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Gayo señala que las fuentes de las obligaciones son dos: el contrato y el delito, los
contratos pueden manifestarse por voluntad de palabras (verbis) por escrito
(litteris) por la entrega de la cosa (re) o por consentimiento (consensu). Las
obligaciones que nacen de un delito por su parte no se agrupan en grupos pues
son uno solo ejemplo: el hurto, cualquier clase de daño, injuria u otros, son
contrarios al derecho y traen como consecuencias reparar el daño ocasionado
(pena pecuniaria).
Otra de las fuentes de las obligaciones es la ley que obliga a las personas a
conducirse de manera ordenada o a cumplir ciertas conductas, como el pago de
los impuestos (IVA, ISR, IUSI) obligación del pago de alimentos, el pago del
salario y prestaciones en el ámbito laboral, entre otras. En los litigios se dan
también las sentencias; las cuales desde el momento que las dicta la autoridad
correspondiente deben cumplirse con las obligaciones que estas designen.
En colusión las fuentes de las obligaciones son dos: el contrato y el delito, para
Justiniano las fuentes son: El contrato, cuasicontrato, delito y cuasidelito; siendo
también fuente de las obligaciones la Ley y las sentencias.