Las Batallas del Cid

Ignacio Gilbert y Mairena Castaño

Rodrigo Diaz de Vivar, mejor conocido como el Cid Campeador fue como todos
sabemos un caballero majestuoso, desde su historia se forjaron incontables leyendas que le
hicieron conocido por toda España e incluso por Europa. El Cid batallo innumerables veces,
pero en este documento recopilaremos las batallas que le convirtieron en la leyenda que es
considerada en estos tiempos.

Batalla de Graus (1063)

Esta fue la primera batalla que libró el Cid. En la Batalla de Graus hubo un
enfrentamiento entre las tropas de la taifa de Zaragoza, al mando del príncipe Sancho de
Castilla , contra el reino de Aragón. Este quiso tener lugar el intento de conquista de la ciudad
de Graus por parte de los aragoneses.

El bando aragonés intentó consecutivas veces apoderarse de Barbastro y Graus. Estos

eran considerados lugares estratégicos que formaban una cuña entre sus territorios. En la
primavera de 1063 comenzó el revuelto en Graus lo que motivó el enfrentamiento entre las
tropas de Ramiro I de Aragón y Al-Muqtadir de la Taifa de Zaragoza. En este bando se
encontraba el famoso joven Rodrigo Díaz de Vivar. (Mari, J. (2018, diciembre 2).

Finalmente los aragoneses fueron derrotados y perdieron en este conflicto bélico a su

rey Ramiro I. Según la corte, al parecer fue asesinado por un combatiente árabe, llamado
Sadaro. Este estaba disfrazado de cristiano, le clavó una lanza en el rostro. Este falleció ante
las puertas de la localidad el 8 de mayo de 1063.

Batalla de Llantada (1068)

La batalla de Llantada, fue una batalla que se disputó entre los herederos de Fernando
I. Sancho II de Castilla, con su fiel caballero Rodrigo Díaz de Vivar, derrotó a su hermano
Alfonso VI de León. Tuvo lugar a las orillas del río Pisuerga, en la frontera entre el reino de
León y el reino de Castilla.

Debido a la muerte del rey Fernando este decidió repartir los reinos entre sus hijos,
dejando en herencia Castilla a Sancho que era el mayor y León a Alfonso. Galicia y Portugal
cayeron en manos de García y por último, a sus hijas Urraca y Elvira las dejó los señoríos de
Zamora y Toro.
 Dos años estuvieron en paz los hermanos tras la muerte de su padre, respetando su
voluntad. Esto se debe a que mientras la reina Sancha se mantuvo viva se desvivio por que
esto siguiera así. Después del fallecimiento de la reina viuda, sucedieron los enfrentamientos
entre los hermanos en busca de volver a unificar el territorio bajo una sola corona.

El reparto de la herencia entre todos los hijos de Fernando I nunca satisfizo los ideales
de Sancho. El siempre dio por hecho que sería el único heredero legítimo, por lo que
inmediatamente se organizó para intentar hacerse con los reinos que se les habían adjudicado
a sus hermanos. Este fue el comienzo de un periodo de siete largos años de guerras
protagonizadas por los tres hijos varones del emérito rey.

Al fallecer en 1067 la reina se iniciaron las disputas del reparto de tierras con su
hermano Alfonso. Tuvo lugar en Llantada un juicio de Dios, para decidir que la posesión de
sus respectivos reinos caería en manos de un único soberano, se llegó a pactar que el que
saliese victorioso obtendría el reino del derrotado.

La batalla no fue decisiva, aunque Sancho supuestamente ganó, su hermano no

cumplió con lo acordado, es decir no cedió sus derechos.

Este conflicto tuvo como principal consecuencia el aumento del prestigio de el Cid
Campeador.

Batalla de Golpejera (1072)

En el invierno del año 1072 fue testigo de una de las batallas más grandes de la
historia del cid. Conocida como Batalla de Golpejera.

