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UNIDAD I
CONCEPTO DE ACTO JURÍDICO
Uno de los posibles efectos del acto jurídico, cual es crear obligaciones, lo vincula
con las fuentes de las obligaciones.
La obligación es el vínculo jurídico por el cual una persona llamada deudor o sujeto
pasivo se encuentra en la necesidad de dar, hacer o no hacer algo en favor de otra
persona llamada acreedor o sujeto activo.
A su vez, las fuentes de las obligaciones son los hechos de que proceden las
causas que las generan y ellas están señaladas en los artículos 578, 1437 y 2284
del C.C.
En resumen:
Acto jurídico supone una conceptualización sobre los hechos, estos pueden o no
tener consecuencias jurídicas.
EJ: El COVID-19 tuvo consecuencias jurídicas a nivel de contratos que se tuvieron
que posponer. Despedirme de mi mamá en la mañana es un hecho que no tiene
consecuencias jurídicas.
- Hechos de hombre
- Hechos de la naturaleza
Los hechos que nos incumben en esta materia son aquellos en los que se tiene una
intención positiva de celebrar un acto.
ACTO JURÍDICO
Es la manifestación de la voluntad formada con la intención de producir efectos
jurídicos y que causa los efectos jurídicos queridos por su autor y previstos por el
ordenamiento jurídico.
Este concepto comprende tanto los actos jurídicos unilaterales como los bilaterales.
Clasificación Tradicional
Elementos de la definición:
- Se utiliza la expresión originariamente para resaltar que el testamento
no requiere de otro acto jurídico para su perfeccionamiento; es verdad
que el asignatario testamentario puede repudiar, pero la repudiación
no afecta la validez del testamento.
- Se habla de parte y no de persona, ya que la parte puede estar
formada por varias personas (artículo 1438 del C.C.).
De esta forma, el acto jurídico unilateral puede ser de las siguientes clases:
- Simple, cuando una parte está constituida por una única persona,
como sucede en el testamento.
- Colectivo o complejo, en cuyo caso la parte está formada por varias
personas, como sucede en la aprobación de un balance por parte de
una Junta de Accionistas de una Sociedad Anónima.
● Contrato Unilateral: una de las partes se obliga para con otra que no
contrae obligación alguna.
EJ: El mutuo, el comodato y el depósito, los que a su vez tienen también la
naturaleza de contratos reales.
¿Es lo mismo decir acto jurídico unilateral que contrato unilateral? No, porque
un contrato siempre es un acto jurídico bilateral, y si este siempre es así ¿Cuál es la
diferencia entre un contrato unilateral y un contrato bilateral? De acuerdo al
ART.1439 lo diferencia en que el bilateral ambas partes se obligan recíprocamente,
si solo una parte resulta obligada es unilateral.
Importancia de la clasificación:
a) El principio de la mora purga la mora (artículos 1552 y 1826 del C.C.). La
mora de un contratante excusa el cumplimiento de la contraparte; de esta
forma, una parte no puede exigir el cumplimiento de una obligación, si no
cumple o está llana a cumplir su obligación correlativa.
c) La teoría de los riesgos (artículos 1550 y 1820 del C.C.). La teoría de los
riesgos sólo se aplica en los contratos bilaterales, porque sólo en ellos existe
una obligación correlativa. Así, por ejemplo, en el contrato unilateral de
comodato de perecer la cosa por caso fortuito, no se aplica la teoría de los
riesgos, ya que dicho modo de extinguir las obligaciones (caso fortuito) hace
que la cosa perezca para su dueño, el comodante.
Importancia de la clasificación:
a) El error, en cuanto a la identidad de la persona, vicia el consentimiento en
los actos jurídicos gratuitos y excepcionalmente en los onerosos. En éstos es
indiferente la contraparte, salvo en los contratos de confianza e intuito
personae.
● Acto jurídico aleatorio: es aquel que tiene como prestación un evento o con
tingencia incierta de ganancia o pérdida, como un sorteo o compra de una
mina. El Código Civil se refiere a estos contratos en el artículo 1441.
● Acto jurídico mortis causa o por causa de muerte: Es aquel cuyos efectos
se realizan normalmente después de la muerte de su autor, como el
testamento.
