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Leyenda del progreso mexicano

Cuando recién conocemos a alguien, es muy común que surja la pregunta: “háblame de ti”. Es
recurrente hablar de nuestros estudios, trabajo o hobbies. Pero en realidad ¿eso responde la
pregunta? ¿nosotros mismos somos conscientes de quiénes somos? Si me lo preguntan, me
atrevo a decir que es imposible conocernos perfectamente a nosotros mismos, mucho menos a
los demás. Partiendo del hecho de que no es factible recordar todas nuestras vivencias. Aunque,
no todo es desesperanzador porque una gran parte de conocernos es jugar con nuestras creencias,
gustos, cuestionar nuestros sentimientos y pensamientos.

Hablando particularmente de mí. Comenzaría por contar que siempre me apasionaron las
matemáticas y de la mano tuve una afinidad a estas. Es por ello que me guie por estudiar una
ingeniería o algo muy concentrado con este tema. Para mi la ingeniería civil es una carrera
fundamental, es decir, esta surgió de la necesidad de nosotros como seres humanos de trascender,
innovar y dejar un legado de nuestro paso por el tiempo. Desde la preparatoria me imagine como
una gran ingeniera dirigiendo grandes obras con el objetivo de contribuir a mi país y ser una gran
inspiración para la siguiente generación de niñas mexicanas que, lamentablemente por la
situación de México ven muy lejano este sueño. A partir de ahí, me dediqué a prepararme para
mi examen de admisión al Tec de Monterrey con el objetivo de obtener una beca sobresaliente
para poder pagar mis estudios universitarios.

Afortunadamente, logré mi sueño, aunque claramente de no ser por mi familia y toda la gente
que amo, esto no hubiera sido posible. Mi paso por la universidad ha estado lleno de obstáculos,
empezando por los económicos y finalizando con los retos de dificultad de mis materias de la
carrera. Sin embargo, en los momentos difíciles siempre recuerdo que debo tener fuerza de
voluntad y que todo es posible con esfuerzo y dedicación. Una vez terminada la carrera, mi plan
es incorporarme a la industria de la consultoría en una de las mejores consultoras del mundo. Es
un proceso de selección muy complejo y el trabajo, ni se diga, es muy demandante. Sin embargo,
considero que sería una gran satisfacción para mi lograr unirme a este mundo por los problemas
inmensos a los que se enfrentan los consultores, el ambiente tan dinámico que viven y las
soluciones fuera de serie que tienen que imaginar trabajando en equipo. Estoy segura de que
puedo lograrlo, creo en mí, solo es cuestión de tomar este tiempo para prepararme en esta recta
final.

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