Está en la página 1de 4

Se refiere el culto público antes que el privado.

Salmo 87:2 “Ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob” RV60 “ Él
ama a la ciudad de Jerusalén más que a cualquier otra de Israel.” NTV
¿Por qué ama Jehová las puertas de Sion más que todas las moradas de Jacob? Porque ahí es
el lugar que eligió Dios para que su nombre habitara, para que se invocara el nombre del único
Dios vivo y verdadero, para que se le diera la honra debida a la grandeza de su nombre.

Es interesante considerar que la grandeza, el poderío, la gloria, el honor y los sublime de la


deidad de Dios no puede habitar en lugares hechos por el hombre, pero si, en un lugar
específico se puede invocar el nombre que aquel que representa lo más grande que nuca ha
sido creado, es decir, en las Iglesias se invoca el nombre del trino Dios para adorarle, exaltarle
y dar la debida gloria a su nombre y cuando se hace esto, es una demostración de la presencia
visible de Dios en la Iglesia. Al invocar el hombre de Dios, su presencia se hace visible, es
manifestada y la podemos contemplar a través de la exposición de su palabra. Por eso es muy
importante la reverencia en este acto público. El ser sumamente cuidadoso en como lo
estamos administrando y la manera en cómo lo llevamos sin duda habla del entendimiento
que tenemos del culto público.

Que importante saber esto, que cada vez que nos reunimos en el culto público de adoración,
además de invocar el nombre del único Dios, estamos también dando testimonio a otros de la
fe que profesamos y en la manera en que lo llevamos a cabo dará una cara del Dios al que
servimos y adoramos, por tal debo ser cuidado en la manera en cómo me preparo previo a
exponerme a la palabra, mi actitud ante el culto público, como llevamos a cabo esta reunión
con la Iglesia y examinar si se le está dando la debida importancia a este medio de gracia (me
refiero a lo que envuelve el culto público: los himnos que entonamos, las lecturas bíblicas, la
exposición de la palabra, las oraciones públicas y la comunión con los santos.

Que interesante es descubrir que Dios ama las puertas de Sion antes que las moradas de
Jacob, es decir que prefiere la adoración publica antes que la adoración privada, con esto no
digo que el culto privado no tiene importancia alguna, porque el mismo texto nos habla que
Dios tiene un amor especial al culto público y luego al culto privado. Para llevar a cabo el culto
privado debo de saber entonces como se lleva a cabo el culto público, porque es muy
importante entender y atar a mi conciencia, que Dios ama el que se le adore públicamente y al
saberlo, este será un medio para saber cómo hacerlo privadamente.

La ley estableció la manera correcta de adorar a Dios públicamente y bajo el evangelio


encontramos el mismo principio, así que no puedo separar y concluir que ahora en el nuevo
pacto ya no es necesario adorar a Dios públicamente, o que esto no ocupa un lugar de suma
importancia en mi vida como creyente. Es tanto importante el adorar a Dios públicamente
como el hacerlo en privado y la ley me da el principio para hacerlo ahora bajo la gracia de una
manera pública y también privada.

Razones por las que el tabernáculo era Santo

Hay algo que se debe dejar en claro. En la ley, el lugar de reunión era un lugar santo,
consagrado al Señor, donde la presencia de Dios era manifestada a través de lo que se hacía.
porque así Él lo estableció a través de sus profetas, sin embargo. Ahora bajo el evangelio de la
gracia no hay razón para decir que un lugar físico sea santo o que la presencia de Dios habite
en ese lugar permanentemente. Cuando me reúno con la Iglesia en el día del Señor, en un
lugar específico e invocamos su nombre, se manifiesta Dios de una manera también especial
que sin duda no lo hará en otro lugar como lo hace aquí. Al terminar esa reunión, el lugar en
donde estábamos reunidos es simplemente un lugar que no tiene nada en especial y en el que
Dios no habita.

