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Una de las razones por las cuales el bullying se hace presente cada vez más en
las escuelas es su negación. Quitarle valor o dimensión a esta problemática, lejos
de hacerla desaparecer, lo único que hace es permitir que siga afectando
negativamente a los jóvenes que padecen el acoso. El primer paso para combatir
el bullying es aceptar que existe y entender de qué se trata.
Comprender de qué se trata el bullying, qué tipos de acoso escolar existen, cómo
se manifiesta, sus causas y consecuencias es la mejor manera para combatirlo.
Ignorar la problemática o creer que son conductas propias de los adolescentes es
un grave error. Negar el bullying es la peor estrategia posible si lo que se quiere es
prevenirlo. A continuación, algunos apuntes para comprender este flagelo.
La promoción del diálogo, el respeto por el otro y la tolerancia de unos con otros
requiere tanto de la escuela como de los padres. La convivencia escolar, factor
clave en la proliferación (o no) de situaciones de bullying, no puede reducirse a
sancionar normas de comportamiento y aplicar castigos cuando no son
respetadas. Es responsabilidad de la institución escolar ir más allá de eso. Por
ejemplo, poniendo en práctica hábitos democráticos o trabajando en las
asignaturas contenidos relacionado al bullying desde distintos enfoques.
Los especialistas en educación coinciden en proponer una serie de estrategias
para atacar, o al menos paliar, el acoso escolar:
Hoy en día, no hay acuerdos unánimes sobre por qué se produce el bullying y
cómo prevenirlo efectivamente. Sin embargo, no es verdad que sea una causa
perdida. Lo que sí sabemos es que esta problemática no puede quedar librada al
azar. Mucho menos creer que el paso del tiempo cicatrizará las heridas que
produce en agresores y víctimas. Familia, directivos y docentes deben unir
esfuerzos para combatir este flagelo.