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Neurosis: Obsesion y Fobia

Presenta: Alfredo Bañuelos Favela.

Obsesión

Como etiología de la neurosis obsesiva, Freud sitúa la fuerza de un recuerdo que


pese a ser parte de la prehistoria del sujeto, presenta una fuerza tal como si fuese un
suceso actual, el recuerdo es en general un acontecimiento sexual prematuro, y la forma
activa en la cual se posiciona el neurótico obsesivo, y el placer que dicha experiencia le
generó, guarda estrecha relación con la disposición a la neurosis, las ideas obsesivas y los
reproches desfigurados. Sin embargo hemos de insistir en el carácter del síntoma
obsesivo, pues tiende a despojar de afecto dichos recuerdos, que se encuentran en la base
de lo patológico, el aparato psíquico se sirve del simbolismo para enmascarar y sustituir el
elemento autentico por una representación difusa y sin aparente conexión con este. “Esta
tendencia al desplazamiento es la que modifica cada vez más el cuadro de los fenómenos
patológicos y logra, por fin, convertir lo aparentemente más nimio en lo más importante y
urgente”1 (Freud, 1907, p. 1342). Forma absurda de evitar el daño a través de
desplazamientos, pues este se ubica en lo pretérito, pero también allá, fue la realización
de un deseo, lo que lo hace inaceptable e inaudito para quien se ubica en ésta neurosis.
Freud da cuenta muy tempranamente en obsesiones y fobias, hacia 1894, incluso antes
del psicoanálisis propiamente dicho, de la existencia del desplazamiento en la neurosis
obsesiva, aunque no lo denomina como tal, sino que lo enuncia como sustitución.

Ahora bien, a partir de los destinos de la pulsión, específicamente con el trastorno hacia lo
contrario y con la vuelta hacia la persona propia (Freud, 1915)2, suponemos que

1
Freud. S. (1907). Los actos obsesivos y las prácticas religiosas, obras completas. (Vol. 10). Biblioteca Nueva.
2
Freud. S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión, obras completas. (Vol. 14). Amorrortu editores.
efectivamente aquellas representaciones inaceptables (en algunos casos inasequibles
siquiera a la consciencia) que en el obsesivo infunden la culpa, son representaciones de
mociones pulsionales que corresponden a su deseo, por ello no valdrá de nada el consejo
de que la culpa, con la que el obsesivo se castiga, no es fundamentada, pues en la fantasía
ha sido en realidad activo, ni tan víctima, pues en alguna parte es dueño de su tormento,
ni tan victimario, pues sus atrocidades solo han formado parte de la fantasía, luego
aquello que le parece repugnante, en algún momento ha sido su deseo. Difícil labor la
interpretación en la neurosis obsesiva, Freud advierte sin embargo que todo lo que tan
disparatado aparece en la sintomatología del obsesivo, puede llegar a un esclarecimiento
y a una intelección, que arroje completa claridad sobre aquello que al ojo del observador
común e incluso al dueño del síntoma, aparece completamente nublado, es a través de la
técnica psicoanalítica que se puede dotar de sentido los actos obsesivos. En Los actos
obsesivos y las prácticas religiosas, de manera muy sintética Freud enuncia la dirección en
que se ha de emplear la interpretación de dos formas en que se presentan los síntomas
“como representaciones directas o como representaciones simbólicas, debiendo, por
tanto, ser interpretadas históricamente en el primer caso y simbólicamente en el
segundo”3 (Freud, 1907, p. 1338).

A partir de lo enunciado especulamos que la pulsión sádica ejerce gran influencia en el


obsesivo, aquella pulsión sádica que en algún momento fue deseo y sucumbió a la
defensa, se viro hacia sí, se convirtió en lo contario, en una pulsión masoquista,
adquiriendo de esta forma el carácter de autocastigo (Freud, 1915)4. Cuanto
desconocimiento del ser al excluir de las asociaciones lo ominoso, pues aquello que
aqueja es precisamente algo que en algún momento fue deseo, cuanto desconocimiento
del ser si ese mismo deseo se ha trasladado a un acto aparentemente superfluo,
redundante y sin sentido. Entonces el sujeto se queda enmudecido, al no saber que su
síntoma es precisamente una maniobra de la defensa, queda atónito al no dar cuenta del
significado de la repetición en la que se encuentra atrapado, lo que encuentra voz en este

