones de una legua de tierra, que gratuitamente se les dará en propiedad", y "cada
familia recibirá 500 ovejas, una vaca de cría, dos yeguas y un cuarto de tablas con techo de
cinc", detallándose obligaciones a cumplir por los colonos. De Patagones-Viedma viajaron
Manuel Coronel, Cipriano García y Pedro Dufour "que con Gregorio Albarracín y
Saturnino García integraron algo así como la punta de lanza que penetró en el pecho mismo
del desierto santacruceño; los dos últimos procedían de Buenos Aires". Como aquella
disposición tuvo cumplimiento parcial, durante la presidencia de Roca hubo otro decreto,
de 23 de marzo 1881, que autorizó "a esa repartición a enviar por cuenta del gobierno, a la
Colonia Santa Cruz, diez familias argentinas compuesta cada una, por lo menos de tres
personas, procedentes de los soldados licenciados del ejército de línea, con buenas notas en
sus filiaciones", racionamiento a cada familia por un año entregada por seis meses a la
salida de Buenos Aires y además: cinco yeguas; diez cabras; herramientas varias, cuatro
cueros vacunos, utensilios, lana para la confección de abrigos para cada familia y un fusil
de cien tiros".
Al arribo a la Colonia "Santa Cruz" se entregarían a cada una 14 vacas de las 14 que allí
existían pertenecientes al Gobierno Nacional y una casilla de madera de las que remitidas
por la Comisaría General de Inmigración "con destino a los colonos que se establecieran" y
se dispuso "acordar se provea, en el mes de setiembre, a cada una de las diez familias, de
doscientas ovejas y treinta y seis vacas más, para que con las catorce que reciban a su
arribo, reúnan un total de cincuenta animales vacunos".
En 1880 de las diez familias de colonos que debían presentarse en Buenos Aires solamente
lo hizo el joven matrimonio Albarracín-González viajando en el velero "Santa Rosa" en
abril. Al pasar por Patagones -con el casamiento religioso relatado- se embarcaron 500
ovejas, 3 yeguarizos y dos vacas para entregárselas en Santa Cruz a donde arribaron en
mayo de 1880. El lugar era conocido como "Misioneros", desembocadura del río Santa
Cruz donde en la isla Pavón estaba el asiento de Luis Piedra Buena quien en el paraje "Las
Salinas" tenía ranchos deshabitados y en uno de ellos se instalaron los dos flamantes
colonos, orilla sur del río Santa Cruz. De las 500 ovejas de Patagones 250 murieron en la
travesía por falta de alimento y agua, el resto desembarcado en "Misioneros" quedó al
cuidado de la marinería de la Sub Delegación Marítima hasta que Albarracín ayudado por
un peoncito que habían llevado desde Buenos Aires "construyó corrales de matas para
poder encerrar el piño durante la noche". Años después, ya viuda, María Salomé, en Buenos
Aires, recordaría que "al ir mi esposo a largar la hacienda al campo tuvo la sorpresa de
hallar al lado de los corrales unas 70 ovejas malvineras que llevaban dos o tres años de lana
encima". Suponían que era un piño extraviado desde Punta Arenas, "resultó una verdadera
providencia pues con ellas Albarracín pudo obtener una excelente cruza, más adaptables
que las Merinos traídas del Río Negro" (Patagones). La raza Merino no sabía defenderse
del frío y especialmente contra el león" (puma). "No fueron los vacunos, sino los ovinos los
que permitieron al hombre realizar su gran campaña contra el desierto... la oveja fue el
elemento primordial y decisivo en la conquista del campo austral". Gregorio Albarracín y
su esposa constituyeron algunos de los humildes pioneros colonos que se le animaron a la
Patagonia.
Allí nacieron los hijos Francisco Luis -apadrinado por Luis Piedra Buena y con su nombre-
y Julio Horacio. Albarracín se dedicó al campo y el inicial piño se multiplicó. Estuvieron
allí casi cuatro años pero una grave dolencia lo obligó regresar a Buenos Aires. Liquidó la
hacienda que alcanzó a 1.500 lanares, devolvió las 500 que le entregara el gobierno, más
los animales grandes y los útiles. El sobrante se lo vendió al vecino Gregorio Ibáñez.
Gregorio Albarracín se reincorporó al Ejército con su grado de teniente, a las órdenes del
general Lorenzo Vintter, en Viedma. Agravándose su salud falleció el 5 de noviembre de
1885 a los 35 años. Sus restos están en la tumba n° 1 del cementerio viedmense. El hijo
Francisco Luis se recibió de abogado y fue diputado nacional por Santa Cruz entre 1920-
1924, con varios proyectos sobre la Patagonia.
Bibliografía y fuentes principales: Lenzi, JH. Carlos María Moyano, 1962 e Historia,
1980. Borgialli, C. Galería, Rev. AA, 1984. Revista Argentina Austral, Ts. 2 y 3 (varios),
1983/84. Ministerio de Guerra. Legajo Personal GA, 1936. Baillinou, JB. Patagonia,
2000. Libros parroquiales de Patagones y Viedma. Guasnicú, S. Santa Cruz, 1935.
Biblioteca Patagónica y otros.

Recopilado por Eduardo Albarracín

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