Los cuatro años que espaciarón la Batallas de Llantada y Golpejera, lo invirtieron los
dos hermanos en repartirse el Reino galaico-portugués de su hermano pequeño García.
Mediante un especie de acuerdo, el rey leonés dejó pasar a las tropas castellanas por su
territorio para combatir el territorio de Portugal. A cambio de que una vez vencido García ,
los territorios se distribuirán a partes iguales.

Así ocurrió en 1071, que no solo al hermano menor se le arrebataron las tierras sino
que también Santarém, y poco después exiliado a su patria sevillana. Como era evidente, tras
conquistar Galicia y Portugal, lo siguiente era disputar nuevamente el dominio sobre todo el
territorio entre castellanos y leoneses.

Todo hombre en disposición de combatir por parte de ambos reinos se encontraba en

Golpejera dispuesto a luchar, para convertir a su legítimo rey, en el único heredero de
Fernando I el magno.
En el bando castellano comandaba junto al rey Sancho II y su fiel alférez Don Rodrigo Díaz
de Vivar, Por la otra parte sobresalía la figura del conde de Saldaña Don Pedro Ansúrez,
alférez de Alfonso VI de León.

Después de duras horas combatiendo, con la llegada de la noche, el combate de manera

momentánea quedó suspendido, ante la huida repentina de los castellanos. La decisión de
Alfonso de no perseguir, y dar fin a los castellanos tras la huida, fue contradictoria. Esto dio
pie a la reagrupación durante la noche del ejército castellano, y un contraataque al amanecer
que sorprendió por completo al contrincante. Posteriormente, tras finalizar el conflicto fue
capturado Alfonso. (La Batalla de Golpejera. (s/f). Lomasdecampos.es.)

Al igual que su hermano pequeño, marchó junto a su alférez camino del destierro.
Finalmente, Sancho II fue el vencedor absoluto y salió proclamado Rey de todos los reinos
que su padre.

Batalla de Cabra (1079)

La Batalla de Cabra fue disputada en el año 1079, en una localidad de Córdoba,

España. Saliendo victorioso el Cid sobre las tropas combinadas de Abd Allah de Granada y
su aliado García Ordóñez.

Ese mismo año Alfonso VI envió dos mensajeros a los reinos de Granada y Sevilla
con fin de cobrar las parias anuales. (Estas eran los pagos que hacían determinados reinos a
cambio de protección y armamento por parte de otro reino).

La embajada de Granada estaba dirigida por el conde García Ordóñez y la de Sevilla

por Rodrigo Díaz, el Cid. El rey de Granada antes de pagar las parias pidió que atacaran al
reino de Sevilla para dar una lección a su enemigo el rey al-Mutamid. Los nobles sin
preguntar a nadie accedieron a la petición del mismo con un interés de sacar dinero de esa
operación. Por lo tanto pusieron sus tropas en marcha con dirección a Sevilla.

Por otro lado, en esta ciudad estaba el Cid mandando cobrar las parias
correspondientes. Ante la ofensiva el rey sevillano le comunicó el ataque exigiéndole la
defensa y protección que estaba obligado como representante del rey Alfonso VI. El Cid al
conocer la noticia avisó a los atacantes pidiéndoles que se retiraran, pero esto solo provocó la
burla hacia ellos. Ante esta situación el Cid salió con su ejército y las tropas sevillanas del
rey al-Mutamid.

Los dos ejércitos se encontraron en Cabra produciéndose una batalla donde la visión
estratégica del Cid venció a la superioridad numérica de García Ordóñez

Este episodio marca el inicio de los desencuentros del Cid con su rey, ya que aunque
actuó legalmente, el contrincante era un conde muy influyente en la corte Alfonsina y tras
este episodio se convirtió en enemigo. En aquel momento los reyes querían tener como
aliados a los nobles para así evitar discusiones internas que acababan habitualmente en
acontecimientos desafortunados. Por esta razón se explica la actitud desentendida del rey al
enterarse de la batalla entre sus hombres.