Importancia de la clasificación:
a) Respecto de la capacidad. Para poder testar se requiere sólo ser púber, es
decir, son hábiles para testar la mujer mayor de doce y el varón mayor de
catorce (artículo 1005.1º, Nº 2 del C.C.).
● Acto Jurídico Principal: Es aquél que puede existir por sí mismo, sin
necesidad de un acto jurídico principal al cual accedan, como la
compraventa.
Este artículo presenta una similitud con el artículo 46 del C.C. Esto ha llevado a
algunos autores, como H. ROSENDE S., a concluir que el contrato accesorio es una
especie de contrato de garantía. De esta forma, el artículo 1442 del C.C. se debe
concordar con el artículo 46 del C.C.
El Contrato Dependiente.
Ésta es una categoría de contrato creada por la doctrina y que de alguna forma
goza de la naturaleza del acto jurídico accesorio. Este contrato puede ser definido
como el acto que para subsistir requiere de otro acto o contrato. Son ejemplos de
estas convenciones, el contrato de posposición de hipoteca y las convenciones
matrimoniales antes del matrimonio. Tanto el contrato dependiente como el
accesorio se rigen por el principio de la accesoriedad.
Importancia de la clasificación:
● Acto Jurídico Puro y Simple: Es aquel que produce sus efectos normales
desde su constitución y para siempre, sin alteraciones o modificaciones de
ninguna especie, como la compraventa al contado.
Esta clasificación viene del Derecho romano, pero la doctrina moderna es pacífica al
entender que estas tres formas de contrato se estructuran sobre el consentimiento.
A su vez, la regla general en nuestros días es que los contratos sean consensuales,
a diferencia de lo que acontecía en el Derecho romano, en el cual la regla general
era la opuesta, es decir, los contratos eran solemnes.
A esta clasificación se refiere el artículo 1443 del C.C., en los siguiente términos:
Se ha criticado por la doctrina civil la definición del contrato real del artículo
1443 del C.C. por cuanto los contratos reales se perfeccionan por la entrega
de la cosa y no por la tradición, como señala la referida norma; es más, en la
mayoría de los casos el contrato real será un título de mera tenencia y no un
título traslaticio de dominio.
Por último, la mayoría de los autores están de acuerdo en que esta figura de
lege ferenda puede subsumirse en los contratos consensuales o solemnes.
Así, este contrato es totalmente inoperante en los países del Common Law y
en el Derecho alemán. La categoría contratos reales onerosos ha sido
criticada en el Derecho comparado, perdiendo en la actualidad toda vigencia.
DÍEZ-PICAZO señala que la subsistencia de esta figura ha sido puesta en
tela de juicio por FORCHIELLI, JORDANO e incluso por la doctrina clásica
francesa.
Importancia de la clasificación:
Según el Código Civil chileno, los contratos que no requieren la entrega de la cosa
(reales), ni el cumplimiento de una formalidad objetiva (solemnes), son
consensuales. Ahora, el contrato consensual es, con suma frecuencia, un contrato
formal, pues debe cumplirse para celebrarlo con formalidades vía prueba o
publicidad.
● Acto jurídico causado: Es el que exige una causa (motivo que induce al
acto) y es la regla general.
Los contratos nominado e innominado deben respetar las normas que regulan la
estructura del contrato; ambos deben cumplir con los requisitos propios de la
estructura del contrato, como consentimiento, consentimiento no viciado, causa,
objeto, etc. Pero en los elementos de la esencia particulares, ambas figuras se
diferencian; en los contratos nominados aquéllos son determinados por la ley. De
esta forma, en la compraventa no pueden faltar la cosa y el precio; en cambio, los
elementos particulares de la esencia en los contratos atípicos no los establece la
ley, sino las partes. En resumen, los contratos innominados no gozan de una
estructura particular tipificada.
● Contrato de Libre Adhesión: Es aquel en virtud del cual una de las partes
tiene el poder suficiente como para imponer las condiciones en que ha de
contratar, pudiendo sólo la otra aceptar o rechazar la suscripción del contrato.
Son contratos de adhesión los de seguros, tarjeta de crédito, contrato de
carga, transporte de pasajeros, etc. Una forma de limitarlos es regulándolos a
través del llamado contrato dirigido.
La estructura del acto jurídico se configura por sus elementos y requisitos. Estos
conceptos están fuertemente interrelacionados por cuanto “los requisitos del acto
jurídico” son los elementos de la esencia generales del acto jurídico, es decir, los
propios de la estructura del acto jurídico –que son los que se verán en este
capítulo–.