Ya que cada cristiano ha sido consagrado al Señor, busca una vida de santidad dentro y fuera
del lugar de reunión, haciendo obras de justicia, siendo piadoso, misericordioso y luchando
diariamente contra el pecado que le asecha tanto en su cuerpo, como las tentaciones y
artimañas de satanás y las vanidades y modas de este mundo. Ahora Dios mora por su Espíritu
Santo en cada creyente, ayudándole, capacitándolo, mostrándole su condición y llevándole en
todo momento al arrepentimiento.

1.El templo y el tabernáculo fueron apartados y separados para un uso santo, por mandato
expreso y especial de Dios.

En Deuteronomio 12:14 se menciona como Dios escogía el lugar específico en donde se le


debería de adorar bajo la ley, el establecía donde y bajo que términos. En el nuevo pacto, es
muy importante adorar a Dios de una manera pública, sin embrago el lugar es lo de menos, el
hombre debe ser prudente y sensato al saber dónde puede adorar a Dios públicamente, aun
así, teniendo la libertad para apartar tal lugar, el culto público se debe llevar a cabo con,
decencia, orden y mostrando la debida reverencia. Esto me lleva a considerar como estamos
haciendo las cosas en la Iglesia que el Señor me ha puesto a cargo, y esto también me lleva a
reconocer mis faltas y la falta de seriedad que he tomado al culto público de adoración y el
compromiso que debo asumir ante tales conclusiones a las que he llegado.

2.El templo era una parte del culto ceremonial bajo la ley, pero no existe tal culto ceremonial
bajo el evangelio y mucho menos cualquier lugar es parte del culto evangélico.

El lugar físico en donde nos reunimos no es un lugar santo, no puedo hacer una interpretación
errónea al decir que, así como el templo fue consagrado al Señor en el antiguo pacto, nuestros
lugares de adoración lo son ahora también. Cada cristiano nacido de nuevo es santificado bajo
la gracia, Dios salva a una persona y al hacer esto es justifica, se le otorga fe y arrepentimiento,
se le santifica y se le otorga los medios de gracia tanto públicos como privados para ser santo:
la exposición de la palabra, las oraciones públicas, la cena del Señor, la comunión con los
santos, la exhortación, el consejo pastoral, la oración privada, la meditación de las Escrituras,
las diciplina que ejerzo en generar hábitos, la mortificación del pecado. Ahora cada uno de
nosotros debemos entender que somos templo de Dios, consagrados para llevar una vida
piadosa y hacer obras de Justicia.

Al considerar mis caminos y ver si mi cuerpo, mi mente, mi corazón están siendo santificados,
veo mis corrupciones actuando, levantándose a la menor provocación, ganando cada día
terreno, veo cuan fácil caigo en las tentaciones y lazos de satanás, veo como el mundo quiere
saturar mi conciencia de su forma de vivir, veo como estoy debilitado a causa de mis
corrupciones, pero también veo por otro lado, aunque de una manera pequeña, veo a mi
conciencia acusándome, mostrándome mi pecado y haciendo que luche para poder escapar y
encontrar lugar seguro en Dios. Veo como Dios a través de su Espíritu Santo me redarguye
cada vez que me expongo a su palabra y esto me lleva a estar intranquilo para poder mortificar
mi pecado. El salmo 38 refleja parte de mi experiencia en este momento, al examinarme sin
duda puedo decir lo que Dijo el rey David. “Estoy al borde del colapso, haciendo frente a un
dolor constante. Pero confieso mis pecados; estoy profundamente arrepentido por lo que hice.
Tengo muchos enemigos agresivos; me odian sin razón. Me pagan mal por bien y se me
oponen porque procuro lo bueno. No me abandones, oh SEÑOR; no te quedes lejos, Dios mío.
Ven pronto a ayudarme, oh Señor, mi salvador”. Y sé que el me escucha y me está
proveyendo de los medios necesarios para mortificar mi pecado, tomando resoluciones y
ejerciendo diciplina en mi cuerpo.

Que importa saber que el creyente es el templo consagrado al Señor, al reunirnos como Iglesia
en el culto público damos evidencia en parte de nuestra santificación y sin duda eso se
reflejara en la manera en cómo se llama acabo este acto y la actitud que mostramos. (lo que
hay dentro de mi será un reflejo de mi exterior)

3. El templo era un medio de gracia de adoración, bajo la ley.

Dios mostro bajo la ley muchos misterios de la religión y la piedad y esto era una sombra de
Cristo, a través de esto el Señor fue presentado en sus tres oficios: profeta, sacerdote y Rey,
fue mostrado en su naturaleza divina y en la manifestación de su Trinidad, además de los
beneficios y promesas que se reciben en él. Ahora en Cristo esto ha sido revelado en su
totalidad, ahora en Cristo tengo todo lo que necesito para mi bien espiritual y esto lo
encuentro en las inescrutables riquezas de Cristo. Encuentro todo lo que necesito para vivir
una vida plena conformada a su palabra, encuentro el alimento que me da vida.

En Cristo esta la plenitud total de mi alma, en él está la satisfacción y el placer más elevado
que pueda aspirar o desear mi cuerpo, mente y alma, solamente tengo que acudir ante el
trono de la gracia, someterme a lo que Dios manda y trabajar siendo responsable usando los
medios de gracias para mi santificación. El placer, la satisfacción, el deseo que me ofrecen las
cosas creadas, jamás podrán satisfacer esa necesidad que tengo en mi alma. Pido a Dios que
en mi conciencia sea atada esta verdad, solo en las inescrutables riquezas de Cristo esta mi
bien.

4. El templo era un tipo de Cristo.

Ya no está el templo santificado al Señor físicamente, eso ya quedo obsoleto, esas sombras de
los rituales, ofrendas y lugares dedicados a Dios, eran un tipo de Cristo que ya no están. Cristo
ahora en su plenitud se manifiesta a cada uno de nosotros a través de su palabra y esto lo hace
cuando cada vez que me reúno con mis hermanos, Dios en su plenitud se manifiesta de una
manera muy especial que no lo hace en mi culto privado, ni en mis oraciones o en mis lecturas
bíblicas. En el culto público Dios me bendice de una manera especial y la palabra que se
expone ahí sale de la boca de Dios, Dios mismo me habla ahí, puedo escuchar su voz audible,
llamando, corrigiéndome, exhortándome, disciplinándome, consolándome, fortaleciéndome y
todo esto es único y especial en el culto público y esto no se hace en ningún otro lugar o
actividad que llevemos acabo en su nombre.

Así que le debo dar la debida importancia al culto público y entender que el lugar que ocupa
en nuestra vida de santidad es de gran peso, lamentablemente en muchos hermanos puedo
ver esa indiferencia o la poca importancia que le dan a este culto, el simple hecho por dar un
ejemplo de llegar tarde da testimonio del entendimiento que tenemos sobre el tema.

5. El Templo santifico las ofrendas, los servicios de ese pueblo. El altar santifica la Ofrenda
(Obra de Cristo) Mateo 23:19 “¡Qué ciegos son! Pues, ¿qué es más importante, la ofrenda
sobre el altar o el altar que hace que la ofrenda sea sagrada?” NTV
Bajo la ley, cuando se ofrecía un culto de adoración en el templo, este era más aceptable que
aquellos que se ofrecían en otro lugar y como he visto que todo esto que se hacía en el antiguo
pacto era una sombra de Cristo, puedo entender que esto era porque solo hay aceptación en
Cristo para adorar a Dios, Él es el medio para acudir al padre y que nuestras ofrendas puedan
ser como olor fragante.

Esto debe de llevarme a tener cuidado y no dar por hecho que un lugar físico es más
importante que otro para poder adorar a Dios, ya que como tal y lo he entendido el lugar no
tiene una importancia en el sentido que no es santo. lamentablemente hay mucha
superstición dentro de la Iglesia al respecto del lugar.

El lugar más importante está en nuestro corazón donde salen nuestros deseos, pensamientos e
intenciones, ese es el lugar que debemos santificar, ese es el lugar más importante desde
donde debemos adorar. Si mi corazón es el sótano de satanás, si ahí están mis corrupciones
manifestándose a todo lo que da, no puedo adorar a Dios, el no comparte su Gloria, él quiere
todo o nada. Debo en todo momento examinar mi corazón y ver quien está habitando ahí.

También podría gustarte