Batalla de Almenar (1082)

Este conflicto bélico se libró en el verano de 1082. Esta batalla se disputó entre las
tropas del rey Al-Mutamán de la Taifa de Zaragoza y las comandas del Cid contra las tropas
de Al-Mundir 'Imad al-Dawla, rey de la Taifa de Lérida. Estos contaron con el apoyo del rey
de Aragón, Sancho Ramírez, el conde de Barcelona, Berenguer Ramón II y el conde de
Cerdaña y Berga, Guillermo Ramón I. Este conflicto duró durante unos días principalmente
en la frontera entre la Taifa de Zaragoza. Después en la Taifa de Lérida en distintas
localidades y fortalezas también hubo disputa. Esto se debía a una rivalidad entre dos
hermanos de la dinastía oriental de Banu Hud. Estos querían incorporar a sus territorios la
tarifa del rival.

Su padre Al-Muqtadir dividió en dos la Tarifa de Zaragoza antes de su muerte. La

parte de Zaragoza a Al-Mutaman y la de Lérida en Al-Mundir. Aun así su hijo privilegiado
no estaba de acuerdo con el reparto y por lo tanto provocó un conflicto. Primero fue familiar,
en donde Al-Muqtadir intentó someter a su hermano para que le cediera su territorio sin
ningún tipo de resultado. Tras esto, esté ya decidió obligarle militarmente, estallando una
batalla.

Finalmente la victoria fue para las tropas comandadas por el Cid (Al-Mutaman de
Zaragoza), aunque no concluyó claramente por unos cambios decisivos en las posesiones
iniciales.

Batalla de Tévar (1090)

Este conflicto en cuestión se llevó a cabo en el territorio anteriormente considerado

taifa de Denia. Rodrigo diaz de vivar se enfrentó el verano de este mismo año a las tropas del
rey Al-Mundir de Lleida, en este caso comandadas por Berenguer Ramón II de Barcelona.
Todo esto sucedió tras el segundo destierro del Cid, por lo que este actuó solo con su ejército
y sin ningún respaldo en caso de necesitarlo.

El Cid comenzó a asentarse en el antiguo taifa de Lleida, en esta época controlado

por un rey musulman que contaba con la protección de Berenguer Ramon II debido al pago
de parias a éste. Como deber de Berenguer Ramon II, este debió responder con ataques a los
hombres del Cid en defensa del rey de Lleida. Tras intentar de todas las formas acabar con el
ejército del Cid, Berenguer tuvo que hacerle frente el mismo con sus hombres en las
cercanías de la puebla de alcolea, siendo de esta manera derrotado y capturado por Rodrigio
Diaz de Vivar. En esta batalla el Cid fue herido al ser derribado de su caballo, pero a pesar de
esto, sobrevivió y salió victorioso, obteniendo además 1 tonelada de metales preciosos como
botín de guerra.

Batalla de Cuarte (1094)

Tras un bloqueo que había estado activo durante prácticamente seis meses, las puertas
de Valencia comenzaron a abrirse para el ejército del Cid, exactamente el 15 de junio de
1094, Rodrigo Diaz de Vivar entró en la ciudad la mañana siguiente. La conquista de
Valencia no sólo supuso un gran golpe moral para los musulmanes activos en España, sino
que además supuso una gran amenaza para los demás dominios árabes que estaban situados
próximos a Turia. Las tierras y fortalezas de estos, empezaron a sufrir constantes ataques y
saqueos de las tropas del Cid situadas en la ciudad de Valencia. Desde ahí, las fuerzas
musulmanes restantes se dirigieron a Granada, donde pidieron ayuda a las fuerzas
musulmanas dirigidas y controladas por Yúsuf, este posteriormente ordenó la movilización de
su ejército hacia Valencia con el fin de reconquistar la ciudad.

Al enterarse de esta noticia, Rodrigo tomó la decisión de reforzar la ciudad de

Valencia para convertirla en una fortaleza inexpugnable, capaz de contener los ataques del
ejército arabe de Yusuf. Otra medida que el Cid tomó, fue desarmar e inhabilitar a los
muslmanes restantes en el interior de la capital valenciana, además el Cid expulsó de la
ciudad a gran parte de estos anteriormente mencionados, especialmente a los que consideraba
más en condiciones de luchar y de defenderse, todo con el fin de evitar que en el futuro estos
se pudieran convertir en un problema en el caso de que se produjera un asedio.

En este momento se comenzaron a producir constantes reyertas desde el exterior , ya

que diariamente se arrojaban lanzas y otros objetos a las murallas de Valencia y al interior de
la ciudad, causando como consecuencia miedo en la población de dentro de la ciudad.
Posteriormente, llegó a los oídos del Cid la noticia de que refuerzos desde Castilla acudirían a
su ayuda en breves, el Cid ideó una estrategia para conseguir reprimir al ejército arabe desde
fuerza y desde el interior de la ciudad.

El Cid decidió esconder a parte de sus caballeros cerca de el cuartel musulman de

cuarte, a la mañana siguiente, cuando estas fuerzas se desplegaron, el desorganizado ejército
musulman decidió seguir a esta mesnada que les atrajo a las murallas de Valencia, desde ahi
el ejercito de Alfonso VI y de el Cid les tendieron una emboscada, de esta manera
provocando una retirada forzosa del ejército liderado por Yusuf, dejando atrás en Cuarte un
valiosísimo botín repleto de joyas y monedas. El Cid tras apropiarse de este botín, pudo
asentarse con éxito en Valencia y de esta manera proclamar su gobierno en estas tierras.
Batalla de Bairén (1097)

El Cid, tras conquistar Valencia, se reunió con Pedro 1 de Aragón para firmar un
tratado que les posicionará como aliados con el fin de enfrentarse a los almorávides en Xátiva
y Gandía, ciudades próximas a Valencia.

Muhammad ibn Tasufin, líder del ejército arabe de esta zona, decidió enfrentarse a las
tropas dirigidas por los integrantes del pacto (El Cid y Pedro 1), para así evitar el
abastecimiento de sus fuertes próximos. A pesar de esta oposición islámica, los líderes
cristianos pudieron abastecer sus fortalezas con los suficientes recursos. Tras esto, El Cid
tomó el camino por la costa ya que pasar entre denia y játiva era una ruta muy fortificada por
las fuerzas árabes. Exactamente en enero de 1097, estando el Cid y el rey aragonés
acampados en Bahrein, una población muy cercana a Gandia y Xativa, estos fueron atacados
por el ejército dirigido por el general Muhammad, que les emboscó con tropas terrestres
además de una flota compuesta por múltiples naves almorávides que contenían tropas, por lo
que el ejército del cod se encontraba rodeado y abiertos a dos frentes, lo que les ponía en una
gran desventaja.

La situación parecía indicar que el Cid perdería esta batalla hiciera lo que hiciera,
pero el Cid ideó una estrategia que consistía en cargar frontalmente con toda su caballería
para así romper con las filas enemigas desde el centro, de esta manera causando confusión.
Esa misma mañana el ataque se llevó a cabo causando un daño extraordinario, y por lo tanto
una retirada inminente del ejército islamico. El cid se proclamó ganador, recogiendo a su
paso un enorme botín, además de el paso directa a la ciudad de Valencia

En resumen, las batallas del Cid se dividen en seis partes. Primeramente estuvo al
servicio de Sancho II de Castilla defendiendo su reino en numerosas ocasiones y ayudando a
derrotar a sus hermanos. Después de su muerte fue caballero de confianza de Alfonso VI,
pero este le desterró y pasó a servir a la Tarifa de Zaragoza. Finalmente en 1085 se reconcilió
con su antiguo rey aunque no por mucho tiempo porque en 1088 fue nuevamente desterrado
tras su intervención en Levante. Seguidamente en 1092 el Cid de Zaragoza conquistó
Valencia y se hizo con el territorio y ese fue su último combate antes de su fallecimiento.
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