3
Freud. S. (1907). Los actos obsesivos y las prácticas religiosas, obras completas. (Vol. 10). Biblioteca Nueva.
4
Freud. S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión, obras completas. (Vol. 14). Amorrortu editores.
vacío de sentido es el reproche. Sin embargo hemos de enfatizar que para la aguda astucia
de Freud, (1909)5 un reproche solo puede surgir cuando lo más propio, lo más singular, se
ha puesto en juego dentro del sujeto y este ha envilecido el importantísimo valor que
adjudica a determinados preceptos morales, para el sacros, es decir que el reproche no se
fundamenta en una violación a la autoridad exterior, si no a esa forma de autoridad que
configura según palabras de Susana Bercovich (2021) el “superyó y que conjuga los
absurdos imperativos que nos autoimponemos en la más normal y mísera de nuestras
cotidianeidades”6 Ahora, la idea encubierta o el reproche desfigurado en el obsesivo,
regresa como un libro abierto harto tiempo a la misma página, éste es el acto de la
repetición, que en ocasiones emplea productos o vivencias de las circunstancias actuales
del sujeto y que sin embargo no son más que la transfiguración del suceso pretérito.
Debido a que la pulsión nunca se reprime, sino que lo que se reprime es su
representación, Freud (1907) observa que “El proceso de represión que conduce a la
neurosis obsesiva es, por tanto, un proceso imperfectamente cumplido y que amenaza
fracasar cada vez más (…) son necesarios de continuo nuevos esfuerzos psíquicos para
equilibrar la presión constante del instinto” (p.1341).

En la neurosis obsesiva el afecto está en una representación que no corresponde, el


psiquismo a efectuado extraordinarios rendimientos para posibilitar los desplazamientos
“los estímulos pulsionales (…) plantean exigencias mucho más elevadas al sistema
nervioso y lo mueven a actividades complejas, encadenadas entre sí, que modifican el
mundo exterior lo suficiente para que satisfaga a la fuente interior de estímulo”7 (Freud,
1915, p. 116). Ante la deformación del recuerdo las interrogantes vienen en tropel, la
duda es condición ¿aquello que le es habitual al obsesivo, lo es para los demás? Se
enfrenta a la negativa, la defensa entrará al terreno de juego y habrá de despojar de
afectos, las representaciones obsesivas son representaciones de reproches. Toda una

5
Freud. S. (1909). Análisis de un caso de neurosis obsesiva, Historiales clínicos, Ciudad de México, Secretaria
de Cultura/Dirección General de publicaciones, p. 269.
6
Bercovich, S. (08 de marzo de 2021). El maquillaje de papá: La misoginia como un síntoma cultural
[Discurso principal]. Las mujeres en la universidad y la sociedad, Universidad Autónoma de Zacatecas,
México.
7
Freud. S. (1915). Pulsiones y destinos de pulsión, Obras Completas. (Vol. 14). Editorial Amorrortu, p. 116.
artimaña la defensa, el desplazamiento. No sin acierto afirma Freud “La neurosis obsesiva
es por cierto el objeto más interesante y remunerativo de la indagación analítica”8.

No podemos dejar de mencionar el carácter plural que es signo de la neurosis obsesiva,


pues sería arbitrario referirnos a esta estructura como algo consolidado y univoco, “Freud
destacó que cada caso debe estudiarse en su singularidad, como si ignoráramos todo
sobre la teoría”9 de otra forma se fuerza a la vida, se la acota a servir como una forma de
dar cuenta de la teoría, se inserta entonces el afán científico de comprobar y se deja de
lado precisamente la particularidad del sujeto, que solo puede manifestarse en el análisis,
quizá deberíamos hacernos a la idea de que nuestro lugar de existencia es en el síntoma.
No en vano la neurosis obsesiva mantuvo siempre el interés de Freud, quien de continuo
señaló no haber desentrañado todos los enigmas que encierra, desde Obsesiones y fobias
enuncia que las obsesiones se presentan de formas múltiples y con una mayor
organización en comparación a las fobias (1894)10 y aún en Análisis de un caso de neurosis
obsesiva (1909) refiere “Debo reconocer, en efecto, que todavía no he conseguido
desentrañar sin residuo alguno la complicada estructura de un caso grave de neurosis
obsesiva”11.