Pero además los actos jurídicos concretos, generalmente los típicos o nominados,
deben cumplir con elementos de la esencia particulares, los que abordaremos en
cada acto jurídico específico. Ellos, a su vez, pueden ser entendidos como
requisitos de estos actos jurídicos concretos. Así, al estudiar el mandato o el
testamento se deben analizar los elementos de la esencia particulares de estas
figuras, es decir, los requisitos que deben cumplir para nacer a la vida del Derecho
como tales.
De esta forma, los elementos del acto jurídico configuran un concepto jurídico
más amplio –que permite entender de mejor forma la estructura del acto jurídico–
que el de requisitos del acto jurídico. Así, forman parte de los elementos del acto
jurídico las cosas de la naturaleza, las que el Derecho integra supletoriamente al
acto jurídico y son disponibles por las partes o el autor del acto jurídico. A estos
elementos se suman los accidentales, que son los que el autor o las partes pueden
agregar libremente al acto jurídico.
A los elementos o cosas del acto jurídico se refiere el artículo 1444 del C.C. en los
siguientes términos:
Una modalidad, como cosa de la esencia del acto jurídico, puede ser la
muerte del usufructuario en el usufructo, en el sentido que el usufructo no
podrá subsistir más allá de la vida del usufructuario. Así, el usufructo es un
acto jurídico sujeto a plazo. Algo similar ocurre en el fideicomiso, que exige la
existencia del fideicomisario a la fecha del cumplimiento de la condición (ésta
es la condición de la esencia del fideicomiso). Otro tanto acontece en el del
contrato de promesa (artículo 1554.1º, Regla 3ª, del C.C.). En dicho contrato,
las partes deben convenir un plazo o condición que fije la época de la
celebración del acto o contrato prometido.
Existen múltiples clasificaciones de los requisitos del acto o contrato. Sin embargo, a
continuación sólo se analizarán dos de ellas.
En torno a los requisitos del acto o contrato se suele distinguir entre requisitos de
existencia y de validez. Esta distinción es artificial para los autores que entienden
que la omisión a los requisitos de existencia trae aparejada la nulidad. En cambio,
esta clasificación de los requisitos del acto jurídico es fundamental para la doctrina
que sostiene la teoría de la inexistencia.
● Requisitos externos del acto jurídico: Son aquellas formas externas con
arreglo a las cuales debe manifestarse la voluntad para nacer a la vida del
Derecho.
A los requisitos que debe cumplir todo acto o contrato se refiere el artículo 1445 del
C.C., señalando que:
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto
o declaración de voluntad es necesario:
En la elaboración de este artículo, como destacaba CLARO S., BELLO recurrió a los
artículos 1008 del Código Civil, 1356 del Código de Luisiana y al Proyecto español
de 1851. El artículo 1445.1º del C.C. chileno tiene la virtud de referirse no sólo a los
contratos, sino a todo acto jurídico que genere obligaciones. En este sentido, el
artículo 1445 fue más preciso que el artículo 1108 del Código Civil, que se refiere
sólo a los contratos.
Tal vez la única crítica que puede hacérsele a esta disposición es que pareciera
referirse sólo a los actos jurídicos bilaterales al señalar “para que una persona se
obligue a otra”, pero la mayoría de la doctrina entiende que estos requisitos se
aplican a todo acto jurídico. En este sentido, parece mejor la redacción del Código
Inédito, que se refería a “los actos voluntarios”. Sin perjuicio de ello, esta crítica es
más bien marginal por cuanto la redacción del artículo 1445.1º del C.C. es muy
superior a la del artículo 1108 del Código Civil.
La voluntad es la potencia del alma que lleva a hacer o no hacer alguna cosa (DE
LA MAZA). Este requisito está establecido, en el artículo 1445.1º, Nº 2, del C.C., en
los siguientes términos:
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto
o declaración de voluntad es necesario:
Clasificación de la Voluntad:
Por otra parte, para A. LEÓN la voluntad sólo puede ser expresa o tácita, la
voluntad presunta es una voluntad que tiene su fuente en la ley. Por ello, para
el referido autor la voluntad presunta no es más que una voluntad tácita.35
Sin perjuicio de lo anterior, para parte de la doctrina son casos de voluntad
presunta los de los artículos 898.2º o 1233 del C.C. Incluso la voluntad
presunta sirve como fundamento a algunas instituciones, como el
acrecimiento, que se basa en la voluntad presunta del testador.
a. Cuando la propia ley exige voluntad expresa, cómo los supuestos de los
artículos 1023, 1060, 1464, 1511.3º, 1517, 1543 y 1583 del C.C.
Los actos jurídicos unilaterales por regla general son revocables, en cuyo
caso sucede lo inverso a lo señalado previamente, es decir, la regla general
es que prevalezca la última voluntad, sea tácita o no.
En los países del Common Law, en caso de que exista una obligación de declarar
(duty to speak arising from law or usage), la falta del rechazo a la oferta se mira
como aceptación. En algunos ordenamientos jurídicos se produce la renovación
tácita de algunos contratos, como ocurre con el arrendamiento en Alemania (§ 568,
BGB), Francia (artículo 1753 del Code Civil) o Italia (artículo 1597, Codice). Los
Códigos suizo de las Obligaciones (artículo 6º) y Civil portugués (artículo 234)
regulan expresamente el silencio y los casos en que se considera como aceptación.
En esta materia se señala que nuestro Código Civil sigue la teoría clásica, pero en
realidad ello es efectivo sólo con importantes matices. Así se desprende de las
siguientes disposiciones:
El artículo 1069 del C.C. acoge la teoría de la voluntad real, pero sólo en la
medida que la contradicción entre voluntad real y declarada sea manifiesta,
es decir, hace muy difícil la prueba de la “voluntad real” contra la voluntad
declarada que consta en el testamento.
Teoría de la Voluntad:
Esta teoría fue un gran avance para el Derecho de los contratos y significó el
abandono del formalismo propio del Derecho romano clásico. Para esta máxima, el
contrato se forma mediante la concurrencia de voluntades que pasan a constituir lo
que se denomina “consentimiento”.
Como destaca DÍEZ-PICAZO, para los seguidores de esta teoría se atribuye un
papel fundamental a la voluntad y un valor puramente instrumental a la declaración.
Ello se debería a que esta teoría fue una respuesta al excesivo formalismo que
prevaleció en el Derecho romano, que sin lugar a dudas llevó a soluciones injustas.
Esta teoría plantea una separación tajante entre la voluntad declarada y la real, que
lleva a que siempre deba de preferirse la voluntad real. Esta separación categórica
entre voluntad real y declarada fue fuertemente criticada por la doctrina alemana.
WINDESCHEID tal vez fue uno de los primeros en criticar dicha separación y en
señalar que ambas voluntades deben analizarse como lo que son, una sola
voluntad.
Esta teoría se sustenta en la seguridad jurídica que requiere el tráfico de los bienes.
Ella se traduce en la necesidad de crear las condiciones necesarias para que el
comercio se desarrolle. En Alemania, a pesar de que los redactores del BGB se
inclinaron en el § 133 por la teoría de la voluntad (Willenstheorie), la increíble fuerza
que tomó la doctrina de la declaración (Erklärungstheorie) hizo que los tribunales
aceptarán en muchas situaciones dicha teoría. De esta forma, a pesar de que el §
133 del BGB siguió al artículo 1156 del Code Civil, la jurisprudencia alemana, antes
de inclinarse por una u otra teoría, optó por soluciones prácticas y abiertas. Ello se
tradujo en definitiva en una rica regulación jurisprudencial inspirada en aspectos
concretos.
La adopción de una u otra teoría fue uno de los grandes temas de discusión para la
doctrina civil del siglo XIX.
El Código Civil, como el Code Civil, no reguló la formación del consentimiento. Para
hacer frente a esta falencia los jueces, al estar obligados a fallar conforme a
Derecho, de acuerdo al principio de inexcusabilidad, recurren a las normas del
Código de Comercio (artículos 97 a 106 del C. de C.).
En nuestra doctrina no se discute que las reglas por las que se rige la formación del
consentimiento en los contratos consensuales son las del Código de Comercio. Para
ello se recurre a los siguientes argumentos:
b. De la oferta.
La oferta es una proposición que dirige una persona a otra para los efectos de
celebrar una convención en ciertas condiciones. La oferta es un acto jurídico
unilateral recepticio, por cuanto sólo en la medida que le sigue la aceptación genera
los efectos jurídicos que le son propios.