Lacan (1956) menciona en su elaboración sobre el mito individual del neurótico cómo es
que se genera el impasse y la obsesión fantasmática de Ernst, siempre en estrecha
asociación con aquel acontecimiento transformado en mito familiar, acecido incluso
anterior a su nacimiento, pero que por el saber heredado de sus padres, hace meya en su
subjetividad. Dicho mito arrojará claridad sobre la naturaleza de la repetición (en la jerga
freudiana) y el drama en que se convierte la realidad actual de Ernst por aquella antigua
deuda, deuda heredada por su padre, deuda monetaria al amigo de su padre en el
regimiento y deuda de amor, a la mujer pobre que antecede a la madre de Ernst.
Entonces como se mencionó anteriormente, la intelección de Lacan arrojará luz sobre la
8
Freud. S. (1926). Inhibición, síntoma y angustia, Obras Completas (V. 20). Editorial Amorrortu.
9
J. Lacan. (1956). El mito individual del neurótico, [Archivo PDF].
https://www.bibliopsi.org/docs/lacan/02%20Seminario%200.pdf
10
Freud. S. (1894). Obsesiones y fobias, Obras Completas. (Vol. 1). Biblioteca Nueva. P. 181.
11
Freud. S. (1909). Análisis de un caso de neurosis obsesiva, Historiales clínicos, Ciudad de México, Secretaria
de Cultura/Dirección General de publicaciones, p. 252.
repetición en el hombre de las ratas, menciona, “todo sucede como si las impasses
propias de la situación original que en alguna parte no se resuelve, se desplazaran hacia
otro lugar de la red mítica, reproduciéndose siempre en algún punto”12 también aquí
aquel suceso pretérito presenta una fuerza tal como si fuese un suceso actual, tal como lo
mencionamos al inicio.

Fobia

Freud (1894)13 menciona que la génesis de la neurosis de angustia se encuentra en


la sexualidad, lo que la hace distinta de otras neurosis, es que no existe en ella un
mecanismo, sino que la fuerza de la sexualidad que no ha alcanzado su meta se convierte
en angustia (p. 182). La fobia es una de las manifestaciones de esta neurosis, el afecto
concomitante a la fobia es siempre la angustia y ésta última es la que inaugura la vida, al
nacer el bebé ha sido desprendido de su madre y tiene que llevar aire a sus pulmones para
habilitarlos, es con la nalgada que da el médico, que puede pasar al llanto y con ello a la
respiración, toda angustia posterior remite a este acto. La elección del objeto fóbico en
Freud, aún forma parte del azar en la época del articulo Obsesiones y fobias, añadirá que
son más bien monótonas y típicas, casi en todo niño podemos ubicar una zoofobia por
ejemplo, sin embargo en 1912, en Tótem y Tabú, deja muy claro que si el psicoanálisis no
ha indagado a profundidad, es debido a las dificultades del análisis de niños (p. 130)14. La
fobia es por definición infantil, según palabras de Freud es quizá una de las más
tempranas formas de psiconeurosis. En el análisis de la fobia de un niño de 5 años, hacia
1909, Freud cambia su concepción respecto de la fobia, pues este caso aporta elementos
que le permiten interrogarse ¿cómo la pulsión se transforma en angustia? Y ¿cuál es el
mecanismo que actúa en la elección y establecimiento del objeto fóbico? La represión,

12
J. Lacan. (1956). El mito individual del neurótico, [Archivo PDF].
https://www.bibliopsi.org/docs/lacan/02%20Seminario%200.pdf
13
Freud. S. (1894). Obsesiones y fobias, Obras Completas. (Vol. 1). Biblioteca Nueva.
14
Freud. S. (1912). Tótem y tabú, Obras Completas (V. 13). Editorial Amorrortu.
elemento necesario en la neurosis, ha tomado cuerpo en el edificio psicoanalítico y
reclama su función en la trasformación de libido en angustia. En el pequeño Hans la
pulsión surge y busca satisfacción en el amor intensificado a su madre, se opone a ello la
represión y la libido es retransformada en angustia, al respecto Freud enuncia lo siguiente:

La angustia corresponde, pues, a un deseo reprimido, pero no es lo mismo que el


deseo. Hemos de tener en cuenta la represión. El deseo se convierte totalmente en
satisfacción cuando se le aporta el objeto deseado. En la angustia no sirve ya esta
terapia. La angustia perdura aun cuando el deseo pudiera ser satisfecho. No puede
ser ya totalmente retransformada en libido. (Freud, 1909, pp 141 – 142)15

Esta operación dista mucho del primer planteamiento, pues en aquel momento no había
tal maniobra en la que actúa la represión y es precisamente una trampa de ésta, el colocar
la angustia en un objeto que no es. Freud da cuenta que en la fobia de Hans, el caballo
surge como sustitutivo del padre, le será mucho más cómodo depositar la angustia en el
caballo, que elaborar la ambivalencia respecto de su padre, ya que por un lado habita en
Hans el temor a la castración y el deseo de la muerte de su progenitor, y por el otro, el
amor tierno a este. Una vez que hemos mencionado el temor a la castración de Hans,
creemos necesario resumir (aunque de forma muy incompleta) en un breve comentario su
significación, pues un fallo en ésta, es precisamente lo que ha dispuesto a Hans a la fobia,
el padre como operador de la castración ha fallado y es así que la fobia ha surgido como
operador del corte entre Hans y su madre. Nos parece justificado agregar que en el niño el
complejo de castración es vivido como la pérdida de una parte importante de su propio
cuerpo, el pene, y dicho complejo en realidad es creado imaginariamente por él mismo.

Aún un enunciado más sobre el análisis de la fobia de un niño de 5 años, esta


consideración queda referida al segundo apartado de la epicrisis, donde Freud (1909)16

15
Freud. S. (1909). Análisis dela fobia de un niño de 5 años, Historiales clínicos, Ciudad de México, Secretaria
de Cultura/Dirección General de publicaciones.
16
Freud. S. (1909). Análisis dela fobia de un niño de 5 años, Historiales clínicos, Ciudad de México, Secretaria
de Cultura/Dirección General de publicaciones.
propone para las fobias (como la de Hans) el nombre de histeria de angustia, por las
similitudes en su mecanismo y que a la letra explica:

queda justificada por la perfecta coincidencia del mecanismo psíquico de tales


fobias con el de la histeria, salvo en un solo y único punto decisivo, muy apropiado
para la diferenciación. En efecto, la libido, desligada del material patógeno por la
represión no es convertida, o sea utilizada, partiendo de lo anímico, para una
inervación somática, sino que queda libre en calidad de angustia. (p. 223)

En Tótem y tabú, Freud introduce algunas palabras que arrojan algo de luz sobre su
concepción de la fobia hacia 1912, el animal Totémico guarda relación con la castración y
el complejo de Edipo, para Freud el totemismo surge precisamente de este último,
mientras que la prohibición esta en matar al tótem y tomar alguna de las mujeres que le
pertenecen, en el complejo de Edipo es precisamente estas dos prohibiciones las que lo
generan. “Tanto en el complejo de Edipo como en el de castración, el padre desempeña
igual papel, el del temido oponente de los intereses sexuales infantiles” (Freud, 1912, p.
132), entonces el tótem es la representación del padre desplazado a la figura de un
animal, al igual que el mecanismo de la zoofobia entra en acción cuando el infantil sujeto
encuentra sentimientos ambivalentes hacia el padre, le odia por ser su rival por el amor
de su madre y lo engrandece por ser el portador del genital grande, lo cual reafirma su
posición en el caso del pequeño Hans. Nuestra lectura nos lleva a pensar que la fobia se
manifiesta en forma concurrente con el complejo de castración o bien en el conflicto
edípico, entonces se ubica en un momento previo a un viraje hacia otra neurosis, que
puede ser la histeria o la neurosis obsesiva, estas últimas tienen que ver con la posición
que toma el sujeto frente a su deseo, el objeto fóbico en cambio, tal como lo enuncia Olga
Pilnik (2020)17, es lo que permite habilitar el deseo propio ante la demanda del otro.

17
Canal Asociación Libre. (30 de junio de 2020). Mundo de la Fobia - Psicoanálisis (ft. Olga Pilnik) [Archivo
de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=0Aun6QIzbcE
Lacan por su parte (1956-1957)18 en el diagrama de “la nosología del falo” nos muestra
como el deseo de la madre apunta hacia el falo, aquello que la ha de completar y cómo el
niño siendo un tercero ha de dar cuenta de la falta del falo materno, es decir de que la
madre está castrada, está en falta. Un trabajo espinoso sin duda para nuestro pequeño
infans el de elaborar que aún con la seducción que pretende hacia su madre, desde la
posición de señuelo en la que se encuentra, está destinado a no colmar la falta materna,
el deseo por la madre le inunda, profundo desengaño, que ha de tener como condición el
reconocimiento de la función paterna, que posteriormente le introducirá en el mundo de
los significantes. Aún más dramático para Hans, pues cuando se encuentra en los albores
de dicho descubrimiento, la madre llega a afirmar que ella posee el falo, la mentira es
verdad (en el sentido clínico y en el que hacemos referencia ahora) la angustia en Hans
surge entonces por la imposibilidad de la satisfacción del deseo, él no puede completar a
su madre, puesto que su madre está completa, el ordenamiento simbólico está impedido,
la incidencia paterna no ha llegado a reordenar la subjetividad de Hans, se pregunta de
continuo ¿qué es ser un padre? La angustia se desplaza hacia algún objeto, se lleva a cabo
una sustitución, el fóbico se aleja del objeto porque éste le produce angustia, el encuentro
con el objeto fóbico es temido.

Diferenciación

Podríamos decir que a partir del camino recorrido, nos inclinamos a pensar que la
neurosis obsesiva, con todo su mecanismo, es mayormente especializada e incluso
posterior a la histeria de angustia, en esta última, en su génesis hay un impulso sexual que
ante la amenaza de castración y la represión, es convertido en angustia, en un primer
momento angustia libremente flotante, dicha angustia busca un objeto, cualquier
representación que sea susceptible de encarnar el miedo al padre, una vez establecido

18
J. Lacan, <Del complejo de Edipo>, en Seminario 4, Buenos Aires, Paidós, 2008
este desplazamiento las maniobras defensivas asumirán la forma de inhibiciones y
restricciones de forma tal que la fobia ha quedado constituida. En el caso de las neurosis
obsesivas su etiología está determinada por una posición activa en la sexualidad primitiva
del sujeto, la vivencia de satisfacción experimentada, sucumbirá a la represión y la
constitución del súper yo, heredero del complejo de Edipo, se encargara de atormentar al
sujeto por aquel momento de satisfacción, con ello, el psiquismo se verá obligado a
realizar extraordinarios rendimientos, que conforman todo un mecanismo, asentado en la
sustitución, todas las pretendidas maniobras defensivas que realiza el obsesivo, le
procuran un placer sustitutivo de aquello inconciliable para el psiquismo, las
deformaciones de la realidad se presentarán de formas muy diversas y llegarán a
configurar todo un lenguaje cargado de afectos desplazados y aquellas significaciones que
corresponden a lo siniestro, serán despojadas de su afecto, el obsesivo reiteradamente
está comprobando que en el Otro todo está bien, de ahí la importancia del orden y las
verificaciones. Isidoro Vegh (2019)19 menciona que “el deseo es simplemente la
exposición de una falta que nos habita” quizá valga recordar que el obsesivo vive en
deuda y esta deuda acentúa la posición del deseo ante el deseo del Otro. Consideramos
sin embargo que esta no es más que una exposición harto fragmentaria y procedemos con
toda la reserva que es necesaria cuando el conocimiento en determinada materia aún no
forma un corpus completo, sino uno en constitución.

19
Canal De Inconscientes. (12 de Noviembre de 2019). QUÉ ES EL DESEO / ISIDORO VEGH
[Archivo de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=hWXPJVPPZjU&t=4s

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