Sin embargo, la oferta por sí sola puede generar una obligación de indemnizar en
determinadas condiciones. Este efecto de la oferta, que es independiente del
consentimiento, no le quita la calidad de acto jurídico recepticio porque la oferta sólo
producirá sus efectos propios desde que es aceptada.
Elementos de la Oferta:
Clases de Oferta:
Requisitos de la oferta:
La oferta indeterminada nunca tiene valor (artículo 105.1º del C. de C.). Pero
la oferta determinada a persona indeterminada excepcionalmente puede ser
válida (artículo 105.1º del C. de C.) en caso de que concurran las siguientes
condiciones:
ii. Teoría alemana. En virtud de esta teoría la oferta obliga al oferente aun
antes de la aceptación.
Esta doctrina fue adoptada en el § 145 del BGB. Los efectos de esta
teoría son substancialmente diferentes de los de la posición anterior,
como se desprende de los § 146 a 153 del BGB. En este sentido el §
145 del BGB señala textualmente lo siguiente: “Párrafo 145 (Efecto
vinculante de la oferta). Quien ofrezca a otro hacer un contrato está
vinculado por la oferta, a menos que haya excluido el estar vinculado”.
Consecuencias de esta teoría:
Duración de la oferta:
c. La Aceptación
Elementos de la aceptación:
a) La aceptación debe ser seria, es decir, debe ser efectuada con la intención
de formar el consentimiento.
Clasificación de la aceptación:
Requisitos de la aceptación:
Responsabilidad precontractual:
La formación del consentimiento es, sin lugar a dudas, lo que sintetiza de mejor
forma el contrato, incluso se podría decir que el consentimiento es el contrato
mismo.
En los países del Common Law se habla de consent, mutual assent o agreement,
en Italia de consenso y en Alemania de Einigung. Pero desde el siglo XVIII el “ius
naturalismo” le da un nuevo alcance al contrato. Esta nueva concepción del contrato
es jurídicopolítica y ella lo separa del poder estatal, el contrato no nace de la
stipulatio romana o del reconocimiento que el Derecho hace de los estatutos
reguladores, como en la compraventa, sociedad, mandato o arriendo romanas, sino
de la “autonomía de la voluntad”, que pasa a ser la piedra angular del Derecho de
los contratos y de todo el Derecho privado. Filosóficamente, el consentimiento se
centra en los sujetos que le dan origen al contrato a través de la oferta y la
aceptación, es decir, el contrato tiene sus bases en el individualismo.
Por ello, los actos no permitidos pasan a ser la excepción, es decir, de Derecho
estricto, como sucede con las incapacidades, el objeto ilícito, etc.
Esta visión del contrato sería modificada, hacia finales del siglo XIX, dando lugar en
algunos países a la teoría del negocio jurídico y en los de influencia francesa, como
el nuestro, a la teoría de los contratos de adhesión, dirigidos y forzosos.
b. Para efectos de la teoría de los riesgos. Dicha teoría sólo puede aplicarse
una vez que se ha formado el consentimiento.
d. Para determinar la ley que rige el contrato. El contrato se rige por la ley
vigente al tiempo de su celebración o formación del consentimiento.
Autocontratación o autoconsentimiento:
Es el acto o contrato que una persona celebra consigo misma y en virtud del cual
actúa a la vez como parte y como representante de la contraparte o como
representante de ambas partes. Esta figura se admite en otras legislaciones, como
la francesa y la alemana, aunque en esta última sólo con ciertas limitaciones.
Para algunos autores se trata de un acto jurídico unilateral al cual la ley atribuye los
efectos de un contrato. Ello se debe a que la voluntad generadora del acto, no
obstante ser bilateral, es una, la del autor que actuó representando a ambas partes
o bien como parte directa y como representante de la otra. Para otros autores se
trata de un verdadero contrato. Una sola voluntad estaría disponiendo de dos
patrimonios, vinculando a sus titulares. Así, la persona que da lugar al autocontrato
afecta a dos partes. Una tercera posición sostiene que se trata de una prolongación
de la representación, puesto que si se reconoce la representación se debe aceptar
la autocontratación.
En Chile la mayoría de los autores se inclinan a favor de esta figura en razón de los
siguientes argumentos: